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UNIVERSIDAD CRISTIANA DE BOLIVIA

CARRERA DE MEDICINA

Trabajo de Investigación

“DENGUE”

Asignatura: Demografia

Estudiante:
Delza Maria Novaes Dourado Cardoso Reg.:51597

Docente.: Dra. Andrea

Santa Cruz – Bolivia


2019
INTRODUCCION

La hipertensión arterial (HTA) es una de las enfermedades más frecuentes del mundo. Su
frecuencia aumenta de manera exponencial con la edad, a partir de los cincuenta años, lo
cual, unido al aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados, hace que se
convierta en un problema sanitario de primera magnitud. Su estrecha relación con las
enfermedades cardiovasculares, primera causa de mortalidad en dichos países, ha sido
demostrada en múltiples estudios de observación, así como la disminución de la
morbimortlidad con un adecuado control, en estudios de intervención. Su frecuente
asociación a otros factores de riesgo cardiovasculares como diabetes, hipercolesterolemia,
obesidad y tabaquismo, hace que el riesgo se multiplique y que el enfoque en su abordaje
deba ser unitario con respecto a ellos. El gasto sanitario que conllevan dichas enfermedades
para la economía de un país, hace que los gobiernos dediquen cada vez más esfuerzos a
medidas preventivas, teniendo entre ellas prioridad la Educación para la Salud.
MARCO TEORICO

Definición

La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos
(arterias) como resultado de la función de “bombeo” que tiene el corazón, el volumen
sanguíneo, la resistencia de las arterias al flujo y el diámetro de la luz arterial. Se mide con
un aparato denominado esfigmomanómetro, apoyado con la ayuda de éste se expresa en
(mm) de (Hg) mediante dos cifras. La cifra mayor corresponde a la presión sistólica, que se
produce cuando el corazón se contrae y la sangre ejerce mayor presión sobre las paredes de
las arterias. La cifra menor representa la presión diastólica que se produce cuando el corazón
se relaja después de cada contracción, por lo que la presión que ejerce el flujo de sangre sobre
las paredes de las arterias es menor. Se dice que una persona tiene hipertensión arterial
cuando la presión sistólica es igual o mayor de 140 mm de Hg y la presión diastólica es igual
o mayor de 90 mm de Hg.

Breve Historia

Poco después del desarrollo de la técnica de esfigmomanometría Riva-Rocca en 1896 y la


descripción de los sonidos de Korotkoff en 1913, se observó que niveles muy altos de presión
arterial sistémica se asociaban con un alto riesgo de eventos cardiovasculares como
insuficiencia cardíaca congestiva, encefalopatía, insuficiencia renal progresiva, accidente
cerebrovascular y muerte prematura. Volhard y Fahr, en 1914, clasificaron la hipertensión
como "maligna", con presión arterial muy alta (PA) y "benigna", con PA baja, describiendo
la primera como una enfermedad rápidamente progresiva, conduce a la muerte en meses o
unos pocos años, y el segundo como una entidad de curso más lento. Sin embargo, la llamada
forma "benigna" se reconoció desde el principio como una enfermedad que causa morbilidad
y mortalidad cardiovascular después de un período de 10-20 años de evolución. Se necesitaba
algún tipo de terapia.

Epidemiologia

La principal causa de mortalidad en los países desarrollados es la enfermedad cardiovascular,


especialmente la enfermedad cerebrovascular y la cardiopatía isquémica. La HTA es el
principal y más frecuente factor de riesgo de la enfermedad cerebrovascular, que es una de
las primeras causas de muerte del adulto y de discapacidad. Existen diferencias con respecto
a las cifras de hipertensos totales en la población. Ello es debido a la metodología empleada,
que sobre todo depende de los segmentos de edad y de los puntos de corte donde se sitúa el
nivel umbral a partir de los cuales se considera una persona hipertensa. Para la población
adulta y con cifras de corte mayor o igual a 140/90, la prevalencia se sitúa en torno al 30%.
En mayores de 60 años, la prevalencia se sitúa en torno al 65%. A partir de los 55 años, la
frecuencia de HTA aumenta de forma exponencial, siendo más frecuente en varones hasta la
quinta década, invirtiéndose después esta tendencia. La HTA se asocia con la enfermedad
cerebrovascular, la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardiaca, la insuficiencia renal y
la enfermedad vascular periférica. El estudio Framingham (uno de los estudios más
importantes sobre factores de riesgo cardiovascular) pone de relieve que el riesgo de
desarrollar una enfermedad cardiovascular es aproximadamente el doble en los hipertensos.
La presión arterial sistólica está más fuertemente asociada que la diastólica al riesgo de
mortalidad coronaria y cerebrovascular según diversos estudios.

