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Algunas sugerencias para nuestros nuevos diputados protestantes

Propuestas para una agenda fiel al evangelio

Debo comenzar con confesar que no simpatizo para nada con partidos políticos
religiosos, incluso los mal llamados "democristianos", que las más de las veces no han
sido ni cristianos ni democráticos. La historia de los partidos protestantes en América
Central me parece vergonzosa. En Guatemala, un presidente "evangélico" fue asesino y
otro (¡un "profeta"!) resultó ser un ladrón descarado. En Nicaragua, el "Camino
Cristiano" no era cristiano ni conocía el camino. Ahora su fundador, Guillermo Osorno,
después de disolver el partido, se dejó elegir como un congresista más por el Partido
Liberal del escandalosamente corrupto Arnoldo Alemán. Y nuestro actual diputado
costarricense, el pastor Guyón Massey, ha sido simplemente un voto más en la "mayoría
mecánica" del oficialismo, a cambio de privilegios y beneficios.

En Costa Rica la población protestante ha crecido significativamente, concentrada


especialmente en las megaiglesias. De los cuatro millones y pico de habitantes, más de
medio millón son protestantes, la gran mayoría en congregaciones que no les enseñan a
pensar sino que les prohíben toda clase de análisis crítico. Eso produce un bloque
electoral muy numeroso de "ovejas domesticadas", como decía don Pepe Figueres, que
van a dar su voto a cualquier candidato protestante. Eso significa que tendremos
partidos protestantes para rato.

Los partidos protestantes, especialmente en Costa Rica, han promovido un programa de


dos énfasis: primero el aborto y la homosexualidad, y segundo los privilegios de
nuestras iglesias (requisitos de salubridad, estacionamiento, etc; beneficios de migración
y aduana, etc). Los temas sexuales han sido obsesivos, con argumentos muy generales
de poca profundidad bíblica y teológica. Eso ha dado a la iglesia evangélica una imagen
dogmática y homofóbica. En cuanto a esos temas, ni hace falta nuestro aporte, ya que
son defendidos más que suficientemente por la Iglesia Católica y un sector amplio de la
sociedad. Son temas tremendamente politizados, muy buenos para granjear votos
protestantes en perjuicio de otros temas más urgentes.

No propongo a nuestros diputados que abandonen esos temas sino que amplíen su
agenda para tomar en cuenta "lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y
la fe" (Mt 23:23). Desde esa perspectiva, me permito recomendarles algunos temas
nacionales que esperan la voz profética de ustedes.

Para comenzar, no es ningún secreto que la corrupción del gobierno es uno de los
mayores problemas de este país. Hemos tenido dos expresidentes juzgados penalmente
y otro fugitivo del país. Hemos tenido el "Memorándum de la vergüenza", redacto por
el vicepresidente de la República y un diputado pariente del señor presidente. Cada
semana trae algún escándalo nuevo, pero el gobierno y los medios masivos de
comunicación se han dedicado a tratarlo como "escándalo de tres días", para que el
pueblo no lo vea como crisis moral del gobierno mismo. Hasta donde yo sepa, la voz de
nuestro diputado actual nunca se hizo escuchar en denuncia profética de tanta
corrupción.

Ha habido una gran falta de transparencia y honestidad en nuestros gobernantes. El


presidente Arias prometió carros de lujo si se pasaba el TLC y suicidios masivos si se
rechazaba. Mintió sobre Cuba cuando dijo que todo opositor al gobierno está en el
exilio, en la cárcel o en el cementerio. No sorprende que la falsedad contamine toda
nuestra vida política; lo que sorprende es el silencio de los que pretenden representar a
Aquel que denunció a los fariseos y purificó al templo de su corrupción. A nuestros
diputados electos, les exhorto a exigir del gobierno honestidad y a desenmascarar la
falsedad de cualquier fuente que salga.

En el último cuatrienio ha aparecido otro hecho del cual pocos costarricenses se dan
cuenta. Es el aumento de la represión violenta de la protesta pacífica. El presidente
Arias anda con un cuerpo numeroso de policía, para controlar cualquier brote de
oposición. Aumenta el número de retenes en las carreteras, especialmente hacia Limón
y otros lugares de conflicto social. Las marchas ahora se topan con barricadas y
cantidades exageradas de policías con macanas. En diferentes ciudades del país esto ha
llegado a la violencia física contra los que protestaban. En el mismo bulevar de la
Asamblea Legislativa, y filmado por las cámaras de seguridad de ella, la policía atacó a
los disidentes hasta enviar uno al hospital, dejar a otro sin unas muelas y dejar sangre en
la calle del bulevar. Pese a toda la retórica de "democracia", el país se mueve hacia un
estado represivo. Es de esperar de nuestros diputados cristianos que pongan mucha
atención en este peligroso fenómeno.

Otra área de urgente preocupación para nuestros diputados protestantes tiene que ser la
administración justa de los recursos naturales y la conservación del medio ambiente.
Diputados realmente cristianos defenderán el derecho de Sardinal y otros pueblos al
agua, en vez de desviarla para complejos turísticos y canchas de golf. Cuando el
presidente Arias declaró la minería de cielo abierto en Crucitas como "de interés
nacional", ¿dónde estaba nuestra voz profética? Paradójicamente, José Merino del Río,
de Frente Amplio, ha sido mucho más profético sobre estos temas que nuestras iglesias
y nuestro diputado.

Otro tema para nuestros diputados: ¡el estado laico! La separación de iglesia y estado es
una doctrina histórica de nuestra tradición evangélica, y el artículo constitucional que
declara nuestro país oficialmente católico ha sido fuente de discriminación en nuestra
contra. Es increíble ahora encontrar al partido cristiano tan plegado al oficialismo, que
está defendiendo el status oficial constitucional de la iglesia católica. Espero que
nuestros nuevos diputados luchen a brazo partido para eliminar esa injusta
discriminación.

A la vez, sería una cosa buena eliminar el juramento en el nombre de Dios. Además de
ser una hipocresía que llega hasta la blasfemia, porque muy pocos políticos lo toman
con la menor seriedad, tal juramento es contrario a la Biblia. El concepto de "Ha Shem",
el nombre divino, era tan elevado en el pueblo hebreo que jamás se podría tomarlo tan
livianamente; en muchas épocas ni se permitía pronunciarla. Jesús mismo prohíbe jurar
ni por eufemismos que equivalen al sagrado nombre (San Mateo 5:34-25; Santiago
5:12). Con eliminar esa hipocresía, nuestro país podría comenzar a ser un poco más
cristiano.

Finalmente, como diputados costarricenses ustedes tendrán responsabilidades éticas


fuera de nuestras fronteras. Deben estudiar cuidadosamente la situación de nuestro
vecino país de Honduras, donde los militares siguen reprimiendo a la Resistencia con
toda clase de crímenes. Si ustedes se callan, la sangre estará sobre sus manos.
Si ustedes, hermanos, son fieles en levantar una voz profética en esta tierra, alabado sea
Dios. Si no, mejor irse para la casa.

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