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PERIÓDICO HUMANIDAD: PARO DEL 77

El paro general del 19 de julio de 1977 tiene la característica sui géneris de haber sido considerado
un paro “semi-insurreccional”. Hay fotos de manifestantes golpeando a policías de asalto aislados,
para desarmarlos, así como de otros huelguistas, sobre todo en los pueblos jóvenes, que hacían
zanjas en el terreno, las camuflaban con ramas y hojas, atraían luego a las tanquetas hacia ellos,
las cuales se hundían en esos huecos siendo por tanto inutilizadas. Creo que lo que causó este
movimiento fue la contradicción entre un pueblo que quería avanzar más en el camino de las
“reformas burguesas” velasquistas, tornándolas quizás más colectivistas, y una dictadura de
Morales empeñada en deshacer todo lo que tenía un olor a ideas socialistas, y aplicar a rajatabla
los planes de reajuste estructural del FMI, provocando una baja del nivel de vida así como el
fenómeno de la desocupacion masiva.

Si bien el paro tuvo un relativo éxito Político, favorable sobre todo a la pequeña burguesía
electoralista que estaba a la cabeza del movimiento sindical, a través de los llamados “partidos de
izquierda”, en el sentido de que la dictadura fijó un calendario de retorno a sus cuarteles
convocando a una Asamblea Constituyente; desde el punto de vista económico y social el paro no
logra ni frenar ni parar la ofensiva neoliberal que ya comenzaba, incluso el movimiento tuvo que
soportar el despído de alrededor de 10 mil dirigentes sindicales. Este paro marca el inicio de las
acciones de extensión nacional por parte del movimiento obrero, la CGTP se atribuye el liderazgo
pero, en honor a la verdad, hay que decir que quien toma la iniciativa es el CUL (Comando Unitario
de Lucha, donde estaban todas las federaciones independientes), del que Víctor Cuadros era un
dirigente de primer rango, la CGTP se monta en el paro general que ya había sido Convocado por
el CUL. Se puede decir, para terminar, que el paro del 19 de julio de 1977 es el punto más elevado
de desarrollo del llamado movimiento sindical “clasista”, luego de él y a pesar que la dictadura
desaparece, el exceso de paros convocados por esa izquierda autoritaria para ganar más votos, y
las medidas gubernamentales de flexibilización laboral que se agudizan con el fujimorismo,
desgastan a la clase trabajadora, minan su moral, y, finalmente, provocan la crisis de
desindicalización y corrupción que viven hoy las tres o cuatro centrales sindicales existentes,
incluida la CGTP.

En este día hay que rendir homenaje, no a las burocracias sindicales, sino a las bases trabajadoras
y sus dirigentes más consecuentes, que supieron osar enfrentarse a las dictaduras por lo que
pagaron un largo tributo de vidas humanas, despedidos, detenidos, heridos, etc. En el futuro, hay
que tratar que el balance costo-beneficio, sea abrumadoramente favorable a los luchadores, a
sindicatos que habrá que reconstruir sobre bases revolucionarias, y a luchas no para apoderarse
del aparato del Estado burgués para realizar una política capitalista más “humana” (como piensan
algunos social demócratas, “nacionalistas” o stalinistas) sino para destruirlo y asumir nuestra vida
autogestionariamente, directamente y sin delegar nuestro poder individual y colectivo a ningún
político ni sindicalista profesionales.
PERIÓDICO HUMANIDAD: MÁRTIRES DE COMAS

