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TEMA 5
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN HOY.
INFORMACIÓN, OPINIÓN Y PERSUASIÓN. LA PUBLICIDAD.
0. Introducción
1. Los medios de comunicación hoy.
1.1. Clasificación de los medios.
1.2. Características de los medios de comunicación de masas.
1.3. Medios de comunicación y cultura de masas.
2. Información, opinión y persuasión.
2.1. Factores que influyen en la objetividad de la información.
2.2. Géneros periodísticos.
3. La publicidad.
3.1. La publicidad como hecho comunicativo.
3.2. Procedimientos expresivos.
3.3. La técnica publicitaria.
3.4. Los códigos visuales.
3.5. Recursos retóricos característicos de los lenguajes publicitarios.
3.6. Significados connotativos de los mensajes publicitarios.
4. Conclusión
0. INTRODUCCIÓN
Los medios de comunicación de masas todavía han sido poco estudiados aunque podemos
destacar los trabajos de autores conocidos como U. Eco, McLuhan, Ayala y otros estudiosos que se
han ocupado del tema y han arrojado luz sobre el mismo, si bien desde diversas perspectivas. La
acción de los media sobre la sociedad ha sido enjuiciada desde los más variados puntos de vista.
A lo largo del tema explicaremos las más destacadas siguiendo el enunciado del título.
Así en un primer punto trato los medios de comunicación actuales, su clasificación, sus
características y su repercusión cultural. A continuación, la relación y diferencias entre información,
opinión y persuasión, atendiendo al concepto de objetividad y a los géneros periodísticos, en
correspondencia con la segunda parte del tema. En último lugar, trato el tema de la publicidad
considerada como un hecho comunicativo con códigos y características propias.
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Hay diversas propuestas según los autores y el criterio de clasificación que adoptan.
Expondremos los más importantes para llegar a unas conclusiones.
Según McLuhan, los medios de comunicación de masas se clasifican en:
A) Medios calientes: son aquellos que saturan al receptor de datos y lo llenan de
informaciones precisas, pero dejándolo libre en lo que se refiere al resto de sus facultades
(la imprenta, el cine).
B) Medios fríos: son los que proporcionan informaciones poco definidas, obligando al receptor a
llenar los intersticios, comprometiendo así todos sus sentidos y todas sus facultades,
convirtiéndole en un copartícipe, pero bajo la forma de una alucinación global que lo invade
todo (la televisión, la radio).
Harry Pross (1967, “La clasificación de los medios” en Introducción a la teoría de la
comunicación) propone otra clasificación:
A) Medios primarios: permiten la comunicación sin instrumentos ni aparatos: hablar.
B) Medios secundarios: cuando se requiere un aparato del lado de la producción y no del lado
de la recepción. En estos señala que la división -como la gran mayoría- es insuficiente, que
debería desarrollarse más en relación a la imagen y la palabra. Propone como ejemplos de
medios secundarios la prensa y subdivide:
i) Productos impresos únicos (octavillas, folletos, carteles., libros).
ii) Y productos periódicos (diarios, revistas).
C) Medios terciarios: son los que presuponen aparatos del lado del productor y del consumidor:
el cuadro pintado y la fotografía. De acuerdo con esta división, pertenecería a los medios
secundarios, puesto que son perceptibles sin aparato. Pero el film necesita un proyector, la
televisión aparatos receptores que permitan la percepción, por lo tanto son medio
terciarios.
Sin duda, la clasificación de Pross se basa sobre todo en el canal y esto es insuficiente. Por
su parte McLuhan basó el suyo en los efectos que el medio tiene sobre el receptor, una cuestión más
interesante y debatida. De todas formas actualmente toda una corriente de teóricos de la
comunicación intentan poner en relación el fenómeno de la comunicación de masas con la
tendencia a la comunicación que caracteriza al ser humano desde sus orígenes. Fenómenos como la
televisión o la prensa son parte integrante de una cultura moderna que se corresponde con otras
formas de comunicación con otras de otras eras. Esto lo ha destacado Octavio Paz (1990) en su ensayo
titulado "Televisión: cultura y diversidad" que se incluye en Hombres en el siglo Barcelona, Seix
Barral.
