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HÉCTOR EDUARDO HERNÁNDEZ AVELINO

DESARROLLO COGNOSCITIVO DEL LENGUAJE

CONDUCTA VERBAL B. F. SKINNER

Conducta verbal. Es una forma en la que un organismo puede interactuar con el


ambiente, es decir alterarlo y ser alterado,

Cuando B. F Skinner (1981) emplea el término hace énfasis en que este concepto
se presta para abordar la interacción lingüística entre las comunidades, de igual
manera explica porque el término de conducta de “habla” no es adecuado para los
análisis del campo de la psicología, pues bien éste es exclusivo a lo vocal, por tal
se emplea lo “verbal” ya que al ser más amplio tiene cabida para aspectos como
lo gestual, escrito, además de lo hablado;

La conducta verbal implica un mensaje entre un emisor y un receptor sin


importar el medio.

Si pensamos en los términos que usualmente se usan para hablar de estos temas
veremos que encontrar un término referido «al hablante individual» no es sencillo.

 El término ‘lengua’ se refiere a las prácticas de la comunidad lingüística.


 El término ‘Habla’ se asocia o a lo vocal o a prácticas específicas dentro de
una comunidad lingüística grande.

El problema de ‘lenguaje’, que es el término que suele usar la psicología


cognitiva, es que trae adheridas muchas deudas filosóficas que no han sido
resueltas en su totalidad.

Desde este punto de vista, una ‘conducta verbal’ es una conducta que es
reforzada por la mediación de otras personas.

De esto derivan lo siguiente:

 Ver el lenguaje (desde una perspectiva no-representacional, psicológica y


centrada en el sujeto individual) encaja con la definición cognitiva clásica de
«sistema de símbolos y reglas que nos permiten la comunicación» (Elosúa,
2006): es decir, no es un fenómeno distinto del que comúnmente y en
sentido estricto llamamos lenguaje.

Antecedentes. B. F. Skinner explica en su libro denominado Conducta Verbal


(1957) originando el concepto traido desde el conductismo.

Por otro lado, existe la crítica de que hizo Avram Noam Chomsky en su artículo
titulado Una revisión de Conducta Verbal de B. F. Skinner (1959), y que
probablemente es más conocido por la comunidad académica que el libro original
de Skinner. En dicha crítica, Chomsky intenta mostrar las deficiencias
conceptuales y lógicas que tiene el libro con el fin de demostrar que la estrategia
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conductista para tratar el lenguaje es completamente equivocada y errónea.


Aquellos que no conocen los conceptos fundamentales propuestos por Skinner
como elementos de una ciencia de la conducta se convencieron de que los
planteamientos de Skinner no sólo eran fallidos para tratar con la conducta verbal,
sino con la conducta humana en general.

Desarrollo:

Los planteamientos de Conducta Verbal presentan una gran inconveniencia que


es el desconocimiento y la dificultad para generar un programa empírico de
investigación a partir de situaciones probablemente ocasionadas por el sesgo de
los analistas experimentales del comportamiento de preferir sujetos animales
como sujetos experimentales, así como un paradigma experimental (la operante
libre) que no se ajusta al estudio de la conducta verbal.

Skinner reitera la conveniencia de una taxonomía de la conducta verbal basada en


sus relaciones funcionales más que en su morfología, y del valor “operativo”,
dados los objetivos de control y predicción de la conducta, que la operante verbal
tiene, en tanto que función de eventos en el ambiente, como unidad de análisis en
el estudio de este tipo de comportamiento, en contraposición al uso tradicional de
la palabra como unidad fundamental y definitoria del lenguaje.

Skinner intenta un “refinamiento” de su definición de conducta verbal,


restringiéndola a los casos en los que las respuestas del escucha a la conducta
emitida por un hablante han sido necesariamente entrenadas por la comunidad
verbal con el fin de reforzar la conducta de ese hablante.

Skinner parte del supuesto de que buena parte del repertorio conductual de la
especie humana es operante, es decir, es conducta controlada por los efectos
que ésta tiene en el ambiente al ser emitida y de las relaciones funcionales
que tales efectos implican. A partir de este supuesto, Skinner señala que es
posible reconocer, en general, dos tipos de conducta operante.

