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Compilación hecha por Amy R. Upshaw
Clase Apreciación Literaria
7 de Noviembre, 2010
La Universidad Tecnológica Centroamericana
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Según Pineda de Galvez, Adaluz
(1998):
Thais, Eva. (Photographer). Olimpia Varela y Varela.
(p 119)
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Olimpia Varela y Varela
(Yoro, 1899‐1986)
Olimpia Varela y Varela, la última de las poetas nacidas en el siglo pasado
incluidas en esta antología, ella se desempeñó como Maestra de Educación Primaria.
Obtuvo honoris causa el título de Profesora de Educación Media en Letras de la
Escuela Superior del Profesorado “Francisco Morazán”, actualmente Universidad
Pedagógica Nacional.
La labor más importante de Olimpia Varela y Varela, la desarrolló en pro de
la reivindicación de la mujer hondureña. Conocida es su participación y
representación en organizaciones femeninas a nivel nacional e internacional. Llegó a
ser Directora General de Mesas Redondas Panamericanas a nivel continental.
Funda en La Ceiba la revista Pan América, la que dirigió por espacio de 20
años. También es fundadora de la revista femenina de la letras Ideas, la cual recoge
la labor poética de variados estilos que va produciendo la mujer hondureña en estos
últimos tiempos.
En 1955, Olimpia Varela y Varela publicó su poemario Corazón abierto, de
reminiscencias románticas e intimistas. Sobresale el tema patriótico y de ella es la
frase: “Patria mía: Primero tú, después tu, y siempre tú.”
(p121)
INEFABLE
Yo también, como Juana Borrero,
la dulce y doliente poetisa cubana,
he soñado la dicha suprema
de un amor imposible, irreal, extrahumano.
Yo también en mis noches de ensueño
he creído sentir en la frente
que un beso se posa, castísimo, en ella,
sin fiebre y sin ansias, sin sed y sin fuego.
¡Oh, delicias de amor inefable,
oh, el amado de dulce mirada
que el besarnos sin ansia en la boca,
nos embriaga de paz infinita!
¡Qué dicha, Dios mío; sentirse posesa
del hondo deliquio de un amor divino,
en un éxtasis verse adorada,
sin fiebre y sin ansias, sin sed y sin lágrimas!
¡Qué dicha, Dios mío!
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(p 124)
SIGNOS
Amor que quiste ser
y dominar mi albedrío;
amor que fueras, ¡bien mío!
mi esperanza y mi querer:
¿por qué no pudiste ser
bienandanza allá en mi alma,
sonrisas y luz y calma
a mi espíritu volver?
Las cenizas del ayer
han sepultado mi vida
bajo la luz bendecida
de un lejano atardecer.
¡Mas hoy siento renacer
la potencia de mis alas
cual si ellas fuesen las galas
de un risueño amanecer!
Y siempre me has de querer,
pues hay en tu sino un hado
misterioso o malhadado
que te vincula a mi ser.
¡Y así habremos de volver,
en continuas espirales,
a los planos siderales
en un eterno ascender!
(pp 124 y 125)
A FRANCISCO MORAZÁN EN LA HORA CENTENARIA
Suena. la hora centenaria:
fulgen rayos de leyenda
sobre el mármol de una lápida;
rondan alas de apoteosis
junto al marco de esa tumba,
y una sombra se estremece
jubilosa y conmovida,
en las rejas del misterio
de ultratumba.
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Suena la hora justiciera
e infalible de la historia
Vibra en tonos de epopeya
y en raudales de lirismo
ardiente y fúnebre,
porque hay gasas enlutadas
en los símbolos sagrados
y caen lágrimas silentes,
de reproche y de recuerdo,
en el suelo entristecido
de la Patria, acongojada.
Y ante el fúlgido aleteo
enfebrecido, de la gloria
en la fecha centenaria,
de rodillas está el alma
nacional de Centro América,
enlutada.
Porque hay una dualidad
de maravilla
en la fúnebre congoja
de la fecha que recuerda
la caída del coloso
Paladín de nuestra historia:
Simbolizan la caída
dolorosa del caudillo
las coronas del martillo
y los fastos de la gloria.
En el cívico desfile
de recuerdos de esta hora,
hay rumores de tragedia
y hay clarines de victoria.
E un símil de odisea
la epopeya del Ulises
que se evoca
en esta hora centenaria.
Cayó el Héroe, destrozado
bajo un hórrido huracán
de incomprensiones;
abatió sus alas recias,
solitaria y fatigada
la altiva águila caudal
de nuestra historia,
y se hundió trágicamente,
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en las nubes purpurinas
e inmortales de la gloria.
Pebetero de recuerdos,
incensario de alabanzas
y plegarias fervorosas,
es el alma colectiva
de la tierra americana
ante el brillo esplendoroso
de la sombra bendecida
del guerrero, del profeta,
del apóstol encendido
y del Mártir visionario,
que dejara el tesoro
de su obra malograda,
a las fuertes juventudes
del mañana.
Al guerrero que legara
la vehemencia de su ideal
por las luchas libertarias,
por las grades deomacracias,
a la hidalga y valerosa,
a la brava y ardorosa
juventud americana.
Ante el fúlgido aleteo
conmovido, de la gloria,
de rodillas está el alma
nacional de Centro América
enlutada.
Suena la hora centenaria:
fulgen rayos de leyenda
sobre el mármol de una lápida;
rondan alas de apoteosis
junto al marco de una tumba,
y una sombra se levanta,
con el alma estremecida,
de las rejas del misterio,
en el frío de ultratumba.
(pp. 125‐127)
OFRENDA
A mi madre, doña Rita V. de Varela en el Día de la Madre.
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¡Madre! lo único cierto siempre mío,
lo sólo verdadero que en la vida encontré;
en los días crueles y en las horas felices,
siempre…siempre a mi lado tu bálsamo y tu fe!
Conmigo en mis tristezas y conmigo en mis glorias,
eternamente mía la llama de tu amor
como faro en la noche de mis desolaciones
orientando el sendero y ahuyentando el dolor.
¡Oh, qué maravillosa corriente de armonía
la del materno seno ¡singular intuición!
sin que nada te diga, tú lo comprendes todo
y está junto a mi vida, guardián, tu corazón!
Allá en las alboradas felices de la infancia,
tú me diste el legado de más alto valor,
llevándome a los templos sagrados de Minerva
donde forjé mis escudo con el oro mejor.
Y bien: ¿Cómo pagarte todos tus sacrificios,
cómo recompensarte toda tu abnegación,
si sólo tengo el alma cuajada de ternuras,
si sólo puedo darte esta gran devoción?...
