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1.- Introducción.
1
Ver nota al artículo 495 del Código Civil.-
2
Ver intervención del Convencional Daniel García en el Diario de Sesiones de la Honorable
Convención Constituyente de 1994, Plenario nº 14, 10 de octubre de 1994 (disponible en
http://www.juschubut.gov.ar/normativa/constitucion/constituyente/plenario 14_2.htm).-
3
ZUCCHERINO, Ricardo M.: “Teoría y práctica del Derecho Municipal”, Ed. Depalma, Bs.As, 1986,
pág. 6.-
4
TOCQUEVILLE, Alexis de: “La Democracia en América”, T.I, Ed. Alianza, Madrid, 1993, pág. 58.-
O sea que el municipio es una institución de orden natural que “nace en forma
espontánea y por razones de vecindad, generada, esta última, en el espíritu gregario del
hombre”.5 Su existencia, por lo tanto, es también necesaria (ya que es fundamental para
satisfacer exigencias del bien común) y anterior a toda ley (razón por la cual el derecho
positivo sólo se limita a reconocerlo), circunstancia que “termina por ser la más válida
refutación de quienes pretenden ver en el municipio una entidad autárquica”, toda vez que
“si admitimos que un ente autárquico es creado por una ley..., debemos convenir que el
municipio nunca puede ser calificado de autárquico, dado que la legislación no lo crea, sino
que se limita, simplemente, a reconocerlo en su existencia real anterior”.6
Con palabras de BAUZA, podemos decir entonces que “el municipio no es
sólo una creación de la ley y puede ser considerado desde distintos ángulos. En primer
término, el municipio es una sociedad natural; nace naturalmente de la convivencia de los
hombres que crean las relaciones de vecindad, que constituyen el grado superior de las
relaciones familiares. Se crea así un grupo sociológico denominado “municipio”, y el
legislador lo reconoce y le da personería jurídica para actuar. Entonces tenemos el municipio
legal, que de esta manera viene a tener su personería a través de la ley, pero cuya existencia
no nace de la ley; la ley reconoce su existencia natural. El municipio, desde este punto de
vista, tiene su propia personalidad, tiene su entidad sociológica, que se transforma, por
imperio de la ley, en una persona jurídica, en una persona de derecho público”.7
autogobierno la de fijar sus fuentes de recursos, recaudarlos e invertirlos sin ingerencia de otro poder
o esfera de gobierno. Pero autonomía no significa independencia absoluta, sino que, tanto la facultad
de darse sus propias leyes, como la capacidad de actuar, debe estar subordinada a un ordenamiento
superior; sus instituciones deben regirse y moverse con libertad, pero conforme a principios que están
contenidos en la ley suprema” (citado por BRUGGE, Juan Fernando y MOONEY, Alfredo: “Derecho
municipal argentino. Aspectos teóricos-prácticos”, Ed. García, Córdoba, 1994, pág. 93).-
10
Fallos 14-282 y 523-313, entre otros. En igual sentido, el Alto Tribunal también indicó que “para la
Constitución no hay sino dos entidades con poderes originarios: la Nación y las Provincias” y que “las
Municipalidades no tienen sino facultades delegadas por aquellas” (Fallos 176:355).-
11
“RIVADEMAR, Ángela D. B. Martínez Galván de c/. MUNICIPALIDAD DE ROSARIO s/. recurso
contencioso administrativo de plena jurisdicción”, en E.D. 133-540, con nota de Daniel
HERRENDORF (“Los municipios en la vida administrativa y política”) y de Germán BIDART
CAMPOS (“Semántica y onticidad: normas y realidad en torno de los municipios provinciales”); J.A.,
1989-II-616, con nota de Omar Alejandro VERGARA (“El retorno de la Corte a la autonomía
municipal) y L.L. 1989-C-47, con una excelente nota de Alberto BIANCHI (“La Corte Suprema ha
extendido carta de autonomía a las municipalidades”). Ver, también, VERGARA, Omar Alejandro
“Las prerrogativas de las municipalidades oponibles a las provincias”, en L.L. 1989-C-920 y BULIT
GOÑI, Enrique G.: “Autonomía o autarquía de los municipios (Sobre las implicancias tributarias de
un reciente fallo de la Corte Suprema Nacional), en L.L. 1989-C-1053). Una crítica a este fallo puede
verse en MARIENHOFF, Miguel S.: “La supuesta autonomía municipal”, en L..L. 1990-B-1012. Cabe
destacar que, desde entonces, la Corte siguió manteniendo en forma invariable el criterio sustentado en
el fallo “RIVADEMAR”, señalando además que “las municipalidades son organismos de gobierno de
carácter esencial” y que “si tales entes se encontrasen sujetos en determinados aspectos a las decisiones
de una autoridad extraña –aunque se tratara de la provincial- ésta podría llegar a impedirles
desarrollar su acción específica, mediante diversas restricciones o imposiciones, capaces de
desarticular las bases de su organización funcional” (conf. “MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE
ROSARIO c/. PROVINCIA DE SANTA FE s/. inconstitucionalidad y cobro de australes”, en E.D. 144-
293).-
La Constitución de 1853, como vimos, no consagró expresamente la
autonomía municipal; sólo se limitó a imponerle a las provincias el requisito de “asegurar el
régimen municipal” en las respectivas constituciones provinciales (art. 5 de la Const.
