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Caratula

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Índice

Introducción 4

Capítulo I: Los años previos al inicio de la Revolución Francesa 5

1.1 Antecedentes Ideológicos. 5


1.2 Antecedentes Revolucionarios 6
1.3 Antecedentes Históricos 7

Capítulo II: La Revolución Francesa 9

2.1 Concepto de Revolución Francesa 9


2.2 Causas de la revolución francesa. 9
2.3 Etapas de la Revolución Francesa 10
2.3.1 Etapa Monárquica 10
2.3.2. Etapa Republicana 14
2.3.3 La era Napoleónica 15

Capítulo III: Consecuencias de la Revolución Francesa 18

3.1 Consecuencias políticas 18


3.1.1 El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno
de la democracia en Europa. 18
3.1.2 El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen. 20
3.1.3 Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa:
regímenes constitucionales basados en la soberanía nacional. 21
3.1.4 El ascenso de Napoleón Bonaparte 22
3.2 Consecuencias económicas 22
3.2.1 Triunfo del capitalismo. 22

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3.2.2 Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en
beneficio de burguesía y nobleza. 23
3.3 Consecuencias sociales 23
3.3.1 La aparición de los derechos del hombre. 23
3.3.2 Creación de sistemas basados en la razón. 24
3.3.3 Nacimiento de la sociedad de clases. 25
3.3.4 Mantenimiento de la discriminación a las mujeres. 25
3.4 Consecuencias ideológicas 26
3.4.1 Inspiración revolucionaria en el resto de Europa. 26
3.4.2 Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional. 27

Conclusiones 28
Fuentes de información 29
Anexos 30

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Introducción

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Capítulo I

Los años previos al inicio de la Revolución Francesa

Toda revolución es un estado de excepción en la vida de las sociedades y como


tal ha de ser considerada la francesa. Esto no quiere decir que se produjeran de
un modo esporádico, sino que más bien tiene una serie de antecedentes de varia
índole y se realiza tras la gestación de un proceso previo.

La Revolución Francesa se encuadra dentro del ciclo de transformaciones


políticas y económicas que marcaron el fin de la Edad Moderna y el comienzo de
la Edad Contemporánea. La independencia de EEUU y el desarrollo de la
Revolución Industrial, iniciada en la Gran Bretaña, son los otros dos grandes
procesos que señalan esta transición histórica. El proceso revolucionarios francés
es, sin duda, el más importante dentro del agitado panorama político del siglo
XVIII. Es, además, uno de los más polémicos. La historiografía se ha preocupado
constantemente de él y son muchos los escritos y los libros que presentan la
revolución francesa como una gran gesta o, por el contrario, un acontecimiento
perjudicial y hasta innecesario para Francia y la cultura occidental. (De Gandia,
1995, p. 125)

1.1 Antecedentes Ideológicos.

El enciclopedismo y la ilustración habían preparado un ejército de pensadores que


era dirigido en cierto modo desde Ferney por Voltaire, el cual había convertido su
retiro en un centro de revolución ideológica. Desde 1770 comienzan a aparecer
multitud de escritos anti absolutistas y anti monárquicos, como la Filosofía de la
naturaleza de Delisle de Sales o la historia del establecimiento de los europeos en
las dos Indias, muy adversa a España, del abate Raynal (1772). Junto a estas
obras, que en cierto modo arrancan de aquel Esprit des Lois, del barón de
Montesquieu se multiplican los panfletos y escritos clandestinos. No era ajena a
este pensamiento, puramente político y sociológico, la preocupación económica,

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motivada en gran número de casos por las agudas crisis provocadas desde el
tiempo de la regencia. El deseo de reforma y de hallazgo de una solución se
manifestará en medidas de gobierno, pero también en obras teóricas como el libro
“La Riqueza de las naciones”, de Adam Smith, opuesto al mercantilismo y a la
fisiocracia y defensor del principio de que la riqueza procede del trabajo individual.
(Altamira, 1946, p. 98).

El final del siglo XVIII fue una época de trastornos en muchas partes de
hemisferio occidental, trastornos que se pueden atribuir, directa o indirectamente,
al fermento de las ideas de la Ilustración.

Estas ideas, reflejo de las necesidades y tensiones de una sociedad


cambiante se basan en el nuevo conocimiento científico del siglo XVII, que
engendró una nueva fe en la razón y en el progreso. Por un lado, esto llevó a un
rechazo de la autoridad y a una afirmación de los Derechos del Hombre,
expresados en la famosa declaración de Rousseau de que el hombre nace libre,
pero en todas partes está encadenado.

1.2 Antecedentes Revolucionarios

Es probable que la revolución Francesa no se hubiera producido en el momento


en que aconteció si no hubiera contado con la experiencia del triunfo de otras
revoluciones, inspiradas en los principios. Desde este punto de vista, la revolución
Norteamericana es la gran experiencia de los futuros revolucionarios franceses, y
su triunfo, un poderoso acicate.

