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Jesús Caldera Ynfante, PhD

EL BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD:
UNA HERRAMIENTA HERMENEÚTICA PARA LA GARANTÍA Y
DEFENSA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES1

Jesús E. Caldera Ynfante. 2

Resumen: Analiza como la Corte Constitucional de Colombia, incorpora el


constitucionalismo multinivel o supranacional a través del mecanismo hermeneútico
del Bloque de Constitucionalidad. Ello, en un intento por darle completitud y hacer
efectiva la protección de los derechos humanos fundamentales y asegurar -en
consonancia con las tendencias doctrinales superadoras de la visión autosuficiente o
hermética del ordenamiento jurídico interno- el plexo de derechos humanos
fundamentales consagrados en el texto de la Constitución Nacional y en el derecho
convencional internacional sobre la materia. Para el autor, a partir de la experiencia
colombiana -también venezolana- donde la Corte Constitucional efectúa control
de constitucionalidad de las leyes -vía acción popular- el Bloque de
Constitucionalidad puede definirse así:

1El presente trabajo corresponde a ciertas notas de actualización de contenido de la ponencia


presentada originalmente, por el autor, en la ciudad de Santiago de Cali, Colombia, el 23 de mayo
de 2012 en el marco del Tercer Congreso colombiano de Derecho Procesal Constitucional y del
Segundo encuentro de la Asociación Mundial de Justicia Constitucional.

2 Jurista, catedrático y líder político venezolano fromado en el humanismo cristiano. Doctor en Derecho
por la Universidad Santo Tomás. Estudios de posdoctorado (en curso) sobre Estado, Políticas Públicas
y Paz Social, URBE, Maracaibo, Venezuela. Abogado y Magister Scientiarum en Desarrollo Regional
por la Universidad de los Andes (Venezuela). Título de abogado convalidado, desde el 2008, en la
República de Colombia. Especialista en Derecho Sustantivo y Contencioso Constitucional por la
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Profesor de derecho constitucional, derecho constitucional
económico y mecanismos de protección de DDHH ante instancias internacionales. Profesor de
postgrados en la Pontificia Universidad Santo Tomás, Javeriana y Universidad Libre. Profesor invitado
de la Escuela de Derecho, Universidad de Burgos, España, Universidad de Belgrano, Argentina y la
Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana. Docente Investigador, categoría
Asociado, del Grupo de Investigación: “Persona, Instituciones y Exigencias de Justicia” código
COL0120899 con Categoría A1, según la Convocatoria 833 de 2019 de Colciencias, vinculado al
Centro de Investigaciones Socio Jurídicas de la Universidad Católica de Colombia (CISJUC). Integrante
de la Asociación Colombiana de Derecho Procesal Constitucional; Asociación Mundial de Justicia
Constitucional; Asociación Argentina de Justicia Constitucional y del Centro de Estudios Sociales y
Jurídicos del Sur de Europa. Aspiró a la Presidencia de la República en Venezuela (2006). Refugiado
político en Colombia desde 2007. Blog: www.jesuscaldera.com Contacto: jecaldera@ucatolica.edu.co
/ primochucho@gmail.com

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Jesús Caldera Ynfante, PhD

Es una herramienta de la hermenéutica jurídica que considera como


parte material de la Constitución y le atribuye jerarquía constitucional,
en el orden jurídico interno, a ciertas normas supranacionales del
derecho convencional contenidas en tratados, convenios o pactos
internacionales sobre derechos humanos, reconocidos por el
Constituyente o por remisión de la Constitución, con la finalidad de
garantizar y proteger la efectividad de los derechos fundamentales y
asegurar la constitucionalidad de las leyes que integran el
ordenamiento normativo de un determinado país.

THE CONSTITUTIONALITY BLOCK AS A HERMENEUTIC TOOL FOR THE


PROTECTION OF FUNDAMENTAL RIGHTS:

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Jesús Caldera Ynfante, PhD

AN APPROXIMATION TO THE STUDY OF ITS CONTRIBUTIONS FROM THE


CONSTITUTIONAL PROCEDURAL LAW

Summary: Analyze how the Constitutional Court of Colombia incorporates multilevel


or supranational constitutionalism through the hermeneutic mechanism of the
Constitutionality Block. This, in an attempt to give it completeness and make effective
the protection of fundamental human rights and ensure - in line with the doctrinal
tendencies that overcome the self-sufficient or hermetic vision of the domestic legal
system - the plexus of fundamental human rights enshrined in the text of the National
Constitution and in international conventional law on the subject. For the author, from
the Colombian experience - also Venezuelan - where the Constitutional Court carries
out constitutionality control of the laws - via popular action - the Constitutionality Block
can be defined as follows. The Constitutionality Block “It is a tool of legal hermeneutics
that considers as a material part of the Constitution and attributes constitutional
hierarchy, in the domestic legal order, to certain supranational norms of conventional
law contained in international human rights treaties, conventions or covenants,
recognized by the Constituent or by remission of the Constitution, with the purpose of
guaranteeing and protecting the effectiveness of fundamental rights and ensuring the
constitutionality of the laws that integrate the regulatory system of a given country.”

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INDICE

1.- Concepto de Bloque de Constitucionalidad. Su construcción jurisprudencial


como mecanismo de protección del orden constitucional y de los derechos
humanos en sede de justicia constitucional. Referencias a sus orígenes en el
derecho comparado y su configuración en Francia, Colombia, España y Perú.

2.- El concepto de BC en strictu sensu y latu sensu y algunos países en que se


presenta.

3.- Elementos convergentes y divergentes del Bloque de Constitucionalidad en


los países comparados.

4.- Elementos problemáticos de la adopción del BC.

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1.- CONCEPTO DE BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD (BC). SU


CONSTRUCCION JURISPRUDENCIAL COMO MECANISMO
HERMENEÚTICO DE PROTECCION DEL ORDEN CONSTITUCIONAL Y
DE LOS DERECHOS HUMANOS EN SEDE DE JUSTICIA
CONSTITUCIONAL. REFERENCIAS DE DERECHO COMPARADO EN
FRANCIA, ESPAÑA Y PERÚ.
Hoy, la Constitución nacional no es un texto hermético, cerrado, autosuficiente
ni autorreferente. No es ajena a la evolución del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos ni del Derecho Internacional Humanitario. La Constitución
está en sintonía con normas supranacionales del derecho convencional
contenidas en tratados, convenios y pactos internacionales sobre derechos
humanos3 y es permeable también a decisiones de organismos judiciales (Corte
Interamericana de Derechos Humanos -Corte IHD en adelante- o la Corte
Europea de Derechos Humanos, por ejemplo) o instancias convencionales
(verbigracia, Comité de Derechos Civiles y Políticos/ONU) o
extraconvencionales estatuidas en los sistemas regionales o el sistema global
para la protección de los mismos en lo que se ha denominado el
constitucionalismo multinivel o constitucionalismo supranacional que se basa en
la interpretación funcional, sistemática e integradora de tales normas foráneas,
dándoles cabida y aplicación, con idéntica (o superior) jerarquía a la Constitución
nacional por parte de los tribunales constitucionales del país de que se trate.
Es evidente que existen derechos fundamentales estatuidos más allá o fuera del
texto de la Constitución nacional de un país determinado. El BC es posible
porque la interpretación constitucional es reflejo de un diálogo normativo fecundo
entre derecho constitucional interno y derecho convencional para la aplicación
del derecho y la vigencia de los derechos fundamentales.
Razones jurídicas, institucionales y políticas que justifican la
implementación del BC: El BC, signo del derecho constitucional y del procesal
constitucional actuales, se nutre, adicionalmente, de ciertas premisas cardinales

3 Cfr. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, la Convención Interamericana de


Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos Sociales y Culturales, Convención Internacional de los Derechos del Niño, entre
otros.
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a nivel de Colombia y de modo creciente mediante la aplicación o adjudicación


del derecho en los países de occidente tomando como punto de partida:
i) El reconocimiento de la dignidad humana4 como un pilar axiológico y
normativo fundamente del Estado democrático constitucional y sustento
normativo, ontológico y axiológico de los derechos fundamentales5 en
tanto es reconocida como valor, principio y regla constitucional y tiene una
aplicación específica en la pragmática constitucional, según la
funcionalidad de su goce efectivo, porque permite a la persona la libre
elección y realización de un proyecto de vida valioso, contar con medios
materiales acordes para una existencia decente y vivir sin daños, libre de
miedos y temores, contando con oportunidades que le permiten a la
persona humana realizar a plenitud sus capacidades y talentos,
alcanzando florecimiento humano, es decir, felicidad individual, lo que le
permite contribuir al bien común en una democracia reconocida como un
derecho fundamental de toda persona humana;6
ii) La dignidad humana, como derecho fundamental, tiene asidero en el
artículo 1º de la Constitución Nacional colombiana y, a nivel internacional,

4 Véase sentencia T-223 de 2007 de la Corte Constituconal: “DIGNIDAD HUMANA-Concepto que ha


recogido la Corte Constitucional. El concepto de dignidad humana que ha recogido la Corte
Constitucional únicamente se explica dentro del sistema axiológico de la Constitución y en función del
mismo sistema. Así las cosas, la elevación a rango constitucional de la “libertad de elección de un plan
de vida concreto en el marco de las condiciones sociales en las que el individuo se desarrolle” y de “la
posibilidad real y efectiva de gozar de ciertos bienes y de ciertos servicios que le permiten a todo ser
humano funcionar en la sociedad según sus especiales condiciones y calidades, bajo la lógica de la
inclusión y de la posibilidad de desarrollar un papel activo en la sociedad”, definen los contornos de lo
que se considera esencial, inherente y, por lo mismo inalienable para la persona, razón por la cual se
traduce en derechos subjetivos (entendidos como expectativas positivas (prestaciones) o negativas)
cuyos contenidos esenciales están sustraídos de las mayorías transitorias.”
5 Véase sentencia T-223 de 2007 de la Corte Constituconal: “DERECHOS FUNDAMENTALES-
Existencia de consensos en torno a la naturaleza de fundamental. La existencia de consensos (en
principio dogmática constitucional) en torno a la naturaleza fundamental de un derecho constitucional
implica que prima facie dicho derecho se estima fundamental en sí mismo. Ello se explica por cuanto
los consensos se apoyan en una concepción común de los valores fundantes de la sociedad y el
sistema jurídico. Así, existe un consenso sobre el carácter fundamental del derecho a la vida, a la
libertad y a la igualdad. Los consensos sobre la naturaleza fundamental de estos derechos claramente
se explica por la imperiosa necesidad de proteger tales derechos a fin de que se pueda calificar de
democracia constitucional y de Estado social de derecho el modelo colombiano. No sobra indicar que,
en la actual concepción de dignidad humana, estos derechos son requisitos sine qua non para predicar
el respeto por dicho valor.”

6En Argentina se ha desplegado la tesis del principio de centralidad de persona humana. Cfr. Bidart
Campos y otros, La Constitucionalización de las falacias, Bogotá, Temis, 2005, pp. 39-40.

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encuentra sustentación regulatoria vinculante en a) el preámbulo de la


Convención Interamericana sobre Derechos Humanos expresa que:
“Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del
hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como
fundamento los atributos de la persona humana. Razón por la cual
justifican una protección internacional, de naturaleza convencional
coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los
Estados americanos.” Los artículos 5, 6 y 11 de dicha Convención
reconocen y protegen la dignidad inherente a la persona humana; b) El
Preámbulo de la Declaración Universla de los Derechos Humanos
expresa: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo
tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los
derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia
humana”; c) El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su
preámbulo, reza: “Considerando que, conforme a los principios
enunciados en la Carta de las Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la
paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad
inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos
iguales e inalienables” enunciado vinculante recnocido, en idéntico sentido
normativo, en d) el preámbulo del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales.
iii) La convicción reforzada acerca de la utilidad del concepto Estado
democrático constitucional -superación del Estado de derecho- basado
en el deber del Estado de promover, asegurar, proteger y garantizar la
efectividad de los DDHH,7 teniendo como presupuesto normativo los
principios, valores y reglas derivados de la regulación contenida en el
derecho convencional (tratados, pactos, acuerdos, decisiones de
órganos judiciales o cuasijudiciales regionales o internacionales) para
la protección de los DDHH;

7Con mayor énfasis luego de la segunda postguerra y luego de la caída de los sistemas de gobierno
autoritarios basados en la ideología comunista que inició con el derrumbamiento del muro de Berlín
en 1989.
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iv) La generalizada aceptación y progresivo reconocimiento constitucional


y convencional por los agentes judiciales nacionales acerca de la
cualidad de fundamentalidad que caracteriza a todos los derechos
humanos, según la teoría de la integralidad de los DDHH -incardinada
en la Declaración y Plan de Acción de Viena de 1993 de la ONU- que
ordena a los Estados garantizar la promoción y garantía de
satisfacción complementaria y sinérgica de todos los DDHH, para
todas las personas humanas, dada la cualidad de interrelación,
interdependencia, indivisibilidad y universalidad que caracteriza el
reconocimiento y goce efectivo de los mismos al interior de los Estados
parte de los convenios que imponen las normas internacionales sobre
DDHH, y;
v) El reconocimiento de que la vigencia efectiva de los derechos humanos
fundamentales es factible mediante la preponderancia del derecho
material sobre formalidades no relevantes y su interpretación más
favorable a través de la aplicación concreta de los principios pro homine,
pro actione, indubio pro eperario o favor debilitis;
vi) La configuración de cláusulas de remisión o reenvío, representadas en
aquellas normas que, de manera diáfana y clara, textualmente remiten a
la aplicación de normas convencionales regionales o internacionales
sobre DDHH otorgándoles una jerarquía prevalente o equipara a la de
misma normativa constitucional, reconociéndoles carácter normativo
vincualnte, sirviendo de pauta para la interpretación y la palicación del
derecho en el ámbito interno siendo, por ende, una de las fuentes del
derecho nacional contenido en tratados, pactos o convenciones
internacionales;8

8 En el caso colombiano, es el artículo 93 de la Carta Política: Los tratados y convenios internacionales


ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohiben su limitación en los
estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes consagrados en esta
Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos
ratificados por Colombia. El Estado Colombiano puede reconocer la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional en los términos previstos en el Estatuto de Roma adoptado el 17 de julio de 1998 por la
Conferencia de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas y, consecuentemente, ratificar este tratado
de conformidad con el procedimiento establecido en esta Constitución. La admisión de un tratamiento
diferente en materias sustanciales por parte del Estatuto de Roma con respecto a las garantías
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vii) La configuración de cláusulas que reconocen derechos innominados,


tácitos o no enumerados, pautando que la falta de indicación expresa
de un derecho en la Constitución no excluyen ni impiden la aplicación de
tales derechos previstos en otros normas, ya sean de rango nacional o
supranacional, o el reconocimiento de otros derechos que surjan -aunque
no estén consagrados expresamente- inherentes a la dignidad de las
persona humana y a la autodeterminación de los pueblos;9
viii) El carácter vinculante de las decisiones de organos judiciales
supranacionales, como la Corte IDH, a través de la aplicación de la figura
de la cosa juzgada internacional de la que derivan efectos vinculantes o
erga onmes para el Estado sometido a las consecuencias de sus
decisiones judiciales en el ámbito interamericano como máxima instancia
judicial continental;
ix) El consenso doctrinario que pacíficamente se tiene de que el BC tiene
entidad propia y es un instrumento de interpretación válido para la vigencia
de los derechos fundamentales independientemente de que haya o no
reconocimiento expreso del mismo por las instancias judiciales nacionales
por estar vinculado a las garantías judiciales del artículo 8 del Pacto de
San José sobre DDHH y las garantías judiciales del artículo 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos;
x) El reconocimiento de la existencia y operatvidad judicial de un doble plano
normativo -constitucionalismo multinivel o supranacional- que converge en
su aplicación, desde la pragmática constitucional, en función de garantizar
derechos fundamentales establecidos a favor de la persona humana a
nivel nacional e internacional.10

contenidas en la Constitución tendrá efectos exclusivamente dentro del ámbito de la materia regulada
en él.
9 En el caso colombiano, es el artículo 93 de la Carta Política: La enunciación de los derechos y
garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no debe
entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren
expresamente en ellos.

