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Son instrumentos jurídicos preparados por los mandantes de la OIT (gobiernos, empleadores
y trabajadores) que establecen unos principios y unos derechos básicos en el trabajo. Las
normas se dividen en convenios, que son tratados internacionales legalmente vinculantes que
pueden ser ratificados por los Estados Miembros, o recomendaciones, que actúan como
directrices no vinculantes. En muchos casos, un convenio establece los principios básicos
que deben aplicar los países que lo ratifican, mientras que una recomendación relacionada
complementa al convenio, proporcionando directrices más detalladas sobre su aplicación.
Las recomendaciones también pueden ser autónomas, es decir, no vinculadas con ningún
convenio.
Los Convenios y las Recomendaciones son preparados por representantes de los gobiernos,
de los empleadores y de los trabajadores, y se adoptan en la Conferencia Internacional del
Trabajo de la OIT, que se reúne anualmente. Una vez adoptadas las normas, se requiere de
sus Estados Miembros, en virtud de la Constitución de la OIT, que las sometan a sus
autoridades competentes (normalmente el Parlamento) para su examen. En el caso de los
convenios, se trata de examinarlos de cara a su ratificación. Si un país decide ratificar un
convenio, en general éste entra en vigor para ese país un año después de la fecha de la
ratificación. Los países que ratifican un convenio están obligados a aplicarlo en la legislación
y en la práctica nacionales, y tienen que enviar a la Oficina memorias sobre su aplicación a
intervalos regulares. Además, pueden iniciarse procedimientos de reclamación y de queja
contra los países por violación de los convenios que han ratificado
La Organización Internacional del Trabajo fue fundada en 1919; las negociaciones tuvieron
la particularidad de ser realizadas entre los gobiernos, los sindicatos y las organizaciones de
empleadores, quienes tomaron como base la Asociación Internacional para la Protección
Legal de los Trabajadores que había sido fundada en Basilea en 1901, para establecer
la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, adoptada por la Conferencia
de Paz de París e incluida en la sección XIII del Tratado de Versalles situado en Francia.
Entre 1919 y 1921 la OIT sancionó dieciséis convenios internacionales del trabajo y
dieciocho recomendaciones y en 1926 se introdujo un mecanismo de control, aún vigente,
por el cual cada país debe presentar anualmente una memoria informando sobre el estado de
aplicación de las normas internacionales. Con el fin de examinar esas memorias se creó
también la Comisión de Expertos, integrada por juristas independientes, que cada año
presenta su informe a la Conferencia.