Sei sulla pagina 1di 3

https://blog.realinstitutoelcano.

org/las-dos-teorias-sistema-politico-chino/
Las dos teorías sobre el sistema político chino
por Enrique Fanjul 16/10/20150
Publicado en Asia-Pacífico, Firmas invitadas

Durante décadas la tendencia dominante ha sido analizar el sistema


político chino en base a la teoría según la cual existe una correlación
entre desarrollo económico y democratización. Esta teoría –basada en
la “hipótesis de la modernización” del sociólogo estadounidense
Seymour Lipset- se ha revelado cada vez más insuficiente para explicar la
evolución política china. Nuevas teorías se han ido abriendo paso, en las
que se pone el énfasis en las tradiciones políticas y culturales de China.
Según estos planteamientos alternativos, el Partido Comunista Chino no
es un partido como los partidos que existen en los países
occidentales: el Partido aglutina a la élite que ha sido elegida para
“gobernar”, en una tradición que entronca con los mandarines que
formaron la clase gobernante durante siglos de la historia imperial de
China.
Ya los sucesos de Tiananmen de 1989 se interpretaron por muchos como
una explosión provocada por la contradicción entre el fuerte desarrollo
económico que China estaba experimentando y el inmovilismo político.
Numerosos analistas pronosticaron entonces el inminente colapso del
régimen comunista chino.

La base de esta teoría, de forma simplificada, es que la modernización y


el crecimiento traen consigo un aumento de las clases medias y
acomodadas, que reclaman una participación en la gestión de los
asuntos de la sociedad. Por otro lado, la mayor complejidad de una
economía más avanzada requiere mecanismos democráticos de
participación para mantener su eficiencia.

En el caso de China esta teoría hace aguas de forma manifiesta. China ha


registrado un impresionante crecimiento económico y un gran aumento
del nivel de vida de su población. Cuenta hoy con importantes capas de
población con niveles de renta medios y altos.

Sin embargo, el Partido Comunista sigue sólidamente asentado en el


poder. Su primera fuente de apoyo social se encuentra precisamente en
las clases medias y acomodadas, que ven en el Partido la garantía de la
estabilidad del país –y por tanto de su prosperidad económica. No hay
fuerzas políticas de oposición que tengan una mínima entidad.
Según encuestas que realiza un centro de la John Kennedy School of
Government de la universidad de Harvard, el 92,8% de la población china
está satisfecha con el trabajo del gobierno central –con un 37,6% que se
declara “extremadamente satisfecha”. Y son los sectores más educados
y con mayor nivel económico los que muestran un mayor grado de
satisfacción.
Por su parte, la economía ha continuado creciendo a lo largo del
tiempo, dando muestras de una gran capacidad de adaptación. Con
el cambio de modelo económico actualmente en marcha, China está
dando un gran salto adelante en las cadenas globales de valor, dejando
de ser “la gran fábrica del mundo” basada en bajos costes para
transformarse en una economía basada en el conocimiento y la
tecnología. El poder político no sólo no ha sido un obstáculo para esos
cambios, sino que en buena medida está siendo un motor fundamental.
Frente a la teoría que vincula desarrollo económico y democratización,
un enfoque alternativo es el que analiza el sistema político chino como
entroncado en las tradiciones confucianas del país. Por mi parte he
intentado explicar las características del Partido Comunista Chino en un
análisis publicado en 2011 por el Real Instituto Elcano (“Ocho claves para
comprender el Partido Comunista Chino”).
En los últimos tiempos se han publicado algunos interesantes trabajos
que están profundizando y ampliando estas nuevas perspectivas. Yurly
Gorodnichenko y Gérard Roland, de Berkeley, han argumentado sobre
la importancia que tiene la cultura –frente al desarrollo económico-
como determinante del sistema político, y en concreto de la implantación
de un sistema democrático. Según Gorodnichenko y Roland, las culturas
individualistas –como las occidentales- tienden a crear una demanda de
democracia. Por el contrario, las culturas colectivistas, como es la china,
se centran en la “necesidad de un gobernante benévolo para crear
estabilidad entre los diferentes clanes y grupos. El énfasis es más en la
jerarquía y el orden, y la libertad puede ser vista como algo que pone en
peligro la estabilidad”. Los países con culturas individualistas se
democratizan antes que los países con culturas colectivistas (puede
verse aquí un resumen de las teorías de los dos profesores de Berkeley).
Otro destacado ejemplo de estas teorías alternativas es el libro “The
China Model: Political Meritocracy and the Limits of Democracy”, del
politólogo canadiense Daniel Bell, en cuyo análisis del sistema político
chino el elemento central es la meritocracia, “la idea de que los
funcionarios de alto nivel deberían ser seleccionados y promovidos sobre
la base de su competencia y virtud”. Bell, que indica que el sistema fue
institucionalizado en la China imperial, destaca cómo los dirigentes
chinos deben acumular décadas de experiencia administrativa de diverso
tipo. Por ejemplo, en sus cuatro décadas de su carrera política Xi Jinping
tuvo 16 promociones a lo largo de los diferentes escalones de gobierno.
Para Bell, “se puede argumentar que el sistema político chino es el más
competitivo que existe en el mundo hoy en día”. (Puede leerse una
exposición de los argumentos de Bell en un artículo publicado el pasado
mes de mayo en The Atlantic, con el significativo título de “Chinese
Democracy Isn’t Inevitable”).
En resumen, el sistema político chino no debe ser analizado bajo el
prisma de la “hipótesis de la modernización”, y no se debe deducir a
partir de ella que la implantación de un sistema democrático basado en
elecciones con participación de partidos políticos, alternancia, etc., es
un resultado inevitable a corto o medio plazo. Creo que la realidad ha
dejado suficientemente en entredicho la incapacidad de este tipo de
teorías para explicar la política china.
La conclusión es que el poder del Partido Comunista Chino se
encuentra sólidamente asentado y legitimado en China. Previsiblemente
tendremos al Partido Comunista al frente de China durante un largo
periodo de tiempo.

Potrebbero piacerti anche