10Véanse, por ejemplo: 1) Corte IDH. Caso La Última Tentación de Cristo -Olmedo Bustos y Otros- vs.
Chile: es elocuente, en tal dirección, el fallo del 5 de febrero de 2001 al establecer que (…) “los
derechos esenciales de la persona humana constituyen, dentro del sistema jurídico chileno, un sistema
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En ese contexto, la Corte Constitucional de Colombia, en un intento por darle


completitud al radio de protección de los derechos humanos fundamentales, en
consonancia con las tendencias doctrinales superadoras de la visión
autosuficiente o hermética del plexo de derechos consagrados en el texto de la
Constitución Nacional, ha señalado que “forman parte del bloque de
constitucionalidad aquellas reglas y principios que, sin figurar expresamente en
la Carta, tienen rango constitucional (bloque de constitucionalidad en sentido
estricto) o al menos representan parámetros de constitucionalidad (bloque de
constitucionalidad en sentido lato) que permiten controlar la constitucionalidad
de las leyes y de las normas de inferior jerarquía, por cuanto la propia
Constitución, por medio de cláusulas de remisión, confiere fuerza jurídica
especial a esas reglas y principios.”11

Así, en ejercicio de un genuino acto de ejecución y de aplicación de la ciencia


del derecho procesal constitucional (DPC), ha dicho al respecto la Corte:
“(“E)l control constitucional de una ley deberá verificarse no sólo frente
al texto formal de la Carta, sino también a partir de su comparación con
otras disposiciones con carácter “supralegal” que tienen relevancia
constitucional. En otras palabras, el conjunto de normas que se utilizan
como parámetro para analizar la validez constitucional de las leyes
integra el denominado Bloque de Constitucionalidad.
Por consiguiente, existen ocasiones en las cuales las normas que, por
su naturaleza, se convierten en parámetros para el enjuiciamiento de la
constitucionalidad de una ley, pueden integrar el bloque de
constitucionalidad. Todas las normas que integran el bloque de

de doble fuente: una de carácter interno (…) y otra de carácter internacional que incorpora al
ordenamiento jurídico chileno, al menos, los derechos contenidos en los tratados que el Estado libre,
voluntaria y espontáneamente ha ratificado. Esto implica que el bloque de constitucionalidad está
integrado por los derechos contenidos en los tratados y por los derechos consagrados en la propia
Constitución Política”; 2) Corte IDH. Caso de las Masacres de Mapiripán vs. Colombia, Sentencia de 7
de marzo de 2005, Excepciones Preliminares, señala: (…) “Esas normas estaban vigentes para
Colombia al momento de los hechos, como normativa internacional de la que el Estado es parte y como
derecho interno, y han sido declaradas por la Corte Constitucional de Colombia como normas de jus
cogens, que forman parte del ‘bloque de constitucionalidad’ colombiano y que son obligatorias para los
Estados y para todos los actores armados (…).”

11 Corte Constitucional. Sentencia C- 988 de 2004. M. P. Humberto Sierra Porto.


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constitucionalidad son parámetros de legitimidad constitucional, pero


no por ello gozan de idéntica jerarquía normativa. Así pues, no todos
los contenidos normativos que son parámetros de constitucionalidad,
deban ser modificados de acuerdo con el procedimiento previsto para la
reforma constitucional, pues el proceso de cambio normativo varía
según la naturaleza de cada disposición. Pero, todas las normas que
integran el bloque de constitucionalidad son parámetros necesarios e
indispensables para el proceso de creación de la ley.
Es por ello que la jurisprudencia ha señalado que es posible distinguir
dos sentidos del concepto de bloque de constitucionalidad. El primero:
stricto sensu, conformado por aquellos principios y normas que han sido
normativamente integrados a la Constitución por diversas vías y por
mandato expreso de la Carta, por lo que entonces tienen rango
constitucional, como los tratados de derecho humanitario (C.P. arts. 93
y 103). De otro lado, la noción lato sensu del bloque de
constitucionalidad se refiere a aquellas disposiciones que “tienen un
rango normativo superior a las leyes ordinarias”, aunque a veces no
tengan rango constitucional, como las leyes estatutarias y orgánicas,
pero que sirven como referente necesario para la creación legal y para
el control constitucional.”12
El bloque de constitucionalidad (BC, en lo sucesivo), es una útil herramienta de
interpretación y aplicación en el ámbito del DPC que consiste en ensanchar la
base de sustentación dogmática de los derechos humanos al incorporar al
ordenamiento jurídico un conjunto de normas internacionales (sobre Derecho de
los Derechos Humanos y de Derecho Internacional Humanitario en esencia), y
nacionales (normas contenidas en leyes internas orgánicas o estatutarias, por
ejemplo) que vienen a servir de complemento al texto de los derechos
reconocidos en el articulado de la constitución de 1991.

12Corte Constitucional. Sentencia C-582 de 1999, MP Alejandro Martínez Caballero,


Fundamento 3. En el mismo sentido, ver, entre otras, las sentencias C-191 de 1998 y C-
358 de 1997.
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El BC es, por definición, un mecanismo interpretativo típico del DPC que tiene
sólido asidero de construcción y desarrollo jurisprudencial en cabeza del máximo
interprete de la Carta Política y del juez constitucional aplicado al ejercer el
control de constitucionalidad de las leyes y de las normas de inferior jerarquía
(en el caso privativo de la Corte Constitucional),que funge en instrumento eficaz
de protección constitucional para hacer valer y dotar de eficacia, en sede judicial,
a los derechos, garantías y libertades constitucionales conferidos al ciudadano y
a la persona humana (o jurídica, en ciertos casos), bajo el prisma del Estado
democrático constitucional y de derecho, en el ordenamiento jurídico
colombiano.
El BC, esta referido a aquellas normas y principios que si bien no hacen parte
del texto formal de la Constitución, han sido integrados al texto Superior, por
otras vías distintas a la Asamblea Constituyente de 1991 que expidió la
Constitución colombiana, adoptados mediante la ejecución de procedimientos
legislativos de aprobación en el Congreso Nacional, órgano por excelencia de la
representación popular, que sirven a su vez de medidas de control de
constitucionalidad de las leyes y de normas de inferior jerarquía como tal.
El BC es de manufactura jurisprudencial y su génesis viene de la mano de la
justicia constitucional. Como expresión jurídica ha sido utilizada en décadas
recientes. Un ejemplo de ello lo encontramos en la historia jurídica
norteamericana, en la cual, como es de común conocimiento, las normas y
principios constitucionales en ese país, se derivan de formas más amplias que
su texto constitucional.
Sin embargo, la conceptualización doctrinal precisa que el BC surge en Francia,
gracias a la jurisprudencia del Consejo Constitucional francés en la década de
los setenta y la labor investigativa doctrinal acerca de la justicia constitucional
desarrollada, entre otros, por el profesor Luis Favoreau. 13
Luego esta misma doctrina se extendió a varios países con el fin de que la misma
contribuyera a formalizar y consolidar los Estados constitucionales de Derecho,

13 Cfr. FAVOREAU, Louis. El bloque de constitucionalidad. Revista del Centro de Estudios


Constitucionales, enero-abril de 1990, pp. 45-68. Cfr. FAVOREAU, Louis y RUBIO LLORENTE,
Francisco. El bloque de Constitucionalidad. Cuadernos Civitas. Universidad de Sevilla. España,
1989, p. 20.
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en especial de los países que habían sido víctimas de tiranos, en los que, por
mucho tiempo, los derechos humanos fueron desconocidos. Diversos autores
concuerdan en que el concepto doctrinal acerca del BC más acabado o depurado
es el que considera que este es un conjunto normativo que contiene principios o
disposiciones materialmente constitucionales, fuera del texto de la constitución
documental.
Las prácticas jurídicas del bloque de constitucionalidad han sido objeto de
debate histórico en todo el mundo, por el abuso de algunos jueces en su
aplicación. El BC, en el ámbito de la justicia constitucional, opera en triple rol en
el ordenamiento jurídico, a saber:
1.- En principio, en un punto de partida procesal, en los casos de control de
constitucionalidad de leyes o normas de inferior jerarquía, como herramienta de
interpretación en la justicia constitucional, en desarrollo del DPC y de la
protección de derechos humanos, para sopesar y ponderar la prevalencia
normativa de disposiciones en tensión inmersas en conflictos normativos
positivos entre el ámbito interno frente al internacional cuando están orientadas a
reconocer derechos humanos fundamentales que contienen intereses y
derechos subjetivos puestos en situación de tensión por la legislación
examinada. Allí, la consagración del BC es una de las más importantes
contribuciones de la Constitución de 1991 al sistema jurídico colombiano por la
remisión directa o expresa que en su articulado se hace acerca del valor
constitucional de Tratados, Acuerdos o Convenciones internacionales sobre
derechos humanos en concordancia con las normas internas sobre desarrollo de
los mismos. En el presente ensayo, en apartes siguientes, ahondaremos en citas
concretas algunos aportes de la jurisprudencia constitucional colombiana sobre
el tema.
2.- Un segundo campo de actuación, no menos importante y sucedáneo o
concomitante con el anterior, el BC opera como mecanismo de integración o
complemento de la propia Constitución Nacional, como método interpretativo
complejo (sistemático, funcional, progresivo, pro homine, integrador) cumpliendo
una función esencial como herramienta de recepción del derecho internacional,
garantizando la coherencia de la legislación interna con los compromisos

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exteriores del Estado. Como ya dijimos, esta operación jurisprudencial se lleva a


cabo gracias a las normas de remisión contenidas en la Carta Política para la
recepción de las normas de Derecho internacional sobre derechos humanos en
que hacen parte de Tratados, Convenios o Acuerdos o de resoluciones de
organismos internacionales para la protección de aquellos, ratificados por
Colombia, que adquieran la entidad jurídica requerida para pasar a detentar un
rengo idéntico de jerarquía y eficacia a la norma constitucional interna, a juicio
de la Corte Constitucional, por vía de su recepción y aplicación en el
ordenamiento nacional.
3.- Así mismo, sin menoscabo de lo anterior, en el actual momentum procesal
que transita la justicia constitucional colombiana, con la Corte a la cabeza
liderando este tiempo jurisprudencial, el BC viene cumpliendo una faceta de
mecanismo de refuerzo, completitud o de complemento para la efectiva garantía
de protección los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario a
lo interno del país, en el escenario de la praxis de la justicia constitucional actual,
cuando la persona ejerce acciones constitucionales de tutela o amparo para la
protección de derechos subjetivos individuales o colectivos contenidos en
normas internacionales que ya hacen parte integrante de la Carta Política, cuya
expresión material se traduce en acciones afirmativas para grupos o
comunidades especificas, la declaración del Estado de Cosas Inconstitucional o
redundan en el reconocimiento de derechos fundamentales, con idéntica
jerarquía a los que rielan en el propio texto Superior, a favor de aquellos. Cito,
de seguidas, como verbigracia demostrativo, la situación procesal constitucional
de las comunidades indígenas en cuanto al derecho a la consulta previa.

EL BC COMO MECANISMO INTERPRETATIVO PARA LA PROTECCION DE


DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES - BREVE REFERENCIA AL
DERECHO A LA CONSULTA PREVIA DE LAS COMUNIDADES INDIGENAS
EN CASOS DE AMPAROS CONSTITUCIONALES.
En el actual tiempo constitucional, la adopción y aplicación de la herramienta
interpretativa y aplicativa de normas a que se refiere el BC no es un antojo
caprichoso de la jurisdicción constitucional, en general, ni del último y máximo

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interprete judicial de la Constitución, en particular, sino que guarda estrecha


relación con el desarrollo de la competencia que en materia de protección de los
derechos humanos fundamentales que les encomienda la Norma Superior en el
Estado social de derecho.
Un campo prolijo de casos de tensión dinámica y de conflictos tanto normativos
como de intereses contrapuestos, es el que ha tenido que dirimir la Corte
Constitucional de Colombia cuando ha resuelto asuntos relacionados con
amparos constitucionales sobre el derecho a la consulta previa de las
comunidades indígenas, cuyo desarrollo jurisprudencial es un rico campo de
estudio para quienes pretendan desentrañar los alcances del BC cuando de
darle asidero a derechos fundamentales contenidos en normas internacionales
se trata.
Por su pertinencia y actualidad, sobre este último tópico, traemos a colación la
Sentencia T-693/11 del 23 de septiembre de 2011, Referencia: expediente T-
2.291.201, Magistrado Ponente: Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, contentiva de la
Acción de Tutela instaurada por Marcos Arrepiche en calidad de Gobernador del
Cabildo Indígena Resguardo Turpial - La Victoria contra los Ministerios del
Interior y de Justicia y de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial y la empresa
Meta Petroleum Limited.
Con dicho instrumento procesal de protección constitucional (Tutela), el señor
Marcos Arrepiche, actuando en su condición de Gobernador del Cabildo
Indígena Resguardo Turpial – La Victoria y a través de apoderado judicial,
solicita la protección de los derechos fundamentales a la consulta previa
regulada por el Convenio 169 de la OIT, a otras formas de participación
democrática, a la integridad étnica y cultural de la Nación y a la igualdad de
culturas que conforman la Nación, presuntamente vulnerados por el Ministerio
del Interior y de Justicia, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial y la empresa Meta Petroleum Limited.
El sustento de su solicitud fue el siguiente: El accionante manifiesta que el pueblo
indígena Achagua es una minoría étnica de menos de 1.000 habitantes,
compuesto por un solo caserío ubicado en el Resguardo Turpial La Victoria, en el
municipio de Puerto López, el cual fue erigido mediante Resolución No. 052 de

