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Si bien la situación varía de país a país, el esfuerzo educativo típicamente nos ha dejado una
población familiarizada con los códigos de la modernidad, un amplio contingente de mano de
obra calificada o semicalificada y unas élites entrenadas en la “alta inteligencia” esto es, en la
creación de saber científico-tecnológico y en su aplicación al progreso de nuestras sociedades.
Tales insumos han sido cruciales para el avance de los países del área en sus procesos de
integración nacional, democratización política, crecimiento económico y superación de la
pobreza. Pero América Latina y el Caribe entran al s. XXI con problemas del s. XIX; así que
nuestros sistemas educativos tienen ahora que responder a una doble exigencia. Por un lado,
acabar de cumplir la vieja promesa de la modernidad: una escuela efectivamente universal y
efectivamente educadora. Y, por otro lado, preparar nuestras sociedades para el desafío
pluralista de la postmodernidad y para su integración exitosa a la “aldea global”, caracterizada
por industrias y procesos productivos cuyos insumos críticos son la información y el talento
creador. Se trata, en pocas palabras, de educar a todos para el s. XXI. El hecho de que ambas
exigencias sean simultáneas - y aún, en cierto modo, excluyentes -, explica la disyuntiva que
suele inspirar tantas controversias acerca de las políticas educacionales en América Latina y el
Caribe: formación “de punta” para unos pocos o formación masiva pero mediocre? Este Informe
reivindica - y cree demostrar cómo es posible - la única respuesta válida en términos de
desarrollo humano: educación universal de calidad, formación buena y para todos. Esa es, en
todo caso, la obligación indiscutida del Estado: asegurar que todos se eduquen, y que se
eduquen bien. La universalidad y la calidad son la razón misma de ser de los subsidios y de la
intervención estatal en materia educativa. Más aún, esta es la nueva “inversión social” por
antonomasia, la función que todos los países desarrollados exceptúan del llamado “desmonte
del Estado”: y es porque la carrera económica y geopolítica del s. XXI es una carrera entre los
sistemas educativos de las distintas naciones. Lo cual por supuesto no implica renegar de la
iniciativa privada, del pluralismo ni de la libertad: al revés, se trata de aprovecharlos para que
todos los ciudadanos accedan a una educación de buena calidad.
La labor educativa no puede ser eficaz sin la colaboración armónica entre estas varias
instituciones, o sin la participación, el apoyo y la supervisión de la comunidad y del Estado. Y,
todavía más, la educación, que es un derecho, también es un deber de todos: Para crecer como
persona y servir como ciudadano. Educar para el cambio. Porque el cambio es la única constante
del siglo en que vivimos, educar hoy es educar para el cambio. No el aprender por aprender,
sino el aprender a aprender. No la solución a los problemas, sino la capacidad de resolver
problemas.
-La educación es el vehículo principal e insustituible para la transmisión de cultura. Por lo cual la
educación es un aspecto muy esencial porque aparte de ser un vehículo de transmisión de la
cultura de una nación también sirve para trasmitir costumbres y de más que identifique a una
nación.
-La educación aparte de ser importante para uno mismo(a) es la clave para el crecimiento y
desarrollo de un país la educación es fundamental no sólo para inventar nuevas tecnologías sino
para que su potencial usuario las adopte el espíritu empresarial, que se alimenta en buena parte
del nivel y contenido de la educación recibida.
-Las formas de la educación deben orientarse hacia cuatro grandes aprendizajes o “cuatro
pilares de la educación a lo largo de la vida”: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a
vivir juntos, y aprender a ser, esto dará como resultado un gran desarrollo personal lo cual
favorecerá un amplio conocimiento para cada individuo y lo cual dará como consecuencia el
crecimiento y desarrollo de la nación donde pertenece y otras en diferentes aspectos
económico, social, cultural, etc.
-En América Latina y el Caribe, el diferencial de género ha tendido a desaparecer en todos los
tramos del sistema educativo. Si se miran los datos agregados, la población femenina registra
tasas de escolaridad similares, e inclusive superiores por el cambio favorable de la cultura.
-América Latina y el Caribe tienen el dudoso honor de registrar las tasas de repitencia escolar
más altas del mundo: de los 75 millones de niños que en 1991 se inscribieron en escuelas
primarias, 22 millones tuvieron que repetir el curso. La repitencia y la deserción no significan
apenas un grave desperdicio económico: son un fracaso personal temprano y cuya marca dura
por toda la vida.
-Las comparaciones internacionales desfavorecen ampliamente a nuestra región más que todo
en América latina y el caribe ya que en Perú en caso de estudios superiores apenas llega al 10%
de inscritos en alguna universidad del país en cambio en Japón llega hasta el 80% una gran
diferencia abismal que se da.
-La educación es la base de un cambio de poder aumentar los índices de educación y desarrollo
de un país ya sea en américa latina que según los resultado estamos por muy debajo de los
resultados del nivel de educación de los países del primer mundo.
PREGUNTAS
1. ¿Cuál es el diagnóstico de la educación en Perú?
Según el informe de Gómez Buendía en el caso de inscritos en alguna universidad
del país representa el 10% una cifra baja pero la educación en país está en camino y
busca una mejor educación que existe programas de becas en el caso de estudios
superiores, en el caso de estudios de educación primaria y secundaria se da una gran
ventaja entre instituciones privadas que con las públicas ,entonces se está
insertando nuevas metodologías a instituciones públicas de la país para la mejora y
lograr buenos resultados .