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La competencia en el amparo bonaerense y sus dificultades

Citar ABELEDO PERROT Nº: 0003/800888


Amparo ~ Procedimiento ~ Competencia Ver la voz Competencia (en particular), XIX, a

Autor: Safi, Leandro K.


Título: La competencia en el amparo bonaerense y sus dificultades
Fecha: 2010
Publicado: APBA 2010-6-645

SUMARIO:

I. Introducción.- II. La competencia en el amparo: a) La competencia territorial; b) La competencia material; c)


La competencia funcional; d) La competencia del turno.- III. Crítica al sorteo indiscriminado del juez
competente: a) Antecedentes del tema; b) Crítica a los fundamentos del sorteo; c) Perjuicios que provoca el
sistema.- IV. Conclusiones

I. INTRODUCCIÓN

Uno de los temas que a pesar de los cambios operados en la materia sigue generando ciertas dificultades en los
juicios de amparo que se presentan en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, resulta ser el de la
determinación de la competencia jurisdiccional encargada de tramitarlos en sus distintas instancias.

La cuestión de la competencia en el amparo bonaerense ha logrado transformarse en un asunto complejo que


presenta varios recovecos, generando incertidumbres mayores a las deseables, que dificultan de algún modo la
llegada al órgano judicial en un proceso cuyo camino de acceso y trámite debería ser rápido y expedito.

A pesar de que desde siempre el legislador local atribuyó la competencia del amparo a cualquier juez, creyendo
con ello evitar conflictos jurisdiccionales, paradójicamente esa cláusula de apertura provocó mayores
inconvenientes que los que podría haber generado la asignación del amparo al juez competente en razón de la
materia.

En este trabajo nos proponemos describir cómo se ha desvirtuado la finalidad originaria del legislador merced a
la interpretación y aplicación que se ha hecho de esa competencia difusa, en nombre de la cual se ha terminado
imponiendo un sorteo indiscriminado entre los jueces de todos los fueros, que, a nuestro juicio, resulta
desacertado.

El objetivo final sería lograr una propuesta de cierre que permita conciliar los intereses que subyacen bajo esta
temática, respetando la vocación de todo juez para conocer en estos pleitos, pero ahuyentando el azar que
precede a todo amparo, a fin de garantizar la posibilidad de acceder al juez más idóneo en la especialidad del
asunto de que trata.

II. LA COMPETENCIA EN EL AMPARO

Según la doctrina, el principio elemental de la competencia se puede enunciar en la fórmula de la adecuación del
juez a la litis, esto es, del juez más idóneo, comprendiendo en la noción de idoneidad no sólo la posibilidad de
obtener la mejor sentencia sobre la litis, sino también la más barata, o sea, la mejor sentencia al menor costo (1).

En el proceso de amparo esa exigencia de idoneidad jurisdiccional se redobla debido al tratamiento urgente que
merece este tipo de pleitos, debiendo servir aquel estándar de guía para resolver las variantes que se presentan
en la atribución de competencia sobre la base de distintos criterios: territorial, material, funcional y del turno.

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Una vez delimitado el ámbito de actuación del amparo provincial respecto del amparo federal (2), y establecido
que la acción se enmarca en la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires, a partir de allí surge la necesidad
subsiguiente de precisar la competencia judicial en razón de los distintos criterios en los que ella se distribuye.

Colocados en esa tarea, surgen varias dificultades que generan inestabilidad en la distribución de la referida
competencia. Repasemos ello en cada criterio.

a) La competencia territorial

Desde siempre la legislación descentralizó la competencia territorial del amparo atribuyendo jurisdicción al juez
o tribunal letrado de primera o única instancia más cercano al lugar de los hechos (art. 4 Ver Texto , ley 7166).
Con ligeras variantes, la nueva ley mantiene esa tesitura asignando competencia al magistrado del lugar en
donde repercute la actuación u omisión cuestionada por ilegítima, esto es, en donde la afectación del derecho
haya tenido o vaya a tener efectos (art. 3 Ver Texto , ley 13928).

Esa pauta resulta adecuada porque permite acudir al órgano judicial que por razones geográficas se encuentra
más cerca del conflicto, garantizándose con ello un rápido acceso a la jurisdicción, y un inmediato control del
asunto por el parte del juez más próximo al litigio, sea éste el de la cabecera de algún departamento judicial, o
incluso un juez de paz de alguno de los partidos que no son cabeceras de departamento (3).

Importa destacar que esta pauta rige tanto para los amparos públicos como para los privados, ello así, por sobre
cualquier otra norma vinculada con la materia.

En el caso de acciones contra la autoridad pública la ley especial del amparo prevalece por sobre las normas
generales de competencia del CPCA (art. 5 Ver Texto , ley 12008). En los amparos contra la provincia de Buenos
Aires aquella regla especial (art. 4 Ver Texto , ley 7166) prevalece incluso por sobre la norma que en las
demandas contra el Estado provincial concentraba la competencia por ante los tribunales de la ciudad de La
Plata (art. 30 Ver Texto , ley 7543) (4). Entendemos que con la sanción de la nueva Ley de Amparo esa
prevalencia se confirma, si se quiere, bajo el argumento de que la ley posterior deroga a la anterior (art. 3 Ver
Texto , ley 13928).

En el caso de acciones contra particulares la ley especial del amparo también prevalecería sobre las normas
generales de competencia del CPCC (art. 5 Ver Texto , ley 7425). Al venir a quedar incluidos esos procesos en el
régimen de la nueva ley de amparo (art. 1 Ver Texto , ley 13928), se han independizado del régimen tradicional
del CPCC, desconcentrándose ahora la competencia de acuerdo con la legislación especial (art. 3 Ver Texto , ley
13928), al margen de las pautas del proceso civil y comercial (art. 5 Ver Texto , CPCC), y sin perjuicio de la
aplicación supletoria de ese cuerpo en lo que hace al trámite del proceso sumarísimo (art. 5 Ver Texto , ley
13928).

Vale señalar que la Suprema Corte de Buenos Aires ha considerado que la competencia territorial en el amparo
es prorrogable, habilitando con ello el inicio de la acción por ante un juez ajeno al del lugar del conflicto, sin
que el requerido pueda inhibirse de oficio (5). Esta doctrina, sumada al hecho de que en el amparo no procede el
planteo de incompetencia a pedido de parte (6), terminaría desvirtuando la jurisdicción territorial (7), en tanto
crea la posibilidad para el actor de asignar unilateralmente la competencia a favor del juez de cualquier lugar,
sin que éste pueda inhibirse de oficio, ni tampoco a pedido de parte, solución que no parece adecuada (8).

A esta altura cabe aclarar que la desconcentración de la competencia territorial, que garantiza el acceso al juez
del amparo en cualquier partido de la provincia, funciona sólo respecto de la primera instancia, porque el
ascenso escalonado en la pirámide judicial va imponiendo cierta concentración que también es geográfica. Así
es que el planteo de un recurso de apelación puede provocar el traslado del expediente, desde el lugar de inicio
hacia la ciudad cabecera en donde se asienta la Cámara (en caso de que no coincidan), órgano cuyo radio de

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actuación se amplía a un departamento o a un conjunto de ellos.

Precisamente ese desplazamiento y concentración territorial de la segunda instancia se agrava en los amparos
públicos (contra actos u omisiones administrativas), por el hecho de que en esos casos la ley concentró la
competencia recursiva en las Cámaras de Apelación en lo Contencioso Administrativo (9), órganos que no están
repartidos en todos los departamentos judiciales sino en unos pocos, resultando que sólo cuatro Cámaras
regionales deben asumir la conflictividad que se origina en una multiplicidad de partidos (10); hecho que además
de imponer el recorrido de mayores distancias para llegar a la alzada, genera un congestionamiento y cuello de
botella impropio de un proceso rapidísimo.

Desde ya, la concentración final se produciría en el caso de que, con posterioridad a la resolución de la alzada,
resultara viable la interposición de algún recurso extraordinario local para acceder a la Suprema Corte de
Buenos Aires, supuesto en que el expediente debería trasladarse a la capital de la provincia de Buenos Aires, en
donde tiene su asiento ese Máximo Tribunal con competencia en todo el territorio provincial. De su lado, el
derrotero podría terminar en la Capital Federal en caso de que, contra la sentencia definitiva del Superior
Tribunal provincial, se interpusiera el recurso extraordinario federal o un recurso de queja directo por
denegación del mismo, con el objeto de llevar el amparo al conocimiento de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación.