En Holanda también había brotes revolucionarios y, después de la guerra


contra Inglaterra, aparecieron sociedades de patriotas, que conseguían (1783)
desposeer a Guillermo V de Orange del mando militar. Aunque éste logra con un
ejército de 20.000 prusianos dominar la revolución, es innegable que ésta es la
primera en Europa que se inspira en los principios de la defensa de las llamadas
libertades. Igualmente sabemos que en los Países bajos imperiales se produce
una revolución contra José II y se proclaman los Estados Unidos de Bélgica, que

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obtienen su reconocimiento de Leopoldo II. Caso muy parecido es el de la
revolución Suiza de 1782, done se restaura el orden con la ayuda de tropas
extranjeras. (Belloc, 1967, p. 58).

1.3 Antecedentes Históricos

La organización política del Antiguo Régimen, la Monarquía absoluta, cuyos


defectos se concretaban en la omnipotencia real de derecho divino, consistía en la
coexistencia de tres estados: el noble, el eclesiástico y el llano aunque esto sólo
era en un plano jurídico, ya que las Cortes o Estados generales no se reunían
desde Luis XIII y el poder se concentraba en manos del primer ministro, quien con
otros y un encargado de las finanzas dirigía la vida del país. (Altamira, 1946, p.
124).

Administrativamente el Estado era centralista pero sin orden, es decir, más


bien con una organización caótica, pues no coincidían las demarcaciones
políticas, las de los intendentes o fiscales y las eclesiásticas, dándose la
apariencia de que Francia era un conjunto inorgánico de tierras sólo unidas en la
persona del rey. El régimen era incluso diferente en el sur (Senescalatos) que en
el Norte (Baylías). Este gobierno, en manos de la omnipotencia real y de sus
ministros, llevaba el pueblo francés, sin que éste tomara parte en la decisión, a
guerras y medidas económicas cuyos efectos databan de tiempos de Luis XIV. El
Sistema de Law y los desaciertos posteriores habían mermado la riqueza de
Francia. (Belloc, 1967, p. 87).

El lujo es otro antecedente histórico-social que conviene tener presente. El


lujo en la corte absorbía cantidades enormes de dinero, que concentraba en
Versalles a miles de cortesanos y miembros de las reales familias, con sus
parásitos. El empleo del dinero de Francia en los desmanes amatorios de Luis XV,
aunque luego Luis XVI había hecho ahorros, era abuso que había quedado
grabado en la mentalidad de todos los franceses. Este lujo era también de la
burguesía, que era en el Antiguo Régimen la clase más rica de la nación.
Paradójicamente, esta clase estaba penetrada del liberalismo, racionalismo,

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escepticismo e ironía que el pensamiento francés contemporáneo había vertido
sobre ella. Se veía, por otra parte, sin acceso legal al gobierno de una nación cuyo
régimen era ya caduco e incapaz para regirla, gastado e injusto. En verdad no es
la miseria popular, concentrada en París, pero no tan y la apetencia de gobierno
de la burguesía.

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Capítulo II

La Revolución Francesa

"La Revolución Francesa se sitúa desde entonces en el


propio corazón de la historia del mundo contemporáneo,
en la encrucijada de las diversas corrientes sociales y
políticas que han dividido a las naciones y las continúan
dividiendo. Hija del entusiasmo, inflama a los hombres
con el recuerdo de las luchas por la libertad y la
independencia y por su sueño de igualdad fraternal, o
suscita odio. Hija de la Ilustración, concentra los
ataques del privilegio y de la tradición, o seduce la
inteligencia por su esfuerzo inmenso para organizar la
sociedad sobre fundamentos racionales. Siempre
admirada o siempre despreciada, la Revolución
continúa estando viva en la conciencia de los hombres."
(Soboul, 1966, p. 78).

2.1 Concepto de Revolución Francesa

Se llama Revolución Francesa al movimiento político, social, económico y


militar que surgió en Francia en 1789 que trajo como consecuencia el derrumbe de
la monarquía absoluta, a la vez que originó el establecimiento del gobierno
republicano democrático difundiendo los ideales de Libertad, Igualdad, Fraternidad
y Soberanía Popular (Copleston,1989, p. 147).

2.2 Causas de la revolución francesa.

Se denomina así al estado político, social y económico de Francia antes de


la Revolución; se caracterizó por el predominio de las injusticias, las
desigualdades y los privilegios, causas verdaderas de la Revolución Francesa
(Fernández, 2009, p. 78).

Causa política. En Francia reinaba una monarquía absoluta con poder


ilimitado. El Rey se creía designado por Dios para gobernar, procedía de una

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forma arbitraria, no daba cuentas a nadie. Además no había libertad individual; ni
existía libertad de conciencia y existía una falta de igualdad frente a la ley.

Causa social. Francia estaba basada en la desigualdad. Se distinguían tres


clases sociales: Clero, Nobleza y Estado Llano, siendo las dos primeras
privilegiadas.

 Clero: Primera clase social. Se dividía en: Alto clero, dueño de grandes
riquezas, privilegios y exonerado del pago de impuestos. Formaban,
generalmente, la corte de Versalles. El Bajo clero, de modesta
condición, que simpatizaba con la Revolución.
 Nobleza: Se dividía en Gran Nobleza, poseedora de grandes riquezas y
Pequeña Nobleza residía en provincias y no tenía recursos.
 El Estado Llano: Era el pueblo, la masa más voluminosa de la población
de Francia. Carecía de privilegios y de derechos. Sólo la burguesía
disfrutaba de buena posición económica. La burguesía hizo la
Revolución. El Estado Llano era el que soportaba los impuestos del
Estado.

