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Celedonio Castanedo Secadas: Pionero de la investigación educativa y

psicoterapéutica con enfoque humanista en Iberoamerica.


Instituto Humanista de Sinaloa. 2011.
Cap. III. Dr. Patxi Sansinenea

Celedonio Castanedo y el Ciclo de la Experiencia


Al Dr. Celedonio Castanedo, yo, primeramente, lo conocí por carta. Corría el
año 1983 y yo en aquel tiempo estaba realizando mi formación en Terapia Gestalt en
Madrid, única ciudad de España en que se hacía tal tipo de formación en un enfoque
prácticamente desconocido en el ámbito de la psicología. Entré en una librería
especializada y vi un libro con el título: Terapia gestalt: enfoque del aquí y el ahora.
ed. Texto. Universidad de Costa Rica. El autor Celedonio Castanedo (?). En aquel
tiempo no había publicados en castellano sobre Terapia Gestalt más de media docena de
libros, la mayoría de Perls, en la editorial Cuatro Vientos, de Chile. Fue por tanto una
sorpresa agradable encontrarme con un libro sobre gestalt escrito directamente en
castellano. Lo compré, lo leí, y le escribí al autor a la Universidad de Costa Rica, pues
allí estaba editado, pensando que me respondería un costarricense, y cual fue mi
sorpresa que, al poco tiempo, recibí una amable respuesta... de un santanderino, y así
nació una relación muy importante para mí con Cele, que dura hasta la actualidad.
Posteriormente conocí personalmente a Celedonio en un taller de formación de la
AETG (Asociación Española de Terapia Gestalt), donde le vi trabajar por primera vez,
quedándome impactado por su estilo gestaltico. Nunca había visto trabajar en terapia a
nadie de ese modo.
A partir de entonces, yo le organicé varios talleres en San Sebastián, entre gente
interesada, para dar a conocer este nuevo enfoque. Por aquel entonces trabajaba yo en
Osakidetza (Servicio Vasco de Salud Público) y le organicé un taller para los
trabajadores del área de Salud Mental, al que asistieron unas sesenta personas,
Psiquiatras, Psicólogos, Trabajadores sociales, personal de enfermería, etc. Seguramente
siendo este el único curso sobre Terapia Gestalt que se ha impartido nunca en un
servicio público de Salud Mental en el Estado Español.
El año 1988 iniciamos la formación de Terapeutas Gestalticos en San Sebastián,
y es a partir de entonces que fui conociendo más en profundidad el trabajo de Cele, y
sus presupuestos teóricos dentro de la Terapia Gestalt.
En aquellos años de expansión progresiva de la Terapia Gestalt en España, creo
que fue una suerte para nosotros que Celedonio, abandonando Costa Rica, cruzara el
charco y se instalara definitivamente en Madrid. Él tenía formación directa de
gestaltistas tan importantes como Laura Perls y Joseph Zinker, en el Gestalt Institut de
Cleveland (GIC), y aunque aquí yo había conocido superficialmente el Ciclo de la
Experiencia de la mano de Mitchel Katzeff, el manejo que Celedonio tenía del Ciclo era
extraordinario.
En aquella época, Celedonio en su trabajo como facilitador utilizaba también la
Teoría Tridimensional de las Relaciones Interpersonales (FIRO), y el LIPHE, cuyo
autor W. Schutz, fue muy conocido en los tiempos en que Perls dictaba cursos de
Terapia Gestalt en Esalen, y que escribió un libro, Joy: expanding human awarenss
(Schutz 1967) que se hizo bastante popular dentro del Movimiento de Potencial
Humano, y entre los seguidores de los Grupos de Encuentro, en español es muy
conocido otro libro suyo Todos somos uno. Amorrortu (Schutz 1973).
Celedonio, a diferencia de otros gestaltistas que yo he conocido en el entorno,
siempre tuvo una actitud investigadora, y cuando se presentó para profesor en la
Universidad Complutense de Madrid, hizo lo que pocas personas han hecho, ser dos
veces doctor, pues no presentó la tesis que ya había obtenido en Canadá, y esta nueva
tesis versó sobre la aplicación de FIRO en el ámbito educativo.
Creo que es una persona que no comparte la idea, muy extendida por otra parte entre
muchos gestaltistas, de que la investigación está reñida con la práctica terapéutica, me
atrevería a decir que respeta los principios enunciados por Donald Polkinghorne
(1982):
“La psicología humanista está comprometida a responder teóricamente a la pregunta básica
de la psicología (la pregunta sobre el ser humano) y al estudio crítico de ese compromiso
mediante la investigación. No estamos limitados a métodos de investigación específicos: somos
libres de seleccionar el método apropiado para contrastar las hipótesis que se encuentran bajo
investigación. Constantemente debe surgir una teoría más rica y completa. La investigación es
humanista no porque utilice ciertos métodos sino porque estudia la teoría humanista”.

