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VALORES Y RELATIVISMO

¿A QUÉ LLAMAMOS “VERDAD”?

VERDAD: es “adecuatio mentis in re” = Adecuación entre lo que está en


la mente con lo que está en la realidad objetiva.

Si “la realidad objetiva” existe fuera de mi mente, se le llama Realismo. Si


no existe independientemente de mi mente, se le llama subjetivismo o
relativismo. El subjetivismo es siempre relativista porque hace que la
validez de las cosas dependa del sujeto, no de la realidad objetiva del
objeto.

La Verdad puede ser:

A) VERDAD ÓNTICA O METAFÍSICA: Es la adecuación de la


mente con la cosa. Lo contrario es el error o la falsedad.
B) VERDAD MORAL: Es la adecuación de la mente con la
palabra. Lo contrario es la mentira.
C) VERDAD ABSOLUTA: es la verdad con independencia del
sujeto, y se dice “absoluta” (= suelta, libre) porque no depende de
nadie para existir. Y porque por ello mismo, es válida para todos.
D) VERDAD RELATIVA: es la verdad tal y como está en cada
sujeto. Por que es esencialmente dependiente del sujeto, es
subjetiva. Y esto hace que existan tantas verdades, como sujetos,
lo que hace que se convierta la verdad en OPINIÓN, y deje de ser
verdad “válida para todos”.

“Falso” no es “mentira”, pues mentira implica conciencia clara de no decir


lo que uno ve con la mente, pero lo falso puede ser por error, sin ninguna
culpa por parte de nadie.

RELATIVISMO: Es la doctrina que enseña o afirma que todo es relativo.


O bien: Es la doctrina que niega la verdad absoluta.
Si admitiese alguna verdad “absoluta” ya no sería “relativismo”, pues el
“realismo” admite algunas verdades relativas.
El relativismo es una contradicción en sí, al aceptar que todo (de forma
absoluta), es relativo. Es una afirmación que une dos términos o palabras
que son contradictorias, como p. Ej. “círculo cuadrado” que a la vez no
puede ser verdad.
REALISMO: Es la doctrina que acepta que existen verdades “absolutas”,
y por tanto existe un “más allá” de mi mente y de mi sujeto, un “afuera” de
uno, que al yo atraerlo a mí a través del conocimiento, lo estoy aceptando.
Es algo que se me “impone”, independiente de mí. Yo sólo acepto lo que
existe al margen de mí. Por ejemplo: mi mente no puede decir que el
órgano de la vista es el oído, porque es el ojo. Y eso que me pasa a mí nos
pasa a todos, es decir, es válido para todos. No es porque yo lo quiera, sino
porque las cosas son como son.

VALOR: Es algo que “vale”, algo que alguien reconoce como valioso y
por lo mismo, apetecible, conveniente, bueno, mejor para uno.

El “valor” no es algo distinto de la misma cosa, sino un “añadido” que


posee esa cosa, que lo hace “valioso” de una manera especial. En este
sentido, todo posee un “valor”.

Los valores pueden dividirse, según lo dicho, en “valores materiales” y


“valores espirituales”, “valores morales” (los que dependen de la libertad),
“valores humanos”(los que hacen “mejores” a los hombres de cualquier
raza, nación o lengua)... etc. )

Al menos podemos dividirlos en tres tipos: lo que es valioso por ser útil, lo
que es valioso por ser agradable, y lo que es valioso por ser bueno en sí
mismo (valores “morales”).

¿De donde le viene el valor de las cosas? ¿cuál es su fundamento? ( y a


nivel moral la pregunta sería: ¿Realmente existe un conjunto de cualidades
que hacen a una persona mejor?)

Si le viene del sujeto, que unilateralmente le da ese valor, estaríamos


hablando de “proyección”. Si le viene del objeto, del ser mismo que es
valioso, estamos hablando de “aceptación” de las cosas tal como son, y que
se nos “impone”. Y por ello implica asumir las limitaciones del sujeto, y
aceptar la validez universal y permanente de las cosas.