Una frase nos dice: El árbol no crece sin su raíz. Es por esta razón la importancia de conocer
nuestro pasado, el de nuestros pueblos, esa historia que nos niegan; para los que vivimos en esta
parte de Lima Norte, que es parte de esta sociedad que es cada vez mas apática y despreocupada
de su entorno mas inmediato. Una historia que se inició con un Paro Nacional, viviendo en la
actualidad una época donde los “paros nacionales” son sólo “paseos de procesión” (al menos en
Lima) con demandas reformistas y ofrendas a ídolos muertos, donde el concepto de clase viene a
formar parte de los rimbombantes nombres de los Sindicatos y Gremios, donde muchos de sus
dirigentes lo único que realizan es hacer pactos con los gobiernos-empresarios y utilizan la lucha
laboral para, en algún momento, llegar a ocupar un asiento en el Congreso y ser parte de esa clase
dominante y explotadora. Todo pueblo tiene una historia que contar y conocerla nos sirve para
poder entender-conocer nuestro presente y cambiar una realidad que puede ser incierta para
nuestros pueblos. Es así que en los años 70`s, el movimiento obrero y social, toma conciencia de
su condición -con una organización independiente-; en circunstancias que el campo se trasladó a la
ciudad, por las reformas populistas del dictador militar Juan Velasco Alvarado hechas para
contener las acciones del campesinado que luchaba por sus reivindicaciones de pan, tierra y
trabajo; que en su defensa optó en muchas circunstancias armándose, respondiendo la violencia
estatal y legalizada con la violencia popular. Es en este contexto que se llega a 1975, con la salida
de Juan Velasco Alvarado por acción de otro dictador militar, Francisco Morales Bermúdez, que
busca acabar con las reformas de su antecesor en los regímenes de propiedad sobre los medios de
producción y por otra parte, acabar con la unidad y acción directa de las masas en crecimiento.
Paros, huelgas, invasiones de terrenos, movilizaciones en el campo y la ciudad, desde jóvenes
secundarios, universitarios, pobladores, campesinos, pequeños comerciantes urbanos y obreros
sostenían luchas heroicas por mantener lo que hasta ese momento se había ganado y lograr, por
la lucha social, sus aspiraciones y anhelos más sentidos.

PARO NACIONAL DE 1977: LOS MARTIRES…

La indiscriminada persecución de dirigentes sindicales y el despido de miles de ellos durante el


régimen militar lleva al movimiento sindical a convocar un paro nacional de protesta organizado
por la CGTP. Se inició días antes con el paro de transportes en respuesta al alza de la “la historia
que nos cuentan no siempre es la nuestra, el pueblo hace la verdadera historia con sus luchas,
triunfos y derrotas…”gasolina, en el cual se vio el fortalecimiento y unidad de las masas. La
población se trasladó a pie, agrupando en el camino grandes manifestaciones contra el gobierno y
sus políticas económicas y sociales. Y es el 19 de Julio de 1977 cuando se concentró la gran masa,
desde las primeras horas tomó las calles, desde todos los conos de Lima, para bloquear carreteras,
vías principales, levantando barricadas; esto en todo el país.

El gobierno militar implementó en los buses de ENATRU (empresa del estado), un resguardo con
soldados para trasladar a los que no quisieran parar; pero no pudieron cumplir con su objetivo: los
pobladores lo impidieron y quemaron buses. En las calles de Comas, el pueblo también se hizo
presente, en el cruce de las avenidas Túpac Amaru y Andrés Belaúnde, el estado respondió como
lo hace con todo aquel que se atreve a rebelarse… ¡con las balas!, un helicóptero dio el aviso y los
buses de la marina cumplieron la orden… los muertos se hicieron presentes. Estos combatientes
nunca morirán, en la historia de nuestro pueblo viven por siempre, recordemos a: Julio Laynes,
Flor Arcaje, Fluira Pardavé, Jorge Jáuregui, Zenobio Pastrana y Juan Flores en Comas;
Independencia y Villa el Salvador también tuvieron sus víctimas. A ellos un homenaje y a todos los
mártires del pueblo; pero no homenajes de auditorios y discursos, sino continuando la lucha en las
calles. Aprendiendo de los errores del pasado para cuestionarlos y transformarlos; y
organizándonos con nuestros barrios creando conciencia social e identidad.

