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APROXIMACIONES A UNA QUIMERA

LLAMADA CAMPESINOS EN 20 TESIS*


Armando Bartra

Los campesindios como paradigma de repuesto. Para hacer


frente a la crisis general y alimentaria que sacude a una
modernidad capitalista fincada sobre las ruinas de la comunidad
agraria y montada sobre la opresión colonial, propongo la revitalización y
actualización del ancestral paradigma de los rústicos. Un viejo y nuevo modo
de ser que además tiene sujeto, pues en el tercer milenio los indios y
campesinos –los colonizados y los explotados rurales– están en marcha. No
sólo resisten defendiendo sus raíces ancestrales y su pasado mítico, también
amanecieron utópicos y miran hacia adelante esbozando proyectos de futuro.

Una racionalidad específica que hace falta


desentrañar. Decían de ellos que son medio empresarios, medio
terratenientes y medio proletarios. Pero no; emblema de la
grotesca unidad de lo diverso, los rústicos son quimeras porque hacen virtud
del polimorfismo y ventaja comparativa de la pluralidad agroecológica,
económica, étnica, cultural... La construcción de proyectos civilizatorios
alternos que los tengan como uno de sus referentes empieza por entender lo
que son y representan los campesinos en general, y en particular por
dilucidar la íntima consistencia de los campesinos de un Continente
colonizado como el que nos tocó. Rústicos de Nuestra América que por su
condición bifronte he llamado campesindios.

Vivir bien es hacer milpa. Las definiciones de buen vivir que


conozco son sonoras pero huecas, generales, insípidas… como
todas las definiciones. Prefiero entonces aproximarme al
concepto con una densa y polisémica alegoría. La cosmovisión de los
pueblos agrarios se finca en su forma de cultivar la tierra, y en Mesoamérica
no se siembra, se hace milpa, lo que es un prodigioso policultivo pero
también una buena forma de vivir en la que diferencia es virtud. Más que
equilibrio, armonía, paz y espiritualidad, hay ahí entrevero de diversos que –
como las plantas del maizal– a veces se disgustan y echan pleito pero en el
fondo saben que se hacen falta porque se complementan entre sí y con la
naturaleza. Digo milpa y también chinampa porque soy mexicano, pero igual
podría decir chacra, conuco, ainoca, siembra por pisos ecológicos,
estrategias de caza, pesca y recolección… Todos ellos sistemas más o
menos equinocciales que sacan fuerza de su plástica, adaptativa y
abigarrada polifonía. Y es que no existe un solo tipo de milpa, sino mil. Sus
variantes son legión y esto es importante pues no hay vida buena sin libertad,
sin la posibilidad de elegir pero también de inventar o soñar opciones inéditas
y caminos aún no transitados. Con su maíz, su frijol, su calabaza, su
tomatillo, su picante… y a veces su chahuistle, la milpa es una familia, una
apasionada conversación, una buena tocada de rock, un carnaval…
Hagamos milpa.

Ethos y clase. En su inagotable diversidad, los campesinos y los


indios son modos de vida, ethos ancestrales. Pero los
campesinos modernos, los campesinos del capitalismo, son
además una socialidad en resistencia: en indeclinable lucha contra un
sistema voraz que los somete, los explota y –si bajan la guardia– acaba con
ellos. Los campesinos son entonces una clase o, si se quiere, la parte rural
de la variopinta y omnipresente clase trabajadora.

Profundidad histórica. Una particularidad de los campesinos


como clase es que, a diferencia del proletariado –apenas
debutante pues fue inventado recientemente por el capitalismo–,
ellos ya estaban ahí, aunque con otro rostro, cuando llegó el gran dinero. Y
de primera intención el capitalismo trata de eliminarlos. Aunque luego
también los transforma, los revuelca, intenta domarlos y hacerlos a su imagen
y semejanza.

Una economía no hipostasiada como la capitalista. El modo


de vida campesino incluye una manera de producir, de distribuir y
de consumir a la que podemos nombrar convencionalmente
economía campesina. Pero si en un razonamiento análogo al que vale para el
capitalismo tratamos de pensar estas funciones como si conformaran una
esfera autónoma y autorregulada, incurriremos en un vicio economicista.

Integralidad. En rigor, la “economía campesina” no existe. No,


por lo menos, como existe la economía empresarial que es parte
de un sistema autonomizado del resto de la vida, hipostasiado y
dotado de su propia racionalidad: la del mercado. Lo que llamamos economía
campesina es en realidad la dimensión productivo-distributiva de una
socialidad integral que aspira al bienestar y donde los ámbitos de la vida no
se han escindido en esferas contrapuestas: economía, política, religión,
cultura, sino que constituyen una unidad compleja pero indisoluble.
Integralidad que los distingue de la fracturada y antagónica modernidad
capitalista, y de cuya preservación depende la existencia de los rústicos como
otros, como diferentes.

Continuum espacio-temporal de la vida campesina. En el


mundo de los rústicos la vida material y la espiritual están
entreveradas, y de la misma manera no hay separación tajante
entre producción y consumo. Pese a la minuciosa división del trabajo que
practican, no opera ahí la ruptura radical de lo que en otros ámbitos se llama
actividades productivas y actividades reproductivas. La labor campesina es
un continuo diferenciado en donde se entreveran las prácticas mercantiles y
la que nombran economía del cuidado, con la recreación de la cultura, de los
valores y del mundo simbólico; no un tiempo homogéneo y puramente
cuantitativo como el de la producción capitalista, sino un transcurrir
sincopado, variopinto y cualitativo donde la generación de bienes destinados
al mercado y de bienes para el autoconsumo conforma un abigarrado
sistema; un entramado complejo y sutil que incorpora a las familias, a la
comunidad y a los fuereños; una sofisticada constelación en la que participan
–ciertamente no de manera equitativa– hombres y mujeres; niños, jóvenes y
viejos; propios y ajenos; naturales y avecindados; vivos y muertos…

El bienestar o buen vivir como regulador de la vida


campesina. La nuez del trabajo y el consumo campesino, y
eslabón fundamental de su racionalidad productiva, es el
bienestar de la familia y el buen entendimiento con la comunidad.
Mediaciones socioculturales irreductibles al cálculo económico estándar, pues
a diferencia de la empresarial maximización de la ganancia, que es una
fórmula objetiva y cuantitativa, el también llamado buen vivir es subjetivo,
cualitativo y para colmo cambiante en el espacio y el tiempo. Sin duda el
campesino hace cálculos –y por lo general los hace bien–, pero en sus
decisiones la última palabra la tiene un imponderable llamado vivir bien, de
modo que su comportamiento resulta inescrutable para los economistas
convencionales, que en su incomprensión los consideran erráticos y
estúpidos.

No personas, no familias, comunidades. La integralidad


del ethos rústico tiene que ver con el hecho de que los
campesinos no son personas sueltas ni sólo familias, son
colectividades mayores: son comunidades cuya rústica condición comparten
los agricultores y los no agricultores que habitan un mismo pueblo. Nudos
sociales más o menos densos y extensos, más o menos diferenciados y aun
polarizados pero siempre cohesivos, que además de una historia, un
imaginario y un territorio definen un adentro y un afuera. Y también es en
alguna medida colectiva la dimensión económica de la vida campesina: sutil
equilibrio entre lo familiar, lo grupal y lo comunitario, del que depende el buen
aprovechamiento del entorno natural, el mantenimiento de la armonía social y
la eficacia de las estrategias para enfrentar las amenazas externas, entre
ellas las de un mercado siempre hostil. Entonces, la economía campesina en
resistencia incluye siempre una dimensión comunitaria manifiesta en el
manejo concertado de los comunes, sean éstos recursos naturales o
sociales. Y la experiencia enseña que cuando en nombre de presuntos
imperativos económicos se rompe la cohesión comunitaria, se está
hipotecando el futuro.