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1978 expedida por el Incora, hoy Incoder, a favor de las comunidades Piapoco y
Achagua.
Afirma, en consecuencia, que el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial, mediante Resolución No. 1712 del 29 de agosto de 2006, otorgó
licencia a la empresa Meta Petroleum Limited para la realización del proyecto
Oleoducto de los Llanos, desde el campo Rubiales hasta las facilidades del CPF-
Cusiana, sin cumplir con la consulta previa a que tiene derecho el Pueblo
Indígena Achagua y Piapoco del Resguardo Turpial-La Victoria, de conformidad
con el Convenio 169 de la OIT suscrito por Colombia y ratificado mediante
la Ley 21 de 1991. La Corte constitucional, en un fallo digno de estudio14, dando
cabida a la herramienta del BC, en su vertiente de mecanismo de garantía de los
derechos humanos, sostuvo:
“Teniendo en cuenta lo expuesto y sin desconocer los beneficios que un
proyecto como el oleoducto Campo Rubiales – El Porvenir puede reportar a
la región y al país en general, la Sala concluye que las entidades
demandadas vulneraron los derechos fundamentales a la libre
determinación, a la participación, a la integridad cultural y a la
supervivencia de la comunidad indígena, como consecuencia de (i) la
intervención de un territorio que consideran sagrado y de vital importancia
ecológica, social y económica –el Charcón Humapo, sin llevar a cabo un
proceso de consulta previa, y (ii) el ingreso al resguardo de personas extrañas
debido al uso de la vía que lo bordea, en contravía de las especificaciones de
la licencia ambiental. Por tanto, la tutela será concedida.
En efecto, la Sala reitera que (i) según el artículo 6 del Convenio 169 de la
OIT, en concordancia con la jurisprudencia de esta Corporación, la
consulta previa es obligatoria cuando se va a llevar a cabo cualquier
proyecto o intervención que afecte directamente a un pueblo indígena o tribal;
(ii) una de las formas de determinar cuando un proyecto afecta directamente
a una comunidad étnica es examinar si aquél incide directamente sobre el
territorio del respectivo pueblo; (iii) el concepto de territorio comprende no
solamente el terreno del resguardo adjudicado a una comunidad, sino

14 Corte Constitucional. Sentencia T:693 de 2011. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
16
Jesús Caldera Ynfante, PhD

también el territorio extendido en que desde épocas ancestrales desarrolla


sus practicas religiosas y de subsistencia. Por estas razones, aunque en el
caso bajo revisión el tubo del oleoducto no atraviesa el resguardo, sí cruza un
área de importancia cultural y religiosa de la comunidad –el Charcó Humapo;
por tanto, el proyecto debía ser consultado con la comunidad antes de
comenzar a ejecutarlo ”. (Cursivas y negrillas del autor).
Sin mayores reparos, para enfatizar la utilidad del BC como medio de protección
de los derechos humanos fundamentales, en el fallo en comento, además de una
serie de reparaciones de carácter simbólico y como principio de no repetición de
conductas inconstitucionales en perjuicio de la comunidad indígena, dejó
sentados los principios y fundamentos que deben regir, como plexo axiológico,
en los procesos de consultas previas obligatorias que emanan de la norma
internacional aplicada por la Corte como sumo juez constitucional, en los
siguientes términos:
“El proceso que se adelante con la comunidad indígena Achagua deberá
atender las siguientes directrices:
(i) Presentar fórmulas de concertación o acuerdo con la
comunidad en las que se tenga en cuenta las
manifestaciones sobre la conformidad o inconformidad con el
proyecto y las observaciones relacionadas con la afectación
de su identidad étnica, cultural, social y económica.
(ii) El proceso deberá regirse por el respeto mutuo y la buena
fe entre las comunidades y las autoridades públicas. Para el
efecto, la comunidad deberá contar con información
suficiente y oportuna, creando así un ambiente de confianza
y claridad en el proceso.
(iii) Finalmente, se debe llegar a compromisos idóneos para
mitigar, corregir o restaurar los impactos culturales que
el proyecto generó en detrimento de la comunidad o de sus
miembros, teniendo en cuenta que la construcción del

17
Jesús Caldera Ynfante, PhD

oleoducto se inició desde el año 2008 y para el momento de


proferir la presente sentencia, ha culminado”.15
Por su relevancia, cabe indicar que dicha Corporación ha sostenido, de
manera reiterada, que la Convención 169, por regular temas de derechos
humanos de comunidades indígenas se integra a la Carta Política
conformando con ella un Bloque de Constitucionalidad, siendo relevantes
sobre el derecho a la consulta previa de las comunidades indígenas, entre
otras tantas, las sentencias de tutela T- 600 de 2001; SU – 039 de 1993;
T – 634 de 1999 y SU – 383 de 2003, todas de la Corte Constitucional.

CONSIDERACIONES PERTINENTES SOBRE EL BC Y EL DERECHO


PROCESAL CONSTITUCIONAL
Dado el hecho que la gestación y desarrollo del BC ha recaído
exclusivamente en la jurisprudencia de la Corte Constitucional, y que son
muy escasos los esfuerzos dirigidos a decantar de ella las reglas y sub-
reglas al respecto, para los críticos de este instituto procesal, hoy en día, se
aprecia una dispersión de la materia sustantiva que lo conforma y un cierto
desconocimiento sobre el valor, contenido y alcance del BC, lo cual se
podría traducir en un i) eventual riesgo para la seguridad jurídica del país y
ii) en el posible desconocimiento de sus derechos por parte de los
ciudadanos dada la amplitud de textos e instrumentos en están contenidos.
La importancia del BC se deriva del hecho de que la Constitución misma, al
no ser omnicomprensiva ni autosuficiente en su capacidad de prevención y
comprensión de futuros fenómenos cambiantes, distintos a los que
determinaron su creación, y por tanto en su interpretación y aplicación no
pueden soslayarse circunstancias y situaciones novedosas con repercusión
jurídico constitucional, so pretexto de la suficiencia normativa del texto (como
si aplica, por ejemplo, en el axioma de la plenitud hermética del orden
jurídico penal), hacen que la Carta Superior no sea tan amplia o abarcante
como para que cobije todos los asuntos referentes a la constitucionalidad en

15 Ibídem.
18
Jesús Caldera Ynfante, PhD

una Nación o en la aplicación de la misma en relación al cambiante contexto


internacional.
Como hemos dicho, hoy, la Constitución nacional no es un texto hermético,
cerrado, autosuficiente ni autorreferente. No es ajena a la evolución del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos ni del Derecho
Internacional Humanitario. Existe un diálogo fecundo entre derecho
constitucional interno y derecho convencional. La Constitución está en
sintonía con normas supranacionales del derecho convencional contenidas
en tratados, convenios y pactos internacionales sobre derechos humanos y
es permeable también a decisiones de organismos judiciales o instancias
convencionales o no estatuidas en los sistemas regionales o el sistema
global para la protección de los mismos en lo que se ha denominado el
constitucionalismo supranacional o multinivel que se basa en la
interpretación funcional, sistemática e integradora de tales normas foráneas,
dándoles cabida y aplicación, con idéntica o superior jerarquía a la
Constitución nacional por parte de los tribunales constitucionales del país
de que se trate.
Por ello, se requiere de esta herramienta flexible, denominada BC, para
adecuar, integrar y complementar el cuerpo normativo rígido de la
Constitución para hacerlo mas dinámico y ponerlo en consonancia con la
realidad factual, en la cual se puedan incorporar, por remisión vinculante de
la propia Constitución, otro tipo de asuntos normativos que vayan acorde con
los cambios históricos y sociales que ocurren en el mundo en dirección a
darle satisfacción a los derechos humanos por los que vela el estado
democrático constitucional.
La DPC y el BC tienen una relación de necesidad complementaria: Para que
el BC irrumpa en el ordenamiento jurídico se presupone la existencia de una
vigorosa actuación y de protagonismo creciente de la justicia constitucional
guiada por los cauces adjetivos consagrados para la protección del orden
constitucional mismo (mediante la expulsión del ordenamiento de aquellas
normas legales o de normas inferior jerarquía contrarias al Texto Superior),

19
Jesús Caldera Ynfante, PhD

y de la protección constitucional de los derechos humanos con rango


fundamental con miras a su efectiva materialización.
Para ciertos críticos, hay que significar que el BC traería cierto riesgo en
materia de seguridad jurídica, al permitir que el juez constitucional utilice en
forma indebida determinados derechos fundamentales establecidos en
normas o principios que no están contenidos en el texto constitucional, pero
que toman su fundamento de otros contenidos normativos de textura flexible,
mas abiertos o indeterminados, y con ello anular o invalidar la legitimidad
algunos derechos contenidos, estos si, en las normas constitucionales ya
establecidas en el propio Texto Superior por una sociedad concreta.

BREVE RESEÑA DE LA EVOLUCION DEL BC EN COLOMBIA


En tanto, en Colombia el BC, de acuerdo a la jurisprudencia emitida por la
Corte Constitucional forman parte del mismo “tanto los tratados de derechos
humanos y de derecho internacional humanitario ratificados por Colombia
como la jurisprudencia de los órganos internacionales a cuyo cargo está la
interpretación de esos tratados”, razón por la cual “las estipulaciones de
tales instrumentos y su interpretación autorizada deben servir como pautas
de constitucionalidad de la preceptiva interna y han de aplicarse como
normas relevantes para establecer el sentido de las disposiciones de la
Carta Política en materia de protección y garantía de los bienes jurídicos
fundamentales de la persona”.
La Corte Constitucional ha definido el bloque como “normas y principios que,
sin aparecer formalmente en el articulado del texto constitucional, son
utilizados como parámetros del control de constitucionalidad de las leyes, por
cuanto han sido normativamente integrados a la Constitución, por diversas
vías y por mandato de la propia Constitución”.
El punto de inflexión jurídica se ubica a partir de la sentencia C-225 de 1995,
donde la Corte Constitucional Colombiana, empieza a utilizar con mayor
frecuencia la noción de bloque de constitucionalidad. Así, la Corporación
manifiesta que “El bloque de constitucionalidad está compuesto por aquellas
normas y principios que, sin aparecer formalmente en el articulado del texto

20
Jesús Caldera Ynfante, PhD

constitucional, son utilizados como parámetros del control de


constitucionalidad de las leyes, por cuanto han sido normativamente
integrados a la Constitución, por diversas vías y por mandato de la propia
Constitución. Son pues verdaderos principios y reglas de valor
constitucional, esto es, son normas situadas en el nivel constitucional…”

La Corte ha considerado como partes integrantes del bloque, las normas de


rango constitucional, los parámetros de constitucionalidad de las leyes y a
las normas constitucionalmente relevantes en un caso específico. Así
mismo, por interpretación al artículo 93, determinó que el derecho
internacional se integraría al bloque bajo dos premisas: que los tratados
internacionales reconozcan un derecho humano, y que el derecho humano
en cuestión sea de aquellos cuya limitación se prohíba durante los estados
de excepción. La Corte Constitucional colombiana ha establecido que:

“Con arreglo a la jurisprudencia de esta Corporación, el bloque de


constitucionalidad está compuesto por aquellas normas y principios
que, sin aparecer formalmente en el articulado del texto
constitucional, son utilizados como parámetros del control de
constitucionalidad de las leyes. Ello bien porque se trata de
verdaderos principios y reglas de valor constitucional, como sucede
con los convenios de derecho internacional humanitario, o bien porque
son disposiciones que no tienen rango constitucional pero que la
propia Carta ordena que sus mandatos sean respetados por las
leyes ordinarias, tal y como sucede con las leyes orgánicas y
estatutarias en determinados campos”16

Indica OLANo GARCÍA que “según el doctor Marco Gerardo Monroy Cabra
en la Sentencia C-065 de 2004, el criterio doctrinal del bloque
constitucional hizo su tímida aparición en la jurisprudencia colombiana,
bajo la vigencia de la Constitución de 1886, aunque fue de escasa aplicación
al no ser bien aceptado inicialmente. La idea de que ciertas normas de

16 CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-358 de 1997, M.P., DR., Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
21
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Derecho Internacional tienen prelación sobre la legislación interna no fue


suficientemente esclarecida. La inexistencia de una norma inequívoca
que reconociera esa prelación dificultó la admisión de la tesis. Fue esa
la razón por la cual la Corte Suprema de Justicia se negó a ejercer el control
de constitucionalidad de las leyes frente a los textos de derecho
internacional”.17 (Resaltado fuera del original).
En ese momento se consideraba que "en ejercicio de la jurisdicción
constitucional sólo le es dado confrontar a la Corte la ley con los textos de
la Carta, cuya integridad se le ha confiado. Por tanto, no procede el examen
del cargo de violación del artículo 1º de la citada Ley 74 de 1968 (Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales)”. Los textos del derecho internacional no tenían, en
ese sentido, fuerza para determinar la constitucionalidad de las normas
legales.
Para entonces, la Corte resuelve otorgar a los tratados un rango
supraconstitucional y abstenerse de fallar en los casos de esta naturaleza,
aduciendo que como los tratados podían contradecir a la Constitución sin
que por ello pudieran ser anulados, no era de su competencia conocerlos
por estar el derecho interno subordinado al derecho internacional.
Antes de la promulgación de la Constitución de 1991, los Tratados de
Derechos Humanos no tenían aplicación práctica en el ámbito constitucional
colombiano, remata el reconocido jurista.

Normas que integran el bloque de constitucionalidad colombiano,


recogiendo en una sola descripción doctrinal los diferentes conceptos
de nuestra Corte:
Hacen parte del BC:
i) el Preámbulo, porque consagra los fundamentos básicos y define
los propósitos que confluyen a la conformación del Estado
colombiano. La Corte sostiene que "la concepción jurídica según
la cual el Derecho no se agota en las normas y, por ende, el

17 OLANO GARCÍA, H. Ob. Cit. p. 237.


22
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Constitucional no está circunscrito al limitado campo de los


artículos que integran una Carta Política”. (Sent. C-479 de 1992).
ii) el articulado constitucional;
iii) los tratados de límites ratificados por Colombia;
iv) los tratados de derecho humanitario;
v) los tratados ratificados por Colombia que reconocen derechos
intangibles;
vi) los artículos de los tratados sobre derechos humanos ratificados
por Colombia cuando se trate de derechos reconocidos por la
Carta;
vii) la doctrina elaborada por los tribunales internacionales en relación
con esas normas internacionales. Como es obvio, esta lista
genérica incluye los convenios de la O.I.T. y la doctrina elaborada
por los órganos de control de esa organización internacional.
viii) las leyes estatutarias, y
ix) las leyes orgánicas, en lo pertinente.

A esta clasificación, le sumamos las normas del Acuerdo de Cartagena


relativas a los derechos de autor (sin incluir las disposiciones sobre el
particular de la O.M.C.), tal y como se dispone en la Sentencia C-1490 de
2000, siempre y cuando que esas normas andinas se relacionen
directamente con los derechos humanos, lo cual ratificó en Sentencia C-988
de 2004 y recientemente la sentencia del TLC con Estados Unidos.

