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0. INTRODUCCIÓN
1. El ensayo.
1.1. Concepto.
a) ¿tipología?
1.2. Estructura.
a) exposición y argumentación.
1.3. Rasgos lingüísticos.
2. El periodismo.
2.1. Introducción.
2.2. El texto periodístico: características y tipología.
2.3. Periodismo y literatura.
a) el siglo XVIII.
b) el siglo XIX
c) el siglo XX. Perspectiva del siglo XXI.
0. INTRODUCCIÓN
El ensayo y el periodismo se conciben como dos géneros en los que se desarrolla la forma de
expresión expositiva aunque con ciertos complementos literarios pues se intenta no solo comunicar
sino también hacerlo de forma estética.
El ensayo parte de la exposición de ideas y la argumentación de tesis planteadas y se
concibe para un público letrado y conocedor del tema en cuestión. Es, por tanto, un género más
elevado que el periodismo.
El fenómeno periodístico, sin embargo, desde que surge en el siglo XVIII se ha convertido en
el medio de difusión de masas por excelencia y, más aún, en lo que se ha venido a llamar “la
sociedad de la información y la comunicación” en la que nos encontramos inmersos actualmente.
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1. EL ENSAYO.
1.1. Concepto.
Vehículo de gran difusión de la exposición y la argumentación, según Miriam Álvarez, es un
género flexible y con grandes posibilidades de adaptación formales y temáticas. El ensayo, dice la
autora, es un género ligado a la reflexión libre, al discurrir en libertad y, por ello, es el instrumento
idóneo del que se vale la cultura en su constante evolución. Así pues, lo define como “vehículo de
ideas, intentando siempre fijar su identidad entre lo rigurosamente científico y el predominio de lo
estético”.
García Berrio y Huerta Calvo hablan de géneros didáctico-ensayísticos, que incluyen los textos
destinados a la exposición de idea o de prosa no ficcional, aun cuando no haya siempre una
intención artística bien definida. Aunque en muchos de estos géneros el propósito estético queda
subordinado al ideológico o al didáctico, aquél nunca está ausente por completo. La forma básica
de este grupo genérico – el ensayo – es testimonio a lo largo de las épocas de las tendencias
estéticas dominantes en los momentos en que fue escrito.
La clasificación, con alguna modificación, de GBHC es así:
DIDÁCTICA
Dentro de este misceláneo grupo deberían incluirse, claro está, los diferentes géneros
periodísticos que podríamos considerar, en términos de Lázaro Carreter, literales, esto es, con
voluntad de perduración más allá de la simple difusión diaria de noticias.
Suele identificarse el ensayo con aquellos textos dirigidos a lectores no especializados – otra
cosas son los textos especializados – en que se expone un tema de forma subjetiva y se argumenta
sobre él tratando de suscitar el interés, la curiosidad y la reflexión del lector. Y es que el lector,
como afirma Álvarez, tiene un papel determinante en el ensayo como destino de la meditación del
autor. En todo texto, el autor es consciente del acto comunicativo que está realizando, pero esta
conciencia es más explícita y evidente en el ensayo, en el que abundan las alusiones y apelaciones
al lector, su inclusión en la reflexión, y diferentes tipos de estrategias retóricas destinadas a influir
en él. Como decía Ortega y Gasset, “el ensayo es la ciencia menos la prueba explícita [...]. Yo sólo
ofrezco posibles maneras nuevas de mirar las cosas. Invito al lector a que las ensaye por sí mismo”.
(Meditaciones del Quijote).
A. ¿Es posible una tipología? El ensayo, como demuestra la no rigurosa ni exhaustiva
clasificación de García Berrio, se manifiesta de múltiples maneras, bajo diferentes estructuras,
abarca una amplia variedad temática, de ahí que los intentos de tipología no hayan resultado
satisfactorios. Suele intentarse una clasificación temática o una clasificación modal.
a) Mediante el ensayo, el autor se dirige a un amplio sector de público para exponer y enjuiciar una
cuestión determinada – con una clara tendencia a lo humanístico, de ahí que pueda hablarse de
ensayo político, filosófico, sociológico,.....
b) Por otro lado, el ensayo puede modalizarse en mayor o menor medida, y adquirir entonces un
sesgo irónico, satírico, crítico,.. De ahí que algunos consideren posible clasificar el ensayo según su
grado de subjetividad o modalización, pero está tan imbricado lo objetivo con lo subjetivo en este
género que tal división resulta artificial.