EL 19 DE JULIO CONTADO POR UNO DE SUS PROTAGONISTAS: FRANCISCO MEJÍA S. (58):


SOLDADOR, ZAPATERO, ALBAÑIL.

¿Y cómo empezó todo aquel día, dónde se reunieron?

-La represión del gobierno militar contra la clase pobre, despidos masivos contra los trabajadores
que participábamos en huelgas, el alza de precios: todo esto cansó al pueblo, ese día nos
empezamos a reunir en la entrada de San Felipe; llegaba la gente de todos lados, Km.22, Santa
Isabel, Collique; en el camino, rumbo al punto de concentración, la gente salía a acompañar desde
San Juan, Año Nuevo; se sumaron a la caminata por toda la av. Túpac Amaru hasta llegar al cruce
con la Av. A. Belaúnde, donde sería la concentración principal, en la que expusieron oradores
muchos/as de ellos dirigentes sindicales y barriales, subidos donde ahora es una botica o farmacia,
creo… Eramos aproximadamente 5 000 mil personas copando todo el cruce…

¿Estuvo algún dirigente reconocido de esa época en la concentración?

-Sí, estuvo Alfonso Barrantes Lingán en la entrada de San Felipe con todos nosotros dando un
discurso; él, como dirigente de uno de los grupos más fuertes de entonces que era la Izquierda
Unida y nos acompañó en toda la caminata…

¿Participó Ud. dentro de alguna organización o sindicato en esa fecha?

-No, con un grupo específico… pero siempre participaba en asambleas, marchas… no descuidando
a la clase de donde venía, pues el pueblo en ese momento era muy unido… los paros eran más
contundentes, había más solidaridad con los paros, sean de 24 ó 48 horas, todos parábamos; carro
que no paraba carro que se le quemaba … ahora no paran: tratan de llegar al trabajo hasta en
burro, muchos dicen: tengo que trabajar por mi hijos; pero lo que se reclama, el cambio que se
quiere, no es sólo para unos: es para todos.

¿En qué momento empieza la represión por parte del gobierno militar?

-Era aproximadamente la 1:00 de la tarde, ya estaban por culminar los oradores y muchos grupos
se estaban dispersando cuando en eso un soplón (helicóptero) pasa por encima de nosotros y al
rato pasan a gran velocidad 2 buses amarillos de la marina y en cada ventanilla habían metrallas
disparándonos… Tuvimos que correr para salvar nuestras vidas, cerca de mí cayó una chica que era
madre y dirigenta de un comedor de la 2da zona de Collique, si mal no recuerdo, y otros
compañeros más que pertenecían a gremios sindicales… Después nos volvimos a reagrupar, pero
en la Plaza 2 de mayo, repudiando el asesinato de los compañeros en diferentes puntos de Lima, el
pueblo estaba furioso e indignado por todo lo que había pasado, todos contra el gobierno militar…

¿Cuál fue la actitud de la gente después del 19 de Julio?

-La solidaridad se hizo presente para enterrar a los muertos, se fue a pedir hasta el alcalde de
Comas para los cajones… el gobierno empezó aun más con la represión, las marchas y paros
continuaban más seguidos, la gente estaba cansada, el gobierno tambaleaba y los soldados salían,
la historia que vino después ya es conocida. Se logró la nueva Constitución en el 79 que trajo
las nuevas elecciones, pero la lucha seguía en las calles, el movimiento sindical en los 80`s aún era
fuerte (yo participaba en un sindicato y nos despidieron), se hacían grandes marchas y paros, en el
gobierno aprista fueron asesinados muchos luchadores sindicalistas y comunistas en los penales,
en los 90`s la dictadura de Fujimori casi acabó con el movimiento sindical y la instauración de las
servis que ya venían del gobierno aprista ayudó en esa tarea… Pero había un dirigente sindical,
Pedro Huilca, que estaba organizando un gran frente nacional para luchar contra el gobierno de
Fujimori, pero lo asesinaron (1992); dirigentes así ya no hay y no sería sorpresa que, en algún
momento, Huamán y los demás participen en las elecciones para un puesto político.
R. WIENER: RECUERDOS DEL PARO DEL 19 DE JULIO

