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Traducción castellana de
JUANMARI MADARIAGA
y
JAVIER ARCE
Los seres humanos hacen su propia historia, pero no a su libre arbitrio, en cir-
cunstancias elegidas por ellos mismos, sino en las que los rodean y les han sido
legadas por el pasado.
El germen de este libro salió a luz en 2013 a partir de una serie de artícu-
los online publicados en www.counterfire.org entre 2010 y 2012. Seis
años después, el texto se publica en versión ampliada. Me he decidido a
hacerlo por tres razones. La primera, porque he detectado omisiones y
quería subsanar los huecos. La segunda, porque he recibido muchos co-
mentarios críticos constructivos y quería responder a ellos haciendo las
correcciones oportunas. En tercer lugar, porque los importantes cambios
ocurridos en las políticas globales de los últimos años parecían exigir un
capítulo final más extenso y actualizado dedicado a la crisis mundial.
Una historia radical del mundo puede leerse de diferentes modos. Se
puede seguir de principio a fin como estudio unitario, o puede entenderse como
una colección de cortos ensayos analíticos a los que se puede recurrir cuando se
quiera buscar información e ideas sobre sucesos específicos, un acercamiento
facilitado por la estructura de los capítulos, divididos también en secciones
temáticas. En parte por ello, algunos contenidos se repiten cuando he creído
que era útil para los lectores recordarlos. También he utilizado a veces los
nombres de lugares modernos —como por ejemplo Iraq o Pakistán— cuando
explico periodos remotos en la consideración de que ello puede ayudar a los
lectores a situarse geográficamente. Por la misma razón, la cronología final
pretende ayudar a los lectores a situar fácilmente los hechos en el tiempo. Di-
seminados a lo largo de la narración hay una serie de «excursos» teóricos, en
los que me aparto del discurso concreto para exponer algunas ideas generales
sobre el proceso histórico en su conjunto. Estas digresiones están claramente
destacadas como tales entre líneas.
Puesto que este es un trabajo de síntesis extrema —la historia del
mundo en un solo volumen: la gran narrativa definitiva—, he prescindi-
do del aparato académico convencional de referencias y notas. A cambio,
añado al final una extensa explicación de las fuentes y una bibliografía
anotada, de forma que los lectores puedan comprobar mis fuentes, así
como encontrar una guía para lecturas complementarias.
Una crítica común que se me hizo a la versión online de los textos es que
había omitido muchos lugares y sucesos, cuando no periodos, y de que el li-
bro pecaba de eurocentrismo e incluso anglocentrismo. Esta crítica estaba
justificada. He hecho cuanto he podido por corregir los desequilibrios. Hay,
por ejemplo, nuevas secciones sobre historia de España y de América Lati-
na. Pero no puedo conceder que este libro sea una verdadera «historia glo-
bal». La razón es simple y obvia: soy un arqueólogo e historiador británico
con una experiencia desigual. Como todos los generalistas, nunca podré es-
capar a las limitaciones de mi formación, experiencia y lecturas. Debo, por
tanto, esperar la indulgencia y benevolencia de los lectores que no son ni
británicos ni europeos.
Incluso en el terreno que he cubierto, sospecho que habrá muchos errores
y malentendidos que serán denunciados por diversos especialistas. Esto
constituye también el destino inevitable del autor generalista. Lo único que
puedo argüir en mi defensa es: ¿si se corrigieran los errores y malentendi-
dos, quedaría igualmente invalidado mi argumento principal? En tal caso,
mi proyecto fracasa. Si no es así, es decir, si el planteamiento marxista
ofrece una explicación convincente de los principales acontecimientos y de-
sarrollos de la historia humana al margen de los detalles que haya podido
presentar equivocadamente, entonces mi proyecto es válido.
Espero, a pesar de todo, conseguir algo más. Porque este es ante todo y
sobre todo un libro para activistas, y conseguirá su propósito en tanto en
cuanto convenza a las personas de que, puesto que los seres humanos hacen
su propia historia, el futuro está abierto y estará determinado por lo que
haga cada uno de nosotros.
No soy, como me sugirió un crítico, un «historiador desinteresado».
Puesto que comparto con Marx la idea de que «la historia de todas las socie-
dades existentes hasta ahora es la historia de una lucha de clases». Y tam-
bién comparto con él la idea de que «aunque los filósofos se han limitado a
interpretar el mundo, lo que importa es cambiarlo».
Neil Faulkner
Julio de 2018
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1. Cazadores-recolectores y agricultores-pastores
(Entre 7 millones a. p. y 3000 a. e. c.)
Las transformaciones homínidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
La revolución de la caza (o del Paleolítico). . . . . . . . . . . . . . 20
La revolución agrícola (o neolítica temprana). . . . . . . . . . . . 24
Los orígenes de la guerra y la religión. . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
La revolución neolítica tardía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
La opresión de las mujeres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
2.
Las primeras sociedades de clase
(Entre 3000 y 1000 a. e. c.)
La primera clase dominante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
La difusión de la civilización. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Crisis en la Edad del Bronce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Excurso 1: Cómo funciona la historia. . . . . . . . . . . . . . . 52
Los hombres de hierro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Antiguos imperios
3.
(c. 1000-30 a. e. c.)
Persia: el imperio aqueménida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
India: el imperio Maurya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
China: el imperio Qin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
La revolución democrática griega. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
El imperio macedónico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
El imperialismo militar romano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
La revolución romana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
4.
El fin de la Antigüedad
(c. 30 a. e. c.-650 e. c.)
La crisis de finales de la Antigüedad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Hunos, godos, germanos y romanos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Diosas-madres y deidades del poder. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Judaísmo, cristianismo e islam . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Las conquistas árabe-islámicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
El mundo medieval
5.
(c. 650-1500)
La revolución abasí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
El imperio bizantino, los turcos selyúcidas
y los turcos otomanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
El imperio mongol. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Hindúes, budistas y el imperio Gupta . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
La puerta giratoria de la historia China. . . . . . . . . . . . . . . . . 124
África: pastores de ganado, maestros herreros
y estados comerciantes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Imperios del Nuevo Mundo: mayas, aztecas e incas . . . . . . . 130
6.
El feudalismo europeo
(c. 650-1500)
Excurso 2: Los ciclos y las flechas del tiempo. . . . . . . . . 137
Excurso 3: La peculiaridad de Europa . . . . . . . . . . . . . . 140
El ascenso del feudalismo europeo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Cruzadas y yihad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Señores, burgueses y campesinos en la Europa
medieval. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
La lucha de clases en la Europa medieval . . . . . . . . . . . . . . . 151
Nuevas monarquías y nuevos mundos . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
8.
La europa absolutista y la globalización capitalista
(1660-1775)
La Francia absolutista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
Despotismo oriental. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210
Holanda, Gran Bretaña y el capitalismo mercantilista . . . . . 215
Colonias, esclavitud y racismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
Un continente de estados guerreros: un mundo de imperios
en competición. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224
Cronología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 607
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 637
Índice alfabético. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 655