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INTRODUCION: Cuando una obra de arte sufre algún golpe y se raja o se despinta, es enviada a un experto
restaurador quien con su habilidad logra que los daños desaparezcan y vuelva a ser la misma pieza que salio de
Las manos de su creador.
El pecado nos impide llegar a ser esa pieza única que Dios quiso que fuéramos. Nuestras faltas actuaron
raspando, despintando, rajando, aun quebrando la vasija que es nuestra a vida
Pero para que esto suceda es fundamenta que reconozcamos nuestra necesidad, debe haber en nosotros
un clamor a Dios pidiendo ser restaurados por su puesto este clamor no caracteriza a los cristianos
fariseos ellos piensan que no lo necesitan.
Este es el clamor del que siente que a causa de haberse apartado de Dios ha perdido la protección:
Es el clamor del que siente que le van arrancando las Uvas. Que le van arrancando las cosas
hermosas de su vida cristiana, Aquellas que alguna vez disfrutó de manera personal,
Es el clamor del que siente que el puerco y la bestia del campo entraron a destruir la viña. Del que
sabe que lo sucio y lo inmundo lo esta destruyendo.
Es el Clamor del que ha intentado orar a Dios por esto pero percibe a Dios lejano, enojado, que no
escucha.
Es el clamor del que siente que a causa de su situación el enemigo de vida se burla y lo
escarnece.
Es el gemir del que siente que su vida esta como una villa asolada quemada y cortada.
Conclusión: No importa que fue lo que sucedió en tu vasija, talvez un simple rayón o talvez un fuerte golpe y el
daño fue muy grave y el vaso esta quebrado, y párese que no tiene remedio, que no va a volver a servir. Pero si
con sinceridad y disposición en tu corazón, hoy vienes a El, Dios hará de ti una vasija nueva