Han pasado 35 años y como dicen por ahí, el Perú de la marca Perú, ya no es el mismo. El
movimiento sindical y popular tampoco es como el de 1977. Y nadie ha vuelto a ver una
paralización nacional de la envergadura de las que nos tocó vivir aquel año, en pleno estado
de emergencia, toque de queda y asesinatos nocturnos de ciudadanos que andaban por las
calles. Todo puede ser diferente pero ¿cómo sería el Perú sin el paro del 19 de julio de 1977?

Veamos algunos datos para comprender el contexto: el 30 de junio de 1976, el premier y


comandante general del Ejército, Jorge Fernández Maldonado, fue prácticamente obligado a
leer un discurso frente a las cámaras de la televisión anunciando el más fuerte paquete de
medidas de ajuste que se había dictado hasta esa fecha, con el fin de tratar de equilibrar las
finanzas públicas. Las medidas incluían el aumento de los combustibles y de los productos de
primera necesidad que estaban controlados.

Al día siguiente estalló una huelga de choferes que sembró el caos en Lima y otras ciudades.
Una masiva marcha se desplazó por los distritos del cono norte y la policía sólo pudo
contenerla a la altura del Puente del Ejército en medio de un gran enfrentamiento. Había
acabado la ilusión de que la segunda fase del gobierno militar sería la “profundización del
proceso”. Fernández Maldonado renunciaría dos semanas después. Y Morales Bermúdez se
abrazó a los empresarios y al ala dura de los militares, y juntos impusieron la más brutal de
los estados de emergencia que se recuerden.

Las protestas espontáneas del 1 de julio de 1976, habían servido de pretexto para militarizar
el país lo que el dictador veía como el único camino posible para iniciar la contrarreforma e
imponer el grado de control social que era requerido para el nuevo esquema de alianzas del
poder. Muy rápidamente el gobierno que hasta hacía poco había estado coqueteando con las
masas, pasó a la guerra contra su propio pueblo, sin que existieran organizaciones armadas
desafiando poder o grandes movimiento sociales. Los asesinatos nocturnos a personas cuyo
único “delito” era que se les había pasado la hora, eran un mensaje sistemático para que el
país entendiera quién mandaba.

La teoría de que no hay ajuste sin miedo, había entrado en la sangre de los peruanos que
empezamos a ver que los salarios perdían valor de manera continua pero nadie podía
oponerse a una política económica que empobrecía a la gente y subsidiaba a las empresas.
Todo siguió este curso hasta que el gobierno decidió lanzarse a la primera privatización de lo
que se suponía iba a ser una cascada de traspasos de propiedad hasta desmontar el Estado
empresario del velasquismo, y esta fue la venta de la flota de Pesca Perú ue por entonces tenía
el monopolio de la extracción de especies para la harina de pescado y de su procesamiento
industrial. La decisión del gobierno, en plena emergencia, dio lugar a una larguísima huelga de
los hombres del mar que resistieron a pie firme la detención de uno tras otro de los equipos
dirigentes que se armaron para reemplazar a los que estaban en la cárcel.
La huelga de los pescadores cambió al país. El miedo empezó a aflojar. Los huelguistas le
habían abierto un boquete al estado de emergencia y ya no habría quién pudiera cerrar la
brecha. A comienzos de julio, el gobierno anunció un nuevo paquete, llamado el “baruazo”
(por el ministro de economía el empresario Barúa, y que fue mucho más fuerte que el del año
anterior. Varias organizaciones sindicales empezaron a discutir entonces si se debía
responder con una medida de lucha nacional. Las opiniones estaban divididas porque algunos
dirigentes creían que no habían condiciones para enfrentarse al gobierno y que lo que podía
resultar era una gran derrota para los trabajadores.

