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SALA PLENA

Magistrado Ponente: FERNANDO RAMÓN VEGAS TORREALBA

Expediente Nº AA10-L-2010-000125

Mediante oficio número 05 -343-257 de fecha 30 de junio de 2010, el Juzgado Segundo


de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes, remitió a la Sala Plena el expediente contentivo de la solicitud de
“…obligación de manutención… ” incoada el día 14 de noviembre de 1985, por la Procuradora
Primera de Menores de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, abogada AMANDA
BARRETO LEÓN DE REYES , actuando en representación del ciudadano Rafael Antonio
Herrera, quien para la fecha de su interposición era menor de edad, a solicitud de su
progenitora, ciudadana ELISA AURISTELA HERRERA , titular de la cédula de identidad
número 3.044.163, contra el ciudadano RAFAEL ANTONIO GUTÍERREZ
MELÉNDEZ, titular de la cédula de identidad número 3.085.350.

Dicha remisión se efectuó a los fines de que la Sala Plena resuelva el conflicto negativo
de competencia suscitado entre el referido Tribunal y el Juzgado Segundo de Primera Instancia
de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la misma
Circunscripción Judicial.

En fecha 9 de diciembre de 2010 se reconstituyó la Sala Plena por la incorporación de


nuevos Magistrados.

En fecha 9 de marzo de 2011, se designó ponente al Magistrado FERNANDO RAMÓN


VEGAS TORREALBA, a los fines del pronunciamiento correspondiente.

Una vez realizado el estudio de las actas que conforman el pre sente expediente, esta
Sala Plena pasa a pronunciarse, previas las siguientes consideraciones:

ANTECEDENTES

Mediante escrito presentado e n fecha 14 de noviembre de 1985 la Procuradora Primera


de Menores de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, abogada AMANDA BARRETO
LEÓN REYES, actuando en representación del ciudadano Rafael Antonio Herrera, quien para
la fecha era menor de edad a solicitud de su progenitora, ciudadana ELISA AURISTELA
HERRERA, demandó para que cumpliera con su “…obligación de manutención… ”, al
ciudadano RAFAEL ANTONIO GUTÍERREZ MELÉNDEZ, previamente identificados, ante el
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, M ercantil, del Trabajo, del Tránsito y de Menores
de la misma Circunscripción Judicial.

En fecha 18 de noviembre de 1985, el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil,


Mercantil, del Trabajo, del Tránsito y de Menores de la Circunscripción Judicial del estad o
Cojedes decretó Medidas Provisionales sobre el salario del presunto obligado.

Mediante auto de fecha 19 de agosto de 1988, el Juzgado de Menores de l a


Circunscripción Judicial del estado Cojedes instalado el 1° del mismo mes y año, le dio
entrada al expediente y se avocó al conocimiento de la causa .

El 29 de abril de 1994, la Procuraduría Primera de Menores de la Circunscripción


Judicial del estado Cojedes, solicitó la revisión de la “… pensión alimentaria …”.

Por auto de fecha 21 de septiembre de 1994, el Juzgado de Menores de la


Circunscripción Judicial del estado Cojedes , fijó medidas provisionales de retención sobre el
salario del demandado y decretó medida preventiva de embargo sobre el treinta y cinco por
ciento (35%) de las prestaciones sociales y de la bonificación de fin de año.

El 02 de marzo de 2002, la ciudadana Elisa Herrera antes identificada, solicitó la


revisión del monto de la obligación alimentaria de su hijo, quien para la fecha había cumplido
la mayoría de edad, ante el Tribunal de Protec ción del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del estado Cojedes, Sala de Juicio N° 1.

En fecha 09 de abril de 2002, el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de


la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, Sala de Juicio N° 1, decidió abrir el
procedimiento de revisión de la “… Pensión de Alimentos… ” de conformidad con lo previsto
en el artículo 523 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y el Adolescente.

El 14 de mayo de 2002, el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la


Circunscripción Judicial del estado Cojedes, Sala de Juicio N° 1, estableció de manera
provisional el monto de la obligación de manutención, ordenó retener la cantidad equivalente
al veinte por ciento (20%) del salario mensual del demanda do y mantuvo la vigencia de las
medidas cautelares acordadas.

En fecha 19 de marzo de 2009, el Tribunal de Primera Instancia de Mediación y


Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes, se avo có al conocimiento de la presente causa.

Mediante escrito de fecha 2 de julio de 2009 presentado ante el Tribunal de Primera


Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del estado Cojed es, la ciudadana Elisa Auristela Herrera consignó
informe médico emitido por la doctora Sofía Barreto de Tineo, que determinó el siguiente
diagnóstico de su hijo “… 1.- de retardo mental severo, 2. - Psicosis orgánica,
3.- Esferocitosis hereditaria …” (resaltado del original).

