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Una repugnante maldad fue la característica del mundo en los días de Pablo (Ef. 2:2; cf. Ro.
1:18–32). Los grandes esfuerzos realizados para mejorar esta condición fueron enteramente
vanos. La humanidad se hallaba “sin esperanza” (2:12). Esa misma perversidad a más del
pesimismo es la que prevalece en nuestro siglo.
El totalitarismo estatal, la tendencia a esperar que el estado provea todas las necesidades
“desde la cuna hasta la tumba”, con toda la consecuente pérdida del sentido de
responsabilidad individual e iniciativa es peligroso. Otro es el falso concepto acerca de la
necesidad básica del hombre. Tal necesidad es nada menos que la remoción del peso de la
culpa por la cual él, siendo por naturaleza un hijo de ira (2:3), se halla angustiado. Lo que
necesita es algo más que rehabilitación laboral. Su necesidad es reconciliación con Dios.
Efesios anuncia que tal bendición ha sido provista para todos los creyentes verdaderos por
medio de la muerte vicaria y expiatoria del mismo Hijo de Dios (2:13). La motivación de este
supremo sacrificio fue “su gran amor” (2:4).
Romanos 2:28-29 “no se es un verdadero judío sólo por haber nacido de padres judíos ni por
haber pasado por la ceremonia de la circuncisión. 29 No, un verdadero judío es aquel que
tiene el corazón recto a los ojos de Dios. La verdadera circuncisión no consiste meramente en
obedecer la letra de la ley, sino que es un cambio en el corazón, producido por el Espíritu de
Dios. Y una persona con un corazón transformado busca* la aprobación de Dios, no la de la
gente.” (NTV)
Por tanto, Pablo cae de rodillas ante tal revelación de Dios: Que tanto judios como gentiles
vienen a formar – únicamente por la obra de Cristo – su cuerpo glorioso del cual él y solamente
él es la cabeza. Por esto el apóstol Pablo se reconoce o se incluye como una persona
necesitada de la gracia de Dios al igual que todas las personas en el mundo cuando escribe en
el capítulo 2,3-5 “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos
de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por
naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por
su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
Al ser iluminado por el E.S sobre tal conocimiento, lo único que Pablo puede hacer es caer
de rodillas con una actitud de humildad y devoción ante el Dios de misericordia.
Efesios 3:2-12 “si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue
dada para con vosotros; 3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he
escrito brevemente, 4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio
de Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres,
como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles
son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús
por medio del evangelio, 7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que
me ha sido dado según la operación de su poder. 8 A mí, que soy menos que el más pequeño
de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las
inescrutables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio
escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; 10 para que la multiforme
sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y
potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo
Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la
fe en él…”
¿Por qué razón Pablo dobla sus rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo? porque en
Cristo se han dado tanto a gentiles como a judios ricas bendiciones, ahora no hay dos
pueblos, uno formado por judios y otro por gentiles, sino que en el plan de Dios siempre
estuvo extender su misericordia a aquellos que no forman - en la carne - parte de la familia de
Abraham, sino que todos aquellos que son de la fe de Abraham (Cf. Gálatas 3,6-9) vienen a ser
llamados hijos de Dios, al creer y vivir en la promesa que Dios reafirmó con Abraham. En
palabras claras: Dios por medio de Cristo se ha reconciliado con el hombre pecador, y a todos
aquellos que por gracia creemos y confiamos únicamente en la obra de Cristo, se nos ha dado
nuevamente – como fue al principio en Edén – la amistad de Dios, a través del pacto de gracia.
Y ahora tanto judios y gentiles conforman la iglesia gloriosa de Cristo.
Esto ya él lo ha explicado en el capítulo 2,11-22, y lo sintetiza en 3,6 cuando escribe: “que los
gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa (El esta
haciendo referencia al pacto de gracia) en Cristo Jesús por medio del evangelio…”
Por esta razón, con humildad, pero con la autoridad que le ha sido dada por Jesucristo, les
exhorta a mantenerse firmes ante la repugnante maldad que opera en los hijos de
desobediencia. Ellos no deben atribuirle méritos a la gente que vive sin el temor de Dios. Sus
prisiones son a causa de la predicación del evangelio, y permitidas y controladas por la
voluntad soberana de Dios. Por esto el les escribe:
Efesios 3,13 “por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros,
las cuales son vuestra gloria.”
