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CHILE UN PAIS SISMICO

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Reevaluación del peligro sísmico probabilístico en
Chile central

Chile es uno de los países más sísmicos del mundo, luego es imprescindible que toda obra
civil de cierta envergadura (en general, con períodos de vida útil sobre 50 años) contemple
un diseño que considere la sismogénesis de la subducción chilena.
Nuestro país, entre los 18° y 47°S, se encuentra en el contacto de las placas de Nazca y
Sudamericana, subductando la primera bajo la segunda. Bajo este ambiente tectónico,
Chile es afectado principalmente por tres tipos de terremotos o fuentes sismogénicas: de
contacto entre placas o interplaca, intraplaca de profundidad intermedia e intraplaca
superficial.
Cada una de estas fuentes sismogénicas posee características particulares, afectando de
manera diferente a las estructuras, por lo que para su análisis se debe considerar cada una
de ellas en forma independiente. Por otro lado, en las últimas décadas han quedado de
manifiesto las diferencias sismotectónicas de los distintos contactos entre placas,
mostrando las características peculiares que posee la sismicidad chilena.

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Lo que se busca entregar es una primera aproximación en la determinación de las zonas
que potencialmente pudiesen sufrir grandes daños producto de los distintos tipos de
terremotos que afectan la zona central de Chile, por lo que se utiliza la metodología
probabilística.

El peligro sísmico en Chile central debe ser una combinación de la influencia de las fuentes
interplaca, intraplaca de profundidad intermedia y cortical. Ello hace imprescindible una
adecuada caracterización de las fuentes sismogénicas mediante el uso de leyes de
Gutenberg-Richter y de atenuación que representen las características particulares de cada
una de ellas

Como resultado de la configuración tectónica de Chile central, el área de estudio presenta


tres zonas morfoestructurales bien diferenciadas, que son, de oeste a este, la Cordillera de
la Costa, la Depresión Central y la Cordillera Principal (Fig. 2).

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FIG. 2. Perfil esquemático con la sismicidad , registrada entre 1973 y 2007 de la zona en la
latitud 33,5°S (considerando 0,5° en dirección norte y sur), cada punto representa un sismo,
independiente de su magnitud o fecha de ocurrencia. El color azulado representa la
posición esquemática de la placa de Nazca y verde, la placa Sudamericana. Las líneas
punteadas indican la posición de las principales fuentes sismogénicas a. interplaca ; b.
intraplaca de profundidad intermedia; c. corticales y d. 'outer-rise‘ (exterior subida)

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• Se estima la velocidad de convergencia entre las placas en 6-7 cm/año, produciendo la
subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana, siendo este proceso el
principal causante de la alta sismicidad observada en casi todo el oeste del continente
Sudamericano.

En la figura 2 se presenta un perfil de este a oeste, mostrando la sismicidad reportada


por el catálogo National Earthquake Information Center (NEIC) en la latitud 33,5°S y una
representación esquemática de ambas placas; también se muestran las principales
fuentes sismo génicas presentes en la zona:

• a. Sismicidad interplaca: producida en el contacto de las placas Sudamericana y de


Nazca, extendiéndose desde la fosa hasta unos 50 a 60 km de profundidad.

• b. Sismicidad intraplaca de profundidad intermedia: comprende aquella actividad que


ocurre dentro de la placa de Nazca. Se extiende desde los 50 km y será considerada solo
hasta una profundidad de 200 km debido a que históricamente no se han observado en
Chile daños producidos por sismos de mayor profundidad.

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c. Sismicidad cortical: es aquella sismicidad que ocurre en el interior de la placa
Sudamericana, principalmente en los sectores precordilleranos y cordilleranos, ubicándose
a una profundidad menor de 30 km.

d. Sismicidad de 'outer-rise': producida por la flexión de la placa de Nazca previa a la


subducción. Es caracterizada por generar eventos de magnitud moderada a distancias
mayores a 150 km de la costa, por lo que no produce daños significativos en la zona de
estudio, no siendo considerada en el análisis. Existe una posibilidad de que este tipo de
terremotos produzca tsunamis, pero este aspecto escapa al objetivo del presente trabajo.

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Terremotos interplaca.

