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Proyecto “Teotihuacan. Elite y gobierno.

L
Excavaciones en Xalla y Teopancazco”
a obra que aquí se presenta es el cuarto volumen del proyecto interdisciplinario Linda R. Manzanilla
e interinstitucional “Teotihuacan. Elite y gobierno. Excavaciones en Xalla y Teo- 

TEOPANCAZCO COMO CENTRO DE BARRIO


pancazco”, dirigido por la Dra. Linda Rosa Manzanilla Naim. Teopancazco es un

Los sectores funcionales y el intercambio a larga distancia


centro de barrio multiétnico de Teotihuacan, ubicado en el distrito sureste de la
ciudad. Fue excavado extensivamente por la Dra. Linda R. Manzanilla de 1997 a TEOPANCAZCO COMO CENTRO DE BARRIO
2005, con una breve intervención arqueológica en 2012. MULTIÉTNICO DE TEOTIHUACAN
Este libro ofrece una ponderación de la información arqueológica correspon- Los sectores funcionales y el intercambio a larga distancia

MULTIÉTNICO DE TEOTIHUACAN
diente a los distintos sectores funcionales destinados al ritual, el trabajo artesanal
especializado, la preparación de comida para los trabajadores del barrio, la adminis- Linda R. Manzanilla
tración del mismo, la guardia del barrio y un posible sector médico. Además nos E
ofrece los datos con que contamos para entender las materias primas y bienes forá-
neos que llegaron a Teopancazco procedentes de varias regiones de Mesoamérica,
particularmente el corredor hacia la zona de Nautla en Veracruz.

Linda R. Manzanilla - E


Proyecto “Teotihuacan. Elite y gobierno. Excavaciones
en Xalla y Teopancazco”

Linda R. Manzanilla
Directora

TEOPANCAZCO COMO CENTRO DE BARRIO


MULTIÉTNICO DE TEOTIHUACAN.

LOS SECTORES FUNCIONALES Y EL INTERCAMBIO


A LARGA DISTANCIA

Linda R. Manzanilla
Editora
Proyecto “Teotihuacan. Elite y gobierno. Excavaciones
en Xalla y Teopancazco”

Linda R. Manzanilla
Directora

TEOPANCAZCO COMO CENTRO DE BARRIO


MULTIÉTNICO DE TEOTIHUACAN.

LOS SECTORES FUNCIONALES Y EL INTERCAMBIO


A LARGA DISTANCIA

Linda R. Manzanilla
Editora

Dirección General de Asuntos del Personal Académico


Instituto de Investigaciones Antropológicas
Universidad Nacional Autónoma de México 2018
Catalogación en la publicación UNAM. Dirección General de Bibliotecas
Nombres: Manzanilla, Linda, editor.
Título: Teopancazco como centro de barrio multiétnico de Teotihuacan : los sectores funcionales y el
intercambio a larga distancia / Linda R. Manzanilla, editora.
Descripción: Primera edición. | México : Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Antropológicas, 2018. | Proyecto “Teotihuacan. Elite y Gobierno. Excavaciones en Xalla
y Teopancazco”.
Identificadores: LIBRUNAM 2019754.
Temas: Sitio arqueológico de Teopancazco (San Juan Teotihuacán, Estado de México). | Sitio arqueoló-
gico de Teotihuacán (Estado de México). | Indios de México - Estado de México - San Juan Teotihua-
cán – Historia - Hasta 1500. | México – Historia - Hasta 1519.
Clasificación: LCC F1219.1.T27. T447 2018 | DDC 972.52 —dc23

Primera edición: 2018

Diseño de portada: Natzi Vilchis

D. R. 2018 © UNAM
Ciudad Universitaria, Coyoacán, México, D. F., 04510
Instituto de Investigaciones Antropológicas
www.iia.unam.mx

ISBN 978-607-30-1113-6
 
Agradecemos el apoyo por parte del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación
Tecnológica (UNAM-PAPIIT) al proyecto IN400117, para la producción del e-pub de la presente obra.

Todos los manuscritos presentados para su publicación en el Instituto de Investigaciones Antropológicas


de la UNAM son sometidos a un riguroso proceso de dictaminación bajo el principio de doble ciego,
conforme a los artículos 22 a 24 del Reglamento del Comité Editorial.
http://www.iia.unam.mx/acercaIIA/normatividad/reglamentoCE.pdf

Derechos reservados conforme a la ley. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia
o la grabación, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de esta edición.
 
Derechos reservados conforme a la ley
Hecho en México / Made in Mexico
Índice

Introducción 9
Linda R. Manzanilla

Primera Parte.
Teopancazco y sus sectores funcionales

1. Características del barrio de Teopancazco durante la fase 27


Xolalpan. Una propuesta metodológica
Agustín Ortiz Butrón, Luis Barba y Jorge Blancas

2. Las actividades del centro de barrio de Teopancazco a partir de 83


sus residuos químicos
Agustín Ortiz Butrón, Alesssandra Pecci y Luis Barba

3. Los sectores rituales de Teopancazco 157


Linda R. Manzanilla

4. Los instrumentos sonoros procedentes de las excavaciones de 181


Teopancazco
Francisca Amelia Zalaquett Rock, Dulce Sugey Espino Ortiz
y Violeta Vázquez Campa

5. El sector administrativo de Teopancazco 213


Linda R. Manzanilla

6. La expresión plástica y los signos de notación en el conjunto 243


arquitectónico de Teopancazco, Teotihuacan
Tatiana Valdez Bubnova

7. El sector militar, y el médico y de parto de Teopancazco 287


Linda R. Manzanilla

8. Disección del componente social de Teopancazcoa través de sus 293


figurillas cerámicas
Enah Montserrat Fonseca Ibarra
9. In tlilli in tlapalli: la estructura cromática rojo-negro en una 353
ofrenda ritual del centro de barrio de Teopancazco
Ángela Ejarque Gallardo, Ma. Luisa Vázquez de Ágredos
Pascual y Linda R. Manzanilla

10. Los sectores artesanales de Teopancazco 373


Linda R. Manzanilla

11. Color y cultura en Teotihuacan. Los pigmentos y colorantes de 387


Teopancazco como caso de estudio
Ma. Luisa Vázquez de Ágredos Pascual, Linda R. Manzanilla
y Carlos López Puértolas

12. La sastrería de Teopancazco: la producción artesanal vista 421


desde la cerámica
Estíbaliz Aguayo

13. Estudio de la mica encontrada en Teopancazco y su 447


caracterización comparada con otros conjuntos teotihuacanos
Edgar Ariel Rosales de la Rosa

14. Las relaciones de poder vistas a través de los materiales 469


lapidarios de piedra verde y pizarra de Teotihuacan
Julieta M. López Juárez y Tatsuya Murakami

15. La producción, distribución y uso de las cuentas y lentejuelas 497


de obsidiana teotihuacanas
Alejandro Pastrana, Silvia Domínguez y Linda R. Manzanilla

Segunda Parte.
Teopancazco y la presencia
de materiales foráneos

16. Teopancazco como receptor de materias primas y bienes 531


foráneos
Linda R. Manzanilla
17. La cerámica de importación en Teopancazco y sus nexos 545
culturales con otros sitios
José Carlos De la Fuente

18. Estudios arqueométricos de mezclas de cal en Teopancazco: 585


caracterización, procedencia de las materias primas y
definición de un estilo tecnológico
Alessandra Pecci, Domenico Miriello, Donatella Barca,
Gino M. Crisci, Raffaella De Luca, Agustín Ortiz, Linda R.
Manzanilla, Jorge Blancas y Luis Barba