Mucho más que un sector de la producción. Una de las


mayores amenazas que pesan sobre los campesinos es que –a
veces de buena fe y con la sana intención de definirlos– se haga
de ellos una caracterización predominantemente económica, reduciéndolos a
un sector de la producción agropecuaria que puede ser medido por su peso
en el PIB, por aporte a la seguridad alimentaria, por su costo/beneficio o por
su eficiencia económica/social/ambiental. Reivindicar a los campesinos como
paradigma es reivindicar la no escisión, la unicidad de la vida comunitaria. Y
sobre todo es rechazar la dictadura del objeto sobre el sujeto, de la economía
inerte y fetichizada sobre lo social. Torpe imposición en la que incurren tanto
la economía de mercado como la planificada. Si respecto de los rústicos
queremos seguir hablando de economía, hablemos entonces de economía
del sujeto, de oikonomía, de economía del cuidado, de economía moral.

La economía como campo de batalla. Admitida la idiosincrática


integralidad de las comunidades campesinas, podemos abordar
sin reduccionismos la problemática económica implícita en la
inserción de su trabajo y su producción en el mercado capitalista. Y la primera
evidencia es que la suya es una economía atrincherada, una economía en
resistencia. También los capitales tienen que luchar con sus pares por la
sobrevivencia, pero los campesinos están siempre en abismal desventaja y
para subsistir no les bastan las estrategias económicas; necesitan
organizarse y ejercer presión social. La organización puede ser comunitaria o
supracomunitaria, sectorial o territorial, horizontal o vertical, pluriactiva o
especializada, pero de ella depende su existencia. Así como los sindicatos
contienen la voracidad capitalista que de otro modo estragaría hasta
biológicamente a la clase obrera, la organización de los pequeños
productores es lo que evita que sean arruinados del todo por las asimetrías
del mercado.
Predadores. El sistema en su conjunto es hostil a los
campesinos como productores y atenta contra su rústico modo de
vida, pero para fines analíticos podemos identificar algunas
amenazas específicas que sobre ellos se ciernen. a) la ancestral voracidad
capitalista por tierras, aguas, biodiversidad, minerales y en general por los
recursos orgánicos e inorgánicos que originalmente estaban en manos de las
comunidades; b) las relaciones asimétricas que enfrentan en todos los
mercados: el de productos, el de insumos, el de crédito, el de fuerza de
trabajo…; c) el modelo tecnológico capitalista que cuando lo asumen los
carcome por dentro; d) el modo de vida urbano que seduce a sus jóvenes; e)
el pensamiento puramente analítico, lineal y reduccionista que va
erosionando las aproximaciones intelectuales sintéticas, comprensivas y
holistas que Levy-Strauss llamó “pensamiento salvaje”.

El despojo. Hoy más que nunca el modo de ser de los


campesinos es un paradigma de repuesto, porque hoy como
nunca la existencia de los campesinos se encuentra
amenazada… como lo está la existencia de todos. Y el filo más calador de
esta amenaza es el despojo; el despojo y la exclusión social que deja como
saldo. Despojo del suelo y del subsuelo, despojo de las tierras y de las aguas,
despojo de la biodiversidad y de los saberes, despojo del patrimonio cultural
tangible e intangible, despojo del pasado y del futuro, despojo de la
esperanza…

Privatizando tierras.Parte del multidimensional descalabro


civilizatorio que nos aqueja, la crisis agrícola se expresa en
reducción de los índices de crecimiento de la productividad y de
la producción de alimentos –tasas que durante la segunda mitad del siglo XX
fueron muy altas– de modo que ahora la oferta se hace menos dinámica y
más errática, con lo que se reducen los inventarios, aumenta la especulación
y se encarece la comida. Esta situación, que incrementa tendencialmente las
rentas que paga la tierra fértil, ha puesto en primer plano una de las
vertientes del despojo que en el arranque del tercer milenio devino
escandalosa: el masivo acaparamiento, concentración, financiarización y
extranjerización de tierras y aguas originalmente en manos de campesinos y
comunidades indígenas. Proceso que se despliega sobre todo en el Sur: en
Asia, en África y en América Latina.

Como en los tiempos del viejo colonialismo. Compran tierra


corporaciones trasnacionales y países, pero también aterrizan los
grandes fondos de inversión. Las trasnacionales y los
ahorradores invierten en tierras por que ven en ello una perspectiva de
rentas. Algunos países como Corea, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes
Unidos… lo hacen también porque enfrentan severa dependencia alimentaria
y buscan protegerse de los altos precios, mientras que la estrategia de los
chinos –que en lo fundamental producen su propia comida– es un
neocolonialismo puro y duro en busca mercados, espacios de inversión e
influencia política. Hay también capitales, como los Pools de Siembra de
Argentina y otros países, que no tocan piso y sólo financian la producción. No
tenemos datos precisos, pero se calcula que en algo más de diez años,
mediante unas dos mil operaciones de compraventa, han cambiado de
manos cerca de 300 millones de hectáreas. Tierras que por lo general no son
baldías sino campesino-comunitarias, de modo que es válido suponer que la
expulsión poblacional resultante es responsable, cuando menos en parte, de
que haya en el mundo unos 300 millones de personas que viven en países
distintos de aquellos en los que nacieron. A fines del siglo XIX el rey Leopoldo
II era dueño del llamado Congo Belga, hoy China es dueña de unos tres
millones de hectáreas en la República Democrática del Congo. De la mano
de la gran crisis, el viejo colonialismo está de vuelta.

Aterrizaje forzoso del capital. El capitalismo es el primer modo


de producción histórico donde la riqueza deviene puramente
cuantitativa y desterritorializada. Pero en su ocaso observamos
pasmados la masiva y planetaria reterritorialización de un gran dinero que por
décadas prefirió inversiones etéreas, desvinculadas y “limpias” como las
bursátiles. Estamos, como se verá, ante un aterrizaje forzoso. Su origen
estructural es la ontológica imposibilidad de que el capital produzca y
reproduzca como mercancías los recursos humanos y naturales que requiere
para su valorización. Su explicación coyuntural debe buscarse en gran
descalabro civilizatorio que nos aqueja, una crisis que a diferencia de las
puramente recesivas no es de sobreproducción sino de escasez: de tierra
fértil, de agua dulce, de combustibles fósiles, de climas propicios, de
minerales, de espacios geoestratégicos… Su motor económico es la renta,
que permite retirar de la bolsa común una porción extraordinaria e inequitativa
de plusvalía, volviendo a la privatización de bienes naturales escasos el mejor
refugio contra la incertidumbre económica y la tendencia decreciente de la
tasa de ganancia.

