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Pese a los espectaculares avances de la Ciencia y la Tecnología, las creencias que se nutren
del pensamiento acrítico se multiplican en la sociedad actual a un ritmo inusitado. Algunas
encuestas muestran que la creencia en lo imposible se incrementa con la educación.
Una determinada afirmación, creencia o práctica pasa a ser pseudociencia cuando intenta
darse el carácter de científica para ganar credibilidad y apoyo, pero sin utilizar el método
científico. La pseudociencia es siempre peligrosa porque contamina la cultura y, cuando
concierne a la salud, la economía o la política, pone en riesgo la vida, la libertad o la paz.
La Ciencia cumple una función que va más allá de permitirnos conocer la verdad y saber
cómo es el mundo, aunque este conocimiento haya de ser gradual y parcial. Pues una toma
de decisiones correcta y la definición de políticas públicas acertadas (salud, economía,
etc.) sólo pueden encontrar una base firme en un conocimiento epistémicamente
garantizado como es el de la Ciencia.
Los currículos escolares debieran incluir no sólo contenidos sino también métodos. La
educación básica debe proporcionar a toda la ciudadanía una alfabetización científica que
permita diferenciar los hechos y teorías científicos de las creencias pseudocientíficas. En
particular, el cultivo del pensamiento crítico debiera ejercitarse en el reconocimiento de
las falacias lógicas, la evaluación de las afirmaciones de verdad fáctica y la discusión de
alguna de las creencias pseudocientíficas más de moda. Porque una sociedad inculta es
una sociedad fácil de engañar y, por tanto, víctima propiciatoria de estafadores o de
iluminados que realmente creen en lo que están vendiendo, aunque no sirva de nada.
1- Demarcación Ciencia-pseudociencia
Mientras que en las artes o en la ficción todo vale, en la Ciencia sólo son admisibles las
conjeturas razonables, aquellas que se pueden controlar de forma tanto conceptual
(compatibilidad con el grueso del conocimiento), como empírica.
científico constituye la mejor estrategia para las verdades más objetivas y profundas
acerca de hechos de toda clase, naturales o sociales. Contrariamente a lo que se cree
normalmente, el método científico no excluye la especulación; tan solo pone orden en la
imaginación. No todo es igual y hay que defender el mejor conocimiento crítico posible.
Todo campo de conocimiento que no sea científico pero se anuncie como tal es
pseudocientífico, o falsa ciencia. Lo que hace especialmente perniciosa a la pseudociencia
es el componente de fraude o engaño que lleva consigo, lo cual es opuesto a la ética de la
Ciencia. Pero además dicho engaño suele ser perpetrado normalmente contra los más
débiles y los vulnerables.
Las pseudociencias se interesan únicamente por lo que puede tener un uso práctico, sin
pretender buscar la verdad desinteresadamente. El hecho de que no requieran un largo
aprendizaje facilita su práctica y difusión en la sociedad, llegando incluso a penetrar en el
ámbito universitario. Las más
difundidas son las relacionadas con
la salud y la medicina (homeopatía,
acupuntura, curanderismo,
osteopatía, quiropráctica,
naturopatía, reiki, etc.),
denominadas por sus practicantes
“medicinas alternativas” o
últimamente “medicinas
complementarias o integrativas”.
(Steve Jobs) Dentro de ellas, las más peligrosas
son las que centran su mensaje en
enfermedades graves como el cáncer o el sida. El peligro para la salud de los pacientes se
realiza cuando, confiando en un método curativo ineficaz, renuncian a medidas más
efectivas o a un tratamiento médico de eficacia demostrada. Un caso famoso es el de Steve
Jobs, cuya muerte se debió a que decidió tratarse un tumor de páncreas operable con
zumos de fruta.
Otro número importante de pseudociencias tienden a religar al ser humano con el cosmos,
como defendían el esoterismo tradicional y las versiones ocultistas a partir del siglo XIX
(videncia, platillos volantes, astrología, Nueva Era, psicología transpersonal, etc.).
Constituyen un neognosticismo, porque pretenden acceder a ámbitos de la realidad por
medio del yo interior divino que todos poseemos, actualizando las insospechadas
capacidades dormidas con el concurso de la apertura mental.
Por otra parte, lamentablemente, durante años muchas revistas como las llamadas
femeninas han ayudado a defender la medicina natural, la homeopatía y muchas otras
pseudoterapias. A lo que se añade que personas famosas como Carlos de Inglaterra sean
fervorosos homeópatas, lo que hace aumentar su popularidad entre el público no
instruido. Afortunadamente cada vez hay más información científica de calidad y poco a
poco se va difundiendo a través de los medios generalistas. Lo cual no significa que se
vaya a convencer a los defensores de esta medicina alternativa, porque para muchos ellos,
la homeopatía parece haberse transformado, además de en un negocio, en una religión,
una secta cuyo credo central debe ser defendido a toda costa y contra el que ninguna
explicación será suficiente.
gilagus@gmail.com
945 288457
Entresacas
• Una determinada creencia pasa a ser pseudociencia cuando intenta darse falsamente
el carácter de científica para ganar credibilidad y apoyo.
• La pseudociencia es siempre peligrosa porque contamina la cultura y pone en riesgo
la vida, la libertad o la paz.
• Curar patologías inexistentes, con terapias inexistentes, es la esencia de la
homeopatía.
• Las “medicinas alternativas” son parásitos que se aprovechan de las insuficiencias
del sistema de salud pública.