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LOS MARGENES
Pueblos indígenas y litigio
constitucional estratégico en el Perú
1
Derecho desde los márgenes
2
DERECHO DESDE i
LOS MARGENES
Pueblos indígenas y litigio
constitucional estratégico en el Perú
ISBN: 978-612-4136-15-3
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2018-05621
Impreso en el Perú – Printed in Peru
Abril de 2018
Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo de la fundación Broederlijk
Delen.
4
Para Flor de María,
madre y lideresa kukama kukamiria,
porque no descansa en denunciar
las desgracias que el derrame de petróleo
trajo a su pueblo.
5
Derecho desde los márgenes
6
Dicen que no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la
cabeza por otra mejor.
Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de
temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que
se degüella, que por eso es impertinente.
Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros, doctores que se reproducen
en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos.
Que estén hablando, pues: que estén cotorreando, si eso les gusta.
¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón?
Saca tu larga vista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes.
Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que
tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se
mezclan. Esas quinientas flores, son mis sesos, mi carne.
¿Por qué se ha detenido un instante el sol, por qué ha desaparecido la sombra
en todas partes, doctor?
Pon en marcha tu helicóptero y sube aquí, si puedes. Las plumas de los
cóndores, de los pequeños pájaros se han convertido en arco iris y alumbran.
Las cien flores de la quinua que sembré en las cumbres hierven al sol en colores,
en flor se ha convertido la negra ala del cóndor y de las aves pequeñas.
Es el mediodía; estoy junto a las montañas sagradas: la gran nieve con lampos
amarillos, con manchas rojizas, lanzan su luz a los cielos.
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Derecho desde los márgenes
En esta fría tierra, siembro quinua de cien colores, de cien clases, de semilla
poderosa. Los cien colores son también mi alma, mis infaltables ojos.
Yo, aleteando amor, sacaré de tus sesos las piedras idiotas que te han hundido.
El sonido de los precipicios que nadie alcanza, la luz de la nieve rojiza, de
espantado, brilla en las cumbres. El jugo feliz de los millares de yerba, de millares
de raíces que piensan y saben, derramaré tu sangre, en la niña de tus ojos.
El latido de miradas de gusanos que guardan tierra y luz; el vocerío de los
insectos voladores, te los enseñaré hermano, haré que los entiendas. Las
lágrimas de las aves que cantan, su pecho que acaricia igual que la aurora, haré
que las sientas y las oigas.
Ninguna máquina difícil hizo lo que sé, lo que sufro, lo que gozar del mundo
gozo. Sobre la tierra, desde la nieve que rompe los huesos hasta el fuego de las
quebradas, delante del cielo, con su voluntad y con mis fuerzas hicimos todo eso.
No huyas de mí, doctor, acércate. Mírame bien, reconóceme. ¿Hasta cuándo he
de esperarte? Acércate a mí; levántame hasta la cabina de tu helicóptero. Yo te
invitaré el licor de mil savias diferentes.
Curaré tu fatiga que a veces te nubla como bala de plomo, te recrearé con la luz
de las cien flores de quinua, con la imagen de su danza al soplo de los vientos;
con el pequeño corazón de la calandria en que se retrata el mundo, te refrescaré
con el agua limpia que canta y que yo arranco de la pared de los abismos que
templan con su sombra a nuestras criaturas.
¿Trabajaré siglos de años y meses para que alguien que no me conoce y a quien
no conozco me corte la cabeza con una máquina pequeña?
No, hermanito mío. No ayudes a afilar esa máquina contra mí, acércate, deja
que te conozca, mira detenidamente mi rostro, mis venas, el viento que va de mi
tierra a la tuya es el mismo; el mismo viento que respiramos; la tierra en que tus
máquinas, tus libros y tus flores cuentas, baja de la mía, mejorada, amansada.
Que afilen cuchillos, que hagan tronar zurriagos; que amasen barro para
desfigurar nuestros rostros; que todo eso hagan.
No tememos a la muerte, durante siglos hemos ahogado a la muerte con
nuestra sangre, la hemos hecho danzar en caminos conocidos y no conocidos.
Sabemos que pretenden desfigurar nuestros rostros con barro; mostrarnos así,
desfigurados, ante nuestros hijos para que ellos nos maten.
8
O sabemos bien qué ha de suceder. Que camine la muerte hacia nosotros; que
vengan esos hombres a quienes no conocemos. Los esperaremos en guardia,
somos hijos del padre de todos los ríos, del padre de todas las montañas ¿es que
ya no vale nada el mundo, hermanito doctor?
No contestes que no vale. Más grande que mi fuerza en miles de años
aprendida; que los músculos de mi cuello en miles de meses; en miles de años
fortalecidos, es la vida, la eterna vida mía, el mundo que no descansa, que crea
sin fatiga; que pare y forma como el tiempo, sin fin y sin principio.
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Derecho desde los márgenes
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Índice
Agradecimientos 17
Prólogo 21
Introducción 29
Abreviaturas 35
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Derecho desde los márgenes
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Derecho desde los márgenes
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Índice
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Derecho desde los márgenes
Bibliografía 263
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Agradecimientos
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Derecho desde los márgenes
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Agradecimientos
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Derecho desde los márgenes
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Prólogo
El Derecho desde los márgenes y la colonialidad del poder*
Raphael Hoetmer**
Es una gran alegría presentar Derecho desde los márgenes, ya que este libro
tiene esta riqueza singular de nacer del punto de encuentro de teoría y práctica,
de la política y el Derecho, del orden establecido y los sueños de mundos mejo-
res, donde residen las posibilidades de crear un país más justo. El libro es el re-
sultado del esfuerzo titánico de plasmar los aprendizajes de un trabajo de largos
años en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y el medio ambiente en
una reflexión sistemática, que permite recoger técnicas, prácticas y argumentos
*
Esta sección recoge reflexiones colectivas sobre Perú, país plurinacional e intercul-
tural (2014), cuyo texto final se puede revisar aquí: http://democraciaglobal.org/pe-
ru-pais-plurinacional-e-intercultural/
**
Raphael Hoetmer es representante de Broederlijk Delen en el Perú. Es investigador
asociado al Programa Democracia y Transformación Global, candidato al doctorado
del Instituto de Estudios Sociales de la Universidad de Rotterdam, e integrante del
Grupo de Trabajo de Ecología Política del Consejo Latinoamericano de Ciencias So-
ciales.
21
Derecho desde los márgenes
para seguir desarrollando esta misma defensa alrededor del país y el continente.
Es la práctica haciéndose teoría jurídica para volverse práctica de nuevo.
He conocido a Juan Carlos Ruiz y a su equipo, que conforman Álvaro Más-
quez, Maritza Quispe, Rocío Meza y Paulina Quispe. Todos en ese camino:
durmiendo en el piso de una casita amazónica en Cuninico, dialogando con
comunidades en las alturas de Espinar, y provocando diálogos entre aboga-
dos en las oficinas del Instituto de Defensa Legal en Lima. Juan Carlos tiene
esta capacidad, poco común, de moverse tan bien entre los abogados y jueces,
ante instancias internacionales, como con las comunidades lejanas de la capi-
tal. Aunque, sin duda, su compromiso principal se encuentra con las últimas.
Quien lo conoce, comprende que cotidianamente comparte este saber, más
allá de las salas y procedimientos judiciales a los que lo obliga la profesión,
en talleres, charlas y conversaciones, de una forma entusiasta, abundante y
comprometida.
En este camino, a veces parece que cada interacción con los problemas y
preocupaciones de comunidades andinas y amazónicas produce nuevas ideas
y casos judiciales, de tal modo que sistematizarlas en una publicación no ha
sido sencillo, y debe mucho al trabajo de Álvaro Másquez, quien además de
abogado es también editor, y las discusiones con Maritza Quispe y la amplia
red de abogados que han articulado en estos años.
El libro presenta las ideas, estrategias y conceptos desarrollados en el diá-
logo de Juan Carlos y Álvaro con las comunidades con quienes han ido traba-
jando, como también con los abogados y abogadas de su equipo e instituciones
aliadas como Derechos Humanos sin Fronteras, Aporvidha, Aprodeh y Coo-
perAcción, de tal modo que también es una construcción colectiva. Su conte-
nido refiere a casos particulares, pero a la vez se inscribe en la larga historia
de la sociedad peruana, y dialoga con debates históricos, políticos y jurídicos
de Nuestra América. Quisiera comentar tres formas de comprender el Derecho
desde los márgenes y desde esta historia.
Perú es uno de los países megadiversos del mundo, tanto en términos de
la diversidad natural como cultural. Nuestra geografía y ecología nacional
incluyen a la inmensa Amazonía, los ríos Apurímac, Ucayali y Marañón, los
cañones de Cotahuasi y Colca (los más profundos del mundo), los volcanes
Chachani y Misti, los preciosos valles de Urubamba, Mantaro y Huaylash, los
manglares de Tumbes, las playas de Piura, las islas Ballestas, el lago Titicaca,
los bosques de neblina del norte, y glaciares y cerros, como el Apu Ausangate,
que siguen inspirando respeto y devoción.
22
Prólogo
1
La obra trascendental de Quijano plantea que en la actualidad persiste la colonialidad
del poder como matriz organizadora de la economía, la subjetividad y la política de
nuestras sociedades. Analiza que la invención del concepto de raza ha permitido or-
ganizar las sociedades en función de una clasificación jerárquica, en donde la Europa
moderna, capitalista e imperial equivale a la civilización, y los mundos de los pueblos
no-europeos son incivilizados y retrasados. La subjetividad producida en la matriz
de la colonialidad del poder presenta a la historia humana como un proceso de su-
peración del estado de la naturaleza hasta la civilización, a lo que se llama progreso o
23
Derecho desde los márgenes
24
Prólogo
En este sentido, hay una tercera forma de entender el Derecho desde los
márgenes que está planteado en este libro. La defensa de los pueblos y terri-
torios frente a la «acumulación por despojo» (Harvey, 2005) implica también
rebelarse ante conceptos jurídicos anclados en el statu quo con otros concep-
tos y perspectivas arraigados en la realidad plurinacional del país. Defender el
mundo de los karuara, porque son parte constitutiva de la cultura kukama, es
una insurgencia en el Derecho moderno, porque evidencia otra comprensión
de la naturaleza y del cosmos. Y aunque puede resultar arcaico para Alan Gar-
cía y Mario Vargas Llosa, en realidad, las espiritualidades y ontologías que nos
permiten comprender que somos parte de la naturaleza y que debemos cuidar
los equilibrios con ella, resultan fundamentales para escapar de las crisis eco-
lógica y civilizatoria que el mundo está atravesando, como señalan tanto los
saberes científicos como los saberes indígenas.
Consecuentemente, necesitamos innovaciones legales que respondan a
esta ecología de saberes (De Sousa Santos, 2006), como el reconocimiento de
los derechos de la naturaleza en Ecuador, o en fallos recientes en Nueva Ze-
landa y Colombia, que reconocen los derechos de ríos y la relación de inter-
dependencia de los pueblos originarios con ellos. En el Perú, tan atrapado por
los legados y presencias coloniales, estos debates son (aún) muy incipientes en
comparación con los países vecinos. Por ello, el aporte de Juan Carlos y Álvaro
también se da desde los márgenes emancipadores de la teoría jurídica, y resulta
una provocación necesaria a un debate político y jurídico indispensable para
un país más justo y democrático, que reconoce su realidad plurinacional y la
posibilidad de generar alternativas económicas diversas y sostenibles.
Reconociendo todos los aportes fundamentales de esta obra, quiero termi-
nar señalando tres desafíos que son expuestos en el trabajo, pero que requieren
mayor desarrollo en el futuro. Ya planteé el gran desafío de pasar de los fallos
favorables a la implementación de respuestas políticas sustanciales, ya que el
Estado peruano campeona tanto en emitir normas, como en (no) cumplirlas
selectivamente. Por consiguiente, tenemos que dar más vueltas a cómo asegu-
rar que los avances jurídicos se materialicen en la vida cotidiana de la gente.
En segundo lugar, es importante notar que las lógicas de opresión basadas
en las nociones de clase, raza y género están interrelacionadas, haciendo que
las mujeres indígenas y afrodescendientes sufran una doble o triple discrimi-
nación, por ser mujeres, no-blancas y pobres a la vez, como señaló Marisol de
la Cadena (1992). En varios de los casos aquí expuestos, las mujeres han sido
las protagonistas más valientes y constantes, por su mayor preocupación por
26
Prólogo
el cuidado de los medios de vida locales. A la vez, el costo que las compañeras
han tenido que asumir por ello ha sido muy grande, en las formas de estig-
matización, exclusión e inclusive violencias directas. Sigue siendo un desafío
grande de incorporar, de un lado, los impactos y demandas diferenciadas de
las mujeres (y de los niños, niñas y adolescentes) en las estrategias legales, y de
otro, ofrecer el cuidado y protección necesaria a los defensores del territorio y
del medio ambiente, con particular énfasis en las mujeres.
Finalmente, la presente publicación afirma, con total claridad, la necesi-
dad de trabajar el litigio estratégico de forma participativa, y ofrece algunos
criterios y pasos para ello. Sin embargo, sabemos que, en la práctica, los proce-
dimientos legales están diseñados de tal forma que dificultan o imposibilitan
una participación efectiva de los sujetos de derechos. El uso de un lenguaje
abstracto y jurídico, el desarrollo de los casos lejos de los territorios de los he-
chos o en una lengua ajena, los tiempos y procedimientos impuestos desde el
sistema legal, son algunas de estas dificultades. Por lo tanto, resulta clave seguir
avanzando en el desarrollo de metodologías y prácticas que hagan del uso del
Derecho dentro de las luchas por la justicia y la democracia, un ejercicio cada
vez más dirigido por las organizaciones sociales y titulares de derechos. Espero
que ello sea materia de una siguiente publicación.
Bibliografía
Crabtree, John y Francisco Durand (2017). Perú: Élites de poder y captura
del Estado. Lima: Universidad del Pacífico.
De la Cadena, Marisol (1992). «Las mujeres son más indias: Etnicidad y
género en una comunidad del Cusco», en: Revista Isis Internacional, Ediciones
de las Mujeres, Núm. 16. Santiago de Chile.
De Sousa Santos, Boaventura (2005). Conocer desde el Sur: Para una cul-
tura política emancipatoria. Lima: UNMSM y Programa Democracia y Trans-
formación Global.
Harvey, David (2005). «El “nuevo” imperialismo: acumulación por despo-
sesión», en: Socialist Register. Buenos Aires: CLACSO.
Quijano, Aníbal (2014). Cuestiones y horizontes. De la dependencia histó-
rico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder. Antología Esencial.
Buenos Aires: CLACSO.
27
Derecho desde los márgenes
28
Introducción
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Derecho desde los márgenes
orilla de los procesos constitucionales, el progreso tal vez sea el más evidente.
Los aportes del Derecho Internacional Público también han transformado
el panorama. Durante los últimos años, nuevos derechos e instituciones han
sido introducidos en nuestro ordenamiento jurídico. Al clásico control de cons-
titucionalidad, hemos sumado el de convencionalidad. Ya no es posible enten-
der un problema sin los lentes de la Constitución, los tratados internacionales
de derechos humanos o los pronunciamientos de la Corte Interamericana.
La justicia constitucional es hoy una herramienta potente y especializada.
Así, la defensa de los derechos fundamentales resulta más técnica que en otros
tiempos. Los procesos constitucionales requieren un conocimiento amplio de
la teoría jurídica y la práctica judicial. De lo contrario, se corre el riesgo de liti-
gar en vano. Argumentos de fondo y forma retruenan iguales en los tribunales.
En dicho escenario, los abogados y abogadas defensores de derechos hu-
manos –y los litigantes en general– deben esforzarse por acercarse a estas he-
rramientas y emplearlas como es debido. Los operadores de justicia tienen
también esta obligación, para con sus justiciables y toda la sociedad. En ello se
juega la eficacia de su trabajo.
Derecho desde los márgenes busca, en ese sentido, hacer una introducción
a una clase de litigio estratégico, que denominamos litigio constitucional estra-
tégico, capaz de servir a la defensa legal de causas de interés social mediante el
empleo de los procesos constitucionales. Para esto, realizamos una aproxima-
ción desde los pueblos indígenas. Su vulnerabilidad y la postergación histórica
que han sufrido y todavía sufren, traducidas en una profunda desigualdad,
hacen necesaria su reivindicación a través del empoderamiento y la protección
de sus derechos.
Litigamos no para cuestionar actos de abuso en situaciones concretas o
aisladas. Todo lo contrario: apuntamos hacia las estructuras institucionales
que los toleran, promueven y hasta encubren. Buscamos soluciones mediante
la judicialización de los derechos sociales, económicos, culturales, ambientales
y territoriales.
Esta publicación sintetiza nuestra experiencia desde el Área de Litigio
Constitucional y Pueblos Indígenas del Instituto de Defensa Legal. Es fruto de
un continuo aprendizaje y ha sido elaborada con el propósito de exponer algu-
nas nociones básicas –sustantivas y adjetivas– que sirvan de guía para los pro-
fesionales que eligieron el litigio como mecanismo de lucha. Igualmente, brin-
damos algunas herramientas metodológicas para la construcción de un caso
30
Introducción
mentativas a los litigantes que den sostén a sus acciones judiciales. Estas deben
servirles para encausar correctamente sus pretensiones en el marco jurídico, y
persuadir a los operadores de justicia sobre la trascendencia de los derechos y
bienes jurídicos en conflicto. Por ello, reflexiona en torno a la fuerza norma-
tiva de la Constitución y sus características, el test de proporcionalidad y la
vinculatoriedad del corpus iuris interamericano. Por último, analiza cuestiones
relevantes de actualidad jurídica, como la doctrina del riesgo previsible y evi-
table, la afectación de derechos fundamentales por particulares y el estado de
cosas inconstitucional.