Defensa de la tierra. En el contexto de la gran crisis de escasez


y ante la amenaza que representa el capitalismo rentista-
predador del tercer milenio, cobra protagonismo una de las
vertientes históricas de la lucha campesina: la defensa de la tierra y del
patrimonio tanto familiar como comunitario. Ante la global ofensiva del capital
sobre los ámbitos rurales y no rurales, el aún disperso movimiento por
preservar los espacios comunitarios deviene cuestión de vida o muerte.
Confrontación civilizatoria en la que está en juego la existencia misma de la
humanidad, pues si en lo económico el agronegocio especula con el hambre,
su modelo tecnológico es ambientalmente predador, de modo que si le
permitimos apropiarse de la tierra fértil y del agua dulce hará del planeta un
desolado Armagedón.

Campesindios de Nuestramérica,uníos. Quienes con más


empeño resisten al ogro librecambista son las mujeres y los
hombres del campo: las comunidades dueñas de estas tierras,
porque las han habitado y las han trabajado, porque las han caminado y las
han nombrado, porque las han cantado y las han llorado, porque –bien o
mal– las han gobernado. Y si la ofensiva del rentismo predador es
principalmente sobre los territorios indígenas y campesinos, la resistencia
tendrá que ser campesindia. En Nuestra América –la de los autóctonos Túpac
Amaru y Tetabiate, pero también de los mestizos Bolívar y Martí– se está
conformando un nuevo y etnoclasista sujeto continental campesindio y
afrodescendiente, cuyo reto mayor es frenar el saqueo territorial que practica
el gran dinero. Un despojo que responde a la inercia de la macroeconomía y
por tanto ocurre en los países que gobierna la derecha pero también en los
que gobierna la izquierda.

Las guerras del hambre. Lo


que está en juego en esta gran
batalla es el espacio vital de las
comunidades rurales, pero también la
sobrevivencia de quienes no habitamos en
el campo aunque de él comemos. Y es que
el capital quiere toda la tierra, toda el agua y
todas las semillas para adueñarse también
por completo de los recursos de los que
depende la alimentación del mundo, y de
esta manera controlar íntegramente el
negocio de la comida, lo que les permitiría
lucrar ilimitadamente con la renta del
hambre. Y la renta del hambre –que ya es
enorme– puede hacerse aún más cuantiosa
porque se sustenta en dos factores
inflexibles: la disponibilidad de tierra fértil y
la necesidad de comer, lo que incrementa ilimitadamente el potencial
especulativo del negocio territorial-alimentario. Los del surco siembran y
consumen alimentos, mientras que los de banqueta dependemos por
completo de una comida que no cultivamos, de modo que la lucha por frenar
al capital rentista y predador, por restaurar la comunidad campesindia y por
impulsar un modelo de producción agropecuaria inspirado en el paradigma
campesino, es un movimiento que nos incluye a todos.
* PONENCIA PRESENTADA EN EL SEGUNDO ENCUENTRO INTERNACIONAL ECONOMÍA CAMPESINA Y AGROECOLOGÍA
EN AMÉRICA: SOBERANÍA ALIMENTARIA, CAMBIO CLIMÁTICO Y TECNOLOGÍAS AGROECOLÓGICAS

Ley de protección al maíz de Tlaxcala: caballo de


Troya

Ley de protección al maíz de Tlaxcala: caballo de Troya


Ana de Ita

En la época neoliberal la mayoría de las leyes se han decretado o reformado para eliminar derechos
individuales y colectivos y favorecer los intereses de las corporaciones. Tal es el caso de la reforma al artículo
27, la ley de aguas, la ley minera, la ley de semillas, la ley de bioseguridad y, desafortunadamente; también la
Ley Agrícola de Fomento y Protección al Maíz como Patrimonio Originario, en Diversificación Constante y
Alimentario, para el estado de Tlaxcala.
La Ley de protección al maíz de Tlaxcala se promocionó ante la opinión pública nacional y extranjera como
una norma que prohíbe el cultivo del maíz transgénico en el estado y lo declara «libre de transgénicos». Sin
embargo, esto no es así, puesto que la declaración de zonas libres de transgénicos y la decisión sobre dónde se
siembran es una atribución federal, regulada por la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente
Modificados (LBOGM), o Ley Monsanto. Así, en la Ley de maíz de Tlaxcala nunca se habla de sembrar,
plantar o cultivar maíz transgénico, sino únicamente de autorizar su almacenamiento, comercialización y
distribución. La Ley de maíz de Tlaxcala le llama autorización comunitaria a la autorización que da el
municipio. Los intereses municipales no son siempre los intereses de las comunidades, de ahí que llamarle
autorización comunitaria es sólo mercadotecnia. La autorización estatal para las mismas acciones la da la
Secretaría de Agricultura del estado (SEFOA).

La ley trata de que el estado sea declarado zona libre de OGM de maíz (artículo 22), pero lo único que puede
hacer es integrar los expedientes y conseguir la opinión favorable de los gobiernos municipales y estatales. La
Ley Monsanto, a la que la ley de Tlaxcala se acoge, señala en su artículo 90 que las zonas libres serán
declaradas a solicitud de organizaciones de productores orgánicos, certificados, que demuestren técnica y
científicamente que la coexistencia es imposible, o que repercutirá en sus mercados.

Así, en la mayoría de los artículos la protección acaba siendo únicamente declarativa. Pero lo más grave de la
ley es que pavimenta el camino a los intereses de las corporaciones semilleras y da mayores atribuciones a la
Secretaría de Agricultura estatal, reduciendo el margen de acción de los campesinos y agricultores. Por
ejemplo, los fondos de semillas de maíz criollo, ejidales o municipales, ahora deben ser autorizados por la
Sefoa y supervisados por el Consejo Estatal de Maíz, «que podrá intervenirlos en caso de contradicción con
esta ley» (artículo 53).

La supuesta protección y fomento al maíz criollo incluye denominaciones de origen, patentes y derechos de
protección de variedades vegetales (artículo 19). Todos estos instrumentos sirven para favorecer los intereses
de las corporaciones y son contrarios a los derechos colectivos y bienes comunes. Están incluidos en la Ley
Federal de Variedades Vegetales, como derechos de obtentor, en los que se debe garantizar que la variedad sea
nueva, distinta, estable y homogénea, condiciones que no cumplen las semillas campesinas, entre ellas el maíz,
«en diversificación constante».

Además, en la ley se compromete a levantar un inventario de biodiversidad de maíz y establecer un directorio


de productores para clasificarlos en el sistema producto. Los integrantes de la Red en Defensa del Maíz,
calificaron la Ley del maíz de Tlaxcala como peligrosa al analizarla a la luz de la experiencia europea, que
conocen a través de sus pares alemanes, franceses y españoles.

En Europa, las leyes de semillas han convertido en ilegales las semillas campesinas. Está prohibido
comercializar, intercambiar o distribuir semillas que no estén en un catálogo de variedades registradas. Las
semillas campesinas no cumplen estos requisitos y, por tanto, ahora son ilegales. La lucha de los europeos ha
sido rechazar el catálogo. La ley de semillas mexicana (2007) sigue esta tendencia, convirtiendo en ilegal la
distribución y comercialización de semillas no registradas, es decir, semillas campesinas.

Aún más, en Europa las empresas pretenden que los agricultores les paguen regalías por sembrar semillas de su
propia cosecha, argumentando que en el pasado pudieron haber utilizado semillas patentadas cuyos caracteres
y «mejoras» aún persisten en las cosechas actuales. El directorio de productores permitió a las compañías
fiscalizar a los productores e intimidarlos para que paguen las compensaciones.

