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2/3/2019 Halel

La percepción de la realidad

Las formas de aprehender la Realidad

Cuatro Sabios «entraron» al PaRDéS: Ben


Azái, Ben Zomá, Ajer (Elishá Ben Abúya) y
Rabí Akiva.

Ben Azái vio y murió, Ben Zomá observó y


enloqueció, Ajer cortó las amarras, Rabí
Akiva salió en paz.
Talmud Babli Tratado Jaguigá 14.2

¿Por qué solamente Rabí Akiva logró entrar y salir en paz?


En cuanto a los otros tres Sabios ¿por qué uno perdió la
vida, el segundo perdió la razón y el tercero perdió la
comprensión superior abandonando el camino de la Torá?
Para descifrar estos interrogantes debemos saber
previamente qué es el mencionado «PaRDéS», y qué
percibió cada uno de estos Sabios.

El vocablo PaRDéS - significa literalmente prado.


Este concepto, que aparece en diversos textos
tradicionales, alude a las cuatro formas básicas de
comprensión de la realidad. Las letras de dicha palabra
conforman cuatro perspectivas a través de las cuales
comprendemos la Torá.
La primera inicial del vocablo PaRDéS - indica el
Pshat, lo simple, el relato literal de la Torá. La segunda
inicial alude al Remez -insinuación- que le da una
dimensión más profunda al relato, dado que los personajes,
las situaciones y todos los detalles presentados por la Torá,
inclusive las letras, nos transmiten un mensaje. La tercer
inicial nos indica el Drash que proviene del verbo
exigir ( ). Esta lectura encierra una búsqueda en la
cual el hombre exige el significado interior que el texto
quiere transmitir. La última inicial del pardés nos
indica el Sod, literalmente secreto. El Zóhar, uno de los
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libros fundamentales de la Sabiduría de la Kabalá, define


al Sod como causa, ya que quien conoce la causa conoce
la consecuencia, es decir el «secreto». El Sod nos revela
los principios espirituales que rigen todos los ámbitos de la
realidad.

Ben Azái, Ben Zomá, Ajer y Rabí Akiva nos indican


cuatro formas generales de comprensión a que los hombres
son proclives de arribar cuando quieren alcanzar la
Plenitud de todo lo creado.

Ben Azái vio y murió. Este Sabio pensó que anulando la


relación con el mundo material-sensorial el hombre
alcanza el objetivo para el cual fue creado. La realidad
material-sensorial es nociva cuando se transforma en un
fin en sí misma, entonces se convierte en la fuente de todos
los sufrimientos. En cambio, cuando la tomamos como un
medio se transforma en el instrumento para que la Plenitud
Infinita se expanda en todos los ámbitos de la realidad. La
Torá no nos pide anular el deseo, ya que el deseo es el
recipiente para recibir la plenitud (sin deseo no podemos
disfrutar). La Torá nos enseña la forma correcta de
relacionarnos con el deseo: altruismo. Ben Azái obvió el
potencial que surge al confrontarnos con el desafío de
armonizar todos los planos y aspectos de la realidad, lo
cual hace fluir la plenitud a toda la Creación.

Ben Zomá observó y enloqueció. Su intuición e


imaginación fueron más poderosas que su discernimiento.
Ben Zomá fue un Sabio que se dedicaba a analizar
decenas de veces un concepto hasta comprenderlo en sus
detalles e implicancias más recónditas. Es imposible que el
hombre aprehenda intelectualmente la medida de todo, ya
que la realidad del Kadósh Barúj Hú es infinita (Ein- Sof).
El verdadero conocimiento espiritual trasciende todo
límite. El acceso a la realidad espiritual es posible
únicamente cuando trascendemos el ámbito de lo
mensurable. Esto es similar al amor que para ser completo
debe estar por sobre toda medida. Mientras medimos aún
no hay amor, hay conocimiento. Sólo cuando
trascendemos la medida llegamos a la entrega, al amor,
que está más allá de todo límite. Entonces pasamos del
conocer al ser (consultar item 4).

Ajer perdió la comprensión superior abandonando el


camino de la Torá. Cuando el discernimiento es usado
para justificar la debilidad humana en lugar de superarnos
en pos de lo completo, el altruismo, perdemos el objetivo.
Este Sabio, influenciado por los griegos, realizó su
discernimiento acorde al pensamiento filosófico, el cual se
basa en adaptar las normas de conducta a las debilidades
humanas. En cambio, cuando actuamos en base a
principios objetivos-mitzvót, se activa armónicamente todo
el potencial humano transformando el deseo de recibir
inconciente en voluntad conciente.

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Rabí Akiva entró en paz, y salió en paz.


Rabí Akiva logró la comprensión que nos permite
armonizar la relación entre lo general y lo particular, el
objetivo y la forma para lograrlo (ver item 67).
Como expresamos en el item 49 el pensamiento es el
resultado de cómo intelectualizamos la voluntad y el
deseo. La voluntad y el deseo limitan o expanden la
realidad de los hombres, ya que son ellos los que le dan al
pensamiento el marco donde actuar y desarrollarse. Esto es
determinante hasta tal punto que grandes Sabios, como
vimos en este item, pueden quedar cautivados en diferentes
ámbitos de la comprensión; limitando así su percepción de
la realidad, en hebreo hasagá (consultar item 25).

Los cuatro Sabios que nos describe nuestra tradición


representan cuatro formas de comprender la Sabiduría de
la Kabalá y por lo tanto de aprehender la realidad, en
donde sólo la cuarta conduce a la verdadera conciencia.
Solamente en ese cuarto ámbito, el Sod (de la Kabalá), el
hombre puede lograr la libertad; siendo que al aprehender
las causas comienza a comprender las consecuencias,
descubriendo así en todos los aspe

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