Fuerza normativa vinculante atribuida a los instrumentos internacionales


sobre derechos humanos.
La Corte Constitucional de Colombia, haciéndose eco del llamado
constitucionalismo multinivel, que adopta la interpretación integral y la aplicación
vinculante de la normatividad supranacional para hacer efectivos los derecho
humanos fundamentales en el orden jurídico interno, ha postulado, sin
vacilaciones, que la Constitución colombiana de 1991 les confiere fuerza
normativa a los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos en

23
Jesús Caldera Ynfante, PhD

varios de sus artículos, adoptando como criterios para determinar que normas
pueden ser acopladas al ordenamiento interno los siguientes:
.- El artículo 9º, el cual reconoció que las relaciones exteriores del Estado se
fundamentan en la soberanía nacional, en el respeto por la autodeterminación de
los pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho internacional
aceptados por Colombia;
.- El artículo 44 superior que establece la aplicación de los tratados
internacionales y la prevalencia en la aplicación de los derechos fundamentales
de los niños.
.- El artículo 53 superior que preceptúa: "Los convenios internacionales del trabajo
debidamente ratificados hacen parte de la legislación interna".
.- El artículo 93 superior, según el cual "Los tratados y convenios internacionales
ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los
derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad
con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por
Colombia."
Es así como dicho artículo establece que las normas Internacionales de Derechos
Humanos prevalecen en el orden interno y que los derechos y deberes
establecidos en ellas siempre se deben interpretar conforme a los Tratados
Internacionales de Derechos Humanos. Es decir, que los tratados ratificados por
Colombia que reconocen derechos humanos y que no puedan ser limitados en
estados de excepción, prevalecen en el ordenamiento jurídico interno.
La Corte ha sostenido esta postura y la ratificó en su Sentencia C-033 de 1993,
Magistrado Ponente Alejandro Martínez Caballero, cuando dice que “(…), la Carta
reenvía al derecho internacional sobre derechos humanos. El artículo 93 de la
Constitución, en efecto, le confiere a los Tratados Internacionales sobre Derechos
Humanos ratificados por Colombia el carácter de norma prevalente en el orden
interno si se ajustan al orden constitucional; además les otorga la condición de

24
Jesús Caldera Ynfante, PhD

criterio de interpretación constitucional para buscar el sentido de los derechos y


deberes consagrados en la Carta Fundamental”.18
.- El artículo 94, que establece que "la enunciación de los derechos y
garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales
vigentes, no debe entenderse como negación de otros que, siendo
inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos." Éste
artículo incorpora la llamada cláusula Martens o cláusula de derechos
innominados.
.- El artículo 102 que dice en su inciso 2 que: "Los límites señalados en la
forma prevista por esta Constitución, solo podrán modificarse en virtud de
tratados aprobados por el Congreso, debidamente ratificados por el
presidente de la república".
.- El artículo 214 que al regular los estados de excepción dice en su numeral
2: "No podrán suspenderse los derechos humanos ni las libertades
fundamentales. En todo caso se respetarán las reglas del derecho
internacional humanitario." Así las cosas, éste artículo regula los estados
de excepción y afirma que, aún en esos momentos, no se pueden
suspender los derechos y libertades fundamentales, ni mucho menos
desconocer el Derecho Internacional Humanitario, so pena de ser
declarados inconstitucionales.

Los requisitos indispensables necesarios para que una norma internacional


de protección de derechos humanos forme parte del BC por emanar de un
tratado internacional son los siguientes:
(i) que sea ratificado por Colombia,
(ii) que verse sobre derechos humanos y fundamentales y,

(iii) que esté prohibida su suspensión en estados de excepción.

18 Corte Constitucional. Sentencia C-033 de 1993, Magistrado Ponente Alejandro Martínez Caballero

25
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Cuando no se trate de éstos, es la Constitución misma la que debe, en sus


regulaciones sustanciales, establecer su correspondencia o inserción al mismo,
como el caso de las leyes orgánicas.

Reiteramos, en relación a la evolución del concepto de BC en un sentido estricto


-contenido dentro del marco normativo- lo integran: el Preámbulo de la
Constitución, la Constitución misma, los tratados limítrofes internacionales
ratificados por Colombia, los tratados de derechos internacional de derechos
humanos ratificados por Colombia, cuando se trate de derechos reconocidos por
la Carta; y la ley estatutaria que regula los estados de excepción.

En un sentido amplio el BC se establece como parámetro de constitucionalidad


de las normas infraconstitucionales teniendo como presupuesto interpretativo
para el examen de constitucionalidad de tales normas las contenidas en las leyes
orgánicas y las leyes estatutarias en lo pertinente.

Acerca de la evolución que ha tenido el bloque de constitucionalidad en Colombia


es bueno señalar las sentencias de Corte Constitucional T-409 de 1992 M.P:
Alejandro Martínez Caballero y Fabio Morón Díaz y la sentencia C- 574-92 MP:
Ciro Angarita Barón, en la cual se establecen que los convenios sobre derecho
internacional humanitario tienen carácter prevalente sobre la legislación nacional.
Con base en la anterior jurisprudencia, la Corte Constitucional interpreto en el
inciso segundo del Artículo 93 de la Carta Fundamental, sobre la disposición de
prevalencia de los tratados o convenios internacionales en el orden jurídico
interno, siempre y cuando estas normas hayan sido integradas en la normatividad
colombiana a través de la ratificación del Estado, previo análisis de
constitucionalidad.

Está claro que dicha norma es de carácter supranacional en la cual se consagra


la preeminencia, superioridad o supremacía de los tratados y convenios
internacionales -sobre derechos humanos- en el orden jurídico colombiano y
donde se hace necesario que tales acuerdos sean ratificados por el país.

Esa lectura de la Corte Constitucional del inciso primero del Artículo 93 de la


constitución, trajo consigo dos supuestos concurrentes para que se diera la
integración de las normas en el BC, como son: i) El reconocimiento de un derecho

26
Jesús Caldera Ynfante, PhD

humano; y ii) que se trate de un derecho cuya limitación se prohíba durante los
estados de excepción.19

También a determinados derechos intangibles (el derecho a la vida y a la


integridad personal; el derecho a no ser sometido a desaparición forzada, a
torturas, ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; el derecho al
reconocimiento de la personalidad jurídica; la prohibición de la esclavitud, la
servidumbre y otros) se le dio carácter vinculante a los tratados de Derecho
Internacional Humanitario que los contienen con prevalencia en el orden interno.20

En aras de mayor comprensión del tema se argumenta que dada la imperatividad


de las normas humanitarias y su integración en el BC se deriva que el Estado
colombiano deba adaptar las normas de inferior jerarquía del orden jurídico
interno a los contenidos del Derecho Internacional Humanitario con el fin de
potenciar la realización material de dichos valores.21

Según lo señalado en la Constitución Política en su Artículo 214, conforme a la


conceptualización de la Corte sobre el BC, un primer papel que debe desempañar
el mismo dentro del ordenamiento esta relacionado con las reglas del Derecho
Internacional Humanitario y las disposiciones de la ley estatutaria sobre los
Estados de Excepción integraban, junto con las normas de la Constitución del
Capítulo 6 del Título VII, que conforman, al unísono y en armonía, un bloque
de constitucionalidad al cual debe sujetarse el Gobierno cuando declaraba un
estado de excepción.22

Así mismo, un segundo papel le está atribuido al bloque de constitucionalidad,


como herramienta para examinar los contenidos de otras normas que sirven como
parámetro para efectuar el control de constitucionalidad, es decir, la Constitución,

19 Corte Constitucional. Sentencia C:295:93 MP: Carlos Gaviria Díaz


20 Corte Constitucional. Sentencia C- 225 de 1995.
21 Ibídem.

22 Corte Constitucional. Sentencia C:135:96 MP: Jorge Arango Mejía, Alejandro Martínez
Caballero, Antonio Barrera Carbonell
27
Jesús Caldera Ynfante, PhD

los tratados internacionales de que trata el Artículo 93 de la Carta, las leyes


orgánicas y en algunas ocasiones las leyes estatutarias.23

Es bueno señalar que la sentencia C-191-98 MP: Eduardo Cifuentes Muñoz


estableció que los tratados limítrofes también hacen parte del BC en virtud del
Artículo 101 de la Carta Política, estableciendo esta disposición normativa lo
siguiente: “El bloque de constitucionalidad constituye aquellas disposiciones que
pese a no tener, todas ellas, rango constitucional, sirven de parámetro de control
de constitucionalidad”.

Otro tipo de derechos fueron también incluidos dentro del bloque de


constitucionalidad, tales como: el derecho a la especial protección de la mujer
embarazada en concordancia con las disposiciones de derecho internacional de
los derechos humanos24.

También se mencionan dentro del BC, el alcance del Artículo 3º del Convenio 3 de
la O.I.T., al Artículo 10 º del referido Pacto y al Artículo 11º del Convenio de la ONU
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en
armonía con la “protección especial a la mujer y a la maternidad”, señaladas en el
Artículo 53 de la Constitución. Con la sentencia T-568-99 MP: Carlos Gaviria Díaz,
se integraron al BC los Convenios 87 y 88 de la OIT que protegen la libertad
sindical, por ser éste uno de aquellos derechos no susceptible de limitación
durante los estados de excepción. La sentencia T-568-99 – hace referencia al
bloque de constitucionalidad en virtud en lo contenido en el Artículo 93 de la Carta
Política -que todos los instrumentos internacionales de derechos humanos que
tratan de derechos sociales

El BC es un avance en la interpretación constitucional, ya que permite ampliar el


texto constitucional de un país, así como también su propósito es anexar otras
fuentes jurídicas del derecho constitucional como es la jurisprudencia, costumbre,
tratados internacionales, entre otros, que brinde una interpretación mas amplia y
menos rígida del derecho constitucional en armonía con la normatividad que en
el plano internacional rige para derechos humanos.

23 Corte Constitucional. Sentencia C-191 de 1998 MP: Eduardo Cifuentes Muñoz

24 Corte Constitucional. Sentencia T-622 de 19997 MP: Alejandro Martínez Caballero


28
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Es importante resaltar de manera puntual que la jurisprudencia de instancias


internacionales tiene fuerza vinculante en la interpretación de los derechos
consagrados en la Constitución. Tal es el caso de la integración al bloque de
constitucionalidad de los Convenios de la OIT, así como lo establecido por la
Corte Constitucional al afirmar que los tratados de derecho internacional de
derechos humanos ratificados por Colombia son un criterio relevante para la
interpretación de los derechos humanos que se encuentren consagrados en la
Constitución, y que esta inclusión ha sido paulatina, debido a la aceptación parcial
de ciertos derechos intangibles.

Tratados Internacionales que no forman parte del BC:


No obstante, la misma Corte Constitucional colombiana ha establecido, de modo
vinculante, que no todo tratado internacional forma parte del BC. En la sentencia C-
358 de 1997, antes aludida, indicó:
“La Corte ha señalado con claridad "que siempre que se habla de bloque de
constitucionalidad, se hace porque en la Constitución una norma suya así lo
ordena y exige su integración, de suerte que la violación de cualquier norma
que lo conforma se resuelve en últimas en una violación del Estatuto Superior".
Esto significa que la incorporación de una norma al bloque de
constitucionalidad debe tener fundamento expreso en la Carta. Es lo que ocurre
con los tratados de derechos humanos, los cuales fueron integrados
expresamente por la Constitución al bloque de constitucionalidad al señalar
que sus normas prevalecen en el orden interno y al prescribir que los derechos
y deberes constitucionales serán interpretados de conformidad con los tratados
de derechos humanos ratificados por Colombia (CP art. 93)[22]. Con todo, la
Constitución colombiana no señala en ninguna de sus disposiciones que el
conjunto de los tratados ratificados por Colombia debe ser tenido en cuenta por
la Corte al examinar la constitucionalidad de las leyes. Esto significa, si se sigue
el principio que permite identificar la normatividad que conforma el bloque de
constitucionalidad, que no todos los tratados internacionales forman parte de
él.

29
Jesús Caldera Ynfante, PhD

7. Las anteriores consideraciones serían suficientes para excluir del bloque de


constitucionalidad las normas internacionales distintas de los tratados de
derechos humanos. Sin embargo, existen también razones procesales y
prácticas relativas a la naturaleza del control constitucional ejercido por esta
Corte que justifican tal decisión. Según las disposiciones que regulan los juicios
ante la Corte, esta Corporación debe efectuar una revisión integral de las
normas acusadas, por lo cual debe confrontarlas frente a todas las
disposiciones de la Constitución. Si se aceptara que todos los tratados que
obligan a Colombia integran el bloque de constitucionalidad, correspondería a
la Corte revisar las normas impugnadas con relación a los mandatos del
universo de los tratados ratificados por Colombia, lo cual es irrazonable, pues
prácticamente ello imposibilitaría un adecuado control por el juez
constitucional.
De otro lado, las decisiones que toma la Corte en ejercicio del control abstracto
de las normas legales tienen fuerza erga omnes y hacen tránsito a cosa
juzgada constitucional (C.P. art. 243), por lo cual sus decisiones tienen carácter
absoluto y definitivo. Sin embargo, la aplicación de muchos tratados está sujeta
a condiciones cambiantes. Numerosos convenios internacionales exigen la
condición de reciprocidad para que sus cláusulas se apliquen, por lo cual su
aplicabilidad a un caso concreto dependerá del cumplimiento de esa exigencia,
que puede variar según el comportamiento de los Estados que hagan parte del
convenio. Mal podría entonces la Corte excluir en forma permanente del
ordenamiento una ley por violar un tratado cuya aplicabilidad está sujeta a
contingencias. Por tal razón, en Francia, en donde los tratados tienen
expresamente rango supralegal, pues así lo establece el artículo 55 de su
constitución, el Consejo Constitucional ha establecido que esas normas
internacionales no integran el bloque de constitucionalidad, por lo cual no
corresponde a ese tribunal "examinar la conformidad de una ley a las
estipulaciones de un tratado o de un acuerdo internacional”.
8. Los argumentos expuestos llevan a concluir que los tratados internacionales
no constituyen por el solo hecho de serlo parte del bloque de constitucionalidad
y, por lo tanto, elemento de juicio para el examen de constitucionalidad de una

30
Jesús Caldera Ynfante, PhD

norma. Ello significa que, en principio, no constituye motivo suficiente para la


declaración de inconstitucionalidad de una norma legal el hecho de que ella se
oponga a lo acordado en un trato internacional. ¿Significa lo anterior que el
ordenamiento constitucional colombiano erosiona el valor normativo interno de
los tratados?. En manera alguna, pues la Corte simplemente está afirmando
que no es factible, por la vía del control constitucional abstracto, y en términos
generales, declarar la inexequibilidad de una norma que contradiga un tratado.
Sin embargo, es obvio que corresponde a los jueces ordinarios, en los casos
concretos, resolver los eventuales conflictos que puedan surgir entre tratados
y leyes. Como se ha señalado en esta sentencia, la Carta reconoce fuerza
jurídica interna al derecho internacional.
9. Las conclusiones anteriores son aplicables enteramente a la situación bajo
análisis: ningún aparte de la Constitución permite considerar que los convenios
internacionales sobre relaciones diplomáticas y consulares integran el bloque
de constitucionalidad. En consecuencia, en el examen de constitucionalidad
del inciso 2 del artículo 577 del Código Penal Militar no procede el cotejo de
éste con las normas de los mencionados convenios. Por lo tanto, y en vista de
que, como se expuso al inicio, ninguno de los argumentos esbozados por el
actor constituye realmente un cargo de inconstitucionalidad contra el artículo
577, esta Corporación se declarará inhibida para fallar sobre él.”

2.- CONCEPTO DE BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD: REFERENCIAS A


SUS ORÍGENES EN EL DERECHO COMPARADO Y SU CONFIGURACIÓN
EN FRANCIA, COLOMBIA, ESPAÑA Y PERÚ

En las páginas siguientes, soportado en citas de autores y notas jurisprudenciales


que indicamos al final, presentamos unas líneas sucintas estructuradas en lo
relativo a esa doctrina, tan llevada y traída, no siempre pacífica, a lo largo de estos
últimos años, como lo es la del BC.
En primer término, dejamos conocer la conceptualización de la doctrina, según lo
esbozan ciertos autores, y la definición de la jurisprudencia constitucional
colombiana. En segundo lugar, indicamos los orígenes y evolución de esta
doctrina desde la óptica del derecho comparado, y finalmente, analizamos la
31
Jesús Caldera Ynfante, PhD

doctrina del BC y los elementos que lo integran en Colombia y otros países puesto
que a nivel internacional se ha reforzado la convicción acerca de la utilidad del
concepto Estado democrático constitucional -superación del Estado de derecho-
basado en el deber del Estado de promover, asegurar, proteger y garantizar la
efectividad de los DDHH,25 con mayor énfasis luego de las postguerra y de la
caída de las ideologías comunistas que inició con el derrumbamiento del muro de
Berlín en 1989, así como sobre el, cada vez mas exigente, respeto permanente
de los derechos humanos.

