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muy por encima de lo que piensa verdaderamente cuando espera o ha colonialismo, imperialismo, distribución del trabajo, distribución de bie-
tenido el primero, lo cual puede poner en cuestión, incluso, el deseo real nes, racismo, fascismo y otras.
de éste mismo.
Teóricamente toda la fecundidad de una población dada se atribu- - Véase: Aborto, Anticonceptivos, Menarquía, Menopausa, Mens-
ye a las mujeres casadas puesto que las solteras tienen prohibido pro- truación.
crear. De hecho, los porcentajes de hijas e hijos ilegítimos son mínimos
con respecto al total, lo cual demuestra que la fecundidad femenina está BIBLIOGRAFIA. — Cipolla, C . M . : Historia económica de la población mun-
bajo el control y dirección de los hombres. Este control puede ser próxi- dial. — Greer, G.: Sexo y destino. — I.N.E.: Encuesta de fecundidad. Metodo-
mo, remoto, o ambos a la vez. Es próximo cuando es el propio marido logía y resultados. — Malthus, T.R.: Ensayos sobre el principio de población.
quien fija la tasa de fecundidad de su mujer, sea en más o en menos. — Nadal, J.: La población española (siglos X V I al X X ) . — Pressat, R.: Intro-
ducción a la demografía. — Retel-Laurentin, Anne: Causes de Vinfecundité dans
En el control remoto están los hombres situados en el poder económico,
la Volte noire. — Saint-Blanquat: « L a natalité». — Scientific American: La po-
político y religioso bajo cuya influencia nacen, crecen y son alienadas
blación humana. — Sellares, E. y Planas, M . : « L a embarazada: actitudes frente
las mujeres. No es por casualidad que la población negra tenga tasas de al futuro hijo». — Wrong, D . H . : La población.
natalidad más altas que la blanca en Estados Unidos, o que las mujeres
católicas tengan m á s hijos que las de otras confesiones, por poner sólo
unos ejemplos. Feminismo. Atareadas en hacer feminismo, las mujeres feministas
Los países colonialistas pueden influir para reducir la fecundidad no se han preocupado demasiado en definirlo.
de los colonizados si les parece que éstos se están haciendo demasiado En el Diccionario (patriarcal) Ilustrado de la Lengua la voz feminis-
numerosos para su seguridad, pero pueden fomentarla si necesitan bra- mo es definida torpemente así; «Doctrina social que concede a la mujer,
zos para trabajos que la población de la metrópoli no quiere realizar. igual capacidad y los mismos derechos que a los hombres.» Así de bre-
El propio Marx aconsejaba a la clase obrera tener muchos hijos para i m - ve, falsa y tendenciosa la asume la Academia de la Lengua (patriarcal).
ponerse numéricamente a los burgueses. Ya es un tópico que cuando una, L a propia definición incurre en aquello contra lo que el feminismo l u -
sociedad políticamente marcha mal se le eche la culpa a la baja fertilidad cha: considerar que la suprema mejora es elevar a la mujer a la. categoría
de las mujeres, aunque en realidad se trate del fenómeno contrario: en del hombre como ser modélico, y suprimir o disimular cualquier imagen
situaciones de crisis quedan social y políticamente abiertas las rendijas de la mujer que la presente como ser activo, dueña de su propia lucha.
necesarias para que las mujeres intenten a través de ellas salir de su con- El Diccionario (patriarcal) Larouse dice: «Feminismo: Tendencia a me-
dición, lo que suele coincidir con el significativo primer paso de librarse jorar la posición de la mujer en la sociedad». En un.artículo feminista
de maternidades obligatorias. El Presidente P e r ó n , en su segunda vuelta del que son autoras Anne y Jacqueline se lee: «El feminismo es la toma
al poder en Argentina, poco antes de su muerte, anunció una política de conciencia por la mujer de la opresión que padece. Una opresión que
de población pronatalista que permitiera competir con las poblaciones no es sólo económica, jurídica y sexual, sino sobre todo psicológica.»
de los países vecinos, y se declararon ilegales los anticonceptivos orales. (Varias: La liberación de la mujer, año cero). No todas las feministas
El encuadre teórico del mundo occidental es todavía pronatalista aun- podrían estar de acuerdo con esta última. Una definición global, que pue-
que dé hecho tolere o incluso recomiende un cierto control de la natali- da reunir todas las tendencias que se manifiestan en el seno del feminis-
dad. « L o que sucederá si la fecundidad continúa disminuyendo o si la mo podría ser la siguiente:
población realmente empieza a descender, es otra cuestión» dice Charles El feminismo es un movimiento social y político que se inicia for-
F . Westoff en «Las poblaciones de los países desarrollados» (Scientific malmente a finales del siglo X V I I I —aunque sin adoptar todavía esta
American: La población humana.) denominación— y que supone la toma de conciencia de las mujeres co-
Cuando las feministas reivindican en un slogan el «poder sobre el mo grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explota-
propio cuerpo» están hablando de Fecundidad, Fertilidad, Mortalidad, ción de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en
Sanidad, Población, Demografía, y al mismo tiempo hambre, guerra, el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de

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producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo En julio de 1790 el marqués de Condorcet, defensor de la causa fe-
con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera. menina, escribe un artículo sobre la admisión de las mujeres al derecho
Mar cuse dice que el movimiento feminista actúa a dos niveles: uno, de Ciudadanía. Pedía el voto —aunque censitario, todavía no el sufra-
el de la lucha por conseguir la igualdad completa en lo económico, en gio universal— y el derecho a la educación y al trabajo para ellas.
lo social y en lo cultural; otro, «más allá de la igualdad» tiene como con- 1791: Oympia de Gouges publica «Los Derechos de la Mujer y de
tenido la construcción de una sociedad en la que quede superada la dico- la C i u d a d a n a » , réplica femenina y feminista de la «Declaración de De-
t o m í a hombre-mujer, una sociedad con un principio de la realidad nuevo rechos del H o m b r e » (1789) que no incluía ciertamente a la mujer. De
y distinto. («Marxismo y feminismo»). En una línea de pensamiento pa- Gouges pide también la abolición del matrimonio y su sustitución por
recida M . Godelier reconoce que «Nos orientamos hacia relaciones so- un «Contrato social» entre hombre y mujer en paridad de derechos.
ciales sin referencia en el pasado.» («Los orígenes de la dominación 1791: Se abren clubs femeninos en los que las mujeres discuten so-
masculina.») bre la situación política y sobre su propia situación como mujeres. (A
De J.R. Evans (Las feministas) tomo la historia del término femi- pesar de que la Constitución del 91 hizo recortes a la del 89).
nismo, surgido primero en Francia (feminisme) y adoptado en Inglate- Agosto 1792: Se obtiene la ley de divorcio.
rra a partir de 1890 (feminism) en sustitución de womanism («muje- Septiembre 1792: Las mujeres ya pueden ser testigos en el registro
rismo»). En España la palabra feminismo aparece en la bibliografía en civil.
1899, con el libro de Adolfo Posada: Feminismo, como así lo hace cons- La situación cambia en 1793:
tar Aurora Díaz-Plaja en « L a mujer y los libros». Aunque ya las muje- Junio 1793: Las mujeres son excluidas de los derechos políticos. (La
res habían empezado a escribir sobre las mujeres (como Josefa Amar y Constitución de 1793, m á s democrática que la de 1791, no se utilizó).
Concepción Arenal, por ejemplo) fueron obra de varones los primeros Octubre 1793: se ordena que se disuelvan los clubs femeninos. N o
títulos conteniendo la polémica palabra, ya que en 1901 Romera Nava- pueden reunirse en la calle m á s de cinco mujeres juntas.
rro sale en defensa del sexo femenino contra el sexismo del autor de La Noviembre 1793: Son guillotinadas Olympia de Gouges y una i m -
inferioridad mental de la mujer con el siguiente libro: Ensayo de una fi- portante luchadora de la Revolución, la señora Roland. Otras mujeres
losofía feminista: refutación a Moebius. son encarceladas.
Los orígenes del feminismo como movimiento colectivo de mujeres Mayo de 1795: Se prohibe a las mujeres asistir a las asambleas polí-
hay que situarlo en los albores de la Revolución Francesa. Entre los nu- ticas. (Constitución de 1795: en vigor sólo en tiempo de guerra).
merosos Cahiers de doleances (Cuadernos de quejas) que se publicaron (Secuencia de datos según P . M . Duhet: Las mujeres y la Revolución.)
entonces con ocasión del anuncio de convocatoria de los Estados Gene- Quince años más tarde el Código de Napoleón, imitado después por
rales, varios se hacían eco de quejas femeninas, aunque P . M . Duhet só- toda Europa, convierte el matrimonio de nuevo en un contrato desigual
lo garantiza dos como escritos por las propias mujeres, ansiosas de exigiendo en su artículo 312 la obediencia de la mujer al marido (v.) y
cambiar en muchos aspectos su situación. E n la Biblioteca Nacional de concediéndole el divorcio sólo en el caso de que éste llevara a su concu-
París pueden consultarse estos folletos, que datan de 1788. Sullerot se- bina (v.) al domicilio conyugal. «El poder marital se ejerce con rigor so-
ñala también el folleto de Olympia de Gouges «Letre au Peuple», ante- bre las personas y los bienes de la esposa al mismo tiempo» dice Simone
rior a la «Declaración de los Derechos de la Mujer y la C i u d a d a n a » de de Beauvoir.
esta misma autora. (Histoire de la Preese Femenine en France.)
En tanto que burguesa, la Revolución Francesa, vaciada de conte-
El balance del estado de cosas con respecto a la mujer en la Revolu- nidos sociales m á s revolucionarios que una clase trabajadora en forma-
ción Francesa da una idea de cuál era la situación en aquel entonces: ción todavía no tema dispuestos, no podía dar satisfacción a las demandas
En 1789 se publica un documento a n ó n i m o dirigido al Rey titulado de las mujeres, las cuales entraron en el siglo X I X atadas de pies y ma-
Pétition desfemmes du Tiers Etat au Roi en el que se pide el derecho nos pero con una experiencia política propia a su espalda que ya no per-
a la instrucción y a la obtención de un empleo para evitar la prostitución mitiría que las cosas volviesen a ser exactamente igual que antes puesto
y para que puedan educar mejor a sus hijos. que una lucha había empezado.

