1° Que en estos antecedentes compareció a fs. 89 el Fiscal Regional de La Araucanía Sr. Alberto Chiffelle Márquez, quien dedujo recurso de queja contra los Ministros de la Corte de Apelaciones de Temuco Sr. Leopoldo Llanos Sagristá, Sra. María Elena Llanos Morales y el Abogado Integrante Sr. Luis Iván Díaz García, por la sentencia que ellos pronunciaron el 24 de enero de 2012 y en cuyo mérito acogieron el recurso de nulidad deducido por la defensa del condenado Juan Tropan Huilipan quien lo había sido como autor de delitos reiterados de abuso sexual a una menor de edad cometidos entre los años 2008 y 2009. El recurso de queja fue declarado inadmisible por resolución de 27 de febrero del actual, que se lee a fs. 105, pero se ordenó informar a los recurridos ante la eventualidad de existir un error de procedimiento, lo que se pidió al tenor de la denuncia formulada en el libelo, en el que se indicaba que en el auto de apertura de juicio oral se consignaron como testigos, entre otros, a los menores de iniciales L.M.C.I., D.C.F.F. y a María Patricia Caro Silva, respecto de cuyo ofrecimiento e incorporación no hubo objeción alguna por la defensa, como tampoco la hubo cuando prestaron declaración en el juicio; sin embargo, después de pronunciada la sentencia condenatoria, se formalizó recurso de nulidad por la causal del artículo 374 letra c) del Código Procesal Penal, fundamentando la defensa que esos testigos no habían prestado declaración previamente ante el fiscal durante la investigación, de modo que se había impedido a la defensa contrastar sus declaraciones con las entregadas más tarde en el juicio oral. Ese reclamo fue acogido por los jueces recurridos, quienes, en el motivo tercero de la sentencia que se impugna, adujeron que según cierta interpretación que expresan, la defensa podría solicitar exclusión de prueba ante el Tribunal de Juicio Oral, sin que sea posible aducir la preclusión de esa posibilidad, puesto que ello implicaría limitar las facultades de la defensa en relación a la igualdad de armas y al principio del contradictorio. Más adelante, en el considerando cuarto, se sostiene que se privó a la defensa de la posibilidad de controlar a los testigos antes individualizados, porque dicha parte no pudo pedir la lectura para apoyo de memoria de declaraciones previas, o superar contradicciones o solicitar aclaraciones, ya que las versiones anteriores no existían. Se concluyó que del modo en que se había procedido se configuró la causal absoluta reclamada porque se impidió al defensor ejercer los derechos que le confiere el artículo 332 del Código Procesal Penal. En el libelo, el Fiscal Regional compareciente adujo que las faltas o abusos graves en que habían incurrido los jueces de la Corte de Temuco eran las siguientes: 1) exigir al Tribunal Oral algo imposible de cumplir: excluir prueba; 2) aceptar un reclamo que no se formuló en la etapa respectiva y que ya estaba zanjado, sin que los jueces del juicio oral tengan competencia para excluir prueba incorporada en el auto de apertura; 3) además, se impuso a los testigos del proceso penal, una exigencia legal inexistente, cual es, declarar ante el fiscal para poder hacerlo en el juicio oral. Agregó que la preparación de una causal de nulidad, así como la preclusión y la convalidación no son meras formalidades, sino que constituyen el efectivo resguardo del litigio ejercido con buena fe, puesto que cualquier supuesto vicio debe ser reclamado de inmediato e impedirse con ello que permanezca como una amenaza disponible para hacerla efectiva cuando parezca conveniente. Finalmente, adujo que no hay constancia en el juicio oral –para cuyo efecto adjuntó en su alegato los audios del juicio- que se haya impedido a la defensa hacer ejercicio del mecanismo que señala el artículo 332 del Código Procesal Penal. 