Si sólo en el “sanct forum” que a tu imagen elevo
dirijo mis plegarias hasta el reino de Dios
para que me conceda rodearte de venturas
en los últimos días que vivamos de los dos.
(pp. 127 y 128)
TIERRA DE MIS MAYORES
Tierra de mis mayores:
cuando a ti vuelvo,
con la sencilla ofrenda
de mis cantares,
traigo una flor
prendida entre mis sueños
y un sol de claridades
dentro del alma
¡Tierra que me brindaras
todas tus savias,
en las prístinas ansias
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de mis quimeras;
y has visto doblegarse
sobre tus predios
el impoluto lirio
de mis ideales!
¡Tierra mía, morena,
que me vieras más tarde
partir serena,
llevando por bagaje
sólo mis sueños,
con los que fui forjando
uno por uno,
los recios eslabones
de mi destino!
Hoy vuelvo a ti
y traigo entre mis manos
con el sencillo broche
de mis cantares,
la blanca flor
que aroma todos mis sueños
y el sol de amor que llena toda mi alma
para ofrendarte, ¡oh, tierra de mis mayores!
(pp. 128 y 129)
RECORDANDO LA HABANA
Como una gasa endrina
cuajada de penumbras
soñolienta, opalina,
era la tarde aquella
del día que llegara
de la patria lejana
a la playa divina
de la perla antillana.
Playa azul de mi vida
a do llegué, impulsada
por fuerzas del destino,
a escrutar el mañana
y a embriagarme del vino
de este alcázar de ensueño
y delicias: ¡La Habana!
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¿Vino?... ¡Sí, de armonías,
de dulzura de trinos
de grandeza y de altura,
de esplendor y alegrías!
¡Habana!... maravilla
de luces en que brilla
la magia de tus lares:
tus mujeres hermosas,
tus jardines, tus playas,
tus palmeras graciosas
y danzas singulares.
Mas…resulta un lucero
que de tus maravillas
entre todas prefiero:
Es el Dios tutelar
que allí bajo tu cielo
aprendí a venerar;
es el divino Apóstol
que su sangre te diera,
es el poeta inmortal
que nos dio su cuento en flor:
“¡La niña de Guatemala,
la que se murió de amor!”
(pp. 129 y 130)
ELEGÍA
A mi hermano Medardo Varela V. en el primer aniversario de su muerte
Arde la vela y arde el alma mía
cuando escribo, doliente, mi elegía.
Hermano mío: desde que te fuiste
es mi vida una eterna noche triste.
Fuertes rachas de penas y de duda
desatan sobre mí, tormenta ruda.
Mas, hay algo a mi lado, en ronda buena,
suavizando los roces de mi pena.
Hay algo que mitiga mis pesares
y cual faro guiador sobre los mares,
es una vos que orienta
y que calma el furor de la tormenta,
cuando la barca de la vida mía
zozobre sola entre la mar bravía.
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Siento algo que me inspira poniendo nuevas notas en mi lira,
en tanto que mi ánimo levanta
y lo impulsa a la lucha sacrosanta
tras el ideal, hasta que al fin se adueña
de las cimas azules con que sueña.
¿Es acaso tu espíritu que viene,
y junto a mi detiene
su paso misterioso
para darme valor, y poderoso,
a las fuerzas del mal les corta el paso
librándome en la luz de su regazo?
(pp. 130 y 131
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Según Navas, Paca., Quintanz, Litza & Varela y Varela, Olimpia:
(Navas, portada del libro)
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(ntroducción)
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Olimpia Varela y Varela
(Yoro, Yoro, 1899‐1976.‐)
Poeta y Periodista. – Fundadora del Grupo Cultural Femenino “Ideas”. Dirigió
durante más de 20 años la Revista Cultural “Pan América”.‐ Fue Precursora del
movimiento feminista que dio por resultado la obtención de los Derechos Políticos
de la Mujer Hondureña.
OBRA: Corazón Sangrante (Antología Personal) 1956
(contraportada del libro)
¿FANTASMAS EN LAS CUEVAS DEL DRANCH?
“Per un bate de l’ansia que de ten cor expir dariem les centurias de calma que
tenim”.
Por el postrer latido de tu agonía daríamos las centurias de calma que tenemos.
Fantasmas en la sombra y en la luz de las
/cuevas,
fantasmas espectrales en un dormir de siglos
fantasmas que se quejan con voces sin sonido,
que gimen en silencio y claman a los vivos
siquiera por un latido del existir humano
a cambio de centurias de su calma eternal…
Visión de realidad en las cavernas,
o sueño en el abismo recreado?...
Manos de artista en la penumbra ardidas
grabando entre la roca las creaciones
que en la mente divina se gestaron:
almas geniales esculpiendo la obra
que la Parca traidora les truncara
y en el ansia febril de los astrales
la vida vuelven a frustradas formas?
¿Por eso ambulan en la sombra quieta
fantasmales figuras silenciosas
decorando con místicas imágenes
la sombría amplitud de las estancias?
Dante o Murillo, Vinci o Miguel Ángel,
están allí con su cincel magnifico,
formas de pensamiento iluminando
y su paleta mágica extendiendo?
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Resplandecientes, Paraíso y Cielo,
Infierno y Purgatorio, estremecidos,
yacen allí con su presencia vaga
en el fondo abismal de la cantera,
taller de los espíritus geniales
que se fueron del mundo con la pena
de haber truncado su labor postrera
y arden en ansia de volcar la idea
de la culminación de sus creaciones.
Allí la Virgen con el Niño en brazos,
Cristo expirante en el madero santo,
el arcángel guardián en los abismos
y el demonio burlón en las tinieblas!
Frutos que se desgajan de los árboles,
ángeles custodiando los altares,
cascadas descendiendo de las cumbres,
celajes de oro y rosa en el ocaso,
maravillas de luz y de colores
en los juegos espléndidos del alba!...
¿Cómo guardar en la retina ansiosa
todo el embrujo de aquél mundo en sueños?
(pp. 2‐4)
PLEGARIA
Vencida por las olas adversas de mi sino
estoy aquí, Señor, toda deshecha en llanto,
y en la ansiedad febril de un paliativo cauce
a mi dolor, termino desbordándolo en canto.
Si obedece a designios ocultos de tu mano
este infortunio eterno que a llorar me condena,
sea, Señor, mas dadme por piedad una leve
emanación divina de santidad serena
que me done el secreto de olvidar los rigores,
acallar toda humana, interna rebeldía
y trocar la tristeza en perenne alegría;
bendecir el destino que me abruma a dolores
y apresando en mi ego la dulzura y la calma,
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ir a Ti, por la escala libérrima del alma!
