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Entre Borges y Crowley: descubre el arte y la magia de Xul Solar

Pintor, místico, inventor, traductor, músico, astrólogo, genio. Xul Solar es único en su
arte y especie. O al menos así lo reconocieron dos gigantes de la cultura y la
contracultura como Jorge Luis Borges y Aleister Crowley.

Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari. Xul Solar. ¿Quién? "Hombre versado en todas las
disciplinas, curioso de todos los arcanos, padre de escrituras, de lenguajes, de utopías, de
mitologías, huésped de infiernos y de cielos, autor ‘panajedrecista’ y astrólogo, perfecto en
la indulgente ironía y en la generosa amistad, Xul Solar es uno de los acontecimientos más
singulares de nuestra época".

El que habla no es otro que Jorge Luis Borges, sinónimo de literatura en español e íntimo
amigo de Xul. Claro que en esta descripción -tomada de sus Textos Recobrados de los
años 40- el hombre de El Aleph no empezó por el principio: Xul Solar fue un maestro de la
pintura. Surrealismo, dadaísmo, cubismo, todo lenguaje liberador la forma podía confluir en
su obra con un estilo y un color distinguibles de un golpe de vista.

https://www.youtube.com/watch?v=JsQ172ywAK0&t=82s

Nacido en San Fernando, a 50 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en 1887, Schulz


Solari provenía de una familia que le inculcó, quizás por ósmosis, el hacer artístico. Su
padre ingeniero y su abuelo compositor le cedieron un linaje del hacer y del la estética, y ya
de muy joven, Schulz obedece ese mandato infinito que definió su vida en el resto de los
años: conocer más y más y más. Como muchos artistas sudamericanos de su época, el
chico tomó un buque y zarpó hacia Europa, donde lo esperaban familiares en la ciudad
italiana de Zagli. Era 1912. Volvería 12 años después ya convertido en Xul Solar, con un
enorme bagaje de influencias estéticas y con más de 200 libros adquiridos en el Viejo
Continente. ¿Qué pasó en el medio?

Sucedió qué Xul embistió con fuerza los caminos europeos en base a su sed insaciable de
conocimiento. Fue testigo del surgimiento del expresionismo previo a la primera Guerra
Mundial, vivió en la París de Picasso y Mogliani en pleno estallido bélico y conoció a los
futuristas italianos que lo empujaban más y más a abandonar formas estructuradas en pos
de un lenguaje pictórico propio.

https://vimeo.com/72216122

Y, por supuesto, asistió a cuanta conferencia o sobre esoterismo que pudo. La antroposofía,
la teosofía, la cábala, el I Ching.... también religiones como el hinduismo y el budismo
fueron exploradas por Xul, quien en 1924 empezó un vínculo clave para complementar su
formación espiritual y estética. En París, y durante un mes, Xul fue discípulo de Aleister
Crowley y se ordenó en la orden Astrum Argentum, sociedad esotérica conducida por el
mago inglés.
El interés del pintor por conocer otros mundos lo condujo hasta The Beast, que le enseñó a
realizar viajes astrales a través de meditaciones concentradas en la visualización de los 64
hexagramas del I Ching. Crowley instruyó a Xul, le facilitó el juego de hexagramas y los
resultados no tardaron en aparecer.

"Veo un gran muro chino de ladrillo, una gran puerta en él, con el hexagrama entro a través
de la puerta cerrada, a un espacio oscuro y tranquilo. Es algo como un templo, más de
sabiduría que de plegaria. Vislumbro como una boca de horno rojiza. Cerca de ella un mago
sentado de piernas cruzadas. Pregunte su nombre. Dice sin sonido, Wac. Pregunto por la
ley del hexagrama y responde en silencio: Constancia, estudio, sabiduría". El fragmento
corresponde a Los San Signos, libro de Xul donde recopila las visiones que surgieron tras
las enseñanzas de Crowley. A su regreso a Argentina, en los intercambios por carta que
mantuvieron, el mago lo reconoció como "el mejor de los videntes" que había tenido hasta el
momento.

Regreso a Sudamérica y amistad con Borges

Recién llegado de su viaje por una volcánica Europa de guerras y efervescentes


movimientos artísticos nacidos al calor de los fusiles, el pintor no tardó en incorporarse a la
vanguardia artística de la Buenos Aires de los años 20, que por ese entonces, era un
hervidero de intelectuales y artistas. Ahí iniciaría su amistad más reconocida. Jorge Luis
Borges, que por entonces había publicado su primer libro de poesía, era un joven
veinteañero que quedó encandilado por el conocimiento esotérico de Xul y sus ideas
-adelantadas y proféticas- sobre la globalización. La panlingua y el neocriollo, los idiomas
que inventó el pintor -hablaba seis con fluidez- fueron una cruza del español, el portugués,
el inglés, el latín y otras lenguas que Xul intentó promover para lograr una comunicación
global común entre las naciones. A Borges, un apasionado del lenguaje, la idea caló hondo
y lo llevó a escribir un cuento inspirado en la lengua mundial: "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius".

https://www.youtube.com/watch?v=7ZoQk-O80l4&t=22s

"Quizás el único cosmopolita ciudadano del universo que he conocido fue Xul Solar”, supo
afirmar el escritor sobre su íntimo. Y más: en una de sus conferencias sobre su amigo,
Borges lo describió: "El pensamiento de Xul era incesante. A diferencia del resto, y del que
me incluyo, donde el pensamiento es un fenómeno que ocurre de tarde en tarde, donde
generalmente estamos percibiendo (...) En cambio Xul, me dio la impresión exacta de haber
leído muchísimo y, sobre todo, de querer cambiar las cosas".

El camino compartido por ambos, ese que se adentraba tras las fronteras de lo metafísico y
que tanto se plasmó en sus obras, los unió en largas conversaciones sobre ritos y mundos y
alternativas para la conciencia cotidiana. Tal fue la comunión entre pintor y escritor, que
Borges lo invitó a ilustrar uno de los libros más representativos de la primera época de su
obra: El idioma de los argentinos.

Para Xul vendrían años de proliferación, evolución y estudio constante. Su obra alcanzaría
reconocimiento internacional y se convertiría en un clásico inconfundible de la pintura latina.
Esa obra a la que Borges se refirió como "documentos del mundo ultraterreno, del mundo
metafísico en que los dioses toman las formas de la imaginación que los sueña". "La
apasionada arquitectura -consideró el escritor- los colores felices, los muchos pormenores
circunstanciales, los laberintos, los homúnculos y los ángeles inolvidablemente definen este
arte delicado y monumental".

https://www.youtube.com/watch?v=Wxedkfabn-w

Con varias exposiciones individuales en su país y partícipe de muestras colectivas en


América y Europa, su deseo infinito de compartir conocimiento tendría eco en las
entrevistas que, un poco extrañados, medios del mundo le realizarían. Allí se presentaba
como pintor, astrólogo, inventor, músico, cabalista, liberal....).

Para resumir esa fusión de dos figuras irrepetibles de las artes, podemos citar una de las
ilustraciones de El idioma de los argentinos. En ella, un dibujo de Xul tiene un epígrafe
escrito por Borges que podemos leer como un leitmotiv exploratorio de ambos:

"Lector: Por la vereda de las coplas hemos llegado a la metafísica. Ya eres el poseedor de
tu ignorancia; y la mía no te hace falta"

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