Causa económica. La situación de Francia presentaba las siguientes


características: el monopolio de la riqueza en beneficio del clero y la nobleza; el
pago de los impuestos sólo para el Tercer Estado; decadencia del comercio y de la
industria; falta de libertad de comercio y de trabajo; el derroche fiscal de la corte de
Versalles.

2.3 Etapas de la Revolución Francesa

Se distinguen tres etapas durante la Revolución Francesa (1789-1815):

2.3.1 Etapa Monárquica:

- Estados Generales (5-5-1789)

Para resolver la situación económica de la Hacienda Real, el rey Luis XVI


se vio forzado a convocar los Estados Generales, que eran una institución

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tradicional francesa, constituida por diputados representantes de los tres
estamentos, que llevaba siglo y medio sin reunirse. Tenían el poder de decidir
sobre la aprobación de nuevas leyes o nuevos impuestos.

En las elecciones salieron elegidos 1,200 diputados pertenecientes a las


tres clases sociales, distribuidos así: 300 por el clero, 300 por la nobleza y 600 por
el estado llano.

El 5 de mayo de 1789 se inauguró los Estados Generales con el discurso


del rey que disgustó a los "patriotas". Se pretendió votar por clases, un voto por
clase, pero los miembros del Estado Llano se opusieron. El rey se negó a ello y el
pueblo se constituyó en Asamblea Nacional.

- Asamblea Nacional (17-6-1789)

Ante esta situación el rey clausura el local. Los miembros de la Asamblea


Nacional ocuparon un salón del palacio de Versalles (destinado a jugar a la pelota
vasca) Allí se realizó la histórica sesión del Juego de la Pelota donde juraron no
separarse hasta haber dado una Constitución a Francia. La formación de la
Asamblea Nacional significaba verdaderamente el principio de la Revolución

El rey se vio obligado a aceptar los hechos consumados y con su


consentimiento, la Asamblea Nacional se convirtió en Asamblea Constituyente,
cuya labor sería redactar una Constitución.

- Asamblea Constituyente (1789-1791)

El pueblo, sabedor que el rey preparaba un golpe de estado, se movilizó


inmediatamente. El 14 de julio de 1789 atacó la Bastilla, fortaleza que servía de
prisión de Estado y que era considerada como el símbolo del despotismo
monárquico. Esta multitud de asaltantes de la fortaleza tomó como emblema una
bandera tricolor (rojo y azul que son los colores de París y el blanco que es color

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de la monarquía) Estos movimientos revolucionarios se extendieron por todo el
país.

El 4 de agosto de 1789 se decretó la Abolición de todos los Derechos y


Privilegios Feudales, significando la supresión del diezmo, de los servicios
personales y de los derechos feudales. Los campesinos se calmaron y muchos
siguieron la Revolución cuando la Asamblea se apropió de los bienes de la Iglesia,
especialmente sus tierras.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Pocos días


después, el 26 de agosto de la Asamblea votaba y aprobaba esta declaración:

 Todos los hombres son libres e iguales en derechos.


 La soberanía reside en la Nación.
 Los derechos naturales como la libertad, la igualdad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión, no deben ser violados.
 Las libertades de pensamiento y creencia son igualmente sagradas y no
deben estar sometidas a censura alguna.

El rey tardaba en promulgar las resoluciones y surgió el descontento


general. El día 5 y 6 de octubre una muchedumbre de hombres, mujeres y niños
marcharon hacia Versalles. Ante ello, Luis XVI aceptó trasladarse a París.

El 12 de julio de 1790 se promulga la Constitución Civil del Clero en la que


entre otras cosas se decía:

 Nacionalización de los bienes de la Iglesia.


 Establecimiento de un sueldo para los eclesiásticos.
 Supresión de los conventos y del clero regular.
 Reducción del número de obispos.
 Disposición que los obispos y párrocos debían ser elegidos por el voto
ciudadano, sin intervención del Papa.

El Papa Pío VI rechazó dichas reformas y se produjo la ruptura entre la


Iglesia y la Revolución.

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- Promulgación de la Constitución de 1791.

En septiembre de 1791 la Asamblea promulgó la Constitución que tenía


carácter monárquico y establecía la división de los poderes: el poder ejecutivo,
ejercido por el rey y los ministros que él elegiría y que serían los responsables
ante la Asamblea; el poder legislativo, formado por una sola Cámara; el poder
judicial, formado por los, jueces elegidas por el voto popular (GER, 1971).

- Asamblea Legislativa (1791-1792)

La obra de las Asambleas Constituyente y Legislativa se suelen considerar


como una revolución moderada. La Asamblea Legislativa tuvo una duración de un
año. Los representantes de esta nueva Asamblea eran casi todos nuevos. Se
hallaban agrupados formando los siguientes partidos políticos:

a. Los Fuldenses o Constitucionalistas, de tendencia monárquica, hombres


de derecha.
b. Los Girondinos, que procedían de la Gironda (capital de Burdeos) y eran
republicanos moderados. Representaban a la burguesía comercial.
c. Los Jacobinos y los Montañeses, eran republicanos radicales, de
resoluciones violentas. Se les llamó montañeses por ocupar la parte alta
de los asientos de la Asamblea.

