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Historia del Arte IV

Sesión n° 3- Informe de lectura

Manual de arte prehistórico se publica por primera vez en el año 2001 en España.
Su autor, un profesor de la Universidad de Córdoba, nos lleva de la mano por un
detallado viaje en el que nos introduce al concepto de arte pensado desde sus más
primitivas manifestaciones partiendo de un análisis cronológico de las eras, la
evolución de la Tierra y de nuestra especie como tal. Considero que para
comprender sus planteamientos es conveniente retomar el texto de Mario Díaz Díaz
en el cual se abordan los dos procesos interrelacionados que permiten comprender
la naturaleza del hombre como especie pensante, donde uno está determinado por
factores naturales y otro por la cultura.

Por un lado, tenemos el extenso proceso de la hominización en el cual se dan los


cambios biológicos que darán lugar a seres cada vez más complejos; por el otro el
de la humanización, una trasformación mediada por lo social y lo cultural que tiene
su origen en el final de la etapa de hominización y que se encuentra atravesada por
los modos de vivir, los métodos que se emplean para conseguir alimentos, el
desarrollo de unas herramientas que con el tiempo se hacen cada vez más
sofisticadas, la manipulación del fuego, la modificación del paisaje, la colonización
de territorios, las formas de habitar el espacio natural y el creado por la especie
misma, entre otros.

Traigo a colación estas proposiciones porque nos permiten reflexionar sobre la


forma en la que los organismos fueron modificándose como respuesta a unas
condiciones específicas del entorno, pensado concretamente desde de las
producciones artísticas, la forma en la que se relaciona el individuo con los otros
y su realidad, las maneras en las que la percibe e incluso la exploración de nuevos
mecanismos de enunciación. Esto último entendido desde el lenguaje no sólo como
la necesidad de comunicación —no escrita— sino como la postura o determinación
de poner de manifiesto una experiencia.

Estas nuevas formas de vida, la producción y recolección de alimentos darán paso


a uno de los procesos más importantes dentro de la evolución del Homo sapiens: la
sedentarización puesto que implicará la apertura a nuevas actividades enmarcadas
dentro del campo económico y el tecnológico que hasta la fecha, posiblemente,

Retomando el tema planteado al inicio, los estudios sobre el Arte de la prehistoria


empiezan a llevarse a cabo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, aunque las
primeras exploraciones en este campo datan del siglo XVIII. En aquel entonces
empezaron a documentar sobre las inscripciones al interior de las cuevas mientras
se recolectaban y clasificaban cronológicamente las piezas encontradas de arte
mueble. Los desarrollos tecnológicos irían, con el paso del tiempo, facilitando la
búsqueda de nuevos artefactos. Sin embargo, cabe mencionar que en este caso,
pese al arduo trabajo, —quizás por la misma ausencia de maquinaria e
instrumentos avanzados que realizaban los historiadores de la época no hubo en
su momento un reconocimiento a aquellos que mostraron al mundo los primeros
vestigios del arte en las cavernas. Aquí valdría la pena preguntarse por aquellos
que reconocen y legitiman estos hallazgos y por lo que sucede con las
manifestaciones artísticas en esos otros contextos alejados de la mirada
eurocéntrica de los que poco se habla.

Constantemente aparecen estudios y teorías que han amplían el panorama del arte
y nuestra concepción del mismo a partir de los cuales se han establecido nuevos
vínculos entre objetos y sujetos creadores. Con respecto a aquello que se enmarca
dentro de la categoría de Arte o Artístico habría que considerar la intencionalidad
a la hora de producirlo. Sanchidrián propone que “los documentos históricos tienen
cualidades artísticas cuando son originales y han sido pensados para comunicar algo
de forma visual, es decir, aquellos que no carecen de un carácter simbólico ni cuyo
propósito fuera exclusivamente lo utilitario”. La creación de imágenes es por tanto
el resultado de complejos procesos cognitivos a veces ininteligibles donde se
entretejen marcas y signos, junto con el deseo de comunicar y expandir el
conocimiento que se tiene sobre un asunto en particular. (Sanchidrián, 200X, p X)

Es importante tener en cuenta todo aquello que subyace bajo la creación de una
imagen bidimensional y tridimensional —hablando en términos generales—, todos
los elementos nos arrojan luces y nos sugieren cosas. Desde la materialidad del
medio y del soporte, bien sea el hueso, la piedra, los extractos y distintas gamas de
pigmentos naturales, etc., la insistencia en trabajar a partir de un tipo de formas
geométricas y orgánicas determinadas, hasta el carácter decorativo, funcional o tal
vez ceremonial que pudieron tener algunos. Las puertas que se abren con respecto
a la idea de la espiritualidad y a las primeras nociones de ritos y prácticas
funerarias, pero también a la cosmovisión, las costumbres y las necesidades de un
grupo de individuos cuyo escenario, aunque lo parezca, no se encuentra tan alejado
de nosotros como estamos acostumbrados a creer.

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