Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La Tiranía de las Ideas es un ameno pasaje por la Historia Universal, especialmente de todos aquellos antecedentes
que conforman las dos naciones que aborda como tema central el autor: México y Estados Unidos.
La historia, además, se nutre de una agradable conversación entre dos ángeles y Dios, en la que la imagen de éste
al principio resulta totalmente en concordancia con la idea occidental de “Dios”: el cielo, los ángeles, esa
personificación de la deidad única y toda poderosa. El concepto y la manera en que se describe a Dios van
evolucionando conforme avanza la obra, logrando así explicar en un plano sencillo las ideas centrales del autor.
Los ángeles bajan a la tierra convertidos en niños, y así pasarán por cuatro paseos de la Historia, cada fragmento
en realidad recoge eventos históricos de diversas épocas, pero la secuencia se puede advertir pues al principio se
habla de todo lo relativo a España, Inglaterra y demás naciones europeas que influyen en el desarrollo étnico,
cultural e histórico de México y Estados Unidos; mientras que ya después se habla incluso de las grandes guerras
Así, el autor desarrolla una serie de ideas bastante atrevidas, pues desde el inicio denota un rechazo creciente
hacia las estructuras y construcciones sociales que como abogados y, en general como estudiosos de ciencias
sociales, tanto estudiamos y tratamos de comprender. El autor sostiene que palabras como nación, pueblo, Estado,
dioses, libertad; son todas abstracciones y que en realidad eso que tanto se estudia en la educación básica relativo
a la identidad tiene una sola finalidad: la captura y retención del poder por parte de la clase política.
De igual manera el autor expresa que “No hay ideología liberadora, pues en toda ideología hay un sometido”, lo
cual suena bastante convincente cuando explica que “los liberales se convierten en conservadores para usufructuar
el poder”. No cabe duda de que la Historia ha demostrado que esto es cierto: siempre que se derroca una autoridad
se derroca una ideología, y el siguiente paso inmediatamente es imponer una nueva autoridad con una nueva
ideología, que en ocasiones dista de ser distinta a la que se derrocó, pero favoreciendo sectores diferentes o en el
llamados. En el primero cabe mencionar las ideas enraizadas del catolicismo, el medievalismo y el mercantilismo:
pobreza es humildad, existencia de paraíso, infierno y purgatorio; centralización de poder, la riqueza depende del
favor del que ostenta el poder por lo que hay que “agandallar” lo más posible mientras se puede; la riqueza es
únicamente aquello que hay, no hay necesidad de crear. En cambio, las ideas inglesas que heredaron y
perfeccionaron los estadounidenses son todo lo contrario: la riqueza son las ideas, las creaciones, la innovación;
la pobreza del otro es la vergüenza de todos; los Estados son diferentes y sólo se unen por necesidad de protección,
pero mantienen su autonomía; aquello que más se debe garantizar es la libertad y la propiedad.
Dicha polarización de ideas resulta un tanto extremista y generalizadora, pero ayuda a comprender que el grueso
de la población no dista mucho del estereotipo descrito por el autor, y en general con el estereotipo que cada uno
Cabe destacar una conversación de los ángeles con Dios en la que se habla del agandalle como un fenómeno más
bien humano, que se remonta a los orígenes de las civilizaciones e incluso antes. Sin embargo, se hace especial
énfasis en que el agandalle es frecuente entre los mexicanos, quizás por un complejo de inferioridad heredado de
la tragedia que es la Historia de México; tal vez del afán español por querer hacerse de lo más posible en el menor
tiempo, tal vez por la falsa ideología de que pasar por encima de los demás nos hace mejores o mejor llamados
“chingones”.
El autor menciona brevemente momentos claves en la Historia Mundial como la unificación de los Reinos de
Castilla y Aragón, la separación de Inglaterra con la Iglesia Católica con el pretexto de divorciarse de Catalina de
Aragón y casarse con Ana Bolena; el ascenso al trono del rey y emperador Carlos V (o Carlos I de España); los
viajes de Colón, Cortés, Smith y demás colonos españoles, portugueses, franceses e ingleses; la existencia de la
piratería y su contraposición a los corsarios; y llega finalmente a las diferencias entre la Independencia
Claramente a lo largo del texto el autor constantemente plasma ideas que mueven todo lo que genéricamente se
conoce acerca de la Historia de nuestro país. Así, pone en duda que la independencia de México haya sido
inspirada en la Ilustración otorgando una muy buena argumentación que cualquiera que conozca las verdades de
la Historia comprenderá: bien es cierto que en nuestro país una gran parte de la población era analfabeta y quienes
no lo eran tenían acceso restringido a los textos ilustrados debido a la inquisición; también es cierto que en un
inicio se clamaba por la independencia de la península debido a que ésta había sido invadida por Napoleón I y se
defendía a Fernando VII en los discursos; y finalmente, también es cierto que la Independencia no se consumó
hasta que intervino el interés de los españoles peninsulares y del clero, con el objetivo de librarse de la
Constitución liberal de Cádiz, la cual fue aceptada a la fuerza por Fernando VII después de una revuelta.
