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DERECHO CONSTITUCIONAL
Convocatoria de 2018

TEMA 1
Fecha: 26 enero 2019.
3156 palabras – 14:01.

Sumario:

1. La Constitución española de 1978: estructura y caracteres.


2. Los valores superiores y principios constitucionales.
3. La Constitución y el sistema de fuentes.
4. Los tratados internacionales y su posición en el sistema de fuentes.
5. La reforma constitucional.

1. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978: ESTRUCTURA Y


CARACTERES.

La Constitución española es el resultado del proceso constituyente iniciado en España con las
elecciones de 1977, que culminó con la aprobación del texto por las Cortes el 31 de octubre de 1978 y su
aprobación por referéndum el 6 de diciembre. Fue sancionada el 27 de diciembre y publicada el 29, día en el
que entró en vigor.

I. Estructura.

La Constitución se compone de:

— 169 artículos,

— 4 disposiciones adicionales,

— 9 disposiciones transitorias,

— 1 disposición derogatoria,

— y 1 disposición final.

Está dividida en un título preliminar y 10 títulos:

1.º De los derechos y deberes fundamentales. Tiene 5 capítulos:

1.º De los españoles y extranjeros.

2.º Derechos y libertades.

3.º De los principios rectores de la política social y económica.


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4.º De las garantías de las libertades y derechos fundamentales.

5.º De la suspensión de los derechos y libertades.

2.º De la Corona.

3.º De las Cortes Generales. Tiene 3 capítulos:

1.º De las Cámaras.

2.º De la elaboración de las leyes.

3.º De los tratados internacionales.

4.º Del Gobierno y de la Administración.

5.º De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales.

6.º Del Poder Judicial.

7.º Economía y Hacienda.

8.º De la organización territorial del Estado. Tiene 3 capítulos:

1.º Principios generales.

2.º De la Administración local.

3.º De las comunidades autónomas.

9.º Del Tribunal Constitucional.

10.º De la reforma constitucional.

II. Caracteres.

Los rasgos esenciales de la Constitución son su carácter democrático, monárquico, autonomista y


garantista:

1) Carácter democrático:

— El artículo 1.1 dice: «España se constituye en un Estado social y democrático de


derecho…».

El Estado de derecho significa la sumisión del poder a la ley. El Estado social de


derecho significa un paso más, pues añade al contenido de la ley exigencias éticas y de justicia.

— El artículo 1.2 establece: «La soberanía nacional reside en el pueblo español, del
que emanan los poderes del Estado».

2) Carácter monárquico. «La forma política del Estado español es la monarquía


parlamentaria» (artículo 1.3). Se trata no de una forma de Estado, sino de una forma de gobierno.
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3) Carácter autonomista. Según el artículo 2: «La Constitución se fundamenta en la


indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de los españoles, y reconoce y garantiza
el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

La Constitución opta por tanto por un modelo descentralizado de forma de Estado.

4) Carácter garantista. El artículo 53.2 dice: «Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela
de las libertades y derechos reconocidos en el artículo 14 y la sección 1.ª del capítulo II [del título I] ante los
tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su
caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Este último recurso será aplicable a la
objeción de conciencia reconocida en el artículo 30»1.

5) Constitución de consenso. Muchos autores, como Óscar ALZAGA, señalan también que la
constitución es un código abierto, pues, aunque es una constitución rígida, por su dificultad de reforma, es
abierta, porque remite a la ley para completar algunos aspectos (tales como la organización de las comunidades
autónomas o el desarrollo de los derechos). Se habla de una constitución de consenso, que implica que la
Constitución regula solo el mínimo en que existía acuerdo en el momento de su aprobación.

2. LOS VALORES SUPERIORES Y LOS PRINCIPIOS


CONSTITUCIONALES.

I. Valores superiores.

El artículo 1.1 dice: «España se constituye en un Estado social y democrático de derecho, que propugna
como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político».