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En 1792, paralelamente a los sucesos de Francia, en Inglaterra otra En 1848, en París, se había publicado el Manifiesto Comunista de
mujer, Mary Vollstone Kraft escribió y publicó un libro titulado Vindi- Marx y los movimientos sociales estaban tomando fuerza y envergadu-
cación de los derechos de la mujer. Derecho al trabajo, a la educación, ra. Representantes del socialismo utópico tales como Saint Simón y Ch.
emancipación económica, paridad de modales, son solicitados y razona- Fourier se ocuparon del problema femenino y en su proyecto de una so-
dos concienzudamente en el libro, el cual, a pesar de su halo romántico ciedad socialista justa y feliz incluían a su modo la emancipación de la
y de haber sido superado por los acontecimientos es considerado un sím- mujer, por medio de lo que debía ser la emancipación total de la socie-
bolo del feminismo en tanto que primer libro publicado en favor de los dad, basándose el primero en el «amor fraterno» por un lado y la unión
derechos de las mujeres. También las italianas estaban tomando concien- en la producción de todos los individuos; no se planteaban la desapari-
cia de su situación y en 1794 la condesa romana Rosa Califronia publicó ción de la propiedad privada, se negaban a caer en la lucha de clases y
la Breve defensa de los derechos de la mujer. De estos mismos años son contaban con la ayuda de los sentimientos religiosos para seguir hacien-
los primeros periódicos femeninos en Italia que reclamaban los derechos do civilizada a la humanidad. Fourier por su parte pretendía liberar de
de igualdad, aunque estaban restringidos a grupos minoritarios de represiones la naturaleza humana y vivir m á s de acuerdo con el princi-
mujeres. pio del placer (aunque entonces no se utilizasen todavía estos términos).
E l segundo paso importante se dio en los Estados Unidos de Améri- Su ensayo de vida comunitaria en «falansterios» fracasó, pero algunas
ca. En 1848, en la población de Séneca Falls del estado de Nueva York, de sus ideas todavía resultan válidas, como la de que cada cual elija el
se leyó la «Declaración de Séneca Falls» redactada por Lucretia Mott, trabajo según su vocación. Otros socialistas, como Proudhon, no sólo
de Filadelfia, y Elisabeth Cady Stanton, utilizando como modelo, como no fueron simpatizantes del feminismo sino que lucharon abiertamente
antes había hecho de Gouges con «Los Derechos de la Mujer y la Ciuda- contra la mujer.
d a n a » , un documento anterior debido a los hombres y que tampoco las Flora Tristan y Jorge Sand representan en Francia esta etapa del so-
incluía: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Curio- cialismo, aun sin pertenecer a la misma. Flora lucha románticamente,
samente, mientras que las mujeres habían podido votar —de modo res- hasta dar la vida, por las mujeres y los obreros; Sand, más individualis-
tringido, en tanto que propietarias solamente— cuando Norteamérica ta, aborda el problema de la mujer en sus novelas.
había sido una colonia de Gran Bretaña, este voto les fue prohibido a Con la divulgación del socialismo científico de Marx y Engels pare-
partir de la Independencia. La participación de las mujeres en la lucha ce haberse llegado a una solución del problema femenino. Todos los males
por la abolición de la esclavitud les hizo darse cuenta de que ellas mis- de la mujer empezaron con el origen de la propiedad privada de los me-
mas estaban también sometidas. La «Declaración de Sentimientos» de dios de producción, de modo que desaparecido este tipo de propiedad,
Séneca Falls fue firmada por 68 mujeres y 32 hombres y en ella se pedía llegada a su f i n la lucha de clases y establecida una sociedad sin clases,
igualdad de derecho de propiedad, de salario en el trabajo, de derecho las mujeres se verían liberadas de opresión y explotación alguna. E l so-
a la custodia de los hijos, derecho de hacer contratos, de llevar a alguien cialismo científico divide por lo tanto a las mujeres en obreras —las que
a los tribunales y de ser llevada (comparecía el marido en sustitución de forman parte de la clase proletaria— y burguesas —las que están convi-
la mujer), de prestar testimonio y de votar. L o más difícil de adquirir viendo con los dueños de los medios de producción. (Véase Burguesa.)
fue el voto y 1848 fue el punto de partida de la lucha por el sufragio, En la medida en que el feminismo teórico no puede explicar todavía sus
la cual ha durado hasta nuestros días en que Suiza concedió el voto a contenidos y adonde va, la separación de las mujeres según su clase so-
la mujer, en 1972 y no en todos los cantones. En 1900 sólo un país había cial, que luego se convierte en clase política, es más fuerte. Ciertos dere-
concedido el voto a la mujer. En España el voto femenino se obtuvo en chos, como el de propiedad y el de poder administrar sus bienes son
1931, durante la Segunda República. (Véase Rosa M . Capel: El sufra-
a propios de las propietarias pero no afectan a las asalariadas; las mujeres
gio femenino en la 2. República
a Española.) que quieren el divorcio para liberarse de un marido que las deja arruina-
La opresión de las leyes poniendo trabas a la actividad cultural, so- das, piensan que la obrera ha de ser paciente con el suyo aunque la pega
cial, familiar y política de las mujeres hace que se hable más de «dere- al regresar de la fábrica. En estas condiciones la lucha por el socialismo
chos de la mujer» que de feminismo propiamente dicho. se convierte en lucha dominante y el feminismo independiente es visto