El sexto capítulo es quizá el más afortunado. En él se sintetiza nuestro tra-
bajo en el litigio constitucional estratégico, para lo cual reunimos la experien-
cia de 19 casos judicializados a lo largo del país, en los Andes y en la Amazo-
nía, unos culminados y otros aún en marcha.
Salud y ambiente contra la contaminación por metales pesados en Cuni-
nico, en Loreto, y Espinar, en Cusco. Territorio y acceso a los recursos natu-
rales para Santa Clara de Uchunya, en Ucayali, y las comunidades quechuas y
aimaras de Puno. Vida e integridad para los pueblos indígenas en aislamiento
de Loreto. Consulta previa sobre proyectos extractivos en el Lote 116, en Ama-
zonas, y de infraestructuras, en la Hidrovía Amazónica, que recorre los ríos
Marañón, Huallaga, Ucayali y Amazonas. Reparaciones para las víctimas del
conflicto armado interno y remedios a las agresiones contra defensores y de-
fensoras de derechos humanos. Y hay más.
Precisamente, ha sido este aprendizaje que cosechamos durante el acom-
pañamiento a comunidades y organizaciones indígenas el que nos permitió
elaborar esta publicación. Caminar juntos y luchar por el Derecho desde los
márgenes, allí donde parece invisible. No es tarea fácil. Exige prestar nuestra
convicción y esfuerzos. Recordar que el rol protagónico pertenece a los pueblos
y sus representantes, y que el litigio es, en suma, hacer política por otros medios.
Estas reflexiones han sido elaboradas progresivamente, lejos de la ciudad,
durante el trabajo en centenas de talleres con comunidades y grupos sociales
desatendidos en todo el Perú, a partir de sus dudas sobre el funcionamiento
del Derecho y de los organismos que hacen parte del sistema de justicia. Estos
diálogos han sido una fuente inagotable de preguntas, que cuestionan y orien-
tan nuestra labor jurídica. Son, en realidad, el laboratorio que nos permite
confrontar la teoría y transportarla hacia la práctica.
Derecho desde los márgenes ha sido construida desde la perspectiva del
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Introducción
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Derecho desde los márgenes
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Abreviaturas
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Derecho desde los márgenes
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I
Pueblos indígenas y litigio constitucional
estratégico
2
Utilizamos los argumentos y las categorías de esta excelente publicación: García Ville-
gas, Mauricio y José Rafael Espinosa (2013). El derecho al Estado. Los efectos legales del
apartheid institucional en Colombia. Bogotá: Centro de Estudios de Derecho, Justicia y
Sociedad.
3
García Villegas y Espinosa, op. cit., p. 12.
4
Ibídem.
37
Derecho desde los márgenes
5
López Jiménez, Sinesio (27 de abril de 2012). La brecha territorial y el Estado móvil
[en línea]. Consultado el 20/11/17. Disponible en: http://blog.pucp.edu.pe/blog/sine-
sio/2012/04/
6
Ibíd.
7
García Villegas y Espinosa, op. cit., p. 14.
8
Ibíd., p. 155.
39
Derecho desde los márgenes
9
Ibíd., p. 126.
10
Ibíd., p. 155.
11
Ibíd.
12
Estas cuestiones han sido trabajadas en nuestra publicación: Ruiz Molleda, Juan Car-
los (2012). Los otros derechos de los pueblos indígenas. Aproximación a los derechos a
la libre determinación y a beneficiarse de la explotación de recursos naturales en sus
territorios. Lima: Instituto de Defensa Legal, p. 129.
40
Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
13
Prieto Sanchís, Luis (2001). «Los derechos sociales y el principio de igualdad sustan-
cial», en: Derechos sociales y derechos de las minorías (2° edición). Ciudad de México:
Editorial Porrúa, pp. 17-68.
14
González Moreno, Beatriz (2002). El Estado social. Naturaleza jurídica y estructura de
los derechos sociales. Madrid: Editorial Civitas, p. 46.
15
Pérez Luño, Antonio (1993). Los derechos fundamentales (5° edición). Madrid: Edito-
rial Tecnos, p. 193.
16
«Estas incluyen el desarrollo de sistemas o el control de sistemas sin los cuales no es
posible la vida humana en la actual civilización, la seguridad de los distintos aspectos
vitales en la sociedad nacional, que incluye no solo la defensa exterior, sino también
la seguridad interior frente al delito y la subversión, la prevención de situaciones de
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Derecho desde los márgenes
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Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
19
Ripert, Georges (1951). El régimen democrático y el derecho civil moderno. Ciudad
de México: Editorial José M. Cajica Jr., p. 1948; citado por Cárdenas Quiroz, Carlos
(2000). «La supuesta santidad de los contratos y el artículo 62 de la Constitución Po-
lítica del Perú», en: Contratación contemporánea. Teoría General y Principios. Lima:
Palestra Editores, p. 268.
20
Ibíd.
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Derecho desde los márgenes
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Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
21
Rodríguez Garavito, César y Diana Rodríguez Franco (2010). «Un giro en los estudios
sobre derechos sociales: el impacto de los fallos judiciales y el caso del desplazamiento
forzado en Colombia», en: Derechos sociales: justicia, política y economía en América
Latina. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, Universidad de los Andes y Universidad
Diego Portales, pp. 87 y 88. Ver también: Rodríguez Garavito, César y Diana Rodrí-
guez Franco (2015). Juicio a la exclusión. El impacto de los tribunales sobre los derechos
sociales en el Sur Global. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, p 25: «a) afectan a un
gran número de personas que por sí mismas o mediante organizaciones que las repre-
sentan en juicio alegan violaciones de sus derechos. b) Involucran a varios órganos
públicos, responsables de las fallas persistentes de la política pública que contribuyen a
esas violaciones de derechos fundamentales. c) Implican requerimientos judiciales de
carácter estructural, es decir, órdenes de cumplimiento obligatorio por los cuales los
tribunales instruyen a esos organismos públicos para que actúen de forma coordinada
a fin de proteger a toda la población afectada y no solo a los demandantes específicos
del caso». Esta posición ha encontrado resonancia en el voto singular del actual pre-
sidente del TC, Manuel Miranda Canales, en la sentencia recaída en el expediente N°
00853-2015-AA/TC.
22
Rodríguez Garavito y Rodríguez Franco, op. cit., pp. 25 y 26.
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Derecho desde los márgenes
23
Ibíd.
24
Gargarella, Roberto (2004). Por una justicia dialógica. El Poder Judicial como promotor
de la deliberación democrática. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, p. 10.
25
Ibíd, p. 11.
46
Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
problemas constitucionales en cuestión referían a temas sobre los cuales los tri-
bunales podían reflexionar y decidir con independencia de lo que sostuvieran los
poderes políticos. Por el contrario, la Corte entendió que esos asuntos requerían
la intervención de todas las ramas del poder, y de los ciudadanos afectados. En
segundo lugar, al actuar del modo en que lo hizo, no se arrogó la decisión final o
única en la materia: entendió que la gravedad del problema, y las genuinas dudas
y dificultades existentes en relación con la mejor forma de resolverlo requerían una
reflexión democrática prolongada en el tiempo26.
Añade que «la Corte optó por transitar un camino alternativo, absoluta-
mente inusual y de carácter esencialmente dialógico o conversacional: entró
en discusión directa con el poder político, con la asistencia de diferentes or-
ganizaciones ciudadanas, para así dar forma a una solución más ajustada a la
dimensión y dificultad del problema en juego»27. En tal sentido, el componente
diálogo es necesario para echar a andar esta clase de litigio.
Algunas condiciones necesarias para el desarrollo de un escenario de liti-
gio constitucional estratégico, según nuestra experiencia, se exponen a conti-
nuación.
26
Ibíd.
27
Ibíd.
28
Tomamos prestadas y actualizamos algunas ideas expuestas en nuestra publicación:
Ruiz Molleda, Juan Carlos (2013). Guía del litigio constitucional en defensa de los dere-
chos de los pueblos indígenas. Para activistas de derechos humanos. Lima: Instituto de
Defensa Legal.
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Derecho desde los márgenes
nuestro apoyo técnico y jurídico, pero solo ellos son titulares de los derechos
que se busca restablecer y los que deben liderar los procesos que se piensa
desencadenar.
La actuación de un abogado o institución preferentemente debe responder
a un pedido formal. Por lo regular este se traduce en un acuerdo de la Asam-
blea General, en el cual solicita formalmente la intervención y asistencia legal.
Los actores deben también comprometerse a liderar y ejercer protagonismo
en el proceso legal y mediático de defensa de sus propios derechos. Carece de
sentido organizar un escenario de litigio constitucional estratégico cuando las
organizaciones son débiles o sus representantes carecen del interés suficiente o
prefieren no asumir protagonismo.
cional, donde los abogados se encargan del proceso desplazando a los deman-
dantes (en muchos casos apropiándose del conflicto), creemos que el litigio
constitucional estratégico a favor de los pueblos indígenas debe caracterizarse
porque sean estos últimos quienes asuman el protagonismo.
El abogado en esta clase de litigio debe convertirse, en primer lugar, en el
acompañante técnico de los pueblos indígenas, en el gran facilitador, asesor y
orientador, pero no debe pretender asumir su rol ni desplazarlos del protago-
nismo que les corresponde.
Por ello, es indispensable que las acciones y estrategias legales sean cons-
truidas y discutidas con las propias organizaciones. Solo así, participando en
su elaboración, se apropiarán de ellas, por ello deben ser validadas y aprobadas
colectiva y participativamente. De este modo podrán pasar de autopercibirse
como víctimas a considerarse ciudadanos, sujeto de derechos, con capacidad
de exigir al Estado el cumplimiento de sus obligaciones. De lo contrario, no
sentirán las acciones como propias.
29
Aludimos también a las manifestaciones innominadas de derechos fundamentales.
49
Derecho desde los márgenes
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Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
Debemos estar ante una actitud estatal de renuencia manifiesta a respetar los
derechos de los pueblos indígenas
La razón de que los casos sean judicializados no debe centrarse en la negli-
gencia de un funcionario público, atribuible a este en forma individual, sino a
una voluntad política más amplia, que las promueva o a la ausencia de políticas
públicas que sirvan para prevenirlas. Es necesaria una voluntad institucional
del poder en desconocer derechos fundamentales. Más allá de las personas,
debemos de estar ante una situación donde el Estado falte a su obligación de
respetar los derechos fundamentales y de garantizar que los privados también
lo hagan, en atención a su función de garante de derechos. El litigio constitu-
cional estratégico busca atacar las estructuras que sostienen las violaciones de
derechos humanos, más allá de lo anecdótico. Es por ello importante develar
estas estructuras e identificar las formas en que operan.
Debe existir posibilidad real de solucionar los problemas concretos de los de-
mandantes
Si bien se insiste en la necesidad de utilizar los procesos constitucionales
para cuestionar violaciones de derechos estructurales y sistemáticas, no puede
dejarse de lado la necesidad de protección de derechos de grupos concretos de
51
Derecho desde los márgenes
personas. Estos han sido afectados en sus derechos y exigen soluciones con-
cretas e inmediatas que no pueden esperar. En otras palabras, si bien esta clase
de litigio intenta partir de casos concretos para luego incidir y cuestionar las
estructuras de poder que causan estas violaciones, no se puede olvidar que las
personas aguardan un resultado favorable del proceso: la restitución de sus
derechos. Si nos ceñimos al cuestionamiento puro de políticas públicas o a la
discusión abstracta sobre las bases de la desigualdad, se corre el riesgo de olvi-
dar las realidades que prometieron cambiarse en base al litigio.
Se debe tener conciencia de que se está haciendo política por otros medios
El litigio constitucional estratégico no supone la renuncia a otros medios
de acción, como la movilización ciudadana o la incidencia ante autoridades
públicas u otros actores. Por el contrario, implica una forma especial de inci-
dencia; es decir, una forma distinta de influir en aquellos quienes toman de-
cisiones. Esta clase de litigio es una estrategia más, junto con la movilización
social, el trabajo periodístico, el fortalecimiento organizacional, entre otras.
En este esfuerzo resulta clave empoderar a las víctimas con la finalidad de po-
tenciar sus capacidades como actores sociales activos, lo cual implica muchas
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Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
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Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
Morales, Diego R. (2010). ¿Qué es el litigio estratégico en derechos humanos? [en lí-
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Derecho desde los márgenes
Las demandas tienen una función pedagógica hacia los funcionarios públicos
Como se dijo, muchos de los operadores estatales toman conciencia sobre
la necesidad de proteger derechos tras ser emplazados con una demanda, más
aún cuando estos no están familiarizados con el Derecho. Es normal que su
comportamiento sea producto del desconocimiento, antes que un deseo de
incumplimiento o capricho. Este fenómeno se repite incluso en el seno de las
instituciones que conforman el sistema de justicia. Los jueces desconocen, en
su mayoría, la existencia de los derechos de los pueblos indígenas y la jurispru-
dencia construida por la Corte IDH a su alrededor. Estos procesos, en conse-
cuencia, pueden servirles para tomar consciencia de sus obligaciones y evitar
cometer los mismos errores. Incluso en el caso concreto materia de litigio, evi-
tándose o recortándose la vía judicial.
Incluir en la agenda del Poder Judicial temas ausentes y exigirle abrir discu-
sión para nuevos temas relacionados con los derechos humanos
Los operadores del sistema de justicia no pueden conocer todas las ramas
del Derecho, más aún cuando no cuentan con la especialización suficiente. Por
eso, muchas veces el litigio puede servir para que los operadores de justicia to-
men conciencia y se familiaricen con temáticas hasta entonces desconocidas.
Es más, un sector importante no ha interiorizado los contenidos del propio
Derecho Constitucional, el Derecho Procesal Constitucional y los valores y
principios abrazados por nuestro ordenamiento constitucional. De tal forma,
el litigio constitucional estratégico puede contribuir para que los órganos de
gobierno de las instituciones del sistema de justicia (por ejemplo, la Academia
de la Magistratura) incorporen en sus agendas cursos de especialización sobre
materias relativas a los derechos humanos y los derechos de los pueblos indí-
genas. Su capacitación puede generar impactos positivos sobre sus decisiones
en el futuro.
57
Derecho desde los márgenes
artículo: Rodríguez Garavito, César y Diana Rodríguez Franco (2009). «Un giro en los
estudios sobre derechos sociales: el impacto de los fallos judiciales y el caso del des-
plazamiento forzado en Colombia», en: Derechos sociales: justicia, política y economía
en América Latina. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, Universidad de los Andes y
Universidad Diego Portales.
58
Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
59
Derecho desde los márgenes
32
Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003). Informe Final. Lima: CVR, p. 249.
33
Ciertamente, no nos referimos a la protesta social, que es legítima, sino a las opciones
que pretenden abordar un problema mediante la exacerbación de los conflictos, sin
prever los altos costos que pueden generar.
34
Rodríguez Garavito, César y Diana Rodríguez Franco (2010). Cortes y cambio social:
Cómo la Corte Constitucional transformó el desplazamiento forzado en Colombia. Bo-
gotá: Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad, p.100.
60
Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
35
Ibíd.
36
Ibíd., p. 103.
37
Ibíd., p. 196.
61
Derecho desde los márgenes
38
Ibíd., p. 50.
62
Pueblos indígenas y litigio constitucional estratégico
Promoción de la participación
Esta clase de litigio promueve, sin lugar a dudas, la participación de los
afectados en sus derechos y, a regañadientes, de las instituciones públicos y
otros actores involucrados. La participación de los afectados, además, no solo
se circunscribe a la elaboración y aprobación de acciones legales, sino tam-
bién debe comprometer su participación a lo largo de todo el proceso, y por
supuesto en el momento de la ejecución de la sentencia. Dicha capacidad, por
último, potencia su legitimidad como actor social con capacidad de proponer
soluciones a problemas estructurales.
63
Derecho desde los márgenes
64
II
Estado y diferencia cultural
¿Qué obligaciones tiene el Estado para con los indígenas en un país con
marcadas diferencias culturales? Es decir, ¿debe tratar por igual a todos los
ciudadanos con prescindencia de su origen o identidad cultural? ¿Debe tomar
en cuenta la diferencia cultural en la prestación de servicios públicos? ¿Qué
derechos específicos y adicionales titularizan los indígenas cuando son proce-
sados por la justicia ordinaria? La respuesta a esta y otras preguntas es urgente
y no es ajena al Estado.
En un país donde alrededor del 24% de la población es indígena39, esta es
una pregunta fundamental. Esta sección pretende precisar el marco normati-
vo y el canon de interpretación que los funcionarios públicos (en especial los
operadores de justicia) deben tener en cuenta para garantizar y proteger los
derechos fundamentales de los pueblos indígenas, con relación a su identidad
cultural y las garantías procesales que poseen frente al Estado y el sistema de
justicia en particular.
39
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2009). Los pueblos indígenas en
América Latina. Santiago de Chile: Naciones Unidas, p. 43.
65
Derecho desde los márgenes
40
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00858-2003-AA/TC, fundamentos 5 y 7.
41
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00976-2001-AA/TC, fundamento 5.
66
Estado y diferencia cultural
42
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2010). Derechos de los pueblos indí-
genas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos naturales. Normas y jurispruden-
cia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Washington: CIDH, p. 18.
43
Ibídem.
44
CIDH. Observaciones preliminares de la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos sobre su visita a Honduras realizada del 15 al 18 de mayo de 2010. Doc. OEA/
Ser. L/V/II. Doc. 68, 3 de junio de 2010, párr. 26, recomendación 11.
45
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa contra Paraguay. Fondo, reparacio-
nes y costas. Sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 163.
46
Ibíd., párr. 63.
47
Ibíd., párr. 51.
48
Salmón, Elizabeth (2010). Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos, Tomo 3: «Los derechos de los pueblos indígenas». Lima: Instituto de Derechos
Humanos y Democracia de la Pontificia Universidad Católica del Perú, p. 78.