Creo importante dedicar unas líneas a explicar el FIRO, ya que yo he sido


testigo de trabajos muy importantes utilizando esta teoría.
FIRO: Una teoría de las relaciones interpersonales
FIRO es una teoría acerca de la conducta interpersonal. Fue formulada por
Schutz en 1955 y ha sido ulteriormente ampliada y modificada (Schutz, 1958, 1967,
1987, 1992). FIRO es una sigla que significa Fundamental Interpersonal Relations
Orientation (Orientación de las Relaciones Interpersonales Fundamentales). Como su
nombre indica, esta teoría trata de explicar la conducta interpersonal basándose en la
orientación hacia los demás. Afirma que las personas se orientan hacia los demás
siguiendo ciertas pautas características, que son los principales determinantes de la
conducta interpersonal. Las características particulares de la conducta interpersonal de
un individuo pueden explicarse por tres necesidades interpersonales: inclusión, control
y afecto.
Una frase de W. Schutz “people need people” (las gentes tienen necesidad de las
gentes por el placer de estar juntas), definiría de modo coloquial el fundamento de su
teoría del ser humano y de sus necesidades. En cualquier caso, éste es su primer
postulado: el ser humano tiene necesidad de los otros seres humanos (necesidad de
aceptación, de comprensión, de inclusión, de libertad o necesidades interpersonales).
Esta necesidad interpersonal sólo puede ser satisfecha por la realización de una
relación con otro. La no satisfacción de una necesidad interpersonal crea en el
organismo el mismo sentimiento de ansiedad, de carencia o de stress, que la no
satisfacción de una necesidad fisiológica fundamental (alimento, sueño, calor, etc.).
Tres zonas definen esta necesidad interpersonal: la inclusión, el control y el
afecto o apertura, cada una definida, a su vez, por dos dimensiones.
1.- Zona de la inclusión: necesidad de sentirse considerado por otro, de
vincularse a otro y de ser aceptado por otro en su mundo y su grupo (ser aceptado en el
grupo sin ser devorado por él), de tener interés en otro y definido por las dos
dimensiones (sobre dos continuos):
a) Desde ser el origen de la interacción con todo el mundo hasta no ser el origen
de una interacción con nadie.
b) Desde suscitar por parte del otro que sea siempre el origen de una interacción
consigo mismo hasta que el otro no sea nunca el origen de una interacción consigo
mismo.
Esta necesidad se manifiesta a través de conductas cuyo propósito consiste en
atraer la atención y el interés de los otros (Schutz, 1966). El individuo que posee una
intensa necesidad de inclusión la revelará mediante sus esfuerzos por alcanzar
preeminencia, aprecio, prestigio, etc. Por ejemplo, el individuo que tiene una gran
necesidad de inclusión puede ser claramente amistoso, cordial, amable; pero también
puede ser posesivo, y tratar de castigar a los amigos que intenten entablar relaciones de
amistad con otras personas.
En la bibliografía psicológica se mencionan sinónimos de inclusión y exclusión:
Karen Horney (1945/1983), "moverse hacia la gente" (persona que hace inclusión), y
"alejarse de la gente" (persona que hace exclusión); C. G. Jung (1923), "extraversión"
(ir hacia la Inclusión), "introversión" (ir hacia la exclusión).
2.- Zona de control: esta necesidad implica el respeto de la competencia de otro
y de su responsabilidad y la consideración por otro de su propia competencia y
responsabilidad. El control se refiere a los procesos interpersonales de toma de
decisiones. La necesidad de control abarca desde la necesidad de dominar a otros, tener
poder y autoridad sobre ellos, hasta la necesidad de ser controlado. En uno de los
extremos, el individuo quiere controlar por completo a los demás; en el otro, quiere que
los demás le controlen completamente. También en este caso la necesidad de control se
exterioriza a través de la conducta del individuo frente a los demás. La persona con una
elevada necesidad de control se rebela y se niega a ser controlada; en cambio, la persona
con una marcada necesidad de ser controlada se muestra complaciente y sumisa ante los
demás. Lo que encontramos en las dos dimensiones:
a) Desde controlar totalmente el comportamiento de otro hasta no controlar el
comportamiento de nadie.
b) Desde suscitar en otro que ejerza siempre su poder en el individuo hasta que
no ejerza nunca su poder en el individuo.
3. Zona del afecto o apertura: necesidad ligada al sentimiento mutuo y
recíproco de amar a otro y de ser amado por él, es decir, de sentirse amable. El afecto
hace referencia a los sentimientos íntimos, de orden personal y emocional, que existen
entre dos individuos, y sus puntos extremos son el amor y el odio. La persona que tiene
una fuerte necesidad de afecto será amistosa, se abrirá ante los demás, y por lo general
tratará de establecer lazos emocionales estrechos con los otros. En el extremo opuesto,
el individuo con baja necesidad de afecto evita las relaciones interpersonales estrechas.
Viene definido en los dos continuos:
a) Desde ser el iniciador de una relación afectiva con cada uno hasta no ser el
iniciador de una relación personal próxima e íntima con nadie.
b) Desde suscitar en otro que siempre sea el iniciador de una relación personal
de la que el otro sería el polo hasta no suscitar nunca en otro que sea el iniciador de una
relación afectuosa consigo mismo.
Cuando dos o más personas entran en interacción, cada una de ellas suele
desarrollar en cada área de necesidades la pauta de conducta característica que elaboró
durante su infancia. Las pautas de interacción de dos individuos determinados pueden
ser compatibles o incompatibles. En el primer caso, es probable que la interacción sea
fácil y productiva; si son incompatibles, la interacción será difícil e improductiva.
Schutz (1958) establece tres tipos de compatibilidad-incompatibilidad que pueden
existir en cada una de las tres áreas de necesidad: compatibilidad de intercambio,
compatibilidad de dador-receptor, y compatibilidad recíproca. La compatibilidad de
intercambio se basa en la mutua expresión de inclusión, control o afecto. Algunas
personas prefieren una gran cantidad de intercambio de conductas correspondientes a un
área determinada de necesidades, mientras que otros individuos prefieren no dar ni
recibir inclusión, control o afecto. Existe compatibilidad de intercambio cuando dos
personas que interactúan son semejantes con respecto a la cantidad de intercambio
deseado; la incompatibilidad sería una consecuencia de la discordancia a este respecto.
Si, por ejemplo, hay dos personas en interacción que prefieren ambas un gran
intercambio, o muy escaso intercambio, en el área del afecto, las dos serán compatibles;
pero si una de ellas desea una gran cantidad de intercambio y la otra muy poco, serán
incompatibles. La compatibilidad de intercambio depende del grado, en que los dos
miembros de una díada están de acuerdo con respecto a la cantidad deseable de mutua
interacción.
La compatibilidad de dador-receptor se origina en la dimensión de emisión-
recepción de toda interacción. En general, dos personas son compatibles en la medida
en que la expresión de inclusión, control o afecto por parte de una de ellas se
corresponde con lo que la otra persona desea recibir en el área correspondiente. Si, por
ejemplo, una persona necesita ejercer control y trata de dominar a otra, y esta otra
necesita ser permisivo, las dos serán compatibles. Pero si ambas necesitan ejercer
control sobre la otra y tratan de dominarla, habrá incompatibilidad. Análogamente, si
una persona inicia activamente (origina) tareas de grupo orientadas a otra persona que
quiere verse incluida en esta clase de actividades, la díada será compatible. Por el
contrario, la misma iniciación de actividades grupales, para una persona que no quiere
verse incluida, originará incompatibilidad. Lo importante aquí es el grado en que las
actividades originadas por, una persona concuerdan con las necesidades del otro
miembro de la dada,
La compatibilidad recíproca refleja la medida en que dos personas satisfacen
recíprocamente las respectivas preferencias de conducta (Chutar, 1958). Si una persona
quiere que la otra exprese mucho afecto, y esta otra persona así lo hace, la dada es
compatible en el área del afecto. Pero si uno de los miembros de la dada se siente
frustrado porque el otro no expresa afectividad en el grado suficiente, o si no puede
expresar su conducta preferida ante el otro (afecto o control, por ejemplo), la dada será
incompatible. En general, la compatibilidad recíproca depende del grado en que la
conducta de cada persona está de acuerdo con las necesidades de la otra.
El postulado general de la teoría de Chutar es que los grupos compatibles son más
eficientes que los incompatibles. Este efecto se refleja en la formación inicial de los
grupos, en el grado en que es probable que los grupos continúen su función, y en su
productividad. Las investigaciones de Chutar (1955, 1958, 1967) respaldan
generalmente su teoría.
Las condiciones ideales para la satisfacción de esta necesidad interpersonal se
reúnen cuando existe un equilibrio entre estas tres zonas y cuando el organismo sólo
recurre mínima mente a sus mecanismos de defensa.
El comportamiento de cada individuo sería una combinación de cuatro tipos de
comportamiento en estas zonas. Estos comportamientos de zona se definen en cada
continuo, desde el polo (-) hasta el polo (+). En cada momento tendremos un
comportamiento deficiente, excesivo, patológico o ideal, este último cuando la
necesidad interpersonal se satisface.
Así, en la zona de la inclusión (o de la pertenencia a un grupo), descubrimos: lo
hipo social (tendencia a la introversión), lo hipersensible (tendencia a la extraversión),
lo social (a gusto con otro y a gusto solo); y la patología de la inclusión que se traduce
por la ansiedad del contacto.
En la zona del control (o del dominio de la situación), se definirá de la misma
manera al abdícrata (abandona todas sus responsabilidades en sus relaciones), al
autócrata (intenta siempre dominar al otro) y al demócrata (a gusto cuando da o recibe
órdenes). La patología del control es aquí la de un Super-Yo no interiorizado: se lucha
sistemáticamente contra toda autoridad externa.
Finalmente, en la zona del afecto o apertura evolucionan: lo contrapersonal o
hipopersonal (evita los lazos personales), lo hiperpersonal (posesivo, busca ser amado
por todos los medios), lo personal (se mueve tanto en una relación intensa e íntima
como distante e informal).
No son pocos los autores han utilizado en sus estudios conceptos similares a los
de Inclusión, Control y Afecto, como lo menciona Schutz (1966).
Abajo en la tabla 1 se resumen los estudios y autores que utilizan las tres
necesidades interpersonales fundamentales.
Tabla 1 Estudios realizados sobre las tres necesidades interpersonales básicas

Estudios Autor Inclusión Control Afecto


Interacción Baldwin, Kallhorn, Indulgencia Democracia en el Aceptación
padre-hijo Breese Estimulativa/ hogar
(1945)Champney Inactiva Libertad/Control Aprobación/Desapro
(1941) Sewell, Interacción Promoción de bación
Mussen y Harris Padre/Hijo Independencia
(1955)
Prototipos de Fromm (1947) Aislamiento/Destruct Relación simbiótica
Personalidad Freud (1931) ivo Tipo obsesivo Tipo erótico
Horney (1945) Tipo narcisista Moverse contra la Moverse hacia la
Alejarse de la gente gente gente
Conducta Leary, et al. (1951, Intensidad Dominancia/Sumisió Afiliación/Hostilidad
grupal 1957) Prominencia individ. n Sociabilidad
Carter (1955) Pelea/fuga Facilitación de metas Emparejarse
Bion (1949) Dependencia
Otros Benne, Sheats (1948) Individual Tarea Mantenimiento
Swanson (1951) Participación Influencia Agradar
Back (1951) Prestigio grupal Orientado en la tarea Atracción personal
Corsini, Rosenberg Accional Intelectual Emocional
(1955) Activ. Poder Amistad
Jenkins, Lippitt Extracurricular Independencia Expresión sentimien
(1951) Estatus tos
Varon (1953)
Fuente: Schutz, W. (1966) The Interpersonal Underworld.

