Sei sulla pagina 1di 277

p.

VERGILI MARONIS GEORGICON


LIBRI QUATUOR

PUBLIO VIRGILIO MARON

GEÓRGICAS
Introducción, versión rítmica y notas de
RUBÉN BONIFAZ ÑUÑO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


1963
OBRAS DE F U B L IO V IR G IL IO M ARÓN
G E Ó R G IC A S
B IB L IO T H E C A S C R IP T O R U M G R A E C O R U M
E T R O M A N O R U M M E X IC A N A

P U B L I C A C I O N E S DE LA

C O O R D IN A C IÓ N DE H U M A N I D A D E S
Prim era edición: 1963

Derechos reservados conform e a la ley


© 1963, U niversidad Nacional Autónom a de M éx ico
Ciudad U niversitaria. M é x ic o 20, D . F.

D irección G eneral de P ublicaciones

Im preso y hecho en M éx ic o
Printed and made in M exico
IN T R O D U C C IÓ N
I

SlENDO cónsules por primera vez Craso y Pompeyo,


Virgilio nació en Andes, no lejos de Mantua, el 15 de
octubre del año 70 a. J. C. Esto decía la tradición
umversalmente aceptada. Pero investigaciones recientes
parecen probar de modo indudable que nació un año
antes, el de 7 1 . Murió el 22 de septiembre del 19, cuando
Sencio Saturnino y Lucrecio Cína ostentaban el consu­
lado, y el imperio ya se había consolidado definitiva­
mente en Roma.
Se conocen los hechos de su vida por testimonios que
se encuentran en textos cuyo valor no es parejo: la
Vida de Virgilio de Probo, la de Servio, la de Focas
y la de Donato. Esta última, que parece haber sido
tomada de Suetonio y corregida más tarde y aumentada,
es la que, por la fuente de que procede, tiene mayor
autoridad. En diversos lugares de las obras de muchos
escritores latinos, se hallan referencias también de varia
significación.
Su padre fue alfarero o empleado a sueldo: hombre
simple y práctico, dado a su trabajo y a su gente.
Su madre, Magia Pola, solía soñar cosas extrañas que
después se cumplían de algún modo. Así, cuando llevaba
a Virgilio en el vientre, dicen que soñó que paría una
rama de lauro. Y que al tocar la tierra esta rama había
arraigado en ella, y había crecido como un roble y hecho
suya la hermosura del árbol maduro, con su carga de
variadas frutas y flores. Virgilio era, a la vez, como
fueron su padre y su madre.

VII
IN TR O D U CC IÓ N

A pesar de no ser ricos, éstos le dieron una educación


igual a la que pudiera haber recibido el hijo de un sena­
dor o de un caballero. Tras los primeros años de su
niñez, transcurridos en la ternura de la casa familiar,
junto a la tierra enriquecida por las lentas vueltas del
Mincio, marchó a Cremona, donde hizo sus estudios ini­
cíales. En el año 5 3 , mientras Lucrecio moría y César
aseguraba el dominio de las Galias, tomó en Milán la
toga viril, algún tiempo antes de alcanzar la edad usual-
mente exigida para ello. Poco más tarde pasó a Nápoles,
en donde se inició en los misterios de la poesía y en los
caminos de la ciencia; y finalmente, a Roma.
Aprendió la gramática, cuenta Macrobio, con el poeta
griego Partenio, a quien siguió en algún verso de las
Geórgicas, y la filosofía con el sirio Sirón, de la escuela
de Epicuro. Y con reposada y honda pasión estudió
también la medicina y las matemáticas, a cuyo apren­
dizaje se aplicó de preferencia; a su tiempo, esta dedi­
cación rindió frutos definitivos en la poesía de Virgilio,
de la que alguno de sus comentadores afirma sin temor
que nunca, en ella, se encontraba error en materia de
ciencia.
En ese juvenil periodo de preparación se suele situar
la creación de los poemas menores, que no aparecen en
ninguno de los grandes códices virgílianos, y cuya auten­
ticidad se ha puesto siempre en razonable duda. Son éstos
los llamados C ulex, Ciris, Copa, Moretum, Dirae, Lydia,
Priapea y Catalepton; de los cuales, a pesar de que no
carecen de cualidades relevantes, ninguno es cabalmente
digno del autor a quien se atribuyen.
Se refiere asimismo que intentó la práctica de la carrera
forense, y que por todo defendió una causa ante los
jueces, y por una sola vez; pues era lento y torpe en el

VIII
INTRODUCCIÓN

hablar, y cuando hablaba daba la impresión de ser poco


menos que un ignorante.
Era hombre grande de cuerpo, de color moreno, de
traza rústica, de salud inconstante. Por lo común padecía
dolencias del estómago y la garganta, y también a me­
nudo vomitaba sangre.
En las demás cosas, consta en verdad que fue tan
probo de vida y de presencia, y tan tierno de ánimo,
que en Nápoles, por sobrenombre, le decían "la don­
cella", y cuando iba a la ciudad, lo que ocurría muy
de cuando en cuando, y era visto y reconocido por la
gente, corría a esconderse en la primera casa que hallaba.
Así fue creciendo.
Mientras tanto, Roma se agitaba y se ensangrentaba
en las luchas exasperadas que, a la postre, habrían de
conducir al sometimiento de la gente económicamente
débil, cuando sobre las ruinas de la república aniquilada,
Octavio estableció el imperio pactando con los poseedores
de la riqueza y de la tierra. Es el tiempo trágico del
crimen y la traición ; de las guerras de César y Pompeyo,
del asesinato del uno y del otro, de la integración del
triunvirato de Octavio, Marco Antonio y Lépído.
Esos acontecimientos, lógicamente, llegaron a pertur­
bar la existencia de Virgilio. Era costumbre, cuando se
fundaba alguna colonia y faltaban tierras para repartirlas
entre los veteranos destinados a ella, tomarlas de los
campos vecinos. Siguiéndola, Octavio, vencedor en uno
de los episodios de las guerras civiles, entregó las tie­
rras de Cremona a sus soldados. Pero como éstas no
bastaran tuvo que añadir al reparto las de Mantua, por
la sola razón de que eran las más próximas.
Entre las tierras dadas a los veteranos estaban las de
Virgilio, quien se refirió al hecho en sus Églogas prí-

IX
IN T R O D U C C IÓ N

mera y novena. En la novena, para quejarse del despojo


sufrido; en la primera, para eternizar el homenaje de su
gratitud al dios que le había restituido el dulce goce
de sus campos.
Cuando esto último aconteció, Virgilio pudo verse ya
firmemente ligado a la vida dé Roma; lo que lo llevaría
a alcanzar la amistad de hombres como Varo, Tuca,
Pollón, Horacio y Mecenas, y a afiliarse a los designios
políticos de Augusto.
Ha llegado Virgilio a su madurez. Su boca, torpe
para decir palabras que no eran las suyas, se llena de
maravillosa luz y de música sabía al pronunciar las
sílabas que cuenta y mide en el verso. Oyéndose a sí mis­
mo, compone en voz alta los hexámetros que alguien
va escribiendo, y que él, a solas, ha de limar y lamer
y formar en honrado y paciente trabajo de obrero.
Surge de este modo el gran ciclo de su poesía que se
abre con las Églogas, comenzadas a instancias de Polión,
en 4 2 , y concluidas tres años más tarde; continúa con
las Geórgicas, escritas bajo la tutela de Mecenas en los
siete años que van del 37 al 30 y escuchadas por Octavio
victorioso de la batalla de Accio, y se cierra con la cons­
trucción de la jEneida, que, a su muerte, quedó sin acabar.
Murió en Brindis, al regreso de un viaje por mar.
Sus restos fueron llevados a Nápoles, y en su tumba se
grabó una leyenda :

M e engendró M a n t u a , me arrebató Calabria. Ahora me guarda

Par tén ope . C a n t é praderas, campos, jefes.

X
INTRODUCCIÓN

La poesía con finalidades didácticas fue cultivada y


floreció ampliamente en la antigüedad. Cobró su mayor
auge entre los latinos, a causa de la particular idiosin­
crasia de éstos: su carácter grave, su amor de las cosas
prácticas, su espíritu no entregado en demasía a los im­
pulsos de la imaginación.
Hay así una larga cordillera de poemas de este gé­
nero, que alza sus cumbres más altas en el siglo I a. J. C.,
con De la naturaleza de las cosas, de Lucrecio, y las
Geórgicas de Virgilio.
Arduos obstáculos consistentes en la aridez y la m o­
notonía de sus temas excesivamente especializados y téc­
nicos, ha de vencer la poesía didáctica. La obra de L u ­
crecio los supera con cierta facilidad, por la amplitud
y profundidad de la materia que trata: el conocimiento
de las causas de las cosas. Las Geórgicas, que cantan el
trabajo ejercitado por el hombre sobre la tierra, no con­
tarán, en apariencia, con esa ventaja.
Siguiendo un plan del todo original, documentándose
en escritores griegos como Hesiodo, Nicandro y Arato,
y en la abundancia de la literatura latina que había
cultivado el tema, en la que destacan Varrón y Catón,
por ejemplo, y añadiendo a eso los muchos productos
de su propia experiencia, Virgilio crea el magno poema de
la vida rústica de Italia, poniendo el filo de su aten­
ción en la pequeña propiedad de la tierra.
N o olvidaba que la carga de la unificación nacional
de Roma y, por tanto, de su desarrollo social y eco­
nómico, fue sostenida por los hombros del libre campe­
sino italiano.
Canta, pues, con fervor, no solamente los campos
del suelo en que vino a hacerse hombre, los que bordean
la corriente del Po y el Mincio, sino también la Cam-

XI
IN T R O D U C C IÓ N

pania y la región Tarentina, y la extensión entera de


Italia, y las virtudes máximas de los hombres que la
habitan. Entre ellas, de manera muy principal, el sentido
religioso, otro de los pilares de la grandeza de su patria,
la dedicación al trabajo, la paciencia y la tenacidad infa­
tigable.
Combate el campesino contra las fuerzas naturales,
y las vence. Y las fuerzas adversas nacen de nuevo; y
sin reposo, puestos los ojos en las señales que el cielo
le ofrece, y urgido por la necesidad que late en las ásperas
cosas, el hombre vuelve a combatirlas: cuando el año
gira sobre sí mismo y regresa por sus mismas pisadas,
el hombre emprende otra vez el trabajo que ya había
terminado.
Dura labor la de conciliar los elementos de la poesía
con los de la enseñanza; y aún más la de convertir los
de ésta en los de aquélla; la cual labor cumple Virgilio
persiguiendo la finalidad común que hace necesarias la
poesía y la enseñanza: el mejoramiento del hombre
a través de una acción traspasada de exigencias morales.
Y relumbran así en el poema las alegrías que brotan
del descanso justamente ganado y del esfuerzo consciente
ejercido desde la plenitud de una libertad interior. Y las
cosas tenues hallan inmensos espacios abiertos, de modo
que desde el humo que indaga la dureza de una pieza
de arado, o desde el canto con que de noche alivia la
esposa sus trabajos, o desde el altar de la fiesta o desde
el surco abierto y las semillas escogidas a mano, surgen
los fundamentos de la felicidad del hombre solidario
con los hombres, solidario en la necesidad, en la batalla
y en el triunfo purísimo de la paz.
Si es verdad lo que mantiene la tradición, Virgilio se
aplicó a componer las Geórgicas atendiendo una solicitud

XII
INTRODUCCIÓN

que, con fines políticos, le hizo Mecenas. Se quería h a­


cer que los romanos retornaran al antiguo amor por la
tierra; que volvieran a los modos de vida de sus ante­
pasados, para reconstruir la economía agrícola italiana,
en decadencia a la sazón a causa de los cruentos siglos de
luchas y del incremento de los latifundios.
El poema, considerado lo anterior, estaría dirigido a
los pequeños terratenientes; de modo particular a los
veteranos que abandonaban el cultivo de la tierra que,
como una recompensa y un medio de alcanzar la p ro­
ducción indispensable en aquel momento, se les había
dado.
H ay quienes rechazan esa tradición, porque juzgan que
la poesía se rebaja al servir tendencias de orden social
o político; en el caso, las de Octavio, al que se supone
interesado en exaltar los valores familiares y religiosos,
el patriotismo y el trabajo productivo. Es preferible,
si se cree en el influjo de la literatura sobre la vida
humana y en la obligación que tiene el escritor de ponerse
al servicio del desarrollo de la sociedad, secundar la tra­
dición, en último término apoyada por lo que dice el
mismo Virgilio, y ver una exaltación de la poesía donde
otros hallan un rebajamiento. Se dirá, tal vez, que
Virgilio fue un instrumento de los proyectos imperiales
de Augusto. Pero en verdad, el poeta ha excedido con
mucho ese interés, y por encima de él ha servido, al
celebrar la responsabilidad de la paz conquistada por
medio del trabajo libre, los intereses que dan cimiento
Y cima a la existencia de los hombres.

XIII
INTRODUCCIÓN

II

LIBRO PRIMERO Abre sus puertas el poema, y enun­


cia los asuntos que va a desarrollar, e
invoca a los dioses bajo cuya protección ha de crecer.
Son aquéllos, en términos generales, el cultivo de los
campos y el estudio de los signos del cíelo, para el primer
libro; para el segundo, la vid y los árboles y la despa­
ciosa prole del olivo; para el tercero, el cuidado de las
bestias domésticas; y el admirable espectáculo de las abe­
jas y los afanes que imponen, para el cuarto. Los dioses
invocados son los que velan por el bienestar de los cam­
pos: entre ellos el sol y la luna; Líber y Ceres; Neptuno,
los Faunos y las Dríadas; Minerva y Silvano, y César,
por último, a quien se considera ya próximo a ocupar
un asiento en los concilios divinos.
El primer libro comprende fundamentalmente dos
temas: los trabajos del agricultor y las señales que debe
conocer en el cielo. Pero Virgilio no los ha tratado en
un orden simple, sino que, para conseguir una mayor
riqueza expresiva, rompe la unidad que impondría la
lógica, y hace avanzar y retroceder los asuntos y los
entremezcla y dispone con sólida maestría, por medio
de giros vivísimos; en apariencia, como si más que ense­
ñar a los agrícolas pretendiera deleitar a los lectores, y
como si le interesara más decir algo muy hermoso que
algo muy verdadero.
Una vez invocados los dioses, expone la necesidad de
que los trabajos de la tierra se comiencen con la prima­
vera; y tras describir brevemente la naturaleza, a través
de los efectos del calor de la nueva estación, pinta el
trabajo con dos rasgos únicos: el gemido de los bueyes

xiv
INTRODUCCIÓN

que se esfuerzan hundiendo el arado, y el resplandor


de la reja pulida por el surco abierto. Y en seguida, el
precepto: la tierra ha de estar dos veces bajo los efectos
del sol y de los fríos para que pueda rendir una cosecha
abundante. Y en lugar de proseguir en el camino que
le señalaría el transcurso del tiempo, vuelve hacia atrás
para prescribir la conveniencia de averiguar la índole
de la tierra y del cielo del lugar que ha de ser cultivado;
enumera rápidamente los productos de las diversas re­
giones, y enuncia la eternidad de las leyes a que éstas
se hayan sometidas.
Y luego el lector se ve colocado en la situación inicial:
la tierra debe ser removida durante los primeros meses
del año, y cocida después por el sol del estío.
Viene entonces una exposición de los diferentes pasos
de la labor; los cultivos alternados, lo que haya de
sembrarse, cómo hay que abonar el suelo; la quema y
sus posibles resultados, y la probable causa de éstos.
Se pasa, de aquí, al elogio de la constancia del labra­
dor, benemérita a los ojos de Ceres. Aparece por primera
vez la imagen del hombre que impera sobre el campo
ya rompiendo los terrones, ya arrastrando los zarzos;
ora hendiendo la vega, ora arrojando la semilla y des­
haciendo los montes de arena; ya llevando el agua de
riego a la tierra quemada, ya retirando el agua excesiva
del suelo empantanado. Y todo está dicho con la exacta
palabra, definidora de las cosas. Quedan allí para la eter­
nidad el ronco sonar del arroyo y la suavidad de la
piedra sobre la que rueda, y las yerbas murientes, y
la frescura bebida por el ardor de los campos rajados.
A llí están ahora los obstáculos interpuestos por J ú ­
piter para despertar la energía de los hombres, y la
füerza del trabajo vencedora de todas las cosas. Pues si

XV-
INTRODUCCIÓN

en la edad de oro el hombre era feliz porque todo lo reci­


bía sin esforzarse, ahora es digno porque se adueña
del mundo mediante una asidua, consciente y apasionada
tarea, ejercida contra la adversa naturaleza. Y de la
derrota de los cardos, el añublo y los abrojos, vienen
el aceite, el vino y el pan, que sustentan la libertad y
permiten una manera más alta de dicha.
El hombre libra su batalla contra el cielo y la tierra
con las armas que Virgilio enumera y describe, y de las
que dice que de antemano deben estar preparadas: la
reja, el roble del arado, las carretas, los harneros, los
trillos.
Y en los versos que siguen se van alternando los tra­
bajos del hombre y los óbices naturales que van a ser
combatidos. Después de la sombría imagen de los mons­
truos. que cría la tierra, aparece la visión compensadora
del árbol florido: y al lado de las espigas grávidas se
presentan los tallos estériles, sólo abundantes en paja.
Pues sin la mano del hombre las cosas decaen, y el
único progreso posible es el que la mano del hombre
consigue. Sólo a fuerza de brazos puede avanzar contra
la corriente el remero.
Hay algo característico en las Geórgicas: el mar es
considerado siempre como una entidad ominosa. Siempre
hay en Virgilio un sentimiento de temor frente al mar,
sentimiento que expresa de muy diversos modos: ya con­
siderando una acción o el resultado de una acción, ya
recalcando el sentido de una cualidad que al mar atribuye.
Así, por ejemplo, en el libro primero, al principio,
cuando invoca a César como un dios, habla del inmenso
mar, e insinúa el terror del navegante que para prote­
gerse de él se acoge a las voluntades de la divinidad:
cuando habla de la desaparición de la edad de oro y del

XVI
INTRODUCCIÓN

nacimiento de las fuerzas enemigas del hombre, dice que


Júpiter ordenó al mar que se agitara; más tarde, cuando
empieza a referirse en pormenor a las señales de la natu­
raleza, llama ventosos a los mares, y dice que los mari­
neros acometen el ponto; después, en un verso que sería
inspiración para Fray Luis, afirma que las Osas temen
bañarse en el Océano; en otras ocasiones menciona al mar
peligroso, y a los nautas que se alegran al tocar el puerto;
y a la tempestad que aglomeran las nubes recogidas
del mar y el gemido de las costas, las olas del ponto que
comienzan a hincharse agitadas y las costas que empiezan
a mezclarse cuando la onda malamente a las corvas qui­
llas respeta, a mitad de la borrasca donde todo marino
en el ponto las mojadas velas recoge, y cuando máxima
lluvia se prepara a labriegos y piélago. Y además nos
cuenta de los nautas salvados y del Noto siniestro que
se apresura desde el mar; y confiesa que nadie lo deci­
diría, en ciertas noches, a salir al mar o a soltar sus ama­
rras de tierra, y por último, evoca las aguas del ponto que
daban signos anunciadores de males a la muerte de Julio
César. Como romano que era, Virgilio era un hombre
de la tierra. V ivió en ella y con ella y para ella. Una
vez se hizo al mar, y no regresó. Rechazando los votos
de Horacio, la nave en que se arriesgó no fue capaz de
devolverlo al amor de su patria.
Volviendo al poema, en la parte que tiene como
asunto el estudio de los meteoros, hallamos otra vez la
misma ágil precisión en el pormenor e igual movimiento
cn el desarrollo general. Empieza a señalar los signos
propicios a cada labor y el modo como éstas han de
cumplirse: sembrar amapolas y cebada cuando el día y
la noche duran lo mismo; habas, alfalfa y mijo, mien­
tras el toro abre el cielo con sus cuernos de oro. Cuándo

XVII
INTRODUCCIÓN

deben sembrarse el trigo, la escanda, el frijol y la arveja*


Luego, escrutando la majestuosa imagen del. cielo regido
por el sol a través de doce constelaciones, llega a predecir
los cambios del tiempo y a indicar la hora oportuna para
cada ocupación; lo que puede hacer el labrador cuan­
do la lluvia, lo encierra, los trabajos permitidos en
los días de fiesta, los quehaceres accesorios al de la
labranza. Asimismo descubre cómo dispone la luna
en cada mes los días propicios y adversos, y reproduce
la lucha de los titanes sometidos por el rayo de Júpiter,,
en tres versos épicos que tienen su contrapeso en de­
signio y en tono con los siguientes; éstos, subiendo
de los trabajos que se hacen de noche, culminan en el
vértice de ternura del canto de la esposa que carda las
telas o espuma el mosto recocido.
Ahora estamos en los calores, y el labrador va des­
nudo; ahora vino el invierno que lo hace holgar y
alegrarse en cálidas fiestas, y que propicia la recolección
de ciertos frutos y el afán de la caza. Y la próxima
transición nos deja presenciar el combate de los vientos
arremolinados que arrastran espigas y paja, el derrum­
bamiento del cielo sobre los campos anegados, el rayo
que derriba montañas y el retumbar gimiente de bosques
y costas. Y el contraste no tarda en aparecer:, es el
culto a Ceres al empezar la primavera, son los dulces
sueños a la sombra y los sacrificios gozosos que ofrece
la juventud campesina.
H ay señales fijas para predecir el mal tiempo: el surgir
de los vientos; la conducta de mergos, gaviotas y garzas;
el deslizarse de las estrellas; el vuelo de la paja y las
hojas muertas, y la manera como flotan en el agua
las plumas caídas. La lluvia avisa su llegada; lo saben
y lo anuncian las grullas huyentes, las terneras medrosas,

XVIII
INTRODUCCIÓN

las golondrinas y las ranas; también lo saben la hormiga


y las cornejas, y las muchachas lo adivinan por el chi­
rrido del aceite en las lámparas con que se alumbran.
Y el buen tiempo tiene también sus señales: el brillo
nítido de las estrellas, la libertad de la luna, la limpieza
del aire, el comportamiento de los animales. Entra aquí
la alusión a la historia de Níso y Escila, en versos de
insuperable elegancia, y finalmente, la pintura enterne-
cedora de la alegría de los cuervos y las bestias.
Nadie será sorprendido por las mutaciones de las horas
sí atiende al rostro de la luna y del sol, que al nacer y
al subir y al ocultarse en el mar anuncia las cosas: las
tempestades y los cielos serenos. Nadie podrá llamar
mentiroso al sol, el mismo que se cubrió de herrumbre
la cabeza resplandeciente cuando fue asesinado Julio Cé­
sar, el dictador demócrata amado del pueblo, tras cuya
muerte Roma habría de sumirse en trece años de luchas
intestinas. Terribles presagios anunciaron aquel mo­
mento, trastornando la naturaleza y el corazón de los
dioses y los hombres; y los campos de labranza fueron
abrevados con la sangre de gigantescos guerreros, cuyos
huesos enormes descubrirán después los arados.
El canto termina con un llamado a la concordia y con·,
una esperanza. El joven Octavio alcanzará a frenar las.
iÉ5sencadenadas potencias del crimen, y a dar su sitio-
a la justicia. Los colonos volverán a los campos, y en
instrumentos de laboreo se convertirán las espadas.

L ib r o segundo A l rudo trabajo del campo sucede


la alegría báquica. A l final sombrío
del libro primero, sigue el lúcido principio del segundo,
con su llamado a Leneo y su presagio de embriaguez

XIX
INTRODUCCIÓN

y alborozo. T o d o este libro se halla trasminado de una


sensación de gozosa abundancia. Arde todo de vida, la
vida sube en un hervor universal a su perfección, y se
mira la creación bullendo como en el día de su primavera
original.
Prados, selvas y bosques, y riberas sinuosas de ríos,
están poblados de copiosos árboles que cría la naturaleza
por caminos variados. Unos nacen espontáneamente, sin
intervención del trabajo humano, de acuerdo sólo con
disposiciones naturales. Surgen otros según lo que les
ordena la experiencia de los hombres. De cepas o vástagos
acodados, de mugrones, de ramos podados o de injertos
aéreos. Virgilio enseñará el culto propio de cada especie,
y el placer del trabajo incesante. Y a Mecenas, cuya
compañía en el camino solicita, le ofrece no un canto
que abrace todas las cosas, sino uno breve y verdadero.
Eficaz, porque es necesario.
Empieza con los principios más amplios de la arbori-
cultura, y las indicaciones dirigidas a mejorar las plantas
silvestres por medio del injerto o del trasplante a tierras
adecuadas. Con ninguna planta se puede prescindir del
arduo trabajo. Todas con el trabajo han de ser someti­
das. Y unas se criarán mejor con acodos y otras con
sarmiento, y aquéllas crecerán de vástagos. E injertados,
/darán almendras el madroño y manzanas el plátano; el
;haya, castañas; peras, el fresno, y dejará caer bellotas
•el olmo. Pero hay más de un sistema para injertar un
árbol en otro, que se adornará con ramas y frutos pres­
tados.
Enumera ulteriormente las diferentes especies de algu­
nos géneros: olmos, almeces, cipreses, olivos, y se explaya
(deleitosamente al tratar de las vides, con sus modos y
«características, para concluir que son incontables como

XX
INTRODUCCIÓN

las arenas, turbadas por el viento o las olas del mar que
llegan a romper a las costas.
Extiende entonces la mirada a lo lejos, y ve que los
distintos árboles definen los distintos países del mundo.
La Arabia, la Escitia, la India del ébano; China con la
seda y Etiopía con la blanda lana, y la Media produc­
tora de hierbas medicinales. Y después de haber con­
templado la hermosura del mundo, piensa en su patria
incomparable, hecha no para combates, sino para las
raíces del vino y el pan. Recuerda sus rebaños y sus
bestias mayores; el amor de los dioses y el amparo
del clima benigno, y la ausencia de anímales dañinos.
Y asimismo las ciudades añadidas por el hombre, los
puertos domadores del mar, y los diques, y las subte­
rráneas arcas de plata, bronce y oro. Pero sobre todo, la
gente. Raza fuerte, acostumbrada al esfuerzo y el com­
bate; madre de héroes: Mario, y los Escipiones y César,
el más grande de todos, pacificador del mundo.
Superada la digresión, retorna al asunto interrumpido,
y busca las cualidades benéficas de las tierras, y su posi­
bilidad de riqueza. Explora la pingüe y la mezquina,
la humedecida y la reseca, y las entrega coronadas con
uvas y olivos, o dispuestas a criar en una sola noche los
pastos que consumió el rebaño durante el día. Los versos
subsiguientes sugieren una imagen de lograda plenitud:
la sensual presencia de la tierra negra, pingüe y mullida
como una entraña; sobre ella, el extenso peso del trigal,
las graves carretas que obligan a los novillos del tiro a
caminar despacio, y el bosque combatido por ocioso, el
vuelo de los pájaros expulsados, el triunfo del arado y
el resplandor del campo removido. Junto a la región car­
comida, morada de reptiles, se tiende la que suda niebla
ligera y, revestida de grama, respeta el metal de la reja,

XXI
INTRODUCCIÓN

y es favorable a vides y olivos y rebaños. Así Capua,


así la zona del Vesubio, y el Clanio.
Muestra los procedimientos para reconocer la índole
de las tierras y entra de lleno a declarar las leyes del cul­
tivo de la vid. Desde antes de sembrarla, hay que cocer
ia tierra y exponer al aire los terrones volteados; las vides
se criarán mejor en suelos muelles, a donde serán llevadas
de sus planteles iniciales cuidando que guarden, con res­
pecto a los cuatro rumbos, la posición que en aquellos
tenían. Dice que existen sitios propios para hacer una
siembra rala o espesa, y al explicar la plantación al tres­
bolillo, alza la voz y evoca a los ejércitos dispuestos en
orden, a punto de entrar en batalla; regresando al tono
anterior, encuentra en esa forma de plantación, aparte
de la utilidad, la belleza. Luego está presente la eter­
nidad de la encina, inmensa bajo la tierra y en medio
del aire, ancha fuente de sombra. Bajo el pretexto de
instruir acerca de la inflamabilidad de ciertas especies,
describe el incendio, originado en el fuego que deja caer
el pastor descuidado, y que se esconde en las cortezas
ínfimas para subir después por los troncos, y abrazar
las cumbres de ramas y hojas, y lanzar hacia el cielo un
negro follaje de humo, extendido y multiplicado por
el viento.
Y al igual que la idea de la chispa furtiva lo llevó
a la de la furia del incendio ingente, la de la primavera
de un año lo conducirá a extenderse, en versos prodi­
giosos, traspasados de luz como el diamante o como
el agua viva, sobre la inmensa primavera del nacimiento
del mundo.
A cada paso van deslizándose sin esfuerzo las reglas
prácticas: la plantación de los vástagos, la labranza en
los viñedos, la disposición de las estacas. Cada precepto

XXII
INTRODUCCIÓN

hecho poesía, tocado por la lumbre del arte. La poda


a mano, que sigue al casi vuelo del sarmiento ; la poda con
la hoz, cuando lo requieren las vides, abrazadas ya
fuertemente a los troncos del olmo. Las precauciones
que hay que tomar para defender la viña de los animales
nocivos; del cabrío, sobre todo, al que, según los anti­
guos, se castigaría inmolándolo a Baco; y aquí el poeta
rompe eí hilo del discurso y retrata el júbilo de las
fiestas con que Baco es honrado. Entonces comienza
la madurez de la viña, y como vasos se colman los sotos
y los valles bajo la mirada fecundante del dios.
Nunca termina el trabajo del cultivo, pues cuando
ha concluido la cosecha, comienza la preparación para
el año que viene, regresando sobre el mismo camino.
Y a están atadas las vides, acabó ya la poda, y canta
ya el viñador al término de sus hileras. Pero otra vez
ha de ejercitarse la tierra, y no cesará el temor a la acción
del tiempo sobre las uvas maduras.
La oliva grata a la paz, en cambio, se criará por sí
sola.
Y ante la alegría que se esparce desde las tierras
^®riquecidas de plantas, ¿alguien pondría duda en la
conveniencia de sembrarlas y mantener los cultivos? Pues
todo lo dan la5 tierras: el alimento y la casa, los instru­
mentos y las naves, los carros y las armas. Sabiamente
ha llegado Virgilio a su tema central: la bienaventuranza
merecida por el labriego, dichoso sin término si fuera
capaz de apreciar lo que tiene. Asunto favorito de la
poesía latina. Lejos están las guerras sangrientas y las
molestias humillantes de la vida palaciega. T o d o es
aquí sencillez, verdad y riqueza; sentido religioso y amor
familiar. A sí eran los hombres cuando la Justicia reinaba
en el mundo.

XXIII
INTRODUCCIÓN

A continuación, el poeta habla de su propia tarea,


«s decir, de sí mismo: si no le fuera dado conocer los
resortes motores del universo, que pueda en cambio
complacerse en el canto de cosas dichosas: campos y
arroyos, y útiles ríos y selvas. Feliz, por cierto, el que
pudo conocer las causas de las cosas, y holló con su pie
los temores. Pero dichoso también el que se arrimó a
la protección de los dioses rurales. Para ése vendrá la
«existencia libre de envidias, a salvo de ambiciones peli­
grosas y cortesanas esperanzas. Remueva el campesino
la tierra. Sustentará con eso su descendencia y su patria.
Y tranquilo con los frutos de su trabajo, guardián del
pudor familiar, gozará de sus bienes alegres. Así creció
Roma en sus tiempos antiguos, engrandecida por el ho­
nesto y paciente trabajo de la gente del campo.

LIBRO TERCERO Alcanzado en la entraña por la ter­


nura, Virgilio canta en este libro
tercero con ese amor que acaso sea el único que no pesa en
-el hombre: el melancólico amor de las bestias. M aravillo­
sos seres, indefensos siempre en su entrega, dependientes
íntegramente de la mano que los cría. Solícitamente se
ocupa en sus deseos, en sus pasiones, en su enfermedad,
■en sus dolores. Herido de compasión, se nos muestra
■como caporal, ganadero, yegüero, pastor de ovejas, ca­
brero, amo de jauría. Y se conmueve en lo más profundo,
y comparte afanes y sentimientos con los animales, y
¿reconoce a cada paso la deuda que, desde el principio de
su existencia, liga al ser humano con ellos.
En la invocación inicial a Pales y a las deidades pas­
toriles, esboza un concepto de la poesía que puede consi­
derarse todavía como absolutamente válido. La poesía

XXIV
INTRODUCCIÓN

sólo será legítima cuando altere el universo del arte


no por una adición sino por medio de un cambio esen­
cial. Él, para lograrlo, hará lo que ningún poeta anterior
pudo hacer: elevará a modelo de arte los humildes
preceptos de la crianza de animales. A su tiempo cons­
truirá en su patria natal un templo alegórico para el
culto de César, ya convertido en dios, del cual él será
a la vez oficiante y arquitecto, y llevará los dones, eter­
nizará la vida gloriosa de César y dará testimonio de
sus orígenes divinos.
Mientras tanto, cumple el mandato de Mecenas y
canta las cosas sencillas que darán a Rom a de nuevo la
anterior grandeza.
El que críe caballos o reses, cuide ante todo de elegir
el cuerpo de las hembras destinadas a tener crías. Sólo
mientras haya juventud en las greyes los ayuntamientos
serán perfectos. Pues para las bestias, como para los
hombres, huye velozmente la época feliz, y pronto arri­
ban las enfermedades, la vejez trabajosa y la inclemencia
de la muerte arrebatada.
Las normas guiadoras de la crianza de caballos le
sirven a V irg ilio de escalón para subir a la memorable
pintura del potro de raza, que acaso únicamente en la
del caballo de guerra del L ibro de Job podría tener para­
lelo; y de dicha pintura se desliza al recuerdo de los
mitológicos caballos de P ólu x, Aquiles y Marte, y a
la transformación de Saturno en el corcel prodigioso
con cuyo relincho resonó el Pelión vastamente. Y la v o z
se le empaña de ternura al hablar del honor debido a la
decadencia del caballo viejo, y se le aclara orgullosa
al evocar en el ardiente campo el vuelo de los carros.
Pue Erictonio el primero en hacer que los carros fueran
tirados por caballos, y los Lapitas inventaron el arte

XXV
INTRODUCCIÓN

de la equitación. Ambos usos requieren parejos afanes.


En todo caso, a la vez que son fatigadas las yeguas
y enflaquecidas con trabajos, el garañón es cuidadosa­
mente alimentado para mantener la plenitud de sus
fuerzas. Pero una vez que quedaron preñadas, todo el
cuidado será desviado hacia aquéllas, y se les dará libertad
y descanso en tierras verdes, a lo largo de suaves arroyos.
Por medio de una sabia transición dedicada a prevenir
a los criadores contra la furia peligrosa del tábano, va en
seguida a dar los preceptos particulares de la educación
de las crías. Con qué paciencia, con cuánto amor quiere
que éstas sean inducidas a sus útiles destinaciones.
Los becerros, para mantener saludable y fuerte el ganado,
o para ser sacrificados en los altares, o para labrar la
tierra o tirar de las pesadas carretas; los potros, para
el combate o las veloces carreras. Vuelve a ampliarse la
visión: ya'no son los caballos los que corren. Es el viento
desatado del norte que dispersa borrascas y nubes; mueve
primero con suaves soplos y riza los campos, y después
precipita largas olas hacía las costas, y barre por último
las tierras y el mar en su carrera furiosa. Y el mismo
procedimiento emplea Virgilio cuando empieza a cantar
la amorosa pasión de las bestias. Aparece inicialmente la
batalla de los toros en celo; los cuernos hirientes y
la sangre negra que baña los poderosos cuerpos. Y el
que resulta vencido parte quejoso y mira — con cuánta
piedad está dicho— los tibios establos que abandona.
Y en el destierro, a solas, repone sus fuerzas para el
nuevo combate. Y su regreso es como la venida de la ola
de tempestad, que se alza desde muy lejos y avanza
enorme y feroz y se abate como una montaña; hierve
el fondo del mar, vomitando hacia el cielo arena ne­
gruzca.

XXVI
INTRODUCCIÓN

Grande es el poder del amor, que señorea igualmente


a todas las cosas creadas, y enloquece al par a los ani­
males y a los hombres. Pero es señalado entre todos el
furor que incendia las ijadas de las yeguas. En otra per­
fecta pintura, las vemos temblorosas en altas peñas,
abiertas al céfiro las narices, quedar preñadas del viento.
Y con el recuerdo de la fugacidad del tiempo irrepa­
rable, asimismo sujeto predilecto de los poetas latinos,
retorna V irg ilio al asunto general, y poetiza las leyes
que conducen la crianza del ganado menor. A su n to di­
fícil, por humilde.
Grandes cuidados necesitan las ovejas, productoras
de la suave lana. Casi ninguno, el rebaño cabrío, aunque
no proporciona menudo provecho.
Numerosa es la prole de las cabras, su leche ab u n ­
dante, útil su espesa pelambre. Y por lo mismo que
durante el buen tiempo apenas requieren del trabajo
del hombre, en el invierno deberán ser atendidas con
largueza, y libertadas del hambre y el frío. N o es ocioso
decir que este pasaje se halla ilum inado por morosas
descripciones de los varios aspectos de la naturaleza.
Y ya es el canto quejum broso de las cigarras, o el agua
que corre o la sombra del valle que refresca el estío,
o el bosque de sagradas encinas y el descanso de la
noche naciente en los prados, o el sonido de las aves en
matorrales y playas.
Por primera vez en este libro, aparece de m odo cen­
tral la figura del hombre. Desde luego, los pastores
de Libia errantes en quemados desiertos, dispuestos siem­
pre a luchar contra el medio inclemente. C ulm ina el
cuadro con la orgullosa visión del soldado romano, p a ­
ciente y bravo, preparado para asaltar al sorprendido
S&emigo. D e manera contraria a la vida d^l pastor

XXVII
INTRODUCCIÓN

africano, transcurre la existencia de los Escitas. En medio


de un invierno constante, entre tinieblas que nunca el
sol alcanza a disipar, mientras el frío convierte las
corrientes en caminos sólidos y revienta los bronces,
endurece las vestimentas y cuaja lo mismo el vino que
las lagunas y el aliento de las bocas, vive una gente
desenfrenada, en habitaciones puestas bajo tierra; áspera
raza de cazadores cercados de nieve y escarcha.
Vienen a continuación las condiciones que debe cum­
plir quien se dedica al esquileo del ganado lanar, y lo
que ha de hacer para obtener lana blanca, precioso don
con el que sedujo Pan a la Luna; y más abajo, los
medios de conseguir abundancia de leche, y la manera
como ésta se cuaja en quesos.
Y antes de enseñar los diferentes modos de combatir
las serpientes, recomienda el cuidado de los perros, guar­
dianes del hombre y auxiliares suyos en la caza. Tres
imágenes son memorables entre las que nos muestra de
las serpientes peligrosas: la de la angustiosa muerte
• de la sierpe que huye, y, ya escondida la cabeza en la
tierra, afloja sus anillos y encoge inerte la cola; la de
la víbora sedienta que surge con los torcidos ojos
en llamas, y la de la culebra de piel renovada que reluce
al sol y hace vibrar su lengua de tres puntas.
Comienza la última parte de este canto. Parte dolo-
rosa, y acaso la más conmovida del poema. Está toda
llena de pesadumbre y compasión desgarradora, que sur­
gen naturalmente de la materia tratada: las enferme­
dades por las que los animales son aquejados. La que
padecen las ovejas a causa del invierno o las lluvias, o
por el descuido de los pastores, es el punto de partida
desde donde llegará el poeta a voltear con el inmenso
remolino de sufrimiento de la epizootia que carcomió

xxviii
INTRODUCCIÓN

las tierras de Italia, y cuya descripción no cede en ningún


aspecto a la que hace Lucrecio de la peste en Atenas.
Se van afirmando los pasos de la terrible tristeza.
Primero son simples síntomas de fatiga en las ovejas
que pastan y que regresan de noche a los rediles, y de
súbito es la peste abusiva, demoledora y vasta como<
el turbión que brota del mar amenazante, agitando las:
tempestades. Y empiezan a mostrarse los rostros encan­
decidos del dolor y la muerte por todas partes. Nada*
obtiene perdón. T o d o sucumbe en medio de dolencias
atroces. E l cielo y la tierra y el mar se tambalean de
oscuro terror, y las mismas palabras del canto vacilan,,
como los ministros ante la hostia moribunda.
Los huesos se liquidan, se corrompe la sangre, se
entigrecen los mansos perros y los puercos se asfixian,,
sudan frío sudor los corceles de flancos hipantes, y con
sus propios dientes rabiosos los enfermos se rasgan los
miembros podridos. Y los arados quedan hundidos en
la labor sin terminar, y sufre el novillo en su alma
dulce la desaparición sangrienta del hermano, y el h o m ­
bre cumple trabajos de bestia. T a m b ién las criaturas*
silvestres sucumben, y la salvaje prole del mar. N o existe
remedio, y en la caída universal la sola cabeza que
se levanta anhelante es la de la Furia precedida por las
enfermedades y el miedo. P or último, entre un temeroso
fragor de gemidos confusos, y un hedor de montones
de podredumbre, concluye el libro tercero con la destruc-
cion de un hombre corroído por el fuego sagrado.

LIBRO cuarto Lum inosos vuelos y claros susurros:


traman su ligereza en la urdimbre del
aife* y, como una red de cristal, encierran la redonda-

XX IX
INTRODUCCIÓN

belleza del cuarto libro de las Geórgicas. En el fondo


radia una idea derivada tal vez de la situación de Roma,
que veía, en aquel momento, el desarrollo creciente del
poder político de Augusto: el individuo adquiere su
máxima validez cuando se somete a los imperativos que
impone la vida de la colectividad.. Las criaturas son soli­
darias las unas con las otras, y todas se agrupan para
realizar su destino en torno de un guía, dividen entre
sí los trabajos de la ciudad y obedecen leyes generales
y justas.
Virgilio va a cantar ahora los dones celestes de la miel,
el admirable espectáculo de las leves abejas, los guías
magnánimos, y las costumbres de sus pueblos. Su labor
se ocupará con tenues cosas, mas no será tenue su gloria si
-cuenta, en el trabajo, con el asentimiento de los dioses
y el amparo de Apolo.
Antes que nada, hay que pensar en la situación ade­
cuada de las colmenas: lejos del viento y de los animales
que dañan las flores, y de los que se alimentan de abejas;
a saber, lagartos, y abejeros, golondrinas y otros pájaros.
Cerca de fuentes, estanques y tranquilos arroyos, y de
la sombra de grandes árboles frondosos; que haya en el
agua troncos y peñas donde puedan posarse a descansar,
y que alrededor crezcan la casia y el serpol, la ajedrea y
las violetas.
Las colmenas, en sí, deberán hacerse de cortezas o
mimbres, protegidas contra el frío y el calor, enemigos
ambos de las abejas. Por eso ellas mismas se defienden
tapando con cera las rendijas de sus casas, y llenan los
bordes con flores y guardan para ese mismo fin el gluten
pegajoso. Y también por eso se refugiaron a menudo
bajo la tierra, en el hueco de la piedra pómez o en las
entrañas de un árbol carcomido. Por eso, finalmente,

XXX
INTRODUCCIÓN

el n|ácultor cuidará de cubrir las colmenas con limo y


abrigarlas con hojas.
En uno de los más hermosos paisajes primaverales del
poema, paisaje en el que la claridad se difunde desde
todas las cosas, liban las abejas y preparan su cosecha
de flores; abrigan sus nidos, disponen la cera nueva y
previenen las mieles aéreas,
Y todavía el aire se hace más puro y más claro, a
tal punto que parece liquida luz en cuya corriente nada
la nube del enjambre. V isión eternamente digna de ser
admirada. Y lo es también la de los enjambres en com­
bate, que llega nimbada de rumores bélicos y afilados
fulgores, crece como una tempestad de granizo y desapa­
rece en silencio, apagada por un puñado de polvo.
Existen dos especies de abejas, y sus características
se hallan resumidas en el aspecto de sus guías: una es
fea y repugnante; la otra, reluciente de oro, es la mejor
y produce la miel más transparente y dulce, propia para
suavizar el áspero sabor del vino.
De la observación general, V irgilio va otra vez a las
normas particulares: para conseguir que los enjambres
permanezcan en sus colmenas, basta con arrancar las
alas de los reyes. El apicultor, además, deberá ponerlos
en la cercanía de suaves huertos, con tomillos y pinos,
regados con aguas propicias.
El pasaje que sigue es una digresión en la que V irgilio
vuelve a cantar la dicha del hombre apegado a la tierra.
En esta parte se vale del ejemplo de un anciano C o ­
ncio que alegra su vejez cultivando algunas yugadas
de suelo pobre. Pero la asiduidad en el trabajo le con­
siente que disponga en abundancia de todo lo que nece­
sita,^ y qUe^ en su p az envidiable, se considere igual
en riqueza a los reyes.

XXXI
INTRODUCCIÓN

Term inada la digresión, el elogio de las abejas se abre


como una fruta, y descubre su almendra a la luz. A q u í
está la exposición de las costumbres de las abejas, cons­
truida con admiración no disimulada. Comunes son sus
hijosi y en común disfrutan el cobijo de su ciudad;
regidas por leyes generales, son las únicas entre las cria­
turas no dotadas de razón que conocen patria y penates
ciertos, y que entre todas acumulan una riqueza común.
Exagerando de grado lo que le parece conveniente para
el fin de comparar la organización de las abejas con la
humana, el poeta celebra la división de los trabajos en
la de aquéllas. Unas se afanan en los campos, buscando
el sustento; trabajan otras dentro de la colmena, cui­
dando la perfección de los panales; éstas se ocupan en
sacar al aire las crías; aquéllas colman de lúcida miel
las celdillas; otras cuidan la seguridad de las puertas
y observan el aspecto del cielo, o reciben la carga de
las que llegan del campo o apartan de la miel a los
zánganos.
Si fuera lícito comparar lo m uy pequeño a lo muy
grande, el ordenado hervor de su faena podría ser puesto
frente a la labor de los Cíclopes, cuando forjan éstos
los rayos en la ardiente oficina del Etna.
N o hay demora en los trabajos simultáneos; así como
el tiempo de la labor es uno para todas, uno es el tiempo
en que todas comparten el descanso. Empieza aquél al
alba, cuando las primeras cruzan las puertas: éste se inicia
al caer la tarde, cuando zumban de regreso a la en­
trada de la colmena.
Y es maravilla ver también que las abejas no están
sujetas a las costumbres del amor, pues no se entregan
al concúbito ni padecen los trabajos del parto. Y aunque
mueran en medio del trabajo solícito o al término de

XXXII
INTRODUCCIÓN

su breve vida, la raza queda inmortal, y pueden contarse


los abuelos de los abuelos.
Por último, es ejemplar la fidelidad que guardan a
su rey; todas lo siguen, lo veneran todas, lo protegen
todas y todas están dispuestas a morir por él en la guerra.
Y si acaso llegan a perderlo, rompen su fe y la unidad
de su esfuerzo.
N o falta quien, considerando todos los rasgos ante­
riores, diga que hay en las abejas una chispa de la mente
divina. Pues Dios está en todas partes donde los seres
adquieren el aliento de la vida, y hacia allí retornan
al disolverse, y se insertan vivientes en el orden celeste
de las estrellas. Y la muerte no tiene lugar.
Después del periodo anterior, viene una serie de reglas
diversas encaminadas a dirigir el cultivo de las abejas:
la doble recolección y la doble cosecha, la limpieza de
los panales, los modos de combatir las plagas diversas, los
remedios contra las enfermedades que, como a los h om ­
bres, las asedian. Y si a alguno faltare, de pronto, la
prole completa de abejas, deberá recurrir al arte iniciado
por el pastor Aristeo, que obtuvo nuevos enjambres del
cadáver putrefacto de un ternero.
Y la explicación de ese arte conduce a V irg ilio al im ­
pulso final de las Geórgicas, donde narra la historia
de Aristeo, y dentro de ella, el episodio del amor de
Orfeo y la doble muerte de Eurídice.
Servio dice que en su primera edición las Geórgicas
terminaban con un panegírico de Galo, gobernador de
Egipto y am igo del poeta. Pero que, habiendo G alo p ro­
vocado la animadversión de Octavio por sus torpezas
Y sus intrigas contra él, fue obligado a suicidarse. Por esa
razón cambió V irg ilio el elogio de G alo por la fábula
de Aristeo, y así llegó a nosotros el poema.

XXXIII
INTRODUCCIÓN

He aquí la fábula: habiendo perdido sus abejas el


pastor Aristeo, hijo de A p o lo y de la ninfa Cirene, re­
currió a ésta para que remediara su desdicha. L o escu­
chó Cirene desde su morada en el fondo del río, donde
se entretenía acompañada de otras ninfas. L a escena
debajo del agua, los quehaceres de las ninfas y su be­
lleza translúcida, están plasmados en versos a cuya in to­
cable perfección sensorial sólo ha podido acercarse, acaso,
Garcilaso de la V ega. ¿Pues qué ojos no serán seducidos
por esos vellones hialinos, por la luz de esas cabelleras
esparcidas por los blancos cuellos enhiestos? Fuente eterna
del arte son aquella flava Licorias y las otras ninfas de
oro, y las pintadas pieles con que se ciñen y los asientos
de vidrio, y la roja lumbre de la cabeza que surge de
súbito sobre la superficie del río. Y más abajo, cuando
a instancias de su madre, penetra el pastor en los senos
acuáticos, qué grandeza y majestad emanan de las pala­
bras que encierran la fuente subterránea de los ríos, y
cómo se siente la carrera de éstos a través de las tierras
en labor, precipitada hacia las olas del mar empurpu­
rado. Y además, con cuánta sabiduría es conducida la
anécdota cuando Aristeo solícita el auxilio de su madre,
y ella, después de libar por el Océano, y rogar al
Océano y a las ninfas, y rociar el hogar ardiente, intro­
duce en la narración al adivino Proteo, que por medio
de la violencia será forzado a revelar las causas y el
remedio de la desgracia del solicitante. U n gid o de am­
brosía, es introducido Aristeo en la caverna del vate,
y cuando éste, que había salido del mar, acomoda para
el sueño su cuerpo cansado, se arroja sobre él y lo obliga
a revelarle los secretos motivos de su infortunio.
Valiéndose de un recurso favorito de los alejandrinos,
V irg ilio inserta una nueva fábula dentro de la que

x x x iv
INTRODUCCIÓN

viene exponiendo. L a respuesta que da Proteo a lo que el


hijo de Cirene pregunta, contiene la historia de Orfeo
y Eurídice. Mientras ésta huía de Aristeo, fue mordida
por la sierpe que guardaba las riberas del río, y murió
envenenada. Lloraron su muerte las Dríadas, y el llanto
resonó en las altas cimas, de los montes. Y O rfeo cantó
su dolor llam ando de continuo a su esposa perdida. Y de
tal modo cantó que se conmovieron las almas de los
muertos, y los mismos dioses se ablandaron, y consin­
tieron en que recobrara y sacara de las sombras a Eurídice,
con la sola condición de que no se volviera a mirarla
hasta que ambos estuvieran en la luz.
El tono patético se apodera del instante, y el lamento
de Eurídice, muerta por segunda vez, ahora por el
amor del esposo que no resistió la necesidad de mirarla,
crece de sus ojos que flotan y de sus manos inútilmente
tendidas.
Orfeo queda viudo de nuevo, y se lamenta con el
canto. Y V irg ilio hace entrar por primera vez en la co­
rriente de la poesía el m otivo inagotable del dolor del
ruiseñor despojado de sus hijuelos, y lo hace por manera
que nadie ha sido capaz de igualarlo. Corre la leyenda
a su fin: muere O rfeo despedazado por las mujeres
Ciconias, y su cabeza exangüe, arrastrada por los remo­
linos del Hebro, con helada lengua sigue llam ando a
Eurídice. Y el eco en las riberas repite el nombre de
Eurídice.
f)eclarados los oráculos, Proteo se da de nuevo al mar
profundo, y Cirene, por fin, señala a su h ijo el camino
RUe debe seguir para obtener el perdón de los dioses.
Aristeo lo sigue, y a su término se admira viendo que,
de las entrañas de las reses que sacrifica, surgen esplén­
didos enjambres.