Cabe plantearse, sin embargo, la especificidad del fenómeno en nuestro mundo
contemporáneo y tratar de clasificar los medios de comunicación por su uso de la lengua oral o la
escrita. La televisión impone una comunicación predominantemente oral (sin olvidar el lenguaje visual).
Una imagen vale más que mil palabras. Pero podríamos decir que sí, la televisión es espontánea,
inmediata en su información, con tendencia a la lengua coloquial, inmediata en su información, con
tendencia a la lengua coloquial, recurriendo a lo sobreentendido. Por el contrario, la prensa, impone un
discurso elaborado, su información es mediata, reflexionada o comentada, con tendencia al registro
culto cuyo mensaje debe ser explícito.
Octavio Paz parece hacer otra división, señalando la diferencia entre el libro y la televisión:
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1. Al cerrar el libro no podemos comunicar a su autor que disentimos: "el placer de la réplica".
2. La televisión nos devuelve la conversación, la palabra hablada: la libre crítica y el respeto de las
minorías. Convendría resaltar la dosis de idealidad que hay en estas últimas palabras.
Para llegar a sus características es necesario partir de una descripción clásica, la de los
teóricos Shannon y J. Weaver (1949) que desarrollaron la teoría de la información y de la
comunicación.
Según la Teoría matemática de la comunicación (1949) de Shannon y Weaver la
comunicación de masas tendría tres características:
1) La unidireccionalidad de la circulación de los mensajes (transportar una información de un lugar
a otro, siguiendo un itinerario de dirección única, siempre el mismo).
2) La total autonomía del proceso comunicativo, concebido como una relación
interindividual.
3) La productividad cuantitativa, o sea, la mayor o menor cantidad de informaciones
comunicadas, el menor o mayor tiempo requerido, y su relación con la deformación en la
información.
Es esta una concepción mecanicista de la comunicación que no tiene en cuenta la dimensión
social de la misma. Además, cabe señalar que también caracteriza a los medios el aspirar al mayor
número posible de destinatarios, considerados, prevalentemente, como un todo homogéneo.
Los medios de comunicación están en un proceso vertiginoso de cambio y renovación, su
importancia no ha dejado de crecer y tanto que ya se les considera el auténtico poder social, el cuarto
poder. Cómo van a cambiar o cuáles van a ser sus características de ahora en adelante es ilustrativo.
Según José Vidal Beneyto, esas características van a ser las siguientes:
1. La extensión y complejización de la esfera comunicativa. La electrónica, sector principal de la
actividad industrial en las décadas siguientes impondrá un nuevo modo de comunicación de
masas. La telemática o teletransmisiva amplía asimismo el campo operativo de los medios de
comunicación de masas.
2. La quiebra del credo de la objetividad. Actualmente la objetividad no es sino el control de la
propia subjetividad en el quehacer de la comunicación. En el futuro ya no habrá quien crea
que una información puede ser objetiva.
3. La información ha de renunciar a ser un simple reflejo de la realidad para convertirse en un
proceso productivo de la misma. Los últimos estudios sobre información demuestran que
más que reproductores, los medios de comunicación son creadores de realidades informativas
(un dicho puede resumir de forma exagerada dicha tendencia: "si no hay noticia, se
inventa").
4. La intensificación de la circularidad informativa: medios que remiten a otros medios debido a
su creciente mitificación.
5. La profundización del debate: opinión pública frente a espacio público (es decir, se
cuestionará la representatividad de los medios).
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La mayoría de los estudios hechos en torno a la televisión y su impacto social tienen que ver con
temas sociológicos, están por hacer los estudios multidisciplinares. A nivel sociológico estos estudios
analizan la audiencia por su estrato de edad, por su nivel de ingresos o por su grado de escolaridad, su
ligazón con el poder político o económico, el tipo de imagen que "vende", y su papel en la educación
de las comunidades.