67
Derecho desde los márgenes
49
Ibíd.
50
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa contra Paraguay. Fondo, repa-
raciones y costas. Sentencia del 29 de marzo de 2006, párr. 150.
51
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa contra Paraguay. Fondo, reparacio-
nes y costas. Sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 152.
52
Ibíd., párr. 166.
68
Estado y diferencia cultural
53
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00034-2004-AI/TC, fundamentos 30 y
31.
54
La primera referencia jurisprudencial está referida a la inclusión de la mujer en cultu-
ras patriarcales. Señala el TC que «los poderes públicos ante situaciones tangibles de
desigualdad se encuentran en la obligación de promover las condiciones para que la li-
bertad y la igualdad sean realizables y efectivas, y remover los obstáculos que impidan
su plenitud, tal como lo dispone el artículo 59 de la Constitución, según el cual, ‘(...)
el Estado brinda oportunidades de superación a los sectores que sufren cualquier des-
igualdad’, como el femenino» (Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00016-
2008-AI/TC, fundamento 25).
69
Derecho desde los márgenes
55
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00020-2005-AI/TC, fundamento 17.
56
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00008-2003-AI/TC, fundamento 4.
57
Conferencia Internacional del Trabajo (2010). Informe de la Comisión de Expertos en
Aplicación de Convenios y Recomendaciones (artículos 19, 22 y 35 de la Constitución).
Ginebra: Organización Internacional del Trabajo, p. 902.
70
Estado y diferencia cultural
las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean
capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos»58. Añade, con relación a la remoción de factores no legislativos que
impiden la vigencia de los derechos humanos:
La obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos no se
agota con la existencia de un orden normativo dirigido a hacer posible el cumpli-
miento de esta obligación, sino que comporta la necesidad de una conducta guber-
namental que asegure la existencia, en la realidad, de una eficaz garantía del libre
y pleno ejercicio de los derechos humanos59.
58
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de
julio de 1988, párr. 166.
59
Ibíd., párr. 167.
60
Corte IDH. Caso Saramaka contra Surinam. Interpretación de la sentencia de excep-
ciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 12 de agosto de 2008,
párr. 28.
71
Derecho desde los márgenes
61
Corte IDH. Caso Saramaka contra Surinam. Excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas. Sentencia del 28 de noviembre de 2007, párr. 128.
62
Ibíd.
63
Corte IDH. Caso Saramaka contra Surinam. Interpretación de la sentencia de excep-
ciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 12 de agosto de 2008,
párr. 37.
64
Corte IDH. Caso Saramaka contra Surinam. Excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas. Sentencia del 28 de noviembre de 2007, párr. 91.
65
Corte IDH. Caso Saramaka contra Surinam. Interpretación de la sentencia de excep-
ciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 12 de agosto de 2008,
párr. 42.
66
Artículo 23.1 del Convenio 169.
67
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa contra Paraguay. Fondo, reparacio-
nes y costas. Sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 167.
68
CIDH. Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recur-
72
Estado y diferencia cultural
73
Derecho desde los márgenes
74
Sentencia de la Suprema Corte de Canadá. R. vs. Gladue (1999). Consultada el
5/1/2017. Disponible en: http://www.canlii.org/en/ca/scc/doc/1999/1999canlii679/
1999canlii679.html
75
Fundación para el Debido Proceso, Centro de Derechos Humanos de la Pontificia Uni-
versidad Católica del Ecuador y Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad
(2014). Amicus curiae, contenido en el expediente N° 2009-0194-010107JP01, párr. 43.
74
Estado y diferencia cultural
del individuo indígena, así como la prioridad que tiene, para los indígenas, la apro-
ximación restaurativa de su sentencia; (4) la ausencia de programas de sentencias
alternativas para comunidades indígenas no elimina per se la obligación del juez
de imponer una sanción que se adecue con los principios de la justicia restaurativa
y (5) en caso de que no exista una pena alternativa a la pena privativa de libertad,
el término de la sentencia debe ser cuidadosamente considerado. La pena privativa
de libertad que se impone por el mismo delito a un ofensor indígena debe ser menor
que el término normal impuesto para una persona no-indígena76.
Pero la Suprema Corte de Canadá fue más allá y precisó las obligaciones
de los jueces para tomar en cuenta las circunstancias de un imputado indígena:
[L]os jueces deben considerar los antecedentes y circunstancias de los infractores
indígenas, ya que estos influyen en el nivel de culpabilidad del imputado, en el
sentido que aclaran su nivel de «reprochabilidad moral». No considerar estas cir-
cunstancias viola un principio fundamental de la pena: que debe ser proporcional
a la gravedad de la ofensa y el nivel de responsabilidad del infractor77.
Finalmente, el informe amicus curiae señala:
La Corte afirmó que los principios Gladue piden que los jueces abandonen la pre-
sunción que todos los infractores y todas las comunidades comparten los mismos
valores en cuanto a la pena, y que reconozcan que, dada estas cosmovisiones fun-
damentalmente distintas, penas alternativas o distintas pueden lograr más efecti-
vamente los objetivos de la pena en una comunidad en particular. La Corte consi-
deró que, al determinar la pena de un infractor indígena, el órgano juzgador debe
considerar la historia del colonialismo y el desplazamiento y cómo esta historia
todavía se traduce en niveles de educación más bajos, menos ingresos, altas tasas
de desempleo y niveles de encarcelación78.
Se trata de un esfuerzo notable que debe ser tenido muy en cuenta, pues
intenta concretar la regla que exige considerar las diferencias. Todo esto plan-
tea una carga argumentativa en los operadores del sistema de justicia para co-
menzar, que no pueden soslayar, de lo contrario puede incurrir en una arbitra-
riedad y ser objeto de control constitucional.
76
Ibíd.
77
Ibíd., párr. 44.
78
Ibíd., párr. 45.
75
Derecho desde los márgenes
genas, a nivel individual y colectivo, a ser diferentes, a vivir según sus propias
costumbres y cultura, diferentes a la cultura dominante mayoritaria:
Toda persona tiene derecho: A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y
protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación.
Como señalamos a continuación, este derecho ha sido desarrollado por
la jurisprudencia del TC y la Corte IDH. En esa misma línea, de las normas
constitucionales referidas a los derechos culturales han merecido un desarro-
llo sugestivo, aunque todavía insuficiente.
Para empezar, el TC ha reconocido el multiculturalismo y plurietnicidad
del Estado peruano:
[E]l Constituyente ha proyectado en la Constitución formal un elemento esencial
de la Constitución material de la Nación peruana: su multiculturalismo y pluriet-
nicidad. Se trata de una concreción del principio de Estado social y democrático de
Derecho, establecido en el artículo 43 de la Constitución79.
En otro momento, el TC determinó que el reconocimiento de la pluralidad
étnica y la diversidad cultural reposa en el reconocimiento del derecho funda-
mental a la identidad étnica y cultural, y en la obligación estatal de reconocer-
las y brindarles una adecuada protección80.
En esa línea de reconocimiento de una realidad cultural materialmente he-
terogénea, el Tribunal ha reconocido que hemos adoptado un modelo de Esta-
do social y democrático de Derecho, al cual ya nos hemos referido, que supone
que el orden jurídico parta de una perspectiva social de la persona humana81.
Así, ha señalado con firmeza que la heterogeneidad de nuestra sociedad no es
una falla histórica, sino una virtud que debemos celebrar:
La multiculturalidad del Estado peruano no debe significar un lastre para lograr la
identidad nacional, sino un desafío constitucional en la medida que se debe tener
en consideración el valor de la diversidad cultural. En efecto, se puede señalar que
la diversidad cultural es valiosa, tanto en el sentido cuasiestético de que crea un
mundo más interesante, como porque otras culturas poseen modelos alternativos
de organización social que pueden resultar útiles de adaptar a nuevas circunstan-
cias. Este último aspecto se suele mencionar con relación a los pueblos indígenas,
cuyos estilos de vida tradicionales proporcionan un modelo de relación sostenible
con el entorno82.
79
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00020-2005-AI/TC, fundamento 99.
80
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00042-2004-AI/TC, fundamento 1.
81
Ibíd.
82
Ibíd., fundamento 2.
76
Estado y diferencia cultural
83
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00020-2005-AI/TC, fundamento 100.
84
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00042-2004-AI/TC, fundamento 1.
85
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00006-2008-PI/TC, fundamento 19.
77
Derecho desde los márgenes
comunes para autodefinirse como pueblo. Por ello, puede afirmarse que entre
identidad cultural e identidad étnica existe una relación de género a especie»86.
El TC también desarrolla un concepto nuevo al que denomina Constitu-
ción cultural, en el marco del Estado social y democrático de Derecho87. Según
él, esta es fruto de la interpretación de todas las disposiciones constitucionales
referidas a los derechos culturales. Nos referimos a las siguientes: dignidad hu-
mana (1), identidad cultural (2.19), exigencia de propiciar el acceso a la cultura
y fomentar su desarrollo y difusión (2.8), participación (2.17), deber de los
medios de comunicación social para colaborar con el Estado en la educación y
en la formación moral y cultural de la sociedad (14), educación universitaria y
difusión cultural (18) y restos arqueológicos (21).
Asimismo, el Tribunal desarrolla y establece tres obligaciones que le co-
rresponden al Estado frente a las manifestaciones culturales, individuales o
colectivas: respetar, promover y de no promover.
En primer lugar, con relación al respeto, señala:
[L]a promoción de la cultura también constituye un deber primordial del Estado
social y democrático de Derecho, establecidos en el artículo 44 de la Constitución.
De ahí que el deber que asume el Estado, en relación con la Constitución cultural,
se manifiesta en tres aspectos: en primer lugar, el Estado debe respetar, por manda-
to constitucional, todas aquellas manifestaciones culturales de los individuos o de
grupos de ellos que constituyan la expresión de su derecho a la libertad de creación
intelectual, artística, técnica y científica (artículo 2, inciso 8 de la Constitución);
además de respetar la propiedad de las comunidades campesinas y nativas sobre
sus conocimientos colectivos, de medicina tradicional y salud, de valores genéticos
y de su biodiversidad, de conformidad con los artículos 88, 89 y 149 de la Consti-
tución88.
En segundo lugar, con respecto a la promoción, señala:
[E]l Estado tiene la obligación de promover todos aquellos actos que atiendan al
interés general, a desarrollar un conjunto de conocimientos que permitan el desa-
rrollo del juicio crítico y de las artes, así como a la integración y fortalecimiento de
las manifestaciones que contribuyen a la identidad cultural de la Nación89.
En tercer lugar, con respecto a la no promoción, señala:
86
Ibíd.
87
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00042-2004-AI/TC, fundamento 1.
88
Ibíd., fundamento 4.
89
Ibíd.
78
Estado y diferencia cultural
90
Ibíd.
91
Ibíd., fundamento 5.
79
Derecho desde los márgenes
92
Como bien señala el TC (Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00047-2004-
AI/TC, fundamento 41): «[G]racias a la actividad interpretativa que desarrollan los
órganos jurisdiccionales se han podido resolver importantes casos para la vida de la
nación. A modo de ejemplo, y no único, debe mencionarse el caso planteado por un
grupo de congresistas contra la letra del himno nacional. A fin de poder adoptar una
solución justa, ponderada y equilibrada, este Colegiado, recogiendo las tesis de los de-
mandantes y demandados, recurrió a la costumbre como fuente del Derecho y gracias
a ella arribó a una solución equilibrada».
93
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00047-2004-AI/TC, fundamento 40.
80
Estado y diferencia cultural
se hace imposible que pueda ser total y exclusivamente regulada por la legis-
lación»94.
En la doctrina, según señala Reale, la costumbre representa una segunda
categoría normativa, que se expresa siempre mediante prácticas sociales y no
positivadas:
[S]on, en consecuencia, normas eficaces por definición, y en ese sentido existentes;
también pueden gozar de validez cuando reúnan determinadas condiciones exi-
gidas por el sistema jurídico, pero no ha de ser necesariamente así. Esto significa
que determinadas prácticas o usos sociales; en suma que determinados hechos son
susceptibles de crear normas, de generar obligaciones (cuando menos, de exterio-
rizarlas), de manera que quien se aparte de los mismos puede padecer una conse-
cuencia análoga a la que sufriría quien desconoce el mandato contenido en una
prescripción legal; tales prácticas o usos reciben el nombre de costumbre o, mejor,
de derecho consuetudinario95.
Por otro lado, el TC considera que la costumbre está compuesta de un ele-
mento natural y otro espiritual:
a) Elemento material. Hace referencia a la práctica reiterada y constante, es decir,
alude a la duración y reiteración de conductas en el tiempo (consuetudo invetera-
te).
b) Elemento espiritual. Hace referencia a la existencia de una conciencia social
acerca de la obligatoriedad de una práctica reiterada y constante; es decir, alude a
la convicción generalizada respecto de la exigibilidad jurídica de dicha conducta
(opinio iuris necesitatis)96.
94
Ibíd.
95
Reale, Miguel (1989). Introducción al Derecho (9° edición). Madrid: Ediciones Pirámi-
de, p. 139; citado por: Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00047-2004-AI/
TC, fundamento 40.
96
Ibíd.
81
Derecho desde los márgenes
97
Recogemos algunas ideas trabajadas en el artículo: Ruiz Molleda, Juan Carlos (2006).
«Justicia comunal y justicia estatal en el Perú. De la confrontación a la coordinación»,
en: Derecho Virtual, Año 1, Núm. 3.
98
Guastini, Ricardo (1989). Distinguiendo: Estudio de teoría y metáfora del Derecho. Bar-
celona: Gedisa, p. 149.
99
Alexy, Robert (1988). «Sistema jurídico, principios jurídicos y razón práctica», en:
DOXA: Cuadernos de Filosofía del Derecho, Núm. 5, p. 143.
100
Freixes, Teresa y José Remotti (1992). «Los valores y principios de la interpretación
constitucional», en: Revista Española de Derecho Constitucional, Año 12, Núm. 35, p.
101.
101
Ibíd., p. 98.
82
Estado y diferencia cultural
102
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00022-2009-PI/TC, fundamento 4.
103
Ibíd., fundamento 14.
104
Giménez Romero, Carlos (2003). «Pluralismo, Multiculturalismo e Interculturalidad.
Propuesta de clarificación y apuntes educativos», en: Educación y Futuro, Núm. 8, p. 6.
105
Ibíd.
106
Ibíd.
83
Derecho desde los márgenes
107
Ibíd.
108
Ibíd., p. 13.
109
Ibíd.
84
Estado y diferencia cultural
110
Ibíd.
111
Ibíd.
112
Ibíd., pp. 13 y 14.
85
Derecho desde los márgenes
Ibíd., p. 14.
113
86
Estado y diferencia cultural
114
Tubino, Fidel (s/f). Del interculturalismo funcional al interculturalismo crítico [en lí-
nea]. Consultado el 23/5/2017. Disponible en: http://red.pucp.edu.pe/wp-content/
uploads/biblioteca/inter_funcional.pdf
115
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00022-2009-PI/TC, fundamento 17.
87
Derecho desde los márgenes
116
Para Álvarez Conde, recogiendo la Sentencia 75/1983 del Tribunal Constitucional de
España, en el voto particular suscrito por el magistrado Diez Canseco, se concebía al
principio de igualdad como un principio general del Derecho y como un límite a la
potestad legislativa del Estado, que contenía al propio tiempo un derecho subjetivo.
Este autor señala que la sentencia puso de relieve que el artículo 14 de la Constitución
española englobaba la existencia de tres figuras, presentando un carácter trifonte: a)
un principio general del Derecho de manera que cualquier excepción a él tiene que ser
sometida a una interpretación restrictiva; b) un derecho subjetivo de todos los ciuda-
danos; y c) un principio limitador de la acción de los poderes públicos, con especial
incidencia en el ámbito de actuación del poder legislativo. A continuación, Álvarez
Conde comenta que la igualdad, como un simple derecho subjetivo, supondría una
comprensión parcial del significado del artículo 14, pues significaría la vuelta a los
planteamientos propios del liberalismo individualista. Señala que la Constitución es-
pañola ha superado esta consideración, y por ello, prima su condición de principio
constitucional que se impone a todos los poderes públicos. Véase: Álvarez Conde, En-
rique. (1996). Curso de Derecho Constitucional. Volumen I: «Estado Constitucional, el
sistema de fuentes y los derechos y libertades» (2° edición). Madrid: Editorial Tecnos,
p. 300.
117
Eguiguren Praeli, Francisco (1997). «Principio de igualdad y derecho a la no discrimi-
nación», en: Ius et Veritas, Año N° 8, Núm. 15, p. 63.
88
Estado y diferencia cultural
118
García Morillo, Joaquín. La cláusula general de igualdad; citado por: Eguiguren, op. cit.
p. 64.
119
Montoya Vivanco, Yván (1997). Bases conceptuales y político criminales para el estudio
de la tutela penal anticipada contra la discriminación racial y xenofobia. Trabajo pre-
sentado para la obtención de grado en la Universidad de Salamanca, p. 25.
120
Rodríguez-Piñero, Miguel y Fernández López, María Fernanda (1986). Igualdad y dis-
criminación. Madrid: Editorial Tecnos, p. 20.
121
Ibíd., p. 46.
122
Ibíd., p. 49.
123
Sentencia del Tribunal Constitucional de España. Exp. N° 3/1983, de 25 de enero de
1983; citada por: Rodríguez Piñero y Fernández López, op. cit., p. 49.