Continuidad relacional y compatibilidad.


Así como esto depende ya del nivel de la patología del control y del afecto, Schutz
piensa que el comportamiento interpersonal es consecuencia de la forma en que el
adulto percibe que de niño fue tratado por sus padres o por los demás adultos, y del
modo en que éste respondió a dicho tratamiento. Entonces tiene que introducir el
postulado de la continuidad relacional. Éste se funda en dos principios:
1.- Principio de constancia: cuando la posición relacional es percibida como
semejante a la relación padres/hijos, el comportamiento del adulto se vuelve a convertir
en lo que era durante la infancia.
2.- Principio de identificación: cuando el adulto se percibe en una posición
análoga a la de sus padres, en la relación padres/hijos que ha vivido, su comportamiento
se convierte en análogo al de sus padres, tal como lo había percibido siendo niño.
Una última propiedad es necesaria, y puesta en evidencia por Schutz, en el plano
de la relación como tal: la compatibilidad. En efecto, el individuo satisface mediante
ella su necesidad fundamental interpersonal y puede llegar a una coexistencia
armoniosa. Incluso aquí se conjuga la compatibilidad. Tres tipos intervienen en cada
una de las tres zonas señaladas de la necesidad de interacción:
1.- Compatibilidad reciproca: dos personas se combinan tanto más fácilmente
cuanto cuentan recíprocamente con el mismo comportamiento, es decir, cuando la
espera de una encuentra la espera de otra.
2.- Compatibilidad de iniciativa: dos personas serán tanto más compatibles
cuanto una de ellas pertenece más bien al tipo que toma la iniciativa de una relación
interpersonal y la otra prefiere que la iniciativa sea tomada por otro.
3.- Compatibilidad en los intercambios: el clima óptimo de intercambio
interpersonal es diferente según los individuos: algunos lo prefieren intenso y otros
reservado. El clima de intercambio más compatible entre dos personas se sitúa entre dos
personas que tienen las mismas preferencias y encuentran más satisfacción en esta
relación mutua que en cualquier otra.
LIPHE
Basándose en su teoría de las relaciones interpersonales Schutz elaboró cinco
escalas para medir en diversos ámbitos y situaciones estas relaciones. Una de estas
escalas es la LIPHE: Life lnterpersonal History Enquiry (Percepción de los padres en la
infancia)
La Escala LIPHE ha sido diseñada para medir la Percepción que de los Padres
teníamos en la Infancia, desde el aquí y ahora, de ese niño convertido en adulto.
Es un cuestionario que mide el recuerdo que tiene el sujeto evaluado de la
relación con sus padres en la infancia. Esta relación es medida según la teoría general
del FIRO en los aspectos de Inclusión, Control y Afecto, en las áreas de la Conducta y
Sentimientos (emociones), con dos subescalas separadas, una para el padre (o sustituto)
y otra para la madre (o sustituta). La puntuación obtenida por medio del cuestionario, se
asume sin poner en duda o cuestionar su veracidad debido a que lo que se intenta medir
es la percepción del sujeto evaluado, y no si es objetiva su percepción.
Una sesión típica, facilitada por Celedonio, podía comenzar con las
presentaciones de los participantes y posteriormente se administraba el cuestionario
LIPHE, y cuando los propios participantes habían hecho la correción siguiendo las
consignas de Celedonio normalmente se producía el insight, el darse cuenta de cómo
eran las relaciones actuales con los progenitores y las heridas que la infancia había
dejado en ellas. A partir de ahí el trabajo de sanación de esas heridas, por medio de la
silla caliente, generaba un clima de alta intensidad emocional. Los participantes
reconstruían una nueva relación con sus progenitores y fundamentalmente con ellos
mismos, limpiándose de culpas acumuladas, dando así un nuevo impulso a su desarrollo
personal.
Recuerdo ahora, escribiendo estas líneas, con gran emoción, algunos momentos de
esos trabajos. Era tal el esfuerzo y la concentración con la que Celedonio realizaba el
trabajo, que cuando finalizaba alguno de esos trabajos, se quedaba exhausto, y durante
unos minutos reinaba un silencio total en la sala.
A las cuarenta y ocho horas se volvía a administrar el LIPHE, y las variaciones que
se obtenían eran realmente espectaculares en algunos casos no solo en los que habían
trabajado directamente en la silla caliente, sino algunos otros que no habían trabajado,
también experimentaban un cambio de percepción que tenían sobre sus progenitores, lo
que no hace sino corroborar que en el trabajo grupal el aprendizaje vicario se
experimente con gran intensidad si el clima emocional lo acompaña.
Con estos instrumentos utilizados por Celedonio, hemos podido constatar, y los
participantes en los grupos también, el cambio de actitudes que se producía en ellos
mismos. No era simplemente una apreciación clínica del cambio, sino una constatación
por medio de la técnica test-retest, aplicada a lo largo de los talleres que impartía.
Durante un tiempo, con una combinación, de esta teoría de Schutz, aplicando el
Ciclo de la Experiencia, sus fases y las interrupciones al contacto en el ciclo, dieron
lugar a excelentes trabajos en la formación de terapeutas.
El Ciclo de la Experiencia.
La Terapia Gestalt está interesada en el “cómo” no en el “por qué”, esta por
tanto claramente interesada en el proceso. ¿En qué proceso?, en el proceso de contacto-
retirada, del organismo con el entorno para satisfacer las necesidades de supervivencia.
Es en esta interacción entre el organismo/entorno que surge el self con todas sus
funciones, es donde se produce la autorregulación organísmica. El Ciclo de la
Experiencia explica como se produce esta interacción. La formación de la figura que
permitirá, o no, la satisfacción de la necesidad y la recuperación del equilibrio
organismo/entorno.
Es en esta diferenciación que el sujeto hace de su entorno donde se inicia el
ciclo, donde el sujeto se hace consciente de alguna necesidad, y se pone en marcha para
satisfacerla. A veces el ciclo y sus fases se pueden apreciar claramente, en otros casos
más difusamente; quizás podríamos decir que se suele apreciar más fácilmente las
interrupciones que las propias fases.
Este Ciclo es también conocido como Ciclo del Contacto/retirada, Ciclo de
Satisfacción de Necesidades, etc.
A continuación exponemos el Ciclo de la Experiencia según lo explica
Celedonio, que es el que utiliza Zinker (1979).

Tomado de C. Castanedo (1983) Terapia Gestal. Costa Rica. ed. Texto


Según Zinker el modelo más comprensivo de la teoría de la Terapia Gestalt es el
ciclo de «darse cuenta-excitación». Fundamentalmente es el proceso de Autorregulación
Organísmica tan propio de la Terapia Gestalt. Este ciclo, estando en reposo, se inicia
con la sensación, (si el ciclo no se interrumpe) a continuación se llega al darse cuenta,
ya se va perfilando una figura de un fondo difuso, generando la movilización de la
energía para la acción. La siguiente fase es la excitación previa al contacto, que es la
siguiente fase. Al final llega la retirada o reposo, y el ciclo vuelve a comenzar. El ciclo
completo es:
reposo-sensación-darse cuenta-energía-movimiento-contacto-retirada/reposo.
Sensación (percepción de alguna variación del organismo con respecto a sí
mismo y/o el entorno):
La sensación proviene de la percepción, bien sea interna (propioceptiva) o
externa (exteroceptiva)
Interna: los sentidos orientados hacia lo interno del self: propioceptivos (sentido
de localización de partes corporales); quinestésicos (sentido de movimiento);
sensaciones viscerales (órganos digestivos, hambre, latidos del corazón, etc.); receptores
de presión, dolor, placer; y las sensaciones que producen los pensamientos y las
imágenes visuales.