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como sospechoso de reaccionario. Las propias hijas de Marx no se plan- ción rusa en 1917 contribuyó a mantener la polémica pues aparte de lo
tean otra lucha que la socialista como única liberadora también de la que Lenin y Trotski escribieron sobre la emancipación de la mujer, algu-
mujer. nas dirigentes se cuestionaron el problema en profundidad, especialmente
No es que los hombres del socialismo no tuvieran en cuenta el pro- Alejandra Kollontai. (Véase Sexualidad.) •
blema. Bebel, a quien Marx admiraba, escribió La mujer y el socialis- Las mujeres del mundo occidental observan con interés a las de los
mo, un libro importante desde el punto de vista descriptivo. Marx escribió países a los que ha ido llegando el socialismo: Rusia, países del Este, Chi-
sobre la mujer y sus referencias pueden encontrarse en los Manuscritos, na, Cuba, Argelia, etc. Las opiniones son contradictorias. Pero todo obli-
el Manifiesto, La ideología alemana, El Capital. Engels dedicó una obra ga a pensar, a escribir, a discutir. Ya no se trata de reivindidar «derechos
que le hubiera hecho célebre, de no serlo ya, sobre El origen de la fami- iguales» sino de analizar la sexualidad, la economía, los afectos, la vida
lia, la propiedad privada y el Estado. El yerno de Marx, Paul Laf argüe, cotidiana, el trabajo doméstico, el porqué de la prostitución (v.), las po-
escribió El problema de la mujer y El matriarcado. Pero en todos los sibles huelgas de maternidad (v.). El feminismo se replantea todas las
casos el análisis no era tan profundo como el que se había hecho de la cuestiones y comprende a todos los seres humanos cualquiera que sea
clase obrera, y al mismo tiempo no se daban alternativas al problema su sexo.
femenino, dándolo como un hecho consumado. No es extraño que un movimiento que tiene raíces tan hondas, y en
U n factor de aproximación al estudio de las mujeres y su sistema la superficie se extiende tanto, dé lugar a corrientes de pensamiento di-
de relaciones con los hombres lo introdujeron también, sobre todo a partir versas, todas valiosas si se entiende que cumplen una función histórica
de la segunda mitad del X I X , los antropólogos culturales, cuyos viajes y que en última instancia tienen un factor c o m ú n aunque abstracto: la
y descripción y análisis de otras culturas suscitó apasionado interés. La liberación de la mujer. Por esto a continuación se hacen algunas defini-
idea de que había podido existir un matriarcado (v.) sirvió como míni- ciones m á s concretas.
mo para reflexionar sobre el concepto de patriarcado (v.) y no restrin- Feminismo burgués. Se origina en la revolución burguesa, primero
girlo a la época de los patriarcas bíblicos. Las obras de Bachofen y Morgan de Francia y más tarde de los demás países. Está llevado por mujeres
sobre todo ejercieron gran influencia. (Véase Bib. general.) de la clase burguesa y aristocrática o de su mentalidad. Es reformista
La lucha por el sufragio femenino cubre el final del siglo X I X y los y no revolucionario. Se conforma con conseguir para las mujeres las mis-
primeros años del X X . A continuación, y mediando ya con lo que se ven- mas oportunidades que los hombres sin cuestionarse el modelo socioe-
d r á a llamar «nuevo feminismo» y que nace en los años sesenta, el movi- conómico vigente. Creen que cuando todas las mujeres trabajen como
miento anarquista se preocupa también del problema de las mujeres. Una los hombres y en los Parlamentos el porcentaje de diputados estará al
de sus principales representantes, la rusa Emma Goldman, viajó a Esta- 50 % (como es la proporción de hombres y mujeres en la sociedad) las
dos Unidos y publicó en 1910 un libro, Anarquismo y otros ensayos, en cosas m a r c h a r á n bien. No se plantean las diferencias de clase, ni el im-
el que plantea la cuestión sexual y la necesidad de un movimiento inde- perialismo, n i el modo de producción capitalista que desemboca forzo-
pendiente de mujeres. Algunas de sus ideas han sido tomadas por el fe- samente en la guerra periódica, el hambre endémica, etc.
minismo radical. En España hay que destacar entre otras a Teresa Feminismo sufragista. Ya no existe pues salvo algunos pocos países
Claramunt y Federica Montseny así como la organización anarquista Mu- las mujeres tienen el voto en prácticamente todo el mundo. Fue una for-
jeres libres. Su feminismo es de corte romántico, pero ésta es una carac- ma de feminismo burgués puesto que se concentró en la lucha por el vo-
terística no sólo suya en el feminismo de ante y entreguerras. to como si el voto y el sistema parlamentario occidental fuesen la solución
En la primera mitad del siglo X X el feminismo es ya una fuerza y definitiva a los problemas del mundo. Duró desde 1880 aproximadamente
una presencia viva, que llega incluso a países de Extremo Oriente. Las hasta la Primera Guerra Mundial. La lucha sufragista fue unida muchas
luchas por el voto y por la educación —derecho a la enseñanza media veces, sobre todo en los Estados Unidos, a la lucha antialcoholista. Las
y superior— se llevaron casi todas las energías; la lucha por el trabajo sufragistas dieron, no obstante, la medida de hasta dónde podían llegar
fue quizá menos difícil debido a que la Primera Guerra Mundial brindó las mujeres cuando se disponían a dar la batalla ya que utilizaron gran
puestos a las mujeres que habían de sustituir a los hombres. La Revolu- diversidad de medios para conseguir sus objetivos. Se las ridiculizó por-

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que se las temía, pero han quedado en la historia del feminismo como cado que ellos representan. Se acepta la participación paralela de varo-
mujeres de inteligencia y valor. nes antipatriarcales.
Feminismo católico. Las mujeres católicas han solido organizarse Feminismo homosexual. Es la organización feminista de las muje-
en sus propias asociaciones, independientes de las demás. H a n solicita- res lesbianas las cuales luchan básicamente por el derecho a una vida pri-
do siempre el derecho a la educación de la mujer, aunque básicamente vada y una sexualidad sin ingerencias del Estado y la autoridad, pero
para que sea mejor madre de sus hijos. Han solicitado también la igual- que asumen también los demás puntos de las feministas radicales. A ve-
dad de salario. H a n denunciado la prostitución como un atentado a la ces entran en conflicto con ellas a causa de temas tales como el divorcio
moral pública pero sin plantearse el origen de la misma, o explicándolo y el aborto que como homosexuales no les afectan. Las lesbianas empe-
zaron a agruparse como feministas en Estados Unidos.
con razonamientos burgueses inaceptables tales como la ignorancia y falta
de preparación de las mujeres. Luchan por una mayor consideración de Feminismo de la diferencia. Es una corriente del feminismo que tie-
la mujer pero sin apartarla del hogar y la familia como principales cen- ne pocos años de existencia. Data de 1978. A los razonamientos de «igual-
tros de realización. Incluso las más progresistas, retenidas por su deber dad» entre los sexos en que se apoyan socialistas y radicales, las de la
diferencia reivindican simultáneamente aquellas cualidades femeninas que
de obediencia al Sumo Pontífice, no pueden suscribir documentos con-
piensan pueden ser congénitamenté propias de la mujer, tales como la
juntos con otros grupos feministas debido a obstáculos como el divor-
sensibilidad, la intuición, una menor agresividad, etc. Hay un temor a
cio, los anticonceptivos y la interrupción voluntaria del embarazo. Luchan
que la mera igualdad política y laboral con el hombre no haga sino que
por su derecho a asistir a los Concilios, por el derecho a ser ordenadas
las mujeres se parezcan cada vez más a los varones en competividad, in-
sacerdote, y por una mejora del status de las monjas.
sensibilidad y espíritu de agresión, con lo que aquéllos acabarían ganan-
Feminismo socialista. Es el de aquellas mujeres que militando en par-
do la partida. Las feministas radicales o socialistas temen en cambio que
tidos socialistas o comunistas lo hacen a su vez en alguna organización
una exaltación de los valores supuestamente «femeninos», pero impues-
feminista (doble militancia) o se organizan dentro de su propio partido
tos culturalmente a la mujer para su alienación, pudieran relegarla de
y para cuestiones específicamente femeninas, separadas de los hombres,
nuevo a las tareas y roles tradicionales. Actualmente el término ha que-
a los que llevan luego sus conclusiones para que el partido las asuma.
dado relegado, pero en cambio las feministas tienen más claro que el con-
Esta forma de actuación, muy frecuente en España, desde 1976 o 1977
cepto de «igualdad entre los sexos» no pasa necesariamente por la
no lo es tanto en otros países de Europa, como Francia por ejemplo. Las
imitación.
feministas «de partido» suelen dar prioridad a la lucha de clases tradi-
cional y critican a las independientes por considerar que la división de Tanto el feminismo radical como el homosexual y el de la diferen-
fuerzas en el seno del feminismo actúa a favor del capitalismo y retrasa cia quedan incluidos dentro de la denominación más amplia de feminis-
la lucha por los objetivos socialistas. Ven a las mujeres burguesas como mo independiente, el cual puede diversificarse incluso en más corrientes,
enemigas de clase y se centran en los derechos de las trabajadoras. ya que las sutilezas de opinión pueden llegar a ser extremas.
Feminismo radical. El feminismo radical considera la lucha socia- E l feminismo como partido, como se ha constituido recientemente
lista condición necesaria pero no suficiente para el establecimiento de una en E s p a ñ a (1979), se dio ya en Estados Unidos y se constituyó reciente-
sociedad en la que las mujeres sean libres. E l socialismo se supone que mente en Alemania (1981). Es una manifestación del feminismo radical
no incluye el feminismo, mientras que el feminismo sí puede contener que se estructura en forma de partido para poder entrar en liza con los
al socialismo. Marcuse reconoce que «también las instituciones socialis- demás y optar a la conquista del poder político, en este caso el poder
tas pueden discriminar a la mujer» y que en este sentido « n o sólo está para las mujeres. Sus militantes son mujeres exclusivamente, aunque pue-
justificado sino que es necesario un movimiento de mujeres independien- den hacer alianzas políticas con partidos mixtos.
te.» («Marxismo y feminismo».) El no hizo más que constatar algo que E l feminismo es algo más que un partido como es algo m á s que la
las mujeres ya tenían muy claro y estaban haciendo desde hacía tiempo. sola lucha anticapitalista. Es el paso de las mujeres del ser en sí al ser
El feminismo radical piensa que las mujeres han de organizarse solas, para sí, es su entrada en la Historia como sujeto de la misma, viene a
sin hombres, pues la lucha va dirigida contra las instituciones del patriar- dar una alternativa a la sociedad patriarcal, es la revolución total.

