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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

FACULTAD DE HUMANIDADES

Curso de Ingreso Universitario 2017


ANTROPOLOGÍA
AUTORIDADES
Decano: Dr. Ángel A. Ruidrejo
Vicedecana: Esp. Susana I. Fernández
Secretaria Académica: Mg. Paula A. Cruz
Secretaria Administrativa: Srita. Stella Maris Mimessi

COORDINACIÓN GENERAL
Lic. Paula J. Martín

EQUIPO DOCENTE DE LA CARRERA


Área de Conocimiento Disciplinar y de Comprensión y Producción
de Textos
Instructor Docente:
Luis Alfredo Fernández

Tutor Estudiantil:
Andrea Lujan Gallo

Área Orientación y Tutoría:


Docente:
Andrea Flores
La Educación Superior es un bien público social, un
derecho humano y universal y un deber del Estado.
Ésta es la convicción y la base para el papel
estratégico que debe jugar en los procesos de
desarrollo sustentable de los países de la región.

(Declaración de la Conferencia Regional de Educación


Superior en América Latina y el Caribe)

A los ingresantes 2017 de la Facultad de Humanidades:

Cada vez que se produce el ingreso de nuevos estudiantes a nuestra comunidad se


abren un conjunto de posibilidades para conjugar las esperanzas individuales, institucionales y
colectivas sobre el rol de las universidades públicas, laicas y gratuitas. Dentro de ese conjunto
de expectativas existen los deseos personales de quienes pretenden una formación académica
que les permita el desarrollo profesional y la mejora de las oportunidades de empleo, pero
suele perderse de vista que el acceso a la Educación Superior universitaria constituye un
derecho que el Estado debe garantizar. Ese derecho se concreta en los individuos y también
expresa la voluntad política de toda una comunidad que pretende transformar la realidad
social en lo que tiene de desigual, de violenta o de injusta.
La Educación Superior pretende ser una herramienta de transformación de nuestras
formas de pensar, de sentir y de actuar, individual y colectivamente, y en nuestro país, es en
las universidades públicas donde se expresa el resultado de las luchas que la defienden como
un derecho. Grandes hitos marcan la historia de nuestras instituciones, a partir de los cuales se
pugnó por el respeto a la autonomía, al cogobierno y a la gratuidad como principios
fundamentales de la cultura política universitaria.
Como pocas instituciones públicas, la universidad reclama la libertad de darse sus
propias normas porque a lo largo de su historia se ha liberado de distintos yugos que sometían
la búsqueda del conocimiento a limitaciones religiosas, estatales o a intereses económicos.
La autonomía conseguida está acompañada por el cogobierno, que debe entenderse
como el gobierno de sí misma de una comunidad que se reconoce compuesta por distintos
sectores, con intereses e ideales diferentes, pero que ensayan juntos formas democráticas y
representativas de moldear el sentido de la universidad. Estudiantes, docentes, graduados y
personal de apoyo universitario integran los órganos de gobierno en una pluralidad de voces
que definen la vida de la institución.
Por último, la gratuidad es la manifestación de la voluntad política de nuestra sociedad
de brindar la posibilidad de acceso a la Educación Superior como un derecho universal o, al
menos, no determinada por la disponibilidad de recursos económicos.
Nuestra Facultad de Humanidades expresa su vocación de defender la permanencia de
sus estudiantes hasta el egreso, a través de estrategias de ayuda y acompañamiento que
estarán disponibles para ustedes en caso de que las necesiten, porque apuesta al proyecto de
todos/as y cada uno/a de ustedes al elegirla como parte del futuro que anhelan.
El Derecho a la Universidad, que se ejerce con su ingreso sin restricciones, es también
el derecho a permanecer y a graduarse luego de un tiempo y un esfuerzo razonables,
planteando el compromiso con las luchas que exigen a la universidad y a la sociedad las
transformaciones necesarias para que ello se cumpla efectivamente.
Les damos la bienvenida a una institución que no sólo espera de ustedes que honren, a
través de su dedicación al estudio, la oportunidad de acceder a sus aulas sino que, al mismo
tiempo, los invita a sumarse a la historia de las voluntades colectivas que hicieron y hacen
posible este derecho.
El equipo de gestión de nuestra Facultad, en nombre de su comunidad, los recibe al
iniciarse su andar universitario, confiando en que con el esfuerzo compartido podrán ustedes
alcanzar sus metas, las que desde ahora forman parte de nuestras propias metas.

Equipo de Gestión de la Facultad de Humanidades


Decano: Alejandro Ruidrejo Vice-decana: Susana Fernández
Secretaria Académica: Paula Cruz Secretaria Administrativa: Stella Maris Mimessi
DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS ALUMNOS
ARTÍCULO 32°.- Son derechos de los alumnos:
a) Solicitar a la autoridad competente se tomen las medidas necesarias para mantener el nivel de
excelencia de la enseñanza teórico –práctica;
b) Recusar, con causa fundada, a los miembros del Tribunal Examinador. La mecánica de dicha
recusación será reglamentada por el Consejo Superior Provisorio;
c) Solicitar al Profesor de la cátedra la implantación de clases coloquiales, para el análisis crítico
y libre discusión de temas específicos de la asignatura;
d) Tener a su disposición en Bibliotecas, textos y publicaciones actualizadas, en cantidad
suficiente, para el correcto y eficiente estudio de las materias;
e) Exigir el estricto cumplimiento de los horarios de clases teóricas y prácticas establecidas por
las autoridades;
f) Exigir la no superposición de horarios de clases teóricas y prácticas correspondientes a las
materias incluidas en el mismo año de la carrera que cursa;
g) Solicitar a las cátedras se fijen días y horas de consulta, a fin de satisfacer dudas y problemas
que pudieran presentárseles;
h) Ser informados amplia y acabadamente sobre temas de su interés, en la distintas
Dependencias de la Universidad;
i) Ser tratados correcta y respetuosamente por las autoridades, docentes, no docentes y
estudiantes de la Universidad;
j) Requerir a las cátedras que se les dé vista de las evaluaciones escritas y recibir las
explicaciones de las causas de las correcciones;
k) Ser informado, previo a la iniciación del curso, de los reglamentos internos de la cátedra;
l) Tener oportunidad de recuperar los trabajos prácticos y parciales de conformidad a los
reglamentos internos de las cátedras, salvo aquellos que por su naturaleza no justifiquen
recuperación;
m) Contar con todos los elementos materiales y humanos que hagan óptimas las condiciones del
proceso enseñanza –aprendizaje y rendimiento académico.
ARTÍCULO 33°.- Son obligaciones de los alumnos:
a) Conocer el Estatuto de la Universidad y los reglamentos vigentes en la misma y en las
Facultades;
b) Cumplir con lo establecido en las normas legales citadas en el inc. a) y en las disposiciones
internas de las cátedras;
c) Observar en el ámbito de la Universidad una conducta digna;
d) Abstenerse de promover y/o participar en actos que atenten contra el patrimonio de la
Universidad;
e) Observar las indicaciones impartidas por los profesores y auxiliares de la docencia, dirigidas
a mantener el orden o evitar actos de indisciplina en las clases teóricas y prácticas, parciales y
exámenes finales;
f) Observar un trato correcto y respetuoso con las autoridades, docentes, no docentes y
estudiantes de la Universidad;
g) Observar estrictamente el cumplimiento de horarios de clases teóricas y prácticas, parciales y
exámenes finales, establecidos por las autoridades.
Extraído de Anexo I de la Resolución Nº 489/84 REGLAMENTO DE ALUMNOS
Contenidos y bibliografía. Área Conocimiento Disciplinar y Área Comprensión y
Producción de Texto.

Eje temático I: La Antropología como ciencia


¿Qué estudia la antropología? Los campos de la antropología. La
antropología como conocimiento científico. El surgimiento de la disciplina
antropológica. Tipos de textos: el texto académico.

Bibliografía
• Boivin, Mauricio, Ana Rosato y Victoria Arribias. (2004)
Constructores de Otredad. Una introducción a la Antropología Social
y Cultural. Introducción. Pp: 7-13. Buenos Aires: Antropofagia.
• Kottak, Conrad Phillip (2002) Antropología Cultural. Capítulo I ¿Qué
es la antropología? pp: 1 a 22. Madrid, Mac Graw Hill.
• Seoane, Carolina, Carolina Zunini y Marcelo Muschietti (2007). “La
situación enunciativa”. En: Klein, Irene (coord.) El taller del escritor
universitario. Pp: 25-38. Buenos Aires: Prometeo.

Eje temático II: La Antropología Social


Especificidad del Trabajo antropológico. La perspectiva etnográfica. La
construcción de la alteridad. La lectura del texto antropológico.

Bibliografía
• Guber, Rosana (2011) “La identidad social del villero”. En: Boivin,
Mauricio, Ana Rosato y Victoria Arribias. Constructores de Otredad.
Una introducción a la Antropología Social y Cultural. Pp: 140-153.
Buenos Aires: Antropofagia.
• Krotz, Esteban (2012) “Pasos para el estudio y la exposición de un
texto antropológico”. Disponible en:
http://www.uv.mx/mie/files/2012/10/pasos-estudio-texto-esteban-krotz.pdf
• Lavigne, Luciana (2009) “La regulación biomédica de la
intersexualidad. Un abordaje de las representaciones socioculturales
dominantes”. En: Cabral, Mauro (ed.) Interdicciones. Escrituras de la
intersexualidad en castellano. Pp: 51-70. Córdoba: Anarrés.
• Monaghan, John y Peter Just (2006) Una brevisima introducción a la
Antropología Social y Cultura. Capítulo 1 "Disputa en el Donggo:
trabajo de campo y etnografía".
Eje Temático III: La Arqueología.
Arqueología como ciencia. El oficio del arqueólogo. La arqueología en la
práctica. La escritura como transformación del conocimiento.

Bibliografía
• Matera, Sebastián, Florencia Weber, Rosa María Di Donato, Soledad
López, Daniel Magnífco y Romina Spano (2005) Entrevista al Dr.
Alberto Rex González. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes
Investigadores en Arqueología. 1:93-97. Buenos Aires
• Klein, Irene (2007). “La escritura como proceso cognitivo”. En: Klein,
Irene (coord.) El taller del escritor universitario. Pp: 13-18. Buenos
Aires: Prometeo
• Renfrew, C y Paul Bahn (2011) Arqueología: teorías, métodos y
práctica. Ed. Akal, Madrid. Introducción

Eje Temático III: La Antropología Biológica.

Aproximación a la Antropología Biológica. El proceso evolutivo humano.


Usos de la Antropología Biológica. Escribir a partir de otros textos.
Tramas discursivas y polifonía.

• Acreche, Noemí, Graciela Caruso y María Virginia Albeza (2005)


Desde cuándo somos humanos? Temas de Filosofía 9. Pp: 33-42.
CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta.
• Albeza, María Virginia, Noemí Acreche y Marta Tatusi. "Apariencia
peculiar de la gente exótica". (2006) Temas de Filosofía 10. Pp: 37-
48. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta.
• Klein, Irene (2007). “Escribir a partir de otros textos”. En: Klein, Irene
(coord.) El taller del escritor universitario. Pp: 129-140. Buenos
Aires: Prometeo.
Constructores de Otredad
Una introducción a la Antropología Social y Cultural

Mauricio Boivin
Ana Rosato
Victoria Arribas

E
A

1
Constructores de Otredad

Introducción

D e los varios modos que encontramos al definir el tra-


bajo antropológico, dos cuentan con mayor consen-
so en la bibliografía actual1. Uno tiene que ver con su obje-
El primero de ellos surge a fines del siglo XIX (1) en
donde la Antropología se constituyó como ciencia y la
teoría que logró dominar el discurso antropológico fue el
to, en el cual la Antropología es definida como el estudio evolucionismo. El segundo momento fue el que se desa-
de la otredad cultural, de la alteridad cultural o de la diver- rrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó
sidad cultural. El segundo se refiere a su “técnica” o “mé- por la aparición de una “diversidad” de teorías que tu-
todo” y sostiene que la particularidad de la Antropología vieron en común el intento de explicar la diversidad cul-
residiría en su forma de trabajar, en el modo en que se re- tural. Y el tercer momento, que comienza luego de la Se-
colectan, analizan y exhiben sus datos: la observación par- gunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores
ticipante. todavía siguen siendo dominantes pero aparecen las
A nuestro entender, ninguno de los dos elementos “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean
por separado pueden definir la ciencia. Aún más: soste- teorías alternativas sobre la otredad cultural. En la segunda
nemos que no se puede explicar qué hace hoy la Antro- parte de esta introducción analizaremos de modo deta-
pología sin referirnos a la historia de su constitución llado cada uno de estos momentos. Pero antes debemos
como parte del campo científico, porque la ciencia es realizar un comentario más sobre la particularidad de cada
acumulativa y los componentes que encontramos hoy uno de ellos respecto al objeto de estudio de la Antropo-
provienen de las teorías elaboradas en distintos mo- logía.
mentos históricos. Esa acumulación no implica una su- Sostenemos que, como toda ciencia, la Antropología es
matoria o una idea de mayor a menor, sino que tiene una “construcción”. Se acepta comúnmente que la Antro-
que pensarse como una acumulación “conflictiva” de pología se constituyó como ciencia a partir de construir
sus diferentes partes. explicaciones sobre la “otredad cultural”, pero nosotros
En consecuencia, para entender qué hace un antropó- agregamos que no sólo construyó sus explicaciones sino
logo es necesario tener en cuenta, en primer lugar, el con- que fundamentalmente construyó una imagen, un mo-
texto histórico y social en el cual se desarrolló la Antropo- delo de la otredad (del otro cultural). De tal modo que ese
logía, su relación con el campo científico en general (la “otro cultural”, que se constituyó como objeto de estudio
ubicación de esa ciencia en relación con las otras) y las rela- antropológico, no respondió a un “hecho empírico” real.
ciones entre las partes que la constituyen: objeto, teoría, Por el contrario fue (y por supuesto lo sigue siendo) un ob-
método y técnicas. jeto construido de manera científica por las distintas teo-
En segundo lugar, ni el objeto de la Antropología ni rías que dominaron en cada uno de los momentos histó-
su técnica han sido los mismos a lo largo del tiempo ni ricos. Así, la teoría evolucionista –considerada como la
aún en un mismo espacio. No obstante, pueden distin- primera teoría científica– no se limitó a explicar la otredad
guirse tres momentos constitutivos de la Antropología cultural sino que “construyó” su objeto (aquel que ex-
en Europa y Estados Unidos. Momentos en los cuales plicó) a partir de la “diferencia cultural”, el “otro” como
se desarrollaron teorías que fueron dominantes y que diferente al “nosotros”. Las teorías posteriores, en cambio,
definieron y explicaron de manera distinta el quehacer construyeron un objeto caracterizado por la particularidad
antropológico. Distinguimos tres momentos (ver cua- y hablaron de “diversidad cultural”. El “otro cultural” fue
dro 1). pensado como diverso, como distinto. Por último, cuando

1 Como ejemplo mencionamos a dos autores de habla hispana: Krotz, E., La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, México, FCE, 2002 y a Menén-
dez, E., “Definiciones, indefiniciones y pequeños saberes”. En Alteridades, 1, 1991 pp. 5-11 y su Conferencia Inagural del VI Congreso Argentino
de Antropología Social, “Identidad disciplinaria y campos de aplicación”, realizado en Mar del Plata el 14 al 16 de septiembre del año 2000.

7
Introducción

Cuadro I

Contexto fin del XIX (1) entre guerras (2) después de la 2da. Guerra. (3)
Objeto diferencia cultural diversidad cultural desigualdad cultural
Explicación
evolucionismo funcionalismo estructuralismo neomarxismo
(teorías)
comparativismo/relativismo
Método comparativo relativismo (inductivo)
(formalización/deducción)
inventarios/ observación extrañamiento
Técnicas
encuestas participante interpretación

la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso Esta teoría se desarrolló en una época en la que la
en evidencia, el objeto antropológico se construyó en Antropología se estaba constituyendo como ciencia al
torno a la noción de desigualdad: el otro cultural era pro- mismo tiempo que el campo científico se estaba confor-
ducto de esa desigualdad. mando, buscando su propio espacio, en función de ob-
tener un tipo de autoridad distinta a la de la religión y la fi-
Fines del siglo XIX: losofía, y esa autoridad provenía de la objetividad de la
A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó ciencia y, especialmente, del método científico: un con-
como ciencia. Fue un momento en el cual el conoci- junto de reglas para probar las afirmaciones. En este caso el
miento del mundo, de la existencia de modos de vida di- método de la Antropología fue el comparativo, método de
ferentes, se hizo más patente por los cambios ocurridos moda en las ciencias naturales2.
en Europa y por la expansión de Occidente. Por una La teoría de la evolución se constituyó como tal en fun-
parte, la revolución industrial –como producto de cam- ción de la aplicación del método comparativo y sobre la
bios tecnológicos importantes– generó nuevas diferen- base de una concepción precisa de su objeto: el hombre.
cias: de clase, nacionales, étnicas y “problemas” que con Este objeto era concebido con una particularidad: su dua-
el tiempo fueron denominándose “sociales”. La cues- lidad; el hombre era tanto cuerpo como espíritu. Como
tión fundamental de las ciencias sociales fue la de ex- cuerpo pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto “es-
plicar esos cambios que se producían en el mundo eu- píritu” pertenecía a otro mundo, al de la cultura. Si-
ropeo. Pero, a la par de estos cambios, Occidente se guiendo esta dualidad, la Antropología se constituyó en
expandió sistemáticamente por el mundo, sobre otros dos ramas: la Antropología física y la antropología cul-
pueblos, sobre otras culturas, sobre otros modos de vida tural. Pero, no obstante, las diferencias entre los hombres
distintos al modo europeo. fueron pensadas por estos evolucionistas, básicamente,
Si bien el encuentro intercultural no era nuevo y como “diferencias” culturales.
siempre despertó una actitud de asombro ante lo dis- Para estudiar al hombre en las distintas manifesta-
tinto, en este caso el asombro de Occidente se distin- ciones en las que se presentaba, se estableció una división
guió de los anteriores porque no fue un encuentro in- del trabajo científico dentro de las ciencias humanas y so-
genuo, y por sobre todo, porque ese asombro fue do- ciales. Por un lado, la historia y la sociología tomaron
mesticado bajo las reglas del mundo científico: la como objeto (objetivo) de estudio las sociedades com-
diferencia se constituyó en objeto de explicación cientí- plejas, civilizadas, desarrolladas. Por el otro, las sociedades
fica. El nuevo encuentro de los europeos con otras cul- primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin historia y
turas distintas dio origen a lo que sería la pregunta fun- sin Estado pasaron a constituirse como el objeto propio de
dante de la Antropología: ¿por qué estos hombres son la Antropología. Esta división, producto de un proceso
distintos? La primera teoría científica sobre la diferencia histórico, se realizó en función de las distinciones de las so-
fue el evolucionismo que contestó esta pregunta a través ciedades o las culturas en tiempo y espacio, teniendo como
del concepto de evolución. parámetro la ubicación de Occidente (ver cuadro II).

2 La idea era que aquellos que vivían de modo diferente en otros lugares podían dar la clave de como había sido el pasado del hombre civilizado. Se
intentó analizar la naturaleza humana a partir de la diferencia entre las culturas y estas diferencias surgían de la comparación entre ellas.

8
Constructores de Otredad

Cuadro II rente de la comparación los valores de la sociedad


occidental. Es decir, los evolucionistas fueron acusados de
Tiempo etnocéntricos. Pero la crítica al método también fue resul-
tado de aplicar la técnica de la observación participante ya
Cercano Lejano que al observar una cultura como totalidad, como un
Historia/arqueo- conjunto de partes indisolublemente unidas, en la cual
Cercano Sociología cada parte tiene relación con el todo, se tornaba imposible
logía
la operación evolucionista de abstraer una parte para com-
Espacio pararla con otra de otra cultura. Y segundo, porque en la
Lejano Etnología arqueología medida en que se estudiaban de modo muy detallado las
distintas culturas, menos elementos en común se encon-
La Antropología indagó en el interrogante ¿por qué lle- traban.
gamos a ser lo que somos?, es decir, ¿cuál es el origen de Así, el método comparativo fue puesto entre paréntesis
estas diferencias culturales? La primera corriente teórica de y se lo sustituyó por el relativismo cuyo postulado extremo
esta nueva ciencia construyó sus respuestas comparando a implicaba la imposibilidad de comparar, ya que cada cul-
las sociedades en el devenir espacio-temporal y elaboró, de tura es una configuración distinta y entendible sólo en sus
esta forma, una historia natural de la humanidad. propios términos. Es decir que estas escuelas nacionales
tuvieron en común el haber elaborado teorías “relati-
Entre las dos guerras mundiales: vistas”. Las teorías relativistas intentan mostrar que todas
Un segundo momento, ubicado cronológicamente entre las culturas son diferentes entre sí pero equivalentes, por lo
las dos guerras mundiales, se caracterizó por “un cierre de tanto, son diversas. El enfoque holista y relativista llevó a
las fronteras nacionales” y por la consolidación de la pre- la Antropología a trabajar sobre las diferencias para ter-
sencia europea en sus colonias. En la Antropología eu- minar dando cuenta de la diversidad cultural.
ropea y norteamericana se producen dos hechos impor- No obstante, existen diferencias entre las principales
tantes: la crisis del evolucionismo como paradigma único escuelas de esa época. Así, por ejemplo, mientras que el
y la separación de la ciencia en escuelas nacionales; apa- estructural-funcionalismo británico plantea conocer una
recen así el estructuralismo y funcionalismo inglés, el par- cultura a partir de su presente (sincronía), el particula-
ticularismo histórico en Estados Unidos, la escuela histó- rismo histórico norteamericano recurrió al pasado para
rico-cultural en Alemania y la escuela sociológica francesa. conocer una cultura. Se diferenciaban también por los
Cada una elaboró teorías alternativas, muchas veces sin lugares donde sus antropólogos hacían trabajo de campo.
contacto entre ellas, pero todas tuvieron en común la crí- Mientras que los antropólogos ingleses trabajaron en sus
tica al evolucionismo. Criticaron, en primer lugar, las téc- colonias de África y Oceanía, los antropólogos norteame-
nicas que utilizaron los evolucionistas, postulando que los ricanos trabajaron sobre “sus indígenas” pero, como és-
datos con que la Antropología se debía manejar debían ser tos se transformaban rápidamente, el trabajo de los an-
obtenidos de primera mano, es decir que es el antropó- tropólogos consistió en reconstruir por medio de histo-
logo, particularmente el etnólogo, el que tiene que buscar rias orales (o material arqueológico) el pasado “no occi-
en las otras culturas los datos con los cuales se construyen dentalizado” de esos pueblos. De alguna manera, lo que
las teorías. De este modo, se introduce, se inventa, la obser- ambas escuelas van a tener en común es la tendencia a es-
vación participante como técnica privilegiada de la Antro- pecializarse en “pueblos primitivos”. Va apareciendo ya
pología, lo que implica el traslado del investigador a otras en ese momento una separación fundamental para la
sociedades. La idea era que estudiando en su totalidad a teoría, entre Antropología Social y Antropología Cul-
una cultura de modo muy extenso, muy específico, se po- tural. La primera se interesará por la forma en que se or-
dría dar cuenta de las diferencias y semejanzas culturales. ganizan los hombres, mientras que la segunda lo hará en
Por ejemplo, en la escuela británica el enfoque que do- la manera en cómo viven y piensan sus vidas y el mundo
minó en esta época fue el de considerar que una cultura es- (ver cuadro III).
taba conformada por partes y que cada parte tenía que ser Así, cada escuela va a plantear su relación con distintas
vista en función del conjunto (sistema/estructura) y que ciencias. La Antropología Cultural norteamericana va a
cada cultura conforma una totalidad (holismo). tener relaciones estrechas con la Psicología y con la His-
La segunda crítica fue respecto al método comparativo, toria, mientras que la Antropología Social británica va a
principalmente porque fue aplicado teniendo como refe- estar inmediatamente relacionada con la Sociología.