Externa: sentidos orientados hacia la interacción con nuestro entorno: visión,


audición, tacto, gusto y olfato.

A partir de esa indiferenciación, de ese fondo, la percepción de alguna variación


en nuestro proceso homeostático, es el comienzo de la creación de una figura que
destaque de ese fondo, es el inicio del ciclo que acabará con la vuelta a la situación de
indiferenciación. La importancia de un buen contacto con la sensación reside en el
hecho de que si no tenemos una sensación clara, el siguiente paso (hacer figura, darse
cuenta, tomar conciencia) será más dificultoso, y nos puede llevar a interrumpir el ciclo
en su inicio.

Formación de la figura (Toma de conciencia, darse cuenta):

En esta fase del Ciclo se dota de significado a la sensación sentida, que derivará
en una acción, una conducta organizada en base a nuestras experiencias. La figura que
surja será la solución que el sujeto da en términos de necesidad y su relación con el
medio.

La sensación por si sola no es, naturalmente, suficiente para guiar nuestro


funcionamiento, aunque si forma una base del funcionamiento. La sensación tiene que
organizarse en algo significativo con el fin de que sea importante para la persona. En
Terapia Gestalt se conoce este proceso como el surgimiento de una figura del fondo. Por
ejemplo unas sensaciones, generalmente propioceptivas, que identificamos como pena,
porque le damos ese significado basándonos en nuestra experiencia emocional, nos
predisponen a una acción. En estas situaciones debemos permitir que nuestra pena se
dirija al objeto, sujeto o situación que la provoca, podemos desahogarnos llorando,
compartiendo este sentimiento con otras personas, etc. De no hacerlo así, al inhibir su
expresión, interrumpiendo el ciclo natural, se creará una situación inconclusa. Si esta
interrupción se repite con frecuencia puede llegar a generar trastornos psicosomáticos.

Por consecuencia de los diversos estímulos que le llegan a los sentidos, la


persona selecciona los que corresponden a una figura, lo que refleja su experiencia
sensorial. Los otros estímulos y sus correspondientes figuras vuelven al fondo. La
energía se concentra en la figura seleccionada, la que en este momento tiene un
contenido dominante. La meta de esta segunda fase en formar una figura clara y
diferenciada del resto de figuras de que se compone el repertorio.

Movilización de energía (excitación, energetización)

Cuando la figura es clara, surge el darse cuenta de una necesidad, de un interés,


y es cuando la energía del organismo comienza a movilizarse, a crecer para satisfacer tal
deseo, interés o necesidad.

En esta fase del Ciclo surge la energía necesaria para lanzarnos a la acción. Uno
de los aspectos más característicos de nuestra presencia física es nuestra energía,
vitalidad, fuerza. El grado en que somos capaces de movilizarnos en la vida está
determinado por la destreza con que nos movemos, la fuerza de nuestro lenguaje, el
brillo de nuestra piel, y nuestra capacidad a entrar en acción y soportar las dificultades.

Desde la perspectiva gestáltica la movilización no es una característica que la


persona tiene o no tiene, tanto como un proceso en la secuencia de cualquier Ciclo de
contacto. Cuando una figura se forma en el darse cuenta y orienta a la persona hacia el
contacto con el medio, la persona tiene que movilizarse, tiene que actuar, lo que la
conducirá al contacto.

El proceso de movilización forma la base física para la acción en el mundo, al


otorgar la energía y el impulso para la acción que hace posible el contacto. Este es un
ejemplo de acción fisiológica: Si siento sed (sensación) y deseo agua (una figura
consciente), me debo movilizar de la silla en que estoy sentado (acción) para beberla
(contacto final) y satisfacer mi sed (poscontacto). Aquí la movilización se da entre
desear el agua y levantarme para obtenerla.

En la secuencia de contacto interpersonal la fase de movilización y preparación


para la acción es de suma importancia. El lenguaje en si mismo es una acción al servicio
del contacto (comunicación del significado). El cómo la persona se moviliza más allá de
su comunicación viene determinado por el tono de voz que utiliza, uso de la respiración
como soporte, el vigor del habla, la postura, el gesto y la posición del cuerpo. ¿Da
soporte apropiado a sus palabras con su respiración? ¿Es congruente lo que dice en
relación con su postura corporal?, etc.

Otras acciones, especialmente las que implican relación interpersonal, requieren


más energía y habilidad, y un mayor grado de auto-soporte. Es en estas secuencias, dada
su complejidad y su asociación frecuente con la ansiedad, cuando la movilización puede
ser truncada o interferida. Como todas las fases del Ciclo de la Experiencia la
movilización se convierte en un asunto terapéutico únicamente cuando esta es
problemática. Encontrar un trabajo o completar un proyecto de envergadura son ejemplo
de acciones que deben mantenerse durante largos periodos de tiempo, los que a su vez
requieren una movilización sostenida de energía y un nivel moderado y constante de
auto-soporte. Cuando la energía y el autosoporte disminuyen tales acciones a largo
plazo parecen detenerse. Es en ese momento cuando debemos preguntarnos que es lo
que interfiere con la movilización para la acción.

Acción (movimiento)

La acción es perceptible por los demás, si se han producido interrupciones en


alguna de las tres fases anteriores, aquí se hará evidente.

Esta fase implica un movimiento hacia un objeto, sujeto y/o situación deseada o
alejamiento de lo contrario. Por lo tanto la acción es una conducta o movimiento que
conduce al contacto. Desde la perspectiva gestáltica el movimiento ocurre no como un
proceso aislado, sino como un proceso incluido en el Ciclo de la autorregulación del
organismo.

La energía y soporte que generamos en la fase anterior de movilización


encuentra su utilidad cuando expresamos algún tipo de acción relevante para nosotros,
en nuestro entorno.

La acción es la descarga y utilización de la energía movilizada y la puesta en


movimiento de la musculatura. La acción se produce en el campo organismo/ambiente.
La importancia que la Terapia Gestalt sitúa en la acción y el movimiento es una de las
particularidades que distingue de otros enfoques de psicoterapia centrados en el insight.

Contacto

Es el fruto de la fase anterior, aquí las necesidades han sido moldeadas en la


creación de una nueva totalidad que es diferente a la suma de sus partes. Un buen
contacto se obtiene cuando existe claridad en el darse cuenta y cuando este último es
soportado por una buena carga de energía.

Esta fase, como la acción, puede ser observada por los otros. El contacto es el
encuentro con el satisfactor de la necesidad, lo que ocurre en los límites entre el
organismo y el ambiente, el encuentro del self con el otro. Cuando estamos en contacto
experimentamos el encuentro en los límites que separan y definen nuestro self y el de
los otros u objetos que contactamos. El contacto culmina con la experiencia de contacto
final, el momento del encuentro cuando los límites entre el self y los otros desaparecen.
Los pasos que sigue el contacto son: pre-contacto; contacto inicial; contacto final; y
post-contacto.

Resolución (retirada, cierre)

Aquí se produce una revisión de la propia experiencia. Es el fin del Ciclo, el


organismo cae en reposo hasta que se inicia un nuevo Ciclo con el resurgir de nuevas
sensaciones. En este momento de cierre del Ciclo la energía es mínima. En nuestra
cultura, una cultura de logro, es lo único que se valora, de ahí que en numerosas
ocasiones, inmediatamente se inicie un nuevo ciclo sin haber integrado la experiencia.