 La primera, común entre las especies, es el tipo de conducta que tiene


efectos directos sobre el ambiente, que modifica un estado de cosas
determinado o se relaciona con consecuencias particulares mediante el
contacto físico o mecánico con estas. Tal es el caso de la paloma que
picotea sobre una tecla para tener acceso a la bandeja de comida o el del
hombre que extiende su brazo, agarra un vaso de agua y lo lleva hasta su
boca para calmar su sed. Ambos ejemplos describen situaciones donde la
conducta es efectiva por sí misma.
 La segunda es otro tipo de operante, propio de nuestra especie y que se
caracteriza justamente por ser conducta cuyos efectos son mediados por la
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conducta de otro individuo. Esta conducta es conducta que si bien no afecta


directamente el "mundo físico", tiene la potencialidad de hacerlo a través de
la conducta de otras personas. En este caso, el que alguien diga "me
alcanzas un pan" no tiene el efecto de traer el pan, a menos que otro que
escuche tal cosa, lo haga. Al "comportamiento que es efectivo o reforzado
por la mediación de otras personas" (p. 2) fue al que Skinner denominó
"conducta verbal", conducta a la que dedicó 23 años de exploración y
análisis que le condujeron a la publicación de Conducta Verbal, libro cuyo
principal objetivo fue mostrar, más allá de una extrapolación de los
principios del análisis operante a la conducta humana de naturaleza verbal,
la posibilidad de un análisis de los fenómenos del lenguaje como conducta
que puede explicarse en términos de las relaciones funcionales o
"causales" que la gobiernan, análisis imprescindible para Skinner, quien
entendió por fin último de la ciencia psicológica la predicción y el control de
la conducta de los organismos, incluyendo la conducta verbal.

Esta forma de ver el lenguaje (desde una perspectiva no-representacional,


psicológica y centrada en el sujeto individual) encaja con la definición cognitiva
clásica de «sistema de símbolos y reglas que nos permiten la comunicación»
(Elosúa, 2006): es decir, no es un fenómeno distinto del que comúnmente y en
sentido extenso llamamos lenguaje.

La clasificación de conductas verbales dentro del conductismo se realiza de


acuerdo con sus causas (análisis funcional). Pero no todas las causas, claro, sino
las que pasan justo antes (estímulos discriminativos) y las que ocurren después
(estímulos contingentes).

Los mandos son la primera clase de conducta verbal a la que Skinner se refiere.
Un mando es “una operante verbal en la que la respuesta es reforzada por una
consecuencia característica y, por tanto, está bajo el control funcional de las
condiciones relevantes de deprivación o de estimulación aversiva”.

Un mando es una conducta con las siguientes características:

a) Ocurre porque fue seguido por un reforzador particular,


b) Su fuerza depende del grado de privación o estimulación aversiva y,
c) Aparece ante un rango muy amplio de estímulos discriminativos. Es decir,
un comportamiento antecedido por muchas cosas distintas y reforzado por
algo en particular. Percibes que es un buen momento para pedir agua, la
pides y te la dan.

‘Mando’ recuerda a comando o a demanda, pero no sólo incluye los ‘ imperativos’,


las interrogaciones y otras muchas conductas verbales son mandos también.
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Por otro lado y derivado de la misma definición de estímulos cabe mencionar que
un tacto se define como una respuesta verbal que está bajo estricto control de un
estímulo discriminativo y que es reforzada por reforzadores generalizados
secundarios. O sea, es un comportamiento antecedido por algo concreto y
reforzado como muchas cosas distintas.

Ejemplo: Te enseñan una manzana, te dicen ‘¿qué es eso?’ y respondes


‘una manzana’. Tu respuesta será reforzada por un ‘si claro’, un ‘muy bien’, un
caramelo o cualquier otra cosa.

La palabra ‘tacto’ concuerda con ‘contacto’ (en el sentido de contactar con o


tocar la realidad verbalmente) pero como veis es una forma muy original de
reconstruir desde un punto de vista no representacional las ideas básicas de la
lingüistica y la semiótica.