1. Libertad.

El valor libertad tiene dos grandes dimensiones:

a) Dimensión organizativa. Desde el punto de vista organizativo, la libertad es la raíz de una


serie de exigencias que se despliegan en la propia Constitución, que son:

1) soberanía popular,

2) tolerancia,

3) elección de los gobernantes por sufragio universal,

4) separación de poderes,

5) y reconocimiento y protección de los derechos fundamentales.

1
Estos cuatro caracteres son los que da Carperi. Se les ha preguntado de qué manual los han sacado, y no lo han dicho (han tomado nota, según ellos).
El problema es que esto de los caracteres es muy opinable, y es necesario dar la referencia del autor que da esos caracteres.
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b) Dimensión en relación con el estatus de las personas en esa organización. Desde este
punto de vista, el valor libertad se realiza desde varias perspectivas:

1.º La libertad-autonomía, que supone la creación de condiciones jurídicas para que


la persona tenga un ámbito de actuación social sin interferencias de otras personas, de los grupos sociales y
del Estado. Se plasma en la Constitución a través de los derechos y libertades del título I.

2.º La libertad-participación, en cuya virtud se favorece la intervención de los


ciudadanos en la organización del poder y en la creación de las normas.

3.º La libertad-prestación, por la cual el Estado tiene la obligación de realizar


conductas positivas, para facilitar la libertad.

2. Justicia.

La justicia no es un valor claramente identificable en abstracto:

— Cuando se dice que la justicia es dar a cada uno lo suyo, no se dice qué es lo suyo de cada
cual.

— Cuando se identifica la justicia con acoplamiento social, no se dice cómo debe hacerse ese
acoplamiento.

— Y cuando se identifica la justicia con el derecho natural, tampoco se responde cuál es el


contenido de ese derecho natural.

KELSEN identificaba la justicia con los contenidos de la libertad del sistema democrático, con lo que
la justicia no añadiría ningún contenido propio como valor superior.

El Tribunal Constitucional también ha hecho un uso escaso y confuso del valor justicia:

— En algunas ocasiones la ha identificado con la equidad, con la justicia del caso concreto,
pero entonces no se trata de un valor superior, sino de un instrumento de los jueces para incorporar a sus
resoluciones criterios de moralidad.

— Y en otras resoluciones la ha identificado con la igualdad.

Por ello, PECES-BARBA señalaba que la inclusión de la justicia entre los valores superiores tiene un
carácter superfluo, porque, o es sinónimo de libertad o igualdad, o bien su utilización por los tribunales puede
producir más problemas de los que resuelve.

3. Igualdad.

La Constitución se refiere a la igualdad en diversas ocasiones:

1) El artículo 1.1 considera la igualdad como un valor superior del ordenamiento jurídico.

2) Artículo 9.2: «Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la
libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas, remover los
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obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida
política, económica, cultural y social».

3) Artículo 14: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social».

4. Pluralismo político.

El pluralismo político supone la concurrencia de varios partidos políticos. En consecuencia, reconoce


la existencia de diferentes opciones políticas, con la posibilidad de convertirse en poder.

El valor superior del pluralismo político tiene su más directa aplicación en el reconocimiento que se
hace en el artículo 6 de la función de los partidos políticos, que dice que los partidos «expresan el pluralismo
político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para
la participación política. […]».

II. Principios constitucionales.

Se encuentran principios constitucionales a lo largo de toda la Constitución (tales como el principio


de igualdad [artículo 14], el principio de progresividad en el ámbito tributario [artículo 31.1], etc.).

Según el TC, los principios constitucionales son una concreción de los valores superiores del
ordenamiento, y entre ellos existe una relación de instrumentalidad, ya que cada principio tiene sentido en
la medida que sirva para promover los valores superiores.

Los principios constitucionales más importantes son los enunciados en los apartados 1 y 3 del
artículo 9:

a) El apartado 1 del artículo 9 establece el principio de vinculación a la Constitución o


principio de constitucionalidad, en cuya virtud: «Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico». Esto supone la vigencia normativa directa y general de la
Constitución, que hace de ella, en muchos casos, una norma de aplicación inmediata, sin necesidad de
legislación de desarrollo.

b) El apartado 3 del mismo artículo 9 proclama: «La Constitución garantiza el principio de


1
legalidad, la 2jerarquía normativa, la 3publicidad de las normas, la 4irretroactividad de las disposiciones
sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la 5seguridad jurídica, la 6responsabilidad
y la 7interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos».

