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BIBLIA DE LA IGLESIA EN AMÉRICA (ED. 2019) PROF. LIC.

GILBERTO ZÁRATE

I. INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA

1. Revelación de Dios
1.1 Dios, movido por su amor, quiere entablar un diálogo con todos los hombres y mujeres del
mundo entero.
1.2 Dios desea invitarnos a su compañía, participando de su propia vida, hacernos sus hijos e hijas.
1.3 Dios espera de todos nosotros una respuesta aceptación de este regalo que nos ofrece y que nos
conduce a corresponder con nuestro amor a él y a los hermanos.
1.4 Para llevar acabo su plan hacia toda la humanidad, Dios entró en la historia, escogió al pueblo
de Israel y se comunicó con él por medio de obras y palabras íntimamente unidas entre sí.
1.5 Dios eligió diversas personas para realizar su proyecto salvador, guiar a su pueblo y transmitirle
su palabra. Es la historia de salvación que tiene su culmen y plenitud en la persona de Jesús.
1.6 «Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su hijo único para que todo el que crea en él no se
pierda, sino que tenga vida eterna» (Jn 3,16).
1.7 Jesús, con sus palabras, fue anunciando el Reino de Dios, que hizo presente con sus acciones y
actitudes, de forma que, con su persona entera y con su vida, mostró el rostro misericordioso de
Dios. A través de su pasión, muerte y resurrección alcanzó la salvación para toda la humanidad.
1.8 Esta es la relación amorosa del Padre Dios que culmina con su Hijo Jesucristo, conociéndonos
así el don de su Espíritu Santo, que los une.
1.9 A partir de los seguidores de Jesús en su vida terrena, luego, con el impulso del Espíritu, se
formó la Iglesia, abierta a todas las personas, judías y no judías, comunidad discipular que
guardó y transmitió de forma viva y actualizada la memoria de Jesús para la salvación de todas
las personas.

2. Tradición y Escritura
2.1 La revelación fue paulatina y progresiva. Poco a poco, Dios se fue manifestando y nos va
conduciendo, con la luz de su Espíritu, a la Verdad plena, Jesús. Lo que Dios fue revelando se
fue transmitiendo entre los pueblos de múltiples formas.
2.2 Por medio, por ejemplo, de narraciones, relatos catequéticos, cantos, ritos o celebraciones, leyes,
testimonios y vida.
2.3 Paulatinamente se vio la necesidad de empezar a poner por escrito esas tradiciones que
interpretaban los hechos y las palabras de Dios y actualizaban su contenido a las distintas
situaciones de la comunidad.
2.4 Así, a través de un proceso lento, se fueron formando los libros bíblicos. No cayeron del cielo.
2.5 Los libros bíblicos son la memoria viva del pueblo judío y del pueblo cristiano, que transmite
un pasado que tiene vigencia para el presente y el futuro.
2.6 No pretenden ser una consignación fotográfica, un video o un audio, ni una mera transmisión
material de la historia, sino una interpretación de ella con sus resonancias para el constante hoy
de las comunidades creyentes.

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BIBLIA DE LA IGLESIA EN AMÉRICA (ED. 2019) PROF. LIC. GILBERTO ZÁRATE

3. La formación de las Escrituras


3.1 La Biblia, como su nombre indica, constituye una serie de libros en los que los creyentes, judíos
y cristianos, reconocemos la Palabra de Dios transmitida y escrita por seres humanos.
3.2 Los hagiógrafos o escritores sagrados fueron inspirados por Dios para escribir estos libros; son
autores humanos que surgieron de la comunidad y a ella se dirigieron en sus escritos; emplearon
sus facultades y talentos para realizar esta encomienda, de forma que lo escrito es Palabra de
Dios inspirada por el Espíritu Santo y es también palabra humana, creación literaria de esos
escritores.
3.3 A veces, en la composición de un libro intervinieron varios autores. Podemos decir que las
personas se pierden detrás de sus obras. Por eso ellos no siempre cuidaron de poner sus nombres.
Muchos de los libros bíblicos son anónimos; en los mismos evangelios no tenemos los nombres
de sus autores.
3.4 La tradición, con mayor o menor fundamento, ha asignado a unas personas esos libros.
Seguramente ellos estuvieron en la base de los escritos, donde intervinieron quizá también otras
personas más. Lo más importante es que, sepamos o no el nombre de sus autores, reconocemos
en sus escritos la Palabra de Dios.
3.5 La Biblia, llamada también «Sagradas Escrituras», asumiendo la pluralidad de libros, o
«Sagrada Escritura», acentuando su unidad en el proyecto divino, tiene dos grandes partes
íntimamente unidas que forman un todo: el Antiguo Testamento (AT), que es el periodo anterior
a Jesús, y el Nuevo Testamento (NT), a partir de él.
3.6 La Biblia fue compuesta entre los siglos X a.C. al I d.C., al principio de forma fragmentaria, no
como los libros que han llegado a nosotros en su forma final.
3.7 Los del AT recibieron su forma definitiva prácticamente en los siglos VI al I a.C.
3.8 Los del NT, en su mayor parte, entre los años 50 y 100 d.C.
3.9 Con el correr de los siglos, por motivos prácticos, cada libro se dividió en capítulos (siglo XIII)
y versículos (siglo XVI).
3.10 La Biblia fue escrita en los idiomas hebreo, arameo y griego. La mayor parte del AT está en
hebreo, pero hay partes de los libros de Esdras y Daniel en arameo1. También hay algunos libros
y fragmentos2 en griego. En cambio, todos los libros del NT fueron escritos en griego.
3.11 Desde el principio, entre judíos, se vio la necesidad de traducir la Biblia hebrea al griego, para
judíos que vivían en Alejandría (Egipto), cuyo idioma era el griego, y al arameo para cuando la
mayor parte de los judíos de Palestina ya no conocía mucho el hebreo, sino que hablaba el
arameo3.
3.12 También los cristianos comenzaron a traducir a distintos idiomas antiguos la Biblia entera, AT
y NT: al latín, al siríaco, al copto y a muchos otros idiomas por dónde se iba difundiendo la
Buena Nueva.
3.13 Cuando surgieron nuevos idiomas, tradujeron la Biblia a ellos, por ejemplo, al español, la Biblia
completa fue traducida desde el siglo XIII.