19. Caracterización mineralógica y tecnológica de la lapidaria de 621


Teopancazco
Emiliano Ricardo Melgar Tisoc y Reyna Beatriz Solís Ciriaco

20. El uso de los moluscos marinos de Teopancazco 673


Adrián Velázquez, Norma Valentín, Belem Zúñiga y Linda R.
Manzanilla

21. Teopancazco y el intercambio a larga distancia 697


Mijaely Antonieta Castañón Suárez

22. Recapitulación 733


Linda R. Manzanilla

Anexo 1. Catálogo. La cerámica de Teopancazco. 737


Linda R. Manzanilla

Los autores 801


21. Teopancazco y el intercambio a larga distancia
Mijaely Antonieta Castañón Suárez

Introducción

Entender los sistemas de distribución e intercambio de los materiales foráneos


encontrados en el área que ocupó la antigua ciudad de Teotihuacan es una tarea
ardua, y posiblemente interminable, debido a la dimensión de la antigua ciudad
(20 km2) y a la ocupación prolongada del sitio, que inició en el 500 a.C., con las
aldeas de la fase Cuanalan, perduró hasta el 1150 d.C. con el fin la fase Mazapa
y posteriormente tuvo un asentamiento azteca entre el 1325 al 1521 d.C. (Man-
zanilla 2011). Por otro lado, la composición multiétnica de la ciudad también ha
generado dificultades para entender la conformación de la estructura social en su
totalidad, ya que debe de haber dado lugar a la formación de microestructuras
sociales al interior de la urbe, las cuales se incorporaron, adaptaron e incluso pu-
dieron generar transformaciones.
La incorporación de materiales foráneos en Teotihuacan inició en las fases
más tempranas debido a que desde el periodo Formativo existían redes de in-
teracción entre el altiplano central y las otras regiones de Mesoamérica (López
y López 2001). La introducción de materiales alóctonos presentó cambios a lo
largo de las diferentes fases ocupacionales de Teotihuacan, como consecuencia de
las transformaciones en la estructura política, demográfica, económica y social de
la ciudad, así como por las formas y grados de interacción entre Teotihuacan y las
otras regiones de Mesoamérica a través del tiempo.
Para esta investigación se comparó la distribución y concentración de los
distintos materiales foráneos reportados y contabilizados en Teotihuacan en 36
sitios, distribuidos a lo largo y ancho de la antigua ciudad. Para poder observar los
cambios diacrónicos se analizaron los materiales en función de la cronología de
los contextos, y a partir de esto se confirmó que sí hay cambios en la distribución
de los materiales entre fases. En este texto se muestran las dificultades que se
presentaron al analizar la distribución y concentración de los materiales. Se seña-
la el rol que jugaron los barrios foráneos y Teopancazco (un barrio multiétnico)
(Manzanilla 2012; véase capítulo 16 de este volumen), dentro del desarrollo del
intercambio y distribución de materiales al interior de la ciudad.
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

Los problemas en el estudio de los materiales

Existen varias problemáticas al estudiar la distribución de los materiales foráneos.


En primer lugar, la dificultad para comparar datos entre distintos sitios. Teotihua-
can es uno de los sitios arqueológicos más estudiados; durante más de un siglo de
intervenciones han participado innumerables investigadores y escuelas de arqueo-
logía, que si bien han aportado datos muy importantes para la construcción del
conocimiento actual de la zona, también han empleado metodologías muy distintas
en el registro arqueológico, el análisis y la clasificación de los materiales, así como
el manejo de los datos, debido a los objetivos particulares de cada proyecto; sin em-
bargo, al no existir un convenio que establezca criterios básicos de registro, análisis
y manejo de información, que permitan comparar, contrastar e intercambiar datos
(lo que haría aún más ricas las interpretaciones y favorecería el diálogo entre acadé-
micos), es más difícil entender las dinámicas de interacción al interior de la ciudad.
En segundo lugar, hace falta realizar más estudios sobre materiales. Pocas
veces se analiza la totalidad de los materiales recuperados en excavaciones por
diversas razones (recursos, tiempo, intereses académicos, etcétera), por lo que se
le da prioridad a ciertos objetos frente a otros. A menudo se le da preferencia a
la cerámica; por esta razón se tiene información precisa y ordenada de datos es-
tadísticos y tipológicos, con los que se pueden hacer los análisis de distribución
al interior de los sitios y compararlos con otros. Sin embargo, es frecuente que en
los sitios donde se realizó un excelente estudio cerámico se omite la información
sobre otros materiales como la lapidaria y los objetos de concha, cuyas referencias
se reducen a indicar la presencia de dichos objetos, y se excluye la información
cuantitativa y cualitativa, lo que dificulta comparar datos entre sitios para averi-
guar las estrategias de distribución de los materiales foráneos al interior de la ciu-
dad. Desafortunadamente al término de los proyectos de investigación, muchos de
estos materiales no se vuelven a analizar, salvo en raras ocasiones. También es im-
portante señalar que no hay suficientes estudios arqueométricos de procedencias.
Por otro lado, en algunos sitios hay informes y publicaciones que aportan
datos muy precisos sobre la lapidaria u objetos marinos: cantidad, ubicación espa-
cial, información estadística, que pueden estar acompañados con los resultados de
algunos estudios arqueométricos para identificar fuentes de materias primas; sin
embargo, en muchos de estos casos, la información que aportan sobre las cerámi-
cas foráneas es poca, nula o le falta información contextual y/o cronológica. Como
consecuencia de estas dos situaciones, tenemos gran cantidad de datos que no
pueden ser contrastados entre sí, por lo que no es posible elaborar análisis estadís-
ticos que muestren cuán significativas eran las diferencias en las concentraciones
de materiales entre sitios o si existían patrones de distribución.

698
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Otro de los problemas graves al que nos podemos enfrentar en Teotihuacan,


así como en la arqueología en general, es la desvinculación de los datos contex-
tuales obtenidos en las excavaciones con respecto a los datos extraídos a partir del
análisis de gabinete. La información obtenida se maneja de forma aislada, en lugar
de ser integrada para poder realizar mejores interpretaciones sobre el uso del espa-
cio; hay que observar los cambios en cuanto a presencia y concentración de ciertos
objetos o materiales, y obtener una mejor visión sobre su obtención, distribución,
cambios estilísticos y secuencia cronológica en relación a los diferentes niveles
ocupacionales. Son muy pocos los investigadores que vinculan todos estos datos.
Esto provoca severos problemas al tratar de correlacionar los datos estadísticos de
los materiales con las secuencias ocupacionales.
Por último, se puede agregar la falta de fechamientos absolutos de los contex-
tos excavados, en especial los anteriores a los años setentas y algunos posteriores.
En muchos casos, los materiales recuperados fueron contextualizados dentro de
periodos muy largos, de hasta 500 años, lo que impide identificar los cambios
en la incorporación de materiales a lo largo del tiempo. Al revisar las propuestas
ocupacionales de algunos sitios, se observa que muchas fueron planteadas a partir
los niveles constructivos y/o materiales asociados, pero son pocos los sitios cuyas
cronologías están basadas en fechamientos absolutos. Por otro lado, hay sitios que
tienen fechamientos absolutos y presentan ocupaciones prolongadas durante dis-
tintas fases; sin embargo, durante el análisis de gabinete no se vinculó la informa-
ción cronológica de los contextos excavados con la de los materiales arqueológicos,
pues se analizaron como si todos vinieran de un mismo contexto. Por lo tanto, a
los materiales se les ha asignado un lapso muy grande, lo cual impide observar los
cambios en la dinámica de los objetos a través de tiempo. Un ejemplo de ello son
algunos contextos del Conjunto ID de la Ciudadela; en este sitio se realizaron
excelentes estudios de los materiales lapidarios que, sin duda, han aportado mucho
sobre fuentes de materias primas. Sin embargo, algunos materiales son asociados a
una temporalidad Miccaotli-Xolalpan, es decir, casi 500 años de ocupación y tres
fases cronológicas; esto impide entender los cambios en la dinámica de la incor-
poración de materiales foráneos.
Otro problema que en general se presenta en la arqueología mesoamericana
es el menosprecio hacia el trabajo de gabinete. No se suele asociar el trabajo de
campo y el de gabinete como dos etapas de la misma investigación, intrínseca-
mente dependientes entre sí y complementarias; mientras que el trabajo de cam-
po aporta la información contextual, arquitectónica, cronológica (si se obtienen
fechamientos), en el trabajo de gabinete se obtienen los datos para entender el
desarrollo social, político, económico y cultural de las antiguas sociedades, pues
brinda información sobre vida cotidiana, interacciones, intercambio, etcétera, todo

699
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

lo cual, sin duda, se debe contextualizar en los datos que se obtienen durante el
trabajo de campo (a través de un buen registro).
Una última problemática de suma importancia que enfrenta el estudio de las
interacciones es la deficiente o nula comunicación entre los investigadores de las
diferentes regiones de Mesoamérica, y con ello el desconocimiento del desarrollo
particular de cada sitio o región designada como área de interacción con Teoti-
huacan, lo cual puede dar pie a malas interpretaciones, cometer errores cronoló-
gicos, forzar datos o dejar de lado información valiosa que ayudaría a entender
las interacciones entre las diferentes regiones o sitios. Dos ejemplos de ello son
los errores de anacronía en la cerámica fina asociada a un origen en las costas del
Golfo (reportada en Xocotitla, y algunos ejemplos en el conjunto TL7)1 (Daneels
1993-1994), o algunos elementos de “Occidente” encontrados en Teotihuacan. Lo
mismo sucede fuera de Teotihuacan con las interpretaciones de elementos teoti-
huacanos en otras regiones de Mesoamérica.