9
Introducción

Ciencias Antropológicas

Antropología Física Antropología cultural

Antropología Social Antropología cultural


parentresco arte
política música
ley literatura
economía tecnología
religión conocimientos
costumbres
lenguaje

Después de la Segunda Guerra: cieron totalmente físicamente y otras se fueron transfor-


A partir de la década del ‘50 se producen simultáneamente mando en nuevas naciones (“guerras de liberación”). Los
dos tipos de transformaciones. Por una parte, se produce cambios –básicamente políticos– que sufrieron estos
la transformación de las sociedades primitivas. Por otra, y pueblos fueron los que los llevaron a transformarse de
de modo paralelo, se modifican también las prácticas de “pueblos primitivos” en sociedades complejas3. Y aquí es
los antropólogos. Respecto de las sociedades “primitivas”, necesario aclarar una cuestión: estas transformaciones no
las transformaciones que se produjeron fueron de distintos eran nuevas dado que desde que Occidente se conectó con
tipo: el resto del mundo comenzaron esos procesos de transfor-
• La desaparición física, una disminución cuantitati- mación. Lo que en realidad cambió es la mirada sobre el
va y acelerada de sus miembros, vía la guerra, las en- “otro” que tenía Occidente y –específicamente– la mirada
fermedades, el genocidio. que la Antropología tenía sobre las otras culturas.
• una transformación cualitativa, principalmente ha- Es decir que la práctica de la Antropología dominante
cia formas occidentales de vida (occidentalización) también se transformó, adaptándose a las nuevas reali-
y la consecuente desaparición cultural producto de dades. Dos líneas son notorias. En una se ubican las teorías
la presión de Occidente. A este proceso –que hace que, dejando de lado las transformaciones que sufrieron
referencia a la acción y a las consecuencias que pro- estos pueblos, continuaron estudiando aquellas sociedades
voca toda política de cambio o transformación for- o culturas que aún podían ser consideradas “primitivas”
zada, de asimilación y cambio de mentalidades o antes que desaparecieran completamente, realizando una
valores nativos– se lo denominó etnocidio o genoci- especie de Antropología de salvataje. En esta línea, puede
dio cultural. inscribirse el estructuralismo francés, que continúa traba-
jando con el modelo de la diversidad pero introduciendo
Estos cambios “forzados” fueron considerados como algunos cambios a la posición estructural-funcionalista
producto de un proceso de acción proveniente del mundo británica.
Occidental: la colonización, que si bien estaba ya entrando En ese sentido, C. Lévi-Strauss –el fundador del es-
a su etapa final, era ahora reconocida como tal por la tructuralismo en Antropología– va a sostener que es ne-
Antropología dominante. cesario partir de las “partículas y fragmentos de restos
Así algunas sociedades desaparecieron completamente que aún se pueden reunir” de los modos de vida de esos
en cuanto entidades independientes mediante su absor- pueblos primitivos. Habla de “partir” porque para él, el
ción en unidades mayores (colonización), otras desapare- conocimiento antropológico no se agota en este punto

3 La Segunda Guerra había contribuido por un lado a ocultar la emergencia de esos nuevos movimientos pero al mismo tiempo los había impulsado
ya que las potencias centrales hicieron participar activamente a sus colonias en el conflicto. Al concluir éste, emergen nítidamente los movimientos
de liberación.

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Constructores de Otredad

(el acercamiento directo y personal del antropólogo), estas nuevas culturas. Por ejemplo, respecto a la técnica, la
sino que es necesario construir un modelo teórico de so- observación participante era una herramienta creada y
ciedad que, aun cuando no corresponda a ninguna de pensada para estudiar culturas “sencillas” o “primitivas”
las que se pueden observar en la realidad, ayude a com- pero ahora esas culturas se habían transformado en
prender los fundamentos básicos de la existencia hu- “complejas” y no podía aplicársele esa técnica de modo
mana. Esta vía podía hacerse efectiva ya que las opera- directo. Lo mismo sucedió con las teorías que habían
ciones de la mente eran independientes del contexto explicado la diversidad cultural a partir del supuesto de
cultural e histórico, porque a pesar de la “superficial ex- que ésta era un hecho natural y que, por lo tanto, todas las
trañeza de los hombres primitivos”, el espíritu del sociedades debían ser tratadas como “iguales”. Así, los
hombre es, en el fondo, el mismo en todas partes. Esto antropólogos que se preguntaron por las causas de las
permite “desarrollar una ciencia general del pensa- transformaciones se encontraron con que el “hecho
miento, una ciencia conclusa, abstracta, formalista, una natural” era producto de un tipo de contacto particular: el
gramática universal del intelecto”4.Pensado en esta de la colonización. Ésta era considerada como un proceso
ciencia, Lévi-Strauss plantea tres niveles del quehacer an- caracterizado por la dominación de un pueblo sobre otro,
tropológico: lo que produjo un fenómeno evidente: la desigualdad
• un primer nivel en el cual el antropólogo pretende entre culturas. De tal forma que las teorías sobre las
“aislar y describir los modelos que un pueblo usa transformaciones de las culturas “primitivas” se centraron
para percibir, relacionar e interpretar sus experien- en explicar la desigualdad cultural como producto de la
cias”. Es el momento en que el antropólogo realiza dominación de Occidente.
la etnografía; De este modo, la Antropología tuvo un giro teórico y
• un segundo nivel donde el antropólogo compara el metodológico importante, se proveyó de las técnicas de
contenido y la organización de los sistemas cultura- otras disciplinas (principalmente de la Sociología y la
les para analizar, interpretar y explicar la diversidad. Historia) y de otras teorías sociales. No obstante, la teoría
Es el momento de la etnología, del estudio que permitía dar una primera explicación sobre la desi-
comparado de las distintas culturas; gualdad y la dominación era el marxismo. La influencia de
• un tercer nivel, el de la Antropología estructural, en esta línea de pensamiento en las explicaciones
el cual el antropólogo llega, a través de la construc- antropológicas se acentuó aún más dado que durante la
ción de modelos formales a los axiomas básicos, a las década del ‘60 hubo una especie de “explosión” de
estructuras constantes y comunes a todas las cultu- discusiones entre las distintas vertientes del marxismo6,
ras. discusiones que fueron ampliamente difundidas y que
influenciaron de manera directa en algunas de las
No obstante este reconocimiento de la práctica cientí- Antropologías dominantes.
fica como tres momentos interrelacionados, Lévi-Strauss Como ejemplo del impacto que esas discusiones gene-
5
se centró, casi exclusivamente, en el tercer momento . raron, algunos antropólogos hicieron una revisión de los
Otros antropólogos, en cambio, tomaron otra vía y se estudios realizados por los clásicos sobre las “sociedades
propusieron estudiar las transformaciones que las socieda- primitivas”, intentando describirlas y explicarlas a partir
des no occidentales estaban sufriendo. Uno de los pro- de las relaciones de desigualdad que, según ellos, existían
blemas que tuvieron que afrontar estos antropólogos fue el dentro de esas sociedades. Los antropólogos que se adscri-
hecho de que las herramientas (teorías y técnicas) de la bieron a esta corriente, tuvieron largas discusiones para
Antropología clásica no eran las adecuadas para explicar adaptar una teoría que intentaba explicar la desigualdad en

4 Lévi-Strauss plantea una nueva forma de acercamiento ya no físico sino intelectual: “¿Nunca habremos de conocer a los salvajes? No, hay otro ca-
mino para acercarnos a su mundo, un camino que no es el de la participación personal en ese mundo: la construcción (partiendo de las partículas y
fragmentos de restos que aun es posible reunir o que ya han sido reunidos) de un modelo teórico de sociedad que, aunque no corresponda a ningu-
na de las que pueden observarse en la realidad, nos ayude no obstante a comprender los fundamentos básicos de la existencia humana. Y esto es po-
sible porque a pesar de la superficial extrañeza de los hombres primitivos, en un nivel más profundo no nos son en modo alguno, extraños. El
espíritu del hombre es en el fondo el mismo en todas partes de manera que lo que no puede realizarse mediante un acercamiento, mediante el in-
tento de penetrar materialmente en el mundo de las tribus salvajes, puede realizarse desarrollando una ciencia general del pensamiento, una ciencia
conclusa, abstracta, formalista, una gramática universal del intelecto” (1976).
5 La Antropología se relaciona en esta perspectiva con la lingüística, el psicoanálisis y con la ciencia de la comunicación.
6 Síntesis de estas discusiones pueden verse en P. Anderson (1983), D.C Fol., E. Loy y Olin Wright (1985) y, de modo más reciente, en T. Skocpol
(1993).

11
Introducción

la sociedad occidental a otras sociedades, ampliando o mo- este período no fueron totalmente superadas ni se que-
dificando categorías y conceptos. Las etnografías que ha- daron ancladas en el tiempo, sino que tuvieron lo que P.
bían escrito los antropólogos de otras corrientes fueron re- Bourdieu denomina un “efecto de teoría” (otros dirían,
visadas teniendo en cuenta que, más allá del modo en que efecto de ideología).Esto significa que cada teoría o ex-
se presentara, la dominación y la desigualdad eran un plicación formulada, “bajó”, se articuló con, se impuso
atributo posible en toda sociedad, en todo tiempo y es- como parte del sentido común, pasó a formar parte de
pacio. lo “imaginario” colectivo en algunos sectores de nuestra
Todo este movimiento y la enorme cantidad de infor- sociedad, se impuso como “modelo” presente en la ex-
mación obtenida hasta el momento, llevó a que la mirada plicación desde el sentido común. Algunas de esas teo-
antropológica se fragmentara y que el antropólogo se rías o algunos aspectos de las mismas se constituyeron
especializara, ya no en las “sociedades primitivas”, sino en en modelos sobre la alteridad, lo distinto. Esos modelos
problemas que toda sociedad o cultura presentaban. Así tienen la fuerza de las “clasificaciones”, no son ideas o
van a surgir las especialidades: antropología económica, representaciones que están sólo en nuestras cabezas o en
simbólica, política, urbana, rural, etc. Es decir, un proceso la cabeza de la gente, sino que sirvieron como “vehí-
opuesto al de las escuelas nacionales (período de entre culos” para la interacción, para las prácticas que desa-
guerras) donde las sociedades o las culturas se tenían que rrollamos, para la comunicación, para marcar anticipa-
tomar como un todo estrechamente relacionado y donde damente una relación entre “nosotros y los otros”. A
no se podían separar las partes. Pero ahora, la especializa- decir de E. Leach, antropólogos y no antropólogos nos
ción permitía nuevamente la aplicación del método com- encontramos realizando la misma operación clasifica-
parativo. Así, por ejemplo, la Antropología política se toria:
dedicaba a establecer semejanzas y diferencias respecto a
las formas de dominación entre distintas culturas o a “Yo” me identifico a mí mismo con un colectivo “noso-
comparar distintos sistemas políticos. tros” que entonces se contrasta con algún “otro”. Lo que
Pero en esta etapa no sólo cambiaron el objeto y las nosotros somos, o lo que el “otro” es, dependerá del con-
teorías; también se sumaron nuevos “sujetos” de conoci- texto (...) En cualquier caso “nosotros” atribuimos cua-
miento: los antropólogos “nativos” que estudiaban sus lidades a los “otros”, de acuerdo con su relación para
propias sociedades. Esto, sin duda, introdujo nuevas pre- con nosotros mismos. Si el “otro” aparece como algo
guntas para la ciencia: muy remoto, se le considera benigno y se lo dota con los
atributos del “Paraíso”. En el extremo opuesto, el
¿Cómo es posible utilizar y cómo hay que transformar un “otro” puede ser algo tan a mano y tan relacionado con-
instrumento cognitivo creado originalmente para un pro- migo mismo, como mi señor, o mi igual, o mi subordi-
pósito determinado (el conocimiento de los otros desde el nado (...) Pero a mitad de camino entre el “otro” celes-
punto de vista del norte) para otro distinto? ¿Cuál es ese tialmente remoto y el “otro” próximo y predecible, hay
otro propósito? ¿Acaso la Antropología generada en los una tercera categoría que despierta un tipo de emoción
países del sur se encuentra limitada a ser una especie de so- totalmente distinta. Se trata del “otro” que estando
ciología nativa? (Krotz, 1993: 3). próximo es incierto. Todo aquello que está en mi en-
torno inmediato y fuera de mi control se convierte in-
Esto trajo problemas teóricos y epistemológicos: mediatamente en un germen de temor (1967: 50-51).
¿quién es ahora el otro? ¿dónde vemos lo distinto? Y una
respuesta posible fue establecer que era el antropólogo el Pero hay una cuarta categoría posible en esta clasifica-
que de manera consciente y metódica marcaba la distin- ción: el otro lejano e incierto. Y es sobre ella que se cons-
ción. Ya no era el “objeto” el distinto por sus caracterís- truyó la Antropología. El antropólogo se constituyó en
ticas propias, sino que el antropólogo construía la distin- “especialista” del otro lejano e incierto. Su tarea consistió
ción, lo extraño. Es éste el que distingue, desconoce, se en borrar la incertidumbre, en transformar eso exótico, en
“extraña”. Esto modificó la base de observación partici- cierto conocido.
pante e introdujo el “extrañamiento” como un recurso En el resto del libro daremos cuenta del modo en que
metodológico y como punto de partida necesario de toda están construidos estos tres modelos en las teorías antro-
investigación antropológica. pológicas –diferencia, diversidad, desigualdad– y de qué
Creemos que lo expuesto anteriormente sintetiza modo son aún utilizados.
una historia de cien años, pero las teorías construidas en

12
Constructores de Otredad

Bibliografía

ANDERSON, P., Tras las huellas del materialismo histórico, LEACH, E., Un mundo en explosión, Barcelona, Editorial
España, Siglo XXI, 1983. Anagrama, 1967.
CLASTRES, P., “Entre silencio y diálogo” en Pingaud, B. y MENÉNDEZ, E, “Definiciones, indefiniciones y pequeños
otros, Lévi-Strauss: estructuralismo y dialéctica, Buenos saberes” en Alteridades, Nº 1, 1991, pp.
Aire, Editorial Paidós, 1968. 21-23.
FOLD, D.C. LOY y WRIGHT, E. OLI, “Recientes desarro- ——— Conferencia Inagural del VI Congreso Argentino
llos en la teoría marxista del Estado capitalista” en de Antropología Social, “Identidad disciplinaria y cam-
Offe, C. y otros, Capitalismo y Estado, Madrid, Revo- pos de aplicación”, Mar del Plata, 14 al 16 de sep-
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KROTZ, E., “La producción de la Antropología en el sur” SKOCPOL, T., “El Estado regresa al primer plano” en
en Alteridades,Nº 1, 1993, pp. 5-11. Cuadernos de Sociología, Buenos Aires, Carrera de So-
——— La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, Mé- ciología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 1993.
xico, FCE, 2002.

13
ANTROPOLOGÍA CULTURAL
PARTE PRIMERA Las dimensiones de la antropología

1
¿Qué es la antropología?

Adaptabilidad humana
Adaptación, variación y cambio
Antropología general
Las fuerzas culturales moldean la biología humana
Las subdisciplinas de la antropología
Antropología cultural
Antropología arqueológica
Antropología biológica o física
Antropología lingüística
Antropología aplicada
La antropología y otros campos académicos
Antropología cultural y sociología
Antropología y psicología
Ciencia, explicación y comprobación de hipótesis

PANORÁMICA
Antropología es el estudio científico y humanístico de les constantemente moldean y dan forma a la biología
las especies humanas; la exploración de la diversidad humana. La antropología cultural analiza la diversidad
humana en el tiempo y el espacio. Aborda cuestiones cultural actual y del pasado reciente. La arqueología
básicas de la existencia humana: dónde y cuándo se reconstruye el comportamiento del pasado mediante el
produjo nuestro origen, cómo hemos cambiado y cómo estudio de los restos materiales. Los antropólogos bioló-
seguimos cambiando. La antropología es holística por- gicos estudian los fósiles humanos, las características
que estudia la condición humana como un todo: pasa- genéticas y el desarrollo corporal. También estudian los
do presente y futuro; biología, sociedad, lenguaje y primates no humanos (monos y simios). La antropología
cultura. Es también comparativa y transcultural. Compa- lingüística evalúa las variaciones del discurso con refe-
ra sistemáticamente datos de poblaciones y períodos rencia a factores sociales y con el paso del tiempo. Las
de tiempo diferentes. Los cuatro subcampos de la antro- dos dimensiones de la antropología son la académica y
pología son la antropología cultural, la arqueológica, la aplicada. Esta última utiliza el conocimiento antropo-
la biológica y la lingüística. lógico para identificar y resolver problemas sociales.
La cultura es un aspecto clave de la capacidad de La antropología está relacionada con muchos otros
adaptación y del éxito de la especie humana. Las cultu- campos de estudio, incluidas las ciencias y las humani-
ras son tradiciones y costumbres transmitidas a través del dades. Se dan vínculos tanto con las ciencias naturales
aprendizaje, que guían las creencias y el comportamien- (por ejemplo, biología) y con las ciencias sociales (por
to de las personas expuestas a ellas. Las fuerzas cultura- ejemplo, sociología).

3
4 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

ADAPTABILIDAD HUMANA mundo? ¿Cómo distinguimos el bien del mal? Una cultu-
ra dota de un cierto grado de consistencia al pensamien-