2° Que en el informe evacuado por los señores ministros y el abogado integrante recurridos, se indicó que al admitirse en el juicio oral, testigos – cuyos dichos fueron valorados en la sentencia y en los que se fundó la decisión condenatoria- que no prestaron declaración ante el Ministerio Público o el Juez de Garantía, la defensa quedaba privada del control de dichas pruebas por la vía de la lectura para apoyo de memoria para demostrar o superar contradicciones o para solicitar aclaraciones (artículo 332 del Código Procesal Penal), del momento que tales declaraciones ante esos órganos eran inexistentes. Agregaron que con ello se produjo una evidente limitación al derecho de la defensa para controlar tales declaraciones y siendo un motivo absoluto el esgrimido por la defensa, no era necesaria la preparación. Por último, adujeron que siendo materia controvertida jurisprudencial y doctrinariamente, cualquiera fuera la posición adoptada, resultaba plausible jurídicamente, de modo que no podía ser constitutiva de falta o abuso alguno. 3° Que como se lee de la copia del recurso de nulidad agregada a fs. 74, lo que reclamó la defensa del condenado Juan Tropan Huilipan a través de la causal absoluta del artículo 374 letra c) del Código Procesal Penal, fue la “afectación del derecho de la defensa a ejercer las facultades que la ley le otorga, al admitir la incorporación al juicio de prueba(sic) que han sido obtenidas con inobservancia de las garantías constitucionales.” Más adelante se explica que “…lo que en el presente caso se presenta por el hecho de haber admitido como testigos en el juicio, a quienes no han prestado declaración ante el Ministerio Público en la etapa de investigación, no obstante su obligación de registro de las actuaciones efectuadas durante la etapa de de (sic) investigación, la que no se cumplió.” Señala el recurrente de nulidad que se impide a la defensa “conocer de antemano cuáles son los hechos sobre los que habrán de declarar los testigos, y de este modo elaborar una estrategia de interrogatorio acorde a su deposición” y, además, “se priva a la defensa de la posibilidad de contrastar a los testigos con sus declaraciones ante el Ministerio Público para que el tribunal pueda calificar su autenticidad.” El defensor del acusado sostiene que la sentencia se vale del testimonio de los menores L.M.C.I. y D.C.F.F., así como del dicho de la testigo María Patricia Caro Silva, lo que habría sido reclamado por esa defensa en el juicio oral y rechazado por el tribunal, infringiéndose así el principio de igualdad de armas que debe haber entre las partes y afectando el derecho del imputado a su defensa. Luego se argumenta en torno a las causales subsidiarias de los artículos 374 letras e) y f) del Código Procesal Penal y 373 letra b) del mismo código. 4° Que, como se ha destacado, la infracción concreta que se denuncia y que habría producido un efecto perjudicial a la defensa del acusado, es la inexistencia de una declaración previa ante el Fiscal de los testigos menores L.M.C.I. y D.C.F.F., así como de doña María Patricia Caro Silva, lo que se reprocha tanto como falta de declaración previa, como de omisión de registro. Sin embargo y como se advierte también de la sola lectura de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Temuco, no hay norma legal que imponga al Ministerio Público la obligación de interrogar a todos los testigos que ofrecerá en el auto de apertura del juicio oral y si bien pudiera llegarse a interpretar que ello fuera necesario (si se tiene presente que el fiscal está obligado a señalar aquello sobre lo cual prestarán declaración los testigos), lo cierto es que junto con la acusación la defensa recibió todos los antecedentes de la investigación, por lo que estaba en conocimiento de la existencia o inexistencia de declaración previa ante el fiscal de todos los testigos cuestionados, al tiempo en que ellos fueron ofrecidos en la audiencia de preparación de juicio oral, momento en que no se opuso a su incorporación, lo que resulta atinente como se verá más adelante, puesto que debió preparar una causal de nulidad en caso de considerar que con lo actuado se estaba infringiendo algún derecho de su representado. 