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INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE Y TÉCNICA

N° 73. “ROSARIO VERA PEÑALOZA”.

TECNICATURA SUPERIOR EN
“ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO”

2° CICLO – AÑO 2019

MATERIA: Psicofarmacología.
PROFESORA: Dra. Paola Evangelista.
ALUMNA: Marcela Carpentier.

TÍTULO: ¿QUÉ SE ESPERA DE LOS ADOLESCENTES EN LA ACTUALIDAD?


FECHA DE ENTREGA: 14/11/2019.

FUNDAMENTACIÓN.
El disparador por el cual decidí realizar este trabajo fue un artículo publicado el
09/06/2019 en el diario La Nación sobre los altos niveles de consumo de alcohol y
cocaína en Argentina. Esto me provocó la inquietud que me llevó a preguntar ¿cómo
estamos posicionados como sociedad ante la problemática del consumo de sustancias
en nuestros adolescentes?
La adicción a las drogas en la población de adolescentes y jóvenes de nuestro país,
constituye uno de los problemas más apremiantes al que nos enfrentamos, lo cual
produce profunda preocupación en la sociedad. Argentina es el país del continente
donde más aumentó el uso de cocaína, mientras se redujo la edad de inicio en el
consumo de alcohol y éxtasis.
DESARROLLO.
El escenario local de uso de sustancias psicoactivas, legales o prohibidas, expuso una
importante curva de crecimiento en los últimos quince años. Esa realidad quedó exhibida
en sucesivas encuestas realizadas por la Sedronar entre la población general y en
grupos focalizados, como los de estudiantes de nivel medio.
La certeza de esos datos no alcanzaba, de todas maneras, para tener una verdadera
dimensión de la situación en el país. La comparación estadística con los países de toda
América aporta una variable hasta ahora desconocida: la Argentina tiene el mayor nivel
proporcional de ingesta alcohólica en la región y se posiciona casi junto a EE.UU. en los
índices más altos de consumo de cocaína, según un relevamiento de la Organización
de los Estados Americanos (OEA).
Los adolescentes en general y los jóvenes escolarizados es la franja en la que los
argentinos traspasan el 50% de consumo de alcohol y superan por más de 10 puntos
porcentuales a todos los alumnos de los restantes países americanos.
La Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (Cicad) presentó en
Buenos Aires el "Informe sobre consumo de drogas en las Américas 2019".
Para nuestro país no fue buena la comparación con el resto de los Estados Americanos.
Los niveles de consumo de alcohol avanzan aquí por senderos diferentes a lo que
sucede entre los vecinos cercanos y lejanos. Ese documento del organismo de la OEA
marcó que la Argentina es una de las pocas naciones de la región en las que las bebidas
alcohólicas no retroceden. El avance constante del consumo local llevó a que nuestro
país apareciese en el nivel más alto de uso de bebidas alcohólicas. Eso se dio en todos
los niveles analizados, tanto en la población general, entre los 16 y 65 años, como en
segmentos de estudiantes de nivel medio. Los argentinos se mantienen como los
principales consumidores de alcohol del primero al último año del nivel secundario.
Los datos utilizados para la comparación internacional fueron presentados por nuestro
país en 2017, por lo que se apoyan en los datos obtenidos entre 2015 y 2016. Para los
funcionarios de la Sedronar, en los próximos informes podría notarse un cambio a partir
del trabajo de prevención efectuado en colegios, gremio y municipios.
También la irrupción del narcotráfico en la agenda pública puede tener una explicación
en la expansión local del consumo de drogas ilegales. Si se toma en cuenta la población
general, el mercado de cocaína argentino es proporcionalmente similar al
norteamericano.
Es conocido que la población argentina tiene una dimensión ocho veces inferior a la de
los Estados Unidos, por lo que será allá muy superior el volumen del mercado ilegal de
drogas. De todas maneras, la proporción de consumidores es similar: se registró un
1,9% de personas que inhalaron cocaína en el último año en los Estados Unidos y 1,6%
en la Argentina, porcentaje alcanzado también por Uruguay. Muy diferente es el caso
de otros países de la región, que no superan el 0,5% de consumidores de cocaína, como
