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ROSARIO DE LAS SACRATISIMAS LLAGAS DE NUESTRO

SEÑOR JESUCRISTO

V: Oh Jesús, Salvador divino, ten misericordia de nosotros y del


mundo entero.
R: Amén.

V: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.


R: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

V: Gracia y misericordia, Jesús mío, en los peligros presentes.


Cúbrenos con tu preciosísima sangre.
R: Amén.

V: Eterno Padre, muéstranos tu misericordia por la Sangre de tu


querido Hijo. Te lo suplicamos, muéstranos tu misericordia.
R: Amén.

POR LAS SANTAS LLAGAS DE LOS PIES


Señor mío crucificado, adoro las sagradas santas llagas de tus pies. Por el
dolor que en ellas sufriste y por la sangre que derramaste, concédeme la
gracia de evitar el pecado y de seguir constantemente, hasta el fin de mi vida,
el camino de las virtudes cristianas.

(Después de cada llaga, se reza):

Una vez:

V: Eterno Padre, yo te ofrezco las santas llagas de Ntro. Señor


Jesucristo.
R: Para que cures las llagas de nuestras almas.

Diez veces:

V: Jesús mío, piedad y misericordia.


R: Por los méritos de tus santas llagas

POR LAS SANTAS LLAGAS DEL SAGRADO COSTADO


Señor mío crucificado, adoro las sagradas santas llagas de tu sagrado
costado. Por el dolor que en ellas sufriste y por la sangre que derramaste, te
ruego enciendas en mi corazón el fuego de tu divino amor y me concedas la
gracia de amarte por toda la eternidad.

POR LA SANTA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA


Señor mío crucificado, adoro la sagrada santa llaga de tu mano izquierda.
Por el dolor que en ella sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego que
no me encuentre a tu izquierda con los condenados en el día del juicio final.

POR LAS SANTAS LLAGAS DE LA MANO DERECHA


Señor mío crucificado, adoro la sagrada santa llaga de tu mano derecha. Por
el dolor que en ella sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego que me
bendigas y me conduzcas a la vida eterna.

POR LAS SANTAS LLAGAS DE LA CABEZA


Señor mío crucificado, adoro la sagrada santa llaga de tu santa cabeza. Por
el dolor que en ella sufriste y por la sangre que derramaste, te ruego me
concedas constancia en servirte a ti y a los demás.
ORACIÓN
Sangre de Cristo, perdónanos.
Sangre de Cristo, sálvanos.
Sangre de Cristo, lávanos.
Sangre de Cristo, purifícanos.
Sangre de Cristo, cúranos.
Sangre de Cristo, libéranos.
Sangre de Cristo, santifícanos.

Haz, Señor, que, bañados en Tu preciosísima Sangre, quedemos limpios de


todo pecado y mal espiritual y corporal. Amén.
Rezar: 3 Padrenuestros, 3 Avemarías y 3 Glorias.
LETANÍAS DE LA SANTA FAZ DE NUESTRO SEÑOR
Compuestas por el Excmo. Sr. Don Sancho Dávila y Toledo, obispo de
Jaén, para el culto de la reliquia de la Santa Faz que se venera en su
diócesis.
(para uso privado)

Señor, ten piedad.


Cristo ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial
Dios Hijo, Redentor Del mundo
Dios Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios

Santa apariencia de su belleza R: ten misericordia de nosotros.


Santa imagen de La verdadera Faz de Jesucristo impresa al vivo durante El
camino de la cruz
Santa Faz cantada por los ángeles y adorada por los pastores y los reyes en
la Natividad
Santa Faz, esclarecida por Padre omnipotente en el Bautismo Del Jordán
Santa Faz, glorificada en la Transfiguración sobre el monte Tabor
Santa Faz, paraíso en la tierra
Santa Faz, esplendor y corona nuestra
Santa Faz, resplandor del Padre
Santa Faz, trasunto de su substancia
Santa Faz, memorial de nuestra Redención
Santa Faz, deseo de los ángeles
Santa Faz, espejo de los santos
Santa Faz, gozo de los bienaventurados.
Santa Faz, refrigerio de los justos
Santa Faz, resurrección de los pecadores
Santa Faz, vida de los muertos
Santa Faz, luz del mundo
Santa Faz, senda segura para los pecadores extraviados
Santa Faz salvación de los que en ti creen
Santa Faz, que no te substrajiste a los que te insultaban y escupían
Santa Faz, a la que se arrebató toda belleza, gracia y apostura
Santa Faz, escondida y despreciada por nuestra causa
Santa Faz, cubierta de confusión por nuestro bien
Santa Faz, saturada de oprobios
Santa Faz, que presentaste la mejilla a quien te golpeaba
Santa Faz que no apartaste la barba de quienes te la mesaban
Santa Faz, que por nosotros sudaste sangre
Santa Faz, obscurecida y golpeada
Santa Faz, a la que impíos tiranos escupieron y abofetearon

Sénos propicio, perdónanos Señor.