5° Que si se pretenden afectados los derechos del defensor en la forma que señala el artículo 374 letra c) del Código Procesal Penal, es preciso que a éste se le haya “impedido ejercer” las facultades que la ley le otorga, esto es, requiere que aquél haya pretendido ejercerlas y que haya existido un acto por el cual tal intención le haya sido rechazada y no que se trate de una simple constatación hipotética, de un acaso, que es lo ocurrido en la especie. La defensa no reclamó en su libelo y no probó tampoco que haya solicitado hacer uso de algún derecho para el que haya sido precisa la declaración previa que echa de menos o el registro, cuya supuesta infracción tampoco desarrolló correctamente. No se lee tampoco del fallo que haya requerido a los jueces del Tribunal Oral que se le permitiera hacer uso de la facultad que establece el artículo 332 del código del ramo y que ello le fuera impedido por los jueces o que no se pudiera cumplir por la inexistencia de una declaración previa o del registro de aquella, que pudiera ser imputable al Ministerio Público. En estas circunstancias, no existe impedimento al ejercicio de los derechos del defensor, porque la causal de nulidad de que se trata no está establecida para sancionar la constatación hipotética a posteriori de la omisión de un requisito –cuestionable por lo demás- en la declaración de testigos. Si no existe un impedimento real, concreto y efectivo puesto al defensor para que éste ejerza un derecho, el rechazo originado en el tribunal u otro interviniente que le prive del ejercicio concreto solicitado (que se haya pretendido ejercer un derecho o una facultad), no es posible concluir que se haya incurrido en la causal de nulidad esgrimida. 6° Que, en la especie, si lo que pasó fue que existió declaración previa de los testigos cuestionados y ella no fue consignada en la investigación, lo que se produjo fue una infracción al deber de registro que pesa sobre el Ministerio Público y también sobre los tribunales, y que, en su caso, habría tenido el mérito de producir una afectación a los derechos de la defensa, sólo si fuera de tal entidad que pudiera ser calificada de sustancial y siempre que la defensa hubiera protestado de ello en cuanto tomó conocimiento del defecto. Esa posible infracción, no correspondería a la esgrimida por el recurrente, sino a la del artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal. Sin embargo, aquélla causal no fue preparada como ya se adelantó y aparece evidente en los antecedentes, ni tiene la entidad que describe el precepto antes mencionado, puesto que según se desprende de la sola lectura de la transcripción de los testimonios de los testigos L.M.C.I., D.C.F.F. y María Patricia Caro Silva, el primero declaró sobre lo que escuchó decir a otros niños, la segunda es hermana de la menor respecto de quien se absolvió al acusado, y la última es la madre de la única menor que resultó ofendida y que centró su versión en los sucesos posteriores al delito, por lo que ninguno de ellos dijo algo verdaderamente relevante para la decisión, lo que también se lee de los motivos del fallo. En estas condiciones, la verdadera causal de invalidación que correspondía al caso no podía tampoco prosperar y el motivo a través del cual se pretendió enderezarla no se ajustaba a la protesta que se levantó. De lo expresado sólo cabe concluir que los jueces recurridos han incurrido en grave falta o abuso al acoger una causal de invalidación improcedente en causa penal, porque no se verificaban en la especie los supuestos que la hacían viable y porque no se trataba de una cuestión interpretativa desde que la expresión “impedido ejercer” no requiere ejercicio de entendimiento alguno por ser absolutamente clara. 7° Que a lo anterior cabe aún adicionar que cuando aquellos jueces expresan que “…ésta (la defensa) pueda solicitar su exclusión al tribunal del juicio fundada en tales motivos” (se referían a la prueba ilícita), incurren en un yerro legal grueso que ya ha sido zanjado por esta Corte en repetidas oportunidades, puesto que el Tribunal Oral en lo Penal no está habilitado para excluir prueba alguna y sólo tiene la facultad para valorarla negativamente, esto es, está obligado a analizar la prueba y luego de ello, si detecta la existencia de ilicitud u otro motivo que conlleve su rechazo, ha de referirlo en los motivos por los cuales le negará valor, tal como lo ordena el artículo 297 del Código Procesal