1
Pasajes como en Esd 7,12-26; o un versículo completo como en Jr 10,11; o simplemente una palabra como en Gen 31,47.
2
Por ejemplo, Dan 3,24-90 (En algunas Biblias, estos versículos tienen una subnumeración del v. 23 como 23a, 23b, etc.).
3
Cf. Lc 4,16-22.
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BIBLIA DE LA IGLESIA EN AMÉRICA (ED. 2019) PROF. LIC. GILBERTO ZÁRATE

4. ¿Una Biblia o diversas Biblias?


4.1 Las comunidades judías y cristianas tienen diferente número de libros en su Biblia, como se
verá más ampliamente en la Introducción al AT.
4.2 Los católicos aceptamos 73 libros, 46 del AT y 27 del NT. En ocasiones, del libro de Baruc se
separa el cap. 6: la Carta de Jeremías, y por eso se cuentan 74; pero es el mismo contenido que
cuando se habla de 73 libros, es decir, no se añade ningún libro.
4.3 Los hermanos evangélicos o protestantes aceptan 66 libros, 39 libros del AT y 27 del NT.
4.4 Los judíos reconocían 39 libros en la Biblia hebrea (agrupados en 24); al no aceptar a Jesús
como el mesías no tienen el NT.
4.5 Hay que ser conscientes de esta universidad, pero la Biblia no debe ser objeto de división ni de
luchas internas. Partiendo de lo que nos une, todos debemos tratar de responder al mismo Dios
que nos habla.

5. Algunas características principales de la Biblia


5.1 La Biblia es palabra divina y, a la vez, palabra humana. Dios habla por medio de hombres
en lenguaje humano. Él inspira las Escrituras con su Espíritu, pero no las dicta, sino que respeta
a los escritores con sus habilidades y valores, al igual que con sus limitaciones y
condicionamientos, conforme a su tiempo, cultura, mentalidad, situación social, etc.
5.2 La Biblia, vista en su unidad y totalidad, nos transmite la verdad en orden a nuestra salvación.
5.3 Por ser palabra divina, debemos acudir a ella con espíritu de fe, oración y escucha atenta a lo
que nos dice Dios por medio de su Espíritu.
5.4 Por ser palabra humana, debemos atender el aspecto literario de la Biblia, ya que en ella
existen muchas formas de expresarse, comunicarse, transmitir una verdad, un pensamiento, una
experiencia y vivencia; también se dan diferentes modos de pensar, de describir y de comprender
la realidad.
5.5 A la vez, hay que estar atentos a la dimensión histórica de los libros bíblicos, ya que Dios se ha
revelado en la historia humana. Saber en qué época se escribió un libro, darse cuenta de la
mentalidad vigente, de la situación social que existía, de la problemática a la que se enfrentaban
los escritores, es de gran valor para su interpretación. Para todo esto pueden ayudar mucho las
introducciones y las notas de los libros, con tal de que no se deje de leer el texto bíblico.
5.6 La Biblia es, también, una palabra eclesial. En ella se encuentra la voz del pueblo de Dios, del
judío en el AT y del cristiano en el NT (junto con el AT).
5.7 Los escritores sagrados grados, inspirados por Dios, han surgido de la comunidad; de ella han
recibido la tradición, han escrito en nombre de y para el pueblo, para suscitar y consolidar su fe,
para animarlo y para cuestionarlo. Sus escritos son expresión y norma de la fe común; en ellos
se encuentra vida, luz y guía. Esto es lo que, de alguna forma, se llama canon de la biblia.
5.8 La Biblia es el libro del pueblo de Dios, no de una persona aislada. Pastores, estudiosos de la
Biblia y demás fieles hemos de aportar nuestro granito de arena para lograr una comprensión
adecuada, ya que todos los miembros de la comunidad estamos llamado a leerla, escucharla
con devoción, interpretarla, transmitirla y hacer la vida.
5.9 En la comunión eclesial, el Magisterio de la Iglesia, ayudado por los estudiosos y atento al
sentido de fe del pueblo, es intérprete auténtico de la Palabra, a la que, junto con toda la Iglesia,
está sometido como oyente y servidor de ella.
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