Son, pues las cosas las que valen, aunque sean los sujetos quienes lo
“perciban”. El relativismo de los valores no es tal, ya que su fundamento
último es ontológico (se fundamenta en el ser); lo que es relativo es su
vivencia y aprecio por parte de las personas.
El problema del relativismo moral contemporáneo

Fuente: www.temas.cl/ temas de espiritualidad

Autor: Adolfo J. Castañeda

Introducción

El relativismo consiste en la postura que dice que la verdad de todo


conocimiento o principio (Ya sea moral, filosófico o religioso) depende de
las opiniones o circunstancias de las personas. Como las opiniones y las
circunstancias son cambiantes, ningún conocimiento o principio moral,
según esta postura, es objetivo o universal. Es decir, el relativismo postula
que ningún conocimiento o principio moral es verdadero,
independientemente de las opiniones de las personas o de sus
circunstancias, ni tampoco, por esa misma razón, es válido para todos en
todo tiempo y lugar. En realidad, el relativismo, en cuanto al conocimiento
de la realidad en general, deviene en agnosticismo (la negación, o la puesta
en duda, de la capacidad del ser humano de conocer la verdad objetiva); y,
en cuanto al conocimiento de lo moral, en individualismo o subjetivismo.

Aquí nos vamos a limitar a analizar un poco el relativismo moral.


Dejaremos de lado el relativismo filosófico y el relativismo religioso.

Creemos firmemente que uno de los problemas de fondo del mundo


contemporáneo es el relativismo moral. El mundo se está dividiendo
rápidamente en dos campos: los que creen que todo es relativo y los que
creen que no todo es relativo, sino que existen unos principios morales
objetivos, universales y absolutos; es decir, principios que gozan de
existencia propia y que son aplicables a todos los seres humanos en toda
circunstancia y lugar.

Las categorías de "liberal" y "conservador" cada día son menos relevantes.


En la práctica, las personas que se suscriben a una u otra clasificación lo
hacen por motivos principalmente políticos, más que éticos. Y lo político,
aunque es importante, no toca el fondo del problema, que es de índole
moral, ya que la crisis actual es de valores y los valores deben ser el
fundamento de todo actuar humano. Por otro lado, cada día hay más
personas "conservadoras" que aceptan principios "éticos" relativistas. Por
ejemplo, en EEUU hay personas del Partido Republicano, considerado en
general un partido "conservador", que o no consideran que el problema del
aborto es fundamental o que aceptan el "derecho" al aborto, aunque en
privado lo rechacen. Dentro del campo "liberal" (casi siempre representado
por el Partido Demócrata), hay personas que, en una especie de "ética
alternativa", enarbolan ciertos principios como si fueran absolutos: la
tolerancia, el derecho a hacer cualquier cosa mientras "no dañe a nadie", la
privacidad y el derecho a la libre opinión, entre otros.

Características del relativismo moral: ¿Cuáles son algunas de las


características por medio de las cuales podemos identificar el
pensamiento relativista moral contemporáneo?

Una de ellas es el fallido intento de considerar que todas las opiniones


morales gozan del mismo nivel de validez, sin importar que algunas de
ellas sean contrarias entre sí. El relativismo moral le tiene un odio visceral
a las jerarquías de las ideas. El relativista no puede aceptar que unas ideas
sean superiores a otras, en el sentido de tener más probabilidad de ser
ciertas que otras, o el que unas ideas sean definitivamente verdaderas y
otras no. Si el relativista llegara a aceptar, por ejemplo, que la idea de que
el aborto es malo para todo el mundo es la verdadera y que la idea contraria
es falsa, dejaría de ser relativista.

Ello nos lleva a otra característica del discurso relativista. El relativista


confunde el deber de respetar a la persona que opina y su derecho a
opinar, con el deber de respetar toda opinión. Todos tenemos el deber de
respetar a los demás y también su derecho a opinar. Pero no tenemos por
qué respetar todas las opiniones o, dicho de un modo más adecuado y
respetuoso (para no faltar a la caridad), no tenemos por qué aceptar todas
las opiniones, por el simple hecho de que no todas las opiniones son
válidas. Incluso, hasta tenemos el deber, si las circunstancias lo permiten,
de refutar las opiniones falsas y dañinas. Por ejemplo, si un hombre dice
que él opina que los maridos pueden abusar de sus esposas, yo tengo el
deber de respetar a ese individuo, pero al mismo tiempo tengo el deber de
decirle que su opinión es absolutamente falsa y dañina.