(p. 6)
EN LOS BOSQUES DE VIENA
Viena, con sus boscajes adormecidos
y las ondas azules del Danubio,
valses de Straus, bajo su cielo creados
y en las alas del tiempo retenidos!
Viena, la de los regios festivales
donde bajo la luz de las estrellas,
con sus valses, sus ritmos, sus cantares,
rinden culto a sus genios inmortales.
Artistas del ideal, atormentados,
el músico genial, ensordecido.
Goethe, el insigne, con su gran tragedia
y Mozart, el del alma incomprendida.
Y se fueron los genios que vinieran
por dar al mundo su caudal divino;
más, volverán un día en ronda eterna,
peregrinos el arte y del ensueño.
Rota la oruga de su astral dejaron
y ascendieron al Cielo, victoriosos
entre un rielar de luces y armonías,
¡almas en vuelo, libres de miseria!
¡Oh los bosques románticos de Viena
y las ondas azules del Danubio,
valses de Straus, bajo su cielo creados
y en las alas del tiempo retenidos!
(pp. 8)
MI CRISTO ROTO
CRISTO roto que yaces a mi cabecera
como vigilante de mi cuerpo denso
cuando por las noches de insomnia y de pena,
liberada y se leve se va mi alma entera.
Santo crucifijo, que en un día bueno,
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con la mansedumbre de su alma de niño
te puso en mis manos, ¡regalo divino!
aquel hijo mío que hoy está en los cielos.
¡Quién entonces pudo predecir que un brazo
de tu sacro cuerpo se desmembraría
y que ya por siempre, en mis horas grises,
horas desoladas, me acompañarías!
Crucifijo amado, que junto a mi lecho
atestiguas mudo mis visiones locas,
fantasmagorías de cosas que fueron
como sueños vanos de esta vida mía.
¡Oh CRISTO simbólico que tienes la magia
de traerme el recuerdo tenaz de aquel día
cuando el hijo amado, con gesto risueño,
pleno de cariño, te dejó en mi mano!
(pp. 8)
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Según Varela y Varela, Olimpia (1956):
(Portada del Libro)
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Ilustración por Dante Lazzaroni
(introducción)
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Índice de poemas en el libro Corazón Abierto.
I MADRE
Ofrenda
Verdad desnuda
Gracias, Señor
II PATRIA MIA
Ofrenda al Padre Reyes
A Francisco Morazón
La Feria del Patrón Santiago
Tierra de mis mayores
Es justicia lo que pido
Recordando La Habana
Hermanas
Himno Oficial de la Escuela Minerva
Bandera de la Raza
III PETALOS DISPERSOS
Sombras y Duelos
Elegía
De Ultratumba
Fue en noviembre
Nora y Silvia
Postal, para Nora
Poema Elegíaco
La fuga de las rosas
Tarde será
Inefable
¡Oh, amado!
Pordiosero de amor
¡Cuidad, corazón!
Signos
Tristeza
Espíritu que guías
Plegaria
Despedida a la embajadora lírica cubana Mary Morandeyra
Encuentro
Noches de gloria
Saludo fraternal
Contesatndo
Invocación
Homenaje a Franklin Delano Roosevelt
Homenaje a Francisco P. Figueroa
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Mi sueño
En el libro de la vida
Diálogo carnavalesco
Añoranzas
Canto a Cuscatlán
Añoranzas de Costa Rica
Bariloche
Era bello mi canto…y yo no lo sabía
Sueños
A los Maestros sampedranos
Mensajes
Ramillete
La Sonrisa de Dios
Navidad
Despedida
Mi regalo al niño pobre
Desfile blanco
En el cumpleaños de Irma Machado Valle
Ante al Lago de Yojoa
Cuando a México fuimos
Postal en el cumpleaños de doña Adelina de Mejía
Elegía, a la memoria de don Jesús María Rodríguez h.
Vaticinio
Para María Elena Murillo Díaz
Para mi sobrina Silvia Varela
Perdón
(Índice)
ES JUSTICIA LO QUE PIDO
Cuando voy por los caminos que recorro enardecida,
implorando de los hombres el auxilio que requiero,
en tenaz perseguimiento de mis férvidos anhelos
tras la meta que persigue la Revista “Pan América”
¡no es favor lo que yo pido, es justicia lo que quiero!
Cuando voy bajo el influjo de esta llama que me abrasa
a inquirir por los senderos dolorosos de la espera
por llegar hasta la cima de la ruta idealizada
que persigue en esta hora la revista “Pan América”,
¡no es favor lo que yo pido, es justicia lo que quiero!
Cuando sigo tenazmente esta senda luminosa
en labor por la cultura, por la dicha y la grandeza,
por los fueros nacionales, por el crédito de Honduras,
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que ha trazado en sus idearios la Revista “Pan América”,
¡no es favor lo que yo pido, es justicia lo que quiero!
Cuando plena de optimismo y arrollando los prejuicios,
enarbolo el estandarte redentor de la mujer
en afán de liberarla y por siempre engrandecerla
desde un faro como guía, la Revista “Pan América”,
¡no es favor lo que yo pido, es justicia lo que quiero!
Cuando siento el acicate de esta lumbre que me abrasa
y camino enfebrecida sobre enhiestos valladares
mientras sangra el alma trémula en las zarzas de la espera,
implorando porque viva la Revista “Pan América”
¡no se favor lo que yo pido, es justicia lo que quiero!
(p. 27)
BANDERA DE LA RAZA
Un sol incaico en lo alto, por el indio de América;
tres cruces alineadas, por las tres carabelas
que surcaran las aguas en pos del mismo ideal;
fondo blanco, emblema de la serenidad,
y morado en las cruces: modestia y humildad,
Tal el conjunto armónico del símbolo racial.
Bandera de una raza, de una estirpe leal
que fusionó el destino bajo el sol tropical;
bandera en que se anudan las glorias del mañana
y las conquistas ciertas que fueran del ayer.
¡El latino, el indiano, en ti ven renacer
el milagro del indio y la gloria de España!
¡Tras el sol, una sombra, la de un ser visionario,
como tras de los sueños que fueran su calvario
parece levantarse por sobre de esa luz…
cruzar mares ignotos en sus tres carabelas,
llegar a nuestras playas bajo sus blancas velas
llevando entre sus manos el signo de la cruz…!
(p. 33)
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¡CUIDADO, CORAZÓN!