Por Bloque de Constitucionalidad (BC), para Bidart Campos, puede entenderse


como “un conjunto normativo contentivo de disposiciones, principios o valores
materialmente constitucionales, ubicados fuera del texto de la Constitución
documental.26

Su antecedente histórico se remonta a Francia, cuando el Consejo Constitucional


estimó que como el preámbulo de la Constitución de ese país, expedida en
1958, hace referencia a la Constitución derogada de 1946 y a la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, dichos textos eran normas y
principios de valor constitucional que condicionaban la validez de las leyes y
considerados como parte del bloque de normas constitucionales y como tales,
sirven para la elaboración del juicio de constitucionalidad de cualquier disposición
del ordenamiento jurídico; también sostuvo que cuando la norma sometida a
control es una ley ordinaria el referido conjunto se adiciona con las leyes
orgánicas.

Para Caballero y Anzola,27 la noción francesa ha tenido últimamente un vigoroso


desarrollo, de tal manera, que no se puede confiar en los textos doctrinales de

25 Todos fundamentales, según la teoría de la integralidad de los DDHH, incardinada en la


Declaración y Plan de Acción de Viena de 1993 de la UNO sobre DDHH que establece la
satisfacción complementaria y sinérgica de todos los DDHH para todas las personas humanas
dada la cualidad de interrelación, interdependencia, indivisibilidad y universalidad que caracteriza
el reconocimiento y goce efectivo de los mismos.
26 Bidart Campos, Germán J. El derecho de la Constitución y su fuerza normativa. Sociedad Anónima
Editora Comercial, Industrial y Financiera, Buenos Aires, 1995, p. 264.
27 Caballero Sierra, Gaspar y Anzola Gil, Marcela. Teoría Constitucional. Editorial Temis, Bogotá,
D.C., 1995, p. 66.
32
Jesús Caldera Ynfante, PhD

años muy anteriores. Mora Restrepo,28 explica que su origen se centra en el bloc
de legalité (propio del bien elaborado derecho administrativo francés) desarrollado
más tarde como bloc de constituttionalité, por doctrinantes de la talla de Don
Louis Favoreau, entre otros, consiste, a su juicio, en “asumir que existe un
conjunto de normas que sin estar consagradas expresamente en la Constitución,
hacen parte de ella por la decisión de un juez o por expresa disposición del
constituyente.” En este sentido, estas normas son consideradas con rango
constitucional y por lo tanto gozan de supremacía constitucional, a los efectos de
parámetro del control constitucional de las leyes.

A juicio de OLANO GARCÍA “la afirmación del rango superior de la Constitución


Política se traduce en las sentencias que dicta la Corte Constitucional, a través de las
cuales esta Corporación cumple su función de máximo y auténtico intérprete de la
Carta, ejerciendo el control competente a través de un procedimiento definitivo
respecto de la concordancia de ciertas normas jurídicas con la integridad y primacía
de la Carta y de su comparación con otras disposiciones, las cuales de acuerdo con
el mismo Texto Superior, poseen jerarquía constitucional por ser verdaderos
principios y reglas de valor constitucional, los que se reducen al texto de la
Constitución propiamente dicha y a los tratados internacionales que consagren
derechos humanos cuya limitación se encuentre prohibida durante los estados de
excepción (bloque de constitucionalidad stricto sensu), o a partir de otras normas que
aunque no tiene rango constitucional, representan parámetros para analizar la validez
constitucional de las disposiciones sometidas a su control (bloque de
constitucionalidad lato sensu).”29

A su turno, Pablo Manili define el BC como “comunidad normativa, en cuyo seno


reina la uniformidad jerárquica de normas que la componen, existiendo principios
armonizadores de su contenido a los efectos de su interpretación por los
operadores constitucionales en general y de su aplicación por los jueces” y
sostiene, con relación a la jurisdicción argentina, que “la juriprudencia de la Sala

28 MORA RESTREPO, Gabriel Mario. Derecho Internacional Humanos y Bloque de


Constitucionalidad. Revista de los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Sabana, Chía,
Colombia, pp. 12 y 17.
29 OLANO GARCÍA, Hernán Alejandro. El bloque de Constitucionalidad en Colombia. Estudios
Constitucionales. Colombia. Revista del Centro de Estudios Constitucionales de Chile, vol. 3, núm.
1, 2005, pp. 231-242. Formato digital PDF. Visible en https://www.redalyc.org/pdf/820/82003112.pdf
33
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Constitucional en 1989, consagra la jerarquía constitucional de las normas y la


jurisprudencia internacionales de derechos humanos, con el principio pro homine
como pauta interpretativa armonizadora entre los ordenes constitucional e
internacional.”30

La autora Arango Olaya,31 haciéndose eco de la jurisprudencia de la Corte


Constitucional señala que el BC “se refiere a aquellas normas y principios que, sin
aparecer formalmente en el articulado del texto constitucional, son utilizados como
parámetros del control de constitucionalidad de las leyes, por cuanto han sido
normativamente integrados a la Constitución, por diversas vías y por mandato de la
propia Constitución.”32

Mientras tanto nuestra jurisprudencia diserta que esta doctrina se refiere a un


conjunto de normas con jerarquía constitucional que se ha empleado para emitir
juicio sobre la constitucionalidad una norma jurídica y de otros actos susceptibles
al control judicial. De esta forma, el acto impugnado se confronta con un mayor
número de normas de rango constitucional que incluyen, pero no se limitan, a la
Constitución en sentido formal.

El BC, a nuestro entender, es una herramienta hermenéutica, un dispositivo


intelectual de carácter interpretativo, utilizado para la dotar de sentido
constitucional, ya no solamente basándose en el texto de la Constitución, sino en
otros elementos jurídicos (disposiciones, principios o valores) contenidos fuera de
la Carta Política que, en un momento dado, la Constitución formal no contempla
claramente y/o taxativamente, ubicados en el derecho convencional
supranacional sobre derechos humanos fundamentales, con el fin de (i) asegurar,
proteger y garantizar la vigencia efectiva de los derechos fundamentales;(ii) evitar

30MANILI, Pablo. El Bloque de constitucionalidad. La recepción del derecho internacional de los


derechos humanos en el Derecho Constitucional argentino, Buenos Aires, La Ley, 2003, p. 120 y p.
339.

31 Cfr. ARANGO OLAYA, Mónica. Universidad ICECI. “El Bloque de Constitucionalidad en la


Jurisprudencia de la Corte Constitucional Colombiana”, en Revista Precedente, Anuario Jurídico
2004, Centro de Investigaciones Sociojurídicas, Universidad Icesi, Calí, Colombia. Consultada en
http://www.icesi.edu.co/contenido/pdfs/03.pdf
32 Refiere a la “Sentencia C-225-95 MP: Alejandro Martínez Caballero. Posición reiterada en sentencia
C-578-95 MP: Eduardo Cifuentes Muñoz, Sentencia C-358-97 MP: Eduardo Cifuentes Muñoz y en
Sentencia C-191-98 MP: Eduardo Cifuentes Muñoz.”
34
Jesús Caldera Ynfante, PhD

la emisión de una sentencia carente de razonamiento y sustento jurídico, o bien,


(ii) para realzar o consolidar derechos que en la Constitución no están expresos o
determinados, sino de manera tácita o innominada, siendo este mecanismo
interpretativo el método por el cual viene a suplir esas necesidades concretas en la
tarea de la aplicación del derecho por parte del decisor colocado en función de intérprete
constitucional.

En nuestro criterio, a partir de la experiencia colombiana -también venezolana-


donde el Tribunal Constitucional efectúa control de constitucionalidad de las leyes
-vía acción popular- el BC puede definirse así:

Es una herramienta de la hermenéutica jurídica que considera como


parte material de la Constitución y le atribuye jerarquía constitucional,
en el orden jurídico interno, a ciertas normas supranacionales del
derecho convencional contenidas en tratados, convenios o pactos
internacionales sobre derechos humanos, reconocidos por el
Constituyente o por remisión de la Constitución, con la finalidad de
garantizar y proteger la efectividad de los derechos fundamentales y
asegurar la constitucionalidad de las leyes que integran el
ordenamiento normativo de un determinado país.

ORÍGENES DEL BC Y SU UTILIZACIÓN EN EL DERECHO COMPARADO.

FRANCIA:

Sus orígenes se remontan a Francia cuando el Consejo Constitucional, a través de


sentencia de 16 de julio de 1971, podía aplicar para el control de las actividades
de la administración pública leyes y principios generales del derecho, lo que
Maurice Hauriou denominaba como bloc de legalité -reglas superiores a las leyes
que se imponen a la Administración en virtud del principio de la legalidad, las
cuales, por lo general eran creaciones jurisprudenciales-.

Según este fallo, como el Preámbulo de la Constitución Francesa hace


referencia a la Constitución derogada de 1946, los principios fundamentales de las
leyes de la III República y a la Declaración de los Derechos del Hombre y el
Ciudadano de 1789 era lógico, entonces, que se integrara estas normas y
35
Jesús Caldera Ynfante, PhD

principios a la Constitución, y por tanto adquirían valor constitucional, para


efectuar los juicios de constitucionalidad de las normas jurídicas tachadas de
inconstitucionalidad. Además, sostenía este fallo que si la norma cuestionada era
de naturaleza ordinaria debía analizarse con la adición a este bloque de las leyes
orgánicas en su aspecto procedimental. Sin embargo, posteriormente el Consejo
Constitucional determinó, según lo señala Favoreau, que si el mismo invalida una
ley ordinaria por haber modificado una ley orgánica, la razón de esta invalidación
no es la violación de la ley orgánica, sino la violación de la Constitución.

La consagración del origen de la noción del bloque de constitucionalidad, a juicio


del emérito jurista Hernando Yépez Arcilla, en reciente y luminosa disertación
acerca del concepto de Constitución en la cátedra magistral que imparte en esta
especialización, antes de su incorporación lacónica y textual por el Consejo
Constitucional galo, ya tenía categoría dogmática superior por cuanto estaba
indicada en la Carta que aprobó el soberano francés en 1958 que, de modo
expreso, incluyó la remisión o reenvío recepticio, concreto y directo, tanto al
preámbulo de la Constitución de 1946 (carta de derechos, sociales, económicos
y culturales) y a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789.

Su desarrollo conceptual es de origen doctrinal, y no jurisprudencial, puesto que


cuando se emitió el fallo de 1971, los estudiosos empezaron a explicar sus
consecuencias a través del “principio de constitucionalidad”, asimilándolo a la
doctrina del bloque de legalidad utilizada por el Derecho Administrativo.

Sin embargo, cabe sostener que los tratados internacionales no forman parte de
este bloque, ya que el Consejo ha estimado en varias ocasiones no ejercer un
control sobre la conformidad de las leyes a las normas internacionales,
formando actualmente parte de este bloque solamente la Declaración de
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, los principios fundamentales de
las leyes de la III República y el Preámbulo de la Constitución de la IV República
de 1946. Así tampoco forman parte de este conjunto los reglamentos de las
Asambleas parlamentarias y los principios generales del derecho. De acuerdo con
Louis Favoreau, “la idea de bloque evoca la de solidez y unidad”, esto es un
“conjunto que no puede ser escindido, dividido”. No obstante, lo anterior, la política
36
Jesús Caldera Ynfante, PhD

jurisprudencial del Consejo Constitucional ha ido variando desde los finales de los
años setenta:

.- Fallo de 2 de diciembre de 1976: el Consejo utilizó como principio fundamental


para basar sus decisiones el derecho de defensa;

.- Fallo de 12 de enero de 1977: se consagró como principio fundamental la


libertad individual;
.- Fallo de 23 de noviembre de 1977: fue la libertad de enseñanza y libertad de
conciencia los principios fundamentales que se consideraron.
Posteriormente, en dos decisiones de 1979, el Consejo Constitucional también
consagró dos principios generales del Derecho con valor constitucional como son
la separación de poderes y la continuidad de servicios públicos. No obstante,
esta consagración de principios fue criticada ya que los mismos eran de carácter
genérico y aleatorio, o sea, cambiantes, y por esta razón, el Consejo
Constitucional empleó los principios de valor constitucional, a partir de 1976,
para designar las normas no inscritas en los textos constitucionales.
Desde 1980, la jurisprudencia francesa ha determinado restringir las categorías de
las normas de referencia, y en 1989, se habla de un bloque de constitucionalidad
in stricto sensu, o sea, que se compone de textos de nivel constitucional, como la
propia Constitución, la Declaración, el Preámbulo y las leyes de la III República
que contengan principios fundamentales.
Luego que Francia adoptara esta doctrina, países como Alemania, Argentina,
Colombia, España, Perú y Sudáfrica y los tribunales internacionales o regionales
empezaron a emplearla puesto que proporciona “racionalidad jurídica a dos
fenómenos de enorme importancia en la evolución actual del derecho.”, esto es
el “reconocimiento de la existencia de normas y principios, no necesariamente
expresos, que asumen la jerarquía de normas constitucionales y no pueden ser
contradichos por normas de rango legal” y el establecimiento o conclusión “de que
el número de los derechos humanos no está determinado sino que varía
constantemente en forma progresiva e irreversible.”
Podemos concluir diciendo que la expresión “bloque de constitucionalidad” es
utilizada por la doctrina francesa para referirse al conjunto de normas y principios
superiores con las que se cotejan las disposiciones que son sometidas al control
37
Jesús Caldera Ynfante, PhD

de constitucionalidad, el cual es realizado por el Consejo Constitucional.


Actualmente, el bloque se integra con diversas normas, dependiendo del tipo de
acto sujeto a control:
Primero: Cuando se trata de leyes y reglamentos parlamentarios sujetos
a control, el cual está integrado por la propia Constitución de 1958, su preámbulo,
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 e incluso el
preámbulo de la Constitución de 1946. En dicho bloque también se deben incluir
los principios fundamentales reconocidos por las leyes de la III República y la
Carta del Medio Ambiente (ley constitucional del 28 de febrero de 2005, que
integra a la Constitución de 1958 los denominados derechos de tercera
generación en relación con el medio ambiente).
Segundo: Refiere al bloque que se integra cuando la norma sometida a
control se trata de una ley ordinaria y el cual, en adición a las normas que integran
el bloque básico, deben considerarse también como parte del mismo, las leyes
orgánicas y las ordenanzas con valor de ley orgánica emitidas de
conformidad con lo previsto en el artículo 92 de la Constitución, cuando las
normas sujetas a control constitucional son los tratados internacionales o los
reglamentos de las cámaras, el “Bloque de Constitucionalidad” para su control, en
adición a los bloques señalados en los dos puntos anteriores, se debe añadir
también las propias leyes ordinarias.