Una tercera característica del relativismo es el individualismo o


subjetivismo. La razón por la cual el relativista tiene la confusión que
acabamos de señalar es porque en el fondo, como ya también indicamos, el
relativismo es individualista o subjetivista por naturaleza. El
individualismo o subjetivismo consiste en creer que lo que es verdad
para mí no necesariamente lo es para ti y viceversa. Es decir, el
subjetivismo pone el énfasis en el sujeto que opina y no en la realidad
objetiva acerca de la cual se está opinando. Por ello es que el relativista
insiste con frecuencia en que "todo el mundo tiene el derecho a opinar",
que "hay que respetar la opinión de todo el mundo", que "¿quién es usted
para decir tal cosa", etc., etc.
Si analizamos bien cada una de estas expresiones, sobre todo la última, nos
daremos cuenta de que todas ponen el énfasis en el sujeto que opina y no en
el objeto o la realidad que se está analizando.

Por ejemplo, en un debate sobre el aborto, lo más importante no es quién es


el que dice tal o cual cosa, sino qué es lo que dice, es decir, cuáles son las
razones por las cuales lo que dice es cierto o falso. Al centrar su discurso
en el sujeto o individuo que opina, el relativista desvía la atención del
asunto en sí, a las personas que opinan y trata de crear un ambiente
emocional favorable a su postura.

Una cuarta característica del relativismo es su énfasis unilateral en una


presunta "sinceridad" u "honestidad". Es decir, lo que importa es la
sinceridad subjetiva de la persona y no tanto su conducta. Si la persona
cree sinceramente que hacer tal cosa está bien, entonces el hacerlo
también lo está. Por ejemplo, para un relativista, si un joven cree que tener
relaciones sexuales con su novia sin casarse con ella está bien porque la
"ama mucho", entonces está bien que tenga relaciones sexuales con ella.

Ante este tipo de cosas el relativista no dice ni una palabra sobre el deber
de buscar la verdad (que en definitiva es lo que significa ser sincero).
Tampoco hace la distinción entre una presunta sinceridad subjetiva y la
maldad intrínseca del acto que se está llevando a cabo, en este caso el acto
de las relaciones sexuales fuera del matrimonio (recordemos que al
relativista no le gustan las distinciones, para él todo es igual o todo está al
mismo nivel).

En el fondo el relativismo se contradice a sí mismo. El principio de que


todo es relativo no es relativo, sino absoluto--es decir, es una pretensión
velada, de carácter absoluto. Apartémonos por un momento del tema
central que nos ocupa, que es el relativismo moral, y echemos un vistazo al
relativismo espiritual del "New Age". El "New Age" plantea que la verdad
es relativa, es decir, que lo que hoy es verdad mañana puede ser falso. Y
el "New Age" no se está refiriendo a cosas que sí son relativas, como puede
ser que en la actualidad el tránsito de una ciudad en particular no sea un
problema, pero que en un futuro sí. El "New Age" se está refiriendo a
cuestiones fundamentales para el ser humano, como lo son la
espiritualidad, la paz interior, etc. Pues bien, si lo que hoy es verdad
mañana puede ser falso, eso mismo le puede pasar al propio "New Age", ¡y
se acabó el "New Age"! Este ejemplo nos muestra que el relativismo es una
soberana insensatez, un insulto al intelecto humano y un ataque directo al
sentido común (que hoy en día se está convirtiendo en el menos común de
los sentidos).
EL INDIVIDUALISMO NO ES ABSOLUTO

Hoy no se entiende que se me pongan limites (límites del individuo). Pero


es necesario entender y aceptarlos. Porque hay cosas superiores a la
persona. Esto cuesta mucho entenderlo.

Por encima de mi persona está la cantidad y la calidad:


a) la cantidad: el bien común está por encima del
individuo.
b) La calidad: Dios es siempre superior.

Sólo aceptando a Dios y a los demás, y por tanto poniéndome en mi sitio,


podré sentirme pleno, centrado, feliz.

EL SER HUMANO PERFECTO ES EL QUE ACEPTA SUS


LIMITACIONES

Humildad nos suena a descender, de un lugar que nos corresponde a otro


que propiamente no nos corresponde. No! Eso no es Humildad. Humildad
es aceptar lo que soy. Es colocarme en mi sitio. Es aceptar la realidad de lo
que soy.

El camino de la aceptación es el que nos hace “capaces de Dios”. Aceptar


nuestra limitación es el camino para aceptar lo que nos es superior.
“Noverim me, noverim te” (“Que me conozca, Señor, para que Te
conozca”, San Agustín).

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