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Año 3 / Nº 1 / 2019
Revista de Derecho
Inmobiliario
POSESIÓN
Director - Mg. Marco Antonio Sepúlveda Larroucau
I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene por objeto revisar la forma en que la jurisprudencia
chilena más reciente resuelve algunos problemas relativos a inmuebles inscritos
en el registro de la propiedad, a partir de determinadas coordenadas teórico
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Así lo expresa con claridad Peñailillo, al señalar “el concepto de posesión se ha difuminado
cuando se aplica a los inmuebles. Entonces, los autores se han empeñado en reconstituirlo, y en esa
tarea se han llegado a conformar dos concepciones. Unos se aferran al concepto originario. Otros
le cambian su naturaleza. En extrema síntesis, las dos concepciones son éstas: en Chile la posesión
de inmuebles, o es la de siempre (la que define el art. 700), o es la inscripción en el Registro. O es
tener aprehendido un inmueble como propio, o es tenerlo inscrito a nombre de uno en el Registro.
O consiste en la efectiva tenencia con ánimo de dueño, o consiste en la inscripción conservatoria”
(Peñailillo Arevalo. Los Bienes, p. 166).
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Una síntesis esquemática reciente de los postulados más fundamentales de la teoría de la
posesión inscrita y su aplicación a distintos tópicos de interés puede encontrarse en Topasio
Ferretti. Sistema Registral Inmobiliario del Código Civil, pp. 59 y ss.
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Un resumen del contrapunto dogmático entre ambas teorías puede apreciarse en Peñailillo
Arevalo. Los Bienes, pp. 172 y 173.
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Véase Fundación Fernando Fueyo Laneri. Estudios sobre reformas al Código Civil y el Código
de Comercio, pp. 230 y 231.
5
Véase Fundación Fernando Fueyo laneri. Estudios sobre reformas al Código Civil y el Código
de Comercio, pp. 231 y 236. En esta línea se indica que “La jurisprudencia uniforme de los
tribunales se ha inclinado por esta solución, y en reiterados fallos ha determinado que la inscripción
de un inmueble en el Registro Conservatorio solo puede solemnizar hechos reales, de aquellos que la
ley reconoce como auténticos para verificar la prueba de la posesión”. Esto lo lleva luego a afirmar
que la inscripción en el sistema conservatorio chileno ni siquiera acredita posesión, toda vez
que solo establece una presunción simplemente legal.
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Corte Suprema, “González, Oginson con Marín, Víctor J.”, 3 de julio de 2007, rol nº 6651-05
(demanda de reivindicación), considerando 3°.
7
Corte Suprema, “López López, Guillermo del C. con Agrícola Inmobiliaria Montolin S.A.”,
31 de agosto de 2010, rol n° 4815-08 (demanda de reivindicación), considerando 5°.
¿Es cierto lo que parece afirmar con tanta convicción nuestro Máximo
Tribunal? ¿Podemos efectivamente llegar a esa conclusión de que nuestra
jurisprudencia ha abrazado completamente los postulados de la teoría de la
garantía?
Algunos antecedentes nos llevan a dudar de esta conclusión, pues lo cierto
es que tampoco son infrecuentes los fallos de la Corte Suprema en que los
fundamentos de la teoría de la ficción se invocan con toda su intensidad. Así,
por ejemplo, en la sentencia de casación del año 2008, “Véliz Rodríguez, Uido
con Sabioncello Corral, Antonio Eduardo”8, la Corte Suprema hace suyos los
argumentos de Humberto Trucco, Victorio Pescio y Arturo Alessandri, los
cuales resume en un contundente considerando, para rechazar así la pretensión
del recurrente de atribuir eficacia a una posesión puramente material para
prescribir en contra de un poseedor inscrito. En tal considerando es posible
leer expresiones tan categóricas como las siguientes: “La inscripción es la que
da la posesión real efectiva; y mientras ella no se ha cancelado, el que no ha
inscrito su título no posee: es un mero tenedor [citando el Mensaje del Código
Civil]”; “El legislador estableció, sobre la diferencia ya destacada en cuanto a
bienes inscritos y no inscritos, lo que se ha denominado la ‘teoría de la posesión
inscrita’, que se refiere a un conjunto de principios referidos a la adquisición,
conservación y pérdida de la posesión inscrita sobre inmuebles, que se observa de
los artículos 686, 696, 702 724, 728, 730, 924, 92 , 2505 y 2510 del Código
Civil [...] En este contexto, los artículos 724 y 2505 del Código Civil disponen
que no procede la prescripción extraordinaria, pues el artículo 728 establece que
subsistiendo y no cesando la inscripción, no se adquiere la posesión y no se pone
término a la existente, aspecto que reiteran los artículos 924 y 2505 del citado
código”; “¿De qué podría quejarse el poseedor no inscrito? Es un mal a que se
expuso por obra de su propia y personal incuria o desidia, y el que por negligencia
propia se expone a un daño, debe aceptar resignado las sanciones con que la ley
castiga su inacción, sin que pueda pretender una protección tardía que estuvo en
sus manos alcanzar al amparo de la ley [citando a Victorio Pescio]”; “dentro
del estudio comparativo y de conjunto de todas las disposiciones que reglamentan
la posesión inscrita, la única conclusión lógica es que contra título inscrito no haya
prescripción, ordinaria ni extraordinaria, sino en virtud de otro título inscrito.