En la zona central de Chile se tienen registros de grandes terremotos interplaca los años
1575,1647,1730,1822,1906 y 1985, siendo el mayor terremoto el de 1730 con una magnitud de 8¾.

Por otro lado, magnitudes mayores para grandes terremotos interplaca (M>8,0) no necesariamente se
traducen en un aumento en el valor de la aceleración horizontal máxima en un determinado sitio,
debido a que se ha observado que el valor de la aceleración máxima es principalmente controlado por
la distancia y tamaño de la aspereza dominantes y no por la magnitud, aunque su tamaño es
desconocido también.

Estudios detallados de la ruptura sísmica del terremoto de Chile central de 1985 han permitido
confirmar que la energía liberada fue controlada por las asperezas dominantes, situación que también
ha sido observada en otros terremotos interplaca ocurridos en Chile.

Por lo tanto, la potencial ocurrencia de un terremoto de magnitud mayor a 8,5 en la zona central de
Chile, se traduciría en un área de ruptura mayor, o sea, en una mayor cantidad de zonas de liberación
de energía sísmica (asperezas). Sobre la base de estas observaciones se ha limitado la magnitud
máxima de los terremotos interplaca a M=8,5

•7
Terremotos intraplaca de profundidad intermedia.

Los terremotos intraplaca de mayor magnitud registrados en Chile corresponden a los


ocurridos en Calama 1950, Chillán 1939 y Tarapacá 2005, todos ellos de magnitud cercana a
8,0. En la zona central se tienen antecedentes de los terremotos de La Ligua 1927 y 1965 y
de Santiago 1945, todos de magnitud sobre 7,0. Actualmente, se desconoce con certeza el
proceso de ruptura de los terremotos intraplaca de profundidad intermedia y por lo tanto la
magnitud máxima que estos terremotos pueden alcanzar, pese a que se han propuesto
algunos modelos. En todo caso, considerando que a nivel mundial no se observan
terremotos de magnitudes mayores a 8,0 en el rango de profundidades de 60 a 200 km

Terremotos superficiales.

Los antecedentes de magnitudes máximas instrumentales de terremotos superficiales en


Chile son menores a 7,0, aunque en la zona central de Chile existen fallas activas que
podrían generar eventos de magnitud mayor.

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Educación y cultura sísmica en Chile: Una tarea pendiente

•9
Las transformaciones de conciencia deben partir sobre todo en las aulas, donde el
educando esté continuamente en contacto con acabados protocolos de seguridad,
simulacros, y sepa qué hacer ante una emergencia, tal cual como sus pares en Japón,
México o Nueva Zelanda.

El norte de Chile espera hace largo rato un gran terremoto con tsunami incluido, tan
grande como el del 27 de febrero de 2010. Por lo cual, los expertos en desastres señalan
que esta zona es la mejor preparada para enfrentar un gran movimiento sísmico de
estas características en nuestro país. Las autoridades a lo largo de los años han
implementado simulacros y recomendaciones para que la población sepa que hacer
antes, durante y después de un terremoto.

•10
La falta de educación y cultura sísmica en Chile es evidente no sólo en estos dos
hechos puntuales, sino también cuando ocurren otros sismos de gran magnitud.
La población muchas veces reacciona con histeria, gritos, empujones, desmayos y en
casos más graves, saqueos como fue el caso del pasado terremoto de 2010.
Chile es uno de los países más sísmicos del mundo y lo seguirá siendo por siempre.
Cabe preguntarse entonces, ¿cuántos terremotos más deberán pasar para que
tengamos una real cultura sísmica?
En Japón (otro país tan sísmico como Chile), los niños desde que son pequeños
aprenden los protocolos de actuación en caso de terremoto en sus escuelas. Los
simulacros son muy habituales en estos lugares, pero también en empresas y otros
lugares de trabajo.
Existen centros de entrenamiento que utilizan simulaciones reales y donde acuden
familias enteras. Aquí aprenden qué deben hacer y qué no deben en caso de un
terremoto y un tsunami. Los japoneses dedican importante tiempo en sus vidas para
saber cómo sobrevivir a la fuerza de la naturaleza porque saben que, tarde o temprano,
van a vivir “sí o sí” este tipo de catástrofes y que por esto hay que estar siempre
preparado. Y no sólo los japoneses: si eres extranjero y llegas a vivir o a estudiar a
Japón, las autoridades entregan un manual de prevención escrito en 5 idiomas.