Materiales y métodos

A continuación se muestra el resultado del análisis de la distribución espacial y tem-


poral de materiales foráneos recuperados en diferentes sitios excavados en Teotihua-
can,2 con el objetivo de hacer una propuesta sobre los cambios en la incorporación de
materias foráneas en la ciudad a lo largo del tiempo, para tener una perspectiva más
clara de las áreas con las que Teotihuacan interactuaba, el grado de interacción y los
cambios que se dieron a través del tiempo. Para poder llevar a cabo esta investigación,
fue necesario hacer una recopilación, la evaluación y el análisis de datos obtenidos
durante las excavaciones de 42 sitios a lo largo de aproximadamente noventa años
de investigación. Los datos se organizaron y evaluaron para poder ser comparables;
sin embargo, por las problemáticas antes señaladas y la falta de un buen registro, los
materiales de algunos sitios no se lograron contextualizar en tiempo y espacio, por lo
que nos vimos obligados a reducir a 36 el número de sitios evaluados.

1 
No toda la cerámica del Golfo de México resulta anacrónica, únicamente la de tipo “P”.
2 
Atetelco, Yayahuala, Zacuala, Tetitla, Tlamimilolpa, Xolalpan, los conjuntos 1D y 1E del Com-
plejo Templo de la Serpiente Emplumada, el Conjunto 5’ del Complejo Pirámide de la Luna, el
Conjunto Plaza Oeste, el Grupo Viking, la Plaza 1 de Oztoyahualco y el conjunto Oztoyahualco
15B:N6W3, el sitio 19:N1W5, el 22:N1W6, algunos pozos de salvamentos en el sector occidente
de la ciudad (muy próximos a los dos sitios anteriores), el Barrio de los Comerciantes (sitios La
Nopalera, Xocotitla y Mezquititla), el Barrio Oaxaqueño o Tlailotlacan (conjuntos TL1, TL2, TL6,
TL7, TL9, TL11, TL67, TL69), el Barrio de La Ventilla (conjuntos La Ventilla A, La Ventilla B,
La Ventilla C, Frente 1, Frente 2, Frente 3 y Frente 4); Xalla y Teopancazco.

700
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Se realizó una exhaustiva revisión bibliográfica: informes técnicos de exca-


vaciones arqueológicas y proyectos de investigación; se rastrearon y revisaron las
publicaciones que aportaban información sobre la contextualización de los mate-
riales, los niveles y sistemas constructivos, así como los resultados del análisis de
gabinete, estudios arqueométricos de procedencia de materiales y resultados de los
fechamientos de los contextos. A partir de ello, se contextualizaron y organizaron
temporal y espacialmente los materiales reportados en excavaciones. Los sitios y
los materiales reportados fueron analizados por cronología para poder observar
los cambios en la adquisición y distribución de materiales foráneos. La división
cronológica se realizó en función de los cambios en la incorporación de materiales
a la ciudad. Por este motivo, en algunos casos se unieron dos fases:
1. Las fases Patlachique (100-1 a.C.) y Tzacualli (1-100 d.C.) se tuvieron que
analizar de manera conjunta, pues en lo referente a la información contextual
no hay mucha diferencia entre cada una de ellas.
2. Fase Miccaotli (100-200 d.C.) y la transición Miccaotli-Tlamimilolpa tem-
prano.
3. Fases Tlamimilolpa (200-350 d.C.) y Xolalpan (350-550 d.C.).
4. Fase Metepec (550-650 d.C.).
5. Transición Xolalpan tardío- Metepec.
6. Fase Coyotlatelco (600/650-900 d.C.).3

Los sitios estudiados se dividieron en seis grupos con el objetivo de identifi-


car diferencias o patrones de distribución de recursos respecto a la jerarquización
de los mismos en:
a) Sitios asociados a los complejos arquitectónicos de los templos principa-
les: Conjunto 5’ del Complejo Pirámide de la Luna, los conjuntos 1D y 1E
pertenecientes al Complejo del Templo de la Serpiente Emplumada, y el
conjunto palaciego de Xalla.
b) Sitios localizados en el área central cívico-religiosa, es decir, ubicados al-
rededor de la Calle de los Muertos: Conjunto Plaza Oeste y Grupo Viking.
c) Sitios localizados en el área central de la ciudad pero fuera del área cívi-
co-religiosa: Yayahuala, Zacuala, Tetitla, Atetelco y La Ventilla (conjuntos
La Ventilla A, La Ventilla B, La Ventilla C, Frente 1, Frente 2, Frente 3 y
Frente 4).
d) Sitios teotihuacanos localizados fuera del área central, en la periferia: Oz-
toyahualco 15B y la Plaza 1 de Oztoyahualco, Xolalpan y 22:N1W6.
e) Un centro de barrio multiétnico de la periferia: Teopancazco.

3 
Basándonos en la cronología de Manzanilla (2011).

701
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

f ) Por último, los barrios foráneos localizados en la periferia de la ciudad:


diferentes conjuntos del Barrio Oaxaqueño o Tlailotlacan (conjuntos TL1,
TL2, TL6, TL7, TL9, TL11, TL67, TL69), los tres conjuntos del Barrio de
los Comerciantes (sitios La Nopalera, Xocotitla y Mezquititla), Tlamimilol-
pa y el conjunto 19:N1W5.

Para facilitar el estudio, se trató de elaborar una regionalización de la proce-


dencia de algunos materiales reportados, a partir de datos obtenidos en estudios
arqueométricos previos, así como ciertos estudios que se hicieron sobre yacimien-
tos potenciales de materias primas (para el caso de varios objetos de lapidaria). De
este modos se agruparon los materiales en nueve grupos o áreas de procedencia:
(1) Área maya (cerámica maya y ámbar). (2) Oaxaca (cerámica oaxaqueña y las
imitaciones locales, la mica). (3) Occidente (cerámica y obsidiana de Zinapécua-
ro). (4) Región Puebla–Tlaxcala, que incluye la cerámica Anaranjado Delgado y
los travertinos (o tecalli); de este último se localizó una fuente justo en el munici-
pio de Tecali, Puebla, muy cercana a Tepexi de Rodríguez, área donde se elaboraba
la cerámica Anaranjado Delgado (Rattray y Galguera 1993; Panczner 1987). (5)
Morelos y norte de Guerrero (cerámica Granular); en esta región se podían haber
mencionado las piedras verdes u otros objetos lapidarios; sin embargo, como exis-
ten varias fuentes, se optó por manejarlos por separado. (6) Costas del Golfo de
México; aquí se agrupa la cerámica del Golfo de México y otros materiales pere-
cederos provenientes de esta región, como las evidencias de los peces encontradas
en Teopancazco (Manzanilla 2007, 2012). (7) Región fronteriza entre el Estado
de México, Michoacán y noroeste de Guerrero; en esta área se encuentra la mayor
cantidad de fuentes de pizarra y pirita; desde nuestro punto de vista, esta región
debería ser estudiada con mayor detenimiento y debería dársele mayor importan-
cia, en consideración al papel que juega en el intercambio con Teotihuacan, ya que
durante casi todas las fases aquí estudiadas, la pizarra y la pirita son materiales que
están presentes todo el tiempo; además, esta área podría ser un punto de paso o
importante para poder establecer una interacción con el resto de Occidente, pues
muy cerca se localiza la cuenca de Cuitzeo. (8) Se manejó como otra categoría a
las “piedras verdes”, aunque no corresponden a un área geográfica sino a un ma-
terial (véase capítulo 19 de este volumen), ya que existen varias fuentes de piedras
distribuidas por toda Mesoamérica. Las primeras fuentes identificadas fueron las
de Motagua, Guatemala; sin embargo, ahora sabemos que hay varios yacimientos
en otras regiones como en Oaxaca, Guerrero y Michoacán (Cabrera 1995; Ro-
bles et al. 2008, 2011; Melgar et al. 2012, en prensa; Ruvalcaba et al. 2008). (9)
Finalmente, como último grupo, colocamos las conchas y objetos marinos (véase
capítulo 20 de este volumen), que al igual que las piedras verdes, no corresponden

702
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

a un espacio geográfico, pero decidimos manejarlo así debido a que existen varias
fuentes prácticamente en todas las costas de Mesoamérica y, también, porque la
gran mayoría de los objetos recuperados no tienen identificadas ni las especies ni
las áreas de extracción (véanse tablas 21.1 y 21.2, 21.3, 21.4).

Tabla 21.1. Sitios donde fue reportada la lapidaria foránea reportada en Teotihuacan.
Los sitios que presentan una mayor concentración de objetos tienen el signo “+¤” .

703
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

Tabla 21.2. Cerámica foránea o imitaciones foráneas reportadas en Teotihuacan:


sitios donde fue reportada.

704
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Tabla 21.3. Materiales mineralógicos reportados en Teotihuacan y los yacimientos que han sido
identificados. A pesar de que tienen un origen geológico diferente, se manejan como un mismo rubro porque
en el registro arqueológico no se hizo una diferenciación.

705
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

Tabla 21.4. Materiales cerámicos reportados en Teotihuacan:


áreas de producción y distribución.