XXXV
INTRODUCCIÓN

E l poema termina con una evocación de las luchas


pacificadoras de César, llevadas al cabo mientras él, V i r ­
gilio, se ocupaba en el ocio fecundo de la poesía. Y un
eco de nostalgia por la juventud que se le va, remata
melancólicamente la majestad del canto perfecto.

III
A PESAR de que el influjo de V irg ilio da impulso a la
cultura mexicana casi a partir del momento en que ésta
hizo suyas las raíces de la civilización del Occidente,
y de que es posible rastrear su paso por muchos de nues­
tros mejores espíritus, muy pocas veces ha tentado a los
escritores mexicanos la tarea de traducir las Geórgicas.
Que yo recuerde, sólo Joseph Rafael Larrañaga y
Joaquín Arcadio Pagaza han traducido el poema en su
totalidad. Ambas versiones son dignas de aprecio, y sus
autores, por ellas, merecedores de admiración y gratitud;
así como José María Roa Bárcenas, aunque éste haya
traducido únicamente cinco pasajes del poema. Por ú l­
timo, yo hice, colaborando con Amparo Gaos, una
versión de algunos fragmentos del libro tercero.
El mérito de la edición que presento ahora, dentro
de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum
Mexicana, suponiendo que algún mérito tenga, creo que
deberá buscarse no en la introducción o en las notas
explicativas, donde reconozco mi insuficiencia y mi falta
de una habilidad siquiera mediana, sino en la h o n ­
radez del trabajo de traducción de un poema considerado
invariablemente como obra maestra, y que, por lo mis­
mo, es difícil de trasegarse a un idioma distinto a aquel
en que tan proporcionadamente nació.

xxxvi
INTRODUCCIÓN

He pretendido atenerme servilmente al original; en


esto fundo mi única esperanza de galardón. N o he que­
rido inventar nada, nada he procurado explicar. He tra­
bajado tan sólo por poner, frente a cada palabra latina,
el espejo de una palabra española. He imitado en lo
posible, dentro del espíritu de nuestra lengua, la cons­
trucción latina; he tratado de seguir el giro de las frases
y la manera de la versificación latina, y lo seguí tanto
como lo permitieron mis fuerzas. Buscando el número
de sus sílabas y las partes donde admite sus acentos,
remedé el hexámetro virgiliano con un verso de medida
variable entre las trece y las diecisiete sílabas, de cesura
móvil. Usé solamente dos acentos fijos, que, si se con ­
sideran las últimas cinco sílabas de cada verso como
grupo aparte, recaen en la primera y la cuarta, para
copiar el ritmo del dáctilo y el espondeo obligatorios
al final de cada hexámetro.
El que sepa latín y vea mi traducción, tal vez pueda
divertirse al advertir las dificultades vencidas, si es que
vencí alguna dificultad; el que no conozca la lengua,
podrá valerse de mí versión, lo digo con profunda h u ­
mildad, para tener una imagen aproximada de las G eór­
gicas, fiel dentro del forzoso empobrecimiento que lleva
consigo todo trabajo de esta clase. Por último, el estu­
diante de latín, en quien acaso pensé cuando me afanaba
en ella, podrá servirse de mi traducción con cierta faci­
lidad, y me atrevo a esperar que con cierto provecho,
al confrontar los textos latino y español de esta edición
bilingüe.
Y así ofrezco estas Geórgicas en español, cuya hechura
*ne costó algunos años y algunos pesares.

x x x v ii
G E Ó R G I C A S DE V I R G I L I O
TEXTOS LATINO Y ESPAÑOL
Liber p r i m u s

Q u id FACIAT laetas segetes, quo sidere terram

Vertere, Maecenas, ulmisque adjungere vites


Conveniat, quæ cura boum, qui cultus habendo

Sit pecori, apibus quanta experientia parcis,


5 Hinc canere incipiam. V o s o clarissima mundi
Lum ina, labentem caelo quae ducitis annum,
Liber et alma Ceres, vestro si munere tellus
Chaoniam pingui glandem mutavit arista,
Poculaque inventis Acheloïa miscuit uvis;
10 Et vos, agrestum praesentia numina, Fauni,
Ferte simul Faunique pedem Dryadesque puellae:
Munera vestra cano. T u q u e o, cui prima frementem
Fudit equum magno tellus percussa tridenti,
Neptune, et cultor nemorum, cui pinguia Cea?
is T e r centum nivei tondent dumeta juvenci;
Ipse, nemus linquens patrium saltusque Lycaei,
Pan, ovium custos, tua si tibi Mænala curae,
Adsis, o Tegeaee, favens; oleæque Minerva
Inventrix, uncique puer monstrator aratri;
2o E t teneram ab radice ferens, Silvane, cupressum;
Dique deæque omnes, studium quibus arva tueri

I
Libro p r i m e r o

Q u é HAGA alegres las mieses, bajo qué astro la tierra


voltear, Mecenas, y ayuntar a los olmos las vides
convenga; qué afán por los bueyes, para tener el rebano
qué culto haya, cuánta experiencia para las parcas abejas,
aquí empezaré a cantar. Vosotras, oh del mundo clarísimas 5
lumbres que por el cielo conducís el año fluente;
Líber y alma Ceres: si por regalo vuestro la tierra
mudó por la pingüe espiga la bellota Caonia
y el licor del A queloo mezcló a las uvas halladas;
y vosotros, Faunos, númenes protectores de rústicos; i0
traed a una el pie, Faunos y vírgenes Dríadas:
vuestros regalos canto. Y tú, por quien la tierra primera,
herida con el magno tridente, crió el bridón relinchante,
oh Neptuno; y tú, cultor de bosques, por quien rapan
pastizales de Cea trescientos novillos de nieve. [los pingües
T ú mismo, dejando el bosque patrio y los sotos Liceos, iQ
Pan, custodio de ovejas, si te da cuidados tu Ménalo,
asiste, oh Tegeo, propicio; y Minerva, inventora
del aceite, y el mancebo que enseñó el corvo arado;
y tú que arrancas de raíz un tierno ciprés, oh Silvano. 20
dioses y diosas todos, cuyo oficio es velar por los campos,
VIRGILIO

Quique novas alitis non ullo semine fruges,


Quique satis largum caelo demittitis imbrem.

T u qu e adeo, quem m ox quae sint habitura deorum


25 Concilia incertum est; urbesne invisere, Caesar,
Terrarumque velis curam, et te maximus orbis
Auctorem frugum tempestatumque potentem
Accipiat, cingens materna tempora myrto;
A n deus immensi venias maris, ac tua nautae
30 Numina sola colant, tibi serviat ultima Thule,
Teque sibi generum T eth y s emat omnibus undis;
Anne novum tardis sidus te mensibus addas;
Qua locus Erigonen inter Chelasque sequentes
Panditur; ipse tibi jam bracchia contrahit ardens
35 Scorpius, et caeli justa plus parte reliquit:
Quicquid eris (nam te nec sperent Tartara regem,
Nec tibi regnandi veniat tam dira cupido,
Quamvis Elysios miretur Graecia campos,
Nec repetita sequi curet Proserpina m atrem ),
40 Da facilem cursum atque audacibus annue coeptis,
Ignarosque viæ mecum miseratus agrestes,
Ingredere, et votis jam nunc assuesce vocari.

Vere novo, gelidus canis cum montibus umor


Liquitur et Zephyro putris se gleba resolvit,
45 Depresso incipiat jam tum mihi taurus aratro

2
GEÓRGICAS I

y que animáis cosechas nuevas sin simiente ninguna


y que larga lluvia a los sembrados enviáis desde el cielo.

Y tú ahora, a quien es incierto qué concilios de dioses


habrán de tener pronto; ya desees, oh César, 25
visitar las urbes y cuidar de las tierras, y el orbe
máximo como autor de cosechas y señor de los climas
te acoja, ciñendo tus sienes con el mirto materno;
ora advengas dios del inmenso mar, y el nauta tus solas
voluntades venere, y te sirva la última T u le, 30
y te compre Tetis por yerno con todas sus ondas.
Ora, astro nuevo, a los tardos meses te añadas
donde un espacio entre Erigone y las quelas que siguen
se extiende. ( Y a para ti sus brazos encoge el ardiente
^Scorpion, y una más que justa parte del cielo te deja.) 35
ÍJ&tienquiera que fueres (pues el T ártaro por rey 110 te espera
ni te vendrá una pasión de reinar tan terrible,
aun cuando Grecia admire los Campos Elisios
yt llamada, Proserpina no cure de seguir a su m adre),
dales fácil curso y aprueba mis audaces intentos, 40
y apiadado conmigo del rústico que ignora el camino,
acude, y acostúmbrate ya a ser llamado con votos.

A l llegar primavera, cuando el gélido humor de los montes


«nos se funde, y la blanda gleba con el Céfiro suéltase,
para mí empiece entonces el toro, hundido el arado, .45

2
VIRGILIO

Ingemere, et sulco attritus splendescere vomer.


Illa seges demum votis respondet avari
Agricolae, bis quæ solem, bis frigora sensit;
Illius immensæ ruperunt horrea messes.

A t prius ignotum ferro quam scindimus æquor,


Ventos et varium caeli praediscere morem
Cura sit, ac patrios cultusque habitusque locorum,
Et quid quaeque ferat regio, et quid quæque recuset.
Hic segetes, illic veniunt felicius uvae,
Arborei fetus alibi atque injussa virescunt
Gramina. Nonne vides croceos ut T m o lu s odores,
India mittit ebur, molles sua tura Sabaei,
A t Chalybes nudi ferrum, virosaque Pontus
Castorea, Eliadum palmas Epiros equarum?
C ontinuo has leges ælernaque foedera certis
Imposuit natura locis, quo tempore primum
Deucalion vacuum lapides jactavit in orbem,
Unde homines nati, durum genus. Ergo age, terrae
Pingue solum, primis extemplo a mensibus anni,
Fortes invertant tauri, glebasque jacentes
Pulverulenta coquat maturis solibus æstas;
A t si non fuerit tellus fecunda, sub ipsum
Arcturum tenui sat erit suspendere sulco:
Illic, officiant laetis ne frugibus herbæ,
Hic, sterilem exiguus ne deserat umor harenam.
GEÓRGICAS I

a gemir, y a relumbrar la reja contra el surco gastada.


Responderá, por cierto, a los votos del agrícola avaro,
la tí erra que sintió el sol dos veces, dos veces los fríos:
sus inmensas siegas han roto siempre los hórreos.

Pero antes que escindamos con el hierro una vega ignorada,,


conocer los vientos y las varias maneras del cielo 51
sea nuestro cuidado: las costumbres y los patrios cultivos
del lugar, y lo que cada región admita o rechace.
Aquí las mieses, allí vienen más felizmente las uvas,
en otra parte frutos de árboles y espontáneas praderas 55,
verdecen. ¿N o ves cómo aromas de azafrán el Etm olo,
marfil envía la India, sus inciensos los muelles Sabeos,
los Calibes desnudos, hierro; el Ponto, pestífero
Castóreo, y el Epiro, victorias de yeguas de la Elide?
Estas leyes y eternos pactos impuso siempre Natura co-
a ciertos sitios, desde que Deucalión, por primera
vez, arrojó en el orbe vacío las piedras de donde
nacieron los hombres, duro linaje. A sí pues, de la tierra
el pingüe suelo al instante desde los meses primeros
del año, fuertes toros revuelvan, y las glebas yacentes
el pulverulento estío cueza con soles maduros.
Mas si no fuere fecunda la tierra, será suficiente
c°n roturarla, bajo el mismo A rturo, con surco somero.
Allí, porque las hierbas no estorben a los frutos alegres;
aciuí, porque el exiguo humor no deje la estéril arena. 70,

3
VIRGILIO·

Alternis idem tonsas cessare novales,


Et segnem patiere situ durescere campum;
A u t ibi flava seres, mutato sidere, farra,
Unde prius laetum siliqua quassante legumen,
75 A u t tenues fetus viciae, tristisque lupini
Sustuleris fragiles calamos silvamque sonantem.
U rit enim lini campum seges, urit avenae,
Urunt Lethaeo perfusa papavera somno.
Sed tamen alternis facilis labor; arida tantum
so Ne saturare fimo pingui pudeat sola, neve
Effetos cinerem immundum jactare per agros.
Sic quoque mutatis requiescunt fetibus arva;
Nec nulla interea est inaratae gratia terrae.

Saepe etiam steriles incendere profuit agros,


ss Atque levem stipulam crepitantibus urere flammis.
Sive inde occultas vires et pabula terrae
Pinguia concipiunt; sive illis omne per ignem
Excoquitur vitium, atque exsudat inutilis umor;
Seu plures calor ille vias et cæca relaxat
<80 Spiramenta, novas veniat qua sucus in herbas;
Seu durat magis, et venas adstringit hiantes,
Ne tenues pluviæ, rapidive potentia solis
Acrior, aut Boreæ penetrabile frigus adurat.

M ultum adeo, rastris glebas qui frangit inertes,

4
GEÓRGICAS I

Sufre también que los segados barbechos huelguen en años


alternos, y que en el ocio se endurezca el campo indolente.
O flavas escandas siembra, al punto en que el astro se muda,
donde antes la alegre legumbre de vainas mecidas
o el tenue fruto de la arveja y los frágiles tallos 75
del lupino triste, y la selva sonante habrás levantado.
Quema el campo la mies del lino, la de la avena lo quema,
lo queman las amapolas bañadas de sueño Leteo.
Con todo, es fácil la alternada labor, sí no te avergüenza
saturar con estiércol pingüe los áridos suelos 80
ni arrojar en los cansados campos cenizas inmundas.
Así también mudados los frutos las aradas reposan,
y tiene interés, en tanto, la tierra no arada.

A menudo también aprovechó incendiar los estériles


campos, y con llamas crepitantes arder el leve rastrojo. sö

Y a sea que de allí ocultas fuerzas y pábulos pingües


tomen las tierras, ya que por el fuego les sea cocido
todo defecto, y que el humor inútil les sude;
o que aquel calor más vías y respiraderos dilate
ciegos, por donde venga a las nuevas plantas el jugo, 90
o que más endurezca y estreche las venas abiertas
y ni lluvias tenues, ni la acre fuerza del sol impetuoso
las requemen, o el frío penetrante del Bóreas.

Mucho, además, sirve al campo quien rompe las glebas inertes

4
VIRGILIO

Vimineasque trahit crates, juvat arva; neque illum


Flava Ceres alto nequiquam spectat O lym p o;
E t qui, proscisso quæ suscitat æquore terga,
Rursus in obliquum verso perrumpit aratro,
Exercetque frequens tellurem, atque imperat arvis.

100 Um ida solstitia atque hiemes orate serenas,


Agricolae; hiberno laetissima pulvere farra,
Lætus ager: nullo tantum se M ysia cultu
Jactat, et ipsa suas mirantur Gargara messes.

Quid dicam, jacto qui semine comminus arva


105 Insequitur, cumulosque ruit male pinguis harenae,
Deinde satis fluvium inducit rivosque sequentes,
Et, cum exustus ager morientibus aestuat herbis,
Ecce supercilio clivosi tramitis undam
Elicit? Illa cadens raucum per levia murmur
110 Saxa ciet, scatebrisque arentia temperat arva.
Quid, qui, ne gravidis procumbat culmus aristis,
Luxuriem segetum tenera depascit in herba,
C u m primum sulcos aequant sata? quique paludis
Collectum umorem bibula deducit harena?
115 Praesertim incertis si mensibus amnis abundans
E xit, et obducto late tenet omnia limo
Unde cavae tepido sudant umore lacunae.

5
GEÓRGICAS I

con rastrillos, y arrastra los zarzos de mimbre (N o en vano θ5


desde el alto O lim po la flava Ceres a ése contem pla),
y el que, habiendo suscitado lomos en la vega labrada,
con arado vuelto al sesgo por segunda vez la divide,
y ejercita, constante, la tierra, y en los campos impera.

Húmedos solsticios pedid y serenos inviernos, 100


oh agrícolas; con el p olvo invernizo es la escanda alegrísima,
alegre el campo: sin cultivo alguno la Misia se jacta
así, y se admira de sus propias mieses el Gárgara mismo.

¿Qué diré del que, arrojada la simiente, al punto los campos


sigue, y deshace los cúmulos de la arena no pingüe, 105
lleva después a los sembrados agua y corrientes arroyos
y, cuando el suelo quemado hierve, moribundas las plantas,
ved que, de la ceja del sendero en declive, desprende
la onda? Ésta, cayendo sobre piedras pulidas, provoca
ronco murmullo, y refresca en sus saltos los campos ardidos.
¿Qué, del que, porque las llenas espigas no rindan el tallo, m
hace pacer en las tiernas plantas de la mies el exceso,
cuando lo sembrado se empareja a los surcas? ¿Qué cosa,
del que saca el hum or del pantano con arena absorbente?
Sobre todo si el río, abundante en los meses inciertos, 115
crece, y guarda todo latamente cubierto con limo,
de donde sudan un tibio humor las profundas lagunas.

5
VIRGILIO

Nec tamen, hæc cum sint homínumque boumque la-


Versando terram experti, nihil improbus anser, [bores
120 Strymoniæque grues, et amaris intiba fibris
Officiunt, aut umbra nocet. Pater ipse colendi
Haud facilem esse viam voluit, primusque per artem
M ovit agros, curis acuens mortalia corda,
Nec torpere gravi passus sua regna veterno.

125 Ante Jovem nulli subigebant arva coloni;


Ne signare quidem aut partiri limite campum
Fas erat: in medium quærebant; ipsaque tellus
Omnia liberius, nullo poscente, ferebat.
Ille malum virus serpentibus addidit atris,
iso Prædarique lupos jussit pontumque moveri,
Mellaque decussit foliis, ignemque removit,
E t passim rivis currentia vina repressit:
U t varias usus meditando extunderet artes
Paulatim, et sulcis frumenti quaereret herbam,
135 Et silicis venis abstrusum excuderet ignem.
T u n c alnos primum fluvii sensere cavatas;
Navita tum stellis numeros et nomina fecit,
Pleïadas, Hyadas, claramque Lycaonis Arcton,
T u m laqueis captare feras et fallere visco
140 Inventum, et magnos canibus circumdare saltus:
Atque alius latum funda jam verberat amnem
A lta petens, pelagoque alius trahit umida lina ;

6
GEÓRGICAS. I

Mas cuando estas cosas haya hecho el trabajo de hombres


volteando la tierra, no poco el ímprobo ánsar, [y bueyes
las grullas del Estrimón y la envidia de fibras amargas 120
perjudican, y daña la sombra. E l Padre mismo no quiso
que fuera fácil la vía del cultivo, y con arte, el primero,
los campos movió, aguzando con cuitas los pechos mortales,
no sufriendo que una grave desidia entorpezca sus reinos.

Antes de Jove ningún colono subyugaba los campos, 125


ni era, por cierto, lícito marcar un terreno, o partirlo
con lindes. En común se adquiría ; por sí misma la tierra
todo, no pidiéndolo nadie, pródigamente entregaba.
Él añadió a las negras serpientes el virus maligno
y ordenó que depredaran los lobos y el mar se agitara, 13a
y las míeles derribó de las hojas, y el fuego echó fuera,
y frenó los vinos que en ríos por doquiera corrían,
porque las varias artes el uso, meditando, inventara
poco a poco, y buscara en los surcos las plantas del, trigo,
y sacara el fuego recóndito de las venas del sílex. 135,
Por vez primera los ríos sintieron los cóncavos álamos
entonces, y el nauta nombres y números dio a las estrellas:
Pléyades, Híadas, y Arctos Licaonía la clara. .
A llí el coger fieras en trampas y engañar con la liga
se inventó, y el rodear los grandes montes con perros, i40
Y ya uno el ancho río con las redes azota,
Roscando el fondo, y arrastra otro del mar los húmedos linos.

6
VIRGILIO

T u m ferri rigor, atque argutæ lamina serrae,


(Nam primi cuneis scindebant fissile lignum :)
145 T u m variæ venere artes: labor omnia vicit
Improbus, et duris urguens in rebus egestas.

Prima Ceres ferro mortales vertere terram


Instituit, cum jam glandes atque arbuta sacræ
Deficerent silvæ, et victum Dodona negaret,
iso M o x et frumentis labor additus: ut mala culmos
Esset robigo, segnisque horreret in arvis
Carduus: intereunt segetes; subit aspera silva,
Lappæque tribulique, interque nitentia culta
Infelix lolium et steriles dominantur avenæ.
iss Quod nisi et assiduis herbam insectabere rastris,
E t sonitu terrebis aves, et ruris opaci
Falce premes umbras, votisque vocaveris imbrem,
Heu! magnum alterius frustra spectabis acervum,
Concussaque famem in silvis solabere quercu.

„ico Dicendum et quae sint duris agrestibus arma,


Quis sine nec potuere seri, nec surgere messes:
Vom is, et inflexi primum grave robur aratri,
T ard aqu e Eleusinæ matris volventia plaustra,
T rib ulaqu e, traheæque, et iniquo pondere rastri;
íes Virgea praeterea Celei vilisque supellex,
Arbuteae crates, et mystica vannus Iacchi:

7
GEÓRGICAS I

A llí el rigor del hierro y de la sierra la hoja sonora


(pues antes partían con cuñas los leños hendibles) ;
allí las varías artes surgieron. L o venció todo el ímprobo
trabajo, y la necesidad en las duras cosas urgiendo.
*

Ceres, primera, ordenó a los mortales voltearan la tierra


con el hierro, cuando ya bellotas y madroños faltaban
de la selva sagrada, y negaba D odona el sustento.
Luego, se dio el daño al trigo, porque el mal añublo
arruinara, y los campos erizaran inútiles [los tallos
cardos; perecen las mieses, viene una áspera selva, 152
j&mpazos y abrojos, y entre resplandecientes cultivos
la infeliz cizaña y dominan las avenas estériles.
Pues si no persiguieres la hierba con rastrillos asiduos i 35
ni con ruido espantares las aves y con h oz las opacas
nombras del campo, ni llamares con votos la lluvia,
¡ay!, en vano contemplarás el acervo magno de otro,
y tu hambre aliviarás en las selvas sacudiendo la encina.

Y hay que decir cuáles son las armas del rústico duro, 100
sin las que no se podrían sembrar, ni surgieran las mieses:
Jttimero la reja, y del torcido arado el roble pesado,
y las tardas carretas de la madre Eleusina, y los trillos
girantes, y la azada, y el rastrilló de peso difícil;
jkspués los mimbres de Celeo, utensilios baratos; 105
los zarzos de madroño, y el místico harnero de Y aco .

7
VIRGILIO

Omnia quæ multo ante memor provisa repones,


Si te digna manet divini gloria ruris.

Continuo in silvis magna vi flexa domatur


ito In burim et curvi formam accipit ulmus aratri.
Huic ab stirpe pedes temo protentus in octo,
Binae aures, duplici aptantur dentalia dorso:
Cæditur et tilia ante ju go levis, altaque fagus
Stivaque, quæ curfus a tergo torqueat imos;
its Et suspensa focis explorat robora fumus.

Possum multa tibi veterum praecepta referre,


N i refugis, tenuesque piget cognoscere curas.

Area cum primis ingenti æquanda cylindro,


Et vertenda manu, et creta solidanda tenaci,
iso Ne subeant herbæ, neu pulvere victa fatiscat,
T u m variæ illudant pestes: sæpe exiguus mus
Sub terris posuitque domos atque horrea fecit;
A u t oculis capti fodere cubilia talpæ;
Inventusque cavis bufo, et quæ plurima terrae
185 Monstra ferunt; populatque ingentem farris acervum
Curculio, atque inopi metuens formica senectae.

Contemplator item cum se nux plurima silvis


Induet in florem et ramos curvabit olentes:

8
GEÓRGICAS I

T o d o lo cual, desde mucho antes, guardarás preparado


si, merecida, te espera la gloria del campo divino.

De inmediato, en las selvas, con gran fuerza un olmo se


doblado en arco, y del curvo arado recibe la forma. [doma
A ése, en la raíz, un timón de ocho pies a lo largo, 171
dos orejas, dentales de doble dorso se adaptan.
Antes, se corta un leve tilo para el yugo, y un alta haya,
y la esteva que rija, desde atrás, las ruedas de abajo.
Y , sobre el fuego colgados, el humo su firmeza averigua.

Muchos preceptos de los antiguos puedo contarte, 170


si no huyes ni te enfada conocer menudos cuidados.

La era, ante todo, ha de allanarse con ingente cilindro,


de voltearse a mano y consolidarse con greda viscosa
porque no crezcan hierbas, ni vencida del polvo se agriete, iso
ni varias pestes la burlen. El pobre ratón, a menudo,
puso bajo tierra sus casas y sus hórreos hizo,
o, privados de ojos, sus guaridas los topos cavaron,
y el sapo hallado en sus cuevas, y los muchos monstruos
las tierras; devastan un acervo enorme de escanda [que crían
el gorgojo y, temiendo la vejez inope, la hormiga. i 8C

Mira así cuando el almendro en las selvas de muchas


flores se vista, y encorve sus ramos fragantes:

8
VIRGILIO

Si superant fetus, pariter frumenta sequentur,


¿so Magnaque cum magno veniet tritura calore;
A t si luxuria foliorum exuberat umbra,
Nequiquam pingues palea teret area culmos.

Semina vidi equidem multos medicare serentes,


E t nitro prius et nigra perfundere amurca
i95 Grandior ut fetus siliquis fallacibus esset,
Et, quamvis igni exiguo, properata maderent.
V id i lecta diu, et m ulto spectata labore,
Degenerare tamen, ni vis humana quotannis
M axim a quæque manu legeret. Sic omnia fatis
200 In pejus ruere ac retro sublapsa referri!
N on aliter quam qui adverso vix flumine lembum
Remigiis subigit; si bracchia forte remisit,
Atque illum in praeceps prono rapit alveus amni.

Praeterea tam sunt Arcturi sidera nobis


205 Hædorumque dies servandi, et lucidus Anguis
Quam quibus in patriam ventosa per æquora vectis
Pontus et ostriferi fauces tentantur A bydi.

Libra die somnique pares ubi fecerit horas,


E t medium luci atque umbris jam dividit orbem,
210 Exercete, viri, tauros, serite hordea campis,
Usque sub extremum brumae intractabilis imbrem.

9
GEÓRGICAS I

sí pululan los frutos, seguirán de igual modo los trigos,


y una trilla grande vendrá con los grandes calores. 190
Mas si abunda la sombra por el exceso de hojas,
en vano la era molerá los tallos, sólo pingües en paja.

V i por cierto a muchos labradores medicar las simientes


y primero con nitro y con amurca negra rociarlas,
porque fuera más grande el fruto en la vaina engañosa 195
y, aun con un fuego exiguo, se ablandara de prisa.
Las vi, escogidas con tiempo y con mucho trabajo probadas,
Regenerarse empero, si la humana fuerza cada año
no escogía las mayores a mano. T o d o así por los hados
va de mal en peor, y regresa atrás, decayendo. 200
N o de otro modo al que a fuerza contra la adversa corriente
guía con remos su lancha, si acaso los brazos afloja,
lo arrastra al punto el álveo, bajando por la cuesta del río.

Hemos de observar, además, tanto los astros de Arturo


como el tiempo de las Cabrillas y el Dragón reluciente, 205

como quienes llevados a la patria por mares ventosos,


acometen el P onto y las bocas de la ostrífera Abidos.

Cuando la Libra haga iguales las horas del día y del sueño,
Y ya divida el orbe por mitad con la luz y las sombras,
fatigad, varones, los toros; sembrad cebada en los campos, 210
aún bajo la última lluvia de la bruma intratable.

9
VIRGILIO

Necnon et lini segetem et Cereale papaver


Tem pus humo tegere, et jamdudum incumbere aratris,
D um sicca tellure licet, dum nubila pendent.

216 Vere fabis satio; tum te quoque, Medica, putres


Accipiunt sulci, et milio venit annua cura,
Candidus auratis aperit cum cornibus annum
Taurus, et adverso cedens Canis occidit astro.

A t si triticeam messem robustaque farra


220 Exercebis humum, solisque instabis aristis,
A nte tibi Eoæ Atlantides abscondantur,
Gnosiaque ardentis decedat stella Coronae,
Debita quam sulcis committas semina, quamque
Invitae properes anni spem credere terræ.
225 M u lti ante occasum Maiæ cœpere; sed illos
Exspectata seges vanis elusit avenis.

Si vero viciamque seres vilemque phaselum,


Nec Pelusiacae curam aspernabere lentis,
Haud obscura cadens mittet tibi signa Bootes;
230 Incipe, et ad medias sementem extende pruinas.

Idcirco certis dimensum partibus orbem


Per duodena regit mundi Sol aureus astra.
Quinque tenent caelum zonae: quarum una corusco

10
GEÓRGICAS I

También con la mies de lino y la amapola de Ceres


es tiempo de cubrir el suelo, y ya en el arado apoyarse,
mientras lo consiente la tierra seca, y penden las nubes.

En primavera, siembra de habas. Tam bién los surcos mullí-


te reciben, alfalfa, y viene el anual cuidado del mijo; [dos
cuando abre al año con sus dorados cuernos el cándido 2u
Toro, y, cedente, se pone el Can frente a la estrella contraria.

Mas si para la mies del trigo y la escanda robusta


cultivares el suelo, y solamente espigas pidieres, 220
para ti se escondan a la aurora las hijas de Atlante
y se retíre la Gnosia estrella de ardiente corona,
antes que a los surcos des la simiente debida, y te apures
a ceder, a la tierra forzada, la esperanza del año.
Muchos antes del ocaso de M aya empezaron; a ellos 225

la esperada cosecha los burló con vanas avenas.

Pero si sembrares arvejas y baratos frijoles,


sin despreciar el cuidado de la Pelusiaca lenteja,
signos no oscuros te enviará, al ponerse, el Boyero;
comienza, y prolonga la siembra hasta el mediar de la escarcha.

Por tal razón al orbe, en partes ciertas medido, 231

rige el áureo sol a través de los doce astros del mundo.


Cinco zonas tienen el cielo: siempre rojeando una de ellas

10
VIRGILIO

Semper sole rubens et torrida semper ab igni;


235 Quam circum extremae dextra laevaque trahuntur
Caerulea glacie concretae atque imbribus atris;
Has inter mediamque duae mortalibus aegris
t

Munere concessae divum, et via secta per ambas,


Obliquus qua se signorum verteret ordo.
240 Mundus, ut ad Scythiam Riphaeasque arduus arces
Consurgit, premitur Libyae devexus in Austros.
Hic vertex nobis semper sublimis; at illum
Sub pedibus S ty x atra videt Manesque profundi.
M axim us hic flexu sinuoso elabitur Anguis
245 Circum perque duas in morem fluminis Arctos,
Arctos Oceani metuentes aequore tingi.
Illic, ut perhibent, aut intempesta silet nox,
Semper et obtenta densantur nocte tenebrae,
A u t redit a nobis Aurora diemque reducit;
200 Nosque ubi primus equis Oriens afflavit anhelis,
Illic sera rubens accendit lumina Vesper.

Hinc tempestates dubio praediscere caelo


Possumus, hinc messisque diem tempusque serendi
E t quando infidum remis impellere marmor
255 Conveniat, quando armatas deducere classes,
A u t tempestivam silvis evertere pinum.

Nec frustra signorum obitus speculamur et ortus,

11
GEÓRGICAS I

por el sol coruscante, y siempre por el fuego quemada.


torno suyo, extremas, a izquierda y derecha se extienden 235,
otras dos, cuajadas por el hielo azul y negras de lluvias.
Entre la de en medio y éstas, dos a los tristes mortales
uegafcron los dioses, y un camino abierto entre ambas
por el que diera vueltas de los signos el orden oblicuo.
El firmamento, que hacia Escitia y las cimas Rifeas 240
arduo se eleva, baja inclinado hacia los Austros de Libia.
A quí un polo está siempre sobre nuestras cabezas; al otro,
so nuestros pies, lo ven la negra Estigia y los Manes profun-
A qu í la máxima Sierpe escurre con pliegues sinuosos, · [dos.
al modo de un río, en torno y a través de ambas Osas. 245.
Las Osas, que temen bañarse en la extensión del Océano.
A llí, según dicen, o calla la noche intempesta
y siempre se espesan las sombras en la noche tendida,
o de nosotros les vuelve la aurora y el día les lleva.
Y cuando el sol naciente alienta con sus anhelantes caballos, 250*
allí, rojizo, Véspero enciende sus lumbres tardías.

Por eso predecir las borrascas en el cielo dudoso


podemos; por eso, el tiempo de sembrar y el día de la siega,,
y cuándo incitar con remos el mar peligroso
convenga, cuándo botar las armadas escuadras 255 ,
o derribar oportunamente en las selvas el pino.

N o en vano observamos de los signos el ocaso y el orto,

11
VIRGILIO

Temporibusque parem diversis quattuor annum.

Frigidus agricolam si quando continet imber,


260 M ulta, forent quæ m ox cælo properanda sereno,
Maturare datur: durum procudit arator
Vomeris obtusi dentem; cavat arbore lintres;
A u t pecori signum, aut numeros impressit acervis.
Exacuunt alii vallos furcasque bicornes,
265 Atque Amerina parant lentæ retinacula viti.
Nunc facilis rubea texatur fiscina virga;
Nunc torrete igni fruges, nunc frangite saxo.
Quippe etiam festis quædam exercere diebus
Fas et jura sinunt: rivos deducere nulla
sto Religio vetuit, segeti prætendere sæpem,
Insidias avibus moliri, incendere vepres,
Balantumque gregem fluvio mersare salubri.
Sæpe oleo tardi costas agitator aselli
V ilibus aut onerat pomis; lapidemque revertens
275 Incusum aut atræ massam picis urbe reportat.

Ipsa dies alios alio dedit ordine Luna


Felices operum. Quintam fuge: pallidus Orcus
Eumenidesque satæ; tum partu Terra nefando
Cceumque Iapetumque creat, sævumque Typhoea,
280 E t conjuratos cælum rescindere fratres.
T e r sunt conati imponere Pelio Ossam

12
GEÓRGICAS I

y cl año por igual repartido en cuatro tiempos diversos.

Si alguna vez la fría lluvia al agrícola encierra,


mucho, que luego se haría de prisa bajo el cielo sereno, 200
es dado cumplir: el duro diente de la reja embotada
el arador adelgaza, en el árbol ahueca vasijas

o bien su rebaño marca, o bien sus acervos numera.


Aguzan, otros, estacas y bicornes horcones,
y preparan sostenes de Ameria a las vides flexibles. 265
Ora téjase la canasta suave con vara de zarza,
ora tostad el trigo al fuego, ora con la piedra rompedlo.
Porque aun en los días de fiesta realizar ciertas cosas
dejan el derecho y las leyes: desviar arroyos ninguna
religión prohíbe, o poner a la mies un cercado; 270

lazos tender a las aves, incendiar los abrojos,


sumergir el balante rebaño en salubre corriente.
A veces, del asnillo tardo carga el guiador los costados
con aceite y frutas baratas, y repicada una piedra
o una masa de negra pez trae de la ciudad, al regreso. 275

La misma luna ordenó días favorables distintos


a los distintos quehaceres. Huye del quinto: nacieron
en él las Furias y el pálido Orco. En parto nefando,
a Ceo y a Japeto y al cruel T ife o crea entonces la Tierra,
y a los hermanos conjurados para el asalto del cielo. «so
Tres veces imponer el Osa sobre el Pelión intentaron,

12
VIRGILIO

Scilicet, atque Ossæ frondosum involvere O lym pum :


T e r Pater exstructos disjecit fulmine montes.
Septima post decimam felix et ponere vitem,
285 Et prensos domitare boves, et licia telæ
Addere: nona fugæ melior, contraria furtis.

M ulta adeo gelida melius se nocte dedere,


A u t cum sole novo terras irrorat Eous.
Nocte leves melius stipulæ, nocte arida prata
290 T ondentur; noctes lentus non deficit umor.

E t quidam seros hiberni ad luminis ignes


Pervigilat, ferroque faces inspicat acuto;
Interea longum cantu solata laborem
A rgu to conjux percurrit pectine telas,
ses A u t dulcis musti V ulcano decoquit umorem,
Et foliis undam trepidi despumat aeni.

A t rubicunda Ceres medio succiditur æstu,


Et medio tostas æstu terit arca fruges.
Nudus ara, sere nudus: hiems ignava colono.
300 Frigoribus parto agricolae plerumque fruuntur,
Mutuaque inter se laeti convivia curant.
Invitat genialis hiems curasque resolvit;
Ceu pressae cum jam portum tetigere carinae,
Puppibus et laeti nautae imposuere coronas.

13
GEÓRGICAS I

es cierto, y hacer rodar sobre el Osa el O lim po frondoso.


Tres veces los montes juntos el Padre abatió con el rayo.
T ras el décimo, el séptimo a plantar la vid es propicio,
y a domar los bueyes uncidos, y a añadir a la tela 285
lizos. El nono es favorable a fugas y a hurtos contrario.

Muchas cosas, también, se hacen mejor en la gélida noche,


o cuando, al nacer el sol, rocía las tierras Lucífero.
De noche mejor los rastrojos leves, de noche los áridos
prados se rapan; el humor suavizante no falta en las noches. 290

Y alguno, de la luz invernal jun to a los fuegos tardíos,


vela, y hace antorchas en punta con un hierro aguzado,
mientras que, aliviando su largo quehacer con el canto,
la esposa recorre las telas con el peine ruidoso
o recuece el humor del dulce mosto al favor de Vulcano, 295
7 con hojas espuma el licor en el temblante caldero.

Mas Ceres rubicunda en medio del calor es cortada,


y en medio del calor muele la era los trigos tostados.
Desnudo ara, siembra desnudo. Invierno hace holgar al colono.
En los fríos, suelen los agrícolas disfrutar lo ganado, 30u
y mutuos alegres convites entre ellos disponen.
Llama el festivo invierno y los cuidados disipa,
como cuando las quillas cargadas tocaron ya el puerto
Y en las popas los alegres nautas pusieron coronas.

13
VIRGILIO

305 Sed tamen et quemas glandes tum stringere tempus,


Et lauri bacas, oleamque, cruentaque myrta;
T u m gruibus pedicas et retia ponere cervis,
Auritosque sequi lepores, tum figere dammas,
Stuppea torquentem Balearis verbera fundæ,
310 Cum nix alta jacet, glaciem cum flumina trudunt.

Quid tempestates autumni et sidera dicam,


Atque, ubi jam breviorque dies et mollior aestas,
Quae vigilanda viris? vel cum ruit imbriferum ver,
Spicea jam campis cum messis inhorruit, et cum
Frumenta in viridi stipula lactentia turgent?
Saepe ego, cum flavis messorem induceret arvis
Agricola et fragili jam stringeret hordea culmo,
Omnia ventorum concurrere prœlia vidi,
Quæ gravidam late segetem ab radicibus imis
320 Sublimem expulsam eruerent, ut turbine nigro
Ferret hiems culmumque levem stipulasque volantes.
Saepe etiam immensum cælo venit agmen aquarum,
E t foedam glomerant tempestatem imbribus atris
Collectæ ex alto nubes; ruit arduus aether,
325 Et pluvia ingenti sata læta boumque labores
D iluit; implentur fossae, et cava flumina crescunt
Cum sonitu, fervetque fretis spirantibus aequor.
Ipse Pater, media nimborum in nocte, corusca
Fulmina molitur dextra; quo maxima motu

14
GEÓRGICAS I

Mas, con todo, es tiempo entonces de coger bellotas de encina,


y frutos de laurel, y oliva, y cruentas bayas de mirto; 306
y trampas a las grullas y redes tender a los ciervos,
y seguir a la liebre orejuda y herir a los gamos
volteando de la honda Balear los cordeles de estopa;
cuando honda nieve yace, cuando hielo engendran los ríos. 310

¿Qué, diré las tempestades de otoño, y los astros,


y lo que, cuando el día es más breve y más suave el estío,
ha de cuidar el hombre? ¿O cuando la primavera lluviosa
cae, y se encrespa ya la mies de espiga en los campos, y cuando
en el verde tallo se hinchen los trigos de leche? 315
Y o a menudo, cuando en sus flavos campos el labriego metía
al segador, y la cebada de frágil tallo cortaba,
he visto concurrir toda clase de combates de vientos
que en la extensión la grávida mies de sus raíces más hondas;
arrancaban, arrojándola al cielo. Así, en vórtice negro, asó­
la borrasca esparcía el leve tallo y las cañas volantes.
Viene a menudo también, por el cieío, gran junta de aguas,,
y una horrible tempestad aglomeran con negros chubascos
las nubes desde el mar recogidas; el alto éter derrúmbase
y con lluvia ingente alegres siembras y labores de bueyes 325
anega. Llénanse fosos y crecen los ríos profundos
con ruido, y hierve la extensión, agitados los mares.
El Padre mismo, en medio de la noche de nubes, el rayo
lanza vibrante con su diestra; por el tumulto la vasta

14
VIRGILIO

330 Terra tremit, fugere feræ, et mortalia corda


Per gentes humilis stravit pavor; ille flagranti
A u t A thon, aut Rhodopen, aut alta Ceraunia telo
Dejicit; ingeminant Austri et densissimus imber;
Nunc nemora ingenti vento, nunc litora plangunt.

335 Hoc metuens, cæli menses et sidera serva;


Frigida Saturni sese quo stella receptet,
Quos ignis cælo Cyllenius erret in orbes.

In primis venerare deos, atque annua magnæ


Sacra refer Cereri lætis operatus in herbis,
340 Extremae sub casum hiemis, jam vere sereno.
T u m pingues agni, et tum mollissima vina;
T u m somni dulces, densæque in montibus umbræ.
Cuncta tibi Cererem pubes agrestis adoret;
Cui tu lacte favos et miti dilue Baccho;
345 Terque novas circum felix eat hostia fruges,
Omnis quam chorus et socii comitentur ovantes,
Et Cererem clamore vocent in tecta; neque ante
Falcem maturis quisquam supponat aristis,
Quam Cereri, torta redimitus tempora quercu,
,350 Det motus incompositos et carmina dicat.

Atque hæc ut certis possimus discere signis,


Æstusque pluviasque, et agentes frigora ventos,

15
GEÓRGICAS I

tierra trema; huyeron las fieras, y los pechos mortales 33u


aterra, en las naciones, el pavor humillante. Él, con dardo
flagrante, el A tos o el Rodope o las Ceraunias alturas
derriba. Redoblan los Austros y la densísima lluvia.
Ora, con el gran viento, los bosques; ora gimen las costas.

Temiendo esto, observa los meses del cielo y los astros: 335
en dónde se oculte de Saturno la frígida estrella,
por cuáles círculos yerre el fuego de Cilenio en el cielo.

Venera, ante todo, a los dioses, y lleva anuales ofrendas


a la magna Ceres, sacrificando en las hierbas alegres
al final del invierno, ya en la primavera serena. 340
Entonces los corderos son pingües y los vinos suavísimos;
entonces, dulces los sueños y densa en los montes la sombra.
T o d a la agreste juventud contigo a Ceres adore,
en cuyo honor desleirás blando Baco con leche y panales.
La hostia feliz vaya en torno de los nuevos trigos tres veces,
y todo el coro y los amigos la acompañen gozosos 340
e invoquen a Ceres con clamor en las casas. Y nadie
ponga la h o z debajo de las espigas maduras
antes que, ceñido con encina retorcida las sienes,
faltos descompuestos dé, para Ceres, y cármenes diga. 300

Y para que podamos aprender por signos seguros


eI calor y las lluvias y los vientos que empujan los fríos,

15
VIRGILIO

Ipse Pater statuit quid menstrua Luna moneret,


Q u o signo caderent Austri, quid sæpe videntes
Agricolæ propius stabulis armenta tenerent.

Continuo, ventis surgentibus, aut freta ponti


Incipiunt agitata tumescere, et aridus altis
M ontibus audiri fragor, aut resonantia longe
Litora misceri et nemorum increbrescere murmur.
Jam sibi tum a curvis male temperat unda carinis,
Cum medio celeres revolant ex æquore mergi,
Clamoremque ferunt ad litora cumque marinæ
In sicco ludent fulicæ, notasque paludes
Deserit atque altam supra volat ardea nubem.
Sæpe etiam stellas, vento impendente, videbis
Praecipites cælo labi, noctisque per umbram
Flammarum longos a tergo albescere tractus;
Sæpe levem paleam et frondes volitare caducas
A u t summa nantes in aqua colludere plumas.

A t Boreæ de parte trucis cum fulminat, et cum


Eurique Zephyrique tonat domus, omnia plenis
Rura natant fossis, atque omnis navita ponto
Um ida vela legit. Nunquam imprudentibus imber
O bfu it: aut illum surgentem vallibus imis
Aeriæ fugere grues; aut bucula cælum
Suspiciens, patulis captavit naribus auras;
GEÓRGICAS I

el Padre mismo ordenó que cada mes la luna enseñara


bajo qué signo ceden los Austros; por qué cosa, a menudo
vísta, tiene el agrícola próxim o al establo el ganado. 335

A l punto que surgen los vientos, las olas del ponto


comienzan a hincharse agitadas, y a escucharse en los altos
montes un seco fragor; o, resonando a lo lejos,
a mezclarse las costas y a extenderse el rumor de los bosques.
Y a entonces, malamente la onda las corvas quillas respeta, 360
cuando de en medio del mar vuelven los raudos mergos volan-
y llevan su clamor a las costas; cuando juegan en tierra [do
seca las gaviotas marinas, y sus sabidos pantanos
deja la garza, y de la alta nube vuela por cima.
A menudo, cuando el viento amenaza, verás las estrellas shó

correr hacia abajo en el cíelo, y, en la sombra nocturna,


blanquear tras ellas largos surcos de llamas;
a menudo, volitar la paja leve y las hojas caducas,
o en el haz del agua juguetear las plumas flotantes.

Mas cuando fulmina de la región del cruel Bóreas, y cuando


truena la mansión del Euro y el Céfiro, todos los campos 371
nadan en las zanjas colmadas, y todo marino en el ponto
las mojadas velas recoge. Nunca a inadvertidos la lluvia
dañó. O cuando surgía huyeron las grullas aéreas
de los valles profundos, o la ternera, mirando 37&
al cielo, captó los aires con abiertas narices,

16
VIRGILIO

A u t arguta lacus circumvolitavit hirundo;


E t veterem in limo ranæ cecinere querelam.
Sæpius et tectis penetralibus extulit ova
380 A ngustum formica terens iter; et bibit ingens
Arcus, et e pastu decedens agmine magno
Corvorum increpuit densis exercitus alis.
Jam variæ pelagi volucres, et quæ Asia circum
Dulcibus in stagnis rimantur prata Caystri,
385 Certatim largos umeris infundere rores,
Nunc caput objectare fretis, nunc currere in undas,
E t studio incassum videas gestire lavandi.
T u m cornix plena pluviam vocat improba voce,
E t sola in sicca secum spatiatur harena.
390 Ne nocturna quidem carpentes pensa puellae
Nescivere hiemem, testa cum ardente viderent
Scintillare oleum et putres concrescere fungos.

Nec minus ex imbri soles et aperta serena


Prospicere, et certis poteris cognoscere signis:
395 N am neque tum stellis acies obtusa videtur,
Nec fratris radiis obnoxia surgere Luna,
T en u ia nec lanae per caelum vellera ferri;
N o n tepidum ad solem pennas in litore pandunt
Dilectae T h e tid i alcyones; non ore solutos
400 Immundi meminere sues jactare maniplos:
A t nebulae magis ima petunt campoque recumbunt;

17
GEÓRGICAS I

o la chirriante golondrina vo ló en torno del lago


y en el limo cantaron las ranas su vieja querella.
A menudo, de interiores albergues, extrajo sus huevos
la hormiga, trillando angosto camino, y bebió el espacioso 38o
arco, y eri gran multitud abandonando sus pastos
un ejército de cuervos resonó con alas espesas.
Y a a las variadas aves del mar, y a las que en dulces es­
escudriñan en torno los prados Asianos del Caistro, [tanques
esparcir a porfía en sus hombros copiosos rocíos, 335
y ora oponer la cabeza al agua, ora correr a las ondas,
verás, y anhelar en vano de bañarse el deleite.
Entonces, a plena voz, llama la ímproba corneja a la lluvia,
y sola consigo se pasea en las secas arenas.
Ni en verdad las muchachas, cardando sus nocturnas tareas, 390
la tormenta ignoraron, cuando vieron en la lámpara ardiente
cintilar el aceite y formarse los pútridos hongos.

N o menos; desde las lluvias, los soles y cielos serenos


prever podrás, y reconocer por signos seguros.
Pues entonces ni el brillo de las estrellas se mira embotado, -05
ni a los rayos de su hermano aparece sujeta la Luna,
ni son llevados por el cielo tenues vellones de lana;
al tibio Sol las plumas en la ribera no extienden
los alciones dilectos de Tetis, y los cerdos inmundos
no se acuerdan de esparcir con su hocico los haces deshechos.
Mas las nieblas buscan más los hondos y en el campo se
[tienden
17
VIRGILIO

Solis et occasum servans de culmine summo


Nequiquam seros exercet noctua cantus.
Apparet liquido sublimis in aere Nisus,
Et pro purpureo poenas dat Scylla capillo;
Quacumque illa levem fugiens secat æthera pennis,
Ecce inimicus, atrox, magno stridore per auras,
Insequitur Nisus; qua se fert Nisus ad auras,
i

Illa levem fugieris raptim secat æthera pennis.