El 11 de mayo de 2010, la abogada Nancy Saray Becerra Rivera, actuando en su carácter


de Fiscal Cuarta del Ministerio Público, en defensa de los derechos e intereses del ciudadano
Rafael Antonio Herrera, presentó escrito de solicitud de sustitución de representación legal
del referido ciudadano, indicando que: “… en fecha siete (07) de mayo de 2010, compareció
ante [ese] Despacho Fiscal la ciudadana NAHOMY YANINE PÁEZ HERRERA, (…) quien
manifestó lo siguiente: ‘ Solicito la sustitución de representante legal de mi hermano RAFAEL
ANTONIO HERRERA, ya que mi mamá está impedida de hacerlo, por haberle dado un
Accidente Cerebro Vascular’…” (mayúsculas del original y corchetes de la Sala).

Por auto de fecha 17 de mayo de 2010, el Tribunal Segund o de Primera Instancia de


Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del estado Cojedes, acordó fijar la audiencia a los fines de oír los
alegatos de la solicitante y de la Fiscal Cuarta del Minist erio Público de la citada
Circunscripción Judicial.

El 24 de mayo de 2010, la representación Fiscal solicitó al Tribunal de la causa “… se


sirva a instar a la ciudadana Nahomy Páez Herrera, a los fines de que consigne informe
médico actualizado de la ciudad ana Elisa Herrera, madre del joven; igualmente debe
consignar algún tipo de poder que le fuere otorgado… ”.

Mediante diligencia de fecha 31 de mayo de 2010, la Fiscal Cuarta del Ministerio


Público consignó el informe médico de la ciudadana Elisa Herrera y copia simple del poder
general otorgado a la ciudadana Nahom y Páez Herrera, titular de la cédula de identidad número
11.964.050, por ante la Notaria Pública de San Carlos estado Cojedes.

Por decisión de fecha 3 de junio de 2010, el Tribunal Segundo de Pri mera Instancia de
Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del estado Cojedes, se declaró incompetente para conocer de la
presente causa y declinó su conocimiento en los Juzgados de Primera Insta ncia en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes.

Mediante decisión de fecha 30 de junio de 2010 el Juzgado Segundo de Primera Instancia


en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Jud icial del estado
Cojedes no aceptó la declinatoria de competencia y, en consecuencia, planteó conflicto
negativo ante la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia.

II

FUNDAMENTOS DE LA DEMANDA

En el libelo de la demanda, la abogada Amanda Barreto León de Reyes, actuando en su


carácter de “… Procurador Primero de Menores de la Circunscripción Judicial del estado
Cojedes, en nombre y representación del menor: RAFAEL ANTONIO HERRERA, de dos años
de edad...” expuso lo siguiente:

Señaló, que el 16 de octubre de 1985 “…compareció por ante el Despacho a [su] cargo
la ciudadana: ELISA AURISTELA HERRERA, en solicitud de Pensión de Alimentos para su
menor hijo RAFAEL ANTONIO HERRERA (…) procediéndose en consecuencia a citar a ambas
partes (…) a fin de ver si a través de medios de persuasión el señor RAFAEL ANTONIO
GUTIERREZ MELENDEZ, se comprometía a pagar la pensión a favor de su pequeño
hijo…” (Mayúsculas del original).

A ello agregó, “…que a pesar de los medios de persuasión empleados, no fue posible
lograr que el ciudadano antes referido accediera a fijar la Pensión Alimentaria;
comprometiéndose solo a pasar lo que pudiera y cuando pudiera (...) habiendo transcurrido
aproximadamente quince días sin que el ciudadano RAFAEL ANTONIO GUTIERREZ
MELENDEZ, aportara dinero alguno a la madre del menor (…) la misma compareció
nuevamente (…) y solicitó la colaboración de esta Oficina en el sentido de que fuese lograda
de manera judicial la fijación de la Pensión Alimentaria…” (Mayúsculas del original).

Mencionó que la “…requiere con urgencia debido a que su hijo presenta graves
problemas de salud, lo que se evidencia en original de informe médico emanado del
Consultorio de Neurología Electroencefalografía y Psicología de la Unidad Clínica ‘La
Esmeralda’ (…) esta situación origi na constantes chequeos médicos al referido menor y
elaboración de exámenes que resultan sumamente costosos…” .

Señaló, que “Por todo lo antes expuesto, la Procuraduría Primera de Menores de la


Circunscripción Judicial del Estado Cojedes (…) solicita, que de acuerdo a lo dispuesto en
el artículo 45 de la vigente Ley Tutelar del Menor, le sea establecida Pensión de Alimentos
para el menor… ”.