Por lo tanto, es cierto que mientras la nación estadounidense nacía con los ideales de libertad y derecho a la
propiedad, con ideas pragmáticas que permiten que la riqueza sea de quien revoluciona las ideas y el trabajo, con
un pasado en común y el sentimiento de querer permanecer juntos, que de acuerdo a tratadistas como Ernesto
Renán conforman el concepto de nación; la nación mexicana surgía con un afán de mantenerse en la Edad Media,
en el mercantilismo, en la atadura de los estados al poder central, en mantener una estratificación social rígida,
Durante el texto, se menciona el papel que jugó la religión en el desarrollo de las dos distintas sociedades. La
religión católica, por su parte, construyó una sociedad española en la que se alababa la pobreza pues el discurso
ideológico funcionaba para controlar y centralizar el poder; discurso que se heredó a los mexicanos. En cambio,
la religión protestante logró que se desarrollara una sociedad moderna, con una ideología industrial, de desarrollo,
Se sigue una lógica similar a la de Octavio Paz en El laberinto de la soledad, la cual a mi parecer no debe tomarse
como absoluta, pues si bien es cierto que uno de los mayores legados de la conquista es la religión, no es lo único
El texto desarrolla una idea que me parece especialmente acertada: “la migración no es sólo un derecho natural e
inalienable; también es la causa de nuestra evolución como especie, y, además, es buena idea”. Los argumentos
me parecen totalmente válidos, pues es verdad que cuando se intercambian ideas se enriquece el conocimiento y
la forma de realizar las cosas, y siempre se busca un nuevo lugar en dónde vivir para buscar mejores condiciones
de vida.
A esta recomendación de emigración, le añade una condición el autor: para establecerte en un nuevo lugar del
mundo debes “migrar sin el pasado a cuestas”, pues cargándolo jamás se estará satisfecho con una nueva situación,
así sea ésta más favorable. Así es como concibe el autor al norteamericano, siguiendo la fórmula de Jean de
Crevecoeur: “es norteamericano quien, dejando atrás todos sus principios y modales, recibe nuevos de la nueva
manera de vivir que ha abrazado, del nuevo gobierno al que obedece y del nuevo rango que tiene”.
Esta última idea también me parece acertada en una gran parte, exceptuando el hecho de que en lo personal
considero que es preferible tener en mente el pasado como experiencia, pero superándolo, no encerrándose en él,
ni basando nuestras decisiones en él. No necesitas olvidar de dónde vienes para ser un ciudadano del mundo, para
enriquecerte de nuevas ideas y emplear las tuyas con nuevas y diferentes oportunidades. La identidad que tanto
rechaza el autor, a mi parecer no tiene por qué ser un impedimento para desenvolverte en un nuevo panorama; la
El texto alterna los paseos de la Historia con las reflexiones de los querubines hablando con Dios, quien poco a
poco deja de parecerse al ente omnipotente, cuadrado y con forma humana; hasta llegar a un punto en el que Dios
mismo se refiere a él como “la existencia y la unidad”, de la que todos formamos parte. Además, se hace referencia
a la consciencia y a cómo ésta al observar sin realizar juicios de valor, ayudará a comprender la realidad y, por
De igual manera destaca entre las reflexiones de los ángeles la de la individualidad y el individualismo, en la que
se explica que México vive en una paradoja en la que nadie tiene individualidad, pero todos son individualistas.
Esto refiere a que como individuos debemos ser entes separados de la colectividad en cuanto a ideologías, forjar
nuestras propias percepciones de la realidad y no dejar que nos carcoman los patrones y condicionamientos.
Esto último representa una crítica muy fuerte a la democracia, pues el autor la ubica como un engranaje en el que
esclavos se sienten libres e independientes. Habla nuevamente de que el individualismo, los mitos y la identidad
pretenden encuadrar a todo el pueblo, dejándolo sin posibilidades de pensar por sí mismo.
Finalmente, en el texto se hace referencia a una última parte de la Historia de México y Estados Unidos, en el que
se habla de la frontera y los territorios perdidos por México en la guerra de intervención estadounidense. Aquí se
hace énfasis en gran parte de los eventos conocidos: la incertidumbre del territorio de Florida con España y
Francia, la colonización de Texas por un gran número de familias norteamericanas, la negativa de gran parte de
mexicanos a volver a México una vez que Texas ya era parte de la unión americana, las ideas que hicieron a miles
de personas quedarse en Estados Unidos, las ideas que hicieron a miles de personas no querer volver a México, o
perecer en él.
Además, se mencionan brevemente cuestiones tales como la Doctrina Monroe de “América para los americanos”,
la guerra de secesión norteamericana impulsada por cuestiones económicas y no por cuestiones humanitarias
como quieren creer, el segundo Imperio mexicano, la manera en que Juárez entendió a los norteamericanos como
aliados y como ese “mal necesario” del cual se pudo aprovechar para instaurar sus ideales. En adición critica a la
Revolución, señalando que en ella se dio un “nacionalismo barato, un discurso lastimero, y una visión ombliguista
de la realidad”.
El cierre del libro es realizado por el autor de una manera muy clara en la que reúne todas sus ideas y logra
conciliar ciertos puntos. Además, menciona a México y a Estados Unidos como un sueño, ambos convertidos
actualmente en pesadillas: el primero por jamás llegar a lograr una verdadera libertad, “el país surgió como el
proyecto de unos cuantos. Y siempre ha sido exactamente eso”; y el segundo por dejar de considerar a la
industrialización como fuente de prosperidad y empezar a verla como fuente de control y poder, olvidando a
George Washington al permitir un ejército muy fuerte, a Thomas Jefferson dejando paso libre a los capitalistas
que nos impida disfrutar del ahora, observando a la realidad de manera consciente y experimentando la existencia