Con la resolución, la retirada y el cierre se produce la asimilación, lo que fue


figura pasa al fondo.

A menudo el contacto final es mal interpretado al considerarlo el punto


culminante del Ciclo de la Experiencia. Aunque la necesidad que ha organizado la
conducta haya sido completada por medio del contacto, el organismo no estará en
capacidad de disponer de energía, para la formación de la siguiente figura, hasta que no
se hayan cumplido ciertos requisitos que den lugar a lo que surgirá. El contacto final
debe encontrar un fin y de esta forma lo obtenido del contacto puede ser asimilado, de
tal forma que algo fresco y nuevo pueda surgir por si mismo, sin contaminación del
evento previo.

Para que este final se produzca, se necesita la fase de retirada del contacto. La
salida de la retirada es equivalente a la intensidad y naturaleza del contacto involucrado;
cuando poco de uno mismo ha sido disuelto en el encuentro con otro, entonces se
requerirá poca energía para dar una nueva forma al self y enfocar hacia el propio
organismo. Asimismo los contacto mantenidos durante largos periodos de tiempo, como
los cortos pero intensos, requieren una atención equivalente para proceder a la retirada.
Un largo proyecto que ha culminado, como escribir un libro, hacer una venta
importante, cambiar de residencia o país, conlleva frecuentemente una retirada y
periodo de asimilación que mucha gente malinterpreta como depresión. Es el fenómeno
conocido como “post-parto", que a menudo indica una reorganización del self, después
de que este ha sido organizado intensamente alrededor de un objetivo mayor o figura.

Incluso al interior de la evolución de este tipo de proyectos largos o


acontecimientos significativos y por las características de la intensidad del contacto es
conveniente establecer periodos de semi-retirada, descansos naturales, pausas que nos
permitan volver frescos al contacto. La retirada es la polaridad natural del contacto. Los
elementos de la retirada son: desengancharse del contacto, reformular los límites del
self, asimilación, y cierre.

Es obvio que todas estas fases del Ciclo no están tan definidas como se
presentan en la teoría, la sensación no termina cuando se da la formación de la figura,
tampoco la sensación está ausente en la acción y el contacto. En este modelo del Ciclo
no se trata de definir a que lugar cada cosa pertenece, sino describir que es lo que se
necesita en una auto-regulación adecuada y que es figura en un punto específico de la
experiencia según el Ciclo. Cada elemento es un requisito para la etapa siguiente.

Hay veces que el flujo de la figura y su resolución en el medio no puede ser


suave. En Terapia Gestalt la capacidad de intervenir o resistir temporalmente al contacto
puede ser útil y sano como ajuste creativo a las vicisitudes de la experiencia y del
medio.

Las dificultades surgen cuando se interrumpe (resistencia) el ciclo de una forma


fuera de nuestra conciencia, con lo que la necesidad no puede ser satisfecha. Esta
interrupción se manifiesta como trastorno del organismo. En forma similar la
interrupción de otras necesidades importantes se manifiestan de forma no deseada,
dolor, ansiedad, depresión y carencia de totalidad.

Las fases que son omitidas, saltadas, bloqueadas o interrumpidas forman la base
de una pobre autorregulación organísmica. El Ciclo de la Experiencia permite localizar
donde una persona queda bloqueada en la secuencia de la autorregulación. Estos puntos
de interrupción son las resistencias al contacto y en ellos se sitúa el centro del trabajo
terapéutico de la Terapia Gestalt.

Las resistencias no son exclusivas únicamente de una fase del Ciclo, aunque
estas estén enmarcadas en fases específicas, por ejemplo la desensiblización es
especialmente crítica antes de la fase de sensación, aunque también se puede dar en
otras, aunque con menos intensidad, como durante la fase de contacto final, cuando la
experiencia sensorial puede quedar embotada al minimizar la respiración.

Resistencias al contacto (interrupciones del ciclo)

Las autointerrupciones en este ciclo suelen ser habitualmente:


desensibilización- proyección introyección-retroflexión-deflexión-confluencia.
Reposo/desensibilización/sensación/proyección/darse
cuenta/introyección/energía/ retroflexión/movimiento/ deflexión/contacto/
confluencia -retirada, reposo.
Hemos de aclarar que así como en el desarrollo del ciclo existe gran unanimidad,
no la hay tanto en el tipo de resistencias o interrupciones en el ciclo. Estas diferencias
tienen origen la diferente teoría que utilicen para explicarlo.
Este ciclo sufre interrupciones, más habitualmente de lo que sería deseable, en
su devenir. A estas interrupciones se les ha llamado resistencias al contacto.
En cada fase del ciclo puede ocurrir una interrupción. De modo somero
describiré estos fenómenos que suceden en el Ciclo de la Experiencia según Celedonio.
Desensibilización: (entre el reposo y el darse cuenta)
Todos tenemos algunas áreas limitadas o "ciegas" en nuestro mundo sensorial, estas
son las áreas desensibilizadas. La desensibilización se extiende desde un estado severo
de psicosis a un malestar temporal, ejemplo tener dificultad en expresar la tristeza que
se siente, cuando expresarla es apropiado. De un alto grado de desensibilización resulta
la despersonalización, cuando la desensibilización está dirigida a los sentidos del self; y
cuando las sensaciones están desconectadas del mundo (disociación), quiere decirse
cuando los órganos de la percepción del medio están desensibilizados. El fenómeno de
desensibilización es de gran importancia para cualquier terapeuta que considere el
cuerpo y el ser inseparables. Cuando no se siente el cuerpo, el ser está debilitado.
Estando en la fase cero, de reposo, puede suceder que una persona esté
desensibilizada, no tiene en cuenta sus sensaciones, no se entera de sus sensaciones, es
la desensibilización, que se produce entre el reposo y la sensación. A veces se habla de
esta interrupción como represión, en el sentido más clásico que este concepto tiene
dentro de la teoría psicoanalítica.
La sensación no es sentida, funciona entonces como un mecanismo de evitación
del sufrimiento. Un ejemplo claro de este fenómeno es el “olvido” de experiencias
traumáticas, su desaparición de la conciencia. Algunas personas que tienen un alto
grado de desensibilización padecen un trastorno conocido como Alexitimia, que es la
dificultad de percibir sus propias sensaciones, sentimientos; de no poder describir sus
sentimientos y emociones, y de tener grandes dificultades para hablar de ellas. Un
trastorno típico ligado a la desensibilización es la anorexia.
Proyección (entre la sensación y el darse cuenta, formación de figura)
La amenaza común en estos casos de proyección es que mientras que el cuerpo
siente claramente, tal vez incluso en el lapso de un minuto y de una forma particular, se
da un deslizamiento entre la experiencia corporal y el self: lo que se siente está separado
del "yo". En esas situaciones el cuerpo es considerado un objeto de experiencia y no una
parte del sujeto, el cuerpo es proyectado y tratado como diferente del self.
En Terapia Gestalt se define la proyección como una interrupción del contacto.
Interrupción en la que se trata una parte del self como si fuera un objeto en el medio. En
esta situación la experiencia del propio cuerpo, que desde el punto de vista holístico es
el self, es concebida como algo que ocurre separada del self. Si el self y la experiencia
corporal se mantienen separados se comprende que los datos necesarios para la
formación de la figura sean inexistentes y el impacto de las sensaciones corporales en la
conducta de una persona sea minimizado.
Por otra parte proyectar es experimentar los sentimientos, pensamientos y
conductas propias como estando fuera de uno mismo o perteneciendo a otro. El material
proyectado está frecuentemente elaborado de fragmentos de la persona que no la
satisfacen. La proyección se caracteriza por una carencia de comunicación clara, la
persona que proyecta experimenta a menudo estar dividida o tiene enormes vacíos en
las áreas de afecto y funcionamiento, se siente a menudo acosada por aquellos que la
rodean y que tienen sus mismas características, dado que vacía parte de ella misma en el
ambiente. El que proyecta no forma figura.
Una vez sentimos la sensación, hemos de dotarla de significado, interpretar su
mensaje, de qué nos informa, ¿sed, hambre, rabia...? y la interrupción que corresponde
en esta parte del ciclo es la proyección. Interrumpe el proceso natural del darse cuenta
del significado que hemos de otorgar a la sensación sentida. Atribuimos a otros, a
alguien que no soy yo lo que siento o pienso. A veces los introyectos no digeridos nos
impiden reconocer nuestras sensaciones como nuestras. Por ejemplo, una persona con
introyectos puritanos respecto al sexo negará sus deseos sexuales proyectándolos hacia
el exterior, en forma de “ya están otra vez provocando con sus andares, con sus
minifaldas.”
Introyección (entre el darse cuenta, formación de la figura, y la movilización,
energetización).
Introyectar significa "tragarse todo" lo que el medio ambiente ofrece, sin
masticarlos, ni saborearlo, ni digerirlo. El proceso de introyección se caracteriza por la
carencia de discriminación. La persona que introyecta experimenta a menudo un sentido
de incapacidad y una carencia de energía para actuar en forma agresiva sobre el medio y
extraer de él lo que necesita para satisfacer sus necesidades. El introyector es incapaz de
movilización.
La introyección es lo que permite la función socializadora en nuestra sociedad,
primero los padres, luego los maestros, figuras de autoridad, que nos dicen qué es bueno
y que es malo, qué es correcto sentir, y qué no. En palabras de C. Rogers son “valores
prestados” que sustituyen la guía organísmica que el niño tiene de manera natural, y que
con el tiempo harán que el sujeto se guíe por normas en lugar de hacerlo por sus deseos.
Se sustituye la auto-regulación organísmica por la regulación externa. El sujeto no dice,
“quiero esto”, sino “¿qué es correcto desear en esta situación, con esta persona?”. Su
guía para vivir en el mundo no es interna, es externa, es lo que le han enseñado a hacer,
decir, pensar y sentir. Los introyectos pueden ser aprendidos con sufrimiento “la letra
con sangre entra”, o “los hombres no lloran” o sentirás mi desprecio; aunque también
hay introyectos que se aprenden amorosamente “si quieres a alguien has de sacrificarte
por él... como yo hago contigo”. De ahí que los introyectos sean a veces tan destructivos
y tan indestructibles.
Retroflexión (entre la movilización, excitación, energetización y la acción)
Retroflectar es volver hacia el self una acción que debería ser más apropiado
ejercerla sobre el medio, u ocuparse del self en lugar de pedir el soporte disponible en el
medio. El proceso de retroflectar se caracteriza por la carencia de acción y un intenso
control del self. La persona que retroflecta es introspectiva e intelectualmente orientada,
introvertida e huidiza, crónicamente fatigada y tensa. El retroflector por todas estas
razones escapa a la acción.
La retroflexión es la interrupción que explica el miedo a las consecuencias de mi
acción; es no querer responsabilizarse de la acción que necesito ejecutar para satisfacer
mi necesidad. Necesito libertad y como me da miedo las consecuencias de esta
demanda, que puede llevar a la ruptura de mi matrimonio, retroflecto esa energía que
estaba al servicio de demanda de libertad y la convierto en culpa, “soy un egoísta, con lo
que me quieren...”.
La retroflexión se relaciona con trastornos corporales, ya que la energía que no sale
al exterior es bloqueada en el cuerpo. Imaginemos una explosión de rabia contenida
delante del jefe.
Deflexión (entre la acción y el contacto)
Deflectar es experimentar el medio desviado hacia un lado o percibirlo tan
fugazmente que raramente existe un contacto sostenido. El proceso de deflectar es a
menudo caracterizado por un excesivo uso del lenguaje, sin llegar nunca a nada
concreto. La persona que deflecta procura el contacto difuso por medio del uso excesivo
del humor, hace generalizaciones abstractas y plantea preguntas en lugar de decir frases
u oraciones. Deflectar es hablar "como un loro por los codos", y por los otros, evitar el
contacto visual sostenido y des-intensificar la expresión emocional. El deflectar no
establece contacto. De algún modo la deflexión intenta evitar el contacto desviando la
energía movilizada hacia otra parte menos comprometida; vacía el proceso de la
intensidad requerida para el contacto.
Confluencia (entre el contacto y la retirada, reposo)
Ser confluente es perder el darse cuenta de diferenciación entre el self y el
medio. La persona confluente no experimenta el límite entre lo que es interno y externo.
En la interrelación la confluencia es la ausencia de conflicto y una percepción de que
todas las personas tienen los mismos pensamientos y sentimientos.
Una persona que disminuye el contacto por medio de la confluencia tiene
dificultad para hablar por ella misma y siente ansiedad cuando se encuentra rodeada de
otras que sí lo hacen. El confluente no llega a hacer la retirada.

La confluencia tiene como objetivo no finalizar el ciclo, dejar al sujeto en una


indefinición perpetua, fundido en el contacto, sin poder finalizar el ciclo e iniciar una
nueva gestalten.

Quisiera añadir algunos comentarios acerca del Ciclo de la Experiencia.

Aunque el ciclo, en mi opinión, es un artefacto teórico, artificial (como toda


teoría), su conocimiento permite implementar estrategias de trabajo, tanto en terapia
individual como grupal, ya que siguiendo las fases del ciclo y las resistencias
observadas, en un grupo se pueden crear experimentos, fantasías dirigidas o trabajos. De
igual manera en terapia individual en las sesiones se puede trabajar el ciclo que el
paciente realiza, dónde y cómo interrumpe su ciclo y que estilo de interrupción a
desarrollado el cliente, pudiendo así trabajar asuntos inconclusos que ha ido generando
en su vida.

El ciclo es un mapa genérico de un proceso de contacto-retirada entre el


organismo/entorno, y esta centrado fenomenologicamente en el aquí y ahora. Al ser por
definición el mapa de un proceso, aunque los contenidos del proceso cambien, el mapa
sigue siendo válido, tanto para un intercambio interpersonal, como para satisfacer una
necesidad física.

Asimismo las fases son demarcaciones artificiales de una unidad de experiencia


continua y fluida, por lo tanto las fases se pueden superponer. Una interrupción o
bloqueo en una fase afectará a las siguientes.

La investigación y el trabajo clínico han permitido elaborar las fases que recorre
un ciclo y las resistencias que se dan antes de cada una de estas fases, bloqueos que nos
impiden el cierre del ciclo de un modo saludable, como ocurre en los asuntos
inconclusos o los duelos no resueltos, los trastornos de la personalidad y los trastornos
mentales. El ciclo permite percibir el estilo personal según la resistencia más utilizada.

En todas las situaciones terapéuticas la intervención ha de realizarse varias veces


para que los cambios que se produzcan sean duraderos.

El Ciclo puede dividirse en áreas que son observadas únicamente por el self o la
persona y áreas que son sólo observadas por los otros.

Observadas por el self: sensación, darse cuenta, movilización, retirada.

Observadas por los otros: acción, contacto.


El Ciclo también puede dividirse en dos partes. Una primera parte sería la que va
desde sensación, darse cuenta hasta la movilización, sería la parte de carga, de
preparación para el contacto.

La segunda parte sería la que va desde la acción al contacto y retirada sería la


parte de descarga, de consumación del ciclo.

Las fases más importantes del ciclo, en mi opinión, son la formación de figura,
el darse cuenta, awareness, que tanto remarcaba Perls, y el contacto, que es el objeto, el
fin del Ciclo de la Experiencia.
Como es sabido dentro de la Terapia Gestalt existen, o coexisten diversas líneas
a partir de las diferentes influencias de los fundadores. Fundamentalmente Fritz Perls y
la corriente de seguidores de su última fase en Esalen, donde renunció a todo tipo de
teoría, y declaraba una Gestalt a-teórica, que se conoce como la corriente californiana,
del Oeste.