El ensayo se manifiesta bajo diferentes formas: artículos periodísticos, editoriales, columnas,
crónicas, artículos de revista, monografías,... Suele considerarse que el creador del género es
Montaigne, con sus Essais.
1.2. Estructura.
Según M. Álvarez, el rasgo fundamental del ensayo es que “su estructura es libre: la línea del
pensamiento no sigue un camino prefijado sino que discurre libremente. El ensayo, por tanto, no
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avanza de forma lógica: asociaciones, digresiones, pueden motivar un cambio de dirección [...] y la
introducción de nuevos temas”. Asocia esta característica con el objetivo último del ensayo: sugerir,
y no tanto informar con detalle, porque para eso está el tratado. Unamuno, que acudió a menudo
al ensayo, ya apuntó que muchas veces eran notas que iniciaban muchos temas sin acabar ninguno:
el pensamiento fluyen en entera libertad.
Aunque es cierto que el autor goza de gran libertad en la ordenación y estructuración de un
texto ensayístico, es posible distinguir en todo texto ensayístico ciertos rasgos de organización.
A. Exposición y argumentación. En un ensayo suelen dominar estos dos tipos textuales. Suele
ocurrir que el autor dedica una parte de su texto a exponer o presentar un tema con el objetivo de
hacer comprender el estado de la cuestión que abordará a sus lectores. En esta parte del texto,
acostumbra a predominar una estructura expositiva, caracterizada por la objetividad, la claridad, la
concisión, el rigor, el manejo de fuentes y que seguirá la estructura propia de este tipo de textos:
Esquema prototípico según Adam, citado por Casalmiglia y Tusón:
Es decir, que se parte de una situación compleja u obscura que debe ser clarificada o
desentrañada. Para ello se problematiza la cuestión y se plantea una explicación (respuesta) a
través de una serie de procedimientos explicativos.
Muchos ensayos son sólo una exposición con rasgos de subjetividad en la explicación, pero lo
más habitual es que se le añada una argumentación a través de la cual el autor exprese su opinión.
En esta segunda parte, el autor aportará argumentos de diferente tipo a favor de una tesis relativa
al asunto expuesto anteriormente. Esta segunda parte corresponderá a los rasgos habituales del
texto argumentativo: argumentos a favor de una tesis, selección léxica y modalización, estrategias
en busca de la adhesión del receptor, estructura dialéctica o lógica (premisas – conclusión),....
para la divulgación y discusión de ideas, propuestas, enfoques, críticas,... Teniendo que la longitud,
la intención o la temática del ensayo puede condicionarla mucho, vale la pena tener en cuenta
la propuesta de M. Alvar en su Manual de lengua Español de que la redacción de un ensayo seguirá
estos pasos:
A) recopilación - + o - exhaustiva - de información sobre el tema.
B) Planteamiento del tema: objetivo, público al que se dirige...
C) Organización y desarrollo: información clara y probada, citas exactas, jerarquización de temas
primarios y secundarios, argumentos adecuados para la tesis...
D) Conclusión, resumen concreto de lo expuesto anteriormente ....
tiende a la brevedad. Pero precisamente por la libertad propia del género, será la lógica
interna la que dicte la duración final.
• Carácter subjetivo. El enfoque personal condiciona todo el ensayo: el tono, el punto de
vista, la concepción del tema tratado, la intención y los objetivos.... El autor trata el tema
desde su propia concepción del mundo, proyecta en él su carácter, sus ideas, sus
pensamientos, “piensa en voz alta”, o “tiene dudas y las comparte”. La personalidad, los
gustos, las aversiones del autor, incluso datos biográficos, forman parte del texto
ensayístico. Hay pues una relación entre lo social y lo individual.