T u m liquidas corvi presso ter gutture voces
A u t quater ingeminant; et sæpe cubilibus altis,
Nescio qua præter solitum dulcedine læti,
Inter se in foliis strepitant; juvat, imbribus actis,
Progeniem parvam dulcesque revisere nidos.
Haud equidem credo, quia sit divinitus illis
Ingenium, aut rerum fato prudentia major;
Verum , ubi tempestas et cæli mobilis umor
Mutavere vias, et Juppiter uvidus Austris
Denset, erant quæ rara modo, et, quæ densa, relaxat,
Vertuntur species animorum, et pectora motus
Nunc alios, alios cum nubila ventus agebat,
Concipiunt: hinc ille avium concentus in agris,
Et lætæ pecudes, et ovantes gutture corvi.

Si vero solem ad rapidum lunasque sequentes


Ordine respicies, numquam te crastina fallet
Hora, neque insidiis noctis capiere serenæ.
GEÓRGICAS I

y observando el ocaso del Sol desde un alta cima,


la lechuza ejercita en vano sus cantos tardíos.
Aparece Niso sublime en los límpidos aires,
y Escila recibe el castigo por el cabello purpúreo: 403
dondequiera que, huyendo, el éter leve cortó con sus plumas,
he allí que atroz enemigo, con magno estridor, por los vientos
Niso la sigue; donde Niso se levanta a los vientos,
C0v\
ella, huyendo rauda, el éter leve cortó/sus plumas.
Entonces los cuervos, claros gritos con su estrecha garganta 4i0
tres o cuatro veces repiten, y en alto nido, a menudo,
alegres por no sé qué placer más allá de lo usado,
en los follajes se gritan; pasadas las lluvias, deléitanse
viendo de nuevo sus dulces nidos y su parva progenie.
No creo, por cierto, que dado por los dioses posean 415
un ingenio, o, por el hado, una ciencia mayor de las cosas.
Pero cuando la tempestad y el hum or cambiante del cielo
mudaron sus vías, y Júpiter, por los Austros mojado,
ya adensa lo que era raro, ya lo que era denso relaja,
se cambian las formas del ánimo, y los pechos ahora 420
unos afectos, otros cuando el viento empujaba las nubes,
conciben. De aquí, en los campos el concierto de aves,
y las bestias alegres, y los cuervos con grito triunfantes.

Mas si, por otra parte, el Sol vehemente y las lunas que
en orden, observares, nunca te engañará la futura [siguen
hora, ni te cogerán las trampas de una noche serena. 42β

18
VIRGILIO

Luna revertentes cum primum colligit ignes,


Si nigrum obscuro comprenderit aera cornu,
M axim us agricolis pelagoque parabitur imber;
430 A t si virgineum suffuderit ore ruborem,
Ventus erit; vento semper rubet aurea Phœbe.
Sin ortu in quarto (namque is certissimus auctor)
Pura neque obtusis per caelum cornibus ibit,
T o tu s et ille dies, et qui nascentur ab illo
435 Exactum ad mensem, pluvia ventisque carebunt,
Votaque servati solvent in litore nautæ
Glauco, et Panopeæ, et Inoo Melicertae.

Sol quoque, et exoriens et cum se condet in undas,


Signa dabit; solem certissima signa sequuntur,
440 Et quæ mane refert, et quæ surgentibus astris.
Ille ubi nascentem maculis variaverit ortum
Conditus in nubem, medioque refugerit orbe,
Suspecti tibi sint imbres; namque urguet ab alto
Arboribusque satisque Notus pecorique sinister.
445 A u t ubi sub lucem densa inter nubila sese
Diversi erumpent radii, aut ubi pallida surget
T ith o n i croceum linquens Aurora cubile,
Heu! male tum mites defendet pampinus uvas:
T a m multa in tectis crepitans salit horrida grando!

450 Hoc etiam, emenso cum jam decedit Olym po,

19
GEÓRGICAS I

C u a n d o empieza la Luna a juntar sus fuegos que vuelven,


si aire negro con su velado cuerno abrazare,
máxima lluvia se prepara a labriegos y piélago;
pero si un ru b o r v irg in a l se asomare en su rostro, 430·
habrá viento. La áurea Febe siempre con el viento rojea.
Si en su orto cuarto (pues allí es el indicio más cierto)
pura y no con embotados cuernos va por el cielo,
no sólo todo ese día, sino los que de ése nacieren,
hasta el mes completo carecerán de lluvia y de vientos, 433.
y los nautas salvados cumplirán en la playa sus votos
a Glauco y Panopea y Melicertes hijo de Ino.

El Sol también, saliendo y cuando se esconde en las ondas,


dará signos; signos ciertísimos al Sol acompañan,
que trae de mañana y que trae al surgir las estrellas. 440
Cuando él hubiere variado con manchas su orto naciente
y oculto en una nube el centro de su disco rehusara,
esperadas te sean las lluvias, pues del mar se apresura
el N oto, a sembrados y árboles y rebaños siniestro.
O cuando hacia el alba entre densas nubes se rompen 445.
sus divergentes rayos, o ’cuando pálida surge
la Aurora, dejando el azafranado lecho T ito n io ,
¡ay!, mal defenderá entonces las maduras uvas el pámpano:
tanto es el duro granizo que sonante brinca en los techos.

Esto también, cuando el Sol se va, ya recorrido el Olimpo,.

19
VIRGILIO

Profuerit meminisse magis: nam sæpe videmus


Ipsius in vultu varios errare colores ;
Cæruleus pluviam denuntiat, igneus Euros.
Sin maculæ incipient rutilo immiscerier igni,
4Γ>δ Om nia tum pariter vento nimbisque videbis
Fervere. N o n illa quisquam me nocte per altum
Ire, neque a terra moneat convellere funem.
A t si, cum referetque diem condetque relatum,
Lucidus orbis erit, frustra terrebere nimbis,
460 E t claro silvas cernes A quilone moveri.
Denique, quid Vesper serus vehat, unde serenas
Ventus agat nubes, quid cogitet umidus Auster,
Sol tibi signa dabit. Solem quis dicere falsum
Audeat? Ille etiam cæcos instare tumultus
465 Sæpe monet, fraudemque et operta tumescere bella.
Ille etiam ex tincto miseratus Cæsare Romam,
C u m caput obscura nitidum ferrugine texit,
Impiaque æternam timuerunt sæcula noctem.
Tem pore quanquam illo tellus quoque, et æquora ponti,
470 Obscenæque canes, importunæque volucres
Signa dabant. Quoties Cyclopum effervere in agros
Vidim us undantem ruptis fornacibus Æ tnam ,
Flammarumque globos liquefactaque volvere saxa!
A rm orum sonitum toto Germania cælo
•475 A u d iit; insolitis tremuerunt motibus Alpes;
V o x quoque per lucos vulgo exaudita silentes

20
GEÓRGICAS I

convendría recordar más: que a menudo miramos 45i


errar en su mismo rostro diferentes colores:
el cerúleo las lluvias denuncia; el ígneo, los Euros.
Mas si empiezan a mezclarse manchas a este rútilo fuego,
todas las cosas entonces, al igual por viento y borrascas, 4δ5
verás hervir. Nadie a salir a la mar esa noche
me decidiría, ni a soltar mis amarras de tierra.
Mas con todo, si cuando lleva al día, o, llevado, lo esconde,
lúcido su disco fuere, temerás las borrascas en vano,
y verás las selvas por el claro A q u ilón ser movidas. 46o
Por fin, qué el tardío Véspero lleve, de dónde serenas
nubes empuje el viento, qué intente el húmedo A ustro:
de esto, el Sol te dará signos. ¿Quién osará decir falso
al Sol? Él también, que ciegos tumultos se acercan
advierte a menudo, y que traición y ocultas guerras se fraguan.
Él también, a la muerte de César, apiadado de Roma, 466
cubrió su nítida cabeza con herrumbre sombría,
y los siglos impíos la eterna noche temieron.
Aunque, en ese tiempo, también la tierra y las aguas del ponto,
y las perras infaustas, y de mal agüero las aves, -no
signos daban. ¡Cuántas veces hervir en los campos Ciclópeos
miramos undante, rotas sus hornazas, al Etna,
y girar globos de llamas, y liquidados peñascos!
Fragor de armas la Germania en todo su cielo
escuchó; tremaron los Alpes con movimientos insólitos. 47-,
Tam bién fue una gran vo z doquier en los sacros bosques
[silentes
20
VIRGILIO

Ingens; et simulacram odis pallentia miris


Visa sub obscurum noctis pecudesque locutæ.
Infandum! Sistunt amnes, terræque dehiscunt,
Et mæstum illacrimat templis ebur, æraque sudant.
Proluit insano contorquens vertice silvas
Fluviorum rex Eridanus, camposque per omnes
Cum stabulis armenta tulit. Nec tempore eodem
Tristibus aut extis fibræ apparere minaces,
Aut puteis manare eruor cessavit, et altæ
Per noctem resonare lupis ululantibus urbes.
Non alias cælo ceciderunt plura sereno
Fulgura, nec diri toties arsere cometae.

Ergo inter sese paribus concurrere telis


Romanas acies iterum videre Philippi;
Nec fuit indignum superis bis sanguine nostro
Emathiam et latos Hæmi pinguescere campos.
Scilicet et tempus veniet, cum finibus illis
Agricola, incurvo terram molitus aratro,
Exesa inveniet scabra robigine pila,
Aut gravibus rastris galeas pulsabit inanes
Grandiaque effossis mirabitur ossa sepulcris.

D i patrii, Indigetes, et Romule, Vestaque mater,


Quæ Tuscum Tiberim et Romana Palatia servas,
Hunc saltem everso juvenem succurrere sæclo
GEÓRGICAS I

oída, y pálidos fantasmas en prodigiosa apariencia


al oscurecer fueron vistos, y las bestias hablaron
(¡terrible!). Se paran los ríos y las tierras se hienden,
y oscuro llora el marfil en los templos, y sudan los bronces. 4go
Arrastra las selvas, arrancándolas en vórtice insano,
el Erídano, rey de los ríos, y por todos los campos
lleva juntos ganado y establos. N o cesaron entonces
de aparecer fibras minaces en las tristes entrañas,
ni de manar sangre en los pozos cesó, ni las altas 4g5
ciudades de resonar por la noche con lobos aullantes.
Nunca en otro tiempo cayeron del cielo sereno
más rayos, ni ardieron tan a menudo cometas funestos.

Por eso, que chocaban entre sí con armas iguales


dos ejércitos Romanos, vio de nuevo Filípos^ 4oo
No fue afrentoso a los dioses que con nuestra sangre dos veces
se enriquecieran la Hematía y los vastos campos del Hemo.
Y vendrá, sin duda, el tiempo en que, en aquellas regiones,
el agrícola, al labrar la tierra con arado encorvado,
hallará lanzas roídas por el moho sarnoso, .19.-
o con sus graves rastros golpeará yelmos vacíos,
Y. cavadas las tumbas, se admirará ante huesos enormes.

Dioses patrios, Indigetas, y Rómulo, y tú, madre Vesta,


que guardas el toscano T ib er y el Palatino Romano:
*1 menos, que este joven socorra al siglo revuelto, 500

21
VIRGILIO

N e prohibete! Satis jampridem sanguine nostro


Laomedonteae luimus perjuria Trojae.
Jam pridem nobis caeli te regia, Caesar,
Invidet, atque hominum queritur curare triumphos:
sos Quippe ubi fas versum atque nefas; tot bella per orbem,
T a m multae scelerum facies; non ullus aratro
D ignus honos; squalent abductis arva colonis,
E t curvae rigidum falces conflantur in ensem.
Hinc movet Euphrates, illinc Germania bellum;
sio Vicinæ , ruptis inter se legibus, urbes
A rm a ferunt; saevit toto Mars impius orbe:
U t, cum carceribus sese effudere quadrigae,
A d d u n t in spatia, et frustra retinacula tendens
Fertur equis auriga, neque audit currus habenas.

22
GEÓRGICAS I

no impidáis. Bastante, con nuestra sangre, lavamos


ya hace tiempo los perjurios de Laom edonte de T r o y a .
Y a hace tiempo que por ti nos envidia el palacio del cielo,
César, y se queja de que cures de los triunfos del hombre.
Pues lo justo y lo injusto se mezclan ; tanta guerra en el orbe
hay, tantos rostros del crimen. N o existe el honor merecido 5oe
por el arado; aridecen, quitado el colono, los campos,
y las corvas hoces se funden en la rígida espada.
A qu í el Éufrates, la guerra mueve allí la Germania.
Ciudades vecinas, rompiendo sus mutuos convenios, 510
toman las armas, y en todo el orbe el im pío M arte se inflam a.
Así las cuadrigas, cuando desde las vallas se lanzan,
danse a los espacios, y jala en vano el auriga las riendas:
los caballos lo arrastran, y no escucha los frenos el carro..

21
Liber s e c u n d u s

H a c t ENUS arvorum cultus et sidera cæli:


Nunc te, Bacche, canam, nec non silvestria tecum
Virgulta, et prolem tarde crescentis olivae.
Huc, pater o Lenaee (tuis hic omnia plena
s Muneribus; tibi pampineo gravidus autumno
Floret ager, spumat plenis vindemia labris) t
Huc, pater o Lenæe, veni; nudataque musto
T in g e novo mecum dereptis crura cothurnis.

Principio arboribus varia est natura creandis.


10 Namque aliae, nullis hominum cogentibus, ipsæ
Sponte sua veniunt, camposque et flumina late
Curva tenent: ut molle siler, lentaeque genistae,
Populus, et glauca canentia fronde salicta.
Pars autem posito surgunt de semine; ut altæ
is Castaneae, nemorumque Jovi quae maxima frondet
Æsculus, atque habitae Graiis oracula quercus.
P ullulat ab radice aliis densissima silva,
U t cerasis ulmisque; etiam Parnasia laurus
Parva sub ingenti matris se subjicit umbra.
20 Hos natura modos primum dedit; his genus omne

23
Libro s e g u n d o

H a s t a aquí, el cultivo de los campos, y los astros del cielo.


Ahora te cantaré, Baco, y contigo también los silvestres
arbustos, y la prole de la oliva que es lenta creciendo.
Aquí, oh padre Leneo (están aquí plenas todas las cosas
con sus regalos, por ti en el pampanoso otoño florece 5
grávido el campo, y la vendimia espuma en las plenas v a sija s ),
aquí, oh padre Leneo, ven, y, los coturnos quitados,
en mosto nuevo baña conmigo las piernas desnudas.

Primeramente, para criar árboles variada es N atura;


pues unos, sin coacción alguna de los hombres, de suyo 10
ellos mismos vienen, y campos a lo lejos y ríos
sinuosos llenan, como el blando mimbre y las suaves retamas,
el álamo, y las salcedas blanqueantes con glauco follaje.
Mas otros surgen de caída simiente: los altos
castaños y, el mayor en los bosques, que por Jove echa hojas, 15
la encina, y los robles que dan, según los griegos, oráculos.
Ißermina de la raíz a los otros densísima selva,
como al cerezo y los olmos; también el laurel Parnasiano,
parvo, bajo la sombra ingente de su madre cobíjase.
Natura dio primero estos modos. P or ellos, la estirpe 20

23
V IR G ILIO

Silvarum fruticumque viret nemorumque sacrorum

Sunt alii quos ipse via sibi repperit usus.


Hic plantas tenero abscindens de corpore matrum
Deposuit sulcis; hic stirpes obruit arvo,
Quadrífídasque sudes, et acuto robore vallos;
Silvarumque aliæ pressos propaginis arcus
Exspectant et viva sua plantaria terra;
N il radicis egent aliæ, summumque putator
Haud dubitat terræ referens mandare cacumen:
Quin et caudicibus sectis (mirabile dictu!)
T ru d itu r e sicco radix oleagina ligno.
Et saepe alterius ramos impune videmus
Vertere in alterius, mutatamque insita mala
Ferre pirum, et prunis lapidosa rubescere corna.

Quare agite, o, proprios generatim discite cultu


Agricolæ, fructusque feros mollite colendo,
Neu segnes jaceant terrae: juvat Ismara Baccho
Conserere, atque olea magnum vestire Taburnum .

T u q u e ades, inceptumque una decurre laborem,


O decus, o famæ merito pars maxima nostræ,
Maecenas, pelagoque volans da vela patenti.
N on ego cuncta meis amplecti versibus opto;
N on, mihi si linguæ centum sint, oraque centum,
GEÓRGICAS II

toda de selvas y plantas y de bosques sacros verdece.

H ay otros que la experiencia misma se encontró por sus me­


is te , del tierno cuerpo de sus madres cortando las ramas, [dios,
las hundió en los surcos; sembró cepas éste en el campo,
y tallos hendidos en cruz, y estacas de roble aguzado. 2.:.
Y otros de los árboles, de un vástago los arcos doblados
esperan, y en su propia tierra los renuevos vivientes.
N o precisan otros de raíz alguna, y no duda, quien poda,
en dar a la tierra, devolviéndosela, su más alta cima.
Más aún; cortados los troncos (es cosa adm irable), 30
una raíz de olivo desde el seco leño es echada.
Y a menudo hemos visto los ramos de uno, sin riesgo
trocarse en los de otro, y que el mudado peral, injertadas,
dio manzanas, y el pedregoso cornejo rojeó de ciruelas.

Por ello, venid ; los cultos propios aprended por especies, 35


oh agrícolas; ablandad, cultivando, los frutos salvajes,
y no yazgan lentas las tierras. G rato es sembrar el Ismaro
con Baco, y vestir con olivos el magno T a b u rn o .

Y tú asiste, y recorre conmigo el trabajo iniciado,


oh, gloria; oh, con razón, de nuestra fama la máxim a parte, 40
Mecenas, y volando da velas en el piélago abierto.
Y o no pretendo todas las cosas abrazar con mis versos,
no, aunque cien lenguas tuviera y cíen bocas,

24
VIRGILIO

Ferrea vox. Ades, et primi lege litoris oram;


*5 In manibus terræ: non hic te carmine ficto
Atque per ambages et longa exorsa tenebo.

Sponte sua quæ se tollunt in luminis oras.


Infecunda quidem, sed læta et fortia surgunt;
Quippe solo natura subest. Tam en hæc quoque, si quis
so Inserat, aut scrobibus mandet mutata subactis,
Exuerint silvestrem animum, cultuque frequenti
In quascumque voles artes haud tarda sequentur.
Nec non et sterilis quæ stirpibus exit ab imis
Hoc faciat, vacuos si sit digesta per agros;
65 Nunc altæ frondes et rami matris opacant,
Crescentique adimunt fetus, uruntque ‘ferentem.

Jam, quæ seminibus jactis se sustulit arbos,


T a rd a venit, seris factura nepotibus umbram;
Pomaque degenerant, sucos oblita priores,
eo E t turpes avibus praedam fert uva racemos.

Scilicet omnibus est labor impendendus, et omnes


Cogendae in sulcum ac multa mercede domandae.
Sed truncis oleae melius, propagine vites
Respondent, solido Paphiae de robore myrtus,
eg Plantis et durae coryli nascuntur, et ingens
Fraxinus, Herculeæque arbos umbrosa coronae,

25
GEÓRGICAS II

y v o z férrea. Asiste, y sigue el margen de la costa cercana,


a la mano las tierras. N o aquí con un carmen fingido 45
te retendré, ni con ambages y largos exordios.

Las plantas que se yerguen de suyo de la luz en las már-


ínfecundas por cierto surgen, pero alegres y fuertes, [genes,
pues Natura está oculta en el suelo. Tam bién ellas, con todo,
si alguien las injerta o envía, cambiadas, a hoyos mullidos, 50
dejarán su carácter silvestre, y con frecuente cultivo
seguirán no tardas cuantos artificios quisieres;
y lo mismo la estéril que sale de rastreras estirpes
hará eso, si fuere esparcida por campos vacantes.
Ahora las altas hojas y maternas ramas la cubren, 53
y la privan, si crece, del fruto, y el que cría le queman.

Además, el árbol que se alzó de semilla arrojada


tardo viene, y hará sombra a nuestra descendencia remota;
degeneran sus frutas, olvidando los jugos primeros,
y, presa de aves, produce la uva torpes racimos. 60

Sin duda, en todos ha de usarse el trabajo, y a todos


hay que obligar al surco y que domar a precio m uy grande.
Mas de troncos mejor los olivos, de sarmiento las vides
fissponden, el mirto de Pafos con el sólido roble.
De vástagos nacen los duros avellanos y el fresno es
ingente, y el árbol umbroso de la hercúlea corona,

25
VIRGILIO

Chaoniique patris glandes; etiam ardua palma


Nascitur, et casus abies visura marinos.
Inseritur vero et nucis arbutus horrida fetu
το E t steriles platani malos gessere valentes;
Castaneae fagus, ornusque incanuit albo
Flore piri; glandemque sues fregere sub ulmis.

Nec modus inserere atque oculos imponere simplex.


N am qua se medio trudunt de cortice gemmae,
75 Et tenues rumpunt tunicas, angustus in ipso
F it nodo sinus: huc aliena ex arbore germen
Includunt, udoque docent inolescere libro.
A u t rursum enodes trunci resecantur, et alte
Finditur in solidum cuneis via; deinde feraces
8o Plantae immittuntur: nec longum tempus, et ingens
E xiit ad caelum ramis felicibus arbos,
Miraturque novas frondes et non sua poma.

Praeterea genus haud unum nec fortibus ulmis,


Nec salici lotoque, nec Idæis cyparissis;
85 Nec pingues unam in faciem nascuntur olivae,
Orchades, et radii, et amara pausia baca,
Pomaque, et Alcinoi silvae; nec surculus idem
Crustumiis Syriisque piris, gravibusque volemis.
Non eadem arboribus pendet vindemia nostris
so · Quam M ethym næo carpit de palmite Lesbos.

26
GEÓRGICAS II

y las bellotas del padre Caonio; así la alta palma


nace, y el abeto que ha de ver los azares marinos.
Se injerta, en fin, el áspero madroño con púa de almendro,
y estériles plátanos soportaron manzanos robustos; 70
el haya encaneció del castaño, y el fresno con blanca
flor de peral, y so el olmo rompieron bellotas los cerdos.

N o es uno el modo de injertar y el de incluir los renuevos,


pues, donde en medio de la corteza se producen las yemas
y rompen las túnicas tenues, un hoyo estrecho en el mismo 75
nudo se hace: allí el germen del árbol ajeno
se incluye,.y se le enseña a crecer en el húmedo líber;
o los troncos sin nudos se cortan otra vez, y profundo
un camino en lo sólido se hiende con cuñas; feraces
vástagos se meten luego: no al mucho tiempo, el ingente 8o
árbol se levanta hacia el cíelo con ramas felices,
y se admira con hojas nuevas y frutas no suyas.

Por lo demás, para los fuertes olmos no hay sólo una especie,
ni para el sauce y el almez, ni para los cipreses del Ida ;
ni nacen con un solo aspecto la pingüe aceituna 85
(hay oreadas, oblongas, y pausias de bayas amargas)
ni las frutas y las selvas de A lcín oo, ni es el mismo el retoño
en las peras de Crustum io y de Siria, y las gruesas volemas.
N o pende la misma vendimia de los árboles nuestros
que la que Lesbos coge del Metimneo sarmiento. 90

26
VIRGILIO

Sunt Thasiae vites, sunt et Mareotides albae,


Pinguibus hae terris habiles levioribus illae
E t passo Psithia utilior tenuisque Lageos
Tentatura pedes olim vincturaque linguam,
95 Purpureæque, preciaeque, et quo te carmine dicam,
Raetica? nec cellis ideo contende Falernis.
Sunt et Amineae vites, firmissima vina,
T m oliu s et assurgit quibus et rex ipse Phanaeus;
Argitisque minor, cui non certaverit ulla
100 A u t tantum fluere aut totidem durare per annos.
N on ego te, Dis et mensis accepta secundis,
Transierim, Rhodia, et tumidis, Bumaste, racemis.
Sed neque quam multae species, nec nomina quae sint,
Est numerus; neque enim numero comprendere refert:
ios Quem qui scire velit, Libyci velit aequoris idem
Discere quam multae Zephyro turbentur harenae;
A ut, ubi navigiis violentior incidit Eurus,
Nosse quot Ionii veniant ad litora fluctus.

Nec vero terrae ferre omnes omnia possunt,


no Fluminibus salices, crassisque paludibus alni
Nascuntur, steriles saxosis montibus orni;
Litora myrtetis laetissima; denique apertos
Bacchus amat colles, Aquilonem et frigora taxi.
Adspice et extremis domitum cultoribus orbem,
ηδ Eoasque domos Arabum, pictosque Gelonos:

27
GEÓRGICAS I

H ay las vides Tasias, hay también las Mareótidas blancas;


Éstas, a tierras pingües; aptas a las más flacas, aquéllas.
Y la Psitia, mejor para el vino de pasas, y el tenue
Lageo, que probará los pies y atará la lengua algún día,
y las purpúreas, las Precias. ¿ Y te cantaré con qué carmen, 9*,
Rética? N o, por eso, luches con las bodegas Falérnicas.
Hay también las vides Amíneas, fortísimos vinos
a los que acatan el Etm olio y su mismo rey, el Faneo;
y la Argita menor, a quien no ha contrastado ninguna
ni en manar tanto, ni en tanto durar a través de los años. 100·
N o te omitiría yo, acepta a dioses y mesas segundas,
Rodia, ni a ti, Bumaste de hinchados racimos.
Pero no para tantas especies y los nombres que tengan
hay número. N i viene a cuento penetrar ese número.
Quien quiera saberlo, quiera igual en los Líbicos mares, 105,
aprender cuántas arenas son perturbadas del Céfiro,
o cuando va sobre los navios violentísimo el Euro,
conocer cuántas olas Jónicas a las costas arriben.

N i en verdad pueden todas las tierras dar todas las cosas.


Junto a ríos, los sauces; en crasos pantanos los chopos no,
nacen; en montes rocosos los estériles fresnos.
Con mirtos las riberas se alegran; por fin, los abiertos
collados ama Baco; el A quilón y los fríos, los tejos.
Mira, también, el orbe domado por extremos cultores:
del Árabe la casa auroral, y los pintados Gelones. n5.

27
VIRGILIO

Divisae arboribus patriæ. Sola India nigrum


Fert ebenum, solis est turea virga Sabaeis.
Quid tibi odorato referam sudantia ligno
Balsamaque, et bacas semper frondentis acanthi?
j 20 Quid nemora Æ thiopum , molli canentia lana? ·
t

Velleraque ut foliis depectant tenuia Seres?


A u t quos Oceano propior gerit India lucos,
Extremi sinus orbis, ubi aera vincere summum
Arboris haud ullae jactu potuere sagittae?
125 Et gens illa quidem sumptis non tarda pharetris.
Media fert tristes sucos tardumque saporem
Felicis mali, quo non praesentius ullum,
Pocula si quando saevae infecere novercae,
Miscueruntque herbas et non innoxia verba,
130 A u x iliu m venit, ac membris agit atra venena.
Ipsa ingens arbos, faciemque simillima lauro;
Et, si non alium late jactaret odorem,
Laurus erat; folia haud ullis labentia ventis;
Flos ad prima tenax; animas et olentia Medi
·ΐ3δ Ora fovent illo, et senibus medicantur anhelis.

Sed neque Medorum, silvæ ditissima, terra,


Nec pulcher Ganges atque auro turbidus Hermus
Laudibus Italiæ certent; non Bactra, neque Indi,
Totaque* turiferis Panchaïa pinguis harenis.
140 Haec loca non tauri spirantes naribus ignem

28
GEÓRGICAS II

Los países se reparten por árboles: sólo la India


da el negro ébano; tiene el Sabeo la vara de incienso.
¿Qué, te diré lo que destila del leño aromático
y los bálsamos, y el fruto del acanto siempre verdeante?
¿Qué, los bosques Etíopes que con muelle lana blanquean? 12o
¿ Y cómo los Seres peinan de las hojas tenues vellones?
¿O qué selvas m uy cerca del Océano cría la India,
pliegue extremo del orbe, donde vencer la máxima altura
del árbol, no pudo con su salto ninguna saeta?
Y esa gente, por cierto, no es tarda al usar las aljabas. 125
La Media lleva los tristes jugos y el sabor persistente
del limonero. N ingún otro con más grande eficacia,
si crueles madrastras alguna vez la bebida infectaron
y le mezclaron hierbas y no inocentes palabras,
viene en auxilio, y de los miembros echa los negros venenos. i 30
El mismo árbol es grande; en traza, parecidísimo al lauro,
y si no derramara vastamente un aroma distinto,
era lauro. C on ningunos vientos se abaten sus hojas;
su flor es tenaz, lo primero. Alientos y fétidas bocas
curan con él los Medos, y medican el asma en los viejos. i 35

Mas ni la tierra de los Medos, de selva riquísima,


ni el hermoso Ganges ni el Hermo enturbiado con oro,
luchen con los méritos de Italia; ni Bactra, o los Indios,
y la Pancaya toda, pingüe en arenas turiferas.
N o toros que exhalan por las narices el fuego, estos sitios i4o

28
VIRGILIO

Invertere satis immanis dentibus hydri,


Nec galeis densisque virum seges horruit hastis;
Sed gravidæ fruges et Bacchi Massicus umor
Implevere; tenent oleæque armentaque læta.
145 Hinc bellator equus campo sese arduus infert;
Hinc albi, Clitumne, greges, et maxima taurus
Victim a, sæpe tuo perfusi flumine sacro,
Rom anos ad templa deum duxere triumphos.
Hic ver assiduum, atque alienis mensibus æstas;
iso Bis gravidæ pecudes, bis pomis utilis arbos
A t rabidæ tigres absunt et sæva leonum
Semina; nec miseros fallunt aconita legentes;
Nec rapit immensos orbes per humum, neque tanto
Squameus in spiram tractu se colligit anguis.
155 A dde tot egregias urbes operumque laborem,
T o t congesta manu præruptis oppida saxis,
Fluminaque antiquos subterlabentia muros.
A n mare, quod supra, memorem, quodque alluit infra?
A nne lacus tantos? te, L ari maxime, teque,
160 Fluctibus et fremitu assurgens, Benace, marino?
A n memorem portus, Lucrinoque addita claustra,
A tque indignatum magnis stridoribus æquor,
Julia qua ponto longe sonat unda refuso,
Tyrrhenusque fretis imm ittitur æstus Avernis?
íes Hæc eadem argenti rivos ærisque metalla
Ostendit venis, atque auro plurima fluxit;

29
GEÓRGICAS II

araron para sembrar los dientes de una hidra monstruosa,


ni los erizó una mies de hombres con densas lanzas y yelmos.
Mas los grávidos frutos y de Baco el Másico humor
los llenaron: los tienen olivos y ganados alegres.
De aquí el corcel de batalla se introduce erguido en el campo;
de aquí, Clitum no, tus albas greyes y el toro, la máxima i4C
víctima, a menudo, bañados en tu río sagrado,
a los templos de los dioses llevaron los triunfos Romanos.
Asiduos aquí primavera y, en meses no suyos, verano;
dos veces preñadas las bestias y útil con frutos el árbol, 150
y están lejos las tigres rabiosas y el linaje temible
del león, y a los tristes que lo cogen no engaña el acónito;
y no arrastra inmensos anillos por la tierra, ni en largo
movimiento se encoge en espiral la serpiente escamosa.
Añade tantas ciudades egregias y trabajo de obras, 155
tantas plazas puestas a mano en abruptos peñascos
y ríos que fluyen al pie de muros antiguos.
¿O cantaré al mar de arriba y al que las baña por bajo?
¿O sus lagos tan grandes? ¿ A ti, m áxim o Lario, y Benaco.
a ti que te alzas con olas y estruendo marino? i 00
¿O cantaré los puertos, los diques que al Lucrino se imponen,
y el irritado mar con sus estridores inmensos,
donde la onda Julia suena, repelido el ponto a lo lejos,
y el hervor T irren o en los freos del A verno se adentra?
Esta misma tierra, ríos de plata y minas de cobre i 65
muestra en sus venas, y mana abundantemente con oro;

29
VIRGILIO

Hæc genus acre virum, Marsos, pubemque Sabellam,


Assuetumque malo Ligurem, Volcosque verutos
E xtu lit; hæc Decios, Marios, magnosque Camillos,
ito Scipiadas duros bello, et te, maxime Caesar,
Qui nunc, extremis Asiæ jam victor in oris,
Imbellem avertis Romanis arcibus Indum.
Salve, magna parens frugum, Saturnia tellus,
M agna virum: tibi res antiquæ laudis et artis
175 Ingredior, sanctos ausus recludere fontes,
Ascræumque cano Rom ana per oppida carmen.

Nunc locus arvorum ingeniis: quae robora cuique,


Quis color, et quæ sit rebus natura ferendis.
Difficiles primum terrae collesque maligni,
iso Tenuis ubi argilla et dumosis calculus arvis,
Palladia gaudent silva vivacis olivae.
Indicio est tractu surgens oleaster eodem
Plurimus, et strati bacis silvestribus agri.
A t quae pinguis humus dulcique uligine laeta,
íes Quique frequens herbis et fertilis ubere campus,
(Qualem sæpe cava montis convalle solemus
Despicere; huc summis liquuntur rupibus amnes,
Felicemque trahunt limum) ; quique editus Austro,
Et filicem curvis invisam pascit aratris;
190 Hic tibi praevalidas olim multoque fluentes
Sufficiet Baccho vites; hic fertilis uvæ,

30
GEÓRGICAS II

ésta, fuerte raza de hombres: los Marsos, la gente Sabelia,


y el Ligur habituado al trabajo, y los Volscos con dardos,
cría; ésta, los Decios y M arios y los magnos Camilos;
los, duros en la guerra, Escipiones, y a ti, máxim o César, i 70
que ahora, ya vencedor en las costas extremas del Asía,
al Indio ablandado apartas de los Romanos alcázares.
Salve, magna madre de mieses, tierra Saturnia,
magna de hombres; por ti, cosas de antiguo loor y de arte
emprendo, osado a abrir de nuevo las fuentes sagradas, i 7b

y canto un carmen Ascreo por las ciudades Romanas.

Ahora es el sitio de la índole de los campos: qué fuerza,


qué color, y qué natura para criar las cosas posean.
Primero, las tierras difíciles y mezquinos collados,
donde es tenue la arcilla y hay guijas en el suelo espinoso, i8o
se alegran con la selva de Palas, de vivaces olivos.
Lo prueban el acebuche en un mismo terreno surgiendo
abundante, y los campos sembrados con bayas silvestres.
Mas el suelo que es pingüe y con dulces humedades alegre,
y el campo copioso en hierbas y fértil de seno I85
(tal el que a menudo en el hondo valle de un monte solemos
mirar: aquí desde las altas rocas bajan arroyos
y arrastran el limo fecu n d o), y el que al Austro seopone
y apacienta el helecho odioso a los curvos arados,
son los que un día te darán vides robustas que manen iím>

Copioso Baco; éstos serán abundantes en uvas;

30
VIRGILIO

Hic laticis, qualem pateris libamus et auro,


Inflavit cum pinguis ebur Tyrrhenus ad aras,
Lancibus et pandis fumantia reddimus exta.

195 Sin armenta magis studium vitulosque tueri,


A u t ovium fetum, aut urentes culta capellas,
Saltus et saturi petito longinqua Tarenti,
E t qualem infelix amisit Mantua campum,
Pascentem niveos herboso flumine cycnos:
200 N on liquidi gregibus fontes, non gramina desunt;
Et, quantum longis carpent armenta diebus,
E xigua tantum gelidus ros nocte reponet.

Nigra fere et presso pinguis sub vomere terra,


Et cui putre solum (namque hoc imitamur aran d o),
205 Optim a frumentis: non ullo ex aequore cernes
Plura domum tardis decedere plaustra juvencis;
A u t unde iratus silvam devexit arator,
E t nemora evertit multos ignava per annos,
Antiquasque domos avium cum stirpibus imis
¿io Eruit: illæ altum nidis petiere relictis;
A t rudis enituit impulso vomere campus.

N am jejuna quidem clivosi glarea ruris


V i x humiles apibus casias roremque ministrat;
E t tophus scaber, et nigris exesa chelydris

31
GEÓRGICAS II

éstos, en jugos como el que libamos en copas y oro


cuando ante las aras infló su marfil el gordo tirreno,
y ofrecemos humeantes entrañas en fuentes colmadas.

Mas si tienes más afición por guardar ganado o terneros, i95


o la prole de ovejas, o las cabras que abrasan plantíos,
busca los sotos y campos distantes de la rica Tarento,
y un suelo como el que M antua perdió, desdichada,
que en su herboso río apacentaba cisnes de nieve.
N o líquidas fuentes ni pastos faltarán a tus greyes; 200
y cuanto en los largos días apaciente el ganado,
tanto en una breve noche repondrá el fresco rocío.

La tierra casi negra y pingüe so la presión de la reja


y de suelo mullido (esto mismo imitamos arando),
es la mejor para el trigo. De ninguna otra llanura 205
verás traer a casa más carretas por tardos novillos;
o de donde una selva quitó el labrador irritado,
y abatió bosques que por muchos años quedaron ociosos,
y antiguas moradas de pájaros con sus hondas raíces
arrancó: ellos volaron a lo alto dejando sus nidos, 210
mas el campo rudo relució por la reja movido.

En cuanto al ayuno cascajar de un terreno clivoso,


con trabajo da a las abejas romero y casias humildes;
Y la toba escabrosa, y la creta por negros reptiles

31
VIRGILIO

215 Creta negant alíos æque serpentibus agros


Dulcem ferre cibum et curvas præbere latebras.
Quæ tenuem exhalat nebulam fumosque volucres,
E t bibit umorem, et, cum vult, ex se ipsa remittit,
Quæque suo semper viridi se gramine vestit;
220 Nec scabie et salsa lædit robigine ferrum,
Illa tibi lætis intexet vitibus ulmos;
Illa ferax oleo est; illam experiere colendo
E t facilem pecori, et patientem vomeris unci.
T a lem dives arat Capua, et vicina Vesevo
225 Ora jugo, et vacuis Clanius non æquus Accerris.

Nunc, quo quamque modo possis cognoscere, dicam.


Rara sit an supra morem sit densa requiras,
Altera frumentis quoniam favet, altera Baccho,
Densa magis Cereri, rarissima quæque Lyaêo;
230 A n te locum capies oculis, alteque jubebis
In solido puteum demitti, omnemque repones
Rursus hum um , et pedibus summas æquabis harenas.
Si deerunt, rarum, pecorique et vitibus almis
. A ptius uber erit; sin in sua posse negabunt
235 Ire loca et scrobibus superabit terra repletis,
Spissus ager; glebas cunctantes crassaque terga
Exspecta» et validis terram proscinde juvencis.

Salsa autem tellus, et quæ perhibetur amara,

32
GEÓRGICAS II

carcomida, niegan que igual que ellas otros campos produzcan


dulce comida a las sierpes, y les presten curvas latebras. 2ig
L a tierra que exhala niebla tenue y volátiles humos,
y se bebe el humor, y, cuando quiere, de sí misma lo suelta,
y la que siempre con su verde grama se viste
y no ataca al hierro con sarna y herrumbre salada, 220
ésa enlazará para ti los olmos con vides alegres;
ésa es fértil en óleo; lo probarás cultivándola,
y que es propia al rebaño y dócil a la reja encorvada.
T a l la que ara Capua rica, y la margen al monte Vesubio
vecina, y el Clanio a la desierta Acerra dañino. 223
»

Ahora diré de qué modo puedes conocer cada una.


Si ella es delgada o si es densa sobre lo usado preguntas
(pues favorece la una a los trigos y a Baco la otra,
la más densa a Ceres y la muy delgada a L ie o ),
tomarás primero un lugar a ojo, y harás que hondamente 230

se excave en lo sólido un pozo, y en él todo el humus,


ffcpondrás, e igualarás con los pies las altas arenas. [de nuevo
Si éstas faltan, delgado, y al rebaño y las vides nutricias
más apto, el suelo será; mas si a poder tornar a su sitio
se negaran, y la tierra superara los hoyos repletos, 230
es un campo espeso; glebas tenaces y lomos fecundos
espera, y escinde la tierra con robustos novillos.

Mas la tierra salada, y la que amarga se ostenta,

32
VIRGILIO

Frugibus infelix (ea nec mansuescit arando,


240 Nec Baccho genus aut pomis sua nomina servat),
T a le dabit specimen: tu spisso vimine qualos
Colaque praelorum fumosis deripe tectis;
Huc ager ille malus dulcesque a fontibus undae
A d plenum calcentur; aqua eluctabitur omnis
245 Scilicet, et grandes ibunt per vimina guttae;
A t sapor indicium faciet, manifestus et ora
T ristia temptantum sensu torquebit amaror.

Pinguis item quae sit tellus, hoc denique pacto


Discimus: haud unquam manibus jactata fatiscit,
250 Sed picis in morem ad digitos lentescit habendo.

Um ida majores herbas alit, ipsaque justo


Laetior. A h ! nimium ne sit mihi fertilis illa,
Neu se praevalidam primis ostendat aristis!

Quae gravis est, ipso tacitam se pondere prodit,


255 Quaeque levis. Prom ptum est oculis prædiscere nigram,
E t quis cui color. A t sceleratum exquirere frigus
Difficile est, piceæ tantum, taxique nocentes
Interdum, aut hederae pandunt vestigia nigræ.

His animadversis, terram multo ante memento


260 Excoquere et magnos scrobibus concidere montes.

33
GEÓRGICAS II

infecunda a los trigos (ésa con arar no se amansa,


ni el linaje a Baco o su renombre a las frutas conserva) 240
te dará tal indicio: cestos de mimbre apretado
y cedazos de prensa, quita de los techos ahumados;
allí esta tierra mala, junto con dulces ondas de fuentes,
apisona hasta el borde: se escapará el agua toda
sin duda, y grandes gotas correrán a través de los mimbres. 245
Y el sabor te dará esta prueba: su amargor manifiesto
torcerá con su gusto el triste rostro de los que la caten.

Tam bién qué tierra sea pingüe, por fin, de este modo
aprendemos: nunca se deshace, sacudida en las manos;
mas al tenerla se pega, a guisa de pez, a los dedos. 250

L a húmeda cría hierbas mayores; mas que lo usual, por sí


es alegre. ¡A h, que no la tenga yo demasiado fecunda, [misma
ni robusta en exceso se muestre en las primeras espigas!

La que es grave, con su mismo peso sin hablar lo publica,


y así la leve. Es fácil conocer con los ojos la negra, 255
y el color de cada una; mas descubrir el frío nocivo
es difícil; sólo el pino de teas y los tejos dañosos,
a veces, y las negras hiedras indican sus rastros.

Advertido todo esto, acuérdate de cocer mucho antes


la tierra, y de cortar los montes todos con zanjas 26O

33
VIRGILIO

A nte supinatas A qu iloni ostendere glebas,


Quam lætum infodias vitis genus. Optima putri
A rva solo; id venti curant gelidaeque pruinæ,
E t labefacta movens robustus jugera fossor.

2β5 A t, si quos haud ulla viros vigilantia fugit,


A nte locum similem exquirunt, ubi prima paretur
Arboribus seges et quo m ox digesta feratur,
M utatam ignorent subito ne semina matrem.
Quin etiam caeli regionem in cortice signant,
270 U t, quo quaeque modo steterit, qua parte calores
Austrinos tulerit, qua terga obverterit axi,
Restituant: adeo in teneris consuescere multum est!

C ollibus an plano melius sit ponere vitem,


Quaere prius. Si pinguis agros metabere campi,
275 Densa sere: in denso non segnior ubere Bacchus.
Sin tumulis acclive solum collesque supinos,
Indulge ordinibus, nec setius omnis in unguem
Arboribus positis secto via limite quadret.
U t sæpe ingenti bello cum longa cohortes
280 Explicuit legio, et campo stetit agmen aperto,
Directæque acies, ac late fluctuat omnis
Æ re renidenti tellus; necdum horrida miscent
Proelia, sed dubius mediis Mars errat in armis:
Omnia sint paribus numeris dimensa viarum;
GEÓRGICAS II

y de exponer al Aquilon las glebas volteadas,


antes que plantes la alegre raza de la vid. En el blando
suelo, está el campo mejor; lo hacen vientos y gélida escarcha,
y el robusto cavador moviendo las revueltas yugadas.

Mas si ninguna vigilancia se escapa a los hombres, 26r>


busquen antes sitios iguales, donde se apreste a los árboles
el primer plantel, y donde luego ordenados se críen,
porque no desconozcan a su madre mudada de súbito.
Más aún: que la región del cielo en la corteza señalen,
para que a cada uno en la posición que haya estado — la parte
que sufrió los calores austrinos y la vuelta hacia el norte— 271
^aloquen. ¡Es tanto para las cosas tiernas el hábito!

Si sea mejor poner la vid en collados o en llano


indaga primero. Si mides tierras de pingüe campiña,
planta densamente: en campo denso Baco no es más tardío. 27Γ,
Mas si el suelo va subiendo en cerros y supinos collados,
sé generoso en hileras, y no menos todo camino
cuadre con su término, a la perfección dispuestos los árboles.
Com o a menudo, cuando en la ingente guerra abrió sus
larga legión, y permaneció en campo abierto la tropa, [cohortes
y los haces en línea, y la tierra toda anchamente fluctúa 281
con el luciente bronce; aún no se traban los hórridos
combates; mas, dudoso, Marte entre los ejércitos yerra:
así a intervalos parejos sean medidos todos tus viales,

34
VIRGILIO

283 N on animum modo uti pascat prospectus inanem,


Sed quia non aliter vires dabit omnibus æquas
Terra, neque in vacuum poterunt se extendere rami.

Forsitan et scrobibus quæ sint fastigia quæras.


Ausim vel tenui vitem comittere sulco;
290 A ltio r ac penitus terræ defigitur arbos,
Æsculus imprimis, quæ, quantum vertice ad auras
Ætherias, tantum radice in Tartara tendit.
Ergo non hiemes illam, non flabra, neque imbres
Convellunt; immota manet, multosque nepotes,
295 M ulta virum volvens durando sæcula vincit.
T u m fortes late ramos et brachia tendens
Huc illuc, media ipsa ingentem sustinet umbram.

Neve tibi ad solem vergant vineta cadentem;


Neve inter vites corylum sere; neve flagella
300 Summa pete, aut summa defringe ex arbore plantas
(T a n tu s amor terræ !), neu ferro læde retuso
Semina; neve oleæ silvestres insere truncos:
Nam sæpe incautis pastoribus excidit ignis,
Qui, furtim pingui primum sub cortice tectus,
305 Robora comprendit, frondesque elapsus in altas
Ingentem cælo sonitum dedit; inde secutus
Per ramos victor perque alta cacumina regnat,
E t totum involvit flammis nemus, et ruit atram

35
GEÓRGICAS II

no sólo para que la vista apaciente al ánimo ocioso, 28»


sino porque de otro modo no da a todos fuerzas iguales
la tierra, ni en el vacío podrán extenderse las ramas.

Y acaso cuál deba ser la hondura de los hoyos indagues.


Y o osara confiar la vid incluso a un surco somero;
el árbol, más hondo ha de hincarse y profundamente en la
sobre todo la encina que, cuanto con la cima a las auras [tierra;
etéreas, tanto con la raíz hacia el T á rta ro tiende. 292

Por esa causa, ni inviernos ni huracanes ni lluvias


la arrancan. Inmutable perdura, y a múltiples nietos
y a muchas generaciones de hombres vence durando. 295.
Después, fuertes ramas y brazos tendiendo anchamente
aquí y allá, una ingente sombra con su centro sostiene.

Y no hacia el sol poniente tus viñedos se vuelvan,


no plantes avellano entre vides, ni el renuevo más alto
pretendas, o quiebres las plantas en lo más alto del árbol 300
(¡tanto es su amor por la tie rra !), ni dañes con hierro embo-
sus brotes, ni de la oliva injieras los troncos silvestres, [tado
Pues a menudo el fuego se les cae a incautos pastores,
y escondido a hurto primero bajo la pingüe corteza,
prende los troncos, y escapado hacia el alto follaje 305.
lanza al cíelo un ingente ruido; desde allí, prosiguiendo
Vencedor, en las ramas y en las altas cúspides reina,
y envuelve en llamas todo el bosque, y empuja, engrosado

35
VIRGILIO

A d cælum picea crassus caligine nubem;

310 Præsertim si tempestas a vertice silvis


Incubuit, glomeratque ferens incendia ventus.
Hoc ubi non a stirpe valent, cæsæque reverti
I

Possunt, atque ima similes revirescere terra,


Infelix superat foliis oleaster amaris.

315 Nec tibi tam prudens quisquam persuadeat auctor


Tellurem Borea rigidam spirante movere.
Rura gelu tum claudit hiems, nec semine jacto
Concretam patitur radicem affigere terræ.
Optim a vinetis satio, cum vere rubenti
320 Candida venit avis, longis invisa colubris,
Prima vel autumni sub frigora, cum rapidus sol
N ondum hiemem contingit equis, jam præterit æstas.

V er adeo frondi nemorum, ver utile silvis;


Vere tument terræ et genitalia semina poscunt:
325 T u m pater omnipotens fecundis imbribus Æ ther
C onjugis in gremium lætæ descendit, et omnes
M agnus alit, magno comm ixtus corpore, fetus.
A v ia tum resonant avibus virg.ulta canoris,
E t Venerem certis repetunt armenta diebus.
330 Parturit almus ager, Zephyrique tepentibus auris
L a x a n t arva sinus; superat tener omnibus umor;
Inque novos soles audent se germina tuto

36
GEÓRGICAS II

por la pícea calígine, una negra nube hasta el cielo.


Sobre todo, si una tempestad desde lo alto las selvas 310
recubrió, y conglomera, llevándolos, incendios el viento.
Cuando esto pasa, no son fuertes del pie ni pueden, cortadas,
retoñar y reverdecer como eran de la tierra profunda:
el triste acebuche sobrevive con sus hojas amargas.

Que ningún consejero te persuada, por prudente que sea, 315


a mover la tierra endurecida por el Bóreas que sopla.
Cierra el invierno entonces los campos con hielo, y no deja
que, echada la simiente, se afinque la raíz en la tierra.
Es óptima a viñedos la siembra cuando, en rojos vernales,
viene el ave cándida, odiosa a las largas culebras. 320

O a los fríos primeros de otoño, cuando el sol impetuoso


con sus caballos aún no alcanza al invierno, y ya es ido el verano.