El acto más importante de la Asamblea Legislativa fue la declaración de


guerra a Austria bajo la presión de los girondinos. Los franceses ganaron y con
ello se acusó a Luis XVI de traición y se le quitó toda autoridad, al tiempo que se le
encarceló.

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2.3.2. Etapa Republicana:

- La Convención (1792-1795).

Esta asamblea tuvo que hacer frente a una situación difícil surgida como
resultado de la lucha civil que azotó Francia y a causa de las guerras que tuvo que
librar con potencias extranjeras.

Los principales actos fueron:

a. Decretó la abolición de la Monarquía y promulgó el establecimiento de la


República (21 de septiembre de 1792).
b. Sancionó el sufragio universal al conceder el derecho de voto a todo
ciudadano mayor de 21 años.
c. Procesó y condenó a muerte a Luis XVI acusado de conspirar contra la
Revolución en complicidad con potencias extranjeras. El 21 de enero de
1793, Luis XVI fue ejecutado.

- El Régimen del Terror

Las diferencias entre los girondinos y los jacobinos se fueron agudizando


con la condena a muerte de Luis XVI. Ante esto se vio por conveniente instaurar
un Gobierno Revolucionario que instauró aquella época conocida con el nombre
de Época del Terror bajo el gobierno de Maximiliano de Robespierre. Envió al
patíbulo a millares, incluso a caudillos de la Revolución como Dantón,...,
sucumbieron también María Antonieta, Lavoisier y el propio Robespierre,
ejecutado por sus enemigos en la Convención.

El gobierno del Terror estuvo formado por tres comités:

a. El de Salvación Pública, encargado de la defensa de Francia, con


Robespierre como miembro principal.
b. El de Seguridad General, fiscalizaba la conducta de los habitantes.
c. El Tribunal Revolucionario, encargado de juzgar y sentenciar a los
acusados.

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a. Obra Cultural de la Convención.
b. Estableció la Enseñanza Primaria, obligatoria y gratuita.
c. Fundó la Escuela Normal, la Escuela Politécnica, la de Salud, la de
Artes y Oficios, la Biblioteca Nacional, el Museo del Louvre.
d. Implantó el Sistema Métrico Decimal.

- El Directorio (1795-1799).

La Convención se disolvió después de promulgar la Constitución del año III


que estableció el Directorio, gobierno republicano moderado, que tuvo la siguiente
organización:

a. El Poder Ejecutivo, a cargo del Directorio integrado por cinco miembros


o directores.
b. El Poder Legislativo, formado por dos consejos: a) el de los Quinientos y
b) el de los Ancianos.

El Directorio tuvo que hacer frente a los ejércitos extranjeros. Es ahora


cuando se da a conocer Napoleón como militar victorioso. El 9 de noviembre de
1799 Napoleón se apoderó del gobierno estableciendo el Consulado, gobierno de
transición al Imperio.

2.3.3 La era Napoleónica

Es uno de los militares más grandes de la Historia. Nació en Ajaccio en


1769, capital de Córcega. Estudió en las escuelas militares de París y de Briens. A
los 16 años ya era subteniente.

Abrazó la causa de la Revolución y destacó en la recaptura de Tolón,


puerto que había caído en manos de los ingleses.

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Se hizo memorable en las campañas de Italia y Egipto, lo mismo que en las
libradas contra Austria y Prusia. Fracasó en las invasiones a España y Rusia, lo
mismo que en el bloqueo contra Inglaterra.

Las potencias enemigas (Inglaterra, Austria, Rusia, Prusia, etc.), forman


coaliciones y consiguieron derrotarle definitivamente en la batalla de Waterloo
(1815)

- Etapa Imperial (1804-1815):

Napoleón, Primer Cónsul y luego Cónsul Vitalicio, se hizo proclamar


emperador por el Senado el 18 de mayo de 1804. Napoleón inaugura un gobierno
personal ilimitado. Se rodeó de su familia y generales de su ejército, se preocupó
de dar un impulso a la cultura, la industria y el comercio; embelleció París y otras
ciudades; y soñó con hacer de Francia la primera nación del mundo. Napoleón lo
había conseguido ya todo, solo le, faltaba someter a Inglaterra, que al fin logró la
caída de Napoleón (Hernández, 1999).

Las principales acciones militares de Napoleón fueron:

a. Batalla de Trafalgar (1805), donde la flota francesa fue destruida por el


Almirante Nelson.
b. Batalla de Austerlitz (1805), donde Napoleón derrota al ejército austro-
ruso, que eran superiores.
c. Batalla de Jena (1806), que le permite ocupar Berlín.
d. Bloqueo Continental. Napoleón pensó someter por el hambre a
Inglaterra, para ello decretó el bloqueo continental; los resultados fueron
adversos.

Como el Papa Pío VII no se sumó al bloqueo, lo encarceló y ocupó los


estados Pontificios; Portugal también fue invadido por los franceses y Juan VI
huyó al Brasil. Las potencias europeas se enfrentan a Napoleón en Waterloo
(Bélgica) y lo derrotaron. Fue apresado por los ingleses y conducido prisionero a la
Isla de Santa Elena, donde murió en 1821.

