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1/22/2018 8:56:00 AM
Por JULIÁN DE ZUBIRÍA *
Antes culminar el año 2017, el Congreso expidió la Ley 1874, la cual obliga a
restablecer la enseñanza de la Historia. El pedagogo Julián De Zubiría
reflexiona sobre los alcances de la ley y los inconvenientes que le genera al
país creer que las cátedras educativas resuelven los problemas sociales.
Con esta misma lógica, la senadora Viviane Morales, promovió desde el año
2016 la creación de la Cátedra de Historia. Ella quería que se independizara
del área de Ciencias Sociales y que se enseñara como materia aparte.
Afortunadamente, el Congreso mejoró significativamente la propuesta y decidió
fortalecer la Historia, pero en el interior de las Ciencias Sociales. Aun así, la
expedición de la Ley 1874 de 2017, días antes de culminar el año 2017, ha
generado mucha confusión, la cual es importante aclarar, ahora que todos los
colegios del país retornan a clases en los próximos días.
Dado lo anterior, hay que saludar la decisión del Congreso de no crear una
nueva cátedra, sino de fortalecer el área de Ciencias Sociales, con tres
propósitos: a) Desarrollar el pensamiento crítico b) Contribuir a la formación de
identidad nacional, y c) Promover la formación de una memoria histórica que
contribuya a la reconciliación y la paz de nuestro país.
Sin duda, los tres propósitos son muy loables. Por ello, tiene toda la razón el
MEN cuando aclara que no volverá la cátedra de historia a los colegios. Esa
fue la decisión del Congreso y sería dramático que lo que comenzara a pasar
es que las instituciones educativas optaran por crear una cátedra adicional a
las quince o dieciséis que suelen tener la mayoría de los jóvenes. Si esto último
pasa, seguiremos en educación como el cangrejo: marchando para atrás.
Comprender la historia exige entender que los hechos están articulados entre si
y que los procesos fueron determinados por múltiples causas que operan en
diversos momentos. Comprender la historia empieza por entender que las
ideas, los valores y las prácticas son relativos, ya que han cambiado a lo largo
del tiempo dado que son dependientes de la cultura, el contexto y el marco
interpretativo en el que nos encontremos.
El Plan Decenal, adoptado por el país en el año 2017, establece que éstos son
dos de los diez grandes desafíos que debemos enfrentar en los próximos diez
años. Por ello, de nada sirve que un millón de colombianos se pronuncie sobre
los sueños que tiene para la educación, si el Plan Decenal que se construye
después es borrado por el Congreso o ignorado por el nuevo ministro que
llegue al área de Educación. Necesitamos fortalecer el movimiento cívico para
que, a partir de ahora, los ciudadanos no dejemos que ninguna de esas dos
cosas ocurra.