Resta señalar que el ascenso a estas últimas instancias judiciales habrá de aparejar no sólo un traslado
geográfico sino también la aplicación de otros marcos normativos. En tal sentido, agotada la primera y segunda
instancia ordinaria, en todo lo que hace al trámite de los recursos extraordinarios locales, el amparo dejará de
regirse por su ley propia y pasará a reglarse por las normas del CPCC Bs. As., reglamentarias de las vías de
acceso a la Suprema Corte de Buenos Aires (11). De su lado, y una vez agotada esa instancia extraordinaria
local, en todo lo que hace al recurso extraordinario federal, el amparo pasará a regirse por las normas de la ley
48 Ver Texto y las del CPCCN que reglamentan la vía de acceso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación (12).

b) La competencia material

Precisado el lugar en donde iniciar el amparo, luego aparece el problema de establecer el reparto de la causa
entre jueces que tienen igual jurisdicción territorial pero distinta competencia material por pertenecer a diversos
fueros. Según la doctrina, la cuestión de la competencia material en el amparo suscitó desde siempre una disputa
de dos posiciones: quienes propiciaron asignar competencia a cualquier juez, sin distinción de fueros
(competencia difusa), y quienes proponían asignar la causa a los jueces con competencia en razón de la materia
(competencia específica) (13).

Las razones de uno y otro lado se mostraban atendibles, destacándose en una y otra postura el intento de generar
celeridad y excelencia en el tratamiento del tema.

Por el lado de la competencia difusa se invocaba: la necesidad de facilitar el acceso al juez, cerrar la vía a los
conflictos de competencia, impedir la fragmentación de una materia única como la Constitución, y/o la
excusación por su desconocimiento (14). Por el lado de la competencia específica se invocaba: que el magistrado
especialista en la materia puede intervenir con igual celeridad que cualquier otro y con mayor eficacia por su
versación especial en el tema (15), que los derechos constitucionales aparecen en el mundo jurídico
acompañados de leyes, y que ello aconseja un conocimiento especial en cada tema (16).

La Corte Suprema de Justicia de la Nación desde muy antiguo sentó postura respecto de esta problemática,
resolviendo expresamente: "...todos los jueces ...del ámbito de sus respectivas jurisdicciones territoriales y sin
distinción de fueros son competentes para conocer en demandas de amparo" (17). Asimismo, señaló que lo
atinente al fuero en el que el procedimiento de amparo puede tramitarse resulta una cuestión que interesa a la
eficiencia de ese remedio, y que, en ausencia de preceptos especiales sobre atribución de competencia, la
salvaguarda de los derechos humanos es deber inexcusable de todos los jueces, sin distinción de materias (18).

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La tesitura de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de asignar competencia a "cualquier juez" admitió
varias interpretaciones, algunas de ellas eclécticas, a saber: i. que el amparo podía iniciarse ante cualquier juez
sin distinción de materia, creándose una súpercompetencia añadida a la de cada fuero; ii. que el amparo podía
intentarse ante cualquier juez, salvo en el caso de notoria incompetencia; iii. que el amparo podía iniciarse ante
cualquier juez, a condición de que la demanda versara sobre la materia de su competencia; iv. que el amparo
debía iniciarse ante el juez competente en razón de la materia, salvo fuerza mayor (19).

De entre las variantes expuestas, la Ley Nacional de Amparo habría seguido un criterio ecléctico, pues si bien
impuso por regla el respeto de la competencia material, lo hizo con la salvedad de que en caso de duda actuaría
el juez requerido, cualquiera fuera su especialidad (art. 4 Ver Texto , ley 16986) (20). Inversamente, la ley
provincial de Amparo se adscribiría a la regla de la competencia difusa, estableciendo que todo juez sería
competente en esta acción, sin hacer distinción de fueros o competencia, aunque -vale decirlo- sin impedir
tampoco la elección del fuero especializado en razón de la materia (art. 4 Ver Texto , ley 7166).

Dicho criterio fue reforzado por el art. 20 Ver Texto , Const. Bs. As. reformada en el año 1994, que fijó
expresamente que la "garantía del amparo procederá ante cualquier juez". Por su parte, esa postura ha sido
confirmada por la nueva Ley de Amparo, que en sustancia reitera lo dispuesto en el tema por la ley que la
precediera (art. 3 Ver Texto , ley 13928).

La interpretación tradicional de esta regla, que atribuye competencia en el amparo a cualquier juez, ha sido la de
otorgar al amparista una clara facultad: la de iniciar su acción de amparo sin quedar atado a ningún fuero,
posibilidad que incluye la de promover su demanda por ante cualquier sede, o, si lo prefiere, de hacerlo por ante
el fuero especializado con mayor conocimiento sobre la cuestión de fondo debatida en el proceso. Así fue que
durante mucho tiempo funcionó la cláusula referida como un derecho de elección del amparista, y no como una
imposición forzada de competencia indiscriminada (21).

Ocurrió, sin embargo, que la Suprema Corte de Buenos Aires recrudeció innecesariamente la interpretación de
la cláusula de competencia difusa, y tornó imperativo lo que antes era voluntario. En efecto, a través del dictado
de la resolución 1358/2006 Ver Texto el Máximo Tribunal bonaerense canceló la facultad de opción antes
reconocida al amparista y dispuso que frente al inicio de todo amparo se procedería a realizar un sorteo
obligatorio entre todos los jueces y/o tribunales de los distintos fueros jurisdiccionales; imposición que, además
de privar del derecho a elegir por la especialización, ha generado perjuicios que ya serán analizados.

En cualquiera de los casos, lo cierto es que un amparo provincial -sea cual fuere el tipo de conflicto que
contiene- puede llegar a tramitar ante la justicia civil y comercial, penal, laboral, de familia, de menores y
contencioso administrativa, etc. (22). La posibilidad de que el amparo ingrese al sistema judicial a través de
jueces de muy diversa especialidad provoca cambios en la estructura y funcionamiento de cada fuero. Lo
primero, pues -según veremos-- los distintos fueros deben amoldarse a la doble instancia que prevé el proceso
de amparo. Lo segundo, porque los jueces deben observar las reglas del procedimiento del amparo por sobre la
legislación común aplicable en cada fuero.

He aquí la súper-competencia que asigna el amparo a los jueces por sobre las leyes orgánicas y procesales que
ordinariamente gobiernan a cada fuero. En este último sentido la Suprema Corte de Buenos Aires ha dicho:
"...las reglas especiales del amparo desplazan a las normas que rigen el procedimiento de la materia de la sede
en que la pretensión es promovida" (23). Con ello se explica que los amparos -públicos y privados- hayan
tramitado por sus propias leyes (ley 7166 Ver Texto y art. 321 Ver Texto , CPCC, respectivamente -unificados por
la ley 13928 Ver Texto -), con prescindencia del juzgado o tribunal actuante, y de las normas genéricas de cada
sede.

c) La competencia del grado

Una vez determinada la competencia territorial y material (horizontal), luego corresponde deslindar la
competencia en razón del grado (vertical), para definir las distintas instancias que habrán de componer al

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proceso.

En tal sentido, la ley define el órgano inicial del procedimiento estableciendo que la acción de amparo deberá
iniciarse por ante el juez o tribunal letrado de primera o única instancia -del lugar del hecho-, asignándole al
efecto competencia funcional para entender en la instancia abierta por la demanda (arts. 4 Ver Texto , ley 7166 y 3
Ver Texto , ley 13928). Así es que el amparo debe ingresar en la pirámide judicial por el primer escaño, sin salto
de instancias, atribuyéndose al efecto competencia originaria a magistrados de grado inicial, al margen de la
competencia apelada que pueda corresponder a tribunales de alzada.

Consideramos que esta norma resulta una reglamentación razonable de la cláusula constitucional que otorga
competencia a cualquier juez (conf. art. 20 Ver Texto , Const. Bs. As.). Dicha cláusula no puede ser entendida de
modo caótico e indiscriminado, porque tal hermenéutica podría traer más inconvenientes que ventajas, habida
cuenta del desorden que genera la iniciación directa de amparos en instancias superiores. Al decir de Lazzarini,
"no existen motivos valederos para quebrar el orden dispuesto en la organización judicial, saltando instancias y
subvirtiendo el orden previsto para la revisión de sentencias" (24).

Aquella cláusula de competencia difusa tendría funcionamiento horizontal respecto de la competencia material,
pero no vertical respecto de la competencia funcional (tampoco sería aplicable para alterar la competencia
territorial). Así lo entendió la Suprema Corte de Buenos Aires al señalar que si bien la Constitución establece la
regla amplia de competencia de "cualquier juez", la reglamentación legal ha venido a precisar que lo será "de
primera instancia" y "con jurisdicción en el lugar en que la lesión o restricción tuviere o debiere tener efecto"
(25).