Las organizaciones y comunidades de la Red en Defensa del Maíz, constatando que el gobierno y las leyes
están a favor de las multinacionales, decidieron desde hace muchos años defender sus territorios de la entrada
de los transgénicos. Para ello, a partir de un trabajo de información y educación comunitaria y aprovechando la
ventaja que les da el ejido y la comunidad agraria, le han apostado a declararse, por acuerdo de asamblea,
como ejidos y comunidades sin transgénicos, en algunos casos incluyendo esta decisión en sus estatutos.

Además han perfeccionado la observación de sus cultivos, promueven la revaloración de las variedades
nativas, las siembran, las comen, las festejan y así las protegen y se protegen como pueblos del maíz.

De las senadoras Ana Lilia Rivera Rivera y Jesusa Rodríguez Ramírez, del Grupo
Parlamentario Morena, con proyecto de decreto por el que se expide la Ley Federal para
el Fomento y Protección del Maíz Nativo.
SE TURNÓ A LAS COMISIONES UNIDAS DE AGRICULTURA, GANADERÍA, PESCA
Y DESARROLLO RURAL; Y DE ESTUDIOS LEGISLATIVOS, SEGUNDA.

DE LAS SENADORAS ANA LILIA RIVERA RIVERA Y JESUSA RODRÍGUEZ


RAMIREZ, INTEGRANTES DEL GRUPO PARLAMENTARIO MORENA, CON
PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE EXPIDE LA LEY FEDERAL PARA EL
FOMENTO Y PROTECCIÓN DEL MAÍZ NATIVO.
Las que suscriben, Senadoras ANA LILIA RIVERA RIVERA Y JESUSA RODRÍGUEZ
RAMÍREZ, INTEGRANTES DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE MORENA, en esta LXIV
Legislatura del Senado de la República, con fundamento en lo dispuesto por los
artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 8,
numeral 1, fracción I y 164, ambos del Reglamento del Senado de la República,
sometemos a la consideración del Pleno de esta Cámara la siguiente INICIATIVA CON
PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE EXPIDE LA LEY FEDERAL PARA EL
FOMENTO Y PROTECCIÓN DEL MAÍZ NATIVO, al tenor de la siguiente:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS:
México es centro de origen del maíz, en nuestro país evolucionaron a través de miles de
años unas 64 especies diferentes. Respecto al color, existe en México maíz blanco,
amarillo, morado, rojo, etc. Es común ver que en las comunidades indígenas se busca
consumir tortillas de diferente color en distintos días, para darle variedad a la dieta.
La relación de los mexicanos con el maíz se ha dado a través de siglos, el maíz depende
de nosotros y nosotros dependemos del maíz, ya que para que el mismo se dé es
necesaria la acción de los seres humanos. El maíz, nos ha acompañado a lo largo de
nuestra historia, desde su descubrimiento por los pueblos mesoamericanos para
quienes no solo representaba la base de su alimentación, sino que consistía también en
un actor relevante para su economía.
En México no hay una sola persona que no conozca la semilla del maíz, pues nuestra
dieta diaria incluye de una manera o de otra algún derivado de esta planta ancestral,
cada una con su sabor específico, cada una originada en algún lugar de lo largo y ancho
de nuestro país cuya población agricultora ha sabido conservar desde hace siglos.
Nuestra relación con la planta, no puede ser expresada con la simpleza del alimento
que nos nutre, es mucho más sagrado y profundo que eso, como expresara Juan
Corneli de Rosas [*] : “Cada vez que el campesino cultiva la milpa, no sólo asegura su
sustento alimenticio básico, sino que mantiene viva y presente una actividad que lo
vincula con una herencia cultural de miles de años en la humanidad, y a su vez, que lo
relaciona con los otros integrantes de su comunidad. La concepción ancestral de la
relación entre el hombre y la tierra, y sobre todo, su relación y reciprocidad con el
cultivo del maíz, permite a los pueblos campesinos actuales reproducir sus formas de
organización social y su cultura, de igual manera que les da la oportunidad de auto-
reproducirse como miembros de su grupo.
El maíz no es sólo un producto material, es un eje simbólico que articula la memoria
colectiva de los pueblos originarios. Es un eje a través del cual el pasado mítico y
simbólico de los pueblos autóctonos puede ser recuperado, reproducido y
reinterpretado”.
Éste “eje simbólico”, involucra al maíz como protagonista de nuestra creación en la
memoria ancestral de nuestros antepasados, lo anterior queda de manifiesto con un
breve extracto del Popol Vuh [*] :
De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas
blancas. Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac (el gato del
monte), Utiú (el coyote), Quel (una cotorra vulgarmente llamada chocoyo) y Hoh (el
cuervo). Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las
mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de Paxil. Y
así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del
hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el
maíz en la formación del hombre por obra de los Progenitores. Y de esta manera se
llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de deleites,
abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en pataxte
y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel.
Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá.
Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y
plantas grandes. Los animales enseñaron el camino. Y moliendo entonces las mazorcas
amarillas y las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento
provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del hombre.
Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así llamados. A continuación
entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y
padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron
los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de
nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
No obstante su importancia, la política de muchos gobiernos ha sido la de desmantelar
esta relación mediante el abandono del campo y la construcción de una amplia
arquitectura legislativa para favorecer a las grandes empresas transnacionales
productoras de semillas transgénicas.
De la lectura de un artículo de investigación, podemos hacernos una idea de cómo fue
que el campo se fue deteriorando hasta llegar a la situación en que nos encontramos
hoy en día, es así que podemos saber que a finales de los años setenta y durante la
década de los noventas, por medio de Banrural se entregaban créditos y subsidios
prácticamente exiguos y que no eran suficientes para que campesinos e indígenas
pudieran trabajar la tierra, lo que trajo como consecuencia la introducción de maíz
híbrido que no se adaptaba y requería del uso de agroquímicos (abonos químicos,
plaguicidas y herbicidas) a las tierras de cultivo [*] .
Continúan los autores del artículo señalando cómo el uso de los agroquímicos
transformó a las comunidades donde causaron estragos en la economía, la cultura y la
ecología del territorio, provocando erosión de los suelos, cambio en el uso de las tierras
por pastizales, la entrada de ganado intensivo e insectos que se comen las milpas; ríos
y manantiales contaminados y casi sin peces. Todo esto debilitando las plantas de maíz
que ya presentan menos resistencia al viento y sobre todo se ha afectado la diversidad
en la milpa [*] .
Concluye este artículo expresando como todo lo anterior ha provocado el abandono del
territorio y las tierras de cultivo y poniendo de manifiesto una dura realidad, la
exposición de los campesinos a la contaminación por plaguicidas, donde son
constantemente bañados por avionetas que fumigan los campos industriales,
provocando grave intoxicación, enfermedades incurables, malformaciones y muerte.
Algunos ejemplos recientes; en el gobierno de Vicente Fox, desapareció la Productora
Nacional de Semillas (Pronase), y de esta forma se propició la dependencia de las
semillas de empresas particulares. Durante el sexenio de Felipe Calderón se creó la Ley
Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas, abriendo por completo la
puerta para la venta de semillas transgénicas en México.
De acuerdo a información dada a conocer por la Comisión para la Cooperación
Ambiental (CCA),2004; los transgenes se han introducido en algunas variedades
tradicionales de maíz en México. Ello fue confirmado mediante investigaciones
científicas auspiciadas por el gobierno mexicano. Sin embargo, no se han publicado
resúmenes de este trabajo revisado por especialistas y la información difundida hasta
ahora ha sido vaga [*] .
Muchos de los campesinos y organizaciones comunitarias que más han hecho escuchar
su preocupación por el flujo génico de transgenes perciben al maíz GM (Genéticamente
Modificado) como una amenaza directa para la autonomía política, la identidad cultural,
la seguridad personal y la biodiversidad. Muchos campesinos no perciben ningún
beneficio directo de las actuales variedades de maíz transgénico [*] .
Se expresa en un estudio de la CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y el
Uso de la Biodiversidad), “que en un país de alta diversidad de parientes silvestres de
maíz, en el que los beneficios agronómicos no están definidos ni estudiados y donde
existen riesgos conocidos y desconocidos en materia sanitaria y ambiental, no debiera
sembrarse este tipo de maíz hasta no garantizar un riesgo cero (aquel en el que no
existen riesgos ni ambientales ni para la salud) y un beneficio claro para nuestro país y
sobre todo para los agricultores que viven y han vivido por centenares de años de
sembrar tan importante cultivo” [*] .
Es importante señalar que no se trata de rechazar la biotecnología, sino de que esta se
ponga al servicio de la humanidad sin tener que depredar, dañar, menoscabar, y o
poner en riesgo la salud y la vida de las personas que consumen organismos
genéticamente modificados.
A pesar de su gran valor cultural, social, económico y hasta simbólico, preocupa que en
la actualidad la producción del maíz nativo no alcanza para el consumo interno del país.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura, con fecha 2011, “México produce 22 millones de toneladas de maíz y
consume 30 millones de toneladas. El país importa entre siete y ocho millones de
toneladas, principalmente de Sudáfrica” [*] , es decir, casi 20% de su producción total.
Aunado a esta gran contradicción está también el hecho de que las grandes compañías
transnacionales de semillas transgénicas han pretendido penetrar la producción
mexicana de diversos cultivos, entre ellos el maíz, por lo que los agricultores y
campesinos se han visto ante un problema por partida doble. Por un lado, que su
producto local no pueda competir con el mercado a gran escala y por el otro, que sus
semillas se vean en riesgo de desaparecer poco a poco pues las lógicas economicistas
que estas compañías imponen no dan tregua al pequeño y mediano productor.
En algunos estados las comunidades ven afectadas sus cosechas debido a que junto a
las suyas existen otras de medianos agricultores cuyas semillas son si no transgénicas,
por lo menos sí híbridas, lo que trae como consecuencia que el ciclo de polinización se
altere y se les obligue a comprar para sembrar dichas semillas seleccionadas según los
estándares del mercado internacional. Es decir, que a pesar de que en las comunidades
se mantienen las tradiciones de selección y conservación, el mercado llega con sus
propios estándares de medición, selección y de acaparamiento de la producción. Con
ellos también llega el abaratamiento de las cosechas locales y el incremento de precios
de las semillas genéticamente modificadas.
A manera local y no incluidos en ninguna organización, los campesinos mexicanos de
igual forma luchan a su manera por conservar la tradición de cosecha de la planta del
maíz. Normalmente estos campesinos son los más vulnerables ante la irrupción de las
semillas híbridas en el mercado, pues no es fácil adquirir conciencia de lo que éstas
significan. El mercado llega a las comunidades rurales con el discurso de que al
sembrarlas obtendrán maíz más grande y mejor pagado, lo que convence a muchos
agricultores. En consecuencia, es difícil que tras sembrar por algunos años las semillas
híbridas puedan sembrar de nuevo las semillas originarias, pues los mismos procesos y
nutrientes de la tierra se ven modificados ya que la cosecha de semillas híbridas implica
la combinación de nuevos fertilizantes que alteran la tierra.
En nuestro país los organismos gubernamentales no han hecho lo suficiente para
rescatar la semilla o para defenderla frente a las semillas genéticamente modificadas,
aunque sí han expresado la importancia de esto. Por ejemplo, la CONABIO, ha
manifestado que “mantener la agro-biodiversidad requiere de un esfuerzo internacional
coordinado para conservar los procesos ecológicos y socioculturales que subyacen la
diversidad genética de los cultivos en aquellos lugares en donde se encuentran los
parientes silvestres y en donde la agricultura tradicional todavía se practica” [*] .
Ante la falta de apoyos oficiales, los agricultores se han visto obligados a implementar
métodos de defensa de la semilla. Por ejemplo, debido a su labor de conservación y
selección son bastante conocidos los lugares de diferentes estados de la República
donde agricultores de todo el país acuden por semillas locales de buena calidad. Están,
por ejemplo; Cocotitlán, Estado de México o los llanos de Serdán en Puebla. El método
que utilizan los campesinos de estos lugares para seleccionar y conservar sus semillas
ha sido por costumbre transmitida de generación en generación.
En México existen diversas organizaciones de agricultores que han manifestado desde
hace décadas la necesidad de conservar la identidad nacional a través del maíz, Según
Gustavo Esteva y Catherine Marielle (2003), las razones que motivan a organizaciones
como estas a llevar adelante el rescate de las semillas originarias están:
1) En primer término, para entender y proteger las relaciones entre el hombre y el maíz
en el contexto de las comunidades rurales tradicionales del país, que constituyen parte
esencial de nuestra población, y así apoyar su florecimiento y el de nuestra
nacionalidad.
2) En segundo lugar, para contribuir al conocimiento científico del maíz, que es una
planta paradigmática a nivel mundial y sobre todo en México, de especial importancia
en diversos capítulos de múltiples ciencias.
3) En tercer lugar, para salvaguardar los recursos genéticos y los saberes y
conocimientos relacionados con ellos, tomando en cuenta que el maíz es fundamental
para la soberanía alimentaria y el bienestar en México y otros países” [*] .
Por su trascendencia, resulta relevante que se promuevan acciones a favor de su
protección. Como poder legislativo, nos toca expedir las leyes necesarias para asegurar
su continuidad y que se otorguen los estímulos necesarios para que los campesinos
puedan asegurar el abasto y apoyar su economía.
El protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, busca proteger la
diversidad biológica frente a los riesgos potenciales que presentan los organismos
genéticamente modificados que resultan de la aplicación de la biotecnología
moderna [*] , nuestro país suscribió este acuerdo y por lo tanto aceptó tomar las
medidas legislativas, administrativas y de otro tipo necesarias y convenientes para
cumplir las obligaciones derivadas del Protocolo [*] .
Es momento de hacer propuestas que abonen a deshacer el daño ocasionado por
políticas públicas que en lugar de contribuir al fortalecimiento del maíz, provocaron un
daño a nuestra herencia cultural y soberanía alimentaria; ahora, hagamos leyes que
robustezcan la base de la alimentación de todxs los mexicanos.
Es por ello, que se propone la expedición de una Ley Federal para el Fomento y
Protección del Maíz Nativo, Ley que tiene como objetivos:

