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Enfermería Psicosocial

LA PERCEPCIÓN

INTRODUCCIÓN A LA PERCEPCIÓN : EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD

Al profesional de la psicología, centrado en el estudio de la conducta, le interesa no tanto la


realidad independiente del hombre, como la realidad tal y como es captada por el hombre concreto.
¿Por qué?. Porque si bien nuestro comportamiento es la resultante de una situación y de unos estímulos
exteriores, sólo tiene realidad en cuanto los percibimos como tales.

Nos encontramos, pues, ante dos realidades distintas:


- La realidad exterior a nosotros de la que somos conscientes sin percibirla
inmediatamente. Sabemos, por ejemplo, que existe la ciudad de París; pero no la
percibimos directamente.
- La realidad exterior que captamos inmediatamente. Por ejemplo, el autobús que pasa
por delante nuestra.

Los primeros psicólogos, dentro de una orientación filosófica, se preocuparon por desgajar los
elementos iniciales de nuestro conocimiento del mundo exterior. Para ellos, por una parte, existíamos
nosotros, el yo y por otra la realidad exterior, el mundo. Gracias a la sensación conectamos con el
mundo. La organización en nosotros de varias sensaciones daría lugar a la percepción. La percepción
supone la interpretación de los estímulos recibidos.

Hoy en día, máxime después de los estudios realizados por los llamados Psicólogos de la Forma,
se considera menos importante analizar, atomísticamente, los elementos de nuestro conocimiento de la
realidad, para insistir en las formas o totalidades que captamos de manera unitaria. Se habla más de
percepción y menos de sensación. .

Por la percepción nosotros entramos en contacto con el mundo exterior. La percepción es un


acto de naturaleza cognitiva, eminentemente complejo, en el que interviene toda la persona en su
totalidad. Percibimos no sólo objetos físicos (libros, mesas, coches) sino personas (mi madre, mi novia,
mi amigo, etc.) e incluso realidades sociales (mi club de fútbol, el gobierno español, Francia, etc.). Por
la percepción la realidad queda en nosotros estructurada y recibe un significado concreto.

TIPOS DE PERCEPCIÓN

Para que tengamos percepción necesitamos un objeto exterior que captar. De lo contrario se
habla de alucinación. La alucinación es la percepción sin objeto. Según sean los objetos percibidos,
hablaremos de tres tipos de percepción:
- Percepción real o percepción de objeto físico (ejemplo: percepción de un billete, de un bolígrafo,
etc.).
- Percepción personal o percepción de una persona (ejemplo: percepción de Juan; el objeto perci-
bido es a su vez, perceptor -me percibe a mí-).
- Percepción social o percepción de grupos y realidades sociales (ejemplo: percepción de los ame-
ricanos, percepción de la Iglesia Católica, etc.).

COMPONENTES DE LA PERCEPCION

En el acto que llamamos percepción intervienen tres componentes o elementos estrechamente


asociados. Estos elementos no se dan por separado, sino que constituyen una única realidad: la per-
cepción.

El proceso sensorial

"Nada llega a nuestro conocimiento si antes no llega a nuestros sentidos". Este aforismo clásico
nos recuerda el valor de las sensaciones para lograr la percepción. El primer contacto con el mundo
circundante lo tenemos a partir de las sensaciones.
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Las sensaciones constituyen la fase inicial en la recepción de la información.

Al hablar de sensaciones hemos de tener cuidado con el contenido que les damos. En la
expresión "qué sensación tan placentera", bien que hablemos de sensación, nos referimos a la
percepción de placer, al acto complejo de contacto total de nosotros con la realidad.

Las sensaciones son puras abstracciones cuando se las individualiza. Las sensaciones como
elementos aislados e independientes no existen: Sólo existen integradas dentro de procesos cognitivos
más complejos, cual es la percepción.

Por otra parte, no cabe hablar de hecho sensorial sino del proceso sensorial, pues no recibimos
el estímulo sensorial de modo aislado, sino de forma compleja. Así en la experiencia visual recibimos
simultáneamente distintas estimulaciones sensoriales: colores, formas, movimientos, etc.

Aún más, a veces corremos el peligro de considerar que la estimulación sensorial la recibimos
pasivamente, como si los estímulos vinieran a nosotros. Hoy se sabe que el hombre no sólo recibe, sino
que también busca estimulación. Es, pues, un proceso activo.

El proceso simbólico

La percepción implica una estructuración de la realidad: interpreta y organiza la información


recibida sensorialmente.
Los objetos que le rodean, sólo cobran significado para una persona cuando ésta los percibe. El
hecho de percibir implica un proceso de simbolización, cada campo así estructurado se asocia a un
concepto.

Así cuando vemos un perro, nuestros procesos receptores nos permiten distinguir un objeto con
determinadas características de estructura, color, tamaño, etc., que resalta en el campo perceptivo que
le rodea. Pero simultáneamente percibimos que es un "perro". El concepto de perro lo asocia a
propiedades que sobrepasan la información que nos proporcionan los estímulos sensoriales (sensa-
ciones).

El proceso afectivo

En nuestras relaciones con el mundo, no podemos desentendemos de nuestra peculiar forma de


ser, ni de nuestra experiencia previa. La percepción es un acto de toda nuestra persona.