Presión Arterial

La presión arterial (PA) es necesaria para que la sangre sea distribuida y llegue a todas las
células del organismo. Está íntimamente relacionada con el gasto cardiaco (flujo de sangre
que sale del corazón) y las resistencias periféricas. El gasto cardiaco depende de la frecuencia
cardiaca y la contractilidad (regulados por el sistema nervioso vegetativo y las catecolaminas)
y de la volemia o volumen de sangre (influenciada por el riñón, el sodio y ciertas hormonas).
Por su parte, las resistencias periféricas están reguladas o dependen de mecanismos
vasopresores y vasodilatadores de causa nerviosa, hormonal o local de la misma pared. Como
vemos, la PA está influenciada por múltiples factores, por ello cambia a lo largo del día y de
la noche. En cada ciclo cardiaco existe una contracción (sístole) que da lugar a la presión
sistólica y una relajación (diástole) que da lugar a la presión diastólica.
CAUSAS Y TIPOS DE HIPERTENSIÓN

La HTA, en la mayoría de los casos, es de causa desconocida, o lo que es lo mismo, no


encontramos evidencia de enfermedad o agente que la produzca, entonces la denominamos
hipertensión arterial esencial o primaria (el 95% de los casos). Lo que sí sabemos, a través
de estudios epidemiológicos, experimentales y clínicos, es que en estos casos existen factores
genéticos y ambientales cuya conjunción podrían dar lugar a su aparición. En una pequeña
proporción de casos, 5%, encontramos la causa, bien enfermedad o agente externo que, al
tratarla o suprimirla, desaparecerá la hipertensión.

Hipertensión arterial primaria

El descubrimiento del genoma humano ha supuesto un gran avance en el conocimiento sobre


la genética de la hipertensión. Salvo raros casos en los que la HTA es causada por la
alteración específica de un solo gen (formas monogénicas), en la gran mayoría de los casos
(formas poligénicas) la HTA es el resultado entre la alteración de varios factores genéticos y
ambientales.

Factores genéticos

A mediados del siglo pasado comienza la investigación sobre la HTA. Al comprobarse su


influencia en la esperanza de vida, en los años siguientes se puso de manifiesto, mediante la
observación clínica, que más del 50% tenía algún ascendente directo que era hipertenso, que
existía una correlación entre las presiones arteriales de padres e hijos naturales, no así entre
padres e hijos adoptados y que las presiones de hijos de madres hipertensas durante el
embarazo eran superiores a las de hijos de madres normotensas durante el mismo.

El componente genético de la HTA se pone de manifiesto al comprobarse una concordancia


entre las presiones de gemelos univitelinos superior a la encontrada entre hermanos. También
al observar que la probabilidad de desarrollar hipertensión a lo largo de la vida es muy
superior en personas con padre y madre hipertensos que en aquéllos cuyos dos progenitores
son normotensos. Se ha demostrado además la asociación entre algunos marcadores
genéticos y diversas formas de hipertensión. En la HTA tiene relevancia una serie de
mecanismos como el incremento de la actividad de sistemas presores (sistema renina
angiotensina); reducción de la liberación de sustancias vasodepresoras (bradiquinina);
alteración del endotelio para inducir vasodilatación a través del óxido nítrico; alteraciones de
la función de proteínas de la membrana celular que determinan el contenido en calcio etc...
Todos estos hechos hacen pensar que la HTA tiene una base genética de carácter poligénico.
La afectación de órganos dianas y la respuesta a ciertas medidas no farmacológicas y
farmacológicas podrían tener también su base genética. Todo ello nos lleva a pensar que la
genética pueda revolucionar ciertos conceptos sobre la HTA y la forma de tratamiento,
incluida la terapia génica.