2.1. Introducción.
Según Salvador Giner, (prólogo a Gomis, Ll. Teoría de los géneros periodísticos, BCN,
Generalitat de Cat, 1989), “la mayor innovación literaria de nuestro tiempo es el periodismo”. El
influjo del periodismo en nuestra sociedad es enorme, ya que es través de él - prensa, radio,
televisión, internet – como vemos el mundo. Por otro lado, el mismo autor afirma que “la
consolidación del periodismo como género literario (o conjunto de géneros que abrazan la noticia,
la crítica, el reportaje) ha comportado una transformación de los demás géneros”. Aparecen desde
hace tiempo novelas periodísticas, o que emplean técnicas periodísticas (Soldados de Salamina,
Territorio Comanche), incluso poemas que juegan con el lenguaje periodístico.
Según Pizarroso Quintero, A. (Información y poder, Eudema, Salamanca, 1993), la revolución
informativa protagonizada por la prensa empezó con la invención de la imprenta. Desde finales del
XIV hasta principios del XVIII, la prensa periódica fue gestando su futura expansión a las sombra del
Estado, que pronto vio en ella un poderoso medio de propaganda. En el siglo XVI ya se había
generalizado la impresión de leyes, decretos, pragmáticas,.... Pero en el siglo XVII, en algunos
países, encabezados por Holanda, la imprenta, y la prensa – aún no periódica – se convierten en
vivero de ideas divergentes, de discrepancias, de opinión y difusión intelectual, de libertad. La
Inglaterra liberal de segunda mitad del XVII (Cromwell aparte) crea un cierto modelo de libertad de
prensa. Hasta el siglo XVIII la prensa se convierte en vehículo de control del estado, en maquinaria
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implica un doble proceso: entender y expresar. Según Gomis, “la interpretación periodística
permite, mediante el lenguaje, descifrar y entender la realidad de las cosas que han pasado y pasan
a nuestro alrededor”. Para ello, el periodista lleva cabo un proceso de evaluación, selección e
interpretación de las noticias, como filtro para hacerlas llegar al público. Y aún después de ellos,
volverá a filtrarlas al preparar el texto que se ofrecerá al público.
Por lo tanto, en todo texto periodístico hay una doble intención, un doble proceso, una
doble motivación: INFORMACIÓN (con voluntad teóricamente objetiva, se trata de proporcionar al
receptor los datos más completos y neutros posibles: interpretación indicativa y descriptiva) y
OPINIÓN (todo texto periodístico, por haber pasado una serie de filtros, es implícitamente
subjetivo, pero además puede ofrecer explícitamente opiniones: interpretación exegética y
evaluativa, la prensa crea opinión.).
La prensa, pues, como indica Rodrigo Alsina (La construcción de la noticia, Paidós, BCN, 1989),
tiene un triple rol social:
- informan sobre la realidad social objetiva que rodea al individuo.
- participan en la construcción simbólica de esa realidad.
- participan en la construcción de la realidad social subjetiva que cada individuo crea en base a las
anteriores.
El texto periodístico fundamental es la NOTICIA, que muchos periodistas definen como aquello
que hace exclamar “¡caramba!” al lector y otros muchos como “aquello sobre lo que la gente
hablará” o “cualquier cosa que hará hablar a la gente”, y que otros, más académicos, relacionan
con el concepto de “interesante”. La noticia suele recoger hechos de actualidad, que tengan interés
humano, y que se evalúan según una serie de criterios como la popularidad de sus protagonistas, lo
insólito o sorprendente, la continuidad que pueda tener, el impacto o la espectacularidad, la
proximidad geográfica,....
Partes de la noticia: Titular, subtítulo, encabezamiento, cuerpo de la noticia. Las cinco WW.
Estilo expositivo: claridad, concisión, brevedad, corrección, información completa y detallada
Objetividad y subjetividad: focalización y modalización.