Adujo, que “…una vez establecida dicha pensión se ordene retener del sueldo que
percibe el referido ciudadano, quien cob ra directamente por Cheques emanados del Ministerio
de Educación en Caracas, a fin de que sea remitido e [este] Tribunal donde será retirado
por [su] progenitora…” (corchetes de la Sala).

III

DE LAS DECISIONES REFERIDAS A LA COMPETENCIA

El Tribunal Segundo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección


de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, el 3 de
junio de 2010 se declaró incompetente y declinó el conocimiento de la presente causa en el
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción
Judicial del estado Cojedes, con base en el razonamiento siguiente:

“(…)

Conoce la causa, quien aquí decide, en fecha 19 de marzo de 2009, encontrando


que el beneficiario de la Obligación de Manutención, si bien es cierto acredita
un Retardo Mental Severo, Psicosis Orgánica y Esferocitosis Hereditaria, no
es menos cierto que de la revisión del acta de nacimiento del beneficiario se
evidencia que actualmente cue nta con veintisiete (27) años de edad.

Atendiendo a lo dispuesto en los Artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica para la


Protección de Niños, Niñas y adolescentes.

(…)

Donde se consagra que la condición de niño, niña o adolescente, es el criterio


diferencial para establecer los sujetos que abarca la materia sobre la cual
tendrán competencia especial los jueces de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes y que en el caso de autos evidentemente el beneficiario es mayor
de edad, en consecuencia, ya que no se encuen tra dentro de la categoría de
sujetos protegidos por la citada ley. Y así se declara.
Procede quien decide, a revisar la competencia excepcional que le otorga el
Artículo 383 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, que reza:

Artículo 383. Extinción . La Obligación de Manutención se extingue:…(sic)

b) Por haber alcanzado la mayoridad el beneficiario o la beneficiario de la


misma, excepto que padezca discapacidades físicas o mentales que le impidan
proveer su propio sustento , o cuando se encuentre cursando estudios que, por
su naturaleza, le impidan realizar trabajos remunerados, caso en el cual la
obligación puede extenderse hasta los veinticinco años de edad , previa
aprobación judicial.

Por expresa disposición del legislador en la norma transcrita supra consagra


una competencia excepcional mediante la cual el Juez de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes puede, cuando concurran los supuestos de la citada
norma, extender los beneficios de la Obligación de manutención hasta los
veinticinco años de edad del beneficiario, no obstante, en el caso de autos, el
beneficiario padece un Retardo Mental Severo, Psicosis Orgánica
y Esferocitosis Hereditaria, más se evidencia del acta de nacimiento que el
beneficiario ya superó la edad máxi ma permitida en la citada norma, por lo
que aun dentro de tales facultades no tiene la competencia especial otorgada
quien aquí decide para seguir conociendo de la presente causa… ” (resaltado,
del original).

Por su parte el Juzgado Segundo de Primera Insta ncia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
Bancario de la circunscripción judicial del estado Cojedes, el 30 de junio de 2010 no acept ó
la declinatoria de competencia y, en consecuencia, planteó conflicto negativo ante la Sala
Plena, señalando lo que a contin uación se trascribe:

“(…)

es precisó indicar que esta causa se inició en un juzgado especializado en


materia de Menores, el cual fue cambiando su denominación hasta ser el
Tribunal Segundo de Primera Instancia de Medición y Sustanciación de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la circunscripción judicial del
estado Cojedes, pero siempre en el ámbito de competencia material de ese
fuero, por lo que, mal podría este último considerarse
incompetente sobrevenidamente, cuando por el principio de
la Perpetuatio Fori contenido en el artículo 3 del Código de Procedimiento
Civil, el tribunal que conoció en principio debe seguir conociendo de la causa
hasta su finalización.

(…)

Es decir, la competencia por la materia está determinada por la situación de


hecho existente para el momento en que se interpuso la demanda, por lo que,
en el caso de marras, al haber sido intentada la solicitud en beneficio de un
menor bajo el imperio de la Ley Tutelar del Menor, la cual evolucionó a la
actual Ley de Orgánica para la P rotección de Niños, Niñas y Adolescentes, mal
podría ser la presente causa, a pesar de haber llegado a la mayoridad el
beneficiario, competencia de la jurisdicción civil ordinaria, máxime cuando la
institución de la Obligación Alimentaria, es de eminente n aturaleza de
Protección a los Niños, Niñas y Adolescentes, pudiendo ser extendida en los
supuestos contemplados en la Ley, por lo que en caso de considerar que el
beneficiario no podía ser objeto de tal beneficio, el juzgado declinante debió
pronunciarse sobre la continuidad o no de dicha Obligación Alimentaria y no
declinar en Juzgado de Primera Instancia Civil ordinario, con motivo al hecho
de que ‘el beneficiario ya superó la edad máxima permitida en la citada
norma’…” (resaltado y subrayado del original).

