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Título: Movilidad jubilatoria. ¿El final de la historia? (Sobre la nueva sentencia de la C.S.J.N.

en la causa
"Badaro, Adolfo Valentín")
Autor: Picone, Javier B. Nilsson, Eloy A.
Publicado en: LA LEY
Fallo comentado: Corte Suprema de Justicia de la Nación (CS) ~ 2007/11/26 ~ Badaro, Adolfo Valentín c. Administración Nacional
de la Seguridad Social

SUMARIO: I. Introducción. - II. Consideraciones previas. - III. Los considerandos del fallo. - IV.
Alcances. - V. Conclusiones.

I. Introducción

Un año y tres meses atrás el Alto Tribunal dictó la siguiente resolución: "... Corresponde llevar a conocimiento
de las autoridades que tienen asignadas las atribuciones para efectuar las correcciones necesarias que la omisión
de disponer un ajuste por movilidad en el beneficio del actor ha llevado a privarlo de un derecho conferido por la
Ley Fundamental. Por tal causa, debe diferirse el pronunciamiento sobre el período cuestionado por un plazo que
resulte suficiente para el dictado de las disposiciones pertinentes".

Un año y tres meses constituye el plazo que la Corte consideró razonable para que las autoridades garanticen el
cumplimiento de la garantía consagrada en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.

¿Cuál fue la respuesta brindada por las autoridades competentes a la notificación cursada?

Por un lado el Congreso Nacional con el dictado de la ley de presupuesto nro. 26.198 (Adla, LXVII-A, 96)
reconoció un incremento general del 13% cuya vigencia rigió a partir de enero de 2007, convalidó las
modificaciones de los haberes mínimos dispuestas por los decretos de necesidad y urgencia y, finalmente,
autorizó al Poder Ejecutivo a reconocer incrementos adicionales en el transcurso del año de acuerdo a su
capacidad financiera. Este, por su parte, dictó el Decreto 1346 de septiembre de 2007 que reconoció un
incremento general del 12,5%.

De más está decir que ninguna de las normas citadas constituyó una variación de los haberes para el período
iniciado a partir de enero de 2002, momento en que se produjeron circunstancias publicas y notorias, al decir de
la Corte, que por su entidad no necesitaban demostración y, al mismo tiempo, tenían entidad suficiente para
incrementar los haberes jubilatorios.

Como ya lo anticipáramos en oportunidad de comentar el Fallo recaído en esta causa el 8 de agosto de 2006 (ver
LA LEY, 2006-D, 801), los fundamentos vertidos hacían presumir que "si la Corte asumiera el deber de
pronunciarse al respecto, reconocería un ajuste a partir de dicha fecha (enero de 2002), tal como, con distintos
matices, lo hicieran las tres Salas del Fuero de la Seguridad Social. Sin embargo, parece poco probable que el
Ejecutivo, y mucho menos el Congreso, reconozca un incremento retroactivo, circunstancia que entra en
contradicción con la situación de emergencia económica establecida por ley 25.561 prorrogada por Ley 26.077."

Ambas predicciones se concretaron. Por un lado ninguno de los Poderes facultados dispuso un incremento desde
la fecha indicada, a excepción de la recomposición de las jubilaciones mínimas; y por otra parte, el Tribunal
Cimero establece la pauta de ajuste desde la fecha indicada.

II. Consideraciones previas

Ha de destacarse que, no obstante la euforia que genere la publicidad del caso comentado, el mismo debe
evaluarse a partir del contexto fáctico del actor, cuyo salario se situaba entre la franja superior a los $1000 y que
en consecuencia no fue alcanzado por los incrementos reconocidos en los decretos que beneficiaron a aquellos
que percibían jubilaciones situadas entre la mínima y haberes inferiores a los $1000. Así el pronunciamiento se
dirige primordialmente, como se verá, a los beneficiarios cuya mensualidad sea superior a la suma indicada y, en
menor medida, a los que percibían al mes de diciembre de 2006 sumas entre los $500 y los $1000.