Factores ambientales

La relación existente entre la ingesta de sal y el desarrollo de HTA ha sido objeto de un


debate continuo y apasionado. Si bien los estudios epidemiológicos y experimentales han
demostrado la existencia de dicha asociación, los estudios de intervención han dado lugar a
resultados contradictorios con un efecto antihipertensivo de la dieta sosa inferior al esperado.
Ello puede ser debido a que es necesario bajar la ingesta por debajo de un dintel difícil de
conseguir; por otro lado, existe evidencia científica de una susceptibilidad individual al efecto
presor de la sal, que se conoce como sensibilidad a la sal que, por otra parte, también es un
factor pronóstico de desarrollar complicaciones y ejemplo claro de interacción entre medio
y genética.

Conviene resaltar que, en las personas obesas, parece existir una hiperactividad simpática a
nivel central que da lugar a diferentes alteraciones entre la que se incluye la HTA. El
sedentarismo, el consumo elevado de alcohol y el estrés prolongado tendrían que ver más
con el mantenimiento que con la génesis de la HTA.

Hipertensión arterial secundaria

En un reducido número de personas encontramos una enfermedad o tóxico que es la causa


de su HTA; en estos casos la HTA no suele responder al tratamiento con los fármacos
habituales para la hipertensión ni a las medidas dietéticas, controlándose la hipertensión sólo
al tratar la enfermedad que la está provocando o retirar la sustancia causante. Existe un gran
número de enfermedades entre cuyas manifestaciones está la hipertensión. Las enfermedades
del riñón, en términos generales, pueden dar lugar a hipertensión, tanto las infecciosas-
inflamatorias crónicas (pielonefritis, glomerulonefritis) como las tumorales (poliquistosis) o
las obstructivas (hidronefrosis).

También existen muchas enfermedades endocrinas capaces de dar lugar a hipertensión, como
son las que afectan a las cápsulas suprarrenales por hiperfunción (hiperaldosteronismo,
síndrome de Cushing, feocromocitoma) y las del tiroides (hipertiroidismo).

Entre las enfermedades neurológicas, tenemos la hipertensión intracraneal; y entre las


vasculares, a la coartación de la aorta (estrechamiento de la luz de la aorta).

SÍNTOMAS EN LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

La hipertensión esencial o primaria, en los primeros años, no suele dar ningún síntoma. En
ocasiones, en personas jóvenes, podemos encontrar palpitaciones y cierto grado de fatiga o
sensación de falta de aire con el esfuerzo. Con respecto a los dolores de cabeza o cefaleas,
achacables a la hipertensión, suelen ser matutinos y occipitales, de dos o tres horas de
duración.

La hipertensión mantenida en el tiempo dará lugar a diferentes síntomas según el órgano


afectado y el grado de afectación. Cuando es el corazón, los síntomas serán de dolor en tórax
si están afectadas las arterias coronarias encargadas del riego sanguíneo cardiaco.

A esta enfermedad la denominamos cardiopatía isquémica. También puede aparecer disnea


(asfixia) y edemas (hinchazón), si hay afectación del músculo cardiaco. A esta enfermedad
la denominamos insuficiencia cardiaca. Otros síntomas que pueden aparecer son
palpitaciones por arritmias.

Cuando el órgano afectado es el cerebro, podemos encontrarnos con síntomas inespecíficos


como la cefalea, los vértigos, los zumbidos de oídos y los mareos.

Síntomas por afectación de las grandes arterias: pueden existir diversos grados de parálisis
debido a los accidentes vasculares cerebrales (infartos cerebrales) y manifestaciones por
afectación de pequeños vasos arteriales, como pueden ser las demencias y las hemorragias
cerebrales.