IV

COMPETENCIA DE LA SALA PLENA

Previo a cualquier otro pronunciamiento, esta Sala Plena pasa a determinar su


competencia para conocer de la presente causa y, a tal efecto observa, que de acuerdo con el
aparte 51 del artículo 5 de la Ley Orgánic a del Tribunal Supremo de Justicia, vigente para la
fecha en la cual se planteó el conflicto, se remitirán a la Sala que sea afín con la materia y la
naturaleza del asunto debatido, los conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios
o especial es, cuando no exista otro tribunal superior y común a ellos en el orden jerárquico.

Siendo así, a los fines de determinar a cuál de las Salas le correspondía dirimir los
conflictos de competencia suscitados entre tribunales que no tengan un superior común, en las
sentencias números 24 de fecha 22 de septiembre de 2004, publicada el 26 de octubre del
mismo año (caso: Domingo Manjarrez), y 1 de fecha 02 de noviembre de 2005, publicada el
17 de enero de 2006 (caso: José Miguel Zambrano), la Sala Plena señaló q ue debía atenderse
al criterio de afinidad entre la materia debatida y las competencias de cada Sala, a menos que
los tribunales en conflicto pertenecieran a distintos ámbitos de competencia y no fuera posible
determinar cuál es la naturaleza del asunto de batido, pues de plantearse ese supuesto el
conocimiento le correspondería a la Sala Plena, criterio acogido en la vigente Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia en su artículo 24.3, no aplicable al presente
caso ratio temporis.

Visto que en el presente caso se plantea un conflicto negativo de competencia, entre dos
(2) tribunales que pertenecen a distintos ámbitos competenciales (uno civil y otro de
protección de niños, niñas y adolescentes), de conformidad con las premisas antes señaladas,
esta Sala Plena asume la competencia para conocer del conflicto de competencia planteado, y
así se decide.

ANALISIS DE LA SITUACIÓN

Determinada como ha sido la competencia de esta Sala Plena para conocer del presente
conflicto negativo de competencia, pasa a resolver cuál es el órgano al que le corresponde
conocer y decidir el caso de autos, y en tal sentido observa que la presente causa se inició con
la interposición de la solicitud de pensión de alimentos, denominada por la ley
vigente obligación de manute nción, presentada el día 14 de noviembre de 1985, por la
Procuradora Primera de Menores de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, abogada
Amanda Barreto León Reyes, actuando en representación del ciudadano Rafael Antonio
Herrera, quien para la fec ha era menor de edad, a requerimiento de su progenitora, ciudadana
Elisa Auristela Herrera, contra el ciudadano Rafael Antonio Gutiérrez Meléndez.
Asimismo, se aprecia que inicialmente la causa fue conocida por el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes, luego por el Juzgado de Menores de esa Circunscripción Judicial,
seguidamente por el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Cojedes, Sala de Juicio número 1 y, finalmente por el Tribunal Segundo de
Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
de la misma Circunscripción Judicial , el cual declaró su incompetencia para continuar
conociendo del caso cuando la abogada Nancy Saray Becerra Rivera, actuando en su carácter
de Fiscal Cuarta del Ministerio Público, en defensa de los derechos e intereses del ciudadano
Rafael Antonio Herrera, quien según informe médico padece de “ …1.- de retardo mental
severo, 2.- Psicosis orgánica, 3. - Esferocitosis hereditaria…”, solicitó la sustitución de la
representación legal del referido ciudadano, señalando que “… NAHOMY YANINE PÁEZ
HERRERA, (…) ‘Solicitó la sustitución de representante legal de [su] hermano RAFAEL
ANTONIO HERRERA, ya que [su] mamá está impedida de hacerlo, por haberle dado un
Accidente Cerebro Vascular’…” (Mayúsculas del original y corchetes de la Sala).

Declarada su incompetencia , el Tribunal Segundo de Primera Instanci a de Mediación y


Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes, declinó el conocimiento de la causa en el Juzgado de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunsc ripción Judicial del estado
Cojedes, sosteniendo al efecto que: “…de la revisión del acta de nacimiento del beneficiario
se evidencia que actualmente cuenta con veintisiete (27) años de edad …”.

Por su parte, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Ci vil, Mercantil, Tránsito


y Bancario de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, declaró su incompetencia por la
materia y acordó solicitar de oficio la regulación de competencia ante la Sala Plena por
considerar que: “…el juzgado declinante debió pr onunciarse sobre la continuidad o no de
dicha Obligación Alimentaria y no declinar en Juzgado de Primera Instancia Civil ordinario,
con motivo al hecho de que ‘el beneficiario ya superó la edad máxima permitida en la citada
norma’…” (Sic.) (Resaltado del original).