III. Los considerandos del fallo

El primer tercio de la sentencia constituye un relato exhaustivo de las circunstancias acaecidas en la causa hasta
la fecha. En el mismo no sólo se reiteran los hechos y argumentos que derivaron en el dictado de la sentencia
fecha 8 de agosto de 2006; también se indican las conductas adoptadas por las distintas partes que, directa o
indirectamente, tienen incidencia en la solución del conflicto suscitado. Ellas son: la postura tomada por la
ANSeS, quien en principio no habría dado cumplimiento a la ejecución parcial indicada; el Congreso, y las
disposiciones contenidas en la ley de Presupuesto del año 2007 y, finalmente, el Poder Ejecutivo, que vuelve a
disponer un incremento en los haberes por decreto.

A partir de ello, el Alto Tribunal se aboca a tratar el planteo de inconstitucionalidad de las disposiciones de la ley
26.198 (Adla, LXVII-A, 96) introducido por el actor.

Al respecto, y sin perjuicio de reconocérsele a la Legislatura que al dictar la ley 26.198 ejerció por primera vez
las facultades reservadas por la ley de solidaridad provisional, se destaca que no ajustó las prescripciones de esta
norma a aquellas que el Tribunal le había reclamado en su momento, en el sentido que legisla para el futuro, pero
no resuelve la situación vinculada con los años anteriores.

De todos modos, no ahonda en la cuestión y en cambio dirige su atención al examen del sistema instituido por el
art. 7° ap. 2° de la ley 24.463 (Adla, LV-C, 2913), y declara su inconstitucionalidad. Ello en virtud que la norma,
en palabras de la Corte, no sólo le atribuyó competencia al Parlamento, sino que también por ella se infiere la
obligación de al menos evaluar el contenido concreto de la garantía en juego, esto es, la movilidad de las
prestaciones conforme la letra del art. 14 bis de la C.N., que no es otra que la de asegurar a los beneficiarios el
mantenimiento de un nivel de vida acorde con la posición que tuvieron durante sus años de trabajo. He aquí el
verdadero concepto de "razonable proporcionalidad".

Luego prosigue con la trascripción de los indicadores económicos y de salarios publicados por el I.N.D.E.C., que
arrojan para el período 2002-2006 incrementos del 91.26% y 88.57% respectivamente, que de ninguna manera se
condicen con el incremento general del 11% dispuesto por el dec. 764/2006 (Adla, LXVI-C, 2483) para el
mismo lapso.

A renglón seguido desestima todos los argumentos esgrimidos por el organismo demandado vinculados a las
graves circunstancias económico-financieras y de crisis de las cuentas públicas, en razón de entrar los mismos en
franca colisión con la mejoría en las cifras de la recaudación y balance fiscal divulgada desde el gobierno
nacional.

Debe destacarse que el actual contexto, si bien difiere, guarda cierta similitud al evaluado por el Tribunal Cimero
en oportunidad de expedirse en el antecedente "Rolón Zappa" del 30 de septiembre de 1986 (LA LEY, 1986-E,
151), en el que se desestimaran por insubstanciales todas las argumentaciones vertidas por los organismos
previsionales — incluidas especialmente las de tipo económico-financiera— cuando se acreditara una
desproporcionada reducción de los haberes, fundamento que podría haber rescatado, máxime el retorno a los
antiguos principios que rigieron hasta el dictado del ya vetusto antecedente "Chocobar" (LA LEY, 1997-B, 247),
conforme los lineamientos expuestos en los conocidos casos "Vizzoti", "Itzcovich" y "Sánchez" (LA LEY, 2004-
E, 1929; 2005-B, 646; 2005-C, 432).