Es en esas circunstancias que se forma el Comando Unitario de Lucha (CUL) con la


participación de un pequeño grupo de federaciones sindicales llamadas independientes:
Gráficos, Seguros, Luz y Fuerza, CCP, que hizo un llamamiento al paro nacional para el 19 de
julio, que como un bando fue pegado en las calles ya que ningún medio recogió la noticia. El
debate sobre la condiciones para la acción de lucha había acabado. Con la fecha marcada en el
calendario, todos caminamos al gran día. Y de pronto no había un automóvil que circulara en
Lima. Las avenidas estaban vacías y muchos jóvenes las convirtieron en canchas de fulbito.

En los conos, entonces llamados “pueblos jóvenes” hubo recios enfrentamientos y varios
muertos. Aún hoy, en Coma, se conmemora la fecha para el recurso de las víctimas. En todo el
país había habido una respuesta unánime y por única vez en la historia se podía ver paro en
los barrios de clase media y en los populares. Hacia las cinco de la tarde se arrojó una edición
del diario “Ultima Hora” (todos los diarios eran del gobierno) que llevaba como titular “el paro
fue parcial”.

Morales respondió con un decreto increíble que autorizaba a las empresas a despedirá los
trabajadores que considerara que habían participado en el paro. Ni siquiera se atrevió a
hacerlo él mismo. Hubo 5 mil despidos, incluyendo a casi toda la vanguardia del movimiento
sindical. No faltaron los que dijeron que ya lo habían advertido, que el paro nos llevaría a la
derrota.

El 28 de julio Morales Bermúdez leyó su discurso de fiestas patrias para anunciar que el
estado de emergencia (que ya era casi un fantasma) se levantaba, se convocaba a una
Asamblea Constituyente y elecciones para el año 1980. El paro nacional había cambiado el
curso d ela historia.
CARETAS: SIGLO DE PAROS

Paro del 9 de abril de 1911. Fue una primera manifestación colectiva de los trabajadores de
Lima, guiados por el grupo anarquista de "La Protesta". Fue en solidaridad con una huelga de
los textiles de Vitarte, que reclamaban suspensión del trabajo nocturno y aumento salarial en
el turno de día. La medida sólo obtuvo éxito parcial, en el aspecto económico. Pero aún así
envalentonó al naciente sindicalismo.

1913: Paro por las ocho horas. Desde diciembre de 1912, un volante del Grupo "La
Protesta" había llamado a reuniones que se llevarían a cabo en la "Carpa de Moda" de la Calle
Lima, en el Callao. El Callao había sido escenario, en mayo de 1904, de la primera huelga por
las ocho horas, reclamadas por los trabajadores del Muelle y Dársena. No lograron el triunfo y
ofrendaron la primera víctima de esa reivindicación, el joven Florencio Aliaga. Esta muerte
sirvió de bandera para las manifestaciones de Primero de Mayo en años sucesivos.
Eso explica por qué el paro del 6 de enero de 1913 por las ocho horas condujo al primer
triunfo de la conquista, el 10 de enero. El logro fue sólo para los estibadores chalacos y uno
que otro centro de trabajo del puerto. Un Decreto de Billinghurst, el 11 de enero, consagró esa
victoria.

1919: Triunfo de las 8 horas. Este fue un paro que abarcó a todos los centros de trabajo de
Lima y Callao. Víctor Raúl Haya de la Torre recuerda, en una crónica escrita 25 años después,
que en la capital sólo circulaban los vehículos del Comité Central del Paro. Los tranvías habían
sido detenidos por la multitud. Claro que la capital y el vecino puerto no eran esa selva de
vehículos en que se han convertido (y que es más difícil de paralizar, por cierto). Lo cierto es
que el paro duró tres días y obligó a que el presidente José Pardo firmara, el 15 de enero, el
decreto que instituía la nueva jornada a escala nacional (jornada que la desregulación
neoliberal y el hambre de empleo han convertido en un buen recuerdo).
El mismo año 1919, pero en mayo, se produjo el Paro de las Subsistencias. Era en pro de la
rebaja de precios de éstas. Fue realmente masivo y tempestuoso, y reprimido con saña. Hubo
numerosos muertos, sobre todo en el Rímac. No se consiguió ninguna reivindicación.