A sí, primavera es propicia a fronda de bosques y a selvas;


se hincha en primavera la tierra, y pide genitales simientes.
Entonces, padre omnipotente, el Éter en lluvias fecundas 325
al regazo de su alegre esposa desciende, y a todos
los seres cría, magno, con aquel m agno cuerpo mezclado.
Recónditos matos entonces resuenan de aves canoras,
Y el ganado m ayor reclama en días ciertos a Venus.
Pare la alma campiña, y a las tibias auras del C éfiro 330
abren los campos el seno; tierno hum or en todos abunda,
y a los soles nuevos, sin miedo los gérmenes osan

36
VIRGILIO

Credere; nec metuit surgentes pampinus Austros,


A u t actum cælo magnis Aquilonibus imbrem:
Sed trudit gemmas, et frondes explicat omnes.
N o n alios prima crescentis origine mundi
Illuxisse dies, aliumve habuisse tenorem
Crediderim; ver illud erat, ver magnus agebat
Orbis, et hibernis parcebant flatibus Euri,
Cum primae lucem pecudes hausere, virumque
Terrea progenies duris caput extulit arvis,
Immissaeque ferae silvis, et sidera caelo.
Nec res hunc tenerae possent perferre laborem,
Si non tanta quies iret frigusque caloremque
Inter, et exciperet caeli indulgentia terras.
Quod superest, quaecumque premes virgulta per agros
Sparge fimo pingui, et multa memor occule terra;
A u t lapidem bibulum, aut squalentes infode conchas
Inter enim labentur aquae, tenuisque subibit
Halitus, atque animos tollent sata. Jamque reperti
Qui saxo super atque ingentis pondere testæ
Urgerent: hoc effusos munimen ad imbres,
Hoc, ubi hiulca siti findit Canis æstifer arva.

Seminibus positis, superest diducere terram


Saepius ad capita, et duros jactare bidentes;
A u t presso exercere solum sub vomere, et ipsa
Flectere luctantes inter vineta juvencos;
GEÓRGICAS II

confiarse; no teme el pámpano los Austros surgentes


o la lluvia por magnos Aquilones llevada en el cielo;
mas echa sus yemas, y todas sus frondas despliega. 335
Que no otros, en el primer origen del mundo creciente,
días lucieron, o que otro tenor tuvieran, creería;
era primavera; la primavera reinaba en el orbe
magno, y los Euros los soplos invernales frenaban,
cuando las primeras bestias sorbieron la luz, y de hombres 340
la terrea progenie, del duro campo sacó la cabeza ;
y las fieras poblaron las selvas y los astros el cielo.
Las cosas tiernas no podrían soportar este trabajo
si tan gran descanso entre el frío y el calor no pasara,
y la indulgencia del cielo no abrazara las tierras. 345
Por lo demás, en cualquier mata que por los campos hincares
esparce pingüe estiércol, y ocúltala con tierra abundante;
y piedra pómez entierra allí mismo, o conchas rugosas,
pues fluirán en los intervalos las aguas, y un aíre tenue
subirá, y fuerzas tomarán los sembrados. Y ha habido
con una losa o el peso de teja enorme, de arriba [quienes
los urgieran: esto es reparo contra las lluvias tupidas 352

y cuando el Can ardiente agrieta de sed los campos rajados.

Plantadas las cepas, resta amontonar a menudo


junto al tronco la tierra, y blandir los duros bidentes; 355
o labrar la tierra bajo la hincada reja, y los bueyes
esforzados conducir entre los mismos viñedos;

37
VIRGILIO

T u rn leves calamos et rasae hastilia virgæ,


Fraxineasque aptare sudes furcasque valentes,
360 V irib u s eniti quarum et contemnere ventos
Assuescant, summasque sequi tabulata per ulmos.

A c, dum prima novis adolescit frondibus aetas,


Parcendum teneris; et dum se lætus ad auras
Palmes agit, laxis per purum immissus habenis,
305 Ipsa acie nondum falcis tentanda, sed uncis
Carpendæ manibus frondes, interque legendæ.
Inde ubi jam validis amplexae stirpibus ulmos
Exierint, tum stringe comas, tum bracchia tonde;
A nte reform idant ferrum: tum denique dura
370 Exerce imperia et ramos compesce fluentes.

T exen d æ sæpes etiam, et pecus omne tenendum,


Præcipue dum frons tenera imprudensque laborum,
Cui, super indignas hiemes solemque potentem,
Silvestres uri assidue capreæque sequaces
375 Illudunt, pascuntur oves avidaeque juvencæ.
Frigora nec tantum cana concreta pruina,
A u t gravis incumbens scopulis arentibus æstas,
Q uantum illi nocuere greges, durique venenum
Dentis, et admorso signata in stirpe cicatrix.
380 N on aliam ob culpam Baccho caper omnibus aris
Cæ ditur et veteres ineunt proscenia ludi,

38
GEÓRGICAS II

luego, leves cálamos y astiles de vara pulida


disponer, y estacas de fresno y sólidas horcas,
gracias a cuya fuerza, a trepar y a despreciar a los vientos 36o
se acostumbren, y a seguir los pisos en las cimas del olmo.

Y cuando con nuevas frondas su edad primera adolece,


hay que respetar las tiernas, y cuando alegre a las auras
se lanza el sarmiento, sueltas las riendas, en lo puro metido,
aún no han de ser probadas con filo de h oz; mas con curvas 365
manos han de tomarse las hojas y han de ser escogidas.
Después, cuando abrazadas ya a los olmos con vástagos fuertes
se alzaren, corta entonces las crines y afeita los brazos;
antes, temen al hierro; ahora, finalmente, tu duro
imperio ejerce, y las ramas extendidas refrena. 370

T am bién hay que tejer setos y que alejar todo ganado,


más que nada cuando es tierna la hoja y de trabajos no sabe;
pues además de los crudos inviernos y el sol poderoso,
de continuo silvestres uros y cabras molestas
la burlan, y ovejas y ávidas novillas la pacen. 375
N o tanto los fríos por la cana escarcha cuajados
o el grave estío recostándose en las áridas rocas,
cuanto las greyes la dañan, y el veneno del duro
diente, y la cicatriz marcada en el tronco mordido.
N o por otra culpa a Baco un cabrón en todas las aras 3so
se inmola, y los viejos juegos los proscenios ocupan,

38
VIRGILIO

Præmiaque ingeniis, pagos et compita circum,


Thesidae posuere, atque inter pocula laeti
M ollib u s in pratis unctos saluere per utres.
385 Nec non Ausonii, T r o ja gens missa, coloni
Versibus incomptis ludunt risuque soluto,
Oraque corticibus sumunt horrenda cavatis,
E t te, Bacche, vocant per carmina læta, tibique
Oscilla ex alta suspendunt mollia pinu.
390 Hinc omnis largo pubescit vinea fetu;
Com plentur vallesque cavæ, saltusque profundi,
E t quocumque deus circum caput egit honestum.
E rgo rite suum Baccho dicemus honorem
Carm inibus patriis, lancesque et liba feremus;
395 E t ductus cornu stabit sacer hircus ad aram,
Pinguiaque in veribus torrebimus exta colurnis.

Est etiam ille labor curandis vitibus alter,


C u i nunquam exhausti satis est: namque omne quotannis
Terque quaterque solum scindendum, glebaque versis
400 Æ ternum frangenda bidentibus; omne levandum
Fronde nemus. Redit agricolis labor actus in orbem,
A tq u e in se sua per vestigia volvitur annus.
A c ja m olim seras posuit cum vinea frondes
Frigidus et silvis A q u ilo decussit honorem,
405 Jam tum acer curas venientem extendit in annum
Rusticus, et curvo Saturni dente relictam

39
GEÓRGICAS II

V premios al ingenio, en torno de encrucijadas y aldeas,


los Teseidas crearon, y, entre las copas, alegres
en los prados muelles sobre aceitados odres saltaron.
T am b ién los colonos Ausonios, gente venida de T r o y a , 38s
con versos descuidados juegan y soltando la risa,
y se ponen horrendas máscaras de ahuecadas cortezas,
y te invocan, Baco, con cármenes alegres, y cuelgan
del alto pino, para ti, figurillas ligeras.
De aquí, toda viña empieza a madurar con fruto abundante;
se colman los huecos valles y los sotos profundos, 391
y todo lugar a donde el dios vo lv ió la hermosa cabeza.
A Baco, pues, su honor según el rito diremos
en cármenes patrios, y le llevaremos platos y panes,
y llevado del cuerno, estará el sacro cabrío ante el ara, 395
y las pingües entrañas en varas de avellano asaremos.

H ay aún otra labor en el cuidar de las vides


que nunca es bastante cum plida: pues todo el terreno
hay que hendir tres y cuatro veces al año, y siempre las glebas
hay que romper con vueltos bidentes, y aliviar de su fronda 40o
todo el bosque. L a labor que ya ha hecho regresa al agrícola,
y el año vuelve en rueda sobre sí por sus mismas pisadas.
Y cuando al fin ya dejó la viña sus hojas tardías
y el frío A q u iló n abatió el honor de las selvas,
ya al año que viene extiende sus cuidados el hábil 405
rústico, y con el curvo diente de Saturno persigue

39
VIRGILIO

Persequitur vitem attondens, fingitque putando.


Primus humum fodito, primus devecta cremato
Sarmenta, et vallos primus sub tecta referto;
410 Postremus metito. Bis vitibus ingruit umbra;
Bis segetem densis obducunt sentibus herbae:
Durus uterque labor. Laudato ingentia rura;
Exiguum colito. Nec non etiam aspera rusci
V im ina per silvam, et ripis fluvialis arundo
41S Caeditur, incultique exercet cura salicti.
Jam vinctae vites; jam falcem arbusta reponunt;
Jam canit effectos extremus vinitor antes:
Sollicitanda tamen tellus, pulvisque ■
movendus,
Et jam maturis metuendus Juppiter uvis.

«o Contra, non ulla est oleis cultura; neque illae


Procurvam exspectant falcem rastrosque tenaces,
Cum semel haeserunt arvis aurasque tulerunt.
Ipsa satis tellus, cum dente recluditur unco,
Sufficit umorem, et gravidas cum vomere fruges.
425 Hoc pinguem et placitam Paci nutritor olivam.

Pom a quoque, ut primum truncos sensere valentes


E t vires habuere suas, ad sidera raptim
V i propria nituntur, opisque haud indiga nostrae.
Nec minus interea fetu nemus omne gravescit
430 Sanguineisque inculta rubent aviaria bacis;

40
GEÓRGICAS II

la abandonada vid, la poda, y la informa al podarla.


Cava, el primero, el humus; quema los arrancados sarmientos
el primero; las estacas, bajo techo, lleva el primero.
Vendim ia el último. D os veces cubre la sombra las vides; 410
dos veces las hierbas ahogan la mies con densas espinas;
duras labores ambas. Alaba los campos ingentes,
cultiva uno pequeño. Además, también las ásperas ramas
del rusco en la selva, y la caña fluvial en las ribas,
se corta, y fatigan los cuidados de la inculta salceda.
Y a se ataron las vides; dan ya a la hoz los arbustos reposo;
ya canta el viñador al fin de sus terminadas hileras.
C o n todo, ha de ser instada la tierra y el p olvo movido,
y ha de temerse a Júpiter por las uvas ya maduradas.

A l contrario, no tienen los olivos cultivo ninguno, 42o


y no esperan la h o z encorvada y los rastros tenaces
una vez que a los campos se unieron y sufrieron las auras.
La tierra misma, abierta con el corvo diente, a las plantas
les presta jugo, y, con la reja, grávidos frutos.
Por esto, nutre la oliva pingüe y agradable a la Paz. 425

Tam bién los frutales, luego que sintieron aptos sus troncos
y fuerzas suyas tuvieron, hacia los astros, de prisa,
con su propia fuerza suben, sin necesitar nuestra ayuda;
y no menos todo bosque, en tanto, con fruto se carga,
e incultas pajareras rojean con bayas sangrientas. 430

40
VIRGILIO

T ond entu r cytisi; tædas silva alta ministrat,


Pascunturque ignes nocturni ac lumina fundunt.
E t dubitant homines serere, atque impendere curam!

Quid majora sequar? Salices humilesque genistae,


435 A u t illæ pecori frondem aut pastoribus umbram
Sufficiunt saepemque satis, et pabula melli.
E t juvat undantem b u xo spectare C ytoru m
Naryciæque picis lucos: juvat arva videre
N on rastris hominum, non ulli obnoxia curæ.
440 Ipsae Caucasio steriles in vertice silvae,
Quas animosi Euri assidue franguntque feruntque,
Dant alios aliae fetus; dant utile lignum,
Navigiis pinos, domibus cedrosque cupressosque ; ’
Hinc radios trivere rotis, hinc tympana plaustris
445 Agricolae et pandas ratibus posuere carinas.
V im inibus salices fecundae, frondibus ulmi;
A t myrtus validis hastilibus et bona bello
Cornus; Ituraeos taxi torquentur in arcus.
Nec tiliæ leves aut torno rasile buxum
450 N on forman accipiunt ferroque vacantur acuto;
Nec non et torrentem undam levis innatat alnus,
Missa Pado; nec non et apes examina condunt
Corticibusque cavis vitiosaeque ilicis alveo.
Quid memorandum aeque Baccheïa dona tulerunt?
455 Bacchus et ad culpam causas dedit; ille furentes

41
GEÓRGICAS II

Los cítisos se pacen, la alta selva ministra las teas,


se alimentan los fuegos nocturnos y las luces derraman.
( i Y dudan los hombres de sembrar y mantener su cuidado!)

¿Por qué seguiré los mayores? Sauces y espartos humildes,


o la hoja al rebaño o a los pastores la sombra 435
dan, y setos a las siembras y a la miel alimentos.
Y deleita contemplar, ondulante de boj, al Citoro,
y los bosques de Naricia pez; ver los campos deleita
no a rastrillos, no sumisos a cuidado alguno de hombres.
En el Caucáseo vértice las mismas estériles selvas, 440
que animosos los Euros de continuo quiebran y arrastran,
ésas dan productos variados; dan pinos, madera
útil para naves, y para mansiones, cedro y cipreses;
de aquí radios de ruedas tornearon y ruedas de carros,
los agrícolas, y pandas quillas de bajeles hicieron. 445
Los sauces son fecundos en varas; en frondas, los olmos,
y en válidos astiles el mirto, y es bueno el cornejo
a la guerra, y los tejos en arcos Itureos se tuercen.
Y los lisos tilos o el boj bruñido en el torno
reciben forma y son por el hierro agudo ahuecados; 450
y también el álamo leve nada en la onda impetuosa,
lanzado al Po, y también las abejas ocultan enjambres
en las huecas cortezas y el seno del roble dañado.
¿Qué tan memorable produjeron los Báquicos dones?
Baco dio, además, motivos al crimen; él los furiosos 455

41
VIRGILIO

Centauros leto domuit, Rhaetumque Pholumque,


E t magno Hylaeum Lapithis cratere minantem.

O fortunatos nimium, sua si bona norint,


Agricolas! quibus ipsa, procul discordibus armis,
¿eo Fundit humo facilem victum justissima tellus.
Si non ingentem foribus domus alta superbis
Mane salutantum totis vom it aedibus undam;
Nec varios inhiant pulchra testudine postes,
Illusasque auro vestes, Ephyreïaque aera;
465 A lb a neque Assyrio fucatur lana veneno,
Nec casia liquidi corrumpitur usus olivi:
A t secura quies, et nescia fallere vita,
Dives opum variarum; at latis otia fundis,
Speluncae, vivique lacus, et frigida Tem pe,
470 Mugitusque boum, mollesque sub arbore somni
N o n absunt. Illic saltus ac lustra ferarum,
E t patiens operum exiguoque assueta juventus,
Sacra deum, sanctique patres; extrema per illos
Justitia excedens terris vestigia fecit.

475 M e vero primum dulces ante omnia Musae,


Quarum sacra fero ingenti percussus amore,
Accipiant, caelique vias et sidera monstrent,
Defectus solis varios, lunaeque labores;
Unde tremor terris; qua vi maria alta tumescant,

42
GEÓRGICAS II

Centauros domó con la muerte; y a Reto y a F olo


y a Hilas, que con enorme copa amenazó a los Lapitas.

¡O h afortunados con exceso, si conocieran sus bienes,


los agrícolas! A quien, lejos de las armas discordes,
la tierra justísima cría fácil sustento en el suelo.
Si la alta mansión de puertas soberbias, no arroja la ingente
ola de visitantes, al alba, desde todos sus cuartos;
ni abren la boca ante las jambas con bella concha variadas,
y las vestes mentidas con oro, y los bronces de E firo;
ni es su blanca lana afectada por el Asirio veneno,
ni es corrompido por la casia su uso del líquido aceite.
Mas descanso plácido y una vida que ignora el engaño,
rica en bienes varios; mas ocios, entre vastos espacios
(grutas, y lagos vivos, y frescos valles amenos,
y mugido de bueyes, y bajo un árbol sueños suaves),
no Ies faltan. A l lí montes y guaridas de fieras,
y juventud paciente de esfuerzos y a escasez habituada;
culto a los dioses, y padres santos. Entre ésos, las últimas
huellas, cuando abandonaba las tierras, marcó la Justicia.

Pero a mí primero, ante todas las cosas, dulces las Musas, 475
cuyo culto llevo por amor ingente tocado,
nae admitan, y las vías del cielo y los astros me muestren,
los varios eclipses del sol y las fatigas lunares;
por qué el temblor de tierras; qué fuerza hincha las mares
^ [profundas,
VIRGILIO

Objicibus ruptis, rursusque in se ipsa residant;


Quid tantum Oceano properent se tingere soles
Hiberni, vel quæ tardis mora noctibus obstet.
Sin, has ne possim naturæ accedere partes,
Frigidus obstiterit circum praecordia sanguis,
Rura mihi et rigui placeant in vallibus amnes;
Flumina amem silvasque inglorius. O ubi campi
Spercheosque et virginibus bacchata Lacaenis
T a yg eta! o qui me gelidis in vallibus Hæmi
Sistat et ingenti ramorum protegat umbra!

Felix qui potuit rerum cognoscere causas,


Atque metus omnes et inexorabile fatum
Subjecit pedibus, strepitumque Acheruntis avari!
Fortunatus et ille deos qui novit agrestes,
Panaque, Silvanumque senem, Nymphasque sorores
Illum non populi fasces, non purpura regum
Flexit, et infidos agitans discordia fratres,
A u t conjurato descendens Dacus ab Histro;
N on res Romanæ perituraque regna; neque ille
A u t doluit miserans inopem, aut invidit habenti.
Quos rami fructus, quos ipsa volentia rura
Sponte tulere sua, carpsit; nec ferrea jura
Insanumque forum, aut populi tabularia vidit.

Sollicitant alii remis freta cæca, ruuntque


GEÓRGICAS II

rotos sus diques, y de nuevo las asienta en sí mismas; 48G1

por qué a bañarse en el Océano se apresuran los soles


de invierno, o qué tardanza se opone a las noches tardías.
Mas sí, para que no pueda llegar de Natura a estas partes,
una sangre fría en torno al corazón me estorbara,
me agraden campos y, en los valles, regadores arroyos: 485 -·

ame yo, sin gloria, ríos y selvas. ¡O h, dónde los campos


Esperqueos, y con Laconías vírgenes, dado a Baco,
el T aigeto ! ¡O h, quién en los gélidos valles del Hemo
me pusiera, y me cubriera con ingente sombra de ramas!

¡Feliz quien de las cosas conocer pudo las causas, 400

y todos los miedos y el inexorable destino


rindió a sus pies, y el estrépito del avaro Aqueronte!
¡Afortunado, también, quien conoció a los dioses agrestes,
a Pan, y al viejo Silvano, y a las Ninfas hermanas!
A ése ni las fasces del pueblo ni de los reyes la púrpura
lo desvían, ni la discordia que agita a infieles hermanos;
no el Dacio, que del Histro conjurado desciende;
no la cosa Rom ana y los reinos mortales; que ése
no se duele, compasivo, del pobre, ni envidia al que tiene.
Los frutos de la rama, los que los mismos campos gustosos 500’

de suyo engendraron, recogió. N o las férreas leyes


ni el foro insano vio, ni los archivos del pueblo.

Conmueven unos, con remos, los ciegos mares, o corren

43
VIRGILIO

In ferrum; penetrant aulas et limina regum,


soy Hic petit excidiis urbem miserosque Penates,
U t gemma bibat et Sarrano dormiat ostro;
C o n d it opes alius, defossoque incubat auro;
Hic stupet attonitus rostris; hunc plausus hiantem
Per cuneos, geminatus enim, plebisque patrumque
5l 0 C orripuit; gaudent perfusi sanguine fratrum,
Exilioque domos et dulcia limina mutant,
A tq u e alio patriam quærunt sub sole jacentem.
A gricola incurvo terram dim ovit aratro:
Hinc anni labor; hinc patriam parvosque nepotes
515 Sustinet, hinc armenta boum meritosque juvencos;
Nec requies, quin aut pomis exuberet annus,
A u t fetu pecorum, aut Cerealis mergite culmi,
Proventuque oneret sulcos, atque horrea vincat.
V en it hiems: teritur Sicyonia baca trapetis;
520 Glande sues læti redeunt; dant arbuta silvae;
E t varios ponit fetus autumnus, et alte
M itis in apricis coquitur vindemia saxis.
Interea dulces pendent circum oscula nati:
Casta pudicitiam servat domus; ubera vaccæ
525 Lactea demittunt, pinguesque in gramine læto
Inter se adversis luctantur cornibus hædi.
Ipse dies agitat festos; fususque per herbam,
Ignis ubi in medio et socii cratera coronant,
T e , libans, Lenaee, vocat, pecorisque magistris

44
GEÓRGICAS II

hacia el hierro; penetran en cortes y en umbrales de reyes.


Busca éste la ruina de una urbe y sus tristes Penates, 505
para beber en una gema y dormir en púrpura T ir ia ;
otro oculta riquezas, e incuba el oro enterrado;
ése, atónito, ante los rostros se pasma ; a aquél, boquiabierto,
el aplauso de plebe y senado, repetido en las gradas,
lo arrastra. Aquéllos gozan manchados con sangre de
y cambian por el exilio las casas y dulces umbrales, [hermanos,
y procuran, yacente bajo otro sol, una patria. ‘ 512
Rem ovió la tierra el agrícola con arado torcido:
de aquí el trabajo del año; de aquí patria y parvos hijuelos
sustenta; de aquí, rebaños de bueyes y dignos novillos. 5is
N o habrá descanso, hasta que abunde en frutas el año,
o en cría de ovejas, o en haz de tallos cereales,
y cargue con la cosecha los surcos, y venza los hórreos.
Viene el invierno; es majada en el trujal la baya Sicionia;
gordos vuelven de bellota los cerdos; dan madroños las selvas,
y el otoño hace caer frutos variados, y en lo alto 521

la tierna vendimia se sazona en peñas soleadas.


Entre tanto, penden los dulces hijos en torno a los besos,
la casta familia preserva el pudor, las vacas sus tetas
lecheras distienden, y pingües en el césped alegre Γ)25
luchan entre sí los cabritos enfrentando sus cuernos.
Él mismo, guarda sus días de fiesta, y tendido en la hierba,
donde en torno del fuego los amigos coronan la crátera,
libando te invoca, oh Leneo, y para los dueños de ovejas

44
VIRGILIO

530 Velocis jaculi certamina ponit in ulmo,


Corporaque agresti nudat prædura palaestra.

Hanc olim veteres vitam coluere Sabini,


Hanc Remus et frater; sic fortis Etruria crevit
Scilicet et rerum facta est pulcherrima Roma,
535 Septemque una sibi muro circumdedit arces.
Ante etiam sceptrum Dictæi regis, et ante
Impia quam cæsis gens est epulata juvencis,
Aureus hanc vitam in terris Saturnus agebat;
Necdum etiam audierant inflari classica, necdum
540 Impositos duris crepitare incudibus enses.

Sed nos immensum spatiis confecimus æquor;


Et jam tempus equum fumantia solvere colla.

45
GEÓRGICAS II

instituye certámenes; el del dardo veloz en un olmo, 3?f0


y desnuda los fuertes cuerpos para la agreste palestra.

Esta vida una vez cultivaron los antiguos Sabinos;


ésta, Remo y su hermano; así creció fuerte la Etruria
sin duda, y Roma se hizo la más bella de todas las cosas,
y sola se rodeó en un muro con siete colinas. 535
Antes también del cetro del rey Dicteo, y antes
que una gente impía se nutriera de inmolados novillos.
Esta vida pasaba en las tierras el áureo Saturno;
Aún no se había oído que las trompetas fueran tocadas,
ni que puestas en los duros yunques las espadas crujieran. 540

Mas ya hemos recorrido en sus términos inmensa llanura,


y es tiempo de soltar los cuellos humeantes de los caballos.

45
Liber t e r t i u s

T e QUOQUE, magna Pales, et te, memorande, canemus,


Pastor ab A m phryso; vos, silvæ, amnesque Lycæi.
Cetera, quæ vacuas tenuissent carmine mentes,
Omnia jam vulgata: quis aut Eurysthea durum,
5 A u t illaudati nescit Busiridis aras?
Cui non dictus H ylas puer, et Latonia Delos,
Hippodameque, umeroque Pelops insignis eburno,
Acer equis? Tem ptanda via est, qua me quoque possim
T ollere hum o victorque virum volitare per ora.
10 Primus ego in patriam mecum, modo vita supersit,
A o n io rediens deducam vertice Musas;
Primus Idumæas referam tibi, Mantua, palmas;
E t viridi in campo templum de marmore ponam
Propter aquam, tardis ingens ubi flexibus errat
15 Mincius et tenera prætexit harundine ripas.
In medio mihi Cæsar erit templumque tenebit.
Illi victor ego, et T y r i o conspectus in ostro,
Centum quadrijugos agitabo ad flumina currus.
Cuncta mihi, A lpheum linquens lucosque Molorchi,
20 Cursibus et crudo decernet Græcia cæstu.
Ipse, caput tonsæ foliis ornatus olivæ,
Libro tercero

T E C A N T A R E M O S también, magna Pales, y a ti, memorable


pastor de A n friso ; a vosotros, selvas y arroyos Liceos.
L o demás, que con un carmen retuvo las mentes ociosas,
ya todo está divulgado: ¿quién al duro Euristeo
desconoce, o las aras del no alabado Busiris? 5

¿Por quién no fue cantado el niño Hilas, y Delos Latonia,


e Hipodamia, y Pélope, por el hom bro de marfil señalado,
fuerte auriga? He de buscar la vía por que yo también pueda
alzarme del suelo y volar vencedor en boca de hombres.
Y o el primero a la patria conmigo (sí la vida me alcanza) 10
conduciré, regresando del vértice A onío, a las Musas;
el primero, te traeré las palmas Idumeas, oh M antua,
y en el verde campo fundaré un templo de mármol,
cerca del agua, donde con tardas vueltas vaga el ingente
Míncio, y con tiernas cañas las riberas recubre. 15

Tendré a César en medio, y él será dueño del templo.


Para él, yo, vencedor, ilustre por la púrpura T íria,
cien carros con cuadrigas haré correr jun to al río.
Dejando, en mi honor, el A lfeo y de M olorco los bosques,
Carecía toda justará en las carreras y el cesto de cuero. 20
Y o mismo, ornado la frente con hojas de oliva cortada,

46
VIRGILIO

Dona feram. Jam nunc sollemnes ducere pompas


Ad delubra juvat caesosque videre juvencos;
V el scena ut versis discedat frontibus, utque
25 Purpurea intexti tollant aulæa Britanni.
In foribus pugnam ex auro solidoque elephanto
Gangaridum faciam victorisque arma Quirini;
Atque hic undantem bello magnumque fluentem
Nilum ac navali surgentes ære columnas.
3o Addam urbes Asiæ domitas, pulsumque Niphaten,
Fidentemque fuga Parthum versisque sagittis,
Et duo rapta manu diverso ex hoste tropæa,
Bisque triumphatas utroque ab litore gentes.
Stabunt et Parii lapides, spirantia signa,
35 Assaraci proles, demissaeque ab Jove gentis
Nomina, Trosque parens, et Trojae Cynthius auctor;
Invidia infelix Furias amnemque severum
Cocyti metuet, tortosque Ixionis angues
Immanemque rotam, et non exsuperabile saxum.

40 Interea Dryadum silvas saltusque sequamur


Intactos, tua, Maecenas, haud mollia jussa.
T e sine nil altum mens incohat. En age, segnes
Rumpe moras; vocat ingenti clamore Cithaeron;
Taygetique canes, domitrixque Epidaurus equorum;
45 Et vox assensu nemorum ingeminata remugit.
M o x tamen ardentes accingar dicere pugnas

47
GEÓRGICAS III

IJevaré los dones. Y a ahora conducir solemnes pompas


a los templos me place, y ver los inmolados novillos;
o que se abra la escena cuando giren sus frentes,
y que los Britanos tejidos alcen purpúreos telones.
En las puertas, de oro y sólido marfil haré la batalla
de los Gangáridas, y las armas del victorioso Quirino;
y aquí, al oleante por la guerra y magno fluyente
Nilo, y de bronce naval surgentes columnas.
Sumaré las urbes domadas de Asia, el herido Nifates,
y al Parto que confía en la fuga y en las vueltas saetas;
los dos trofeos quitados por fuerza a enemigos opuestos,
y las naciones vencidas dos veces en ambas orillas.
Y estarán, de piedras de Paros respirantes imágenes,
la prole de Asaraco, y de la gente venida de Jove
la fama, y el padre Tros, y Cintio padre de T ro ya.
La triste Envidia a las Furias y las tétricas aguas
del Cocito temerá, y de Ixión las serpientes torcidas
y la rueda inhumana y el no superable peñasco.

Entre tanto, sigamos las selvas y los sotos intactos


de las Dríadas; tus no blandos mandatos, Mecenas.
Sin ti, nada grande emprende la mente. Ven, pues, y tardías
demoras rompe. Llaman con ingente clamor el Ci ter on,
los canes del Taigeto, y Epidauro que doma caballos;
y por el eco de los bosques brama la voz redoblada.
Luego, con todo, me dispondré a cantar las luchas ardientes
VIRGILIO

Caesaris et nomen fama tot ferre per annos,


T ith o n i prima quot abest ab origine Caesar.

Seu quis, Olympiacae miratus praemia palmae,


Pascit equos, seu quis fortes ad aratra juvencos,
Corpora praecipue matrum legat. Optima torvae
Forma bovis, cui turpe caput, cui plurima cervix,
Et crurum tenus a mento palearia pendent;
T u m longo nullus lateri modus: omnia magna,
Pes etiam; et camuris hirtæ sub cornibus aures.
Nec mihi displiceat maculis insignis et albo,
A u t juga detrectans, interdumque aspera cornu
E t faciem tauro propior; quaeque ardua tota
Et gradiens ima verrit vestigia cauda.
Æ tas Lucinam justosque pati hymenaeos
Desinit ante decem, post quattuor incipit annos,
Cetera nec feturae habilis, nec fortis aratris.
Interea, superat gregibus dum laeta juventas,
Solve mares; mitte in Venerem pecuaria primus,
Atque aliam ex alia generando suffice prolem.
Optima quaeque dies miseris mortalibus aevi
Prima fugit; subeunt morbi tristisque senectus,
E t labor, et durae rapit inclementia mortis.
Semper erunt, quarum mutari corpora malis:
Semper enim refice; ac, ne post amissa requiras,
Anteveni, et subolem armento sortire quotannis.
GEÓRGICAS III

de César, y a llevar tantos años con la fama su nombre


cuantos del primer origen de T it ó n dista César.

Quien admirando los premios de la Olím pica palma


cría caballos; quien, para los arados, fuertes novillos, 5o
sobre todo escoja el cuerpo de las madres. La óptima forma
de la torva res, es la de fea cabeza, de ancho pescuezo,
y papadas que cuelgan desde el mentón a las piernas.
N o hay medida para su largo costado; grande es en todo,
aun en el pie y, bajo corvos cuernos, las hirsutas orejas. 55
N o me desplacería señalada con manchas y blanco,
o rebelde a los yugos y a veces bronca de cuerno,
y en traza más próxim a a un toro; ni la que toda m u y alta,
caminando barre sus huellas con el extremo del rabo.
La edad de sufrir a Lucina y los himeneos legítimos, co
termina antes de los diez, después de los cuatro años comienza;
la otra no es apta para la preñez ni los fuertes arados.
En tanto, mientras la alegre juventud abunda en las greyes,
suelta los machos; a Venus manda, el primero, el ganado;
y recriando sustituye una prole con otra. os
El tiempo mejor de la edad de los miserables mortales
huye el primero; les vienen dolencias y triste vejez
y trabajo, y la inclemencia de la muerte cruel los arrastra,
f&fempre habrá reses cuyos cuerpos prefieras cambiar.
Siempre múdalas, pues, y porque no, ya perdidas, las busques,
anticípate y elige cada año una cría del ganado. n

48
VIRGILIO

Nec non ettpecori est idem delectus equino.


T u modo, quos in spem statuis submittere gentis,
Praecipuum jam inde a teneris impende laborem.
75 Continuo pecoris generosi pullus in arvis
A ltius ingreditur, et mollia crura reponit
Primus et ire viam et fluvios tentare minaces
A udet et ignoto sese committere ponti;
Nec vanos horret strepitus. Illi ardua cervix,
so Argutum que caput, brevis alvus, obesaque terga,
Luxuriatque toris animosum pectus. Honesti
Spadices glaucique: color deterrimus albis,
E t gilvo. T u m , si qua sonum procul arma dedere,
Stare loco nescit, micat auribus et tremit artus,
ss Collectumque fremens volvit sub naribus ignem.
Densa juba, et dextro jactata recumbit in armo;
A t duplex agitur per lumbos spina; cavatque
Tellurem et solido graviter sonat ungula cornu.
T a lis Amyclaei domitus Pollucis habenis
90 Cyllarus et, quorum Graii meminere poetae,
Martis equi bijuges, et magni currus Achilli.
T a lis et ipse jubam cervice effudit equina
Conjugis adventu pernix Saturnus, et altum
Pelion hinnitu fugiens implevit acuto.

os Hunc quoque, ubi aut morbo gravis aut jam segnior


Deficit, abde domo; nec turpi ignosce senectae. [annis,

49
GEÓRGICAS III

Y también tendrá igual selección el equino rebaño.


T ú así, a los que guardar para esperanza de la raza decidas,
presta un trabajo especial, ya desde sus tiernas edades.
De inmediato el potro de generosa casta en los campos
más erguido camina, y acomoda las piernas flexibles;
a ir delante de todos y a probáronos minaces
se atreve, y a confiarse a un puente no conocido;
no teme vanos estrépitos; la cerviz alta tiene,
sutil la cabeza, breve el vientre y gruesos los lomos,
y abunda en músculos su pecho animoso; son bellos
los bayos y tordos; el color más malo es el de blancos
y grises. Además, si a lo lejos hacen ruido las armas,
no sabe estar quieto: alza las orejas, sacude los miembros,
y, relinchante, exhala el fuego en la nariz recogido.
Densa es la crin, y sacudida cae sobre el hom bro derecho;
doble espinazo forma su espalda a lo largo, y escarba
su pezuña la tierra, y suena fuerte con sólido cuerno.
Así, por las riendas de P ó lu x Am icleo domado,
Cílaro fue, y los que recordaron Griegos poetas
dos caballos de Marte, y del magno Aquiles el tronco.
A sí también esparció la crin sobre su cerviz de caballo
el mismo Saturno ligero, al llegar su esposa, y huyendo
llenó el alto Pellón con agudo relincho.

Tam bién, cuando lento por el morbo o por los años inútil
¿ecaiga, guárdalo en casa, y su vejez honrosa perdona.
VIRGILIO

Frigidus in Venerem senior, frustraque laborem


Ingratum trahit; et, si quando ad proelia ventum est,
U t quondam in stipulis magnus sine viribus ignis,
100 Incassum furit. Ergo animos ævumque notabis
Praecipue; hinc alias artes, prolemque parentum,
E t qui cuique dolor victo, quae gloria palmæ.
Nonne vides, cum præcipiti certamine campum
Corripuere ruuntque effusi carcere currus,
ios Cum spes arrectae juvenum, exsultantiaque haurit
Corda pavor pulsans! Illi instant verbere torto,
E t proni dant lora; volat vi fervidus axis:
Jamque humiles, jamque elati sublime videntur
Aera per vacuum ferri atque assurgere in auras;
no Nec mora, nec requies; at fulvae nimbus harenæ
T o llitu r; humescunt spumis flatuque sequentum:
T a n tu s amor laudum, tantæ est victoria curae!
Primus Erichthonius currus et quattuor ausus
Jungere equos rapidusque rotis insistere victor,
iis Frena Pelethronii Lapithae gyrosque dedere,
Impositi dorso, atque equitem docuere sub armis
Insultare solo, et gressus glomerare superbos.
Æ quus uterque labor; aeque juvenemque magistri
Exquirunt calidumque animis et cursibus acrem,
120 Quamvis sæpe fuga versos ille egerit hostes
E t patriam Epirum referat fortesque Mycenas
Neptunique ipsa deducat origine gentem.

50
GEÓRGICAS III

Frío es para Venus el viejo, y vanamente un trabajo


ingrato prolonga, y si llega alguna vez al combate,
como a veces un gran fuego sin fuerza entre pajas, en vano
se enardece. A sí pues, observarás su edad y sus bríos 100
sobre todo; después sus otras artes: la raza paterna,
y qué dolor siente vencido y qué gloria en las palmas.
¿No ves cuando, en el rápido certamen, al campo
se lanzan los carros, y corren, las barreras dejando;
cuando esperanzas de jóvenes surgen, y el miedo anhelante 105
seca corazones que saltan? Instan con látigo ondeante,
inclinados dan riendas, vuela férvido el eje con fuerza,
y ya abajados, y ya levantados a lo alto, parecen
ser llevados por el aire vacío y remontarse a los cielos.
Ni quietud ni demora. Y una nube de arena rojiza no
se alza. Espumas y aliento de los rezagados los mojan.
¡T a n to es el amor de las palmas, tan grande afán la victoria!
Erictonio, el primero, se atrevió a enganchar a los carros
cuatro caballos y, raudo, a estribar victorioso en las ruedas.
Los Peletronios Lapitas aplicaron frenos y giros, 115
en la espalda montados, y al armado jinete enseñaron
a saltar sobre el suelo y a ordenar los pasos soberbios.
E>os iguales trabajos. Por igual, los criadores al joven
buscan, y al ardiente de ánimos y al veloz de carrera.
Nunca al viejo, aunque a menudo al hoste vuelto en fuga
y tenga por patria a Epiro y la fuerte Mícenas, [siguiera,
y saque su origen de la raza del mismo Neptuno. 322

50
VIRGILIO

His animadversis instant sub tempus, et omnes


Impendunt curas denso distendere pingui
125 Quem legere ducem et pecori dixere maritum;
Florentesque secant herbas, fluviosque ministrant,
Farraque, ne blando nequeat superesse labori,
Invalidique patrum referant jejunia nati.
Ipsa autem macie tenuant armenta volentes;
130 Atque, ubi concubitus primos jam nota voluptas
Sollicitat, frondesque negant et fontibus arcent;
Saepe etiam cursu quatiunt et sole fatigant,
C u m graviter tunsis gemit area frugibus, et cum
Surgentem ad Zephyrum paleæ jactantur inanes.
135 Hoc faciunt nimio ne luxu obtusior usus
Sit genitali arvo et sulcos oblimet inertes,
Sed rapiat sitiens Venerem interiusque recondat.

Rursus cura patrum cadere, et succedere matrum


Incipit. Exactis gravidæ cum mensibus errant,
140 N on illas gravibus quisquam juga ducere plaustris,
N o n saltu superare viam sit passus, et acri
Carpere prata fuga, fluviosque innare rapaces.
Saltibus in vacuis pascant, et plena secundum
Flum ina, muscus ubi et viridissima gramine ripa,
145 Speluncæque tegant, et saxea procubet umbra.

Est lucos Silari circa ilicibusque virentem

51
GEÓRGICAS III

E sto advertido se previenen con tiempo, y emplean


sus cuidados todos en henchir con densa gordura
al que eligieron guía y declararon marido de yeguas. 125.
Hierbas abundantes le siegan, le dan aguas vivas
y farros, para que pueda bastar al dulce trabajo,
y el ayuno de los padres no muestren los débiles hijos.
Pero, de grado, a las mismas hembras con flaqueza extenúan,
y, cuando a las primeras cópulas ya el sabido deleite 130*
las incita, les niegan hojas y las apartan de fuentes.
A menudo también las hacen correr y al sol las fatigan,
cuando gime la era gravemente en la trilla de granos
y cuando al naciente C éfiro se avientan pajas vacías.
Esto hacen porque la excesiva grosura el uso no obstruya 135.
del campo genital, y enlode los surcos inertes,
mas, sediento, tome a Venus y más hondamente la guarde.

Y el cuidar de los padres comienza a cesar, y el de las madres,


a suceder. C u an d o yerran grávidas, pasados los meses,
nadie a éstas que arrastren los yugos en pesadas carretas 14o,
permita, o que crucen de un salto el camino, o que en rápida
fuga tomen los prados, o que naden en ríos rapaces.
Pazcan en llanuras libres, a lo largo de plenas
corrientes, donde haya musgo y ribera con grama verdísima,
Y las grutas protejan, y la sombra se extienda rocosa. 145.

H ay, en torno a los bosques del Selo y, verdeante de encinas,.

51
VIRGILIO

Plurim us A lb u rn u m volitans, cui nomen asilo


R om an u m est, oestrum Graii vertere vocantes,
Asper, acerba sonans; quo tota exterrita silvis

150 D iffu g iu n t armenta; furit mugitibus æther


Concussus, silvæque, et sicci ripa T a n ag ri.
Hoc quondam monstro horribiles exercuit iras
Inachiæ Juno pestem meditata juvencæ.
Hunc quoque (nam mediis fervoribus acrior in s ta t),
155 Arcebis gravido pecori armentaque pasces
Sole recens orto, aut noctem ducentibus astris.

Post partum, cura in vitulos traducitur omnis,


Continuoque notas et nomina gentis inurunt,
Et quos aut pecori malint submittere habendo,
100 A u t aris servare sacros, aut scindere terram
E t campum horrentem fractis invertere glebis.
Cetera pascuntur virides armenta per herbas.
T u quos ad studium atque usum formabis agrestem,
Jam vitulos hortare, viamque insiste domandi,
165 D u m faciles animi juvenum, dum mobilis a?tas.
A c prim um laxos tenui de vimine circlos
Cervici subnecte: dehinc, ubi libera colla
Servitio assuerint, ipsis e torquibus aptos
Junge pares, et coge gradum conferre juvencos;
JL70 Atque illis jam sæpe rota? ducantur inanes
Per terram, et summo vestigia pulvere signent.

52
GEÓRGICAS III

el A lb u rn o, lo que vuela copioso y tiene asilo por nombre


flom an o ( oestros tradujeron, al llamarlo, los G rie g o s).
Aspero, bronco al zumbar, de quien huye aterrado en las selvas
todo el ganado, y enloquecen con los mugidos el éter 130
turbado y las selvas y la ribera del seco T an agro.
Con este monstruo, un día ejerció sus iras horribles
Juno, meditando la desgracia de la Inaquia becerra.
A éste también (pues más cruel en medio del calor acomete)
apartarás de la grey grávida, y pacerás el ganado 155
cuando nace el nuevo sol o los astros conducen la noche.

Después del parto, a los becerros se vuelve todo el cuidado,


y enseguida se marcan con las notas y nombres de raza ;
los que se prefiera criar para mantener el rebaño,
o conservar santos para las aras, o que partan la tierra leo
o volteen el campo erizado por las glebas quebradas.
En las verdes hierbas pacen los restantes ganados.
T ú , a los que eduques para trabajos y el agreste ejercicio,
ya becerros, aliéntalos, y entra de domarlos al modo
cuando es blanda su edad y fácil su genio de jóvenes. i 6ÿ
Y primero sueltos círculos de mimbre delgado
anuda en su cerviz; después, cuando libres los cuellos
a la esclavitud se hagan, atados por los mismos collares
*

junta los novillos en pares, y a unir sus pasos oblígalos.


Y a menudo ya por ellos sean llevadas ruedas vacías 170
por la tierra, y señalen huellas en la cara del p o lvo ;

52
V IR G IL IO

Post valido nitens sub pondere faginus axis


Instrepat, et junctos temo trahat æreus orbes.
Interea pubi indomitæ non gramina tantum,
175 Nec vescas salicum frondes ulvamque palustrem,
Sed frumenta manu carpes sata; nec tibi fetæ,
More patrum, nivea implebunt mulctralia vaccæ,
Sed tota in dulces consument ubera natos.

Sin ad bella magis studium turmasque feroces,


180 A u t A lphea rotis praelabi flumina Pisæ,
E t Jovis in luco currus agitare volantes,
Primus equi labor est animos atque arma videre
Bellantum, lituosque pati, tractuque gementem
Ferre rotam, et stabulo frenos audire sonantes;

135 T u m magis atque magis blandis gaudere magistri


Laudibus et plausæ sonitum cervicis amare.
A tqu e hæc jam prim o depulsus ab ubere matris
Audeat, inque vicem det m ollibus ora capistris,
Invalidus etiamque tremens, etiam inscius aevi.

190 A t tribus exactis ubi quarta accesserit æstas,


Carpere m ox gyrum incipiat gradibusque sonare
Com positis, sinuetque alterna volum ina crurum,
Sitque laboranti similis; tum cursibus auras,
T u m vocet, ac per aperta volans, ceu liber habenis,
190 Æ qu ora, v ix summa vestigia ponat harena.
GEÓRGICAS III

después el eje de haya, luchando bajo el peso robusto,


rechine, y la lanza de bronce arrastre juntas las ruedas.
Entre tanto, el joven indóm ito no sólo con gramas
se alimente, o con hojas de sauces y ova palustre,
mas córtale a mano tiernos trigos. N o las vacas paridas
niveos ordeñaderos, según usos antiguos, te llenen,
sino que en los dulces hijos agoten todas sus ubres.

Pero si te apasionan más las guerras y tropas feroces,


o rozar con ruedas la corriente del A lfeo de Pisa
y mover carros voladores en el bosque de Júpiter,
sea el primer trabajo del caballo ver los ánimos y armas
de los guerreros; sufrir los clarines, llevar la gimiente
rueda arrastrada, y oír en el establo los frenos sonantes;
después, más y más gozar de las blandas lisonjas
del dueño, y amar de su cuello acariciado el sonido.
Y a estas cosas tan luego que es quitado de la ubre materna
se atreva, y dé a su turno el cuello a muelles cabestros,
débil aún y temblante, aún no sabedor de la vida.

M as a los tres cumplidos, cuando el cuarto estío llegare,


de inmediato a dar giros comience, y a hacer ruido con pasos
ordenados, y doble los goznes de las piernas alternos
como uno que trabaja. Entonces en la carrera a las auras
provoque, y como libre de riendas, volando en los campos
abiertos, apenas deje huellas en la h az de la arena.
VIRGILIO

Qualis Hyperboreis A q u ilo cum densus ab oris


Incubuit, Scythiæque hiemes atque arida differt
N u b ila; tum segetes altæ campique natantes
Lenibus horrescunt flabris, summæque sonorem
200 D an t silvæ, longique urgent ad litora fluctus;
Ille volat, simul arva fuga, simul æquora verrens.
Hic vel ad Elei metas et maxima campi
Sudabit spatia et spumas aget ore cruentas,
Belgica vel m olli melius feret esseda collo.
205 T u m demum crassa magnum farragine corpus
Crescere jam domitis sinito; namque ante dom andum
Ingentes tollent animos, prensique negabunt
Verbera lenta pati et duris parere lupatis.

Sed non ulla magis vires industria firmat,


210 Q uam Venerem et cæci stimulos avertere amoris,
Sive boum, sive est cui gratior usus equorum.
A tq u e ideo tauros procul atque in sola relegant
Pascua, post montem oppositum et trans flumina lata:
A u t intus clausos satura ad præsepia servant.
215 Carpit enim vires paulatim uritque videndo
Femina, nec nemorum patitur meminisse nec herbae.
Dulcibus illa quidem illecebris et sæpe superbos
Cornibus inter se subigit decernere amantes.
Pascitur in magna Sila formosa juvenca:
220 Uli alternantes multa vi proelia miscent

54
GEÓRGICAS III

Com o el denso A q u iló n cuando de las Hiperbóreas riberas


se suelta, y dispersa las borrascas de Escitia y las áridas
nubes: entonces las altas mieses y los campos undosos
se erizan con suaves soplos, y un murmullo las cimas
de las selvas dan, y largas olas amenazan las costas; 200
él vuela, barriendo en su fuga a la vez la tierra y los mares.
Éste, o bien hacia las metas o inmensos espacios del campo
Eleo sudará, y hará en su hocico sangrientas espumas,
o arrastrará, mejor, con dócil cuello, la Belga carroza.
Sólo entonces un gran cuerpo, con pingüe forraje, permite 205
que, ya domados, les crezca, pues antes de que sean domados
tomarán grandes bríos y se negarán, sujetados,
a sufrir flexibles látigos y a obedecer duros frenos,

Pero ninguna industria más afirma sus fuerzas


que apartarles a V en u s y del ciego amor los estímulos, 210
ora de bueyes, ora sea más grato cuidar de caballos.
Y por lo mismo, enviarán lejos a los toros, a solas
pasturas, tras un monte opuesto y más allá de anchos ríos,
o los guardarán encerrados en colmados pesebres»
Pues consume y arde sus fuerzas poco a poco la vista 215

de la hembra, y no les permite acordarse de bosques y hierbas.


Ella, en verdad, con dulces halagos, a menudo a soberbios
amantes obliga a luchar entre sí con los cuernos.
Se apacienta en la magna Sila una hermosa novilla:
«líos, por .turno, con gran fuerza, mueven combates 220

54
VIRGILIO

Vulneribus crebris; lavit ater corpora sanguis,


Versaque in obnixos urgentur cornua vasto
C u m gemitu: reboant silvæque et longus O lym pus.
Nec mos bellantes una stabulare; sed alter
V ictu s abit, Iongeque ignotis exsulat oris,
M u lta gemens ignominiam plagasque superbi
Victoris, tum, quos amisit inultus amores,
E t stabula adspectans regnis excessit avitis.
Ergo om ni cura vires exercet, et inter
Dura jacet pernix instrato saxa cubili,
Frondibus hirsutis et carice pastus acuta;
E t temptat sese atque irasci in cornua discit
Arboris obnixus trunco, ventosque lacessit
Ictibus et sparsa ad pugnam proludit harena.
Post, ubi collectum robur viresque refectae,
Signa movet, præcepsque oblitum fertur in hostem;
Fluctus uti, medio coepit cum albescere ponto
Longius ex altoque sinum trahit; utque volutus
A d terras immane sonat per saxa, neque ipso
M onte minor procum bit; at ima exaestuat unda
Vorticibus, nigramque alte subjectat harenam.