es la situación notificada por Brasil.
El hecho de que la demanda local de drogas tenga proporciones parecidas al que se
suponía el "gran mercado del Norte" es una de las posibles razones del traspaso, visible
en el campo policial, de delincuentes comunes hacia el narcomenudeo. Para Adam
Namm, el secretario ejecutivo de la Cicad, "las drogas se expanden como mancha
venenosa" por el cambio de táctica de los traficantes, que pagan en mercancía por el
traslado, acopio o seguridad de sus embarques, situación que coloca más sustancias
en las calles locales.
Solo en el caso de la marihuana, la droga ilegal más consumida en nuestro país y en la
región, la Argentina no aparece en los primeros lugares de consumo. Sin embargo,
también frente a esa droga se evidenció un ascenso importante en el porcentaje de
quienes fumaron cigarros armados con cannabis. "En la Argentina se observó un leve
cambio del consumo al inicio de la serie, con 3,7% en 2008 y 3,2% en 2010; sin
embargo, hacia 2017 la prevalencia del último año de consumo de marihuana registró
7,8%. El cambio se observó tanto en hombres como en mujeres", se consignó en el
documento de la Cicad-OEA, que esta vez desarrolló su reunión anual en el Palacio San
Martín.
"La percepción del riesgo, ya sea para la salud de una persona o en general, se
considera un factor importante en la decisión de consumir drogas. Los datos han
demostrado que a medida que disminuye la percepción del riesgo, el uso de drogas
tiende a aumentar. En la mayoría de los países donde el 20% o menos de los
estudiantes de enseñanza secundaria percibieron el uso ocasional de cannabis como
riesgoso, la prevalencia de consumo en el último año superó el 15%. Por lo tanto, los
países que observan una disminución en la percepción del riesgo a lo largo del tiempo
deben estar alertas ante posibles aumentos en el consumo de cannabis en el futuro", se
definió en el documento hemisférico usado como sustento para analizar los nuevos
escenarios de la demanda de drogas.
El alcohol fue uno de los ejes tomados en cuenta. La situación argentina muestra en ese
rubro retrocesos importantes. La Sedronar busca hoy emitir un mensaje diferente sobre
los problemas ocasionados por el consumo de alcohol, especialmente por el abuso de
esa sustancia psicoactiva. Se desarrollan trabajos especiales con escuelas, municipios
y gremios para revertir el ciclo de aumento de consumo, un ascenso que, sobre todo
entre estudiantes, se mueve en sentido diferente al resto de la región.
Se determinó que poco más de la mitad de los alumnos argentinos de nivel medio
consume alcohol. En los restantes países americanos no se alcanzó el 40%. Los
norteamericanos no llegaron, siquiera, a cruzar el 20%. Mientras aquí el alcohol es
tomado como una posible diversión, en los Estados Unidos se logró bajar 20 puntos
porcentuales entre 1991 y 2015. En Perú se bajó el consumo de alcohol juvenil de 27,4%
a 8% entre 2015 y 2017. Si se compara la franja etaria de 12 a 17 años, sin tomarse en
cuenta la escolaridad, se visualiza aún más la diferencia. En ese caso, la Argentina tiene
al 34% de los adolescentes como consumidores de alcohol, mientras que en los Estados
Unidos no se alcanza al 10%.
La Academia Nacional de Medicina expresó su "preocupación por la problemática del
alcoholismo en niños y adolescentes". Se advirtió en los últimos siete años un
crecimiento de 50% en el consumo de alcohol entre menores de 14 años, situación que
llevó a los académicos a exponer la posición institucional mediante un documento en el
que se solicita "el cumplimiento de las leyes vigentes relacionadas con la venta y
consumo de bebidas alcohólicas (prohibición de venta a menores, control de horarios);
la prohibición de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de bebidas
alcohólicas". ¿Por qué algunos equipos de fútbol son patrocinados por empresas de
bebidas alcohólicas?
La Academia de Medicina pidió tomar en cuenta el daño que produce el alcohol en los
jóvenes (comportamientos riesgosos que pueden derivar en accidentes o abusos
sexuales). "La ingesta de alcohol habitual puede predisponer al consumo de otras
drogas".

