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Expediente Nº AA10-L-2010-000125
Dicha remisión se efectuó a los fines de que la Sala Plena resuelva el conflicto negativo
de competencia suscitado entre el referido Tribunal y el Juzgado Segundo de Primera Instancia
de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la misma
Circunscripción Judicial.
Una vez realizado el estudio de las actas que conforman el pre sente expediente, esta
Sala Plena pasa a pronunciarse, previas las siguientes consideraciones:
ANTECEDENTES
Por decisión de fecha 3 de junio de 2010, el Tribunal Segundo de Pri mera Instancia de
Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del estado Cojedes, se declaró incompetente para conocer de la
presente causa y declinó su conocimiento en los Juzgados de Primera Insta ncia en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes.
II
FUNDAMENTOS DE LA DEMANDA
Señaló, que el 16 de octubre de 1985 “…compareció por ante el Despacho a [su] cargo
la ciudadana: ELISA AURISTELA HERRERA, en solicitud de Pensión de Alimentos para su
menor hijo RAFAEL ANTONIO HERRERA (…) procediéndose en consecuencia a citar a ambas
partes (…) a fin de ver si a través de medios de persuasión el señor RAFAEL ANTONIO
GUTIERREZ MELENDEZ, se comprometía a pagar la pensión a favor de su pequeño
hijo…” (Mayúsculas del original).
A ello agregó, “…que a pesar de los medios de persuasión empleados, no fue posible
lograr que el ciudadano antes referido accediera a fijar la Pensión Alimentaria;
comprometiéndose solo a pasar lo que pudiera y cuando pudiera (...) habiendo transcurrido
aproximadamente quince días sin que el ciudadano RAFAEL ANTONIO GUTIERREZ
MELENDEZ, aportara dinero alguno a la madre del menor (…) la misma compareció
nuevamente (…) y solicitó la colaboración de esta Oficina en el sentido de que fuese lograda
de manera judicial la fijación de la Pensión Alimentaria…” (Mayúsculas del original).
Mencionó que la “…requiere con urgencia debido a que su hijo presenta graves
problemas de salud, lo que se evidencia en original de informe médico emanado del
Consultorio de Neurología Electroencefalografía y Psicología de la Unidad Clínica ‘La
Esmeralda’ (…) esta situación origi na constantes chequeos médicos al referido menor y
elaboración de exámenes que resultan sumamente costosos…” .
Adujo, que “…una vez establecida dicha pensión se ordene retener del sueldo que
percibe el referido ciudadano, quien cob ra directamente por Cheques emanados del Ministerio
de Educación en Caracas, a fin de que sea remitido e [este] Tribunal donde será retirado
por [su] progenitora…” (corchetes de la Sala).
III
“(…)
(…)
Por su parte el Juzgado Segundo de Primera Insta ncia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
Bancario de la circunscripción judicial del estado Cojedes, el 30 de junio de 2010 no acept ó
la declinatoria de competencia y, en consecuencia, planteó conflicto negativo ante la Sala
Plena, señalando lo que a contin uación se trascribe:
“(…)
(…)
IV
Siendo así, a los fines de determinar a cuál de las Salas le correspondía dirimir los
conflictos de competencia suscitados entre tribunales que no tengan un superior común, en las
sentencias números 24 de fecha 22 de septiembre de 2004, publicada el 26 de octubre del
mismo año (caso: Domingo Manjarrez), y 1 de fecha 02 de noviembre de 2005, publicada el
17 de enero de 2006 (caso: José Miguel Zambrano), la Sala Plena señaló q ue debía atenderse
al criterio de afinidad entre la materia debatida y las competencias de cada Sala, a menos que
los tribunales en conflicto pertenecieran a distintos ámbitos de competencia y no fuera posible
determinar cuál es la naturaleza del asunto de batido, pues de plantearse ese supuesto el
conocimiento le correspondería a la Sala Plena, criterio acogido en la vigente Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia en su artículo 24.3, no aplicable al presente
caso ratio temporis.