Los estudios llevados a cabo son numerosos, pero no todos fiables. Junto a McLuhan apareció el
ensayo de Adorno y Horkheimer (1966), Dialéctica del Iluminismo, en el que trataban de demostrar
que Ios medios de comunicación norteamericanos no "comunicaban" pero sí producían cultura, de
manera que podían ser vistos como una "industria cultural". El mecanismo aparecía descrito así: el
pueblo comprende el cine como una "diversión", es decir, lo busca para olvidarse de los problemas de la
vida diaria. Al ver aquello que es opuesto a lo que él es en el cine, se produce un fenómeno catártico y
la imagen de aquello que ve se constituye en proyección de su querer ser (idiologema).
Ya en los años cincuenta el ensayista español Francisco Ayala (1989) en Las técnicas de
comunicación en masa, subrayaba el peligro de los medios de comunicación. Él decía que el empleo
de los medios de comunicación atenta contra el núcleo deja de la personalidad individual, minando la
libertad en esa estructura interna que es condición de la total libertad del hombre. Obviamente sus
palabras pertenecen a un mundo que ya no es el mismo, pero su reflexión sigue vigente. Él criticaba al
mismo tiempo el manejo de los medios de comunicación en los países del Este y de las dictaduras. Según
él los periódicos de entonces habían derivado en un sensacionalismo irracional con escaso texto y poco
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sereno. Pero piensa que este medio deja al lector un cierto grado de aislamiento y cierta capacidad
de selección de la información que recibe. Y sobre la radio (hoy la televisión), dirá que se dirige a un
público más pasivo y más desarmado; los contenidos son mucho más simples para alcanzar a un mayor
auditorio que no tiene la posibilidad de volver sobre lo ya dicho. Monopolizar la radio -el mass media de
más repercusión en la época del artículo- equivale en su opinión a "tener en las manos la imaginación
y la información del pueblo". Cuando la radio es privada, en cambio, los programas se rebajan por
pura finalidad económica. La propaganda se imbrica en programas que son utilizados para atraer al
mayor número de oyentes posible.
Francisco Ayala termina ofreciendo una alternativa: un cierto control sobre los mass-media que, al
modo de la BBC británica, exija mantener una cierta tendencia hacia la elevación. También nos habla de
la propaganda desde sus orígenes, observa que se formula conscientemente en el Renacimiento a
través de la declaración cartesiana, que supone una capacidad en el yo pensante hacia la verdad. Con
ello, y al quedar excluida la posibilidad de un orden exterior establecido, se hace necesario perseguir
la objetividad a través de vías subjetivas racionales. La propaganda es una suerte de ejercicio
dialéctico que en sus inicios incita al progreso del hombre, pues de la polémica, de la controversia,
nace la difusión de la verdad alcanzable entre todos. Cuando la producción sólo alcanzaba a llenar
las necesidades previas del mercado, apenas hacía falta propaganda. Cuando el producto se
industrializa, se hace en serie, surge la necesidad de buscar colocación a los excedentes no
demandados por el mercado. Hay entonces que persuadir al público para que adquiera productos
que quizás no sean indispensables.
La consecuencia de esta propaganda sobre las conciencias de los receptores ha sido la
información de su psicología, el achatamiento de sus perspectivas; le ha hecho, además, aceptar el
constante sometimiento a la propaganda sin que acuse ya reacción contraria a recibir mensajes,
estímulos, no deseados. Además aquello que hoy es difundido obtiene prestigio social; es el
fenómeno que Lazarsfeld y King Merton formulan como función otorgadora de status. La
consecuencia sobre la sociedad es la uniformación y el anonadamiento. Sobre todo, dice Ayala,
porque las relaciones de propaganda y poder son muy estrechas y tratan de regular, igualar, nuestra
forma de pensar.
A propósito de la televisión, Octavio Paz (1990) ha levantado semejantes sospechas: puede ser
empleada para que se exprese sólo el gobernante; puede uniformar la cultura y, por tanto, borrar la
diversidad, las diferencias.
El ensayista italiano Umberto Eco ha dedicado algunos de sus ensayos a la evaluación de la
cultura de masas. Su ensayo más global se recoge en Apocalípticos e Integrados, con el título "Cultura
de masas y niveles de cultura" (1990).
