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NOMBRE: Dubian Cañas Mora

ID: 1020460213
CURSO: Descartes
FECHA: 11/10/2012

Sinopsis de las Reglas para la dirección del espíritu (I-XII)

Regla I

Esta regla propone que el fin de los estudios es emitir juicios sólidos y verdaderos
sobre cualquier objeto de investigación. Para ello es necesario conocer de antemano
los principios del conocimiento humano y la forma correcta como la razón procede.
Todas las ciencias son un conocimiento de la razón y, por tanto, la especificidad de
cada una viene dada según los objetos de los que ésta se ocupa. Descartes señala
entonces que es más conveniente aprender y cultivar conjuntamente todas las
ciencias, aumentando así la capacidad natural de la razón para que pueda alcanzar la
verdad, con certeza, en todas las cosas.

Regla II

Esta regla propone cuáles son los criterios del conocimiento y la naturaleza de los
objetos de los que puede alcanzarse dicho conocimiento. Según Descartes, toda ciencia
es un conocimiento cierto y evidente, esto es, aquel cuya verdad puede ser
demostrada. De esta manera, debe rechazarse todo conocimiento probable o confuso,
es decir, todo conocimiento del que pueda dudarse. Sólo podemos tener un
conocimiento claro y distinto de objetos puros y simples, que son conocidos por sí
mismos y no contienen falsedad alguna, para luego ocuparnos de objetos oscuros,
complejos o difíciles.

Regla III

Esta regla expone cuáles son las dos operaciones básicas del entendimiento con las
cuales se puede alcanzar la verdad con certeza. Estas son 1) la intuición, que es la
concepción clara y distinta de algo; y 2) la deducción, que consiste en extraer
consecuencias a partir de principios ya intuidos. Mediante la intuición se conocen las
verdades primeras y más generales, que son conocidas por sí mismas de forma
inmediata. Mediante la segunda se derivan otras verdades de, y cuya certeza reside

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en, aquellas. De esta manera, el garante de certeza es el entendimiento y no el
testimonio de otros o el que proporcionan la imaginación o los sentidos.

Regla IV

Esta regla propone que el método es necesario para alcanzar la verdad en cualquier
investigación. Éste está compuesto por un conjunto de reglas que permiten hacer un
uso correcto de las facultades del entendimiento: distinguir lo verdadero de lo falso
(intuyendo) y llegar al conocimiento en todas las cosas (deduciendo) según cierto
orden y medida. Hay una ciencia de los principios del método llamada “Mathesis
Universalis”. El estudio de esta ciencia es condición de necesaria para el estudio de las
otras ciencias, pues todas se fundamentan en o dependen de ella.

Regla V

La regla V propone que el orden con que se disponen las cosas que se investigan es
propio del método, el cual consiste en la resolución de lo complejo en lo simple
(análisis) y en la composición gradual de lo complejo a partir de lo simple, esto es,
ascendiendo desde las proposiciones más simples y generales hasta las más complejas
y difíciles (síntesis). Los astrónomos, filósofos y quienes estudian la mecánica suelen
investigar sin atender a este orden prescrito por el método, ignorando o no atendiendo
varias o muchas instancias de la serie del proceso de demostración.

Regla VI

Esta regla propone que deben distinguirse las cosas simples de las complejas y de este
modo determinar la relación que guardan unas con otras. Así, de acuerdo al orden
epistémico que tengan las proposiciones en la cadena deductiva, unas pueden ser
absolutas, que contienen en sí mismas la naturaleza pura y simple, y otras relativas,
las cuales participan de la naturaleza de las absolutas en tanto son deducidas de ellas.
En toda investigación hay que buscar en primer término lo más absoluto, a partir de lo
cual se deducen y demuestran las demás verdades, siendo la ciencia, para Descartes,
un conocimiento causal.

Regla VII

Esta regla enseña la necesidad de aplicar la enumeración para determinar la certeza de


una proposición remota que no es inmediatamente deducida de los primeros principios.

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Esto se logra recorriendo, sin interrupciones y con ayuda de la memoria, cada una de
las series de la cadena deductiva, ascendiendo desde la proposición más remota hasta
la más absoluta de todas (o al revés). La enumeración debe ser suficiente y ordenada,
de modo que no se omita ninguno de los pasos dados en la demostración y podamos
así emitir un juicio verdadero y cierto.

Regla VIII

Esta regla propone suspender la investigación cuando no podemos conocer con total
certeza algo de lo que estudiamos, de modo que se evite cualquier esfuerzo vano de la
mente. Para determinar si es posible o no avanzar en la investigación, es preciso y útil
conocer los alcances y límites del conocimiento humano. Primero, porque el
conocimiento de las demás cosas depende del conocimiento de éste y, segundo,
porque permite advertir que dicho saber es inalcanzable en tanto sobrepasa la
capacidad humana, no por desatender al método o por carecer de buen sentido.

Regla IX

Esta regla enseña que las dos operaciones básicas del entendimiento deben entrenarse
y ejercitarse ocupándose de los objetos más fáciles y simples y siguiendo el orden
estipulado por el método. Investigar primero los objetos simples y luego deducir
gradualmente una cosa a la vez, conduce al cultivo del espíritu haciéndolo más
perspicaz a la hora de intuir y más sagas a la hora de deducir, familiarizándose cada
vez más con la verdad y el modo como puede alcanzarla.

Regla X

Esta regla propone de qué manera podemos cultivar la sagacidad de la mente, es


decir, cómo mantener atento el espíritu y hacerlo más agudo al momento de deducir
unas verdades de otras. Para ello, Descartes señala que es conviene estudiar y
acercarse metódicamente a las cosas más claras y evidentes, sobre todo a las
concernientes a saberes y artes en los que se procede bajo cierto orden. En otras
palabras, la aproximación a estos campos debe hacerse con método, es decir,
observando diligentemente el orden que les subyace o, mejor aún, el que el
pensamiento mismo establece en ellos.

Regla XI

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Esta regla detalla las propiedades de las operaciones del entendimiento y,
particularmente, lo que diferencia a la intuición de la deducción y de la enumeración.
También explica cómo ambas operaciones son complementarias y se ayudan
mutuamente, de modo que con su ejecución se entrene el espíritu para que pueda
resolver dificultades de y avanzar en la investigación más fácilmente.

Regla XII

Esta regla expone, por un lado, cuáles son las facultades de las que dispone el hombre
para conocer, qué papel desempeña cada una y cómo se relacionan entre sí y con el
intelecto. Los sentidos, la imaginación y la memoria son facultades pertenecientes al
cuerpo, mientras que el entendimiento es netamente espiritual; este último es el único
capaz de alcanzar la verdad y puede ser ayudado o impedido por las demás facultades.
Por otro lado, la regla explica la naturaleza que comportan las cosas en cuanto son
objetos de conocimiento: según su simplicidad o complejidad, según las facultades
requeridas para conocerlas, según su orden epistémico en la cadena deductiva, etc.

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