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Cursos preventivos se dictan en los lugares de trabajo y todas las familias japonesas
siempre tienen en sus casas un “kit de emergencia” con una linterna, alimentos no
perecibles y todo lo que se pueda llegar a necesitar. Este ‘kit’ posee también pastillas
para purificar el agua, fósforos, sopas instantáneas, un botiquín de primeros auxilios,
una serie de herramientas esenciales para hacer frente a una catástrofe natural y una
radio-linterna, cuyas pilas se recargan haciendo girar una manivela, y que tiene
programada el canal de emergencias de la emisora pública japonesa, la NHK. Este kit
fue implementado por las autoridades luego del terremoto de Kobe en 1995 y se vende
en muchos supermercados. No es algo fuera de lo habitual, es lo común.

Las universidades también preparan un detallado protocolo ante situaciones de


emergencias, el cuál es practicado y revisado constantemente por las autoridades
universitarias, informando al alumnado de áreas de seguridad designadas cercanas a su
casa, especialmente si los alumnos viven solos o han debido desplazarse a otras
ciudades diferentes a su ciudad de residencia. Se les aconseja asegurar los muebles a la
pared y no colocar en estos objetos pesados que puedan caer encima de los inquilinos
en caso de que se produzca un temblor fuerte.

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El gobierno japonés además invierte en un moderno sistema de alerta. Cuando se
produce un sismo, la Agencia Meteorológica Japonesa difunde mediante la televisión
pública NHK y otras televisoras japonesas junto con las radios y mensajes de textos por
celulares, que en cierta cantidad de segundos vendrá un sismo para luego difundir su
magnitud y el lugar del epicentro. El país cuenta también con un Sistema de Alarma de
Tsunamis desde 1952, uno de los más avanzados del mundo. El sistema emite una señal
de advertencia mediante altavoces y sirenas en menos de 3 minutos desde que se
produce el terremoto en todas las ciudades costeras de Japón (y todos funcionan). La
ingeniería japonesa también construye edificios de gran calidad. El pasado 11 de marzo
de 2011, para el “gran terremoto y tsunami de Tohoku”, ningún edificio se cayó ni en
Tokio ni en Sendai, donde en esta última ciudad la percepción del terremoto fue de
grado X en la escala de Mercalli.

Otros países menos sísmicos como México o Nueva Zelanda, presentan grandes rasgos
de cultura sísmica: calma y orden, se siguen al detalle las instrucciones y protocolos de
seguridad de las autoridades, y la población conoce al detalle estos protocolos y confía
en la información entregada por sus autoridades, ya que sus autoridades conocen de
primera fuente que sucede y que puede suceder. Los simulacros preventivos son
comunes en aulas y lugares de trabajo.

•13
Lamentablemente, en nuestro país la falta de educación y cultura sísmica se ve
reflejada primeramente a nivel gubernamental, donde no existen aparatos
tecnológicos suficientes para prevenir situaciones y no existe una red sismológica
completa para realizar investigaciones acabadas sobre estos fenómenos naturales. La
población tampoco tiene la costumbre de prevenir situaciones ni tener kits de
emergencias y tampoco se informa de lo que se debe hacer en caso de terremoto o
tsunamis. Muchos muebles en nuestros hogares están mal ubicados, muchos pueden
caer encima nuestro en caso de terremoto. En las escuelas se habla muy poco o casi
nada de movimientos telúricos, en un país con larga actividad sísmica a lo largo de su
historia. No se enseñan acabadamente protocolos de cómo reaccionar ante una
emergencia y faltan contenidos con información técnica acabada de cómo se producen
estos fenómenos. En las escuelas se implementó la Operación Deyse, la cual nació en
1977 y se aplicó por más de veinte años en todos los colegios como parte de un plan
que implicaba cómo se debía proceder correctamente para reaccionar y evacuar las
salas de clases ante estados de emergencias.