89
Derecho desde los márgenes
Estas excepciones son conocidas por la doctrina del DIDH como la distin-
ción entre diferenciación y discriminación. Según los órganos internacionales
para la protección de los derechos humanos, no todo trato diferente constitu-
ye discriminación, aun cuando la distinción se funde en uno de los criterios
enumerados en las disposiciones de los instrumentos internacionales sobre
discriminación. En una opinión consultiva, la Corte IDH señaló que, «no todo
tratamiento jurídico diferente es propiamente discriminatorio, porque no toda
distinción de trato puede considerarse ofensiva, por sí misma, a la dignidad
humana»124, idea esta última de donde se desprenden los derechos fundamen-
tales entre los que se encuentra el derecho a la igualdad. Para la Corte, existen,
en efecto, ciertas «desigualdades de tratamiento jurídico, sin que tales situacio-
nes contraríen la justicia»125.
Como sostiene la jurisprudencia constitucional española, lo importante
es «evitar desigualdades irrazonablemente, no justificadas objetivamente, re-
quiriendo el examen de la justicia constitucional al comprobar no solo la exis-
tencia de desigualdades sin los motivos de la misma y su justificación»126. Es
necesario destacar en este punto lo que la doctrina española ha llamado acción
afirmativa, es decir, «dado que se parte de una situación desigual, se impone
por una norma legal o convencional, la necesidad de realizar un tratamiento
diferente del colectivo afectado»127.
Piénsese, por ejemplo, en el peritaje antropológico como herramienta que
tiene como objetivo garantizar un tratamiento diferente de dos realidades di-
ferentes, precisamente, para que no haya discriminación, toda vez que, como
hemos visto, tratar igual a los que no son semejantes implica también discrimi-
nación. La cobertura de este tratamiento diferenciado en el caso de los pueblos
indígenas la podemos encontrar en el artículo 4 del Convenio 169, que hace
referencia a las denominas medidas especiales para salvaguardar sus derechos.
El objetivo de estas medidas es precisamente dar las mismas oportunida-
124
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-4/84, del 19 de enero de 1984: Propuesta de mo-
dificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la naturalización,
pp. 56 y 57.
125
Ibíd.
126
Alonso García, Emilio (1983). «El principio de igualdad del artículo 14º de la Consti-
tución Española», en: Revista de Administración Pública, Núm. 100, pp. 23 y ss.
127
Serna Calvo, María del Mar (1994). «Marco normativo de los programas y medidas de
acción positiva en la Unión Europea», en: Revista de Relasur, Núm. 2, p. 35.
90
Estado y diferencia cultural
des a los miembros de los pueblos indígenas para que puedan defenderse en
forma adecuada cuando son procesados por la justicia ordinaria. De lo contra-
rio, se generaría una situación de indefensión, incompatible con el derecho a
la igualdad y la prohibición de la discriminación.
91
Derecho desde los márgenes
129
Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones (2009). Obser-
vación individual sobre el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, 1989 (núm. 169)
Perú, párr. 3.
130
Ibíd., párr. 3.
92
Estado y diferencia cultural
131
De Bernardis, Luis Marcelo (1995). La garantía procesal del debido proceso. Lima: Cul-
tural Editores, p. 412.
132
Landa Arroyo, César (2001). «Derecho fundamental al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional», en: Pensamiento Constitucional, Núm. 8, Año 8, p. 446.
133
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 08123-2005-HC/TC, fundamento 6:
«Mientras que la tutela judicial efectiva supone tanto el derecho de acceso a los órga-
nos de justicia como la eficacia de lo decidido en la sentencia, es decir, una concepción
garantista y tutelar que encierra todo lo concerniente al derecho de acción frente al po-
der-deber de la jurisdicción, el derecho al debido proceso, en cambio, significa la ob-
servancia de los derechos fundamentales esenciales del procesado, principios y reglas
esenciales exigibles dentro del proceso como instrumento de tutela de los derechos
subjetivos. El debido proceso tiene a su vez, dos expresiones: una formal y otra sus-
tantiva; en la de carácter formal, los principios y reglas que lo integran tienen que ver
con las formalidades estatuidas, tales como las que establecen el juez natural, el proce-
dimiento preestablecido, el derecho de defensa, la motivación; en su faz sustantiva, se
relaciona con los estándares de justicia como son la razonabilidad y proporcionalidad
que toda decisión judicial debe suponer».
134
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00763-2005-PA/TC, fundamento 6.
94
Estado y diferencia cultural
135
Monroy Gálvez, Juan (1996). Introducción al Proceso Civil, Tomo I. Bogotá: Temis, p.
245.
136
Ibíd.
137
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de
julio de 1988, párr. 63 y 64. Caso Godínez Cruz contra Honduras. Fondo. Sentencia del
15 de marzo de 1989, párr. 66-67 y 87-88.
138
Huerta Guerrero, Luis (s/f). El debido proceso en las decisiones de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos (análisis del artículo 8º de la Convención Americana de
Derechos Humanos [en línea], p. 3. Consultado el 15/3/17. Disponible en: http://www.
cajpe.org.pe/guia/debi.htm
95
Derecho desde los márgenes
139
Corte IDH. Caso Caballero Delgado y Santana contra Colombia. Excepciones preli-
minares. Sentencia del 21 enero de 1994, párr. 63: «Que sean adecuados significa que
la función de esos recursos, dentro del sistema de derecho interno, sea idónea para
proteger la situación jurídica infringida. En todos los ordenamientos internos existen
múltiples recursos, pero no todos son aplicables en todas las circunstancias. Si, en un
caso específico, el recurso no es adecuado, es obvio que no hay que agotarlo. Así lo
indica el principio de que la norma está encaminada a producir un efecto y no puede
interpretarse en el sentido de que no produzca ninguno o su resultado sea manifiesta-
mente absurdo o irrazonable».
140
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Excepciones preliminares.
Sentencia del 26 de junio de 1987, párr. 88. Según Huerta Guerrero, «para la Corte
[…] no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que resulten ineficaces por las
condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso
dado, lo cual puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demos-
trada por la práctica, porque el Poder Judicial carezca de la independencia necesaria
para decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar sus decisiones;
por cualquier otra situación que configure un cuadro de denegación de justicia, como
sucede cuando se incurre en retardo injustificado en la decisión; o, por cualquier cau-
sa, no se permita al presunto lesionado el acceso al recurso judicial». Huerta Guerrero,
op. cit., p. 3.
141
No es la única fuente normativa, tenemos a nivel legal el artículo 7 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial y el artículo 82.2 de la Ley Orgánica del Ministerio Público. A nivel
internacional, el artículo 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
el artículo 14.3.d del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el art. 8.2.e de
la Convención Americana de Derechos Humanos y el artículo XXVI de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
142
Chamorro Bernal, Francisco (2002). La tutela judicial efectiva. Bosch: Barcelona, pp.
112 y ss.
96
Estado y diferencia cultural
143
Ibíd., p. 126.
144
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00282-2004-AA/TC, fundamento 3.
145
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 01230-2002-HC/TC, fundamento 18.
146
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 01330-2002-HC/TC, fundamento 3.
97
Derecho desde los márgenes
98
Estado y diferencia cultural
El requisito de un juicio con las debidas garantías tampoco obliga a los Estados Par-
tes a proporcionar servicios de interpretación a una persona cuya lengua materna
no sea el idioma oficial del Tribunal si esa persona puede expresarse adecuadamen-
te en el idioma oficial y comprender ese idioma. Solo es obligatorio proporcionar
servicios de interpretación si al acusado o a los testigos de descargo les resulta difícil
comprender el idioma del Tribunal o expresarse en ese idioma (Comité de Derechos
Humanos, caso Cadoret y otros c. Francia, párr. 5.6 -1991)148.
En esa misma línea, el Tribunal Constitucional de España149 ha fundamen-
tado la participación del intérprete, al considerar que «el nombramiento de
intérprete, además de ser una medida necesaria para la comunicación entre
el tribunal y el inculpado, es ante todo un derecho constitucional reconocido
a los inculpados para evitar su indefensión y supone, además, una garantía
de objetividad en el cumplimiento de la función, a cuyo fin la ley exige que el
intérprete preste juramento en presencia del inculpado»150.
La Corte IDH, por su parte, ha establecido que el derecho a conocer los mo-
tivos del procedimiento se ha ensanchado «con el derecho a disponer de traduc-
tor cuando no se conoce el idioma en el que aquel se desarrolla»151. Igualmente,
establece que el derecho a la defensa incluye varios derechos, entre ellos, el
derecho a tener intérprete o traductor152.
148
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00099-2010-HC/TC, fundamento 5.
149
De conformidad con nuestro TC, se puede recurrir «al Derecho Constitucional com-
parado como un quinto método de interpretación, en la medida de que se torna en
una herramienta explicativa necesaria, pues es en el conocimiento de esa diversidad
de respuestas en el contexto de procesos de descentralización, que se podrá establecer
los criterios y pautas que deben determinar el análisis del juez constitucional en cada
caso en concreto» (Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00002-2005-AI/
TC, fundamento 45). En realidad, fue Häberle quien precisó que el Derecho Constitu-
cional Comparado es el quinto elemento de interpretación constitucional. Al respecto,
véase: Häberle, Peter (2001). El Estado Constitucional. México: Universidad Nacional
Autónoma de México, p. 162 y ss. Ciertamente, no basta con citar la sentencia de una
corte constitucional extranjera para validar una posición, dada su naturaleza ilustrati-
va y no vinculante. Su fuerza está en su consistencia y en su solidez argumentativa que
aporta a la motivación de la resolución propia.
150
Sentencia del Tribunal Constitucional de España. Exp. N° 188/1991, del 3 de octubre
de 1991.
151
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-16/1999, de 1 de octubre de 1999: El derecho a la
información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido proce-
so legal.
152
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-17/2002, de 28 de agosto de 2002: Condición
jurídica y derechos humanos del niño.
99
Derecho desde los márgenes
100
Estado y diferencia cultural
155
Amnesty International (1997). Deaths in custody: how many more?, p. 7; citado por:
Organización Internacional del Trabajo (2003). Convenio N° 169 sobre Pueblos Indíge-
nas y Tribales: Un manual para promover la política de la OIT sobre pueblos indígenas y
tribales [en línea]. Consultado el 2 de abril de 2017. Disponible en: http://pro169.org/
res/materials/es/general_resources/Convenio%20num%20169%20-%20manual.pdf
156
Eisenberg, Avigail (2012). «El test de distintividad en la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Canadá», en: Revista Peruana de Derecho Constitucional, Núm 5, p. 305.
Véase también: Ruiz Molleda, Juan Carlos (3 de junio de 2014). ¿Cuáles son los dere-
chos de los indígenas cuando son procesados en la justicia estatal ordinaria? [en línea].
Consultado el 18/2/17. Disponible en https://www.servindi.org/actualidad/106415
102
Estado y diferencia cultural
157
Aglomera, en opinión de Villavicencio Terreros, también los casos de conciencia di-
sidente a los que hace referencia el término costumbre, contenido en el artículo 15
del Código Penal. Véase: Villavicencio Terreros, Felipe (2014). Derecho Penal: Parte
General (5° edición). Lima: Grijley, pp. 153 y 624.
158
Villavicencio Terreros, Felipe e Iván Meini Méndez (2015). «¿Es posible hablar de
error? El error culturalmente condicionado en el Perú», en: THĒMIS - Revista de De-
recho, Núm. 68, p. 54.
159
Villavicencio Terreros, op. cit., p. 632.
160
Meini Méndez, Iván (2014). Lecciones de Derecho Penal: Parte General. Teoría jurídica
del delito. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, p. 154.
103
Derecho desde los márgenes
161
Ibíd.
162
Ibíd., pp. 155 y 156.
163
Villavicencio Terreros, op. cit., p. 632.
104
III
La construcción de una demanda constitucional
105
Derecho desde los márgenes
106
La construcción de una demanda constitucional
107
Derecho desde los márgenes
108
La construcción de una demanda constitucional
164
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02663-2003-HC/TC, fundamento 6.
La tipología expuesta en esta sección recoge las consideraciones contenidas en esta
sentencia.
109
Derecho desde los márgenes
111
Derecho desde los márgenes
112
La construcción de una demanda constitucional
165
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02409-2002-AA/TC, fundamento 2.b.
113
Derecho desde los márgenes
tación por parte del sistema político, que pueden ser volitivas o no, conscientes
o inconscientes166. El control y acceso a la información por parte de la sociedad
civil son los mejores mecanismos para ejercer un buen control del poder.
Como Norberto Bobbio ha sostenido, «a medida que aumenta la capaci-
dad del Estado para controlar a los ciudadanos debería aumentar la capacidad
de los ciudadanos para controlar al Estado. Pero este crecimiento paralelo está
muy lejos de verificarse. Entre las diversas formas de abuso de poder está, ac-
tualmente, la posibilidad por parte del Estado de abusar del poder de informa-
ción, distinto al abuso del poder clásico que era individualizado esencialmente
en el abuso de la fuerza»167.
Ciertamente, existen restricciones en el acceso a la información pública.
Por ejemplo, solo podrá solicitarse aquella que la institución estatal –o privada,
cuando brinde servicios públicos– genere o posea. No podrá exigírseles otra
documentación. A través del hábeas data no es posible solicitar que se realice
una investigación o se genere información que no se encuentre en posesión
de la entidad o simplemente no exista. No obstante, el derecho de acceso a la
información pública se rige por el principio de máxima publicidad y divulga-
ción, por el cual se presume que toda información es accesible y solo en forma
excepcional podrá ser restringida168.
Finalmente, el artículo 62 del CPConst. establece un requisito especial
para la procedibilidad de la demanda de hábeas data: haber reclamado, por
documento de fecha cierta, el respeto del derecho afectado, sea este el acceso
a la información pública o la autotutela informativa. Al respecto, será necesa-
rio formular una solicitud de acceso a la información pública ante la entidad.
Cuando esta no satisfaga la pretensión, sea por una respuesta denegatoria o
falta de ella en el plazo de 10 días útiles, el solicitante podrá considerar recha-
zada su solicitud e interponer la demanda de hábeas data. No será necesario
que se requiera nuevamente la entrega de la información. Así lo ha señalado
el TC:
166
Hairman, Franklyn S. (1981). Speech and Law in a Free Society. Chicago: University
Chicago Press, pp. 48-54; citado por: Ordóñez, Jaime (1994). «Periodismo, derechos
humanos y control del poder político. Una aproximación teórica», en: Periodismo, de-
rechos humanos y control del poder político en Centroamérica. San José: Instituto Inte-
ramericano de Derechos Humanos, p. 32.
167
Bobbio, Norberto (1984). Crisis de la democracia. Barcelona: Editorial Ariel, p. 24.
168
Defensoría del Pueblo (2016). Manual para funcionarios sobre excepciones al derecho
de acceso a la información pública. Lima: Defensoría del Pueblo, p. 19.
114
La construcción de una demanda constitucional
169
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 06227-2013-HD/TC, fundamento 3.
170
Hasta antes de la promulgación del Decreto Legislativo N° 1353, el solicitante podía
interponer recurso de reconsideración ante el funcionario responsable de entregar la
información o, alternativamente, recurso de apelación contra el titular de la entidad.
Ello, con el propósito de acudir a la vía contencioso-administrativa.
171
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 05427-2009-AC/TC, fundamento 23.
115
Derecho desde los márgenes
172
Sagüés, Néstor (2011). «Del juez legal al juez constitucional», en: Revista Estado Cons-
titucional. Lima, Año 1, Núm. 1, p. 26.
116
La construcción de una demanda constitucional
173
Ibídem.
174
Ibíd.
175
Ibíd.
117
Derecho desde los márgenes
repleta de aspiraciones. No se le concibe aún como una norma con efecto vin-
culante y exigible en las instancias jurisdiccionales.
176
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00001-2000-CC/TC, fundamentos 1 y 5.
119
Derecho desde los márgenes
177
Monroy Gálvez, Juan José (2007). «Admisibilidad, procedencia y fundabilidad en el
ordenamiento procesal civil peruano», en: Revista Oficial del Poder Judicial. Lima, Año
1, Núm. 1, p. 302.
178
El artículo 42 del Código Procesal Constitucional señala:
Artículo 42.- Demanda
La demanda escrita contendrá, cuando menos, los siguientes datos y anexos:
1) La designación del Juez ante quien se interpone;
2) El nombre, identidad y domicilio procesal del demandante;
3) El nombre y domicilio del demandado, sin perjuicio de lo previsto en el artículo 7 del
presente Código;
4) La relación numerada de los hechos que hayan producido, o estén en vías de producir
la agresión del derecho constitucional;
5) Los derechos que se consideran violados o amenazados;
6) El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de lo que se pide;
7) La firma del demandante o de su representante o de su apoderado, y la del abogado.
En ningún caso la demanda podrá ser rechazada por el personal administrativo del Juz-
gado o Sala correspondiente.
179
El artículo 424 del Código Procesal Civil señala:
Artículo 424.- La demanda se presenta por escrito y contendrá:
1. La designación del Juez ante quien se interpone.
2. El nombre, datos de identidad, dirección domiciliaria, domicilio procesal del deman-
dante y el domicilio procesal electrónico, constituido por la casilla electrónica asignada
por el Poder Judicial de acuerdo a la Ley 30229.
3. El nombre y dirección domiciliaria del representante o apoderado del demandante, si
no puede comparecer o no comparece por sí mismo.
4. El nombre y dirección domiciliaria del demandado. Si se ignora esta última, se expre-
sará esta circunstancia bajo juramento que se entenderá prestado con la presentación de
la demanda.
5. El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de lo que se pide.
6. Los hechos en que se funde el petitorio, expuestos enumeradamente en forma precisa,
con orden y claridad.
7. La fundamentación jurídica del petitorio.
8. El monto del petitorio, salvo que no pudiera establecerse.
9. El ofrecimiento de todos los medios probatorios.
10. La firma del demandante o de su representante o de su apoderado y la del abogado,
la cual no será exigible en los procesos de alimentos. El secretario respectivo certificará la
huella digital del demandante analfabeto.