Sénos propicio, escúchanos, Señor.

De todo mal R: líbranos, Señor.


Por tu Cruz y por tu Pasión
Por ésta tu Santa Faz
Por tu admirable Faz a nosotros mostrada
Por la luz de tu rostro sobre nosotros impresa
Por la alegría de tu rostro en nuestros corazones
Por la luz de tu Rostro bajo la cual caminamos
Porque nos adelantamos en confesar tu Santa Faz
Porque ya podemos morir alegres después de habernos mostrado tu Santa
Faz
Por la gloria y honor de tu Rostro más blanco que la nieve y que siempre nos
protege

Nosotros, pecadores R: te rogamos, óyenos.


Que nos perdones
Que concedas la paz a todo el pueblo cristiano
Que otorgues prosperidad a los fieles devotos de tu Santa Faz
Que te dignes regir y conservar a tu Santa Iglesia, en la cual se halla
escondido el regalo incomparable de tu Rostro
Que te dignes dar fortaleza y conservar al Romano Pontífice, a su senado y
a todos los órdenes de la jerarquía eclesiástica
Hijo de Dios

Faz de Jesucristo nuestro Señor, que quitas los pecados del mundo
perdónanos Señor.
Fas de nuestro Salvador, que quitas los pecados del mundo
escúchanos Señor.
Faz de nuestro Salvador, que quitas los pecados del mundo
ten misericordia de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Señor, ten piedad.


Cristo ten piedad.
Señor, ten piedad.

Padre nuestro (en secreto hasta:)

V. Y no nos dejes caer en tentación.


R. Mas líbranos Del mal.

V. Escúchame cuando te invoco.


R. Dios, defensor mío.

V. Tú que en el aprieto me diste anchura.


R. Ten piedad de mí y escucha mi oración.

V. Y vosotros, hijos de los hombres.


R. ¿Hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el
engaño?

V. Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor.


R. Y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

V. Temblad y no pequéis.
R. Reflexionad en el silencio de vuestro lecho.

V. Ofreced sacrificios legítimos


R. Y confiad en el Señor.

V. Hay muchos que dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha?


R. ¿Si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?"

V. Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría.


R. Que si abundara en trigo y en vino.

V. En paz me acuesto y en seguida me duermo.


R. Porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Amén.

V. Oremos por nuestro pontífice Benedicto.


R. El Señor le conserve y le dé vida, le haga feliz en la tierra y no deje que
caiga en manos de sus enemigos.

V. Oremos por nuestro rey… (o por nuestro presidente)


R. Sálvale, Señor, y al pueblo a él encomendado.

V. Mira la Faz de tu Cristo.


R. Y no apartes tu rostro de nosotros.

V. No arrojes de tu Faz a tu pueblo.


R. Y no quites de nosotros a tu Espíritu Santo.

V. Muéstranos, Señor, tu Faz.


R. Y seremos salvos.

V. Señor, escucha mi oración.


R. Y mi clamor llegue a ti.

V El Señor esté con vosotros.


R. Y con tu espíritu.

OREMOS: Potentísimo Dios, que nos has dejado en la Santa Faz impresa
del vivo los sagrados signos de tu santa Pasión, concédenos propicio que,
por tu muerte y sepultura seamos conducidos a la gloria de la resurrección.
LETANÍA DE DESAGRAVIO AL CRISTO DE LA BOFETADA

¡Oh de mi vida, amor ensangrentado! R: Libra mi alma y mi cuerpo del


pecado
Oh Jesús, con salivas afeado
Oh cuello, con tal soga lastimado
Oh rostro tierno, de mi pecho amado
Oh Cristo, con crueldades maniatado
Oh bellísimo rostro abofeteado
Oh corazón sin lástima angustiado
Oh mi amor, bien herido y mal pagado

Y diré al ver tu sangre derramada R: mi amor sea el Cristo de la bofetada.