ESPAÑA
En España, la utilización de la doctrina del bloque de constitucionalidad adquiere
otro matiz ya que desde 1982, el Tribunal Constitucional la emplea, sin embargo,
en algunos momentos como conjunto de normas que se aplican al caso en
concreto, y en otras representa un grupo de normas que predominan sobre las
demás en cuanto a la delimitación de competencias entre el Estado y las
Comunidades Autónomas que componen la nación española.
A juicio del doctor Arturo Hoyos, el profesor Rubio Llorente estima que en España
el bloque de constitucionalidad lo integran: Las normas de la Constitución de

38
Jesús Caldera Ynfante, PhD

1978; los Estatutos de Autonomía y otras normas que se refieren a las


competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas.33
En ocasiones, también se han incorporado legislación básica o reglamentos de las
asambleas parlamentarias, pero la jurisprudencia no ha sido consistente en esa
inclusión. Sin embargo, la doctrina ha servido para que España supere la noción
formalista que ha tenido la Constitución al poder contar con elementos más
amplios para decidir la constitucionalidad de las leyes. Además, el bloque ha
podido contribuir a delimitar las competencias entre el Estado y las Comunidades
Autónomas, armonía que ha sido necesaria para consolidar la democracia
española en cuanto a las diferencias de nacionalidades dentro de España.
Además, se han incorporado leyes subconstitucionales en la medida que también
distribuyan competencias. Sin embargo, existen detractores del seguimiento de
esta doctrina alegando que el bloque de constitucionalidad nació en Francia para
actuar en “una realidad jurídico-política distinta de la española con propósitos
extraños” y que “la Constitución es la base o apoyo principal que da fundamento
a los Estatutos de las Comunidades Autónomas.”
El Tribunal Constitucional español hizo uso por primera vez del término en el fallo
STC 10/82 y se refirió al bloque como “a un conjunto de normas que ni están
incluidas en la Constitución ni delimitan competencia, pero cuya infracción
determina la inconstitucionalidad de la ley sometida a examen.”
No obstante, la noción referida, el tratadista Rubio Llorente ha manifestado que,
“Ni en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ni en la obra de los pocos
estudiosos…hay elementos que permitan determinar con exactitud cuál sea el
contenido de tal `Bloque´ – el “Bloque de Constitucionalidad”- ni cuál sea el
elemento o rasgo que lo constituye como tal…”
Así las cosas, ha señalado que el bloque está integrado tanto por normas
materialmente constitucionales, como por normas formalmente
constitucionales. En las primeras integra las normas que por el modelo del Estado
español fueron sustraídas de la Constitución, pero que tienen una función
materialmente constitucional, como aquellas leyes o normas que delimitan
competencias. En el segundo grupo, se encuentran las normas formalmente

33 Cfr. HOYOS, Arturo. La Interpretación Constitucional. Editorial Temis. Santa Fe de Bogotá, 1993.
39
Jesús Caldera Ynfante, PhD

constitucionales, como lo son las derivadas directamente de la constitución y las


de delimitación de competencia, que se encuentran estipuladas en los Estatutos
de Autonomía.

ITALIA
En Italia, bajo la premisa del Estado constitucional y democrático, también ha
incorporado esta doctrina haciendo valer, además de la Constitución, leyes
constitucionales que adquieren el rango superior como las normas de derecho
internacional que exigen que el ordenamiento interno debe adecuarse a ellas;
normas que regulan la Comunidad Europea; normas de tratados laterales que el
legislador no puede modificar unilateralmente; leyes que regulan las relaciones
de los católicos con los practicantes de otras religiones; leyes con principios
fundamentales que crean competencias de los entes regionales; normas
contenidas en la legislación delegada que circunscriben el poder legislativo al
ejecutivo y los reglamentos de las asambleas parlamentarias. En otras palabras,
el derecho internacional formaba parte de ese bloque, así como los reglamentos
internos de las asambleas parlamentarias. Sin embargo, la jurisprudencia ha
excluido estas últimas y en lo relacionado a las normas internacionales la
Corte Constitucional ha aplicado preferentemente las normas comunitarias a la
ley nacional. De igual manera, en 1981 le asignó a una costumbre valor
constitucional, pasando ésta a formar, en consecuencia, parte del bloque.

ESTADOS UNIDOS
En Estados Unidos de América no se ha utilizado esta doctrina, y de acuerdo a los
positivistas o textualistas en dicha Nación la Constitución es la formal y no otros
documentos o textos, es decir, que no existen normas con valor constitucional
fuera del texto formal de la Constitución; no obstante, en los últimos tiempos se
han generado debates sobre si solamente debe atenderse a lo expresado en la
Constitución o además a otras normas asimilables, ya que la Enmienda Novena
indica que “la enumeración de ciertos derechos en la Constitución no debe ser
interpretada como una negación o rebaja de otros derechos que el pueblo
retiene”. O sea, que aunque la Constitución enumere ciertos derechos

40
Jesús Caldera Ynfante, PhD

fundamentales no se puede invocar como excusa para no incluir otros derechos


existentes, como por ejemplo, el derecho a la privacidad o intimidad, el cual en la
Constitución no se contempla, pero ciertos magistrados, desde 1923 han invocado
esta enmienda para reconocer dicho derecho.

COSTA RICA
Este país ha utilizado esta doctrina aunque no se haya enunciado formalmente.
Dentro de este grupo de normas constitucionales están los principios
constitucionales -que son la “expresión jurídica de las valoraciones políticas que
constituyen la estructura fundamental de un orden jurídico”- (rigidez
constitucional, certeza del derecho, responsabilidad del Estado y la libertad de
contrato privado), la costumbre constitucional y los tratados internacionales que
la misma Constitución en su artículo 7 le confieren rango mayor a las leyes. En
este mismo sentido, la Constitución de 1871 sirve de guía para enjuiciar la
constitucionalidad de las leyes respecto a las normas y actos que se verificaron
durante su vigencia, por tanto también esta Constitución conforma ese bloque, así
como el reglamento interno de la Asamblea con respecto al procedimiento de
aprobación de leyes.

PERÚ
En este país andino, con la expresión bloque de constitucionalidad cierto sector de
la doctrina nacional entendió que el legislador (orgánico) no sólo había regulado
la composición “legislativa” del parámetro de control en la acción de
inconstitucionalidad, sino, incluso, que extendió el mismo rango de la Constitución
a ciertas fuentes legislativas, como la ley orgánica, según expone Ernesto Blume
Fortini (“El bloque de la constitucionalidad municipal en el Perú”, en Temas de
Derecho Municipal). Por cierto, el uso del concepto no ha pasado por
desapercibido en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, del que en alguna
que otra ocasión se ha hecho eco del concepto, STC 0004-1996-AI/TC (Fund. Jur.
N°. 2) y STC 007-2002-AI/TC 4.
Sin embargo, esta recepción ha sufrido un proceso que no deja de ser
sorprendente. Por un lado, cuando se tuvo la oportunidad de formular un auténtico

41
Jesús Caldera Ynfante, PhD

bloque de constitucionalidad, al estilo del modelo francés, éste no sólo no adquirió


carta de ciudadanía sino, incluso, pasó desapercibido. Y, de otro, cuando
desaparecieron sus presupuestos normativos, al entrar en vigencia la
Constitución de 1993, paradójicamente hay quienes han pretendido rescatarlo.

Constitución de 1979 de Perú, bloque de constitucionalidad y Ley Orgánica


del Tribunal de Garantías Constitucionales
Como se sabe, la Constitución de 1979, al establecer su superioridad normativa
sobre cualquier otra fuente formal del derecho, ex artículo 105, estableció que los
tratados internacionales en materia de derechos tenían rango constitucional. Es
decir, con el mismo rango de la Constitución escrita, y por disposición de ella
misma, las disposiciones formalmente constitucionales no se reducían a los 307
artículos que ella anidaba, sino comprendía también a todas aquellas cláusulas de
los tratados ratificados por el Estado peruano que versaran sobre derechos
humanos.
Tal extensión de las normas con valor constitucional, por cierto, no comprendía
sólo aquellas que se habían ratificado antes de la Carta de 1979. Abarcaba
también a aquellas que con posterioridad a su entrada en vigencia el Estado
peruano ratificase, y en la medida, naturalmente, que reconocieran derechos
esenciales del ser humano. Con una fórmula de esta naturaleza se habilitaba la
posibilidad real de plantear la existencia de un bloque de constitucionalidad
integrado por fuentes que en su conjunto se caracterizaban, como en Francia, por
tener “unidad formal de rango” y, en esa medida, como competentes para servir
de parámetro de cualquier tipo de legislación infra-constitucional. Se trataba,
desde luego, de un modelo abierto, y no cerrado, como su par francés, pues a
diferencia de aquél, que ya no puede extenderse, los alcances de lo habilitado por
la Constitución de 1979 dependía simplemente de que el Estado peruano
ratificase tratados sobre derechos humanos, según la autorizada opinión del
tratadista inca Edgar Carpio Marcos (“Constitución y tratados sobre derechos
humanos”, en El Constitucionalista. Revista de Estudios Constitucionales, N°. 1,
Lima 1995, p. 7).

42
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Contenido del bloque de constitucionalidad peruano: Los preceptos de una


Ley Orgánica que determinan la competencia y atribuciones de los órganos
del Estado.
De entrada es preciso destacar que la referencia a las leyes que efectúa el art. 22
de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, más allá de su expresión general,
no comprende cualquier clase de ley o norma con rango de ley de las enunciadas
en el inciso 4 del art. 200 de la Constitución; precepto constitucional éste que no
sólo tiene la virtualidad de crear el proceso de inconstitucionalidad de las leyes,
sino, además, de fijar el “rango de ley” de ciertas fuentes formales creadas por la
Constitución. Y es que tal referencia a las “leyes” del art. 22 de la LOTC, no puede
desligarse de la descripción del contenido que deben tener, según el cual para
que una ley forme parte del bloque de constitucionalidad, es preciso que se trate
de un precepto que se haya “dictado para determinar la competencia o las
atribuciones de los órganos del Estado”. Se trata, para autores como Ciurlizza y
Piniella Sorli, de normas que regulan competencias y atribuciones de órganos
estatales y no, como sucede en España, donde las normas que forman parte de
él, según el artículo 28.1 de su LOTC, además de las leyes orgánicas a las que se
refiere el artículo 28.2 de su LOTC, comprende a las leyes que delimitan “las
competencias del Estado y las diferentes Comunidades Autónomas o para regular
o armonizar el ejercicio de las competencias entre éstas.”34
Porque se trata de normas que no pueden tener otro propósito que regular las
competencias y atribuciones de los órganos del Estado, el concepto de “leyes”
utilizado por el artículo 22 de la LOTC debe entenderse en el sentido de
comprender, prima facie, a la “ley orgánica”, norma ésta que, según el art. 106 de
la Constitución, precisamente regula la estructura y el funcionamiento de las
entidades del Estado previstas en la Constitución. Se tratan, desde esta
perspectiva formal, de “leyes orgánicas”, y no de cualquier otra clase de fuentes,
como podría ser el caso de las leyes ordinarias o simples decretos supremos con
los que eventualmente se regula la estructura, funcionamiento, competencias y

34 Cfr. CIURLIZZA, Javier, “La inserción y jerarquía de los tratados en la Constitución de 1993:
retrocesos y conflictos”, en AA.VV., La Constitución de 1993. Análisis y comentarios, Vol. II, CAJ,
Lima, 1995, pp. 65 y ss. - Cfr. PINIELLA SORLI, Juan-Sebastián, Sistema de fuentes y bloque de
constitucionalidad, Edit. Bosh, Barcelona, 1994
43
Jesús Caldera Ynfante, PhD

atribuciones de entidades del Estado no previstas directamente por la


Constitución [y que debido a una inveterada tradición legislativa en nuestro medio
suelen adjetivarse, inapropiadamente, como “leyes orgánicas” (caso, por ejemplo,
de las leyes que regulan órganos y dependencias públicas, como ministerios,
entidades públicas descentralizadas, etc.).]. Estas últimas no podrían formar parte
del bloque, aunque no exista una exclusión expresa del artículo 22 de la LOTC,
porque al no tratarse de instituciones reguladas por la Constitución, su
transgresión no tendría ninguna incidencia o relevancia constitucional, directa o
indirecta, de manera que regulaciones legislativas que puedan afectarlas
(modificándolas, transgrediéndolas, suprimiéndolas, etc.) no dejarían de plantear
un simple problema de colisión de normas de igual rango. Asimismo, en lo que a
las leyes orgánicas se refiere, por un lado, el artículo 22 de la LOTC no comprende
a todas las leyes orgánicas; y, de otro, tratándose de normas orgánicas que
tengan por finalidad regular la estructura y el funcionamiento de los órganos del
Estado previsto en la Constitución, tampoco parece razonablemente que pueda
comprender a todos los preceptos que éstas puedan anidar.
En primer lugar, no forman parte del bloque las leyes orgánicas que no tengan
por objeto regular atribuciones y competencias de los órganos constitucionales o
con relevancia constitucional. Lo verdaderamente importante según el art. 22 de
la LOTC no es que la fuente asuma la forma de una “Ley Orgánica”, pues
mediante este tipo de actos legislativos también se puede regular otros aspectos
[caso, por ejemplo, de los procesos constitucionales (art. 200 de la Constitución),
los derechos de participación política (art. 31) o las condiciones de la utilización y
otorgamiento a los particulares de los recursos naturales (art. 66)], sino que ésta
desarrolle atribuciones y competencias de órganos estatales previstos en la
Constitución.35
En segundo lugar, aún tratándose de leyes orgánicas que regulan la estructura y
funcionamiento de órganos previstos en la Constitución, la inclusión de éstas en
el bloque no comprende a “todos” los preceptos que la integran, pues el artículo

35BLUME, Ernesto entiende que también habría que incluir en el Bloque a las Ordenanzas
Municipales. Cfr. Su trabajo, “El despojo normativo y las alternativas para enfrentarlo a la luz de la
Constitución de 1993”, en AA. VV. El rango de ley de las ordenanzas municipales en la Constitución
de 1993, .Municipalidad de Lima, Lima, 1997, pp. 28 y ss.).
44
Jesús Caldera Ynfante, PhD

22 de la LOTC sólo ha conferido tal status a aquellos que tengan por finalidad
“determinar la competencia o las atribuciones” de tales órganos. Por tanto,
preceptos de una ley orgánica destinados a regular aspectos distintos de aquél
“contenido” se encontrarían excluidos prima facie del bloque.
¿Forma parte del BC peruano el Reglamento del Congreso de la
República?
Cabe, no obstante, preguntarse si la referencia a las “leyes” que regulan las
atribuciones y competencias de los órganos del Estado se cierra con los
preceptos de las leyes orgánicas peruanas a los que antes se hizo mención, o
también comprende al Reglamento del Congreso, pues si bien el reglamento
cumple una finalidad análoga a las leyes orgánicas, en tanto que regula la
estructura y funcionamiento del Parlamento, no es propiamente una “ley”, y
tampoco formalmente una “ley orgánica”.36
A juicio de Carpio Marcos, el Tribunal Constitucional, al parecer, ha admitido esa
posibilidad. En la STC expedida en el Exp. N°. 004-96-AI/TC sostuvo que el
artículo 75 del Reglamento Parlamentario no se encuentra “comprendido dentro
del ámbito de aquellas normas que determinan la competencia o las atribuciones
de los órganos del Estado (por lo que) no forma parte del bloque de
constitucionalidad...”. Lo que significa que, eventualmente, existirían otras
disposiciones reglamentarias que, en la medida que sirvan para determinar la
competencia o las atribuciones del Congreso de la República, podrían ingresar
dentro de los alcances del artículo 22 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional (LOTC). Tal afirmación del Tribunal Constitucional pone de relieve,
prima facie, que al igual de lo que sucede con determinados preceptos de la Ley
Orgánica, no todos los preceptos del Reglamento del Congreso –si es que el
reglamento forma parte- se integran al bloque de constitucionalidad, sino sólo
aquellos que desarrollan competencias y atribuciones del Congreso previstas en
la Constitución.
Siguiendo al autor en cita, sucede, sin embargo, que si efectivamente ciertas
normas del Reglamento parlamentario sirven para juzgar si una determinada