Visto que en el presente caso se plantea un conflicto negativo de competencia, entre dos
(2) tribunales que pertenecen a distintos ámbitos competenciales (uno civil y otro de
protección de niños, niñas y adolescentes), de conformidad con las premisas antes señaladas,
esta Sala Plena asume la competencia para conocer del conflicto de competencia planteado, y
así se decide.
ANALISIS DE LA SITUACIÓN
Determinada como ha sido la competencia de esta Sala Plena para conocer del presente
conflicto negativo de competencia, pasa a resolver cuál es el órgano al que le corresponde
conocer y decidir el caso de autos, y en tal sentido observa que la presente causa se inició con
la interposición de la solicitud de pensión de alimentos, denominada por la ley
vigente obligación de manute nción, presentada el día 14 de noviembre de 1985, por la
Procuradora Primera de Menores de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, abogada
Amanda Barreto León Reyes, actuando en representación del ciudadano Rafael Antonio
Herrera, quien para la fec ha era menor de edad, a requerimiento de su progenitora, ciudadana
Elisa Auristela Herrera, contra el ciudadano Rafael Antonio Gutiérrez Meléndez.
Asimismo, se aprecia que inicialmente la causa fue conocida por el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y de Menores de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes, luego por el Juzgado de Menores de esa Circunscripción Judicial,
seguidamente por el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Cojedes, Sala de Juicio número 1 y, finalmente por el Tribunal Segundo de
Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
de la misma Circunscripción Judicial , el cual declaró su incompetencia para continuar
conociendo del caso cuando la abogada Nancy Saray Becerra Rivera, actuando en su carácter
de Fiscal Cuarta del Ministerio Público, en defensa de los derechos e intereses del ciudadano
Rafael Antonio Herrera, quien según informe médico padece de “ …1.- de retardo mental
severo, 2.- Psicosis orgánica, 3. - Esferocitosis hereditaria…”, solicitó la sustitución de la
representación legal del referido ciudadano, señalando que “… NAHOMY YANINE PÁEZ
HERRERA, (…) ‘Solicitó la sustitución de representante legal de [su] hermano RAFAEL
ANTONIO HERRERA, ya que [su] mamá está impedida de hacerlo, por haberle dado un
Accidente Cerebro Vascular’…” (Mayúsculas del original y corchetes de la Sala).
Planteados los términos del presente conflicto de competencia se aprecia que el artículo
3 del Código de Procedimiento Civil establece lo siguiente:
Partiendo de esa base conceptual, se aprecia que la presente causa se inició el día 14 de
noviembre de 1985, cuando se solicitó la fijación de la pensión de alimentos, hoy obligación
de manutención, del ciudadano RAFAEL ANTONIO GU TÍERREZ MELÉNDEZ, quien para esa
fecha tenía dos (2) años de edad, cumpliendo la mayoría de edad durante su curso, y para
entonces estaba vigente la Ley Tutelar del Menor publicada en Gaceta Oficial número 2.710
extraordinario, de fecha 30 de diciembre de 1980, la cual en su artículo 57 le atribuía su
conocimiento al “…Juez de Menores de la residencia del menor o de la del demandado …”, por
lo que conforme al razonamiento antes expuesto el tribunal competente para conocer de la
causa corresponde al juzgado con competencia en materia de niños y adolescentes.
Declarado lo anterior, se aprecia que la presente causa se inició en el año 1985 y hast a
la fecha -veintiséis (26) años después - no se ha dictado sentencia definitiva, sino que sólo se
han acordado medidas cautelares de retención de una parte del sueldo, de la bonificación de
fin de año y de las prestaciones sociales del demandado, por lo que se exhorta al mencionado
tribunal a abocarse al conocimiento de esta causa y decidirla.
OBITER DICTUM
Veinticuatro años después la madre del niño que en 1985 fue Rafael Antonio Herrera,
se ve afectada por un accidente cerebro vascular que la postra y es su hija, Nahom y Páez
Herrera, quien con un mandato acude a retirar la cuota de manutención para su hermano ante
el juzgado que ahora conocía la causa, el Tribunal Segundo de Primera Instancia de Mediación
y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes del estado Cojedes.