Repercusiones sobre el riñón: la afectación renal puede ser la causa o la consecuencia de la


hipertensión arterial. El resultado final puede ser la insuficiencia renal cuyos síntomas son la
disminución del volumen de orina (oliguria) y edemas (piernas hinchadas por ejemplo). La
enfermedad se denomina nefroangiosclerosis y es causa no infrecuente de que muchos
pacientes necesiten diálisis.

Síntomas por lesiones de las arterias periféricas: puede aparecer frialdad, palidez y ausencia
de pulso en extremidades, que son manifestaciones agudas. Como manifestación crónica
tenemos el dolor en las pantorrillas al caminar, denominada esta afección “claudicación
intermitente”. El aneurisma de aorta, como afectación de grandes arterias, es asintomático si
no se complica.

Síntomas oculares: en la hipertensión mantenida se afecta la retina. Si la afectación es


pequeña no da síntomas, pero si es mayor puede dar alteraciones de la visión.

Diagnostico

La HTA es un parámetro biológico. Su medida es muy importante pues de los valores que se
obtienen se diagnostica o no a una persona como hipertensa, con el impacto que ello supone
respecto a cambios en su estilo de vida, y la posible toma de fármacos, no exenta de efectos
secundarios. Medir correctamente la presión arterial es por ello esencial y requiere conocer
perfectamente la técnica utilizada, el aparato y el método, además de un adiestramiento. Todo
esto es frecuente que no sea así, en ocasiones incluso en ambientes sanitarios. Diagnosticar
la hipertensión es mucho más que obtener unas cifras, hay que ponerle apellidos: si es
esencial o secundaria; si es leve, moderada o grave; y grado, según lesiones. Después hay
que poner tratamiento, para lo que sólo está capacitado el médico. Una vez obtenidas las
medidas correctas, si son elevadas y diagnosticamos al paciente de hipertenso, hay que hacer
una batería de pruebas para ver el grado de repercusión en los órganos más sensibles a la
subida de la presión arterial y más importantes, denominados órganos diana, que son: el
corazón, el cerebro, los riñones, y los ojos; también las arterias.

Diagnóstico de lesiones en la hipertensión arterial

Una vez diagnosticada la hipertensión, se debe realizar una historia clínica detallada,
encaminada a orientar su posible causa. Se deben incluir los antecedentes familiares, pues en
la mayoría de los casos la HTA es esencial o primaria, en cuyo caso suele existir un claro
componente genético, y muchas veces, además, ingesta de alcohol, de fármacos y tóxicos,
hábito tabáquico, etc.

La exploración debe ser exhaustiva, encaminada a descartar indicios de hipertensión


secundaria, como son: la obesidad y estrías en la piel, soplos en abdomen o región lumbar,
retardo en pulsos femorales, manchas café con leche, etc.

La exploración también debe estar dirigida a la búsqueda de posibles lesiones de órganos


diana: la auscultación cardiaca, la exploración neurológica, exploración de pulsos en
extremidades, etc.

Pruebas complementarias

Al paciente hipertenso hay que realizarle una batería de pruebas complementarias para
completar su estudio y así descartar una hipertensión secundaria pero, sobre todo, para saber
el grado de repercusión de la HTA en su organismo. La mayoría de estas pruebas se pueden
hacer en el centro de salud (CS): análisis de sangre y orina, que nos informan de la función
renal, tiroidea y paratiroidea, de la existencia o no de otros factores de riesgo, como son la
diabetes, la hipercolesterolemia y de afectación hepática por alcohol. El electrocardiograma
también se puede realizar en el CS y nos informa de la función cardiaca y de una posible
hipertrofia del ventrículo izquierdo que, en su caso, se completará con una radiografía de
tórax y con un ecocardiograma (este último lo realizaría un cardiólogo).

La ecografía abdominal puede ser útil ante la sospecha de hipertensión de origen renal. Esta
técnica también se ha comenzado a hacer en algunos centros de salud

La fundoscopia: ver el fondo de ojo debe formar parte de la exploración del hipertenso en la
consulta para determinar el grado de lesión de las arterias de la retina y, si fuese necesario,
enviar al oftalmólogo.