L os antropólogos estudian a los seres humanos allá


donde los encuentran y en cualquier momento —en
el interior de Australia, en un café turco, o en un centro
to y el comportamiento de las personas que viven en una
sociedad determinada.
El rasgo fundamental de las tradiciones culturales es
comercial de cualquiera de nuestras ciudades—. La an- su transmisión mediante el aprendizaje en lugar de me-
tropología explora la diveridad humana en el tiempo ye diante la herencia biológica. La cultura no es en sí misma
el espacio y estudia la condición humana de forma com- biológica, pero se apoya en ciertas características de la
pleta: pasado, presente y futuro; biología, sociedad, len- biología humana. Durante más de un millón de años, los
gua y cultura. Le resulta especialmente interesante la homínidos han poseído al menos algunas de las capaci-
diversidad resultante de la adaptabilidad humana. dades biológicas de las que depende la cultura. Estas
Los humanos son los animales más adaptables del capacidades son el aprendizaje, el pensamiento simbóli-
mundo. En los Andes, la gente se despierta en poblacio- co, el uso del lenguaje y el empleo de herramientas y de
nes situadas a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar otros rasgos culturales para organizar sus vidas y adap-
para ascender todavía varios centenares de metros más y tarse a sus entornos.
trabajar en minas de estaño. Las tribus del desierto aus- La antropología reflexiona sobre y se enfrenta a las
traliano adoran animales y discuten de filosofía. La gente grandes cuestiones de la existencia humana a medida
sobrevive a la malaria en los trópicos. El hombre ha pisa- que explora la diversidad biológica y cultura de los hu-
do la luna. El modelo de la Nave Espacial Enterprise en la manos en el tiempo y el espacio. Mediante el examen de
Smithsonian Institution en Washington simboliza el de- los huesos y de las herramientas antiguas, los antropólo-
seo de «explorar en busca de nueva vida y civilizaciones, gos resuelven los misterios de los orígenes de la humani-
sencillamente de llegar más allá de donde nunca nadie dad. ¿Cuándo se separaron nuestros antepasados de
ha llegado antes». Deseos de conocer lo desconocido, de aquellos remotos tíos abuelos cuyos descendientes son
controlar lo incontrolable y de traer orden al caos tienen los simios? ¿Cuándo y dónde se originó el Homo sapiens?
su expresión entre todas las gentes. La flexibilidad y la ¿Cómo han cambiado nuestras especies? ¿Qué somos
adaptabilidad son atributos humanos básicos, y la diver- ahora y a dónde vamos? ¿Cómo han influido los cambios
sidad humana es el objeto de estudio de la antropología. en la cultura y la sociedad en el cambio biológico? Nues-
A menudo los estudiantes se sorprenden ante la am- tro género, Homo, ha estado cambiando durante más de
plitud de la antropología, que es el estudio de las es- un millón de años. Los humanos continúan adaptándose
pecies humanas y de sus antepasados más inmediatos; y cambiando tanto biológica como culturalmente.
es una ciencia holística y comparativa en grado único.
Estudia la totalidad de la condición humana: pasado,
presente y futuro; biología, sociedad, lenguaje y cultura. ADAPTACIÓN, VARIACIÓN Y CAMBIO
La mayoría de la gente piensa que los antropólogos es-
tudian fósiles y culturas no industriales, y de hecho La adaptación es el proceso por el que los organismos
muchos lo hacen. Sin embargo, la antropología va mu- hacen frente a las fuerzas y tensiones medioambientales.
cho más allá del mero estudio de los pueblos no indus- ¿Cómo cambian los organismos para integrarse en sus
triales. Es una disciplina científica de carácter compara- entornos? Al igual que el resto de los animales, los huma-
tivo que analiza todas las sociedades, antiguas y nos utilizan medios biológicos de adaptación. Pero si
modernas, simples y complejas. Las restantes ciencias algo convierte en únicos a los humanos es que tienen
sociales tienden a centrarse en una única sociedad, ge- también medios culturales de adaptación. La Tabla 1.1
neralmente un país industrial como España, Francia, resume los medios culturales y biológicos mediante los
Estados Unidos o Canadá. Sin embargo, la antropología que los humanos se adaptan a altitudes elevadas.
ofrece una perspectiva transcultural única mediante la Los terrenos montañosos plantean retos concretos,
comparación constante de las costumbres de una socie- como los asociados con la altitud elevada y la escasez de
dad con las de otras. oxígeno. Por ejemplo, considérense cuatro formas dife-
La gente comparte la sociedad —vida organizada en rentes (una cultural y tres biológicas) mediante las que
grupos— con otros animales, desde los babuinos a los los humanos pueden hacer frente a una baja presión de
lobos, pasando incluso por las hormigas. Sin embargo, la oxígeno a gran altura. Las cabinas presurizadas de los
cultura es algo distintivamente humano. Las culturas aviones, equipadas con máscaras de oxígeno ilustran la
son tradiciones y costumbres, transmitidas mediante el adaptación cultural (tecnológica). Existen tres formas de
aprendizaje, que rigen las creencias y el comportamiento adaptación biológica a esta situación: adaptación genéti-
de las personas expuestas a ellas. Los niños aprenden ca, adaptación fisiológica a largo plazo, y adaptación fi-
estas tradiciones creciendo dentro de una sociedad parti- siológica a corto plazo. En primer lugar, las poblaciones
cular a través de un proceso denominado enculturación. nativas de ciertas áreas de gran altitud, como los Andes
Las tradiciones culturales incluyen costumbres y opinio- de Perú y el Himalaya del Tíbet y Nepal parecen haber
nes, desarrolladas a lo largo de generaciones, sobre lo adquirido ciertas ventajas genéticas para vivir en altitu-
que es un comportamiento adecuado o inadecuado. Es- des muy elevadas. La tendencia a desarrollar un pecho y
tas tradiciones responden a preguntas como: ¿Cómo de- unos pulmones voluminosos, por ejemplo, tiene proba-
bemos hacer las cosas? ¿Cómo dotamos de sentido al blemente una base genética. En segundo lugar, indepen-
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 5

de Michigan, trabaja con su colega


EN LAS NOTICIAS Lara Descartes en un proyecto titula-
do «La relación de los medios de co-
Los antropólogos cambian su foco municación de masas con cuestiones
de atención desde los lugares remotos de trabajo y de familia en la clase me-
dia». Entrevistan a gente sobre sus
a la clase media norteamericana hábitos como audiencia de medios de
comunicación de masas y se pasan
tardes enteras viendo la televisión en
ASSOCIATED PRESS NEWS BRIEF cientos. ¿Qué extraño ritual es éste?
hogares suburbanos...
Por Matt Crenson, 9 de julio de 2000. ¿La masa negra de un culto enrevesa-
Tradicionalmente, los antropólo-
do? ¿Una banda de guerreros que se
gos norteamericanos han sido re-
prepara para la batalla?
«¿Has estado últimamente en alguna exca- nuentes a estudiar sus propias cultu-
No, se trata de una subasta inmo-
vación?» Los antropólogos están acostum- ras. Han preferido temas remotos a
biliaria.
brados a escuchar esa pregunta tras anun- los que todavía no ha afectado Ho-
Gus y Barb Sharnowski tienen su
ciar su profesión. La gente suele confundir llywood, la música pop, ni han llega-
granja de 424 acres a subasta pero
la antropología con la arqueología, que es do otros tentáculos de la cultura occi-
Hoey no está allí para pujar. Él es un
un —pero tan solo uno— de los subcampos dental.
antropólogo. Para él, el evento le
de la antropología. Algunos antropólogos «Tienden a estudiar los países
ofrece la oportunidad de indagar en
excavan en el suelo, pero otros lo hacen en exóticos preindustriales», dice Ka-
una cultura casi desconocida: la de la
las complejidades de la vida cotidiana. Se thleen Christensen, directora de un
clase media norteamericana.
les reconoce por su estrecha observación del programa de la Fundación Alfred P.
Tras dedicar sus carreras a estu-
comportamiento humano en entornos natu- Sloan en Nueva York.
diar culturas exóticas en tierras leja-
rales y su interés por la diversidad cultural. Rebecca Upton terminó reciente-
nas, algunos antropólogos han vuelto
Es típico del enfoque antropológico el jun- mente un doctorado en antropología
a casa. Están utilizando técnicas que
tarse y convivir con la gente local ya sea en clásica en Botswana. Allí estudió la
antaño utilizaron en suburbios de-
Botswana, Nepal, o la clase media norte- difícil situación de la mujeres inférti-
gradados de ciudades africanas y
americana, para ver cómo se entienden y les en una sociedad que valora tan
pueblos del Himalaya para edificios
resuelven los problemas de la vida coti- fuertemente el tener hijos que, una
de oficinas de empresas y centros co-
diana. mujer ha de tener usualmente, al me-
merciales suburbanos.
Esta noticia breve describe cómo varios nos un hijo, antes de que un hombre
La idea es estudiar la cultura nor-
antropólogos (incluido el autor de este libro se case con ella. Ahora ella realiza la
teamericana con una mirada limpia,
de texto) han vuelto su atención a las vidas mayor parte de su investigación en
libre de nublados y de nociones pre-
cotidianas y comportamientos de la clase un parque de juegos infantiles en
concebidas: estudiarnos a «nosotros»
media norteamericana contemporánea. Las Ann Arbor, Michigan.
del mismo modo que los antropólo-
técnicas de investigación desarrolladas para Upton, que trabaja en un proyecto
gos utilizaban para estudiarlos a
sociedades no occidentales se están utili- sobre familias jóvenes que acaban de
«ellos».
zando en Estados Unidos hoy. La idea es tener o están pensando en tener un
«He visto una cola que partía de
estudiar la cultura norteamericana con ojos segundo hijo, se presenta a los padres
ese Dairy Queen que da la vuelta a la
nuevos, no velados por nociones prejuicia- y les hace una entrevista sobre sus
manzana», dice Conrad Kottak. Está
das: mirar las vidas sociales y los comporta- vidas.
recorriendo un suburbio de Michi-
mientos cotidianos de los norteamericanos «Ahí está todo ese estudio sobre
gan, señalando hitos culturales. El
de clase media a través de la lente antropo- qué sucede con el primer hijo», dice
instituto de enseñanza media. Una
lógica. Upton. «No hay nada sobre lo que
antena parabólica. Establecimientos
sucede con el segundo». Conversar
de comida rápida. Videoclubes. Bu-
U n hombrecillo da pasos adelante
y atrás mientras le canturrea a
un palo de metal. Viste un traje blan-
zones de periódicos que indican qué
es lo que lee cada residente.
con una madre en el parque infantil
local podría parecer más fácil que in-
tentar entender las preocupaciones
co y negro. Media docena de acólitos Kottak, director del Departamento
de una mujer infértil en el sur de
vestidos de manera similar observan de Antropología de la Universidad
África. Pero no lo es. En África, Up-
atentamente a la concurrente multi- ton podía empezar desde la nada,
tud a medida que se intensifica el aprendiendo sobre la cultura como si
canturreo del primer hombre. La ella fuera una niña. En Ann Arbor, lo
gente de la multitud hace señales que primero que tiene que hacer es olvi-
hacen aún más frenético el canturreo darse de todo lo que cree saber.
del hombre.
Bryan Hoey observa este espectá-
culo desde un rincón del habitáculo ■ El antropólogo Brian Hoey, al fondo,
sin aire con su espalda apretada con- entrevista a Mike Busley en Traverse City,
tra una fría pared de bloques ceni- Michigan.
6 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

«De repente me estoy cuestionan- municación de masas saturan nues- misma manera que lo harían sobre
do mis observaciones y asunciones tras vidas. un culto cargo polinesio o a los nó-
sobre todas las cosas», dice. Todo el mundo sabe que esto está madas mongoles: insertándose en las
Por ejemplo, está descubriendo pasando, pero ha habido poca inves- vidas cotidianas de las personas. Así,
que, con frecuencia, un segundo hijo tigación sobre cómo estos cambios durante unos cuantos meses al año,
altera la vida de una familia más que afectan a que los norteamericanos Fricke vive y trabaja en una granja en
el primero. Normalmente, ambos pa- piensan sobre sus vidas. Con este fin Richardton, Dakota del Norte, a me-
dres pueden volver al trabajo tras el la Fundación Alfred P. Sloan ha sub- dio mundo de distancia del pueblo
nacimiento del primer hijo. Pero vencionado dos centros de investiga- del Himalaya donde ha realizado la
cuando llega el segundo, uno de ellos, ción para hacer estudios antropológi- mayor parte del trabajo de investiga-
generalmente la madre, suele tener cos sobre la relación entre trabajo y ción de su vida. Ocupa una habita-
que dejar de lado su carrera. Upton vida familiar en la clase media norte- ción libre de la casa de Cal y Julie
está pensando en cambiar el largo tí- americana. Fricke dirige el Center for Hoff y ellos lo presentan a sus veci-
tulo académico de su proyecto por the Ethnography of Everyday Life nos y amigos como «nuestro antropó-
«El siguiente lo cambia todo». (Centro para la etnografía de la vida logo»...
«Aquí sucede algo dramático. cotidiana), con base en la Universidad Hoey... ha ido un paso más allá...
Algo está cambiando», dice el antro- de Michigan. El otro, con base en la En diciembre él y su esposa se han
pólogo Tom Fricke de la Universidad Emory University en Atlanta, se de- trasladado a Traverse City, una ciu-
de Michigan. Norteamérica, dice, está nomina Center for Myth and Ritual in dad de 15.000 habitantes emplazada
pasando por el proceso de agitación American Life (Centro sobre el mito y en una bahía del lago Michigan. Su
social más profundo desde la Revolu- el ritual en la vida norteamericana). proyecto de investigación: estudiar a
ción Industrial, cuando un país de [Un tercer Center on the Everyday Li- las personas que se han instalado re-
agricultores se convirtió en un país ves of Families (Centro sobre la vida cientemente allí en busca de una vida
de centros industriales y ciudades. cotidiana de las familias), ha abierto menos estresada...
Las familias con dos carreras, las si- subsiguientemente en la Universidad
tuaciones monoparentales y el divor- de California, Los Angeles. Los cen-
cio están sustituyendo el modelo tra- tros de Emory y UCLA están dirigi- FUENTE: Matt Crenson, «Scholars Turn from
dicional de familia. El trabajo en la dos respectivamente por los profeso- Back of Beyond to Backyard; Culruere: A
fábrica ha dejado paso a los empleos res Brad Shore y Elinor Ochs.] Few Anthropologists Switch Focus from Fa-
de alta tecnología que exigen estu- Allí los antropólogos estudian a raway Lands to Middle-Class America», Los
dios superiores. Los medios de co- las familias norteamericanas de la Angeles Times, 9 de julio de 2000, p. 1.

dientemente de sus genes, las personas que han crecido les han ido adquiriendo una importancia creciente. En
en una altitud elevada son allí más eficientes fisiológica- este proceso, los humanos han concebido diversas formas
mente de lo que lo serían personas genéticamente simila- de hacer frente a la gama de entornos y de sistemas socia-
res que han crecido al nivel del mar. Esto ilustra la adap- les que han ocupado en el tiempo y el espacio. El ritmo de
tación fisiológica a largo plazo durante el crecimiento y cambio cultural se ha acelerado, particularmente durante
desarrollo del cuerpo. Tercero, los humanos también po- los últimos 10.000 años. Durante millones de años, la caza
seemos la capacidad de adaptación fisiológica inmediata y la recolección del botín de la naturaleza —forrajeo1— fue
o a corto plazo. Así, las personas de las llanuras que lle- la única base de la subsistencia de los homínidos. Sin em-
gan a las zonas altas incrementan de inmediato su ritmo bargo, sólo se tardaron unos pocos milenios en pasar a la
de respiración y de pulsaciones cardiacas. La hiperventi- producción de alimentos (cultivo de plantas y domesti-
lación aumenta la cantidad de oxígeno en sus arterias y cación de animales), algo que tuvo lugar hace unos 10.000
pulmones y, puesto que el pulso también se incrementa, ó 12.000 años, para subsistir al forrajeo en la mayoría de
la sangre llega a los tejidos más rápidamente. Todas estas las áreas. Entre 6.000 y 5.000 años antes de nuestra era
variadas respuestas adaptantes —culturales y biológi- surgieron las primeras civilizaciones . Fueron sociedades
cas— están dirigidas a una única meta: mantener un complejas, grandes y poderosas, como el antiguo Egipto,
abastecimiento adecuado de oxígeno al cuerpo. que conquistaron y gobernaron grandes áreas geográficas.
A medida que se ha ido desarrollando la historia de la Mucho más recientemente, la expansión de la produc-
humanidad, los medios de adaptación sociales y cultura- ción industrial ha influido profundamente en los pueblos

1
La conexión etimológica entre el término español e inglés (fora- mentalmente de origen vegetal —aunque no se excluye nada de lo que
ging) es evidente. Traduzco así, a pesar de que en el diccionario de la se encuentre, como carroña, por ejemplo—, en este caso por y para los
Real Academia Española la palabra forrajeo no se atribuya a los huma- humanos y no para el ganado. Más adelante veremos que utilizo el tér-
nos. En el texto el término se refiere a búsqueda de alimentos, funda- mino forrajeros siguiendo esta misma lógica (n. del t.).
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 7

TABLA 1.1 Formas de adaptación cultural y biológica (a la gran altitud)

Formas de adaptación Tipo de adaptación Ejemplo

Tecnología Cultural Cabina presurizada de un avión con


máscaras de oxígeno

Adaptación genética (se produce a lo largo de Biológica Cajas torácicas más grandes en los
generaciones) nativos de zonas a gran altura

Adaptación fisiológica a largo plazo (se produce Biológica Sistema respiratorio más eficiente para
durante el crecimiento y desarrollo del organismo extraer el oxígeno de un aire en el que
del individuo) éste es más escaso.

Adaptación fisiológica a corto plazo (se produce Biológica Aumento del ritmo cardiaco,
de forma espontánea cuando el individuo entra en hiperventilación
un entorno nuevo)

de todo el mundo. En el decurso de la historia humana, güísticos, culturales y biológicos entre los norteamerica-
las grandes innovaciones se han difundido a costa de las nos nativos y entre ellos y Asia? Otra razón para la intro-
anteriores. Toda revolución económica ha tenido reper- ducción en la antropología de cuatro subdisciplinas fue
cusiones sociales y culturales. La economía global actual el interés por la relación entre biología (por ejemplo,
y las comunicaciones unen a todas las personas contem- «raza») y cultura. Hace más de cincuenta años, la antro-
poráneas, directa o indirectamente, en el moderno siste- póloga Ruth Benedict se dio cuenta de que «en la historia
ma mundial. La gente, desde su emplazamiento local, mundial, quienes han contribuido a la construcción de
tiene que enfrentarse a fuerzas generadas por sistemas una misma cultura no son necesariamente de una sola
progresivamente más amplios —región, nación y mun- raza, y que no todos de una misma raza han participado
do—. El estudio de tales adaptaciones contemporáneas de una cultura. En el lenguaje científico, la cultura no es
genera nuevos retos para la antropología: «Las culturas una función de la raza» (Benedict, 1940, cap. 2). En Euro-
de los pueblos de la tierra necesitan ser redescubiertas pa no se desarrolló una antropología así de unificada, y
constantemente a medida que sus gentes las reinventan las aquí llamadas subdisciplinas suelen existir de forma
en circunstancias históricas cambiantes» (Marcus y Fis- independiente.
cher, 1986, p. 24). Hay también razones lógicas para la unidad de la
antropología norteamericana. Cada subdisciplina tiene
en cuenta variaciones en el tiempo y el espacio (es decir,
ANTROPOLOGÍA GENERAL en diferentes áreas geográficas). Los antropólogos cultu-
rales y arqueológicos estudian (entre muchos otros te-
La antropología como disciplina académica, conocida mas) los cambios en la vida social y en las costumbres.
también como antropología general o de los «cuatro Los arqueólogos han utilizado estudios de sociedades
campos», incluye cuatro subdisciplinas principales: an- vivas y sus patrones de comportamiento para imaginar
tropología sociocultural, arqueológica, biológica y lin- cómo podría haber sido la vida en el pasado. Los antro-
güística. (En adelante utilizaré el término abreviado de pólogos biológicos analizan cambios evolutivos en la for-
antropología cultural como sinónimo de «antropología ma física, por ejemplo, los cambios anatómicos que po-
sociocultural».) La mayoría de los antropólogos norte- drían haber estado asociados con el origen del lenguaje.
americanos, incluido yo mismo, se especializan en antro- Los antropólogos lingüísticos intentan reconstruir los
pología cultural. Los principales departamentos de an- fundamentos de las lenguas antiguas estudiando las mo-
tropología suelen impartir cursos de todas ellas. dernas.
Existen razones históricas para la inclusión de cuatro Las subdisciplinas se influyen unas a otras en tanto
subdisciplinas en un único campo. La antropología nor- que los antropólogos hablan, leen libros y revistas es-
teamericana nació hace un siglo del interés por la historia pecializados y se asocian en organizaciones profesiona-
y las culturas de las poblaciones nativas de Norteamérica les. La antropología general explora los fundamentos
(los «indios norteamericanos»). La preocupación por los de la biología, la psicología, la sociedad y la cultura
orígenes y la diversidad de los nativos norteamericanos humanas y tiene en cuenta sus interrelaciones. Los an-
agrupó los estudios sobre costumbres, vida social, len- tropólogos comparten ciertas asunciones clave. Una es
guaje y rasgos físicos. Los antropólogos todavía evalúan que no pueden extraerse conclusiones profundas sobre
cuestiones tales como: ¿De dónde proceden los nativos la «naturaleza humana» a partir de una única tradición
de Norteamérica? ¿Cuántas oleadas de migraciones los cultural. El enfoque comparativo transcultural es fun-
trajeron al Nuevo Mundo? ¿Cuáles son los vínculos lin- damental.
8 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

Las fuerzas culturales moldean para competir sino para mantenerse en forma. Los patro-
la biología humana nes brasileños de belleza aceptan más cantidad de grasa,
especialmente en las nalgas y las caderas femeninas. Los
Por ejemplo, la perspectiva comparativa y biocultural de varones brasileños han obtenido algunos éxitos interna-
la antropología reconoce que las fuerzas culturales mol- cionales en natación y en carreras de atletismo, pero Bra-
dean constantemente la biología humana. (El término sil raramente envía nadadoras o corredoras a las olimpia-
biocultural se refiere a la inclusión y combinación tanto das. Una de las razones por las que las mujeres brasileñas
de perspectivas biológicas como culturales para analizar evitan en particular la natación competitiva es la de los
o resolver un problema o tema concreto.) La cultura es efectos de este deporte en el cuerpo. Los años de natación
una fuerza medioambiental clave que determina cómo esculpen un físico distintivo —un torso amplio, un cuello
crecen y se desarrollan los cuerpos humanos. Las tradi- fuerte y grueso, y una espalda y hombros anchos y fuer-
ciones culturales promueven ciertas actividades, evitan tes. Las nadadoras de éxito suelen ser grandes, fuertes y
otras, y establecen normas de bienestar y de atractivo fí- masivas. Sus países de origen incluyen de manera persis-
sico. Las actividades físicas, incluidos los deportes, que tente a Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania,
están influidas por la cultura, contribuyen a construir el Escandinavia y la antigua Unión Soviética, donde este
cuerpo. Por ejemplo, a las chicas norteamericanas se les tipo corporal no está tan estigmatizado como en los paí-
incita a llegar a —y por tanto lo hacen bien— competir ses latinos. Las nadadoras desarrollan cuerpos de perfil
en las pistas y campos deportivos, en natación y en saltos duro, mientras que la cultura brasileña dice que las mu-
de trampolín o palanca, y en muchos otros deportes. Por jeres deben ser suaves, con caderas y nalgas grandes, y
el contrario, a las chicas brasileñas no les ha ido ni la con espaldas más bien pequeñas. Muchas jóvenes nada-
mitad de bien en las competiciones deportivas interna- doras latinoamericanas prefieren abandonar el deporte
cionales en especialidades individuales como a sus riva- antes que el ideal corporal «femenino».
les norteamericanas y canadienses. ¿Por qué en algunos
países se incita a las chicas a convertirse en atletas mien-
tras que en otros no se les fomentan las actividades físi- LAS SUBDISCIPLINAS
cas? ¿Por qué las mujeres brasileñas, y latinas en general,
no obtienen mejores resultados en competiciones atléti-
DE LA ANTROPOLOGÍA
cas? ¿Esto tiene que ver con diferencias «raciales» o con
la preparación cultural? Antropología cultural
Los patrones culturales de atractivo físico y de aspec- La antropología cultural estudia la sociedad y la cultura
to adecuado influyen en la participación y logros en el humanas, describiendo y explicando , analizando e inter-
deporte. Las norteamericanas corren o nadan no sólo pretando las similitudes y diferencias culturales. Para
estudiar e interpretar la diversidad cultural los antropó-
logos culturales realizan dos tipos de actividad: la etno-
ENTENDIÉNDONOS A NOSOTROS MISMOS grafía (basada en el trabajo de campo) y la etnología
(basada en la comparación transcultural). La etnografía