No podemos dejar de lado preguntarnos: ¿Qué son las Adicciones?


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adicción como una enfermedad
primaria, progresiva, incurable y mortal, que afecta a la persona física, mental,
emocional y socialmente.
Se dice que la adicción es una enfermedad (según la OMS), en tanto que refiere una
alteración en el funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes
debido a causas externas y/o internas, generalmente multifactorial, manifestada en
síntomas y signos característicos cuya evolución es previsible.
La adicción es:
- Primaria en tanto que necesita de la inmediata intervención médica entre otros
ámbitos.
- Progresiva puesto que irá en aumento mientras no tenga el tratamiento adecuado.
- Incurable porque se necesitará de por vida del tratamiento holístico pertinente.
- Mortal dado que la muerte prematura será el puerto seguro al que conduce la práctica
de conductas mal sanas.
Las adicciones son enfermedades que tienen efectos intra e interpersonalmente, por
eso se las denomina Consumo Problemático de Sustancias.
La adicción no siempre corresponde a drogas ilegales y prohibidas, tales como la
marihuana, cocaína y un derivado de la cocaína como el crack; diversos estudios
estadísticos demuestran que el mayor consumo corresponde a drogas farmacológicas
auto medicadas y al alcohol, por separado o combinado con ellas.
El abuso de drogas es un serio problema de salud pública que afecta a casi todas las
comunidades y familias de algún modo. Produce millones de enfermedades o lesiones
graves. Las drogas que forman parte del abuso incluyen: Metanfetaminas, Esteroides
anabólicos, Drogas de diseño, Cocaína, Heroína, Inhalantes, Marihuana, Medicinales
recetadas, incluyendo Opioides.
Las drogas provocan modificaciones en la estructura del cerebro, alterando el sistema
dopaminérgico, que provoca las sensaciones de placer; impiden tener el control de las
emociones y provocan alteraciones fisiológicas muy perjudiciales, algunas,
potencialmente mortales. Según cuál sea la droga, pueden producirse daños en los
órganos, alteraciones de la memoria, fallos cardíacos o respiratorios, destrucción de
tejidos.
También juega un importante papel en muchos problemas sociales de envergadura,
como conducir vehículos bajo los efectos de drogas, violencia, estrés y maltrato infantil.
Puede llevar a perder el hogar, al crimen, ausencia laboral y problemas para conservar
un trabajo. Perjudica al feto y destruye familias.
Existen diferentes tipos de tratamiento para el abuso de drogas. Pero el mejor es
prevenir el abuso en primer lugar. Tenemos que tomar conciencia y hacer nuestro aporte
para revertir esta situación. El gobierno tiene que poner la mirada hacia un nuevo
paradigma y establecer un programa integral que apunte a reducir las demandas
mediante programas de prevención como así también atacar los circuitos de las
organizaciones narcos. Acá cabe una pregunta: ¿Qué intereses creados hay?
La forma en que una sociedad maneja sus políticas y procedimientos de castigo es el
verdadero punto de inflexión que determina si una sociedad es decente o no. Los
Estados actuales tienen el monopolio del uso de la fuerza por lo que tienen un enorme
potencial para la humillación institucional.
La prohibición de las drogas es un escenario propicio para que la autoridad haga pesar
su absoluto poder controlador sobre los individuos más jóvenes, los responsabilice y los
humille. Una mercancía prohibida por decisión de un poder que se difumina en la
Organización Mundial ha convertido a los adolescentes en objeto de sospecha
constante para todas las instituciones, partiendo desde la familia, pasando por la
escuela, las organizaciones sociales, y terminando en los tribunales y la cárcel.
Perseguir, castigar y estigmatizar como "drogadicto" "enfermo" "delincuente" es una
particular forma de humillar a nuestros adolescentes especialmente a los más pobres.
Cuando hablamos de adolescentes, estamos hablando de la población que, en el
presente tiene entre 12 y 18 años de edad, que la mayoría está en la escuela secundaria,
realizando su proceso de individuación y reestructuración que dará lugar a la
construcción subjetiva y a un claro sentido de la identidad personal. Esta será el
resultado de ordenar cada uno de los hechos de su vida como elementos de una
totalidad significativa y presentarse ante los otros (nosotros), como un protagonista de
una historia singular. Al término de esta etapa, nosotros los adultos deseamos que cada
joven se manifieste con cierta coherencia, los condicionamos para que accionen de una
u otra manera ("que sepan quiénes son y para donde van"), ("que sepan pensar"), ("que
sepan andar solos en la vida"), ("que sepan comportarse"), los posicionamos en el lugar
de adultos.