Tratamiento no farmacológico

Es el indicado para la mayor parte de las personas mayores en una primera etapa y se refiere
a modificaciones en el estilo de vida:

 Reducción Ponderal: hay una clara relación entre hipertensión y obesidad. Una
reducción de peso en pacientes con sobrepeso no sólo reduce las cifras de presión
arterial, sino que incide igualmente en otros factores de riesgo asociados como
dislipidemia y diabetes, que son los de mayor prevalencia en las personas mayores.
 Actividad Física: la actividad física moderada puede reducir la presión arterial. En
adultos mayores, se recomiendan ejercicios en los cuales no se dé una exagerada
demanda energética y no se provoque marcado trauma articular. Algunos de ellos
son: natación, ciclismo, baile, caminata y aeróbicos de bajo impacto, durante 30 a 45
minutos varias veces a la semana.
 Restricción de Sal en la Dieta: una reducción en la ingesta de sodio, de tal manera
que no se sobrepasen los 100 mmol/día, disminuirá significativamente los niveles de
presión arterial, especialmente la sistólica, por la especial sensibilidad sódica que se
observa en personas mayores.
 Alcohol: la ingesta de más de 30 mL (1 onza) de etanol se asocia a resistencia al
tratamiento antihipertensivo, así como a infarto cerebral.
 Potasio y Calcio: una adecuada ingesta de potasio puede disminuir la aparición de
hipertensión arterial, así como mejorar el control de la presión arterial en individuos
hipertensos. El papel del calcio no es claro y no se aconseja tomar suplementos de
calcio como tratamiento adyuvante en sujetos hipertensos.
 Tabaquismo: es un importante factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, y
disminuye los beneficios del tratamiento correcto de la hipertensión arterial en los no
fumadores.

Tratamiento Farmacologico

Debe ser considerado en todas las personas en las cuales no se logran las reducciones
deseadas en las cifras de presión arterial, con las modificaciones del estilo de vida. En la
persona de edad, el tratamiento:

 Ha de ser individualizado por la gran heterogeneidad de la población hipertensa


añosa.
 Busque hipotensión postural o posprandial antes de iniciar el tratamiento.
 Valore inicialmente medidas no farmacológicas.
 Inicie con la mínima dosis efectiva de un diurético (o el medicamento indicado según
el caso individual), incrementando paulatinamente la misma hasta conseguir controlar
la hipertensión sin la aparición de efectos adversos importantes. La meta es bajar la
TA 10 mmHg por mes.
 La reducción de la presión arterial debe ser gradual y mantenida.
 El tratamiento debe ser sencillo y fácil de seguir, empleando el menor número de
fármacos y de tomas diarias.
 Elija fármacos que presenten menos efectos adversos e interacciones.
 Evite interacciones medicamentosas en particular con fármacos de venta libre como
los anti-inflamatorios no esteroideos.
 Evalúe condiciones de comorbilidad que puedan indicar o contraindicar el empleo
de algún principio activo en particular.
 Utilice preferiblemente un solo principio activo.

Medidas de prevención

Considerando el capítulo anterior, las medidas de prevención encaminadas a evitar los FRCV
que podemos poner en marcha son:

 No fumar.
 Evitar consumo excesivo de alcohol (no más de 30 g al día).
 Evitar el sedentarismo y la obesidad. Realizar ejercicio de acuerdo al estado de salud
y características físicas. Son preferibles los ejercicios de 6 tipo “aeróbico” : caminar,
bailar, evitar el ascensor y el automóvil, etc. Intentar tener un peso adecuado a la
estatura. Procurar tener una dieta ajustada a las necesidades de cada uno. Aumentar
el consumo de legumbres, verduras, frutas y pescado azul. Disminuir el consumo de
sal, café, grasas, carne roja, yemas de huevos, azúcar refinada. No abusar de alimentos
precocinados, congelados o fritos, ni de aquéllos de escaso valor 7 nutritivo o con
grasas saturadas o hidrogenadas . Se prefiere el aceite de oliva y la leche desnatada. •
Dejar tiempo libre para el esparcimiento y para descansar. Dormir las horas necesarias
y en las mejores condiciones posibles. Ser positivo y con sentido del humor.

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