En el año 2007, la ONEMI modificó la estructura de este plan y lo convirtió en el Plan


Integral de Seguridad Escolar –más conocido como “Operación Cooper” en memoria de
Francisca Cooper, la chilena que falleció en el maremoto del Sudeste Asiático en 2004-
el cual busca acceder a planes más eficientes de atención de emergencias, en los que se
provean mejores condiciones de seguridad a la comunidad en su conjunto y a su vez,
desarrollar conductas de protección y seguridad para generar una cultura preventiva.
•14
Lamentablemente fuera del ámbito educacional, son muy pocos los planes y
programas que eduquen a la población en general para reaccionar correctamente ante
emergencias y evacuación de zonas inseguras. Un claro ejemplo es que en varias
comunas afectadas fuertemente por el tsunami del 27 de febrero de 2010 se realizaron
charlas informativas anteriores al terremoto para saber qué hacer en caso de tsunami.
En aquellas oportunidades, las comunidades completas asistieron a estas charlas que
organizaron las municipalidades con organismos de seguridad, diseñando planes de
evacuación hacia los cerros junto con sonidos de alarma que ejecutarían los bomberos
en caso de una alarma de tsunami. Sin embargo, para el 27F todo falló. El terremoto
derrumbó muchos cuarteles de bomberos y se destruyeron las centrales de alarmas. En
otros lugares, como Dichato, ni siquiera había sirenas instaladas. Esto, sumado a que las
autoridades del gobierno central tampoco sabían que pasaba en ese momento, hizo
que la población no supiera que les sucedería minutos después.

Luego de esta tragedia, la ONEMI instauró variados simulacros a nivel nacional,


especialmente en las zonas costeras donde toda la comunidad se involucró. Sin
embargo, como ya vimos en el fuerte sismo de Iquique, la población sigue cometiendo
errores que podrían terminar en accidentes e incluso costándoles la vida.

•15
En un país como Chile se debe instaurar una educación y cultura sísmica para que la
población no reaccione violentamente, saqueando y robando todo lo que incluso no le
sirve en momentos de catástrofe. Además, un país donde parte de su población (y
algunos medios de comunicación) valida a ciertas personas o grupos que señalan
“predecir” sismos y terremotos por las redes sociales, donde se desacredita a los
científicos y a la evidencia científica porque “ellos tienen miedo de que los predictores
les quiten la pega” y donde la población le cree a pies juntillas a estos predictores
porque aciertan a uno o dos sismos, pero no toman en cuenta que fallan los otros 99
predichos, es una clara señal de que hay mucho que hacer en cuanto a cultura y
educación.

Las transformaciones de conciencia deben partir sobre todo en las aulas, donde el
educando esté continuamente en contacto con acabados protocolos de seguridad,
simulacros, y sepa qué hacer ante una emergencia, tal cual como sus pares en Japón,
México o Nueva Zelanda. El gobierno a su vez debe invertir recursos en mejorar las
herramientas tecnológicas disponibles para el estudio y análisis de sismos, procurar que
los organismos de emergencia funcionen adecuadamente, seguir invirtiendo en
sistemas de alertas y educar a la población en general mediante programas de
información, espacios educativos en televisión abierta, simulacros en todo el país y
modificar el curriculum escolar para que, desde niños, podamos entender cómo y
porque se producen estos fenómenos naturales y que hacer en caso de una
emergencia.
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Es casi imposible no sentir miedo o temor frente a un sismo. Las sociedades más
preparadas para este tipo de fenómenos también se asustan ante estos eventos, es
lógico. Pero la diferencia está en la cultura y la educación sísmica de cada país. La
necesidad de crear un país culturalmente sísmico y con conciencia de estos fenómenos
y que sepa reaccionar frente las catástrofes, no sólo es tarea de la educación, sino que
de todos nosotros

•17
Organizaciones sociales

“Levantemos Chile”
Un Techo Para Chile
Cruz Roja:
Desafío Levantemos Chile:
Apoyo psicológico

•18
PLAN NACIONAL DE PROTECCIÓN CIVIL

La experiencia de nuestro país frente al tema de los desastres de origen natural o provocados por el
hombre, tanto en su impacto inmediato como en sus repercusiones, es amplia y variada. Desastres
como, por ejemplo: terremotos, sequías, inundaciones, erupciones volcánicas, incendios urbanos y
forestales, accidentes químicos, deslizamientos, aludes, etc., son recurrentes en Chile. El ámbito de
experiencia que se asocia al impacto inmediato, sea en pérdidas humanas como materiales, ha
desarrollado en los chilenos la capacidad de sobreponerse a los innumerables eventos destructivos que
han afectado a la nación durante toda su historia.