Merced a esta interpretación se han rechazado amparos promovidos directamente en instancias superiores de la
estructura judicial. Así ocurrió, por ejemplo, frente a un amparo presentado ante el Tribunal de Casación Penal
provincial en donde se resolvió: "...si bien en aras de la mayor inmediación posible para conocer de la lesión
constitucional, todos los jueces de la provincia son competentes para conocer en el amparo, esto no constituye
una atribución incondicionada sino que debe conjugarse con el resto de los mecanismos constitucionales,
gravitando, entre otros parámetros, la inserción funcional de cada órgano llamado a pronunciarse y sus límites
materiales de actuación" (26). Lo expuesto no implica desconocer la existencia de amparos tramitados
directamente por ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación (27) y la Suprema Corte de Buenos Aires (28).
Sabido es que merced a una evolución jurisprudencial esas Cortes terminaron aceptando -cada cual en su
ámbito- tramitar acciones de amparo iniciadas directamente ante sus propios estrados. Pero tal radicación se
habría producido no por asignación aleatoria o por salto de instancias, sino porque aquellos tribunales
consideraron que ciertos amparos versaban sobre asuntos que comprometían su competencia originaria, y por
tanto debían quedar residenciados ante sus estrados, asumiendo sobre los mismos la jurisdicción exclusiva,
como tribunales de única instancia (29).

Todo lo anterior se vincula con el inicio de la demanda de amparo. Ocurre que la legislación en la materia
estructura el trámite de este proceso en doble instancia. Es decir, se prevé que contra la sentencia de primer
grado se pueda interponer un recurso de apelación para acceder a un tribunal de alzada (conf. arts. 18 Ver Texto ,
ley 7166 y 17 Ver Texto , ley 13928). Aquí surgen ciertos interrogantes: ¿cómo debería funcionar esa posibilidad
de segunda instancia de acuerdo con la diversidad de fueros actuantes?; ¿cuál debería ser el órgano de alzada
competente para entender del recurso de apelación en cada uno de los casos?

Para resolver estos interrogantes hay que tener en cuenta que el juicio de amparo puede tramitar ante cualquier
fuero, y que no todos están organizados bajo el esquema de doble instancia; hay algunos que tienen sólo una
(fuero laboral y de familia (30)), y hay otros que tienen más de dos grados de funcionamiento (fuero penal).

La cuestión estaría resuelta en el caso de los amparos públicos contra actos u omisiones administrativas, pues en
ellos ley ha uniformado y concentrado la competencia recursiva por ante las Cámaras de Apelación en lo
Contencioso Administrativo, cualquiera haya sido el fuero interviniente en el trámite de la primera instancia
(art. 19 Ver Texto , ley 7166, según ley 13101 Ver Texto -subsistente según la Suprema Corte de Buenos Aires bajo
la nueva ley 13928 Ver Texto - (31)). Es decir que dichas Cámaras -que son sólo cuatro para toda la provincia-
vendrían a ser la alzada común (32) de todos los jueces y tribunales de primera o única instancia de estos

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amparos.

Así es que, a diferencia de la dispersión que caracteriza a la primera instancia, en la segunda instancia se
produce un incoherente recogimiento de la competencia por razón de la materia, concentración que, con el
fundamento de evitar "la dispersión jurisprudencial..." y lograr "...un mejor control jurisdiccional sobre la base
de la especialidad del fuero" (33), termina generando un "cuello de botella" en la alzada, que resulta gravoso para
el órgano encargado de brindar la justicia y dilatorio para el trámite del amparo, generando a su vez la ocasión
para que se susciten nuevos conflictos de competencia en la segunda instancia (34).

Fuera de ello, en los amparos contra particulares la cuestión no mejora.

Obviamente, si el fuero donde quedó radicado el amparo desde el inicio estuviera organizado en doble instancia,
la competencia para el recurso de apelación la tendrá la misma Cámara, que resulta ser la alzada natural del
fuero en cuestión (vgr., Cámara Civil y Comercial, Cámara Contencioso Administrativa, sala Especial de
Familia (35)). El problema se presenta si el amparo se radicó en esos fueros que están organizados con una sola
instancia (fuero laboral y familia remanente) o con más de dos (fuero penal). En estos casos la jurisprudencia
habría impuesto que los fueros se ajusten al amparo, y no a la inversa.

En tal sentido luce que: i. en las sedes de "instancia única" se habría agregado una instancia recursiva por ante la
Cámara Civil y Comercial de la jurisdicción, y por ello contra los fallos de los Tribunales Laborales (36) y los
Tribunales de Familia (37) se exige la deducción del recurso de apelación por ante esas Cámaras, que a tales
efectos funcionarían como tribunal de alzada ad hoc; ii. inversamente, en sede penal, donde se prevé una
"tercera instancia" por ante el Tribunal de Casación, el trámite se emparejaría eliminando dicha instancia y
cerrando el procedimiento por ante la Cámara de Garantías en lo Penal (38).

Desde ya, esta determinación pretoriana del órgano de segunda instancia en amparos radicados en sedes
especiales, a la vez que genera un inestable salto de fueros, incide indirectamente en el eventual acceso a la
instancia extraordinaria por ante la Suprema Corte de Buenos Aires. En efecto, merced a las variantes
analizadas en el trámite de la apelación, puede ocurrir que en esos amparos los recursos extraordinarios locales
deban intentarse no contra los fallos de los órganos superiores de cada fuero (Tribunales de Instancia Única (39)
o Tribunal de Casación (40)), sino contra la sentencia definitiva de la Cámara de Apelación que intervenga como
tribunal de alzada (Cámara Civil, Contencioso Administrativa, Cámara Penal (41)).

d) La competencia del turno

Una vez dividida la competencia territorial, material y de grado (competencia externa), llega la necesidad de
definir la competencia del turno, esto es, de establecer quién de los jueces que comparten la misma jurisdicción
y fuero será el encargado de asumir en concreto el juicio de amparo (competencia interna) (42).

A diferencia de lo que ocurre con los otros criterios de distribución de la jurisdicción, aquí la ley no ha
mencionado la necesidad de respetar la competencia del turno judicial. Y la omisión parece haber sido
deliberada, habida cuenta de que al discutirse la vieja ley de Amparo "El instituto de derecho político,
constitucional y administrativo de ciencias jurídicas y sociales de la Universidad de La Plata propuso agregar a
continuación de `primera instancia' las palabras `de turno', criterio que el Senado no compartió..." (43). Esta
omisión dio lugar a dos interpretaciones posibles en torno al tema:

i. Que en el amparo no eran exigibles las reglas de distribución de causas por turnos, no rigiendo limitación
alguna a este respecto. Ésta habría sido la interpretación de Morello al decir que frente a la omisión legislativa
"no hay que atender al orden temporal en que los distintos juzgados y tribunales que ejercen una misma clase de
competencia reciben las causas que se inician, que queda sin vigencia tratándose de la demanda de amparo" (44).
Esto se traducía en que todos los jueces se encontrarían de turno para el amparo, y pudiendo recibir el amparo
por elección directa del juez que hiciera el amparista (45).

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ii. Que en el amparo regían las mismas reglas del turno existentes respecto del sistema general de distribución
de causas entre los magistrados del mismo fuero, debiendo procederse al sorteo entre los magistrados que
comparten una misma materia. Ésa habría sido la interpretación de Lazzarini al decir que "hay que respetar el
turno judicial en la iniciación de las demandas de amparo... son de aplicación... las disposiciones referentes al
turno de los jueces de primera instancia... Dejar de lado la competencia por razón del turno en materia de
amparo es una violencia que de ninguna forma se justifica" (46).

El funcionamiento práctico concreto del amparo tuvo un poco de ambas posturas.

Muchas veces la urgencia del amparo llevó a la práctica de eludir el sorteo, y radicar la causa directamente por
ante el juez en cuya Mesa de Entrada el amparista decidiera depositar su demanda (elección del juez). Otras
tantas, el ingreso del amparo se sometió al régimen común de ingreso de causas que rige para cualquier proceso,
presentando el actor su demanda por ante la Receptoría General de Expedientes, con llenado de la planilla de
ingreso y selección del fuero en el cual practicar el sorteo (elección del fuero) (47).

Con el reciente dictado de la resolución 1358/2006 Ver Texto (del 14/6/2006) la Suprema Corte de Buenos Aires
ha reglamentado el ingreso de amparos, eliminando las posibilidades antes existentes.