N uestros padres nos dicen que beber leche y to-


mar verduras promueven un crecimiento salu-
dable, pero no reconocen tan fácilmente el papel que
proporciona una descripción de un grupo, una sociedad
o cultura particulares. Durante el trabajo de campo el
etnógrafo recoge datos que luego organiza, describe,
juega la cultura en modelar nuestros cuerpos. Nues- analiza e interpreta para construir y presentar esa des-
tros atributos genéticos sirven de base a nuestro cre- cripción que puede tomar la forma de un libro, un ar-
cimiento y desarrollo, pero la biología humana es tículo o una película. Tradicionalmente los etnógrafos
bastante plástica. Es decir, es maleable; el medio han convivido con pequeñas comunidades (como la de
ambiente influye en cómo crecemos. Gemelos idén- Arembepe en Brasil —véase «Temás de Interés» en la
ticos criados desde el nacimiento en entornos radi- página 12) y estudiado el comportamiento local, las
calmente diferentes —p. e., uno en los Andes y otro creencias, las costumbres, la vida social, las actividades
al nivel del mar— no serán cuando lleguen a adul- económicas, las políticas, y la religión. ¿Qué tipo de ex-
tos, físicamente idénticos. La nutrición importa en el periencia le supone la etnografía al etnógrafo? El citado
crecimiento; también las normas culturales sobre lo recuadro ofrece algunas pistas.
que es adecuado que hagan los chicos y las chicas. La perspectiva antropológica resultante del trabajo de
La cultura es una fuerza medioambiental que afecta campo etnográfico suele diferir radicalmente de las de
a nuestro desarrollo tanto como la nutrición, el calor, la ciencia política o de la economía. Tales disciplinas se
el frío, y la altitud. Uno de los aspectos de la cultura centran en las organizaciones y políticas nacionales y
es cómo proporciona oportunidades para realizar, o oficiales y, con frecuencia, en las élites. Sin embargo, los
no, ciertas actividades. Llegamos a ser buenos en el grupos tradicionalmente estudiados por los antropólo-
deporte mediante la práctica. ¿Cuando creciste, qué gos solían ser relativamente pobres y nada poderosos.
te resultó más fácil de practicar —béisbol, golf, mon- Con frecuencia, los etnógrafos han podido observar prác-
tañismo, esgrima, o algún otro deporte? Piensa en ticas discriminatorias para con tales pueblos, que sufren
por qué. escasez de alimentos, dietas deficientes, y otros aspectos
de la pobreza. La perspectiva antropológica es diferente,
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 9

■ Años de natación esculpen un


físico distintivo: un torso amplio, un
cuello de toro y unos hombros y
espaldas con una potente
musculatura. Compara los tipos
corporales del equipo de natación
de la Universidad de Stanford con
los de las chicas brasileñas de una
playa de Río de Janeiro.

no necesariamente mejor. Los expertos en ciencia política Las culturas no están aisladas. Como señaló Franz
estudian los programas que desarrollan los planificado- Boas (1940/1966) hace muchos años, el contacto entre
res nacionales, y los antropólogos ven cómo funcionan tribus vecinas siempre ha existido y se ha extendido por
estos programas en el plano local. áreas de enorme amplitud. Desde una perspectiva de siste-
10 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

ma-mundo se reconoce que muchas características cultu- los mismos en el momento de ser sacrificados y propor-
rales locales reflejan la posición política y económica ocu- cionan información útil para determinar si las especies
pada por una sociedad dentro de un sistema más amplio. eran salvajes o domesticadas.
«Las poblaciones humanas construyen sus culturas en Analizando tales datos, los arqueólogos responden a
interacción unas con otras, no de forma aislada» (Wolf, diversas preguntas sobre las economías antiguas. ¿El
1982, p. ix). La gente de las comunidades locales partici- grupo sometido a estudio obtenía su carne de la caza, o
pa cada vez más de los eventos regionales, nacionales y domesticaba y criaba animales, matando solamente los
mundiales. La exposición a las fuerzas externas se pro- de cierta edad y sexo? ¿Los alimentos vegetales proce-
duce a través de los medios de comunicación de masas, dían de plantas silvestres o de cosechas sembradas, cui-
la migración y el transporte moderno. La nación y la dadas y recolectadas? ¿Los residentes construían, in-
ciudad invaden cada vez más las comunidades locales en tercambiaban o compraban determinados elementos?
forma de turistas, agentes de desarrollo, funcionarios ci- ¿Había materias primas disponibles en una localidad? Si
viles y religiosos, y candidatos políticos. Estos sistemas no, ¿de dónde procedían? A partir de tal información los
más amplios afectan de forma creciente a la gente y a los arqueólogos reconstruyen patrones de producción, co-
lugares que tradicionalmente ha estudiado la antropolo- mercio y consumo.
gía. El estudio de tales conexiones y sistemas es una Los arqueólogos han dedicado mucho tiempo al estu-
parte importante del objeto de estudio de la antropología dio de los restos de cerámica, puesto que son más dura-
moderna. deros que otros artefactos, como la madera y los textiles.
La etnología analiza, interpreta y compara los resul- Los tipos de cerámica encontrados en una excavación
tados de la etnografía —los datos recogidos en diferentes pueden dar idea de la complejidad tecnológica, mientras
sociedades. Utiliza tales datos para comparar y contras- que la cantidad de fragmentos permite hacer una estima-
tar y llegar a generalizaciones sobre la sociedad y la cul- ción del tamaño y densidad de la población. El descubri-
tura. Mirando más allá de lo particular hacia lo más ge- miento de que los ceramistas utilizaban materiales no
neral, los etnólogos intentan identificar y explicar las disponibles localmente sugiere la existencia de sistemas
diferencias y similitudes culturales, probar hipótesis y de comercio. Similitudes en la manufactura y la decora-
construir una teoría que amplíe nuestra comprensión ción de los restos encontrados en yacimientos diferentes
sobre cómo funcionan los sistemas sociales y culturales. podrían ser la prueba de conexiones culturales. Los gru-
La etnología toma datos para la comparación no única- pos con cerámicas similares podrían estar históricamente
mente de la etnografía, sino también de las otras subdis- relacionados. Quizás compartían antepasados culturales
ciplinas, en particular de la antropología arqueológica, comunes, comerciaban entre sí, o pertenecían al mismo
que reconstruye los sistemas sociales del pasado. (La sistema político.
Tabla 1.2 resume los principales contrastes entre etnogra- Muchos arqueólogos analizan la paleoecología. La
fía y etnología.) ecología es el estudio de las interrelaciones entre los seres
vivos de un entorno. Los organismos y el entorno consti-
tuyen conjuntamente un ecosistema, es decir, un orden
Antropología arqueológica
pautado de flujos e intercambios de energía. La ecología
La antropología arqueológica (más sencillamente «ar- humana, estudia ecosistemas que incluyen personas,
queología») reconstruye, describe e interpreta el compor- centrándose en las formas en las que los humanos hacen
tamiento humano y los patrones culturales a través de uso de «los influjos de la naturaleza y son influidos por
los restos materiales. En los lugares en los que la gente la organización social y los valores culturales» (Bennet,
vive o ha vivido los arqueólogos encuentran artefactos, 1969, pp. 10-11). La paleoecología estudia los ecosistemas
elementos materiales que los humanos produjeron o mo- del pasado.
dificaron, como herramientas, armas, campamentos y Además de reconstruir patrones ecológicos, los ar-
edificios. Los restos de plantas y de animales y de la ba- queólogos infieren la evolución cultural, por ejemplo, a
sura antigua nos proporcionan información sobre el con- partir de cambios en el tamaño y el tipo de asentamien-
sumo y las actividades. Los cereales silvestres y los do- tos y la distancia entre ellos. Una ciudad se desarrolla en
mesticados tienen características diferentes que permiten una región en la que un siglo antes sólo existían pueblos,
a los arqueólogos distinguir entre recolección y cultivo. aldeas y caseríos. El número de niveles de asentamiento
El examen de los huesos de animales revela la edad de (ciudad, pueblo, aldea, caserío) es una medida de la com-

TABLA 1.2 Etnografía y etnología, dos dimensiones de la antropología cultural

Etnografía Etnología

Requiere trabajo de campo para recoger datos Utiliza datos recogidos por una serie de investigadores
Suele ser descriptiva Suele ser sintética
Específica de un grupo/comunidad Comparativa/transcultural
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 11

■ Un equipo arqueológico trabajando en Harappa en unas excavaciones de una civilización del río Indo de hace unos 4.800 años.

plejidad social. Los edificios ofrecen pistas sobre las ca- ha aprendido mucho de la vida contemporánea estu-
racterísticas políticas y religiosas. Las estructuras arqui- diando la basura moderna. El valor de la «basurología»,
tectónicas destinadas a fines especiales como los templos como la llama Rathje, es que proporciona «evidencias de
y las pirámides sugieren que una sociedad antigua tenía lo que la gente hizo, y no de lo que ellos piensan que hi-
una autoridad central capaz de dirigir el trabajo en equi- cieron, lo que piensan que deberían haber hecho, o lo que
po, con esclavos o con hombres libres. La presencia o el investigador piensa que habrían hecho» (Harrison,
ausencia de ciertas estructuras, como las pirámides del Rathje y Hughes, 1992, p. 103). Lo que la gente dice pue-
antiguo Egipto y Méjico, revela diferencias de función de contrastar fuertemente con su comportamiento real,
entre asentamientos. Por ejemplo, algunos poblados eran tal como reveló la basurología. Por ejemplo, los basuró-
centros ceremoniales con una arquitectura notable. Otros logos descubrieron que los tres barrios de Tucson donde,
eran cementerios; incluso algunos otros eran comunida- según lo dicho por los informantes se daba el consumo
des agrícolas. más bajo de cerveza, tenían el mayor número de latas de
Los arqueólogos también reconstruyen los patrones cerveza vacías por vivienda (Podolefsky & Brown, eds.
de comportamiento y los estilos de vida del pasado me- 1992, p. 100).
diante la excavación (en una cuidadosa sucesión de nive-
les) de determinados asentamientos. En un área determi-
Antropología biológica o física
nada, con el paso del tiempo, los asentamientos
particulares pueden cambiar en términos de forma y fi- El objeto de estudio de la antropología biológica o física
nes, así como también pueden cambiar las conexiones es la diversidad biológica humana en el tiempo y el espa-
entre ellos. La excavación puede documentar los cambios cio. El estudio de la variación humana reúne cinco pun-
en las actividades económicas sociales y políticas. tos de especial interés dentro de la antropología bioló-
Aunque a los arqueólogos se les conoce más por estu- gica:
diar la prehistoria, es decir, el período anterior a la inven-
1. La evolución de los homínidos tal como la revelan
ción de la escritura, también estudian las culturas histó-
los restos fósiles (paleoantropología).
ricas, e incluso las vivas. Estudiando barcos hundidos en
la costa de Florida, los arqueólogos marinos fueron capa- 2. La genética humana.
ces de verificar las condiciones de vida en las naves que
3. El crecimiento y desarrollo humanos.
traían a los ancestros afronorteamericanos al nuevo mun-
do como esclavos. Otra ilustración todavía más actual de 4. La plasticidad biológica humana (la capacidad del
la actividad de la arqueología es un proyecto iniciado en cuerpo de hacer frente a tensiones como el calor,
1973 en Tucson, Arizona. El arqueólogo William Rathje el frío y la altitud).
Los antropólogos también experimentan el choque cultural
TEMAS DE INTERÉS

L a primera vez que viví en Arembepe


(Brasil) fue du rante el verano
(norteamericano) de 1962. Era el año
en Río de Janeiro; una visita más larga a
esta ciudad sería la recompensa al aca-
bar el trabajo de campo. Cuando nuestro
comportamiento reproductivo en las cla-
ses de genética. Había extrañas mez-
clas de arroz, frijoles negros, y pedazos
que pasaba del nivel junior a senior en avión se aproximaba al tropical Salvador, gelatinosos de carnes inidentificables y
el Columbia College de Nueva York, no podía creer la blancura de la arena. trozos de piel flotando. El café era fuer-
donde me estaba especializando en an- «¿Eso no es nieve, verdad?» le señalé a te y el azúcar basto, y encima de todas
tropología. Fui a Arembepe como miem- un miembro del equipo de campo... las mesas había envases con mon-
bro de un programa, ya extinto, diseña- Mis primeras impresiones de Bahía dadientes y harina de mandioca (yuca),
do para que los aspirantes a graduarse fueron olfativas —olores extraños de para espolvorear, como si de queso par-
adquiriesen experiencia de campo: es- mangos maduros y pasados, de pláta- mesano se tratara, sobre cualquier cosa
tudio de primera mano de la cultura y la nos y de frutos de la pasión— y de om- que uno pudiera comer. Recuerdo la
vida social de una sociedad extraña. nipresentes y pesadas moscas de la fru- sopa de copos de avena y un guiso vis-
Habiendo crecido en una cultura de- ta que nunca había visto antes, aunque coso de lengua de vaca con tomates. En
terminada y siendo tremendamente cu- había leído abundantemente sobre su una comida, una cabeza de pescado
riosos acerca de las otras, los antropólo-
gos también experimentan el impacto
cultural, en especial en su primer viaje
de campo. El término impacto cultural
se refiere a la totalidad de los sentimien-
tos respecto a hallarse en un medio ex-
traño y a las consiguientes reacciones.
Se trata de un sentimiento gélido y de
progresivo extrañamiento, de carecer
de buena parte de las referencias más
comunes, y triviales (y por tanto básicas)
de la propia cultura de origen.
Cuando planeaba mi partida hacia
Brasil en 1962, no podía imaginar cuán
desnudo me iba a sentir sin la túnica de
mi propia lengua y cultura. Mi estancia
en Arembepe sería mi primer viaje fuera
de Estados Unidos. Yo era un muchacho
urbano criado en Atlanta, Georgia, y en
Nueva York. Tenía poca experiencia de
la vida rural en mi propio país, ninguna
sobre Latinoamérica, y sólo tenía unos
conocimientos mínimos de portugués.
De Nueva York directo a Salvador,
Bahía, Brasil. Tan sólo una breve parada FIGURA 1.1 Localización de Arembepe, Bahía, Brasil.

5. La biología, la evolución, el comportamiento y la la evolución humana. Los fósiles y las herramientas se


vida social de los monos, los simios y otros prima- suelen encontrar juntos. Las herramientas nos dan idea
tes no humanos. de los hábitos, costumbres y estilos de vida de los homí-
nidos que las usaron.
Estos intereses conectan la antropología biológica con Hace más de un siglo, Charles Darwin se dio cuenta
otros campos: la biología, la zoología, la geología, la fisio- de que la variedad que existía dentro de cualquier pobla-
logía, la medicina y la salud pública. La osteología —el ción permite que algunos individuos (aquellos con carac-
estudio de los huesos— ayuda a los paleoantropólogos, terísticas favorables o adaptantes) tengan más fácil la
que analizan cráneos, dientes y huesos para identificar supervivencia y la reproducción. La genética, que se de-
los antepasados humanos y trazar los cambios en la ana- sarrolló más tarde, arroja luz sobre las causas y la trans-
tomía a través del tiempo. Un paleontólogo es un cientí- misión de esta variedad. Durante el período de vida de
fico que estudia los fósiles. Un paleoantropólogo es un cualquier individuo, el entorno trabaja junto con la he-
tipo de paleontólogo que estudia la huella fósil de la rencia para desarrollar características biológicas. Por
evolución humana. Los paleoantropólogos suelen colabo- ejemplo, la gente con una tendencia genética a ser altos
rar con los arqueólogos, que estudian artefactos, en la será más baja si reciben una alimentación pobre durante
reconstrucción de los aspectos biológicos y culturales de la infancia. Así, la antropología biológica estudia la in-

12
la ventana de nuestro salón. Ocasio-
nalmente, alguno hacía una obser vación
incomprensible. Generalmente sólo ha-
cían que estar allí. A veces se acicala-
ban el pelo unos a otros, comiéndose
los piojos que encontraban...
Los sonidos, las sensaciones, las vis-
tas, los olores y los sabores de la vida
en el noreste de Brasil, y en Arembepe,
se fueron haciendo familiares poco a
poco. Gradualmente fui aceptando el
hecho de que el único papel higiénico
disponible a un precio razonable tenía
casi la textura del papel lija. Me fui
acostumbrando a este mundo sin Klee-
nex en el que habitualmente colgaban
mucosidades de las narices de los niños
del pueblo cada vez que un resfriado
pasaba por Arembepe. Un mundo en el
que, aparentemente sin esfuerzo, muje-
■ Un etnógrafo trabajando. Durante una visita realizada en 1980, el autor, Conrad Kottak, se
res con unas caderas que se balancea-
pone al día sobre lo acontecido en Arembepe, una comunidad costera del estado de Bahía, al
ban graciosamente portaban sobre sus
nordeste de Brasil a la que habría estado estudiando desde 1962. ¿Cómo podría influir el
cabezas latas de keroseno de 18 litros
choque cultural en la propia investigación?
llenas de agua, donde los muchachos
hacían volar cometas y competían en
medio desintegrada, con los ojos toda- Recuerdo lo que sucedió al llegar. cazar moscas con sus manos, donde las
vía sujetos, aunque sólo ligeramente, No había una verdadera carretera que ancianas fumaban en pipa, los tenderos
me miraba mientras el resto del cuerpo llegara hasta el pueblo. Entrando por el ofrecían cachaça (ron vulgar) a las nue-
flotaba en una cacerola de un aceite de sur, los vehículos sencillamente se abrían ve de la mañana, y los hombres jugaban
palma de brillante color naranja... paso entre los cocoteros, siguiendo ro- al dominó en las tardes perezosas cuan-
Sólo recuerdo vagamente mi primer dadas dejadas por automóviles que ha- do no se iba de pesca. Yo visitaba un
día en Arembepe. Al contrario que otros bían pasado previamente. Un enjambre mundo donde la vida humana estaba
etnógrafos que han estudiado tribus re- de niños nos había oído llegar y orientada hacia el agua: el mar, donde
motas en las selvas tropicales del inte- persiguieron nuestro coche por las ca- los hombres pescaban, y la laguna,
rior de Sudamérica o de las tierras altas lles del pueblo hasta que estacionamos donde las mujeres lavaban comunal-
de Papúa Nueva Guinea, no tuve que enfrente de nuestra casa, cerca de la mente la ropa, los platos, y sus propios
darme una caminata o montar en canoa plaza central. Nuestros primeros días cuerpos.
durante días para llegar a mi lugar de en Arembepe transcurrieron entre niños
trabajo de campo. Arembepe, en com- que nos seguían por doquier. Durante Esta descripción está adaptada de mi
paración con tales lugares, no estaba semanas tuvimos pocos momentos de estudio etnográfico Assault on Paradise:
aislado, aunque sí comparado con otros privacidad. Los niños obser vaban cada Social Change in a Brazilian Village,
lugares en los que había estado... uno de nuestros movimientos a través de 2.ª ed. (New York: McGraw-Hill,1992).

fluencia del entorno sobre el cuerpo a medida que éste se Antropología lingüística
desarrolla. Entre los factores que influyen en el desarro-
llo del cuerpo están la nutrición, la altitud, la temperatu- No sabemos (y probablemente nunca lo sabremos) cuán-
ra y las enfermedades, así como también los factores do comenzaron a hablar nuestros antepasados, aunque
culturales como las normas acerca del atractivo físico los antropólogos biológicos han observado la anatomía
anteriormente comentadas. de la cara y del cráneo para especular sobre el origen del
La antropología biológica (junto con la zoología) in- lenguaje. Por otro lado, los primatólogos han descrito los
cluye también la primatología. Los primates incluyen a sistemas de comunicación de monos y simios. Sabemos
nuestros parientes más próximos —los simios y los que las lenguas gramaticalmente complejas y bien desa-
monos. Los primatólogos estudian su biología, evolu- rrolladas han existido desde hace miles de años. La an-
ción, comportamiento y vida social, a menudo en sus tropología lingüística ofrece una ilustración adicional
entornos naturales. La primatología apoya a la paleo- sobre el interés de la antropología por la comparación, la
antropología, porque muchos antropólogos creen que variación y el cambio. La antropología lingüística estu-
el comportamiento de los primates puede arrojar luz dia el lenguaje en su contexto social y cultural, en el
sobre el de los primeros humanos y sobre la naturaleza espacio y a través del tiempo. Algunos antropólogos lin-
humana. güísticos hacen inferencias sobre características

13
MÁS ALLÁ DE LAS AULAS El proyecto fue publicado en el Inter-
national Journal of Osteoarchaeology en
1998. Mientras llevaba a cabo los aná-
La utilidad de los huesos de las manos y de los pies lisis estadísticos de los datos sobre ma-
nos y pies observé una discrepancia en
para la resolución de problemas en antropología las proporciones corporales de un adulto
biológica de sexo femenino. Tras un cuidadoso
examen del resto de este esqueleto, des-
La mayoría de las ecuaciones utiliza- cubrí un conjunto de anomalías en el es-
INFORMACIÓN CONTEXTUAL das en la estimación de la estatura adul- queleto que sugerían la existencia de un
ta o para determinar el sexo de unos extraño síndrome genético denominado
ESTUDIANTE:
restos óseos se basan en datos de los de Rubinstein-Taybi y que afecta a mu-
Alicia Wilbur.
europeos modernos o de los norteameri- chos órganos. Los síntomas incluyen un
PROFESOR SUPERVISOR: canos actuales de extracción europea o crecimiento retardado, retraso mental, y
Della Collins Cook. africana. Puesto que las proporciones anormalidades en el rostro y en la cabe-
corporales difieren entre poblaciones, za, con los ojos muy separados y una
INSTITUCIÓN:
la aplicación de estas ecuaciones a los nariz anormalmente grande. Los indivi-
Universidad de Indiana.
restos óseos de otros grupos podría pro- duos afectados también podrían tener
ESPECIALIDAD: ducir resultados inexactos. Uno de los los dedos de los pies y los pulgares anor-
Antropología. beneficios de mi estudio era que se ba- malmente grandes. Incluso podrían tener
saba en restos de indios nativos norte- dificultades respiratorias y para tragar.
PLANES FUTUROS:
americanos y, por tanto, podía aplicar- Todavía podría ser posible analizar
Doctorarse en Antropología bioló-
se a los restos de nativos norteamericanos el ADN de esta muestra para determi-
gica.
actuales en los casos forenses y de de- nar si mi diagnóstico es correcto. De
TÍTULO DEL PROYECTO: sastres masivos. serlo, se trataría del primer caso en el
La utilidad de los huesos de las ma- Estuve midiendo los fémures y los tiempo del que se tiene noticia de este
nos y de los pies para la resolución huesos de las manos y de los pies de síndrome. Saber que esta persona vivió
de problemas en antropología bioló- 410 esqueletos de adultos y utilicé mé- hasta alcanzar una edad adulta media-
gica. todos estadísticos para predecir el sexo na o incluso avanzada con diversas dis-
de los individuos, con una precisión que capacidades físicas y mentales nos dice
superaba el 87 por ciento. Se descubrió algo sobre la cultura de su grupo.
¿En qué medida este texto plantea proble- que también era posible estimar la esta- Estos tipos de estudios sobre materia-
mas de interés común a más de un subcam- tura con los huesos de las manos y de les óseos son importantes por la informa-
po de la antropología? ¿Tiene implicaciones los pies, aunque las variaciones eran ción que nos proporcionan acerca sobre
esta investigación para la antropología cul- demasiado amplias para poder ser utili- el pasado y también por su relevancia
tural y aplicada además de para la arqueo- zadas ante un tribunal de justicia. A para la comprensión de problemas ac-
logía y antropología biológicas? pesar de todo, las estimaciones resultan- tuales. La ulterior investigación se centra-
tes de estas ecuaciones podrían ser úti- rá en enfermedades infecciosas y gené-
les para determinar un abanico de posi- ticas que afectaban a los pueblos de la
D urante años, las amplias y bien
conservadas series de esqueletos
hallados en el centro-oeste de Illinois y
bles alturas con la finalidad de realizar
una identificación preliminar.
antigüedad, así como la aplicación de
este trabajo a problemas actuales.
custodiadas por el Departamento de An-
tropología de la Universidad de Indiana,
han sido objeto de muchos proyectos de
investigación arqueológica y bioantro-
pológica. Comencé a interesarme en el
uso de los huesos de las manos y de los
pies para determinar la estatura y el
sexo de los individuos enterrados en
aquellos túmulos. Esta información es im-
portante para los estudios arqueológicos
y biológicos de los pueblos del pasado
y de sus respectivas culturas, pero tam-
bién resulta relevante para casos foren-
ses actuales y situaciones de desastres.
En ambas situaciones, antiguas y actua-
les, los restos humanos recuperados pue-
den ser extremadamente fragmentarios.
Una única mano o un solo pie pueden
jugar un papel importante en la identifi-
cación de víctimas actuales de actos cri-
minales o de desastres masivos.

