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Ensayo: Rol del Psicólogo Educativo

Guevara, V.
Universidad Central de Venezuela
Diciembre, 2019

El rol del psicólogo educativo es visto de distintas maneras en tanto a autores se refiere,
puede considerarse en tanto las distintas actividades y funciones que puede tener en la práctica
(contemplando que han hecho los psicólogos educativos y escolares hasta ahora), o a partir de
la delimitación o definición del área de conocimiento de la psicología educativa, pero lo que
tienen en común, es que este rol se ejerce en el ámbito educativo, pudiendo este involucrar sólo
el contexto escolar o cualquier momento o contexto en que exista una situación o relación
educativa sea formal o informal (Garaigordobil, 2009; Rigo, Díaz y Rojas, 2005).

Delimitar este rol involucra determinar como se concibe la psicología educativa, si es como
una rama aplicada de la psicología, o área creada a partir de la interdependencia-interacción, en
tanto que aborda la práctica educativa, los procesos y fenómenos educativos, generando un
conocimiento propio del área a partir de ellos. En el primer caso se hace irrelevante involucrarse
con el contexto educativo, solo basta evaluar e intervenir a partir de los principios psicológicos
básicos, mientras que, en el caso interdependiente, o de enfoque psicoeducativo, el psicólogo
educativo debe relacionarse y comprender el sistema educativo, la institución, la familia, la
comunidad, tener una comprensión sistémica del contexto del niño o sujeto en educación (Rigo,
Díaz y Rojas, 2005).

Ahora, también se puede definir el rol del psicólogo educativo a partir de sus funciones en
los contextos en los que ejerce, sea la institución, la familia y el alumno mismo. Maite
Garaigordobil (2009) delimitó algunas de estas funciones. En relación del alumno el psicólogo
educativo realiza “Evaluación psicológica para prevenir y diagnosticar” (p. 14), esto involucra
la prevención, detección, tratamiento y seguimiento de los problemas de salud mental, o la
derivación de los casos, así como la detección o diagnóstico de: trastornos del desarrollo,
discapacidades o altas capacidades intelectuales, trastornos del comportamiento, de las
emociones, de la personalidad; así como de necesidades educativas especiales y trastornos del
aprendizaje. Para ello se hace necesario la evaluación por medio de la entrevista, de la
administración de tests psicométricos y otras técnicas de evaluación psicológica.
Así mismo, una vez realizada la evaluación, el psicólogo educativo tiene por función
“implementar programas de intervención psicológica y psicoeducativa con fines preventivos, de
desarrollo y terapéuticos” (Garaigordobil, 2009, p. 15). Esto involucra la intervención
psicológica terapéutica de enfoque clínico (de primer nivel) de manera individual, grupal o
familiar; o la intervención psicológica psicoeducativa por medio de programas, los cuales
pueden ser implementados por el psicólogo, o el personal entrenado por el mismo, como los
docentes. Estos pueden ser, programas preventivos, de desarrollo terapéuticos, de orientación
académica y profesional.

Así mismo el psicólogo educativo puede trabajar en conjunto con los profesores y los
padres, para recoger o gestionar la información de los alumnos, asesorar y colaborar con ellos,
intervenirlos directamente o derivarlos para que reciban terapia para el grupo familiar (padres),
formarlos sea para aplicar los programas de intervención (profesores), así como en temas
importantes para comprender y trabajar con los alumnos (profesores y padres), e investigar en
conjunto temas pertinentes de la psicología educativa (profesores) (Garaigordobil, 2009).

Por tanto, según Báez de la Fé (1993), son estas prácticas y funciones al servicio de los
problemas de enseñanza-aprendizaje, propios de los entornos escolares, los que le dan su
identidad al psicólogo educativo y al psicólogo escolar, mas, resalta el uso del método científico
como parte fundamental de la identidad del psicólogo educativo, para Báez de la Fé la psicología
de la educación es entendida como “la aplicación del método científico al estudio del
comportamiento de las personas en situaciones instruccionales” (definición que Báez de la Fé
toma de Berliner del 1982, p. 466), siendo que toma a la psicología de la educación como la
acumulación de los principios y modelos derivados de la investigación en contextos educativos,
lo cual concuerda con la visión presentada por Rigo, Díaz y Rojas (2005).

A pesar de esto, en la práctica, el rol del psicólogo educativo, o, precisamente él escolar


(limitándose al contexto escolar) puede verse limitado en la función de la evaluación, siendo
que este no termina por no involucrarse en el sistema educativo o contexto escolar, siendo que
el papel principal percibido de los psicólogos escolares es la evaluación de niños por medio de
tests de inteligencia y evaluación de niños con necesidades educativas especiales, y su
recomendación para alguna forma especial de escolarización segregada (Farrel, 2009).
Farrel (2009) habla de este enfoque de la psicología escolar como derivada del modelo
médico, siendo que se centra el problema en el niño, ignorando la contribución que la escuela o
familia pueden realizar en la prevención e intervención de individuos, grupos, familias y
comunidades, así como en las implicaciones que tienen respecto a los hallazgos de los test
psicométricos realizados. Es este enfoque basado en la evaluación el que, según Ferrer, para
varios define un rol distintivo y una identidad profesional frente a otras profesiones.

Para ello se propone el modelo de consulta, el cual en sí mismo busca una mayor
implicación con el sistema educativo y el contexto del niño, a que el psicólogo escolar adopte
los enfoques sistémicos que enfaticen la consulta, la resolución colaborativa de los problemas
desde el trabajo multidisciplinar y que conceptualicen las preocupaciones de los alumnos desde
una perspectiva ecológica y cultural (Farrel, 2009).