Nacional).12
La reforma de 1994 llenó esta laguna constitucional y terminó con la
constante discusión que se planteaba sobre el tema. El art. 123 de la Constitución Nacional
reformada dice ahora que “cada provincia dicta su propia Constitución... asegurando la
autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político,
administrativo, económico y financiero”.
Es decir que en la actualidad se les impone a las provincias el deber de contar
en sus respectivas constituciones con disposiciones que aseguren y regulen la autonomía
municipal en sus cuatro aspectos: institucional (posibilidad de sancionar su carta orgánica
municipal), político (la elección popular de sus autoridades), económico-financiero (la libre
recaudación e inversión de las rentas) y administrativo (la prestación de servicios públicos y
demás funciones de ese carácter sin la dependencia de otro orden gubernamental).13
12
Algunos autores, en cambio, sostuvieron que en tal artículo residía el fundamento jurídico-político de
la autonomía municipal ya que los constituyentes habían manifestado el origen natural y necesario del
municipio y, por lo tanto, sólo se le podía dar ese régimen jurídico: conf., por ejemplo, HERNÁNDEZ,
Antonio María (h.): “Derecho Municipal”, Vol. I, Teoría General, 2ª. Edición actualizada y
aumentada, Ed. Depalma, Bs.As., pág 141 y ss.-
13
Se ha dicho, en este sentido, que “la autonomía institucional otorga a la ciudadanía la capacidad de
ejercer el poder constituyente de tercer grado o poder constituyente municipal para dictar su propia
carta orgánica o constitución municipal... La autonomía política es el derecho que el pueblo del
municipio tiene de darse sus propias autoridades y de regirse por ellas, estableciendo su forma,
composición, duración y atribuciones. Significa asimismo establecer el sistema electoral que mejor se
ajuste a una real democracia... Pero para que el municipio sea verdaderamente autónomo en lo político
e institucional debe tener autonomía económica y financiera. La autonomía económica es la posibilidad
de establecer tributos y de percibirlos por parte del municipio; la financiera es la posibilidad de
aplicarlos en las básicas instituciones que el municipio tiene: el poder de policía y los servicios públicos
municipales, que son la base y la columna vertebral del hacer del Estado municipal...” (conf. “La
autonomía municipal en Santa Fé”, editorial del diario “La Nación” del día 30 de marzo de 2004, pág.
14.-
14
GEROSA LEWIS, Ricardo Tomás: “La Autonomía Municipal”, en el Diario “El Oeste” de Esquel
(Chubut) del 7 de febrero de 1995, pág. 2.-
15
Art. 226 de la Const. Prov.: “Cuando una municipalidad tiene en su ejido urbano más de dos mil
inscriptos en el padrón municipal de electores, puede dictar su propia carta orgánica para cuya
redacción goza de plena autonomía”.-
absolutamente autónomas serían aquellas que tienen un determinado número de habitantes y
que gozan de la prerrogativa de dictar su propia carta orgánica mediante una convención
municipal reunida al efecto. Las municipalidades de menos de un determinado número de
habitantes tienen plena autonomía, pero no absoluta, digamos, porque se rigen por la ley
orgánica de corporaciones municipales, que es común a todas las municipalidades de la
Provincia. De modo que habrían dos clases de autonomía: la autonomía absoluta, por así
decirlo, y la autonomía relativa de todas las municipalidades que se dan sus propias
instituciones y se rigen por ella, pero que están constreñidas a la ley orgánica de
corporaciones municipales que dicta la legislatura. Las plenamente autónomas se dan incluso
su propia carta orgánica”.16
Las comunas rurales, como vimos, son la cuarta y última categoría en que se
dividen los núcleos poblacionales en Chubut.