Problemas lingüísticos (Lázaro Carreter): literalización, estilo administrativo, vulgarismos,
extranjerismos, ultracorrecciones sintácticas, uso excesivo de terminología específica,...
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chiste gráfico - ilustración cómica firmada que expresa una opinión sobre
un suceso de actualidad.
caricatura.
opiniones de los lectores.
cartas al
director
exposición subjetiva de cierta longitud sobre una tema
artículo,
cualquiera de actualidad.
siglo XIX: descripciones detalladas de escenas cotidianas,
artículo de
costumbres
espacio fijo de un colaborar o un periodista que escribe de
columna
forma asidua y regular sobre un tema de actualidad. Hay
columnistas muy influyentes en la opinión pública.
mundo para tratar de reflejarlo tal como es sin opinar ni valorar, que el lector saque sus propias
conclusiones.
a) el siglo XVIII.
Afirma N.Glendinning (Historia de la literatura española, vol. 4, Ariel), que fue gracias a las
publicaciones periódicas cómo muchos autores pudieron alcanzar un público más amplio. Las
diferentes revistas y diarios, favorecieron la aparición de nuevos géneros caracterizados por su
brevedad, la controversia, la polémica, la actualidad (el ensayo reducido y la carta, sobre todo)
formando así nuevos hábitos de lectura, influyendo en el estilo de escritura de los autores,
trabajando como medio de publicación y circulación de muchas de las obras del siglo (como las
Cartas Marruecas que aparecieron primero en el Correo de Madrid).
1713: bajo cierta estabilidad política: desarrollo de corrientes periodísticas de crítica
literaria, política, científica, económica,.... Aparecen periódicos como las Memorias eruditas para la
crítica de Artes y Ciencias, antecedente del fundamental Diario de los Literatos (1737-1742). Alborg
considera que el Diario pertenecía a la modalidad llamada literario-erudita, ya que en él se
proponían “emitir juicio ecuánime sobre todos los libros que se publicaran en España”. N.
Glendinning insiste en la importancia de estas publicaciones para la distribución y difusión de las
ideas ilustradas y los principios del Neoclasicismo en España. Así, el Diario acabó por ser un
verdadero tratado de preceptiva contra el barroquismo, el amaneramiento y la falta de rigor, y
alabó la claridad, la sistemática y la calidad didáctica. El Diario de los Literatura fue fundado por
Juan Martínez Salafranca (uno de los fundadores de la Academia de Historia), Leopoldo Jerónimo
Puig y Francisco Xavier de la Huerta y Vega. Alrededor de esta publicación se creo una amplio
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b) en el siglo XIX.
Los modelos del XVIII se mantienen, con su voluntad didactista y reformista, pero
incorporando el espíritu prerromántico que empieza a asomar en la España de la Guerra de la
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Independencia. Algunos autores dirigen publicaciones como vehículo para la expresión de ideas no
políticas (Cienfuegos, El mercurio, o Quintana, Variedades de Ciencia, Literatura y Arte, Lista, Arjona
y Reionoso, El correo de Sevilla). De 1808, con el levantamiento y el restablecimiento de la libertad
de prensa hasta el regreso absolutista de 1814, se multiplican los periódicos y gacetas en todo el
estado, serán, como decía Alcalá Galiano, el medio de ilustración de los españoles. Los autores del
romanticismo español se lanzan a la creación de revistas. Quintana, Lista, Blanco White, ... En 1814
y 1825, permitidos sólo 4 periódicos, destacan La crónica científica y literaria en la que JJ de Mora
defiende el clasicismo y Diario mercantil en el que Böhl de Faber defiende la estética romántica. En
el Trienio liberal resurgen efímeramente varias revistas como El Censor. Muchos autores seguirán
publicando en el exilio, mientras en España la prensa vehicula la obra de Larra (El duende satírico
del día), los artículos costumbristas de Mesonero Romanos o Estébanez Calderón y el apogeo del
romanticismo hispano en revistas como Cartas Españolas, El Correo Literario y Mercantil, La Revista
Española,...