El Presente Plan busca precisamente, potenciar las capacidades preventivas, sin descuidar el continuo
perfeccionamiento de las actividades de preparación y atención de emergencias o desastres, pasando a
constituirse en un instrumento indicativo para la gestión descentralizada, de acuerdo a las específicas
realidades de riesgos y de recursos de cada área geográfica del país.

•19
OBJETIVO GENERAL Y OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Objetivo General
1 Disponer de una planificación multisectorial en materia de Protección Civil, de
carácter indicativo, destinada al desarrollo de acciones permanentes para la
prevención y atención de emergencias y/o desastres en el país, a partir de una
visión integral de manejo de riesgos

Objetivos Específicos
1. Disponer de un marco nacional de gestión en protección civil. Establecer el
ámbito general de las coordinaciones entre los distintos sectores y actores.
2. Delimitar las responsabilidades tanto políticas, legales, científicas, técnicas,
como operativas, del Sistema Nacional de Protección Civil, en cada una de las
etapas del ciclo del manejo de riesgos.
3. Establecer el marco de acción global para abordar sistematizadamente las
distintas etapas de ciclo de manejo del riesgo.
4. Normalizar los elementos básicos a considerar en un Plan de Respuesta ante
situaciones de emergencia o desastre.

•20
El Concepto de Protección Civil

• La Protección Civil es ejercida en Chile por un sistema integrado por


Organismos, Servicios e Instituciones, tanto del sector público como del
privado, incluyendo a las entidades de carácter voluntario y a la comunidad
organizada, bajo la coordinación de la Oficina Nacional de Emergencia del
Ministerio del Interior, ONEMI.

• La protección no sólo debe ser entendida como el socorro a las personas una
vez ocurrida una emergencia o desastre. La misión de la Protección Civil abarca
la Prevención y la Mitigación, para reducir al máximo el impacto de un evento
destructivo.

•21
Concepto General de la Forma de Actuar

Las líneas estratégicas de reducción de las probabilidades de ocurrencia y/o de los


efectos de emergencias y desastres, ponen especial énfasis en las actividades que
dicen relación con la prevención, la mitigación y la preparación.

Al centrar la atención en estos elementos, se logra un mejor resguardo de vidas


humanas, de las estructuras y bienes, en la medida que se genera una Cultura
Preventiva y una Conciencia de las Acciones pertinentes en cada una de estas
fases.

La acciones en prevención son el primer y gran objetivo, incluyendo la preparación


para la respuesta, que se logra a través de una estructura que genera una
coordinación participativa, que identifique las amenazas, vulnerabilidades y
recursos, que analice las variables de riesgo y valide la planificación
correspondiente.

•22
Concepto General de la Forma de Actuar

Ocurrido un evento destructivo, la aplicación de lo planificado para la gestión de respuesta


debe ser coordinada por esa misma estructura, con el principal objetivo de orientar la toma
de decisiones y la labor de los organismos de respuesta en el corto plazo, priorizando
directamente la atención a las personas.

La rehabilitación corresponde al restablecimiento de los servicios básicos indispensables en


el corto plazo luego de ocurrida una emergencia, la reconstrucción que corresponde a las
reparaciones de infraestructura y a la restauración del sistema de producción con el
objetivo de alcanzar e incluso superar en lo factible el nivel de desarrollo previo a la
ocurrencia de la emergencia o desastre.

Para una eficiente y efectiva gestión en emergencias y desastres, los niveles regional,
provincial y comunal deben trabajar coordinadamente con los organismos de Protección
Civil de su respectiva área jurisdiccional, a través del funcionamiento permanente de
Comités Locales de Protección Civil.

•23
El Comité de Protección Civil

Para una eficiente y efectiva acción en protección civil se debe trabajar


coordinadamente con los organismos del Sistema de Protección Civil.

Este equipo de trabajo se denomina comité de protección civil y lo deben integrar


instituciones y organismos públicos y privados que puedan aportar a la gestión de
protección civil.