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E l feminismo vindica el lugar de la mujer tanto desde el reconoci-
rias: La liberación de la mujer, año cero. — Baelen, J.: Flora Tristón, Feminis-
miento de lo que pueda haber de diferente entre los individuos de uno
mo y socialismo en el siglo XIX. — Ballorain, R.: Le feminisme americain. —
y otro sexo, como desde la igualdad en derechos y dignidad humana. Bayo, R. y Sanahuja, E.: « L a I Internacional feminista». — Broyelle, C : La
Diferencia no jerarquizada, de la que no se extrapolan conductas-tipo; mitad del cielo. — Cahiers de doléances des femmes (et autres textes). — Cap-
e igualmente no mimética, porque el poder distribuido entre iguales ya many, A . : El feminisme a Catalunya. — Capmany, A . y Alcalde, C: El femi-
es otra cosa, como quiera que se la llame. Celia A m o r ó s parece com- nismo ibérico. — Capel, F.: El sufragio femenino en la Segunda República
prenderlo así cuando escribe: «Hegel dijo: el camino del espíritu es el Española. — Cappezuoli y Cappabianca: Historia de la emancipación femeni-
rodeo. El de la liberación de la mujer quizá sea el rodeo de dos rodeos, na. — Comissió Catalana d'Organitzacions no Governamentals. Secretariat de
teniendo que combinar el ir más allá del discurso de la diferencia y del la Dona: Jornades Catalanes de la Dona. — Croll, E.: Feminism and socialism
in China. — Dones en lluita: « E n s ve a veure Simone de Bcauvoir» y «Doble
de la igualdad, y que administrar, con la práctica como criterio regula-
militáncia». —Duhet, P . M . : Las mujeres de la revolución. Hanbonnc, V. d':
dor, ambos discursos.» («Feminismo: discurso de la diferencia, discurso
Le feminisme: histoire et actualité, y Le feminisme ou la morí. Estany, A . :
de la igualdad» en Hacia una crítica de la razón patriarcal.) «Sufragismo. Las españolas brillaron por su ausencia». - - Evans, K . J . : las jv
Feminismo oficial. Es aquella parte de la lucha por la liberación de ministas. — Falcón, L . : La razón feminista. — Friedan, B.: «El viaje apasiona
la mujer que han tomado bajo su control y autoridad las fuerzas políti- do» en La mística de la feminidad. — García Guadilla, N . : Liberation des femmes:
cas dominantes a nivel de organización mundial: las Naciones Unidas. leMLF. — González, A . y otras: Los orígenes delfeminismo en España. — Gon-
El 7 de noviembre de 1967 la Asamblea General de las Naciones Uni- zález, A . : El feminismo en España hoy. — Gouges, O. de: «Los Derechos de
das a d o p t ó la «Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación la Mujer». — Groult, B.: Le feminisme au masculin. — Joran, T.: Les feminis-
contra la Mujer». E l objetivo de la misma es conseguir la igualdad de tes avant le feminisme, du XV au XVIII siécle. — Lloyd: Las sufragistas. — Kris-
teva, J.: Des chinoises. — Marcuse, H . : « M a r x i s m o y feminismo» en Calas en
derechos para hombres y mujeres de acuerdo con las disposiciones de
nuestro tiempo. — Martín Gamero, A . : Antología del feminismo. — Michel,
la Carta y los principios enunciados en la Declaración Universal de De-
A . : Le feminisme. — Moreno, A . : Mujeres en lucha. El movimiento feminista
rechos Humanos. La Declaración consta de once artículos y hay una Co- en España. — Nash, M . : Mujeres libres. — Oñate, P.: El feminismo en la litera-
misión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer cuya misión es velar tura española. — Oranich, M . : Qué es el feminismo. — Pamies, T . : Maig de
por la aplicación de la Declaración en todos aquellos países adscritos a les dones. — Pankhurst, S.: The sufragette mouvement. — Pineda, E.: «El mito
la Organización de las Naciones Unidas y que además han suscrito do- de la feminidad cabalga de n u e v o » . — Posada, A . : Feminismo. — Randall, M . :
cumentos relativos a la supresión de discriminaciones concretas. Las mujeres en la revolución. — Rojo, G.: «Ser mujer, el orgullo de un nom-
El feminismo oficial no puede ser considerado feminismo en tanto bre». — Romera Navarro, M . : Feminismo jurídico. — Rowbotham, S.: Femi-
que sólo es una forma restringida de intento de canalización de los ver- nismo y revolución. — Sau, V . : «Feminismo, la revolución total». — Manifiesto
para la liberación de la mujer. — «Feminismo» en Reyes, R. (dir.): Terminolo-
daderos derechos y necesidades de las mujeres, desde una ratificación
gía científico-social. — Scanlon, G.: La polémica del feminismo en España. —
total de la sociedad existente y sin poner en cuestión ninguno de los silla-
Vainstok, O.: (Selec. textos y prólogo): Para la liberación del segundo sexo. —
res en que se sustenta. Sin olvidar la realidad de algunas mejoras concre-
Valcárcel, A . : «El derecho al m a l » . — Wollstonecraft, M . : Vindicación de los
tas aunque esporádicas, especialmente en el terreno de la educación y derechos de la mujer.
en el de la igualdad de salarios —si bien de hecho muchas veces no se
cumple— la actividad para la no-Discriminación de la Mujer confirma
al hombre en su lugar superior e intenta que la mujer se eleve a su mismo
nivel.

Véase: Sexismo, Patriarcado, Poder.