Por un lado se cancela la práctica de ingreso del amparo por presentación directa ante la Mesa de Entradas del
juzgado elegido por el amparista, privándosele de ese modo al actor la posibilidad de "elegir al juez", e
imponiéndose en todos los casos la presentación del amparo ante la Receptoría General de Expedientes, con la
única excepción de la demanda presentada fuera del horario de esa oficina, en cuyo caso se tolera la
presentación directa por ante el juzgado de turno pero con cargo por parte de éste de remitir la demanda a sorteo
de receptoría al inicio del día siguiente (art. 1 Ver Texto , párr. 2, resolución 1358/2006) (48).

Por otro lado -y ya garantizada la sujeción del amparo al sorteo-, luego se cancela también la posibilidad
inherente a la presentación de toda demanda, cual es la del actor de "elegir el fuero" que habrá de intervenir en
su conocimiento. En efecto, se priva al amparista de la posibilidad que tenía de elegir no ya el juez, sino la
especialidad dentro de la cual practicar el sorteo (49). A cambio de ello ahora se impone un sorteo
indiscriminado del juez de turno, no entre los jueces de la especialidad que eligiera el amparista, sino entre
cualesquiera de los jueces de todos los fueros (art. 1 Ver Texto , párr. 1, resolución 1358/2006).

El análisis crítico de la norma citada nos permite adelantar una conclusión: si bien resultaría justificada la
eliminación del sistema de elección del juez por el amparista, carece de fundamento razonable privarlo de elegir
también la especialización del fuero.

En efecto, entendemos que es correcto someter la deducción del amparo a las reglas de competencia del turno
que rigen para toda demanda y cancelar de ese modo la práctica existente por la que ciertos amparos se
presentaban directamente ante la Mesa de Entrada de algún juzgado. Como decía la doctrina -y luce entre los
fundamentos de la resolución (50)-, la elección del juez por el actor quebraría la objetividad que brinda el
sistema del turno (51), y generaría un margen de sospecha que no sería fácilmente controlable por el demandado,
al estar impedida la recusación sin causa y el planteo de incompetencia (52).

En cambio, consideramos injustificado que se haya privado al amparista del derecho que tenía de elegir la
especialidad del fuero dentro del cual hacer el sorteo. Como lo veremos en lo sucesivo, estimamos incorrecta la
decisión de privar al actor de la facultad que tiene en toda demanda de acotar la competencia del turno sobre
cierto fuero. So pretexto de disciplinar la competencia difusa de cualquier juez, en rigor se hace imperativo lo
que era voluntario, se impone un sorteo desmesurado e indiscriminado, condenándose a una promiscuidad
judicial que trae perjuicios al servicio de justicia y al trámite del amparo.

III. CRÍTICA AL SORTEO INDISCRIMINADO DEL JUEZ COMPETENTE

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Hasta el momento nos hemos limitado mayormente a describir las variantes y recovecos que presenta la
determinación de la competencia en el amparo local, destacando las dificultades que ofrece esta temática, en las
distintas instancias del proceso. A esta altura corresponde profundizar alguna de las críticas sugeridas respecto
de esta problemática, tratando de explicar concretamente las falencias que advertimos en el sistema y los
perjuicios que aquéllas ocasionan a la justicia.

Un aspecto que creemos ha venido a causar problemas injustificados en el juicio de amparo ha sido la
imposición del sorteo indiscriminado del juez competente, en detrimento del derecho del amparista de elegir
mayor especialización para su amparo.

Como dijimos, a través del dictado de la resolución 1358/2006 Ver Texto (del 14/6/2006) la Suprema Corte de
Buenos Aires ha venido a reglamentar el ingreso de los amparos provinciales, incluyendo en el azar del sorteo
no sólo a la competencia en razón del turno -justificable- sino también a la competencia en razón de la materia,
privando con ello la posibilidad de elegir el fuero. En lo que sigue repasaremos los antecedentes de esa
resolución, abordaremos críticamente los fundamentos invocados para su dictado y señalaremos los perjuicios
provocados.

a) Antecedentes del tema

Para comenzar a presentar el asunto conviene recordar que la cláusula que atribuyó competencia en el amparo a
favor de "cualquier juez" no fue interpretada siempre de la misma manera. Por el contrario, la hermenéutica
respecto de dicha cláusula sufrió una evolución que fue puesta en evidencia por la propia Suprema Corte de
Buenos Aires, particularmente, en el ámbito de actuación del amparo público, o sea, del amparo contra actos u
omisiones de la autoridad administrativa.

Un breve recorrido de la jurisprudencia permite identificar tres etapas:

i. En una primera etapa, y hasta el año 2004 (mientras el fuero Contencioso Administrativo estuvo funcionando
bajo su exclusiva jurisdicción), la Suprema Corte de Buenos Aires subordinó la competencia de cualquier juez
en el amparo al criterio de la competencia en razón de la materia. Celosa de su competencia originaria, la
Suprema Corte de Buenos Aires entendió que todo proceso de amparo público iniciado ante cualquier juez
podía esconder un contencioso administrativo, y entonces obligaba a realizar un desvío de toda demanda de
amparo ante sus estrados, para deslindar su admisión, ordenar su eventual prosecución, reconducción o archivo
(53).

ii. En una segunda etapa, y hasta el año 2006 (cuando el fuero Contencioso ya se había desprendido de su
competencia originaria), la Suprema Corte de Buenos Aires liberó a los amparos públicos del fuero de atracción
material que había creado a su favor, permitiendo, en un primer momento, que los amparos posteriores al nuevo
fuero tramitaran directamente en la instancia de grado (causa "Maciel Ver Texto " (54)), y luego -con más
contundencia-, que sin importar la fecha de inicio del amparo o quien tenía asignado el contencioso
administrativo, dicha acción debía tramitar ante cualquier juez, sin distinción de materia (causa "Bonetti Ver
Texto " (55)), según la elección del fuero que hubiera realizado el actor (causas "Pérez" (56) y "Ciampa" (57)).

iii. Finalmente, en una tercera etapa, iniciada en el año 2006, la Suprema Corte de Buenos Aires recrudeció
innecesariamente la interpretación de la cláusula que asigna la competencia en el amparo a "cualquier juez", y
dictó la resolución 1358/2006 Ver Texto , por la que transformó lo que había sido reconocido como un derecho
(58) en una obligación, negando la posibilidad al amparista de elegir entre cualquier fuero aquel que tuviera
mayor especialización en el tema, todo, con imposición de un sorteo desmedido que adjudica promiscuamente
el amparo a cualquiera.

Éstos son los antecedentes que muestran el derrotero seguido por la Suprema Corte de Buenos Aires en lo que a
la interpretación de la cláusula "cualquier juez" se refiere, y que desembocaron en el dictado de la resolución de

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La competencia en el amparo bonaerense y sus dificultades

referencia, cuyo análisis crítico se aborda seguidamente.

Antes conviene hacer algunas aclaraciones en torno a la vigencia y a la aplicación de dicho régimen especial de
sorteo, indiscriminado en las acciones de amparo.

i. La primera es que la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires ha ratificado la vigencia de la resolución
1358/2006 Ver Texto aun después de la sanción de la nueva Ley de Amparo (ley 13928 Ver Texto ), manifestando
que el sistema de distribución de causas impuesto por aquella norma "no ha sufrido variación alguna con la
sanción de la ley 13928 Ver Texto ... toda vez que la misma reitera el criterio establecido en el art. 4 Ver Texto , ley
7166... por el cual resulta competente en la acción de amparo cualquier juez o tribunal letrado de primera o
única instancia..." (59).

ii. La segunda es que dicho régimen de sorteo especial resulta inaplicable en los casos de los llamados "amparos
informáticos" (procesos de hábeas data), que quedan sometidos al régimen general de ingreso de demandas (60),
y en los casos de los amparos análogos que varias personas podrían intentar respecto de un mismo hecho u acto,
pues en todas estas acciones homogéneas entenderá el juez o tribunal que hubiere intervenido en la primera
causa (art. 3 Ver Texto , ley 13928) (61).