Debe constituirse comités de protección civil a nivel nacional y en cada región,


provincia y comuna del país, siendo presididos cada uno de ellos, según
corresponda, por el Ministro del Interior, por el intendente regional, gobernador
provincial y alcalde respectivos, quienes tendrán la facultad de fijar, las normas
especiales de funcionamiento de los mismos, convocar a los miembros que los
integrarán y el orden de subrogación.

•24
El Comité de Protección Civil

El Comité de Protección Civil representa los recursos humanos, técnicos y materiales del
Sistema de Protección Civil para la Prevención, Mitigación, Preparación y cumplimiento de
planes y programas.

Su convocatoria es amplia, deben participar, los representantes de los organismos e


instituciones que sean necesarios para desarrollar y ejecutar programas que privilegien las
actividades de prevención, mitigación y preparación y que respondan a una gestión integral
de Protección Civil, incorporados al proceso de desarrollo de su área jurisdiccional.

•25
Comité de Operaciones de Emergencia

Los comités de operaciones de emergencia, representan a las entidades,


organismos, servicios del Sistema de Protección Civil, cuyos recursos humanos,
técnicos y materiales sean necesarios de coordinar para la respuesta y la
rehabilitación ante la ocurrencia de un evento adverso o destructivo, sea éste
emergencia, desastre o catástrofe en su respectiva área jurisdiccional.

El Ministro del Interior, intendentes regionales y gobernadores provinciales y


alcaldes dispondrán la habilitación, en la ciudad donde tengan su asiento, de un
“Centro de Operaciones de Emergencia”, C.O.E., que corresponde a un lugar físico
que debe contar con las facilidades necesarias de comunicación para centralizar la
recopilación, análisis y evaluación de la información de modo que permita, de
acuerdo al tipo de evento destructivo realizar las coordinaciones, tomar decisiones
oportunas y precisas, diseminar información procesada a los servicios técnicos
ejecutores, autoridades superiores y medios de comunicación social.

•26
Comité de Operaciones de Emergencia

En el C.O.E. se constituyen los representantes operativos de los organismos e


instituciones integrantes del comité y que tienen directa relación con las
actividades a desarrollar para la atención y recuperación ante la ocurrencia de una
emergencia o desastre.

Los elementos de trabajo, útiles de escritorios y demás que sean necesarios para
el funcionamiento de los comités de protección civil y centros de operaciones de
emergencia serán suministrados a nivel nacional por ONEMI y a nivel regional,
provincial y comunal, por la intendencia regional, gobernación provincial y
municipalidad respectiva.

•27
Presidencia, Coordinación y Funcionalidad

En las reuniones de trabajo y actividades que se desarrollen como comités de


protección civil, la presidencia la asume el Ministro del Interior, intendente,
gobernador o alcalde, en sus correspondientes niveles, cada uno asesorado
técnicamente por el director de protección civil y emergencia respectivo, como
coordinador ejecutivo de todo el proceso.

Las organizaciones e instituciones convocadas por el comité de protección civil o


comité de operaciones de emergencia, mantienen su propia estructura y tienen
plena libertad para adecuar su organización, con el objetivo de lograr máxima
eficiencia en el cumplimiento de sus tareas a ejecutar en las fases de prevención,
mitigación, preparación, respuesta y rehabilitación.

•28
Alarma

Ocurrido un evento destructivo, éste debe ser de conocimiento de un organismo o


institución responsable de atender ese tipo de situaciones. Mientras no se reciba
el aviso correspondiente, no existe ninguna posibilidad de dar respuesta oportuna.

Los sistemas de atención y aviso de la ocurrencia de emergencias deben ser muy


conocidos por la comunidad para que ésta las comunique oportunamente al
organismo responsable.

El organismo de respuesta primaria procede a validar la información y despachar


recursos sólo si la alarma recibida es correcta.

Los servicios de respuesta primaria tienen procedimientos normalizados para


validar alarmas..

•29
Comunicación e Información

El plan debe reflejar claramente las relaciones de comunicaciones entre los organismos y
servicios involucrados. Esta cadena de comunicación se inicia con el organismo que recibe
la alarma y comienza a extenderse a los servicios de respuesta primaria. De acuerdo al nivel
de impacto del evento, se involucran escalonadamente otros organismos superiores en
resguardo al derecho a saber de las personas.