BIBLIOGRAFIA. — A m o r ó s , C : «Feminismo, discurso de la diferencia, dis-


curso de la igualdad». — Arias, M . : La liberación de la mujer. — Autoras va-

— 130 —
— 131 —
sembarazarse sin el permiso de sus amos. Sus cuerpos, su biología, BIBLIOGRAFIA. — Burin, M . : «La maternidad: el otro trabajo invisible».
su anatomía, están al servicio del grupo dominante. 4) La madre — Cahiers du centre d'etudes et de recherches marxistes, Les: «Maternité, pater-
es no sólo una porteadora. Primero del embrión y feto y más ade- nité, mythes, traditions et realités dans la societé actuelle». — Chesler, Ph.: Les
femmes et la folie. — Chodorow, N . : El ejercicio de la maternidad. — Colec-
lante de los valores sociales que constituyen la ideología patriarcal
tivo: La maternité esclave. — Eurípides: Medea. — Huxley, A . : Un mundo
y que pasan por excluirla del propio contrato social que enseña y
feliz. — Irigarai, L . : El cuerpo a cuerpo con la madre. — Martín Sagrera: El
transmite. mito de la maternidad en la lucha contra el patriarcado. — Pompeia, N . : Mater-
N i mujeres ni hombres gozan pues, al venir al mundo, del derecho nasis. — Sau, V . : «Maternología». — Snyders, G.: // n'estpas facile d'aimer
humano primordial de la maternidad entendida, como la paternidad, co- ses enfants.
mo un bien trascendente. Sólo se tiene padre, pero además un mal padre
(¿patriarca?, ¿padrastro?) que ha escamoteado a la madre. Los efectos,
de toda índole, son diferentes para cada sexo como corolario lógico de Matriarcado. La definición del Diccionario de la Real Academia di-
las diferencias de género establecidas por el patriarcado, pero lesivas pa- ce: «Orden social primitivo, existente a ú n hoy en ciertas tribus de la I n -
ra ambos. E l varón buscará toda la vida a la madre que le ha sido nega- dia y otros pueblos, en que las mujeres dan su nombre a los hijos y ejercen
da por definición, y sucumbirá a la identificación con la figura repre- gran autoridd en la familia.»
sentativa de quien así le dejó huérfano: el padre. Las mil y una variantes El Diccionario Ideológico de Casares dice: «Régimen social en el que
a que pueden dar lugar esta búsqueda y esta identificación llenan las pá- la madre ejerce la máxima autoridad en la familia.»
ginas de millares de libros de Psicología y Psiquiatría, y las consultas Confusión, error y falsedad se dan cita en las definiciones de Dic-
del mundo entero donde las haya. Las mujeres, desde niñas, se identifi- cionarios típicos patriarcales. Véanse definiciones m á s científicas y co-
can con una apariencia de mujer-madre, un padre femenino (Sau, 1986) rrectas:
que les transmite su propia negación, su propio no-ser, llenándolas de Evelyne Reed lo define de la manera siguiente: «Sistema de plan co-
inseguridad y lanzándolas en brazos de los hombres para que reciban de munal de organización social que precedió a la sociedad patriarcal». (La
ellos un aval para circular por el mundo. En la medida en que la madre evolución de la mujer.) Y Marta Moia, en el «Glosario» de El no de las
no sólo no contribuye a la dirección-organización de la sociedad, niñas, escribe: « O r d e n social postulado como anterior al patriarcado y
ni da un lugar en el orden de las genealogías, sino que está condenada que se funda en un supuesto gobierno de las mujeres, contra el que se
a no poder hacerlo, la maternidad biológica no se eleva al rango de rebelaron los hombres. Su existencia se basa en estos hechos: las muje-
maternidad. Nada se hace en la sociedad patriarcal «en nombre de la res ocupan posiciones en la vida pública; su autoridad es indiscutida en
madre». el hogar; poseen recursos económicos; las religiones se centran en una
Más allá de la liberación individual de la mujer están la exigencia diosa; la descendencia y filiación se reconocen por vía mujeril.»
y la necesidad de que la sociedad cuente con instituciones emanadas de El término empezó a circular a partir de la segunda mitad del siglo
la maternidad tanto como de la paternidad. Las actuales tampoco repre- X I X y a raíz de una publicación que se hizo famosa: Das Muterrecht
sentan al padre sino al patriarca: Ejército, Iglesia, Economía, Estado, (Derecho materno) del jurista suizo Bachofen, en 1861.
y Familia son fruto de la expulsión de la maternidad del orden simbólico El estudio comparativo de otras culturas y de otras épocas históri-
por el que se rigen los seres humanos. Abolida la maternidad social, de- cas e incluso de la prehistoria misma es propio de aquella segunda mitad
sinstitucionalizada, los seres humanos nacen condenados a competir y de siglo que no en vano está marcada por obras tan importantes como
no a cooperar, a un plus de sufrimiento realmente inútil, y a un doble El manifiesto comunista de Marx-Engels en 1848, y El origen de las es-
vínculo de dependencia de por vida: el de las/os socialmente débiles que pecies de Darwin en 1859.
dependen del favor de sus amos, y el de los/as psicológicamente débiles La idea de que el sistema social vigente, el patriarcado, no ha existi-
que dependen de la debilidad de los demás para creerse fuertes. do siempre a pesar de su dilatada extensión en el tiempo, da una dimen-
sión nueva y, por qué no decirlo, m á s optimista, al movimiento de
Véase: Incesto, Paternidad, Patriarcado, Poder. liberación d é l a mujer. Sin embargo el término es conflictivo porque in-

— 186 — — 187 —
duce a pensar que las mujeres fueron un día tan explotadoras, sexistas sa». Así lo han hecho notar desde Paul Lafargüe muchas otras autoras
y opresoras como los hombres del patriarcado, en cuyo caso la toma del y autores. En la última de las obras de dicha trilogía el tribunal que se
poder de éstos fue una reacción lógica. Desde entonces las opiniones a monta en Atenas para juzgar y exculpar a Orestes el matricida por la
favor y en contra de ese período prepatriarcal son numerosísimas, así muerte de su madre, queda como definitivo y sustituye en adelante a las
como los estudios reaüzados en un sentido o en otro. Vamos a ver a las/los antiguas leyes de familia basadas en la mujer y la filiación materna, a
representantes de las principales corrientes de pensamiento: la par que las temibles Erinias defensoras del viejo sistema pasan al ser-
Estaban de acuerdo en el X I X con la existencia de un período pre- vicio del orden patriarcal bajo el nombre de Euménides.
patriarcal llamado matriarcado además de Bachofen otro jurista llama- Wesbster y Newton en «Matriarcado: enigma y paradigma» hacen
do McLennan que escribió en 1865 Primitive Marriage (Matrimonio una síntesis de la situación del tema en la actualidad, revisando la posi-
Primitivo)', Henri L . Morgan, autor de Ancient Society (Sociedad Pri- ción de ocho estudiosas feministas, de las cuales cinco no son antropólo-
mitiva) en 1877, y F. Engels quien en 1884 publica El origen de la fami- gas y tres lo son, cinco son marxistas y tres no lo son, y comprueban
lia, la propiedad privada y el Estado. que sólo dos de ellas sostienen que las mujeres estaban en situación de
Lubbock opina a través de su obra de 1873 que las mujeres siempre dominación en el matriarcado. Otras tres (Reed, Firestone y Beauvoir)
han sido propiedad de los hombres y sacrificadas por su debilidad. E. creen que fue un período caracterizado por un orden social en el que la
Westermarck escribe una obra muy completa sobre la Historia del ma- mujer tenía una posición y un rango altamente estimados. Las otras dos
trimonio, en 1871, y se inclina por el concepto de patriarcado como úni- piensan en el matriarcado sobre todo como en una matrilinealidad.
ca forma social conocida al encontrar que en las sociedades de derecho La línea de pensamiento más reciente y que probablemente está más
matrilineal (filiación por vía femenina) el hombre podía dominar a pe- cerca de la verdad, viene dada por Ernest Borneman, psicoanalista aus-
sar de todo en la familia y en la política. tríaco que después de cuarenta años de investigación del tema publicó
La controversia ha llegado a nuestro siglo. Las investigaciones no en 1975, en Francfort, Das Patriarchat (El patriarcado) porque, según
se han detenido, y aunque el concepto de matriarcado ha quedado su- dice en el prólogo, «la toma de poder del hombre sobre la mujer y el
mergido a veces por algún tiempo, debido en gran parte al sentimiento niño es la más importante, porque este fenómeno ha sido más significa-
de culpabilidad de las propias mujeres, el tema sale a flote cada vez con tivo, a nivel de sus consecuencias, que el paso de la era de la esclavitud
mayor fuerza y garantías de fiabilidad. a la del feudalismo, o de la del feudalismo a la de la sociedad burguesa.»
Dice Evelyne Reed: « L a resistencia a aceptar el matriarcado se de- (Trad. de la versión francesa). Borneman prefiere hablar de «matrísti-
be, en parte, a la imagen falsa del dominio femenino sobre los hombres, ca» que de matriarcado por los grandes errores y controversias a que ha
una versión invertida de la dominación masculina moderna sobre las mu- conducido el término, y asocia la pérdida de libertad de la mujer con
jeres. Esta concepción errónea parte del fracaso de tomar en cuenta la el paso de la agricultura de la azada a la del arado a principios del Neolí-
naturaleza diametralmente opuesta de los órdenes sociales.» (Op. cit.) tico, y la acumulación de excedente en los productos a consumir. (V. Pa-
Martín Sagrera se basa en la incorrecta traducción que se hace de triarcado.)
la palabra Muterrecht del libro de Bachofen: « . . . puesto que la palabra Ortiz-Oses y Mayr precisan que en antropología social está hoy en
poder (etimológicamente presente en la desinencia arcado) implica en día fuera de lugar cualquier proceso que no vaya en el sentido de, en
nuestro lenguaje una superestructura política, basada en lazos no natu- religión, de un politeísmo primitivo a u n monoteísmo y así sucesivamen-
rales, mientras que la influencia real de la mujer en el matriarcado pri- te de un matriarcalismo a un patriarcalismo, del pluralismo al dogmatis-
mitivo era natural, espontánea, evidente; más convendría pues llamar mo, de un magicismo a la religión. (El matriarcalismo vasco.) Bachofen
a ese período matrilineado.» (El mito de la maternidad en la lucha con- ya sustentaba su tesis en el estudio de las religiones más antiguas con su-
tra el patriarcado.). premacía femenina, y Engels en que la propiedad privada había venido
E l teatro, vehículo de transmisión de la cultura de los pueblos, ofre- a acabar con algo así como un «comunismo primitivo».
ce en la trilogía de Esquilo La Orestiada todas las claves posibles para Francoise D'Eaubonne se refiere a un prepatriarcado a partir del
comprender que el patriarcado viene a sustituir cuando menos « o t r a co- cual el hombre pudo hacerse con el poder gracias a dos hechos funda-