14
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 15

universales del lenguaje, vinculándolas a uniformidades


en el cerebro humano. Otros reconstruyen lenguas anti-
guas mediante la comparación de sus descendientes con-
temporáneas y al hacerlo descubren nuevas facetas de su
historia. Incluso otros estudian las diferencias lingüísti-
cas para descubrir percepciones y patrones de pensa-
miento diversos en diferentes culturas.
La lingüística histórica toma en cuenta la variación en
el tiempo, como por ejemplo los cambios en el sonido, la
gramática y el vocabulario entre el castellano medieval
(hablado en tiempos del Arcipreste de Hita) y el moder-
no actual. La sociolingüística investiga las relaciones
entre los cambios sociales y las variaciones lingüísticas.
Ninguna lengua es un sistema homogéneo en el que odo
el mundo habla igual. ¿Cómo utilizan una misma lengua
diferentes hablantes? ¿Cómo se correlacionan las caracte-
rísticas lingüísticas con los factores sociales, incluidas las
diferencias de clase y de género? (Tannen 1990). Una de
las razones para la variación es la geografía, como es el
caso de los acentos y dialectos regionales. La variación
lingüística va también asociada a las divisiones sociales
y los ejemplos de ello incluyen el bilingüismo de los gru-
pos étnicos y los patrones del habla asociados a ciertas
clases sociales. Los antropólogos sociales y culturales
colaboran en el estudio de los vínculos entre el lenguaje
y muchos otros aspectos de la cultura, como sobre la
forma que tiene la gente de considerar el parentesco y
■ La Dra. Kathy Reichs, como otros antropólogos forenses, colabora
cómo se perciben y clasifican los colores.
con la policía, los jueces y las organizaciones internacionales
en la identificación de víctimas de crímenes, accidentes, guerras
y terrorismo.
ANTROPOLOGÍA APLICADA
La antropología no es una ciencia de lo exótico practica-
da por extraños académicos encerrados en sus torres de des y grupos étnicos reconocen diferentes dolencias, sín-
marfil. Por el contrario, se trata de una disciplina holísti- tomas, y causas, y han desarrollado diferentes sistemas
ca, comparativa y biocultural que tiene mucho que con- de cuidado de la salud y estrategias de tratamiento. Los
tarle a la gente. La más importante organización profe- antropólogos médicos son tanto biológicos como cultura-
sional de la antropología, la American Anthropological les, y a la vez teóricos y aplicados. Por ejemplo, los antro-
Association, ha admitido formalmente su papel como pólogos médicos aplicados han servido como intérpretes
servicio público al reconocer que la antropología tiene culturales en programas de salud pública que tienen que
dos dimensiones: 1) antropología teórica o académica, y encajar en la cultura local y ser aceptados por la gente
2) antropología aplicada o práctica. Esta última se refiere local.
a la aplicación de datos, perspectivas, teoría y métodos Otros antropólogos aplicados trabajan para agencias
antropológicos para identificar, evaluar y resolver pro- de desarrollo (el Banco Mundial o USAID, la agencia
blemas sociales contemporáneos. Son cada vez más los norteamericana de ayuda al desarrollo), evaluando las
antropólogos de las distintas subdisciplinas los que tra- características sociales y culturales que influyen en el
bajan ahora en tales áreas aplicadas como la sanidad desarrollo y el cambio económicos. Los antropólogos son
pública, la planificación familiar y el desarrollo econó- expertos en las culturas locales y como tales suelen poder
mico. identificar las condiciones sociales específicas y las nece-
En su sentido más general, la antropología aplicada sidades locales que influirán en el éxito o el fracaso de los
incluye cualquier uso del conocimiento y/o las técnicas esquemas de desarrollo. Los planificadores de Washing-
de las cuatro subdisciplinas para identificar, evaluar y ton o de Madrid suelen saber poco sobre, digamos, las
resolver problemas prácticos. Debido a la amplitud de la relaciones de parentesco o patronazgo implícitas en la
antropología, tiene muchas aplicaciones. Por ejemplo, el obtención de la mano de obra necesaria para el cultivo
campo cada vez más extenso de la antropología médica del arroz en el cualquier medio rural de África. Las pre-
tiene en cuenta el contexto sociocultural y las implicacio- dicciones y estimaciones del éxito del proyecto suelen ser
nes de las enfermedades y las dolencias. La investigación poco realistas si no se consulta a un antropólogo especia-
transcultural nos muestra que las percepciones de la bue- lista en tal escenario rural. Con frecuencia, los fondos
na y la mala salud, junto con las actuales amenazas y para el desarrollo se malgastan si no se consulta a un
problemas, varían entre culturas. Las diferentes socieda- antropólogo para que trabaje con la gente afectada para
16 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

■ La antropología médica estudia las


condiciones sanitarias desde una
perspectiva transcultural. En la escuela
primaria de Mwiri, en Uganda, se
enseña a los niños sobre el SIDA.

identificar las necesidades, demandas, prioridades y res- dio de la dimensión humana de la degradación medio-
tricciones locales. ambiental (p. e., deforestación, polución) y el cambio
Los proyectos fracasan de manera rutinaria si los pla- climático global, analizando cómo influye el entorno en
nificadores ignoran la dimensión cultural del desarrollo. los humanos y cómo afectan las actividades humanas a
Los problemas derivan de la falta de atención hacia, y la biosfera y a la propia tierra.
consecuentemente la imposibilidad de encajar en, las En Norteamérica, los antropólogos aplicados dedica-
condiciones socioculturales existentes. Un ejemplo de dos a lo que antes hemos llamado la basurología ayudan
ello es un proyecto muy naif y culturalmente incompati- a la Environmental Protection Agency (Agencia de Pro-
ble realizado en el África oriental. La principal falacia tección del Medio Ambiente), a la industria del papel y
consistía en intentar convertir a pastores nómadas en del empaquetado, y a las asociaciones de comercio. Mu-
granjeros. Los planificadores no tenían ninguna eviden- chos arqueólogos trabajan ahora en la dirección de recur-
cia de que los pastores, en cuyas tierras se iba a realizar sos culturales: aplicando sus conocimientos a la interpre-
el proyecto, desearan cambiar su economía. El territorio tación, inventariado y preservación de los recursos
se iba a utilizar para novedosas explotaciones agrícolas arqueológicos, históricos y paleontológicos para las ad-
comerciales y los pastores iban a convertirse en pequeños ministraciones locales, de los distintos estados o bien
agricultores y aparceros. El proyecto, entre cuyos planifi- para la administración federal. Los antropólogos foren-
cadores no se incluía ningún antropólogo, pasó por alto ses (físicos) trabajan con la policía, los analistas médicos
totalmente los aspectos sociales. Los obstáculos habrían y los juzgados para identificar víctimas de crímenes y
sido evidentes para cualquier antropólogo. Se esperaba accidentes. Partiendo de restos de esqueletos determinan
que los pastores sencillamente dejaran su forma tradicio- la edad, el sexo, el tamaño, la raza, y el número de vícti-
nal de vida para trabajar tres veces más duramente culti- mas. Los antropólogos físicos aplicados relacionan los
vando arroz y recolectando algodón. ¿Qué motivos po- patrones de las heridas con los errores de diseño de avio-
dían tener para abandonar su movilidad y libertad a nes y vehículos.
cambio de trabajar como aparceros para quienes regenta- Los etnógrafos han influido en la política social mos-
sen las explotaciones agrícolas comerciales? Sin duda no trando que existen los lazos fuertes de parentesco en los
el escaso retorno financiero que los planificadores del barrios de las ciudades, cuya organización social había
proyecto calculaban para los pastores: un promedio de sido considerada previamente como «fragmentada» o
trescientos dólares anuales frente a más de diez mil para «patológica». Algunas sugerencias para la realización de
sus nuevos jefes, los granjeros. mejoras en el sistema educativo proceden de estudios
Para evitar proyectos tan poco realistas y hacer los etnográficos de las clases escolares y de las comunidades
esquemas de desarrollo más sensibles a los aspectos so- del entorno inmediato. Los antropólogos lingüísticos
ciales y adecuarlos a las necesidades culturales, las orga- muestran la influencia de las diferencias dialectales en el
nizaciones para el desarrollo incluyen ahora regularmen- aprendizaje en clase. En general, la antropología aplicada
te a los antropólogos en sus equipos de planificación, intenta encontrar caminos humanos y efectivos de ayu-
además de ingenieros agrónomos, economistas, veterina- dar a la gente tradicionalmente estudiada por los antro-
rios, geólogos, ingenieros y especialistas en sanidad. Los pólogos. La Tabla 1.3 resume las relaciones entre las 4
antropólogos también aplican sus conocimientos al estu- subdisciplinas y las dos dimensiones de la antropología.
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 17

TABLA 1.3 Los cuatro subcampos y las dos dimensiones de la antropología

Subcampos de la antropología (Antropología general) Ejemplos de aplicación (Antropología aplicada)

Antropología cultural Antropología del desarrollo


Antropología arqueológica Gestión de recursos culturales
Antropología biológica o física Antropología forense
Antropología lingüística Estudio de la diversidad lingüística en las aulas

LA ANTROPOLOGÍA Y OTROS de una multitud de naciones y culturas. La antropología


CAMPOS ACADÉMICOS valora el conocimiento local, la diversidad de visiones
del mundo o cosmovisiones, y las filosofías alternativas.
Como ya se ha indicado antes, una de las principales La antropología cultural y lingüística en particular pro-
diferencias entre la antropología y las otras disciplinas porcionan una perspectiva comparativa y no elitista de
que estudian a las personas es el holismo, la combinación las formas de expresión creativa, incluidos el lenguaje, el
exclusiva en la antropología de las perspectivas biológi- arte, la narrativa, la música y la danza, vistos en su con-
ca, social, cultural, lingüística, histórica y contemporá- texto social y cultural.
nea. Paradójicamente, aunque distintiva de la antropolo-
gía, esta amplitud la vincula a su vez con muchas otras Antropología cultural y sociología
disciplinas. Las técnicas utilizadas para fechar fósiles y
artefactos le han llegado a la antropología de la física, la La antropología cultural y la sociología comparten su
química y la geología. Dado que junto con los huesos interés en las relaciones, la organización y el comporta-
humanos y los artefactos se encuentran restos de anima- miento sociales. Sin embargo, surgen importantes dife-
les y plantas, los antropólogos colaboran con los botáni- rencias entre estas disciplinas a partir de los tipos de
cos, zoólogos y paleontólogos. sociedades que cada una de ellas ha estudiado tradicio-
En tanto que disciplina tanto humanística como cien- nalmente. Inicialmente los sociólogos centraron su enfo-
tífica, la antropología se halla vinculada a muchos otros que en el occidente industrial; los antropólogos en las
campos académicos. La antropología es una ciencia: un sociedades no industriales. Para enfrentarse a estos dis-
«campo sistemático de estudio o cuerpo de conocimiento tintos tipos de sociedades se desarrollaron diferentes mé-
que intenta, a través de la experimentación, la observa- todos de recolección y de análisis de datos. Para los es-
ción, y la deducción, dar explicaciones fiables de un fe- tudios a gran escala y de sociedades complejas, los
nómeno, con referencia al mundo material y físico» sociólogos dependieron de cuestionarios y de otros me-
(Webster’s New World Encyclopedia 1993, p. 937). Clyde dios de recolectar masivamente datos cuantificables. Du-
Kluckhohn (1994, p. 9) definió la antropología como «la rante muchos años, las técnicas estadísticas y de mues-
ciencia de las similitudes y diferencias humanas». Su treo han sido fundamentales en sociología, mientras que
afirmación acerca de la necesidad de dicha ciencia toda- la preparación en estadística ha sido menos común a la
vía es válida: «La antropología proporciona una base antropología (aunque esto está cambiando a medida que
científica para abordar el dilema crucial del mundo ac- los antropólogos trabajan cada vez más en sociedades
tual: ¿cómo gentes de apariencia diferente, lenguas mu- modernas).
tuamente ininteligibles, y formas de vida distintas convi- Los etnógrafos tradicionales estudiaban poblaciones
ven juntas en paz?» (p. 9). La antropología ha compilado pequeñas, ágrafas (sin escritura) y se apoyaban en méto-
un impresionante cuerpo de conocimientos que este tex- dos apropiados a tal contexto. «La etnografía es un pro-
to intenta encapsular. ceso de investigación en el que el antropólogo realiza un
La antropología tiene también unos vínculos estre- estrecho seguimiento observando, registrando y partici-
chos con las humanidades que incluyen el estudio de pando en la vida cotidiana de otra cultura —una expe-
idiomas, la literatura comparada, los clásicos, el folclore, riencia etiquetada como el método del trabajo de cam-
la filosofía y las artes. La etnomusicología, que estudia po— y luego escribe informes sobre esa cultura, poniendo
las formas de expresión musical sobre una base de escala énfasis en la descripción detallada» (Marcus y Fischer
mundial, está estrechamente relacionada con la antropo- 1986, p. 18). Un método clave descrito en esta cita es la
logía. También lo está el folclore, es decir, el estudio sis- observación participante: tomar parte en los hechos que
temático de cuentos, mitos y leyendas de diversas cultu- uno observa, describe, y analiza.
ra. Podría incluso argumentarse que la antropología se En muchas áreas y temas se está produciendo una
encuentra entre los campos de estudio más humanistas convergencia entre la antropología y la sociología. A me-
por su estricto respeto de la diversidad humana. Los dida que crece el moderno sistema mundial, los sociólo-
antropólogos escuchan, compilan y representan las voces gos realizan trabajos de investigación en países del Tercer
18 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

Mundo y en lugares que antaño se encontraban casi exclu-


sivamente en la órbita de la antropología. Del mismo ENTENDIÉNDONOS A NOSOTROS MISMOS
modo, ante la expansión de la industrialización, muchos
antropólogos trabajan en sociedades industriales, donde
estudian temas muy diversos que incluyen el declive
rural, la vida en el interior de la ciudad, y el papel de los
C uánto sabríamos sobre el comportamiento, el
pensamiento y los sentimientos humanos si sólo
estudiáramos nuestra especie? ¿Qué pasaría si toda
medios de comunicación de masas en la creación de pa- nuestra comprensión del comportamiento humano
trones culturales nacionales. Antropólogos y sociólogos se basara en el análisis de cuestionarios rellenados
comparten también un interés en los temas de la raza, la por estudiantes universitarios de Oregón? Una pre-
etnicidad, la clase social, el género, y las relaciones de gunta radical pero que debería hacerte pensar sobre
poder en las sociedades modernas, incluidas la Unión la base de nuestras afirmaciones sobre cómo son los
Europea, Canadá, Japón o Estados Unidos. humanos. La perspectiva transcultural es una de las
razones fundamentales por las que la antropología
nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos. Una
Antropología y psicología cultura no puede decirnos todo lo que necesitamos
Al igual que los sociólogos y los economistas, la mayoría saber sobre lo que significa ser humano. Antes ya
de los psicólogos realizan sus trabajos de investigación vimos cómo influyen las fuerzas culturales en nues-
en su propia sociedad. La antropología aporta, una vez tro crecimiento físico. La cultura también guía nues-
más, los datos transculturales. Las afirmaciones sobre la tro crecimiento emocional y cognitivo y ayuda a de-
psicología «humana» no pueden basarse únicamente en terminar los tipos de personalidades que tenemos
el comportamiento observado en un solo tipo de socie- como adultos. Entre las disciplinas académicas, la
dad. El área de la antropología cultural conocida como antropología figura como el campo que proporciona
antropología psicológica estudia la variación en los ras- la prueba transcultural. ¿Cómo nos afecta la televi-
gos psicológicos entre culturas. Las sociedades infunden sión? Para responder a esa pregunta hay que estu-
valores diferentes entrenando a los niños de forma dife- diar no sólo la Norteamérica de 2006 sino algún otro
rente. Las personalidades adultas reflejan las prácticas de lugar —y quizá también alguna otra época (como
una cultura en la crianza de los niños. Brasil en la década de los ochenta; véase Kottak
Bronislaw Malinowski, uno de los primeros en contri- 1990b). La antropología se especializa en el estudio
buir al estudio transcultural de la psicología humana, se de la variación humana en el espacio y en el tiempo.
hizo célebre por su trabajo de campo entre los isleños

trobriandeses del Pacífico Sur. Estos


isleños trazan su parentesco matrili-
nealmente. Se consideran emparen-
tados con la madre y sus parientes,
no con el padre. El pariente que dis-
ciplina al niño no es el padre, sino el
hermano de la madre, el tío mater-
no. Uno hereda de su tío y no de su
padre. Los trobriandeses muestran
un notable respeto hacia su tío, con
quien un muchacho suele tener una
relación fría y distante. Por el con-
trario, la relación trobriandesa entre
padre e hijo es amistosa y afectiva.
El trabajo de Malinowski entre
los trobriandeses sugirió modifica-
ciones en la famosa teoría freudiana
de la universalidad del complejo de
Edipo (Malinowski 1927). Según
Freud (1918/1950), los muchachos
en torno a los cinco años pasan a
sentirse sexualmente atraídos por la
madre. El complejo de Edipo se re-
suelve, dice Freud, cuando el niño
FIGURA 1.2 Localización de las islas Trobriand. supera sus celos sexuales de, y se
identifica con, su padre. Freud vivió
en una Austria patriarcal de finales
del siglo XIX y principios del XX, un
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 19