120
La construcción de una demanda constitucional
122
La construcción de una demanda constitucional
3.6. El petitorio
Esta es la parte más importante de una demanda, pues condensa lo que
los demandantes pretenden lograr mediante un mecanismo institucional para
la reivindicación de sus derechos. Por esto, es necesario que el petitorio sea
coherente con los hechos lesivos antes precisados, y cada pieza del petitorio
debe responder a los hechos lesivos. Su formulación, además, debe ser sencilla,
clara y precisa, de manera que no puedan existir dudas. Finalmente, el aboga-
do debe asegurar que exista conexidad entre las pretensiones que se acumulen
123
Derecho desde los márgenes
180
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04611-2007-AA/TC, fundamento 29.
181
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 06316-2008-AA/TC, fundamento 4.
126
La construcción de una demanda constitucional
182
Auto del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00026-2014-AI/TC, fundamento 9.
127
Derecho desde los márgenes
128
La construcción de una demanda constitucional
concreta a un derecho fundamental o, por otro lado, por una amenaza cierta e
inminente de su realización. Nuestra legislación exige que esta amenaza se en-
cuentre en vías de ejecución. Sin embargo, a menudo los abogados confunden
la amenaza con simples temores, no susceptibles de tutela mediante procesos
constitucionales. Por esta razón, es necesario recurrir a la jurisprudencia del
TC, pues permite comprender los rasgos esenciales de la amenaza:
[P]ara ser objeto de protección frente a una amenaza a través de los procesos cons-
titucionales, esta debe ser cierta y de inminente realización; es decir, el perjuicio
debe ser real, efectivo, tangible, concreto e ineludible, excluyendo del amparo los
perjuicios imaginarios o aquellos que escapan de una captación objetiva. En conse-
cuencia, para que sea considerada cierta, la amenaza debe estar fundada en hechos
reales, y no imaginarios, y ser de inminente realización, esto es, que el perjuicio
ocurra en un futuro inmediato, y no en uno remoto. A su vez el perjuicio que se oca-
sione en el futuro debe ser real, pues tiene que estar basado en hechos verdaderos,
efectivo, lo cual implica que inequívocamente menoscabará alguno de los derechos
tutelados; tangible, esto es, que debe percibirse de manera precisa; e ineludible, en-
tendiendo que implicará irremediablemente una vulneración concreta183.
A su vez, el Tribunal ha determinado dos características esenciales de la
amenaza que goza de relevancia constitucional: la probabilidad o certeza y la
inminencia:
Aun cuando, stricto sensu, toda amenaza supone un estado de peligro sobre de-
terminados bienes o derechos que el ordenamiento reconoce, para que tal estado
lesivo pueda considerarse efectivamente inconstitucional y, a la vez, condicionante
en la prosecución de un proceso constitucional, requiere necesariamente de dos
características comunes; la probabilidad o certeza y la inminencia. Mientras que
la primera de las señaladas supone la posibilidad fáctica de que el acto violatorio
se pueda concretizar en la práctica, la segunda implica la proximidad o cercanía
en la producción del acontecimiento lesivo. Ambas características resultan consus-
tanciales a la existencia de una amenaza, por lo que la única forma de justificar la
interposición de un proceso dentro de supuestos como el descrito, inevitablemente
pasa por la presencia concurrente o alternativa de alguna de las señaladas y la
merituación realizada por el juzgador en torno de la intensidad que pueda, o no,
tener sobre los derechos susceptibles de reclamo184.
Asimismo, es posible clasificar el lecho lesivo según su responsable. Este
puede ser un funcionario o servidor público en el ejercicio de sus funciones,
183
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00340-2013-AA/TC, fundamento 2.
184
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00763-2005-AA/TC, fundamento 3.
129
Derecho desde los márgenes
185
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03283-2003-AA/TC, fundamento 4.
130
La construcción de una demanda constitucional
131
Derecho desde los márgenes
186
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exps. N° 00020-2005-PI/TC y 00021-2055-PI/
TC (acumulados), fundamentos 21-29.
187
Al respecto, el artículo 106 de la Constitución ha dispuesto que determinadas materias
previstas en su texto sean reguladas mediante leyes orgánicas. Esta es una manifesta-
ción del principio de reserva de la ley. En consecuencia, si una ley ordinaria se ocupase
de la regulación de alguna de las materias reservadas, incurriría en un vicio de incons-
titucionalidad formal.
132
La construcción de una demanda constitucional
Por otro lado, la ley será parcialmente inconstitucional cuando apenas una
fracción de su contenido dispositivo o normativo esté opuesto a la Constitu-
ción. Según señala el TC, «[e]n caso de que el vicio parcial recaiga sobre su
contenido dispositivo (texto lingüístico del precepto), serán dejadas sin efecto
las palabras o frases en que aquel resida. Si el vicio recae en parte de su con-
tenido normativo, es decir, en algunas de las interpretaciones que pueden ser
atribuidas al texto del precepto, todo poder público quedará impedido, por
virtud de la sentencia del TC, de aplicarlo en dichos sentidos interpretativos»
(fundamento 25).
Así, se abren paso las sentencias normativas o interpretativas-manipulati-
vas, donde el juez constitucional ejerce, ciertamente, funciones de legislador
positivo: reductoras, que acortan el ámbito de aplicación de la ley impugnada;
aditivas, que amplían su contenido normativo para dotar al conjunto de cons-
titucionalidad (para esto, debe determinarse la inconstitucionalidad por omi-
sión); sustitutivas, que modifican algún extremo el texto de la ley impugnada, a
fin de hacerla acorde a la Constitución; exhortativas, que otorgan al Congreso
de la República un plazo de tiempo razonable para su modificación y sujetarla
así al orden constitucional, sin determinar su expulsión inmediata; y estipula-
tivas, que delimitan determinados conceptos necesarios que sirvan para dotar
a la ley impugnada de coherencia y constitucionalidad188.
En estos casos, hay que recordar que la función judicial debe guiarse por el
principio de conservación de la ley. Dada la salvaguarda de la seguridad jurí-
dica y la gobernabilidad estatal, los jueces constitucionales tienen la obligación
de salvar el contenido de una ley impugnada solo hasta donde resulte razona-
ble, sin desnaturalizar el orden constitucional189.
188
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00004-2004-CC/TC, fundamento 3.
189
Ibíd., fundamento 3.3.
133
Derecho desde los márgenes
190
Sentencias del Tribunal Constitucional. Exps. N° 00020-2005-AI/TC y 00021-2005-
AI/TC (acumulados), fundamento 28.
191
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00007-2002-AI, fundamento 5.
192
Ibíd.
193
Ibíd.
134
La construcción de una demanda constitucional
194
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00022-2009-PI/TC, fundamento 12.
195
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 05427-2009-PC/TC, fundamento 10.
135
Derecho desde los márgenes
196
Ibíd., fundamento 12.
197
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 05427-2009-PC/TC, fundamento 15.
136
La construcción de una demanda constitucional
198
Ibíd., fundamento 16.
199
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00006-2008-PI/TC, fundamento 41.
137
Derecho desde los márgenes
200
Hakansson Nieto, Carlos (2009). Curso de Derecho Constitucional. Lima: Palestra Edi-
tores, pp. 163 y ss. El origen de esta teoría se encuentra en la doctrina alemana y su
autor es Häberle. Para él, los derechos fundamentales tienen un doble carácter: el as-
pecto de derecho individual y el institucional. Primero, pues son los derechos de la
persona, cuyos titulares son los individuos. Segundo, dado que están caracterizados
por un aspecto institucional, ellos representan la garantía constitucional de esferas
de vida reguladas y organizadas según principios de libertad. Véase: Häberle, Peter
(1987). La Libertad Fundamental en el Estado Constitucional. Lima: Fondo Editorial
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 163 y164. En esa misma línea, para
Landa Arroyo, los derechos fundamentales tienen un doble carácter constitucional:
«como derechos subjetivos de la persona y como fundamento valorativo del orden ins-
titucional. De modo que los derechos individuales son, a la vez, instituciones jurídicas
objetivas y derechos subjetivos. Ahora bien, es precisamente mediante la actuación
estatal, aunque también de los particulares, que los derechos pueden ser desconocidos,
desvirtuados o vaciados de contenido, ya sea por acción o por omisión». Véase: Landa
Arroyo, César (2006). Estudios sobre Derecho Procesal Constitucional. Ciudad de Mé-
xico: Editorial Porrúa e Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, p.124.
201
Tole Martínez, Julián (2006). «La teoría de la doble dimensión de los derechos funda-
mentales en Colombia. El estado de cosas inconstitucionales, un ejemplo de su aplica-
ción», en: Cuestiones Constitucionales, Núm. 15, pp. 256-257.
138
La construcción de una demanda constitucional
202
Landa Arroyo, op. cit., p.124.
203
Según Priori, el derecho fundamental a la tutela judicial «tiene una doble naturaleza,
pues por un lado desarrolla una función en el plano subjetivo actuando como garantía
del individuo; y por el otro, desarrolla una función en el plano objetivo, asumiendo
una dimensión institucional al constituir uno de los presupuestos indispensables de un
Estado Constitucional». Ver en: Priori Posada, Giovanni (2003). «La efectiva tutela ju-
risdiccional de las situaciones jurídicas materiales: hacia una necesaria reivindicación
de los fines del proceso», en: Ius et Veritas. Año XIII, Núm. 26, p. 282.
139
Derecho desde los márgenes
204
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04853-2004-AA, fundamento 33.
205
Hakansson Nieto, Carlos, op. cit., pp. 163 y ss.
206
Un estudio de los orígenes franceses de este concepto, recepcionado en España, lo
podemos encontrar en: Rubio Llorente, Francisco (1993). La forma del poder: Estudios
sobre la Constitución. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, pp. 99 y ss.
140
La construcción de una demanda constitucional
4.5. El petitorio
El petitorio constituye la concreción de las pretensiones que se tienen en el
marco de una demanda judicial. La expectativa de las partes y el propósito de
los procesos judiciales, incluyendo los constitucionales. Por ello, no cualquier
pretensión será fundada. Es de suma importancia conocer cuáles pretensiones
pueden solicitarse y cuáles no, en atención a la naturaleza de cada uno de los
procesos constitucionales. A las pretensiones deben responder los jueces –una
a una– en el pronunciamiento de fondo.
El juez está obligado a responder todas las pretensiones que hacen parte
del petitorio cuando dicta una sentencia en virtud del principio de congruencia,
207
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00020-2005-AI/TC, fundamento 27.
En relación con el concepto de bloque de constitucionalidad, véase también: Senten-
cias del Tribunal Constitucional. Exps. Nº 00007-2002-AI/TC, fundamento 5; 00041-
2004-AI/TC, fundamento 14; 00046-2004-AI/TC, fundamento 128; 00020-2004-AI/
TC, fundamento 27.
141
Derecho desde los márgenes
208
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00008-2003-AI/TC, fundamento 2.
209
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00728-2008-HC/TC, fundamento 7.e.
142
La construcción de una demanda constitucional
210
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00256-2003-PHC/TC, fundamento 9.
211
Castillo Córdova, Luis (2006). Comentarios al Código Procesal Constitucional, Tomo I.
Lima: Palestra Editores, p. 130.
212
Ibíd., p. 131.
143
Derecho desde los márgenes
gencia efectiva de los derechos humanos. Por último, debemos advertir que
la disposición contenida en el segundo párrafo del artículo 1 del CPConst.,
constituye una exigencia y no una facultad discrecional del juez constitucional:
«el Juez, atendiendo al agravio producido, declarará fundada la demanda». De-
clarará. La disposición no vacila; de lo contrario, esta dijera podrá declarar. En
consecuencia, en los casos donde luego de la postulación de la demanda ocu-
rran causas para la sustracción de la materia, el juez estará obligado a emitir un
pronunciamiento sobre el fondo del asunto.
Finalmente, el TC añade que dicha obligación se deriva de la dimensión
objetiva de los derechos fundamentales y, en igual sentido, de los procesos
constitucionales:
Ello se justifica no solo en el principio de economía procesal, sino, fundamental-
mente, en el carácter objetivo que también tienen los derechos fundamentales en
nuestro ordenamiento jurídico. Es decir, en la consideración de que tales derechos
no solo constituyen atributos subjetivos fundamentales del ser humano, sino que
son el sistema material de valores sobre el que reposa el sistema constitucional en
su conjunto, de manera que este ha de irradiarse a todo el sistema jurídico, a la par
de generar, particularmente en la actuación de los órganos del Estado, un «deber
especial de protección» para con ellos213.
213
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00256-2003-PHC/TC, fundamento 12.
214
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04216-2008-AA/TC, fundamento 32.
144
La construcción de una demanda constitucional
215
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03510-2003-AA/TC, fundamento 4.c.
216
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04216-2008-AA/TC, fundamento 33.
145
Derecho desde los márgenes
217
Uprimny, Rodrigo (2006). «Legitimidad y conveniencia del control constitucional a la
economía», en: ¿Justicia para todos? Sistema Judicial, derechos sociales y democracia en
Colombia. Bogotá: Editorial Norma, pp. 168 y 169.
218
Ibíd.
219
Ibíd.
220
Ibíd., p. 170.
221
Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Exp. N° C-415/93, de 15 de
diciembre de 1995, párr. 77.
146
La construcción de una demanda constitucional
esto, agregó que dichas repercusiones «como máximo podrían ser tenidas en
cuenta para decidir, en su caso, si procede, con carácter excepcional, limitar los
efectos de una sentencia en el tiempo»222.
El criterio consecuencialista fue recogido en nuestra legislación en materia
tributaria en el artículo 81 del CPConst.223 y luego ha sido ampliado a otros
campos. Según el TC, «este tiene la potestad de modular, procesalmente, el
contenido y los efectos de sus sentencias en todos los procesos constituciona-
les, en general, y en el proceso de amparo, en particular»224.
En términos del TC, en el caso La Oroya:
(…) no es válido sostener que la protección de este derecho fundamental, por su
dimensión de derecho social, deba diferirse en el tiempo a la espera de determina-
das políticas de Estado. Tal protección debe ser inmediata, pues la grave situación
que atraviesan los niños y mujeres gestantes contaminadas [de La Oroya], exige del
Estado una intervención concreta, dinámica y eficiente, dado que, en este caso, el
derecho a la salud se presenta como un derecho exigible y, como tal, de ineludible
atención225.
En ese entender, la falta de presupuesto no puede ser óbice para que el
Estado deje de garantizar la vigencia de los derechos fundamentales. Y así lo
entiende también el TC en su doctrina jurisprudencial:
[A] pesar de que los mandamus contenidos en la resolución materia de este proceso
estarían sujetos a una condición: la disponibilidad presupuestaria y financiera de
la emplazada, debemos que considerar que este tribunal ya ha establecido expre-
samente (Cfr. STC 01203-2005-PC, 03855-2005-PC y 06091-2006-PC) que este
tipo de condición es irrazonable. Así, la invocada disponibilidad presupuestaria no
puede ser un obstáculo, ni menos aun considerada una condicional en términos de
la STC. 0168-2005-PC/TC, para el incumplimiento de las disposiciones vigentes y
claras como en el caso de autos226.
De otro lado, un cuestionamiento final es el que pueden formular algunos
sectores, quienes ven en el control constitucional una fuente de inseguridad
jurídica. Habría que preguntarnos para quién. La anulación de un acto admi-
222
Ibíd.
223
Al respecto, la disposición señala: «Cuando se declare la inconstitucionalidad de nor-
mas tributarias por violación del artículo 74 de la Constitución, el Tribunal debe de-
terminar de manera expresa en la sentencia los efectos de su decisión en el tiempo».
224
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 05033-2006-AA, fundamento 62.
225
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02002-2006-PC, fundamento 61.
226
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03919-2010-PC, fundamento 14.
147
Derecho desde los márgenes
148
La construcción de una demanda constitucional
230
Tomamos prestadas algunas ideas expuestas en: Ruiz Molleda, Juan Carlos y Álvaro
Másquez Salvador (24 de febrero de 2017). Caso Atuncolla: ¿Cuáles son los efectos de
las sentencias constitucionales? [en línea]. Consultado el 24/5/17. Disponible en: http://
www.justiciaviva.org.pe/new/caso-atuncolla-cuales-son-los-efectos-de-las-senten-
cias-constitucionales/
149
Derecho desde los márgenes
231
Eto Cruz, Gerardo (2014). Tratado del proceso constitucional de amparo, Tomo I (2°
edición). Lima: Gaceta Jurídica, p. 504.
232
Castillo Córdova, op. cit., p. 131.
233
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02050-2002-AA/TC, fundamento 25.
234
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00023-2005-PI/TC, fundamento 11.
150
La construcción de una demanda constitucional
235
Salomé Resurrección, Liliana María (2010). La dimensión objetiva de los procesos
constitucionales de tutela de derechos fundamentales. Tesis para optar por el título de
abogada. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, p. 212.
236
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00256-2003-HC/TC, fundamento 12.
151
Derecho desde los márgenes
6.1. El litisconsorcio
El litisconsorcio opera en los casos en que se desarrolle un proceso cons-
titucional entre dos partes y haya un tercero, entonces ajeno al proceso, que
152
La construcción de una demanda constitucional
6.2. El partícipe
La intervención como partícipe está referida a la participación de órganos
constitucionalmente reconocidos o entidades públicas especialmente cualifi-
cadas en la materia objeto de interpretación constitucional, cuando no tengan
la condición de parte, a fin de «aportar una tesis interpretativa» que contribuya
al proceso237, inicialmente en los procesos de inconstitucionalidad. El partíci-
pe, sin embargo, tiene facultades restringidas, como ha señalado el TC:
Dado que este sujeto procesal carece de la condición de parte, no puede plantear
nulidades o excepciones (fundamento 21 de la STC 0025-2005-P1/TC y otro), ni
pedido de abstención de magistrados (fundamento 2 del ATC 0007-2007-PUTC),
limitándose su actividad a aportar sentidos interpretativos relevantes ya sea por
escrito o verbalmente en el acto de la vista de la causa238.