— 188 — — 189 —
^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ mentales: el descubrimiento del proceso de la paternidad biológica y el dad no lo hace en simetría con el hombre; lo que firma es su reconoci-
arrebatamiento a la mujer de la agricultura con la incorporación a la mis- miento al contrato entre hombres en virtud del cual su padre, presente
ma del arado. o ausente, la traspasa a su marido.
E l hecho de que el patriarcado no sea la única forma de sociedad El pretexto para el matrimonio es el tabú del incesto (véase Inces-
conocida desde el fondo de los tiempos, lo convierte precisamente en un to). E l antropólogo estructuralista Levi-Strauss que hizo del estudio de
hecho histórico y como tal reversible, mientras que lo contrario supone dicho tabú la base de su libro Las estructuras elementales del parentes-
dar «carta de naturaleza» (determinismo) a todos y cada uno de los este- co, define así el matrimonio.
reotipos que pesan sobre el hombre y la mujer para perjuicio de ambos. « L a relación global de intercambio que constituye el matrimonio no
Determinismo que, como denuncia Katte Millet (Política sexual) sólo po- se establece entre un hombre y una mujer, cada uno de los cuales da y
dría ser superado por la idea de «progreso» propia del pensamiento po- recibe alguna cosa: se establece entre dos grupos de hombres, y la mujer
lítico liberal, lo cual equivaldría a decir que gracias al patriarcado y a figura allí como uno de los objetos de intercambio y no como uno de
los bienes que han producido las mujeres, saldrán de su inferioridad y los compañeros entre los que se lleva a cabo. Esto es cierto aun cuando
debilidad naturales; el feminismo revolucionario en cambio cree que la los sentimientos de la muchacha son tomados en consideración, como
inferiorización de la mujer es estructural y a la vez dialéctica. por otra parte suele ocurrir. A l consentir la unión propuesta, ella preci-
pita o permite la operación de intercambio; no puede modificar su natu-
Véase: Amazona, Dios, Diosa, Inceto, Maternidad, Poder, Sexismo. raleza. Este punto de vista debe mantenerse en todo su rigor incluso en
f lo que se refiere a nuestra propia sociedad, donde el matrimonio toma
BIBLIOGRAFIA. — Bachofen, J.: Das Muterrecht. — Bambrger, J.: «El la apariencia de un contrato entre personas.»
mito del matriarcado». — Eaubonne, F.d': Les femmes avant le patriarcat. — El tabú del incesto madre-hijo no es forzosamente la causa del ma-
Harris, O. e Young, K.: Antropología y feminismo. — Lafargue, P.: el matriar- trimonio (o sea, de la división de la humanidad en dos mitades: indivi-
cado. — Moia, M . : El no de las ñiflas. — Morgan, L . H . : Sociedad primitiva. duos que van a ser distribuidos —las mujeres—, e individuos que van
— Ortiz-Oses, A . y Mayr, F.R.: El matriarcalismo vasco. — Webster, P. y New- a ser distribuidores —los hombres) sino el pretexto para ello. Se consi-
ton, E . : « M a t a r i a r c a d o : enigma y p a r a d i g m a » .
dera lo más probable que cuando se inicia en los albores del patriarcado
el intercambio de mujeres (a la fuerza, puesto que el «matrimonio» por
rapto es el más antiguo que se conoce) ya la generación de los hijos no
Matrimonio. Institución político-jurídica masculina que sirve de co- tenía trato sexual con la de las madres. Pero la aimpliación del t a b ú del
rrea de transmisión para la distribución de mujeres entre los hombres incesto a otros familiares que no son la madre justifica la necesidad de
y que asegura a éstos su paternidad-propiedad sobre los hijos de las mu- importar mujeres de fuera del grupo a cambio de exportar las propias
jeres obtenidas por ese procedimiento. y con ello la plenitud del fin perseguido: convertir a la mujer en mercan-
E l contrato matrimonial no es nunca un contrato entre hombre y cía para poder apropiarse al mismo tiempo que de ella misma de su pro-
mujer sino entre hombres para que quede legalmente establecido: 1.° cuá- ducto natural, los hijos.
les son la mujer o mujeres de las que se apropia el hombre por el matri- Por el matrimonio la posición de la mujer en la sociedad queda mo-
monio; 2.° el colectivo masculino da su consentimiento a esta apropiación dificada radicalmente:
y se compromete a no utilizar ni arrebatar a la mujer matrimoniada, sin «El universo masculino y el universo femenino se desplazan en dos
consentimiento del marido. El consentimiento a que la esposa propia sea órbitas distintas, en direcciones opuestas. Los hombres viven en un mundo
utilizada sexualmente por otros hombres va implícito en el contrato ma- de símbolos, las mujeres en un mundo de valores; aquéllos conocen el
trimonial de algunos pueblos donde el préstamo de mujeres por parte matrimonio a través de la alianza, éstas la alianza a través del matrimo-
de sus maridos se da como normal y necesario y se conoce con el nombre nio; para ellos el parentesco es un medio, para elijas un fin. Si la prohibi-
de «hospitalidad*sexual». ción del incesto señala el paso de la naturaleza a la cultura, ésta es el
Cuando la mujer firma su contrato matrimonial en nuestra socie- paso de un estado (de cosas) en el que el mundo femenino y el mundo