Se trata de adquirir el dominio, que es un derecho real en una cosa corporal, y
Corte Suprema, “Véliz Rodríguez, Uido con Sabioncello Corral, Antonio Eduardo”, 14 de
8
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Corte Suprema, “Fisco de Chile con Mérida Fuentealba, Pedro O.”, 26 de marzo de 2013, rol
n° 8586-12. (tercería de posesión) considerando 4°.
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Según Peñailillo, en relación con la recepción de ambas teorías en la jurisprudencia, “No es
fácil constatar un estado actual. Puede observarse una inclinación en favor de la inscripción;
pero una posesión material muy prolongada ha llegado a prevalecer” (Peñailillo Arévalo.
Los Bienes, pp. 172).
del poseedor material del inmueble inscrito, no así cuando se hace competir
con una posesión exclusivamente material, al margen del registro. Esto es muy
relevante, porque en el efecto más importante que puede tener la posesión,
esto es, en cuanto a su eficacia para alegar la prescripción adquisitiva, la
jurisprudencia defiende graníticamente los postulados de la teoría de la ficción,
descartando una posesión material contra tabula. Es importante retener este
último elemento, porque todo el desarrollo argumental es el propio de la
teoría de la ficción, prácticamente sin concesiones. Como hemos visto, lo que
derechamente se plantea es la ausencia de posesión al margen del registro,
y no simplemente una garantía que otorga cobertura a la posesión real
recubierta por un asiento registral. Por tanto, si algo es posible constatar en la
evolución jurisprudencial de los últimos años, es la prevalencia de la teoría de
la ficción en los aspectos más trascendentales de la posesión inscrita, con un
margen bastante acotado de aplicación para el concepto fáctico de posesión
preconizado por la teoría de la garantía, circunscrito fundamentalmente al
problema de las dobles inscripciones.
En efecto, rara vez el enfrentamiento entre un simple poseedor material
y un poseedor inscrito termina con una solución favorable al primero. Muy
excepcionalmente ha ocurrido lo contrario, en una hipótesis muy concreta y
que se verifica a partir de la confrontación entre la posesión material y una
inscripción vacía de realidad posesoria, lo cual es el resultado de alguna forma
de irregularidad cometida en el origen de dicha inscripción. En este caso, la
inscripción no da cuenta ni de la realidad jurídica ni de la fáctica referida
a la situación de tal inmueble, lo cual tiene su causa en el origen espurio
del asiento registral. Aunque en su génesis, la terminología “inscripción de
papel” es fraguada en relación con un caso de esta naturaleza, son escasos los
pronunciamientos judiciales referidos a hipótesis similares, tal vez porque,
afortunadamente, la exactitud del registro conservatorio en Chile es mucho
más certera de lo que se podría pensar, a pesar de sus imperfecciones. Así,
por ejemplo, y en el contexto de la jurisprudencia más reciente, en “Ferrada
Molina, Sergio con Sociedad Inmobiliaria Santa Yolanda”, se plantea la
situación de un inmueble adquirido por venta forzada y que se inscribe a
nombre del adjudicatario. El caso es que la deudora obtuvo que se declarara la
nulidad procesal del remate; sin embargo, la sentencia de nulidad no ordenó la
cancelación de la inscripción a favor del adjudicatario, quien posteriormente
enajenó a un tercero, el cual inscribió el inmueble a su nombre. La deudora,
que nunca perdió la posesión material del inmueble, demandó posteriormente
la cancelación de la inscripción del actual poseedor inscrito, el cual en su favor
Corte de Apelaciones de Santiago, “Ferrada Molina, Sergio con Sociedad Inmobiliaria Santa
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12
Trucco. Teoría de la posesión inscrita dentro del Código Civil chileno, p. 630.