De todos ellos, conviene detenerse en los siguientes:

— Principio de legalidad: aunque rige para todos los poderes públicos, el


artículo 103.1 lo individualiza para la Administración, al decir que actúa con sometimiento pleno a la ley y al
derecho; y los tribunales controlan la potestad reglamentaria y la legalidad de la actuación administrativa
(artículo 106.1). Y el artículo 117.1 dice que el Poder Judicial está servido por jueces y magistrados, sometidos
al imperio de la ley (entendida la palabra ley como sinónimo del derecho). Y el artículo 53.1 dice: «Los
derechos y libertades reconocidos en el capítulo II del presente título [el título I] vinculan a todos los poderes
públicos. […]».
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— Irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o


restrictivas de derechos individuales: las demás sí pueden ser retroactivas. Esta prevención se completa con
el artículo 2.3 del CC, que dice: «Las leyes no tendrán efecto retroactivo si no dispusieren lo contrario».

— Responsabilidad de los poderes públicos: el artículo 106.2 de la CE atribuye a


los particulares el derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran como consecuencia del
funcionamiento de los servicios públicos; y el 121 les atribuye el derecho a ser indemnizados por los daños
sufridos por error judicial o funcionamiento anormal de la Administración de Justicia.

— Interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos: en relación con la


Administración, el artículo 103.1 dice que sirve con objetividad los intereses generales, y el 103.3 remite a la
ley la regulación del estatuto de los funcionarios públicos, que, entre otras cosas, debe establecer las garantías
para la imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.

3. LA CONSTITUCIÓN Y EL SISTEMA DE FUENTES.

El artículo 1.1 del Código Civil establece: «Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley,
la costumbre y los principios generales del derecho».

Cuando el código habla de la ley, por tal se refiere a toda norma escrita; pero dentro de ese concepto
amplio la Constitución introdujo algunas modificaciones, que sintéticamente son:

1.º Es la fuente suprema del ordenamiento jurídico, tal y como señala el artículo 9.1. Y el
artículo 5.1 de la LOPJ dice: «La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico, y vincula a
todos los jueces y tribunales, quienes interpretarán y aplicarán las leyes y los reglamentos según los preceptos
y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones
dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos».

2.º La incorporación de las leyes orgánicas, reservadas para el desarrollo de determinadas


materias, que se relacionan con las demás leyes por el principio de competencia.

3.º La posibilidad de que el Gobierno dicte normas con rango de ley, que son los decretos
legislativos y los decretos-leyes (artículos 82 a 86).

4.º La posibilidad de que las comunidades autónomas dicten leyes, que tienen el mismo
rango que las leyes estatales, y que se relacionan entre ellas por el principio de competencia.

5.º La posibilidad de celebrar tratados internacionales.

6.º La posibilidad de que a través de tratados se atribuya a organizaciones internacionales


el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución, que sirvió para la incorporación a la Unión
Europea, cuyo ordenamiento jurídico se aplica en España.

7.º El reconocimiento de los convenios colectivos como fuente de producción de normas


laborales (artículo 37.1).
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4. LOS TRATADOS INTERNACIONALES Y SU POSICIÓN EN EL


SISTEMA DE FUENTES.

I. Los tratados internacionales.

1. Concepto y regulación.

La Ley 25/2014, de 27 de noviembre, de Tratados y otros Acuerdos Internacionales, siguiendo el


concepto ofrecido por la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados de 23 de mayo de 1969,
define el tratado internacional como aquel acuerdo internacional celebrado por escrito entre España y otro u
otros sujetos de derecho internacional, y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único
o en dos o en más instrumentos conexos, y cualquiera que sea su denominación (artículo 2.a).