I. Declarar al maíz nativo como Patrimonio Alimentario Nacional


II. Fomentar el desarrollo sustentable del maíz nativo
III. Promover la productividad, competitividad y biodiversidad del maíz nativo
IV. Promover las actividades de los productores originarios de maíz nativo
V. Establecer los mecanismos de protección al maíz nativo, en cuanto a su
producción, comercialización, consumo y diversificación constante.
Como parte de ésta propuesta, se contempla declarar el cultivo del maíz nativo
mexicano como patrimonio alimentario, de tal manera que se permita a la
población ejercer su derecho a la alimentación y enfrentar el cambio climático mediante
su uso racional y equitativo.
Se reconoce también el derecho de todas las personas a una alimentación adecuada en
condiciones de no discriminación y a consumir productos derivados del maíz libres de
organismos geneticamente modificados.
Para coadyuvar a la adopción de las políticas y programas públicos necesarios, se crea
el Consejo Nacional del Maíz (CONAM) como órgano de consulta del Poder Ejecutivo
Federal en la coordinación, planeación formulación, ejecución y evaluación de los
programas que se establezcan en materia de protección del maíz nativo. Este consejo
se integrará por un presidente que podrá ser el titular del Poder Ejecutivo Federal, un
Secretario técnico que será el titular de la Subsecretaria de Autosuficiencia Alimentaria
de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y representación de la
sociedad civil, campesinos, comunidades indígenas y académicos quienes tendrán voz y
voto para participar en las políticas públicas para el fomento y protección del maíz
nativo, revisar y proponer cambios a los programas de semillas de maíz, coadyuvar
para la autorización y supervisión de los bancos de semillas y resolver sobre las
autorizaciones de patrimonio alimentario.
Es relevante señalar que mediante este ley se creará un Programa Nacional de
Semillas, el cual estará a cargo de la SADER con la coadyuvancia y supervisión del
CONAM, con lo que se pretende:

• Crear Bancos de Semillas para el almacenamiento, mejoramiento y preservación


del habitat y de las tierras; el fomento a la diversificación del maíz y constituir
un activo frente al cambio climáticos.
• Asegurar el abasto de semillas en condiciones de equidad.
• Proteger y fomentar el maíz libre de Organismos Genéticamente Modificados.
• Garantizar la eficiencia, productividad, competitividad, sanidad y biodiversidad
del maíz y de sus productores, así como de las comunidades, ejidos y pueblos
que originariamente han trabajado el maíz nativo.
• Impulsar la investigación y el desarrollo de tecnología necesaria para conservar
las características del maíz nativo.

Es en razón de todo lo expresado con anterioridad que ponemos a consideración de


este Senado de la República el siguiente:
PROYECTO DE DECRETO
LEY FEDERAL PARA EL FOMENTO Y PROTECCION DEL MAÍZ NATIVO.
TÍTULO PRIMERO
Disposiciones Generales
Capítulo Único
Generalidades
Artículo 1. La presente ley es de orden público e interés social y de observancia en
toda la República. Sus disposiciones son irrenunciables y contra su observancia no
podrán alegarse costumbres, usos, prácticas, convenios o estipulaciones en contrario.
El objeto de esta ley es:
I. Declarar al maíz nativo como Patrimonio Alimentario Nacional;
II. Fomentar el desarrollo sustentable del maíz nativo;
III. Promover la productividad, competitividad y biodiversidad del maíz nativo;
IV. Promover las actividades de los productores originarios de maíz nativo.
V. Establecer los mecanismos de protección al maíz nativo, en cuanto a su producción,
comercialización, consumo y diversificación constante.
Articulo 2. Para los efectos de esta Ley se entenderá por:

I. Bancos de Semillas Comunitarios: Son los bancos de semillas de maíz nativo


creados por ejidos y comunidades. Las semillas se obtienen de los agricultores
de la comunidad y se seleccionan y almacenan de acuerdo al sistema de
almacenaje acordado.
II. Bancos de Semillas: Son los centros de almacenaje de semillas que tienen por
objeto la protección del Patrimonio Originario: la conservación in situ,
mejoramiento y preservación del hábitat y de las tierras; el fomento a la
Diversificación del Maíz; y constituir un activo frente al cambio climático.
III. CONABIO: La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
IV. CONAM: El Consejo Nacional del Maíz.
V. Directorio: Directorio de Productores, Obtentores y Comercializadores de
Semillas al que se refiere el artículo 5, fracción VII de la Ley Federal de
Producción, Certificación y Comercio de Semillas.
VI. INPI: Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas
VII. Ley: Ley Federal para el Fomento y Protección al Maíz.
VIII. Maíz Nativo: Es el grano que resulta del proceso de domesticación y cultivo
originario de diversificación genética que por razones históricas, biológicas y
culturales han realizado los campesinos del país.
IX. OGMs: Organismo u organismos genéticamente modificados;
X. Patrimonio Alimentario Nacional: El cultivo del maíz nativo mexicano que permite
a la población ejercer su derecho a la alimentación y enfrentar el cambio
climático; mismo que constituyen parte de su Patrimonio Nacional.
XI. Patrimonio Originario: Las líneas genéticas originales y variadas del maíz que se
encuentran en la república mexicana, que constituyen parte de su Patrimonio
Nacional
XII. Productores originarios: Productores que descienden de quienes originariamente
han cultivado el maíz nativo;
XIII. SADER: Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural.

TÍTULO SEGUNDO
De la Protección del Maíz
Capítulo I
Del Patrimonio Originario
Artículo 3. El Patrimonio Originario comprende lo siguiente:
I. La información que permite advertir la existencia de las poblaciones que habitan en el
territorio nacional al iniciarse la colonización, independientemente de que estas
poblaciones cuenten, o no, con conciencia de su identidad indígena;
II. La información histórica relacionada con las instituciones y condiciones sociales,
económicas, culturales, políticas y geográficas de las poblaciones a las que se refiere la
fracción anterior; y
III. En general todo aquello que permita al Estado mexicano, representarse como
centro de origen del maíz a nivel mundial.
Artículo 4. En las autorizaciones referidas en esta Ley, se deberá respetar y preservar
el Patrimonio Originario, por lo que no se otorgarán éstas, salvo que se acredite
científicamente que no existe riesgo alguno de contaminación.
Capítulo II
Del Maíz Nativo como Patrimonio Alimentario Nacional
Artículo 5. El Patrimonio Alimentario se rige por lo siguiente:
I. Acciones que posibilitan al Estado y a sus habitantes, hacer frente al cambio climático
mediante un uso racional y equitativo del Patrimonio Originario y Alimentario;
II. Derecho de todas las personas a una alimentación adecuada en condiciones de no
discriminación;
III. Derecho de todas las personas a acceder a la información necesaria para conocer y
ejercer su derecho a la alimentación;
IV. Derecho de todas las perdonas de consumir productos derivados del maíz libre de
OGMs;
Capítulo III
Del Consejo Nacional del Maíz
Artículo 6. El Consejo Nacional del Maíz es un órgano de consulta del Poder Ejecutivo
Federal en la coordinación, planeación, formulación, ejecución y evaluación de
programas que se establezcan en materia de protección al maíz nativo.
Artículo 7. El CONAM estará integrado de la siguiente manera:

I. Un Presidente que será el titular del Poder Ejecutivo Federal;


II. Un Secretario Técnico que será el Titular de la Subsecretaria de Autosuficiencia
Alimentaria de la SADER;
III. Tres Vocales por la Sociedad Civil;
IV. Tres Vocales por Campesinos;
V. Tres Vocales por grupos y comunidades indígenas; y
VI. Tres Vocales por académicos.