¡Cuidad, corazón! Cierra tus puertas
y olvida tus quimeras.
¡Es en vano que quieras,
con los despojos de las cosas muertas
reconstruir la ilusión!
¿O es que prefieres
volver con loco empeño,
lleno de ideales y de fantasías,
a ensombrecer tus días
tras la ruta de un sueño
que más se aleja cuanto más le quieres?
¿Acaso olvidas que eres la flor que se marchita entristecida,
al roce aleve de los cierzos fríos;
y que jamás gozaste en los impíos
o alegres cantos que ofrendó la vida
a través de la dicha y los placeres?
¡Olvida, corazón, tus desventuras;
sepulta en lo más hondo de tu vida
la llama del amor,
y ríe de las íntimas ternuras
con que te quiso arrebatar, prendida
la flama del dolor!
(p. 59)
CONTESTANDO
A Lida Valiente.
(ACROSTICO)
Lidia: cuando a mí vienes desde las lejanías,
Intensa es la dulzura de tu lírica voz,
Deshojando encendida tus rosales secretos,
Inquietos, dolorosos, de grandes rosas raras,
Ante mis ventanales soñadores e inquietos.
Vamos cual peregrinas ascendiendo a una altura,
Ardiendo el alma trémula en pos de un Ideal,
Los labios sitibundos de infinita ternura…
Inmensa es nuestra brega por áspero camino
Entre zarzales crueles que hieren a las dos…
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No encontraremos tregua, ¡oh, hermana!, es nuestro sino
Tomar la acerba copa que nos brinda el destino
En aras de un designio: acercarnos a Dios!
(p. 71)
¡PERDÓN!
En memoria de mi hermano Olegario Varela V. (QDDG)
¡Perdona, hermano mío, si en tu postrer momento
no me viste a tu lado;
si la onda de tu espíritu, perdida,
el mensaje extravió de tu llamado;
y apenas, tu cabeza ya dormida,
tibia aun encontré…
y tu faz, con la mía enternecida,
oprimiéndola leve, acaricié!
¡Perdona que en la hora de tu muerte,
cuando ansiabas llevar tu despedida
a los seres amados, no escuchamos
tu voz desesperada, en la partida…
¡Oh, dolor! Oh, ansiedad!
llamar, llamar en vano,
cabe el ambiente extraño
de un rincón de hospital!
Dios te perdonará por tu amargura
y a su reino de amor te llevará;
mientras mi corazón, en su ternura,
ante el recuerdo aquel de tu agonía
plena de soledad,
su mística plegaría aquí te envía;
es un ruego…una voz
¡Que me perdones tú! ¡Que me perdone Dios!
Tegucigalpa, D.C., 27 de julio de 1956.
(p. 118)
Upshaw 24
Según Varela y Varela, Olimpia (1945):
La Aurora de la Paz
Ha terminado la guerra. El rojo sol de una época nefasta para el mundo, se ha
hundido tras las llameantes olas de un incendio…y de esa sima purpúrea surge hoy
radiante la chispa milagrosa de una aurora: la Aurora de la Paz!
He aquí pues cómo, si a la humanidad de hoy le ha tocado la suerte de asistir
al espectáculo horrible de la más sangrienta lucha de nuestra historia, también ha
tenido la dicha de contemplar, en el momento de trascendental transición evolutiva,
el resplandor vivísimo con que se anuncia el Mundo de la Paz!
He aquí cómo, de pié sobre el punto de transición histórico evolucional, como
desde un estratégico mirador propicio, y, con el oído atento a las voces proféticas
idealistas que ondulan sutilmente en las ondas espirituales del Cosmos, podemos
contemplar el nacer de una aurora!
Quedan para siempre en el pasado, como en la sombra de una larga pesadilla,
los horrores de la hecatombe mundial que empapara de sangre la tierra extremecida
y cuajara de lágrimas las pupilas de un mundo en agonía…
Las potencias totalitarias ensoberbecidas, Italia, Alemania, el Japón, cayeron
sucesivamente al borde de la lucha, vencidas definitivamente por la fuerza
incontrarrestable del Derecho y la Justicia, en epílogo justiciero y triunfal.
Lo que todos los idealistas ante la causa aliada auguramos al mismo tiempo
como bajo un tácito acuerdo inspirador, igual que si la unísona luz de una visión
profética nos irradiase a mágica iluminación de una lámpara votiva, es hoy un hecho
rotundo, un acontecimiento palpitante que nos llena de regocijo y de esperanza ante
la espléndida promesa de un mundo mejor.
Queda ahora la responsabilidad de una nueva organización mundial que
asegure la paz permanente y el encauce de la humanidad por senderos hacia la
civilización, la cultura y la dicha universales. Queda para legisladores, gobernantes,
maestros periodistas, escritores, poetas, para todos los responsabilizados en la
orientación de las masas sociales, la plasmación acertada de esa obra patriótica, el
nuevo mundo de la postguerra.
Las Naciones Unidas, en la acción conjunta de una epopeya resonante, han
forjado la victoria definitiva, con un saldo incontable de sacrificios, de heroísmos
inauditos, cuando han caído inmolados ante la santa causa libertadora, los héroes de
la guerra, tantos los dirigentes de la batalla gigantesca, como también ¡ay! los
numerosos héroes ignorados que en el postrer volar de sus espíritus ascendieron a
lo alto con el adiós emocionante de una oración poema, como la del soldado poeta
desconocido:
“Yo no sé si tú, Dios, estrechecharás mi mano
pero voy a explicarte y me comprenderás…
Es bien curioso; en este horrible infierno
he encontrado la luz para mirar tu faz”!
¡Gloria a las Naciones Unidas en la guerra y en la paz! ¡Gloria a todos los
forjadores de la victoria, a los héroes que legaron la inmortalidad de su nombre al
ideal liberticida y a los héroes desconocidos cuyo nombre perdióse en la oscuridad
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de la horrible contienda! ¡Gloria a todos los que con la llama del patriotismo y de la
fé en la noble causa por la Libertad, la Justicia y el Derecho, encendieron la antorcha
de esta aurora: la Aurora de la Paz!