Paro del 19 de julio de 1977. La paralización de esa fecha fue iniciativa de la CGTP, más
propiamente de las bases de la CGTP y de algunas organizaciones sindicales independientes.
A diferencia de la plataforma del paro del miércoles último, que es mucho más abierta y
menos ajustada a lo salarial, la del paro de 1977 tenía como punto número uno el de "aumento
general de sueldos y salarios de acuerdo con el alza del costo de vida". Otros reclamos eran la
plena vigencia de la estabilidad laboral y la no intervención en las universidades.

La medida y el eco que encontró en amplios sectores que no eran sindicales ni de izquierda
expresaban un malestar general en lo económico -era la época en que muchos pobres comían
nicovita, alimento para aves- y un creciente hartazgo respecto de la dictadura militar. En
ambos aspectos, el paro de ayer tiene cierto aire de familia con el tempestuoso paro de julio
de 1977.

Hubo una enorme participación ciudadana, focalizada sobre todo en los conos de Pueblos
Jóvenes. En Comas murieron cinco manifestantes. La tragedia se produjo, según una agencia
de noticias, "cuando una turba atacó un ómnibus, e infantes de marina que patrullaban la zona
abrieron fuego para proteger el vehículo".
En esa época, el gobierno dictatorial del general Francisco Morales Bermúdez, que había
reemplazado al del general Velasco, no vacilaba en aplicar mano dura a los medios de
expresión. Nuestra edición 523, del 25 de julio de 1977, que daba cuenta del paro, fue
sometida a censura previa.

Dicha edición publicaba, por ello, esta advertencia: "Esta edición se publica involuntariamente
bajo un diplomático procedimiento de censura previa. Nadie aquí ha alterado su estilo de ver
las cosas, contar u opinar sobre ellas, y al momento de escribir estas líneas no sabemos cuál
será el resultado de la revisión. De lo que los lectores pueden estar seguros es de que
CARETAS no alterará el contenido de sus notas para amoldarse a los criterios de la censura.
En todo caso, la revista se verá forzada, bajo protesta, a suprimir ese material".
Como consecuencia del paro fueron despedidos alrededor de tres mil trabajadores.

Otros paros de 1979: en enero de 1979, la CGTP acordó un paro general, que no fue acatado
por la inmensa mayoría de trabajadores. El Apra no se había plegado a la paralización, y
consideró un triunfo su fracaso.

Curiosamente, el número de CARETAS del 15 de enero de 1979 que dio cuenta del fiasco
sindical, significó una nueva clausura para esta revista, que había sufrido varios cierres
durante la primera y segunda fase del gobierno militar. Esta vez, el silenciamiento se debió a
un informe sobre espionaje chileno, y duró 112 días.

Más tarde, el 19 de julio de 1979, hubo otro paro de la CGTP, que fue relativamente exitoso en
la zona fabril de Lima, una zona que entonces existía. Su virtual extinción pesó sin duda en el
paro de esta vez.
CARLOS ORTIZ: 19 DE JULIO DE 1977 UNA JORNADA HISTÓRICA DE LUCHA

Nunca antes en la historia, un conjunto de acciones de lucha habían desembocado en un


movimiento tan vasto y simultáneo en todo el país, contando con la intervención directa de los
más diversos sectores de trabajadores y masas populares se dio esta histórica jornada de
lucha. Puede decirse que, a diferencia de lo ocurrido en otros países latinoamericanos, el
primer paro efectivamente nacional en el Perú fue recién el del 19 de Julio de 1977. Dentro de
pocos días se cumplirán 33 años de esta jornada considerada por muchos historiadores, con
razón, como un Paro Histórico en el proceso social de nuestra patria. Para comprender mejor
la naturaleza de esa medida de fuerza impulsada por los trabajadores, hay que situar los
hechos en el contexto más aproximado en que ocurrieron.