entorno social en el que los padres eran figuras fuerte- ciones (Ember y Ember 1996). Por ejemplo, en una mues-
mente autoritarias. El padre austriaco era la figura pri- tra a escala mundial de sociedades, el antropólogo John
maria de autoridad para el niño y el compañero sexual Whiting (1964) descubrió una fuerte asociación (pero no
de la madre, pero en las Trobriand el padre tenía sólo el al cien por cien) o correlación entre una dieta baja en
rol sexual. proteínas y un tabú de relaciones sexuales postparto pro-
Si como defendía Freud, el complejo de Edipo crea longado: una prohibición de que los cónyuges manten-
siempre una distancia social basada en los celos hacia el gan relaciones sexuales durante un año o más tras el na-
compañero sexual de la madre, esto se habría dado en las cimiento de un bebé.
Trobriand y no se daba. Malinowski llegó a la conclusión Las leyes y las asociaciones estadísticas explican me-
de que la estructura de autoridad influía más en la rela- diante la relación del explicandum (por ejemplo, el tabú
ción padre-hijo que los celos sexuales. Como muchos de relaciones sexuales postparto) con una o más varia-
antropólogos posteriores, Malinowski mostró que la psi- bles (p. e. una dieta baja en proteínas). También quere-
cología individual depende de su contexto cultural. Los mos saber por qué existen esas correlaciones. ¿Por qué las
antropólogos continúan proporcionando perspectivas sociedades con dietas bajas en proteínas tienden a tener
transculturales a las proposiciones psicoanalíticas (Paul tabúes de relaciones sexuales postparto prolongados?
1989), así como sobre cuestiones de psicología experi- Los científicos formulan teorías para explicar las correla-
mental y cognitiva. ciones observadas.
Una teoría es un marco explicativo que nos ayuda a
entender el por qué (de la existencia de algo). Volviendo
CIENCIA, EXPLICACIÓN Y al tabú de las relaciones sexuales postparto, ¿por qué lo
COMPROBACIÓN DE HIPÓTESIS desarrollarían las sociedades con una dieta baja en pro-
teínas? La teoría de Whiting es que el tabú es adaptante;
Un rasgo clave de la antropología es que tiene una di- ayuda a la supervivencia y reproducción de la gente en
mensión transcultural y comparativa. Como se ha seña- ciertos entornos. Al contar con dietas en las que las pro-
lado antes, la etnología se apoya en los datos etnográficos teínas son muy escasas, los bebés pueden desarrollar una
(e incluso arqueológicos) para comparar y contrastar, y enfermedad denominada síndrome de kwasiorkor. Sin
para hacer generalizaciones sobre, sociedades y culturas. embargo, si la madre retrasa su siguiente embarazo, su
En su cometido científico, la etnografía intenta identificar actual bebé, al prolongar la lactancia, puede tener más
y explicar las diferencias y similitudes culturales, com- oportunidades de sobrevivir. Whiting sugiere que los
probar hipótesis, y construir una teoría para reforzar padres podrían haberse dado cuenta de forma consciente
nuestra comprensión de cómo funcionan los sistemas o inconsciente de que tener otro hijo demasiado pronto
sociales y culturales. podría poner en peligro la supervivencia del primero,
En su artículo de 1996 titulado «Science in Anthropo- por lo que habrían decidido abstenerse de mantener re-
logy», Melvin Ember y Carol R. Ember resaltan un rasgo laciones sexuales durante más de un año tras el naci-
clave de la ciencia como forma de ver el mundo: la cien- miento del primer bebé. Cuando tal abstinencia se insti-
cia reconoce la provisionalidad y la incertidumbre de tucionaliza, se espera que todos respeten el tabú.
nuestro conocimiento y comprensión. Los científicos se Una teoría es algo más complejo que una asociación;
esfuerzan por mejorar la comprensión poniendo a prue- se trata de un marco explicativo que contiene una serie
ba hipótesis, que son explicaciones sugeridas de cosas y de afirmaciones. Una asociación simplemente establece
hechos. En la ciencia, comprensión significa explicación- una relación observada entre dos o más variables conoci-
mostrar cómo y por qué aquellos que ha de comprender- das. Por el contrario, hay partes de una teoría que pue-
se (el explicandum) está relacionado con otras cosas de den ser difíciles o imposibles de observar o de conocer
alguna manera conocida. Las explicaciones dependen de directamente. Por ejemplo, con la teoría de Whiting sería
asociaciones y teorías. Una asociación es una relación difícil de determinar si la gente ha desarrollado el tabú
observada entre dos o más variables medidas. Una teoría de mantener relaciones sexuales porque reconocían que
es algo más general que sugiere o implica asociaciones y con ello se darían más posibilidades de supervivencia a
que intenta explicarlas (Ember y Ember 1997). los bebés. Habitualmente, algunos de los elementos de
Por ejemplo, una cosa o un hecho como la congelación una teoría son inobservables (al menos en el momento
del agua se explica si ilustra un principio general o aso- presente). De modo opuesto, las asociaciones estadísticas
ciación. La afirmación de que el agua se solidifica a cero se basan completamente en observaciones (Ember y Em-
grados centígrados es una afirmación de una asociación ber 1997).
entre dos variables: el estado del agua (líquido frente a Si se comprueba y se puede replicar de forma repetida
sólido) y la temperatura del aire. La verdad del principio una asociación, ésta puede considerarse probada. La teo-
se confirma con observaciones repetidas (en ciencias físi- ría, por el contrario, no se pueden probar. Aunque haya
cas, tales explicaciones se denominan «leyes»). Las expli- muchas evidencias que las apoyen, su verdad no está
caciones basadas en asociaciones constantes nos permi- establecida con certeza. Muchos de los conceptos e ideas
ten entender el pasado y predecir el futuro. de la teorías no son directamente observables ni verifica-
En ciencias sociales, las asociaciones suelen estable- bles. Por tanto, los científicos pueden intentar explicar
cerse de forma probabilística: dos o más variables tienden cómo se comporta la luz postulando que ésta consiste en
a estar relacionadas de forma predecible, pero hay excep- «fotones», que no pueden ser observados, ni siquiera con
20 PARTE 1 Las dimensiones de la antropología

demostrado su falsedad son aceptadas (al menos por el


momento) porque las evidencias disponibles parecen
respaldarlas.
¿Qué es una evidencia aceptable de que una explica-
ciones probablemente verdadera? Los casos selecciona-
dos personalmente por un investigador (ilustrando la
selección sesgada por el investigador) no pueden propor-
cionar una prueba aceptable de una hipótesis o teoría.
(Imaginemos que Whiting ha peinado la literatura etno-
gráfica y ha optado por citar solamente a aquellas socie-
dades que respaldaban su teoría). Idealmente, la com-
probación de hipótesis debería hacerse utilizando una
muestra de casos seleccionados al azar de un universo
estadístico. (Así lo hizo Whiting al elegir su muestra
transcultural.) Las variables relevantes deberían ser me-
didas de forma fiable, y la fortaleza y significancia de los
resultados debería evaluarse utilizando métodos estadís-
ticos legítimos (Bernard 1994).

ENTENDIÉNDONOS A NOSOTROS MISMOS


■ La deformación corporal de este niño se debe a una falta de
proteínas. Este estado se denomina kwasiorkor y el nombre procede
de una palabra africana que significa «uno-dos». Hace referencia a la L a ciencia es una poderosa herramienta para en-
tendernos a nosotros mismos. Acertadamente, la
ciencia no es ni rígida ni dogmática; los científicos
práctica, en algunas sociedades, del destete abrupto de un bebé
cuando nace un segundo. Sin leche materna, el primero puede reconocen la provisionalidad e incertidumbre del
quedarse sin fuente alguna de proteínas. conocimiento y de la comprensión, que es lo que
ellos tratan de mejorar y reforzar. Trabajando para
confirmar leyes, afinar teorías, y proporcionar expli-
el microscopio más potente. El fotón es un «constructo caciones precisas, los científicos se esfuerzan por ser
teórico», algo que no puede verse ni verificarse directa- objetivos. La ciencia se apoya en métodos no ten-
mente (Ember y Ember 1997). denciosos, como el muestreo al azar, técnicas analí-
¿Por qué preocuparnos de las teorías si no podemos ticas imparciales, y pruebas estadísticas normaliza-
verificarlas? Los Ember sugieren que el principal valor das. No obstante, la objetividad completa es
de una teoría es la promoción de nuevo conocimiento. imposible. Siempre hay prejuicios del observador, es
Una teoría puede sugerir patrones, conexiones o relacio- decir, la presencia del científico y de sus herramien-
nes que podrían confirmarse con nuevas investigaciones. tas y métodos, siempre afecta al resultado de un
La teoría de Whiting, por ejemplo, sugiere hipótesis para experimento, una observación o un análisis. Con su
que las prueben investigadores futuros. Puesto que la misma presencia, el antropólogo influye sobre la
teoría propone que el tabú postparto es adaptante bajo gente y las condiciones sociales que estudia, tal
ciertas condiciones, podría sostenerse la hipótesis de que como lo hacen también los investigadores mediante
ciertos cambios llevarían a la desaparición del tabú. Por encuestas cuando construyen sus preguntas de de-
ejemplo, al adoptar un control de la natalidad las fami- terminada manera. Los estadísticos han diseñado
lias podrían espaciar los nacimientos sin evitar las rela- técnicas para medir y controlar la tendenciosidad
ciones sexuales. Del mismo modo, el tabú también po- del observador, pero ésta no puede eliminarse por
dría desaparecer si los bebés empezaran a recibir completo. Como científicos sólo podemos esforzar-
suplementos de proteínas que reducirían la amenaza de nos por alcanzar la objetividad y la imparcialidad.
sufrir el síndrome de kwasiorkor. La ciencia, que tiene muchas limitaciones, no es en
Aunque las teorías no pueden probarse, sí pueden realidad la única forma que tenemos de entendernos
rechazarse. El método de la falsación (muestra de que una a nosotros mismos. Sin embargo, sus metas de obje-
teoría es errónea) es nuestra principal vía de evaluación tividad e imparcialidad ayudan a distinguir la cien-
de las teorías. Si una teoría es cierta, determinadas pre- cia de otras formas de conocimiento que son más
dicciones deberían mantenerse ante pruebas diseñadas tendenciosas, más rígidas y más dogmáticas.
para probar lo contrario. Las teorías de las que no se ha
Capítulo 1 ¿Qué es la antropología? 21

PREGUNTAS PARA UNA REFLEXIÓN CRÍTICA


1. ¿Qué crees que es más único de la antropología, su ho- poder. ¿Cómo han tratado los profesores de estas disci-
lismo o su perspectiva comparativa? ¿Puedes citar otras plinas de justificar o compensar estas limitaciones?
disciplinas que sean holísticas y/o comparativas?
4. Además de los ejemplos dados en este capítulo, piensa
2. ¿En qué otras áreas podría realizar aportaciones el enfo-
en otros problemas o temas del mundo moderno a los
que biocultural de la antropología con respecto a sus
que podría hacer contribuciones la antropología apli-
temas y debates de actualidad? ¿Sería la sexualidad una
cada.
de ellas?
3. El autor ha señalado que muchas otras disciplinas se 5. ¿Qué otras teorías, como las definidas aquí, utilizas de
ven limitadas por centrarse en las elites y en la gente con forma rutinaria para comprender el mundo?
El Taller del escritor universitario

Publicación del Taller de Semiología


-sede Drago-
(Material sujeto a revisión )

Coordinadora: Irene Klein


Autores:
Alazraki, Ruth
Muschietti, Marcelo
Natale, Lucía
Rodriguez Bonilla, Cristina
Roich, Paula
Roquepitt, Héctor
Seoane, Carolina
Silva, María Luisa
Toledo, Claudia
Zunino, Carolina
Edición y diagramación: Jimena Dib

“El buen escritor dice sólo lo que piensa. Y eso es lo que importa. Porque el decir no es solo la
expresión sino la realización del pensamiento. De la misma forma el andar no es solo la expresión
del deseo de alcanzar una meta sino su realización. De qué tipo de realización se trata, si responde
con precisión a su objetivo o se pierde exuberante y poco nítida en el deseo, eso dependerá del
entrenamiento de quien se halla en el camino. Cuánto mas disciplinado sea, evitando los
movimientos excesivos y bamboleantes tanto más cada postura de su cuerpo se bastará a sí misma
y tanto más adecuado será el empleo del cuerpo.
(...) Es un don del buen escritor el darle a su pensamiento la forma del espectáculo que ofrece un
cuerpo ingenioso y bien entrenado, mediante su estilo. El buen escritor nunca dice más de lo que
pensó. Así su escritura no redunda en provecho de sí mismo sino exclusivamente de lo que quiere
decir.”
Walter Benajamin, El buen escritor.
La situación enunciativa
Por Carolina Seoane, Carolina Zunino y Marcelo Muschietti

Cada vez que, como hablantes o escritores, utilizamos la lengua para


comunicarnos con otros, producimos un hecho de habla. Esa
enunciación se caracteriza, según Benveniste, por ser un acto de
apropiación de la lengua, es decir, una instancia en la que cada hablante
o escritor utiliza el aparato formal de la lengua, instaurándose como eje
de las referencias personales, temporales y espaciales presentes en los
enunciados proferidos. En este “uso”, el hablante / escritor (enunciador)
construye discursivamente una versión de sí mismo, del referente
(podríamos decir, del “mundo”) y de aquel o aquellos a quienes se dirige
(enunciatarios).1

De esto se deduce que el lenguaje no es una materia transparente capaz


de captar o reflejar neutra y objetivamente lo real, sino una sustancia
de la que se apropian los sujetos para configurar esas múltiples versiones
o visiones del referente. Por lo tanto, en la lectura y la producción de
textos es importante tener en cuenta que todos los discursos son
proferidos desde algún lugar en el que el enunciador se sitúa y que ese
lugar implica un punto de vista sobre el mundo.

Construcción del punto de vista en el discurso

La construcción del enunciador, el enunciatario y el referente en el


discurso está relacionada con dos cuestiones:

-La situación comunicativa en el que ese discurso se inserta, que implica


la consideración por parte del hablante / escritor de:
* El tiempo y el espacio en el que el discurso es proferido.
* La identificación del enunciatario y de la relación entre el enunciador
y éste.
* El objetivo o meta del texto.
* El canal de transmisión más adecuado.

-Las características genéricas, codificadas para las distintas prácticas


sociales (ver capítulo 8 de Géneros discursivos).

Desde el punto de vista del uso, para que un texto resulte exitoso –es
decir, para que se concrete la comunicación entre un emisor y su/s
receptor/es– es necesario que éste cumpla con ciertos requisitos previstos
por la situación social en la que se inscribe. Así es que el tipo de
enunciador y enunciatario que un texto postula y su construcción del
referente están íntimamente vinculados con el género discursivo al que
pertenece ese texto. Por ejemplo, un texto que se proponga informar
sobre las modalidades del acuerdo llevado a cabo por el gobierno
argentino y el FMI respecto de la deuda externa y destinado a publicarse
en un medio masivo de comunicación, presentará características
enunciativas diferentes (construcción del enunciador, enunciatario y
referente) de las de una ponencia académica sobre economía política

19
que aborde el mismo tema y esté destinada a ser leída en un congreso
de especialistas.

Características enunciativas del género discursivo académico

¿Qué distingue al género discursivo académico de otros géneros? Y


como consecuencia: ¿qué cuestiones deberá considerar un estudiante
universitario que quiera producir textos académicos?

Para abordar este tema es útil confrontar las características del género
discursivo académico con las de un género de circulación masiva como
el periodístico. Pensemos, en primer lugar, qué sucedería con la
construcción del enunciador, el enunciatario y el referente en un
artículo periodístico sobre la historia de la universidad argentina.

El objetivo de un texto perteneciente al género periodístico es brindar


información general sobre un tema. El enunciatario que ese texto
supone es el público que compra el diario o revista en los que se
publicará el artículo, es decir, un interlocutor heterogéneo e inexperto,
que puede o no tener información sobre el tema tratado. Esto deriva
en una particular construcción del enunciador y del referente: el
enunciador del texto periodístico se posiciona como un “divulgador”;
su abordaje del tema debe ser amplio y claro para que cualquier
integrante de ese público diverso pueda entenderlo. Esto implica que
debe utilizar un lenguaje preciso pero desprovisto de términos técnicos
y explicitar la mayor cantidad de información aunque ésta sea
conocida. En nuestro ejemplo, en un texto periodístico que se
mencione la Reforma del 182, debería explicarse en qué consistió la
misma. Esa sola explicación connota una construcción particular del
enunciatario y una configuración específica de la situación
comunicativa en la que el texto se inserta. El enunciador de un texto
periodístico, además, no debe explicitar su marco teórico, ni sus
afirmaciones deben, necesariamente, construirse sobre la base de
textos fuente que hayan estudiado la problemática anteriormente.

¿Qué sucederá con la construcción del enunciador, el enunciatario y


el referente en un texto perteneciente al género académico que aborde
el mismo tema?

Se entiende por género académico a todas aquellas producciones


discursivas propias del ámbito universitario (parciales, monografías,
informes de lectura, ponencias, entre otros). El objetivo que persiguen
los textos pertenecientes a dicho género es la comunicación de saberes
que impliquen la expansión, profundización o refutación, entre los
miembros de la comunidad científica, de un tema reconocible y
definido, de modo de decir sobre éste cosas que aún no han sido
dichas o bien revisar con ópticas diferentes las que ya fueron dichas.
Es la situación comunicativa específica de estos textos la que los

20
diferencia de otros, pertenecientes a géneros como, por ejemplo, el
periodístico.

El texto académico es formulado en la Universidad por un integrante de


la comunidad académica (ya sea alumno, profesor o investigador) que
se dirige a otros integrantes de esa misma comunidad. Esta primera
delimitación traerá como consecuencia –tal como hemos expresado–
una construcción particular del enunciador, el enunciatario y el
referente.

Características del enunciador en textos académicos

El enunciador de un texto académico debe resultar confiable para sus


pares de la comunidad científica. Para ello debe tener en cuenta las
siguientes cuestiones:

-Tiene que demostrar que conoce el tema que aborda, que leyó diversas
fuentes sobre éste y que maneja seriamente la información provista por
esas fuentes. Esto implica no distorsionar dicha información, utilizando
correctamente las estrategias de inserción de voces y enunciados de otros
–como la cita y la reformulación– y remitir a esas fuentes mediante el
correspondiente sistema de citación bibliográfica (ver capítulo 9).

Veamos como ejemplo la reformulación realizada por un alumno del


siguiente fragmento:

“El mercado promete una forma ideal de libertad y, en su contracara,


una garantía de exclusión. [...] como necesita ser universal, enuncia su
discurso como si todos fueran iguales.” (Sarlo, 1994: 43)

Sarlo da cuenta de cómo el mercado, mientras mantiene una ilusión de


libertad, tiene en su contracara una garantía de exclusión. Dice que el
racismo se desnuda en las puertas de las discotecas y que necesita ser
universal, pero a su vez enuncia su discurso como si todos fueran iguales.

Esta reformulación presenta varios problemas. Por un lado, distorsiona


el texto fuente en la medida en que presenta como una contradicción la
necesidad de universalidad del mercado y su enunciación de un discurso
supuestamente igualitario cuando, para la autora, ambos aspectos son
complementarios. Por otro lado, traslada (copia) una imagen construida
en el texto fuente –“el racismo se desnuda en las puertas de las
discotecas”– sin contextualizarla, con lo cual, al obviar su dimensión
metafórica, propone una lectura literal de la misma. Finalmente,
confunde el referente, ya que no es el racismo sino el mercado el que,
según Sarlo, necesita ser universal.

Actividad 1
-Rescribir la reformulación anterior corrigiendo los problemas
considerados.

21
-Leer los cuatro fragmentos del texto Jóvenes en la mira de Dalia Szulik
y Silvia Kuasñosky y la reformulación elaborada por un alumno que
figuran a continuación. Relevar los problemas que ésta presenta y
rescribir el texto.

“La realidad social de los jóvenes puede ser pensada y percibida de


diferentes maneras: como rebelde, de sumisión, de transformación,
puede aparecer asociada a la delincuencia, a la educación, a la droga,
al desempleo, a la sexualidad, a la estética, etc.” (Szulik y Kuasñosky,
2000: 221)

“Surgen políticas estatales [orientadas a la juventud] que están ligadas


a dos fenómenos: 1) la relación problemática entre los jóvenes y el
mundo del trabajo y [...] 2) la identificación del joven como ‘peligro
social’.” (Szulik y Kuasñosky, 2000: 226)

“La población joven es pasible de ser focalizada como población de


riesgo.” (Szulik y Kuasñosky, 2000: 228)

“La juventud, que en los años 50 era un sector a educar y entretener,


pasa a ser a mediados de los años 60 un sector a controlar.” (Szulik y
Kuasñosky, 2000: 228)

Reformulación: Szulik y Kuasñosky opinan que la población joven se


encuentra en situación de riesgo. Afirman que la presencia de los
jóvenes puede convertirse en peligrosa, debido a los problemas de
inserción en la sociedad; y por lo tanto, debe ser controlada y vigilada
por el Estado, que actúa como administrador de la sociedad.

-Debe ser cuidadoso en la selección del léxico, de modo de garantizar


precisión y claridad en el uso de la terminología y la definición de los
conceptos; y utilizar un registro adecuado, caracterizado por la
formalidad y la presencia de lenguaje técnico. A modo de ejemplo
analicemos los siguientes textos escritos por alumno:

En el texto “Jóvenes en la mira” las autoras nos cuentan cuáles son las
problemáticas que llevan al Estado a preocuparse específicamente por
la juventud y hablan de varios temas relacionados con este problema.

Tanto “contar” como “hablar” son términos muy utilizados en


conversación cotidiana, pero cumplen con el requisito de formalidad
propio del registro académico. En éste, para introducir un enunciado
ajeno se utilizan verbos como “expresar”, “afirmar”, “señalar”, etc. (ver
capítulo 9).

Para completar esta diferenciación de clases en torno a los jóvenes


nos apoyamos en el texto de Beatriz Sarlo que refiriéndose al mercado
y la juventud, elabora un análisis en donde marca cómo el mercado
excluye a los pobres considerándolos consumidores imaginarios,

22
ejerciendo de este modo una forma de racismo y demás desigualdades
que suceden habitualmente.

Este texto presenta problemas de inadecuación similares a los del ejemplo


anterior, en la utilización de las expresiones “nos apoyamos” y “marca”.
Por otro lado, utiliza un concepto central del texto fuente –
“consumidores imaginarios”– sin definirlo, y por lo tanto no queda claro
por qué esto constituye una forma de racismo. Además, no es adecuada,
pero esta vez desde el punto de vista gramatical, la expresión
“desigualdades que suceden habitualmente”, ya que lo que “suceden”
son acontecimientos, y la desigualdad no pertenece a esta categoría.
Por último, esta expresión introduce una valoración del autor del
informe y no del texto fuente, y esto no está aclarado.

¿Todos los jóvenes son jóvenes de la misma manera? Hay un caso


típico para responder a esta pregunta: las clases sociales.

En este texto la inadecuación radica en la aplicación del término “caso”


al concepto de “clase social”, ya que éste es una categoría teórica y no
un posible ejemplo. Se trata de una incorrecta utilización del lenguaje
técnico.

Actividad 2
Leer el siguiente fragmento, relevar los problemas de adecuación y
rescribirlo:

Terminando este informe tenemos que las distintas generaciones se


excluyen porque las otras generaciones sufrieron experiencias que las
hicieron insensibles e incomprensibles a las necesidades e ideales de
los jóvenes; se excluyen porque el modo de supervivencia es distinto
en cada época y por lo tanto también lo son los códigos que comparten.
Las distintas generaciones se soportan (comparten códigos) no solo
por la necesidad de convivir en una misma época sino también porque
más adelante los roles se invierten, y la víctima pasa a ser victimario.

-Debe fundamentar sus hipótesis mediante argumentos aceptables para


la comunidad científica y, para esto, debe expresar las relaciones lógico-
semánticas entre las diferentes proposiciones con claridad, construyendo
un texto cohesivo y coherente (ver capítulos 3 y 4).

Analicemos el siguiente texto de un alumno:

Durante mucho tiempo la moda marcó diferencias entre los sexos a


través de la vestimenta. El pelo corto, el pantalón y los colores apagados
en los hombres. Para las mujeres, pelo largo, falda y colores. Pero en la
actualidad no ocurre lo mismo, ya que la moda juvenil actual tiene una
tendencia hacia la indiferenciación sexual, exponen Margulis y Urresti.
Con lo cual, la juventud aparece como un valor simbólico, explican los
autores, que permite comercializar sus signos exteriores. Los nuevos

23
productos ingresan al mercado acompañados de un lanzamiento de
signos, los cuales son tomados por los jóvenes, pero estos signos son
momentáneos ya que en la moda impera lo pasajero y lo instantáneo,
no se apoya en el pasado ni en el futuro, es decir que ocurre
instantáneamente. Por lo tanto, lleva consigo la inestabilidad.