(pp. 1 y 2)
Según Varela y Varela, Olimpia (1949). Impresiones:
(p. 29)
Según Varela y Varela, Olimpia (1949). Sobre Nuestros Problemas Sociales:
Sobre Nuestros Problemas Sociales “El Día del Niño Hondureño”
El 25 de Diciembre, aniversario del nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, es la
fecha marcada por el calendario cívico hondureño para celebrar el Día del Niño,
haciendo coincidir de esta manera la demostración del reconocimiento exaltativo de
las virtudes del gremio infantil, con la significancia del reconocimiento y aceptación
universal de la verdad del espíritu divino, encendido en el Niño Dios el Enviado, con
el más bello mensaje de la Divinidad, para redimir al mundo, envilecido en el fango
de todos los vicios y los crímenes, bajo el reinado abominable de dos espíritus
diabólicos: César Augusto en Roma y Herodes el Grande en Judea.
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Pero esta celebración que simboliza el acatamiento a ese valor patrio
encarnado en el alma del niño, envuelve en sí el compromiso moral de atender a las
necesidades del mismo, de establecer sus derechos, de forjar esa fuerza espiritual,
embrión del futuro, promesa del mañana, en la vida de las colectividades. Es una
responsabilidad que pesa sobre las autoridades, la sociedad de este problema social
asistencia social y de labor cultural, la urgente solución de este problema social
nuestro: el desampara de la niñez que no ha tenido la suerte de nacer en
condiciones favorables de salud, comodidad, confort y felicidad hogareños.
La celebración del Día del Niño es ya una institución general en todos los
países en donde la civilización marcha acorde con la efectividad de la protección al
gremio infantil. En Buenos Aires, Argentina, la obra de asistencia social que sostiene
y dirige la Sra. Eva María Duarte de Perón, tiene como dependencia importante la
asistencia del niño pobre, dentro de una obra exclusiva para éste, denominada “La
Ciudad Infantil.” En una extensa área de la enorme ciudad de Buenos Aires, se ha
edificado, singularmente bella, graciosa y confortable, esta ciudad miniatura donde
se da alojamiento, alimentación, vestido, educación e instrucción y cariño a los niños
pobres de las barriadas bonaerenses.
La ciudad infantil, en Buenos Aires, resuelve así el problema de la miseria y
orfandad de la niñez, en una forma amplia, humanitaria y completa, pues no sólo se
cubren las necesidades materiales de los niños sino que además se atiende a la
orientación de su vida espiritual, empleando entre otros medios, la recreación de su
mente soñadora. Así, los cuentos de hadas tienen allí su más linda y exacta
representación, a través de pinturas al fresco en las paredes de comedores y
dormitorios, de las sugestivas escenas miliunanochescas. De tal manera es acabada
y vivida esta maravillosa creación de la ciudad infantil, que el visitante se siente al
punto transportado al mundo luminoso y fantástico de las “Mil y Una Noches.”
En Honduras, el problema de la miseria infantil, que tiene como consecuencia
inmediata una alarmante mortalidad de este gremio, vendrá muy pronto a
resolverse, pues la creación del Día del Niño, habrá de sugerir la verdadera obra
solucionadora en este sentido, tal como la fundación de sociedades de asistencia
social ha generado obra de protección para adultos y ancianos. Y bien está que se
amparen y dulcifiquen los últimos días de la ancianidad, en premio a su esfuerzo
constructivo en el cumplimiento de su misión humana; mas, urge al mismo tiempo la
protección para esa otra parte desválida de la sociedad, la niñez, cuya vida, embrión
del mañana, es valor preciosos que debemos preservar, fortificar y superar. Bien
está que se rinda culto a la vida, en el otoño venerable y melancólico, pero que
asimismo se le ofrende en la primavera prometedora y pura… Porque la antorcha
simbólica de la existencia humana, en su eterna ascensión rotativa por el mundo,
debe pasar de mano en mano, cada vez más alta y fúlgida, en pos de la suprema
armonía…
Ojalá que el desgarrante espectáculo de madres hondureñas, ambulando por
las calles citadinas con sus hijos en brazos o tomados de la mano, en lacrimoso
grupo, sucio, desgarrado, implorando un pan o un medicamento, no se ofrezca más a
nuestros ojos. Que se instituya formalmente la protección de la infancia, en los
hogares que el destino selló con la miseria, para que la celebración del Día del Niño
Upshaw 27
no envuelva una ironía para los homenajeados, ni un sarcasmo para el decoro
nacional.
Damas y Damitas de sendas agrupaciones sociales, culturales, benefactoras,
en la capital y en los departamentos de Honduras: Cruz Roja, Cruz Blanca, Mesa
Redonda Panamericana, Rotarias, Leonas, Voluntarias, Vicentinas, del Perpetuo
Socorro, etc., aunemos esfuerzos en una sola, comprensiva voluntad creadora
afrontando esta necesidad social. Damas altruistas, que habéis enaltecido el nombre
de vuestra institución, levantando un monumento a la más grande de las
personificaciones del amor y el sacrificio: la Madre; un esfuerzo más y lo habréis
consagrado plenamente, cooperando ahora a la redención del fruto de esa madre,
que lo contempla y arrulla en sus brazos: el hijo de su entraña, santificada por el
dolor y el amor maternal, inconmensurable y único.
Sea nuestra voz, desde esta femenina atalaya hondureña, no una amargada
censura a nuestras instituciones, que nada edificaría ni tendría razón de ser, ya que
nuestro país está aún en plan de formación y perfeccionamiento, sino una llamada al
corazón sensible de la sociedad y una sana crítica constructiva que a todos nos hiere
por igual, desde luego que todos, hombres y mujeres, somos factores sociales,
responsables de un labor civilizadora y cultural de la patria. Porque es de todos y
para todos la obra nacional cuyo desenvolvimiento progresivo ha de colocar al país
en digna posición paralela a la de los más avanzados de la gran patria americana del
porvenir.
(pp. 3‐4)
Según Varela y Varela, Olimpia (1950). En el Día de las Américas:
En El Día de las Américas
Celebran las Américas en este día, 14 de Abril, un aniversario más de haber
instituido el pacto de unidad y solidaridad americanas, acordado con el plausible
objeto de asegurar su soberanía y su tranquilidad en momentos en que la paz del
mundo necesita de estos vigorosos baluartes de la fe en su estabilidad, como
testimonio y promesa de su asentimiento y adhesión a las normas administrativas
surgidas por influencia del nuevo espíritu democrático que alienta a las naciones, en
la radiante aurora de esta Nueva Era.
Y por imperativa asociación de ideas vuelve a nosotros en este día el
recuerdo de aquellos que con la videncia de su espíritu predestinado profetizaran la
realización de esta bella y pura convivialidad americana de actualidad. Vuelve asía la
memoria de nuestro máximo Sabio José Cecilio del Valle, el precursor
panamericanista. Vuelve Simón Bolívar, a darnos la impresión de su potencia
visionaria, al planear la confederación del continente, para segurar la libertad y la
prosperidad y la grandeza integral de las Américas. Vuelve la visión de Roosevelt, y
de Monroe y de todos aquellos insignes varones que anhelaran la unidad de la
Américas y que aconsejaran acertados planes resolutivos de los problemas comunes
que hoy como ayer han amenazado la vida moral, económica, cultural y social de
nuestro hemisferio.
Upshaw 28
América del Norte, América del Centro, América del Sur, trilogía de unidad
geográfica creada por la Mano Suprema, imagen inspiradora de la unidad política
mundial, bajo ideales pautas de convivialidad humana, ha encendido en las mentes
despiertas de los hombres de la época, la idealidad y la realización de este magno
sistema de confraternidad de los pueblos, base de su felicidad. Porque unidas las
naciones en un solo bloque, serán fuertes, respetadas y felices. Porque todas serán
una en el peligro y en la seguridad, en la guerra y en la paz, en las adversidades y en
las glorias. Porque el ataque a la una por fuerzas extranjeras, será reprobado y
rechazado por todas, a una sola voz y acción defensivas. Porque se harán realidad
las bellas palabras de Cristo: “Amáos los unos a los otros” y habrá dicha y paz entre
los hombres.
Pan América, al congratularse por la celebración del magno suceso
interamericano que dio vida al “Día de las Américas”, adhiérese a las
manifestaciones festivas que en Honduras han presentado las varias instituciones
culturales de gran responsabilidad: la prensa, el Instituto Hondureño de Cultura
Interamericana, la Mesa Redonda Panamericana, Sección de Honduras, dedicando su
presente edición de Honduras, dedicando su presente edición de Abril, a consagrar
el recuerdo de los visionarios del pasado: Bolívar, del Valle, Monroe, Roosevelt, por
la virtualidad infinita que prendió en sus espíritus, la visión del mañana…
(pp. 3‐4)
(p. 24)
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Según Varela y Varela, Olimpia (1951):
El Homenaje a la República de El Salvador
Revista “PAN AMERICA” dedica este número a la hermana República de El
Salvador, en expresión de agradecimiento por la espléndida hospitalidad que
ofreciera con sin igual gentileza, a las Delegaciones de los países asistentes al Primer
Seminario Regional de la Comisión Interamericana de Mujeres, que tuvo por sede la
ciudad de San Salvador.
Al rendir “PAN AMERICA” este sincero homenaje, en su nombre, y en el de la
Delegación de Honduras a dicho Seminario, está comprobando la verdad de los fines
de acercamiento y fraternización que se propone, a través de sus Seminarios
Regionales, la Comisión Interamericana de Mujeres; está constatando que estos
eventos constituyen una oportunidad de crear ambiente propicio en cada país de
América, para la consecución de la obra de profundo sentido humano, que se ha
impuesto este organismo femenino continental.
No podremos entrar en detalle para la presentación en toda su grandeza, de
la actitud fraternal, amplia y sincera, forjada por todos los elementos que se
constituyeron en factores de esta actitud, el Excmo. Señor Presidente de la
República, Teniente Coronel, don Oscar Osorio, de la Primera Dama, doña Leticia R.
de Osorio, de las integrantes de la Delegación de El Salvador, de todas las mueres y
hombres que hicieron grata y memorable la permanencia de las Seminaristas norte
y centroamericanas, en la linda ciudad capital, San Salvador. No sería posible,
dentro de las limitaciones de este editorial, dar la extensión necesaria para
considerar detalladamente todas y cada una de las múltiples demostraciones de
cultura y de confraternidad, que esplendieron en la sede de este Seminario.
Pero la sencilla dedicación de este número de “PAN AMERICA” a la República
de El Salvador, es en sí una viva demostración de simpatía, a la vez que de
reconocimiento a este noble país hermano que hace efectivas y sagradas las normas
de la fraternidad de los pueblos de nuestro Continente.
“PAN AMERICA”, además, contribuye en esta misma edición, a la obra
divulgadora de la importancia y trascendencia del Primer Seminario Regional
presentando una exposición de las labores del mismo, a fin de que pueda servir de
información y de estudio a la mujer hondureña, de su propia posición, de sus
propios problemas frente a la vida nacional.
De esta manera, “PAN AMERICA”, hoy como ayer, da cumplimiento a los
sagrados principios de su Ideario Panamericanista: por la Confraternidad
Americana y por la Superación de la Mujer.
(p. 1)
Upshaw 30
Según Varela y Varela, Olimpia (1952):
En el Centenario de Una Ciudad de Honduras
Un gran suceso, por su significado histórico y su sentido cultural, ha
palpitado jubilosamente en una quieta y prometedora ciudad de Honduras: YORO.
Fue la celebración de su primer centenario. Las campanas de sus altas torres
esparcieron al viento el tañer llamativo de sus bronces sonoros, y en el Salón
Municipal se oyó la lectura del Decreto Legislativo y del Ejecutivo, que dieran el
título de ciudad a la antigua Villa de Santiago de Yoro, el 10 de febrero de 1852. En
solemne acto cívico, autoridades eclesiásticas, civiles y militares, en unión de los
vecinos, escucharon con respetuosa atención la lectura del precioso documento
histórico que, hace un siglo, sellaran las armas del Estado de honduras y rubricaran
las manos blancas del “Caballero sin tacha y sin miedo”: JOSE TRINIDAD CABAÑAS.
El interesante motivo de esta festividad, propicio era al recuerdo histórico
del pasado de esta ciudad de las maravillas, de sus hombres ilustres y sus hechos
significantes: propicio era al vuelo del pensamiento tras la gasa azulina de los años
que fueron en el patrio solar. Y adecuado también para hacer manifiesto el estado
actual del pueblo, con la realización de obras que, al influjo del ritmo de la época,
atestiguan el avance y evolución de las ideas que aunque lentamente, van siguiendo
la norma de las nuevas concepciones que modernizan la vida, orientan inquietudes y
cristalizan esperanzas.
Porque Yoro, la quieta ciudad centenaria, de la singular “lluvia de peces”, se
apresta para una vida mejor, bajo la dirección de sus gobernantes inmediatos de
hoy: hombres del pueblo para el pueblo, que anhelan sinceramente el progreso de
su solar nativo, que laboran con honradez y sin egoísmos, libres de inmoderadas
ambiciones, sin afán de predominio sobre la vida y hacienda de sus gobernados:
hombres de sana moral, de rectitud de intenciones, de altitud y pureza de ideales.