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Según Atria, Trucco incurre en este punto en una actitud displicente, agregando que la
referencia apresurada a una acción innominada “podrá ser un buen recurso forense, pero desde
el punto de vista de la reconstrucción del sistema de acciones del Código Civil no tiene sentido: es
absurdo decir que el sistema no contempla una acción para el caso del poseedor inscrito que ha
perdido la detentación material de su cosa. Es decir, si ese caso debe ser solucionado recurriendo a
una acción innominada cualquiera, ¿cuál es el sentido de que haya un sistema de acciones?” (Ver
Atria Lemaitre. El sistema de acciones reales, parte especial: acción reivindicatoria, publiciana y
del art. 915, pp.163 y 164).
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Sepúlveda Larroucaou plantea que la solución la otorga el derecho comparado y consiste
en introducir, por vía legislativa, una acción real restitutoria, fundada en la inscripción, sujeta
a un procedimiento breve y sumario (Sepúlveda Larroucaou. Teoría General del derecho
registral Inmobiliario, pp. 125 y 126).
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En la línea de ofrecer una solución en el contexto de un sistema de acciones reales, se destacan
las últimas publicaciones de Atria Lemaitre: Atria Lemaitre. El sistema de acciones reales,
parte especial: acción reivindicatoria, publiciana y del art. 915, pp. 147 a 212; Atria Lemaitre.
El sistema de acciones reales, parte especial: la acción de precario, pp. 57 a 86; así como una
tercera, en prensa al momento de redactar este trabajo: Atria Lemaitre. El sistema de acciones
reales, parte especial. La dimensión dinámica del dominio, de próxima aparición en Revista
Chilena de Derecho Privado.
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Según Atria, la acción de precario es hoy la principal acción real, situación que se debe no
a decisión del legislador, sino a la búsqueda por parte de la jurisprudencia de soluciones del
problema creado por la posesión inscrita, en cuanto a la ausencia de una acción restitutoria
a favor del poseedor inscrito privado de la posesión material (Atria Lemaitre. El sistema de
acciones reales, parte especial: la acción de precario, p.58).
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Para Atria, el problema radica en la laguna que provoca la posesión inscrita desde el punto
de vista del sistema de acciones reales, y que lleva a concluir que, una vez caducados los
interdictos posesorios, el poseedor inscrito carece de acción para obtener la restitución material
del inmueble, cuestión que no ocurre respecto de los demás pues se dispone de la acción
reivindicatoria y publiciana (Atria Lemaitre. El sistema de acciones reales, parte especial: La
acción de precario, p. 63).
18
Ver Pereira Fredes. Desprotección como paradoja de la inscripción: Cuestiones de justificación de
la teoría de la posesión inscrita, pp. 181 a 203.
La idea de dos conceptos de posesión no le resulta sorprendente, Atria señala que “no quiere
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decir que no sea problemático. Aunque la cuestión no puede ser tratada en detalle aquí, la posesión
cumple en el derecho chileno una función estabilizadora del dominio: todo el que ha poseído por
diez años es dueño, en todo caso, siempre (art. 2510, la regla de clausura del régimen de las cosas).
Esto es necesario para que probar posesión por diez años sea probar irrefutablemente la propiedad.
La introducción de formas posesorias que no llevan al dominio mina esta regla de clausura, y con eso
desestabiliza el régimen de las cosas” (Atria Lemaitre. El sistema de acciones reales, parte especial:
Acción reivindicatoria, publiciana y del art. 915, p. 174).
20
Corte Suprema, “Reinoso Donoso, Edilia y otros con Toro, Manuel”, 21 de agosto de 2007,
rol n° 700-06 (demanda de reivindicación), considerando 3°.
21
Corte Suprema, “O.G., L. y otros con Forestal y Agrícola Antilhue Limitada y otros”, 17 de
agosto de 2010, rol n° 4815-10 (demanda de reivindicación), considerando 6°.
22
Corte Suprema, “O.G., L. y otros con Forestal y Agrícola Antilhue Limitada y otros”, 17 de
agosto de 2010, rol n° 4815-10 (demanda de reivindicación), considerando 17° (parte final).