36Cfr. CARPIO MARCOS, Edgar, “El reglamento parlamentario como fuente del derecho”, en
Revista jurídica del Perú, N°. 39, 2002, pp. 15 y ss.
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Jesús Caldera Ynfante, PhD

fuente con rango de ley (ley ordinaria, ley orgánica o ley de delegación de
facultades) es inconstitucional por la forma, esa declaración de
inconstitucionalidad no se debe siempre y en todos los casos a la transgresión de
las disposiciones que regulan las atribuciones y competencias del Parlamento, ni,
en fin, el reglamento parlamentario es una “ley”, aunque de ello no se pueda
deducir que no se trate de una fuente formal del derecho, o que no tenga el rango
de las leyes (por lo demás explícitamente anunciado por el inciso 4º del artículo
200 constitucional). Y es que si ciertas disposiciones del reglamento
parlamentario sirven para evaluar la validez formal de las leyes, esas
disposiciones no son precisamente las que regulan las atribuciones y
competencias del Congreso en cuanto órgano constitucional, sino, aquellas que,
al tener relación con el procedimiento legislativo, expresan, a su vez, sendos
principios constitucionales en las relaciones entre mayoría y minoría
parlamentaria.37

El requisito de “conformidad con la Constitución” para integrar el bloque de


constitucionalidad en Perú.
Para el autor Carpio Marcos, ya citado, el artículo 22 de la LOTC peruano no sólo
describe el tipo de normas que han de sumarse o entenderse como conformantes
del bloque de constitucionalidad. Ha previsto también una exigencia sustantiva no
menos importante, pues aún tratándose de preceptos de una ley orgánica que
tengan por objeto determinar las competencias y atribuciones de los órganos
constitucionales y de relevancia constitucional, es necesario que éstas se hayan
dictado “dentro del marco constitucional” o, lo que es lo mismo, se traten de
preceptos de una ley orgánica que se encuentren “conformes con la Constitución”.
Por tanto, prima facie, no podrá comprenderse en el parámetro aquellos
preceptos cuya legitimidad constitucional se haya cuestionado –y, por tanto, ellas
mismas sean objeto del control de constitucionalidad-, o el Tribunal entiende que
no se encuentran conformes con la Constitución. La eventual condición de normas

37 Sobre el particular, el autor Carpio Marcos remite al trabajo colectivo “El reglamento
parlamentario como canon de control de la acción abstracta de inconstitucionalidad”, en AA.VV. El
Derecho Público a comienzos del siglo XXI. Estudios en homenaje al profesor Allan Brewer Carías,
t. 1, pp. 1075 y ss
46
Jesús Caldera Ynfante, PhD

paramétricas para enjuiciar la constitucionalidad de las leyes se pierde, pues, en


el preciso momento en que su legitimidad constitucional ha sido impugnada, o
porque el Tribunal Constitucional juzga, en una pretensión destinada a evaluar la
validez de cualquier otro acto legislativo distinto de aquél, que ésta no se
encuentra “dentro del marco de la Constitución”, procediendo a declarar su
ilegitimidad.
El status de las normas que forman parte del bloque de constitucionalidad
en el sistema de fuentes del derecho peruano.
Prosigue Carpio Marcos, explicando que en Perú, “nada de lo anteriormente dicho
enerva el status de normas con rango de ley de los preceptos que, desde esta
perspectiva, forman parte del bloque de constitucionalidad; o, dicho en otras
palabras, no porque eventualmente formen parte del bloque, ex articulo 22 de la
LOTC, los preceptos que la integran se encuentran en una posición semejante a
la Constitución. Se tratan, en todos los casos, de normas subordinadas a la Lex
Legum, y bajo ningún punto de vista puede predicarse de ellas un rango distinto
al que tienen las leyes.
De manera que no tienen paridad de rango con la Constitución, ni
encontrándose por debajo de ella, por el hecho de formar parte del bloque,
ocupan una posición superior a las demás normas con rango de ley”. Y es que el
rango o posición que ocupan en el sistema de fuentes formales no viene
determinado por lo dispuesto en una ley orgánica, como es el art. 22 de la LOTC;
así se trate de aquella que regula al Supremo Intérprete de la Constitución, sino,
por lo que a propósito del tema se haya previsto en la Carta Magna (inc. 4 del art.
200). El rango constitucional de una fuente, tratándose de fuentes distintas a la
Constitución –como sucedió con los tratados sobre derechos humanos con la
Constitución de 1979-, no es aquel que una fuente primaria pueda disponer, sino,
cuando así sucede, la que la propia Constitución señala.
Sin embargo, no es esta la lectura que se le ha dado. A juicio de Ernesto Blume
Fortini38 quien ha sido quien mayores esfuerzos ha dedicado al tema, su inserción
en el parámetro termina por conferirles el mismo rango de la Constitución. A su

Cfr. “El bloque de la constitucionalidad municipal en el Perú”, en AA.VV. Temas de Derecho


38
Municipal, CAL, Lima 1999, pp. 150-151.
47
Jesús Caldera Ynfante, PhD

entender, el bloque de constitucionalidad “es un conjunto normativo conformado


por los preceptos contenidos en la misma Constitución y los preceptos contenidos
en la ley de desarrollo constitucional y sus complementarias, dictadas dentro del
marco constitucional... conjunto normativo que..., es considerado por el juez
constitucional como un todo o ´bloque´. El bloque de constitucionalidad, prosigue,
es una unidad, que comprende la sumatoria de ambas normativas... la cual será
comparada con la norma cuestionada para determinar su constitucionalidad o su
inconstitucionalidad, entendiendo por constitucionalidad de una norma jurídica
aquel vínculo de armonía y concordancia plena entre la Constitución y las demás
normas del sistema jurídico que aquella diseña; tanto en cuanto al fondo como a
la forma.”
Blume Fortini, en un trabajo anterior señaló que “de acuerdo a la doctrina del
Derecho Constitucional contemporáneo, la normativa que regula un determinado
órgano, ente entidad o institución del Estado de rango constitucional, conformada
por el conjunto de normas contenidas en la propia Constitución que lo crean,
establecen sus características básicas y determinan sus principales
competencias, y la respectiva normativa infraconstitucional de primer rango que
contiene su regulación complementaria, conformada por el conjunto de normas
contenidas en su correspondiente ley de desarrollo constitucional y en las leyes
que complementan a esta última, que desarrollan con más detalle sus
características y competencias, así como otros aspectos atinentes a su adecuado
funcionamiento, constituyen el bloque de constitucionalidad.”39 .
Como antes se ha sostenido, siguiendo a Carpio Marcos, la función de una norma
que integra el parámetro de control en la acción de inconstitucionalidad es
estrictamente procesal, sin mayor consecuencia sobre su rango. Y es que no
porque eventualmente ciertas disposiciones formen parte del bloque de
constitucionalidad, los preceptos que la integran se encuentran en una posición
semejante a la Constitución. Mantienen en todos los casos, su condición de
normas subordinadas a la Lex Legum, y bajo ningún punto de vista puede
predicarse de ellas un rango distinto al que la misma Constitución les ha conferido.

39Cfr. Libro colectivo El rango de ley de las ordenanzas municipales en la Constitución de 1993
(Colisión normativa entre ley del Congreso y Ordenanza Municipal), Municipalidad Metropolitana
de Lima, Lima, 1997, p. 32).
48
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Finalmente, concluiremos con Carpio Marcos, no está de más advertir que detrás
de esta forma de conceptualizar lo que sería el bloque de constitucionalidad
peruano, “se esconde una situación singular. Explicándose el modelo español del
bloque de constitucionalidad, se ha llegado a una conclusión semejante a la que
se predica del modelo francés, hipótesis que, ni en la misma España, por cierto,
se ha sugerido”.
Por ello, la referencia al concepto de “bloque de constitucionalidad” pudo
observarse, con las peculiaridades anotadas, al ponerse en funcionamiento el
Tribunal de Garantías Constitucionales, e incorporarse en su Ley Orgánica (Ley N°.
23385), que estatuyó que “Para apreciar la constitucionalidad o la
inconstitucionalidad de las normas mencionadas en el artículo 19, el Tribunal
considera, además de los preceptos constitucionales, las leyes que, dentro del
marco constitucional, se hayan dictado para determinar la competencia de los
órganos del Estado”.

2.- EL CONCEPTO DE BC EN STRICTU SENSU Y LATU SENSU Y ALGUNOS


PAÍSES EN QUE SE PRESENTA.
El BC stricto sensu, se encuentra conformado por aquellos principios y normas
de valor constitucional, los que se reducen al texto de la Constitución propiamente
dicha y a los tratados internacionales que consagren derechos humanos cuya
limitación se encuentre prohibida durante los estados de excepción. Con respecto
a la acepción estricta del concepto de bloque de constitucionalidad, la Corte
Constitucional Colombiana ha sentado la siguiente doctrina:
"Como vemos, el bloque de constitucionalidad está compuesto por
aquellas normas y principios que, sin aparecer formalmente en el
articulado del texto constitucional, son utilizados como parámetros del
control de constitucionalidad de las leyes, por cuanto han sido
normativamente integrados a la Constitución, por diversas vías y por
mandato de la propia Constitución. Son pues verdaderos principios y
reglas de valor constitucional, esto es, son normas situadas en el nivel
constitucional, a pesar de que puedan a veces contener mecanismos de

49
Jesús Caldera Ynfante, PhD

reforma diversos al de las normas del articulado constitucional stricto


sensu."
Por otro lado, la Corte ha adoptado una noción lato sensu del bloque de
constitucionalidad, según la cual aquel estaría compuesto por todas aquellas
normas, de diversa jerarquía, que sirven como parámetro para llevar a cabo el
control de constitucionalidad de la legislación. Conforme a esta acepción, el BC
estaría conformado no sólo por el articulado de la Constitución sino, entre otros,
por los tratados internacionales de que trata el artículo 93 de la Carta, por las leyes
orgánicas y, en algunas ocasiones, por las leyes estatutarias. Sobre dicho asunto,
se ha expresado como sigue:
"Con arreglo a la jurisprudencia de esta Corporación, el bloque de
constitucionalidad está compuesto por aquellas normas y principios que, sin
aparecer formalmente en el articulado del texto constitucional, son utilizados
como parámetros del control de constitucionalidad de las leyes. Ello bien
porque se trata de verdaderos principios y reglas de valor constitucional, esto
es, porque 'son normas situadas en el nivel constitucional', como sucede con
los convenios de derecho internacional humanitario, o bien porque son
disposiciones que no tienen rango constitucional pero que la propia Carta
ordena que sus mandatos sean respetados por las leyes ordinarias, tal y como
sucede con las leyes orgánicas y estatutarias en determinados campos"
Según el profesor iuspublicista Ramelli, “el bloque lato sensu está integrado por
disposiciones que tienen un rango normativo superior a las leyes ordinarias, aunque
a veces no gocen de rango constitucional.”40
Para OLANO GARCÍA, el BC lato sensu, “su función es la de servir de referente
necesario para la creación legal y para el control constitucional y estaría conformado
por el articulado de la Constitución (incluido el preámbulo), las leyes estatutarias, las
leyes orgánicas, algunos tratados y convenios internacionales sobre derechos

40 Cfr. Ramelli, Alejandro. Ramelli, Alejandro. Sistema de Fuentes del Derecho Internacional Público y
“Bloque de Constitucionalidad en Colombia”. Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de
Derecho Constitcional. UNAM. No.- 11. Julio-diciembre de 2004. Consultado en
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/cuestiones-constitucionales/article/view/5711/7482
50
Jesús Caldera Ynfante, PhD

humanos que admiten ser limitados bajo estados de excepción, y los instrumentos
internacionales sobre límites.”41
El mismo OLANO GARCÍA nos dice que, “en contrapartida, el segundo (el bloque
stricto sensu), comprende aquellos principios y reglas que han sido normativamente
integrados a la Constitución por diversas vías y por mandato expreso de la Carta,
como es el caso de los tratados internacionales de DIH (artículo 93 de la Constitución)
y aquellos sobre derechos humanos que no admiten suspensión durante situaciones
de anormalidad.”42
Por lo anterior, pertenecen al denominado bloque de constitucionalidad lato
sensu, normas que se caracterizan por: ser parámetro para efectuar el control de
constitucionalidad del derecho interno; tener un rango normativo superior a las
leyes ordinarias; y formar parte del bloque de constitucionalidad gracias a una
remisión expresa efectuada por alguna disposición constitucional. En conclusión,
como lo ha sugerido el autor Rodrigo Uprimny,43 hacen parte del bloque
constitucional en sentido estricto:
el preámbulo
el articulado de la constitución
los tratados de límites ratificados por Colombia
los tratados de derecho humanitario
los tratados ratificados por Colombia que reconocen
derechos intangibles
los artículos de los tratados de derechos humanos ratificados por
Colombia, cuando se trate de derechos reconocidos por la Carta
y
la doctrina elaborada por los tribunales internacionales en relación
con esas normas internacionales, al menos como criterio
relevante de interpretación.

41 Cfr. OLANO GARCÍA, Hernán Alejandro. El bloque de Constitucionalidad en Colombia.


Estudios Constitucionales. Colombia. Revista del Centro de Estudios Constitucionales de Chile,
vol. 3, núm. 1, 2005, pp. 231-242. Formato digital PDF. Visible en
https://www.redalyc.org/pdf/820/82003112.pdf
42 Ibídem.