Igualmente, el Tribunal ha señalado que el partícipe debe ser notificado
237
Auto del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00012-2015-AI/TC, fundamento 2.
238
Ibíd., fundamento 3.
153
Derecho desde los márgenes
239
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00033-2005-PI/TC, fundamento 3.
240
Landa Arroyo, César (2009). «Autonomía procesal del Tribunal Constitucional: la ex-
periencia del Perú», en: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Año
XV, pp. 277-310.
241
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00005-2005-AI/TC, fundamento 3.
154
La construcción de una demanda constitucional
242
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00027-2005-AI/TC, fundamento 12.
243
Bazán, Víctor (2005). «La reglamentación de la figura del Amicus Curiae por la Corte
Suprema de Justicia Argentina», en: Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Cons-
titucional, Núm. 3, p. 11.
244
Ibíd., p. 21.
245
Abregu, Martín y Christian Courtis (1997). «Perspectivas y posibilidades del amicus
curiae en el derecho argentino», en: La aplicación de los tratados sobre derechos huma-
nos por los tribunales locales. Buenos Aires, Editores del Puerto y Centro de Estudios
Legales y Sociales, p. 388.
246
Resolución del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00025-2005-AI y 00026-2005-AI,
155
Derecho desde los márgenes
fundamento 23. Si bien este comentario está referido a la figura del partícipe, también
puede aplicarse al amicus curiae.
247
Häberle, Peter (2003). El Estado Constitucional. Ciudad de México: Universidad Au-
tónoma de México, pp. 149 y ss. Véase también, sobre los intérpretes constitucionales:
Díaz Revorio, Francisco (2004). La «Constitución abierta» y su interpretación. Lima:
Palestra Editores, p. 252.
248
Ibíd.
249
Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia de la República. Resolución del 1
de agosto de 2008, recaída en el proceso penal contra Alberto Fujimori por las masa-
cres de Barrios Altos y La Cantuta, fundamento 3.
250
Ibíd.
251
Defensoría del Pueblo (2009). El amicus curiae ¿Qué es y para qué sirve? Jurisprudencia
y labor de la Defensoría del Pueblo. Lima: Defensoría del Pueblo, p. 45.
156
La construcción de una demanda constitucional
157
Derecho desde los márgenes
158
IV
Condiciones para la procedencia de una demanda
constitucional
159
Derechos desde los márgenes
160
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
ción en su conjunto252.
En relación con las fuentes normativas para precisar el contenido consti-
tucional de los derechos constitucionales, el TC ha señalado, en su doctrina
jurisprudencial, que debe recurrirse a diferentes fuentes del derecho. Manifies-
ta que el contenido constitucional protegido de un derecho no se agota en la
disposición que lo enuncia, sino que debe tomarse en cuenta su interpretación
con otras disposiciones constitucionales que se le relacionen –bajo el principio
de unidad de la Constitución– y el DIDH253. Para esto, es necesario seguir los
siguientes pasos:
252
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 01417-2005-AA, fundamentos 20-22.
253
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04587-2004-AA/TC, fundamento 44.
161
Derechos desde los márgenes
164
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
lidad de que el quejoso acuda a una suerte de instancia final si es que en segunda
instancia se le ha denegado la demanda constitucional254.
Como diría con acierto el profesor peruano:
Ningún proceso general –civil, laboral, tributario, contencioso administrativo, etc.–
servirá para cumplir con la medida prevista en el artículo 5.2 CPC. Debe tratar-
se de procedimientos específicos, lo que requiere que la ley procesal contencioso
administrativa, civil, laboral o tributaria, defina algún proceso de defensa de los
derechos fundamentales de naturaleza administrativa […] civil […] laboral […]
o tributaria255.
Tampoco puede considerarse al proceso contencioso-administrativo como
vía igualmente satisfactoria256, dado los derechos que tutela. Estos son de ori-
gen legal, mientras los procesos constitucionales de tutela de derechos persi-
guen la defensa de derechos de origen constitucional. Así lo ha reconocido el
TC cuando señala que «la vía contencioso administrativa resulta ser la idónea,
adecuada e igualmente satisfactoria para resolver las pretensiones por conflic-
tos jurídicos individuales del personal dependiente al servicio de la adminis-
tración pública y que se derivan de derechos reconocidos por la ley»257.
Finalmente, es oportuno reiterar lo señalado por Castillo Córdova. Si se
acredita que está en juego el contenido constitucional de derechos fundamen-
tales, no existe duda acerca de su titularidad y ha sido acreditado el hecho lesi-
254
Castillo Córdova, Luis (2005). «El amparo residual. Una cuestión de ser o no ser», en:
Justicia Constitucional, Revista de Jurisprudencia y Doctrina, Año I, Núm. 2, p. 86.
255
Ibídem, p. 82.
256
Asimismo, debe de tenerse en cuenta que la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia,
mediante el Oficio Circular Nº 195-2007-SG-CS-PJ, ha recomendado a los distintos
órganos jurisdiccionales que conozcan amparos considerar los siguientes criterios
para determinar si se está ante una vía igualmente satisfactoria: «a) La legitimación
procesal (activa y pasiva); b) La capacidad de ofrecer y/o actuar pruebas; c) El derecho
a ser debidamente notificado de los diferentes incidentes o incidencias que se pre-
sentan a lo largo de cada proceso; d) La fluidez y duración del trámite previsto; e) La
existencia de un escenario cautelar suficientemente garantista; f) El establecimiento
de medios impugnatorios eficaces; g) El tipo de sentencia a obtenerse; y finalmente,
las pautas dentro de las cuales pueden ejecutarse este tipo de sentencias». El acuerdo
concluye señalando que «[s]i se encuentran coincidencias entre el tratamiento dado a
estos puntos en las vías judiciales ordinarias y lo previsto para el proceso de amparo,
podría decirse, en la misma línea de lo previsto en la doctrina y la jurisprudencia com-
paradas, que nos encontramos ante alguna(s) vía(s) igualmente satisfactoria(s)».
257
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03298-2007-PA/TC, fundamento 3.
165
Derechos desde los márgenes
258
Castillo Córdova, op. cit., p. 89.
259
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03052-2009-AA/TC, fundamento 19.
166
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
260
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00266-2002-AA/TC, fundamento. 6.
261
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00006-2006-CC/TC, fundamento 71.
262
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00266-2002-AA/TC, fundamento 6.
168
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
263
Resolución del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00906-2009-AA/TC, fundamento 9.
264
Ibíd., fundamento 10.
169
Derechos desde los márgenes
el caso particular del Perú, la Defensoría del Pueblo, mediante el Informe Defen-
sorial Nº 134, manifestó que los pueblos indígenas que habitan en la Amazonía
peruana conforman uno de los grupos humanos más olvidados y postergados por
el Estado. Asimismo, refirió que los altos índices de mortalidad y morbilidad que
presenta la población indígena amazónica contribuyen a agudizar su situación de
fragilidad265.
En consecuencia, dicha situación de vulnerabilidad debe permitirles ac-
ceder a una tutela constitucional de urgencia que les permita la restitución
judicial de sus derechos:
En consecuencia, son un grupo social de especial vulnerabilidad que requiere de
una tutela urgente ante la amenaza o lesión de sus derechos constitucionales, fun-
damentales y colectivos. Por ello, este Colegiado considera que el proceso de am-
paro de acuerdo a lo regulado por el artículo 200 inciso 2 de la Constitución, y el
artículo 1 del Código Procesal Constitucional, resulta idóneo para tal fin; y dada la
urgencia advertida, este Tribunal no comparte el criterio de considerar aplicable al
presente caso el artículo 5 inciso 2 del Código Procesal Constitucional266.
265
Resolución del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00906-2009-AA/TC, fundamento 12.
266
Ibídem.
267
Sentencia del Tribunal Constitucional, Exp. N° 03283-2003-AA/TC, fundamento 2.
170
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
268
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03283-2003-AA/TC, fundamento 6.
269
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 06031-2007-PA/TC, fundamento 4.
270
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02724-2007-PA/TC, fundamento 3.
171
Derechos desde los márgenes
271
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 01042-2001-PA/TC, fundamento 2.1.
272
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03778-2004-PA/TC, fundamento. 9.
273
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02833-2006-AA/TC, fundamento 7.
172
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
Por último, con relación a las vías previas por actos de particulares cuando
sean personas jurídicas, el TC ha señalado que el afectado «estará sujeto a tal
exigencia, únicamente si el estatuto de aquella contempla el referido procedi-
miento, ya que, según el inciso 3 del artículo 46 del CPConst., no será exigible
el agotamiento de las vías previas si esta no se encuentra regulada»274. Es decir,
el justiciable deberá acudir a la vía previa cuando su regulación sea expresa y
ofrezca las garantías mínimas del debido procedimiento. No habrá vía previa
cuando la agresión provenga de una persona natural.
274
Ibíd., fundamento 8.
275
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03778-2004-AA/TC, fundamento 1.
276
Eto Cruz, Gerardo (2013). Tratado del proceso constitucional de amparo, Tomo II (2°
edición). Lima: Gaceta Jurídica, p. 505.
173
Derechos desde los márgenes
277
El Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional fue modificado por la Resolu-
ción Administrativa Nº 141-2014-P/TC.
174
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
derechos. Por tanto, deberán ser abordados en forma expresa por el deman-
dante, preferiblemente desde el escrito de postulación de la demanda. A conti-
nuación reseñaremos cada uno.
278
Landa Arroyo, César (2014). «Corsi y Recorsi del certiorari constitucional», en: Debate
en torno a los límites al Recurso de Agravio Constitucional. Lima: Palestra Editores, p. 64.
279
Castillo Córdova, Luis (2014). «Acerca de la constitucionalidad material de las cau-
sales que habilitan el rechazo sin más trámite del recursos de agravio constitucional»,
en: Debate en torno a los límites al Recurso de Agravio Constitucional. Lima: Palestra
Editores, p. 76.
280
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00987-2014-PA/TC, fundamento 50.
175
Derechos desde los márgenes
281
Castillo Córdova, op. cit., p. 81.
282
Castillo Córdova, op. cit., p. 84.
176
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
tal susceptible de amparo sobre el que no haya doctrina del Tribunal Constitucio-
nal […] ; b) o que dé ocasión al Tribunal Constitucional para aclarar o cambiar su
doctrina, como consecuencia de un proceso de reflexión interna, como acontece en
el caso que ahora nos ocupa, o por el surgimiento de nuevas realidades sociales o
de cambios normativos relevantes para la configuración del contenido del derecho
fundamental, o de un cambio en la doctrina de los órganos de garantía encargados
de la interpretación de los tratados y acuerdos internacionales […]; c) o cuando la
vulneración del derecho fundamental que se denuncia provenga de la ley o de otra
disposición de carácter general; d) o si la vulneración del derecho fundamental trai-
ga causa de una reiterada interpretación jurisprudencial de la ley que el Tribunal
Constitucional considere lesiva del derecho fundamental y crea necesario procla-
mar otra interpretación conforme a la Constitución; e) o bien cuando la doctrina
del Tribunal Constitucional sobre el derecho fundamental que se alega en el recurso
esté siendo incumplida de modo general y reiterado por la jurisdicción ordinaria,
o existan resoluciones judiciales contradictorias sobre el derecho fundamental, ya
sea interpretando de manera distinta la doctrina constitucional, ya sea aplicándola
en unos casos y desconociéndola en otros; f) o en el caso de que un órgano judicial
incurra en una negativa manifiesta del deber de acatamiento de la doctrina del
Tribunal Constitucional […]; g) o, en fin, cuando el asunto suscitado, sin estar in-
cluido en ninguno de los supuestos anteriores, trascienda del caso concreto porque
plantee una cuestión jurídica de relevante y general repercusión social o económica
o tenga unas consecuencias políticas generales, consecuencias que podrían concu-
rrir, sobre todo, aunque no exclusivamente, en determinados amparos electorales
o parlamentarios283.
Según estas premisas, nuestro TC ha interpretado que en los siguientes
supuestos no existe una especial trascendencia constitucional:
(1) si una futura resolución del Tribunal Constitucional no soluciona algún con-
flicto de relevancia constitucional, pues no existe lesión de derecho fundamental
comprometida o se trata de un asunto que no corresponde ser resuelto en la vía
constitucional; o, (2) si no existe necesidad de tutelar de manera urgente el derecho
constitucional invocado y no median razones subjetivas u objetivas que habiliten a
este órgano colegiado a emitir un pronunciamiento de fondo284.
283
Sentencia del Tribunal Constitucional de España. Exp N° 155/2009, fundamento 2.
284
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 08393-2013-PA/TC, fundamento 2
177
Derechos desde los márgenes
285
Castillo Córdova, op. cit., p. 92.
286
Landa Arroyo, op. cit., p. 68.
178
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
287
Häberle, Peter (2001). «El derecho procesal constitucional como derecho constitucio-
nal concreto frente a la judicatura del Tribunal Constitucional», en: Revista Pensa-
miento Constitucional, Año VIII, Núm. 8, pp. 29-30.
288
Zagrebelsky, Gustavo (2001). «¿Derecho Procesal Constitucional?», en: Revista Perua-
na de Derecho Procesal Constitucional, Núm. IV. pp. 409 y ss.
289
Ibíd.
290
Sentencias del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00025-2005-AI/TC y 00026-2005-AI/
TC, fundamento 15.
179
Derechos desde los márgenes
291
Ibíd.
292
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04903-2005-HC/TC, fundamento 5.
293
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00005-2005-CC/TC, fundamento 7.
180
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
294
Castillo Córdova, op. cit., p. 53.
295
Ibíd.
296
Ibíd., p. 54.
297
Bustamante Alarcón, Reynaldo (2001). Derechos fundamentales y proceso justo. Lima:
ARA Editores, pp. 278 y 279.
181
Derechos desde los márgenes
298
Ibíd.
299
Peyrano, Jorge (1978). El proceso civil. Buenos Aires: Astrea, p. 73; citado por: Castillo
Córdova, op. cit., p. 44.
300
Couture, Eduardo (1988). Fundamentos del Derecho Procesal Civil (3° edición). Buenos
Aires: Depalma, p. 172; citado por: Castillo Córdova, op. cit., p. 52.
301
En esa misma línea, un principio distinto, pero complementario, es el principio de
suplencia de la queja. Él es importante porque permite reformar y ratificar la idea del
juez constitucional no es un convidado de piedra, sino un impulsor de la efectiva y
material protección y defensa de los derechos humanos y de la vigencia de la Consti-
tución Política. Para el TC, el principio de suplencia de queja es un principio implíci-
to en nuestro derecho procesal constitucional subyacente a los artículos II y VIII del
Título Preliminar del CPConst., en virtud del cual se «puede efectuar correcciones
sobre el error o la omisión en la que incurre el demandante en el planteamiento de sus
pretensiones, tanto al inicio del proceso como en su decurso». Sentencia del Tribunal
Constitucional. Exp. N° 05637-2006-PA/TC, fundamento 14.
302
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02876-2005-HC, fundamento 23.
182
Condiciones para la procedencia de una demanda constitucional
303
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 06512-2005-AA, fundamento 3.
183
Derechos desde los márgenes
304
Balaguer Callejón, María Luisa (1997). Interpretación de la Constitución y ordenamien-
to jurídico. Madrid: Editorial Tecnos, p. 111.
184
V
Elementos para una argumentación jurídica
de fondo
305
Colomer, Ignacio (2003). La motivación de las sentencias: sus exigencias constitucio-
nales y legales. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 38.
306
Ibídem., p. 28.
307
Seguimos el esquema desarrollado por Prieto Sanchís cuando desarrolla los elementos
185
Derechos desde los márgenes
186
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
311
Hesse, Konrad (1992). Escritos de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales, p. 48.
312
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 05854-2005-PA/TC, fundamento 12.e.
También puede revisarse: Sentencias del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00976-
2001-AA/TC, fundamento 5; y 01124-2001-AA/TC, fundamento 6.
313
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 05854-2005-PA/TC, fundamento 12.
187
Derechos desde los márgenes
314
Prieto Sanchís, op. cit., 116.
315
Ibíd., p. 117.
316
Castillo Córdova, op. cit., p. 187.
188
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
317
Prieto Sanchís, op. cit., p. 116.
318
De Otto, Ignacio (1999). Derecho Constitucional. Sistema de fuentes (7° edición). Bar-
celona: Ariel, p. 76.
319
Ibíd.
320
Ibíd.
321
Ibíd.
189
Derechos desde los márgenes
322
Ibíd.
323
Este tema ha sido desarrollado en: Kelsen, Hans (2001). La garantía jurisdiccional de
la Constitución (La justicia constitucional). Ciudad de México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
324
García Pelayo, Manuel (1981). «El status del Tribunal Constitucional», en: Revista Es-
pañola de Derecho Constitucional, Núm. 1, p. 18.
325
Prieto Sanchís, op. cit., p. 116.
190
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
326
Aragón Reyes, Manuel (2002). Constitución, Democracia y Control. Ciudad de México:
Universidad Nacional Autónoma de México, p. 81
327
Prieto Sanchís, op. cit., p. 117.
328
Ferrajoli, Luigi (2002). «Positivismo crítico, derechos y democracia»; en: Revista Iso-
nomía, Núm. 16, p. 10.
329
Ibíd., p. 14.
191
Derechos desde los márgenes
encuentran sujetos a la ley, en el doble sentido que todos los poderes. También
aquellos de mayoría, solo pueden ejercerse en las formas establecidas por las
normas formales y están, además, sujetos a normas sustanciales, que imponen
límites y vínculos a los contenidos de sus decisiones para tutelar los derechos
de todos los individuos.
330
Ibíd., p. 10.
331
Ibíd., p. 12
192
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
332
Guastini, Riccardo (2001). «La Constitución como límite a la legislación», en: Libro de
Estudios de Teoría Constitucional. Ciudad de México: Editorial Fontamara, pp. 47 y 48.