706
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Las fases tempranas (Patlachique y Tzacualli)

Las fases tempranas de Teotihuacan no se han estudiado lo suficiente debido a


que son pocos los contextos excavados correspondientes a estas fases y son aún
menos los contextos con fechamientos absolutos; además, de los contextos que se
revisaron de estas fases, casi ninguno tuvo un buen registro y la mayoría de los ma-
teriales están asociados a periodos de ocupación muy largos. Las fases Patlachique
(100-1 a.C.) y Tzacualli (1-100 d.C.) se analizaron de manera conjunta, pues res-
pecto a información contextual no hay mucha diferencia entre cada una de estas.
Hasta ahora se ha planteado que durante las fases cerámicas Patlachique
(100-1 a.C.), y Tzacualli (1-100 d.C.) se realizaron las edificaciones de la mayoría
de las obras monumentales en el interior de la ciudad, lo que culminó con el inicio
de las primeras etapas de construcción de las pirámides del Sol, de la Luna y del
Templo de la Serpiente Emplumada. Las últimas etapas constructivas conclu-
yeron hasta la fase Tlamimilolpa temprano. También se propone que de la fase
Patlachique a la Miccaotli se caracterizó por la construcción de los complejos de
tres templos (Millon 1977; Cowgill 2009).
Los materiales foráneos reportados asociados a estas fases sólo aparecen en
Oztoyahualco Plaza 1 (fase Tzacualli temprano). La lista de materiales está con-
formada por piedras verdes y pizarra; sin embargo, la cronología de los contextos
es cuestionable. En 1951, Cook de Leonard le adjudicó una temporalidad Tzacua-
lli temprano (Rattray 1997); Manzanilla señala que cuando excavó el sitio Oz-
toyahualco 15B, ubicado un poco más al oeste, no encontró contextos primarios
anteriores al Tlamimilolpa (Manzanilla 1996).

Fase Miccaotli y la transición Miccaotli-Tlamimilolpa temprano


Los sitios pertenecientes a la fase Miccaotli (100-200 d.C.) están mejor contex-
tualizados que las fases anteriores. Muchos de los sitios revisados tenían asignada
una ocupación continua de la fase Miccaotli al periodo transicional entre la fase
Miccaotli y la Tlamimilolpa temprano. Por tal motivo, en este texto se manejan los
datos de todo ese periodo en el mismo grupo, debido a que los fechamientos de
muchos de los contextos revisados no hacen una división entre ambas.
Millon propone que la fase Miccaotli fue la etapa constructiva más impor-
tante, y Cowgill plantea que muchas de las obras que se iniciaron en este periodo
fueron concluidas hasta la fase Tlamimilolpa tardío (Millon 1973; Cowgill 2009).
Ambos autores proponen que durante la fase Miccaotli se realizaron las cons-
trucciones del Palacio del Sol, los cuerpos adicionales a las pirámides del Sol y la
Luna, la construcción del Grupo Viking y el oeste de esta estructura, la delimita-
ción de la Calle de los Muertos, de la Plaza de la Luna hasta el Gran Conjunto

707
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

(Millon 1973), la construcción la Ciudadela y la construcción del Complejo 5 y


5´ a los costados de la Pirámide de la Luna, entre otros edificios (Cowgill 2009).
Para esta fase (Miccaotli), hay fechamientos absolutos en algunos entierros del
Barrio Oaxaqueño y en la Pirámide de las Serpiente Emplumada (Rattray 2009).
En el conjunto Grupo Viking, se recuperó cerámica Anaranjado Delgado,
estucada, y un apisonado de mica de 1.40 m de largo por 2.80 m de ancho. Sin
embargo, no es muy claro el registro contextual y cronológico; Millon y Cowgill
propusieron que se edificó en la fase Miccaotli (Millon 1977; Cowgill 2009). Ba-
sado en sus excavaciones de 1942 y 1943, Armillas aseguraba que es contemporá-
neo al Conjunto 5 y 5’, es decir, anterior a las fases Tlamimilolpa y Xolalpan (Ar-
millas 1950: 51-52); más adelante, con base en el radiocarbono, Rattray propone
una reocupación en la fase Tlamimilolpa temprano (Rattray 2009). Es probable
que el apisonado de mica corresponda a un contexto Tlamimilolpa temprano, ya
que en las fases anteriores no era un material muy frecuente.
Durante el periodo Miccaotli y el periodo transicional con Tlamimilolpa,
la mayoría de los materiales foráneos reportados se encontraron en las ofrendas
fundacionales de los conjuntos, la mayoría localizados en el área cívico-ceremonial
de Teotihuacan, en los conjuntos asociados a los templos principales (Conjunto 5’,
Xalla y la Pirámide de la Serpiente Emplumada), o en los conjuntos habitaciona-
les del área central (pero fuera del área cívico-ceremonial): las fases más tempranas
de Atetelco,4 y los Frentes 1 y 2 de la Ventilla. Se reporta la presencia de algunos
tiestos de cerámica oaxaqueña en el conjunto TL7 del Barrio Oaxaqueño (Rattray
1993), así como la presencia de las cerámicas Anaranjado Delgado, Granular y del
Golfo (del tipo Lustrosa, la cual únicamente se ubicó en el Conjunto 5’ que forma
parte de un complejo de tres templos), y también la presencia de concha, pirita,
pizarra, mica y piedras verdes.
En esta fase (figura 21.1), los materiales que generalmente aparecen juntos
son: pizarra y en algunos casos pirita (cuyas fuentes principales se encuentran en
la división entre los Estados de México, Michoacán y Guerrero); piedras verdes
y concha (cuyas fuentes pueden ser varias, aunque en el caso de las piedras verdes
hay fuentes reportadas en Michoacán, Guerrero y Oaxaca); puede ser que algunos
de estos materiales llegaran juntos a Teotihuacan. También se reporta la presencia
de cerámica Granular en el Conjunto 5’ y cerámica Anaranjado Delgado en el
Grupo Viking y en el Frente 2 de La Ventilla.

4 
Armillas y Séjourné asociaron el sitio Atetelco a las fases tempranas por cronología cerámica,
pero en las excavaciones de Cabrera y Gómez se reportan contextos más tardíos.

708
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Figura 21.1. Distribución de los materiales foráneos en la fase Miccaotli.

Como ya señalaba Rattray, la cerámica Anaranjado Delgado y la Granular


empezaron a aparecer en la ciudad desde las fases más tempranas aunque en muy
pequeñas proporciones. La cerámica Granular fue la primera en aparecer; se re-
porta desde la fase Patlachique, mientras que la cerámica Anaranjado Delgado
apareció a partir de la fase Miccaotli (Rattray 1973). En los contextos del periodo
transicional Miccaotli-Tlamimilolpa temprano en el Conjunto 5’, se tienen los
primeros reportes de cerámicas de las costas del Golfo (en particular del tipo Lus-
troso) (Daneels 1993-1994).
Sobresale, en gran medida, la gran cantidad de material malacológico repor-
tado –cantidad que no se vuelve a repetir en otros conjuntos en fases posteriores–
que está asociado a edificios vinculados con los templos principales (Pirámide de
las Serpiente Emplumada y Grupo 5’ del Complejo Pirámide de la Luna) (Cabre-
ra, O. 1995; Daneels 1993-1994; Castañón 2014).

709
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

Podemos decir que, para esta fase, el uso y distribución de materiales forá-
neos se concentra en los conjuntos asociados a los templos, posiblemente no con
el sentido de concentración y redistribución, pero sí con una funcionalidad de
carácter ritual. El tipo de materiales, su cantidad y distribución, parece indicar
que para este periodo era muy limitado el rango de interacción con otras regiones,
y eran incorporados a la ciudad para poder depositarlos en contextos específicos
(ofrendas fundacionales y entierros).
Desde este periodo es importante la zona fronteriza entre los actuales Estado
de México, Michoacán y Guerrero, por la presencia de fuentes de pizarra, pirita, y
quizás como un punto de tránsito para poder acceder a las piedras verdes o con-
chas que pudiesen provenir de Tierra Caliente y de las costas de Pacífico. En este
periodo se introducen los primeros materiales de Oaxaca, lo que puede indicar
que para estas fechas se empiezan a dar las primeras interacciones con Oaxaca,
aunque todavía de escala limitada.

Tlamimilolpa y Xolalpan (200-550 d.C.)


Durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpan (figura 21.2) hay un incremento en la
actividad constructiva en la ciudad (Millon 1973). Se cree que en la fase Tlamimi-
lolpa temprano se culminan muchas obras públicas iniciadas en la fase Tzacualli
(Rattray 1998: 262): destacan las modificaciones de los complejos de tres templos
a lo largo de la Avenida de los Muertos; las plataformas transversales norte y sur
de la Ciudadela (Rattray 1998); surgen los conjuntos habitacionales (Manzanilla
1996), que se propagan por toda la ciudad y persisten e incrementan durante la
fase Xolalpan, y se incorporan los barrios foráneos y los multiétnicos (Manzanilla
2011, 2015; Rattray 1998: 266).
Posiblemente en la fase Tlamimilolpa temprano se construyeron los conjun-
tos 1D y 1E del Complejo Templo de la Serpiente Emplumada ( Jarquín y Martí-
nez 1982: 126), los templos alrededor de la gran plaza de la Pirámide de la Luna,
además de que los Grupos 5 y 5’ continuaron ocupados (Rattray 1998: 262-263).
Se tienen fechamientos absolutos en el Barrio Oaxaqueño, el palacio de Quetzal-
papálotl, un contexto saqueado de la Pirámide de la Serpiente Emplumada (Rat-
tray 2011). Entre los elementos arquitectónicos fechados para la fase Tlamimilol-
pa se encuentran las construcciones amuralladas de piedra y de estuco alrededor
de la Calle de los Muertos, el lado oeste de la Calle de los Muertos, Tetitla, Barrio
Oaxaqueño, Tlamimilolpa, La Ventilla A, B y C, el Quetzalpapalotl, el Barrio de
los Comerciantes, Tlamimilolpa (Rattray 2011), y se cuenta con fechamientos ar-
queomagnéticos para cuartos tempranos de Teopancazco (Beramendi et al. 2012;
Rodríguez et al. 2012; Manzanilla 2012).

710
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Figura 21.2. Distribución de los materiales foráneos en las fases Tlamimilolpa y Xolalpan.

En la fase Xolalpan temprano se construyen los conjuntos de Tepantitla,


Zacuala, los Patios de Zacuala, Yayahuala, y posiblemente el conjunto Atetelco,
mientras que los sitios Tlamimilolpa, Tetitla, Teopancazco, La Ventilla A y B, y
Tlajinga 33, cuyas edificaciones se dieron en fases más tempranas, presentaron
renovaciones o nuevas etapas constructivas en la fase Xolalpan temprano. Duran-
te la fase Xolalpan los barrios foráneos ya estaban completamente integrados al
sistema teotihuacano (Rattray 1998).
Para las fases Tlamimilolpa y Xolalpan, los materiales foráneos se encuentran
dispersos por toda la ciudad, aunque las mayores concentraciones se localizan en
el área periférica de la ciudad, en los denominados “barrios foráneos”. Los distin-
tos materiales foráneos empezaron a llegar en grandes cantidades al inicio de la
fase Tlamimilolpa; sin embargo, es en la fase Xolalpan cuando se encontraron en
mayor cantidad, casi duplicando la fase anterior, con lo que pudimos corroborar lo

711
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

que ya antes decía Rattray (1998, 2001), aunque las proporciones de los materiales
cambian un poco (tabla 21.3).

Tabla 21.5. Proporción de los objetos foráneos por áreas de origen en las diferentes fases cronológicas
estudiadas de Teotihuacan.
Origen de los Xolalpan-
Miccaotli Tlamimilolpa Xolalpan Metepec Coyotlatelco
materiales/fase Metepec
Área maya 10.6% 4% 0.5% 0% 0%
Objetos marinos. 2.5% 9.5% 1.3% 2.8% 7.8%
Estado de México- 1
1.8% 7.2% 2.7% 2.1% 1.5%
Michoacán-
Guerrero
Costas del Golfo de 15% 3.1% 1.9% 0% 0% 0%
México
Morelos-Guerrero 15% 2.5% 5.4% 7.9% 8% 88.2%
Oaxaca 29.5% 17.4% 10.2% 0.5% 0.4%
Occidente 0.4% 0.2% 0% 0% 0.2%
Piedras verdes 46.2% 1% 4.8% 2.9% 0.2% 0.4%
Puebla-Tlaxcala 3 47% 45.6% 73.3% 86% 0.5%
Procedencia 23% 1.3% 0.1% 0% 0.% 0%
desconocida
Varios materiales y 0.2% 0.6% 1.2% 0.3% 1%
procedencias
Total % 100% 100% 100% 100% 100% 100%
Total cantidad 13 6,626 14,131 2,943 1,394 816
(cantidad y % (0.05%) (25.55%) (54.5%) (11.35) (5.38%) (3.14%)
del total general
contabilizado

Durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpan se observa un incremento masivo


en la introducción de materiales foráneos. Aumenta la presencia de las vajillas Ana-
ranjado Delgado y Granular, y aparece cerámica proveniente de las costas del Golfo
de México, de Occidente, del área maya y oaxaqueña (además de producción de
imitaciones locales de cada una de éstas para la fase Xolalpan). Para esas fases se re-
cuperan tres objetos de ámbar; algunos cuarzos; se incrementa la presencia de mica
a gran escala; objetos de ónix; las piedras verdes se incrementan fuertemente, aun-
que es en la fase Xolalpan tardío cuando aumentan aún más; la pirita está presente
en mayor cantidad, se reportan objetos de sílex y pedernal; los travertinos y rocas
sedimentarias hacen presencia en los reportes de las excavaciones de los contextos
de estas fases. En contraste, los objetos de concha presentaron un fuerte descenso.

712
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

En cuanto a la cerámica Anaranjado Delgado, comenzó a aumentar en canti-


dad durante la fase Tlamimilolpa temprano, pero es hasta las fases Xolalpan tardío
y Metepec cuando se presenta en gran cantidad. La cerámica Granular aparece de
manera constante pero en pequeñas cantidades, desde que surge en la fase Patla-
chique hasta que desaparece en la fase Metepec.
En cuanto a los materiales del área maya (cerámica y ámbar), se encuentran
muy restringidos en un solo sector (el noreste de la ciudad); únicamente se con-
centran en los tres sitios que conforman el Barrio de los Comerciantes y en el sitio
Tlamimilolpa, muy próximo al anterior. Durante la fase Tlamimilolpa, la cerámica
maya se concentra en el Barrio de los Comerciantes, y para la fase Xolalpan, se
presentan muy contados casos de objetos mayas en el conjunto Tlamimilolpa y en
La Ventilla A. En ese sitio se reporta cerámica local que imita la cerámica maya
de Kaminaljuyú (Rattray 1998, 2001). Estos objetos están asociados a materiales
foráneos de muchas procedencias, aunque más a menudo están ligados a cerá-
micas del Golfo de México. Fuera de este sector de la ciudad, se reportan unos
cuantos materiales mayas en los sitios de Yayahuala, en el Barrio Oaxaqueño y en
la Ventilla A.
Otros materiales que presentan una distribución reducida (aunque más am-
plia que los objetos mayas), en cuanto al número de sitios y la cantidad de objetos
encontrados, son los elementos de Occidente, en su mayoría cerámica, pero tam-
bién hay otros elementos. Generalmente, se encuentran en los sitios ubicados al
oeste de la Calle de los Muertos (Barrio Oaxaqueño, sitios 19:N1W5, 22:N1W6,
Zacuala y La Ventilla), aunque se han reportado ciertos elementos en Xalla (una
vasija estilo Cherán) y varios fragmentos de cerámica en el sitio Xocotitla del
Barrio de los Comerciantes.
En cuanto a la cerámica de Occidente, después de una larga revisión biblio-
gráfica, parece que todas las referencias corresponden al tipo denominado “Che-
rán” o “Queréndaro”, localizado con mayor frecuencia en la región de la Cuenca de
Cuitzeo (Filini 2004a, 2004b, 2014; Carot 2013), que se llegaba a confundir con
la cloissoné o pseudocloissonné. Este tipo cerámico también se ha encontrado entre
los materiales recuperados en los sitios de Chavinda (al sur del lago de Chapa-
la) (Punzo et al. 2015b) y algunos ejemplos en Tingambato (Punzo et al. 2015a,
2016). Esta cerámica suele asociarse a la fase Loma Alta (150 a.C.-550 d.C.)
(Carot 2013: 151), y se le ha denominado como cerámica Teotihuacan. Desgra-
ciadamente, la gran mayoría de las piezas recuperadas provienen del saqueo, por
lo que se han perdido las informaciones contextual y cronológica (Filini 2014).
Hasta ahora se les vincula a una procedencia teotihuacana; sin embargo, desde
nuestro punto de vista, parecen pertenecer una tradición más de Occidente que
de Teotihuacan.