La Constitución provincial (art. 230) delega en una ley la determinación de la
competencia material, la asignación de recursos (normalmente se hace a través de la
coparticipación con la provincia del impuesto inmobiliario rural) y la forma de gobierno de
las comunas rurales, aunque en este caso dispone textualmente que debe asegurarse “un
sistema representativo con elección directa de sus autoridades”.
En la actualidad, la ley provincial que regula este tema es la nº 5.085, la cual,
entre otras cosas, expresa lo siguiente:
16
Intervención del Convencional Diego Zamit en la 5ª Reunión del día 25 de octubre de 1957 (ver
Diario de Sesiones de la Comisión Redactora de la Honorable Convención Constituyente, pág. 117).-
1.) Las comunas rurales están a cargo de una junta vecinal compuesta de
cinco miembros elegidos directamente por el cuerpo electoral de las comunas rurales y villas.
Éstos duran cuatro años en sus funciones y pueden ser reelectos (art. 2).
2.) La elección puede realizarse conjuntamente con las elecciones para la
renovación de las autoridades provinciales y municipales (art. 3).
3.) La junta vecinal designa sus propias autoridades (presidente,
secretario y tesorero), aunque se aclara que “la presidencia corresponderá al candidato que
figure en primer lugar en la lista que hubiera obtenido la mayor cantidad de votos” (art. 4).
Tanto los municipios con autonomía restringida como aquellos que gozando
de esta cualidad en el aspecto institucional no hayan todavía dictado su carta orgánica se
rigen por una ley provincial que en la Provincia del Chubut actualmente se denomina “Ley
de Corporaciones Municipales” (nº 3.098).
Esta “ley orgánica municipal” (así la define la Constitución Provincial en su
artículo 232), como vimos, es dictada por la Legislatura provincial, y tiene por objeto,
precisamente, reglamentar no sólo la organización institucional sino también “el
funcionamiento, los derechos y atribuciones de los municipios”.
Los municipios con autonomía plena o institucional, en cambio, pueden darse
sus propias normas a través de un estatuto que se denomina “carta orgánica”.
Una carta orgánica municipal, entonces, es una especie de “constitución
comunal”. En ella el municipio autónomo –sus habitantes- establece las bases y principios
que lo habrán de regir, define la forma de gobierno, regula los órganos estatales y la
integración de éstos, reconoce ciertas prerrogativas de los ciudadanos, consagra la forma de
elección de las autoridades y regla otras cuestiones no menos trascendentes como lo pueden
ser, por ejemplo, la representación general o distrital, los mecanismos de participación y de
control o las políticas especiales que se seguirán en determinadas materias (salud, educación,
seguridad, medio ambiente, etc).17
Como puede observarse, las diferencias son más que importantes: la Ley
Orgánica de Municipios es elaborada y sancionada por la Legislatura Provincial y sus
disposiciones rigen en los municipios que, por no tener en su ejido urbano más de dos mil
inscriptos en el padrón municipal de electores, no pueden dictar su propia carta orgánica
municipal, o bien en aquellos que, teniendo dicha facultad, todavía no la han ejercitado,
mientras que las cartas orgánicas municipales, por el contrario, son dictadas por los
municipios que gozan de autonomía en el plano institucional en ejercicio de un poder
constituyente de tercer grado y de acuerdo a las pautas establecidas en la Constitución
Provincial.18
Las cartas orgánicas, por lo tanto, son estatutos elaborados por los propios
vecinos del municipio que sustituyen a la ley provincial de corporaciones municipales y que
entran a regir en el ámbito comunal donde ellas son sancionadas.19
10.- Condiciones impuestas por la Constitución Provincial que deben cumplir la ley
orgánica municipal y las cartas orgánicas municipales.-
17
Como se ve, “se trata de un trabajo de “alto vuelo”, que incluye desde la estructura gubernativa,
hasta la prospectiva urbanística; desde las declaraciones o enunciaciones políticas, hasta los derechos,
deberes y garantías.” (conf. LOBOS, Juan Carlos: “La carta orgánica de la ciudad”, julio de 1993,
pág. 18.-
18
Conf. BRUGGE, Juan Fernando y MOONEY, Alfredo: “Derecho municipal argentino. Aspectos
teóricos-prácticos”, op.cit., pág. 190.-
19
Aquí, entonces, reside la importancia práctica de estos instrumentos. Es que si un municipio no
cuenta con una carta orgánica, el mismo queda regido por una ley provincial general que de ninguna
manera contempla las situaciones específicas de cada ciudad y que puede, inclusive, no adaptarse a sus
particulares necesidades. En cambio, con el dictado de una carta orgánica, son los propios vecinos (que
son quienes mejor conocen las características de su ciudad y quienes mayor interés tienen en lograr su
bienestar) los que establecen las “reglas del juego” y los que diseñan el modelo de poder más adecuado
a sus necesidades.-
Tanto la ley orgánica municipal que sancione la Legislatura Provincial como
las cartas orgánicas municipales que dicten cada uno de los municipios habilitados para ello
deben cumplir con una serie de condiciones que tienen por objeto darle unidad al sistema.