Penal, en concordancia con el 342 del mismo, que le obliga a hacerse cargo de toda la prueba producida, incluso la que hubiere desestimado, indicando en tal caso las razones tenidas en cuenta para ello. Al respecto, acertaron los jueces de la Corte de Temuco en el sentido que las posibilidades de exclusión de la defensa no están limitadas a la audiencia de preparación del juicio oral, tal como se expresa en el artículo 277 del código de la materia, pero no se otorga ninguna a los jueces del tribunal oral, sino que directamente se reserva el derecho para la impugnación a través del recurso de nulidad, cuando se expresa en esa disposición: “…sin perjuicio de la procedencia, en su caso, del recurso de nulidad contra la sentencia definitiva…”, para cuyo efecto es preciso por cierto, el reclamo oportuno y en cada instancia con el objeto de preparar el referido medio de impugnación. En consecuencia, declaración en orden a que el Tribunal Oral deba excluir prueba, hecha por los jueces de la Corte de Apelaciones de Temuco en la sentencia impugnada, constituye también una grave falta o abuso que es preciso enmendar por esta vía. 8° Que atendido el hecho que en el recurso de nulidad deducido por la defensa de Juan Tropan Huilipan se dedujeron cuatro causales de invalidación, habiéndose acogido por los jueces recurridos la principal, lo que condujo a que se omitiera el pronunciamiento de las restantes por ser innecesario, dado que a consecuencia de este recurso disciplinario quedará resuelto el rechazo de la causal deducida en forma principal, se devolverán estos antecedentes a la Corte de Apelaciones de Temuco para que proceda a emitir pronunciamiento sobre las causales deducidas en forma subsidiaria, para cuyo efecto y atendido el tiempo transcurrido desde la vista original, se fijará nueva audiencia para proceder a una nueva vista del recurso –sólo por las causales deducidas en forma subsidiaria- ante sala integrada por ministros no inhabilitados. Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 545 y 549 del Código Orgánico de Tribunales y artículos 373, 374 y 384 del Código Procesal Penal, procediendo de oficio esta Corte, se deja sin efecto la sentencia de veinticuatro de enero de dos mil doce, cuya copia está agregada a fs. 86 y siguientes de este legajo, pronunciada en el proceso Rit 28-2011 y RUC 901104454-6 del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Villarrica, en la parte que se hizo lugar a la causal prevista en la letra c) del artículo 374 del Código Procesal citado y en su lugar se decide que dicho arbitrio en relación a la causal principal del recurso de nulidad queda rechazado. El Sr. Presidente de la Corte de Apelaciones de Temuco fijará audiencia para conocer de las causales subsistentes del recurso de nulidad deducido en el proceso Rit 28-2011, ingreso de esa Corte Rol N° 1.153-2011 (Reforma Procesal Penal) y reincorporará los antecedentes a la tabla que corresponda, para que sean conocidos y fallados como sea procedente por sala integrada por ministros no inhabilitados. Acordada con el voto en contra de los Ministros Sres. Dolmestch y Brito, quienes fueron de opinión de no obrar de oficio en estos antecedentes porque en su concepto la decisión de los jueces recurridos no importa falta grave ni abuso, pues es claro que obedece a un criterio interpretativo que no puede caracterizarse por algunos de los ya referidos presupuestos de la responsabilidad disciplinaria. Remítase oficio con copia autorizada de esta sentencia a la Corte de Apelaciones de Temuco. Se previene que el Ministro Sr. Juica, en atención a lo previsto en el inciso final del artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales fue de parecer de enviar los antecedentes al tribunal pleno para los fines previstos en dicha norma. Regístrese y archívese. Redacción a cargo del Ministro Sr. Haroldo Brito Cruz. Rol N° 1435-2012
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A., Hugo Dolmestch U., Carlos Künsemüller L., Haroldo Brito C. y Juan Escobar Z.
Autorizada por la Ministro de Fe de esta Corte Suprema.
En Santiago, a veintitrés de mayo de dos mil doce, notifiqué en Secretaría por el