Los vocales durarán en su encargo tres años y podrán ratificarse por una sola vez.
Artículo 8. Las propuestas para el nombramiento y/o ratificación de los vocales se
presentaran ante la SADER que hará el nombramiento respectivo.
La SADER con auxilio del INPI, en el ámbito de sus competencias, convocarán a los
grupos de la sociedad civil; organizaciones de campesinos; universidades y ejidos y
comunidades agrarias e/o indígenas a celebrar las asambleas correspondientes para
que formulen sus propuestas de nombramiento y/o ratificación de vocales.
Artículo 9. Los miembros que integran el CONAM tienen voz y voto y sesionan en
asamblea ordinaria, por lo menos una vez cada cuatro meses, misma que será
presidida por el Presidente, y en su ausencia, por el Secretario Técnico, quienes pueden
convocar a sesiones extraordinarias cuando existan asuntos urgentes que tratar.
Artículo 10. El CONAM tendrá las siguientes facultades:

I. Coadyuvar en el diseño, planeación, programación y definición de políticas


públicas sobre fomento y protección al maíz nativo;
II. Resolver sobre las autorizaciones del Patrimonio Nacional;
III. Revisar y, en su caso, proponer la modificación de los programas de semillas de
maíz, para que se ajusten a la Ley;
IV. Coadyuvar con SADER para la autorización y supervisión de los Bancos de
Semillas de Maíz;
V. Proponer y participar en los mecanismos de consulta, investigación y estudios
sobre el Patrimonio Alimentario; y
VI. Las demás que las leyes le confieran.

Artículo 11. Las funciones de los miembros del CONAM tendrán carácter honorífico,
por lo que los Consejeros no percibirán retribución alguna, emolumento o
compensación por su participación.
TÍTULO TERCERO
Del Fomento al Maíz Nativo
Capítulo I
Del Programa Nacional de Semillas de Maíz Nativo
Artículo 12. Se considera de utilidad pública la creación de un programa nacional de
semillas de maíz nativo, que tenga por objeto:
I. Asegurar el abasto en condiciones de equidad;
Il. Erradicar las prácticas de las empresas productoras y comercializadoras de semillas
que atenten contra el objeto de esta Ley;
III. Proteger y fomentar el maíz libre de OGMs;
IV. Garantizar la eficiencia, productividad, competitividad, sanidad y biodiversidad del
maíz y de sus productores, así como de las comunidades, ejidos y pueblos que
originariamente han trabajado el maíz nativo;
V. Impulsar la investigación y el desarrollo de tecnología necesaria para conservar las
características del maíz nativo.
Artículo 13. La SADER será la dependencia encargada de planear, diseñar, normar,
elaborar los anteproyectos de presupuesto y ejecutar el programa nacional de semillas
del maíz nativo.
Artículo 14. La CONAM revisará y, en su caso, modificará el programa nacional de
semillas de maíz nativo, para que se ajusten al objeto de esta ley.
Capítulo II
Del Presupuesto
Artículo 15. El Ejecutivo Federal, al remitir a la Cámara de Diputados el Presupuesto
de Egresos de la Federación, deberá establecer las partidas presupuestales necesarias
para cumplir con el programa nacional.
Artículo 16. La Cámara de Diputados, para determinar el presupuesto deberá revisar a
través de las comisiones correspondientes, la evaluación de los programas que
contempla esta Ley, y demás acciones realizadas para el cumplimiento de la misma;
para tal efecto, y de así considerarlo necesario, podrá requerir información oficial, así
como la comparecencia de los funcionarios públicos involucrados, además de las
audiencias con los sectores e individuos interesados o expertos en la materia.
Artículo 17. El ejercicio del presupuesto aludido en este capítulo estará a cargo de la
SADER.
Capítulo III
Del Directorio de Productores Originarios
Artículo 18. El Directorio deberá incluir la categoría de Productores Originarios del
maíz nativo.
Artículo 19. El registro en el Directorio se utiliza como requisito para acceder a los
programas y servicios que establece esta Ley.
Artículo 20. Los productores originarios del maíz nativo podrán solicitar su registro en
el directorio mediante solicitud a SADER, la que se hará pública en todas sus
instalaciones y en su portal de internet.
Artículo 21. La solicitud a la que se refiere el artículo anterior deberá contener
exclusivamente:
I. Nombre y domicilio del solicitante;
II. Sistema o sistemas producto a los que se dedica el productor;
III. Declaración bajo protesta de decir verdad, y
IV. Descripción de la prueba o pruebas que se anexen a la solicitud y que acrediten su
condición de productor originario.
Artículo 22. Los medios de prueba pueden ser cualquiera de tipo documental, no
prohibido por las leyes, que resulte idóneo para acreditar la calidad de productor
originario.
Deberá presumirse la veracidad de los documentos, incurriendo en los delitos
correspondientes quien declare con falsedad o utilice documentos falsos.
Capítulo IV
Del Inventario de la Biodiversidad del Maíz
Artículo 23. La CONABIO será la entidad responsable de elaborar y publicar el
Inventario de la Biodiversidad del Maíz.
Las especies que se contemplen en el Inventario se considerarán Patrimonio Originario
en los términos de esta Ley.
Capítulo V
De los Bancos de Semillas
Artículo 24. La SADER establecerá Bancos de Semillas de maíz nativo para proteger el
Patrimonio Originario.
Los Bancos deberán garantizar a los productores el acceso al maíz nativo diversificado y
libre de OGMs.
Artículo 25. Los ejidos y comunidades tendrán derecho a establecer y constituir
bancos de semillas comunitarios, de maíz nativo, con el objeto de protegerlo y
fomentarlo.
Cada banco de semillas comunitario será administrado por un Comité que se designe ya
sea, en consulta pública, por usos y costumbres o en asamblea, según corresponda.
Una vez establecido el banco de semillas comunitario, y designado su correspondiente
Comité, se deberá dar aviso a la SADER.
Artículo 26. Los Bancos de Semillas de maíz nativo serán autorizados por la SADER y
supervisados por la CONAM.
TRANSITORIOS
ARTÍCULO PRIMERO. El presente Decreto, entrará en vigor el día siguiente al de su
publicación, en el Diario Oficial del Gobierno de la Federación.
ARTÍCULO SEGUNDO. El Ejecutivo Federal tendrá un término de 90 días naturales a la
entrada en vigor de esta Ley, para emitir el Reglamento respectivo.
ARTÍCULO TERCERO. La SADER tendrá un término de 90 días naturales, posteriores a
la publicación del Reglamento de la presente Ley para nombrar a los vocales que
integraran el Consejo Nacional del Maíz.
ARTÍCULO CUARTO. El Consejo Nacional del Maíz deberá instalarse dentro de los 30
días naturales, posteriores al nombramiento de sus vocales por parte de la SADER.
ARTÍCULO QUINTO. Queda derogada cualquier disposición que contravenga lo
establecido en la presente Ley.
Salón de Sesiones del Senado de la República, a 23 de abril de 2019.
SEN. ANA LILIA RIVERA RIVERA. SEN. JESUSA RODRÍGUEZ
RAMIREZ.
[*] Corneli de Rosas, Juan. Maiz,fuente de identidad y presente de un pueblo.
2005.Facultad de Psicología,UNAM,Mexico.
[*] Anónimo,(1999). Popol Vuh. Ed.8ª, Santafé de Bogotá, D,C.,
Colombia.Panamericana Editorial.
[*] http://www.surysur.net/mexico-la-batalla-por-el-maiz-y-la-guerra-por-el-territorio/
[*] Ídem
[*] Comisión para la Cooperación Ambiental. (2004). Informe del Secretariado de la
Comisión para la Cooperación Ambiental. Conclusiones y Recomendaciones. Recuperado
de http://www3.cec.org/islandora/es/item/2152-maize-and-biodiversity-effects-
transgenic-maize-in-mexico-key-findings-and-es.pdf
[*] Ídem
[*] Piñero, D.2001. “Reflexiones para una política sobre organismos transgénicos en
México: el caso del maíz. CONABIO. Biodiversitas 34:8-10
[*] Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2011).
México importa el 20 por ciento del maíz que consume. 15 de febrero de 2019, de
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Sitio
web: http://www.fao.org/in-action/agronoticias/detail/es/c/506570/
[*] CANABIO Y The Economics of Ecosystems &Biodiversity. (Sin fecha). Ecosistemas y
agrobiodiversidad en sistemas de producción de maíz de pequeña y gran escala.
CANABIO. México, DF.
[*] Gustavo Esteva y Catherine Marielle. (2003). Sin maíz no hay país. México, DF.:
Culturas Populares de México.
[*] https://www.conacyt.gob.mx/cibiogem/index.php/protocolo-de-cartagena
[*] Fracción 1 del artículo 2 del Protocolo de Cartagena.
 