O m n e adeo genus in terris hom inum que ferarumque,


E t genus aequoreum, pecudes, pictæque volucres,
In furias ignemque ruunt. A m o r omnibus idem.
T em p o re non alio catulorum oblita leaena
GEÓRGICAS III

con frecuentes heridas; negra sangre baña sus cuerpos,


y abajados los cuernos, instan a quien resiste con vasto
bram ido: y las selvas y el largo O lim p o retumban.
N o es costumbre estabular jun tos a los rijosos; mas parte
el vencido, y se destierra lejos en ignotas riberas. 225
B ram ando m ucho su ignom inia, los golpes del fuerte
vencedor, allí, y los amores que perdió sin venganza,
y m irando los establos, dejó de sus abuelos los reinos.
P or ello, ejercita sus fuerzas con su entero cuidado,
y yace fírm e entre duras rocas, en cubil no cubierto, 230
apacentado de hojas hirsutas y agudo carrizo;
y se prueba, y a encolerizarse con los cuernos aprende;
se esfuerza en un tronco de árbol, y a los vientos asalta
con golpes, y preludia el combate con arena esparcida,
pespués, cuando reunió su poder y repuso sus fuerzas, 2:k
mueve sus banderas y embiste hacia el o lvid ad o enemigo.
A sí la ola, cuando empieza a blanquear en m edio del ponto,
de alta mar arrastra un seno m u y vasto, y al rodar hacia tierra
suena ferozm ente en las rocas, y no más pequeña
que el monte mismo se abate; mas hierve en el fo n d o la onda
en vórtices y acarrea negruzca arena a lo alto. 2-11

De esta suerte, en las tierras todo linaje de hom bres y fieras,


y el ecuóreo linaje, las bestias y las aves pintadas,
caen en furias y fuego: el am or es igual para todos.
N o en otro tiempo, olvid an d o sus cachorros, la leona 24c

55
VIRGILIO

Sævior erravit campis, nec funera vulgo


T a m multa informes ursi stragemque dedere
Per silvas; tum sævus aper, tum pessima tigris:
Heu! male tum L ibyæ solis erratur in agris.
250 Nonne vides ut tota tremor pertentet equorum
Corpora, si tantum notas odor attulit auras?
A c ñeque eos jam frena virum, neque verbera sæva,.
N o n scopuli rupesque cavae atque objecta retardant
Flumina correptosque unda torquentia montes.
255 Ipse ruit dentesque Sabellicus exacuit sus,
E t pede prosubigit terram, fricat arbore costas,
Atque hinc atque illinc umeros ad vulnera durat.
Quid juvenis, magnum cui versat in ossibus ignem
Durus amor? Nempe abruptis turbata procellis
260 Nocte natat cæca serus freta; quem super ingens
Porta tonat cæli, et scopulis illisa reclamant
Æ qu ora; nec miseri possunt revocare parentes,
Nec moritura super crudeli funere virgo.
Quid lynces Bacchi variæ, et genus acre luporum
265 Atque canum? quid, quæ imbelles dant proelia cervi?

Scilicet ante omnes furor est insignis equarum;


Et mentem Venus ipsa dedit, quo tempore Glauci
Potniades malis membra absumpsere quadrigae.
Illas ducit amor trans Gargara transque sonantem
270 Ascanium; superant montes et flumina tranant;

56
GEÓRGICAS III

vagó más cruel en los campos, ni a cada paso causaron


tantas muertes y estrago en las selvas los osos deformes.
Entonces, cruel el jabalí; la tigresa es pésima entonces.
¡A y , mal vagamos entonces en los campos solos de Libia!
¿No ves cómo un temblor conmueve de los caballos el cuerpo
todo, si sólo trajo el olor los conocidos alientos? 251
Y ya ni frenos de hombres ni látigos crueles,
no peñas ni cóncavas rocas los retardan, ni opuestas
corrientes que montes arrebatados por la onda retuercen.
A u n el Sabélico puerco se arroja, y afila los dientes, 25a
y escarba la tierra con el pie; los flancos frota en un árbol,
y a un lado y otro endurece para las heridas los hombros.
¿Qué hace el joven al que revuelve un gran fuego en los huesos
el duro amor? Por cierto entre abruptas procelas, turbados
mares cruza a nado, tardo en la noche ciega. La ingente 260
puerta del cíelo truena arriba; braman rompiendo entre escollos
los mares; no pueden hacerlo volver los míseros padres
ni la virgen que ha de morir sobre sus crueles despojos.
¿Qué los linces varios de Baco, y la acre raza de lobos
y perros? ¿Qué, las luchas que traban los ciervos imbeles? 265

Sin duda es insigne entre todos el furor de las yeguas,


y les dio Venus misma ese ardor cuando los miembros
con las quijadas devoraron las cuadrigas de Potnias, [de Glauco
El amor las lleva atrás del Gárgaro y atrás del sonante
Ascanio; vencen los montes y a nado pasan los ríos. 270

56
VIRGILIO

Continuoque, avidis ubi subdita flamma medullis


(Vere magis, quia vere calor redit ossibus), illae
Ore omnes versae in Zephyrum stant rupibus altis,
Exceptantque leves auras, et sæpe sine ullis
275 Conjugiis vento gravidæ (mirabile d ic tu ) ,
Saxa per et scopulos et depressas convalles
D iffu giu n t, non, Eure, tuos neque solis ad ortus,
In Borean Caurumque, aut unde nigerrimus Auster
Nascitur et pluvio contristat frigore caelum.
280 Hic demum, hippomanes vero quod nomine dicunt
Pastores, lentum destillat ab inguine virus;
Hippomanes, quod sæpe malae legere novercae,
Miscueruntque herbas et non innoxia verba.

Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus,


2S5 Singula dum capti circumvectamur amore.
Hoc satis armentis: superat pars altera curae,
Lanigeros agitare greges hirtasque capellas.
Hic labor; hinc laudem, fortes, sperate, coloni.
Nec sum animi dubius verbis ea vincere magnum
290 Quam sit et angustis hunc addere rebus honorem;
Sed me Parnassi deserta per ardua dulcis
Raptat amor; juvat ire jugis, qua nulla priorum
Castaliam molli devertitur orbita clivo.
Nunc, veneranda Pales, magno nunc ore sonandum.

57
GEÓRGICAS III

Y aí p un to que esa llama es metida en sus médulas ávidas

(más en primavera, pues el calor vuelve en ella a los h u eso s),


vueltas todas al C éfiro el rostro, en altas peñas se yerguen
y a las leves auras acogen, y sin connubio ninguno
grávidas, a menudo, del viento (es cosa a d m ira b le ), 275
sobre rocas y peñascos y llanadas hundidas
se esparcen h u yendo; no hacia ti, Euro, o del sol hacia el orto;
hacia el Bóreas y el Cauro, o hacia donde el A u stro negrísimo
nace, y el cielo contrista con frío pluvioso.
De aquí al fin el que por nombre verdadero hipómanes llam an
los pastores, lento veneno, desde la ingle se filtra; 281
el hipómanes, que a menudo madrastras malignas cogieron
y le mezclaron hierbas y no inocentes palabras.

Pero huye, entre tanto; irreparable huye el tiempo,


mientras presos del amor en torno a cada cosa vagamos. 285
Baste para el ganado; otra parte de cuidados nos queda:
tratar de las greyes lanígeras y las cabras hirsutas.
Ésta es labor. D e aquí esperad alabanza, fuertes colonos.
N o dudo en mi ánimo cuán arduo sea vencer con palabras
esos temas, y añadir tal honor a cosas humildes; 200
nías por las cuestas desiertas del Parnaso, me lleva
dulce amor; ir a alturas me agrada donde rueda ninguna
de los antiguos, giró; hacia Castalia por el suave declive.
A h o ra, veneranda Pales; cantemos con gran v o z ahora.

57
VIRGILIO

295 Incipiens stabulis edico in m ollibus herbam


Carpere oves, dum m o x frondosa reducitur æstas;
E t multa duram stipula fiUcumque maniplis
Sternere subter hum um , glacies ne frigida lædat
M olle pecus, scabiemque ferat turpesque podagras,
300 Post, hinc digressus, jubeo frondentia capris
A rb u ta sufficere et fluvios præbere recentes,
E t stabula a ventis hiberno opponere soli
A d medium conversa diem, cum frigidus olim
Jam cadit extremoque irrorat A quarius anno.

305 Hæc quoque non cura nobis leviore tuendæ;


Nec m inor usus erit, quamvis Milesia magno
Vellera mutentur, T y r io s incocta rubores;
Densior hinc suboles, hinc largi copia lactis.
Quam magis exhausto spumaverit ubere mulctra,
310 Laeta magis pressis m anabunt flumina mammis.
Nec minus interea barbas incanaque menta
C in y p h ii tondent hirci setasque comantes,
U sum in castrorum, et miseris velam ina nautis.
Pascuntur vero silvas et summa Lycæ i,
315 Horrentesque rubos et amantes ardua dumos;
A tq u e ipsæ memores redeunt in tecta, suosque
D ucunt, et gravido superant v ix ubere limen.
Ergo om ni studio glaciem ventosque nivales,
Q u o minus est illis curæ mortalis egestas,
GEÓRGICAS III

E m p ezan do, ordeno que en suaves establos la hierba 295


cojan las ovejas, hasta que torne el estío frondoso,
y que con mucha paja y m anojos de helechos se m ulla
el duro suelo debajo, porque el hielo frío no dañe
al rebaño suave, y le cause sarna y torpes podagras.
Después, saliendo de aquí, m ando que a las cabras frondosos
m adroños se ofrezcan, y que se les den aguas vivas; 301
contra el viento sus establos se pongan, y al sol del invierno
vueltos, hacia el M ediodía, cuando p o r ú ltim o el frío
A cuario envía sus tenues lluvias, ya en lo extrem o del año.

Éstas han de guardarse tam bién con no más leve cuidado; 305
no será menor su provecho, aunque los M ilesios vellones
se cambien por un gran precio, cocidos con T ir i o s rubores.
De éstas son más los retoños, la copia de leche abundante:
cuanto más espume el ordeñadero por la ubre que agota,
más alegres ríos manarán de la teta exprim ida. 310
N o menos, entre tanto, las barbas y canos mentones
del cabrío de C ín ife rápanse, y las cerdas espesas
para uso de reales y velámenes de míseros nautas.
Pacen, en verdad, por las selvas y las alturas Liceas,
por zarzas erizadas y jarales que am an las cumbres; 315
y ellas mismas, memoriosas, vuelven a los techos, y guían
a los suyos, y , p or la ubre henchida, apenas cruzan la puerta.
Por tanto, con toda atención el hielo y los fríos nevosos
1— cuanto menos necesidad tienen de cuidado de hom bre—

58
V IR G IL IO

320 Avertes; víctumque feres et virgea lætus


Pabula, nec tota claudes fænilia bruma.

A t vero, Zephyris cum læta vocantibus æstas,


In saltus utrumque gregem atque in pascua mittet,
Luciferi primo cum sidere frigida rura
325 Carpamus, dum mane novum, dum gramina canent
Et ros in tenera pecori gratissimus herba.
Inde, ubi quarta sitim cæli collegerit hora,
E t cantu querulæ rumpent arbusta cicada?,
A d puteos aut alta greges ad stagna jubebo
330 Currentem ilignis potare canalibus undam;
Æ stibus at mediis umbrosam exquirere vallem,
Sicubi magna Jovis antiquo robore quercus
Ingentes tendat ramos, aut sicubi nigrum
Ilicibus crebris sacra nemus accubet umbra;
335 T u m tenues dare rursus aquas, et pascere rursus
Solis ad occasum, cum frigidus aera vesper
Tem perat, et saltus reficit jam roscida luna,
Litoraque alcyonen resonant, acalanthida dumi.

Q uid tibi pastores Libyæ , quid pascua versu


340 Prosequar, et raris habitata mapalia tectis?
Sæpe diem noctemque et totum ex ordine mensem
Pascitur itque pecus longa in deserta sine ullis
Hospitiis: tantum campi jacet! O m nia secum

59
GEÓRGICAS III

les quitarás, y alegre Íes darás el sustento, y mim brosos 320


piensos, y en todo el invierno no les cerrarás tus heniles.

M as en verdad cuando alegre el estío, al llam arlo los Céfiros^


envíe a los llanos y a los montes uno y otro rebaño;
cuando el astro de Lucífero nazca, los frígidos campos
tomemos, al alba nueva, cuando encanecen las gramas 32$
y, gratísimo al rebaño, está en la hierba tierna el rocío.
De allí, cuando la cuarta hora del cielo la sed acarree,
y rasguen los plantíos con el canto las quejosas cigarras,
mandaré las greyes a los p ozos y profundos estanques
a que beban la onda que corre por canales de roble; 330.
mas, en medio de los calores, que busquen un valle umbroso,
si en algún sitio el gran roble de Jove, de antigua firmeza,
tiende ingentes ramas, o si en algún sitio el negro
bosque de apiñadas encinas, con sacra sombra se extiende.
Que otra vez les den aguas tenues entonces; que otra vez
al ocaso del sol, cuando la fría tarde los aires [pazcan
tempera, y ya la rociada luna refresca los prados 33r
y hacen sonar las playas el alción, y el jilguero, los matos.

¿Qué, los pastores de L ib ia ; qué, los pastos, en verso


te cantaré, y las habitadas chozas de ralas techumbres? me
A menudo el día y la noche, y todo el mes por su orden,
pace el rebaño y vaga sin refugio alguno por luengos
fe ie r t o s : tanto de tierra yace. C o n él todas sus cosas

59
VIRGILIO

Armentarius A fer agit, tectumque, Laremque,


345 Armaque, Am yclæum que canem, Cressamque pharetram,
N on secus ac patriis acer Romanus in armis
Injusto sub fasce viam cum carpit, et hosti
A nte exspectatum positis stat in agmine castris.
A t non, qua Scythiæ gentes Mosotiaque unda,
350 T u rb id u s et torquens flaventes Hister harenas,
Quaque redit medium Rhodope porrecta sub axem.
Illic clausa tenent stabulis armenta, neque ullæ
A u t herbæ campo apparent, aut arbore frondes;
Sed jacet aggeribus niveis informis et alto
.335 T erra gelu late, septemque assurgit in ulnas.
Semper hiems, semper spirantes frigora Cauri.
T u m sol pallentes haud unquam discutit umbras,
Nec cum invectus equis altum petit æthera, nec cum
Praecipitem Oceani rubro lavit æquore currum.
.seo Concrescunt subitæ currenti in flumine crustæ,
Undaque jam tergo ferratos sustinet orbes,
Puppibus illa prius, patulis nunc hospita plaustris;
Æ raque dissiliunt vulgo, vestesque rigescunt
Indutæ, cæduntque securibus umida vina,
ses E t totæ solidam in glaciem vertere lacunæ,
Stiriaque impexis induruit horrida barbis.
Interea toto non setius aere ningit:
Intereunt pecudes; stant circumfusa pruinis
Corpora magna boum, confertoque agmine cervi

60
GEÓRGICAS III

lleva el pastor africano: su lar y su techo,


y las armas y el can A m ic le o y la aljaba de Creta. 345
N o de o tro m o d o que, en sus armas patrias, el fiero R o m a n o
cuando camina b a jo inmensa carga, y sentados sus reales,
antes que lo esperen al enemigo se presenta en batalla.
Mas no así donde están las gentes de Escitía y la onda
y el H istro túrbido revolvien d o rojizas arenas, [M eotia,
y donde torna el R o d o p e extenso b a jo el m edio del p o lo . 35i
Tienen allí el ganado encerrado en establos; nin gu na
hierba en el cam po aparece, ni en el árbol las hojas.
M as yace inform e en niveos m ontones y hielo p ro fu n d o
vastamente la tierra, y hasta siete codos se alza. 335
Siempre el in viern o ; siempre, respirando fríos, los Cauros.
Nunca el sol, entonces, disuelve las pálidas som bras:
N i cuando llevado p or caballos va al alto éter, ni cuando
baña en las rojas olas del O céano su carro precípite.
Se cuajan súbitas costras sobre el río corriente, 360
y ya la onda ruedas ferradas sostiene en su espalda;
ella, huésped antes de popas, lo es h o y de fuertes carretas.
Se rom pen doquiera los bronces, y se endurecen las vestes
ceñidas; se cortan con segures los húm edos vinos,
y lagunas enteras se convierten en sólido hielo, 365
Y en las barbas incultas se congelan témpanos duros.
Por to d o el aire, no indolentem ente nieva entre tan to :
niueren las bestias, permanecen cercados de escarcha
Magnos cuerpos de bueyes, y en rebaño apretado los ciervos,
VIRGILIO

370 T o rp en t mole nova et summis v ix cornibus exstant.


Hos non immissis canibus, non cassibus ullis,
Puniceæve agitant pavidos formidine pennæ;
Sed frustra oppositum trudentes pectore montem
Comminus obtruncant ferro, graviterque rudentes
375 Cædunt, et magno læti clamore reportant.
Ipsi in defossis specubus secura sub alta
Otia agunt terra, congestaque robora totasque
Advolvere focis ulmos ignique dedere.
Hic noctem ludo ducunt, et pocula læti
380 Fermento atque acidis imitantur vitea sorbis.
T a lis Hyperboreo S«ptem subjecta trioni
Gens effrena virum Riphæo tunditur Euro,
E t pecudum fulvis velantur corpora sætis.

Si tibi lanicium curæ, primum aspera silva,


383 Lappæque tribulique absint; fuge pabula læta;
Continuoque greges villis lege mollibus albos.
Illum autem, quamvis aries sit candidus ipse,
Nigra subest udo tantum cui lingua palato.
Rejice, ne maculis infuscet vellera pullis
300 Nascentum, plenoque alium circumspice campo.
Munere sic niveo lanæ, si credere dignum est,
Pan, Deus Arcadiæ, captam te, Luna fefellit,
In nemora alta vocans, nec tu aspernata vocantem.

61
GEÓRGICAS III

presos en nueva mole, apenas puntas de cuernos enseñan. 370


A éstos no con sueltos perros, no con lazos algunos
los cazan, o pávidos por el terror de plumas purpúreas;
mas cuando en vano empujan con el pecho la opuesta montaña,
de cerca los hieren con hierro, y gravemente bramantes
los matan, y, alegres, con magno clamor los reportan. 375>
Ellos mismos, en grutas cavadas en la tierra profunda,
ocios descuidados gozan, y robles juntos y enteros
olmos echan rodando al hogar y entregan al fuego.
A llí pasan en un juego la noche, y alegres imitan
los licores de la vid con fermento y con ácidas serbas. 3&ο
Así, puesta debajo del Septentrión Hiperbóreo,
gente de hombres sin freno es tundida por el Euro Rifeo,
y sus cuerpos son velados por rojos pelajes de bestias.

Si el esquileo es tu cuidado, que áspera selva ante todo,


lampazo y abrojo, estén lejos; huye de pastos alegres; ss&
y de inmediato elige greyes albas de muelles vellones.
Pero a aquel, aunque sea un carnero cándido él mismo,
que negra la lengua bajo el paladar húmedo tiene,
recházalo, porque no ofusque con manchas negras las pieles
de las crías, y busca otro en torno por el campo repleto. 390
Así, con niveo regalo de lana, si puede creerse,
Pan, dios de la Arcadia, te sedujo, Luna, cautiva,
(Amándote a bosques ocultos, y no al llamador despreciaste.

61

i
VIRGILIO

A t cui lactis amor, cytisum lotosque frequentes


300 Ipse manu salsasque ferat præsepibus herbas.
Hinc et amant fluvios magis, et magis ubera tendunt.
Et salis occultum referunt in lacte saporem.
M ulti jam excretos prohibent a matribus haedos,
Primaque ferratis praefigunt ora capistris.
400 Quod surgente die mulsere horisque diurnis,
Nocte premunt: quod jam tenebris et sole cadente,
Sub lucem exportant calathis (adit oppida pastor)
A u t parco sale contingunt, hiemique reponunt.

Nec tibi cura canum fuerit postrema, sed una


405 Veloces Spartae catulos acremque Molossum
Pasce sero pingui: nunquam, custodibus illis,
Nocturnum stabulis furem incursusque luporum
A u t impacatos a tergo horrebis Hiberos.
Saepe etiam cursu timidos agitabis onagros,
410 Et canibus leporem, canibus venabere dammas;
Sæpe volutabris pulsos silvestribus apros
Latratu turbabis agens, montesque per altos
Ingentem clamore premes ad retia cervum.

Disce et odoratam stabulis accendere cedrum,


iis Galbaneoque agitare graves nidore chelydros.
Sæpe sub immotis præsepibus aut mala tactu
Vipera delituit cælumque exterrita fugit;

62
GEÓRGICAS III

Mas que, a quien gusta la leche, cítisos y lotos copiosos


él mismo a mano lleve a los pesebres, y hierbas saladas; 395
por esto más aman los ríos y más distienden las ubres,
y más de la sal el sabor oculto en la leche devuelven.
Muchos apartan ya de las madres los cabritos crecidos,
y herrados cabestros al borde del hocico les fijan.
Lo que al nacer el día ordeñaron, y en las horas diurnas, 40o
cuajan de noche; lo que en las sombras y al sol ya poniente,
sacan al alba en canastos (va el pastor a las villas)
o tratan con parca sal y para el invierno lo guardan.

N o tendrás por último cuidado el de los perros; mas juntos


los veloces cachorros de Esparta y el fiero M oloso 405.
con pingüe suero alimenta. Nunca, siendo ellos tus guardias,
al ladrón en tus establos nocturno, o al asalto de lobos
temerás, o, a tu espalda, a los no apacibles Iberos.
Así a menudo onágros tímidos echarás en carrera,
y a la liebre con canes, con canes cazarás a los gamos, .410
A menudo, expulsados jabalís de silvestres porqueras
¡siguiendo, turbarás con ladrido, y por altas montañas,
con clamor al ingente ciervo empujarás a las redes.

Tam bién aprende a encender en los establos cedro fragante


y a expulsar con el olor del gálbano molestas culebras. 4i5
A menudo, bajo inmotos pesebres, o, mala al tocarla,
se ocultó la víbora y huyó, espantada, del día,

62
VIRGILIO

A u t tecto assuetus coluber succedere et umbræ


(Pestís acerba b o u m ) , pecorique adspergere virus,
<120 F o vit hum um . Cape saxa manu, cape robora, pastor,
Tollentem que minas et sibila colla tumentem
Dejice: jamque fuga timidum caput abdidit alte,
C u m medii nexus extremaeque agmina caudae
S olvu ntu r, tardosque trahit sinus ultimus orbes.
425 Est etiam ille malus Calabris in saltibus anguis,
Squamea convolvens sublato pectore terga,
A tq u e notis longam maculosus grandibus alvum ;
Q u i, dum amnes ulli rumpuntur fontibus, et dum
Vere madent udo terrae ac pluvialibus Austris,
430 Stagna colit ripisque habitans hic piscibus atram
Improbus ingluviem ranisque loquacibus explet;
Postquam exusta palus, terraeque ardore dehiscunt,
E x silit in siccum et flammantia lumina torquens
Sævit agris asperque siti atque exterritus aestu.
435 N e mihi tum molles sub divo carpere somnos,
Neu dorso nemoris libeat jacuisse per herbas,
<Cum positis novus exuviis nitidusque juventa
V o lv itu r , aut catulos tectis auto ova relinquens,
A rduus ad solem, et linguis micat ore trisulcis.

440 M orborum quoque te causas et signa docebo.


T u r p is oves tentât scabies, ubi frigidus imber
A ltiu s ad vivu m persedit et horrida cano

63
GEÓRGICAS III

0t acostumbrada a entrar b ajo el techo y la sombra, la sierpe


(peste cruel de los b u e y e s), y a arrojar su veneno al rebaño,
la tierra abrigó. T o m a en la mano piedras, pastor; toma palos,
y a la que alza amenazas e hinche sus cuellos silbantes 421
abate. Y ya en fuga en hondo escondió la medrosa cabeza,
cuando sus nexos medios y el curso final de la cola
se aflojan, y arrastra la última vuelta sus tardos anillos.
Hay también en los pastos de Calabria esa mala serpiente 425
que, levantado el pecho, enrolla su dorso escamoso,
y, manchado con grandes motas, su vientre alargado.
La que, mientras los arroyos revientan en fuentes, y mientras
riegan las tierras húmeda primavera y Austros pluviales,
mora en estanques, y. habitando riberas, ímproba colma 430

su negra garganta con peces y con ranas locuaces;


después que ha ardido el pantano y de calor las tierras se hien-
sale a lo seco, y torciendo los ojos llameantes se ensaña [den,
en los campos, cruel por la sed y por el ardor espantada.
Que no entonces gozar muelles sueños bajo el cielo me agrade,
ni echarme entre las hierbas en la espalda del bosque, 436
cuando, abandonada la piel, nueva y de juventud reluciente,
se revuelve, dejando en las cuevas sus crías o huevos,
erguida al sol, y vibra en su hocico la lengua trisulca.

De los morbos también te enseñaré las causas y signos. 440


Torpe sarna ataca a las ovejas cuando el frío aguacero
Penetra hondamente a lo vivo, o el invierno, terrible

63
VIRGILIO

Bruma gelu, vel cum tonsis illotus adhaesit


Sudor, et hirsuti secuerunt corpora vepres.
445 Dulcibus idcirco fluviis pecus omne magistri
Perfundunt, udisque aries in gurgite villis
Mersatur, missusque secundo defluit amni:
A u t tonsum tristi contingunt corpus amurca,
Et spumas miscent argenti, et sulfura viva,
450 Idaeasque pices, et pingues unguine ceras,
Scillamque, elleborosque graves, nigrumque bitumen.
N on tamen ulla magis praesens fortuna laborum est,
Quam si quis ferro potuit rescindere summum
Ulceris os: alitur vitium vivitque tegendo,
455 Dum medicas adhibere manus ad vulnera pastor
Abnegat, aut meliora deos sedet omina poscens.
Quin etiam, ima dolor balantum lapsus ad ossa
C u m furit atque artus depascitur arida febris,
Profuit incensos æstus avertere, et inter
460 Ima ferire pedis salientem sanguine venam,
Bisaltae quo more solent acerque Gelonus,
Cum fugit in Rhodopen atque in deserta Getarum
Et lac concretum cum sanguine potat equino.

Quam procul aut molli succedere saepius umbræ


465 Videris, aut summas carpentem ignavius herbas,
Extremamque sequi, aut medio procumbere campo
Pascentem, et seræ solam decedere nocti,

64
GEÓRGICAS III

por el hielo cano; o cuando, esquiladas, adhiríóseles sucio


el sudor, y los hirsutos espinos cortaron sus cuerpos,
por esto, en dulces ríos los mayorales todo el rebaño 445.
bañan, y el carnero de húmedos vellones en hondo
es metido, y sigue la corriente en el arroyo propicio:
o con la triste amurca embadurnan el cuerpo esquilado,
y mezclan espumas de plata y vivos azufres,
y peces del Ida, y ceras untuosas a la uña, y cebolla 450
albarrana, y eléboros fétidos, y negro betumen.
Con todo, no hay remedio tan eficaz de sus males
como que si alguien pudo cortar con el hierro los labios
de la úlcera. Se fomenta el vicio y vive, encubriéndolo,
cuando el pastor se niega a aplicar a las llagas las médicas 435.
manos, o se sienta a pedir a los dioses presagios mejores.
Y cuando el dolor, en los huesos de los que balan caído,
se enardece, y la árida fiebre consume los miembros,
aprovechó apartar sus incendiados ardores, hiriendo
entre la pezuña la vena que con la sangre palpita. 46o
C u yo medio usan los Bisaltos y el Gelón incansable
cuando huye al Rodope y a las tierras de los Getas desiertas,
y con sangre de caballo bebe leche cuajada.

A la que ir m uy a menudo a la muelle sombra, de lejos


vieres, o que pace más tardamente las puntas de hierba, 46g
o que va la última, o que se acuesta en medio del campo
al pastar, o que regresa sola en la noche tardía,

64
VIRGILIO

C ontinuo culpam ferro compesce, priusquam


Dira per incautum serpant contagia vulgus.
470 N o n tam creber, agens hiemem, ruit æquore turbo
Quam multæ pecudum pestes. Nec singula morbi
Corpora corripiunt, ser tota æstiva repente,
Spemque gregemque simul, cunctamque ab origine
T u m sciat, aerias Alpes et Norica si quis [gentem.
475 Castella in tumulis et Iapydis arva T im a v i
N unc quoque post tanto videat, desertaque regna
Pastorum, et longe saltus lateque vacantes.

Hic quondam morbo cæli miseranda coorta est


Tempestas, totoque autumni incanduit æstu,
4S0 E t genus omne neci pecudum dedit, omne ferarum,
Corrupitque lacus, infecit pabula tabo.
Nec via mortis erat simplex; sed ubi ignea venis
Omnibus acta sitis miseros adduxerat artus,
Rursus abundabat fluidus liquor, omniaque in se
485 Ossa minutatim m orbo collapsa trahebat.

Sæpe in honore deum medio stans hostia ad aram,


Lanea dum nivea circumdatur infula vitta,
Inter cunctantes cecidit moribunda ministros.
A u t si quam ferro mactaverat ante sacerdos,
490 Inde neque impositis ardent altaria fibris,
Nec responsa potest consultus reddere vates;

65
GEÓRGICAS III

con el hierro el mal de inmediato refrena, primero


que el contagio fiero por la incauta grey se difunda.
No tantas veces sale el turbión del mar, moviendo borrascas, 470
cuantas muchas son del ganado las pestes. Cuerpos aislados
no atacan los morbos, sino a todo el rebaño de pronto:
grey y esperanza a un tiempo, toda desde su origen, la raza.
Alguien lo sabría entonces, si los Alpes aéreos, los Nóricos
c&stillos en los cerros, los campos del Y ap id io T im a v o , 475
aún ahora, después de tanto, mirara, y los reinos desiertos
de los pastores, y los sotos dondequiera vacantes.

A q u í, alguna vez, del morbo del cielo nació lastimosa


estación, y encandeció en todo el ardor del otoño,
y dio a la muerte todo linaje de ganado y de fieras. 480
Corrom pió los lagos, inficionó con la podre los pastos.
No era una la vía de la muerte; mas cuando, ígnea en las venas
todas llevada, había encogido la sed los míseros miembros,
de nuevo un lánguido licor abundaba, y todos los huesos
en sí arrastraba, desmenuzados por el mal gradualmente. 485

A menudo en las honras divinas la hostia ante el ara,


mientras con cinta nivea ínfulas de lana eran puestas,
cayó moribunda entre los vacilantes ministros;
o si antes el sacerdote alguna había inmolado con hierro,
ftespués ni los altares arden, colocadas las fibras, 490
el vate consultado puede proferir las respuestas,

65
VIRGILIO

A c v ix suppositi tinguntur sanguine cultri,


Summaque jejuna sanie infuscatur harena.

Hinc lætis vituli vulgo moriuntur in herbis


495 E t dulces animas plena ad præsepia reddunt'
Hinc canibus blandis rabies venit, et quatit aegros
Tussis anhela sues, ac faucibus angit obesis.

Labitur infelix studiorum atque immemor herbæ


V ictor equus, fontesque avertitur, et pede terram
500 Crebra ferit; demissae aures; incertus ibidem
Sudor, et ille quidem morituris frigidus; aret
Pellis et ad tactum tractanti dura resistit.

Hæc ante exitium primis dant signa diebus.


Sin in processu coepit crudescere morbus,
sos T u m vero ardentes oculi, atque attractus ab alto
Spiritus, interdum gemitu gravis, imaque longo
Ilia singultu tendunt; it naribus ater
Sanguis, et obessas fauces premit aspera lingua.
Profuit inserto latices infundere cornu
510 Lenæos; ea visa salus morientibus una;
M o x erat hoc ipsum exitio, furiisque refecti
Ardebant, ipsique suos, jam morte sub aegra
(D i meliora piis, erroremque hostibus illum !)
Discissos nudis laniabant dentibus artus.

66
GEÓRGICAS III

y los cuchillos, debajo, apenas son teñidos con sangre,


y la haz de la arena con exiguo pus se corrompe.

De aquí, los novillos mueren doquiera en las hierbas alegres,


y dulces almas rinden jun to a pesebres colmados; 493
de aquí a mansos perros viene la rabia, y aflige a dolientes
puercos tos anhelante, y los angustia con fauces hinchadas.

Cae infeliz, de sus gustos y de la hierba olvidado,


el corcel vencedor; se aparta de fuentes, rasca la tierra
con pata insistente, bajas las orejas; vago, en él mismo 500

hay un sudor, frío, por cierto, en los que han de morir. Aridece
su piel, y dura al tacto del que la palpa resiste.

Antes de la muerte dan estos signos en los días primeros;


mas si en su proceso a encrudecerse el morbo comienza,
arden, por cierto, entonces sus ojos, y atraído de lo hondo 50ö
grave es a veces con gemido su aliento, y distienden
con hipo largo sus flancos; fluye en sus narices la negra
sangre, y oprime sus fauces bloqueadas por la áspera lengua,
ap rovech ó infundirles con un cuerno inserto licores
teneos. Pareció eso a los murientes el solo remedio. 510
Era luego su fin esto mismo, y renovados con furias
ardían, y ya bajo la triste muerte ellos mismos
(den los dioses lo mejor a los píos y al hoste esa insania)
destrozaban con sus dientes desnudos sus miembros rasgados.

66
VIRGILIO

515 Ecce autem duro fumans sub vomere taurus


Concidit, et m ixtum spumis vom it ore cruorem,
Extremosque ciet gemitus. It tristis arator,
Maerentem abjungens fraterna morte juvencum,
A tque opere in medio defixa relinquit aratra.
520 N o n umbræ altorum nemorum, non mollia possunt
Prata movere animum, non qui per saxa volutus
Purior electro campum petit amnis; at ima
Solvuntur latera, atque oculos stupor urguet inertes,
A d terramque fluit devexo pondere cervix.
525 Q uid labor aut benefacta juvant? quid vomere terras
Invertisse graves? A tq u i non Massica Bacchi
Munera, non illis epulas nocuere repostæ:
Frondibus et victu pascuntur simplicis herbæ;
Pocula sunt fontes liquidi atque exercita cursu
530 Flum ina; nec somnos abrumpit cura salubres.

Tem pore non alio dicunt regionibus illis


Quæsitas ad sacra boves Junonis, et uris
Imparibus ductos alta ad donaria currus.
E rgo ægre rastris terram rimantur, et ipsis
535 U n guibus infodiunt fruges, montesque per altos
Contenta cervice trahunt stridentia plaustra.

N o n lupus insidias explorat ovilia circum,


Nec gregibus nocturnus obambulat; acrior illum

67
GEÓRGICAS III

V ed que también el toro, humeante bajo el rígido arado, 5i5


m uere, y de su hocico arroja sangre con espumas mezclada,
y mueve sus extremos gemidos. Se va triste el labriego
desunciendo el novillo afligido por la muerte fraterna,
y deja hundidos los arados en mital del trabajo.
N o sombras de bosques profundos pueden, ni suaves 520
prados, mover su ánimo, ni el arroyo rodando entre rocas
que más puro que electro va al campo; mas sus ínfimos flancos
se aflojan, y el estupor les oprime los ojos inertes,
y su cerviz viene a tierra, reclinado su peso.
¿Qué consuelan labor u obras buenas? ¿Qué, con reja las tíe-
graves haber volteado? Y no los Másicos dones de Baco [rras
dañaron a éstos, ni los renovados banquetes. 527

Con hojas y sustento de simple hierba se nutren,


sus vasos son las líquidas fuentes y el curso de móviles
ríos, y el cuidado no interrumpió sus sueños salubres. 53<>
Ί

N o en otro tiempo, dicen que en aquellas regiones en vano


se buscaron vacas para los ritos de Juno, y por uros
impares, a los altos templos eran llevados los carros.
Por tanto, abren tristemente con rastros la tierra, y los granos
con las mismas uñas entierran, y por altas montañas 535,
con tensa cerviz arrastran las chirriantes carretas.

E l lobo en torno a los apriscos no intenta asechanzas,


ni» nocturno, anda cercando las greyes: lo doma un cuidado

67
VIRGILIO
I

Cura domat; timidi dammæ cervique fugaces


540 Nunc interque canes et circum tecta vagantur.
Jam maris immensi prolem et genus omne natantum
Litore in extremo, ceu naufraga corpora, fluctus
Proluit; insolitæ fugiunt in flumina phocae.
Interit et curvis frustra defensa latebris
545 Vipera, et attoniti squamis adstantibus hydri.
Ipsis est aer avibus non aequus, et illae
Praecipites alta vitam sub nube relinquunt.

Praeterea jam nec mutari pabula refert,


Quæsitæque nocent artes; cessere magistri,
550 Phillyrides Chiron Amythaoniusque Melampus.
Saevit et in lucem Stygiis emissa tenebris
Pallida Tisiphone, M orbos agit ante Metumque,
Inque dies avidum surgens caput altius effert.
Balatu pecorum et crebris mugitibus amnes
.555 Arentesque sonant ripæ collesque supini.
Jamque catervatim dat stragem atque aggerat ipsis
In stabulis turpi dilapsa cadavera tabo,
Donec humo tegere ac foveis abscondere discunt.
N a m neque erat coriis usus; nec viscera quisquam
seo A u t undis abolere potest, aut vincere flamma;
Ne tondere quidem morbo illuvieque peresa
Vellera, nec telas possunt attingere putres:
V erum etiam, invisos si quis temptarat amictus,

68
GEÓRGICAS HI

más agudo. Los tímidos gamos y los ciervos fugaces


vagan ahora entre los perros y alrededor de las casas. 540
Y a del hondo mar la prole, y de nadantes todo el linaje,
en la extrema orilla, como a cuerpos náufragos, baña
la ola. Huyen hacia los ríos las insólitas focas.
Perece también, defendida en vano por curvas latebras,
la víbora, y las hidras atónitas de erectas escamas. 545
Para las aves mismas es el aire nocivo, y aquéllas,
precípites, dejan bajo la alta nube la vida.

Además de esto, ya no sirve cambiar los forrajes,


y dañan las artes buscadas. Los maestros cesaron:
Quírón el Filirida y el Am itaonio Melampo. 550
*

Se enfurece, echada a la luz desde las sombras Esíigias,


Tisífone pálida: mueve ante sí los M orbos y el Miedo,
y «urgiendo, alza cada día más alto su ansiosa cabeza.
Con balar de rebaños y mugidos frecuentes resuenan
los secos arroyos, las riberas y los cerros supinos. 505
Y a hace estragos por catervas, y amontona, en los mismos
establos, cadáveres por la obscena podre deshechos,
mientras a taparlos con tierra aprenden, y a hundirlos en
pues no tenían uso los cueros, ni nadie las visceras [hoyos,
puede limpiar con las ondas o vencer con la llama. 5Co
No es posible, siquiera, esquilar los vellones comidos
Por el morbo y la mugre, ni tocar las telas podridas;
Pües si alguno tocaba las vestiduras odiosas,

68
VIRGILIO

Ardentes papulæ atque immundus olentia sudor


M embra sequebatur; nec longo deinde moranti
Tem pore contactos sacer artus ignis edebat.
GEÓRGICAS III

ardientes pústulas e inm undo sudor sus hediondos


miembros seguían, y sin que tuviera que esperar largo tiempo,
después sus contagiados miembros el fuego sacro roía. 5βο

69
Liber q u a r t u s

P rotinus aerii mellis caelestia dona


Exsequar: hanc etiam, Maecenas, adspice partem.
Adm iranda tibi levium spectacula rerum,
Magnanimosque duces, totiusque ordine gentis
a Mores et studia et populos et proelia dicam.
In tenui labor; at tenuis non gloria, si quem
N um ina læva sinunt auditque vocatus Apollo.

Principio sedes apibus statioque petenda,


Q uo neque sit ventis aditus (nam pabula venti
jLo Ferre domum prohibent) neque oves hædique petulci
Floribus insultent aut errans bucula campo
Decutiat rorem et surgentes atterat herbas.
A bsin t et picti squalentia terga lacerti
Pinguibus a stabulis, meropesque, aliæque volucres,
i3 E t manibus Procne pectus signata cruentis;
Omnia nam late vastant, ipsasque volantes
Ore ferunt, dulcem nidis immitibus escam.
A t liquidi fontes et stagna virentia musco
Adsint, et tenuis fugiens per gramina rivus,
20 Palmaque vestibulum aut ingens oleaster inumbret;

70
I

Libro c u a r t o

E n SEGUIDA, de la miel aérea los dones celestes


contaré: mira también hacia esta parte, Mecenas.
Los admirables espectáculos de cosas ligeras,
los magnánimos guías y, por orden, de toda su gente
los usos y aficiones te diré, y los pueblos y luchas. 5
T ra b a jo en tenues cosas; mas no es tenue la gloría si a uno
lo admiten los dioses adversos, y lo oye A p o lo invocado.

Primero ha de buscarse a las abejas asiento y morada,


donde no haya entrada a los vientos (pues los vientos pro-
llevar pábulos a casa) , ni ovejas y cabritos traviesos [híben
brinquen sobre las flores, o errante la ternera en el campo u
sacuda el rocío o quebrante las hierbas que surgen.
Disten también los pintados lagartos de espalda escamosa
de sus pingües casas, y el abejero y los otros volátiles,
y Proene, señalada el pecho por manos sangrientas, 15
pues todo latamente devastan, y a las mismas que vuelan
dulce alimento — a sus nidos crueles transportan.
Mas líquidas fuentes y estanques verdeantes de musgo
estén cerca, y un tenue río entre gramas huyente,
y una palma o un gran acebuche sombreen su vestíbulo. 20

70
VIRGILIO

U t, cum prima novi ducent examina reges


Vere suo, ludetque favis emissa juventus,
V icina invitet decedere ripa calori,
Obviaque hospitiis teneat frondentibus arbos,
ur, In medium, seu stabit iners, seu profluet umor,
Transversas salices et grandia conjice saxa,
Pontibus ut crebris possint consistere, et alas
Pandere ad æstivum solem, si forte morantes
Sparserit aut praeceps N eptuno immerserit Eurus.
3o Hæc circum casiae virides, et olentia late
Serpylla, et graviter spirantis copia thymbræ
Floreat, irriguumque bibant violaria fontem.

Ipsa autem, seu corticibus tibi suta cavatis,


Seu lento fuerint alvearia vimine texta,
35 A ngustos habeant aditus: nam frigore mella
C o git hiems, eademque calor liquefacta remittit.
Utraque vis apibus pariter metuenda: neque illae
N equiquam in tectis certatim tenuia cera
Spiramenta linunt, fucoque et floribus oras
.40 Explent, collectumque hæc ipsa ad munera gluten
E t visco et Phrygiae servant pice lentius Idæ.
Sæpe etiam effossis (si vera est fama) latebris
Sub terra fovere larem, penitusque repertæ
Pumicibusque cavis exesæque arboris antro.
.45 T u tamen et levi rimosa cubilia limo

71
GEÓRGICAS IV

Y , cuando los nuevos reyes su primer enjam bre conduzcan


en su prim avera, y la ju v e n tu d que dejó los panales
juegue, la orilla vecina a salir del calor las invite
y el árbol o b v io en su fo llaje hospitalario las guarde.
E n medio, sea que el agua esté inerte, sea que flu y a , 20
atravesados sauces y grandes piedras arroja
para que en m uchos puentes puedan detenerse, y las alas
extender al sol estival, si a las retrasadas, acaso,
ha rociado el E u ro violen to o las ha h u n d id o en N ep tu n o.
E n torn o de esto, verdes casias y latam ente olorosos ;i0
serpoles, y copia de intensamente arom ada ajedrea
florezcan, y beban las violetas en la fuente regante.

M as las colmenas mismas, ya en huecas cortezas cosidas,


ya fueren para ti entretejidas con m im bre flexible,
tengan angostas entradas; pues con su frío las mieles 35
cuaja el invierno, y las mismas el calor desata, licuadas.
T em ibles son am bas fuerzas para las abejas; no en van o
éstas, a p o rfía , en sus moradas con cera las tenues
rendijas tapan, y los bordes con color y con flores
llenan, y, ju n ta d a para estos mismos fines, la cola, 40
más pegajosa que liga o pez del Ida F rigio , reservan.
A m enudo tam bién (si es verdad la fam a) en grutas cavadas
bajo tierra abrigaron su casa, y se encontraron m u y dentro
en la hueca piedra p óm ez o el antro de un árbol com ido.
T ú , con tod o, tam bién con suave lim o sus nidos rajados 45
VIRGILIO

U n ge fovens circum, et raras superinjice frondes.


Neu propius tectis tax u m sine, neve rubentes
U re foco cancros: altæ neu crede paludi,
A u t ubi odor cceni gravis, aut ubi concava pulsu
50 Saxa sonant vocisque offensa resultat imago.

Q u od superest, ubi pulsam hiemem sol aureus egit


Sub terras cælumque æstiva luce reclusit,
Illæ continuo saltus silvasque peragrant,
Purpureosque metunt flores, et flumina libant
55 Sum m a leves: hinc, nescio qua dulcedine lætæ,
Progeniem nidosque fovent; hinc arte recentes
E x cu d u n t ceras et mella tenacia fingunt.

Hinc ubi jam emissum caveis ad sidera cæli


Nare per æstatem liquidam suspexeris agmen,
eo Obscuramque trahi vento mirabere nubem,
C o n tem plator: aquas dulces et frondea semper
T e cta petunt. Huc tu jussos adsperge sapores,
T r i t a m elisphylla et cerinthæ ignobile gramen;
T in n itu sq u e cie et M atris quate cym bala circum:
65 Ipsæ consident medicatis sedibus; ipsæ
Intim a more suo sese in cunabula condent.

Sin autem ad pugnam exierint (nam sæpe duobus


Regibus incessit m agno discordia m otu;

72
GEÓRGICAS IV

unta en torno, abrigándolos, y echa algunas h ojas encima.


N o sufras cerca de sus techos al tejo; no rojeantes
cangrejos quemes al fuego; no te fíes del h o n d o p an tan o
donde h a y a hedor m olesto de cieno, o donde cóncavas rocas
suenan heridas, y el eco de la v o z que choca retum ba. 30

P o r lo demás, cuando el áureo sol echó al invierno expulsado


bajo las tierras, y abrió el cielo con la lu z del estío,
ellas de inm ediato los sotos y las selvas recorren,
cosechan purpúreas.flores, y en el h a z de los ríos
liban ligeras; entonces, no sé p or qué alegre d u lzu ra, ü5
su progenie y sus nidos abrigan; desde entonces, con arte,
hacen las ceras nuevas y preparan las mieles tenaces.

D e allí, cuando enviado de las celdas a los astros del cielo,


vieres arriba el enjam bre que nada en la atm ósfera pura,
y admirares su oscura nube que es p or el viento llevada, go

contém plalo; siempre dulces aguas y techos frondosos


demandan. T ú esparce allí los preceptuados sabores:
el m o lid o to r o n jil y la gram a com ún del cerinto;
y mueve un tintineo y agita de la M ad re los cím balos:
ellas mismas se posarán en los medicados lugares, 65
ellas mismas se cubrirán a su m o d o en la íntim a cuna.

P ero si han salido a com bate (pues la discordia a m enudo


entre dos reyes cam inó con m agn o alb o ro to ;
VIRGILIO

Continuoque animos vulgi et trepidantia bello


70 Corda licet longe praesciscere; namque morantes
M artius ille aeris rauci canor increpat, et v o x
A u d itu r fractos sonitus imitata tubarum;
T u m trepidae inter se coeunt, pennisque coruscant,
Spiculaque exacuunt rostris, aptantque lacertos,
75 Et circa regem atque ipsa ad praetoria densae
Miscentur, magnisque vocant clamoribus hostem;
E rgo, ubi ver nactae sudum camposque patentes,
Erum punt portis; concurritur, aethere in alto
F it sonitus, magnum mixtae glomerantur in orbem,
so Præcipitesque cadunt; non densior aere grando,
Nec de concussa tantum pluit ilice glandis;
Ipsi per medias acies, insignibus alis,
Ingentes animos angusto in pectore versant,
Usque adeo obnixi non cedere, dum gravis aut hos,
ss A u t hos versa fuga victor dare terga subegit.)
H i motus animorum atque haec certamina tanta
Pulveris exigui jactu compressa quiescent.

V erum , ubi ductores acie revocaveris ambo,


Deterior qui visus, eum, ne prodigus obsit,
90 Dede neci; melior vacua sine regnet in aula.
A lter erit maculis auro squalentibus ardens
(N am duo sunt genera) : hic melior, insignis et ore,
E t rutilis clarus squamis; ille horridus alter

73
GEÓRGICAS IV

de inm ediato es posible los ánim os del v u lg o a lo lejos


a d iv in a r, y su valor que para la guerra se agita; 70
pues el canto marcial del ronco bronce a las tardas increpa,
y se oye una v o z copiada al quebrado son de las trom pas;
entonces tem blorosas se unen, con sus alas coruscan,
sus dardos con las bocas afilan, sus fuerzas disponen,
y en torno al rey, cabe sus mismas tiendas, se m ezclan 7δ
espesas, y al enemigo p rovocan con m agnos clamores;
luego, hallados la prim avera clara y los campos abiertos,
por las puertas irrum pen, se agolpan, en el éter p ro fu n d o
se hace un rum or; se aglom eran mezcladas en un m agno cerco
y caen precipitadas. N o más denso del aire el granizo, so
ni tanta bellota llueve de la encina golpeada.
Ellos m ism os en medio de las filas, con alas insignes,
ingentes ánim os en angosto pecho revuelven,
resistiendo sin ceder, hasta que a éstos o a aquéllos obliga
el fuerte vencedor a dar las espaldas vueltas en f u g a ) , 85
estos im pulsos de los ánim os y estas luchas tan grandes,
con lan zar un poco de p o lv o cesarán reprimidos.