El caso narrado es una muestra de la desigualdad económica y social que por años viene
arrastrando la inmensa mayoría de la población venezolana. Cómo poner en duda la
vulnerabilidad de una persona que aunque actualmente tiene veintisiete (27) años de edad suf re
retraso mental severo, y aunado a ello conociendo que: i) en 1985 la llamada “pensión de
alimento” le fue impuesta compulsivamente a un padre renuente; ii) que se trata de un grupo
familiar de escasos recursos económicos, lo que entre otras cosas se inf iere porque no se apoya
en abogados particulares sino en una Procuradora de Menores en 1985 y en una Fiscal del
Ministerio Público en la actualidad; y iii) sobretodo, que su madre -probablemente la persona
que más se ocupa de él - está en cama sobreponiéndo se a un accidente cerebro vascular.
A quienes nos corresponde el sagrado deber de impartir justicia no nos puede ser
indiferente la realidad social que enmarca los asuntos sometidos a nuestro conocimiento y,
menos aun, cuando se desarrolla un profundo proc eso de cambio de paradigmas amparado en
una Constitución de incuestionable inspiración social y progresista, así como del andamiaje
de leyes derivadas de principios que persiguen la protección integral del ser humano en
sociedad, allí donde las condicione s económicas y sociales marcan pronunciadas diferencias
entre las clases y estamentos de la sociedad venezolana.
No existe en la legislación actual una norma directa atributiva de competencia para las
solicitudes vinculadas con obligaciones de manutención de personas que lle gan a la mayoridad
con la discapacidad arriba señalada, como si existe en la Ley Orgánica de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes para la “Fijación, ofrecimiento para la fijación y revisión de la
Obligación de Manutención nacional e internacional”, (a rtículo 177, parágrafo primero, literal
d), aunque la condición dada por el retraso mental severo aflora expresamente un poco más
adelante, en el mismo articulado.
Como puede apreciarse del texto del artículo transcrito, la obligación de manutención
que tiene un padre, una madre o responsable para con su hijo o representado no se extingue
cuando éste haya alcanzado la mayoría de edad si padece de alguna discapacidad física o
mental que le impida mantenerse por sus propios medios, lo cual a todas luces obedece a que
si bien –en principio – toda persona al cumplir la mayoría de edad a dquiere plena capacidad,
quien presente una disfunción mental o física que le impida valerse por sus propios medios no
puede ejercerla cabalmente, por lo que forzosamente debe continuar gozando del beneficio y
protección que representa para él la garantía de recibir la obligación de manutención, como
parte del derecho a la vida.
Como ya se señaló , el artículo 383 de la Ley Orgánica mencionada, establece las causales
de extinción de la obligación de manutención, dentro de las cuales figura el cumplimiento de
la mayoría de edad; no obstante, a esta premisa o regla, el legislador formula una excepció n
consistente en “…que la persona padezca discapacidades físicas o mentales que le impidan
proveerse su propio sustento …”, de manera que mantiene la obligación en beneficio y
protección de las personas que llegan a la mayoría de edad con esta condición, lo que conduce
a colegir que las normas que regulan esta institución familiar contenidas en la mencionada
Ley, continúan aplicándose a los mayores de edad con esa condición, máxime si se toma en
cuenta que tanto los niños y adolescentes como las personas con una discapacidad que le
impida proveerse su propio sustento, son sujetos de derecho que se encuentran en una situación
especial, los primeros por las condiciones propias de su edad dado que se encuentran en pleno
desarrollo y los segundos por la condición que disminuyen o suprimen sus capacidades físicas
o mentales.
Partiendo de esa premisa se aprecia, por una parte, que la Le y Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en su artículo 177, Parágrafo Primero, literal d,
atribuye a los tribun ales de protección de niños, niñas y adolescentes la competencia para
conocer de los asuntos familiares relativos a la fijación, ofrecimiento para la fijación y
revisión de la Obligación de Manutención, sin discriminar entre la obligación de manutención
de menores de edad y mayores de edad con discapacidad que le impida proveerse su propio
sustento; y por otra, que ni la Ley para Personas con Discapacidad ni otro cuerpo normativo
establecen cuál es el órgano jurisdiccional competente para conocer de los asu ntos vinculados
a la obligación de manutención de adultos que presenten alguna discapacidad que les impida
mantenerse por sus propios medios. Asimismo, debe tomarse en cuenta que ambos grupos de
individuos ameritan de órganos jurisdiccionales especializado s, en tanto cuenten con las
herramientas y la capacitación adecuada para manejar situaciones tan vulnerables como puede
ser la de un niño o de una persona con condiciones físicas o mentales que le impidan proveerse
su propio sustento, por lo que no habiend o una jurisdicción especial para personas con
discapacidad considera esta Sala que en lo que respecta al control de las obligaciones de
manutención, los tribunales más idóneos para garantizarle el derecho a la tutela judicial
efectiva son los tribunales co n competencia en materia de protección de niños, niñas y
adolescentes.