Pablo, con estas palabras les dice: No se desanimen al saber que me encuentro preso por
causa de la predicación del evangelio. Pablo ha entendido que su llamado fue de gracia y solo
de gracia, él, por la Iluminación del E.S comprendió, que más que quejarse por sus
padecimientos, glorificaba a Dios en y con ellos, su llamado era considerado por él un
privilegio, una gracia de Dios para con él (Cf. 1 Corintios 15,10) Pablo no buscaba el lugar más
cómodo para predicar, ni un salario, trabajaba con sus manos. Cuando fue azotado y
encarcelado, fue para él un gozo padecer por la causa de Cristo (Cf. Filipenses 1) Cuando fue
abandonado en su juicio, no le reprochó a aquellos que le abandonaron y que no le brindaron
de su apoyo, su confianza estaba puesta en Cristo. Pablo no solo comprendía la doctrina del
Señorío de Cristo, sino que también la aplicaba a su ministerio. En palabras claras: Pablo sí
vivia como un siervo de Cristo. Y vivia con este pensamiento en su mente, porque el E.S se lo
había revelado por la gracia de Dios.
Pablo les dice: ¡Oh! amados hermanos efesios, no se desanimen al ver mis padecimientos,
mis padecimientos son una manifestación del amor de Dios por ustedes, sientan el amor de
Dios en esto, experimenten el amor de Dios al ver mis tribulaciones. ¿Podemos darnos cuenta
del corazón de pastor que había en Pablo por la gracia de Cristo? El dirige a la iglesia a mirar a
Dios, y no a mirarlo a él y lo que padecía. Definitivamente Pablo vivia lo que predicaba, ¡porque
lo creía! o ¿a caso él no le escribe a Timoteo: “Es cierto, y todo el que quiera vivir una vida de
sumisión a Dios en Cristo Jesús sufrirá persecución.” 2 Timoteo 3,12 NTV)
Efesios 3,14-19 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme
a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál
sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”
El versículo 14 inicia con la oración: “por esta causa…” Pablo retoma su linea de
pensamiento que había dejado en el versículo 1 (cf. 3,1) y eleva una oración al Señor por sus
hermanos en efeso. Pero ¿qué lo mueve a orar? Es el conocimiento de la obra reconciliadora
de Cristo, la comprensión que se le ha permitido de ella, gracias a la revelación de la Palabra
de Dios. En palabras claras: el fundamento de la oración de Pablo, no eran las emociones o las
diversas pruebas que él estaba experimentando, la base de la oración de Pablo era su
conocimiento del propósito de Dios. De esto aprende la iglesia que la lectura a conciencia de
la Biblia y la oración siempre deben ir unidas. Porque en las Escrituras Dios ha revelado su
voluntad y en la oración pedimos que la haga.
Por tanto, él en actitud de humildad y devoción, dobla “…sus rodillas ante el Padre de
nuestro Señor Jesucristo…” y por estar en Cristo también es el Padre de todo aquel que cree
por la fe al evangelio que ha sido anunciado primeramente por Dios mismo (Génesis 3,15) y
por sus servidores.
Luego afirma que de este Padre, ante el cual se arrodilla en humildad y reverencia , toma
nombre toda la familia que por filiación son hijos de él. Aquella parte de la familia que se
encuentra en la tierra como aquella que ya se encuentra en el cielo: Pablo esta señalando a la
iglesia militante en la tierra y la iglesia triunfante en el cielo, aunque separadas por la muerte,
son dos partes de la gran familia de Dios.