arta abierta al Congreso de la Unión

Red en Defensa del Maíz

8 de octubre de 2002

CIBIOGEM – Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Transgénicos

SAGARPA – Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación


El 9 de Octubre de este año, organizaciones campesinas e indígenas de México, junto con organizaciones de la
sociedad civil hicimos públicos los resultados de las muestras de maíz que tomamos en 138 comunidades
campesinas e indígenas de México. Los análisis mostraron contaminación transgénica del maíz campesino en
33 de esas comunidades en Chihuahua, Morelos, Durango, Estado de México, San Luis Potosí, Puebla,
Oaxaca, Tlaxcala y Veracruz, y en varios casos con presencia de hasta 3 diferentes transgénicos en la misma
planta, correspondientes a maíz tolerante a herbicidas y maíz insecticida con la toxina Bt. Además detectamos
en todos los Estados mencionados la presencia de contaminación con maíz transgénico Bt de la variedad
«Starlink», prohibido para consumo humano en Estados Unidos. Todas las secuencias están patentadas por
alguna de las 5 multinacionales que controlan globalmente la producción de transgénicos.

Los resultados de estos análisis -que confirman la contaminación informada por el INE-Conabio desde el
2001- fueron realizados con el esfuerzo de campesinos, indígenas y organizaciones de la sociedad civil, frente
a la falta de acciones del gobierno y las instituciones académicas para evaluar la extensión y gravedad de la
contaminación. Son sólo una pequeña muestra del hecho gravísimo de la contaminación, seguramente presente
en muchos otros Estados.

La SAGARPA, sin tomar cuenta de la contaminación y ocultando hasta sus propios estudios que la
demuestran, ha seguido promoviendo la fuente principal de contaminación: las importaciones de maíz de
Estados Unidos. Maíz que llega mezclado con transgénicos y subsidiado, compitiendo deslealmente con los
campesinos de México y con la producción nacional. Víctor Villalobos, conocido promotor de los transgénicos
y amigo de las empresas que los producen, es el representante de la SAGARPA en la presidencia de la
CIBIOGEM. Desde allí ha expresado repetidamente su intención de levantar la moratoria que impide la
siembra de maíz transgénico.

El Senado de la República, con el apoyo de todos los partidos -al igual que con la Ley de Derechos y Cultura
Indígena- aprobó irresponsablemente y contra las protestas de organizaciones civiles y campesinas, una
Iniciativa de Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, que pasó para discusión a la
Cámara de Diputados. Esta iniciativa de ley, de aprobarse, legalizar· y aumentar· la contaminación, ya que no
se basa en el principio de precaución, no tiene en cuenta la situación especial de que México es centro de
origen del maíz y muchos otros cultivos y concentra la decisión de liberación de cultivos transgénicos en la
SAGARPA que ha ocultado hasta sus propios estudios sobre la contaminación y la ha promovido a través de
las importaciones.

El maíz está en la base cultural, económica y social de los pueblos indios y las comunidades campesinas y es
un elemento fundamental de la alimentación y la vida de todas y todos los mexicanos. Los transgénicos están
en manos de un puado de transnacionales que demandan a agricultores por el uso de sus semillas patentadas
cuando se han contaminado, e implican importantes riesgos potenciales al medioambiente, la biodiversidad, la
salud y las economías y culturas campesinas e indígenas. La contaminación que se podría dar con el maíz
transgénico para expresar sustancias no comestibles, como plásticos, adhesivos, espermicidas y vacunas
veterinarias (actualmente en experiencia en Estados Unidos) son una amenaza aún mayor. Los campesinos e
indígenas de México tienen muchas opciones sanas para proveer al país con los alimentos que necesitamos sin
multinacionales ni transgénicos.

Entendemos que la contaminación del maíz, y sus intentos de legalizarla a través de esta iniciativa de Ley de
Bioseguridad, al igual que con la aprobación de la Ley de Derechos y Cultura Indígena, es un ataque al maíz
en su centro de origen y por tanto a las bases culturales, económicas y sociales de los pueblos indios y
campesinos y de todos los mexicanos. En el concierto de intentos privatizadores de la energía, agua y otros
recursos, es un ataque más a la soberanía.

Por eso, organizaciones campesinas e indígenas junto con organizaciones sociales y civiles del país
denunciamos la contaminación transgénica del maíz nativo, tomamos en nuestras manos el proceso de
descontaminación y demandamos:

– Parar urgentemente las importaciones de maíz

• Rechazar la Iniciativa de Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, actualmente


en discusión en la Cámara de Diputados.
• Mantener la moratoria que impide la siembra de maíz transgénico.
• Revisar la Legislación indígena para que se respete el espíritu de los Acuerdos de San Andrés y la Ley de
la COCOPA para proteger al maíz reconociendo la identidad y los derechos de los pueblos indios.
AJAGI CECCAM CENAMI Grupo ETC CASIFOP UNOSJO UNORCA

CONTEC COSYDDHAC ORAB (organización de agricultores biológicos) Regionalización Tuxtleca CEDIM


(colectivo de educación y desarrollo integral de la mujer) CREO (centro regional de educación y organización
a.c.) UNITONA Unidad Indígena totonaca nahua Comunidades de las comunidades rurales de Sierra de
Huayacocotla, Huejutla, Xochicoatlan Hidalgo; Plan de Gatica, Guerrero; Tehuantepec, Huautla; Oaxaca, , Las
Margaritas, Acteal y Palenque, Chiapas, La Tarahumara, Tuxpan, Los Tuxtla, Córdoba, Veracruz Sierra Norte,
Sierra Negra de Puebla.

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