23
Ver Pereira Fredes. Desprotección como paradoja de la inscripción, p. 191. Para el autor, la
teoría de la inscripción ficción “desnaturaliza la idea de posesión y de ahí los diversos problemas
que ocasiona su implementación”.
24
Urrutia. Vulgarización sobre la posesión ante el Código Civil chileno. pp. 603 y ss.
25
Para obtener un panorama histórico acerca de los antecedentes de la implementación del
registro inmobiliario en el contexto de la evolución del Derecho Romano, puede consultarse
a Topasio Ferreti. La Posesión inscrita en el derecho romano; y, Zamora manzano. La
publicidad en las transmisiones inmobiliarias en el derecho romano.
26
Según Atria, la racionalidad histórica del Derecho Civil en torno al concepto posesión
descansa en la idea de que “las cosas son para el que las tiene […] Pero este régimen tiene un
problema cuando es aplicado a la estructura de tenencia de la tierra que descansa en dueños
ausentes, que era precisamente el caso de la aristocracia terrateniente en 1855” (Atria Lemaitre.
La tierra para quien la trabaja, p. 232).
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“Precisamente porque la dogmática tradicional tiene razón y el Código Civil contiene un orden
racional, al injertar en él un orden distinto, políticamente motivado, lo que ocurrió es que el sistema
como un todo devino incoherente” (Atria Lemaitre. La tierra para quien la trabaja, p. 233).
28
De hecho, para Atria el procedimiento de regularización de la propiedad basado en el
reconocimiento de la posesión exclusivamente material (Decreto Ley Nº 2695) no constituye
ninguna manifestación de descodificación, sino todo lo contrario. Refiriéndose a tales normas
señala que “en realidad en ese sentido ellas recodifican lo que el Código Civil mismo, con la posesión
inscrita, había descodificado” (Atria Lemaitre. El sistema de acciones reales, parte especial: La
acción de precario, p. 84).
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La perspectiva registral del problema se suele referenciar de una manera bastante genérica
al uso de la terminología “publicidad de las transferencias” o “historia de la propiedad raíz”,
y a la necesidad de mantener esta última como un requerimiento de seguridad del sistema.
Humberto Trucco, a quien se le atribuye la construcción de la “teoría de la posesión inscrita”
hace referencia en su conocido trabajo a la “fe del Registro Conservatorio” (Trucco. Teoría de
la posesión inscrita dentro del Código Civil chileno, nota final n° 7). Atria, a partir de esta cita
también la emplea comentando el problema de las dobles inscripciones (Atria Lemaitre.
Derechos reales, pp. 95 y ss.) pero luego la sustituye por el concepto de “principio de integridad
del registro” (Atria Lemaitre. El sistema de acciones reales, parte especial: La acción de precario,
p.166). Pero, en general, en la doctrina, no hay referencias explícitas al concepto de publicidad
registral.
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Sepúlveda Larroucau. Teoría General del Derecho Registral Inmobiliario, pp. 57 a 59.
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“La adquisición a non domino es una forma de proteger el tráfico jurídico sobre las cosas: el
adquirente de buena fe se hace dueño de la cosa (mueble) por tradición aunque el tradente no
sea dueño. Esta no es la solución del Código Civil. Como advierte Peñailillo, en esta materia
Bello siguió el precedente romano, conforme al cual nadie puede transferir derechos que no tiene,
y permitió la reivindicación de todas las cosas (muebles e inmuebles, de modo que la distinción
inglesa entre propiedad real y propiedad personal no existe) y sin atender a la buena o mala fe del
adquirente (lo que excluye la adquisición a non domino)” (Atria Lemaitre. El sistema de acciones
reales, parte especial: Acción reivindicatoria, publiciana y del art. 915, pp.160 y ss.).
32
Para Sepúlveda Larroucau, esta omisión es uno de los aspectos que podría ser objeto de una
eventual reforma al sistema registral chileno (Ver Sepúlveda Larroucau. Bases del sistema
registral inmobiliario chileno, p. 302).
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Según Sepúlveda Larroucau, Bello “introduce una innovación que será importante para
nuestro futuro sistema registral: sin abandonar la concepción romana del título y el modo, reconoce
la inscripción como una forma simbólica de tradición, es decir, no considera a aquella como un
modo de adquirir distinto a ésta”. De esta forma, Bello habría rectificado respecto del modelo
prusiano de 1794 que le sirvió de inspiración. (Sepúlveda Larroucau. Bases del sistema
registral inmobiliario chileno, p. 288).