La otra corriente es la del Este, el Instituto Gestalt de Nueva York, representada


por Paul Goodman y Laura Polsner, alrededor del trabajo de esta última y al libro
Terapia Gestalt, excitación y crecimiento de la personalidad humana, cuya autoría se
le atribuye generalmente a Paul Goodman. Esta corriente es conocida como la de la
Teoría del self.

Breve esbozo de la teoría del self

El self es un sencillo sistema de contactos, necesario para que se dé el ajuste


creativo en el campo organismo/entorno. El self se manifiesta pues en la
frontera/contacto del organismo con su entorno, es la frontera/contacto en acción; sólo
cuando hay interacción en dicha frontera que pertenece a ambos, al organismo y al
entorno, podemos decir que hay self. En Terapia Gestalt es self no es entendido como
una entidad fija, estable, sino el conjunto de funciones necesarias para realizar el ajuste
creativo.

Por tanto la función esencial del self es el ajuste creativo. El self es el agente del
crecimiento. Es el integrador de las funciones perceptivas, propioceptivas, motrices y
musculares, así como de las necesidades del organismo; incluye los aspectos físicos,
emocionales y cognoscitivos; cada uno de éstos son manifestaciones diferentes de la
actividad del self. El self es consciente, orienta, agrede y manipula y siente
emocionalmente lo apropiado de la adaptación organismo/entorno; esta integración no
es pasiva sino que es ajuste creativo. El self es la actualización del potencial de
crecimiento. El self se identifica con algunas de las posibilidades y aliena otras; el
futuro es la dirección que torna este proceso desde las diferentes posibilidades hacia la
formación de una nueva figura.

El self crea estructuras o estilos especiales en función de ciertos objetivos, de


acuerdo con las exigencias de la situación. Estas estructuras o funciones del self que se
manifiestan en una situación de ajuste creativo son el ello, el ego y la personalidad.

La función ello.
El ello es el fondo difuso y confuso que se va disolviendo a medida que se
contactan y se actualizan sus posibilidades; se manifiesta a través de sensaciones
corporales que informan de las necesidades, pulsiones, apetitos y deseos; es una función
fisiológica no voluntaria; en los niveles bajos de excitación, el ello aparece como
pasivo, disperso e irracional, su contenido es alucinatorio destacando con fuerza las
sensaciones corporales.

Cuando la figura se forma claramente y la excitación del contacto


organismo/entorno es fuerte, entonces el ello se manifiesta como un aspecto energético,
vital y espontáneo del proceso del self que puede vivenciarse cuando conectamos con
las emociones o nos sentimos uno con el entorno.

El ego

El ego es el sistema de identificaciones y de alienaciones con respecto a


tendencias, deseos, impulsos y experiencias que son necesarios para la gratificación de
la necesidad más urgente.

El self es el sistema de contactos y el ego es la identificación de esos contactos;


para ello impone limitaciones deliberadas en el funcionamiento total del self, y la
identificación y alienación que le caracterizan, proceden de acuerdo con esas
reducciones del campo de experiencia.

El self en su función ego se identifica con el interés más significativo y lo elige;


fija y retiene conscientemente determinadas percepciones, propiocepciones, impulsos,
excitaciones del campo total, para permitir que otros intereses vayan desarrollándose y
resalten como figura.

El ego actúa sanamente y se manifiesta como un estadio del funcionamiento del


self con influencia positiva en el individuo cuando las identificaciones y alienaciones
son fluidas y espontáneas, sin restricciones deliberadas, coincidiendo con las
necesidades del organismo como totalidad y finalizando en una actividad integradora.
Actúa neuróticamente cuando invade el self a través de deliberaciones continuadas y
recurrentes, al estar la persona identificada de una manera inamovible con aspectos
parciales de su personalidad, e implicada en satisfacer solamente las necesidades
relacionadas con esos aspectos, mientras elude y trata de acallar los efectos de
situaciones incompletas que requerirían contactos espontáneos para resolverse y
poderlos olvidar. En este caso el ego construye una falsa identificación, limita la
experiencia humana y categoriza y solidifica el carácter del individuo.

La personalidad

La identificación y alienación propias de la estructura del ego culminan en la


función personalidad, la cual hace referencia a lo que cada uno conoce de sí mismo. Es
el resultado de la experiencia adquirida, alude a aquellas características psicológicas y
personales con las que uno se identifica y que le sirven de base para explicar y definir su
conducta.

Es aquello por lo que se reconoce y con lo que se presenta a los demás cuando
tiene que definir quién es.

La personalidad sana es autónoma, espontánea y responsable. Goza de un


entramado de actitudes y roles conocido por uno mismo. Elige libremente y tiene
siempre una sensación de soltura primaria que puede ser seguida de un compromiso;
uno se implica y se compromete en función de lo que la personalidad ha llegado a ser.
La personalidad neurótica está formada por muchos conceptos erróneos sobre uno
mismo, situaciones incompletas, introyectos inflexibles, yo-ideal, máscaras, etc. Teñida
por las influencias de crecimientos previos y por las vivencias similares del pasado, no
percibe la situación actual como novedosa, sino como un reflejo de lo que en ella espera
encontrar, y actuando en función de lo ya conocido se siente falsamente segura.

Después de esta breve descripción del self, veamos como se explica el ciclo
desde esta perspectiva.

Como hemos explicado reiteradamente, y como corresponde al genio totalizador


de la Terapia Gestalt, el todo es más que la suma de las partes, y ahora el ciclo lo
explicamos por partes, de modo didáctico y artificial, por comodidad, aunque el ciclo es
una totalidad única.

J. M. Petit llama al ciclo “secuencia de construcción/destrucción de las


Gestalten” o “ciclo de contacto.

La primera fase el Precontacto

Precontacto: el cuerpo es el fondo; el apetito, las sensaciones o el estímulo


ambiental es la figura. Es lo dado o "ello" de la situación. Es de lo que se es consciente.
En esta fase es la función ello del self la que esta presente, activa.

Segunda fase Toma de contacto


Toma de contacto:

a. La excitación del apetito se convierte en fondo, y algún "objeto" o conjunto de


posibilidades es la figura. El cuerpo disminuye.

b. Hay elección y rechazo de las posibilidades, agresión para acercarse y superar


los obstáculos; orientación y manipulación deliberadas. Estas son las identificaciones
(aceptaciones) y alienaciones (rechazos) del "yo". Es el yo, como función del self, el
que esta implicado en esta fase.

Tercera fase Contacto final

Contacto final (o Contacto pleno): sobre un fondo que comprende el entorno y el


cuerpo indiferentes, un objetivo vivo se destaca como figura y se contacta con él. Se
relaja cualquier actitud deliberada.

La cuarta fase es el Poscontacto

Poscontacto: hay una interacción flotante entre el organismo y el entorno que no


es una relación figura/fondo; el self disminuye. Se da la asimilación y por lo tanto el
crecimiento, modificando la "personalidad". La función del self que esta activa e
implicada en estas dos fases es la personalidad.

Interrupciones o Resistencias en este ciclo.

Confluencia. La confluencia es el estado de no contacto, no hay frontera del


self. Todos los hábitos y los conocimientos son confluyentes. La distinción entre las
confluencias sanas y las confluencias neuróticas consiste en que las primeras están
potencialmente sujetas a contacto, mientras que las segundas no se pueden contactar,
debido a la represión.

En el plano neurótico, la actitud presente –no reconocer del todo la nueva tarea-
consiste en agarrarse a la no consciencia, como si se aferrara a un comportamiento
acabado para encontrar en él alguna satisfacción, y como si la nueva excitación fuera a
arrebatársela. El objetivo es conseguir que el otro haga todos los esfuerzos.

La confluencia es una función de la frontera-contacto.