Además de la Ley 25/2014 y la convención, el capítulo III del título III de la Constitución contiene
normas relativas a ellos (artículos 93 a 96).

2. Clases de tratados.

Con arreglo a la Constitución, cabe distinguir en el ordenamiento español tres tipos de tratados:

1.º Tratados por los que se atribuyen competencias constitucionales a una organización
internacional (artículo 93). Son los previstos en el artículo 93, que establece: «Mediante ley orgánica se podrá
autorizar la celebración de tratados por los que se atribuya a una organización o institución internacional el
ejercicio de competencias derivadas de la Constitución. Corresponde a las Cortes Generales o al Gobierno,
según los casos, la garantía del cumplimiento de estos tratados y de las resoluciones emanadas de los
organismos internacionales o supranacionales titulares de la cesión». Fue utilizado para la incorporación a la
Unión Europea o a la Corte Penal Internacional.

2.º Otros tratados para cuya celebración el Gobierno requiere la previa autorización de
las Cortes Generales (artículo 94.1). A ellos se refiere el artículo 94.1: «La prestación del consentimiento
del Estado para obligarse por medio de tratados o convenios requerirá la previa autorización de las Cortes
Generales en los siguientes casos:

a) tratados de carácter político,

b) tratados o convenios de carácter militar,

c) tratados o convenios que afecten a la integridad territorial del Estado o a los


derechos y deberes fundamentales establecidos en el título I,

d) tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda


pública,

e) tratados o convenios que supongan [la] modificación o derogación de alguna ley o


exijan medidas legislativas para su ejecución».

También pueden incluirse en este grupo los tratados de paz, porque el artículo 63.3 establece:
«Al rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz».
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3.º Restantes tratados (artículo 94.2). Son concluidos por el Gobierno, que deberá informar
inmediatamente al Congreso y al Senado (artículo 94.2).

3. Aplicabilidad (artículo 96.1).

Según el artículo 96.1: «Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados
oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno. Sus disposiciones solo podrán ser derogadas,
modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales
del derecho internacional»2.

II. Su posición en el sistema de fuentes.

De la Constitución no se deduce con claridad la posición de los tratados.

Doctrinalmente se han sostenido varias posturas, pero la mayoritaria, seguida por autores como
ÁLVAREZ CONDE o DÍEZ DE VELASCO, sostiene que, a tenor del artículo 95 de la Constitución (que dice que
la celebración de tratados internacionales que contengan estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá
la previa revisión constitucional), el 96, y el artículo 27.2 de la LOTC (que dice que los tratados están sujetos
al control de la constitucionalidad), para el derecho interno los tratados son normas inferiores a la
Constitución, pero superiores al resto de fuentes internas. Sin embargo, el derecho internacional proclama que
los tratados están por encima de todas las fuentes internas, incluida la constitución; el artículo 27 de la
Convención de Viena impide alegar una norma nacional para justificar el incumplimiento de los tratados3.

La Ley 25/2014 dispone: «Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales válidamente
celebrados y publicados oficialmente prevalecerán sobre cualquier otra norma del ordenamiento interno en
caso de conflicto con ellas, salvo las normas de rango constitucional» (artículo 31). Sin embargo, no resuelve
la problemática, dado que esta ley, como ley que es, no impide que una ley disponga otra cosa en el futuro.

En cuanto a las normas de la UE, el TJUE y el TC español han dicho reiteradamente que el principio
de primacía, que rige en el derecho de la Unión, impone la superioridad de las normas de la Unión sobre las
nacionales en las materias que son de la competencia de la Unión, cualquiera que sea su rango, incluida la
propia Constitución y los demás tratados.