Circunscripto de este modo el ámbito de actuación de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de Buenos
Aires, procedemos a desarrollar el análisis crítico a su respecto.

b) Crítica a los fundamentos del sorteo

Entre los fundamentos que invocara la Suprema Corte de Buenos Aires para dictar la resolución que impusiera
el sorteo de referencia se encontrarían básicamente los siguientes: i. que resultaba necesario regular el ingreso
de los amparos en la justicia provincial; ii. que al efecto debía respetarse de mejor forma la competencia de
cualquier juez; iii. que el sorteo indiscriminado genera mayor transparencia en el servicio de justicia; iv. que se
organiza mejor la distribución de causas entre los órganos judiciales. Analizaremos cada uno de estos
argumentos, refutando los que consideramos incorrectos.

i. Respecto de la necesidad de dictar una norma que organizara el sorteo de la competencia, se plantea la
cuestión de saber si la Suprema Corte de Buenos Aires tenía atribuciones al efecto. Existe una postura que
afirma que dicho tribunal carecería de tales atribuciones, en tanto la regulación de la competencia en el amparo
resulta ser una facultad de competencia exclusiva del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo, considerándose
inconstitucional la norma dictada por la Suprema Corte de Buenos Aires, en tanto importaría un exceso
violatorio de la división de poderes (62).

Es cierto que, como vimos al analizar la competencia del turno, el legislador omitió reglar la cuestión en dicho
punto, pudiendo entenderse de ello que rechazó la observancia de turnos en el amparo (63). Sin embargo,
también vimos que aquella omisión no necesariamente imponía una anarquía en este aspecto y que era posible
someter el amparo a las reglas de competencia en razón del turno, cuya reglamentación legalmente corresponde
a la Suprema Corte de Buenos Aires, en ejercicio de sus atribuciones (conf. arts. 164 Ver Texto , Const. Bs. As. y
32 Ver Texto , inc. 1, ley 5827) (64).

Pareciera entonces que la Suprema Corte de Buenos Aires tiene capacidad para reglar la competencia del turno
(65), aunque resulte observable el modo como lo ha hecho.

ii. En este último aspecto creemos que la resolución resulta cuestionable. Como ya dijimos, ha existido una
distorsión en la interpretación e inteligencia de la cláusula que asigna competencia en el amparo a cualquier
juez. Cuando las leyes establecieron que el amparo podía interponerse ante cualquier juez lo hicieron con la
finalidad de facilitar la llegada a la justicia, de evitar conflictos de competencia y de permitir al amparista
ingresar su demanda sin sujeción a las reglas de competencia material, aunque sin privarlo tampoco de la

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La competencia en el amparo bonaerense y sus dificultades

posibilidad de elegir el fuero especial si prefería mayor especialización.

Las normas no impusieron que el amparo debiera tocarle obligatoriamente a cualquiera, y menos, que el actor
careciera del derecho a optar por el fuero que tuviera mayor conocimiento en la controversia. Al contrario, la
misma Suprema Corte de Buenos Aires reconoció el derecho a optar por el fuero diciendo que "el amparista es
el que tiene derecho a la elección de `cualquier juez', derecho que ha ejercido al plantear la acción -ver ficha de
receptoría de expediente-" (66). Así interpretada la norma, resulta descalificable que la reglamentación haya
cancelado un derecho que se reconoció incluido en la cláusula de la Constitución (art. 20.2 Ver Texto , Const. Bs.
As.).

Bajo estos términos, la resolución en cuestión no supera el control constitucional, por haber cercenado los
alcances de la competencia que pretendiera reglamentar.

iii. Respecto del argumento por el cual se sugiere que el sorteo indiscriminado generaría mayor transparencia al
impedir que el actor pueda elegir el juez del amparo, estimamos que la medida dispuesta resulta
desproporcionada a tales efectos. Si bien parece razonable que la Suprema Corte de Buenos Aires pretenda
regular la forma en que las demandas de amparo se inician en justicia, para evitar que la desregulación en el
tema lleve a que los justiciables elijan el juez discrecionalmente, consideramos que tal finalidad bien pudo
quedar satisfecha sometiendo la demanda de amparo a las mismas reglas que gobiernan el ingreso del resto de
las causas, y que permiten la elección del fuero dentro de la cual practicar el sorteo.

Una cosa es evitar la elección del juez, y otra, cancelar la elección del fuero.

No desconocemos que existen lugares en donde el fuero está compuesto por un solo órgano, y que en tales casos
la elección del fuero puede coincidir con la elección del juez. Pero entendemos que tal eventualidad no
resultaría suficiente para cancelar indiscriminadamente el derecho a la especialización, pues aun en tales casos:
i. la presentación del amparo no sería directa sino a través de la receptoría de expediente; ii. la asignación de esa
acción sería semejante a la que se produce con el resto de las demandas que son propias de ese fuero; iii. una
eventual situación irregular podrá ser fiscalizada a través del planteo de la recusación con causa o,
eventualmente, del recurso de apelación.

iv. Finalmente, y en relación con el argumento por el cual se sugiere que con el sorteo indiscriminado del
amparo se lograría una mejor distribución de las causas entre los órganos judiciales, pareciera que se ha hecho
una evaluación meramente cuantitativa de la cuestión por sobre la necesaria calidad de la prestación del servicio
de justicia. Bajo este último aspecto resulta discutible afirmar que las causas de amparo vayan a quedar mejor
distribuidas por el sorteo indistinto, si se tiene en cuenta que dichas acciones pueden llegar a quedar asignadas a
órganos jurisdiccionales de muy disímil formación, carentes de la mayor especialidad y atingencia que pueda
aconsejar cada tipo de conflicto.

Si bien es cierto que en el amparo se defienden derechos constitucionales de conocimiento genérico, también lo
es que un juez especializado en la materia sobre la que repercute el amparo estará en mejores condiciones de
resolver la controversia que aquel que resulte extraño a la especialidad del caso. En tal sentido, y sin perjuicio
de la vocación de cualquier juez para conocer en el tema, no debería cancelarse la posibilidad de asignar los
amparos de naturaleza definida a quienes sean idóneos en la materia, evitando el recargo de tarea que generaría
la intervención promiscua de un juez ajeno a ella.

Por ello consideramos cuestionable la resolución de referencia.

c) Perjuicios que provoca este sistema

La crítica al mecanismo de asignación de causas por vía del sorteo indiscriminado no es meramente teórica, sino
que viene impuesta por los perjuicios que pueden derivarse del funcionamiento de ese sistema, a saber: i.

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cancela el derecho de elegir el fuero, con desarreglo de competencias; ii. aumenta la posibilidad del rechazo
formal del amparo por inatingencia; iii. dificulta la reconducción del amparo hacia otras vías paralelas; iv.
ocasiona indebidos conflictos de competencia.

i. La cancelación injustificada del derecho preexistente a la elección del fuero ya resulta un perjuicio para quien
se ve impedido de ejercerlo. Máxime si eso se traduce en la imposición de un azaroso sorteo, que puede
terminar desperdigando la demanda de amparo por ante jueces de muy diversa formación respecto del tema
sometido a proceso. En tales casos la demanda provoca al mismo tiempo un desarreglo de competencias, un
incordio para el órgano no avezado en el asunto y un riesgo para la viabilidad del proceso.

ii. Evidentemente, esta situación de descalce entre amparos y fueros aumenta la posibilidad de rechazo formal
de la demanda por razones de inatingencia (67). Y la comprensión de este aserto surge clara no bien se advierte
que para un juez que no sea especialista en el asunto que subyace al amparo podría resultarle complejo y
merecedor de mayor debate y prueba aquello que para un especialista resultaría claro y manifiesto. A partir de
allí puede ocurrir que el mismo tipo de controversia provoque rechazo o acogimiento del amparo, dependiendo
del fuero que haya salido sorteado al efecto.

iii. A lo expuesto se agrega el hecho de que el sorteo indiscriminado dificulta la posibilidad de reconducir la
acción de amparo hacia la vía ordinaria paralela en caso de que la cuestión mereciera mayor debate y prueba. En
efecto, si el amparo dudoso se radicara en el fuero de la materia, el juez actuante podría reconducir dicha acción
hacia el proceso ordinario a modo de un simple cambio de vía, pues ambos trámites caerían bajo la órbita de su
competencia. En cambio, tal opción no la tendría el juez ajeno a la materia, a quien sólo le quedaría el rechazo
de la acción, pues una eventual reconducción no implicaría sólo un cambio de vías sino también de fueros, con
intromisión en la competencia ajena.

iv. Precisamente en ciertos casos en que jueces ajenos a la materia consideraron que la cuestión merecía mayor
debate y prueba, y en vez de rechazar la acción se declararon incompetentes y remitieron las causas hacia los
jueces del fuero especial encargados de tramitar el proceso ordinario, se suscitaron conflictos de competencia
negativos entre esos jueces, que fueron resueltos por la Suprema Corte de Buenos Aires en el sentido de atribuir
competencia al juez que había recibido inicialmente la demanda de amparo, definición que indirectamente
importaba el regreso de la causa al juez de inicio para que resolviera su rechazo (68).

Estas vicisitudes demuestran el disfuncionamiento que genera el sistema.