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padre un elegido, «así que él es el mediador entre su familia y su Dios». de hombres. Sin embargo, ningún macho ha sido nunca capaz de repro-
(Subrayado de V.S.) ducirse sin la ayuda directa o indirecta de una pareja. Así que concebir
En el pensamiento griego el padre homérico es el garante de la ge- un universo únicamente en masculino, es un error cuyas consecuencias
nealogía; el orden patriarcal funda a su vez el equilibrio de la polis e ins- son incalculables. (...) Ser el único y autoengendrarse; no permitir al otro
taura el reino de la justicia. Una segunda línea de pensamiento, basada (la otra, rectificamos) ser único y autoengendrarse: combate a muerte
en los textos de los poetas, da la imagen protogriega de un padre todavía donde el triunfo de uno no puede significar otra cosa que la desapari-
no consolidado; el estereotipo patriarcal ideal no tiene su lugar en la tra- ción del otro (otra). E l mito del ave Fénix vencedor de su propia muerte
gedia, donde los padres se equivocan, pierden los nervios, etc. La trage- es la representación de este fantasma de inmortalidad.» (Les ho mines po-
dia griega evoluciona desde Esquilo y Sófocles hasta Eurípides presen- tinques n'ont pas d'enfant, trad. V.S.)
tando una lucha de las almas no estabilizadora desde el punto de vista Estos autores, expertos en ciencias políticas, psiquiatría y sociolo-
de la inteligencia, «pero de un valor ético más d e p u r a d o » . gía respectivamente, coinciden en que es un signo de los tiempos la desa-
En el Nuevo Testamento se afirma que Dios es padre y éste aparece cralización del padre, el descubrimiento del/la hijo/a (en francés enfant)
como anuncio de salud y fuente de misericordia. Los aspectos del padre y la reevaluación de la mujer. Tres movimientos que se producen al uní-
pueden ser analizados en las parábolas. « L a muerte de Cristo no es un sono y que, desde una perspectiva sistémica, significa que cualquier cam-
capricho del déspota oriental sino un don, el don del hijo bienamado, bio en un elemento de la cadena (padre-madre-hijo/a) repercute en una
el primero, para la salud de los otros hijos.» («Avant-propos: Das Va- modificación del conjunto.
terbild».) En el mundo actual la paternidad está encarnada en el Estado mo-
Las objeciones posibles a estos cuatro «modelos» de padre resultan derno, padre totémico que salvaguarda el derecho a la paternidad de los
obvias, pero destacaremos las siguientes: en ninguno de los análisis se padres de la industria, las finanzas y la guerra (Ejército) para quienes
hace alusión alguna a la mujer o a la madre, la cual está excluida por los hijos e hijas nunca trabajan, sufren, paren y mueren en cantidad su-
tanto de todas las funciones de las que, en cambio, se apodera el padre ficiente.
para ejercerlas él solo. El padre egipcio nos enseña c ó m o el hombre de- Paternalismo: término derivado de paternidad y que supone el acto
cide lo que tiene que ser enseñado para que cada cual siga en su papel, sádico de consolar o ayudar a quien previamente se ha puesto en condi-
y c ó m o el varón se las compone para hacerse inmortal. Inmortalidad le- ciones tales que más tarde se ha visto en la necesidad de pedir ayuda y / o
gitimada por Yhave en el padre del Antiguo Testamento, y que se repite consuelo.
en la visión del padre homérico, quien además legisla y ejecuta según
su único criterio. En el Nuevo Testamento viene a decirse que el fin jus- Véase: Dios, Maternidad, Padre.
tifica los medios ya que Cristo (su vida) es el regalo que hace Dios-padre
para que los otros hijos no mueran (el Cristianismo no ha impedido nunca BIBLIOGRAFIA. — Aberastury, A . y Salas, E.J.: La paternidad. — Cal-
que siguieran, además, muriendo) L a misericordia del Dios-padre cris- d e r ó n de la Barca: El alcalde de Zalamea. — Esquilo: « L a Orestiada» (y espe-
cialmente «Las Euménides») en Tragedias completas. — Mathieu, N . C . :
tiano, el más depurado y espiritualizado, es sólo aparente ya que hay
«Paternité biologique, maternité social» en A . Michel: Femmes, sexisme et so-
una eternidad de venganza y sufrimientos para los «malos hijos» que son
cietés. — Mead, M . : « L a paternidad es una invención social» en Macho y hem-
colocados simbólicamente «a la izquierda del Padre». (Mateo, 25, 31-46.).
bra. — Rascovsky, A . : Filicidio, violencia y guerra. — Tellenbach, H . : L'image
En la Europa Occidental, después de la Revolución Francesa y a pe- du pére dans le mythe et Vhistoire. — This, B.: Acto de nacimiento.
sar de la muerte de una clase de paternidad (Luis X V I ) , si hay algo que
no cambia es «la farsa sálica, la puesta aparte deliberada, sistemática
y permanente de las mujeres fuera del mundo político», escriben Bague- Patriarcado. Si la paternidad es la institucionalización de la figura
nard, Maisondieu y Métayer. «De generación en generación se han re- del padre como el Unico, el patriarcado es el desarrollo y puesta en prác-
producido los mismos errores. Los hombres en el poder han mantenido tica de esta forma de poder (v.).
la tradición y lo que era asunto de hombres ha seguido siendo asunto El patriarcado es una toma de poder histórica por parte de los hom-

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generación la identificación de los varones con sus progenitores mas-
bres sobre las mujeres cuyo agente ocasional fue de orden biológico, si
bien elevado éste a la categoría política y económica. Dicha toma de po- culinos.
der pasa forzosamente por el sometimiento de las mujeres a la materni- El sociólogo Goldberg, cuyas ideas han tenido gran impacto en Es-
dad, la represión de la sexualidad femenina, y la apropiación de la fuerza tados Unidos, piensa que el factor biológico es esencial, que la naturale-
de trabajo total del grupo dominado, del cual su primer pero no único za ha dejado al hombre en la periferia de la vida buscando justificaciones
producto son los hijos. que le permitan permanecer en ella. Y la «justificación» de él pasa por
Para algunos estudiosos es la entrada en un orden familiar nuevo la subordinación de ella. « N o hay alternativa, dice, esto es como son las
que implica el tabú del incesto (bajo control masculino); para otros es cosas. E n el fondo de todo la tarea del hombre es proteger a la mujer,
un cambio de religión; para otros a ú n es un cambio en la forma de orga- y la de la mujer proteger al niño.» (La inevitabilidad del patriarcado.)
nización del trabajo (división del mismo). Y en realidad son todas las Goldberg no se da cuenta de que precisamente en el patriarcado la ma-
cosas a la vez. El sometimiento de las mujeres y su reducción a madres dre no puede proteger al niño que es víctima en tanto que niño de la fé-
les hace alzarse como padres-, como padres se apropian de los hijos para rula de los Padres. (Véase Hijo.)
aumentar el rendimiento en beneficio de los padres m á s poderosos; y los El que en el origen del patriarcado haya una razón biológica separa
padres más poderosos son tenidos por dioses o por enviados suyos. Así a veces a las mujeres radicales que ven en ello la causa de su situación,
Adrianne Rich, dice: de las mujeres socialistas que prefieren centrarse en la causalidad de las
«El patriarcado consiste en el poder de los padres: un sistema fami- relaciones de producción y reproducción. Pero en el fondo están dicien-
liar y social, ideológico y político con el que los hombres —a través de do lo mismo. Las diferencias biológicas mujer-hombre son determinis-
la fuerza, la presión directa, los rituales, la tradición, la ley o el lengua- tas en tanto que vienen dadas «por naturaleza»; pero dejan de serlo en
je, las costumbres, la etiqueta, la educación y la división del trabajo— el momento que usamos de ella humanamente, es decir, desde nuestra
determinan cuál es o no es el papel que las mujeres deben interpretar con condición de seres culturales. De ahí precisamente el interés del patriar-
el fin de estar en toda circunstancia sometidas al v a r ó n . » (Nacida de cado en relegar a la mujer al área de la naturaleza para tener así la excu-
mujer.) sa de su manipulación, o de colocarla entre la naturaleza y el hombre
Webster y Newton (v. Matriarcado) ven el patriarcado como un sis- (hombre inacabado al fin, como decían los griegos) para también así jus-
tema en el que los hombres sea como clase social o como grupo dominan tificar el que haya que «protegerla» de su deformidad.
sobre la clase social o grupo de las mujeres y afirman: «Esta es la situa- El psicoanalista Ernst Borneman ve el futuro del patriarcado como
ción que tenemos en Norteamérica y lo que vemos en todas las socieda- sigue: « L a atroz guerra de los sexos que el patriarcado considera natural
des de nuestros días, sean o no patrilineales.» e inmutable terminará sea por la destrucción de la humanidad sea por
¿ P o r q u é esta toma de poder? Borneman se hace también la pre- la renuncia a esta lucha abierta, la renuncia a la división de la humani-
gunta y se contesta de este modo en el prólogo de su libro: el patriarcado dad en dos categorías determinadas por el sexo.» (op. cit.)
cristaliza con la formación del derecho. La mujer tiene la certeza de cuál
es su hijo; el padre no la tiene nunca. «Y el patriarcado nace de la decla- Véase: Matriarcado, Padre, Paternidad, Poder, Sexismo.
ración masculina según la cual dicho estado de cosas debe terminar:
si nosotros dejamos subsistir un tal estado de cosas, la mujer esta- BIBLIOGRAFIA. — Astelarra, J.: « P a t r i a r c a d o y Estado capitalista».
rá eternamente en posición de superioridad, por consiguiente, se lo — Borneman, E . : Le patriarcat. — Eisenstein, Z . H . : Patriarcado capitalista y
prohibimos. Y a esta prohibido?! nosotros la llamamos Derecho.» (Le feminismo socialista. — Esquilo: «La Orestiada» en tragedias completas. — Gold-
patriarcat.) berg, S.: La inevitabiliad del patriarcado. — Groult, B.: Así sea ella. — Hamil-
Freud piensa que el origen del patriarcado reside en el complejo ton, R.: La liberación de la mujer. — Mitchell, J.: La condició de la dona. —
de Edipo y el tabú del incesto. Pero en realidad tanto el complejo Nietzsche: El origen de la tragedia. — Valcarcel, A . : « P a t r i a r c a d o » , en R. Re-
como la superación del mismo no «explican» el patriarcado sino que úni- yes (dir.) Terminología científico-social.
camente actúan de mecanismo que lo perpetúa, al producirse a cada

— 238 — — 239 —
estrictamente necesario, pues su grado de sujección está en proporción
directa con el de su ignorancia.
Se piensa del colonizado, como de la mujer, que está más cerca de
la naturaleza —es más «primitivo»— lo cual justifica el que se le subor-
dine y explote.