En primer lugar, Eco subraya cómo toda modificación de los instrumentos culturales en la
historia de la humanidad ha supuesto siempre una profunda crisis del modelo cultural precedente. El
problema para Eco es que comparamos los mecanismos (los medios de comunicación de masas) y los
efectos con el ideal de un hombre del Renacimiento que ya no existe o no es posible y hace un
repaso de aquellos que han denigrado la cultura de masas: Nietzsche fue uno de los primeros en
denunciar lo que llamaba "la enfermedad histórica": el periodismo. Su actitud era una muestra de
desconfianza hacia el igualitarismo. Umberto Eco lo acusa de nostalgia del aristocratismo pasado.
También repasa la opinión de Mcdonald "Against the American grain", quien divide la cultura en tres
niveles (high, middle, lowbrow) y defiende los productos que él llama masscult (los cómics, por
ejemplo) frente a los midcult (pretenciosas obras tendentes a presentar alegorías y manierismos -El
viejo y el mar de Hemingway sería un paradigma). La conclusión de éste es que lo objetable no está
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tanto en la producción de fenómenos masscult, de nula calidad, como en que los midcult exploten los
descubrimientos de vanguardia y los banalicen reduciéndolos a objetos de consumo.
También Eco hace un repaso de las principales acusaciones que se vienen vertiendo sobre la cultura
de masas:
1. Uniforman el gusto evitando soluciones originales.
2. La uniformidad destruye las marcas culturales de los grupos étnicos.
3. Se dirigen a un público sin capacidad de respuesta, sin conciencia de sí mismos.
4. Tienden a promocionar el gusto existente evitando todo cambio.
5. Tienden a provocar emociones vividas, no a sugerirlas.
6. Dan al público únicamente lo que desea.
7. Los productos de "cultura superior" son resumidos en fórmulas, simplificados y
dosificados.
8. Los productos de cultura superior son igualados a los de cultura inferior.
9. Los mass-media alientan una visión pasiva y acrítica del mundo.
10. Alientan una inmensa información sobre el presente, con lo que se pierde toda conciencia
histórica.
11. Son proyectados para captar superficialmente nuestra atención.
12. Tienden a imponer símbolos y mitos de fácil universalidad.
13. Trabajan sobre opiniones comunes y funcionan como una continua reafirmación de lo que ya
pensamos.
14. Favorecen el más absoluto conformismo y oficialismo.
15. Son el instrumento educativo de una sociedad paternalista, superficialmente individualista y
democrática.
Y, finalmente argumenta en favor de los medios de comunicación de masas y a los axiomas
anteriores opone éstos:
1) Toda sociedad industrializada está abocada al uso y disfrute de los mass-media si los
ciudadanos participan libremente en ella. Hacen participar a los ciudadanos, por lo tanto son
democratizadores.
2) La cultura de masas no usurpa el lugar de la cultura superior; se ha difundido entre masas que
antes no gozaban de ninguna cultura.
3) Los mass-media ofrecen como igualmente válidas las culturas superiores y las inferiores, pero del
estímulo constante puede derivarse la educación de los receptores, el aprendizaje de cuáles
son los auténticos productos de cultura.
4) Gozamos de muchos productos de nula calidad como en el pasado se gozaba de los duelos
de gladiadores. Su presencia no es más significativa ahora, han existido esos productos
siempre.
5) La homogeneización puede tener virtudes: eliminar a ciertos niveles las diferencias de casta.
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Bernardino M. Hernando (1990) se basa en los actos de habla de Austin para interpretar la
información en diversos grados que van desde la información desinteresada hasta la información que
trata de influir en quien la recibe. Al hablar llevamos a cabo actos locutivos (decimos algo con sentido),
que informan, actos ilocutivos, pero que, además, pueden ser una advertencia, actos perlocutivos y
que causarán un efecto en el lector. Harold Lasswell, uno de los padres de la teoría de la
comunicación, definía ésta como: ¿Quién dice qué a quién o a través de qué canal con qué efecto?
(en Beth y Pross, 1987)). La pregunta lleva ya implícita una reflexión: se informa siempre con alguna
intención. Por lo tanto, deslindar los tres temas que dan título al epígrafe es poco menos que
imposible porque ¿Cuántas noticias son publicadas o emitidas como simple información? ¿En toda
noticia no hay siempre un acto perlocutivo? Por citar un ejemplo, podemos hablar de las campañas de
información de accidentes de tráfico, que superan la mera información, de hecho, las últimas hacían
uso del género reality-show para afectar directamente los sentimientos del auditorio del anuncio
publicitario.