713
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

Al revisar algunas piezas cerámicas se han encontrado algunos ejemplos de


reciclaje de piezas de la fase Loma Alta, a las que se les da un acabado diferente
al estilo Cherán o estucada; por otro lado, a partir de materiales recuperados en
recientes excavaciones en Tingambato, se tiene fechada esta cerámica por arqueo-
magnetismo entre el 714 al 780 d.C. (Rangel, Morales, Punzo y Gogitchaishvili
2016, comunicación personal). De tener esta misma fecha, las piezas recuperadas
en Teotihuacan y otros sitios tendrían que ser del contexto Coyotlatelco; por lo tan-
to, todavía hace falta hacer más estudios sobre el tema. En el conjunto 19:N1W5,
Sergio Gómez reporta otros elementos de Occidente, como el hallazgo de diez
individuos enterrados con deformación craneal mimética tabular erecta, con las
mismas características a las reportadas en los individuos de los sitios michoacanos
de Loma Alta, Potrero de Guadalupe y Tingambato. De igual manera, se reportó
una navajilla de obsidiana de Zinapécuaro y la presencia de tumbas de tiro cavadas
en el tepetate (Gómez 1998, 2002; Gómez y Gazzola 2007).
Otros materiales con una distribución recurrente, aunque no presente en to-
dos los sitios de esta fase, son los objetos de la costa del Golfo de México (prin-
cipalmente cerámica) y la cerámica Granular. La cerámica del Golfo de México
constituye el 3% de los materiales foráneos de la fase Tlamimilolpa y se reduce a
1.9% durante la fase Xolalpan; durante ambas fases se concentra en mayor me-
dida en el Barrio de los Comerciantes (sitio Xocotitla) y, en segundo lugar, en el
conjunto Plaza Oeste; sin embargo, durante la fase Xolalpan aumenta considera-
blemente en el segundo sitio. En el caso concreto de Teopancazco, se recupera-
ron materiales de carácter perecedero; se identificó que sus pobladores consumían
pescado y cangrejos de las costas del Golfo de México (Manzanilla 2007, 2012).
Por lo que toca a la cerámica Granular, presenta cambios entre ambas fases:
durante la fase Tlamimilolpa formaba parte del 2.5% de los materiales foráneos
reportados, mientras que para la fase Xolalpan aumenta al 5.4% de los materiales
foráneos totales reportados. Durante la fase Tlamimilolpa la mayor concentración
de cerámica Granular se localiza en el Conjunto Plaza Oeste (63.4%), al que le
siguen el conjunto TL11 del Barrio Oaxaqueño (18.3%), y Xocotitla, en el Barrio
de los Comerciantes (13.4%); en el Barrio de La Ventilla, Teopancazco y Ozto-
yahualco 15B se presenta con unos cuantos ejemplos. Para la fase Xolalpan, las
mayores concentraciones de esta cerámica se localizan en el Conjunto Plaza Oeste
(32.2%) y en La Ventilla Frente 2 (31.6%); le siguen el Barrio Oaxaqueño, TL7,
TL1 y TL11 (25.9%) y el Barrio de los Comerciantes (Xocotitla) (10.1%).

714
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Transición Xolalpan tardío-Metepec

Figura 21.3. Distribución de los materiales foráneos durante el periodo transicional entre las
fases Xolalpan tardío-Metepec.

A finales de la fase Xolalpan tardío y los primeros años de la fase Metepec (figura
21.3), hay un intervalo de inestabilidad y reacomodo que continuó con los distur-
bios en templos y palacios en el centro de la ciudad (Manzanilla 2011: 25). Rattray
lo define como un período de reacción y reforma, durante el cual los denominados
“barrios foráneos” fueron absorbidos por la cultura teotihuacana y predominó el
regreso a la cultura local (Rattray 1998); hay una notable reducción de las cerámi-
cas de la costa del Golfo de México y del área maya, pero la cerámica Anaranjado
Delgado todavía continúa; en el Barrio de los Comerciantes dejan de construirse
las edificaciones redondas y las mismas son sustituidas por construcciones típicas
teotihuacanas; en cuanto al Barrio Oaxaqueño, hay evidencias de que “estaba decli-
nando y casi no funcionaba a finales de la fase Xolalpan tardío” (Rattray 1998: 268).

715
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

En Teotihuacan aparecen evidencias de destrucción por fuego, desmantela-


miento, destrucción ritual, desmembramiento y saqueo ritual (Manzanilla 2011:
25, 2012): en la porción central de la ciudad, en todas las estructuras monumen-
tales de la Calzada de los Muertos, los templos y las construcciones asociadas a
los templos del resto de la ciudad (Palacio de Quetzalpapalotl, Xalla, la Casa de
los Sacerdotes, Grupo Viking, la Estructura 1D de la Ciudadela y Teopancazco);
en los conjuntos habitacionales, apenas hay un 5% de evidencia de la destrucción
(Millon 1988; Manzanilla 2011: 25-26). En Teopancazco, durante las investiga-
ciones de la Dra. Manzanilla, se realizaron fechamientos de varias áreas de acti-
vidad y se encontraron las evidencias de un incendio muy localizado en el sector
sur del conjunto, que podría estar relacionado al incendio de la Calzada de los
Muertos; se obtuvieron como fechas de un piso 575 d.C. (por arqueomagnetismo)
y 550 d.C. (por radiocarbono) (Manzanilla 2011: 25).
Durante el periodo transicional Xolalpan-Metepec, hay un cambio drástico
en la presencia de materiales foráneos así como en su distribución; los materiales
foráneos siguen siendo los mismos, pero las cantidades se reducen (se reportan
menos de la tercera parte de los materiales que se identificaron en la fase Xolal-
pan) al igual que el número de sitios, lo cual continúa en la fase Metepec.
Durante el lapso transicional entre las fases Xolalpan tardío-Metepec de-
jan de aparecer materiales cerámicos mayas y de estilo maya, la cerámica y otros
materiales provenientes del Golfo de México. Se trata del último lapso en el que
la cerámica oaxaqueña aparece en proporciones elevadas en relación con otros
materiales foráneos (10.2%). La presencia de piedras verdes se reduce casi a la
mitad en proporción y en cantidad, en comparación con los periodos anteriores; la
proporción de conchas y de materiales procedentes de la frontera entre el Estado
de México, Michoacán y Guerreo se reduce significativamente, pero no desapa-
rece y continúa en los períodos posteriores, aunque en una cantidad mucho más
reducida que en las dos fases anteriores.
A diferencia de todos los materiales foráneos, los materiales provenientes del
sur de Puebla, en particular la cerámica Anaranjado Delgado, alcanza el mayor
índice de concentración; durante la fase transicional Xolalpan-Metepec llega a ser
un 73.3% del porcentaje total de los materiales foráneos, mientras que para la fase
Metepec constituye el 86% del total de materiales foráneos. La cerámica Granular
sigue presente en una proporción de 7.9% de los materiales foráneos totales, lo
que refleja un ligero aumento en relación a los periodos anteriores, el cual seguirá
aumentando en las fases posteriores.

716
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

Fase Metepec (550-650 d.C.)

Figura 21.4. Distribución de los materiales foráneos en la fase Metepec.

Para la fase Metepec (figura 21.4) se rompen completamente los vínculos con el
área maya y el Golfo de México (al menos desde la perspectiva de los materiales
arqueológicos), y casi desaparecen los de Oaxaca (0.5%). Los objetos de piedra
verde (0.2%) se reducen casi por completo, al igual que otros objetos lapidarios
(0.35%). La presencia de concha continúa (2.8%), pero en una mínima cantidad
respecto de los periodos anteriores, aunque en una proporción más elevada res-
pecto al total de materiales foráneos reportados para ese periodo. En cierta forma,
las conchas y otros objetos malacológicos, las pizarras y las piritas siguen siendo
sobresalientes dentro de los materiales foráneos. En sentido opuesto, se mantiene
la presencia de la cerámica Anaranjado Delgado y de la cerámica Granular, inclu-
so esta última en menor cantidad.

717
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

Coyotlatelco (650-900 d.C.)

Figura 21.5. Distribución de los materiales foráneos en la fase Coyotlatelco.