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En este sentido, Sepúlveda Larroucau señala “Nuestro legislador, pensando en todos los
beneficios que traería al régimen de derechos reales inmuebles, quiso simbolizar la tradición
únicamente con la inscripción (tan simbólica de tradición es la inscripción como, por ejemplo,
puede serlo la “suscriptio instrumenti” que recoge el artículo 1462 del Código Civil español). No
solo simbolizó la tradición, sino que la hizo solemne” (Sepúlveda Larroucau. Bases del sistema
registral inmobiliario chileno, p. 288).
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Así lo expresa con claridad el Mensaje del Código: “y la única forma de tradición que para esos
actos corresponde es la inscripción en el Registro Conservatorio. Mientras ésta no se verifica, un
contrato puede ser perfecto, puede producir obligaciones y derechos entre las partes, pero no transfiere
el dominio, no transfiere ningún derecho real, ni tiene respecto de terceros existencia alguna. La
inscripción es la que da la posesión real efectiva; y mientras ella no se ha cancelado, el que no ha
inscrito su título, no posee: es un mero tenedor”.
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Sepúlveda Larroucau vincula este fenómeno al principio de oponibilidad de la inscripción,
que tiene su correlato de la inoponibilidad de los derechos que no figuran en el registro, efecto
que en Chile no requiere de un reconocimiento expreso, precisamente porque la inscripción
tiene obligatoriedad constitutiva (Sepúlveda Larroucau. Teoría General del Derecho Registral
Inmobiliario, pp. 109 y ss.).
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Cabe tener presente que en general, la existencia del registro inmobiliario se justifica por
las necesidades de la seguridad del tráfico. Así, según Sánchez Calero y Sánchez Calero
Arribas “En materia de bienes inmuebles se ha optado por un instrumento de publicidad y
protección del tráfico más perfecto, cual es la institución del Registro de la Propiedad. En el Registro
se hace constar el historial jurídico de las fincas, y cualquier persona puede exigir información
respecto de aquellas fincas cuya situación jurídica tenga interés en conocer. Además, este organismo
garantiza la veracidad y exactitud de la información que proporciona, aunque no coincida con la
realidad extrarregistral, de modo que los adquirentes de bienes inmuebles o los que dan dinero a
préstamo con garantía de bienes de esta naturaleza pueden celebrar los pertinentes negocios con la
seguridad, sin necesidad de más indagaciones, de a quién corresponde la titularidad y cuál es el
estado de cargas de tales bienes” (Sánchez Calero y Sánchez Calero Arribas. Manual de
Derecho registral Inmobiliario, p. 23).
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Así, Trucco, señala que “el poseedor no inscrito que pierde su dominio es ante la ley doblemente
remiso: 1° no inscribiendo su propiedad para gozar de todas las garantías que el Código concede a
la posesión inscrita (arts. 255, 728, inc. 2°); y 2°, dejando que el falso adquirente la inscriba a su
nombre sin formular reclamo alguno” (Trucco. Teoría de la posesión inscrita dentro del Código
Civil chileno, p. 629).
39
Así lo estima Atria, en cuanto a que no podría imputarse a negligencia la ignorancia que es
resultado de la condición de clase de un individuo (Atria Lemaitre. El sistema de acciones
reales, parte especial: La acción de precario, pp. 83 y 84).
Según reza en el propio Mensaje del Código Civil: “No dando a la inscripción conservatoria otro
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carácter que el de una simple tradición, la posesión conferida por ella deja subsistentes los derechos
del verdadero propietario, que solamente podrían extinguirse por la prescripción competente”.
41
Corte de Apelaciones de Santiago, “Orozco Juan con Díaz Raimundo”, 15 de diciembre de
1970 (sentencia de apelación, demanda reivindicatoria). En Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo 67, segunda parte, sección 2ª, pp. 153 a 158. Santiago, Chile: Editorial Jurídica de
Chile. La Corte Suprema ratificó el criterio del fallo, al desechar los recursos de casación
interpuestos en su contra. Ver fallo en: Corte de Suprema, “Orozco Juan con Díaz Raimundo”,
3 de agosto de 1971 (sentencia de casación). En Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 68,
segunda parte, sección 1ª, pp. 230 a 233. Santiago, Chile: Editorial Jurídica de Chile.