Los conectores son elementos de la lengua que establecen relaciones


lógico-semánticas específicas entre las proposiciones, por lo tanto no
se los puede utilizar de cualquier modo: es necesario atender a su
significado. El conector “ya que” indica que se establece una relación
causal entre dos proposiciones, de las cuales la segunda aparece como
causa de la primera. En su primera aparición en este texto, implica
que la tendencia hacia la indiferenciación sexual que tiene la moda
juvenil actual es la causa de que “en la actualidad no ocurra lo mismo”
que en el pasado, esto es, que la moda distinga los sexos. En este caso,
la utilización correcta del conector establece una relación lógico-
semántica válida entre las proposiciones, fundamenta su hipótesis –
“en la actualidad no ocurre lo mismo”– mediante un argumento
aceptable y construye un texto cohesivo y coherente.

Actividad 3
-Analizar la utilización de los otros conectores subrayados:

* Teniendo en cuenta el significado del conector “ya que”, explicar si


en su segunda aparición establece una relación causal aceptable.
* “Con lo cual” y “por lo tanto” son conectores consecutivos. Esto
significa que en la relación que establecen la segunda proposición es
consecuencia de la primera. Explicar si su utilización es correcta en
el texto.
* Explicar qué relación se establece entre la oración que comienza
“Los nuevos productos ingresan al mercado...” y el texto precedente.
* “Es decir” es un conector que introduce una aclaración de lo dicho
previamente. Explicar si esto se verifica en el texto.

-Rescribir el texto teniendo en cuenta lo analizado.

-Debe utilizar correctamente las normas ortográficas y gramaticales.

Actividad 4
Es muy común que, dada la complejidad de los textos académicos,
los escritores inexpertos cometan errores de concordancia (entre
sujeto y predicado, de género y número, etc.) y de construcción
sintáctica (sobre todo no concluir las oraciones). Relevar estos
problemas en el siguiente texto y rescribirlo:

“En nuestra sociedad se habla de los jóvenes de varias maneras y se


los valora desde diversos punto de vista. Desde la perspectiva de la
moda, que se encuentra inmerso en nuestra vida cotidiana, la

24
juventud cumple un papel protagónico para la moda, ya que los mismos
que comienzan a proyectar sus vidas y dependen de este mercado para
no quedar excluidos de alguna manera, de la sociedad.”

Características del enunciatario en textos académicos

El enunciatario de los textos académicos –como miembro de la


comunidad científica– comparte con el enunciador un conjunto de
saberes que, por lo tanto, no hace falta aclarar en el cuerpo del texto.
Retomando nuestro ejemplo anterior, en una ponencia que se refiriera
a la historia de la Universidad argentina y mencione la “Reforma del
18” como un hito, no será necesario explicar en qué consistió. Sin
embargo, el género académico exige que los conceptos centrales de toda
investigación sean claramente definidos, al igual que las perspectivas o
marcos teóricos desde los que se abordará el problema tratado. De esta
forma, se evita “sobrentender” información que tenga que ver con el
recorrido bibliográfico específico que realizó el autor de la investigación,
que no tiene por qué ser compartido o conocido en su totalidad por sus
pares de la comunidad académica. Mediante la explicitación de las
fuentes bibliográficas, los integrantes de dicha comunidad dispondrán
de los elementos suficientes para la verificación y refutación de las
hipótesis que el texto proponga, requisito indispensable de toda
investigación académica.

Actividad 5
En el siguiente texto de un alumno podemos observar cómo se omite
información relevante para su comprensión, de modo tal que se
presupone el conocimiento de la fuente por parte del enunciatario.
Señalar qué saberes se dan por supuestos en el texto y subrayar los
conceptos que merecerían una definición o explicación.

Los sociólogos Margulis y Urresti introducen el concepto juventud


criticando en primer término otras definiciones como, por ejemplo, la
que ofrece Sarlo, quien considera a la juventud como una “estética de la
vida cotidiana”. Los autores consideran que Sarlo privilegia el aspecto
imaginario y representativo de la juventud, dejando de lado otros
aspectos fundamentales, y sostienen que la juventud tiene una dimensión
simbólica y aspectos fácticos, materiales, históricos y políticos.

Dijimos que entendemos por género académico a todas aquellas


producciones discursivas propias del ámbito universitario. Esta definición
remite básicamente a la situación social en la que esta práctica discursiva
se inserta. También hicimos referencia a los distintos objetivos que
persiguen los textos. En el caso de los académicos, podemos resumir lo
expuesto diciendo que la finalidad de éstos es la comunicación de saberes
que impliquen la expansión, profundización o refutación de un tema
reconocible y definido, entre los miembros de la comunidad científica,

25
de modo de decir sobre el mismo cosas que aún no han sido dichas o
bien revisar con ópticas diferentes las que ya fueron dichas. Esos
objetivos o finalidades de los textos están íntimamente relacionados
con el tipo de composición que adoptan y que remiten a formas
prototípicas de organización, es decir, a determinadas secuencias
textuales (ver capítulo 6 y 7). En los textos pertenecientes al género
discursivo académico hay un notable predominio de las secuencias
textuales expositivo-explicativa y argumentativa.

Características enunciativas de las secuencias expositivo-explicativas


y argumentativas

En las secuencias expositivo-explicativas se presenta la exposición de


un saber ya construido y legitimado socialmente. El propósito de las
mismas es informar. Al insertar estas secuencias en un texto académico,
el enunciador está explicitando los conocimientos previos que la
comunidad científica tiene sobre el tema tratado; de este modo se
legitima ante sus pares demostrando que leyó y que conoce el tema y
además, aporta un punto de partida común para plantear sus propias
perspectivas sobre el mismo.

En este tipo de secuencia, tienden a borrarse las huellas del sujeto


enunciador (las marcas valorativas, apreciativas o afectivas) y la
primera persona singular, y se utiliza, en cambio, la tercera persona
del singular y la primera de plural; estas estrategias instauran una
distancia entre el enunciador y el referente que genera un efecto de
objetividad en el discurso. En el caso del discurso académico, el efecto
de objetividad es uno de los índices del rigor científico que debe
demostrar el enunciador; otras estrategias ya mencionadas que
sostienen esa rigurosidad son la remisión a las fuentes mediante
diversas formas de polifonía –como las citas textuales y la
reformulación– y el uso de lenguaje técnico.

Las secuencias argumentativas presentan la construcción de un saber


nuevo por parte del enunciador, a partir del propio desarrollo
discursivo. En la mayoría de los casos, ese saber se va configurando a
partir de la ampliación o confrontación con saberes previos que
circulan en la comunidad científica de pertenencia. Por ello, puede
decirse que toda secuencia argumentativa posee una dimensión
polémica (ver capítulo 7) y que ésta a su vez implica diversas formas
de polifonía, es decir, de inclusión de otras voces (ver capítulo 9).

El objetivo de este tipo de secuencias es persuadir al enunciatario de


la hipótesis sostenida por el enunciador y es este aspecto el que trae
como consecuencia –al contrario de lo que vimos en las secuencias
expositivo-explicativas– la manifestación de la subjetividad del
enunciador en el discurso (aparición de la primera persona singular y
de la primera plural incluyendo al enunciatario, valoraciones,
apreciaciones, marcas afectivas).

26
Es importante tener en cuenta que las secuencias textuales no se presentan
en forma pura en los textos, es decir, que no hay textos puramente
expositivos ni puramente argumentativos; que lo que caracteriza a los
textos académicos desde el punto de vista de su composición, es el
predominio de las secuencias expositivo-explicativas y argumentativas,
y que este tipo particular de organización textual es funcional al objetivo
que hemos reconocido para estas prácticas discursivas.

Actividad 6
-Leer los siguientes textos y señalar en cuál predominan las secuencias
expositivo-explicativas y en cuál las argumentativas. Justificar.

-Realizar las siguientes actividades:

* Transformar el texto argumentativo en uno expositivo-explicativo.

* Transformar el texto expositivo-explicativo en uno argumentativo.


Para ello, será necesario elaborar una hipótesis y fundamentarla con
elementos del texto.

Lectura A

“En la primera mitad del siglo XX la crítica de Occidente fue la


obra de sus poetas, sus novelistas y sus filósofos. Fue una crítica
singularmente violenta y lúcida. La rebelión juvenil de los 60
recogió esos temas y los vivió como una apasionada protesta. El
movimiento de los jóvenes admirable por más de un concepto,
osciló entre la religión y la revolución, el erotismo y la utopía. De
pronto, con la misma rapidez con que había aparecido, se disipó. La
rebelión juvenil surgió cuando nadie la esperaba y desapareció de
la misma manera. Fue un fenómeno que nuestros sociólogos aún no
han sido capaces de explicar. Negación apasionada de los valores
imperantes en Occidente, la revolución cultural de los 60 fue hija
de la crítica, pero, en un sentido estricto, no fue un movimiento
crítico. Quiero decir, en las protestas, declaraciones y manifiestos
de los rebeldes no aparecieron ideas y conceptos que no se
encontrasen ya en los filósofos y los poetas de las generaciones
inmediatamente anteriores. La novedad de la rebelión no fue
intelectual sino moral. Los jóvenes no descubrieron otras ideas,
vivieron con pasión las que habían heredado. En los 70, la rebelión
se apagó y la crítica enmudeció.” (Octavio Paz, Tiempo nublado en
Casullo, 1999: 166-7).

27
Lectura B
“Para la juventud de los 60, la revolución es una figura que está
presente: la revolución es posible. Hay tres grandes campos que
forman parte de este fenómeno mundial. El primero es la rebelión
política e ideológica estudiantil, sobre todo en el Primer Mundo –
Europa y EE.UU.– pero también en América Latina. Surge la
protesta estudiantil, el cuestionamiento a todo el orden
universitario, al sistema de enseñanza. El segundo campo es la
rebelión cultural en el terreno de las costumbres, de las normas y
de los modelos de vida, que atraviesa Europa, EE.UU. y América
Latina. La emergencia del hippismo, del feminismo, de la cultura
psicodélica, del amor libre y de las nuevas alternativas de vida
constituyen, entre otras, sus manifestaciones. El tercer campo es
el de los procesos políticos o guerra de liberación tercermundista,
que se vincula con las luchas de las minorías negras en EE.UU. y
los procesos de lucha guerrillera en Vietnam, Camboya, Angola,
Mozambique, Argelia y América Latina, entre otros.” (Adaptado
de Casullo, 1999: 171-2).

Hemos sostenido que como hablantes y escritores nos


apropiamos de una parte del sistema formal de la lengua y lo ponemos
al servicio de nuestros propósitos comunicativos. En ese sentido, y en
tanto productores de textos pertenecientes al género discursivo
académico, es importante que consideremos las características
enunciativas específicas de dicho género (encarnadas en la
construcción del enunciador, del enunciatario y del referente), de
modo que el intercambio comunicativo que nos proponemos –ya sea
un parcial, monografía, informe de lectura, ponencia, etc.– resulte
exitoso.

28
En síntesis
Considerar las características enunciativas de un texto implica abordar:

-la construcción del enunciador;


-la construcción del enunciatario;
-la construcción del referente.

Esa construcción está determinada por:


- la situación comunicativa en la que se inserta el texto:
* tiempo y espacio;
* objetivo o meta;
* representación del enunciatario / de la relación enunciador –
enunciatario;
* canal
- el género discursivo al que pertenece el texto (práctica social en la que
se inscribe)

En la producción de textos pertenecientes al género discursivo académico


debe tenerse en cuenta:
- las características enunciativas de las secuencias prototípicas que lo
conforman (expositivo-explicativas y argumentativas);
- la selección léxica;
- el registro;
- la organización y el tratamiento de la información (evitar
sobreentendidos);
- las estrategias de inserción de las voces de otros (polifonía) / la correcta
remisión a las fuentes;
- el sistema de citación bibliográfica;
- la cohesión y la coherencia textuales (relaciones lógico-semánticas entre
las proposiciones).

Notas
1. Tal como sostiene Filinich (Filinich, 2001: 37-41), entendemos por sujeto enunciador no al autor
empírico del enunciado sino a la cristalización en el discurso de una voz que es a la vez causa y efecto
del enunciado; causa, ya que no puede haber enunciado sin el acto de apropiación de la lengua que
realiza un sujeto para dirigirse a otro; y efecto, porque dicho sujeto no está constituido de antemano
sino que se configura en el enunciado mismo. De igual modo, debemos distinguir al enunciatario del
receptor real del enunciado. El enunciatario es, como el enunciador, un sujeto discursivo; es la imagen
de destinatario que el enunciador necesita formarse para construir el enunciado. El enunciado,
entonces, no sólo conlleva información, también pone en escena una situación comunicativa en la
que algo se dice desde cierta perspectiva y para cierta inteligibilidad.

2. Nos referimos a la reforma que llevaron a cabo los estudiantes cordobeses en 1918 y que tuvo por
resultado, entre otros, la instauración del gobierno tripartito en la Universidad.

29
Constructores de Otredad
Una introducción a la Antropología Social y Cultural

Mauricio Boivin
Ana Rosato
Victoria Arribas

E
A

1
Constructores de Otredad

Identidad social villera1

Rosana Guber

L a población que reside en las villas miseria, precarios


asentamientos erigidos sobre terrenos fiscales o de
terceros y, por lo general, carentes de los servicios públicos
ducida por los actores sociales, que se manifiesta en una
específica articulación de atributos socialmente significa-
tivos, tornando a dichos actores históricamente reconoci-
urbanos básicos, ha sido objeto tradicional de los estudios bles y coyunturalmente diferenciables. La identidad es so-
sobre la “marginalidad social”. A través de este concepto cialmente operativa cuando transmite sentidos (valores,
descriptivo a la vez que explicativo, se ha intentado no sólo pautas, criterios) relevantes para las distintas partes de la
reseñar su peculiar modo de vida, sino también compren- interacción. Estos sentidos se construyen en un continuo y
der los factores que le dan origen. Preferimos referirnos a complejo entramado de relaciones sociales en el seno de
esta población con la denominación más localista de “vi- una estructura social. Los atributos que canalizan una
llera” que, en tanto integrante de las clases subalternas de identidad son los depositarios de esos significados los que,
nuestra sociedad, se encuentra articulada en una posición a su vez, se asientan en y debaten con el esquema norma-
asimétrica y subordinada a los sectores hegemónicos. Por tivo y valorativo dominante, el “buen orden”, el “buen
ello descartamos el término “marginalidad” al no poner el sentido”, y con otros esquemas alternativos.
énfasis debido en las verdaderas causas de este fenómeno, a Si bien la ideología hegemónica tiene una participa-
saber, su posición de exclusión respecto a la propiedad (de ción decisiva en la configuración de las identidades de las
los medios de producción, de la vivienda y el suelo, etc.) y clases subalternas, no es menos cierto que estas últimas no
la venta de su fuerza de trabajo en los sectores no formales se corresponden íntegramente con aquella. Existe un mar-
de la economía. gen de autonomía que proviene tanto de experiencias y
En cuanto término teórico, la “marginalidad” entraña observaciones de la realidad concreta como de la propia
determinados supuestos subyacentes que, indefectible- posición en la estructura social. Por eso las identidades so-
mente, orientan el conocimiento y la comprensión del ciales no pueden ser consideradas como previas a una de-
observador, así como las prácticas de planificadores y es- terminación societal, ni como atributos esenciales, inma-
tadistas. En las siguientes páginas analizaremos dos de nentes o exclusivos de un grupo humano, sino como el
estos supuestos: complejo resultado de un proceso histórico y de una for-
1) el sistema normativo y valorativo hegemónico, que mación social determinada.
rige la vida de todos los miembros de la sociedad, les En la primera sección de este trabajo reseñamos breve-
resulta totalmente ajeno a los “marginados”, quienes mente las circunstancias sociohistóricas que dieron origen
se rigen por esquemas alternativos, particulares y ex- a la identidad “villera” y a los estereotipos sustentados por
clusivos; la burguesía y los sectores medios urbanos respecto de la
2) el “marginado”, aunque esté articulado dentro del sis- población villera. En la segunda, señalamos las caracterís-
tema social mayor desde su posición subordinada, de- ticas principales de esta identidad social para luego, en la
sempeña un papel pasivo, transformándose en un mero tercera parte, reconstruir la conceptualización que hace el
receptor de las pautas dominantes, que lo determinan y villero de su propia identidad. En la cuarta sección se ana-
condicionan de manera absoluta. liza el papel que le cabe al villero en la constitución de su
identidad social.
El objeto de nuestro análisis será un aspecto de la ideo- La investigación sobre cuya base hemos redactado
logía villera, su identidad social: aquella definición copro- esta ponencia, se llevó a cabo en 1982 y 1983, en una

1 Este trabajo se publicó en la revista Enía, Nº 32, julio a diciembre 1984, Olavarría.

115
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

villa miseria de la zona sur del Gran Buenos Aires; la anti- motes despectivos de “cabecita negra”, “descamisado”,
güedad aproximada de este asentamiento es de cuarenta etc. (Ratier,1971).
años; aunque espacialmente circunscripto en 4.000 m2 Este encuentro entre las dos Argentinas atravesó uno
de terrenos fiscales, se encuentra en proceso de creciente de sus momentos de mayor tensión durante el decenio de
densificación: actualmente aloja a más de 10.000 habi- la gestión peronista (1945-1955), período en el cual la
tantes. La población masculina se desempeña predomi- “masa ignorante”, “bárbara”, adhería a las medidas so-
nantemente en la estiba portuaria, la estiba de camiones, ciales reformistas del gobierno mientras que el radica-
la construcción y otros trabajos temporarios; la feme- lismo, las izquierdas clasistas –el comunismo y el socia-
nina, en el servicio doméstico o en su hogar (Hermitte, lismo– y el liberalismo oligárquico conformaban una a-
et.al.,1983). lianza política antioficialista. Este fenómeno no sólo
Teniendo presente la influencia y el condicionamiento traducía intereses de corte político sino también otros
ejercidos por las circunstancias históricas en el sistema muy diversos donde se conjugaban los términos que iden-
ideológico, debemos advertir que tanto el planteo de esta tificarían a una Argentina en transformación.
investigación como la recolección de datos y su análisis En las décadas siguientes, junto a la ideología moderni-
posterior se han llevado a cabo durante los últimos dos zante y desarrollista de la gestión oficial (1955-70) cobró
años de un régimen militar autoritario y fuertemente re- fuerza el mote de “villero” para designar al descendiente
presivo, donde los reclamos populares apenas dejan oír su del “cabecita negra”, al habitante de asentamientos ur-
voz a través de los conflictos aislados o de pequeños al- banos precarios considerados, no sin cierto optimismo,
cances. De manera que nuestras conclusiones acerca de la transitorios; las “villas miseria” o “villas de emergencia”.
identidad de la población de esta villa miseria en parti- La presencia de las mismas impugnaba, con su evidente vi-
cular, en este período determinado, no debieran ser apli- sibilidad, las expectativas oficiales que pretendían borrar
cadas a otros asentamientos en otros períodos históricos, de la imagen urbana estos testimonios de la indigencia.
sin antes haber procedido a un análisis minucioso del con- Como actor social, el villero comenzaba a tener su
texto respectivo. propia identidad, en la cual convergían determinadas ca-
racterísticas: la mayor parte provenía de lejanas y empo-
I brecidas provincias del norte argentino, o bien de algún
Al producirse el arribo de los primeros contingentes signi- país limítrofe cuyas condiciones de vida eran igualmente
ficativos de migrantes internos (1930-1940) a las grandes precarias -la República del Paraguay y de Bolivia-; su in-
ciudades del Litoral argentino y a la Capital Federal, re- serción laboral solía coincidir con las tareas peor remune-
nació con mayor fuerza un viejo fenómeno de profunda radas y de menor especialización, se alineaba política-
raigambre en nuestra historia: la confrontación entre el mente junto al peronismo, sus pautas de vida, aparente-
Puerto blanco, europeizante y centralista, y las Provincias mente ajenas a los códigos de las clases medias urbanas,
federales y mestizas. La población que residía en los ma- preservaban el saber médico, culinario y religioso tradi-
yores centros urbanos era de origen predominantemente cional de las provincias de origen.
europeo, la inmigración ultramarina había arribado a la A pesar de las oscilantes políticas gubernamentales res-
Argentina en importantes contingentes entre 1880 y pecto de estos asentamientos, más allá de la alternancia
1940, provocando sensibles transformaciones en la estruc- entre erradicaciones y planes de vivienda popular, las villas
tura socioeconómica, política y cultural de la Argentina miseria permanecieron, así como, en sus líneas fundamen-
(Germani,1966). Con la llegada de los primeros inmi- tales, la caracterización que la sociedad y los organismos
grantes provincianos a las ciudades del Litoral, la confron- oficiales hacen de la población que las habita. Uno de los
tación entre “nativos” y “extranjeros” se volvió particular- hechos más trascendentes en la historia reciente de las vi-
mente conflictiva, no sólo por razones de índole laboral, llas bonaerenses es su erradicación masiva del ámbito capi-
sino también por las connotaciones étnicas de lo que, a la talino, en 1978, durante el último gobierno militar. Esta
sazón, muchos calificaron como una verdadera invasión: medida se caracterizó por su extrema dureza, el tono abier-
el “aluvión zoológico”2 (Taylor,1981). Los migrantes ul- tamente represivo, la arbitrariedad y la virulencia con que
tramarinos, sus descendientes y las familias tradicionales se expulsó a los pobladores de sus vecindarios. Los damni-
del Río de la Plata apodaron al recién llegado con los ficados pasaron a engrosar las villas del Gran Buenos Aires,

2 Expresión acuñada y empleada en la década del ‘40 para calificar a la clientela política del peronismo, proveniente, en su mayor parte, del interior
argentino.