En lo que respecta a la fase Coyotlatelco (figura 21.5), no queremos profundizar


pero sí destacar algunos puntos importantes. Durante esta fase, los materiales
reportados se localizan únicamente en el área central de la ciudad, pero fuera del
área cívico-ceremonial, en los sitios Yayahuala, Tetitla, Atetelco, La Ventilla. Los
sitios foráneos localizados la periferia de la ciudad quedan desocupados. La pre-
sencia de materiales foráneos es mucho menor que en las fases anteriores (3.14%
del total general de los materiales foráneos recuperados). Las proporciones de los
mismos también cambian. En la lapidaria, aparece un gran número los objetos
de cuarzo, y continúan apareciendo piedras verdes. La pizarra continúa, aunque
en menores cantidades, igual que las piedras verdes. Para el caso de la alfarería,
desaparece la cerámica Anaranjado Delgado, la oaxaqueña y la de Occidente, y
aparecen cerámicas de otras regiones, como Cholula y la región Huasteca. Sobre-

718
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

sale un incremento en la cerámica Granular, cuya mayor concentración (casi la


totalidad del material reportada en esta fase) se localizó en el conjunto Yayahuala,
sitio excavado por Séjourné y fechado posteriormente por Rattray para esta fase;
la información contextual es muy pobre, sin embargo, la presencia de cerámica
Granular para esta fase no está fuera de contexto. Eliseo Padilla señala que esta
tradición cerámica continúa hasta el Posclásico en Guerrero (Padilla 2009). Estos
datos nos están indicando un cambio en la orientación de la interacción y el in-
tercambio en Teotihuacan, la cual no desaparece del todo aunque sí a una escala
mucho menor y se redirecciona,
Fuera de Teotihuacan, en varios sitios de Occidente aparecen elementos teo-
tihuacanos. Cabrera, en sus excavaciones de Cocula, Guerrero, reporta la presencia
de cerámica Coyotlatelco (Cabrera 1986a y 1986b). En otros sitios se retoman los
elementos teotihuacanos con una intención ideológica. En Copán, las élites se
asumían como descendientes de las teotihuacanas para justificar su rango, aunque
no lo eran (Sharer 2003). En el sitio de Tingambato, se incorporaron elementos
arquitectónicos teotihuacanos: el talud-tablero y el sistema de unidades habitacio-
nales, con la misma orientación del sistema reticular teotihuacano. A partir de los
fechamientos por radiocarbono obtenidos de recientes excavaciones en Tingam-
bato se sabe que el talud-tablero y los elementos teotihuacanos fueron edificados
entre el 650 al 670/700 d.C. (Punzo 2016), así que fueron contemporáneos a la
fase Coyotlatelco. El talud-tablero, a pesar de ser similar morfológicamente, fue
elaborado con un sistema constructivo diferente (Siller 1984), por lo que la incor-
poración de elementos teotihuacanos pudo tener una carga meramente simbólica.
Hay que aclarar que, antes de este periodo, el asentamiento presentaba caracterís-
ticas muy similares a los contextos reportados en el centro-norte de Michoacán.

Discusión

Durante todas las fases ocupacionales de Teotihuacan aquí estudiadas (de Pat-
lachique a Coyotlatelco), hay presencia de materiales foráneos de diferentes orí-
genes. Sin embargo, el grado de distribución, la diversidad de los materiales, así
como la concentración de los mismos cambia a través del tiempo. Observar y
analizar dichos cambios puede servir para esclarecer el grado de interacción que
Teotihuacan tiene con las otras regiones de Mesoamérica y para identificar los
agentes del intercambio.
Podemos distinguir tres momentos importantes: (1) la fase Miccaotli a Tla-
mimilolpa temprano, en la que la mayoría de los recursos foráneos eran encami-
nados a las ofrendas fundacionales, concentradas en los conjuntos asociados a los

719
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

templos principales; (2) de Tlamimilolpa tardío y la fase Xolalpan, cuando au-


menta exponencialmente la introducción de materiales foráneos y su amplia dis-
tribución en Teotihuacan; (3) la transición Xolalpan-Metepec como un momento
de ruptura; (4) la fase Metepec, cuando ya se rompió por completo la dinámica de
interacción establecida en las fases anteriores, y (5) la fase Coyotlatelco, cuando
hay una reconfiguración de redes de interacción, a una escala mucho menor quizá
con una carga más ideológica.
Durante la fase Miccaotli se introducen a la ciudad las cerámicas Anaranjado
Delgado y Granular. En lapidaria se incorporan las pizarras, piritas, piedras verdes
y gran cantidad de objetos marinos, es decir, materiales procedentes del sur de
Puebla, Morelos y norte de Guerrero, y las fronteras entre el Estado de México,
Michoacán y Guerrero. Para esta fase, los materiales introducidos son empleados
en las ofrendas fundacionales y en conjuntos o complejos arquitectónicos asocia-
dos a los templos principales. Durante las fases tempranas, los agentes del inter-
cambio pueden ser los mismos teotihuacanos que introducen materiales foráneos
para poder incorporarlos a las ofrendas arquitectónicas o fundacionales.
Durante la fase Tlamimilolpa crece exponencialmente la cantidad y diversidad
de materiales foráneos; prácticamente se encuentran bienes de todas las regiones
de Mesoamérica. En el caso de las cerámicas, se encuentran dispersas por casi todo
Teotihuacan, aunque no de manera uniforme; la mayoría se concentra en los barrios
foráneos (en el Barrio de los Comerciantes y el Barrio Oaxaqueño) y en el Conjunto
Plaza Oeste, localizado en el área central de la ciudad. Únicamente los materiales
mayas no presentaron una distribución amplia, pues solamente fueron localizados
en el Barrio de los Comerciantes y Tlamimilolpa, al noreste de la ciudad, en un
espacio muy restringido; quizá pudieron haber sido dirigidos a un grupo muy par-
ticular, tal vez vinculado a poblaciones del área maya o del Golfo de México que se
desplazaron a Teotihuacan y que se asentaron en un espacio muy reducido.
Los objetos lapidarios presentan una distribución muy diferente y se concen-
tran en pocos conjuntos: Xalla, Teopancazco y La Ventilla Frente 3. Durante la
fase Xolalpan se incrementó todavía más la concentración de materiales foráneos,
aunque estaban distribuidos de la misma forma que en la fase anterior.
Durante las fases Tlamimilolpa y Xolalpan ocurre la interacción con otras
áreas de manera más abierta; llegan personas de todas partes y reproducen sus
costumbres en el interior de la ciudad; se establece algún tipo de interacción con
Oaxaca, el norte de Guerreo y Morelos, la región de Puebla-Tlaxcala, las costas del
Golfo de México, y con el área maya. Sin embargo, esta interacción interregional
a gran escala sólo se da durante un periodo corto.
En este sentido, los barrios foráneos y los barrios multiétnicos, como es el
caso de Teopancazco, son los que están teniendo un papel central en la distribu-

720
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

ción de materiales foráneos al interior de la ciudad, y los contingentes foráneos


fueron el principal agente del intercambio de la mayor parte de los materiales
foráneos, así como de los más diversos, por lo menos durante las fases Tlamimi-
lolpa y Xolalpan. Los grupos teotihuacanos tenían control sobre otros materiales
como la cerámica Anaranjado Delgado, la cerámica Granular y la mica, los cuales
se concentraban en mayor medida en sitios localizados en el área central cívi-
co-ceremonial, como el Grupo Viking, Xalla y el Conjunto Plaza Oeste.
Las cerámicas provenientes del Golfo de México, oaxaqueña, de Occidente
y maya llegaban primero a los conjuntos foráneos o multiétnicos. Los objetos
mayas no se redistribuían pero sí las cerámicas del Golfo de México, Oaxaca y
de Occidente. La distribución de los materiales lapidarios es muy heterogénea,
según el tipo de material. La mayor cantidad y diversidad se localiza en el barrio
de La Ventilla, particularmente en el Frente 3, y en los conjuntos 1D y 1E del
Complejo Templo de la Serpiente Emplumada. Sin embargo, en estos conjuntos,
la información cronológica de los materiales lapidarios no es muy clara. En el caso
de la pizarra, tiene una lógica de distribución distinta a los otros objetos líticos y a
cerámica; si bien se encuentra reportada en casi todos los contextos teotihuacanos,
las mayores concentraciones de pizarra se encuentran en los sitios Teopancazco
y Xalla, y por debajo de estos dos, en el Frente 3 de La Ventilla, siguiendo este
mismo orden en cuanto a la densidad de materiales por área excavada. Estos da-
tos se pudieron comparar con la pizarra de los conjuntos TL1 y TL11 del Barrio
Oaxaqueño, y se comprobó que las concentraciones son muy distantes, mientras
que el conjunto palaciego de Xalla posee 6.384 kg. de pizarra y Teopancazco tie-
ne 4.396 kg de objetos de pizarra; la pizarra total del Barrio Oaxaqueño (TL1y
TL11) es de 0.072 kg. En los conjuntos Xalla, Teopancazco y La Ventilla (en este
último en menor medida) se concentra este material y luego se distribuye a los
otros sitios. Con esto podemos ver que los agentes del intercambio no siempre son
los mismos, pues varían de acuerdo con el tipo de materiales y a la temporalidad.
Durante la fase Metepec, los barrios foráneos pierden fuerza como agentes
de intercambio, por lo cual desparecen los materiales provenientes del área maya,
el Golfo de México, Oaxaca y Occidente; las piedras verdes, los objetos de concha
y otros materiales lapidarios se mantienen constantes pero en bajas cantidades. Al
contrario de todos los otros materiales, los porcentajes de las cerámicas Anaranja-
do Delgado y Granular se incrementan. Después de la fase Metepec, la cerámica
Anaranjado Delgado prácticamente desaparece.
El Conjunto Plaza Oeste (principalmente) y La Ventilla Frente 2 siguen
desempeñando un lugar importante en la concentración de materiales foráneos,
particularmente la cerámica Anaranjado Delgado y Granular, que no son tan afec-
tadas por el cambio a esta fase. Los conjuntos centrales laterales al centro cívico