333
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00023-2005-PI/TC, fundamento 1.
334
Sentencia del Tribunal Constitucional de España. Exp. N° 16/1982, fundamento 1.
335
Ferrajoli, op. cit., p. 7.
336
Ibíd., p. 10.
193
Derechos desde los márgenes
constituido por el conjunto de estas normas, gracias a las cuales todos los poderes se
encuentran sujetos a la ley: en el doble sentido que todos los poderes, también aque-
llos de mayoría, solo pueden ejercerse en las formas establecidas por las normas for-
males y están, además, sujetos a normas sustanciales que imponen límites y vínculos
a los contenidos de sus decisiones para tutelar los derechos de todos los individuos337.
La consecuencia práctica es la subordinación del ordenamiento jurídico
a la Constitución, no solo en lo que respecta a las formas de su producción,
sino también en lo que respecta a los significados normativos producidos. Esto
significa que «una norma formalmente válida y, por lo tanto, existente, pueda
ser, sin embargo, sustancialmente inválida porque su significado contradice las
normas constitucionales sustanciales»338.
337
Ibíd., pp. 13 y 14.
338
Ibíd., p. 11.
339
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00006-2006-CC/TC, fundamento 44.
194
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
340
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 05854-2005-PA/TC, fundamento 3.
Véanse también las sentencias recaídas en los expedientes N° 02409-2002-AA/TC,
fundamento 2.b; 02366-2003-AA/TC, fundamentos 4 y 5.
341
Prieto Sanchís, Luis (2003). Justicia constitucional y derechos fundamentales. Madrid:
Editorial Trotta, p. 117.
195
Derechos desde los márgenes
fica que el Estado, y la sociedad en general, debe procurar con todos sus actos
su respeto y tutela. Todo esto es relevante durante el proceso de interpretación
jurídica, tanto las normas sustantivas como adjetivas, pues implica reconocer-
las como instrumentos destinado a la realización de la persona humana y la
protección de sus derechos.
Cualquier resolución (en especial las expedidas por el TC) contiene tres
elementos. El obiter dicta o dichos de paso, que son afirmaciones casi siempre
teóricas que no tienen poder vinculante sino una fuerza persuasiva, la cual de-
pende del prestigio y jerarquía del tribunal y que constituye un criterio auxiliar
de interpretación. La ratio decidendi o razón para decidir, que es la formula-
ción general del principio, regla o razón general que constituye la base necesa-
ria de una decisión judicial específica. Esta parte de la sentencia sí tiene fuerza
vinculante y constituye el precedente constitucional. Y, por último, la decisum
o decisión que constituye la respuesta judicial concreta del caso.
El CPConst. distingue dos tipos de jurisprudencia vinculante a las que ya
nos hemos referido: la jurisprudencia directamente vinculante y la doctrina
jurisprudencial. Esta última, de conformidad con el artículo VI del Título Pre-
liminar, reúne un conjunto de decisiones uniformes del TC y orienta la inter-
pretación de las disposiciones constitucionales. Así, el TC queda vinculado por
sus propios fallos (jurisprudencia horizontal), y estos obligan también a los
operadores de justicia de menor jerarquía, demás poderes públicos y particu-
lares (jurisprudencia vertical).
En tal sentido, tres normas fundamentan la fuerza normativa de las sen-
tencias del TC. En primer lugar, el artículo 82 del CPConst., el que señala,
en forma clara y precisa, que las sentencias recaídas en procesos de inconsti-
tucionalidad y acción popular, cuando queden firmes y posean autoridad de
cosa juzgada, son vinculantes a todos los poderes públicos y producen efectos
generales desde el día siguiente a la fecha de su publicación.
A continuación, el segundo y tercer párrafo del artículo VI del Título Pre-
liminar, que desarrollan la doctrina jurisprudencial y establecen la obligación
de los jueces de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confir-
mada en un proceso de inconstitucionalidad o acción popular. En consecuen-
cia, deberán «interpreta[r] y aplica[r] las leyes o toda norma con rango de ley
y los reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme
a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por
el Tribunal Constitucional». Finalmente, el artículo VII del Título Preliminar
regula los precedentes vinculantes, con la mayor y más intensa fuerza norma-
tiva vinculante.
Así, la jurisprudencia emitida por el TC alrededor del contenido esencial
de un derecho fundamental goza también de rango constitucional. En efecto,
el TC al interpretar una disposición constitucional está precisando el alcance
de su naturaleza jurídica, y con ello está creando una norma constitucional
197
Derechos desde los márgenes
344
Castillo Córdova, Luis (2007). «El Tribunal Constitucional como creador de derecho
constitucional», en: El amparo contra el amparo y el recurso de agravio a favor del pre-
cedente. Cuadernos de análisis y crítica a la justicia constitucional. Lima: Palestra Edi-
tores, p. 13-17.
345
Alexy, Robert (2009). «Derechos fundamentales, ponderación y racionalidad», en: Re-
vista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, Núm. 11, pp. 3-14.
346
Bernal Pulido, Carlos (2014). El principio de proporcionalidad y los derechos fundamen-
tales. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, pp. 51 y 52.
198
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
347
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00003-2005-AI/TC, fundamento 69.
348
Sala Penal de Apelaciones Transitoria y Liquidadora de Bagua. Sentencia de 22 de
setiembre de 2016, recaída en el proceso penal contra Alberto Pizango Chota, Joel
Shimpukat Atsasua y otros, pp. 351-353.
349
Ibíd. Al respecto, consideramos que la formulación de la finalidad de las protestas en
el caso Curva del Diablo es incompleta, pues ignora la importancia que tuvo para los
awajún y wampis el fomento del despojo de sus territorios desde lo más alto del Go-
bierno. Al respecto, véase: Ruiz Molleda, Juan Carlos (2017). «Aportes de la sentencia
del caso El Baguazo al reconocimiento del derecho a la protesta», en: La sentencia del
caso Baguazo y sus aportes a la justicia intercultural. Lima: Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos, pp. 61-89.
199
Derechos desde los márgenes
Es decir, el medio –la protesta social– persigue un fin constitucional –la pro-
tección de los derechos de los pueblos indígenas y ambientales– y, además, este
medio es conducente al fin.
350
Ibíd., pp. 354-356.
351
Ibíd., pp. 354 y 355.
200
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
352
Ibíd., p. 356.
353
Ibíd., pp. 356 y 357.
201
Derechos desde los márgenes
354
Alexy, op. cit., p. 9.
355
Borowski, Martín (2003). La estructura de los derechos fundamentales. Bogotá: Univer-
sidad Externado de Colombia, p. 104.
356
Principio de concordancia práctica (STC Exp. Nº 05854-2005-PA/TC, fundamento
12.b); principio de corrección funcional (STC Exp. Nº 05854-2005-PA/TC, fundamento
12.c); principio de fuerza normativa de la Constitución (STC Exp. Nº 05854-2005-PA/
TC, fundamento 12.e); principio de función integradora (STC Exp. Nº 05854-2005-PA/
TC, fundamento 12.d); principio de unidad de la Constitución (STC Exp. Nº 04747-
2007-HC/TC, fundamento 5 y STC Exp. Nº 05854-2005-PA/TC, fundamento 12.a).
202
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
357
Al respecto, pueden consultarse las siguientes sentencias: Exps. Nº 00217-2002-HC/
TC y 00218-2002-HC/TC, fundamento 2; 00026-2004-AI/TC, fundamento 13; 02798-
2004-HC/TC, fundamento 8; 01417-2005-AA/TC, fundamento 7; 04677-2005-PHC/
TC, fundamentos 11-13; 05854-2005-PA/TC, fundamentos 22 y 23; 04587-2004-AA/
TC, fundamento 44; 08123-2005-PHC/TC, fundamentos 22 y 23; 00047-2004-AI/TC,
fundamentos 18-22; 08453-2005-PHC/TC, fundamentos 22 y 23; entre varias otras.
358
Sentencias del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00025-2005-PI/TC y 00026-2005-PI/
TC (acumulados), fundamento 25.
359
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 00022-2009-PI/TC, fundamento 9.
360
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 03343-2007-PA/TC, fundamento 31.
203
Derechos desde los márgenes
Esto solo es posible gracias a las cláusulas de apertura de nuestro derecho in-
terno al DIDH. La consecuencia práctica es que los derechos fundamentales
ya no serán los expresamente reconocidos en la Constitución, sino el conjunto
de derechos reconocidos en los diferentes TIDH y los desarrollados en la juris-
prudencia de la Corte IDH. Muy ligada a esta función tenemos la función ne-
gativa, en virtud de la cual los TIDH constituyen limites materiales y criterios
de validez sustancial del conjunto del ordenamiento jurídico, y especialmente
de la facultad legislativa del Congreso de la República. Esta fuerza vinculante
ha sido reconocida acertadamente en el propio artículo V del Título Prelimi-
nar del CPConst. En palabras del propio TC:
El rango que detentan trae consigo que dichos tratados estén dotados de fuerza
activa y pasiva propia de toda fuente de rango constitucional; es decir, fuerza acti-
va, conforme a la cual estos tratados han innovado nuestro ordenamiento jurídico
incorporando a este, en tanto derecho vigente, los derechos reconocidos por ellos,
pero no bajo cualquier condición, sino a título de derechos de rango constitucional.
Su fuerza pasiva trae consigo su aptitud de resistencia frente a normas provenien-
tes de fuentes infraconstitucionales, es decir, ellas no pueden ser modificadas ni
contradichas por normas infraconstitucionales e, incluso, por una reforma de la
Constitución que suprimiera un derecho reconocido por un tratado o que afectara
su contenido protegido. Los tratados sobre derechos humanos representan en tal
sentido límites materiales de la propia potestad de reforma de la Constitución361.
361
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00025-2005-PI/TC y 00026-2005-PI/
TC (acumulados), fundamento 34.
204
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
blicos y que esta vinculatoriedad no se agota en su parte resolutiva, sino que se ex-
tiende a la ratio decidendi, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano
no haya sido parte en el proceso”362.
En sentido similar, el Tribunal ha establecido que:
Tal interpretación [de la Corte IDH] conforme con los tratados sobre derechos hu-
manos contiene, implícitamente, una adhesión a la interpretación que, de los mis-
mos, hayan realizado los órganos supranacionales de protección de los atributos
inherentes al ser humano y, en particular, el realizado por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, guardián último de los derechos en la Región363.
La consecuencia práctica del reconocimiento del rango constitucional de
los TIDH y su incorporación al ordenamiento jurídico es, precisamente, el es-
tablecimiento del denominado control de convencionalidad. Según la doctrina,
se presentan dos tipos: en sede internacional y en sede interna. En relación con
el segundo, «el juez interno tiene competencia para inaplicar el derecho inter-
no y aplicar la Convención u otro tratado, mediante un examen de confronta-
ción normativo (derecho interno con el tratado) en un caso concreto y adoptar
una decisión judicial protegiendo los derechos de la persona humana»364.
5. El control de convencionalidad
La Corte IDH ha reconocido la obligación de los jueces y tribunales na-
cionales de aplicar directamente la CADH, bajo el denominado control de con-
vencionalidad. Fue utilizada por primera vez, como tal, en el caso Almonacid
Arellano contra Chile.
La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio
de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el orde-
namiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional
como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En
362
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00007-2007-PI/TC, fundamento 36.
363
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. Nº 00218-2002-HC/TC, fundamento 2.
364
Rey Cantor, Ernesto (2008). Control de convencionalidad de las leyes y derechos hu-
manos. México: Editorial Porrúa, pp. 46 y 47. Véase también: Sagüés, Néstor Pedro
(2009). «El control de convencionalidad en particular sobre las Constituciones Nacio-
nales», en: Revista Jurídica del Perú, Núm. 104, pp. 79 y ss.
205
Derechos desde los márgenes
otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de «control de convencio-
nalidad» entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial
debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que
del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención
Americana365.
Esto significa que, al momento de aplicar las normas legales e infralegales,
los jueces deberán evaluar antes si estas son compatibles con la CADH y la
jurisprudencia de la Corte IDH. Lo que implica que, si alguna norma nacional
fuese disconforme, podrá ser inaplicada en un caso concreto.
El control de convencionalidad ha sido reconocido por el TC cuando sos-
tiene que: «[e]l mandato imperativo derivado de la interpretación en derechos
humanos implica, entonces, que toda la actividad pública debe considerar la
aplicación directa de normas consagradas en tratados internacionales de dere-
chos humanos, así como en la jurisprudencia de las instancias internacionales
a las que el Perú se encuentra suscrito»366. Así lo ha señalado, en forma más
explícita, en el caso Panamericana Televisión, donde expande el margen de
control de convencionalidad a los tratados regionales sobre derechos humanos
y el ius cogens:
[L]a magistratura constitucional no solo debe centrarse en ejercer únicamente un
control de constitucionalidad; sino que se encuentran en la obligación de ejercer un
control de convencionalidad, es decir, la potestad jurisdiccional que tienen los jueces
locales y la jurisdicción supranacional, que en nuestro caso está constituida por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), para resolver controver-
sias derivadas de normas, actos y conductas contrarios a la Convención Americana
de Derechos Humanos, a los tratados regionales en materia de derechos humanos
ratificados por el Perú, al iuscogens y a la jurisprudencia de la Corte IDH367.
En ese sentido, nuestra Constitución se ha abierto al DIDH, de tal manera
que este es jurídicamente derecho nacional, directamente aplicable, sin necesi-
dad de intermediación legislativa. Esto es muy importante porque permite no
solo su implementación en el derecho interno, sino la aplicación en el Perú de
un cuerpo de reglas jurídicas de cumplimiento obligatorio para la protección
de los derechos humanos.
365
Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros contra Chile. Excepciones preliminares,
fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 26 de setiembre de 2006, párr. 124.
366
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02798-2004-HC/TC, fundamento 8.
367
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 04617-2012-PA/TC, fundamento 5.
206
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
Pero no solo eso, la Corte Suprema de Justicia –haciendo eco de los pro-
nunciamientos emitidos por la Corte IDH– ha reconocido la obligación de los
jueces de aplicar control de convencionalidad, en el Primer Pleno Jurisdiccio-
nal de la Corte Suprema en materia Constitucional y Contencioso Administra-
tivo, como mecanismo de «control difuso de la constitucionalidad normativa».
De tal forma, se reitera una vez más una regla presente en nuestro orde-
namiento jurídico desde hace mucho. En principio, son tres las formas de sus-
tentar la fuerza normativa constitucional de los TIDH. Primera, los artículos
3, 55 y la Cuarta Disposición Final de la Constitución, cláusulas de apertura
del derecho interno al DIDH a las que ya hemos hecho referencia. Segunda, la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, cuyo artículo 27 seña-
la: «Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado». Y, finalmente, mediante el
bloque de constitucionalidad, cuya extensión ha sido reconocida en el artículo
79 del CPConst., según el cual «[p]ara apreciar la validez constitucional de las
normas el Tribunal Constitucional considerará, además de las normas cons-
titucionales, las leyes que, dentro del marco constitucional, se hayan dictado
para determinar la competencia o las atribuciones de los órganos del Estado o
el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona».
La consecuencia es evidente: la ampliación del contenido normativo de la
Constitución y del parámetro para el control de constitucionalidad. Nos en-
contramos ante un fenómeno de constitucionalización del DIDH, lo cual trae
como consecuencia la aplicabilidad directa de los estándares internacionales.
Como podemos apreciar, estamos entonces ante la ampliación del sistema de
fuentes de derecho con la introducción de las fuentes internacionales de pro-
ducción jurídica. Esto significa que los jueces no pueden negarse a aplicar los
TIDH, en general, y la CADH, en particular, en casos concretos. Acto seguido,
los jueces no gozan de discrecionalidad para dejar de aplicar las reglas estable-
cidas en el DIDH.
207
Derechos desde los márgenes
368
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de
julio de 1988, párr. 166.
369
TEDH. Caso Osman contra Reino Unido (87/1997/871/1083). Sentencia de 28 de oc-
tubre de 1998, párr. 116.
208
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
370
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de
julio de 1988, párr. 174.
371
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello contra Colombia. Fondo, reparaciones
y costas. Sentencia del 31 de enero de 2006, párr. 123.
372
Corte IDH. Caso González y otras (Campo Algodonero) contra México. Excepción
preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 16 de noviembre de 2009, párr.
280. Tomamos la formulación de los requisitos realizada por la Clínica Jurídica de Li-
tigio Estructural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el amicus curiae
presentado en el caso Conga ante el Tribunal Constitucional (Exp. N° 03673-2013-
AA/TC).
373
Abramovich, Víctor (2010). «Responsabilidad estatal por violencia de género: comen-
tarios sobre el caso “Campo Algodonero” en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos», en: Anuario de Derechos Humanos de la Universidad de Chile, Núm. 6, pp.
173 y 174.
209
Derechos desde los márgenes
374
Ibíd.
375
Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello contra Colombia. Fondo, reparaciones
y costas. Sentencia del 31 de enero de 2006, párr. 123 y 124.
376
Abramovich, op. cit., p. 174.
377
Ibíd.
378
Ibíd.
210
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
379
Ibíd.
380
Ibíd.
381
Ibíd.
211
Derechos desde los márgenes
382
Ibíd.
383
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 01405-2010-AA/TC, fundamento 12.
384
Kresalja, Baldo y César Ochoa (2009). Derecho constitucional económico. Lima: Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, p. 440.
385
Bilbao Ubillos, Juan María (1997). La eficacia de los derechos fundamentales frente a
particulares. Análisis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Madrid: Centro
de Estudios Políticos y Constitucionales, p. 260.
212
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
386
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 06730-2006-PA/TC, fundamento 9.
Véase también: Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 01124-2001-PA/TC.
213
Derechos desde los márgenes
387
Bilbao Ubillos, op. cit., p. 268.