42
“Cualquier solución al problema de doble inscripción va a ser contraria al sistema. Pero mantener
ambas inscripciones como simultáneamente vigentes es imposible por contradictorio. En este sentido,
cuando aparecen dos inscripciones, alguien que debería ser favorecido por el sistema necesariamente
ha de perder” (Atria Lemaitre. Derechos Reales, p. 89).
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Tal como indica Larroucau, “Luego, los informes de títulos que se fabrican para demostrar que
existe una cadena de inscripciones que cubre un cierto tiempo (hasta diez años) solo serán necesarios
si el debate acerca de quién es el verdadero dueño de la cosa se vuelve muy complejo y –como se
mostró en la primera parte– los casos en que se discute la titularidad son la minoría en las acciones
reales. Para la mayoría de los juicios que promueven las acciones reales, entonces, es claro que
bastará con probar la posesión para establecer el dominio, porque en el Derecho chileno la posesión
presume dominio. Y eso, en el caso de un inmueble, se consigue fácilmente mediante su inscripción
en el Registro” (Larroucau Torres. Acciones reales y estándares de prueba, p.128). En el caso
comentado, rara vez se discute verdaderamente el dominio del actor, el cual únicamente se ve
controvertido con la posibilidad de que se encuentre extinguido por la prescripción adquisitiva
que alega en su favor el demandado, sobre la base de su posesión exclusivamente material.
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En este sentido, y considerando la tendencia jurisprudencial a hacer prevalecer los elementos
propios de la teoría de la ficción en la controversia planteada entre un poseedor inscrito y uno
puramente material, existen antecedentes muy justificados para dudar que en tal contexto la
acción reivindicatoria efectivamente responda a la idea de paradigma de acción real absoluta y
de protección estática del dominio, en los términos que explica Atria (Ver Atria Lemaitre.
El sistema de acciones reales, parte especial: La acción de precario, p. 60).
VIII. CONCLUSIONES
Del análisis desarrollado, es posible desprender que la jurisprudencia utiliza
las categorías conceptuales propias de dos construcciones teóricas antagónicas
respecto de la forma de concebir la posesión de los inmuebles inscritos, sin que
pueda establecerse sustantivamente la preeminencia de un concepto fáctico de
posesión, fundado en la llamada teoría de la inscripción garantía.
Pese a la falta de una visión de sistema en su actividad resolutiva, es posible
constatar que en los aspectos fundamentales la jurisprudencia tiende a preservar
la inmunidad del estatus posesorio del titular inscrito, haciendo prevaler un
concepto normativo de posesión, pero practicando las correcciones necesarias
en determinadas hipótesis particularmente anómalas, tal como ocurre en los
casos de inscripciones obtenidas o canceladas bajo condiciones irregulares, o
en las dobles inscripciones. Si bien para ello recurre a las categorías dogmáticas
tradicionales, los criterios de solución pueden ser justificados de manera
mucho más rigurosa desde la técnica que provee la publicidad registral, piedra
angular en que se sostiene el llamado régimen de la posesión inscrita. Este
fenómeno puede apreciarse de manera particularmente nítida en el problema
de la procedencia de la acción reivindicatoria a favor del titular inscrito, con
el objeto de recuperar la tenencia del inmueble de manos de un poseedor
puramente material. Aunque la jurisprudencia aplica un concepto fáctico de
posesión para justificar la procedencia de la acción reivindicatoria, luego se ve
en la necesidad de resolver conforme a las coordenadas dogmáticas de la teoría
de la inscripción ficción, contradicción que fundamentalmente se explica en
la necesidad de preservar la publicidad registral, y que en realidad da cuenta
de un proceso de adaptación de un acción en principio impertinente a la
necesidad del titular inscrito de contar con una acción general restitutoria
fundada en su legitimación registral, y que constituye un vacío en el régimen
jurídico de la propiedad inscrita en el ordenamiento chileno.
IX. BIBLIOGRAFÍA
Atria Lemaitre, Fernando. Derechos reales. En Revista de Derecho de la
Universidad Adolfo Ibáñez, nº 2. Santiago, Chile, 2005.
Atria Lemaitre, Fernando. La tierra para el que la trabaja. En Gonzalo
Figueroa Yáñez (presidencia), Estudios de Derecho Civil VI, pp. 229-
236. Ponencia presentada en VIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil,