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Crónicas Leninistas (I)

Lenin, el gato en el agua PARA CAMARADAS

Francisco Cedeño Lugo

¿Qué decir acerca del gato en el agua para que la revolución bolivariana sea?

Ex y no leninistas retrucan: “nada que ver con dogmas…Lenin es la catástrofe…”.

En tal estereotipo, tenemos las frases de ocasión para negar el acontecimiento


que supuestamente no debía acontecer.

Para CAMARADAS, la cosa es el gato que se lanza al agua.

El anti-intelectualismo de izquierda (no leninista y ex leninista) elude tal aprieto,


borra de la pizarra, que las revoluciones no consisten en la “puntada” de “lanzar
los dados”.

Para nosotros CAMARADAS, la lucha de Lenin contra el empirismo y el


pragmatismo es un asunto espinoso y complejo:

“Lo peor que le puede acontecer al conductor de un partido revolucionario es


tomar el poder en un momento en que el movimiento todavía no está maduro para
establecer el dominio de la clase y para la aplicación de las medidas que este
dominio requiere...”.

De Lenin en el agua, se dice que la cosa es filosófica, ya que todo fracaso político
es una derrota teórica, y entonces existe el riesgo de tomar el camino de nunca
jamás la revolución.

Para nosotros CAMARADAS, el asunto es la ética de la responsabilidad política


topados con antagonismos, que no admiten soluciones mecánicas ni
automáticas… y con la amenaza real de hechos y resultados inesperados, no
calculados e indeseados:

Lenin articula su política, deslindándose de los supuestos amos que saben de


antemano cómo hacer la revolución, su idea de subjetividad no guarda relación
alguna con el voluntarismo político.

Otro gato en el agua, Bertold Brecht, calibra a los no leninistas y ex leninistas, en


tanto cualquier opinión que confronta al "personaje implicado" en la situación,

Para los gatos lanzados al agua, el asunto es crucial, la teoría no regula la


política sino el alcance directo e inmediato de las luchas de clases.

Para nosotros Camaradas, el imperativo político es de no excluirse de las


contradicciones que calan a toda revolución, admitir que una verdad respecto
de una situación concreta, es al mismo tiempo parcial, porque nadie ha visto ni
verá el mañana.

Ya está clara la cosa de la "sorpresa del ojo humano”. También aquello de la


realidad exterior a la mente, al punto que Jean Searle, sin asumirse marxista o
materialista valida que así es.

Las cuestiones de la distorsionada copia del ojo humano y de la realidad que


nos mira, esto es, que funcionamos con base de esa doble, mirada implican que
en la práctica encontramos la calamidad de la teoría y en la teoría las desventuras
de la práctica, en términos de Zizek: "En su mirada insolente está escrita mi ruina
o mi perdición".

Para Camaradas, es imposible simbolizar adecuadamente los antagonismos


sociales y las contradicciones políticas. Por ello, el personaje aquel se permite
decir que la historia es el devenir de las luchas de clases

Si coincidiesen coherentemente la mirada y la realidad, sí fuese adecuada la


simbolización de la realidad objetiva: la política no existiese.

Sin dardos envenenados, en la pretensión coherencia y de adecuación tenemos


un dejo totalitario y hasta fascistoide.

¿Cuál es la diferencia?

El gato en el agua con su distinción entre lucha económica y política redefine sus
intervenciones políticas, de forma bastante extraña para el pragmatismo y el
economicismo. No puede omitirse que Marx se había planteado ese asunto, y
que Lenin lo lee, de seguro una y otra vez, en El Capital:
“¿De dónde procede, el carácter misterioso que presenta el producto del trabajo, tan
pronto como reviste forma de mercancía? … evidentemente, de esta misma forma… La
economía política…no se le ha ocurrido preguntarse por qué este contenido reviste
aquella forma…”

Para nosotros CAMARADAS, es errático asumir las luchas de clases en términos


del combate entre partes de una sociedad. De eso también se trata, empero la
radicalidad que decide la ruptura de los pobres (los proletarios, el pueblo) con la
dominación de los ricos, supone “el salto cuántico” de contraponer dos formas de
vivir juntos (de comunidad, de sociedad).

Entonces, determinar un campo político radical, a contrapelo de la lucha sin


conciencia de clase, disolver los límites internos que obstaculizan la constitución y
despliegue del sujeto, es el asunto primordial, para los gatos lanzados al agua.

Lenin, en el brete de la Primera Guerra Mundial asume la desolación del


movimiento socialista y moviliza los ajustes políticos-teóricos correspondientes;
sus biógrafos dicen que el momento por excelencia de su soledad política, es la
coyuntura de su Gran Estrategia: el derecho a la auto-determinación de los
pueblos, la cuestión nacional mediada por una política de clases; el ritmo
acompasado de explosiones sociales, insurrecciones y tiempos de relativa calma;
y el partido que sabe “cómo emplear todas las armas”

Ahora estamos en condiciones de responder la pregunta respecto del significado


de Lenin para la Revolución Bolivariana. ENTRE CAMARADAS, Lenin:
En el periodo punto de crucial marzo 1921-marzo 1923, en un primer momento
analiza los fallos de su revolución como efectos no deseados del fin de la guerra
civil: derrotadas las “tropas apoyadas por los capitalistas e imperialistas de
todo el mundo…los cálculos de planificación, gestión estatal y del
partido…desestiman “dificultades y consecuencias derivadas de desmovilizar del
Ejército Rojo”. Empero, debates sobre la producción agrícola y la inversión de
capitales extranjeros, refieren una cuestión de mayor calado, la política
económica: “No cabe duda que en un país donde la mayoría de la población es
de pequeños productores agrícolas, la revolución socialista puede hacerse
únicamente mediante toda una serie de medidas especiales de transición… ”

Topado con las contradicciones desatadas reparte de nuevo sus cartas, y


escribe lo que sigue, en el momento más crítico de su vida política,

“…un hombre asciende a una montaña alta, abrupta y aún no explorada….ha


superado increíbles dificultades y peligros y ha logrado alcanzar un punto mucho más alto
que quienes lo precedieron, pero sin llegar a la cumbre. Se encuentra en una situación
donde no solamente es difícil y peligroso avanzar en la dirección elegida, sino imposible.
Debe volver atrás, buscar otros caminos… que le permitan llegar a la cumbre… Debe
tenerse clara conciencia de esto y reconocerse abiertamente, pues no hay nada más
peligroso que las ilusiones…No han perecido…los comunistas que no se permiten
hacerse ilusiones, para volver a "abordar desde el principio" la dificilísima tarea”

No vamos a especular acerca de qué pasaría si hubiese continuado con vida.


Lo relevante, PARA CAMARADAS, ES EL GATO EN EL AGUA, Lenin tuvo a
mano la grandeza infrecuente de la Cosa todavía cuesta arriba:

Nos queda el testimonio de una subjetividad política, que no se reconocía en la


mirada capitalista, y su querella con los observadores externos que presuponen
la objetividad al margen de los antagonismos sociales y reparten culpas como
sabios indolentes.

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