Planteados los términos del presente conflicto de competencia se aprecia que el artículo
3 del Código de Procedimiento Civil establece lo siguiente:

La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de


hecho existente para el momento de la presentación de la demanda, y no tienen
efecto respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la
ley disponga otra cosa.

Conforme al dispositivo antes transcrito, la competencia se determina de acuerdo a la


situación de hecho existente para la fecha en que se inicie la causa, principio éste denominado
por la doctrina como perpetuatio iurisdictionis, y que implica que los cambios generados
durante el trascurso del proceso no inciden en la competencia del tribunal que esté conociendo
del caso.

Partiendo de esa base conceptual, se aprecia que la presente causa se inició el día 14 de
noviembre de 1985, cuando se solicitó la fijación de la pensión de alimentos, hoy obligación
de manutención, del ciudadano RAFAEL ANTONIO GU TÍERREZ MELÉNDEZ, quien para esa
fecha tenía dos (2) años de edad, cumpliendo la mayoría de edad durante su curso, y para
entonces estaba vigente la Ley Tutelar del Menor publicada en Gaceta Oficial número 2.710
extraordinario, de fecha 30 de diciembre de 1980, la cual en su artículo 57 le atribuía su
conocimiento al “…Juez de Menores de la residencia del menor o de la del demandado …”, por
lo que conforme al razonamiento antes expuesto el tribunal competente para conocer de la
causa corresponde al juzgado con competencia en materia de niños y adolescentes.

En consecuencia, se declara competente para conocer de la presente causa al Juzgado


Segundo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes de la Circunscrip ción Judicial del estado Cojedes. Así se declara.

Declarado lo anterior, se aprecia que la presente causa se inició en el año 1985 y hast a
la fecha -veintiséis (26) años después - no se ha dictado sentencia definitiva, sino que sólo se
han acordado medidas cautelares de retención de una parte del sueldo, de la bonificación de
fin de año y de las prestaciones sociales del demandado, por lo que se exhorta al mencionado
tribunal a abocarse al conocimiento de esta causa y decidirla.

Asimismo, se apercibe a la ab ogada Yolimar Márquez Avendaño, Juez Segunda de


Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, a aplicar en futuras ocasiones lo dispuesto
en el artículo 3 del Código de Procedimiento Civil, garantizando de esa manera el derecho a
la tutela judicial efectiva al evitar retardos injustificados en las causas.

OBITER DICTUM

Aun y cuando la solución al conflicto de competencia de autos fue resuelto con la


aplicación d el principio perpetuatio jurisdictionis y que en virtud de ello y por apropiada
coincidencia resultó una causa atrapada por la competencia de los tribunales de protección de
niños, niñas y adolescentes, conviene y procede que esta Sala Plena pase a pronunc iarse sobre
la competencia en razón de la materia para conocer de solicitudes de fijación de obligaciones
de manutención a favor de personas que alcanzan la mayoridad con discapacidades que le
impidan valerse por sus propios medios, para lo cual básicament e corresponde hacer un
análisis de los artículos de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
en razón de que es en este conjunto de normas que por aproximación material podemos
descubrir a aquella que vincule de manera clara y defi nitiva el caso del débil jurídico planteado
con la protección que ofrece esta ley.

Previamente, es pertinente señalar que estamos en presencia de una situación en la cual


resulta evidente el trato desigual proporcionado a un justiciable que adolece de una
disminución permanente de su madurez mental y que en su oportunidad, hace 26 años y por
conducto de su madre, acudió a la entonces Procuradora de Menores del estado Cojedes en
búsqueda de la protección del Estado porque para el momento también era cronológ icamente
un menor de edad. Como consecuencia de ello, en fecha 14 de noviembre de 1985, el asunto
fue llevado a los antiguos Tribunales de Menores en virtud de que tratándose que para entonces
la ley contemplaba al justiciable como “menor de edad”, esto es , la edad cronológica inferior
a la que determina la mayoría de edad (18 años). Fue así como el Tribunal de Menores acordó
una “pensión de alimentos” a este niño cuya debilidad jurídica derivaba en primer término de
su minoridad, pero que además presentaba una debilidad jurídica adicional, pues sufría severo
retardo mental.

