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Resumen
En el presente escrito se trabaja sobre el film “Las Flores del Cerezo” de la directora
alemana Doris Dörrie. A través del recorrido por distintos momentos que atraviesa el
personaje central al fallecer su mujer, se analizan los modos singulares que halla el
sujeto de elaborar la pérdida de objeto amado. Se articularán con el duelo, los conceptos
de invención y acto creador.
Palabras Clave
Título en inglés
Resumen en Inglés
In the present writing one works on the film “the Flowers of the Cherry tree” of German
director Doris Dörrie. Through route by different moments that the central personage
when passing away crosses his wife, the singular ways are analyzed that the subject
finds to elaborate the loss of loved object. They will articulate with the duel, the
concepts of invention and creative act.
Palabras Clave en Inglés
Para comenzar el análisis del film “Las Flores del Cerezo”, situaremos algunos
interrogantes orientativos para el desarrollo del trabajo: ¿Cómo despertar al deseo en
alguien que tiene una vida cotidiana consistente? ¿Qué puede llevar a que un hombre se
pregunte por el deseo? ¿El duelo puede dar lugar al deseo?
En el film, un hombre se verá ante la encrucijada de qué hacer luego de haber perdido
un objeto de un valor preciado, un objeto al que cuesta renunciar porque es de difícil
sustitución.
Cabe destacar, que la Danza Butoh de origen oriental, tiene una visión de continuidad y
conexión con quienes alguna vez formaron parte de este mundo. El Butoh, trata de
atrapar la luz y la sombra, el nacimiento y la muerte, la conciencia de ser y la
interrupción de la existencia.
Retomando la trama del film, en Berlín no se quedan mucho tiempo más, y deciden
partir a las playas del Báltico, lugar donde Trudi morirá llevándose consigo el secreto
sobre la enfermedad de su marido.
El film nos transmite cómo esta pareja comienza dos procesos que los va a llevar a la
desunión en vida y la unión es un más allá. La mujer, Trudi, en el pasaje de la vida a la
muerte, va dejando su cuerpo para irse danzando con su sombra; Rudi, por su parte,
empezará el doloroso duelo por la muerte de la persona a quien amó y por quien fue
amado. La muerte de su mujer, aquella que por amor a su marido renunció a su deseo, lo
confrontará a Rudi con el dolor. Será esta dolorosa pérdida la oportunidad para que este
hombre revea su relación con el deseo, y pueda recomponer su universo simbólico luego
del quiebre producido por la pérdida del objeto de amor.
Luego del funeral de su mujer, este hombre logra decir a sus hijos: “…no la dejé a tu
madre ser libre” y puede preguntarse quién era su mujer. Este hombre empieza ha
atribuirse responsabilidad por haber desconocido a su mujer, pero consideramos que es
una responsabilidad moral, del lado del sentimiento de culpa. Rudi, se reprocha no
haber podido escuchar aquello que su mujer deseaba y no haberle dado libertad, ni
haberla respetado en lo que amaba y deseaba.
En su texto de 1915, “Duelo y Melancolía”, Freud afirma que el duelo es "la reacción
frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, la
patria, la libertad, un ideal, etc."[i]. Propone la necesidad de un trabajo para el duelo y
un tiempo -no cronológico, sino lógico-para su elaboración. Ese trabajo implica que el
sujeto vaya abandonando los lazos libidinales que lo unían al objeto perdido, lo cual se
realiza de un modo lento y paulatino y con un gran gasto de energía para el aparato
psíquico. El trabajo de duelo implicaría, entonces, un desafío a la estructura del sujeto
para recomponer su universo simbólico.
Retomando la trama del film, hay una escena de gran importancia que abrirá otras
puertas para este hombre. Algo lo interpela y la respuesta que al final del film produce
es en el orden de la responsabilidad subjetiva. Cuando regresa a su hogar en Alemania,
y está ordenando las pertenencias de su mujer, halla en un cajón de la mesa de luz, un
folleto y unas postales sobre Tokio y el monte Fuji. Sigue ordenando y encuentra un
álbum fotográfico en donde su mujer posaba con una túnica negra y con la cara pintada
de blanco, bailando la Danza Butoh. Es por el encuentro de estos objetos de su mujer,
que Rudi puede ubicar por dónde andaba el deseo de su mujer. Decide viajar a Tokio, tal
vez para saldar una deuda para con su mujer, por no haberla llevado allí.