Intraverbales. En general son conductas que son elicitadas por otras conductas
verbales y que no pueden ser definidas ni como tactos ni como mandos. Es una
respuesta verbal bajo el control de otro comportamiento verbal. Las palabras
tienen relación intraverbal si usualmente ocurrieron en forma conjunta en la
historia de aprendizaje

La Teoría de los Marcos Relacionales.

La Teoría de los Marcos Relacionales permite explicar fenómenos que parecían


muy inaccesibles al análisis de la conducta como por ejemplo el comportamiento
moral desde una perspectiva conductual.

Tenemos la tendencia a poner nombre a muchas de nuestras conductas.

Por ejemplo, decimos que una persona es tartamuda, “tiene tartamudez”.


Esto nos podría llevar a pensar que la tartamudez es una estructura en su cerebro
que produce el tartamudeo.

Sin embargo, si consideramos el tartamudeo como una conducta aprendida en


determinadas circunstancias, estaremos más cerca de entender por qué un
tartamudo tartamudea unas veces y otras no. Siguiendo ese razonamiento,
podríamos pensar que los pensamientos son estructuras cerebrales que
residen en el cerebro y nos llevan a actuar de una forma u otra o que son
conductas que responden a las leyes del condicionamiento.

El condicionamiento clásico y el condicionamiento operante, tal y como se


conocían en los años 50, no demostraron plenamente que fueran capaces de dar
cuenta que el pensamiento fuera una conducta. Chomsky afirmaba que la
variedad del discurso humano y su creatividad necesitarían una cantidad de
condicionamientos que las harían imposibles.
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En personas con lenguaje se ha encontrado que, en determinadas situaciones,


hay algunos condicionamientos que se dan sin necesidad de entrenamiento
directo previo. La teoría de los marcos relacionales propone este tipo de
condicionamientos como la base que puede explicar la generación del
pensamiento como una conducta.

Pensar, comunicarnos, entender, son conductas y como tales, similares a andar,


mirar, etc. Tienen sus peculiaridades, evidentemente, pero en esencia responden
a las leyes del condicionamiento como todas las conductas humanas. Muchas de
nuestras conductas las aprendemos por sus consecuencias, es decir
empíricamente. Así, aprendemos a andar cuando damos los pasos de
determinada manera que nos permite no caernos y ser más hábiles que cuando
gateábamos. Aprendemos a hablar cuando emitiendo ciertos sonidos obtenemos
unos resultados. Por ejemplo, decimos “papá” y recibimos un cariñoso achuchón
de nuestro padre, etc.

Es en la comunicación social donde aprendemos el lenguaje y por tanto el


pensamiento. Independientemente de cómo se almacene en nuestro cerebro, lo
que es relevante cuando decimos la palabra “papá”, no es como se almacena en
nuestro cerebro, sino que cuando pensamos o decimos “papá” obtenemos una
determinada consecuencia.

Una parte del aprendizaje del lenguaje incluye asociar a una palabra un objeto;
pero eso es demasiado simple. Así aprendemos a nombrar y a pensar en
acciones y objetos; pero también aprendemos a reaccionar ante relaciones
entre objetos. También lo saben hacer los animales; a una paloma se le puede
enseñar que picando en el círculo más grande se le da el alimento.
Indudablemente los animales reaccionan a relaciones basadas en las propiedades
físicas de los estímulos.

Por ejemplo: Tal y como hacía Pavlov con la campana y la comida a sus
perros. Este fisiólogo de principios del siglo XX hacía sonar una campana y luego
les presentaba la comida. Finalmente el perro respondía a la campana salivando
de forma similar a cuando se le presentaba comida.