Y diré al ver tu cara señalada
Y diré al ver en ti la mano armada
Y diré al ver tu vista ensangrentada
Y diré al ver tu barba despoblada
Y diré al ver tu tanta belleza ajada

Mi Señor, mi redentor, mi amor, por la cruel bofetada que por mí sufriste


R: Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste,
Por las gotas de sangre que vertiste,
Por el golpe que en la tierra diste,
Por las palabras que al agresor dijiste,
Por los ojos con que a Malco viste,
Por la garganta que a la soga diste
Por las manos que a al lazo ofreciste,
Por tu tierno corazón tan triste,

V. Adorámoste Jesús Nazareno abofeteado.


R. Por redimirnos del pecado.

ORACIÓN: Mi Dios, mi Amor, mi Jesús y todo mi bien; lucidísimo sol


inflamado en amor de los hombres, y por eso de mis entrañas vida, y de mi
alma amante esposo: estampa en mi corazón estas afrentas e injurias que
padeciste en el tribunal de Anás, y pues eres mi cabeza, Dios de infinito amor
y yo tu miembro, aunque pecador, úneme todo contigo, para que mis
pensamientos, obras y palabras, sean gratas a tus divinos ojos. Imprime en
mi alma las virtudes que enseñaste, cuando te estrelló contra la tierra, al golpe
de un bofetón el alevoso Malco, para que saliéndome de corazón y voluntad
toda su práctica, que es señal de ser perfectas, por ellas te desagravie y logre
la dicha de ver tu hermosura en la patria celestial. Amén.
LETANÍAS A LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.

Dios Padre celestial


Dios Hijo, Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Santa Trinidad, un solo Dios

Sangre preciosa por mi amor vertida R: Purifica mi alma de toda malicia.


Sangre redentora, vida de mi vida.
Sangre derramada por las culpas mías.
Sangre rubicunda, de estima infinita.
Sangre, que llorando, mi Jesús vertía.
Sangre, que en las lágrimas, hilo a hilo corrías.
Sangre que te viste de hombres abatida.
Sangre que brotó de agudas espinas.
Sangre que arrastrada fuiste y escupida.
Sangre que vertieron manos atrevidas.
Sangre del costado en la cruel herida.
Sangre dulce y suave, humana y divina.
Sangre con que aplacas tu justísima ira.
Sangre consagrada en hostia pacífica.
Sangre sin doblez, sangre inocentísima.
Sangre con que borras la escritura antigua.
Sangre en cinco pórticos de mejor piscina.
Sangre de mi amante, sangre amabilísima.
Sangre que te ofreces por quien más te pisa
Sangre que nutrió la dulce María.
Sangre siempre pronta a curar heridas.
Sangre en que se funda la esperanza mía.
Sangre que recauda la oveja perdida.
Sangre liberal, sangre agradecida.
Sangre encendedora de las almas tibias.
Sangre que haces fuerte al que en ti medita.
Sangre santa, pura, amable y bendita.
Sangre que estremece a la sierpe maldita.
Sangre de mi alma, sangre de mi vida.
Sangre tú me salvas, tú me lavas y me limpias.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo


Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo
Ten piedad de nosotros.

Cristo óyenos.
Cristo escúchanos

OREMOS: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la sangre de tu Hijo


quisiste ser aplacado, y que nosotros fuésemos redimidos: rogámoste que nos
concedas de tal suerte hacer memoria del precio de nuestra salvación, que
podamos en esta vida conseguir el perdón, y en la eternidad el premio de la
gloria: por el mismo Jesucristo Señor Nuestro, tu Hijo, que contigo vive y
reina por los siglos de los siglos. Amén
TOALLA MÍSTICA O EJERCICIO PARA ENJUGAR A CRISTO
NUESTRO SEÑOR, CAÍDO, Y MOJADO EN LAS PROFUNDAS, Y
NEGRAS AGUAS DEL TORRENTE CEDRÓN

ACTO DE CONTRICIÓN
Oh Dios inmenso, Dios Santo, Dios de Clemencia. Misericordioso, por tu
misma naturaleza, aquí en tu acatamiento, y presencia está el torrente
larguísimo de la maldad; aquí el dilatado mar de pecados; el negro rio de
toda malicia; aquí el que precipitado en las asquerosas corrientes de mi mala
vida, no solo he bebido la iniquidad con las aguas, sino que, sumergido en
sus hediondas olas, me iba precipitado hasta el abismo Infernal, sin atender
a las furiosas avenidas de vuestra justa ira. Ya lo veo, Señor de mi alma, ya
lo conozco, Padre amoroso, de mi corazón he sido un loco desagradecido,
soy un pobrecito mentecato, soy, pero nada soy, pues a la nada me ha
reducido mi mala vida; pésame Dios mío de haberte ofendido, pésame de
todo mi Corazón, pésame de lo íntimo de mi Alma. Ya no más culpas, ya no
más pecar, que así te lo prometo; confío en tu Misericordia, que me has de
perdonar; pero para cumplirlo, para amarte, préstame tu acongojado
Corazón, que solo con él podré dignamente amarte, prestadme el dulcísimo
de María Santísima, que, con ese Corazón tan Santo, yo te podré agradar, y
servir hasta mi muerte. Amén Jesús.