Veinticuatro años después la madre del niño que en 1985 fue Rafael Antonio Herrera,
se ve afectada por un accidente cerebro vascular que la postra y es su hija, Nahom y Páez
Herrera, quien con un mandato acude a retirar la cuota de manutención para su hermano ante
el juzgado que ahora conocía la causa, el Tribunal Segundo de Primera Instancia de Mediación
y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del estado Cojedes.
El caso narrado es una muestra de la desigualdad económica y social que por años viene
arrastrando la inmensa mayoría de la población venezolana. Cómo poner en duda la
vulnerabilidad de una persona que aunque actualmente tiene veintisiete (27) años de edad suf re
retraso mental severo, y aunado a ello conociendo que: i) en 1985 la llamada “pensión de
alimento” le fue impuesta compulsivamente a un padre renuente; ii) que se trata de un grupo
familiar de escasos recursos económicos, lo que entre otras cosas se inf iere porque no se apoya
en abogados particulares sino en una Procuradora de Menores en 1985 y en una Fiscal del
Ministerio Público en la actualidad; y iii) sobretodo, que su madre -probablemente la persona
que más se ocupa de él - está en cama sobreponiéndo se a un accidente cerebro vascular.

A quienes nos corresponde el sagrado deber de impartir justicia no nos puede ser
indiferente la realidad social que enmarca los asuntos sometidos a nuestro conocimiento y,
menos aun, cuando se desarrolla un profundo proc eso de cambio de paradigmas amparado en
una Constitución de incuestionable inspiración social y progresista, así como del andamiaje
de leyes derivadas de principios que persiguen la protección integral del ser humano en
sociedad, allí donde las condicione s económicas y sociales marcan pronunciadas diferencias
entre las clases y estamentos de la sociedad venezolana.

El principio del “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”, los de la tutela


judicial efectiva y el juez natural, además de la int ensa valoración que hace
nuestra Norma Normarum de los derechos humanos, ninguno de ellos puede estar ausente de
las decisiones que asumen los Jueces de la República. Es nuestro deber asumir que existe una
nueva realidad jurídica en nuestro país que se exp resa en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, las leyes y decreto presidenciales con rango de ley emanados
después del año 1999 y las sentencias emanadas del Poder Judicial.

En el asunto que nos ocupa, la errada sentencia de un juez muy


probablemente esta teniendo graves consecuencias para un ser mentalmente minusválido,
incapaz de proveerse sustento y, en consecuencia, dependiente de la atención de su madre o
en su defecto de otro familiar y de la oportuna recepción de la cuota de manut ención.

Partiendo entonces de la realidad social planteada, a los fines de esclarecer la


competencia de los tribunales para conocer de la fijación de obligaciones de manutención para
personas que alcanzan la mayoridad con discapacidades que le impiden vale rse por sus propios
medios, pasemos ahora a la exégesis de las normas jurídicas involucradas:

No existe en la legislación actual una norma directa atributiva de competencia para las
solicitudes vinculadas con obligaciones de manutención de personas que lle gan a la mayoridad
con la discapacidad arriba señalada, como si existe en la Ley Orgánica de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes para la “Fijación, ofrecimiento para la fijación y revisión de la
Obligación de Manutención nacional e internacional”, (a rtículo 177, parágrafo primero, literal
d), aunque la condición dada por el retraso mental severo aflora expresamente un poco más
adelante, en el mismo articulado.

Del análisis sistemático de los artículos contenidos en la Sección Tercera (Obligación


de Manutención) del Capítulo II (Patria Potestad) del Título IV (Instituciones Familiares) de
la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, la obligación de
manutención es el deber ineludible de los padres que le impone la ley, de suministr arle a sus
hijos el sustento que requieran de vestido, habitación, educación, cultura, asistencia y atención
médica, medicinas, recreación y deportes hasta tanto alcancen la mayoría de edad; sin
embargo, si el beneficiario padece “… discapacidades físicas o mentales que le impidan
proveer su propio sustento …”, la obligación permanece aun cuando haya cumplido 18 años.
En efecto, el artículo 383 ejusdem establece las causales de extinción de la obligación
de manutención y sus excepciones, en los términos sigui entes:

“La Obligación de Manutención se extingue:

a) Por la muerte del obligado u obligada, o del niño, niña o adolescente


beneficiario o beneficiaria de la misma.

b) Por haber alcanzado la mayoridad el beneficiario o la beneficiaria de


la misma, excepto que padezca discapacidades físicas o mentales que le
impidan proveer su propio sustento , o cuando se encuentre cursando estudios
que, por su naturaleza, le impidan realizar trabajos remunerados, caso en el
cual la obligación puede extenderse hasta los veinticinco años de edad, previa
aprobación judicial. (Negrillas de la Sala)”

Como puede apreciarse del texto del artículo transcrito, la obligación de manutención
que tiene un padre, una madre o responsable para con su hijo o representado no se extingue
cuando éste haya alcanzado la mayoría de edad si padece de alguna discapacidad física o
mental que le impida mantenerse por sus propios medios, lo cual a todas luces obedece a que
si bien –en principio – toda persona al cumplir la mayoría de edad a dquiere plena capacidad,
quien presente una disfunción mental o física que le impida valerse por sus propios medios no
puede ejercerla cabalmente, por lo que forzosamente debe continuar gozando del beneficio y
protección que representa para él la garantía de recibir la obligación de manutención, como
parte del derecho a la vida.