Ante esa situación y sin políticas públicas específicas para ellos, la etapa de la
adolescencia en nuestro país, apenas alcanza para saber qué lugar ocupar en la
sociedad.
Es una etapa incierta en donde se camina entre lo ideal y lo real, la certeza y la duda, o
puede ser un tránsito calmo y agradable e incluso algunos no pasarán por este período
porque desde más chicos han tenido que asumir tareas de adultos.
El estrés de los exámenes, la necesidad de ser aceptados por un grupo y los problemas
y exigencias familiares son algunos de las situaciones a las que se enfrentan todos los
adolescentes en su día a día.
Hoy hay una fuerte prevalencia del trastorno del sueño, aumentado por el uso
desmedido de la tecnología, seguida por la ansiedad y la depresión que se vincula con
los parámetros impuestos por la sociedad. Para ser exitosos hay que ser lindos, flacos
y altos, de lo contrario no funcionamos.
Todo esto lleva a que los adolescentes consulten más sobre estas patologías que, en
muchos casos, terminan medicados para salir adelante, buscan soluciones rápidas e
inmediatas para resolver sus problemas.
En este contexto, los usos de drogas no son en vano, tienen razón y sentido, suelen ser
potentes generadores de identidad grupal al igual como lo es la música, o todos los
símbolos que distinguen un "estilo de vida" que se escurre en los "tiempos libres" de los
intervalos que dejan los espacios institucionales a los que asisten. La educación tiende
a funcionar con esquemas homogenizadores, a pesar de la constante evidencia de la
heterogeneidad de los alumnos, sus familias, los docentes y los contextos en los que
tiene lugar el hecho educativo, con lo cual difícilmente se logrará el objetivo de educar
para insertarse en una sociedad diversa y en un mundo cada vez más globalizado.
Los estilos de vida tienen sus ejes en torno a lo que gira la vida diaria, las relaciones,
las imágenes, los gestos y lenguajes, las culturas de referencias.
La falta de apoyo familiar, al que se añade la falta de cariño de los padres, seguido de
la influencia de amigos, promesas de una vida con menos dificultad, la facilidad para
conseguir dinero, la curiosidad y el alejamiento de la escuela la influencia del ambiente
en el refuerzo positivo para mantener el consumo de drogas, evoca la necesidad de ser
ayudados y de encontrar caminos para realizar actividades propias de su edad, como
por ejemplo frecuentar la escuela, hacer deportes, pertenecer a un grupo identificatorio.
También refleja un futuro incierto, pero con esperanza de que pueda ser diferente un
día.
Movidos por la sensación de bienestar causada por el consumo, sin saber el tipo de
droga, los jóvenes se sumergen en un mundo que les parece ser aquel en que deseaban
vivir. A pesar de ese sentimiento, desconocen las consecuencias de ese consumo para
su organismo y se involucran en un ciclo vicioso que, aunque quieran salir de él, no
encuentran condiciones para eso.
Para el abordaje del consumo de drogas en la adolescencia, el estilo de vida viene a ser
la llave maestra, todas esas conductas que a nuestros ojos de grandes se nos hacen
incomprensibles, encuentran su luz en un sentido de identidad colectiva juvenil. Este
período de fuerte identificación con el grupo es un momento necesario para la
construcción de la identidad individual.
CONCLUSIÓN.
Si los adultos de hoy, adolescentes de ayer, hubiéramos aprendido a pensar, como se
lo exigimos a ellos hoy, tendríamos que estar expresando respeto por esas pequeñas,
escasas e intrascendentes manifestaciones de autodeterminación, pero política y
socialmente hemos hecho un mínimo control sobre sus pasos, los adolescentes se nos
hacen "sospechosos", menos mal que ellos, se nos escapan. Lo terrible es que algunas
de sus escapadas bordean peligros para la propia vida, pero no es a ellos a quien
debemos interpelar por lo que hacen, sino a nosotros.
La vorágine en la que vivimos, el consumismo que forma parte de nuestro estilo de vida,
el deseo de la inmediatez ha hecho que perdamos de vista la verdadera razón de
nuestro existir.
Todos los adultos de esta sociedad debemos preguntarnos ¿cómo hemos dispuesto las
cosas en este país, que algunos de nuestros adolescentes necesitan bordear la muerte
física y/o social y/o psicológica para alcanzar a construir una insignificante distinción en
su vida?
BIBLIOGRAFÍA.
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1025-02552018000200003
https://www.carlosllanocatedra.org/academia/que-son-las-adicciones
https://www.elsol.com.ar/cada-vez-son-mas-jovenes-los-que-consumen-
ansioliticos.html- Dr. Sergio Guizzo.
https://journals.openedition.org/polis/7951
https://medlineplus.gov/spanish/druguseandaddiction.html
https://www.onmeda.es/adicciones/como-afecta-drogas-cerebro.html

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