Así, la percepción de un gato puede resultarnos agradable o desagradable, según hayan sido
nuestros anteriores contactos con los gatos.

LA PERCEPCION DE OTRA PERSONA

Cuando el objeto de la percepción es una persona, fundamentalmente son válidos los principios
anteriormente estudiados. Pero el hecho de que sea una persona percibida por otra persona, introduce
particularidades importantes.

Además percibimos al otro no sólo como objeto físico, sino como persona. Y queremos, por
consiguiente, penetrar en su interioridad (intenciones, actitudes, motivaciones...) cuando le percibimos.

Características del otro

1. Es alguien que también percibe.


2. Es alguien que posee motivaciones y actitudes concretas.
3. Es alguien con características personales relativamente estables.
4. Es alguien que atribuye al perceptor a su vez, motivaciones, actitudes y disposiciones.
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Tipos de percepción de personas:

Aunque hablamos de la percepción de otra persona, exterior a nosotros, no estará de más


señalar cuáles son los tipos de percepción personal que podemos distinguir. Incluimos aquí también la
percepción que tenemos de nosotros mismos en cuanto personas. Centrémonos en las distintas per-
cepciones que Dolores y Fernando tienen de sus relaciones afectivas como esposos:

1. Autopercepción o percepción de sí mismo: Dolores se percibe a sí misma como esposa de


Fernando.
2. Heteropercepción o percepción que yo tengo del otro: Dolores percibe a Fernando como su
marido. Es la percepción del otro.
3. Autoheteropercepción o percepción que yo tengo de la percepción del otro sobre sí mismo: es la
percepción que Dolores tiene de cómo se percibe a sí mismo Fernando.
4. Metapercepción o percepción que el otro tiene de mí: Fernando percibe a Dolores como a su
mujer. Es una percepción exterior a Dolores. Esta la desconoce.

En las denominaciones de estos tipos de percepción, aunque aparentemente complicados, nos


hemos servido de las raíces griegas (auto = uno mismo; helero = otro; meta = más allá).

En la vida diaria estamos constantemente percibiendo a los demás y adaptamos nuestra conduc-
ta relacional según los resultados de tales percepciones.

Veamos cuáles son las limitaciones y los elementos que influyen en la exactitud de nuestra
percepción de otra persona.

Limitaciones en la percepción de otro:

1. La percepción de otra persona es un acto complejo. Para que la percepción sea correcta,
ajustada a la realidad, necesitamos conocer la situación del otro y su comportamiento en tal
situación. El beso puede ser tanto expresión de cariño como contraseña de traición (beso de
Judas). Además, la percepción del otro está influenciada por el estado psicológico del perceptor
en el momento. de percibir, así como por las actitudes fundamentales de su personalidad.

2. En la percepción personal pretendemos penetrar en la interioridad del otro. Ahora bien, el otro
casi nunca se manifiesta de modo directo. Hemos, pues, de basar nuestra percepción del otro en
signos indirectos.

3. Con facilidad nos dejamos influir por los estereotipos (juicios aceptados sin espíritu crítico sobre
personas, acontecimientos o cosas) y entonces generalizamos un conjunto de rasgos a partir de
indicios parciales.

4. En la percepción del otro, influye la actitud favorable o desfavorable que, a priori, tenemos para
con él.

La exactitud en la percepción del otro

Cuando percibimos a alguien, lo importante es obtener una percepción lo más exacta posible de
la real percepción del otro.

El grado de competencia para formular juicios exactos sobre otra persona depende tanto de las
características del perceptor, como de las características del percibido. En cuanto a las características
del otro, podemos destacar las siguientes:

1. La nitidez: con que se manifiesta, nitidez que le permite sobresalir dentro de un contexto o
situación particular. El lloro de una persona nos manifiesta nítidamente su tristeza. En cambio
con una expresión facial serena no sabemos si la persona está alegre o no.
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2. La frecuencia con que repite los mismos indicios. Si cada vez que encontramos a Pedro oímos
que critica duramente las actividades de su esposa, concluiremos -con poco margen de
equivocación- que sus relaciones matrimoniales no son armoniosas.

3. La información recibida durante el primer contacto tenido con la persona, dicha información
condiciona grandemente nuestra percepción del otro.

El que nuestra percepción -poniéndonos en situación de perceptor- sea más o menos exacta
dependerá:

1. De la experiencia que tengamos en percibir a otras personas.

2. De la motivación del perceptor para percibir a otros.

3. De la actitud receptiva del perceptor, actitud que le permite estar "a la escucha" del otro y saber
interpretar los indicios observados.

4. De las vivencias conjuntas que hayan tenido perceptor y percibido. Así dentro de un mismo
grupo étnico o religioso los individuos se suelen juzgar entre sí con bastante precisión, pues
disponen de unos mismos puntos de referencia en el pasado.

Las percepciones de otra persona conllevan muchas limitaciones y grandes ambigüedades. No


obstante nos apoyamos constantemente en ellas en nuestro comportamiento diario. Necesitamos
relacionarnos, enjuiciar los actos de los demás y sobre todo, actuar en consonancia.

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