Es el caso, que la regulación legislativa de la obligación de manutención que tiene un


padre, una madre o un responsable para con su hijo o representado mayor de edad, cuando éste
presente una disfunción que le impida proveerse su propio sustento, no está regulada por la
Ley para Personas con Discapacidad, sino que es la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes la que en su articulado lo contempla, aun cuando el objeto de ese cuerpo
normativo se circunscribe a garantizarle el ejercicio y el disfrute pleno de sus derechos y
garantías constitucionales a los niños, niñas y adolescentes, estando –en principio- los adultos
excluidos de su protección.

Como ya se señaló , el artículo 383 de la Ley Orgánica mencionada, establece las causales
de extinción de la obligación de manutención, dentro de las cuales figura el cumplimiento de
la mayoría de edad; no obstante, a esta premisa o regla, el legislador formula una excepció n
consistente en “…que la persona padezca discapacidades físicas o mentales que le impidan
proveerse su propio sustento …”, de manera que mantiene la obligación en beneficio y
protección de las personas que llegan a la mayoría de edad con esta condición, lo que conduce
a colegir que las normas que regulan esta institución familiar contenidas en la mencionada
Ley, continúan aplicándose a los mayores de edad con esa condición, máxime si se toma en
cuenta que tanto los niños y adolescentes como las personas con una discapacidad que le
impida proveerse su propio sustento, son sujetos de derecho que se encuentran en una situación
especial, los primeros por las condiciones propias de su edad dado que se encuentran en pleno
desarrollo y los segundos por la condición que disminuyen o suprimen sus capacidades físicas
o mentales.

Partiendo de esa premisa se aprecia, por una parte, que la Le y Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en su artículo 177, Parágrafo Primero, literal d,
atribuye a los tribun ales de protección de niños, niñas y adolescentes la competencia para
conocer de los asuntos familiares relativos a la fijación, ofrecimiento para la fijación y
revisión de la Obligación de Manutención, sin discriminar entre la obligación de manutención
de menores de edad y mayores de edad con discapacidad que le impida proveerse su propio
sustento; y por otra, que ni la Ley para Personas con Discapacidad ni otro cuerpo normativo
establecen cuál es el órgano jurisdiccional competente para conocer de los asu ntos vinculados
a la obligación de manutención de adultos que presenten alguna discapacidad que les impida
mantenerse por sus propios medios. Asimismo, debe tomarse en cuenta que ambos grupos de
individuos ameritan de órganos jurisdiccionales especializado s, en tanto cuenten con las
herramientas y la capacitación adecuada para manejar situaciones tan vulnerables como puede
ser la de un niño o de una persona con condiciones físicas o mentales que le impidan proveerse
su propio sustento, por lo que no habiend o una jurisdicción especial para personas con
discapacidad considera esta Sala que en lo que respecta al control de las obligaciones de
manutención, los tribunales más idóneos para garantizarle el derecho a la tutela judicial
efectiva son los tribunales co n competencia en materia de protección de niños, niñas y
adolescentes.

Por otra parte, la correcta interpretación de la limitación de veinticinco (25) años de


edad que el artículo 383 ejusdem establece en su literal “b” no aplica a los dos supuestos de
excepción a la extinción contemplados en él (padecer de discapacidad severa y encontrarse
cursando estudios antes de los 25 años), sino sólo al último de ellos, toda vez que se trata de
supuestos alternativos y la limitación sigue exclusivamente al último de ellos.

En efecto, señala el citado literal “b” del artículo 383 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes: “ Por haber alcanzado la mayoridad el
beneficiario o beneficiaria de la misma excepto que padezca discapacidades fisicas o mentales
que le impidan proveer su propio sustento, o cuando se encuentre cursando estudios que, por
su naturaleza, le impidan realizar trabajos remunerados, caso en el cual la obligación puede
extenderse hasta los veinticinco años de edad, previa aprobaci ón judicial.” (Destacado de la
Sala).