CONSIDERACIÓN
Vete alma tras de Jesús, preso, y con tanta furia llevado de aquella vil canalla;
la noche obscura, alúmbrale con tu corazón y mira como al pasar aquel
puente, un maldito Sayón empujando a Cristo, le arroja hasta lo profundo de
sus aguas (según Andricomio en la descripción de la Tierra Santa). ¡Mira el
susto, que naturalmente tendría tu Jesús qué aleadas daría aquel pacífico
Corazón con tan repentino sobresalto! Míralo cayendo con las manos atadas
é indefensas: mira Alma, mira que hay mucho, que mirar, y admirar. Al caer
de tan alto, oye el golpe que da con todo el Cielo en aquellas asquerosas
aguas: oye él gusto, algazara y gritería de aquellos malvados ministros, y
atiende a tu Jesús pacífico. ¿Tente Señor, pues eres la misma fortaleza ay
Jesús, quien arroja? Y escucha que te responde así: Tu alma mía, tú me
arrojas, tú mi amada, ¿tú me empujas por qué? ¿Tan mal compañero soy a tu
lado? ¿Qué te he hecho criatura mía ¿para que con tanto riesgo me despidas
de ti? Alma responde a tan lastimosas quejas allá en el centro de tu corazón,
y ya que, arrojado a Dios, ahora que te pregunta, no le seas descortés,
respóndele, y juzga (allá para ti) lo que a Dios respondes.
ORACIÓN
Arrojado Dueño de mi vida, ¡dulce descanso de mi corazón! centro amoroso
de mis amores, ¿cómo ha de ser sufría mi amor, verte en ese cenagal tan
asqueroso de cenizas dé cuerpos muertos, siendo Tú la Santidad por tu
misma Esencia, y yo él albañal inmundo, digno de todo despreció viviendo
entre racionales? Quien fue bien mío el insolente, ¿qué sin respeto a tu
Soberanía te arrojó en este lodo? Señal cierta, que no conoció, ni mereció ver
la belleza de tu Ser, el esplendor de tu Majestad, pues tan atrevido té echa en
este inficionado, y asquerosísimo cieno. Tú, Señor, Tu Vida de los hombres,
Tu Recreó de los Serafines, Tu Regalo de los Santo, Tú Gloria de los
Bienaventurados. TU, Centro de toda Caridad, Agnus Dei, del Padre Eterno,
Tu, delicia, y suavidad de la Reyna de los Cielos. Tú, Imagen verdadera de
tu Padre, Tú, Amor del Divino Espíritu, Tú, Cordero inocente todo blanco, y
encarnada, sin mancha negra de culpa, ¿Tú en el lodo? ¿Tú en la basura? ¿Tú
en el cieno? ¿Tú, en esa asquerosa sentina? Cuando es manchado asiento el
Sol para tu Dignación, Soberanía, y Majestad, Tú, solo Señor pues tu solo te
conoces, y puedes conocer, el desacato de quien te arroja, el atrevimiento de
quien te empuja, la ignorante malicia de quien así te ata; como también Tú
solo sabrás ponderar lo acervo de ese dolor, lo penoso de esa tormenta, lo
gravísimo de esa insolencia, lo cruel de esa maldad, Tú solo, Señor pues Tu
solo lo padeciste, y Tu solo lo sabes quién eres, Tu único conoces lo ardiente
de tu amor, lo inaudito de tu paciencia, lo infinito de tu dolor, y la altísima
dignidad de tu Señorío; ¡Bien veo no son capaces todos los entendimientos
del Cielo, y de la Tierra para comprehender el peso de tanto ultraje a tu
Persona, todas las memorias para hacer el debido recuerdo de tan
imponderable villanía, ni todas las voluntades para satisfacer con todo su
amor tan generosa paciencia, y tan Venerable silencio en tan dolorosísimo
Paso; pero con todo mi Señor, con todo eso sabemos cierto, te pagas de
nuestros cortísimos obsequios de nuestras Hacas memorias
¿ y de nuestros tibios recuerdbsi
e0m Q& ftftepentos, y yo xies

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