Entonces, podemos afirmar con toda seguridad que Pablo en estos versículos está pidiendo
a favor de la iglesia. Pero ¿cuál es la esencia de su oración? Por cierto:
Una de las mejores maneras de descubrir que le preocupa en realidad a un creyente, y cuál
es en realidad sus prioridades, es al escucharlo orar, y no solo escucharlo sino la intensidad
con la que este ora. Porque todos oramos por lo que nos preocupa y, obviamente, no estamos
preocupados por aquellas cosas o personas que no incluimos en nuestras oraciones. No cabe
la menor duda que la oración expresa deseo. La oración es el deseo sincero del alma. Por
tanto, los siguientes versículos (16-19) nos revelan el deseo sincero que hay en el corazón del
apóstol Pablo. Como alguna vez alguien dijo sobre estos versículos: ¿Quién no ha leído y
releído los conmovedores versículos del tercer capítulo de Efesios con el sentimiento de estar
mirando a través de una cortina en el Lugar Santísimo de la vida cristiana?1
a. Fuerza
La petición de Pablo comienza diciendo: para que os dé…el ser FORTALECIDOS con poder en
el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones
(16-17s)
Pablo pide principalmente que Cristo HABITE en el corazón de los cristianos efesios. Pero
¿A caso no llamamos creyentes a aquellos que su corazón es morada de Cristo? ¿Entonces
porque pide al Padre que habite Cristo en sus corazones? ¿No son acaso ellos creyentes en el
Señor Jesucristo? De manera sencilla explicaremos esto: La Palabra HABITAR, que Pablo usa
en su oración hace referencia a una residencia fija, a la habitación de un dueño en su propia
casa. Por lo tanto, Pablo ora al Padre para que Cristo por su Espíritu pueda establecerse en
sus corazones, y allí desde su trono pueda gobernar sus vidas y fortalecerlos. En palabras
claras: Pablo pide que el Padre les conceda vivir su vida gobernados y fortalecidos por Cristo.
¡Esto es precisamente vivir el cristianismo !
¿Cuál es el propósito de Pablo al pedir que Cristo gobernara y fortaleciera el corazón de los
efesios? Su propósito – que realmente es un profundo y sincero deseo de su corazón – es que
ellos fueran fortalecidos para amar. Recordemos que Pablo les ha enseñado que el plan de
Dios es incluirlos a ellos en Su familia, por tanto, su trato entre ellos es el de hermanos y
Efesios 4,31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
En su oración Pablo pide al Padre que conceda a la iglesia conocer el amor de Cristo. La
iglesia necesita fuerza o poder para amarce entre hermanos, y poder para comprender el amor
de Cristo. Cuando amamos a nuestros hermanos aprendemos el significado de su amor. Por
esto, Pablo ora para que seamos plenamente capaces para comprender el amor de Cristo en
todas sus dimensiones: la anchura, la longitud, la profundidad y la altura.
Podremos comprender estas dimensiones del amor de Cristo, añade Pablo, sólo junto con
todos los santos. Por cierto que el cristiano aislado puede saber algo del amor de Jesús. Pero
su comprensión estará limitada por su experiencia limitada. Necesita a todo el pueblo de Dios
para entender el amor completo de Dios, todos los santos juntos.
Al mismo tiempo, en Efesios se aclara que aún debemos crecer. Como individuos debemos
continuar siendo llenados por el Espíritu, y la Iglesia, aunque ya es la plenitud de Cristo, debe
seguir creciendo en él hasta alcanzar su plenitud. “Crecer en plenitud” es por lo tanto el tema
de la cuarta y última petición de Pablo por sus lectores asiáticos. Ora para que puedan ser
llenos de toda la plenitud de Dios.
Añadir algo más sería inapropiado, excepto la doxología. A él sea la gloria, exclama Pablo, a
este Dios de resurrección y poder, el único que puede hacer que los sueños se hagan realidad.
El poder viene de él; la gloria debe ser para él. A él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús,
en el cuerpo y en la cabeza, en la novia y en el novio, en la comunidad de paz y en el
pacificador, por todas las edades (en la historia), por los siglos de los siglos (en la eternidad),
Amén.