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EE de Mes
II Semana
Esto es una contemplación. La meditación trata sobre las verdades; la contemplación sobre los hechos. Aquí
la materia son los misterios de la vida de Cristo. Contemplar quiere decir:
- Hacer presente los misterios divinos y poner sobre ellos la mirada sencilla en fe y en amor. “Pon ante tus
ojos los hechos pasados como si fueran presentes, y así lo sentirás todo más sabroso y gozoso” 1.
- Aplicar el entendimiento (considerar, advertir), viendo, oyendo, mirando.
Reflectir y sacar algún provecho. “Reflectir” no es una mera reflexión para deducir del ejemplo
contemplado actitudes y propósitos concretos, sino un dejarse iluminar por la luz de Cristo volviendo sobre
mí. Reflectere haec in me: proyectar la luz del misterio sobre mí: dejarme interpelar por él, para así
implicarme en él2. Dice p. Casanova que es un acto del entendimiento y consiste en “aplicarse uno a sí
mismo las verdades meditadas o contempladas”3.
Y “sacar algún provecho”, que la luz del misterio contemplado me permita descubrir contrastes dolorosos,
reacciones saludables y, quizás en algún momento, sugiriéndome propósitos concretos.
1. Oración preparatoria.
4. Petición.
Esta petición es el fruto de la meditación del llamamiento de Rey Eterno: Jesucristo ahora me enseña el
camino de la santidad. No pidamos un conocimiento cualquiera, sino interno:
- De parte de Jesucristo, que penetre hasta lo más íntimo de sus pensamientos, sentimientos y
afectos. Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él,
y él te habría dado agua viva (Jn 4,10).
- De mi parte, que me llegue a penetrar hasta lo más íntimo de mi alma, que se me convierta en
sentimiento y en fuerza de amar y obrar. Para mí, la vida es Cristo (Flp 1,21).
Puntos
Cada punto recorre tres momentos: la necesidad de redención, la compasión trinitaria, el
hecho en Nazaret.
1
El Cartujano, autor de Vida de Cristo, leído por San Ignacio de Loyola.
2
Tejada, Los EE de san Ignacio de Loyola, comentario y textos afines, p. 446.
3
Los EE de san Ignacio, comentario y explanación, versión digital p.
2
Coloquio.
San Luis María pone estas palabras en boca de la Sabiduría Encarnada: “Pedid y se os
dará; buscad y encontraréis; llamad y os abrirán. Como si dijera: ¿Quieres hallarme?
¡Búscame! ¿Quieres entrar en mi palacio? ¡Llama a mi puerta! ¿Quieres poseerme? ¡Tienes
que buscarme! Nadie me encuentra si no me busca. Nadie llega a poseerme si no me pide”
(Amor a la Sabiduría Eterna, 184).
4
Cf. Miguel Angel Fuentes, v.e., Inri, Jesús Nazareno, Rey de los judíos; p. 69.