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Salmos 22:3. Otro principio esencial para fluir en lo sobrenatural es la alabanza, que es la
traducción del hebreo tejilá que significa, «cántico nuevo del Espíritu del Señor, dado a nuestro
espíritu»; es un himno de alegría que alaba los poderosos hechos de Dios.
La otra palabra, «habitas», es la traducción del hebreo yasháb que significa morar, residir,
establecerse, sentarse en un trono, tener una habitación para vivir permanentemente. Cuando
leemos esto nos damos cuenta que Dios no quiere venir por una visitación sino que quiere venir a
quedarse, a morar perpetuamente y gobernar en medio de un pueblo que se regocija por Sus
victorias; pero esto debe ser provocado por acción de gracias, alabanza y adoración. Sólo cuando
hemos edificado un trono con estos tres principios, Dios se manifiesta.
Una buena cantidad de creyentes piensa que orar es llevarle una lista de peticiones a Dios para
que las conteste. Sin embargo, la verdad es que no hay acceso a Dios sin llegar en acción de
gracias, sin alabarlo ni adorarlo. Ésta es una condición básica para entrar a Su presencia y recibir
respuesta a nuestras oraciones. Cada una de estas tres involucra una manera de acercarse a Dios y
nos relaciona con Él en aspectos diferentes. En la acción de gracias reconocemos la bondad de
Dios, por medio de la alabanza reconocemos Su grandeza y Sus obras, y por medio de la adoración
reconocemos Su santidad y gloria.
Salmos 100:4. La palabra de Dios nos enseña que debemos dar gracias siempre, en todo y por
todo, y que nuestras peticiones deben ir acompañadas de acción de gracias. Hay quienes tratan de
tener acceso a Dios usando vías diferentes, pero eso es imposible. La gratitud a Dios es clave para
desatar el poder sobrenatural, porque edifica el trono para que Dios haga una habitación.
¿Qué es Alabanza?
Si queremos experimentar una adoración profunda necesitamos una alabanza vibrante. Sólo así
veremos la gloria de Dios manifestada.
¿Qué es Adoración?
Adorar, significa “besar inclinándose con reverencia”. Viene de la raíz hebrea shakjá que significa
“postrarse”; da la idea de caer de rodillas para rendir homenaje a Dios, es un acto de reverencia y
humillación. En el Nuevo Testamento, la palabra adoración equivale al término griego proskunéo
que viene de pros que significa “hacia adelante” y kunéo que significa “besar”. Es decir, proskunéo
“es besar la mano de un rey con una inclinación hacia adelante”; es postrarse con respeto y
reverencia; es un beso que expresa un alto grado de sumisión y profunda reverencia, para
humildemente suplicar a alguien que haga algo; sólo es comparable al perro que lame la mano de
su amo en halagadora muestra de afecto (Mateo 15:25)
La alabanza afirma las obras poderosas de Dios, la adoración afirma la persona de Dios.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la Escritura describe una postura del cuerpo
para alabar y para adorar. No se trata tanto de lo que decimos sino de la actitud con que lo
hacemos. Pero va más allá, porque no implica sólo una postura física, es una actitud del espíritu, el
alma y el cuerpo. Algunas características de la postura corporal en la adoración son: inclinar el
rostro, levantar los brazos, extender las manos, arrodillarse y postrarse, literalmente esto signi-
fica caer con el rostro al suelo, con el fin de reconocer nuestra total dependencia de Dios; es
reconocer que en nuestras propias fuerzas, no podemos hacer nada; que sin Su gracia no somos
nada.
Una vez que hemos dado gracias, que hemos alabado y adorado, la gloria de Dios
desciende. Ésta es la señal de que la habitación, el trono donde Dios se sienta ha sido edificado.
(CONTINÚA…)
Continuemos.
Génesis 17:3. El mayor acto de adoración descrito en la Biblia es postrarse en la presencia de Dios
con la cara en el suelo.
¿Cuánto tiempo debemos adorar? Alaba, hasta que el espíritu de adoración venga, y adora hasta
que la gloria de Dios venga.
¿Por qué muchas veces la presencia de Dios no se manifiesta? Porque no hemos adorado lo
suficiente, porque hemos cantado las mismas canciones de siempre, porque no hemos edificado
Su trono, o porque hemos asumido una actitud incorrecta ante Su presencia. Cuando edificamos el
trono de Dios, Satanás no puede permanecer en medio de nosotros. Si usted no adora
correctamente, podrá tener un buen servicio pero no tendrá la gloria de Dios.