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- Congreso de Viena

Fue la reunión en Viena, de 1814 a 1815, de las potencias enemigas de


Napoleón. Entre las resoluciones que se adoptaron tenemos:

a. Inglaterra: continuó como reina de los mares, con numerosas colonias


en Asia, África, Oceanía y América. Era la primera potencia del mundo.
b. Rusia: se apoderó de Finlandia, de Besarabia y del Ducado de Varsovia.
c. Bélgica: quedó incorporada a Holanda; Noruega, a Suecia.
d. Francia: volvía a los límites que tuvo antes de la Revolución.
e. Austria: adquirió el reino Lombardo-Veneciano.

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Capítulo III

Consecuencias de la Revolución Francesa

El estudio de la Revolución Francesa representa un acontecimiento


histórico tan importante, que su inicio sirve para marcar el fin de una época
histórica y el comienzo de otra nueva, la Edad Contemporánea. Es, por tanto, un
hecho con consecuencias importantísimas en los años posteriores.

Los revolucionarios franceses no sólo crearon un nuevo modelo de


sociedad y estado, sino que difundieron un nuevo modo de pensar a la mayor
parte del mundo. De este extenso proceso, se resalta la base ideológica que da
comienzo a un nuevo criterio político, social, económico y jurídico que se
fundamenta en la génesis de la Revolución; los que más resalta de estos
preceptos son: el principio de igualdad, la idea de la libertad y la concepción
concreta de la estructura y función del Estado. (Chatier, 1995, p. 105)

Para efectos de, el estudio y su comprensión, se ha dividido las


consecuencias en cuatro categorías: consecuencias políticas, consecuencias
económicas, consecuencias sociales y consecuencias ideológicas.

3.1 Consecuencias políticas

3.1.1 El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno de la


democracia en Europa.

Una de las principales consecuencias políticas de la revolución francesa en


Francia fue el fin de la monarquía absoluta en dicho país. Luis XVI fue el último
monarca absoluto de Francia. Si bien es verdad que tras la revolución Napoleón
instauró un sistema político de corte monárquico, en la práctica la monarquía
absoluta característica de la Edad Moderna había desaparecido. (MacPhee, 2013,
p. 147)

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Volviendo a la revolución, en 1789 se creó una Asamblea constituyente.
Con influencias ideológicas de la monarquía inglesa y de la república
estadounidense, esta Asamblea tuvo como objetivo crear una Constitución, que
llegó en 1791. A partir de este documento, el monarca ya no tenía un poder
absoluto. Los ciudadanos ya no eran sus súbditos. No tenía el poder absoluto. El
poder ya no le venía otorgado por Dios. A partir de entonces, el poder le era dado
por los ciudadanos a través de la Constitución.

Pero Luis XVI no aceptó de buen grado el haber perdido tanto poder. Un
par de años después, en 1793, fue ejecutado en la guillotina. Se daría paso a unos
períodos de República antes de la llegada de Napoleón.

Años más tarde, en 1814, con la caída de Napoleón volvió la restauración


borbónica a manos de Luis XVIII. Pero no pudo restaurar el absolutismo. Tuvo que
aceptar algunas condiciones surgidas tras el proceso revolucionario, dando paso a
una monarquía constitucional.

Una nueva democracia

Por otro lado, la revolución francesa supuso un retorno temporal de la


democracia clásica. El pueblo se implicó entre 1789 y 1799 en la política del país.
No obstante, esta democracia nada tendría que ver con la ateniense de la Grecia
Antigua. En la Antigüedad la democracia griega sometió lo individual a lo colectivo.
En cambio, en esta nueva democracia lo colectivo estaba sometido a los deseos
del individuo. La nueva democracia debía garantizar la libertad, la igualdad y la
fraternidad.

Los ciudadanos ya no podían encargarse de forma particular del gobierno.


Por eso tendrían que delegar en representantes. Se constituiría, por tanto, las
bases de la democracia representativa. Democracia que forma parte de los
estados liberales contemporáneos de los siglos XIX, XX y XXI.

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Aunque también ha de decirse que esto no fue una novedad francesa. Esto
ya se había implantado unas décadas antes en Estados Unidos, la nueva nación
que surgió de las colonias británicas en América.

3.1.2 El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen.

Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue la abolición del


feudalismo. En la noche del 4 al 5 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional
declaró que el feudalismo quedaba abolido. Aunque el feudalismo tuvo su auge en
la Edad Media, en la Edad Moderna todavía existía. Era una relación legal entre
uno de los estamentos privilegiados (nobleza o clero) y sus vasallos. Como
consecuencia, el vasallo veía minado sus derechos. (Davies, 2014, p. 55)

El fin del feudalismo significaba el fin de los privilegios del clero y de la


nobleza. Ambos tendrían que pagar los mismos impuestos que el resto de
ciudadanos. Estos tampoco tenían que pagar impuestos específicos como el
diezmo de la iglesia. A partir de entonces, el estado centralizaría todo este sistema
impositivo y sería el encargado de gestionarlos.

La abolición del feudalismo tiene una gran carga simbólica. El final del
sistema feudal significaba la puesta en marcha de la libertad y la igualdad.
Libertad para no tener las cargas feudales de los vasallos respecto sus señores.
Igualdad de todos ante la ley. Y la fraternidad de que todos debían contribuir
económicamente hablando al Estado.

