El lucro cesante, lo define la doctrina como lo que una persona deja de
percibir, o ganancia que se ve privada por el incumplimiento de la obligación
que incumbe al deudor.
Ahora bien, en materia laboral, se entiende que el trabajador debe ser
indemnizado por el tiempo en el cual no pudo realizar labor alguna o de ser permanente la discapacidad, resarcir el monto salarial que no podrá percibir a futuro en virtud de las secuelas de la lesión sufrida, en palabras de la Magistrada Mónica Misticchio Tortorella en la sentencia de la Sala de Casación Social N° 332, de fecha cinco (05) de abril del 2016.
En cuanto a la procedencia de la acción en virtud de una indemnización
por lucro cesante, la Sala de Casación Social ha estimado como requisitos para su validez la demostración de que el accidente de trabajo o la enfermedad profesional se haya producido por un hecho ilícito (Sentencia Nº 785 del 4 de mayo de 2006, caso Jhoan Francisco Parra Palacios contra Industria Azucarera Santa Clara, C.A.), es decir, la relación de causalidad y la culpabilidad del supuesto causante del hecho, demostrar que la existencia de una enfermedad o accidente (daño) sea consecuencia de la conducta imprudente o negligente del patrono (hecho ilícito).
Cabe destacar, que el trabajador afectado debe sufrir un daño que le
prive total y permanentemente de la posibilidad de seguir obteniendo un salario, para que se configure el supuesto de hecho procedente para la declaratoria a su favor de la indemnización por lucro cesante. De lo contario, aquel trabajador afectado por una incapacidad parcial mal podría tener derecho a tal figura, sí tiene la posibilidad de continuar con la realización de su trabajo habitual o labor distinta sin impedimento de impide seguir percibiendo ingresos o ganancias derivadas de la prestación de sus servicios personales. Así fue ratificado por la Sala de Casación Social en la sentencia N° 238, de fecha veintiuno (21) de abril del 2015, con ponencia del Magistrado Danilo Mojica Monsalvo.
En materia de hecho ilícito, en los términos del artículo 1185 del
Código Civil, la parte que reclama la indemnización del daño sufrido tiene la carga de probar la falta del agente, ya que la mencionada norma consagra el principio general de la responsabilidad civil por daños extracontractuales inspirada en la teoría clásica de la responsabilidad subjetiva –que recibe su fundamento en la noción de falta o culpa en sentido amplio-, por lo que le corresponde al actor (trabajador) demostrar que efectivamente el patrono causó el daño mediante una conducta deliberadamente dirigida a ello (dolo), o por negligencia, imprudencia e impericia.
El lucro cesante, al ser la pérdida de una ganancia futura que hasta el
momento previo al incumplimiento contractual o el ilícito civil se generaba habitualmente, surge de él un elemento de incertidumbre sobre el momento hasta el cual tal ganancia sería percibida, puesto que sería un absurdo afirmar que en el imaginario de su subsistencia continuaría generando frutos.
Ante dicha particularidad, existe un método de cálculo para determinar
el monto que podría suponerse por concepto de Lucro Cesante. Siendo la vida útil del venezolano la edad de 60 años, se usaría la cantidad por concepto de ingreso anual, tomando en cuenta para la ecuación la edad para el momento del hecho ilícito, lo cual arrojaría una diferencia de años estimada por vivir, la cual establecería el tiempo que fue privada la persona del ingreso de aquella ganancia habitual.
La Sala de Casación Social ha establecido que para la cuantificación de
dicho concepto debe tomarse como factor el salario integral como base de cálculo para determinar lo que habría percibido el trabajador afectado hasta cumplir los 60 años de edad. (Sentencia N° 341, de fecha once (11) de abril de 2016, con ponencia de la Magistrada Marjorie Calderón Guerrero.