IV. CONCLUSIONES

Arribados a esta instancia podemos hacer un recuento de las conclusiones esbozadas a lo largo del texto, que
dejamos expuestas como síntesis del trabajo.

1) La determinación de la competencia en el amparo presenta varios recovecos que dificultan injustificadamente


el acceso al juez en un proceso que debiera ser rápido y expedito.

2) La cláusula de atribución de competencia en el amparo a cualquier juez no puede ser entendida de modo
indiscriminado, pues ello genera un caos improcedente en la materia.

3) El hecho de que cualquier juez tenga posibilidad en abstracto de conocer del amparo no debe impedir el
derecho de elegir en concreto el fuero especializado en la controversia.

4) La resolución que impone un sorteo indiscriminado del amparo entre los jueces de todos los fueros cancela el
derecho del actor de elegir la mayor especialidad en la materia.

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5) Dicho sorteo provoca perjuicios indebidos en el servicio de justicia, generando desarreglos de competencias y
dificultades para jueces y justiciables.

6) Consecuentemente, la Suprema Corte de Buenos Aires debería modificar la reglamentación referida,


manteniendo el ingreso de los amparos por receptoría, pero permitiendo la elección de fueros.

7) La elección del fuero especializado por el actor no sólo garantiza la mayor idoneidad en el conocimiento,
sino que además evita rechazos formales y permite reconducciones del proceso.

8) La concentración de la competencia de alzada en los amparos públicos ante las Cámaras Contenciosas genera
un cuello de botella que desborda al tribunal y retrasa la tutela.

9) Debería propiciarse una reforma que elimine ese congestionamiento, así como la incertidumbre que genera la
determinación pretoriana del órgano de alzada en otros fueros.

10) A tal efecto podría proponerse como solución superadora que el amparo deba copiar las instancias
recursivas que corresponden ordinariamente a cada uno de los fueros.

NOTAS:

(1) Morello, Augusto M., "Régimen procesal del amparo. En la provincia de Buenos Aires", Ed. Platense,
1966, cita ps. 85/86.

(2) Rivas, Adolfo A. en "El amparo", Ed. La Rocca, 2003, deslinda el ámbito de aplicación del amparo federal
respecto del provincial (ps. 220, 308, 364 y 459). En el amparo contra particulares el distingo se realizaría sobre
la base del criterio general de división entre jurisdicción federal y provincial (arts. 116 Ver Texto y 117 Ver Texto ,
CN, decreto ley 1285/1958 Ver Texto y art. 5 Ver Texto , CPCC). En el amparo contra la Administración la división
de competencias dependería de la jurisdicción de la autoridad que originó al acto cuestionado (arts. 1 Ver Texto y
18 Ver Texto , ley 16986).

(3) Sosa, Gualberto L., "Instituciones de la moderna justicia de paz letrada", Ed. LEP, 1993, p. 156.

(4) Rivas, "El amparo" cit., p. 398.

(5) La Suprema Corte de Buenos Aires ha dicho: "...esta Corte ha resuelto en forma reiterada que siendo la
competencia por el lugar prorrogable, el juez ante quien ha sido articulada la demanda no puede inhibirse de
oficio (arts. 1 Ver Texto y 2 Ver Texto , CPCC; conf. doct. Ac. 82682, del 14/11/2001; Ac. 84039, del 13/3/2002...)"
(Ac. 107.607, "Cañete", I. del 24/6/2009).

(6) Cfr. art. 21 Ver Texto , ley 7166, compatible con la nueva legislación (conf. decreto 3344/2008 Ver Texto al
art. 21 Ver Texto , ley 13928).

(7) De hecho, en algún precedente se ha dicho: "En la acción de amparo, dada su naturaleza sumaria y
expeditiva, debe excluirse el tratamiento de cuestiones vinculadas a la competencia territorial..." (C. Civ. y
Com. San Isidro, sala 2ª, "Caimi" Ver Texto , sent. del 21/4/2005).

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(8) Rivas rechaza la posibilidad de admitir la prórroga de la competencia territorial en el juicio de amparo; de
un lado, porque ese desplazamiento está previsto para pretensiones exclusivamente patrimoniales (conf. arts. 1
Ver Texto y 2 Ver Texto , CPCC); luego, porque supone un acuerdo de partes que "no podría resultar, ya que al
estar prohibido al demandado plantear cuestiones de competencia, desaparece la posibilidad de hacer valer o
computar su voluntad de consentimiento tácito o expreso" (Rivas, "El amparo" cit., p. 381).

(9) Conf. art. 19 Ver Texto , ley 7166, con vigencia ultra activa posterior a la reforma de la ley 13928 Ver Texto
(conf. decreto 3344/2008 Ver Texto ; Sup. Corte Bs. As., B-70.026, "Cámara de Apelación y Garantía en lo Penal
La Plata v. Cámara Apelación Contencioso Administrativo La Plata s/ conflicto de competencia en autos
`Asociación Civil Miguel Bru y otros v. Ministerio de Desarrollo Social s/ amparo Ver Texto ", I. del 25/3/2009).

(10) Las cuatro Cámaras de Apelación en lo Contencioso Administrativo son las de La Plata, San Martín, Mar
del Plata y San Nicolás, asumiendo competencia regional respecto de varios departamentos judiciales (conf. art.
3 Ver Texto , ley 12074).

(11) Dicho régimen común, reglamentario de los recursos extraordinarios provinciales, prevalece por sobre
otros ante la falta de previsión específica en la Ley de Amparo (conf. doct. Ac. 84.578, "Cermesoni" Ver Texto ,
sent. del 18/9/2002). Ver, analógicamente, Hitters, Juan C., "Técnica de los recursos extraordinarios y de la
casación", Ed. LEP, 1994, p. 418; Camps, Carlos R., "Cómo hacer un recurso extraordinario en la provincia de
Buenos Aires", Ed. AbeledoPerrot, 2008, p. 153.

(12) Fallos 252:134 Ver Texto. Ver Tribiño, Carlos R., "El recurso extraordinario ante la Corte Suprema", Ed.
Ábaco, 2003, p. 213.

(13) Morello y Vallefín, "El amparo. Régimen procesal", Ed. LEP, 2000, ps. 84/85.

(14) Lazzarini, José L., "El juicio de amparo", Ed. La Ley, 1987, p. 296.

(15) Morello, "Régimen..." cit., p. 87.

(16) Morello y Vallefín, "El amparo..." cit., p. 85.

(17) Fallos 246:180.

(18) Fallos 245:435 Ver Texto; 246:118 Ver Texto ; conf. Morello, "Régimen..." cit., p. 86.

(19) Rivas, "El amparo" cit., p. 362.

(20) Salgado y Verdaguer, "Juicio de amparo y acción de inconstitucionalidad", Ed. Astrea, 2000, p. 187.

(21) La Suprema Corte de Buenos Aires había señalado: "...el amparista es el que tiene derecho a la elección
de `cualquier juez'" (causas B-67.976, "Pérez", rta. el 18/5/2005; B-68.420, "Ciampa" Ver Texto, rta. el
19/4/2006; conf. Hitters, por su voto, en la causa B-70.056, "Madero", rta. el 6/5/2009).

(22) La Suprema Corte de Buenos Aires incluyó en el sorteo general a "los fueros civil y comercial, penal,
laboral, familia, menores y contencioso administrativo. Los Juzgados de Paz Letrados entrarán igualmente en el
sorteo sólo en la medida de su competencia territorial" (art. 1 Ver Texto , resolución 1358/2006). Parece no haber

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quedado incluido el fuero de ejecución tributaria creado por ley 13435 Ver Texto (BO del 19/1/2006).

(23) Sup. Corte Bs. As., Ac. 84.578, "Cermesoni" Ver Texto , rta. el 18/9/2002.

(24) Lazzarini, "El juicio..." cit., p. 292.

(25) Sup. Corte Bs. As., B-67.530, "Maciel" Ver Texto , rta. el 11/2/2004; B-67.714, "Graña", rta. el 17/3/2004;
B-66.059, "Bonetti" Ver Texto , rta. el 16/6/2004.

(26) Trib. Casación Penal, sala 1ª, "AJC y DRA Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires", rta. el
4/7/2002. Allí se dijo que, debido a la competencia recursiva que tiene la casación penal, "En ese estrecho
marco, el tribunal... ha repulsado de manera constante su utilización como órgano jurisdiccional originario en la
sustanciación del hábeas corpus y el amparo".