Seguramente, muchos de los que presenciaron estos hechos recordaran la experiencia del
proceso impulsado por el General Juan Velasco Alvarado, que inició su gestión con profundas
transformaciones sociales que apuntaban no solo a la modernización del país, sino incluso, a
realizar un cambio radical en las relaciones de producción. Primero, fue la reforma agraria y
luego la creación de las comunidades laborales en la industria y la minería. Se buscaba afirmar
en el pueblo su sentimiento y conciencia de clase en medio de una dura lucha contra la
explotación y la miseria que aún vivimos en nuestro país, pese a las costosas medidas
publicitarias para hacer creer al mundo que el "Perú Avanza". La caída del General Velasco,
fue para profundizar los cambios de rumbo del modelo social realizado hasta esa fecha,
iniciándose el retroceso para fortalecer al modelo capitalista con una ofensiva violenta contra
el movimiento sindical organizado, despidiendo trabajadores/as, sobre todo, a los dirigentes
sindicales identificados con las demandas populares.

El gobierno militar del Gral. Francisco Morales Bermúdez, apoyo las medidas propuestas por
los empresarios resistentes a los cambios y provocó la más aguda crisis económica y social en
el Perú al negociar con el Fondo Monetario Internacional - FMI para poner en práctica las
exigencias de este organismo que al aplicarlas generó una dura recesión económica, la
disminución del gasto público y el consumo, creando paralelamente el aumento de las
ganancias para los empresarios -según la dictadura- con la finalidad de incentivar la inversión
de capitales foráneos y generar empleo. Hoy podemos comprobar que esa política ha
favorecido la presencia de grandes empresas transnacionales que se llevan nuestros recursos,
exonerados del pago de muchos impuestos bajo el pretexto de generar empleos, sin derecho a
la seguridad social, a la negociación colectiva, lo que nunca se refleja en las estadísticas
oficiales, por el contrario, el desempleo aumenta cada día, no hay seguridad ni salud en el
trabajo, la precariedad del empleo va en aumento con la implementación de empresas
tercerizadoras, tampoco los gobiernos se preocupan por el cuidado del medio ambiente.
¿Estamos avanzando?, sinceramente creemos que no.

No obstante las medidas adoptados por el dictador Morales Bermúdez, la crisis se ahonda en
el país y el gobierno lanza el triste "Plan de Reactivación" que no fue otra forma de sobre
explotación de los trabajadores/as, ordenando la baja de los salarios y el aumento de los
precios para lograr la recuperación económica del país lo que tuvo efectos funestos para el
movimiento sindical y popular al coaptar sus derechos lo que origino grandes movilizaciones
de lucha contra la dictadura que no pudo controlar el descontento popular decretando el
"toque de queda" -medida extrema- que el pueblo respondió con grandes movilizaciones y
paros masivos por ramas y sectores de la producción frente a las desmedidas alzas de los
artículos de primera necesidad aplicadas por el gobierno militar, sumándose a estas luchas
casi todos los sectores de la producción del país y los estudiantes universitarios.

Ante estas circunstancias dirigentes sindicales realizaron reuniones clandestinas buscando


coordinación para preparar una respuesta unitaria y contundente a las medidas del gobierno
militar. La más importante reunió a unos 40 dirigentes sindicales, barriales y algunos políticos
de alto nivel, así como a la CGTP que luego de grandes debates hubo que votar por puntos
concretos, el principal era el paro nacional con la CGTP a la cabeza. El 22 de junio de 1977,
cinco organizaciones sindicales reunidas en nuestro local, la Federación Gráfica del Perú
acordaron enviar un documento a la CGTP exigiendo que tome decisiones frente al paro
nacional contra la dictadura militar, planteando seis puntos de exigencias mínimas al
gobierno.