2
Los artículos 1.5 del Código Civil y 23.3 y 24.1 de la Ley 25/2014 dicen que los tratados internacionales formarán parte del ordenamiento jurídico
interno una vez publicados íntegramente en el Boletín Oficial del Estado, lo que incluye la necesidad de publicar su instrumento de ratificación (dado
que España —y la mayoría de países en realidad— sigue, según Antonio FERNÁNDEZ TOMÁS, el sistema de la firma y la ratificación, como dos
declaraciones de voluntad del Estado que intervienen sucesivamente, de modo que la firma por sí sola no basta para comprometer al Estado).
Los efectos se producen desde la fecha que el tratado determine o, en su defecto, a partir de la fecha de su entrada en vigor (artículo 28.2 de la
Ley 25/2014), si bien cabe la aplicación provisional de un tratado antes de su entrada en vigor (salvo los del artículo 93 de la CE), pero condicionada
igualmente a la previa publicación (artículos 15 y 23.2 de la Ley 25/2014).
En todo caso, los tratados internacionales serán de aplicación directa, a menos que de su texto se desprenda que dicha aplicación queda condicionada
a la aprobación de las leyes o disposiciones reglamentarias pertinentes (artículo 30.1 de la Ley 25/2014).
3
Otras posturas son:
— SANTAMARÍA PASTOR: sostiene que son normas jurídicas con rango de ley, si bien no del todo equiparables a las leyes, dado su peculiar
procedimiento de modificación o derogación.
— GARCÍA DE ENTERRÍA: sostiene que, a la luz del artículo 94 de la CE, pueden y deben ser tenidos como leyes.
Pero tienen poco interés; hoy la mayoría aplastante opina como Á LVAREZ CONDE.
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5. LA REFORMA CONSTITUCIONAL.
T10 CE – Arts. 166-169.

Se regula en el título X de la Constitución (artículos 166 a 169).

I. Iniciativa (artículo 166).

La iniciativa de reforma constitucional se reserva, según el artículo 166 (que se remite a los apartados 1
y 2 del artículo 87):

— al Gobierno,

— al Congreso,

— al Senado,

— y a las asambleas de las comunidades autónomas.

II. Procedimientos de reforma.

La Constitución establece dos procedimientos de reforma constitucional con distinto grado de rigidez
según la materia a la que afecte la reforma: el ordinario y el agravado.

1. Procedimiento ordinario (artículo 167).

Se regula en el artículo 167, que dispone:

1. «Los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por una mayoría de 3/5
de cada una de las cámaras. Si no hubiera acuerdo entre ambas, se intentará obtenerlo mediante la creación de
una comisión de composición paritaria de diputados y senadores, que presentará un texto que será votado por
el Congreso y el Senado.

2. De no lograrse la aprobación mediante el procedimiento del apartado anterior, y siempre


que el texto hubiere obtenido el voto favorable de la mayoría absoluta del Senado, el Congreso, por mayoría
de 2/3, podrá aprobar la reforma.

3. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su
ratificación cuando así lo solicite, dentro de los 15 días siguientes a su aprobación, una décima parte de los
miembros de cualquiera de las cámaras».

La Constitución solo se ha reformado dos veces, las dos a través de este procedimiento, en 1992 (para
modificar el artículo 13.2) y en 2011 (para modificar el 135).
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2. Procedimiento agravado (artículo 168).

Se regula en el artículo 168, que dispone:

1. «Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al


título preliminar, al capítulo 2.º, sección 1.ª, del título I [relativo a los derechos fundamentales y libertades
públicas], o al título II [relativo a la Corona], se procederá a la aprobación del principio por mayoría de 2/3
de cada cámara y a la disolución inmediata de las Cortes4».

Por revisión total de la Constitución ha de entenderse aquella que afecte en forma relevante a
todas sus partes, aunque pueda quedar algún precepto sin cambio.

2. «Las cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto
constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de 2/3 de ambas cámaras.

3. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su
ratificación».

III. Exclusiones (artículo 169).

Finalmente: «No podrá iniciarse la reforma constitucional en tiempo de guerra o de vigencia de alguno
de los estados previstos en el artículo 116» (estados de alarma, excepción o sitio) (artículo 169).

4
Ojo: no menciona el art. 14, cuya reforma se rige por el art. 166. Se preguntó en [2017]. Se confunde fácilmente con el art. 53.2, que sí menciona
específicamente el art. 14.

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