Veamos ahora una serie de conceptos acerca de la alabanza y la adoración y cómo se conectan
con el fluir del poder sobrenatural:
La adoración desata los sellos de revelación, entonces cuando la adoración no está llegando a
Dios no puede haber revelación, o cuando la medida de adoración no es la correcta, el profeta sólo
puede profetizar hasta esa medida, y los milagros creativos no sucederán. Ésta es una de las
razones por las que la Biblia dice que la Palabra es como un martillo. En algunos lugares la
atmósfera está tan dura que tenemos que golpear. Y la atmósfera está dura por falta de adoración
o porque hay una adoración incorrecta.
Dios se revela en la adoración; es decir, la verdadera adoración es evidencia de que Dios se está
manifestando. Nosotros no conocemos la adoración fuera de Dios porque fue Él quien la dio a
conocer. Cuando el hombre no adora, algo no funciona en su interior. Por otro lado, si no
encuentra al Dios verdadero, el hombre desata esa pasión por adorar en otras cosas, todas ellas
creadas, incluyendo ídolos y al mismo ser humano.
Juan 4:24. La adoración es un mandato, y como tal, no depende de cómo nos sintamos. Hay
líderes en las iglesias que se consideran tan importantes que siempre llegan al servicio después de
la adoración. Esperan que el pueblo les prepare la atmósfera, tienen a todo el pueblo adorando
pero ellos no lo hacen. Una adoración es completa y genuina cuando hemos excedido el límite de
nosotros mismos y sólo estamos conscientes de Dios. Usted no adora a Dios mientras siga
consciente de sí mismo y sus circunstancias. Si continúa pendiente de lo que otras personas
piensan de usted, aún no está adorando. Si sigue pensando en las mismas cosas que ocupaban su
mente antes de entrar al templo, aún no ha superado el límite de su humanidad; viene a ser como
un ídolo delante de la presencia de Dios.
Génesis 28:16. Si usted quiere saber dónde está Dios, siempre lo encontrará en medio de la
adoración de su pueblo, en un lugar llamado allí. Por ejemplo, «Donde dos o tres congregados en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20); Jacob también encontró un lugar
llamado allí. El desierto era ese allí donde Dios estaba con el pueblo de Israel. (Génesis 28:10-16).
En el caso de Adán, el huerto del Edén era el allí. (Génesis 2). El Señor hace una cita divina con
nosotros y pone el lugar. Cuando usted encuentra su allí con Dios, por medio de la adoración,
comienza a ver lo que Él está haciendo y a oír lo que está diciendo.
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D. El nivel de ascenso en alabanza y adoración determina el tipo de milagros que ocurrirán en un
servicio.
No podemos vivir de las glorias de ayer; cuanto más alto subamos más gloria se derramará.
Ése es el tipo de atmósfera que Dios está buscando en nuestras reuniones e iglesias. Esa misma
atmósfera la podemos producir en nuestra casa. Cuando adoremos a Dios en espíritu y verdad
recibiremos la sanidad, el milagro y todo lo que Él tiene listo para nosotros. Hay personas que han
hecho de todo pero no han alabado ni han adorado a Dios. Si nada le ha funcionado, mi consejo es
que alabe y alabe hasta que el espíritu de adoración venga y que adore y adore hasta que la gloria
de Dios venga, sane su cuerpo y haga un milagro en su vida. Hay quienes tienen más conocimiento
de su circunstancia o problema que de Jesús mismo.
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Continuemos.
Nuestra adoración siempre estará de acuerdo con la revelación que tengamos de Dios. Usted no
puede halagar a una persona que no conoce; sólo puede hacerlo con aquella que sí conoce, y
cuanto más íntimamente la conozca, más detalles tendrán para agradarla. Por la misma razón,
algunos no pueden alabar y adorar a Dios por mucho tiempo; se quedan sin palabras y sin ánimo,
porque no saben a quién están adorando.
Hay quienes se enojan porque se dedica una hora a la alabanza y la adoración; creen que es una
pérdida de tiempo o desorden. Pero si usted conoce realmente a Jesús y fija sus ojos en Él durante
la adoración, llegará un momento en que se olvidará del tiempo, las circunstancias y hasta de su
necesidad. Cuando usted se centre en Jesús, Él se entronará en su necesidad.
Cuando usted tiene intimidad con Dios da a luz Sus planes en la tierra. Si la alabanza sienta las
bases o prepara el terreno para luego ascender en adoración y unirse con Él, no podemos cantar
cuatro alabanzas muertas y pensar que vamos a entrar a Su presencia con cara de aburridos. Si
somos adoradores en espíritu y en verdad, vamos a edificar ese trono y a construir la habitación
para que Dios habite en nuestros tejilás o cánticos nuevos; para que sane al enfermo, haga
milagros, transforme vidas y sea glorificado, al punto que nuestra alabanza produzca vida en cada
persona que se siente en nuestros servicios.