Este documento lo firmaron, la Federación Gráfica del Perú, la Federación de Trabajadores


Cerveceros, la Federación de Trabajadores en Compañías de Seguros, la Federación de
Trabajadores de Luz y Fuerza del Perú y la Central de Trabajadores de la Revolución Peruana
CTRP-Lima.

Como es de suponerse esta gesta dejó en la calle, miles de despedidos y una gran cantidad de
mártires a nivel de todos los gremios de los que muy pocos se acuerdan en esta histórica
fecha. Posterior al paro la Federación Gráfica del Perú, protestó ante el gobierno entregando al
jefe del Comité de Asesoramiento de la Presidencia por las nefastas y anticonstitucionales
medidas de represión contra nuestros compañeros despedidos que su único delito fue acatar
los acuerdos emanados de sus organizaciones ante las medidas antidemocráticas y por la
escalada de abusos del régimen dictatorial del gobierno militar encabezado por Morales
Bermúdez que se vio obligado a convocar a elecciones donde salió elegido el Arq. Fernando
Belaunde Terry, que lo primero que hizo fue dejar sin efecto los decretos dictados por la
dictadura, devolviendo locales y indemnizando a los empresarios, menos los que afectaban a
los miles de trabajadores despedidos injustamente y quedaron desamparados totalmente.

Debemos dejar constancia que la violencia en el paro no provino de los trabajadores, sino del
gobierno militar. El allanamiento de la CGTP, de la FGP así como la captura de dirigentes
sindicales como el Secretario General de la CGTP, nuestro Secretario General y otros
destacados dirigentes sindicales y políticos comprometidos con la defensa de los derechos de
los trabajadores/as fue por el éxito de la medida adoptada, otros dirigentes tuvieron que
esconder para continuar con la lucha en otras condiciones. Ha transcurrido tantos años y
seguimos considerando que la actitud asumida por el gobierno de esa época fue un acto de
represión injustificada. El gobierno militar, también fue responsable de la represión callejera,
que dejó una dolorosa estela de muerte en la avenida Túpac Amaru, en Comas. Pero la acción
más cruel ideada por los empresarios se expresó en los Decretos Supremos 010 y 011
mediante los cuales se autorizaba a los empresarios el despido inmediato de los dirigentes
sindicales y trabajadores que se sumaron a la causa. Esa era la carta blanca que buscaban los
empresarios para descabezar el movimiento sindical.

Recordemos una vez más que en esta Jornada de Lucha fueron despedidos más de 5,000
trabajadores, la mayoría dirigentes de base de la CGTP, muchos de ellos murieron sin haber
logrado una pensión de jubilación por que en ningún lugar se les daba trabajo estable, otros
siguen luchando por lograr una mísera pensión para sobrevivir. Estamos seguros que en algún
momento la historia juzgará a quienes no estuvieron de acuerdo con esta jornada de lucha,
pero aún, muchos de ellos en esta fecha histórica se jactan de la conducción del paro con
versiones antojadizas que nada tiene que ver con la historia del movimiento sindical.

Aunque han pasado tantos años de haberse realizado este histórico paro nacional la fuerza del
pueblo subsiste y la capacidad de lucha de los trabajadores/as enfrentados a nuevos retos se
mantiene intacta, seguimos insistiendo que la unidad, sin exclusión alguna, es la base
fundamental, porque para cambiar este mundo tenemos que tener decencia y no emplear los
métodos aplicados por los dictadores. Las conquistas materiales son pasajeras, la honestidad
y la verdad de lo ocurrido es lo más importante. Muchas veces las apariencias engañan.

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