Por eso YORO, importante ciudad de Honduras, donde yacen ocultas casi, riquezas
de imponderable valor material y moral, se encamina ya por senderos abiertos—
‘pues su hora ha llegado’—hacia la plenitud de su feliz destino.
(p. 1)
Según Varela y Varela, Olimpia (1955):
Ha Pasado un Centenario
Ha pasado un centenario cuya conmemoración debió revestir características
apoteósicas. El Padre de la cultura patria, el Fundador de la Universidad Nacional, el
Precursor feminista hondureño, cumplió cien años de haber pasado a la morada
eterna, el 20 de Septiembre de 1955, y la relativa solemnidad que pudo imprimirse a
la recordación de este suceso histórico de tan vasta importancia y trascendencia
para Honduras, muy débilmente ha correspondido a la altura de nuestra deuda
moral con el gran Sacerdote revolucionario de su pueblo.
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Al presenciar la representación magnífica de la pastorela “ELISA”, por
alumnas de la Escuela Normal de Señoritas y comprobar ahí la actualidad del
concepto sobre feminismo, que el genial autor pusiera en labios de los cándidos
pastores, a cien años pasados, no puede menos de maravillarnos y conmovernos la
potencia visionaria y el alto espíritu del sacerdote ultracivilizado, que pudiera
conciliar la austeridad de la ideología clerical con la liberalidad avanzadísima a su
tiempo, del credo feminista.
Y al observar la escasa colaboración de la mujer en este centenario, de
inmediato nos asalta la idea de una dolorosa interrogante: ¿Ha cumplido su deber la
mujer hondureña frente a la significancia que le concierne en el centenario del
primer feminista de su Patria? ¿Hemos sabido corresponder en esta oportunidad a
quien tuviera el valor, la comprensión y la entereza requeridas para hacer valer
públicamente, por sobre el medio hostil de aquella época obscurantista, las ideas
avanzadas de la igualdad de derechos de la mujer frente a los del hombre, con la
franqueza vehemencia y convicción profundas con la expusiera, bajo el pseudónimo
de Sofía Seyers?
Mediaba el año 1951, cuando la Federación de Asociaciones Femeninas
Hondureñas lanzó una Encuesta sobre la forma en que debería celebrarse el primer
centenario de la muerte del Padre Reyes, y al momento obtuvo respuestas valiosas,
que llegaban de diferentes lugares de la República, con muy interesante opiniones,
plenas de fervoroso patriotismo.
¿Qué motivo asistió a la “FAFH”, entidad rectora del acutal movimiento
feminista en el país, para silenciar la encuesta después de lanzarla a la consideración
pública, en lugar de propiciar la continuidad de ella y promover la realización de
una obra de trascendencia tal, que respondiese a la grandeza del recuerdo de aquel
gran defensor de nuestra causa?
¡Padre Reyes: perdónanos que a un centenar de años distantes de la
dispersión de tu semilla luminosa, no hayamos alcanzado las mujeres de tu pueblo,
la suficiente fuerza espiritual para recompensarte adecuadamente por la nobleza de
tu gesto hidalgo cuando defendiste nuestros derechos! ¡Perdónanos, oh Sacerdote
incomparable, y ayúdanos a pensar más alto para saber hacerle frente a las
situaciones que nos ponen de cara al deber patrio, inspirándonos cómo practicar el
reconocimiento y la humildad, propicias a la bienaventuranza, que nos enseñara el
Hijo de Dios! Y como intermediario divino, bendice nuestros pasos para que sigamos
serenos y en paz con nosotros mismos, el camino de la vida!
¡Padre Reyes: a cien años de tu muerte, apenas si estamos glorificando tu
recuerdo en la santa intimidad de nuestro espíritu, e implorando la presencia
perdurable de tu guía espiritual, a nuestro lado!
(p. 3)
Upshaw 32
Según Varela y Varela, Olimpia (1959):
Saludo por la Directora Profa. Olimpia Varela y Varela en la Inauguración de
Labores del Instituto Departamental “Santiago”
Reverendísimas Autoridades Eclesiásticas,
Respetables Autoridades Locales,
Honorables Padres de Familia,
Estimados Profesores y alumnos:
Un saludo que lleva en sí toda la sincera expresión del aprecio y del afecto
paisano, es el que estamos dirigiendo a la distinguida concurrencia que tiene la
gentileza de escucharnos en estos momentos. Y habrá en la voz un dejo de dulzura
para quienes con tanta presteza y buena voluntad han atendido nuestro llamado
asistiendo a este sencillo pero significativo acto inaugural del Instituto Santiago que
abre hoy sus puertas de luz para irradiarla hacia todos los rumbos posibles, para
darla sin medida a los alumnos que vienen sedientos de ella, a abrevarse en sus
fuentes divinas, y también a los que fuera de este templo del saber, están no
obstante vinculados a él íntimamente: padres de familia, autoridades, vecinos, etc.
Porque este Instituto no deberá limitarse a impartir la enseñanza dentro de sus
aulas; su deber va más allá, su deber lo lleva a extender su acción hasta el recinto
mismo de los hogares, hasta el amplísimo campo del conglomerado social yoreño,
para que sea completa, íntegra, cabal, la misión educadora que se le ha confiado y
que debe desarrollar con toda la fe, el entusiasmo y el ardor vocacional con que se
abrazan y se siguen, las banderas de un apostolado. De la comunidad de intereses
entre los elementos afines, podemos decir, al Instituto Santiago: maestros, alumnos,
padres de familia, autoridades locales, etc., se desprende que todos ellos constituyen
factores determinantes en el desenvolvimiento gradual de la obra educadora del
mismo. Que todos contribuirán en la medida de sus posibilidades de varia índole,
moral, económica, intelectual, al éxito de la tarea de este centro, que posee el
privilegio de responder al nombre sin mácula de nuestro Patrono, el Apóstol
Santiago… La sola pronunciación de este nombre sagrado basta para que nos
revistamos de actitud respetuosa, de unción divina, ante el recuerdo del Discípulo
de Cristo que aparece en las históricas páginas sagradas, con gallarda apostura
militar, sobre corcel guerrero…
Animado e inspirados por antecedentes tan hermosos, estamos aquí en el
inicio de un gran ciclo docente: el año escolar lectivo que principio con un rebullir
de ideas optimistas, con un sin número de planes que anhelamos realizar, contando
siempre con el valioso concurso de todos los factores a que ya nos hemos referido:
autoridades, padres de familia, vecinos, etc., y que, conforme nuestra sana intención,
tenderán a revolucionar esta comunidad yoreña dentro de la más activa campaña
cultural, social y patriótica, de que seamos capaces por nuestro esfuerzo profesional,
decidido y por nuestro amor al terruño natal.