Pero cuando hayas revocado del combate a am bos guías,


al que veas inferior, a ése, para que no dañe pródigo,
cíalo a m orir. D eja al m ejor que reine en el aula vacante. 90
U n o será luciente con manchas recubiertas de oro
(pues son dos las razas) ; éste el mejor, p o r sus rasgos insigne
y claro de rutilantes escamas; el otro es grosero

73
VIRGILIO

Desidia, latamque trahens inglorius alvum.


95 U t binæ regum facies, ita corpora plebis:
Nam que aliæ turpes horrent, ceu pulvere ab alto
C u m venit et sicco terram spuit ore viator
Aridus: elucent aliæ et fulgore coruscant,
Ardentes auro et paribus lita corpora guttis.
100 Hæc potior suboles; hinc cæli tempore certo
Dulcia mella premes, nec tantum dulcia quantum
Et liquida, et durum Bacchi domitura saporem.

A t cum incerta volant cæloque examina ludunt,


Contem nuntque favos et frigida tecta relinquunt,
ios Instabiles animos ludo prohibebis inani.
Nec magnus prohibere labor: tu regibus alas
Eripe; non illis quisquam cunctantibus altum
Ire iter aut castris audebit vellere signa.
Invitent croceis halantes floribus horti,
no E t custos furum atque avium cum falce saligna
Hellespontiaci servet tutela Priapi.
Ipse, thym um pinosque ferens de montibus altis,
Tecta serat late circum, cui talia curæ,
Ipse labore manum duro terat; ipse feraces
no Figat humo plantas et amicos irriget imbres.

Atque equidem, extremo ni jam sub fine laborum


V ela traham et terris festinem advertere proram,

74
GEÓRGICAS IV

por su desidia, y el ancho vientre arrastra sin gloria.


Son dos de los reyes las form as, y así del p u eb lo los cuerpos. 05
pues unas repugnan feas, tal cuando, del p o lv o p ro fu n d o,
sale, y escupe la tierra con boca seca el viajero
sediento. Relucen otras y con lumbre coruscan,
ardientes de oro, y los cuerpos marcados con gotas simétricas.
Ésta es la m ejor casta. De ésta, en un tiem po fijo del cielo, 10
o p r im ir á s dulces mieles; no tan dulces son cuanto
claras también, y han de dom ar el áspero gusto de Baco.

M as cuando inciertos vuelan los enjambres ju g a n d o en el


y los panales desdeñan, y dejan los fríos cobijos, [cíelo,
j^artarás los instables ánim os del fr ív o lo juego. 105

N o es gran trabajo apartarlos: tú a los reyes las alas


arranca. E llo s detenidos, ninguna hacia el alto
camino osará ir, o de los reales sacar las banderas.
Olorosos huertos de azafranadas flores invítenlas,
y, con su h o z de sauce custodio de ladrones y de aves, no
la tutela de P ríap o del H elesponto las guarde.
El m ism o que cuida tales cosas, de altos montes trayendo
tom illo y pinos, latamente en torno a los techos los siembre.
Ê1 mismo gaste su m an o en el duro trabajo, y feraces
plantas fije en el suelo, y las riegue con aguas amigas. 115

Y por cierto, si ya no b ajo el extremo fin del trabajo


cogiera velas y velo z a tierras volviera la proa,

74
VIRGILIO

Forsitan et, pingues hortos quæ cura colendi


Ornaret, canerem, biferique rosaria Pæsti;
120 Quoque modo potis gauderent intuba rivis
Et virides apio ripæ; tortusque per herbam
Cresceret in ventrem cucumis; nec sera comantem
Narcissum aut flexi tacuissem vimen acanthi,
Palíentesque hederas et amantes litora myrtos.
12g Nam que sub Œ b aliæ memini me turribus arcis,
Qua niger umectat flaventia culta Galæsus,
Corycium vidisse senem, cui pauca relicti
Jugera ruris erant; nec fertilis illa juvencis,
Nec pecori opportuna seges, nec commoda Baccho,
iso Hic rarum tamen in dumis olus, albaque circum
Lilia verbenasque premens vescumque papaver,
Regum aequabat opes animis; seraque revertens
Nocte domum, dapibus mensas onerabat inemptis.
Primus vere rosam atque autumno carpere poma;
135 Et, cum tristis hiems etiamnum frigore saxa
Rumperet et glacie cursus frenaret aquarum,
Ille coman mollis jam tondebat hyacinthi,
Æ statem increpitans seram Zephyrosque morantes.
Ergo apibus fetis idem atque examine multo
340 Primus abundare, et spumantia cogere pressis
Mella favis; illi tiliæ atque uberrima pinus;
Q uoique in flore novo pomis se fertilis arbos
Induerat, totidem autumno matura tenebat.

75
GEÓRGICAS IV

ψ χχζζ tam bién qué afán del cultivar los pingües jardines
adorna, cantaría, y las rosaledas del bífero Pesto;
y de qué m odo, bebiendo en los ríos, la endivia se ategra, 12o>
y las verdes ribas con apio, y torcido en la hierba
crece en un vientre el coh om bro; y no al tardamente crinado
narciso callaría, ni al tallo del acanto flexible,
y a las hiedras palentes y a los m irtos que aman las costas.
Pues b ajo las torres de la villa de Ebalos, en donde 125
el negro Galeso humedece los flavos cultivos,
a cu erd o haber visto a un viejo C o ricio que algunas yugadas
de abandonado cam po tenía, ni con n o villo s fecundas;
tierra no propicia a rebaños ni a Baco adecuada.
Él, con todo, p lan tan d o en matorrales legumbres escasas, 130
y albos lilios en torno, y verbenas y comible am apola,
la regia riqueza igualaba en su o rg u llo ; y tarde en la noche,
volviendo a casa, aviaba con no compradas viandas sus mesas>
C o gía el primero, en prim avera, la rosa; en oto ñ o las frutas;
y cuando el triste invierno aún con su frío las peñas 135.
J^Otfapía, y frenaba con hielo el correr de las aguas,
él cortaba ya la cabellera del muelle jacinto,
reprendiendo al tardo verano y a los Céfiros lentos.
Luego, él m ism o en fértiles abejas y en enjam bre n utrido
el primero abundaba, y las mieles espumosas cogía 14<>
de opresos panales. Para él, ubérrimos tilos y p in o;
Y de cuantas frutas en la nueva flo r el árbol fecu n d o
se vestía, otras tantas en oto ñ o tenía maduras.

75
VIRGILIO

Ille etiam seras in versum distulit ulmos,


J45 Eduramque pirum et spinos jam pruna ferentes,
Jamque ministrantem platanum potantibus umbras.
V erum hæc ipse equidem spatiis exclusus iniquis
Prætereo atque aliis post commemoranda relinquo.

Nunc age, naturas apibus quas Juppiter ipse


3.50 A d d idit expediam, pro qua mercede, canoros
Curetum sonitus crepitantiaque æra secutæ,
Dictæo cæli regem pavere sub antro.
Solæ communes natos, consortia tecta
Urbis habent, magnisque agitant sub legibus ævum,
X53 E t patriam solæ et certos novere Penates;
Venturæque hiemis memores, æstate laborem
Experiuntur, et in medium quæsita reponunt.
Namque aliæ victu invigilant, et foedere pacto
Exercentur agris; pars intra sæpta domorum
ico Narcissi lacrimam et lentum de cortice gluten
Prima favis ponunt fundamina, deinde tenaces
Suspendunt ceras; aliæ spem gentis, adultos
Educunt fetus; aliæ purissima mella
Stipant et liquido distendunt nectare cellas.
165 Sunt quibus ad portas cecidit custodia sorti,
Inque vicem speculantur aquas et nubila cæli,
A u t onera accipiunt venientum, aut, agmine facto,
Ignavum fucos pecus a præsepibus arcent.

76
GEÓRGICAS IV

Él tam bién trasplantó los lentos olm os en fila,


y el duro peral, y los espinos que ya daban ciruelas,
y el p lá ta n o que som bra ya, a los que beben, m inistra.
M as yo , p o r cierto, im pedido por no favorables espacios,
callo y dejo estas cosas para que otros, después, las recuerden

A h o ra , pues, qué natura a las abejas Júpiter m ism o


añadió, explicaré, por merced de que, los canoros
sones de los Curetes siguiendo, y sus bronces vibrantes,
alim entaron al rey del cielo en el antro D icteo.
Ellas solas los h ijo s comunes, indivisos los techos
tienen de la ciudad, y hacen b ajo m agnas leyes su vid a;
ellas solas conocieron una patria y fijo s penates;
y, atentas al invierno fu tu ro , el trabajo en verano
comienzan, y sus ganancias en com ún acum ulan.
Pues unas el sustento in vigilan y , p o r pacto acordado,
en los cam pos se afan an ; dentro de la casa, otra parte
lágrima de narciso y gluten de corteza viscoso
pone, base a los panales prim era; después, las tenaces
ceras suspende. O t r a s sacan, esperanza del pueblo,
la adulta prole; otras las purísim as mieles
Estiban, y distienden las celdillas con líq u id o néctar.
Las h a y a quien tocó la custodia de las puertas en suerte,
y» por turno, avizoran las aguas y las nubes del cielo,
0 las cargas de quien llega reciben, o, en tropa form ada,
a los zánganos, raza ociosa, de los pesebres apartan.
VIRGILIO

Fervet opus, redolentque th ym o fragrantia mella.


170 A c veluti lentis Cyclopes fulm ina massis
C u m properant, alii taurinis follibus auras
Accipiunt redduntque, alii stridentia tingunt
Æ ra lacu; gemit impositis incudibus Æ tn a;
Illi inter sese magna vi bracchia tollunt
17Γ, In numerum, versantque tenaci forcipe ferrum:
N on aliter (si parva licet componere magnis)
Cecropias innatus apes amor urguet habendi,
Munere quamque suo. Grandaevis oppida curæ,
E t munire favos, et daedala fingere tecta,
iso A t fessae multa referunt se nocte minores,
Crura th ym o plenae: pascuntur et arbuta passim
E t glaucas, salices, casiamque crocumque rubentem,
E t pinguem tiliam et ferrugineos hyacinthos.
Om nibus una quies operum, labor omnibus unus.
385 Mane ruunt portis: nusquam mora; rursus easdem
Vesper ubi e pastu tandem decedere campis
A d m on u it, tum tecta petunt, tum corpora curant;
F it sonitus, mussantque oras et limina circum.
Post, ubi jam thalamis se composuere, siletur
390 In noctem, fessosque sopor suos occupat artus.
Nec vero a stabulis, pluvia impendente, recedunt
Longius, aut credunt caelo adventantibus Euris;
Sed circum tutae sub moenibus urbis aquantur,
Excursusque breves tentant; et sæpe lapillos,

77
GEÓRGICAS IV

Hierve la obra. Huelen a to m illo las mieles fragantes.


Y com o los Cíclopes cuando aprisa de dúctiles masas 170
forjan los rayos; unos con taurinos fuelles los vientos
tom an y arrojan, otros los chirriantes bronces sumergen
en un lago; gime, colocados los yunques, el E tn a ;
ellos entre sí con m agna fuerza levantan los brazos
con cadencia, y con firm e tenaza menean el hierro: 175

no de otro m odo (si afrontar lo parvo a lo m agn o es posible)


innato am or de tener urge a las Cecropias abejas,
cada una en su oficio: cuidado es, de las mayores, la v illa ;
fabricar los panales y hacer artificiosos los techos.
M as las menores se regresan, avan zada la noche, 18o
llenas de to m illo las patas. Pacen, doquiera, m adroños
y glaucos sauces, y casia, y azafrán rojeante,
y pingüe tilo, y, del color del hierro, jacintos.
H ay un descansar de las obras y una labor para todas.
C ru zan al alba las puertas; no h ay mora. C u a n d o a ellas la
de nuevo a retirarse del pasto, finalmente, y los campos, [tarde
las requiere, entonces buscan sus techos y cuidan sus cuerpos. 137
Se hace un rum or, y z u m b a n en torn o a los bordes y umbrales.
Pespués, cuando en tálam os ya se pusieron, se callan
de noche, y los m iem bros cansados ocupa su sueño. 100
N o, en verdad, si la llu via am enaza, de sus casas se apartan
m uy lejos, o fían en el cielo si se acercan los E uros;
nías ju n to a los m uros de la urbe seguras, hacen aguada
e intentan breves carreras; y a m enudo piedras pequeñas
VIRGILIO

íes U t cymbæ, instabiles fluctu jactante, saburram,


T o llu n t : his sese per inania nubila librant.
Illum adeo placuisse apibus mirabere morem,
Q uod nec concubitu indulgent, nec corpora segnes
In Venerem solvunt, aut fetus nixibus edunt;
200 V erum ipsæ e foliis natos et suavibus herbis
Ore legunt: ipsæ regem parvosque Quirites
Sufficiunt, aulasque et cerea regna refingunt.
Sæpe etiam duris errando in cotibus alas
Attrivere ultroque animam sub fasce dedere:
203 T a n tu s amor florum et generandi gloria mellis!
Ergo ipsas quamvis angusti terminus ævi
Excipiat (neque enim plus septima ducitur æstas),
A t genus immortale manet, multosque per annos
Stat fortuna domus, et avi numerantur avorum.
210 Praeterea regem non sic Æ gyptus et ingens
Lydia, nec populi Parthorum aut Medus Hydaspes
Observant. Rege incolumi, mens omnibus una est;
Amisso, rupere fidem, constructaque mella
Diripuere ipsæ, et crates solvere favorum.
215 Ille operum custos, illum admirantur, et omnes
Circumstant fremitu denso, stipantque frequentes,
Et sæpe attollunt umeris, et corpora bello
Objectant pulchramque petunt per vulnera mortem.

His quidam signis, atque haec exempla secuti,

78
GEÓRGICAS IV

(como el lastre· las barcas instables en la ola que salta) 10S


coman: se equilibran con ellas en las nubes inanes.
Adm irarás que esta costumbre com plazca así a las abejas:
que no' sé dan ál concúbito ni, indolentes, sus cuerpos
ablandan en V enus, ni paren con trabajos sus crías;
mas ellas mismas a sus hijos de hojas y hierbas suaves 200
con la boca recogen, y al rey y los parvos quirites
reemplazan'/ y rehacen las aulas y los reinos de cera.
A menudo también, errando entre duras peñas, las alas
quebráronse, y bajo su carga dieron el alm a de suyo.
¡T a n to es el am or de las flores y de criar mieles la gloria! 205
Luego, aunque el término de una angosta edad a las mismas
pprprenda (pues no más que al séptimo verano se a la r g a ) ,
la raza inm ortal permanece, y por muchos años subsiste
la suerte de su casa, y abuelos de abuelos se cuentan.
JWemás, de tal m odo a un rey ni el E g ip to y la ingente 210
Lidia, ni el pueblo de los Partos, ni el Hidaspes de M edia
obedecen. E l rey incólume, todas tienen un ánim o;
jaerdido, rompieron su fe, y las mieles reunidas saquearon
ellas mismas, y las junturas de los panales soltaron.
Él es el custodio de las obras, lo admiran, y todas 215
lo cercan con estrépito denso y numerosas lo guardan,
Y a menudo lo llevan en hom bros, y en la guerra sus cuerpos '
ponen ante él, y buscan la muerte por heridas gloriosa.

A lgu n o s, por estos signos y tom ando tales ejemplos,

78
VIRGILIO

220 Esse apibus partem divinæ mentis et haustus


Æ therios dixere: deum namque ire per omnes
Terrasque, tractusque maris, cælumque profundum :
Hinc pecudes, armenta, viros, genus omne ferarum,
Quemque sibi tenues nascentem arcessere vitas;
225 Scilicet huc reddi deinde ac resoluta referri
O m nia; nec m orti esse locum; sed viva volare
Sideris in numerum atque alto succedere cælo.
j

Si quando sedem augustam servataque mella


Thesauris relines, prius haustu sparsus aquarum
230 Ora fove, fumosque manu prætende sequaces.
Bis gravidos cogunt fetus, duo tempora messis:
T a yg ete simul os terris ostendit honestum
Plias et Oceani spretos pede reppulit amnes;
A u t eadem sidus fugiens ubi Piscis aquosi
235 T ristio r hibernas cælo descendit in undas.
Illis ira m odum supra est, læsæque venenum
M orsibus inspirant et spicula cæca relinquunt
Affixæ venis animasque in vulnere ponunt.

Sin duram metues hiemem parcesque futuro,


240 Contusosque animos et res miserabere fractas,
A t suffire th ym o cerasque recidere inanes
Quis dubitet? nam sæpe favos ignotus adedit
Stellio et lucifugis congesta cubilia blattis;

79
GEÓRGICAS IV

que tienen las abejas parte de la m ente d ivin a 220


y trasu n tos etéreos, d ije ro n : pues que D io s va p o r todas

las tierras, y la extensión del mar, y el cielo p r o fu n d o ;


de allí bestias, ganados, hom bres, to d o linaje de fieras
y to d o lo que al nacer c o n v o c ó para sí tenues vidas.

Q ue hacia allí, sin duda, se torn an y desatadas revierten 225


todas las cosas. N o h a y lugar para la muerte. M a s vu elan ,
vivas, en orden de estrellas, y en el a lto cielo se insertan.

S i a lg u n a vez la augusta m an sión y las mieles guardadas


en arcas, destapas, antes, rociado, con un trago de agua
cuida tu boca, y con la m a n o ten delante h u m o s espesos, -¿no
D o s veces ju n ta n sus fru tos plenos, de cosecha h a y dos épocas:
así que m o stró a las tierras su h erm oso rostro la pléyade
T a ig e ta , y con el pie alejó, desdeñados, los ríos del O céano,
o cu an d o la m ism a, h u y e n d o del astro de Piscis acuoso,
a las on d as invernales desciende más triste del cielo. 233
T ie n e n sobre m edida la ira, y el veneno, ofend idas,
con sus m ordiscos in fu n d en , y dejan sus dardos ocultos,
fijas en las venas, y deponen en la herida sus alm as.

M a s si temes el d u ro in vie rn o y para el fu tu r o ahorras,


y te apiadas de sus cosas rotas y sus án im os tristes, 240
de sah u m ar con to m illo y cortar las ceras inanes,
¿quién dud ará? Pues consum e a veces los panales ig n o to
saurio, y las celdas se llenan de cucarachas lu cífu gas,
VIRGILIO

ímmunisque sedens aliena ad pabula fucus


245 A u t asper crabro imparibus se immiscuit armis,
A u t dirum tineæ genus, aut invisa Minervæ
in foribus laxos suspendit aranea casses.
Quo magis exhaustae fuerint, hoc acrius omnes
incumbent generis lapsi sarcire ruinas,
250 Complebuntque foros et floribus horrea texent.

Si vero (quoniam casus apibus quoque nostros


V ita tulit) tristi languebunt corpora morbo,
Quod jam non dubiis poteris cognoscere signis:
C ontinuo est aegris alius color; horrida vultum
255 Deformat macies; tum corpora luce carentum
Exportant tectis et tristia funera ducunt;
A u t illae pedibus connexæ ad limina pendent;
A u t intus clausis cunctantur in aedibus, omnes
Ignavaeque fame et contracto frigore pigrae,
seo T u m sonus auditur gravior, tractimque susurrant:
Frigidus ut quondam silvis immurmurat Auster,
U t mare sollicitum stridit refluentibus undis,
Æ stuat ut clausis rapidus fornacibus ignis;
Hic jam galbaneos suadebo incendere odores,
265 Mellaque arundineis inferre canalibus, ultro
Hortantem et fessas ad pabula nota vocantem.
Proderit et tunsum gallae admiscere saporem,
Arentesque rosas, aut igni pinguia multo

80
GEÓRGICAS TV

y el zán g an o inmune se sienta ante alimentos ajenos,


o con desiguales armas se inmiscuye el tábano bronco, 245
o el cruel linaje de la polilla, u, odiosa a M inerva,
Ja araña sus flojas redes en las puertas suspende.
C u an to más exhaustas quedaren, más diligentes, por eso,
se darán todas a enmendar las ruinas del caído linaje,
y colmarán las celdas y labrarán con flores los hórreos. 25a

Pero si (ya que a las abejas nuestras desgracias la vida


dio tam bién) languidecieren por el triste m orbo sus cuerpos,
por no dudosas señales podrás ya conocerlo:
tienen, al punto, otro color las enfermas. H órrid o ahílo
su rostro afea; entonces, los cuerpos de las carentes de vida 255
sacan de los techos, y sus tristes funerales conducen.
Ellas, o prendidas con los pies de los dinteles se cuelgan,
o dentro se detienen todas en los cuartos cerrados,
desfallecidas de hambre o pigras por el frío recogido.
Se oye entonces un ruido más grave; largamente susurran 2eo
como m urm ura alguna vez el fríg id o A u stro en las selvas,
como ronca el mar agitado cuando refluyen sus ondas,
como en los hornos cerrados bulle el fuego impetuoso.
A q u í te aconsejaré que enciendas olores de gálbano
e introduzcas mieles con canales de caña, de grado 265
m oviendo y llam ando a las cansadas al sabido alimento.
Y aprovechará mezclarle machacado zu m o de agalla
ÿ rosas secas, o, pingües por el fuego constante,

80
VIRGILIO

Defruta, vel Psithia passos de vite racemos,


<270 Cecropiumque thymum, et graveolentia centaurea.
Est etiam flos in pratis, cui nomen amello
Fecere agricolæ, facilis quaerentibus herba:
Namque uno ingentem tollit de cæspite silvam,
Aureus ipse; sed in foliis, quæ plurima circum
275 Funduntur, violæ sublucet purpura nigræ;
Saepe deum nexis ornatae torquibus arae;
Asper in ore sapor; tonsis.in vallibus illum
Pastores et curva legunt prope flumina Mellae.
Hujus odorato radices incoque Baccho,
280 Pabulaque in foribus plenis appone canistris.

Sed si quem proles subito defecerit omnis,


Nec, genus unde novae stirpis revocetur, habebit,
Tem pus et Arcadii memoranda inventa magistri
Pandere, quoque modo caesis jam sæpe juvencis
283 Insincerus apes tulerit eruor. Altius omnem
Expediam, prima repetens ab origine, famam.
Nam qua Pellaei gens fortunata Canopi
Accolit effuso stagnantem flumine N ilum
Et circum pictis vehitur sua rura phaselis;
•290 Quaque pharetratae vicinia Persidis urget,
Et viridem Æ g y p tu m nigra fecundat harena,
Et diversa ruens septem discurrit in ora
Usque coloratis amnis devexus ab Indis,

81
GEÓRGICAS IV

arropes, o de la Psitía vid racimos de pasas,


y tom illo Cecropio y densamente olorosas centaureas. 270

En el prado, h ay tam bién una flor a la que el nombre de “ ám e­


los agrícolas dieron. Hierba, a quien la busca, accesible, [lo'*
pues de un solo ta llo una ingente selva levanta.
Áurea ella misma; mas en sus hojas, que copiosas en torno
se extienden, brilla la púrpura de la oscura violeta. 275
A menudo, aras de dioses con guirnaldas de ella se ornaron,
^ spero es su sabor a la boca; en los valles rapados,
cabe las curvas aguas del M ela, los pastores la cogen.
De ésta cuece raíces en B aco fragante,
y pon en las puertas los pábulos en llenas canastas. 280

M as si toda la prole a algu n o falta de súbito


y no tiene con qué renovar de un tronco nuevo el linaje,
tiempo es de que el memorable invento del A rcad io maestro
explique, y de qué m odo, a menudo, de inm olados novillos
la sangre corrupta crió abejas. P o r extenso, la fam a 285
toda expondré, regresando desde su origen primero.
Pues donde la gente afortunada del Peleo Canope
mora ju n to al N ilo , estancado cuando crecen sus aguas,
y es conducida en torn o a sus campos por pintadas barquillas,
y donde amaga la vecindad de Persia armada de aljabas, 290
y al verde E g ip to con negra arena fecunda
y rodando hacia siete bocas diversas discurre
el río, desde los Indios colorados venido,

81
VIRGILIO

Om nis in hac certam regio jacit arte salutem.


295 Exiguus primum, atque ipsos contractus in usus,
Eligitur locus; hunc angustique imbrice tecti
Parietibusque premunt artis, et quattuor addunt,
Q uattuor a ventis, obliqua luce fenestras.
T u m vitulus, bima curvans jam cornua fronte,
300 Quæritur; huic geminæ nares et spiritus oris
M u lta reluctanti obstruitur, plagisque perempto
T u n sa per integram solvuntur viscera pellem.
Sic positum in clauso linquunt, et ramea costis
Subjiciunt fragmenta, thym um casiasque recentes. ‘
305 Hoc geritur Zephyris prim um impellentibus undas,
A n te novis rubeant quam prata coloribus, ante
Garrula quam tignis nidum suspendat hirundo.
Interea teneris tepefactus in ossibus umor
Æ stuat, et visenda modis animalia miris,
310 Arunca pedum primo, m ox et stridentia pennis,
Miscentur, tenuemque magis, magis aera carpunt,
Donec, ut æstivis effusus nubibus imber,
Erupere, aut ut nervo puisante sagittæ,
Prima leves ineunt si quando prcelia Parthi.

ais Quis Deus hanc, Musæ, quis nobis extudit artem?


Unde nova ingressus hom inum experientia cepit?

Pastor Aristæus, fugiens Peneia Tem pe,

82
GEÓRGICAS IV

toda la región cifra la cierta salvación en este arte:


primero un exiguo, y para ese mismo fin reducido, 295
lugar se elige. Éste lo cierran con la teja de un techo
angosto y estrechas paredes, y cuatro ventanas
con luz oblicua, a los cuatro vientos, le añaden.
Un ternero, que en su frente de dos años corve ya cuernos,
búscase entonces; se obstruyen su doble nariz y el aliento 300
de su boca; por más que resista, y, muerto, a golpes
se le ablandan bajo la íntegra piel las entrañas tundidas.
Así, puesto en cerrado, lo dejan, y fragmentos de ramas
bajo sus costillas ponen, tomillo y casias recientes.
Se hace esto cuando primero las ondas impelen los Céfiros, 305
antes que los prados rojeen con nuevos colores, y antes
que la golondrina gárrula cuelgue su nido en las vigas.
Entre tanto, un tibio humor fermenta en los tiernos
huesos, y de modo maravilloso han de verse animales
que, truncos de pies primero, luego con alas chirriantes 3i0
se mezclan, y más y más gozan el aire ligero,
hasta que, como lluvia derramada de nubes estivas,
irrumpen, o como saetas desde la cuerda impelente
si alguna vez los falaces Partos sus batallas comienzan.

¿Qué dios, oh Musas, quién inventó para nosotros este arte?


¿Dónde esta nueva experiencia de los hombres toma principios?

El pastor Aristeo, huyendo de la Tempe Penea, 317


VIRGILIO

Amissis, ut fama, apibus morboque fameque,


Tristis ad extremi sacrum caput adstitit amnis,
320 Multa querens, atque hac affatus voce parentem:
«Mater, Cyrene mater, quæ gurgitis hujus
Ima tenes, quid me præclara stirpe deorum
(Si modo, quem perhibes, pater est Thymbraeus Apollo)
Invisum fatis genuisti? aut quo tibi nostri
325 Pulsus amor? quid me caelum sperare jubebas?
En etiam hunc ipsum vitae mortalis honorem,
Quem mihi vix frugum et pecudum custodia sollers
Omnia tentanti extuderat, te matre, relinquo.
Quin age, et ipsa manu felices erue silvas;
330 Fer stabulis inimicum ignem atque interfice messes;
Ure sata et validam in vites molire bipennem,
Tanta meæ si te ceperunt taedia laudis.»

At mater sonitum thalamo sub fluminis alti


Sensit. Eam circum Milesia vellera Nymphae
335 Carpebant, hyali saturo fucata colore,
Drymoque, Xanthoque, Ligeaque, Phyllodoceque,
Caesariem effusae nitidam per candida colla,
Cydippeque et flava Lycorias, altera virgo,
Altera tum primos Lucinae experta labores,
340 Clioque, et Beroe soror, Oceanitides ambae,
Ambae auro, pictis incinctae pellibus ambae,
Atque Ephyre, atque Opis, et Asia Deïopeia,

83
GEÓRGICAS IV

perdidas, como es fama, sus abejas por morbo y por hambre,


se detuvo en la fuente sacra del arroyo naciente,
y, con muchas quejas, habló con esta voz a su madre: 320·
“ Madre, Cirene, madre, que vives de esta hondonada
en el fondo, ¿por qué de una preclara estirpe de dioses
(si es, como declaras, el Timbreo Apolo mi padre)
me pariste, odioso a los hados? ¿O a dónde se ha ido
tu amor por mí? ¿Por qué me ordenabas que el cíelo esperara?
He aquí que también este honor de mi vida mortal, 32a
que con trabajo la hábil custodia de ganados y frutos
me diera — intentando todo— siendo tú mi madre abandono.
Ven ya, y tú misma arranca con tu mano mis selvas felices,
trae fuego enemigo a mis establos y arruina mis mieses, 330«
quema mis siembras, y prepara contra mis vides el hacha
dura, si por mi triunfo tantas congojas te han poseído.”

Mas la madre, en la alcoba del río profundo, el sonido


oyó. Las Ninfas, en torno de ella, Milesios vellones
hilaban, teñidos con el color verde oscuro del vidrio; 335.
tanto Drimo como Xanto y Ligea y Filódoce,
la nítida cabellera esparcida en los cándidos cuellos,
y Cídipe y la flava Licorias, virgen la una,
de los primeros trabajos de Lucina experta la otra,
y Clío, y Béroe su hermana, Oceánidas ambas, -no
ambas de oro, ambas con pintadas pieles ceñidas,
X Efira, y Opis, y Deyopeya la Asiana,

83
VIRGILIO

Et tandem positis velox Arethusa sagittis.


Inter quas curam Clymene narrabat inanem
345 Vulcani, Martisque dolos et dulcia furta,
Aque Chao densos divum numerabat amores.
Carmine quo captae, dum fusis mollia pensa
Devolvunt, iterum maternas impulit aures
Luctus Aristaei, vitreisque sedilibus omnes
.350 Obstupuere; sed ante alias Arethusa sorores
Prospiciens summa flavum caput extulit unda,
Et procul: «O gemitu non frustra exterrita tanto,
Cyrene soror, ipse tibi, tua maxima cura,
Tristis Aristaeus Penei genitoris ad undam

355 Stat lacrimans, et te crudelem nomine dicit.»
Huic percussa nova mentem formidine mater:
«Duc age, duc ad nos; fas illi limina divum
Tangere», ait. Simul alta jubet discedere late
Flumina, qua juvenis gressus inferret: at illum
360 Curvata in montis faciem circumstetit unda,
Accepitque sinu vasto misitque sub amnem.

Jamque domum mirans genitricis et umida regna.


Speluncisque lacus clausos, lucosque sonantes,
Ibat, et, ingenti motu stupefactus aquarum,
,3βδ Omnia sub magna labentia flumina terra
Spectabat diversa locis, Phasimque, Lycumque,
Et caput unde altus primum se erumpit Enipeus,

84
GEÓRGICAS IV

y depuestas, por fin, las saetas, la veloz Aretusa,


Entre las cuales Climene narraba el inútil cuidado
de Vulcano, y los dolos y los dulces hurtos de Marte, 345
y, desde el Caos, de los dioses contaba los muchos amores;
del cual can to cautivas, mientras muelles copos en husos
¿Devuelven, de n u e v o incitó las maternas orejas
el dolor de Aristeo, y todas en sus vitreos asientos
se pasmaron. Mas Aretusa, antes que las otras hermanas, 350
mirando sacó la flava cabeza por cima de la onda,
y de lejos: "O h, no en vano por tan gran gemido aterrada,
Círene hermana: para ti tu cuidado máximo, el mismo
triste Aristeo, junto a la onda del padre Peneo
está llorando, y con el nombre de cruel te reclama." 355
Golpeada el pecho por el nuevo sobresalto, la madre:
“ Ve, guíalo; guíalo a mí; le es lícito hollar los umbrales
de los dioses", le dice. Ordena, a la vez, que se abran las hondas
aguas latamente, por donde traiga sus pasos el joven.
Y lo cercó, encorvada a manera de un monte, la onda, 36o
y en su vasto seno lo recibió, y lo envió bajo el río.

Y admirando la mansión de su madre y los húmedos reinos,


y los lagos cerrados en grutas, y los montes sonantes,
ya iba, y, atónito ante la ingente conmoción de las aguas,
todos los ríos bajo la magna tierra fluentes 3cs
niiraba, diversos en sus sitios, y el Fasis y el Lico,
Y la fuente primera de donde se arroja el hondo Enipeo,

84
VIRGILIO

309 Saxosusque sonans Hypanis, Mysusque Caïcus,


308 Und« pater Tiberinus, et unde Aniena fluenta,
370 Et gemina auratus taurino cornua vultu
Eridanus, quo non alius per pinguia culta
In mare purpureum violentior effluit amnis.

Postquam est in thalami pendentia pumice tecta


Perventum, et nati fletus cognovit inanes
375 Cyrene, manibus liquidos dant ordine fontes
Germanæ, tonsisque ferunt mantelia villis;
Pars epulis onerant mensas, et plena reponunt
Pocula; Panchæis adolescunt ignibus aræ.
Et mater: «Cape Mæonii carchesia Bacchi;
3S0 Oceano libemus», ait. Simul ipsa precatur
Oceanumque patrem rerum Nymphasque sorores,
Centum quae silvas, centum quae flumina servant.
Ter liquido ardentem perfudit nectare Vestam,
Ter flamma ad summum tecti subjecta reluxit.
385 Omine quo firmans animum, sic incipit ipsa:

«Est in Carpathio Neptuni gurgite vates,


Caeruleus Proteus, magnum qui piscibus aequor
Et juncto bipedum curru metitur equorum.
Hic nunc Emathiæ portus patriamque revisit
300 Pallenen; hunc et Nymphae veneramur, et ipse
Grandaevus Nereus; novit namque omnia vates,

85
GEÓRGICAS IV

y el peñascoso Hípanis sonante, y el Caico de Misia; 3Co

de donde el padre Tiber, de donde las corrientes del Anio, 368


y de rostro taurino, con gemelos cuernos, dorado 370

el Eridano, más violento que el cual ningún río


fluye al purpúreo mar a través de los pingües cultivos.

Después que bajo los techos colgantes del lecho de pómez


hubo llegado, y conoció los inanes llantos del hijo
Cirene, le dan a las manos límpidas aguas, en orden, 375
las hermanas, y llevan manteles de vellón esquilado;
llena una parte con viandas las mesas, y pone colmadas
copas; humean las aras con los fuegos Panqueos.
Y la madre: "T o m a los vasos de Baco Meonio
y por el Océano libemos” , dice. A la vez ella ruega 3so
al Océano, padre de las cosas, y a las Ninfas hermanas,
las cuales cien selvas, las cuales cien ríos protegen.
Tres veces a la ardiente Vesta roció con líquido néctar,
tres veces relució la llama lanzada a lo alto del techo.
Con cuyo augurio afirmando su ánimo, así comenzó ella: 335

"En el abismo Carpacio de Neptuno hay un vate,


el cerúleo Proteo, quien mide el magno mar con un carro
enganchado de bípedos caballos y peces.
Éste visita ahora los puertos de Ematia y su patria
Palene. A éste lo veneramos las Ninfas y el mismo 390

anciano Nereo, pues conoce todas las cosas el vate:

85
VIRGILIO

Quæ sint, quæ fuerint, quæ mox ventura trahantur.


Quippe ita Neptuno visum est, immania cujus
Armenta et turpes pascit sub gurgite phocas,
sas Hic tibi, nate, prius vinclis capiendus, ut omnem
Expediat morbi causam, eventusque secundet.
Nam sine vi non ulla dabit praecepta, neque illum
Orando flectes; vim duram et vincula capto
Tende; doli circum haec demum frangentur inanes.
400 Ipsa ego te, medios cum sol accenderit æstus,
Cum sitiunt herbæ et pecori jam gratior umbra est,
In secreta sensis ducam, quo fessus ab undis
Se recipit, facile ut somno aggrediare jacentem.
Verum, ubi correptum manibus vinclisque tenebis,
405 Tum variæ eludent species atque ora ferarum:
Fiet enim subito sus horridus, atraque tigris,
Squamosusque draco, et fulva cervice leæna;
Aut acrem flammæ sonitum dabit, atque ita vinclis
Excidet, aut in aquas tenues dilapsus abibit.
410 Sed quanto ille magis formas se vertet in omnes
Tam tu, nate, magis contende tenacia vincla,
Donec talis erit, mutato corpore, qualem
Videris, incepto tegeret cum lumina somno.»

Hæc ait, et liquidum ambrosiae diffundit odorem,


415 Quo totum nati corpus perduxit; at illi
Dulcis compositis spiravit crinibus aura,

86
GEÓRGICAS IV

las que son, las que fueron, las que, traídas, vendrán de aquí a
pues que así pareció a Neptuno, de quien él los ganados [poco;
prodigiosos y las torpes focas bajo el mar apacienta.
Éste, hijo, antes ha de ser por ti cogido en cadenas 395
para que explique la causa del morbo, y el éxito auspicie;
pues sin violencia no dará precepto ninguno, ni orando
lo doblegarás. Fuerza dura al cautivo, y cadenas,
arroja; contra éstas se quebrarán, al fin, sus dolos inútiles.
Y o misma, cuando en medio de hervores el sol ascendiere, 400

y tienen sed las hierbas y es más grata la sombra al rebaño,


te guiaré a lös retiros del viejo, do, cansado, recóbrase
de las ondas, para que aína agredas al yacente en el sueño,
Pero cuando con manos y cadenas lo tengas cogido,
entonces te engañarán formas varias y rostros de fieras; 40&

pues se hace de súbito jabalí hórrido y negra tigresa,


y dragón escamoso, y leona de nuca rojiza;
o dará agudo chasquido de llama, y así a las cadenas
escapará, o se irá deslizándose en aguas ligeras.
Pero cuanto más él en todas las formas se vierta, 41&

tanto más, hijo, estrecha tú las cadenas tenaces,


hasta que, habiendo mudado su cuerpo, sea tal como antes
lo viste, cuando iniciado el sueño cerraba los ojos,"

Dijo estas cosas, y difundió un líquido olor de ambrosía


con el que ungió el cuerpo todo de su hijo; y un aura dulce 415.
se exhaló en él desde los ordenados cabellos,

86
VIRGILIO

Atque habilis membris venit vigor. Est specus ingens


Exesi latere in montis, quo plurima vento
Cogitur, inque sinus scindit sese unda reductos,
420 Deprensis olim statio tutissima nautis.
Intus se vasti Proteus tegit objice saxi.
Hic juvenem in latebris aversum a lumine Nympha
Collocat; ipsa procul nebulis obscura resistit.

Jam rapidus torrens sitientes Sirius Indos,


423 Ardebat cælo, et medium sol igneus orbem
Hauserat; arebant herbae, et cava flumina siccis
Faucibus ad limum radii tepefacta coquebant:
Cum Proteus consueta petens e fluctibus antra
Ibat; eum vasti circum gens umida ponti
430 Exsultans rorem late dispergit amarum.
Sternunt se somno diversae in litore phocae;
Ipse velut stabuli custos in montibus olim,
Vesper ubi e pastu vitulos ad tecta reducit,
Auditisqtie lupos acuunt balatibus agni,
435 Considit scopulo medius, numerumque recenset:

Cujus Aristaeo quoniam est oblata facultas,


V ix defessa senem passus componere membra,
Cum clamore ruit magno, manicisque jacentem
Occupat. Ille, suae contra non immemor artis,
440 Omnia transformat sese in miracula rerum,

87
GEÓRGICAS IV

y vino ágil vigor a sus miembros. Una ingente caverna


hay del hueco monte en el flanco, donde la onda copiosa,
por el viento empujada, en retraídos senos se escinde:
para los nautas sorprendidos, refugio, un día, segurísimo. 420
Dentro se ampara Proteo con el óbice de un vasto peñasco.
Aquí en latebras, aparte de la luz, al joven la Ninfa
coloca; ella misma, lejos, se detiene oscura entre nieblas. *

Ya Sirio impetuoso, quemando a los Indios sedientos,


llameaba en el cielo, y el ígneo sol la mitad de su círculo 42r>
devoraba; ardían las hierbas, y los tibios ríos profundos,
en sus secas gargantas, los rayos hasta el limo cocían,
cuando Proteo, buscando sus antros usuales, salía
de las olas. La húmeda gente del vasto ponto, en su torno,
exultando esparció latamente amargo rocío.
Se tienden para el sueño esparcidas en la playa las focas.
Él mismo, como a veces el guardián de un rebaño en los montes
cuando Héspero del pasto a los techos los terneros devuelve,
y a los lobos, si oyen sus balidos, los corderos excitan,
en medio en un escollo se sienta, y revisa su número. 435

En cuanto se ofreció la ocasión de lo cual a Aristeo,


dejó apenas que el viejo acomodara sus miembros cansados:
se arroja con magno clamor, y con maniotas captura
al yacente. Éste, a su vez, no olvidadizo de su arte,
en todas las maravillas de las cosas transfórmase: 440

87
•VIRGILIO

Ignemque horribilemque feram fluviumque liquentem. -


Verum ubi nulla fugam reperit fallacia, victus
In sese redit, atque hominis tandem ore locutus:
«Nam quis te, juvenum confidentissime, nostras
445 Jussit adire domos? quidve hinc petis?» inquit. At ille:
«Scis, Proteu, scis ipse; neque est te fallere quicquam;
Sed tu desine velle; deum praecepta secuti
Venimus hinc lapsis quaesitum oracula rebus.»
Tantum effatus. Ad haec vates vi denique multa
450 Ardentes oculos intorsit lumine glauco,
Et graviter frendens, sic fatis ora resolvit:

«Non te nullius exercent numinis irae;


Magna luis commissa: tibi has miserabilis Orpheus
Haudquaquam ob meritum posnas, ni fata resistant,
455 Suscitat, et rapta graviter pro conjuge saevit.
Illa quidem, dum te fugeret per flumina praeceps,
Immanem ante pedes hydrum moritura puella
Servantem ripas alta non vidit in herba.
At chorus aequalis Dryadum clamore supremos
400 Implerunt montes; flerunt Rhodopeiae arces,
Altaque Pangæa, et Rhesi Mavortia tellus,
Atque Getae, atque Hebrus, et Actias Orithyia.
Ipse, cava solans aegrum testudine amorem,
Te, dulcis conjunx, te solo in litore secum,
465 Te, veniente die, te, decedente, canebat.

88
GEÓRGICAS IV

en fuego, y en fiera horrible, y en río corriente.


Mas cuando no halló la fuga ninguna falacia, vencido
regresó a sí, y habló finalmente con boca de hombre:
'O h , el más audaz de los jóvenes, ¿quién te ordenó que vinieras
a nuestras moradas? ¿O qué buscas de aquí?” , dijo. Y el otro:
"Lo sabes, Proteo, tú mismo; y en nadie está el engañarte; 4

mas deja tú de intentarlo. Siguiendo preceptos de dioses


vengo aquí a indagar oráculos para mis cosas caídas” ,
dijo tan sólo. A esto, por fin, el vate con mucha violencia
volvió los ojos ardientes con lumbre verdosa, y crujiendo 450

los dientes con fuerza, abrió así la boca a los hados:

"No te atormentan las iras de un numen pequeño;


magnas ofensas pagas: el miserable Orfeo estas penas
aun no a la culpa adecuadas, si no se oponen los hados,
te causa, y se enfurece cruel por la esposa robada. *55
Por cierto, mientras huía de ti, rauda a lo largo del río,
la joven que había de morir no vio a sus pies la terrible
hidra, que entre la alta hierba guardaba aquellas riberas.
El coro de Dríadas, sus iguales, con clamor lo más alto
llenó de los montes; las alturas del Rodope lloraron, 46o
y el alto Pangeo, y la tierra Mavorcia de Reso,
y los Getas y el Hebro y la Oritia Ateniense.
Él mismo, aliviando su triste amor con la cítara cóncava,
a ti, dulce esposa; a ti, a solas consigo en la orilla;
a ti al venir el día; a ti al partir el día, te cantaba. 465

88
VIRGILÏO

Tænarias etiam fauces, alta ostia Ditis,


Et caligantem nigra formidine lucum
Ingressus, Manesque adiit Regemque tremendum
Nesciaque humanis precibus mansuescere corda.
470 At cantu commotae Erebi de sedibus imis
Umbræ ibant tenues simulacraque luce carentum,
Quam multa in foliis avium se millia condunt,
Vesper ubi aut hibernus agit de montibus imber,
Matres atque viri, defunctaque corpora vita
475 Magnanimum heroum, pueri innuptæque puellæ,
Impositique rogis juvenes ante ora parentum;
Quos circum limus niger et deformis harundo
Cocyti tardaque palus inamabilis unda
Alligat, et novies Styx interfusa coercet.
480 Quin ipsæ stupuere domus atque intima Leti
Tartara, cæruleosque implexæ crinibus angues
Eumenides, tenuitque inhians tria Cerberus ora,
Atque Ixionii vento rota constitit orbis.
Jamque pedem referens casus evaserat omnes,
485 Redditaque Eurydice superas veniebat ad auras
Pone sequens (namque hanc dederat Proserpina legem),
Cum subita incautum dementia cepit amantem,
Ignoscenda quidem, sciret si ignoscere Manes:
Restitit, Eurydicenque suam, jam luce sup ipsa,
490 Immemor, heu) victusque animi respexit. Ibi omnis
Effusus labor, atque immitis rupta tyranni

89
GEÓRGICAS IV

"También en las fauces Tenarias, en las hondas bocas


y en el bosque sombrío por el terror tenebroso, [de Dite,
penetró, y visitó a los Manes y su rey tremebundo,
y los pechos que amansarse no saben con preces humanas.
Mas conmovidas por el canto, en la honda mansión del Erebo
iban tenues sombras y fantasmas de carentes de vida, 47i
como muchos miles de aves entre las hojas se esconden
cuando el Véspero o la lluvia invernal de los montes las echan.
Madres y hombres, y cuerpos privados de vida
de magnánimos héroes, y niños y muchachas solteras, 475
γ jóvenes puestos en piras ante los rostros paternos,
a los que; en torno el negro limo y la caña deforme
del Cocito, y, con tarda onda, la no amable laguna
aliga, y la Estigia nueve veces derramada circunda.
Mas las casas mismas pasmáronse, y de la muerte los íntimos
Tártaros, y, enredadas en los cabellos sierpes cerúleas, 481
las Euménides ; y Cerbero, ansioso, refrenó sus tres bocas,
y la rueda en círculo de Ixión se detuvo en el viento.
Y ya al dirigir su pie había salvado todos los riesgos,
y devuelta Eurídice llegaba a las auras más altas 48δ
siguiendo detrás (pues había dado esta ley Proserpina),
cuando al amante incauto invadió repentina demencia,
perdonable, por cierto, si perdonar supieran los Manes.
Se detuvo, y ya bajo la misma luz, a su Eurídice
miró, olvidado, ¡ay!, y vencido en su ánimo. A llí fue abolido
todo el trabajo, y rotos del cruel tirano los pactos, 491

89
VIRGILIO

Foedera, terque fragor stagnis auditus Avernis.


«Illa: Quis et me, inquit, miseram, et te perdidit,
«Quis tantus furor? En iterum crudelia retro [Orpheu?
495 «Fata vocant, conditque natantia lumina somnus.
«Jamque vale: feror ingenti circumdata nocte,
«Invalidasque tibi tendens, heu! non tua, palmas.»
Dixit, et ex oculis subito, ceu fumus in auras
Commixtus tenues, fugit diversa, neque illum,
Goo Prensantem nequiquam umbras et multa volentem
Dicere, praeterea vidit; nec portitor Orci
Amplius objectam passus transire paludem.
Quid faceret? quo se rapta bis con juge ferret?
Quo fletu Manes, qua Numina voce moveret?
cos Illa quidem Stygia nabat jam frigida cymba.

«Septem illum totos perhibent ex ordine menses,


Rupe sub aeria, deserti ad Strymonis undam,
Flevisse, et gelidis hæc evolvisse sub antris,
Mulcentem tigres, et agentem carmine quercus,
sio Qualis populea mærens Philomela sub umbra
Amissos queritur fetus, quos durus arator
Observans nido implumes detraxit; at illa
Flet noctem, ramoque sedens miserabile carmen
Integrat, et mæstis late loca questibus implet,
sic Nulla Venus, non ulli animum flexere hymenæi,
Solus Hyperboreas glacies Tanaimque nivalem,

90
GEÓRGICAS IV

y tres veces un fragor se escuchó en los estanques Avernos.


Ella: '¿Quién a m í—dijo— mísera, y a ti, Orfeo, te ha perdido?
¿Qué furia tan grande? Ve aquí que hacia atrás de nuevo los
hados me llaman, y esconde mis flotantes ojos el sueño, [crueles
Y adiós ya. Circundada por la ingente noche me llevan, 49c
y tendiéndote, ay, ya no tuya, mis inválidas manos/
Dijo, y súbitamente de los ojos, como humo en las auras
tenues mezclado, huyó contraria, y luego de esto
no lo vio persiguiendo las sombras en vano, y queriendo 500
decir muchas cosas. Ni consintió el barquero del Orco
que él cruzara otra vez la interpuesta laguna.
¿Qué hacer? ¿A dónde irse, arrebatada dos veces la esposa?
¿Con qué llanto a los Manes, con qué voz conmover a los Nú-
Ella sin duda, ya fría, en la Estigia barca bogaba, [menes?

"Afirman que él, enteros siete meses seguidos síg


bajo un alta peña junto a la onda del desierto Estrimón,
lloró, y que relató estas cosas bajo los gélidos antros,
sosegando tigres y encinas con el canto moviendo.
Como Filomena, afligida bajo la sombra de un álamo, 5i0
lamenta sus hijos perdidos a los que el duro labriego,
acechando, sustrajo implumes del nido. Mas ella
llora en la noche, y el lúgubre canto posada en la rama
renueva, y con tristes quejas llena el lugar latamente.
Ningún amor, ningunos himeneos doblaron su ánimo. 5i3
Ê1, a solas, los Hiperbóreos hielos y el Tanais nevado

90
I
VIRGILIO

Arvaque Riphaeis nunquam viduata pruinis


Lustrabat, raptam Eurydicen atque irrita Ditis
Dona querens; spretae Ciconum quo munere matres,
020 Inter sacra deum nocturnique orgia Bacchi,
Discerptum latos juvenem sparsere per agros.
Tum quoque marmorea caput a cervice revulsum
Gurgite cum medio portans Œagrius Hebrus
Volveret, Eurydicen vox ipsa et frigida lingua,
025 Ah! miseram Eurydicen, anima fugiente, vocabat;
Eurydicen toto referebant flumine ripae.»