Para lograr esto los psicólogos escolares deben poseer “un conocimiento detallado de los
sistemas en que los niños viven y trabajan (escuela, familia y comunidad); y desarrollar
relaciones de confianza y apoyo mutuo con las personas que trabajan dentro del sistema o con
él” (Farrel, 2009, p. 77). Esto manteniendo el trabajo en conjunto, incluyendo a los niños,
“adoptando un marco de resolución de problemas” (p. 77). Esto en sí involucra que el asesor
psicológico demuestra variedad en los modos de trabajar en las distintas situaciones.

Este enfoque planteado por Farrel (2009) se fundamenta en que los estudiantes no viven en
el vacío, son parte de un contexto social con problemas psico/socio/educativos multifacéticos
de distintos orígenes, y donde hay varias personas distintas dispuestas a ayudar. A su vez,
aunque enfoca el acercamiento práctico, este enfoque se muestra en sintonía con el enfoque
psicoeducativo planteado en Rigo, Díaz y Rojas (2005), donde se hace importante el
involucramiento del psicólogo educativo con la institución y la familia para resolver los
problemas propios de las relaciones y situaciones educativas.

Por otro lado, la psicología escolar no tiene una fuerza equivalente en todos los territorios,
esta se ve reforzada en países con programas de educación especial bien establecidos y con leyes
que exijan que sólo los psicólogos escolares puedan administrar evaluaciones psicológicas, que
aseguren la implicación de ellos en el diseño de los programas de intervención (Farrel, 2009).

Esto es solo posible en países con riqueza económica que inviertan en la educación o la
psicología escolar, en cambio, en países pobres, o que no invierta, se evidencia una gran carencia
de psicólogos escolares, siendo que por ejemplo, hay 1 psicólogo escolar por 5.000 alumnos en
Cipre, o 1 por 13.100 en Hong Kong, lo cual hace que los psicólogos escolares se puedan ver
sobre cargados y sus funciones limitadas al enfoque médico o evaluativo, pues, carecen del
tiempo y la formación necesaria para ampliar sus funciones, más allá de ser un problema
identitario el asumir el enfoque de consulta como actividad propia de la profesión (Farrel, 2009).

En Venezuela según León, Campagnaro y Matos (2007), Venezuela posee un rango de 1


psicólogo escolar por 600 estudiantes en educación regular y 1 por 65 en educación especial,
siendo más favorable en escuelas privadas que en públicas, datos que quizá puedan estar
desajustados para el 2019, año de esta disertación, pero es destacable que incluso en la época
referida por León y cols. (2007), ya se encontraban problemas para la psicología escolar, como
bajos salarios, sobrecarga de trabajo, usurpación de sus posiciones por otros profesionales, bajo
número de psicólogos trabajando en las instituciones, falta de supervisión, bajo apoyo entre
especialistas, bajos niveles de ejecución académica en los estudiantes y una condición
económica precaria, lo cual ven como una amenaza al crecimiento y desarrollo profesional.

Esto tiene como consecuencias un obstáculo en el desarrollo de la psicología escolar, en el


fortalecimiento de los cursos para actualizar el conocimiento de profesionales licenciados y en
el desenvolvimiento del rol, las funciones y las responsabilidades de los psicólogos escolares,
que entonces se distribuía en asesoramiento de profesores y personal (17%), de padres y familias
(16%), en intervenciones individuales (13%), responsabilidades administrativas (12%) y
evaluaciones psicoeducativas (12%), entre otras (León, Campagnaro y Matos, 2007).

El desempeño de las funciones presentadas, en conjunto con los datos de la preparación en


pregrado presentados por León y cols (2007) permiten observar que, el rol y funciones del
psicólogo escolar en Venezuela posiblemente estuvieran más a fin con el planteamiento de la
psicología en la educación de Báez de la Fé (1993), en tanto hay un mayor enfoque en el método
científico y la evaluación, pero sigue manteniéndose en el ámbito instruccional o escolar, algo
que es esencial para la identidad del psicólogo escolar.

A partir de este análisis es posible observar como el rol del psicólogo escolar, más allá de
los planteamientos teóricos, funcionales y paradigmáticos planteados, también cambia en
función del territorio a pesar de las regulaciones de las asociaciones de psicólogos, pero lo que
se mantiene, es el desarrollo de la psicología en los contextos y situaciones educativas…
Referencias Bibliográficas

Báez de la Fé, B. (1993). Elementos definitorios del rol del Psicólogo Escolar. Revista. de
Psicología General y Aplicada, 46(4), 465-473.
Farrel, P. (2009). El Papel en Desarrollo de los Psicólogos Escolares y Educativos en el Apoyo
a Niños, Escuelas y Familias. Papeles del Psicólogo, 30 (1), 74-85.
Garaigordobil, Maite (2009). Papel del Psicólogo en los centros educativos. INFOCOP-
ONLINE. www.infocop.es
León, C., Campagnaro, S. y Matos, M. (2007). School Psychology in Venezuela. En S. R.
Jimerson, T. D. Oakland y P. T. Farrel (Eds.), The Handbook of International School
Psychology. (pp. 427-435). California, USA: SAGE Publications.
Rigo, M., Díaz, F. y Rojas, G. (2005). Entrevista con César Coll REDIE. Revista Electrónica
de Investigación Educativa, 7 (1), 1-14.

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