Upshaw 33
Mas, por sobre todos estos factores de éxito, por sobre todas las ventajas y
beneficios que estarán a nuestro alcance en el círculo e nuestra labor docente,
prevalece y descuella una sola, alta, serena y poderosa: la Rectoría del plantel, en las
manos puras y en la mentalidad vigorosa de un gran sacerdote que es y debe ser,
orgullo de este pueblo, el ilustre Reverendo Padre Federico Schuller, quien, como
todos sabemos, en unión de sus compañeros, los Reverendos Padres Luis Hebert,
Santiago Brennan práctican su apostolado con el más encendido espíritu de
vocación sacerdotal.
Y ahora, un voto de agradecimiento para el pueblo yoreño que nos ha
recibido con simpatía, que nos ha estimulado con la dádiva de su confianza en el
éxito de la obra que hoy emprendemos y que el destino trajo a nuestras manos en
momentos jamás sospechados…
Un voto también, muy ferviente, ante el Altísimo, porque estemos siempre
unidos en esta labor patriótica de la superación yoreña, que seamos uno para todos
y todos para uno, que las pequeñas diferencias de clase, de raza, de credos políticos
y religiosos, no marquen líneas de separación entre nosotros, porque las
discriminaciones de cualquier clase que sean, sólo sirven para entorpecer la marcha
de las cosas buenas que Dios nos concede para que sepamos conllevarlas. Y de esta
manera, iremos siempre adelante en el camino que nos toca seguir por voluntad
Divina, pero haciendo todos una sola obra humana, que a la postre consiste en la
evolución de las almas a través de la vida, con la orientación que nos dan nuestros
padres, nuestros maestros y nuestras lecturas instructivas.
Que el Instituto Santiago sepa levantar con dignidad su bandera de
reivindicación. Que haga labor de paz y de amor para todos, forjando las mentes y
las almas de quienes se cobijen bajo el ala de luz de su techo… ¡ Que sea así para bien
de todos!
Salud, Reverendísima Autoridades Eclesiásticas, Salud, Respetables
Autoridades Locales, Salud Honorables Padres de Familia y distinguidos vecinos,
Salud estimados colegas y jóvenes alumnos.
¡Salud para todos!
OLIMPIA VARELA Y VARELA
Directora
Yoro, 15 de febrero de 1959.
(pp. 11‐12)
Según Varela y Varela, Olimpia (1961):
Búsqueda
Cuando busqué entre pliegues escondida
de un bardo excelso la genial poesía,
ella emergió… ¡radiante sinfonía
en páginas vetustas recogida!
Upshaw 34
Y al tenerla en mis manos, yo diría
que entre la onda resonó secreta
la voz emocionada del Poeta
entonando sus cantos todavía…
¡Prodigiosa virtud de este santuario:
resguardar en su blanco relicario
el tesoro del canto sempiterno
que es soplo de lo Alto recibido
y en vuelo emocional queda prendido
en las alas inmensas de los Eterno!
(contraportada)
Según Varela y Varela, Olimpia (1962):
Adiós al Instituto “Santiago”
Vine a tus puertas llena de congoja
por sofocar el llanto de mi pena
y enredar en las alas de tu antena
el rosal que en mi pecho se deshoja.
Me absorbí en las fontanas de tu arteria
y me embriagué en la miel de tus cariños
mientras la fresca risa de los niños
resonaba en tus aulas placentera.
Y hoy que te dejo porque fue cumplido
el mandato del Cielo recibido
y hacia otras sendas mi destino rueda,
Llevo conmigo el hálito que exhalas
sobre el aura gloriosa de tus salas
donde Minerva con sus dones queda.
Último Adiós al Inst. “Santiago”
Otra vez como ayer, tierno y sincero,
frente a la aureola que en tus ondas prenda,
a la luz de tu espíritu se enciende
la llama de mi cántico viajero.
Otra vez bajo el aura de tu alero,
Upshaw 35
de súbito en el alma se deshoja
la blanca flor de un sutil congoja
hasta turbarme el corazón entero.
Mientras oigo que gima lastimero
el anhelo fabril de transportarme
en alas del ideal a otro sendero.
Y ante esta dualidad, pues que te quiero,
vuelve el llanto los ojos a nublarme
con la tristeza de un “Adiós” postrero.
(portada)
Upshaw 36
Bibliografía
Navas, Paca., Quintanz, Litza & Varela y Varela, Olimpia. Antología: Olimpia Varela y
Varela, Paca Navas, Litza Quintaz. Cuadernos de Poesía Hondureña 40.
Tegucigalpa: Secretaría de Cultura & Dirección General de Cultura.
Pineda de Galvez, Adaluz (1998). Honduras: Mujer y Poesía: Antología de Poesía
Escrita por Mujeres 18651998. Tegucigalpa: Guardabarranco.
Varela y Varela, Olimpia (1945). La Aurora de la Paz. Pan América, 13. 1‐2.
Varela y Varela, Olimpia (1949). Impresiones. Pan América, 6365, 29.
Varela y Varela, Olimpia (1949). Sobre Nuestros Problemas Sociales ‘El Día del Niño
Hondureño’. Pan América, 6667, 3‐4.
Varela y Varela, Olimpia (1950). En el Día de las Américas. Pan América, 71, 3‐4.
Varela y Varela, Olimpia (1950). Pan América, 71, 29.
Varela y Varela, Olimpia (1951). El Homenaje a la República de El Salvador. Pan
América, 81. 1.
Varela y Varela, Olimpia (1952). En el Centenario de una Ciudad de Honduras. Pan
América, 93, 1.
Varela y Varela, Olimpia (1955). Ha Pasado un Centenario. Pan América, 137, 3.
Varela y Varela, Olimpia (1956). Corazón Abierto (Poemario Antológico).
Tegucigalpa, D.C., Honduras, C.A: Publicaciones de la Secretaría de
Gobernación.
Varela y Varela, Olimpia (1959). Saludo por la Directora Profa. Olimpia Varela y
Varela en la Inauguración de Labores del Instituto Departamental “Santiago”.
Pan América, 179, 11‐12.
Varela y Varela, Olimpia (1961). Búsqueda. Pan América, 201202, contraportada.
Varela y Varela, Olimpia (1962). Despedidas: a) Adiós al Instituto “Santiago”, b)
Último Adiós al Inst. “Santiago”. Pan América, 213214, portada.