(27) De acuerdo con su antigua doctrina la Corte Suprema de Justicia de la Nación decía que carecía de
competencia originaria en materia de amparo por no estar prevista ella en los artículos constitucionales
atributivos de su jurisdicción (conf. Fallos 243:446 Ver Texto ; 244:147 Ver Texto ; 249:430 Ver Texto ; 251:338 Ver
Texto ; 254:420 Ver Texto; 255:259 Ver Texto ; 265:291 Ver Texto; 266:156). A partir del precedente "Santiago
del Estero v. YPF", del 20/8/1985, la Corte Sup. cambió su criterio admitiendo que "La acción de amparo, de
manera general, es procedente en los litigios que caen dentro de la competencia originaria de la Corte, porque de
otro modo en tales controversia quedarían sin protección los derechos de las partes en los supuestos
contemplados por la ley 16986 Ver Texto " (conf. Fallos 307:1379 Ver Texto ; 311:1312; 330:3773; 330:4851).

(28) La Suprema Corte de Buenos Aires decía: "Las atribuciones de la Suprema Corte de Justicia están
taxativamente señaladas en la Constitución de la provincia (arts. 161 Ver Texto y 196) Ver Texto , que no incluye
entre éstas la de entender en forma originaria en acciones de amparo" (B-59131, "Ferrere", sent. del 12/5/1998;
B-59.181, "D'Biassi", sent. del 11/6/1998; B-62.916, "Copacabana", sent. del 19/9/2001). Sin embargo,
mayormente a partir del año 2002, y hasta que se desprendió de la materia contencioso administrativa asignada
a su competencia originaria, la Suprema Corte de Buenos Aires aceptó tramitar amparos ligados a su
competencia, diciendo: "Desde que el conocimiento de lo contencioso administrativo le cabe de momento a la
Suprema Corte, es lícito interpretar que este tribunal posee competencia originaria para intervenir en los
procesos de amparos vinculados a dicha materia, porque de otro modo en tales controversias quedarían sin
protección los derechos de las partes" (conf. B-58.002, "Rodríguez" Ver Texto , sent. del 24/3/1998; B-67.927,
"Consejo Superior..." Ver Texto , rta. el 24/4/2002; ver Rosales Cuello, Ramiro, "La competencia en el amparo en
la provincia de Buenos Aires" Ver Texto , JA 2004-II-1210).

(29) Cfr. art. 117 Ver Texto , CN respecto de la Corte Sup. y art. 161 Ver Texto , Const. Bs. As. respecto de la
Suprema Corte de Buenos Aires.

(30) Ello así, hasta la entrada en vigencia del nuevo fuero de familia con doble instancia creado por ley 13634
Ver Texto .

(31) La Suprema Corte de Buenos Aires ha dicho que "El nuevo régimen de amparo -ley 13928 Ver Texto , publ.
en el BO el 11/2/2009- no ha contemplado expresamente el órgano de alzada competente para resolver el
recurso de apelación en los casos en que la acción tiene por objeto la impugnación de un acto administrativo
particular o general, una omisión administrativa o una vía de hecho, tal como lo hacía el art. 19 Ver Texto , ley
7166 -texto según ley 13101 Ver Texto -. Ello, no obstante, teniendo en consideración que una norma como la del
citado art. 19 Ver Texto , ley 7166 no luce incompatible con el régimen instaurado por la ley 13928 Ver Texto y que
aquélla, dados los términos en los que ésta fue promulgada, continúa vigente en todo cuanto no se oponga al
nuevo sistema, corresponde dejar sentado que el conflicto de competencia aquí planteado debe ser resuelto
teniendo en cuenta la disposición que a la ley 7166 Ver Texto introdujera la ley 13101 Ver Texto (B-70.026,
"Cámara Apelación y Garantías en lo Penal de La Plata v. Cámara Apelación Contencioso Administrativo La
Plata en autos `Asociación Civil Miguel Bru y otros v. Ministerio de Desarrollo Social s/ amparo Ver Texto ", rta.

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La competencia en el amparo bonaerense y sus dificultades

el 25/3/2009).

(32) Vale aclarar que la Suprema Corte de Buenos Aires estableció que el rol de alzada común de las Cámaras
en lo Contencioso Administrativo lo es al solo efecto recursivo, y no a los fines de resolver conflictos de
competencia (B-68.136, "Campagna", rta. el 9/3/2005).

(33) Ver fundamentos de la ley 13101 Ver Texto .

(34) Vgr., Sup. Corte Bs. As., B-68.351, "Serrano" Ver Texto, sent. del 5/10/2005; B-68.388, "Esquivel" Ver
Texto ,
sent. del 2/11/2005; B-68.921, "Aguilera", sent. del 13/12/2006.

(35) Cfr. art. 16 Ver Texto , ley 13634, que origina el fuero de familia y modifica su procedimiento (art. 852 Ver
Texto ,
CPCC).

(36) La Suprema Corte de Buenos Aires ha resuelto: "Del juego armónico de los dispuesto por los arts. 4 Ver
Texto ,18 Ver Texto y 19 Ver Texto , ley 7166 (t.o. decreto 1067/1995 Ver Texto ), resulta que no habiéndose excluido
a los tribunales del trabajo como órganos competentes para conocer de la acción de amparo, sus resoluciones
son susceptibles de recurso de apelación por ante la Cámara de su jurisdicción, por lo que resulta improcedente
la interposición de recursos extraordinarios contra la decisión del Tribunal del Trabajo que rechazó in limine la
acción" (conf. L-59.832, "Sindicato" Ver Texto, sent. del 12/11/1996; Ac. 68.193, "Acosta, Rubén" Ver Texto , I.
del 2/9/1997; Ac. 79.223, "Puljiz" Ver Texto , I. del 20/9/2000; Ac. 84.200, "Acosta, Miguel" Ver Texto , sent. del
7/7/2004; Ac. 95.801, "Illanes", I. del 20/9/2006; conf. doc. L-89.354, "Castro" Ver Texto , sent. del 3/6/2009).

(37) La jurisprudencia ha dicho: "Si bien el fuero de familia está diseñado sobre la base de tribunales
colegiados de instancia única (art. 54 bis Ver Texto , ley 5827, incorporado por ley 11453 Ver Texto ) donde el
recurso de apelación resulta extraño (art. 852 Ver Texto , CPCC); no lo es menos que ello es así sólo en aquellas
causas cuya competencia le es asignada por el art. 827 Ver Texto del Código adjetivo... y no para las que transitan
el carril de la garantía constitucional de amparo (arts. 1 Ver Texto , 4 Ver Texto , 10 Ver Texto , 18 Ver Texto y concs.,
ley 7166)" (C. Civ. y Com. Mar del Plata, sala 2ª, "Cabrelli" Ver Texto , I. del 12/2/2007). Y si bien luce un
amparo del Tribunal de Familia que llegó por recurso a la Suprema Corte de Buenos Aires sin paso previo por
una Cámara intermedia, la acción había trocado en autosatisfactiva y terminó anulándose de oficio el fallo
recurrido (Ac. 90.868, "C., M. y otra v. OSMECON Salud s/ amparo" Ver Texto , sent. del 15/12/2004).

(38) Así, se ha dicho: "La deducción de la acción de amparo en el fuero penal, en consonancia con la amplia
imputación de competencia consagrada por la ley 7166 Ver Texto , no determina por sí sola, el andamiento del
recurso de casación, si la materia no es de naturaleza penal" (Trib. Casación Penal, sala 1ª, RSI-122-99, I. del
17/5/1999). "La diversa naturaleza de las cuestiones que motivan el amparo... respecto de aquellas vinculadas
con... hábeas corpus impide... interponer recurso de casación contra la sentencia de amparo" (Trib. Casación
Penal, sala 2ª, RSD-546-1, sent. del 12/6/2001). Por su parte, la Suprema Corte de Buenos Aires dijo: "Debe
conocer la Corte en los recursos extraordinarios deducidos contra el fallo de la Cámara de Apelación y
Garantías en lo Penal pronunciado en un amparo que no es de naturaleza penal" (Ac. 84.578, "Cermesoni" Ver
Texto , sent. del 18/9/2002). Y allí se descalificó la necesidad de llegar al Tribunal de Casación diciendo que
hacerlo implicaría "...consagrar una distinción de carriles impugnatorios entre las acciones de amparo iniciadas
en sede penal y aquellas pretensiones de igual naturaleza que tramitan en otros fueros... -poniendo-... en jaque la
unidad del sistema especial contemplado en la ley 7166 Ver Texto y el principio de igualdad ante la ley... Pues, en
el primer caso (amparo tramitado en sede penal) se impone al litigante que impugne la sentencia de alzada ante
el Tribunal de Casación de la provincia (conf. art. 417 Ver Texto , CPP), mientras en el segundo supuesto (acción
en otro fuero) una decisión con idénticos rangos y efectos... -de Cámara-... debería recurrirse ante esta Corte
(mediante los recursos extraordinarios previstos en el Código Procesal Civil)" (voto del Dr. Hitters).