Así, expresa el artículo 383 de la citada Ley que la obligación se extingue “... Por haber
alcanzado la mayoridad el beneficiario o la beneficiaria …” e inmediatamente después
estatuye dos supuestos de excepción a este p rincipio normativo: i) “… excepto que padezca
discapacidades físicas o mentales que le impidan proveer su propio sustento …,” o ii)
“…cuando se encuentre cursando estudios que, por su naturaleza, le impidan realizar trabajos
remunerados …,” para a continuació n añadir “… caso en el cual la obligación puede extenderse
hasta los veinticinco años de edad, previa aprobación judicial …”. Obsérvese que los dos
supuestos están separados uno del otro por la conjunción alternativa “o”, de manera que se
trata de supuestos independientes entre si y que, en consecuencia, cada uno de ellos es
suficiente para justificar la aplicación de la excepción, sólo que el segundo supuesto relativo
a que el beneficiario curse estudios habiendo alcanzado la mayoridad si tiene una limitació n
porque no puede exceder los veinticinco años de edad, es por ello que la frase que sucede a
este supuesto esta en singular (“caso en el cual”) y no en plural.

Además, es una verdad incontrastable que la condición de retraso mental severo no


desaparece ni disminuye con el transcurrir de la edad de quien lo padece, por el contrario, el
aumento de la edad aumenta la brecha entre la edad biológica y la edad mental, lo que la hace
más notable, de manera que mal podría el legislador haber establecido la limitac ión de los
veinticinco años para casos semejantes, mientras que si guarda sentido lógico y responsable
su aplicación para no eternizarlo en función de que el beneficiario o la beneficiaria estén
cursando estudios. Ambas afirmaciones quedan aclaradas con la lectura apropiada del uso del
singular en lugar del plural para aprehender la orientación del legislador y aplicar la limitante
solamente al caso del beneficiario o la beneficiaria estudiante que alcanza la mayoridad y aun
no ha concluido sus estudios.

También se desprende de la parte in fine de la disposición legal analizada que para la


aplicación del supuesto de la excepción del estudiante entre 18 y 25 años se requiere la
“…previa aprobación judicial …”. Ello se desprende de la redacción empleada por el legislador
y su análisis literal. Mientras que para el caso de los discapacidades físicas o mentales severas
la excepción aplica ope legis y no requiere de pronunciamiento judicial previo.

VI

DECISIÓN

Por las razones antes expuestas, esta Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela por autoridad de
la ley, declara:

PRIMERO: Su COMPETENCIA para conocer del conflicto planteado en la presente


causa.

SEGUNDO: Que el Juzgado Segundo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación


de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del estado
Cojedes es el órgano jurisdiccional COMPETENTE para conocer y decidir la solicitud de
“…obligación de manutención… ” interpuesta por la Procuradora Primera de Menores de la
Circunscripción Judicial del estado Cojedes, abogada AMANDA BARRETO LEÓN DE
REYES, actuando en representación del ciudadano Rafael Antonio Herrera, quien para la fecha
era menor de edad, a solicitud d e su progenitora, ciudadana ELISA AURISTELA HERRERA,
contra el ciudadano RAFAEL ANTONIO GUTÍERREZ MELÉNDEZ.

Publíquese y regístrese. Notifíquese de la presente decisión al Juzgado Segundo de


Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes y remítase el expediente al Juzgado Segundo de Primera Instancia de
Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la misma
Circunscripción Judicial . Se ordena su publicación en Gace ta Judicial.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Plena del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los treinta (30) días del mes de noviembre del año dos mil once
(2011). Años: 201º de la Independencia y 152º de la Federación.

La Presidenta,
LUISA ESTELA MORALES LAMUÑO
El Primer Vicepresidente,
OMAR ALFREDO MORA DÍAZ
La Segunda Vicepresidenta,
JHANNETT MARÍA MADRIZ SOTILLO
Las Directoras,
EVELYN MARRERO ORTIZ
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO
Los Magistrados,
FRANCISCO CARRASQUERO LÓPEZ
YOLANDA JAIMES GUERRERO
MALAQUÍAS GIL RODRÍGUEZ
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
DEYANIRA NIEVES BASTIDAS
LUIS E. FRANCESCHI GUTIÉRREZ
LEVIS IGNACIO ZERPA
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
CARLOS ALFREDO OBERTO VÉLEZ
JUAN RAFAEL PERDOMO
ALFONSO VALBUENA CORDERO
BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN
EMIRO GARCÍA ROSAS
FERNANDO R. VEGAS TORREALBA
Ponente
JUAN JOSÉ NÚÑEZ CALDERÓN
LUIS ANTONIO ORTIZ HERNÁNDEZ
ELADIO RAMÓN APONTE APONTE
HÉCTOR CORONADO FLORES
CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA
MARCOS T. DUGARTE PADRÓN
CARMEN ZULETA DE MERCHÁN
ARCADIO DELGADO ROSALES
JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER
GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO
TRINA OMAIRA ZURITA
OSCAR J. LEÓN UZCÁTEGUI
La Secretaria,
OLGA M. DOS SANTOS P
Exp. Nº AA10-L-2010-000125
FRVT/

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