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Mensaje final del Cucho a todos sus seres queridos.

(4 de junio de 2012)

Hoy es lunes 4 de junio, como a eso de las 4:30 de la mañana. Hace unos minutos, después de una noche de mucha
molestia en el estómago, acabo de volver el estómago, fue prácticamente pura sangre, yo supongo que son síntomas
nada halagüeños. Y quiero dejar un mensaje final a todos mis seres queridos, a toda la raza querida: yo no sé qué suceda
de aquí en adelante pero, suceda lo que suceda, quiero dejar otro mensajito sencillo sin ningún afán más que de
compartir la vida y de seguirnos ayudando mutuamente.

Ya desde hace semanas, y desde la primera carta que les envié, yo mencionaba que una de las broncas de esta situación
que he estado viviendo, esta situación de enfermedad, del cáncer… pues es, en buena medida, porque me
descuidé. Hubo de parte mía una actitud poco responsable respecto de mí mismo, respecto de mi manera de comer, mi
manera de trabajar, mi manera de no descansar. No fue toda la vida así pero sí prácticamente desde poco antes de
entrar a la Compañía. Por allá del 73 empecé con un estilo de vida, más olvidándome de mí y, desde entonces, se vino
una cadena de acontecimientos en donde mi salud se fue minando, minando; aunque aguantó mucho, ha aguantado
mucho mi cuerpo realmente, mi organismo realmente es admirable. Si hiciera un recuento de todos los descuidos,
desde los más sencillos hasta los más graves, de veras mi organismo ha sido heroico; pero parece ser que mi organismo
ya no va a poder responderme. Solo con un milagro que Dios ahí va viendo si sea lo mejor.

Como saben, yo estoy en la libertad también de que, venga lo que venga, es bienvenido. Pero les decía que, en verdad,
todo esto me ha llevado a pensar que la vida tiene un orden, tiene un orden en todos los sentidos, en todas las
dimensiones: en todo. En el de la salud física se me hace muy obvio: si tú no le das un cuidado a tu cuerpo, pues tu
cuerpo va a ser agredido y se va hacer una dinámica de estarlo lastimando… y tarde o temprano eso se va a mostrar. Tus
capacidades se van disminuyendo y tus fuerzas se van menguando; y si eso pasa aunque lo cuides, pues cuando lo
descuidas es peor. Entonces, estaba yo un día haciendo un recuento… y desde que yo me acuerdo que era niño, comía
en exceso siempre… y entonces mi estómago, pues aguantó, aguantó y aguantó. Hasta que, haciendo cálculos hace unos
tres años, empezó a expresar ese desgaste y yo no lo atendí suficientemente; yo creí que era algo sencillo pero se ve que
fue algo que ya se iba agudizando.

La cosa es que Dios le ha puesto a este universo, a este mundo, un orden. Yo no le he llamado orden, quizás esa palabra
a veces cuesta trabajo entenderla; pero en el fondo es lo mismo. Yo le he llamado dinámica de amor, lógica de amor,
dinámica de vida plena, esos son los nombres que yo le he puesto a esto pero en el fondo es eso, que Dios realmente le
ha puesto su impresión a esta su creación, incluyéndonos a nosotros. Nos ha impreso una dinámica, un orden, una
lógica; como le queramos llamar, que viviéndola lo más posible, que encontrándole dónde está el secreto de la vida
vamos a vivirla en plenitud. No en balde San Ignacio de Loyola dice que los Ejercicios Espirituales son precisamente para
encontrar esos desórdenes, esa vida desordenada, para que encontrando el meollo en dónde está el desorden podamos
entonces vivir plenamente la voluntad de Dios. Y sabemos que la voluntad de Dios es vida en abundancia.

Entonces yo, durante muchos años, a este nivel de comida fui un desordenado. Comí en “excesísimo”, fue demasiado lo
que comí y aún en tiempos difíciles, de enfermedad, no me cuidaba suficientemente en la comida. Eso es una cosa
importante que ahora reitero, y que desde hace rato quería compartir, pero esta noche con el vómito de la sangre, pues
me quedó más claro que había que compartirlo ya. Entonces ahora valoro con más fuerza ese “para qué” de los
Ejercicios: buscar el desorden, no para destruirlo sino para encauzarlo. Buscar dónde están mis afectos desordenados,
en dónde están mis dinámicas desordenadas, mi lógica desordenada. Para que yo entonces, junto con Dios y mi
comunidad, pueda construir un proyecto de vida que sea a Mayor Gloria de Dios, a mayor servicio a mis hermanos y
hermanas y para mayor bien de mi alma. Buscar ese orden, esa lógica, esa dinámica y vivirla, sobre todo vivirla, es la
clave de la vida plena.

Los invito a que, más pronto que tarde, inicien o reinicien o sigan fortaleciendo esa manera de vivir. Ojalá que Dios los
siga ayudando; no ojalá, seguramente Dios los seguirá ayudando, seguramente Dios les estará impulsando y, bueno,
ojalá que ustedes sean dóciles a ese impulso de Dios. ¡Déjense llevar por ese impulso de Dios que es de vida plena!

Este orden, dinámica o lógica implica una vida integrada; quiere decir que yo necesito atender mi cuerpo, mi mente, mi
espíritu, mi afectividad, mi ser social. Hay muchas maneras de dividir al ser humano; a mí me gusta ésta de cinco
dimensiones, me gusta mucho; pero no importa cómo hagamos la división. Lo que importa es que nos demos cuenta de
que somos varias dimensiones y que todas, absolutamente todas, son importantes.

Yo, en concreto, por ejemplo ---porque ya me lo han preguntado--- una cosa que cambiaría de mi vida es haber
aceptado más invitaciones a comer, claro, comiendo en orden. Vacaciones, ¿cuántas vacaciones rechacé por el pretexto
del trabajo? Me hubiera gustado ir más al mar o a nadar, ya sea en alberca o en el mar. Visitar más Tapalpa, estar más
con amigos y amigas, simplemente por el gusto y la inmensa riqueza de estar juntos, compartiendo la vida. Hubiera leído
más, no cosas del trabajo, sino literatura que también me hubiera enriquecido más. Hubiera perdido más tiempo, por
decirlo así, compartiendo lo más sencillo con mis seres queridos. Eso hubiera sido más integrador para mí. Dejar correr
cariño no en el trabajo, en el compromiso; no solo en ello, sino dejar correr el cariño en lo sencillo. Por lo demás,
hubiera seguido luchando muy fuertemente por cambiar este mundo; eso no lo hubiera dejado. Creo que lo modifiqué
pero nunca lo dejé. Es más, es una modificación que, desde mi punto de vista, fue una modificación que enriqueció mi
aporte para el Reino; entonces yo nunca deje de luchar por el reino de Dios, lo hice de maneras distintas; pero todas con
la claridad de dar un aporte. Lo hubiera integrado más, con ese cariño más cotidiano, sencillo, de convivencia, del
enriquecimiento de la amistad. ¡Eso hubiera hecho más! Disfrutar también más de la vida, claro, también sin exceso,
porque eso sería el otro extremo.

Nuevamente pido perdón porque prácticamente no he respondido ya a ningún correo electrónico. Pero bueno, saben
que están en mi corazón.

Un gran abrazo, los amo intensamente, gracias por todo.

Cucho sj

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