El periódico tiene la obligación de informar, de contar la actualidad, de dar la noticia de lo que es
único e irrepetible. No obstante, los teóricos de la información observan que uno de los peligros que
acechan a las comunicaciones periódicas es el de la ritualización, tendencia radicalmente contraria
a la propia esencia de la información, de la novedad. Informar debe ser prioritario pero además, el
medio tiende a crear una opinión o incluso a difundir una forma de contemplar la noticia y, por ende,
la realidad. De todas maneras y aunque sea difícil deslindar información, opinión y persuasión, sí
podemos hablar de que al acto de informar está vinculado el género de la noticia, también el reportaje y
la entrevista. El género de opinión por antonomasia es el editorial (también el artículo firmado). Una
posición intermedia ocupan los géneros que aspiran a informar y opinar, como sería la noticia
comentada, la crónica -visión subjetiva de la noticia-, y la crítica -género interpretativo por excelencia-
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. Una de las direcciones hacia las que parece avanzar la información en el futuro señala que la
tradicional idea de que una información puede ser objetiva está caduca, no obstante los manuales de
información subrayan su importancia.
2.1. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA OBJETIVIDAD DE LA INFORMACIÓN
Lázaro Carreter ha señalado que durante los últimos años se ha impuesto en al prensa europea
la noticia-comentario. Este género surge acaso de la inferioridad en que se encuentra el periódico
para transmitir inmediatamente la noticia frente a la radio o la televisión. Obviamente el grado de
subjetivismo es mucho mayor en estos género híbridos, que tienen tendencia a la expresión literaria,
al parcialismo, a la epicidad, que son proclives, en ocasiones, al tono coloquial a favor del populismo.
Llama la atención la multiplicidad de formas que el lenguaje puede adoptar en el periodismo
para que percibamos la mixtura de las funciones informativa y persuasiva. Algunas reglamentaciones
tratan de evitar, por ejemplo, que no se distinga con claridad lo que se imprime con carácter
publicitario de lo que es comunicación informativa u opinativa redactada por el propio periódico. En
estos casos es fácil detectar que esa función de persuadir al lector se cumple específicamente en la
publicidad, pero el lenguaje disfraza en múltiples ocasiones sus propósitos últimos y el deslinde entre
una crónica o una crítica y un reportaje es mera cuestión de perspectiva.
Es difícil deslindar entre lo informativo, lo opinativo y lo persuasivo. El hecho de publicar un
periódico o emitir un espacio, implica que existe intencionalidad de que dicho periódico se venda o se
sintonice el programa. Hay, por tanto, el deseo de persuadir. La circunstancia es más clara cuando se
trata de comunicaciones periódicas ya que tratan de crear adicción, de la necesidad de consumir cada
cierto tiempo el producto.
A medio camino entre lo informativo y lo meramente publicitario, las emisiones o
publicaciones realizan encuestas de niveles de audiencia y estudian estrategias de éxito para sus
comunicaciones.
Por otro lado, Richard Ellis (1993) y Ann McClintock analizan campañas para concienciar a la
sociedad sobre el riesgo del Sida o los peligros de la conducción como temas que señalan la fusión
entre la información y la publicidad.
3. LA PUBLICIDAD
La publicidad se define como una forma de comunicación persuasiva que pretende conseguir de
sus destinatarios una disposición favorable a la introducción, mantenimiento o consumo de un
producto o servicio. Según El Diccionario del Periodismo, de Antonio López de Zuazo Algar (1990), la
publicidad sería Ia inactividad de información para crear la notoriedad de productos o servicios
con fines comerciales. El autor opina que la publicidad difiere del periodismo en sus fines y en
sus medios, aunque aprovecha las publicaciones periódicas.
La publicidad consta de los siguientes elementos:
a) Un sistema de comunicación entre productores y consumidores a través de los medios de
comunicación de masas.
b) Una técnica de mercado (marketing) que favorezca la venta.
c) Una actividad creativa que se refleja en la elaboración del propio mensaje.
d) Una forma de transmisión de valores sociales y modelos culturales.
e) Un medio capitalista de propaganda y explotación de los consumidores.