Haec Proteus, et se jactu dedit aequor in altum,


Quaque dedit, spumantem undam sub vertice torsit.
At non Cyrene; namque ultro affata timentem:
r>3o «Nate, licet tristes animo deponere curas.
Haec omnis morbi causa; hinc miserabile Nymphae,
Cum quibus illa choros lucis agitabat in altis,
Exitium misere apibus. Tu munera supplex
Tende, petens pacem, et faciles venerare Napaeas;
535 Namque dabunt veniam votis, irasque remittent.
Sed, modus orandi qui sit, prius ordine dicam.
Quattuor eximios praestanti corpore tauros,
Qui tibi nunc viridis depascunt summa Lycaei,
Delige, et intacta totidem cervice juvencas.
540 Quattuor his aras alta ad delubra dearum
Constitue, et sacrum jugulis demitte cruorem.

91
GEÓRGICAS IV

y los campos nunca privados de las escarchas Rifeas,


recorría, a la raptada Eurídice y los vanos dones de Díte
llorando. Por cuya fe desdeñadas las madres Ciconias,
entre ritos de dioses y orgías de Baco nocturno, 520
despedazado esparcieron por los anchos campos al joven.
También entonces, cuando la marmórea cabeza arrancada
del cuello, rodando en su hondura el Hebro Eagrío
revolvía, a Eurídice la voz misma y la frígida lengua,
ah mísera Eurídice, mientras huía su alma, llamaba.
é
52s,
'Eurídice', repetían las riberas a lo largo del río.”

Dijo estas cosas Proteo, y de un salto se dio al mar profundo,,


y por donde se dio, alzó del remolino una onda espumosa.
Mas no así Cirene, pues de grado habló al temeroso:
"Es lícito, hijo, deponer las tristes cuitas del ánimo. rl30;
Ésta es toda la causa del morbo. Por eso las Ninfas
con quien ella conducía danzas en los bosques profundos,
triste ruina a tus abejas enviaron. T ú dones, en súplica,
ofrece pidiendo paz, y a las suaves Napeas venera;
pues darán venia a tus votos y remitirán sus rencores. ö3g-
Pero cuál sea el modo de orar te diré antes en orden:
Cuatro toros eximios de cuerpo excelente
que pacen para ti ahora las cimas del verde Liceo,
escoge, y de cerviz intacta otras tantas novillas.
Cuatro aras, ante los altos templos de las diosas, para ellos σ4ο·
fevanta, y de sus cuellos haz correr la sangre sagrada ;

91
VIRGILIO

Corporaque ipsa boum frondoso desere luco.


Post, ubi nona suos aurora ostenderit ortus,
Inferias Orphei Lethæa papavera mittes;
54S Placatam Eurydicen vitula venerabere caesa;
Et nigram mactabis ovem, lucumque revises.»

Haud mora; continuo matris praecepta facessit:


Ad delubra venit; monstratas excitat aras;
Quattuor eximios praestanti corpore tauros
550 Ducit, et intacta totidem cervice juvencas.
Post, ubi nona suos aurora induxerat ortus.
Inferias Orphei mittit, lucumque revisit.
Hic vero (subitum ac dictu mirabile monstrum!)
Adspiciunt liquefacta boum per viscera toto
^53 Stridere apes utero et ruptis effervere costis,
Immensasque trahi nubes, jamque arbore summa
Confluere, et lentis uvam demittere ramis.

Haec super arvorum cultu pecorumque canebam


Et super arboribus, Caesar dum magnus ad altum
zoo Fulminat Euphraten bello, victorque volentes
Per populos dat jura, viamque affectat Olympo.
Illo Vergilium me tempore dulcis alebat
Parthenope studiis florentem ignobilis oti;
Carmina qui lusi pastorum, audaxque juventa,
ic.-» Tityre, te patulae cecini sub tegmine fagi.

92
GEÓRGÍCAS IV

los cuerpos mismos de las reses, deja en el bosque frondoso.


Después, cuando la aurora novena mostrare sus ortos,
enviarás a Orfeo, como ofrendas, amapolas Leteas;
a Eurídice calma venerarás, muerta una ternera, 545
y una oveja negra inmolarás, e irás al bosque de nuevo."

No hay demora. A l punto los preceptos de la madre ejecuta.


Viene a los templos; las indicadas aras construye;
cuatro toros eximios de cuerpo excelente
conduce, y de cerviz intacta otras tantas novillas. 550

Pespués, cuando la aurora novena hubo inducido sus ortos,


envía las ofrendas a Orfeo, y va al bosque de nuevo.
Y aquí (¡prodigio súbito y de decirse admirable!)
ven en las visceras licuefactas de las reses, por todo
el vientre, zumbar abejas y hervir en las rotas costillas, 555
y ser en grandes nubes llevadas, y en la copa de un árbol
confluir, y de las ramas flexibles suspender su racimo.

Esto acerca del-culto de campos y rebaños cantaba


y acerca de los árboles, mientras César, magno, fulmina
en guerra junto al Éufrates hondo, y vencedor dicta leyes 5Go
en dóciles pueblos, y ensaya el camino al Olimpo.
En ese tiempo, a mí, Virgilio, me alentaba la dulce
Parténope, discreto en los deleites de un ocio plebeyo,
que cantos fingí de pastores y, audaz por mis años
friozos, te canté, Titiro, a la sombra de un haya extendida. 5ß5

92
Notas al texto latino

LIBRO PRIMERO

Versos

3 4 H abendo / . . . p e co ri — U t h a b e a t u r pecus. A p ib u s quanta


experientia parcis = Q u a n t a sit e x p erien tia h a b en d is p arcis
a p ib u s .

6 Caelo . . . A b i . de la p r e g u n ta qua.

10 A g re s tu m = A g r e s t i u m . Praesentia r = P r o p it ia .

J.J F u d it — g e n u it.

2;J Satis . , . D a t . P l . de sata.

M a te rn a . . . m y r t o = M y r t o V e n e r i dicata.

4;i M o n t ib u s . . . A b i . de Ia p re g u n ta unde.

r>o Aequor — agrum , cam pum .

5Γ) Injussa — sp o n te .

r)G Croceosodores — Crocum odoratum.

Γ)8 V / ro s a — G r a v e o le n t ia .

Γι0 Palmas equarum — Equas victrices.

C;{ D u r u m genus . . . C f . L u c r . V, 9 2 5 , 926.

cs T e n u i sulco . . . D a t .

7l Tonsas = D em essas. Cessare — Q uiescere.

-2 S itu — O t i o .

7;{ M u t a t o sidere = A lio a n n i te m p o re .

7ri T e n u is fetus = P a r v a gra n a .

63 G ra tia — U tilita s.

88 V itiu m — V itio sita s.

XLI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

Proscisso aequore = Proscissa planitie.

09 Frequens — Frequenter.

100 Solstitia =z Aestates. Orate = Precemini.

104-105 Comminus . . . / insequitur = Statim exercet, Ruit ~ Fran-


git. Male pinguis = N on pinguis.

jog Satis = In sata. D at. poético.

ill Procumbat = Inclinetur.


113 Paludis = E x palude.

114 Bibula . . . harena . . . A b i. de instrumento.

127 In medium = In commune. Ipsa = Sponte sua,

142 Lina — Retia.

130 Labor — Dam num .

a51 Esset = Consumeret.

1 C3 Tarda — Tarde.

164 I ni<luo — V irib u s non aequo.

167 Omnia quae — Quae omnia.

lcg Manet =■ Exspectat.

i7 3 A nte ~ Prius ( A d v . ) . Jugo = A d jugum conficiendum.


Dat. de finalidad.

180 Pulvere — Siccitate.

181 Inludant = Insidientur.

Oculis capti — Caeci.

187 Silvis = In silvis. A b i. de la pregunta ubi.

180 Superant ~ A bundant.

195 Siliquis fallacibus — In folliculis saepe inanibus.

196 Properata = Citius.

199 Fatis = V i fatorum.

205 Servandi — Observandi.

XLII
NOTAS AL TEXTO LATINO

D ie “ Dici. ( C f . Cic. Rose. A m . 4 5 , 131; H ör. O d . HL


7, 4 .)

Per — Inter.

¿«V Riphaeas . . . arces — M ontes Riphaei.

243 Per = Inter.

25*1 M a rm o r = M are.

250 T em pestivam — Tem pestive.

267 S a xo — mola.

272 Balantum = O v iu m .

273 A g ita to r — D uctor.

274 V ilib u s aut — A u t vilibus.

27 δ U rb e . . . A b i. de la pregunta unde.

277 O peru m = A d opera.

282 Ossae . . . D at. de término de m ovim ien to.

284 Pon ere = A d ponendam.

287 Se . . . dedere = Succedunt.

290 V u lca n o = Igni.

297 Ceres — Seges.

290 C o lo n o . . . D a t. de relación.

300 F rig o rib u s . . . A b i. de tiempo.

303 Pressae = Mercibus oneratae.

305 Stringere tempus — T e m p u s est colligendi.

310 A ro is = In arva. D a t. de termino de m ovim iento..

321 Ferret = Dispergeret.

322 Caelo . . . A b i. de la pregunta qua.

824 Ex alto — E mari.

334 Pla n g u n t = Plangorem edunt.

337 Caelo . . . A b i. de la pregunta qua .

XLIII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO .

3 3 0 ' ..Operatus — Sacrificans. ( C f . H ör. O d . Ill, 14, 6.)

350 M o tu s = Saltaciones.

360 M a le = V ix .

372 P o n to . . . A b i. de la pregunta u b i .

373 L e g it = C o llig it. Im prud entibu s = N o n m onitis antea.

379 T e ctis penetralibus — Cavernulis intimis.

395 Stellis . . . D a t. de posesión; depende dei verbo esse sobreen­


tendido. Acies “ Splendor.

400 Jactare — Dissipare. M a n ip los = M an ip u los.

402 Seroans = Observans.

411 C u b ilib u s . . . A b i. locativo.

417 C aeli m olib u s h u m o t — N ubila.

418 A u stris . . . A b i. de causa.

424 R a p id u m = V eh em extern.

432 Is . . . auctor . . . A tracción del dem ostrativo y el atributo.

443 U rg u e t = Imminet.

430 O ly m p o ~ Caelo.

454 Im m iscerier — Immisceri. In fin itivo pasivo arcaico.

4 82 C o g ite t = Praeparet.

471 C y c lo p u m . . . agros = A g ro s Siculos.

485 Puteis = . E x puteis. A b i. de la pregunta unde.

-489 E rg o = Hinc.

493 Fin ib u s Hits — In finibus illis.

.513 Addunt = A d d u n t se.

LIBRO SEGUNDO

.5 Pa m p in eo a u tu m n o . . . A b i. de tiempo.

¿9 Creandis = Producendis.

XL IV
NOTAS AL TEXTO LATINO

10 N u llis h o m in u m = N u llis hom in ibus,

14 Posito — D ep o sito .

1T Altis . . . D at. de interés. Sería lógico esperar el gen. ( A l ia ­


r u m .)
jy Se subjicit = Crescit subjecta.

Plantas ~ R a m o s.

i>4 Sulcis . . . A b l. de lugar.

2ÍJ Silvarum — A r b o r u m . Pcessos — Depressos in terram.

.,,,
»">»1 Vertere ~ Se vertere.

34 P iru m . . . A c . S u je to de ferre.

g7 N eu = E t non. Baccho — V it ib u s .

45 . In manibus — In p ro p in q u o .

40 Natura ~ Vis naturalis.

~2 Actes — A rte form as paratas.

02 M u lta mercede = M a g n o su m p tu .

63 Trun cis . . . Propagine . . . A b l. de origen.

6Γ) Plantis ~ E ramis.


Nascitur — N ascitur e plantis.

69 Fetu ~ S u rcu lo . A b l.

70 Valentes = Robustas.

Castaneae fagus . . . incanuit — F a g u s flore castaneae incanuit,

jj.j Habiles ~ A ptae,

8(. Cellis Falernis ~ V i n o Falerno.

100 Fluere . , . Durare = F lu e n d o . . . D u ra n d o .

103-104 $ecl ne(Jue · · · / est numerus — Sed neque enumerari potest.

106 Z e p h y ro ~ A b Z e p h y ro . D at.

110 Flum inibus . . . Paludibus — In flu m in ib u s . . . In paludibus.


11S L ig n o . . . A b l. de la pregunta unde.
Canentia — A lbentia.

XLV
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

121 Foliis · ■· A b i. de la pregunta unde.

123-124 V i ncere = Superare. Aera . . . summum / arboris = Arboris


cacumen.

12δ N o n tarda = Non pigra.


130 Membris — E x membris.

131 Faciem . . . Ac. de relación.

134 A d prima = In primis. Animas = Halitus. Olentia —


Graveolentia.

136 Silvae . . . Gen. de abundancia.

141 Satis . . . dentibus . , . Dat.

142 V ïr u m — V iro ru m .

145 Arduus = Erecta cervice.

148 Deum D eorum .

152 Semina — Genera. Legentes = Colligentes.

156 Praeruptis . . . saxis . . . Abi. de lapregunta ubi.

163 JR ^ uso — Repulso.


166 Plurima = P lu rim u m .

168 Verutos = V eru bus armatos.

Magna virum = M agn a parens virorum .

177 Robora — V irtu s.

182 Tractu . . . eodem = In eisdem campis. A b i. de la pregunta


ubi .

184 Uligine — Hum ore.


187 Rupibus r= E rupibus.

188 Austro — A d A u stru m . Dat.

191 Sufficiet — Subm inistrabit.

102 Poteris . . . et auro ~ Pateris aureis.

202 Reponet — Restituet.


205 Aequore =z A g r o .

XL VI
NOTAS AL TEXTO LATINO

20 « Decedere ~ Devehi.

207 Devexit ~ Abstulit.

213 R orem — Rorem marinum.

225 N o n aequus = Infestus.

235 Scrobibus — Fossis.

236 Cunctantes = Tenaces. Terga — Porcas.

239 In fe lix = Infecunda.

241 Specimen — Indicium.

249 Manibus jactata = De manu in manum versata. Fatiscit —


Dissolvitur.

250 Habendo = Dum tenetur.

263 Curant = Efficiunt.

267 Arboribus — Vitibus.

271 A x i — Septentrioni.

272 In teneris ~ In teneris rebus.

275 Denso ~ Denso vitibus. Ubere — Agro.

284 Paribus numeris = Paribus intervallis.

289 Ausim ~ Audeam.

290 Terrae — In terra. Dat.

302 Semina — Surculi.

306 Secutus — Progrediens. Caelo = Ad caelum.

318 Ima terra ~ Ex ima terra.

326 Conjugis ~ Terrae.

331 Superat — Abunde est.

340 V ir u m — Virorum.

342 Siluis . . . Caelo . . . Dat. de término de movimiento.

346 Premes = Plantabis.

303 Hoc ~ Hoc munimen est.


Fluentes — Diffluentes.

XLVII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

371 Tenend um Arcendum.

-373 Super = Praeter.

37S I l l i — V it i.

379 S tirpe — Trunco.

380 O m nibus aris = ïn omnibus aris.

384 Saluere — Saltaverunt.

387 Ora = Larvas.

389 Oscilla — Parvas larvas. M o llia — Levia.

408 P rim us = Prim um .

410 M e tito ~ V in dem iam fac.

425 H oc = Propter hoc. N u tr ito r — N u trito.

430 A via ria = A v iu m domus.

436 M e lli = A pibus.

411 Ferunt — A uferu nt.

444 H in c = E x his arboribus.

452 Missa = Immissa. Pado = In P adum . Dat.

462 Salutantum = Clientium .

48*2 Ta rd is = Quae tarde veniunt.

506 G em m a — P o culo gemmis ornato. Sarrano = T y rio .

510 Gaudent perfusi = Gaudent se esse perfusos.

521 P o n it — D ep onit.

522 C o q u itu r =■ M o llitu r.

529 M agistris = Custodibus.

536 D ictaei regis ~ Jovis.

537 Im p ia . . . gens — Genus im pium hom inum .

541 A equor = Cam p um .

542 Equum — E q u o ru m .

XL VIII
NOTAS AL TEXTO LATINO

LIBRO TERCERO

Tenuissent = Delectare possent.


3
Illa u d a ti = Detestabilis.
δ

9
V ir u m = V ir o r u m .

In fo rib u s — In forib u s templi.


26
U nd a n tem b ello = Classibus agitatum .
28
Versis — R etro jactis.
31
C ru ru m tenus — U sq ue ad crura.
53

58
Faciem . . . A c. de relación.

L u c in a m . . . p a ti = Partu m patiendi.
GO
63 Superat gregibus — A b u n d a t vaccis.

GO Sem per eru nt — Sem per erunt matres.

71 S o rtire = Elige.

73 Quos = Illis quos.

81 H on esti = H onesti equi sunt.

84 T r e m it artus = A rtu s ei tremunt.

86 A rm o — H um ero.

107 Vi = V eh em e n ti im petu. ’

114 R o tis = C urribus.

115 G y ros = V o lu ta tio n e s.

lie Sub armis = A rm atu m .

118 Juvenem = Juven em equum.

120 Ille == E q u u s senior.

124 P in g u i — Pinguedine.

126 F lu v io s = A q u a s.

B lando la b ori = B la n d o labori generandi. Superesse — S u f f i ­


cere.

XLIX
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

135 L u x u = Pinguedine.

141 Sit passus — Patiatur.

108 Ipsis e torquibus aptos = Ipsis torquibus alligatos.

170 Illis “ A b illis. Dat.

172 A x is = A x is rotarum.

173 Orbes = Rotas.

17β Fetae = Partu solutae.

180 Praelabi = Praeterlabi.

183 Tractu = D u m trahitur.

184 Stabulo =■ In stabulo.

186 Plausae = Palpatae.

190 T ribus exactis . . . D at. C o m p l. de accesserit.

1Ô3 Cursibus = A d cursus. Dat.

194 Vocet = Provocet.

195 Aequora = Cam pos.

197 Hiemes = Tempestates.

199 Sonorem = Sonitum .

202 Hic = Hic equus.

217 Illa — Femina.

224 Stabulare = Stabulari.

230 Instrato = N o n strato.

251 Odor = O d o r feminarum.

255 Sus = A per.

257 Durat = Indurat.

258 Q uid juvenis = Q u id juvenis facit.

263 Super = Insuper.

268 Malis . . . A b i. de Mala. Quadrigae = Equae quadrijugae.

289 A n im i A n im o . Loc.

L
NOTAS AL TEXTO LATINO

OJ);{ Castaliam = Ad Castaliam .

1>í)4 S onandum ~ Canendum.


Ο06 Carpere = U t carpant.
208 Sternere subter — Substernere.
30-t Jnrorat = . P lu v ia s demittit.
305 Haec = Haec caprae. N o m . arcaico. ( C f . T e r . A ndr. IV,
3 2 . ) N o n leviore — N o n leviore qu am oves.

306 Usus = U tilita s. M agno . . . A b i. de precio.

307 M u ten tu r = V e n d a n tu r. Incocta — Picta.

308 H inc = H x his.

313 U sum in — In usum.


317 G ravido . . . ubere . . . A b i. de causa.
321 B rum a — Hieme.
Caelt Diei.
330 H iïç n is = Hx ilice.

338 A lcyonem — A lc y o n is cantum.


347 In ju sto = G raviore. H o s t i . . . D a t. de relación.

34S A n te exspectatum — A n te quam exspectetur. In agmine


Agm en instructo.

351 A x e m == Septentrionalem p o lu m .
352 T enent = Scyth iae gentes tenent.

3βι Orbes — Rotas.


3(53 Aera = Aerea vasa. V u lg o = Passim.

3β5 Vertere = Se vertere.

367 N o n setius = N o n segnius.

3T0 M ole nova = S u b onere novo.

372 Puniceae = Rubrae.

38i Septem . . . trioni = Septem trioni.


387 Illu m = A rietem .

LI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

390 P len o — O viu m pleno.

390
T en d a n t = Distendunt.

403 C o n tin g u n t ~ Condiunt.

411 V olu ta b ris — E cubilibus.

414 Stabulis . . . D at. C o m p l. de accendere.

417 Caelum — Lucem diei.

423 A g m in a = T ra c tu .

424 Sinus ultim us — U ltim a curvatura.

■128 R u m p u n tu r ~ E rum p un t.

433 L u m in a = Oculos.

437 Positis = Depositis.

438 Tectis — In latebris.

142 A ltiu s . . . persedit — Profunde penetravit.

44S M a gistri — Pastores.

447 Missus = Immissus. D e flu it = Natans defertur.

451 Graves = Graveolentes.

432 M agis praesens = Efficacior. L a b oru m = M alorum .

404 Tegendo = D u m tegitur.

4GS Depascitur = Consum it.

459 Aestus = Aestus febris.

4G4 Quam ~ Quam ovem.

468 C ulpam = M orbum .

470 H iem em — Procellas.


472 Aestiva — Greges.

474 T u m sciat = T u m sciat hoc.

47G Post tanto = Post tantum tempus.

181 In fe cit = Corru pit.

482 S im p lex — Una.

LII
NOTAS AL TEXTO LATINO

4g;í A dduxerat = C o n tra xera t.

403 Jejuna — E x ig u a .
409 Fontes . . . A c.
δ03 D ant = dant.

50r> A b alto — A b im o pectore.


50« Obsessas — Obstructas.
521 A n im u m = Taurorum anim u m .

523 Urguet = . Premit.


S32 Quaesitas ~ Frustra quaesitas.

545 A dstantibus = Erectis.

g49 M agistri — M agistri medicinae.

Ββ0 Abolere — E x p u rg a re . Vincere flam m a — C o q u ere.

B64 Papulae z=z Pustulae.


5C5 M o ra n ti = E xspectanti.

LIBRO CUARTO

o Exsequar = E xseq u ar verbis.

4 D uces = Duces apum .

7 Laeva = Adversa.
13 Terga . . . A c . a la griega.

1δ Pectus . . . A c . a la griega.

1C Ipsas = Ipsas apes.

17 N idis . . . D at.
24 Teneat = Retineat.

25 In m edium — In medium umorem. U m o r — A q u a .


28 M orantes ~ T a r d iu s redeuntes.

2o Sparserit — Asperserit. N ep tu n o =■ A q u a .

LIII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

38 T ectis — A lbearibus.

39 Spiram enta — Rim as.

30 V ocis . . . im ago ~ E cho.

59 Agm en — A p u m examen.

«2 Huc In frondea tecta.

<34 M a tris ~ M atris deorum.

G5 M edicatis ~ O d o ribu s aspersis.

69 B e llo . . . D a t. C f. A e n VII, 48 2.

75 P ra etoria =■ Cellas regum. P lu ra l aum entativo.

77 Nactae = Nactae sunt.

82 Ip s i =■ Ipsi reges.

84 O b n ix i . . . EI verbo o b n ito r sigue la construcción de nitor.

80 N e p rod igus ob sit — Ne consum endo cibos noceat.

00 Sine = Perm itte ut.

101 Premes ~ E xprim es.

102 Bacchi = V in i .

103 Caelo . . . A b l . de la pregunta ubi.

107 Illis . . . cunctantibus — A lis ereptis regibus.

100 In v ite n t — In vitent ad m ellificium .

110 Saligna = E x salice.

111 Servet — A pes servet.

115 F ig a t = Infigat.

117 T ra h a m — C o n tra h a m .

122 Sera com antem — T a r d iu s florente. Sera es un A c. adverbial.

128 Juvencis = Juven corum labore.

129 P e c o ri — O v ib u s pascendis. Baccho — V it ib u s colendis.

130 In dum is = In loco dum is saepto.

131 Prem ens = Plantans.

LIV
NOTAS AL TEXTO LATINO

i>?4 Carpere — .C arp eb a t. I n f. histórico.

In crep ita n s = . Incusans.

A b u n d a re — A b u n d a b a t . In f. h istó rico .

1+>1 Seras — T a r d e crescentes.

3- 0 P r o qua m ercede = P r o mercede qu a .

134 Aevum — V ita m .

in 7 In medium — In com m u ne.

.
1>*b
Vi c t u — V ic t u i .

1R- C e cid it . . . s o r ti ~ S o rte c o n tig it.

ir>(. Aquas = Pluviam.

j-j P ro p e ra n t — P ro p era n ter c o n fic iu n t.

1T1> T in g u n t — M e rg u n t.

1 io
In n u m e ru m — Alternis ictibus.

170 Daedala — M ir a arte constructa,

i80 M u lta . . . n octe = P ro vecta nocte.

1S1 C ru ra . . . A c . de relación,

j 91 R eced u n t = A beu n t.

192 C re d u n t — C o n fi d u n t .

C o n c u b itu . . . D a t.

201 Q u irite s — C ives, apes.

204 S u b fasce — S u b onere.

214 Crates = C o m p a g e s.

215 Ille = Rex.

His . . . signis — C u m haec signa sint.

22:3 H in c — Eae d ivin a mente.

224 T en u es — T en e ra s.

22 T Sideris = S id e ru m . S in g u la r co le ctivo . Succedere = Inseri.

234 Piscis = : P isc iu m .

LV
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

235 Caelo — E caelo.

236 M o d u m supra — Supra m odum .

237 Caeca — Occulta.

243 Congesta — Congesta sunt.

250 F lorib u s = F loru m sucis.

264 Galbaneos — E x galbano.

266 H ortantem . . . V ocantem = Hortando . . . V ocando.

272 Facilis quaerentibus — Facilis ad inveniendum.

277 T on sis in vallibus — In vallibus dum tondentur pecudibus.

279 In coqu e — C oqu e in. Baccho = V in o . A b i.

284 Pandere — Pandendi.

285 Insincerus — Putridus.

286 Phaselis = Parvis navibus.

204 Certam . . . ja cit salutem zz P o n it spem salutis certam.

295 Contractus = Coartatus.

299 Bim a = Bienni.

300 S piritu s oris = Os.

305 G e ritu r = Fit.

311 M agis, magis = M agis atque magis.

31C Ingressus =■ E xordia.

33 9 C a p u t — Fontem .

320 Af f at us — A ff a tu s est.

323 Thym braeus — E x Thym bra.

328 T e matre — Q uam vis tu m ihi mater sis.

340 Lucinae . . . labores — Partum .

347 A . . . Chao = A b usque Chao.

332 E t p ro cu l — E t procul clamat.

367 C apu t — Fontem .

LVI
NOTAS AL TEXTO LATINO

3 7 3
P endentia p u m ice =■ E pumicc impendente structav

375 F ontes — Aquas.

379 Carchesia — Pocula.

383 V esta m — Ignem.

399 Tende — Intende. C ircum haec “ Contra haec.

411 C ontende = Constringe.

415 P erd u xit — Perunxit.

418 Latere in ~ In latere.

420 D eprensis = Tempestate subita arreptis.

429 C ens h ú m id a = Greges phocarum.

431 S o m n o — Ad somnum capiendum. D at,

432 Ipse — Proteus.

435 M edius = In medio phocarum.

443 In sese — In suam formam.

445 H in c = A me.

451 F atis = . Ad fata edenda. Dat.

459 S u p rem o s — Summos.

461 A lta Pangaea — A ltus Pangaeus.

460 A lta — Profunda.

475 M a g n a n im u m . . . Gen. arcaico.

477 Quos circum ~ Circum quos.

482 T e n u it = Cohibuit.

4 S3 R o ta . . . orbis = Rota.

486 L egem — Conditionem .

490 A n im i . . . Gen. locativo.

499 D iversa = In aliam partem se volvens.

501 Praeterea = In posterum.

' 5 0 6
E x ordine = Continuos.

LVII
: GEÓRGICAS DE VIRGILIO

515 V enus = Amor.

516 Sotus = Sine uxore.

519 Quo munere = Ejus munere.

523 Oeagrius = Ex Oeagro.

520 Referebant = Repetebant.

527 Jactu — Saltu.

532 Illa = . Eurydice.

542 Frondoso . . . luco . . . Abi. de la pregunta ubi.

544 Inferias = Funebria dona. Orphei = Orpheo. Dat.

54β Placatam = U t placetur.

552 O rphei “ Orpheo. Dat.

558 Super = De.

501 O lym p o — Ad Olympum. Dat.

LVIII
Notas al texto español

LIBRO PRIMERO

V erso s

12 B ajo qué astro !a tierra / voltear . . . Es- eî ttínra del primer


lib ro.

2 Mecenas . . . Cayo Clinio, consejero de Augusto, protector


de los buenos ingenios. Las Geórgicas fueron escritas por
incitación suya, y su nombre aparece al principio de cada
uno de los cuatro libros que las componen. Y a yu n ta r a io s
olm os las vides . . . Tema del libro segundo. Las vides se
ayuntaban a los olmos suspendiéndolas de las ramas laterales
del árbol, que era podado especialmente para ese objeto.
3.4 Q ué afán por los bueyes, para tener el rebaño / qué culto
haya . . . Asunto del libro tercero. La palabra tener, se usa en.
el sentido de m antener. C uánta experiencia para las parcas-
abejas . . . Tema desarrollado en el libro cuarto.
5_6 D el m u n d o clarísimas / lum bres . . . Algunos, siguiendo a
Macrobio, quieren que sean el Sol y la Luna {Cf . Macr.,
Sat., I, 18.) Otros afirman, con Varrón, que se trata de^
Líber y Ceres.
7 L íb er . . . Baco, dios de ia alegría libre, protector del campo-
y Las vides, a las que hace fecundas. Ceres . . . diosa de lá agri­
cultura.
s C aonia . . . Región del Epiro, donde estaba el bosque de-
encinas de Dodona. La bellota C aonia, por sinécdoque, sig­
nifica todas las bellotas, que se tienen por el primer alimento
de los hombres.
ô A q u elo o . . . R ío que separaba Ia Acarnania y la Etolia, al
noroeste de Grecia. E l licor del A q u e lo o . . . Designa, por
sinécdoque, a todas las aguas. M ezcló a las uvas halladas . . .
Referencia a la costumbre de mezclar el agua y d vino·.

LIX
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

10 Faunos . . . Deidades protectoras de las montanas y los pra­


dos. Presidían la fecundación de los rebaños, y los defendían
de los lobos (L u p e r c u s ).

11 Dríadas . . . Ninfas de los bosques. Δρυς en griego significa


la encina.

12-14 Alusión a la fábula de la creación del caballo: Neptuno y


Minerva disputábanse el honor de dar nombre a la ciudad
fundada por Cécrope; habiendo venido delante de doce
dioses para que éstos decidieran, cada uno de los dos hizo algo
para merecer la victoria: Neptuno, golpeando la tierra con
su tridente, hizo surgir el caballo; Minerva, hiriéndola con su
lanza, hizo nacer la oliva. Juzgada ésta de más provecho por
íos dioses, la ciudad quedó consagrada a Minerva. ( Cf . Ovidio,
M e t. VI, 70 ss.) C u lto r de bosques . . . Aristeo, hijo de
A polo y de Cirene.

15 Cea . . . Una de las islas Cicladas.

16 Liceos . . . Pertenecientes al monte Liceo, que era la morada


de Pan.

17 Pan . . . D ios de la naturaleza en general, y, en particular,


de los pastores. M énalo . . . monte de Arcadia.

18-10 T egeo . . . De Tegea, ciudad de Arcadia próxima al Liceo


y el Ménalo, en la que se honraba especialmente a Pan.
M in e rv a , inventora / del aceite . . . Ver la nota a los versos
1 2 -1 4 . E l mancebo que enseñó el corvo arado . . . Triptolemo,
hijo de Celeo, a quien Ceres enseñó el arte de labrar la
tierra y el cultivo del trigo.


no Silvano . . . D ios de las selvas, que se representaba llevando
un ciprés desarraigado.

23 E l m ir t o materno . . .
El mirto estaba consagrado a Venus,
de quien la familia Julia se decía descendiente. ( Cf . Egi. IX.
4 7 .)

30 L a últim a F u le . . . Posiblemente Mainland, la mayor de las


islas Shetland.

.3 1
Tetis . . . Hija del Cielo y de la Tierra, esposa y hermana
del Océano, madre de los ríos y de muchas deidades del mar.

LX
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

32 A stro nuevo . . . Según la creencia, el hombre, al ser divini­


zado, tomaba forma de astro y ocupaba un lugar en el cíelo.
L o s tardos meses . . . Los del estío, cuando son más largos
los días.

33-34 E rígone . . . La constelación de la Virg«n. Las quelas . . .


los brazos o tenazas del Escorpión. A pesar de que la palabra
quelas no está consignada por la Academia, la usé aquí apo­
yándome en la autoridad de Fray Luís de León. D onde un
espacio . . . / se e x tie n d e . . . el que ocupa la constelación
de Libra. ( Cf . Ovid. M et. II, 159 ss.)
3g E l T ártaro . . . El infierno.

33 L o s cam pos E lisios . . . Eran la parte del mundo colocado


bajo la tierra, que servía de morada a los justos. D e acuerdo
con Licofrón, estaban en la Beocia, cerca de Tebas.

39 Proserpina . . . Hija de Ceres, que Plutón raptó y llevó a los


infiernos. La versión de que no siguió los llamados de su
madre, sólo se encuentra en Virgilio. ( Cf . Cic. In V err. IV,
4 8 ; Ovid. M et. V, 3 8 5 ss. y F ast. IV, 4 1 9 ss.)

44 E l C éfiro . . . V iento del occidente. Comenzaba a soplar entre


las nonas y los idus de febrero.
48 E l sol dos veces, dos veces los frío s . . . Suele interpretarse
de dos maneras: O bien se trata de que las tierras en barbecho
deberán soportar dos veranos y dos inviernos, o bien de
que hay que mover dos veces los campos en tiempo de frío
y dos en tiempo de calor.
56 E l E tm o lo . . . M onte de Lidia, país en el que se producía
el azafrán. ( Cf . Colum. Ill, 8, 4 . )
57 Los m uelles Sabeos . . . Pueblo de Arabia.
58 L o s Calibes desnudos . . . Pueblo que habitaba la costa sureste
del Ponto E uxino, y se distinguía por su modo de trabajar
el hierro. ( Cf . E n . VIII, 4 2 5 . ) E l P o n to . . . Provincia de
Asia Menor, en las orillas del P onto E uxino (el Mar N e g r o ) .
5Q Castóreo . . . Materia extraída de ciertos órganos del castor.
( Cf . Plin. VIH, 1 0 9 ; xxxií, 2 7 .) E l E piro . . . La actual
Albania. Allí se criaban excelentes caballos de carrera. ( Cf .

LXI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

Georg. Ill, 121.) Victorias de yeguas de la Élide . . . Es de­


cir, victorias conseguidas en los Juegos Olímpicos allí cele­
brados. ( Cf . Plin. VIII, 165; Hör. Od. II, 16, 3 5 .)

01-63 Deucalión . . . Hijo de Prometeo. Fue el único, con suesposa


Pirra, que quedó con vida después del diluvio con el que
Júpiter aniquiló al género humano. Ambos fueron llevados
en una barquilla a la cima del Parnaso, donde el oráculo
de A polo les indicó que, para volver a poblar la tierra,
tendrían que arrojar tras sí los huesos de su madre. Inter­
pretando el oráculo, ellos arrojaron piedras de la tierra.
Aquéllas que Deucalión arrojó se convirtieron en hombres,
y en mujeres las que fueron arrojadas por Pirra. ( Cf .
Ovid. M e t. I, 253 ss.)

68 B a jo el m ism o A r t u r o . . . Arturo, la estrella mayor de la


constelación del Boyero, aparecía sobre el horizonte en las
nonas de septiembre. ( Cf . Colum. XI, 2, 63, 6 5 .)

71-72 L o s segados barbechos . . . C f. Plin. XVIII, 177; Varr. I, 29,


1; 4 4 , 3; Colum. II, 10, 7; 14, 1.

74 L a alegre legumbre . . . El haba. ( Cf . Plin. XVIII, 187.)

77 Quema el campo la mies del lin o . . . C f. Plin. XVII, 56;


Colum. H, 14, 3.

78 Sueño Leteo . . . Las aguas del Lete, río del infierno, daban
el o l v i d o a quien las bebía.

94 Las glebas inertes . . . Inertes porque en su dureza son inca­


paces de recibir las semillas, razón por la cual deben ser
deshechas antes de sembrar. ( Cf . Varr. I, 3 2.)

9tí L a flava Ceres . . . Flava, porque cuidaba de las mieses enro­


jecidas.

100 Solsticios . . . Veranos.

102 L a Misia . . . Región fértil del Asia Menor, que comprendí»


la antigua Tróade.

103 E l Gárgara . . . Es la parte más alta del Ida, en Misia.

115 L o s meses inciertos . . . En la primavera y en el otoño.

1Ü0 Las grullas del E strim ón . . . Aves migratorias que llegaban

LXII
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

de T r a c ia , región de Grecia central recorrida p o r el río E s -


trim ó n . ( C f . E n. X, 2 6 5 ; XI, 5 8 0 . )

12 1 E l padre m is m o . . . J ú p ite r, padre de los dioses y los


hom bres.

125 Antes de Jooe . . . Es decir, du ran te la edad de o ro de S a ­


turn o.

131 Las mieles derribó de las hojas . . . L o s hom bres, en la edad


de oro, recogían la miel de las h o ja s de los árboles. ( C f . E gl.
IV, 3 0 ; T i b . I, 3, 4 5 ; P lin . XVI, 31.)

132 L o s vinos que en ríos . . . corrían . . . C f. O v id . M e t. I, 111;


H ö r. Od. II, 1 9 , 10 ss.

L o s cón cavos álamos. . . L a m adera del álam o n o se p u d re


fácilm ente en el agua.

137 Pléyades . . . H ija s de A tla s y P le y o n e a las que rap tó B u s ilis ,


rey de E g i p t o ; libertadas por Hércules, fu ero n más tarde
perseguidas p o r O r io n y con vertidas en estrellas. E stá n en
el m o r r illo de la constelación del T o r o , y señalan, con su
salida y su puesta, respectivam ente el p rin c ip io de la b u en a
y de la m ala estación. Híadas . . . H ija s de A t la s que m u­
rieron de d o lo r por la desaparición de su h erm a n o H ías.
F u e ro n cam biadas en estrellas, y colocadas en la cabeza de la
constelación del T o r o . Ä rcto s Licaonia . . . Se trata de Ca-
listo, h ija de L ic a ó n , rey de A r c a d ia , a la que J u n o tr a n s fo r ­
m ó en osa y J ú p ite r en constelación. E s la O sa M a y o r . ( Cf .
O v id . M e t. 11, 4 1 0 ss.)

140 Rodear los grandes montes con perros . . . C f. E g l. X, 57.

149 D o d o n a . . . C iu d a d de E p ir o , al pie del E tm a r o . H a b ía en.


ella un bosque de encinas en el que J ú p ite r m orab a y tenía
uno de sus oráculos.

154 L a infeliz cizaña . . . C f. E gl. V, 3 7.

159 T u hambre aliviarás . . . sacudiendo la encina . . . M e to n im ia ,


para sig n ifica r las bellotas que caen del árbol sacudido,

163-1G4 L a madre Eleusina . , . D em éter, c u y o s m isterios se celebrabah


en Eleusis. L o s trillos / girantes . . . C f. V a r r . I, 5 2 , 1.

LXIII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

165 Celeo . . . Rey de Eleusis, padre de Triptolemo.


166 Y ° c0 · · · Sobrenombre de Baco. E l místico harnero . . . En
los misterios de Eleusis, el harnero era, simbólicamente, un
instrumento de purificación.
180 La era. . . Cf. Cat. A gr. 91; 129; Varr. I, 51, 1.
183 Privados de ojos . . . los topos . . . Por la pequeñez de sus
ojos, se creía que los topos eran ciegos.
186 L a vejez inope . . .
El invierno. Existía la creencia de que
las hormigas vivían un año.
lfl4 C on n itro . . . Con carbonato de sodio. A m urca . . . C f. Cat.
A g r., 36, 69, 91. 96, 97, 98, 99, 100, 101, 103, 128;
Varr. I, 51, 1 ; 55. 7.
195 C f. P l i n . XVIII, 1 5 7 .
197 C f. Varr. I, 52, 1; Colum. II, 9 ss.; Plin. XVIII, 195.
204 L os astros de A r t u r o . . . Véase la nota al verso 68.

-203 Las Cabrillas , . . Son dos estrellas comprendidas en la cons­


telación del Cochero. Su aparición al final del mes de sep­
tiembre anunciaba lluvias y tempestades. E l D ragón relu­
ciente . . . La constelación de la Hidra, que aparece durante
febrero.
207 E l P on to . . .
El Ponto Euxino. A bidos . . . Puerto de Asia
Menor frente a Sestos, en Europa.
208 La L i b r a . . . Séptimo signo del Zodíaco. Corresponde al
equinoccio de otoño.
211 La bruma intratable . . . El invierno.
212 L a A m apola de Ceres . . . Porque había dado a esta diosa el
sueño y el olvido, cuando sufría por el rapto de su hija
Proserpina. ( Cf . Ovid. Fast. IV, 5 4 7 .)
21δ E n primavera , . . Costumbre de la región del Po.
216 -2 1 7 ^ cándido / T o ro . . . El sol entra en la constelación del
T oro el 17 de abril. ( Cf . Colum. XI, 2, 3 6 .)
21g E l Can . . . La constelación del Can Mayor.
j22i Las hijas de A tla n te . . . Las Pléyades.

LXIV
NOTAS AL TEX TO ESPA Ñ O L

222 La G nosia estrella . . . La constelación de la Corona. Era la


corona de Ariadna, hija del rey de Creta Minos, que vivía
en Gnosos. ( Cf . Colum. X, 5 2 .)

225 M aya . . . Una de las Pléyades.

228 L a Pelusiaca le n te ja . . . Pelusio era una ciudad a la que


regaba el N ilo. Plinio cita dos especies de lenteja egipcia.
( Cf . Plin. XVIII, 12, 3 1 .) .

22Θ A l ponerse, el B oyero . . . Al principio de noviembre.

232 L o s doce astros del m u n d o . . . Los signos del Zodíaco.

233 C inco zonas . . . A saber, la zona tórrida, las dos zonas tem­
pladas y las dos glaciales.

2y9 E l orden oblicuo . . . La faja del Zodíaco está inclinada 2 3 ° 5'


con respecto al Ecuador. ( Cf . Macr. C o m m en t. II.)

240 Escitia . . . La actual Rusia, que era el país más septentrional


conocido por los romanos. Las cimas R ifeas . . . Montañas si­
tuadas al norte de Escitia.

241 L ibia . . . T od a la parte norte de África.

243 L a negra E stigia y tos M a n e s . . . La laguna del infierno


y las almas de los muertos, es decir, el mundo infernal.

244 L a m á xim a Sierpe . . . La constelación del Dragón.

246 T em en bañarse . . . Porque nunca se ocultan bajo el horizonte.

251 Véspero . . . La estrella de la tarde.

258 C uatro tiem pos diversos . . . Las cuatro estaciones.

265 Sostenes de A m eria . . . Hechos del sauce que abundaba en


Ameria, ciudad de Umbría. ( Cf . Colum. IV, 3 0 , 4 ; Plin.
XVI, 1 7 7 .)

271 R eligión . . . Por sinécdoque, significa precepto religioso.

274 Repicada una piedra . . . Una piedra de moler.

277 Orco . . . D ios de la muerte. Las Furias . . . Hijas, según


algunos, del Aquerón y de la Noche; según otros, de Plutón
y Proserpina.

279 A Ceo y a Jap eto . . . Titanes, hijos de Urano y de la Tierra.

LXV
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

T i f e o . . . G ig a n te, h ijo de la T ie r r a y el T á r t a r o , a quien


Júp iter in m o v iliz ó b a jo el E tn a.

2 go Los herm anos . . . O to y E fialtes, h ijo s de N e p t u n o y de


Ifím edia. F u eron m uertos p o r A p o l o .

281-282 E l O sa ■ El P e lió n . . . / E l O lim p o . . . M ontes de la


T esalia .

283 E l Padre . . . Júp iter.

2g7 L u c ífe r o ... E l lucero de la mañana.

295 V u lc a n o . . . P o r m etonim ia, debe entenderse el f uego.

29 7 Ceres rubicund a . . * P o r m etonim ia, significa las espigas


ro jizas.

299 D esn u d o ara, siembra desnudo . . . D esn u d o trabajaba Cinci-


nato cuando se le anunció que había sido n om brado dictador.
(Cf. L iv . III, 26).

306 F ru to s de laurel . . . y cruentas bayas de m ir to . . . Se usaban


para a ro m a tiza r el vino. (Cf. C a t. A g r . 125; C o lu m .
XII, 38. )

3 Q9 L a honda Balear . . . L o s habitantes de las Baleares eran hábiles


honderos.

3L1 L o s astros . . . L a s constelaciones del o t o ñ o ; es decir, el B o ­


yero, el C en tau ro , el C ochero y la C o ro n a .
328 E l Padre . . . Júpiter.

332 E l A f o s . . . M o n te de M acedonia, en el extrem o sudoriental


de la C alcíd ica. E l R o d o p e . . . M o n te de T r a c ia . Las Cerau­
nias alturas . . . M o n tañ a s de E p ir o , llamadas así por la
frecuencia con que el rayo cae sobre ellas.

33e D e S a tu rn o la fríg id a estrella . . . S a tu rn o, al que se creía el


planeta más distante del sol, era p o r esa causa tenido por
frío. (Cf. P lin . II, 3 4 .) Cuando estaba en el signo del
E sc o rp ió n , ocasionaba el g ra n iz o ; cuando en el de C a p ri­
cornio, la llu v ia .

337 E l fu e g o de C ile n io . . . M ercu rio , que había nacido en ct


monte Cilene, en A rcad ia . (Cf. E n . VIII, 1 3 8 ss.)

338-339 L le v a anuales ofrendas / a la magna Ceres . . . E n la fiesta

LXVI
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

de los A m barvalia, que se realizaba durante el mes de mayo


para purificar los campos. ( C f . T ib . II, 1; Cat. A g r . . 1 4 1 .)
En ella el animal destinado al sacrificio era paseado por ios
campos.

Baco . . . Por tropo, significa vino.

347. 3-0 Y nadie . . . A partir de estas palabras, y hasta el final del


verso 3 5 0 , V irgilio se refiere a otra fiesta, más tardía que
los A m b a rv a lia , que era celebrada antes de la cosecha. ( C f .
Cat. A g r ., 1 3 4 .) En ella se sacrificaba a Ceres una puerca,
llamada porca praecidanea. U na vez hecha la inmolación se
iniciaba la cosecha, cuyas primicias se ofrecían a la diosa.

D e l cruel Bóreas . . . Bóreas, hijo de Astreo y de la Aurora,


que personificaba el viento del norte.

371 L a M ansión del E u ro y el C é firo . . . Las regiones del oriente


y el occidente, de donde venían, respectivamente, esos dos
vientos.
378 Cantaron las ranas su vieja querella . . . Latona, para ven­
garse de unos pastores que la insultaron, pidió a Júpiter que
los cambiara en ranas. ( C f . Ovid. M e t. Vi, 3 1 7 ss.)
?50-3Sl &ebió el espacioso / arco . . .
Se creía que el arco iris bebía
el agua del mar, los lagos y ríos, y la devolvía en lluvia.
( C f . Ovid. M e t., I, 2 7 1 ; Plaut. Cure. I, 2, 4 1 ; T ib . I, 4.
4 4 ; Estac. T h e b ,, IX, 4 0 5 .)

384 D e l Caistro . . . R ío de Lidia que desemboca cerca de Efeso.


Las aves a las que Virgilio alude en este petiodo, son los
cisnes.

306 A l ° s ray ° s de su h e rm a n o . . . Febo, el sol.

:J99 L o s alciones dilectos de T e tis . . . Alcione, hija de E olo y de


Egiale, perdió a su marido en un naufragio, y, desesperada,
se arrojó al mar. Tetis la convirtió en Alción, y lo mismo
hizo con el marido. ( Cf . Ovid. Met., XI, 2 6 8 ss.)

Í04-409 Aparece N is o . . . Niso, rey de Megara, tenía un cabello pur­


púreo a cuya suerte estaba ligada la de la ciudad. Escila
su hija, prendada de Minos, le entregó el mencionado cabello
purpúreo, que le había arrancado a su padre mientras éste

LXVII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

dormía. Minos tomó la ciudad y dio muerte a Niso. Los dioses


convirtieron a éste en águila marina, y a Hscila en cogujada.
( C f . Ovid. Met. XI, 66 ss.)

418 Júpiter . . . Por tropo, significa el viento. ( Cf . Catul. IV, 20;


Hor. Od. I, 1, 2 5 .)

430 Un rubor virginal . . . Alusión a la virginidad de Diana.

437 Glauco . . . Pescador de Antedón, en Beoda, que habiéndose


arrojado al mar después de comer una hierba mágica, fue
convertido en dios marino y dotado con el don de la pro­
fecía. ( C f . Ovid. Met. XIII, 89 7 ss.) Panopea . . . Hija de
Nereo y de Doris. Melicertes . . . hijo de íno, esposa de
Afamantes, huyó con ella cuando éste se volvió loco furioso.
Habiéndose arrojado ambos al mar, fueron transformados en
deidades marinas.

444 E l N oto . . . El Austro.

447 E l azafranado lecho . . . La Aurora era esposa de T ítón , hijo


de Laomedonte.

450 E l O lim p o . . . El cielo.

453 Los Euros . . . Por sinécdoque, los vientos.

460 E l claro A q u iló n . . . El Bóreas. Es llamado claro porque se


lleva las nubes.

466 Los presagios que anunciaron el asesinato de Julio César se


encuentran consignados por diversos historiadores y poetas.
( Cf . Dion Cassius, XLV, 17; Hor. Od., I, 2; Ovid. Met.
XV, 782 ss.; T ib. II, 5, 71 ss.)

471 L os campos Ciclópeos . . . En Sicilia, en las inmediaciones


del Etna.

472 A l Etna . . . Volcán situado en la parte oriental de Sicilia.·


en cuyo interior situaba la leyenda las fraguas de Vulcano y
los Cíclopes. Relata T ito Livio que el Etna, a la muerte de
César, entró en erupción.

474 L a Germania . . . Los soldados acampados en las riberas dél


Rin creyeron haber visto en el cielo furiosos encuentros de
tropas.

LXVIII
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

477 Pálidos fantasm as . . . Las almas de los muertos. ( Cf . Lucr.


I, 124.)