388
Ibíd, p. 263.
389
Véanse las sentencias T-300 de 2010, T-068 de 2010, SU-913 de 2009, entre otras. To-
mado de: Paz, Martha Cecilia (2012). «La protección constitucional de las comunida-
des indígenas en riesgo de extinción y la consulta previa como derecho fundamental.
El caso colombiano», en: Revista Peruana de Derecho Constitucional, Núm. 5, p. 291.
214
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
390
Ibíd., pp. 291 y 292.
391
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp. N° 02579-2003-HD/TC, fundamento 19.
392
Ibíd.
393
Ibíd.
215
Derechos desde los márgenes
394
Resolución del Tribunal Constitucional. Exp N° 00006-2008-AI/TC, fundamento 5.
395
Sentencia del Tribunal Constitucional. Exp N° 02579-2003-HD/TC, fundamento 19.
216
Elementos para una argumentación jurídica de fondo
217
Derechos desde los márgenes
218
VI
Nuestra experiencia en el litigio constitucional
estratégico
219
Derechos desde los márgenes
2. Ejes temáticos
Actualmente, es posible clasificar las acciones legales emprendidas por el
Área de Litigio Constitucional y Pueblos Indígenas bajo los siguientes ejes te-
máticos, en atención a las diversas situaciones de violaciones a los derechos
fundamentales de los pueblos indígenas y otras poblaciones en situación de
vulnerabilidad:
a) Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
b) Derechos territoriales y jurisdicción indígena
c) Consulta previa
i. Industrias extractivas y energéticas
ii. Proyectos de infraestructura
220
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
221
Derechos desde los márgenes
224
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
396
CIDH (25 de julio de 2017). Comunicado de prensa: CIDH realiza visita a la Amazonía
peruana [en línea]. Consultado el 13/5/17. Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/
prensa/comunicados/2017/105.asp
225
Derechos desde los márgenes
397
Romo, Vanesa (14 de diciembre de 2017). Congreso peruano halla irregularidades en
contratación de empresas que limpiaron derrames de petróleo [en línea]. Mongabay
Latam. Consultado el 14/12/17. Disponible en: https://es.mongabay.com/2017/12/
congreso-peruano-halla-irregularidades-contratacion-empresas-limpiaron-derra-
mes-petroleo/
226
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
227
Derechos desde los márgenes
398
Los hechos fueron denunciados públicamente por Fernando Osores Plengue, Juan
Carlos Ruiz Molleda (IDL), Iscra Chávez Loaiza (Aporvidha), Jaime Borda Pari
(DHSF), Juan Magaño Cuti (Comunidad de Huisa) y Melchora Surco Rimachi y Clau-
dio Ccapa Colque (Adepami).
228
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
230
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
231
Derechos desde los márgenes
234
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
399
Vigilante Amazónico (2015). Cuarto informe semestral: Conflictos socioambientales
amazónicos. Lima: CooperAcción, pp. 7 y 8
236
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
237
Derechos desde los márgenes
238
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
239
Derechos desde los márgenes
400
Urrutia, Isabel (15 de diciembre de 2015). Los nuevos (viejos) retos de la consulta
previa y estrategias para atenderlos – una mirada al Caso Hidrovía Amazónica [en lí-
nea]. Consultado el 13/11/2016. Disponible en: http://www.justiciaviva.org.pe/blog/
los-nuevos-viejos-retos-de-la-consulta-previa-y-estrategias-para-atenderlos-una-mi-
rada-al-caso-hidrovia-amazonica/
240
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
rrollo, permitió algunos logros importantes. Para comenzar, tres sabios indí-
genas fueron incorporados en el equipo de consultores del MTC, encargados
de la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (EIA-d). Ade-
más, se creó el Grupo Multisectorial de Trabajo para atender las demandas
históricas de los pueblos indígenas, sobre aquellas cuestiones no relacionadas
directamente al proyecto401. Finalmente, el Acta de Consulta, donde se plas-
maron los acuerdos alcanzados, fue suscrita por los funcionarios del MTC y
las organizaciones indígenas en septiembre de 2015, en Iquitos. En resumen,
la Hidrovía Amazónica innovó la manera de hacer consulta en el Perú, aunque
con varias deficiencias.
Actualmente, el proyecto se encuentra nuevamente en licitación. El proce-
dimiento de consulta, para ser válido, deberá continuar antes de aprobarse el
EIA del proyecto, pues solo entonces los indígenas podrán conocer los impac-
tos reales del proyecto y tomar decisiones con base en ellos.
El patrocinio legal de Acodecospat y las comunidades kukama en este caso
fue asumido por el Instituto de Defensa Legal y el Vicariato Apostólico de
Iquitos. De igual forma, acompañamos a estas organizaciones, en calidad de
asesores, durante la realización del proceso de consulta, en conjunto con Coo-
perAcción y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica.
401
Ibídem.
241
Derechos desde los márgenes
242
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
244
Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
402
Así lo reconoció en una reunión sostenida en la Comisión de Pueblos Andinos, Ama-
zónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso de la República, como ha
sido recogido por el portal web Convoca.
403
Convoca.pe (9 de noviembre de 2016). OEFA reconoce impacto nocivo de la Ley del
«paquetazo ambiental [en línea]. Consultado el 11/12/2016. Disponible en: http://
www.convoca.pe/agenda-propia/oefa-reconoce-impacto-nocivo-de-la-ley-del-pa-
quetazo-ambiental
245
Derechos desde los márgenes
dente que fue alentada para salvaguardar grandes intereses relacionados con
industrias extractivas. Así, colectivos ciudadanos iniciaron un proceso de re-
colección de firmas en todo el país con el propósito de interponer una de-
manda de inconstitucionalidad contra la norma. Más de cinco mil peruanos
y peruanas –entre ellos Aidesep, la Confederación Nacional Agraria (CNA) y
la Organización de Mujeres Indígenas y Amazónicas del Perú (Onamiap)– la
suscribieron (como comprobó el Jurado Nacional de Elecciones) y, en abril de
2015, fue interpuesta directamente ante el TC. Los ciudadanos exigieron que
22 artículos de la ley sean declarados inconstitucionales y, en consecuencia,
sean derogados o interpretados de modo favorable a la protección del ambien-
te y los pueblos indígenas.
Meses más tarde, en diciembre de 2015, fue publicado el reglamento de la
Ley N° 30230, a través del Decreto Supremo N° 019-2015-VIVIENDA. La nor-
ma, frente a la presión causada por la demanda, precisó que la ley no resultaría
de aplicación para las tierras de comunidades campesinas y nativas ni para
las reservas indígenas. Sin embargo, creemos que dicha exclusión no es sufi-
ciente, pues no sirve para hacer efectiva la prohibición estatal de disponer de
cualquier forma de estos territorios. De cualquier modo, hacia abril de 2016,
el TC admitió a trámite la demanda, tras haber sido precisados algunos pun-
tos relacionados con nuestras pretensiones. Dicha oportunidad, vale decir, fue
aprovechada para ampliar ligeramente la demanda. Desde entonces, el proceso
continúa en marcha y aguardamos una sentencia ejemplar que constituya un
precedente sobre la manera en que no deben elaborarse esta clase de normas.
Meses más tarde, en junio de 2016, el portal de investigación periodística
Convoca publicó un nuevo artículo donde relató pormenorizadamente la ma-
nera en que la Ley N° 30230 fue aprobada404. Según demostraron, su propuesta
fue introducida repentinamente, la noche anterior, en la agenda del Consejo de
Ministros. Además, fue elaborada únicamente por funcionarios del Ministerio
de Economía y Finanzas, sin la participación del Ministerio de Ambiente o el
Ministerio de Energía y Minas. Días antes de la sesión, el titular de Energía y
Minas, Eleodoro Mayorga, recibió la visita de miembros de la Sociedad Perua-
na de Hidrocarburos, entre los cuales se encontraban representantes de impor-
tantes empresas petroleras. La ley, finalmente, transitó rápidamente a través
del Congreso y fue aprobada en tiempo récord. Con ella, numerosas empresas
404
Castro, Aramís (5 de julio de 2016). Juegos del poder: ¿Quiénes estuvieron detrás de la
ley que perdonó multas? [en línea]. Consultado el 11/12/2016. Disponible en: http://
www.convoca.pe/especiales/juegosdelpoder/como-se-hace-una-ley
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Derechos desde los márgenes
ya han logrado que las sanciones impuestas en su contra, por infracciones am-
bientales, sean perdonadas.
El patrocinio legal de Aidesep, la CNA y Onamiap, así como de los más de
5 mil ciudadanos y ciudadanas quienes suscribieron la demanda, viene siendo
asumido en este caso por el Instituto de Defensa Legal, el Instituto de Defensa
Legal del Ambiente y el Desarrollo Sostenible, la Fundación Ecuménica para
el Desarrollo y la Paz, CooperAcción, la Asociación por la Vida y Dignidad
Humana y la Oficina de Derechos Humanos y Medio Ambiente de Puno, en
representación del Grupo de Trabajo de Pueblos Indígenas de la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos.
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Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
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Derechos desde los márgenes
ambiental, una evaluación de las áreas consideradas con alto valor de conser-
vación y procedimientos para lograr el consentimiento libre, previo e informa-
do de las comunidades afectadas. Todos estos requisitos fueron incumplidos.
Además, la RSPO recordó a la empresa que la intimidación de comunidades
está estrictamente prohibida.
En octubre de 2016, la empresa optó por retirarse de la RSPO, aparente-
mente para evitar una decisión desfavorable. A pesar del hecho, en abril de
2017, el Panel de Quejas de la RSPO emitió un informe final sobre el caso, so-
bre la base de un análisis satelital independiente que contrataron. En tal senti-
do, se determinó que durante el periodo en que la empresa palmicultora estu-
vo asociada, del 14 de octubre de 2013 al 12 de octubre de 2016, esta incumplió
el Código y Conducta de la RSPO y los Principios y Criterios de la RSPO, por
lo que consideró la existencia de «evidencias claras de que habría habido una
responsabilidad de indemnización».
En dicho contexto, la comunidad interpuso en mayo de 2016 una demanda
de amparo contra el Gobierno Regional, su Dirección Regional de Agricultura,
la Oficina Registral de Pucallpa de la Superintendencia Nacional de los Regis-
tros Públicos y la empresa. La comunidad queja la violación de su derecho a
la propiedad comunal, el territorio, el medio ambiente adecuado y equilibrado
para el desarrollo de la vida, el acceso a los recursos naturales que garantizan
su subsistencia y la identidad cultural. En tal sentido, exige que se declare la
inconstitucionalidad de los contratos de compraventa suscritos entre comu-
neros y la empresa, pues disponen irregularmente de territorio indígena. De
igual forma, reclama que la empresa detenga todas sus actividades dentro de
su territorio ancestral y restaure la zona. Finalmente, solicita que se reconozca
su propiedad sobre este territorio.
La demanda fue interpuesta ante el Juzgado Civil de Pucallpa y dirigida,
por cuestiones de competencia geográfica, al Juzgado Mixto de Campoverde.
Allí, el juez la declaró improcedente, pues consideró que los demandantes de-
bieron recurrir a una vía procesal distinta. Esta decisión fue apelada, aunque
la Sala Civil de Pucallpa resolvió confirmar la sentencia de primer grado. Ac-
tualmente, vía recurso de agravio constitucional, el caso viene ventilándose en
el TC.
Lamentablemente, el Minagri evitó prestar atención a esta problemática
y, por el contrario, tomó algunas iniciativas que podrían perpetuarla. De tal
forma, en junio de 2016, se prepublicó la propuesta del Plan Nacional de De-
sarrollo Sostenible de la Palma Aceitera en el Perú 2016-2025. Dicho plan, que
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Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
estructura las políticas públicas sobre esta materia, persigue «mejorar la com-
petitividad de la cadena productiva de la palma aceitera, de manera que sea
económica, social y ambientalmente sostenible». Sin embargo, adolece de un
enfoque propio de los pueblos indígenas. El plan, a pesar de reconocer que las
nuevas plantaciones de palma aceitera se superpondrán a territorios de pue-
blos indígenas, omite adoptar las medidas necesarias para protegerlos. Los im-
pactos que sufrirán estos pueblos son innegables.
Por esta razón, Feconau solicitó por la vía administrativa, en septiembre de
2016, que el Plan Nacional sea consultado. El Minagri, sin embargo, no respon-
dió la solicitud, por lo que fue dirigida, en vía de apelación, al Viceministerio
de Interculturalidad. En mayo de 2017, la entidad resolvió estimar la solicitud
y ordenó la consulta del Plan Nacional, pues se identificó, referencialmente,
que existen 13 pueblos indígenas en las zonas de producción palmicultora, en
los departamentos de Ucayali, Loreto, Huánuco y San Martín. La producción
agroindustrial, como es claro, causará impacto sobre los pueblos indígenas.
El Plan Nacional, sin embargo, no ha sido el único esfuerzo estatal por pro-
mocionar el cultivo de palma. En agosto de 2016, el Gobierno Regional de Uca-
yali publicó el Plan de Competitividad de la Palma Aceitera Ucayali 2016-2026,
con el mismo propósito irresponsable de fomentar la producción palmicultora.
Consideramos que este plan también debió someterse a consulta previa.
Recientemente, en septiembre de 2017, la Fiscalía Ambiental de Ucayali
formalizó las investigaciones contra la empresa, sus directivos y trabajadores,
así como funcionarios de la DRAU y presuntos traficantes de tierras. Identi-
ficó, en dicho escenario, la existencia de una organización criminal y la co-
misión de múltiples delitos. En paralelo, las amenazas y agresiones contra los
indígenas se han incrementado peligrosamente.
El patrocinio legal de la comunidad en este caso viene siendo asumido por
el Instituto de Defensa Legal, para lo cual contamos con la colaboración de
Forest Peoples Programme, Oxfam Perú y Feconau.
3.11. Demanda a favor de reparaciones más justas para las víctimas del
conflicto armado interno que padecieron múltiples afectaciones
(casos Mansilla-Morales y Ruiz Huayllaccahua )
Eje temático: Violencia política y agenda posconflicto.
Demandantes: Juvenal Mansilla Guevara y Blanca Morales Figueredo
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Derechos desde los márgenes
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El IDL, al igual que otras instituciones de la sociedad civil y la Defensoría del Pueblo,
hemos manifestado públicamente nuestro rechazo a la determinación del monto de
reparación en 10 mil soles. Consideramos que dicha cantidad no responde a criterio
técnico alguno, sino fue una decisión antojadiza del gobierno de turno. Claramente, es
insuficiente y lejana a la devastación real causada a las víctimas del conflicto.
255
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Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
Lejos de retratar las dificultades que padecieron los cientos de miles de pe-
ruanos y peruanos que migraron también hacia Lima, el programa ridiculiza
los aprietos en la vida de Jacinta. No escatima esfuerzos en presentarla como
una persona idiota, violenta, vulgar y sucia. Su encuentro cotidiano con per-
sonajes variopintos de la sociedad limeña resulta, en cada oportunidad, en un
choque cultural donde se la menosprecia. Jacinta, en un principio, fue repre-
sentada como una mujer harapienta, sin dientes y vestida a la usanza andina.
Durante los últimos años, dicha representación ha cambiado progresiva-
mente (pues el programa fue denunciado públicamente de racismo y varios
de sus auspiciadores optaron por retirarse). Sin embargo, no cesaron los men-
sajes estereotipantes hacia la población andina. Para muestra, basta observar
el video introductorio del programa. Allí, la partida de Jacinta hacia Lima es
ilustrada ofensivamente, al igual que sus primeras impresiones de la ciudad.
Del mismo modo, Jacinta reproduce otros defectos frecuentemente aso-
ciados a lo indígena, como la ignorancia, la homofobia, la mediocridad y el
empleo de palabras soeces. Así, La Paisana Jacinta ha recibido la condena de
comunidades campesinas, quienes han exigido su cancelación. También ha
sido rechazado por personajes públicos y de la sociedad civil. El personaje, al
igual que otros como el Negro Mama, son las representaciones más grotescas
de un racismo manifiesto en los medios de comunicación.
En agosto de 2014, tras un informe elaborado por el Centro de Culturas
Indígenas del Perú (Chirapac), el Comité para la Eliminación de la Discrimi-
nación Racial (CERD) de las Naciones Unidas concluyó que el programa es
ofensivo y refuerza estereotipos negativos «sobre los indígenas y, en particular,
sobre las mujeres indígenas». El CERD, además, exhortó al Estado peruano a
modificar sus políticas de televisión pública, con el propósito de evitar toda
representación estereotipada de lo indígena. Así también, apuntó a la falta de
sensibilización en nuestra sociedad, cuya sintonía ha permitido que progra-
mas como La Paisana Jacinta continúen siendo emitidos.
Un mes antes, en junio de 2014, el Ministerio de Cultura rechazó otorgar la
calificación de espectáculo cultural a El Circo de la Paisana Jacinta, organizado
también por el actor Benavides.
Luego de las críticas del CERD, Frecuencia Latina (actualmente Latina) se
vio forzada a cancelar el programa, hasta entonces emitido en horario estelar.
Dicho retiro, sin embargo, duró poco. La Paisana Jacinta continuó presente en
la señal abierta, aunque de manera más irregular: durante las madrugadas y los
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Nuestra experiencia en el litigio constitucional estratégico
406
Esta noción corresponde a la Declaración de los Defensores de Derechos Humanos,
aprobada por las Naciones Unidas.
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Derecho desde los márgenes representa una apuesta por la defensa legal
de poblaciones vulnerables, como los pueblos indígenas, mediante lo
que denominamos litigio constitucional estratégico. Consideramos que la
consolidación de las instituciones que conforman el sistema de justicia y
el fortalecimiento de la justicia constitucional en el Perú nos permiten hoy
emplear las herramientas jurídicas para reivindicar derechos.