Véase: Machismo, Sexismo.

BIBLIOGRAFIA. — Carmichael: «Poder negro» en Dialéctica de la libera-


ción. — Fanón, F.: Los condenados de la tierra. — Jiménez, A . : «También los
gitanos». — Mead, M . y otros: Ciencia y concepto de raza. — Pollaud-Dulian:
Amos y esclavos, hoy. — Sartre, J.P.: Reflexions sobre la qüestión jueva. —
Retrato del colonizado precedido por retrato del colonizador.
Sexismo. Conjunto de todos y cada uno de los métodos empleados
en el seno del patriarcado para poder mantener en situación de inferiori-
dad, subordinación y explotación al sexo dominado: el femenino. E l se-
xismo abarca todos los ámbitos de la vida y las relaciones humanas, de
i modo que es imposible hacer una relación, no exhaustiva, sino ni tan
siquiera aproximada de sus formas de expresión y puntos de incidencia,
de modo que los que se citan a continuación deben tomarse sólo como
ejemplos o referencias.
En palabras del sociólogo Martín Sagrera: «Ni el esclavo ni la mu-
jer hubieran podido ser mantenidos, siquiera sea por la fuerza, en el es-
tado abyecto en que fueron sumidos si no hubieran sido convencidos poco
a poco de su inferioridad. Y esta falta de conciencia de clase hizo que
fueran ellos mismos los peores enemigos de su propia regeneración.» (El
mito de la maternidad en...).
Eva Figes relaciona sexismo con nazismo y dice: « E n la historia de
la filosofía alemana del siglo X I X se da una relación indudable entre an-
tisemitismo y antifeminismo, en el sentido de hostilidad hacia la mujer
e hincapié en su inferioridad general. (...) La nación que más tarde dedi-
caría tantos esfuerzos científicos a medir calaveras de judíos asesinados
estaba ya especializándose en ensayos de la comprobación de que la mu-
jer tenía el cráneo y el cerebro más pequeños.» (Actitudespatriarcales)
(Véase Genio).
Kate Millet encuentra analogías entre racismo y sexismo. Dice «Tra-
dicionalmente el macho blanco tiene por costumbre conceder a la hem-
bra de su misma raza —que, en potencia, es su mujer— un status superior
al del macho de color. Sin embargo al empezar a desenmascararse y co-
rroerse la ideología racista, se está debilitando asimismo la antigua acti-

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tud de protección hacia la mujer (blanca). La necesidad de mantener la únicamente mientras a los niños se les enseñaban las letras y los n ú m e -
supremacía masculina podría incluso anteponerse a la de mantener la su- ros, hasta l a prohibición de ingresar en la Universidad, relativamente re-
premacía blanca; tal vez el sexismo sea, en nuestra sociedad, un mal más ciente p o r cierto, l a cantidad de atentados sexistas intermedios es
endémico que el racismo.» (Política sexual). innumerable. Desde l a asimilación de l a mujer a l a naturaleza c o m o algo
S. Firestone cree que el desequilibrio sexual del poder (sexismo) tie- que está justificado que h a y que dominar, hasta la predicación casi m o r -
ne bases biológicas, pero, dice, «esto no garantiza que una vez desapare- bosa p o r repetitiva de su inferioridad mental y / o intelectual.
cida la base biológica de su opresión, mujeres y niños alcancen su E l lenguaje es u n buen ejemplo el sexismo cultural vigente. L o s epí-
liberación. A l contrario, las nuevas técnicas —especialmente el con- tetos, los refranes, los proverbios, los chistes, las blasfemias, las inju-
trol de la fertilidad— pueden convertirse en un arma hostil, utilizada rias, son u n catálogo todavía poco estudiado pero que salta a la vista
para reforzar este arraigado sistema de explotación.» (La dialéctica del — y a l o í d o — c o m o u n clamor que incluso aturde de t a n t a agresividad.
sexo). (Véanse Joder y Zorra.) E l mundo se define en masculino, y el hombre
La represión de la sexualidad femenina y la división del trabajo por se atribuye la representación de l a humanidad entera.
sexos son las dos primeras manifestaciones del sexismo. E n el campo de la salud física y mental el sexismo se manifiesta re-
En una construcción psicoanalítica de la feminidad basada en Freud produciendo constantemente los estereotipos y los roles que inferiorizan
nos encontramos con una sexualidad de la mujer sometida a la del va- a la mujer, e insistiendo en los mitos de l a menopausia, l a maternidad,
rón, de modo que incluso la descripción e interpretación de los órganos el ángel del hogar, l a perfecta a m a de casa.
sexuales femeninos se hace con referencia, y sólo con referencia, al falo. Sexismo en las artes y en las ciencias en doble sentido: para impedir
Tanto es así que la preeminencia a que el falo mismo se ha «condenado» el acceso de las mujeres a dichos campos de actividad, y para la oculta-
no permite nunca que se exprese lo reprimido (la sexualidad femenina), ción perseverante a l o largo de los tiempos de aquello que las mujeres,
lo cual hace decir al psicoanalista Kurnisky que «Vista así, la emancipa- a pesar de todo, han logrado realizar.
ción de la mujer es la expresión inmediata de la emancipación del género
h u m a n o . » (La estructura libidinal del dinero).
Véase: Androcentismo, Matriarcado, Patriarcado.
La división del trabajo por sexos en trabajo doméstico femenino y
natural y trabajo extrahogareño masculino social tiene orígenes biológi-
BIBLIOGRAFIA. — Beauvoir, S. de: El pensament polític de la dreta.
cos como ya observó Marx basados en la función de cada sexo en el acto
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de la procreación. Pero el esquema de este acto es llevado luego al plano
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social de modo que el trabajo femenino pueda ser sucesivamente conno-
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tado a funciones eternamente naturales y estáticas, y el masculino a fun- man, A . : La feminidad como alienación: marxismo y psicoanálisis. — García
ciones sociales y móviles. E l capitalismo mantiene después de haberla Meseguer, A . : Lenguaje y discriminación sexual. — G i l de Oto, M . : Mujeres
hecho suya la división sexual y sexista del trabajo, no sólo manteniendo en camisa. — Godelier, M . : « L o s orígenes de la dominación masculina». — Laf-
los dos grandes bloques: producción de uso (gratuito) y producción de fitte, M . R.: La guerra secreta de los sexos. — Larcher, L . M . : Las mujeres juz-
consumo (remunerado), sino que manipula el trabajo remunerado feme- gadas por las mala lenguas. — Michard-Marchal, C. et Ribery, C: Sexisme et
nino de tal manera que lo utiliza sólo cuando le conviene, vuelve a las ScienciesHumaines. — Sexisme, Le: ... Ordinaire. — L o n z i , C: Escupamos so-
mujeres a casa cuando no las necesita, mantiene carreras, cargos y pro- bre Hegel. — Ludovici, A . : Lysistrata. — Michel, A . y otras: Femmes, sexisme
fesiones clasificados como «maculinas» y «femeninas», distingue entre et sociétés. — M i l i , J.S. y Taylor, J.: Ensayos sobre la igualdad sexual. — M i -
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hasta nuestros días, y que ha ido desde enseñar a las niñas a coser y rezar nino».

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