479 Las tierras se hienden . . . C f. Cic. D e D iv in . I, 4 3 .


4S2 E l E rídano . . . El Po, el mayor de los ríos italianos.
484 Ftbras . . . Abultamientos que aparecían en las visceras.
490 F ilipos . . . Ciudad de Tracia cerca de la cual, el año 4 2 a. C.^
Octavio y A ntonio vencieron a Bruto y Casio, asesinos de
Julio César.
492 L a E m atia . . . Por sinécdoque, Macedonia. H em o . . . Monte
de Tracia.
497 A n te huesos enormes . . . Se pensaba que los hombres de los
tiempos antiguos habían sido de gran estatura. ( Cf . Lucr, II,
1150 ss.)
49S Dioses patrios . . . Tutelares de Roma. Indigetas . . . D ioses
locales a los que se ha identificado con los antepasados divi­
nizados; así, R ó m u lo . V esta . . . U n o de los dioses patrios.
Hija de Saturno y de Rea, era la diosa del hogar, y en su
honor ardía el fuego que vigilaban las Vestales. Era también
la madre de los Penates.
499 E l T oscano T ib e r . , . Este río era Toscano en su curso supe­
rior y en su orilla derecha. E l Palatino R o m a n o . . . Era
romano por haber sido la morada de Evandro y Rómulo,
y por servir de asiento al palacio de Augusto.
5QQ E ste jo ven . . . Octavio, que tenía dieciocho años cuando
César fue asesinado, el año 3 8 a. C.
502 L aom edonte . . . Rey de Troya; cometió perjurio cuando se
negó a pagar a Neptuno y A polo el salario ofrecido por
levantar los muros de Troya, y cuando negó a Hércules el
premio por haber salvado a su hija Hesiona.
ö05 T a n ta guerra en el orbe . . . Las campañas de Pompeyo en
Etruria, Polión en ILiria, Calvino en España, las guerras
contra los piratas, las pugnas de Pompeyo y Octavio, las
campañas contra los Partos y los Germanos.
513 Danse a los espacios . . . Los romanos llamaban “ espado”*
(sp a tiu m ) a cada vuelta que daban los carros a la pista.

LXIX
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

LIBRO SEGUNDO

Baco . . . N o solamente se trata del dios, sino de las plantas


que él protege, de modo principal la vid y los «árboles
frutales.

Q ue es lenta creciendo . . . C f. Varr. I, 4 1 .

Padre . . . Como otros dioses, es llamado así por los benefi­


cios que derrama sobre los hombres. Lene o . . . U n o de los
nombres de Dionisios, derivado del griego Ληναΐος de ληνός
lagar.

E n el . . . o to ñ o florece . . . C f. Col. III, 21, 3.

L o s coturnos . . . Calzado con el que son a menudo repre­


sentados Diana, Baco y las ninfas.
La clasificación que Virgilio hace en los versos que siguen,
está tomada, en principio, de Varrón ( R . R . I, 4 0 ) .

Los sauces blanqueantes . . . Las hojas del sauce tienen verde


el haz y blanquecino el envés.
D an, según los griegos, oráculos . . . Alusión al bosque de
Dodona, que daba oráculos por medio de las palomas que
lo habitaban, o del rumor de las hojas de sus árboles.

E l laurel Parnasiano . . . Del monte Parnaso, consagrado a


A polo.
De selvas y plantas y de bosques . . . Resume Virgilio en tres
grupos los árboles de que ha hablado hasta aquí; esto es,
los que crecen sin la intervención del hombre.
D e un vastago . . . Descripción del procedimiento empleado
para acodar.

E l ísm aro . . . Montaña de Tracia, de donde procedía el


vino con el que Ulises embriagó al Cíclope.
Con Baco . . . Significa, por tropo, con viñedos. E l magno
T a b u rn o . . . Monte de Campania.

LXX
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

43 N o , aunque . . . Verso tomado de Homero, II. II, 4 6 8 .

47 D e la lu z en las márgenes . . . C f. Enn. A n n . 19: Lucr. I,


2 3 , 171; II, 5 7 8 .

64 E l m irto de P afos . . . Pafos era una ciudad de la isla de


Chipre, en la que había un templo de Venus, diosa a la
que el mirto estaba consagrado.

c6 L a hercúlea corona . . . Plutón hizo nacer en las orillas del


Aqueronte un árbol llamado Leuce (Λδύκη), como una
Oceánida de la que había estado enamorado. Con las hojas
de ese árbol (el álamo blanco) se hizo Hércules una corona
cuando salía de los infiernos, después de haber vencido a
Cerbero.

67 Las bellotas del padre C aonio . . . El padre Caonio es Júpiter,


venerado en D odona, en Epiro. Caonia era una parte de
Epiro. Las bellotas: por sinécdoque, las encinas.

73_77 Descripción del injerto por el procedimiento de escudete.


L íb er . . . Capa fibrosa del árbol, colocada entre la corteza
y la albura.

78-80 i n s c r i p c i ó n del in jerto de p ú a .

84 L o s cipreses del Ida . . . El Ida, macizo montañoso de Creta,


se hallaba cubierto de cipreses. ( Cf . Plin. XVI, 6 0 , ) E n el
Ida fue transformado en ciprés Cipariso, amado de A polo.

86 Oreadas . . . Eran ovaladas y tiernas, y m uy aceitosas. O b lo n ­


gas . . . Alargadas. Pausias . . . Aceitunas gruesas y oleosas.

87 Las selvas de A lc tn o o . . . Alusión a los jardines del rey de


Feacia, padre de Nausicaa, descritos en el canto séptimo de la
Odisea.

g8 Las peras de C ru stu m io . . » Las de esta ciudad italiana


situada en el Lacio, eran consideradas de las mejores. ( Cf .
Col. V, 10. ) Las gruesas volemas . . . A sí llamadas porque
ocupaban toda la palma de la mano ( v o l a ) .

90 M etim n eo . . . De Metimna, ciudad que estaba en la parte


sur de la isla de Lesbos.

LXXI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

01 Tasias . . . De Tasos, isla del Egeo, famosa por sus vinos.


M areólidas . . . De la Mareótida, región egipcia próxima a
Alejandría.

93-94 L a Psitia . . . y el tenue / Lageo . . . V id y vino griegos.

95 Las Precias . . . Según el testimonio de Servio, estas vides se


llamaban así por sus frutos tempranos.

96 Rélica . . . Había una Rética de los Alpes Réticos, al norte


de la Cisalpina, y una Rética de los Alpes Marítimos. Falér-
nicas . . . De Falerno, región de Campania célebre por sus
vinos.

97 A m íneas . . . De Amínea, región de Piceno, cercana a Ñapóles.

98 E l E tm o lio . . . véase la nota al verso 56 del Libro Primero.


E l Faneo . . . De Fanas, en la isla de Quíos.

99 L a A rgita m enor . . . Uva de Argos, con la que se hacia


vino blanco. ( Cf . Col. III, 2, 21. )

102 R odia . . . De Rodas. El vino hecho con estauva se usaba


en las libaciones a los dioses, las cuales se hacían alcomenzar
el segundo servicio. Bum aste . . . Del griego βούμαστος (teta
de vaca) ; llamábase así a esta uva quizá por su gran tamaño.
( Cf . Plin. XIV, 15.)

104 Penetrar ese núm ero . . . Plínio enumera 185 especies distintas
de vides. ( Cf . Plin. XIV, 150. )

109 En este verso se inicia el tratado de la naturaleza de las tierrras,


que terminará en el 2 5 8 . Dentro de él, se encuentra el elogio
de Italia (vv. 1 3 6 - 1 7 6 ) . Es notable el influjo de Varrón.
( Cf . Varr. I, 6 ss.)

Ul L o s estériles fresnos . . . Porque no dan frutos comestibles.

115 La casa auroral . . . El oriente. Los pintados Gelones . . . Pu£~


blo que habitaba en Escitia y que tenía la costumbre de ta­
tuarse.

117 E l Sabeo . . . Perteneciente a los Sabeos, pueblo de Arabia.

120 L o s bosques . . . que con m uelle lana blanquean . . . Perífrasis


para designar los algodonales. (Cf . Plin. XIX, 14.)

LXX1I
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

121 L o s Seres . . . Los chinos. Existía entre los antiguos la creen­


cia de que la seda se recogía de los árboles. ( Cf . Plin. VI, 5 4 .)
l27 Del lim onero . . . Se atribuían virtudes curativas al limón.
( Cf . Plin. XV, 13, 1 4.)
137 E l H erm o . . . Río de Lidia, que tenía por afluente al Pactolo.
233 Bactra . . . Capital de Bactriana, a la que por sinécdoque de­
signa.
J39 L a Pancaya . . . Isla fabulosa, cercana a las costas de Arabía,
rica en perfumes y esencias.
140-142 Alusión al mito de Jasón. Sometido por el rey de Cólquida,
tuvo Jasón que labrar un campo con un arado al que había
uncido dos toros que arrojaban fuego por las narices. Cuando
lo hubo labrado, sembró en él los dientes de un dragón,
hijo de Marte y de Venus, y de tal semilla nació una mies
de hombres armados.
li3 E l M ásico h u m o r . . . El Másico, vino muy renombrado que
se producía en la Campania.
140 C litu m n o . . . R ío de Umbría, que tenía la virtud de blan­
quear la piel de los animales que se bañaban en sus aguas.
( Cf . Plin. II, 2 3 0 . )
13S E l m ar de arriba . . . El mar Adriático o Superior. E l que
las baña p o r bajo . . . El mar Tirreno o Inferior.
j r j g Lario . . . Lago de Como. Benaco . . . Lago de Garda.
1(j j L os diques que al L u crin o se im p o n en . . . Alude Virgilio
a las obras emprendidas por Agripa con el fin de crear un
puerto de guerra en el mar Tirreno, cerca de Sicilia. Fue éste
el P o rtu s J u liu s , formado en el golfo de Bayas por la comu­
nicación de los lagos Lucrino y Averno entre sí y con el mar.
( Cf . D. Cass. XLV1II, 5 0 ; Suet. A u g . 16. )
J03 La onda Julia . . . El mar en el P ortus Ju liu s.
104 E l A v e rn o . . . Lago cercano al Lucrino, con el que fue
puesto en comunicación. De este modo, llegaba también a él
el agua del mar.
1G7 L o s M arsos, la gente Sabelia . . . Pueblos de la región Sabina
que pasaban por fuertes guerreros.

LXXHI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

jgg E l L ig u r . . . Los ligures eran un pueblo del sur de Italia.


L o s V olscos . . . Pueblo del Lacio.
njj) L o s Decios . . . Hubo tres héroes romanos llamados así; murió
el primero en Veseres, el año 3 4 0 , combatiendo a los lati­
nos; el segundo, en Sentino, el año 295, en una guerra contra
los galos; el tercero cayó en Ásculo, el año 279, luchando
contra Pirro. M arios . . . Mario, vencedor de Yugurta, de los
cimbrios y de los teutones. C am ilos . . . Camilo, vencedor
de los galos en Alia.
17q L os . . . Escipiones . . . Cornelio Escipión, vencedor de Aníbal
en Zama, y Escipión Emiliano, destructor de Cartago. Cé­
sar . . . Augusto.
17JL Vencedor de las cosías extrem as . . . Después de la victoria
de Accio, Octavio liquidó durante algún tiempo, en el
Eufrates, las disputas entre los Partos.

173 Tierra Saturnia . . . Italia sirvió de refugio a Saturno, cuando


fue expulsado por Júpiter. (Cf . VII, 4 9 ; VIII, 3 1 9 ss.)
176 Carmen Ascreo . . . Hesiodo, nacido en Ascra, en Beocía, es­
cribió L o s trabajos y los días.
l8 i La selva de Palas . . . Los olivos estaban consagrados a Palas
(Minerva) .

189 E l helecho odioso . . . Sus largas raíces detenían los arados.


( Cf . Plin. XVII, 2 9 .)
192 C0PQs y oro . . . Significa: En copas de oro. Es un caso
de endíadis.

103 I nf l ó su m arfil . . . T ocó soplando en su flauta de marfil-


El flautista tirreno, esto es, etrusco, engordaba en los festines
con que se acompañaban los sacrificios.
T arento . . . Puerto de Italia meridional, región cuya ferti­
lidad era célebre. ( Cf . Hor. Od. II, 6 , 9 ss.)
203 E l que M antua perdió . . . Alusión a la distribución de las
tierras entre los veteranos. ( Cf . Egi. I y IX .)
190 S u herboso rio . . . El Mincio.
224 Capua . . . Ciudad de Campania, en el Vulturno. L a margen

LXXIV

í
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

al m o n te V esu b io . . . Antes de la erupción del año 79, la


falda del Vesubio estaba cubierta de vegetación.

225 E l C lam o . . . R ío de Campania. La desierta Acerra . . . Ciu­


dad de Campania que fue tan a menudo inundada por las
aguas del Clanio, que hubo de ser abandonada.

228 Baco . . . Por tropo, la vid.

229 Ceres . . . Por tropo, el trigo. L ieo . . . Del griego λ ύ ω ,


desatar. Otro de los sobrenombres de Baco. ( Cf . Hör. O d. I,
7, 22 y 3 1 ; I. 18, 5; III, 21, 14 ss.)

257 E l p in o de teas . . . Abeto de la montaña. ( Cf . Plin. XVI,


4 0 - 4 1 . ) L o s tejos dañosos . . . Las hojas y la semilla del tejo
son venenosas.

258 Las negras hiedras . . . Deben distinguirse de las hiedras más


claras o blancas, cuyos frutos son amarillentos.

285 N o sólo para que la vista . . . C f. Plin. XVII, 78.


292 Hacia el T ártaro . . . Hacia abajo.

299 N o plantes avellano entre vides . . . Porque sus raíces dema­


siado largas y espesas son perjudiciales.

316 E l Bóreas . . . El viento del norte.

320 E l ave c á n d i d a . . . La cigüeña. ( Cf . Plin. X, 62; Juv.


XIV, 74. )

321 A los frío s prim eros del o to ñ o . . . A mediados de noviembre.

323 A s í, prim avera . . . En este verso se inicia un canto a la


primavera, poblado dereminiscencias lucrecianas. ( Cf . Lucr.
I, 1 ss.; I, 2 5 0 ss.; II, 991 ss.)

329 V en u s . . . Por tropo, la satisfacción amorosa.

340-341 D e hom bres / la térrea progenie . . . C f. G eorg. 1, 6 3 ; Lucr.


V, 7 8 9 , ss.

353
E l Can ardiente . . . La constelación del Can Mayor.

3¡)0
L o s duros bidentes . . . Medían alrededor de tres pics. ( Cf .
Plin. XXII, 35. )

380
N o por otra culpa . . . El perjuicio que el cabrío causa a las
vides.

LXXV
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

381 Los viejos juegos . , . Alusión a los orígenes de las repre­


sentaciones, que nacieron de la religión dionisiaca.
383 L os Teseidas . . . Los descendientes de Teseo; por sinécdoque,
los atenienses.
3S4 Sobre aceitados odres . . . El juego consistía en no resbalar
sobre ellos. El más hábil de los competidores recibía como pre­
mio un odre lleno de vino.
3Sö L os colonos A u so n io s . . . Pueblo de la parte occidental de
la antigua Italia. Gente venida de T r o y a . . . Se alude aquí al
origen legendario de los Romanos, que se decían descendientes
de Eneas.
386 C on versos descuidados . . . Son los fesceninos. ( Cf . Hor.
E p ist. II, 1, 1 4 5 - 1 4 6 . )
389 Figurillas ligeras . . . Eran pequeñas máscaras de Baco que,
suspendidas de los árboles, se movían con el viento. Se creía
que la parte hacía donde se volvía el rostro del dios sería la
más fecunda.
396 En varas de avellano . . . Las entrañas del cabrío, perjudicial
a las vides, se asaban en varas de avellano, planta asimismo
nociva para ellas.

E l curvo diente de Saturno . . . La podadera. Saturno ensenó


a los romanos el arte de podar el viñedo.
410 H a de temerse a Jú p iter . . . Este dios preside las manifesta­
ciones atmosféricas. f
437 A l C itoro . . . Montaña de Paflagonia, copiosamente cubierta
de b oj . ( Cf . Plin. VI, 2, 2; XVI, 6, 28; Catul. IV, 13.)
438 Naricia pez . . . De esa ciudad de la Lócride. de donde salieron
los fundadores de Lócrida, en Brucio. ( Cf . Colum. X, 386;
Plin. XIV, 128. )

440 E l Caucáseo vértice . . . El Cáucaso estaba cubierto de abun­


dantes bosques. Las estériles selvas . . . Porque no daban frutos
comestibles.
44fj A rcos I tureos . . . De It urea, región situada al noreste de
Palestina, y notable por sus arqueros.

LXXVI
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

4ÓC-Í37 A R eto y a F oio / y a Hilas , . . Centauros. L o s Lapitas . . .


Pueblo enemigo de los centauros. Durante las bodas de Piritoo,
rey de los Lapitas, con Hipodamia, los centauros borrachos
quisieron violar a ésta, habiéndose entablado por esa causa
una áspera lucha. ( Cf . Ovid. M et. XII, 2 1 0 ss.)
464 L o s bronces de Ef i r o . . . Efiro es el nombre antiguo de Co-
rinto, ciudad cuyo bronce era famoso. ( Cf . Plin. X XXI V, 3 .)
4C3 A sirio veneno . . . Asirio vale por Sirio, esto es, Fenicio.
Alusión a la púrpura.
474 L a Justicia . . . D ejó la tierra cuando terminó la edad de oro.
En el cielo, es la constelación de Astrea. ( Cf . E gl. IV, 6 .)

475-476 Las M usas / cuyo culto . . . E l poeta era el sacerdote de las


Musas. ( Cf . Hor. O d. III, 1, 3; O vid. A m o r . I, 1, 6; Prop.
Ill, 1, 3.)
478 Las fatigas lunares . . . Las fases de la luna.
479 Q ué fuerza hincha las mares . . . Aquí no se trata de la
marea, sino de la marejada.
486-487 L °$ cam pos / Esperqueos . . . Correspondientes al Esperqueo,
río de la Tesalia meridional, que corre al pie del Eta y
desemboca no lejos de las Termopilas. Laconias vírgenes . . .
Las Bacantes.
4g8 E l T a ig eto . . . Cadena montañosa que domina la ciudad de
Esparta. D el H em o . . . Los actuales Balcanes.
495 Las fasces . . . Insignias de los magistrados romanos, que con­
sistían en una segur dentro de un haz de varas, y eran el
símbolo del im perium popular.
40G A fie le s herm anos . . . Es quizás una alusión a la disputa
entablada por aquel tiempo, entre Tiridates y Fraates, por el
trono de los Partos.
497 E l D acio . . . Los Dacios habitaban la región que se extiende
entre el Danubio y el Mar Negro. Tom aron el partido de
A ntonio el año 3 2 a. C. D el H istro . . . Del Danubio.
502 L o s archivos del pueblo . . . E n el templo de Saturno.
50G Beber en una g e m a . . . En una piedra preciosa tallada en
forma de copa. Sinécdoque.

LXXVII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

508
L os rostros . . . Tribuna desde la cual se arengaba al pueblo,
y que estaba adornada con los “ rostros" o espolones de naves
tomadas al enemigo.

519 L a baya Sicionia . . . De Sicione, ciudad de Acaya donde se


producían aceitunas excelentes. Por tropo, la aceituna de
Sicione designa a todas las aceitunas.

528 C oronan la crátera . . . Era costumbre poner en las copas


guirnaldas de flores, cuando se iban a hacer las libaciones.

532 L o s antiguos Sabinos . . . U n o de los primeros pueblos que


habitaron Italia.

533 S u herm ano . . . R óm ulo.

536 E l rey D icteo . . . Júpiter nació en el monte Dicte, en Creta.

537 In m o la d o s n ovillos .. . Los antiguos romanos castigaban con


la muerte el sacrificio de las reses hecho para alimentarse
con ellas. ( Cf . Varr. II, 5, 4 ; Colum. VI praef.)

538 S a tu rn o . . . Rey de la edad de oro.

LIBRO TERCERO

1 Pales . . . Diosa de los pastos y los rebaños. Protectora del


Palatino.

2 P astor de A n friso . . . A polo, que habiendo sido expulsado


del Olimpo, apacentó los rebaños de Admeto. El Anfriso era
un río de Tesalia. Liceos . . . El Liceo estaba consagrado a
Pan.

4 E uristeo . . . Rey de Argos, que impuso a Hércules los doce


legendarios trabajos.

!j B usiris . . . Rey de Egipto, que sacrificaba a los extranjeros


en honor de Júpiter. Hércules le dio muerte.

6 Hilas . . . U n o de los Argonautas, que fue muy querido de


Hércules. D elos L a to n ia . . . Latona parió a Diana y A p o l o
en la isla de Délos.

7 H ipodam ia . . . Hija de Enomao, rey de Elida. Éste, que según

LXXVIII
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

el oráculo habría de morir a manos de su yerno, p ro ­


metió dar a su hija a aquel que venciera en una carrera de
carros a sus caballos, más veloces que el viento. Pélope h izo
que el carro de E nom ao se rompiera en la dicha carrera;
E n om ao sucum bió en el accidente, y Pélope desposó a su hija.
P élope . . . H ijo de T ántalo, rey de Lidia. Éste mató a su
hijo y lo sirvió a los dioses com o un manjar. Ceres, distraída,
se comió un hombro. Júpiter resucitó a Pélope, a quien
Ceres dio un hom bro de marfil para sustituir el que se había
comido.
u E l vértice A o n io . . . La cima del Helicón, monte donde vivían
las Musas.
12 Id u m ea . . . Región del sur de Palestina, renombrada por sus
palmeras. M a n tu a . . . Lugar de nacimiento de V irgilio.
J5 M in c io . . . R ío que nace en los Alpes, atraviesa el lago de
Garda, riega las tierras de Mantua y, finalmente, desemboca
en el Po.
J6 César . . . Octavio.
17 L a p ú rp u ra T ir ia . . . Que usaban los senadores y quienes
preparaban los juegos.
19 E l A lfe o . . . R ío de Élida, que bañaba los campos donde se
verificaban los Juegos Olím picos. M o lo rco . . . Pastor de
Cleones, que recibió a Hércules en su morada, después que
éste venció al león de Nemea. Se alude aquí a los Juegos
Ñemeos, que en la época de V irgilio se realizaban en A rgos
cada dos años.
20 E l cesto de cuero . . . Era un guante de correas de cuero crudo
de res, y que llevaba en su interior láminas de p lom o y hierro.
( Cf . E n . V, 4 0 5 . )
C u a n d o giren sus frentes . . . La escena podía ser cambiante o
giratoria.
25 L o s B rita n o s . . . Habían sido sometidos por Octavio en 2 7
a. C A lcen , . . telones . . . Las figuras tejidas en los telones,
al alzarse éstos, parecían levantarlos.

27 L o s G angáridas . . . Pueblo que habitaba las orillas del Ganges.


E l victo rio so Q u irin o . . . Octavio, a quien más tarde identi­

LXXIX
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

ficó cl Senado con Quirino R óm ulo, dios de los primeros


Romanos.
-lg D e bronce naval surgentes colum nas . . . Alude V irgilio a las
columnas rostrales erigidas por Octavio en el Capitolio, para
conmemorar la batalla de Accio.
30 Las urbes dom adas de A sia . . . Se representaban por mujeres
coronadas de torres. N ifa tes , . . M onte de Armenia, de donde
baja el Tigris.
^ Y al P arto . . . Los Partos habitaban la región que se extiende
al sureste del mar Caspio. Su táctica de combate consistía
en fingir la fuga y, cuando eran perseguidos, volverse de
pronto y asaetear al enemigo.
32 E n em ig o s opuestos . . . Los de oriente y occidente.
33 E n am bas orillas . . . Las costas de oriente y occidente.
34 P ia r a s de Paros , . . El mármol. R espirantes imágenes . . , C f.
E n . VI, 8 4 7 ss.
33 La prole de Asaraco . . , Asaraco, hijo de T ros y rey de
T roya; era el bisabuelo de Eneas, de quien la familia Julia
se decía descendiente. G ente venida de J o v e . . . Asaraco era
tataranieto de Júpiter.
36 T r o s . . . Padre de Asaraco. C in tio padre de T r o y a . . . Apolo,
quien, con N eptuno, edificó los muros de T roya.
38-39 E l C ocito . . . R ío de los infiernos ( Cf . E n . VI. 2 9 7 ) .
Jxió n . . . Rey de los Lapitas que por haber ultrajado a
Juno, fue arrojado por Júpiter en el Tártaro, atado con ser­
pientes a una rueda que giraba sin tregua. E l no superable
peñasco . . . Sísifo, hijo de Eolo, rey de Corinto, fue conde­
nado a hacer subir un peñasco por la cuesta de una montaña.
Cuando había alcanzado la cima, el peñasco rodada hacía
abajo, y el trabajo recomenzaba.
40 L o s sotos intactos . . . Porque ningún poeta, antes de Virgilio,
se había ocupado en ellos.
43 E l C iteron . . . Cadena montañosa que separa Ática de Beocia
y Megárida.
Los canes del F atgeto . . . Los perros de Laconia. El Taigeto

LXXX
NOTAS A L TEX TO ESPAÑOL

es una montaña de esa región, y en ella se ejercía la caza.


E pidauro . . . Ciudad de Argólida, región famosa por sus
caballos. ( Cf . Hor. O d. I, 7, 9 .)

4S T itó n . . . Hermano de Príamo y sobrino nieto de Asaraco.

49 L a O lím pica palm a . . . De Olimpia, ciudad de Elida donde se


celebraban los Juegos Olímpicos.

GO L ucina . . . Diosa que presidía los alumbramientos.

G4 V en u s . . . El amor.

75 E l p o tro de generosa casta . . . C f. Varr. II, 7, 5 ss.

77 A ir delante de todos . . . C f. Colum. VI, 2 9 .

89 P ó lu x A m icleo . . . H ijo de Júpiter y Leda. Ésta era esposa


de Tíndaro, rey de la ciudad de A m idas, en Laconia.

9Q C ilaro . . . Caballo que dio N eptuno a Castor, y que aquí


V irgilio atribuye a P ólux. G riegos poetas . . , Homero y
Antímaco.

91 Caballos de M arte . . . U n o de ellos se llamaba Fobos. D el


m agno A q u iles el tronco . . . Janto y Balio. ( Cf . Horn. il.
XV, 119; XVI, 1 49. )

93 E l m ism o S a tu rn o ligero . . . Sorprendido Saturno por su es-


pos.a Rea cuando estaba con la Oceánida Filira, se transformó
en caballo y emprendió la fuga.

94 E l alto Pellón . . . En ese monte de Tesalia fueron sorpren­


didos Saturno y Filira.

97 V en u s . . . El amor.

113 E ricto n io . , . Rey de Atenas, creador de las Panateneas.

115 L o s P eletronios Lapitas . . . El Peletronio era una parte bos­


cosa del Pelión, en Tesalia, región renombrada por la exce­
lencia de sus caballos. ( Cf . Varr. II, 7, 6 .)

121 E p iro y la fuerte M icenas . . . Lugares reputados como cria­


dores de caballos. ( Cf . Varr. II, P r a e f 6 .)

137 V e n u s . . . El líquido seminal del macho.

146 D el Selo . . . R ío que servía de límite entre Lucania y el país


de los Picentinos.

LXXXI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

147 E l A lb u r n o . . . M onte de Lucania. A silo . . . El tábano. Hl


nombre asilus es quizá de origen etrusco. Varrón usa tabanus.

148 O estros . . . El nombre griego del tábano fue, en un principio,


μύωψ; más tarde, οίστρος.
151 T a n a g ro . . . Afluente del Selo.

153 L a In a q u ia becerra . . . lo, hija de Inaco, amada de Júpiter,


atrajo los celos de Juno; para salvarla de la cólera de ésta,
Júpiter la convirtió en becerra. Juno, entonces, la h izo per­
seguir sin descanso por un tábano. ( Cf . Ovid. Met , I, 588. )

160 S a n to s para las aras . . . Los que se destinaban a ser sacrifi­


cados a los dioses.

180 L a corriente del A l feo de Pisa , . , E l A lfeo, río de Élida,


regaba la ciudad de Pisa, en cuyas cercanías se realizaban los
Juegos Olímpicos. Este verso es una perífrasis usada para
designar las carreras de carros.

181 E l bosque de J ú p ite r . . . El de Nemea, colocado en Argólida.

190 M as a los tres cu m p lid o s . . . C f. Varr. II, 7, 13; Colum. VI,


29, 4.

1ÔC L a s hiperbóreas riberas . . . A l norte de los montes Rífeos.

202-203 L o s espacios del cam po /


Eleo . . . De Élida, donde se cele­
braban los Juegos Olímpicos. Véase nota al verso 5 1 3 del
Libro Primero.

204 L a Belga carroza . . . Carros de dos ruedas, abiertos por la


parte anterior y cerrados en la posterior. Eran tirados por
dos caballos.

219 L a m agna S ila . . . M acizo montañoso y poblado de bosques


y pastos que se hallaba en Brucio.

235 M ueve sus banderas . . . Esta misma metáfora la usa Virgilio


al tratar de las abejas. ( Cf . G eorg. IV, 1 08. )
t
251 L o s conocidos alientos . . . El efluvio de las hembras.

255 E l Sabélico puerco . . . El jabalí Sabino.

258 Q u é hace el jo v e n . . . Leandro, amante de Hero, que noche


a noche atravesaba el Helesponto para verla.

LXXXII
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

2G0-261 L o in g e n ie / p u e rta del c ie lo . . . E l tru e n o era el estrép ito


q u e hacía la p uerta del cielo, al abrirse p ara qu e pasara la
tem p estad. ( C f . S en . E p is t, 103, 3 4 . )

2 64 L o s linces varios de Baco . . . E l carro de este d io s era tira d o


o a c o m p a ñ a d o p o r linces, p a n te ra s y tigres.

2e7 G lauco . . . H i j o de S í s i f o y p a d re de B e le r o fo n te . F u e des­


g a rra d o a d en tellad as p o r sus y e g u a s, a las que a p a r tó de los
m a c h o s a f i n de con serva rla s lig e ra s y esbeltas.

268 P o tn ia s . . . C i u d a d de B e o d a , cerca de T e b a s .

260 D el Gárgaro . . . C i m a c u lm in a n te de la cadena de Ida.

2 JQ A scanio . . . R í o de B it in ia .
27 5 G rávidast a m e n u d o , del v ie n to . . . C r e ía n lo s a n t ig u o s que
el v ie n t o fecu n d a b a las ye gu a s. ( C f . V a r r . II, 1, 19; P lin .
VIII, 1 6 6 ; C o l u m . VI, 2 7 . )

277 H acia ti, E u ro . .. H acia el sudeste.

278-279 Hacia el Bóreas y el C auro . . . H a cia el n o rte y el sudoeste.


Hacia d onde el A u s tr o neg rísim o / nace . . . H acia el sur.

280 H ip ó m a n es . . . H u m o r qu e r e z u m a Ja in g le de las yeguas.


( Cf . P l i n . XXVII I, 2 6 1 . )
291 D el Parnaso . . . M o n t e q u e servía de m o ra d a a A p o l o y las
M u sa s.

293 C astalia . . . F u e n te situ a d a al p ie del P a rn a so .

294 Pales . . . E s ta diosa cu id a b a p a rtic u la rm e n te del g a n a d o m e­


n o r . ( C f . T i b . I, 1, 1 4 ; II, 5 , 2 8 ; O v i d . F a st. IV, 7 2 3 ss.)

304 A cu a rio . . . S i g n o del Z o d í a c o , al q u e sig u e el de Piscis.


Y a en lo e x tre m o del año . . . E l a ñ o a g ríc o la term in a b a en
febrero.

306 L o s M ilesios vellones . . . E s ta lana de la c iu d a d de M e la s o


tenía u n g ra n ren o m b re . ( Cf . P l i n . VIII, 9 0 .)

307 C ocidos con T ir io s rubores . . . T e ñ i d o s de p ú r p u r a . ( Cf .


P l i n . I X, 133-135.)

812 C ín ife . . . P u e r t e c illo de L i b i a y r í o q u e desem boca en sus


cercanías, entre las d o s Sirtes.

LXXXIII
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

314 Liceas . . . Del monte Liceo.

Π23 U n o y otro rebaño . . . E l lanar y el cabrío.

324 E l astro de L u c ífe ro . . . El lucero de la mañana.

327 L a cuarta hora . . . Es la cuarta hora del día solar. En el estío,


aproximadamente las diez de la mañana.

345 E l can A rnicleo . . . Estos perros espartanos, buenos cazadores,


eran largos y finos, de hocico puntiagudo. L a aljaba de
C reta . . . Los cretenses eran tenidos por grandes arqueros.

347 B a jo inm ensa carga . . . Vegecío (I, 19) calcula en veinte


kilogramos el peso del bagaje individual de los soldados
romanos.

349 L a onda M eotia . . . Actualmente, el mar de A zo f.

350 E l H istro . . . E l Danubio.

351 E l R o d o p e . . . La cadena del Rodope, en Tracia, se extiende


del sur hacia el norte, y se vuelve después hacia el mar for­
mando un gran arco. E l m edio del p o lo . . . El norte.

356 L o s C auros . . . V ientos del sudoeste.

372 E l terror de p lu m a s purpúreas . . . Era una cuerda guarnecida


de plumas rojas, que se usaba para empujar la caza hacia
las redes. ( Cf . Lucr. IV, 4 3 7 - 4 3 8; Sen. /r., II, 12. )

380 Cor? ferm en to . . . Era una especie de cerveza. ( Cf . Tac,


G erm . 2 3 . )

381 D el S ep ten trió n H iperbóreo . . . La constelación de la Osa


Mayor.

382 E l E u ro R ife o . . . D ado que el Euro es el viento del este,


el monte R ifeo debe de haber estado en la parte oriental de
Rusia.

391-393 C o n n iveo regalo . . . Pan, habiéndose propuesto seducir â la


Luna, tom ó la apariencia de un carnero blanquísimo, y así
atrajo a aquélla a lo hondo de las arboledas. ( Cf . Macr.
S a t. V, 2 2 , 1 0 . )

405 Los . . . cachorros de Esparta . . . Se ha repetido ya que los


perros espartanos eran considerados buenos cazadores. E l fiero

LXXXIV
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

M oloso . . . Éstos eran perros criados por el pueblo del mismo»


nombre, que habitaba una parte de Epiro.

408 L o s . . . Iberos . . . T enían fama de ser ladrones y saqueadores.

4Oí) O nagros tím id o s . . . Había muchos en Frigia, Licaonia γ


Africa.

415 G álvano . . . Sustancia viscosa que se extraía de una planta


umbelífera de Siria. ( Cf . P l i n . XII , 1 26. )

423 Calabria . . . Región del sur de Italia. Esa m ala serpiente . . .


El quersidro.

4.30 L a lengua trisulca . . . C f. P lin. X I , 6 5 . En realidad, la lengua


de las serpientes tiene sólo dos puntas.

441 T o r p e sarna . . . C f. C olum . VII, 5.

449 E sp u m a s de plata . . . Litargirio.

461 L o s B isaltos . . . Pueblo que vivía en la parte de Tracia vecina


a la corriente inferior del Estrim ón. E l G elón . . . Pueblo·
que habitaba Escitia.

462 L o s Getas . . . Habitaban la región que hoy es la Moldavia


inferior, entre el D anubio y el Dniéster.

474-475 L o s N ó rico s /castillos . . . D e Nórica, región del Imperio*


entre Recia y Panonia. Y a p id io . . . De Yapidia, al nordeste
del Adriático. T im a v o . . . R ío que servía de frontera entre
Istria y Venecia. Desemboca en el Adriático.

487 C o n cinta nivea . . . Las vendas de lana (ín fu la s) se p o n ía a


a la víctima por medio de cintas, que caían a los lados de la.
cabeza. ( Cf . Lucr. I, 8 7 - 8 8 . )

509-510 Licores / teneos . . . Perífrasis para designar el vino.

522 E lectro . . . Aleación de cuatro partes de oro y una de plata.


( Cf . A e n . VIII, 4 0 2 ; 6 2 4 ; P lin. X X X I I I , 8 3 . )

532-533 U ros / im pares . . . Falta grave al ritual, que exigía que fueran,
del mismo tamaño y color las vacas que tiraban de esos
carros, a fin de que los dones fueran dignos de la diosa.

55 0
Q u iró n el Filicida . . . Centauro que era, a la vez, médico,
astrólogo y músico. C om o médico, contó entre sus discípulos

T vvvxr
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

a Macaón, Esculapio, Teseo y Aquiles. E l A m it a o n io M e -


lam po . . . H ijo de Am itaón e Idomenea. Médico célebre que
después de curar a las bijas del rey de Argos, se casó con la
mayor de ellas y heredó el trono de su suegro.

552 T is if o n e pálida . . . Una de las Furias.

566 E l fuego sacro . . . Esta expresión designaba diferentes enfer­


medades, caracterizadas todas ellas porque producían úlceras
ardientes. ( C f . Lucr. VI, 1 166- 1 167; Colum. VII, 5 .)

LIBRO CUARTO

1 D e la m iel aérea los dones celestes . . . Creían los antiguos


que la miel caía del cielo en las plantas, de donde la recogían
las abejas. ( C f . Plin. XI, 12. )

13 Los pintados lagartos . . . C f. Colum. IX, 7.

14 E l abejero . . . C f. Plin. X, 99.

15 P rocn e . . .
La golondrina. Según la leyenda, Proene, mujer
de Tereo, sirvió a su esposo el cuerpo de su hijo Itis dividido
en pedazos. Fue convertida en golondrina, y conservó sobre
su pecho las huellas que dejaron en él sus propias manos
ensangrentadas. ( C f . Ovid. M e t. VI, 6 6 9 . )

.21 Los nuevos reyes . . . Virgilio, como otros, llama rey a la


abeja reina. ( C f . Varr. III, 16, 17; Colum . IX, 10; Plin.
XI, 4 8 . )

29 E l E u r o . . . V iento del sudeste. N e p t u n o . . . Desígnase así,


por metonimia, el agua.

40 L a cola . . . Recibe el nombre de propóleos.

■47-48 A l tejo . . . C f . C olum . IX, 4 . Rojeantes / cangrejos . . . Se


tenía por funesto para las abejas el olor de los cangrejos que­
mados. ( C f . Plin. H. N . XI, 18 .)

64 La Madre . . . Cibeles,
cuyos sacerdotes hacían resonar los
címbalos en su honor. ( Cf . Aen. Ill, 111. )

74 Sus fuerzas disponen . . . Como los atletas que se preparan


a la lucha.

L XXXVI
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

i0 q E n un tiem p o f i j o del cielo . . . Cuando aparecen y cuando


se ponen las Pléyades.
102 E l áspero gusto de Baco . . . Es decir, del vino. Los antiguos
acostumbraban añadir una parte de miel a cuatro de vino.
La mezcla se llamaba m u lsu m . ( Cf . Hör. Sat. Π, 4 , 2 4 ;
Colum. XII, 4 1 . )
10S Sacar las banderas . . . C f. Ill, 236.
ηι P riapo . . . D ios de los jardines, adorado particularmente en
Lampsaco en las márgenes del Helesponto. Se le representaba
con una hoz del lado derecho. ( Cf . Hor. Sat. I, 8 , 1 ss. ;
T ib . I, 4 , 8 ; Colum. X, 3 4 . )
119 E l bíf ero P esto . . . Ciudad de Lucania, que fue renombrada
por sus rosas.
J25 L a villa de E balos . . . Tarento, que fue fundada por el
Lacedemonio Falante. Ebalo, padre de Tíndaro, fue rey de
Lacedemonia.
126 E l negro Galeso . . . R ío de Calabria. ( Cf . Prop. II, 34, 67. )
j 27 C oncio . . . Natural de Corleo, ciudad de Cilicia.
l29 Baco . . . Por metonimia, la vid.
145 L o s espinos . . . Se trata de los ciruelos salvajes, ( Cf . Plin.
XV, 4 2 . )
1δ1 L o s Curetes . . . Sacerdotes de Júpiter y de Cibeles. Dice la
leyenda que cuando se escondió a Júpiter recién nacido,
para salvarlo de ser devorado por Saturno, los Curetes im pe­
dían, agitando címbalos, que. éste oyera los vagidos de aquél.
152 E l antro D icteo . . . Gruta en el monte Dicte, en Creta, donde
fue criado Júpiter con miel de abejas.
160 L ágrim a de narciso . . . Llama V irgilio lágrima a la gota que
secretan los nectarios colocados en el interior de las flores.
(C /\ Colum. X , 103; Plin. X I , 14. )

162-164 Ä e n ' l > 4 3 1- 4 3 2 .


167-169 A en. I, 4 3 4 - 4 3 6 .
171-175 C^· Ä en. VIII, 449-453. T a u rin o s . . . Hechos de piel de
toro.

LXXXVII
GEÓRGICAS . DE VIRGILIO

ι^ γ . L as Cecropias abejas . . . Las abejas del H im e to ,. cerca de


Atenas, que eran famosas por su miel. Cécrope fue el primer
rey de Arenas.

192 L o s E u r o s . . . V ien tes que anunciaban la proximidad de


las lluvias.

iGi-196 P o d ra s pequeñas / to m a n . . . C f. Plin. X I , 24.


109 V e n u s . . . Por metonimia, el amor.

201 Los parvos quirites . . . Las abejas son comparadas a los


ciudadanos romanos.
210 D e tal m o d o a un rey . . . C f. Varr. ΙΙΓ, 16, 8 ; Colum. IX,
9; Plin. X I , 5 3 .

211 E l H idaspes de M edia . . . R ío que corre en la región llamada


actualmente del Pendjab. Por sinécdoque, designa al imperio
persa.

221-222 D io * va P oc ÍQdos / las tierras . . , Doctrina panteísta de los


pitagóricos, platónicos y neopitagóricos, compartida por los
estoicos. ( Cf . A e n . VI, 7 2 4 ; Cic. N . D . I, 11, 2 7 ; T use.
V, 3 8 ; Sen. A d P o ly b . X I , 9, 2 8 .)

227 E n orden de estrellas , . . Transformadas en estrellas.

229-230 un trago de agua / cuida tu boca . . . Porque los malos


olores molestan a las abejas. T e n delante h u m o s espesos . . .
C f. Plin. XI, 4 5 .

233 T a ig eta . . . U na de las pléyades; hija de Atlas y Pleyona.


Aparecía el 2 2 de abril. ( Cf . Colum. XI, 2, 3 ó. )

234 Piscis . . . La constelación de los Peces. Por metonimia, el


invierno.

235 A las ondas . . . desciende . . . El 8 de noviembre. ( Cf . Colum.


II, 8 , 1; Plin. II, 125. )

246-247 O diosa a M in erva , / la araña . . . Aracnea se atrevió a decir


que tejía mejor que Minerva, y ésta la convirtió en araña.
( Cf . Ovid. M e t. VI, 1 - 2 4 5 . )

270 T o m illo C e c r o p i o . . . Esto es, del Himeto, monte situado


en las cercanías de Atenas. Centaureas . . . Esta planta se

LXXXVIII
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

llama así, porque con su jugo curó el centauro Quirón In


llaga que Hércules se había causado con una flecha.
D el M ela . . . R ío de Galía Cisalpina.
Baco fragante . . . V in o aromatizado.
D el A rcadio maestro . . . Aristeo, hijo de A polo y de Círene;
reinó primero en Arcadia, y se partió después a Tesalia y la
isla de Cea. Enseñó a los hombres la ganadería, la apicul­
tura y el arte de criar el olivo y la vid.

2S7
D el Peleo C anope . . . Canope era una ciudad situada en el
brazo occidental del N ilo. Después de la muerte de Alejan­
dro, una dinastía macedónica ocupó el trono de Egipto;
debido a que por aquel entonces la capital de Macedonia era
Pela, el pueblo de Canope recibe el nombre de Peleo.

290 La vecindad de Persia . . . Egipto colindaba al oriente con el


imperio persa, de donde eran los temibles arqueros Partos.

2Ô3 L os in d io s colorados . . . Los Etíopes.

305 C uando prim ero las ondas . . . Al comenzar la primavera.

314 L os falaces Partos . . . Porque combatían fingiendo la fuga.

317 L a T e m p e Penea . . . El Peneo era un río de Tesalia que


corría por la llanura de Tempe, entre el Olim po y el Osa.

321 d r e n e . . . Ninfa hija de Hiseo. rey de los Lapitas. Fue


amante de Apolo.

32?, E l T im b re o A p o lo . . . De Timbra, ciudad de Tróada, fa­


mosa por el templo de A polo construido en ella.

334 M ilesios vellones . . . Véase la nota al verso 3 0 6 del Libro


Tercero.

33 G T rabajos de Lucina . . . Por metonimia, trabajos del parto.

340 C lío, y Béroe . . . N infas cazadoras.

342 La A siana . . . De Asía, valle del Caistro. ( Cf . I, 3 8 3 . )

3+3 La veloz A retusa . . . Hija de Nereo y Doris, que de ninfa


cazadora se había convertido en náyade.

344-3' - E l in ú til cuidado / de V u l c a n o . . . Alusión a la trampa

L XXXIX
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

puesta por Vulcano para sorprender a Venus y Marte. (C Λ


Horn. O d. VIII, 2 6 6 ss.)

34 G Desde el Caos . . . Desde el origen.

306 E l Fasis . . . R ío de Asia Menor, que desembocaba en «1


P onto Euxino. E l L ico . . . R ío que atravesaba Megalópolis
y desembocaba también en el Ponto Euxino.

367 E l h o n d o E nipeo . . . R ío de Tesalia; desembocaba en el


Peneo.

360 E l peñascoso H i pañis . . . R ío de Escitia, actualmente llamado


Bug. E l Caico . . . R ío de Misia que desembocaba en el mar
Egeo.

:J70 E l padre T ib e r . . . Porque era considerado un dios. E l


A n io . . . Afluente del Tiber. Separaba la Sabina del Lacio.

371 E l E rídano . . . El Po.

378 L o s fuegos Panqueos . . . El incienso, que se producía espe­


cialmente en la Pancaya. ( Cf . II, 139. )

379 Baco M eonio . . . V ino de Meonia. ( Cf . II, 98. )

380 E l Océano . . . Padre de los ríos.

383 L a ardiente V esta . . . Por metonimia, el fuego.

asc E l abism o Car pació . . . El mar de Cárpatos, entre Rodas y


Creta, al norte de Egipto.

387 Proteo . . . H ijo de Neptuno y de Tetís.

388 Caballos y peces . . . Endíadis para designar los caballos ma­


rinos, que tenían la parte anterior de caballo y la posterior
de pez.

380 E m atia . . . Macedonia.

300 Palene . . . Península de Calcídica, al sur de Macedonia.

301 Nereo . . . Hijo del Ponto y de la Tierra, marido de Doris


y padre de las Nereidas. Era dueño del mar Egeo.

423 E n tre nieblas . . . Envuelta en nubes, para ocultarse.

424 Sirio . . . Alfa dé la constelación del Can Mayor, que con su


aparición anunciaba la canícula. ( Cf . II, 3 5 3 . )

XC
NOTAS AL TEXTO ESPAÑOL

4 3 3
Héspero . . . La estrella de la tarde. Por metonimia, el pastor
que al atardecer conduce el ganado a los establos.

453 O rfeo . . . Poeta legendario de Tracia. De acuerdo con la


tradición, era hijo de Eagro, rey de Tracia, y de la Musa
Calíope. ( Cf . Ovid. M et. X, 1- 85. )

453 L a esposa robada . . . Eurídice.

461 E l alto Pangeo . . . Monte de Tracia. La tierra Mavorcia de


Res o . . . Reso era hijo del río Estrimón. Tracia, donde
reinó, se llama tierra de Marte por la belicosidad de sus ha­
bitantes.

462 Los Getas . . . Pueblo Escita que habitaba entre el Dniéper y


el Mar Negro. E l Hebro . . . Río de Trada en cuyas riberas
las Bacantes despedazaron a Orfeo. O ritia Ateniense . . . Hija
de Erecteo. rey de Atenas, a la que Bóreas raptó y condujo
a Tracia.

466 Las fauces T e n a ria s. . . El Ténaro es un promontorio de


Laconia, una de cuyas gargantas se creía que era la entrada
de Dite, esto es, de Plutón.

46S L o s Manes . . . Deidades de los muertos.

470 Erebo . . . Hijo del Caos y de la Noche, que fue arrojado


por Júpiter a los infiernos.

47S C ocito . . . Río de los infiernos, cuyas aguas eran las lágri­
mas de los condenados.

470 L a Estigia . . . Corriente de los infiernos, a los que cercaba


con nueve vueltas.

482 Cerbero . . . Perro de tres cabezas, guardián del infierno.

483 L a rueda de Ix ió n . . . Véase la nota al verso 39 del Libro


Tercero.

402 L o s estanques A vernos . . . El Averno es un lago volcánico


situado en la Campania, y que era tenido por una de las
entradas del infierno. (Cf . A en. VI. 2 3 9 .)

501 E l barquero del O rc o . . . Caronte. (Cf . A en. V I, 298 ss.)

507 E strim ón . . . R ío de Tracia.

XCI
GEÓRGICAS DE VIRGILIO

r>LO F ilom ena . . . El ruiseñor.

516* El T anais . . . El Don.

517 Las escarchas Rifeas . . . Vcase la nota al verso 2 4 0 del Libro


Primero.

51Ö Las madres Ciconias . . . De los Cicones, pueblo del sur de


Tracia.

520 Orgías de Baco nocturno . . . Las' Bacanales se celebraban


de noche.

523 E l Hebro Eagrio . . . Se le llama Eagrio por Eagro, padre


de Orfeo y rey de Tracia.

534 Las suaves Napeas . . . Ninfas de los bosques, distintas de las


Dríadas.

541 A m apolas Leteas . . . Véase la nota ai verso 78 del Libro


Primero.

559 César . . . Octavio Augusto.

5C3 Parténope . . . Antiguo nombre de Ñapóles.


Í ND I C E

Introducción

I. ...................................................................... vil

II. . . . .................................................... XIV

III ....................................................................................... XXXVI

G e ó r g ic a s de V ir g il io

L ib r o p r i m e r o ........................................................ 1

L ib r o s e g u n d o ....................................................... 23

L ib r o t e r c e r o ....................................................... 46

L i b r o c u a r t o ....................................................... 69

N o ta s al texto latino . XLI

N o tas al texto español LIX


En l a Im p ren ta U n iv e r sita r ia ,
BAJO LA DIRECCIÓN DE RUBEN

B o n if a z Ñ uño , se t e r m in ó la

IMPRESIÓN DE ESTE LIBRO EL DIA

2 1 DF j u n i o d e 1 9 6 3 . L a e d i c i ó n
ESTUVO AL CUIDADO DE AUGUSTO
M o n terro so y Jesú s A r e lla n o .
D is e ñ o tip o g r á fic o de F r a n c isc o
D íaz d e L e ó n . S e h i c i e r o n 2 , 0 0 0
e je m p la r e s.

Potrebbero piacerti anche