Introyección. La interrupción se puede producir durante la excitación, el self,


entonces, introyecta: desplaza su propio deseo potencial por el de algún otro. Esto sirve
para evitar la sensación de "no pertenencia". La actitud hacia el entorno es resignada y,
por lo tanto, infantil y sumisa (o la contraria, rebelde y agresiva pero sin sentido). La
satisfacción conseguida es la frustración.

La introyección sana es el paso previo a la asimilación, necesaria en cualquier


situación de aprendizaje. Está caracterizada por el interés, la motivación y la
consciencia inmediata.

Es un proceso en la frontera-contacto, que tiene que ver con el intercambio


entre el organismo y el entorno.

Proyección. En la proyección patológica, el individuo siente la emoción pero


flotando a la deriva, "en el aire" y ya que no siente que surge de él, la atribuye a la otra
realidad posible: el entorno; dirigida contra él por el otro. Produce rigidez muscular e
inhibe los poderes motores para dejarse llevar libremente por las emociones libres.

En el ajuste creativo, es un factor alucinatorio necesario en los primeros


acercamientos. Esto es la intuición o el presentimiento, y es así "como nos ponemos en
guardia o nos sentimos invitados por medio de un significado que todavía no es
manifiesto.

Asimismo la proyección, como la retroflexión, son procesos en la frontera-


contacto, que realizan intercambios entre el organismo y el entorno.

Retroflexión. Cuando las energías de la orientación y la manipulación están


plenamente comprometidas en el entorno pero el individuo no puede hacerles frente
porque tiene miedo a herir o a ser herido, "necesariamente, se va a sentir frustrado" y,
entonces, las energías comprometidas se van a volver contra los únicos objetos
disponibles y seguros en el campo: su personalidad y su propio cuerpo. Esto son las
retroflexiones. Podemos incluir aquí los remordimientos, los arrepentimientos, las
reconsideraciones, las enfermedades psicosomáticas, los dolores musculares sin
"causa", el pensamiento obsesivo, la rumia, etc.

El retroflectador trata de evitar quedar comprometido con el entorno. Cualquier


acto de autocontrol deliberado durante un compromiso difícil es una retroflexión,
generalmente sana.

El entorno tangible del retroflectador está formado únicamente por sí mismo. Y


su satisfacción directa es la sensación de control activo.

Egotismo. Cuando, en las fases de contacto final y de poscontacto debería haber


una relajación del control o de la vigilancia, cuando se trataría de abandonarse al
comportamiento que llevaría a la asimilación y al crecimiento, "hay un esfuerzo por
controlar lo incontrolable y lo sorprendente", esto es el egotismo disfuncional. La
preocupación del egotista no es contactar con el entorno, asimilar y crecer
holísticamente sino "multiplicar sus conocimientos científicos y técnicos para poner
cada vez más cosas del entorno a su alcance y en su poder para ser irrefutable". La
satisfacción del egotista disfuncional es el aburrimiento y la soledad; es vanidoso y
creído, sabe de todo y lo va diciendo. Desconfía de la humanidad y siempre tiene
"enfrentamientos".

No obstante, normalmente, el egotismo es sano e indispensable en la


elaboración de cualquier proceso de maduración largo, difícil y complejo; dicho de otra
manera, se sienten las ganas de comprometerse y se aplaza esto, desanimándolo, ya que,
en ese proceso concreto, no es adecuada ni la espontaneidad ni la capacidad de correr
riesgos. El egotismo es una función de la frontera-contacto.

Para resumir abajo se exponen una tablas en un intento de hacer asequibles las
diferencias entre las diferentes descripciones del Ciclo de la Experiencia.

Podemos observar que las diferencias, si exceptuamos la que corresponde a la


conocida en el mundo gestaltico como la Teoría del Self, son sensiblemente similares,
aunque cada cual matiza bien una fase, bien una interrupción, aunque el concepto del
ciclo se mantiene bastante unitario.

Siendo el ciclo un constructo teórico, que intenta explicitar un fenómeno, el de


la satisfacción de las necesidades del organismo, no me parece extraño que haya
variaciones en la explicación teórica, no siendo además excesivamente divergentes.
Podríamos decir que hay claramente dos explicaciones teóricas, dos Ciclos de la
Experiencia diferentes, el de la Teoría del Self, que tiene su origen en el libro Gestalt
Therapy y la corriente de New York, y el ciclo de J. Zinker que se origina en el CIG
(Cleveland Gestalt Institut), que es el que ha utilizado y desarrollado en parte Celedonio
Castanedo.

Comparación de los ciclos Teoría del Self y Ciclo de la Experiencia (J. Zinker-C.
Castanedo)
Teoría del self Ciclo de la Experiencia
Fases Interrupciones Fases Interrupciones
Precontacto Confluencia Reposo Desensibilización

Toma de Contacto Introyección Sensación Proyección

Contacto Final Proyección Darse cuenta Introyección

Poscontacto Retroflexión Energetización Retroflexión


Egotismo
Movimiento Deflexión

Contacto Confluencia

Otras variaciones del Ciclo de la Experiencia de Zinker-Castanedo, son las de


Héctor Sálama y Georges Pierret, este último discípulo del difunto Michel Katzeff,
terapeuta gestaltico belga fundador de la Multiuniversité, que formó a muchos
terapeutas europeos.

Ciclo Salama Ciclo Pierret

Fases Interrupciones Fases Interrupciones


Reposo Retención Desensibilización

Sensación Desensibilizació Sensación Introyección


n

Formación de Proyección Toma de Proyección


Figura conciencia

Energetización Introyección Energetizaci Retroflexión


ón

Acción Retroflexión Acción Desviación/deflexión

Precontacto Deflexión Contacto desvalorización

Contacto Confluencia Realización Confluencia

Poscontacto Fijación Retirada

Respecto a las autointerrupciones en el ciclo de la experiencia, como hemos visto


existen discrepancias, de ahí que Ginger y Ginger (1990) huyendo de dogmatismos
dibujan un cuadro con las diferencias en las autointerrupciones que se dan en las
diferentes fases del ciclo, según los diferentes terapeutas.

Goodman Perls Latner/Salathé Polster Petit Pierret

Confluencia Introyección Confluencia Introyección Proyección Desensibilización

Introyección Proyección Proyección Proyección Deflexión Introyección

Proyección Confluencia Introyección Retroflexión Introyección Proyección

Retroflexión Retroflexión Introyección Deflexión Retroflexión Retroflexión

Egotismo Egotismo Confluencia Confluencia Desviación/deflexión

Desvalorización

Confluencia

Tomado de Ginger y Ginger (1990)


Siendo como es un constructo teórico, se ha desarrollado según las diferentes
corrientes que coexisten dentro de la terapia gestalt, recibiendo aportaciones que no
hacen sino enriquecer la teoría de la gestalt. Como ejemplo de la riqueza que puede
suponer este desarrollo citaré a Sylvia Crocker, que incorpora a la lista de
autointerrupciones del ciclo la Proflexión, que sería una faceta de la retroflexión: hacer
a otros lo que me gustaría que ellos me hicieran a mí.
No creo que una discusión teórica sobre cual de los ciclos es más efectivo a la hora
de hacer terapia nos lleve a ninguna conclusión que merezca la pena.
Quien haya aprendido a trabajar con uno de los ciclos lo domine y se sienta cómodo
trabajando con él, utilizándolo como guía para generar estrategias que ayuden al
paciente a resolver sus conflictos, no tendrá necesidad de otro tipo de ciclo. En terapia
un constructo es válido si funciona; no es tan importante si es “verdadero” o
científicamente (¿?) más válido.
Yo he aprendido el ciclo con Celedonio, y es el que actualmente manejo, por lo cual
se lo agradezco, aunque pienso que en el fondo no se diferenciará mucho de cualquier
otro ciclo a la hora de aplicarlo en terapia.
No quisiera acabar sin mencionar el trabajo con sueños y fantasías, que Celedonio
empleaba en el trabajo grupal, con gran maestría y habilidad. Me paro aquí pues
necesitaría otras tantas páginas para explicarlo.
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