Dentro del manejo de información es necesario considerar dos áreas de trabajo;

1.- la interna, correspondiente a toda aquella información que es propia de cada


institución, para coordinar sus recursos y acciones.
2.- la externa, toda aquella información que es traspasada de un organismo a otro, a través
de la cadena de comunicaciones con el objetivo de lograr una mejor toma de decisiones de
repuesta en los niveles que corresponda.

•30
Coordinación

La coordinación es la armonía entre los elementos y acciones que se conjugan en


una determinada situación, en función de un mismo objetivo.

Supone trabajar en acuerdo, lo que resulta indispensable para controlar una


situación de emergencia. Para cada organismo, institución y servicio identificado
en el plan, deben establecerse previamente sus roles y las funciones específicas de
cada rol al ser activada esta planificación.

Por otra parte, es fundamental que durante una situación de emergencia se


establezca un mando conjunto, a través del cual cada uno cumpla con su
respectivo rol.

•31
Evaluación (Primaria)

En esta fase se debe establecer una valoración de las consecuencias producidas por la
emergencia. Constituye una tarea destinada a objetivar las reales dimensiones del
problema.

Para tal efecto, el presente Plan dispone del Sistema de Evaluación de Daños y
Necesidades, Plan Dedo, el que apunta a objetivar respuestas para consultas claves, tales
como ¿Qué pasó? ¿Qué se dañó? ¿Cuántos y quiénes resultaron afectados? El énfasis de la
evaluación debe estar en las personas.
Como primera tarea es necesario clasificar el tipo de emergencia y su manifestación, lo que
determinará las acciones y recursos que se destinen. Luego se determinan los daños, se
constata con efectos sobre las personas (heridos, damnificados, etc.); en la infraestructura
(caída de puentes, edificios, cortes de caminos, etc.) y servicios básicos (suspensión de
energía eléctrica, comunicaciones, agua, etc.); y en el medioambiente (contaminación del
agua, polvo en suspensión, etc.)

La disponibilidad de recursos humanos, materiales y financieros al momento de ocurrir


una emergencia, asociada a los daños y necesidades, determina la capacidad de respuesta
del sistema social expuesto.

•32
Decisiones

De acuerdo a los daños y, a las respectivas necesidades evaluadas, el mando conjunto


adoptará las decisiones de atención y normalización de la situación en el menor plazo
posible. La prioridad de satisfacción de necesidades de las personas, puede considerar, la
disposición de evacuaciones, traslados, reubicaciones, habilitación de albergues, asignación
de tareas especiales, reunión de responsables, etc.

Evaluación (Secundaria)

La evaluación secundaria, tiene por objetivo contar con antecedentes más acabados sobre
las repercusiones del evento destructivo que afectó o aún se encuentra afectando un área
determinada.

Esta evaluación incluye un seguimiento de la comunidad afectada y una profundización


sobre los daños a la infraestructura, los servicios y el ambiente. De acuerdo con los
antecedentes que se recopilen, se adoptarán nuevas decisiones en función de normalizar la
situación del área afectada.

•33
Readecuación (Reformulación de Planes)

Esta fase, a cargo del Comité de Protección Civil, permite un recordatorio de la importancia
de aprovechar la experiencia

Cada nueva experiencia va indicando medidas correctivas, para perfeccionar la


planificación, como igualmente para evitar errores.

La metodología ACCEDER debe ser utilizada por los integrantes del Comité de Protección
Civil para elaborar el Plan de Respuesta, con todos los antecedentes que ésta indica, como
los necesarios a tener en cuenta de acuerdo a cada realidad local.

El Comité debe abocarse al diseño del Plan de Respuesta de acuerdo a esta metodología,
determinando, en primer lugar, las capacidades y competencias de cada organismo.

Resulta pertinente en esta etapa, consultar esta metodología para los diversos tipos de
riesgos, puesto que las distintas variables de emergencia obligan a distintas acciones de
respuesta.

•34
Se debe tener siempre presente que el núcleo o soporte clave de una respuesta eficaz a
emergencias, es la evaluación oportuna de la misma, para disponer las acciones y recursos
que sean necesarios para el control de la situación.

