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DESARRROLLO
¿QUÉ ES ELARREPENTIMIENTO?
Es un don del cielo.
El verdadero arrepentimiento es una misericordia especial de Dios. Él la da. No procede de
ningún otro. Es imposible que la pobre naturaleza que ha caído tan bajo se recupere por sus
propias fuerzas como para que realmente se arrepienta. El corazón está aferrado a sus
propios caminos y justifica sus propios caminos pecadores con una tenacidad incurable
hasta que la gracia divina ejecuta el cambio.
Ninguna motivación hacia el bien es lo suficientemente poderosa como para vencer la
depravación del corazón natural del hombre.
Si hemos de obtener su gracia, tiene que ser por medio del gran amor de Dios hacia
los hombres que perecen. ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios
arrepentimiento para vida! (Hch. 11:18). Todo esto coincide con el tenor de las promesas
del Antiguo Testamento. Allí, Dios dice que realizará esta obra por nosotros y en nosotros.
Escuche sus palabras llenas de gracia: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Eze. 36:26-27).
Dios “manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hch. 17:30).
La base del mandato radica en que todos los hombres en todas partes son pecadores.
Nuestro bendito Salvador no tenía pecado, y por supuesto, no podía arrepentirse. Salvo esa
sola excepción, desde la Caída no ha habido ni una persona justa que no necesitara el
arrepentimiento.
Aquel que realmente se arrepiente está principalmente afligido por sus pecados; aquel cuyo
arrepentimiento es falso, está preocupado principalmente por sus consecuencias. El primero
se arrepiente principalmente de que ha hecho una maldad, el último de que ha traído sobre
sí una maldad. El uno lamenta profundamente que merece el castigo, el otro que tiene que
sufrir el castigo. El uno aprueba la Ley que lo condena; el otro cree que es tratado con
dureza y que la Ley es rigurosa. Al arrepentido sincero, el pecado le parece muy
pecaminoso. El que se arrepiente según las normas del mundo, el pecado de alguna manera
le parece agradable, se lamenta que sea prohibido. El uno opina que es cosa mala y amarga
pecar contra Dios, aun cuando no recibe castigo; el otro ve poca maldad en la transgresión
si no es seguida por dolorosas consecuencias. Aunque no hubiera un infierno, el primero
desearía ser librado del pecado; si no hubiera retribución, el otro pecaría cada vez más. El
arrepentido auténtico detesta principalmente el pecado como una ofensa contra Dios. Esto
incluye todos los pecados de todo tipo.
¿Cuáles son las razones… por las cuales el arrepentimiento es tan indispensable?
2. Por otro lado, sin arrepentimiento no hay felicidad alguna en la vida presente.
Puede haber optimismo, entusiasmo, risa y alegría mientras hay buena salud y dinero en el
bolsillo. Pero estas cosas no significan felicidad sólida. Hay en todos los hombres una
conciencia, y esa conciencia tiene que ser satisfecha. Mientras que la conciencia sienta que
el pecado no ha causado arrepentimiento y no ha sido abandonado, no estará tranquila y no
dejará que el hombre se sienta tranquilo por dentro…
Mientras que usted abrace, tenga y se aferre a sus pecados, podrá hablar todo lo que quiera
sobre el evangelio, pero sus pecados no han sido perdonados.
Si gusta, puede llamarlo legalismo. Si gusta, puede decir que “espero que al final todo
resulte bien ––Dios es misericordioso— Dios es amor ––Cristo murió— espero ir al cielo al
final”. ¡No! Le afirmo que eso no está bien, nunca estará bien… Está usted pisoteando la
sangre de la expiación. No tiene hasta ahora arte ni parte con Cristo.
Sal 32:1
Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su
pecado.
Sal 32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,(A)
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
Sal 32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
Sal 32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
Sal 32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.(B) Selah
Sal 32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
Sal 32:7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
Sal 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
Sal 32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
Sal 32:10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
Sal 32:11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
Nos arrepentimos de lo que hicimos mal no volviendo a hacer lo malo.
Nos arrepentimos cuando restituimos los daños ocasionados a otros
Nos arrepentimos cuando nos atrevemos a confesar ciclos pecaminosos en nuestras vidas y
abandonarlos definitivamente
(10) Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo
árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. (G)
CONCLUSIONES
El verdadero arrepentimiento implica un cambio radical en la actitud hacia el pecado y hacia Dios.
Diccionario Bíblico AD
El llamado al arrepentimiento es, en lo que respecta al hombre, un llamado para que vuelva
(shub_) a colocarse bajo la dependencia de Dios, a la que se debe por su carácter de criatura (y por
el compromiso del pacto).
Diccionario Bíblico Certeza