La teoría de los marcos relacionales establece que las relaciones derivadas entre
estímulos son consecuencia de los marcos relacionales que son:

1. Respuestas a relaciones arbitrarias y no arbitrarias entre estímulos. Con


tres propiedades:
 Derivación de condicionamientos por implicación mutua,
 Por implicación combinatoria y
 Con transformación de funciones
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2. Respuestas que se aprenden: Son operantes generalizadas, es decir,


clases de respuestas con la misma función y diferente topografía (un
ejemplo ilustrativo es la imitación, que cuando imitamos estamos dando una
respuesta de imitación, aunque hagamos cosas muy diferentes).

3. Son aplicables arbitrariamente, es decir, dependen del contexto en el que


se marque arbitrariamente.

Un marco relacional consiste en una conducta operante generalizada a


relaciones entre estímulos que pueden ser arbitrarias, con tres propiedades:
implicación mutua, implicación combinatoria y transformación de funciones.

Las críticas de Chomsky parten de tres argumentos principales:

A. Es una hipótesis no comprobada y por tanto no tiene derecho a ser creída;


B. Los términos técnicos de Skinner son meras paráfrasis de abordajes más
tradicionales;
C. El lenguaje es un comportamiento complejo cuya comprensión y explicación
requieren una compleja teoría mediacional.

Según Chomsky, los términos técnicos son sólo paráfrasis de nociones viejas:

“Su análisis es el mismo que el tradicional, aunque expresado con mucho menos
cuidado”. Por ejemplo, Chomsky considera que el concepto “control de estímulo”
sería una reformulación de las nociones de “referencia” y “significado” y supone
que hay una identidad entre el referente de un tacto y su estímulo discriminativo.

También reprocha la incongruencia del “tacto” con las nociones de “referencia” y


“significado”. Pero es evidente que estas nociones difieren: hay respuestas que
están controladas por estímulos y no tienen referentes (por ejemplo, “Maldición”)

La estrategia de Chomsky es sumamente extraña: cuando encuentra


discrepancias entre el término técnico y el tradicional, en lugar de poner en duda
su premisa de que son meras paráfrasis, se queja de que los términos de Skinner
no concuerdan con los conceptos tradicionales. Según Chomsky la noción de
probabilidad de respuesta no tiene sentido al hablar de la conducta verbal, y es
sólo “un término encubierto para parafrasear palabras como interés, intención,
creencia y otras parecidas”.

La posibilidad de que un fenómeno complejo pueda explicarse a partir de


mecanismos más simples que actúan en conjunto es uno de los supuestos
básicos de la investigación científica.
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Del mismo modo que en la filogenia todas las complejidades de estructura y


función surgen como producto emergente de procesos de nivel bajo relativamente
simples (selección natural), los fenómenos cognitivos complejos pueden surgir
como productos emergentes a partir de mecanismos de aprendizaje más simples.
Esta posibilidad es la base de varios programas de investigación que actualmente
están en investigación.

El libro Conducta Verbal ha sido rechazado por muchos lingüistas como fuente de
hipótesis y modelos explicativos, debido a la suposición implícita o explícita de que
la revisión de Chomsky ha demostrado su inviabilidad. En diversos artículos y
manuales de enseñanza sobre psicología del lenguaje, se cita la revisión de
Chomsky para rechazar las propuestas de Skinner, sin realizar un análisis de los
argumentos del libro original y de las réplicas a la revisión. La estrategia usual se
reduce a la apelación a la autoridad de Chomsky y al uso retórico de calificativos:“
La revisión de Chomsky es considerada la más importante refutación del
conductismo”.

BIBLIOGRAFÍA:

 Chomsky, N. (1959/1977). Crítica de Verbal Behavior de B.F. Skinner. En


¿Chomsky o Skinner? La génesis del lenguaje. Barcelona: Fontanella.
 Crego Díaz, A. (2004). ¿Fue Wittgenstein un conductista? La necesidad de
criterios públicos para el juego de lenguaje de lo “interno” y sus
implicaciones para la Psicología. Athenea Digital, núm. 6: 13-30.
 Skinner, B. F. (1953/1999). The analysis of behavior. En B. F. Skinner,
Cumulative record: Definitive edition (pp. 101–107). Acton, MA: Copley
Publishing Group.
 Skinner, B. F. (1957/1981). Conducta verbal. México: Trillas

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