(39) La Suprema Corte de Buenos Aires ha dicho: "...resulta improcedente la interposición de recursos
extraordinarios contra la decisión del Tribunal del Trabajo" (Ac. 68.193, "Acosta" Ver Texto , sent. del 2/9/1997;
Ac. 79.223, "Puljiz" Ver Texto , sent. del 20/9/2000). Asimismo, "...resulta improcedente la interposición directa
de recursos extraordinarios contra lo decidido por el fuero laboral en la acción de amparo (conf. Ac. 68.193 Ver

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Texto , I. del 2/9/1997; Ac. 79.223 Ver Texto , I. del 20/9/2000) pero estos recursos sí son procedentes por ante esta
Corte una vez dictada la resolución por... Cámara" (voto del Dr. Pettigiani en Ac. 84.578, "Cermesoni" Ver Texto
, sent. del 18/9/2002).

(40) La Suprema Corte de Buenos Aires ha dicho: "Los amparos tramitados en el fuero penal se rigen por las
disposiciones previstas en el Código Procesal Civil y Comercial. En consecuencia, resulta improcedente el
recurso extraordinario interpuesto contra la decisión del Tribunal de Casación, desde que el mismo debió
deducirse contra la sentencia de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal, dado que esta última
constituiría la decisión eventualmente impugnable ante esta Suprema Corte" (conf. Ac. 86.677 Ver Texto , I. del
16/9/2003; Ac. 89.443 Ver Texto , I. del 3/3/2004; Ac. 90.731 Ver Texto , I. del 13/10/2004).

(41) La Suprema Corte de Buenos Aires ha descalificado pronunciamientos de Cámaras que se negaron a
funcionar como tribunal de alzada respecto de fueros diversos: "La Cámara de Apelación infringió los arts. 19
Ver Texto y 20 Ver Texto , ley 7166 al declarar mal concedido el recurso de apelación interpuesto por la parte
contra la resolución dictada por el tribunal del trabajo en el juicio de amparo seguido ante éste del cual aquella
es el tribunal de alzada" (L-73.937, "Vitale" Ver Texto , sent. del 4/4/2001). Asimismo, dijo que la segunda
instancia en el amparo "se ve alterada cuando la Cámara de Apelación... atendiendo exclusivamente a la
naturaleza nominal del tribunal actuante... produce esta forma espuria de inhibición. Ha habido un error... de
parte de la Cámara... al no asumir la competencia que le correspondía en amparo" (L-89.354, "Castro" Ver Texto ,
sent. del 3/7/2009).

(42) Carnelutti, Francisco, "Sistema de derecho procesal civil", t. II, Ed. UTHEA, 1944. El autor distingue la
competencia jurisdiccional en externa e interna "...según que la distribución del conjunto de litigios tenga lugar
entre diversos oficios o entre diversos componentes del mismo oficio" ("Sistema..." cit., p. 287).

(43) Morello, "Régimen..." cit., p. 87.

(44) Morello, "Régimen..." cit., p. 87; Morello y Vallefín, "El amparo..." cit., p. 88.

(45) Salgado y Verdaguer, "Juicio de amparo..." cit., p. 190.

(46) Lazzarini, "El juicio..." cit., p. 299.

(47) Régimen de ingreso por fuero que estuvo reglado por la antigua Ac. 2212/1987, y la actual 3397/2008.

(48) Cfr. arts. 36 Ver Texto , párrs. 4 y 6, 56 Ver Texto , 57 Ver Texto y 58 Ver Texto , Ac. 3397/2008 (Reglamento
sobre el Régimen de Receptorías). La Suprema Corte de Buenos Aires ya ha resuelto que esa intervención
directa del juez de turno en horario inhábil no puede tomarse como prevención para perpetuar jurisdicción y
eludir el sorteo de la receptoría (Ac. 102.476, "F., D. M. v. IOMA s/ amparo", 14/11/2007).

(49) Es decir, el ingreso de los amparos no se produce por el régimen común de la Ac. 3397/2008.

(50) Ver disidencia parcial del Dr. Pettigiani en la resolución 1358/2006 Ver Texto .

(51) Lazzarini, "El juicio..." cit., p. 300.

(52) Rivas, "El amparo" cit., p. 383.

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(53) Para ampliar sobre el el tema ver trabajos de Rosales Cuello, Ramiro, "La competencia en el amparo en la
provincia de Buenos Aires..." Ver Texto cit., JA 2004-II-1210; "El principio de la mayor efectividad y su
proyección sobre la competencia en el amparo...", LLBA 2004-136; y Safi, Leandro K., "El amparo y el
contencioso administrativo en la provincia de Buenos Aires" Ver Texto , JA 2003-I-1412.

(54) Sup. Corte Bs. As., B-67.530, "Maciel Ver Texto ", rta. el 11/2/2004.

(55) Sup. Corte Bs. As., B-66.059, "Bonetti Ver Texto ", rta. el 16/6/2004.

(56) Sup. Corte Bs. As., B-67.976, "Pérez", rta. el 18/5/2005.

(57) Sup. Corte Bs. As., B-68.420, "Ciampa" Ver Texto, rta. el 19/4/2006.

(58) Sup. Corte Bs. As., B-67.976, "Pérez", rta. el 18/5/2005; B-68.420, "Ciampa" Ver Texto, rta. el
19/4/2006.

(59) Sup. Corte Bs. As., B-70056, 6/5/2009, "Madero"; íd., B-70044, 2009, "González, Natalia". Es de
destacar que en ambos casos el Dr. Hitters dejó a salvo su criterio en torno a defender el derecho que tiene el
amparista a la elección de cualquier juez.

(60) Sup. Corte Bs. As., Ac. 99841, 15/11/2006, "Carrera". En dicha causa la Suprema Corte de Justicia de
Buenos Aires dijo: "En el caso, resulta de aplicación la Ac. 2168/86 -modificada por la resolución 1794/2006
Ver Texto - de esta Suprema Corte y no la normativa específica del régimen de amparo, pues la acción de hábeas
data intentada no se encuentra incluida en el régimen especial para el ingreso y asignación de las acciones de
aquel tipo establecido por la resolución 1358/2006 Ver Texto -modif. por la resolución 1794/2006 Ver Texto -".

(61) Sup. Corte Bs. As., Ac. 101.752, 18/7/2007, "O. A. v. IOMA s/ amparo". Allí se dijo: "La Suprema Corte,
por vía de superintendencia, estableció que es la Receptoría General de Expedientes de cada departamento
judicial la encargada de ingresar y asignar, por sorteo, entre todos los organismos de primera o única instancia
de todos los fueros, las acciones de amparo deducidas a partir de la entrada en vigencia de la resolución
1358/2006 Ver Texto ..., previéndose como único supuesto de excepción a dicho sorteo la afectación de derechos
de varias personas por un mismo hecho, acto u omisión, para lo que el accionante lo debe consignar en la
planilla respectiva (art. 4 Ver Texto , in fine, ley 7166; párr. 1, final, de la resolución citada)".

(62) Juzg. Cont. Adm. La Plata, n. 1, "Rodríguez", sent. del 6/12/2006; Méndez y Enríquez, "El sistema de
distribución de causas en el amparo y su incidencia sobre la tutela judicial efectiva", Derecho Administrativo,
año 2, ns. 3/4, ABDA, p. 103 y ss.

(63) Morello, "Régimen..." cit., p. 87.

(64) Sup. Corte Bs. As., B-70.056, "Madero", I. del 6/5/2009.

(65) Rivas reconoce esta atribución para reglamentar el turno judicial diciendo que el mismo es "...un orden
interno de distribución de causas establecido en el ámbito de superintendencia de los tribunales superiores..."
("El amparo" cit., p. 383).

(66) Sup. Corte Bs. As., B-67.976, "Pérez", rta. el 18/5/2005; B-68.420, "Ciampa" Ver Texto, rta. el
19/4/2006. Este derecho sigue siendo reconocido por el Dr. Hitters en sus votos individuales (ver causa

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B-70.056, "Madero", rta. el 6/5/2009).

(67) Así lo confirmaría una investigación realizada sobre el tema (conf. Méndez y Enríquez, "El sistema de
distribución..." cit., p. 131).

(68) Sup. Corte Bs. As., B-67.714, "Graña", sent. del 17/3/2004.

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