En mi experiencia, cada vez que voy a predicar y ministrar milagros y sanidades, lo hago desde la
atmósfera que produce mi vida de oración y adoración, personal y corporativa en la iglesia. Dios
siempre ha hablado desde la nube de Su gloria. De ahí la importancia de saber cómo edificar una
atmósfera espiritual.
¿Qué es una atmósfera?
Una atmósfera es la capa de aire que rodea la tierra, o la capa gaseosa que rodea un cuerpo
cualquiera. Es el ambiente que lo rodea. Una atmósfera espiritual es la nube de la presencia de
Dios que nos rodea. Por ejemplo, cuando hace mucho frío en invierno, usted respira y puede ver
cómo el aliento sale de su boca; puede ver la atmósfera que produce su aliento. La alabanza y la
adoración producen el aliento de Dios en medio nuestro, y el aliento de Dios es vida. Tenemos que
crear una atmósfera celestial para que los milagros, las sanidades y los prodigios ocurran, donde
usted pueda ver lo que habla. A veces la gente está centrada en lugares donde su fe no puede
trabajar. Si le sucede eso tiene que cambiar su atmósfera o ambiente. Cuando Jesús se alejó de
Nazaret no lo hizo para probar ninguna teología, ni para demostrar que era el Hijo de Dios o el
profeta de moda. Él se fue porque esa atmósfera no era la correcta.
Muchas personas están muriendo en un lugar donde no existe nada sobrenatural, donde no está
ni la vida ni la presencia ni el poder de Dios, porque no se genera ninguna atmósfera divina. No
hay oración ni hay intercesión; tampoco hay una alabanza y adoración suficientemente alta que
edifique el tabernáculo para que Dios habite. Yo lo he vivido; por eso contraté músicos
profesionales y llenos del Espíritu Santo, a tiempo completo, para enseñarles a manifestar la
presencia de Dios y que puedan fluir conmigo. Hoy por hoy no sólo lo hacen en nuestra iglesia;
sino que dondequiera que vamos ellos saben edificar una atmósfera de Su presencia y como
resultado los milagros siempre ocurren.
(CONTINÚA…)
Continuemos.
Desde la perspectiva de Dios todo en la tierra está estancado debido a la caída del hombre. En el
principio, el cielo y la tierra estaban juntos pero cuando el hombre pecó, hubo una separación, un
distanciamiento. En este ámbito natural ya no está la gloria de Dios manifestada. La única manera
de traerla es a través de nuestra alabanza y adoración. Entender esto nos lleva a saber que no
podemos apurar la alabanza y la adoración en el servicio. Su duración dependerá del lugar. Si la
atmósfera del lugar es dura tomará más tiempo edificar ese trono. Cuando no es tan dura se
puede ir directo a la adoración.
En el siguiente testimonio veamos cómo podemos discernir la atmósfera y cómo Dios obra
milagros a Su voluntad:
Durante la misma reunión en México que comenté en el testimonio anterior, Dios me mostró que
había entre los presentes mucha gente con problemas en los huesos. Así que hice ese llamado. En
verdad había personas a quienes les faltaban huesos en alguna parte de su cuerpo. Muchos
vinieron cojeando, con muletas y en silla de ruedas; otros vinieron con tornillos en sus huesos.
Como la atmósfera estaba lista, declaré y desaté lo que había en esa atmósfera y empecé a orar
por la gente. Oré específicamente por las condiciones que el Señor me había señalado. Discerní de
qué atmósfera se trataba. Entre tanta gente que se sanó, estaba una mujer a quien sus amigos
apodaban «la coja», porque le faltaba una pulgada de hueso en la cadera y caminaba lentamente y
balanceándose, además le faltaba una porción de músculo en la misma zona. ¡Dios se glorificó ese
día! Llenó su cadera de músculo y le creó el hueso que faltaba. La mujer comenzó a saltar y
caminar sin cojear, como si llevara prisa. No paraba de darle gracias al Señor. ¡Dios lo hizo una vez
más!
Para resumir estos principios, recordemos que la acción de gracias sienta las bases para edificar
el trono de alabanza y adoración donde Dios se sentará. La alabanza es proclamar los poderosos
hechos de Dios y la adoración es declarar quién es Él, todo lo cual involucra una actitud del alma,
el espíritu y el cuerpo. Así se edifica el trono para que Dios se siente y que Su atmósfera se
manifieste, de modo que podamos declarar lo que Él está diciendo y haciendo en ese momento
único.
Éstos son principios muy poderosos para fluir en el poder sobrenatural de Dios, que se generan
desde el sacerdocio del altar y una mayordomía efectiva del poder y la unción de Dios. Pero hay
otros que están relacionados con el pueblo que va a recibir los milagros.