El Nuevo Régimen

El final del feudalismo suponía el fin del Antiguo Régimen. Este Antiguo
Régimen, basado en la monarquía absoluta y en los privilegios de los dos primeros
estamentos, había llegado a su fin.

El Nuevo Régimen vendría dado por un sistema republicano. Pero con esto
no quiero decir que su forma de gobierno deba ser una república. Con sistema
republicano me refiero a que el Nuevo Régimen tendría un sistema constitucional

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basado en la división de poderes y democracia representativa. Un Nuevo Régimen
que continúa en los estados democráticos actuales. (Lario, 2010, p. 201)

3.1.3 Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa: regímenes


constitucionales basados en la soberanía nacional.

El nacimiento de los estados contemporáneos en Europa., nuevos estados


que serán distintos a los estados modernos que se formaron entre los siglos XV y
XVI. Estos estados modernos se habían caracterizado por una centralización del
poder en el monarca, el cual gobierna en un territorio con afinidades geográficas,
culturales o históricas. (Lario, 2010, p. 127)

Por contra, en los estados contemporáneos el monarca ya no tendrá poder


absoluto, como se ha dicho anteriormente. Se formarán en Europa a lo largo de
los siglos XIX y XX estados basados en el ideal republicano. La forma política de
este ideal republicano sería principalmente la república y la monarquía
constitucional. Pero lo común en estas formas de gobierno era la existencia de
una Constitución que garantizaba los Derechos Básicos del ciudadano y que
permitía un sistema democrático de gobierno.

Este sistema democrático se basó en la soberanía nacional en manos de


los ciudadanos. Estos, a través del sufragio, elegían a sus representantes en los
Parlamentos nacionales. En el Parlamento era donde se votaban las leyes y los
presupuestos de toda la nación. Además, la Constitución garantizaba de forma
teórica la independencia de los poderes ejecutivos, legislativos y judicial según las
doctrinas del ilustrado Montesquieu.

Estas bases democráticas tuvieron gran calado en Europa. Son las bases
de los estados liberales contemporáneos de los siglos XIX, XX y XXI.

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3.1.4 El ascenso de Napoleón Bonaparte

La Revolución Francesa también provocó algo que hace décadas habría


sido considerado como imposible: la llegada al poder de un general del ejército de
un miembro de la nobleza local de una isla como Córcega, que hasta poco estaba
en el ámbito político italiano.

El 18 de Brumario de 1799 (9 de diciembre de 1799) el prestigioso general


corso Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado que derribó el Directorio. Con
esto se ponía fin oficialmente a la revolución. A partir de entonces Napoleón iría
adquiriendo cada vez más poder para acabar proclamándose él mismo
emperador.

Pero su ascenso al poder fue muy importante. Con las Guerras


Napoleónicas se expandieron los ideales de la Revolución Francesa. A pesar de la
derrota definitiva de Napoleón en 1815, Francia consiguió que su Nuevo Régimen
surgido a finales del siglo XVIII se impusiera en parte de Europa. (Martin, 2012, p.
88)

3.2 Consecuencias económicas

3.2.1 Triunfo del capitalismo.

Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue el impulso que dio


esta al triunfo del capitalismo. Existen evidencias de que la revolución creó los
fundamentos institucionales sobre los que se desarrolló el sistema capitalista. A
partir del año 1789 hubo unos cambios institucionales, legales y sociales que
hicieron que prosperara la industria surgida de la revolución industrial. (Davies,
2014, p. 69).

El liberalismo no solo fue social. También fue económica. Tras la


Revolución se instauró la ley de libre empresa y de libre comercia. Era la
aplicación de la famosa frase laissez faire, laissez passer, la cual significa
literalmente «dejen hacer, dejen pasar». Esto suponía una menor injerencia
gubernamental en asuntos económicos, existiendo a partir de entonces mayor

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libertad para fabricar y comerciar. El Estado solo regulaba unas cuestiones
básicas para facilitar la economía.

Esto facilitó a los agricultores, fabricantes y comerciantes la dedicación a la


economía de mercado sin pensar en las diversas trabas económicas y
burocráticas del Antiguo Régimen. La supresión de aduanas dentro del estado
francés y la existencia de un único Código Legal en lugar de centenares ayudaron
mucho a la expansión del sistema económico capitalista. (Artola, 2005, p. 99)

3.2.2 Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en beneficio de


burguesía y nobleza.

En los años de la Revolución se procedió a desamortizar los bienes de la


Iglesia en Francia. La Iglesia perdió gran parte de sus propiedades. Pero esto no
repercutió, como pudiera parecer, en beneficio del Estado o del ciudadano. Los
grandes beneficiados fueron la nobleza y la burguesía adinerada. Estos eran los
que pudieron comprar las tierras que eran puestas en venta por el estado. Los
pequeños campesinos no tenían dinero para comprar estas propiedades.