Ellas son:
20
MARCELLINO, Víctor Rubén: “Cartas Orgánicas Municipales”, Córdoba, 1994, pág. 23.-
21
CARRANZA LATRUBESSE, Gustavo: “Carta orgánica para mi pueblo”, 1996, pág. 19.-
sino mas bien una declaración formal que asume tal carácter y que, por tal circunstancia, no
puede ser vetado por el Poder Ejecutivo.22
22
Hay que recordar, en este sentido, que el artículo 266 “in fine” de la Constitución Provincial
expresamente dispone que “La ley que declare la necesidad de la reforma no puede ser vetada”.-
23
Según el cual la mayoría de las bancas le pertenecen al partido más votado y las restantes se
reparten entre los partidos de la minoría.
24
HEREDIA, José Raúl: “La reforma en la Provincia del Chubut. Prolongación del Ciclo
Constituyente”, Centro de Estudio e Investigaciones Patagónico, 1995, pág. 358.-
25
Es preciso destacar, empero, que los extranjeros deben cumplir ciertos requisitos para poder
inscribirse en el padrón o registro electoral pertinente (conf. Art. 242 de la Const. Prov.).-
26
CARRANZA LATRUBESSE, Gustavo: “Carta orgánica para mi pueblo”, op.cit., pág. 23.-
trascendental para nuestras vidas que no puede quedar equiparado a una elección cualquiera
y menos aún, sometida a mezquinos intereses políticos.”.27
En cuanto a los requisitos para ser convencional, lo único que la Constitución
Provincial exige es que se trate de ciudadanos mayores de edad que sepan leer y escribir en
idioma nacional; que sean vecinos del Municipio con dos años de residencia inmediata en él
y que paguen impuestos o ejerzan alguna actividad lícita (Conf. Art. 230, 3er. párrafo y art.
242, 2do. párrafo de la Const. Prov.).28
Sin embargo, si se trata de extranjeros también se requiere que estén
inscriptos en el registro especial y que tengan, por lo menos, una residencia inmediata de
cinco años (art. 242, 3er. párrafo de la Const. Prov.).
Igualmente, hay que recordar que éstos no pueden exceder del tercio de la
totalidad de sus miembros (art. 229 “in fine” de la Const. Prov.).
Es muy importante, asimismo, tener en cuenta que el art. 230 “in fine” de la
ley fundamental provincial señala expresamente que “a todos los efectos son de aplicación
las normas pertinentes previstas para la reforma de la Constitución Provincial”, ya que esta
disposición deja sin efecto –en caso de conflicto- cualquier otra normativa de inferior
jerarquía relacionada con el tema (en especial los preceptos específicos de la Ley de
Corporaciones Municipales).
En virtud de la cláusula constitucional citada, “el cargo de convencional es
incompatible con los cargos de Gobernador, Vicegobernador, ministros, secretarios y
subsecretarios, titulares de entes autárquicos y sociedades o empresas del Estado, personal
jerárquico en actividad de la Policía Provincial, Fiscal de Estado, Contador General de la
Provincia, integrantes de los tribunales de cuentas, magistrados y funcionarios del Poder
Judicial, diputados y con cualquier otro cargo electivo nacional, provincial y municipal” (art.
268, 2do. párrafo de la Const. Prov).29
Además, “los convencionales gozan de las mismas inmunidades y privilegios
que los diputados, desde la fecha de su proclamación hasta su cese” (art. 268, 2do. párrafo
de la Const. Prov).
En cuanto al término del mandato de las convenciones municipales, por la
misma circunstancia apuntada anteriormente es de aplicación el artículo 269 de la
Constitución Provincial, según el cual “la Convención se reúne dentro de los treinta días de
la fecha en que el Tribunal Electoral ha proclamado a los electos y se expide dentro de los
ciento veinte días de su instalación, pudiendo prorrogar sus sesiones otros ciento veinte días
como máximo”.
Por otra parte, dado que no existe contradicción alguna con la Constitución
Provincial y como ésta guarda un silencio absoluto sobre estos temas, creo que son válidas
las disposiciones de la Ley provincial de Corporaciones Municipales (nº 3.098) que
establecen lo siguiente:
1.) Que la primera reunión (de carácter informal) sea presidida por el
convencional de más edad.