Muerte de Fernando VII: muchos periódicos efímeros, El siglo, El sol,... Destacan revistas como
El artista, El semanario pintoresco Español de Mesonero Romanos o El museo artístico y literario
en el que se publicó la primera parte de El estudiante de Salamanca. La prensa un lugar
preeminente en la difusión del ideario romántico y de la obra de sus autores, en ella se consolidó el
artículo de costumbres – documento esencial para conocer la vida española de la época, además
de su interés literario por su técnica descriptiva y pictórica y como revitalización de la narrativa
española después del paréntesis del XVIII, en él radica el nacimiento del realismo español -.
Mesonero recogió algunos de esos artículos – que publicó en prensa bajo el pseudónimo”El curioso
parlante”, en dos libros: Escenas Matritenses (1842) y Obras jocosas y serias (1862). En sus artículos
se dedica a recoger y pintar escenas de las costumbres y los tipos del ambiente madrileño, con
especial atención al pueblo llano.
La obra de Larra no puede desvincularse de la prensa, en ella empezó como crítico teatral, y en
ella alcanzó las más altas cotas de la literatura periodística, con artículos que aún hoy resultan de
actualidad. En sus artículos se recoge una visión completa y animada de las costumbres, usos y
vicios nacionales, y una visión desencantada y crítica del mundo y la sociedad reflejada con ironía y
desgarro en algunos de los primeros artículos realmente contemporáneos de la prensa española.
Tras la agitación revoltosa del romanticismo, la segunda mitad de siglo se caracterizará por la
consolidación de un periodismo informativo más cercano al actual. EL romanticismo fue un
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movimiento que nace y muere ligado el mundo de la prensa, pero no cejará de tener un papel
fundamental en el realismo, por poner sólo un ejemplo, la labor crítica de Clarín en varios
periódicos de la época. Destaca también, tras la libertad total de prensa establecida en el sexenio
revolucionario, periódicos como El Imparcial y su famoso Lunes Literario - en el que colaboraban los
mejores escritores de la época - o el otro gran periódico: La correspondencia de España.
Después de la guerra civil, continuarán sólo algunos periódicos más o menos afines al
régimen, y aparecerán revistas literarias como Escorial, Arbor, o el suplemento literario de Arriba,
teñidas de un nacionalismo católico y conservador anclado en el vocerismo patriotero del régimen.
El semanario El Español prestó cierta atención a las polémicas literarias de los 40 y 50 y fue
plataforma para algunos autores jóvenes. Mucho más productivas resultarán revistas como
Cuadernos para el Diálogo o Destino hasta que en 1966 se declare la libertad de prensa y aparezcan
periódicos como Madrid, de marcado corte intelectual, a través del cual se dan a conocer muchos
jóvenes artistas. En 1975 aparece El País y se afianza los periódicos regionales. La prensa afín al
régimen desaparece. La relación entre literatura y prensa continúa viva, y pocos son los autores que
no han probado suerte en columnas, artículos, críticas de las muchísimas publicaciones,
suplementos, y periódicos que pueblan un panorama cultural de enorme variedad y riqueza.
Cabría reflexionar sobre el papel de la prensa frente a los otros medios de comunicación. Y
especialmente los retos a los que se enfrenta en la época de la digitalización.
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CONCLUSIÓN
Como hemos visto a lo largo del tema, el proceso de la comunicación tiene como dos aliados
fundamentales al ensayo y al periodismo. Ambos fenómenos se construyen con la intención de
suministrar al lector la mayor cantidad de información posible, pero todo ello de forma artística.
Así pues, ambos géneros surgen, pues, muy relacionados con la literatura aunque hoy en día prime
más el carácter informativo que el literario.
Del mismo modo, ambos han evolucionado desde sus orígenes hasta hoy en día a pasos
agigantados pero es en la actualidad cuando han alcanzado mayor protagonismo gracias, uno, al
desarrollo de las humanidades y las ciencias y el otro al gran auge de las TIC y al nacimiento de la
sociedad de la información y la comunicación.
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