Así que muchos de esos campesinos siguieron haciendo el mismo trabajo y


pagando rentas de alquiler de tierras. Se habían eliminado derechos feudales y
tasas como las de aduanas o de uso de molinos o puentes. Pero el pequeño
campesino tenía que seguir pagando rentas de alquilar y nuevos impuestos
estatales que se crearon para mantener a la nueva nación. (Chatier, 1995, p. 125)

3.3 Consecuencias sociales

3.3.1 La aparición de los derechos del hombre.

El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Constituyente de Francia sancionó la


Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Estos proclamaban las
ideas ilustradas de «libertad, igualdad y fraternidad». Este es uno de los
documentos más importantes en la historia de la humanidad. Fue una de las
mejores consecuencias de la revolución francesa ya que era la base de los
derechos humanos de las personas.

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Este documento estableció la igualdad jurídica, el derecho a la libertad de
opinión y prensa, el derecho a la seguridad, la inviolabilidad de la propiedad, etc.
Proclamó el derecho del hombre sin distinción de raza, nación, tiempo o lugar. Era,
pues, una declaración para toda la humanidad.

Era una auténtica revolución jurídica y legal. Fue la base del Nuevo
Régimen que apareció en los estados contemporáneos. Ponía fin al rey absoluto
por la gracia de Dios para dar paso a la soberanía nacional y la igualdad de todos
los ciudadanos.

Prueba de esto es el primer artículo, que versa así: «Los hombres nacen y
permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden
fundarse en la utilidad común.»

3.3.2 Creación de sistemas basados en la razón.

Un efecto no menos importante fue la creación de sistemas basados en la


razón. Como herencia de las ideas ilustradas, dentro del ambiente revolucionario
se creó un culto a la Diosa Razón. Era en verdad la instauración de una nueva
religión que intentaba descristianizar a la sociedad para crear una nueva basada
en la razón del hombre, poniendo a este último en el centro intelectual y espiritual.
El dios cristiano fue, como consecuencia, relegado. El antropocentrismo ganaba.

Esto significaba emplear la razón para la vida política y la vida cotidiana. Un


ejemplo de ello fue la implantación del sistema métrico decimal. Este se creó a
partir de la definición del metro como unidad de longitud. A partir del metro se
definirían las unidades de volumen, masa y superficie. Se creaba el sistema
métrico decimal, que a partir de 1795 se convirtió en obligatorio en toda Francia.
Era una medida unificadora, que mejoraba la vida del ciudadano y evitaba errores
y divergencias comerciales. Todo un éxito.

Con las guerras napoleónicas el sistema métrico decimal se exportó a otros


países. Su sencillez y facilidad de uso fue un éxito. En la actualidad es adoptado

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en todo el mundo como sistema oficial (a excepción de Estados Unidos, que sigue
con el sistema anglosajón). La razón había triunfado sobre la tradición.

3.3.3 Nacimiento de la sociedad de clases.

Otra importante consecuencia social fue el nacimiento de la sociedad de


clases. La abolición del feudalismo y de los privilegios de la nobleza y de la Iglesia
ponía fin a la sociedad estamental. Pero el triunfo del capitalismo propició el
surgimiento de la sociedad de clases.

En realidad este proceso de cambio no fue tan abrupto. A partir de la


burocratización de los estados modernos, del mercantilismo, de la expansión
marítima y de la revolución industrial, la burguesía fue ganando poder político y
económico. Aunque la nobleza y clero tenían privilegios, una parte de la burguesía
del Tercer Estado creó mucha fortuna. Pero por otro lado, dentro del Tercer
Estado había mucha gente con escaso dinero y recursos. Por tanto, ya existían
clases.

Mas cuando se eliminaron los privilegios legales de los estamentos solo


quedó una diferencia social y económica. El dinero se convertiría en un factor
determinante para dividir la sociedad. A partir de la Revolución no es habitual que
los ricos, procedan de la antigua nobleza o de la burguesía, se junten con gente
de bajo estatus social. La libertad e igualdad que daba el Estado de Derecho no se
trasladó a todos los efectos a todos los ciudadanos. Esto creó críticas y fomentó la
aparición de ideas socialistas y comunistas, las cuales a su vez proporcionaron
hechos como la revolución rusa.

3.3.4 Mantenimiento de la discriminación a las mujeres.

Pero no todo fueron beneficios para los ciudadanos. La mitad de la


población francesa no adquirió todos los derechos surgidos de la revolución
francesa. A pesar de que las mujeres había tenido un gran protagonismo durante
los años iniciales, no adquirieron los mismos privilegios que los hombres. En la

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Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, así como en las
Constituciones que se crearon, las mujeres no alcanzaron el mismo estatus que el
hombre. (Condorcet y De Lambert, 1993, p. 125).

El sufragio nunca llegó a ser femenino. Solamente los hombres (y con unas
determinadas condiciones socioeconómicas) podían votar. Estaban discriminadas
legalmente respecto el hombre. Leyes que aparentemente hicieron avanzar los
derechos de la mujer, como la Ley de divorcio de 1792, fueron modificadas por
Napoleón y abolidas en 1816. A pesar de que la presencia de mujeres fue
importante en la Revolución, muchos varones importantes las despreciaban y las
minusvaloraban. La fraternidad de la nueva República parecía solo hecha para el
sector masculino.