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La publicidad trata de hacerse llegar al mayor número de receptores posible. A este fin, la
palabra puede ser a veces un obstáculo y los publicistas soslayan sus limitaciones recurriendo a una
gama muy variada de símbolos y elementos significativos -la diversidad de códigos empleados es una de
las características de la publicidad: códigos visuales (cromáticos, fílmicos, fotográficos,
ideogramáticos, simbólicos de variada invención, icónicos y no icónicos); códigos auditivos (señales
acústicas, melódicas, silencios); códigos idiomáticos (con abundante presencia de idiomas combinados).
Por lo que no de los hechos más característicos de la publicidad es su inagotable búsqueda de
procedimientos expresivos o comunicativos.
En segundo lugar, se potencia al máximo la mencionada característica del lenguaje
periodístico de la captación del receptor. Todas las conjunciones de códigos están dispuestas para
lograr esta finalidad, que tiene su máxima expresión en lo que los publicistas denominan clincher o
gancho para cautivar al receptor. Desde el punto de vista verbal el clincher y el eslogan son lo más
interesante del mensaje publicitario.
La técnica publicitaria presta una atención minuciosa a la elaboración del anuncio y sigue unas
fases marcadas y sucesivas que son las siguientes:
1. El publicista, en primer lugar, selecciona los argumentos que puedan decidir al
destinatario a la elección del producto. En esta fase denominada inventio se debe
encontrar el clincher o gancho mediante el que atrapar la atención del destinatario. En la
argumentación, con frecuencia, el publicista trata de presentar el artículo bajo los
aspectos más inéditos. Uno de los procedimientos que más se usan es plantear el
producto como un enigma que el receptor debe desvelar. En otras ocasiones, puede ser
presentado mediante una narración y los aspectos persuasivos o motivadores se ponen
de relieve y se incentivan.
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2. En segundo lugar, se plantea el orden en que deben sucederse las ideas que deben servir
para la composición del mensaje final, y se corresponde con la fase que se llama
dispositio. En ella entran los aspectos tipográficos de los mensajes, la ordenación y el
establecimiento de las partes del anuncio. Éstas son tres:
• Clincher.
• Cuerpo.
• Eslogan.
3. La composición del eslogan es fundamental para que el anuncio sea efectivo. Éste tratará de
potenciar al máximo las connotaciones estimulantes en la mente del receptor. Además es
una de las más creativas manifestaciones del anuncio y cumple la función de fijar el
mensajes decir, que persista en la imaginación del receptor.
En resumen, los pasos que sigue la técnica publicitaria son los siguientes:
a) Encontrar argumentos adecuados para la presentación del producto: Convencer. Conmover.
Clincher. Aspectos insólitos. Técnica del enigma. Narración. Medios de motivación.
b) Disposición de los argumentos. Persuadir. Informar. Aspectos tipográficos. Ordenación.
Partes del anuncio: Clincher, Cuerpo, Eslogan.
c) Elaboración de un eslogan eficaz. Elegir. Componer. Eficacia. Claridad. Estimulo de
connotaciones. Creatividad en la elaboración eslogan.
Los códigos que destacan por su importancia en la confección del mensaje publicitario son los
códigos icónicos y los códigos verbales. Es evidente que el código icónico suele ser empleado como
una información referencial de aquello que procura difundirse. No obstante, la imagen usa también
procedimientos que llamamos metafóricos o connotativos y que persiguen la aceptación primera
por el receptor del mensaje. Es el código que podríamos denominar de primera impresión (su
función de "clincher" es muy frecuente). Con estos códigos asistemáticos está relacionada la
publicidad subliminal, aquella que impacta en el inconsciente del receptor y evita el paso del
mensaje sobre el tamiz de la reflexión o de la razón. Sobre los códigos visuales se han realizado
estudios que pretenden extraer los elementos mínimos significativos del arte cinematográfico.