2.) Que una vez aprobados los diplomas los convencionales electos deben
prestar el juramento de práctica.
3.) Que en la primera reunión subsiguiente deben elegirse las autoridades
definitivas de la Convención.
4.) Que la Convención dicte su propio reglamento, salvo que adopte el de la
Legislatura de la Provincia del Chubut.
5.) Que la función de convencional sea considerada carga pública y que el
desempeño del cargo sea de carácter gratuito.
27
GEROSA LEWIS, Ricardo Tomás: “La elección de convencionales constituyentes. ¿Debe ser
simultánea?”, en el Diario El Oeste de Esquel, Chubut, del día 19 de julio de 2003, pág. 2.-
28
Destaco, al respecto, que si bien la ley provincial nº 3.098 de Corporaciones Municipales también
tiene una disposición expresa sobre este punto (concretamente exige para ser convencional los mismos
requisitos que se establecen para ser concejal –ver art. 155-), entiendo que al existir ahora (luego de la
reforma constitucional provincial de 1994) una cláusula en la Constitución del Chubut que regula en
forma específica este tema, aquella ha perdido vigencia y además deviene inaplicable por ser
incompatible con el texto de la ley suprema provincial.-
29
Aquí también la ley provincial nº 3.098 de Corporaciones Municipales señala que debe tenerse
presente el régimen de incompatibilidades previsto por ella. Sin embargo, nuevamente considero que,
como el tema está tratado en la Constitución Provincial, debe prescindirse de toda otra normativa de
grado inferior y, por consiguiente, sólo basarse en lo que establece el texto constitucional.-
6.) Que el mandato de los convencionales termina el mismo día de la
promulgación de la Carta Orgánica.
30
HEREDIA, José Raúl: “Autonomía municipal y cartas orgánicas. Régimen municipal en el Chubut”,
Centro de Estudio e Investigaciones Patagónico, 1994, pág. 45. Cabe señalar que la circunstancia
apuntada hace que ROSATTI hable de “autonomía condicionada”: conf. ROSATTI, Horacio:
“Tratado de Derecho Municipal”, T.I, Ed. Rubinzal-Culzoni, Sta. F‚, 1987, pág. 100.-
31
Para conocer los antecedentes y fines de este artículo, véase la exposición del convencional
constituyente Diego ZAMIT en la Convención Constituyente de 1957, en el Diario de Sesiones de la
Comisión Redactora de la Honorable Convención Constituyente, 5ta. reunión, 25 de octubre de 1957,
pág. 117. “Se estableció por la Legislatura –dijo este convencional- no por un paternalismo hacia las
municipalidades, sino por entender que el cuerpo legislativo, autoridad en la que está representado el
pueblo de la Provincia, con su mayor experiencia y jerarquía institucional, estará en condiciones de
rectificar si hubiera algún error tremendo, o impedir la sanción de una carta orgánica que no
respondiera a los principios de las instituciones fundamentales de la municipalidad. De ahí que esta
revisación que no es para limitar las facultades municipales, sino para garantir que la primera carta
que se dicte la municipalidad que recién nace a la vida constitucional, está adecuada a los principios
jurídicos, institucionales, etc. Y que concuerda con el principio de las instituciones de la Provincia”.-
32
HEREDIA, José Raúl: “Autonomía municipal y cartas orgánicas…”, op.cit., pág. 47.-
Finalmente, la disposición que estamos tratando establece que la Legislatura
sólo tiene derecho a aprobar o rechazar la Carta Orgánica sometida a su contralor,
careciendo de la facultad para enmendarla.
Se trata, sin dudas, de una sabia previsión (dentro de esta infortunada norma)
que intenta evitar, fundamentalmente, que la Legislatura se arrogue facultades propias de la
Convención municipal.
El procedimiento a seguir es el establecido por la Ley provincial nº 3.098 de
Corporaciones Municipales: “Dictada la carta orgánica, se dará curso de ella a la
Legislatura, la que deberá expedirse en término no mayo de noventa (90) días desde la fecha
de recepción y en caso de ser aprobada, será promulgada de inmediata. Si la Carta Orgánica
fuera rechazada por la Legislatura, la misma Convención redactará las reformas del caso o
correcciones pertinentes…”. Una vez aprobada por aquella, debe remitirse nuevamente a la
Legislatura para que se expida al respecto (art. 162).
“La carta orgánica municipal podrá ser rechazada únicamente con el voto de
los dos tercios del total de los miembros de la Legislatura” (art. 163).
Es decir que, para que ocurra tal circunstancia, es necesaria una mayoría
calificada.-