Pero no todo fue en balde. Olympia de Gouges redactaría en 1791 la


Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Este fue el primer
documento de la época moderna y contemporánea que exigía para la mujer los
mismos derechos que el hombre. Pero no se tomó en cuenta. Olympia fue
guillotinada en 1793. Pero sus esfuerzos no cayeron en saco roto. El texto de
Olympia influiría en el feminismo del siglo XIX y en las sufragistas inglesas de
inicios del siglo XX. (Condorcet y De Lambert, 1993, p. 125)

3.4 Consecuencias ideológicas

3.4.1 Inspiración revolucionaria en el resto de Europa.

La Revolución Francesa tuvo una gran importancia ideológica en la Europa


de los siglos XIX y XX. El entrar dentro de la mentalidad popular puede haber sido
una de las más importantes consecuencias de la revolución francesa. La
Revolución fue una fuente de inspiración para otros movimientos revolucionarios
del siglo XIX y para la lucha de derechos del ciudadano. (Solé, 1989, p. 147).

Durante los convulsos años ocurridos entre 1789 y 1799 Francia fue un
semillero de distintas ideologías. Podemos encontrar ideas comunistas,
monárquicas constitucionales, monárquicas absolutistas, democracia liberal,

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democracia social. Se produjeron diversos debates sobre qué sistema sería mejor
para el conjunto de los ciudadanos. Ideas que calarían en la sociedad europea.
Muchos filósofos, políticos y economistas miraban a los años de la revolución para
intentar mejorar su presente.

En el siglo XIX sucedieron diversas revoluciones. De ellas destacaría las de


la lucha por la independencia de los territorios americanos de España, como el
caso de México; las revoluciones de 1830 y 1848 y la Comuna de París. Todas
ellas inspiradas, en mayor o menor medida, de la Revolución Francesa.

3.4.2 Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional.

La importancia de Napoleón en Europa fue capital para la expansión de la


revolución. Gracias a estas guerras de inicios del siglo XIX se difundió por Europa
la abolición del feudalismo, la supresión del diezmo o la creación de Códigos
Civiles como el Código Napoleónico de 1804.

Sin quererlo expresamente, ya que Napoleón pretendía crear una Nación


de Naciones en Europa, el general francés había conseguido crear las condiciones
para la expansión de los nacionalismos. Por ejemplo, al eliminar particularismos y
leyes locales en los diversos estados del Sacro Imperio Romano Germánico y de
la península Itálica, sentó las bases de los nacionalismos alemán e italiano que
dieron paso a la creación de dos grandes naciones en Europa.

El concepto de soberanía nacional influiría en estos nacionalismos


decimonónicos. El pueblo tenía el poder para decidir qué nación querían construir.
A causa de afinidades lingüísticas, culturales o geográficas, entre otras, se
empezó a pensar que cada nación debía formar su propio Estado. El nacionalismo
tuvo tanta fuerza que llegó a unificar territorios, como en el caso de Alemania o
Italia, o sacudiría a grandes estados, como el caso del Imperio austrohúngaro.

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Conclusiones

a. Abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la República.


b. Proclamación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano.
c. El nuevo Estado que aparece, es un Estado burgués que garantiza el
predominio de la burguesía.
d. Las ideas y el ejemplo de la Revolución Francesa se extenderán por toda
Europa, lo que provocará el fin del sistema del Antiguo Régimen a lo largo
del siglo XIX.
e. Surge el concepto de nación. Durante el Antiguo Régimen, el territorio de un
Reino era patrimonio del rey; con la Revolución Francesa, la patria será de
todos los ciudadanos (soberanía nacional).
f. El sistema económico feudal, propio del Antiguo Régimen, es sustituido por
el sistema económico capitalista.
g. La existencia de la libertad de expresión y de la libertad religiosa, y abrirá el
camino a la separación Iglesia-Estado, requisito imprescindible para el buen
funcionamiento de un régimen liberal o democrático.
h. La Revolución Francesa se encuadra dentro del ciclo de transformaciones
políticas y económicas que marcaron el fin de la Edad Moderna y el
comienzo de la Edad Contemporánea. .

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Fuentes de información

Altamira, R. (1946). Manual de Historia de España. Buenos Aires, Editorial


Sudamericana.

Artola. M. (2005). Contemporánea: La historia desde 1776. Madrid. Alianza.

Belloc, H. (1967). La Revolución Francesa. Buenos Aires, Editorial Sudamericana.

Chatier R. (1995) Los Orígenes Culturales de la Revolución Francesa. Madrid,


Edit. Gedisa.

Condorcet, G. y De Lambert, M. (1993). La Ilustración olvidada: La polémica de los


sexos en el siglo XVI. Barcelona, Edición de Alicia H.

Copleston, F. (1989). Historia de la Filosofía. Barcelona: Areil.S.A.

Davies, P. (2014). La Revolución Francesa. Madrid, Edit. Alianza.

De Gandia, E. (1955). Napoleón y la Independencia de América. Buenos Aires,


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Fernández, A. (2009). Historia Universal. Barcelona: Vicens Vives.

Lario, A. (2008). Historia Contemporánea Universal. Madrid, Alianza Editorial.

MacPhee, P. (2013). La Revolución Francesa, 1789-1799. Barcelona, Edit. Austral.

Martin, J. (2012). La Revolución francesa: Una nueva historia. Barcelona, Edit.


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Soboul, A. (1966). La Revolución Francesa. París, Edit. Lau Puel

Solé, J. (1989). Historia y mito de la Revolución francesa. México, Edit. Siglo


Veintiuno.

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Anexos

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