Umberto Eco (1981) ha desarrollado una exégesis del lenguaje fílmico en el que distingue, frente al
lenguaje verbal qué sólo tiene dos articulaciones, las tres que siguen:
1. Los objetos mínimos o cinemas.
2. El conjunto de objetos que en el fotograma componen el encuadre. (Combinación de
elementos icónicos con sus relaciones de ángulos, claro-oscuro, curvas, figura y fondo, etc.
3. La importancia del movimiento para concebir unidades significativas: unidades de gestos que
ocupan varios fotogramas, por ejemplo. Esta división resulta interesante para interpretar en
los signos icónicos publicitarios un eje de selección (elementos icónicos que se combinan en
una anuncio), otro de encuadre (perspectiva, planos, ángulos) en el que los elementos más
significativos ocuparán el primer plano o el centro de la imagen) -hasta aquí se citan los rasgos
pertinentes para la publicidad no móvil- y un último eje que es el movimiento (travelling,
"zoom", cámara inmóvil, etc).
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También Eco ha clasificado los distintos códigos visuales que intervienen en publicidad y las
funciones que suelen cumplir:
a) Nivel icónico: la representación de un objeto para su estímulo directo.
b) Nivel tropológico: realización visual de tropos verbales (la imagen con función metafórica,
de sinécdoque, hipérbole, etc.).
Este autor señala que la principal función que suele cumplir el código visual es la de antonomasia:
cualquier entidad singular que aparece en la imagen representa el género o la especie. Por
ejemplo: una chica que bebe algo es propuesta como todas las chicas.
c) Nivel tópico: imágenes que son ya tópicas como signos convencionales.
e) Nivel entirnémico: argumentaciones visuales.
El registro verbal tiene como función primaria la de fijar el mensaje publicitario, porque la
comunicación visual es ambigua. El texto fija, en muchas ocasiones, proponiendo él mismo
diversos juegos retóricos:
a) La imagen puede tener una función estética y el texto una función emotiva.
b) La imagen cumple una función metafórica y el texto incluye lugares comunes.
c) La imagen propone un argumento que el texto contradice.
Evidentemente, las posibilidades de combinación entre los diversos códigos que entran en la
elaboración de un mensaje publicitario son muy variadas. Tanto por su potenciación de los valores
connotativos de los signos, como por el propósito de que el mensaje cumpla una función poética, el
lenguaje publicitario, tanto verbal como no verbal, son analizables en términos retóricos. La
publicidad se sirve de todos los recursos fónicos, morfosintácticos y semánticos que hay a su disposición.
Además, se empeña en la búsqueda de lo nuevo, de lo distinto, lo impactante con un lenguaje
embellecedor.
A continuación, se indican ejemplos de eslóganes en los que se cumplen recursos retóricos
característicos:
Aspectos gráficos
- El empleo de comillas: para enmarcar palabras que representan algún tipo de connotación.
- Los paréntesis.
- El tipo de letra empleado: mayúscula, cursiva...
- Utilización de grafías y signos extranjerizantes: Bankinter. Neutrex.
- Los errores por descuido o desconocimiento al usar los signos de puntuación y acentuación.
- Subrayados y cambios de color.
- Segmentación del texto (por ejemplo a modo de verso).
Recursos fónicos
- Onomatopeyas: Creks que hacen crec.
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Como la publicidad actúa en el plano emotivo se sirve de los significados connotativos de los
mensajes. Destacamos como más recurrentes los siguientes:
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4. CONCLUSIÓN
Los adelantos científicos actuales determinan que los medios de comunicación de masas sean
los responsables de transmitir las noticias, de analizar la actualidad en la sociedad. De ahí su
importancia en la configuración social y política del mundo de hoy en día. La información se convierte
en poder, el conocimiento es el único medio reservado a los seres humanos para prevalecer sobre sus
congéneres y, a su vez, influye en las relaciones humanas de manera que contribuye, no sólo a la
definición de la sociedad sino su jerarquización y ordenación.
BIBLIOGRAFÍA
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BETH, H. y PROSS, H. (1987): Introducción a la ciencia de la comunicación. Ed. Anthropos. Barcelona.
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LÓPEZ DE ZUAZO, A. (1990): El diccionario del periodismo. Ed. Pirámide. Madrid.