En efecto, señala el citado literal “b” del artículo 383 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes: “ Por haber alcanzado la mayoridad el
beneficiario o beneficiaria de la misma excepto que padezca discapacidades fisicas o mentales
que le impidan proveer su propio sustento, o cuando se encuentre cursando estudios que, por
su naturaleza, le impidan realizar trabajos remunerados, caso en el cual la obligación puede
extenderse hasta los veinticinco años de edad, previa aprobaci ón judicial.” (Destacado de la
Sala).
Así, expresa el artículo 383 de la citada Ley que la obligación se extingue “... Por haber
alcanzado la mayoridad el beneficiario o la beneficiaria …” e inmediatamente después
estatuye dos supuestos de excepción a este p rincipio normativo: i) “… excepto que padezca
discapacidades físicas o mentales que le impidan proveer su propio sustento …,” o ii)
“…cuando se encuentre cursando estudios que, por su naturaleza, le impidan realizar trabajos
remunerados …,” para a continuació n añadir “… caso en el cual la obligación puede extenderse
hasta los veinticinco años de edad, previa aprobación judicial …”. Obsérvese que los dos
supuestos están separados uno del otro por la conjunción alternativa “o”, de manera que se
trata de supuestos independientes entre si y que, en consecuencia, cada uno de ellos es
suficiente para justificar la aplicación de la excepción, sólo que el segundo supuesto relativo
a que el beneficiario curse estudios habiendo alcanzado la mayoridad si tiene una limitació n
porque no puede exceder los veinticinco años de edad, es por ello que la frase que sucede a
este supuesto esta en singular (“caso en el cual”) y no en plural.
VI
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela por autoridad de
la ley, declara:
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Plena del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los treinta (30) días del mes de noviembre del año dos mil once
(2011). Años: 201º de la Independencia y 152º de la Federación.
La Presidenta,
LUISA ESTELA MORALES LAMUÑO
El Primer Vicepresidente,
OMAR ALFREDO MORA DÍAZ
La Segunda Vicepresidenta,
JHANNETT MARÍA MADRIZ SOTILLO
Las Directoras,
EVELYN MARRERO ORTIZ
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
NINOSKA BEATRIZ QUEIPO BRICEÑO
Los Magistrados,
FRANCISCO CARRASQUERO LÓPEZ
YOLANDA JAIMES GUERRERO
MALAQUÍAS GIL RODRÍGUEZ
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
DEYANIRA NIEVES BASTIDAS
LUIS E. FRANCESCHI GUTIÉRREZ
LEVIS IGNACIO ZERPA
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
CARLOS ALFREDO OBERTO VÉLEZ
JUAN RAFAEL PERDOMO
ALFONSO VALBUENA CORDERO
BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN
EMIRO GARCÍA ROSAS
FERNANDO R. VEGAS TORREALBA
Ponente
JUAN JOSÉ NÚÑEZ CALDERÓN
LUIS ANTONIO ORTIZ HERNÁNDEZ
ELADIO RAMÓN APONTE APONTE
HÉCTOR CORONADO FLORES
CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA
MARCOS T. DUGARTE PADRÓN
CARMEN ZULETA DE MERCHÁN
ARCADIO DELGADO ROSALES
JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER
GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO
TRINA OMAIRA ZURITA
OSCAR J. LEÓN UZCÁTEGUI
La Secretaria,
OLGA M. DOS SANTOS P
Exp. Nº AA10-L-2010-000125
FRVT/