Este hombre saldrá a las calles de aquella ciudad poblada de gente, de edificios. Se
perderá, se emborrachará, se acercará a otras mujeres hasta que finalmente se tope en su
camino con algo que lo sorprenderá, algo no calculado en este viaje reparatorio.
Paseando por el parque central, verá a una joven niña con la cara pintada de blanco
hacer movimientos con un teléfono, espectáculo que despertará su curiosidad. Se
acercará a la joven quien le explicará que aquello que él ve se llama danza Butoh,
explicándole que es la danza de las sombras, no la de uno, sino la de la sombra. La
joven le pregunta si sabe quién es su sombra, le explica que todos tenemos sombras,
todos los seres vivos y todos los muertos, juntos entre ellos. Rudi le cuenta que su
mujer ha fallecido, la joven le pregunta si sabe dónde esta su esposa, y él responde que
no sabe.
Es a partir del encuentro con esta joven y con esta danza, que nuestro personaje podrá
hacer otra cosa con la culpa que siente por no haberle dado a su mujer aquel viaje que
ella tanto anhelaba. Podrá dejar de reprocharse y empezará a danzar con la enseñanza
de Yu, la joven niña. Se pintará la cara de blanco y al danzar llevará puesto el batón de
su mujer.
El film nos irá mostrando cómo este hombre aprende a danzar con la sombra de su
mujer cuando deja de lado los reproches, sus valores morales y puede dar entrada al
deseo.
Al final de la trama, Rudi y la joven Yu, están alojados en un hotel frente al Monte Fuji.
Él espera día tras día, a que las nubes se corran y le permitan ver la cara de este monte.
En esta espera, él enferma, parece estar muy mal. Un amanecer se levanta, abre la
ventana como tantos otros días con el anhelo de ver el monte, y se deslumbra al ver
cómo se refleja en el lago la cara del monte Fuji. La escena nos muestra cómo Rudi
pinta su cara de blanco como así también parte de sus brazos, se pone el batón de su
mujer y se dirige hacia la orilla del lago en el que se refleja el monte. En la playa,
comienza a danzar buscando la sombra de su mujer, tal como le enseñó Yu, y finalmente
logra danzar con la sombra de ella para partir juntos hacia un más allá.
Conclusión
Para finalizar, es interesante poder articular el lugar que tuvo la Danza Butoh en el
trabajo de duelo del personaje central. Nos parece pertinente mencionar, que en todas
las culturas existen rituales funerarios que son soporte, condición de posibilidad, para el
duelo. Este hombre, Rudi, en su cultura occidental realiza el ritual funerario por la
muerte de su mujer, el entierro. Al principio, tal como mencionamos, el sentimiento de
culpa, el reproche, aparecieron como respuesta ante la pregunta sobre quién era su
mujer, taponando de este modo la pregunta por su deseo; por quién era él para su mujer
y para sus hijos. Es recién en Tokio, al ser aprendiz de la Danza Butoh, donde puede
despojarse de su moral, de su vida rutinaria. Rudi, puede hacer otra cosa con aquella
deuda que siente por no haber conocido a su mujer. Logra resignificar de otro modo a la
mujer que estuvo tantos años a su lado. En este sentido, ubicamos a la Danza Butoh
como una invención, en tanto es algo ya existente pero que a este sujeto le sirve como
soporte para inscribir algo novedoso, singular. Es decir, esta danza es un elemento que
le permite reordenar su mundo simbólico de un modo tal que pueda ir elaborando la
pérdida de su mujer.
Respecto a la escena final del film, pensamos este danzar con la sombra donde se
reencuentra con algo de su mujer, como un acto en tanto el sujeto logra despojarse de
su moral, de su vida rutinaria, y logra preguntarse sobre su existencia. Según el
psicoanalista Alejandro Ariel: “La muerte es lo único inalienable en el Otro, es lo único
que el Otro no me puede decir cómo representar. Me puede decir cómo representar
tantas cosas, pero no mi muerte”[ii]. Considerando a la propia muerte como aquello
irrepresentable, conjeturamos que Rudi decide morir cuando logra encontrarse con la
sombra de su mujer desde otra posición subjetiva, cuando puede despedirse de otro
modo de su mujer. En este sentido, se podría pensar la decisión por su muerte como un
acto creador [iii].
[i] Freud, S.: Duelo y Melancolía, Tomo XIV, pág. 241, Ed. Amorrortu, 1976
[ii] Ariel, A.: El estilo y el acto. Cap. I Una poética del estilo, pág. 22., Ed. Manantial,
Bs. As., 1994
Bibliografia
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