La solución que la Corte propone, previamente a declarar para el período 2002-2006 la inconstitucionalidad del
art. 7° ap. 2° de la ley 24.463, es la utilización de la evolución registrada en el nivel general del índice de salarios
elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

La variación registrada por el mismo es del 88,57%. Ello surge de utilizar el índice correspondiente a Diciembre
de 2001 (99,87) y el de diciembre de 2006 (188,32).
El indicador utilizado coincide al implementado por la Sala I de la CFSS en el ya comentado antecedente
"González Elisa" (ver LA LEY, 2005-D, 928). Al respecto reiteramos el comentario efectuado entonces acerca de
la conveniencia de introducir dentro de la confección del mismo la ponderación del trabajo privado no
registrado.

Sin perjuicio de ello cabe señalar que al definir la implementación del mentado índice se priorizó el carácter de
la entidad de la que emana, dejando a un lado los restantes indicadores que en su momento fueron sugeridos por
los tribunales inferiores (RIPTE, Promedio de las Remuneraciones declaradas al Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones y variación del AMPO).

Finalmente, el Tribunal contempló la mayor litigiosidad que acarreará la proyección de su decisión, destacando
que el alcance de su pronunciamiento no es de caráter general, sino que se limita a la resolución del caso
concreto, remarcando una vez más que no es propio del cometido fijado al Poder Judicial por la Carta Magna el
emitir pronunciamientos con carácter de norma general, pero exhorta al poder legisferante, en cambio, al dictado
de una ley que contribuya a dar mayor seguridad jurídica al sistema.

En última instancia el Supremo Tribunal dejó intacta la ulterior aplicación de las disposiciones del art. 45 de la
ley 26.198 y del Decreto 1346/2007.

IV. Alcances

En primer lugar, y sin perjuicio de lo destacado por la Corte (previamente comentado), entendemos que la
presente solución se va a aplicar a todos los planteos vinculados al lapso contemplado y que se encuentren en
cualquiera de las instancias judiciales, con la limitación establecida por el propio Tribunal en el antecedente
"Andino" del 09/08/2005 (LA LEY, 2005-D, 937).

En segundo término, no cabe duda asimismo que la pauta se vincula con todos aquellos haberes obtenidos al
amparo de leyes anteriores al SIJP, ley 24.241 (Adla, LIII-D, 4135). Ello ceñido a los términos del considerando
21 del caso en comentario.

Sin embargo, no escapa a nuestro análisis que la norma cuya inconstitucionalidad se declara — art. 7° ap. 2° de
la ley 24.463— involucra la movilidad de todas las prestaciones de los sistemas públicos de previsión de
carácter nacional. Ello incluye los beneficios reconocidos en virtud de la ley 24.241 citada.

En tercer lugar, y sin perjuicio de ello, otra cuestión que se derivaría (que necesariamente merece ser objeto de
un análisis más detallado), es la vinculada con la determinación del monto de la Prestación Compensatoria y la
Prestación Adicional por Permanencia, cuyo cálculo se estima en un porcentaje equivalente al 1.5 por cada año
trabajado, sobre el promedio de las últimas 120 remuneraciones actualizadas. Y es aquí donde se plantearía la
posibilidad de utilizar este índice ante la insuficiencia de la actualización dispuesta por las resoluciones de
ANSeS 918/94, 63/94 y 140/95 (Adla, LIV-D, 4728; LIV-A, 338; LV-C, 3331).

V. Conclusiones

El nuevo criterio que regirá en materia de movilidad para las jubilaciones podrá ser motivo de críticas y
cuestionamientos de diversos sectores y seguramente generará diversas interpretaciones en cuanto al alcance que
habrá de reconocérsele. Sin embargo, corresponde destacar que, más allá del tiempo que la Corte se haya tomado
para expedirse sobre una cuestión que aparece postergada desde la sanción de la ley 24.463, al menos importa,
en principio, una pauta clara que pone fin a las dudas generadas respecto a partir de los distintos
pronunciamientos de la Cámara Federal de la Seguridad Social respecto del período analizado.

Esta solución no pone un fin a los conflictos suscitados en tormo al art. 14 bis de la Carta Magna puesto que el
Tribunal se reserva la posibilidad de examinar la razonabilidad de las medidas que de aquí en más adopten los
órganos competentes, siempre y cuando asuman el mandato impuesto.

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