Estructurado el plan de respuesta, no se puede esperar la ocurrencia de una emergencia


para probar su efectividad. El plan debe ponerse a prueba efectuando ejercicios de
escritorio.

(simulaciones) y de movimientos físicos (simulacros), durante los cuales se examinan los


roles, las coordinaciones, los accesos, los recursos, y en general, todo lo previsto en el plan.

Los antecedentes que se obtengan de los ejercicios, servirán de base, si se estima


necesario, para readecuar el plan. De las experiencias adquiridas y antecedentes que se
recopilen, surgirán recomendaciones que permitan mejorar el sistema de respuesta a nivel
local.

•35
PROCEDIMIENTOS NORMALIZADOS DE EMERGENCIA

De acuerdo al tipo de emergencia o desastre, el Sistema de Protección Civil se activa de


acuerdo a los siguientes procedimientos:
1. Procedimiento para eventos destructivos de manifestación lenta
A.- Activación y Alerta
• 1. Ante la inminencia o real ocurrencia de una situación de emergencia, reacciona a lo menos, un
organismo o institución componente del Sistema de Protección Civil, emitiendo un informe
preliminar.

• 2. El responsable del servicio involucrado analiza la información relativa a la situación y si


determina que la capacidad de respuesta con los recursos disponibles se verá sobrepasada,
informará de la situación al director de protección civil y emergencia del nivel correspondiente.

• 3. El director de protección civil y emergencia coordina la activación del sistema, teniendo presente
que los organismos y/o servicios directamente involucrados en la atención de una emergencia
ejecutarán automáticamente procedimientos de respuesta local, como también, medidas
preventivas.

• 4. El director de protección civil y emergencia asumirá la coordinación del plan de respuesta


específico en aplicación, teniendo presente en forma permanente, el informar a la autoridad sobre
la situación, los requerimientos y medidas adoptadas.

•36
PROCEDIMIENTOS NORMALIZADOS DE EMERGENCIA

B.- Evaluación Operacional

• 1. La evaluación operacional se desarrolla en función de coordinar las necesidades de


recursos humanos, materiales, técnicos y financieros, con el objetivo de salvar vidas,
reducir daños y lograr el control de la situación en el mínimo tiempo.

• 2. Las necesidades de recursos se canalizan aplicando los principios de ayuda mutua y


uso escalonado de recursos de acuerdo al plan de ejecución y de acuerdo a las
necesidades indicadas por el mando técnico, a través del director de protección civil y
emergencia.

• 3. Una evaluación permanente, conforme a la evolución de la situación, determina la


necesidad de activar o no al comité y el centro de operaciones de emergencia (C.O.E.).

•37
PROCEDIMIENTOS NORMALIZADOS DE EMERGENCIA

C. Desactivación y Evaluación

• 1. Controlada la situación, evaluaciones sucesivas permiten desactivar la estructura del


sistema de respuesta, en forma escalonada.

• 2. La situación de emergencia se considera superada cuando los organismos y/o


servicios del Sistema de Protección Civil retornan a sus actividades habituales, no
siendo necesaria la permanencia de una autoridad de coordinación superior.

• 3. Finalizado el evento generador que activó el plan de respuesta específico, éste debe
evaluarse a nivel de comité de protección civil y readecuarse, si es el caso, conforme a la
experiencia adquirida, optimizando las medidas de prevención, mitigación y respuesta.

•38
Informes de Emergencia.

Evaluación de Daños y Necesidades

Para la administración de la información de emergencia, el Sistema Nacional de Protección


Civil de Chile cuenta con el Sistema de Evaluación de Daños y Necesidades en Situaciones
de Emergencia y Desastre, Plan Dedo de ONEMI, que se aplica desde el nivel local, bajo
administración municipal. Todo mensaje generado a partir de una emergencia o desastre
que contenga información útil para la toma de decisiones e información pública, se
denomina Informe de Emergencia.
Los Informes de Emergencia, en la medida que lo permita la claridad y consistencia de la
información disponible, debe ser:

OPORTUNO: entregado a tiempo y sin demoras innecesarias.


CONCISO: breve en el modo de explicar los hechos.
CONFIABLE: coincidir en lo esencial de su contenido con la misma información que pueda
recibirse desde otras fuentes.

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