43 UPRIMNY YEPES, Rodrigo. Bloque de Constitucionalidad, Derechos Humanos y Nuevo


Procedimiento Penal. DeJusticia.Org. Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad., p. 2,
consultado en http://dejusticia.org/.
51
Jesús Caldera Ynfante, PhD

En sentido lato:
las leyes estatutarias
las leyes orgánicas haciendo la aclaración de que algunas
sentencias de la Corte las excluyen del bloque en sentido lato.
A juicio del doctrinante Uprimny,44 posteriormente, la sentencia C-191 de 1998
consolida esta diferenciación conceptual ya que la Corte distingue expresamente
entre el bloque en sentido estricto (normas de rango constitucional) y en sentido
lato (parámetros de constitucionalidad). Así, el fundamento 5 de esa sentencia
afirma:
“Resulta posible distinguir dos sentidos del concepto de bloque de
constitucionalidad. En un primer sentido de la noción, que podría denominarse
bloque de constitucionalidad stricto sensu, se ha considerado que se encuentra
conformado por aquellos principios y normas de valor constitucional, los que se
reducen al texto de la Constitución propiamente dicha y a los tratados
internacionales que consagren derechos humanos cuya limitación se
encuentre prohibida durante los estados de excepción (C.P., artículo 93). (…)
Más recientemente, la Corte ha adoptado una noción lato sensu del bloque de
constitucionalidad, según la cual aquel estaría compuesto por todas aquellas
normas, de diversa jerarquía, que sirven como parámetro para llevar a cabo
el control de constitucionalidad de la legislación. Conforme a esta acepción,
el bloque de constitucionalidad estaría conformado no sólo por el articulado de
la Constitución sino, entre otros, por los tratados internacionales de que trata
el artículo 93 de la Carta, por las leyes orgánicas y, en algunas ocasiones, por
las leyes estatutarias”.
Según este autor, luego, otras sentencias, como la C-582 de 1999, retoman esa
misma distinción, de suerte que ésta parece haberse consolidado en la práctica
jurisprudencial de la Corte.
Para Umprimny, en criterio expuesto en la obra comentada, la afirmación del
rango superior de la Constitución Política se traduce en las sentencias que dicta
la Corte Constitucional, a través de las cuales esta Corporación cumple su función
de máximo y auténtico intérprete de la Carta, ejerciendo el control competente a

44 Ob. Cit.
52
Jesús Caldera Ynfante, PhD

través de un procedimiento definitivo respecto de la concordancia de ciertas


normas jurídicas con la integridad y primacía de la Carta y de su comparación con
otras disposiciones, las cuales de acuerdo con el mismo texto Superior, poseen
jerarquía constitucional por ser verdaderos principios y reglas de valor
constitucional, los que se reducen al texto de la Constitución propiamente dicha
y a los tratados internacionales que consagren derechos humanos cuya limitación
se encuentre prohibida durante los estados de excepción, (bloque de
constitucionalidad stricto sensu), o a partir de otras normas que aunque no
tiene rango constitucional, representan parámetros para analizar la validez
constitucional de las disposiciones sometidas a su control (bloque de
constitucionalidad lato sensu), por lo cual el bloque en sentido amplio, “estaría
compuesto por todas aquellas normas, de diversa jerarquía, que sirven como
parámetro para llevar a cabo el control de constitucionalidad de la legislación”.
Países en que se presenta:

COLOMBIA.- Tiene la particularidad de contar con la distinción de BC en


Stricto Sensu y Lato Sensu por reenvío (remisión) móvil o indeterminado, en
la terminología empleada por el doctor Hernando Yépez Arcila.

FRANCIA.- El BC se entiende Stricto Sensu por remisión o reenvío recepticio.

ESPAÑA.- El BC se configura stricto sensu y lato sensu por remisión móvil en


tanto se ha señalado que el bloque está integrado tanto por normas
materialmente constitucionales, como por normas formalmente
constitucionales. En las primeras integra las normas que por el modelo del
Estado español fueron sustraídas de la Constitución, pero que tienen una función
materialmente constitucional, como aquellas leyes o normas que delimitan
competencias. En el segundo grupo, se encuentran las normas formalmente
constitucionales, como lo son las derivadas directamente de la constitución y las
de delimitación de competencia, que se encuentran estipuladas en los Estatutos
de Autonomía.

PERU.- El BC solo se configura stricto sensu por remisión recepticia restringida de


la Carta de 1993 a algunas normas orgánicas (organizadoras de competencias

53
Jesús Caldera Ynfante, PhD

del poder público) que lo conforman las cuales siempre están calificadas como
infra-constitucionales. Es decir, que si bien pueden formar parte del BC no por
ello alcanzan rango constitucional. Asimismo, los Tratados, Acuerdos y Pactos
internacionales sobre derechos humanos no tienen mención expresa, en cuanto a
jerarquía, equiparada a la actual Carta de 1993, como si lo establecía
expresamente el artículo 105 de la Constitución de 1979.

PANAMÁ.- La Costumbre Constitucional forma parte del Bloque de


Constitucionalidad al igual que el Estatuto de retorno al orden constitucional.
Antes comentamos el caso italiano que contempla la costumbre constitucional
dentro del BC. Por generalidad, en Panamá no es aceptable que la costumbre
forme parte del BC, empero, en fallo de 19 de febrero de 1992, la Corte Suprema
resolvió acción de amparo contra una Resolución del Ministerio de Trabajo que fue
emitida por el viceministro, quien en ese momento estaba actuando como Ministro
suplente o adjunto. De acuerdo a este fallo, “existe en Panamá una costumbre de
valor constitucional, según la cual se estima que los Viceministros actúan
jurídicamente, dentro del orden constitucional, al reemplazar en sus funciones a
los Ministros de Estado en ciertos casos.”

“Y por tanto, como existe una laguna constitucional en relación a la actuación de


los Viceministros, la doctrina constitucional ha admitido que la costumbre puede
ser una fuente del derecho constitucional, incluso para los países con una
Constitución escrita y de carácter rígida. De igual manera, con relación a los
acuerdos simplificados celebrados con otros países, en el caso que nos ocupa
con Estados Unidos, estima la Corte que lo mismos no se asimilan a tratados, ya
que se concluyen en dos etapas, la negociación y la firma, y además, no requieren
ratificación, y en virtud de que nuestro ordenamiento jurídico no regula estos
actos, se presenta entonces, “los elementos integrantes de una costumbre
constitucional: la adopción constante y reiterada por parte del Ejecutivo de
acuerdos simplificados sobre la materia discutida y otras, y la convicción de que
al adoptarse tales acuerdos se actúa conforme al orden constitucional
panameño.”

54
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Indica que “esta costumbre de los acuerdos simplificados data del año 1936,
cuando nuestra nación empezó a celebrar estos acuerdos con los Estados Unidos
para exoneración de impuestos sobre la renta en cuanto a actividades de
explotación de la marina mercante.”

Finaliza, esta Sentencia indicando que esta costumbre “tiene jerarquía normativa
suficiente para prever una exoneración tributaria, la cual, si normalmente debe ser
prevista en una ley, con mayor razón puede estarlo en una costumbre
constitucional de jerarquía superior a la ley.”

Se deduce de lo anterior que la Corte considera la costumbre parte del BC cuando


la misma es reiterada y constante durante un largo periodo y que recaiga sobre la
misma materia, pues de lo contrario no puede considerarse como tal.

3.- ELEMENTOS CONVERGENTES Y DIVERGENTES DEL BC EN ALGUNOS


DE LOS PAÍSES COMPARADOS.

La doctrina de BC es coetánea a la consolidación del Estado social de derecho, de


la segunda posguerra, en los años 70, y que ha contribuido, al mismo tiempo, a
la solidificación del principio de respeto y no vulneración de los derechos humanos
fundamentales típico del enunciado del principio del Estado constitucional
democrático en boga en el discurso y praxis jurídico-político de nuestros días.

Una vez adoptada por el Consejo Constitucional de Francia la doctrina del BC,
como elemento convergente determinante podemos resaltar el hecho que, en
la práctica judicial, se fue extendiendo su radio de acción a países como
España, Colombia y Perú, entre otros, como ha quedado señalado en acápites
anteriores, que empezaron a aplicarla, debido a la aparición de fenómenos
importantes en la evolución del derecho, esto es el reconocimiento de la
existencia de normas y principios, no necesariamente expresos, que asumen la
jerarquía de normas, valores o principios constitucionales que no pueden ser
contrariados por normas de rango legal, y por otro lado, la concepción dinámica
sobre la progresividad e intangibilidad de los derechos humanos que evolucionan
y o deben quedar “encasillados” en un “numerus clausus” de disposiciones
55
Jesús Caldera Ynfante, PhD

expresadas indicadas solo en la Carta Política sino que atienden a la “globalidad


legal” fruto de la universalización de dichos derechos.

Otro elemento convergente obedece al reconocimiento y asunción, en estos


países, del significado materializable, en situaciones fácticas concretas, de la
llamada Cláusula Martens o cláusula de derechos innominados (que ha
contribuido al desarrollo de la doctrina del BC), por medio de la cual se busca que,
en los casos no previstos por la legislación vigente, la persona sea tratada bajo
los parámetros y principios que rigen la aplicación universal de los Derechos
Humanos, lo cual también comprende el reconocimiento de los derechos que no
estén previstos de manera expresa en el ordenamiento jurídico. En consecuencia
la enunciación de los derechos fundamentales puede no ser taxativa, porque
permite reconocer derechos que no están enunciados en la Constitución y no
implica la negación de otros derechos inherentes a la persona humana.

Resulta, igualmente convergente que (salvo en Perú como quedó antes anotado),
en la utilización de la doctrina del bloque de constitucionalidad en Colombia,
España y Francia, las normas que lo integran adquieren rango constitucional
y pasan a formar parte de su cuerpo dogmático superior.

Otra convergencia resaltante es que (salvo Francia a menos que traten de


aprobación de Tratados o de la organización de la Cámara) el BC lo conforman un
grupo de normas (orgánicas o estatutarias), que predominan sobre las demás, en
cuanto a la delimitación de competencias entre el Estado o en desarrollo de los
derechos humanos fundamentales. Por ello, algunos autores, como Yépez Arcila,
manifiestan que el bloque de constitucionalidad es “un remedio que nació en
Francia para actuar sobre una enfermedad propia de la realidad jurídico política
gala”, distinta de otros países. En Francia, para que una norma integre el bloque
de constitucionalidad en dicho país, tiene que ser rigurosamente una norma o
regla de delimitación competencial.

Como punto divergente, acotamos que desde el punto de vista español, a


diferencia del francés y el colombiano se excluyen del de bloque de
constitucionalidad las normas referentes a los derechos humanos. El caso

56
Jesús Caldera Ynfante, PhD

peruano, desde la Constitución de 1993, es un tanto similar al español, en este


aspecto, según hemos apuntado aunque no es pacífica en la doctrina y la practica
judicial inca tal afirmación.

Ahora bien, si tomáramos lo afirmado por el tratadista Rubio Llorente, en el


sentido de que las normas primarias sí integran el bloque, se deben tener en
cuenta también a todas aquellas normas que regulan derechos
fundamentales por disposición expresa de la Constitución, es decir, que como
normas primarias, sí deben, en consecuencia, integrar “Bloque de
Constitucionalidad” en España.

4.- ELEMENTOS PROBLEMATICOS DE LA ADOPCION DEL BC

Seguiré en este aspecto algunas ideas de lo afirmado por el maestro Hernando


Yépez Arcila,45 para el caso colombiano, en particular, y de los otros países, en
general, por otros tratadistas, al siguiente tenor:

a.- El BC puede contribuir al aumento de la discrecionalidad judicial. Por efecto


de la adopción del reenvío móvil en las sentencias de la Corte Constitucional de
Colombia, la amplitud y apertura del Bloque de Constitucionalidad, pueden
conducir a una situación en la que los operadores jurídicos, particularmente el
jurisdiccional, tengan un extenso margen de apreciación para detectar los
argumentos que solucionen la controversia plantada, yendo, en algunos casos,
mas allá de lo legalmente permitido.

b.- El BC puede con llevar a la carencia de certeza y seguridad jurídica. Se acota


que de la certeza, en tanto no precisa con exactitud los contenidos normativos
que deben aplicarse a las situaciones que se generen en la dinámica del
ordenamiento jurídico y frente a la seguridad jurídica, porque su composición
normativa abierta y permeable, no posibilita una solución uniforme para casos que
tengan una base fáctica similar.

45Lecciones impartidas al autor durante su formación para optar al título de Especialista en Derecho
Sustantivo y Contencioso Constitucional en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, a la cohorte
del año 2011.
57
Jesús Caldera Ynfante, PhD

c.- El BC debilita la supremacía de la Constitución al relajar el principio de rigidez


de la misma. Al incorporar, en el caso colombiano, normas estatutarias y orgánicas
al mismo rango de supremacía de la Constitución, sabiendo que están no cuentan
para su revisión o modificación con un procedimiento reforzado de reforma, y que
las puede hacer de ordinario el ente legislativo, se expone el Texto superior al
riesgo que su estructura dogmática se vea modificada, en consecuencia, sin
atender las exigencias formales y materiales indicadas en la Carta misma para
acometer el procedimiento taxativo de reforma constitucional.

d.- El BC puede incidir en Desaparición del derecho legislado. El Bloque de


Constitucionalidad reduce o anula la conformación del derecho mediante el
proceso de la legislación, desplazando la estructura normativa definida en normas
jurídicas, para en su lugar, edificarlo con fundamentos normativos
indeterminados, como son los valores y los principios.

e.- Pérdida de sistematicidad del orden jurídico. Desde la óptica del BC, el
ordenamiento jurídico se reduciría al derecho constitucional. Así las cosas, dicen
los críticos de la doctrina, el derecho constitucional, termina solucionando todos
los conflictos jurídicos, situando en un plano secundario las fuentes formales y
ordinarias el resto del ordenamiento jurídico normativo.

CONCLUSIÓN

El bloque de constitucionalidad representa, como herramienta hermenéutica, un


avance en la interpretación constitucional de hoy día, puesto que a través de ella
se pueden hacer valer, más alla del texto constitucional, los derechos
fundamentales a favor de la persona humana y garantizar la constitucionalidad de
los normas infraconstitucionales, ensanchando su horizonte de normatividad o
vinculatoriedad jurídica a un universo de normas, ubicadas fuera de la
Constitución, pero que la integran meterialmente, por ser parte del derecho
convencional sobre DDHH aplicable a Colombia, dotadas de ius cogens, por obra
de su vigencia legal luego de haber contado con la ratificación jurídica dentro del
país.
58
Jesús Caldera Ynfante, PhD

Desde nuestra humilde óptica, es una herramienta de interpretación al tiempo que


un instrumento de protección de los derechos fundamentales, en tanto incide en
la correcta aplicación de la norma que garantice la integridad e incolumidad de la
esencialidad de estos, haciéndolos efectivos al exigir el cumplimiento del deber
estatal de promoverlos, garantizarlos, asegurarlos y protegerlos por su inherencia
directa al contenido normativo de la dignidad humana de toda persona en el
Estado democrático constitucional. Esto, mediante la atribuación de eficacia y
aplicación concreta a las disposiciones internacionales o resoluciones de
organismo internacionales competentes en materia de derechos humanos
(ratificadas por el país) en idéntico nivel de jerarquía constitucional de la que están
revestidos aquellos derechos humanos consagrados expresamente en la Carta
Política de 1991.

Su finalidad es la añadir otras fuentes jurídicas del derecho constitucional como es


la jurisprudencia, costumbre, tratados internacionales, etc., que ofrezcan un marco
más amplio de interpretación que muchas veces es limitada por la rigidez de las
Constituciones, así como eliminar el carácter de numerus clausus que antaño
predominaba en la redacción de las normas referentes a los derechos humanos,
puesto que su cantidad se ha ido acrecentando al paso del tiempo, y además son
de naturaleza inalterable e inalienable.

La doctrina referida surge en Francia, gracias a la jurisprudencia del Consejo


Constitucional francés en la década de los setenta y la labor investigativa doctrinal
acerca de la justicia constitucional desarrollada por el profesor Luis Favoreau.

La misma se extendió a varios países con el fin de que la misma contribuyera a


formalizar y consolidar los Estados de Derecho, en especial de los países que
habían sido víctimas de tiranos, y que por mucho tiempo los derechos humanos
fueron desconocidos, ya de facto o per legem.

Referencias bibliográficas
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en la Jurisprudencia de la Corte Constitucional Colombiana”, en Revista
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