721
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

ceremonial (Yayahuala, Zacuala, Tetitla y Atetelco) se convierten en puntos de


concentración de materiales foráneos que entonces estaban conformados única-
mente por cerámica Granular, Anaranjado Delgado, pizarra y concha.
Debió haber algún evento importante en la ruta hacia las costas del Golfo de
México que impidió que continuaran trasladándose los materiales veracruzanos
y del área maya, y se redujo la gama de materiales sólo a los originarios de Teoti-
huacan al sur de Puebla; esto, a la vez, generó un incremento en el intercambio e
introducción de cerámica Anaranjado Delgado.
Los objetos de ámbar pudieron haber entrado a Teotihuacan junto con otros
objetos mayas y de la costa del Golfo de México, tal vez siguiendo las mismas
rutas; por esta razón dejan de aparecer en Teotihuacan cuando ya no llega la cerá-
mica de las costas del Golfo de México.
Durante la fase Coyotlatelco, hay una completa ruptura respecto de los pe-
riodos anteriores. Prácticamente ya están rotos los vínculos que existían previa-
mente con casi todas las otras regiones. Desaparecen los materiales cerámicos
foráneos; solamente siguen apareciendo importantes concentraciones de cerámica
Granular en Yayahuala; la pizarra sigue apareciendo, aunque en menor frecuen-
cia; los materiales prácticamente se limitan a los sitios del área central, pero no
a la cívico-ceremonial (Tetitla, Yayahuala y La Ventilla). Sin embargo, para esta
temporalidad, en Michoacán y Guerrero aparecen elementos teotihuacanos como
la construcción del talud-tablero en Tingambato y la aparición de materiales Co-
yotlatelco en Guerrero.
A partir de los restos arqueológicos encontrados, pensamos que debió haber
un tipo de contacto directo o indirecto (por intermediarios) entre Teotihuacan y
Occidente, durante un periodo muy largo, quizás interrumpido en algunos mo-
mentos, el cual inició en Tlamimilolpa pero continuó en fases muy tardías, incluso
después de la caída de Teotihuacan, aunque pudo haber sido de manera esporádica
y en pequeñas dimensiones (partiendo de la densidad de los materiales).
Quisiera mencionar muy brevemente que para la fase Mazapa, aunque un
poco fuera del periodo aquí presentado, se vuelven a vislumbrar materiales de
Occidente, como la figurilla de cobre de Atetelco, cuyas características de compo-
sición, así como tradición de manufactura, parecen indicar que proviene de Mi-
choacán (Cabrera y Hosler 2011).
Hosler (2005) señala que en Occidente, en ese periodo se está dando la pri-
mera fase del trabajo del cobre, y a partir de los estudios que le hizo a la figurilla,
asegura que presenta las mismas características de los objetos de Occidente cuyas
posibles fuentes están en Cutzian o la Huacana en Tierra Caliente de Michoacán.
Hay que agregar que, con base en la experiencia en campo, en la región de Cutzian
se encontraron, durante recorridos de superficie, objetos de piedra verde y piedras

722
21. teopancazco y el intercambio a larga distancia

azules, posiblemente malaquitas. Es relevante señalar esto ya que, en muchas oca-


siones, vemos que las rutas de comercio o caminos siguen empleándose durante
mucho tiempo. Podemos dejar abierta la pregunta de si algunos materiales lapida-
rios encontrados en Teotihuacan son originarios de esta región.
A partir de los datos obtenidos en esta investigación, consideramos que es
importante rescatar la importancia que tiene el estudio del área fronteriza entre
los Estados de México, Michoacán y Guerrero, así como tratar de profundizar en
las interacciones que se pudieron dar entre Occidente de México y Teotihuacan,
desde un punto de vista crítico, tratando de contextualizar en tiempo los aconte-
cimientos de Teotihuacan con los de Occidente para evitar cometer anacronía y
evitar errores en las interpretaciones.
Por otro lado, consideramos que es importante profundizar en el estudio de
la interacción entre Teotihuacan y la región fronteriza entre el Estado de México,
el este de Michoacán y el noroeste de Guerrero, pues desde la fase Miccaotli se
introdujeron a Teotihuacan materiales provenientes de esa área, como la pizarra y
la pirita, que se mantienen constantes durante todas las ocupaciones teotihuacanas.
Esta región podría ser, además de un área de extracción de materiales, un sector de
paso para trasladar productos provenientes de Tierra Caliente, así como de la región
del Balsas en Guerrero y de las costas (como las conchas, rocas metamórficas, entre
ellas las piedras verdes). Estos materiales estuvieron presentes en casi todas las fases
y tal vez hayan sido importantes para poder establecer conexiones con otros sitios
de Occidente, como la Cuenca de Cuitzeo e incluso en Tierra Caliente.
Durante recientes trabajos de excavación y recorrido en la región conocida
como Tierra Caliente en Michoacán, se encontraron fuentes de piedras verdes en
Piritícuaro, donde se halló un sitio arqueológicos del 250 al 550 d.C. (Punzo et al.
en prensa), en el que se encontraron pisos estucados muy parecidos a los teotihua-
canos. Por otro lado, en Cutzian se encontraron en superficie piedras azules traba-
jadas, al parecer malaquitas (en Teotihuacan también se habían reportado conta-
dos hallazgos de piedras azules en el conjunto TL6 del Barrio Oaxaqueño y en el
Frente 3 de La Ventilla). En ese mismo sitio se recuperaron algunos fragmentos
de navajillas prismáticas de obsidiana verde. Sin embargo, hace falta continuar las
investigaciones en el sitio, para aclarar la temporalidad de su ocupación u ocu-
paciones, pues, según fuentes históricas, ahí se trabajaba el cobre (Alcalá 2008).
Además, a partir del análisis que Hosler y Cabrera realizaron a la figurilla de cobre
recuperada en Atetelco, en un contexto de la fase Coyotlatelco, ésta presentó ca-
racterísticas muy similares a las de los materiales de Inguarán o Bastán al sureste
de Michoacán (Cabrera y Hosler 2011), sitios que se localizan en línea sobre el
mismo cinturón de cobre que Cutzian. Durante la fase Coyotlatelco, pudo haber
existido algún tipo de interacción entre Teotihuacan y Tierra Caliente, aunque a

723
segunda parte. teopancazco y la presencia de materiales foráneos

partir de la densidad de material, pudo haber sido muy esporádica. La presencia de


un objeto de cobre en Teotihuacan, así como de cerámica Coyotlatelco en Guerre-
ro, nos puede llevar a proponer que hubo algún tipo de interacción, quizás no di-
recta, quizás más bien con los grupos asentados en esa región que se asumían con
cierta filiación teotihuacana, y que regresaban a Teotihuacan esporádicamente.

Conclusiones

Consideramos que sí existió un cambio en la distribución y concentración de los


materiales foráneos de Teotihuacan a través del tiempo, y que también fueron
cambiando los agentes del intercambio. Durante las fases tempranas debieron ha-
ber sido grupos teotihuacanos, posiblemente asociados a los templos principales,
al menos los encargados de organizar el intercambio. Para las fases Tlamimilolpa
y Xolalpan, los agentes del intercambio debieron ser los mismos pobladores forá-
neos que radicaban en Teotihuacan, en el área periférica de la ciudad, así como
en los barrios multiétnicos como Teopancazco. Además, otros grupos en el centro
de la ciudad que tuvieron un papel importante en el intercambio, fueron: el Con-
junto Plaza Oeste (donde se concentra gran parte de la cerámica foránea) y los
conjuntos La Ventilla Frente 3 y Xalla, que concentran importantes cantidades
de objetos lapidarios. Durante la fase Metepec se destruyó casi por completo la
organización anterior; y se rompieron vínculos con casi toda Mesoamérica, y sólo
el conjunto Plaza Oeste siguió manteniendo concentraciones importantes de ce-
rámica, y La Ventilla, de lapidaria. Para la fase Coyotlatelco es difícil saber quién
siguió incorporando los materiales foráneos, pues ya son muy escasos, y están
reducidos a los conjuntos Atetelco, Yayahuala, Tetitla y La Ventilla.
Todavía hacen falta más estudios para seguir aclarando la organización del
intercambio y la relación de Teotihuacan con las otras regiones de Mesoamérica.
Por un lado, hacen falta más estudios sobre los materiales foráneos en Teotihua-
can; por otro, hace falta vincular más la información que se tiene de Teotihuacan
con la que se tiene de otras regiones para poder tener una visión más completa de
los sucesos acontecidos en ambas partes. Además, hay que vincular correctamente
los datos y no caer en anacronismos o falsas interpretaciones.

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