116
Constructores de Otredad

o a constituir otras nuevas. Los efectos de este hecho en la además, dan sentido a su discurso y a sus cursos de acción:
conciencia y las estrategias organizativas villeras es un tema la pobreza y la inmoralidad4.
que apenas ha comenzado a tratarse (p.e., Oszlak, 1982; La pobreza alude a la desprovisión total o parcial de
Hermitte & Boivin, 1983) y que merece profundizarse. bienes y recursos valorados socialmente. El villero carece
de vivienda “digna”, de un suelo propio, de empleo estable
II -a veces, simplemente, carece de empleo-, de una instruc-
En la Capital y el Gran Buenos Aires el villero es una fi- ción considerada adecuada y completa, de condiciones sa-
gura social a la que se suele caracterizar por su anomia, es nitarias aceptables, de estabilidad habitacional y laboral,
decir, carencia de reglas y de moral; por su apatía, al no de seguridad social, etc. Según pudimos observar en
preocuparse por el progreso material y espiritual, ni tam- nuestro trabajo de campo, el villero tiene las mismas ex-
poco por el porvenir de sus hijos. Sucio, promiscuo e indi- pectativas que el resto de la población urbana en lo que
gente, se abandona a la vida fácil y se dedica al robo; si tra- concierne a sus necesidades en las áreas de salud, vivienda,
baja, lo hace para satisfacer las necesidades del día y para educación, trabajo, urbanización, etc. Sin embrago, debe
pagar algunos vicios, pues se da especialmente a la bebida; enfrentarse a limitaciones reales que obstaculizan e impo-
estos rasgos pueden explicarse –según esta caracteriza- sibilitan su acceso a distintos recursos, y por ende, a la con-
ción– por la incultura, ignorancia y su desconocimiento creción de dichas expectativas.
de las normas de urbanidad y, se argumenta en algunos La inmoralidad, imagen transmitida primordialmente
casos, por su inocencia provinciana, el excesivo apego a desde el medio extravillero, es retomada por el villero,
tradiciones rurales que obstaculizan su camino hacia la in- quien la admite e incluso sustenta, basándose para ello en
tegración cultural, hacia una exitosa movilidad socioeco- su propia experiencia. El pensamiento liberal concibe al
nómica. individuo como responsable y dueño exclusivo de su des-
Por sustentarse en los valores de los sectores hegemó- tino. De modo que la pobreza acusa, como en el pensa-
nicos -clases medias y burguesía porteña-, es a partir de miento calvinista, la ineptitud y desinterés en obtener “la
esta imagen que la población bonaerense conoce al villero. salvación”. De esta manera, la pobreza se transforma en in-
Este, por su parte, se hace cargo de la misma y algunos de moral, pues “no tener”, “no progresar” confirma las es-
sus rasgos pasan a constituir su propia identidad social. casas virtudes éticas del carenciado. Todas las categorías
Para reproducir el sistema, el esquema normativo3 he- morales que se aplican al villero remiten a la carencia; no
gemónico promueve determinados atributos de los tener útiles escolares ni libros es signo de que el alumno no
grupos sociales, y desaprueba otros, trazando así el ca- es aplicado; no tener trabajo, de vagancia; no tener es-
mino hacia el “buen sentido” prevaleciente, camino que pacio, conduce a la promiscuidad; no tener comodidades
idealmente “pueden” y “deben” recorrer todos los miem- ni evidenciar una exitosa movilidad social implica indo-
bros de una sociedad. En esta tarea pedagógica se prueba lencia y apatía. Estas interpretaciones fundadas en datos
ciertas identidades en las cuales se deposita todo lo ab- observacionales resultan de líneas explicativas propias de
yecto y vergonzante, lo que no corresponde al “deber los sectores sociales hegemónicos, y por obra de esta
ser”. Atributos con estas connotaciones desacreditan a misma hegemonía, se extienden a buena parte de la so-
sus portadores, justificándose entonces un trato diferen- ciedad.
cial para con ellos. E. Goffman denomina “estigmas” a
estos atributos (Goffman, 1970). El estigma es un rasgo III
de connotaciones sociales negativas, no por tratarse de Según E. Goffman, la “teoría del estigma” es una ideología
características despreciables en sí mismas, sino por cons- que pretende explicar la inferioridad del estigmatizado y
tituir significaciones que han ido elaborando los sujetos dar cuenta del peligro que representa esa persona para la
sociales. sociedad (Goffman, 1970). En esta sección examinaremos
Podemos reconocer la identidad social villera a partir la conceptualización que tiene el villero acerca de su con-
de dos características que no sólo son manifiestas sino que, dición y, más específicamente, acerca de las dos caracterís-

3 Retomamos aquí la expresión acuñada por G. Germani como “el conjunto de valores y normas que definen las categorías (status), las áreas legíti-
mas, esperadas o toleradas de participación y los mecanismos de asignación de los individuos a cada categoría” (GERMANI, 1980:71). Sólo que,
según nuestra acepción, este esquema normativo es el hegemónico, pertenece a las clases dominantes y, por lo tanto, su preservación está sujeta a
complejos procesos de lucha y confrontación entre las clases y los sectores sociales.
4 Su identidad política predominante peronista, su bagaje cultural provinciano y las connotaciones relativas a la ignorancia, son tres aspectos que, si
bien relevantes, dejaremos parcialmente de lado en el siguiente análisis.

117
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

ticas señaladas en la sección anterior como ejes organiza- jeres y hombres implica que el ausentismo conduce a la
dores de su identidad social. pérdida del jornal. En consecuencia las razones para aban-
donar el trabajo suelen ser aquellas que requieran de aten-
III.1 ción inmediata. Demás está decir que, a pesar de las expec-
En estas páginas emplearemos el concepto de “pobreza” tativas paternas de que los niños lleven adelante una ca-
como término relativo que se resignifica según el contexto rrera escolar exitosa –que salga de “cargabolsas”
sociocultural, ello no obsta para que podamos identificarla (estibador) o de “fregapisos” (empleada doméstica)– el au-
en aquellos grupos humanos cuyas necesidades vitales se sentismo es prácticamente obligado desde el momento en
encuentran apenas resueltas; pero lo que aquí nos interesa que la unidad doméstica requiere del trabajo remunerado
es la conceptualización y manipulación social que se hace o de la presencia de los hermanos mayores para cuidar de
de la misma. los más pequeños y, así, colaborar con la madre para que
La pobreza se dimensiona y reconoce por compara- ésta salga a trabajar.
ción; contrastada con las pautas de los sectores medios bo- La mejora que han experimentado muchos migrantes
naerenses, con los dictados de los medios masivos de co- procedentes de un medio rural y semiurbano en sus condi-
municación, los villeros se consideran como pobres; sin ciones de vida, relativizan la pobreza de la villa. Sin desco-
embargo, comparado con las condiciones de vida de mu- nocer sus condicionamientos, es conveniente señalar por
chos de estos inmigrantes en sus lugares de origen, en- un lado, las ventajas que les ha ofrecido la ciudad –aún
tienden haber experimentado notorios avances, conquis- mediada por estos precarios asentamientos– en distintas
tado nuevas comodidades y beneficios inimaginables en el esferas de la vida cotidiana; por otro lado, los beneficios re-
medio rural y semiurbano de algunas provincias argen- lativos que redundan de vivir en una villa miseria.
tinas. El agua corriente -así sea de una canilla pública y no a
En una villa miseria, la primera impresión de la po- varias cuadras de la vivienda, como en el campo-, el acceso
breza se manifiesta en el estado edilicio, sanitario y urba- a artefactos para el hogar nuevos o usados que aligeran las
nístico del vecindario, en la restricción al consumo, espe- tareas domésticas, la proximidad de los establecimientos
cialmente de artículos alimenticios, vestimenta y medica- escolares y sanitarios, el trabajo jornalizado o mensuali-
mentos. Los efectos de esta carencia obedecen, por una zado con duración diaria estipulada, los beneficios para
parte, a la falta de ciertos recursos –en especial, de co- aquéllos que han accedido a un empleo estable, la diver-
mida– y por la otra, a la acumulación de diversas carencias, sidad de productos en el mercado, entre otras, aparecen
de modo que podríamos hablar de un efecto multiplicador como ventajas evidentes según la consideración de la ma-
de la pobreza. Este efecto consiste en la complejización yor parte de los entrevistados, quienes ni siquiera piensan
progresiva de distintas necesidades no satisfechas, por la en la posibilidad de regresar a su provincia natal, aunque
falta de recursos económicos; pero la suma de estas necesi- en ella siempre se encuentren parientes dispuestos a reci-
dades se vuelve, en sí misma, el origen de nuevas y cada vez birlos. Esta opción aparece más como un margen para la
más apremiantes dificultades. Ello puede ejemplificarse imaginación, que para la acción concreta, y les permite so-
con lo que ocurre en las áreas laboral, sanitaria y educa- brellevar la dura situación económica de los últimos años.
cional. Por nuestra parte, no hemos sabido de ningún caso de
Es frecuente que el jefe de familia, a veces el hombre, a re-emigración sino, por el contrario, de nuevos inmi-
veces la mujer, carezca de un empleo estable que le brinde grantes que huyen del minifundio, de los bajos precios de
la cobertura social correspondiente; al no contar con in- sus productos en el mercado local y de las inundaciones.
gresos regulares, la previsión a mediano plazo y la adminis- Sumado al hecho de que para muchas familias la villa
tración mensual o quincenal de los fondos domésticos se sea una de las pocas alternativas –sino la única– donde le-
tornan imposibles, y los gastos deben planificarse diaria- vantar una vivienda, lo que se ha visto agravado por el en-
mente. Al no contar con una cobertura social adecuada, la carecimiento de los alquileres en la Capital Federal y el
enfermedad de cualquier miembro de la familia es mucho Gran Buenos Aires, es necesario señalar algunos beneficios
más costosa, porque los mayores suelen postergar sus tra- de residir en estos asentamientos para poder comprender
tamientos médicos en pos de resolver necesidades más ur- el fenómeno en toda su complejidad.
gentes. Ante los primeros indicios de enfermedad, el adul- En un país con un mercado de empleo en retracción, las
to recurre a remedios caseros o patentados que les reco- redes sociales del villero suelen garantizarle, aunque transi-
miendan quienes haya presentado síntomas similares. La toriamente, el enlace para ciertos trabajos temporarios que
jornalización de los puestos en que suelen emplearse mu- satisfagan sus necesidades diarias. En esta mecánica, los

118
Constructores de Otredad

contratistas y subempleadores tienen una función principal Otro aspecto a destacar de las diversas causas de su po-
pues ellos deciden el conchabo de determinados postu- breza, es el de los reiterados engaños y abusos de la auto-
lantes según la calidad de su trabajo y los términos de sus re- ridad hacia el villero. En su larga historia se encuentran so-
laciones personales. La villa es una fuente de relaciones in- brados ejemplos en que esta población fue manipulada
formales que aseguran, entre otros, la provisión de mano de políticamente bajo promesas vanas de mejorar su situa-
obra para el puerto, la estiba de camiones y la construcción, ción. En otros casos, la gestión oficial o su interrupción
así como para el trabajo doméstico femenino. por un golpe de estado o diversos negociados con las tie-
En virtud de sus magros e irregulares ingresos, pocos rras, desvanecieron planes villeros de relocalización, pavi-
villeros podrían afrontar las obligaciones mensuales de mentación, transferencias de títulos de propiedad del
una vivienda; ni la corriente eléctrica, ni el gas, ni la cuota suelo, etc.
del departamento por ínfima que ella sea, ni el impuesto Estas explicaciones no son excluyentes, y señalan clara-
municipal, ni el pago de las expensas mensuales están a su mente los deseos de movilidad socioeconómica del sector
alcance. Se suele afirmar que “nosotros vivimos gratis” y la valoración negativa de su pobreza. Esto es significativo
precisamente en este sentido. cuando se lo contrasta con aquellas interpretaciones extra-
El villero explica su pobreza a través de distintos razo- grupales que suponen que el pobre se descansa en su situa-
namientos alternativos y complementarios: ción y que es feliz en su miseria; no hay tal acostumbra-
—Siempre hubo pobres y ricos; esta respuesta, de cierto miento ni tal comodidad.
tono fatalista, no contempla la posibilidad de que el El villero responde a su pobreza y a las dificultades de-
pobre introduzca modificaciones en su realidad. rivadas con el esfuerzo, abriéndose paso entre estrategias
—Dios decide quién es rico y quién no, pero estas condi- inexploradas a las que otros grupos sociales no necesitan
ciones no son definitivas, ya que repentinamente el rico recurrir. En el discurso de algunos informantes, éstos se
puede caer en desgracia –el juego, las estafas y el alcohol enorgullecen de ser dúctiles, adaptables a las circunstan-
son algunos de los factores más frecuentes– y el pobre cias y a la adversidad: “el pobre siempre se las arregla para
ascender merced a su trabajo, un golpe de suerte en el comer”. Aunque no siempre sea así, transmiten la verda-
juego, viveza o los negocios turbios. dera imagen de que buena parte de las energías se invierten
—Las dificultades que trae consigo la pobreza pueden ser en la implementación de las más variadas tácticas para re-
pruebas que Dios interpone en el camino de los hom- solver cuestiones primordiales. El villero se desempeña en
bres para probar su calidad moral y su fe. todo tipo de trabajos sucesiva o simultáneamente, y se
—Las sucesivas gestiones oficiales, sumadas a las arbitra- jacta de realizar aquéllos que revisten un alto riesgo per-
riedades de los políticos y la ambición de los ricos, son sonal sin hallar más compensación que una exigua paga
en parte responsables de frustrar los intentos de progre- diaria. La destreza y la valerosidad son, pues, cualidades
so económico de este sector de la población. El engaño, que acompañan a las grandes dificultades para emplearse.
las promesas incumplidas y los intereses personales no El discurso villero altera el signo de sus condiciones de
contribuyen al mejoramiento de las condiciones de vida, por momentos, extremadamente deficientes, exal-
vida de los villeros. tando sus virtudes de selfmade man. “Acá uno se rebusca, si
hay que hacer de changador, changuea; si hay que ciru-
Las explicaciones sobrenaturales nos remiten a pos- jear5, cirujea”. Reconoce la precariedad del asentamiento,
tular que la reflexión del pobre acerca de su condición y entiende que sus vecinos –por lo general, no se acusa a sí
reconoce sistemáticamente los límites de sus posibili- mismo– son también culpables del mal estado de una
dades para modificar una situación cuyas causales no zanja o de un pasillo. Pero, por otra parte, se jacta de las ta-
están íntegramente en sus manos. Reviste este reconoci- reas que él o alguna organización vecinal y partidaria en la
miento de un sentido funcional de la pobreza donde que participa han emprendido por sí solos, sin el apoyo
ésta desempeña un papel en el desarrollo de las condi- municipal ni de técnicos especializados para la mejora ba-
ciones morales de los individuos: una prueba en la vida. rrial.
En este sentido, reconocer las limitaciones no significa Diversos testimonios concluyen valorando positiva-
adormecerse en la imposibilidad sino, quizás, convivir mente vivir en la villa, habiendo rechazado ofertas de pa-
con ellas y, más aún, transformarlas en viabilizadoras de rientes y amigos de mudarse a otros barrios “mejores” pues
una modificación. “yo no quiero deberle nada a nadie”. Vivir en la villa sería,

5 Changa: trabajo temporario o circunstancial, de breve duración. Cirujeo: comercialización de deshechos.

119
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

entonces, una prueba del propio esfuerzo y de la genuina pasillos; entretanto, el ladrón sale por el lado opuesto
capacidad de un individuo para hacer frente a sus necesi- del barrio sin ser visto y, aparentemente, vive en la villa
dades; no, como en la interpretación calvinista, una donde tiene su guarida;
muestra de apatía e indolencia. —Muchos de quienes están detrás del dinero fácil, se in-
ternan en la villa para conseguirlo, pues se suele decir
III.2 que “en la villa hay plata segura”. Tal es el caso de las
El villero sabe que “la villa es un lugar mal mirado por la razzias policiales que se llevan a cabo precisamente los
gente”. Reconoce que decir “soy de la villa” puede signi- días en que los trabajadores cobran sus quincenas, tras
ficar que el extraño sospeche de inmediato de sus condi- ser detenidos bajo los cargos de ebriedad, revisión de
ciones morales. Comparte con el no villero la concepción antecedentes o falta a la autoridad, los reos deben abo-
de que en las villas miseria residen ladrones, prostitutas, nar una suma de dinero para quedar en libertad; de lo
borrachos y jugadores. No sólo lo afirma sino que, contrario permanecerán en la dependencia una semana
además, algunas medidas de disciplina que impone en su o más, perdiendo su empleo, su jornal, o el premio al
hogar condicen con este hecho,; no se permite a los me- ausentismo y a la puntualidad.
nores ni a las jóvenes ausentarse del hogar más allá del
anochecer; se teme a los incendios intencionales provo- Lo expuesto nos lleva a señalar que el villero no niega la
cados por rencillas entre facciones o entre bandas delic- existencia de ciertas “irregularidades” en su vecindario,
tivas y policiales; se acompaña a las mujeres que salen a pero no las atribuye exclusivamente a la inmoralidad de
trabajar antes de que amanezca para evitar que sean agre- sus residentes sino a instigadores y pervertidores externos
didas. que utilizan a la villa como su base de operaciones. El vi-
Esta caracterización le trae al villero diversos inconve- llero no se atribuye una moral especial, diferente a la del
nientes y limitaciones en su interacción con los no villeros; resto de sus conciudadanos; a lo sumo afirma que “acá hay
p.e., en lo concerniente al plano laboral, las fábricas ve- más libertad”, en el sentido de que se utilizan palabras
cinas no contratan villeros para puestos fijos sino para consideradas groserías, o que las expresiones genitalizadas
temporarios, mediando el vínculo de un contratista. El son más frecuentes y manifiestas que en otras partes. Rela-
personal de estas empresas argumenta que los villeros son tiviza la gravedad del asunto afirmando que en su villa no
irresponsables, bebedores y ladrones, y que pondrían en hay más prostitutas que, p.e., en la Capital, sólo que aquí
peligro la continuidad de tareas consideradas de impor- son menos “visibles” pues se visten como damas y sus
tancia. El villero, por su parte, afirma no entender la me- “amigos” las encubren con dinero.
dida, pues si es pobre, necesita más que cualquier otro pos- El villero considera que una medida protectora para
tulante ese empleo, y hará todo lo posible para conser- desligarse de la inmoralidad de sus vecinos, es “ocuparse
varlo. Cuando en una escuela cercana a la villa faltan útiles de las cosas de uno”, sin entrometerse en la vida de los
escolares, algunas madres acusan de inmediato a los niños demás. Nuestros informantes se enorgullecen de no mero-
villeros. En los hospitales, donde muchas madres solteras dear en la calle o en casas ajenas aunque ello no es estricta-
villeras dan a luz a sus hijos, el personal de enfermería hace mente cierto, sino un comentario que sigue inmediata-
sentir a la parturienta la culpa por su inmoralidad que la ha mente a la presentación y de permanecer en su hogar con
llevado a concebir un hijo por el cual en ese momento se la familia reunida. Debido a las características del sistema
asusta y sufre. delictivo, la coerción, la complicidad, el encubrimiento, la
Algunas de las causas atribuidas a que las villas miseria venganza, la desprotección ante las balaceras y el desam-
sean consideradas antros de inmoralidad son: paro frente a los procedimientos policiales, sus consecuen-
—Diversos negocios turbios cuyo escenario es la villa son cias no sólo afectan a los “culpables”. Es necesario que los
conducidos por personal extravillero, capitalistas que padres vigilen la compañía (las “juntas”) de sus hijos
lucran explotando al villero y extrayéndole su dinero; aunque ello no siempre es posible para evitar, p.e., que
—La villa miseria es la trastienda de la ciudad; aquí vienen sean tentados por vendedores de objetos robados y cola-
ciudadanos “respetables” a hacer todo lo prohibido y boren en su comercialización; o que entren en el mundo
luego se van, diciendo que la villa es un conglomerado de la drogadicción. El temor a que los adolescentes tomen
de malvivientes; por el “mal camino” es una poderosa razón para aban-
—Frecuentemente, ladrones de otras partes o de las inme- donar la villa. Ello no se debe sólo a cuestiones de índole
diaciones, se internan en la villa para burlar la persecu- moral sino, fundamentalmente, al riesgo personal del
ción policial; los agentes no se aventuran por los joven y su familia.

120
Constructores de Otredad

Un capítulo especial dentro del eje identificatorio de la dades, sino también sus propios compañeros. La burla ma-
inmoralidad es el que corresponde a la ocupación ilegal de siva hacia un niño con alguna enfermedad eruptiva
la tierra. Como es sabido, muchas villas miseria se ex- evidente, con signos de alguna golpiza paterna o carente
tienden en predios fiscales o particulares sin edificación. de los útiles necesarios –todo lo cual puede ser frecuente y
En consonancia con diversas razones que ya hemos ex- generalizado entre los escolares de los establecimientos
puesto: proximidad del lugar de trabajo, vecindad de pa- cercanos a una villa miseria– puede expresarse bajo la
rientes, establecimiento de una importante red vecinal y forma de los motes “sucio”, “negro villero”, etc.; el damni-
de amistad; presencia de compadres, exención del pago de ficado entiende bien pronto el tono peyorativo de estos
tasas e impuestos, etc., la permanencia de los “intrusos” términos aunque todavía no conoce sus connotaciones
depende de la política oficial respecto de estos asenta- precisas; intuye que “ser villero” no es bueno y, consi-
mientos (relocalizaciones forzosas o planificadas, no in- guientemente, aprende a ocultarlo. Esta actitud se ve agu-
novar, etc.). La incertidumbre tanto como la vivencia de dizada en escuelas alejadas a su barrio, privadas y secunda-
ser un residente sin derechos son el resultado de una rias donde, si los hay, los villeros son una ínfima minoría.
imagen fomentada por la población en general y percibida Los adolescentes y, particularmente, los jóvenes son
por los villeros en particular, además de las condiciones quienes más frecuentemente encubren su identidad. Ello
objetivas de su asentamiento. “El otro día andaba viendo podría obedecer al intento de las muchachas de establecer
un helicóptero que daba vueltas y daba vueltas... y yo una pareja con jóvenes no villeros, como también a las
pensé: Uy, ahora queman la villa y tenemos que salir co- connotaciones inmorales que tiene ser villero y a los
rriendo como ratas”. ideales de moralidad exigidos por esta sociedad a la mujer.
De ahí la importancia de residir en un predio propio, Asimismo, muchos adultos de ambos sexos ocultan su
ya sea un departamento o una casa, la línea fronteriza que identidad, ya sea por motivos laborales, ya sea por ver-
separa a villeros de no villeros es el ámbito de su residencia; güenza ante sus propios compañeros, especialmente si la
deja de serlo aquél que se muda a otro barrio, donde las mayoría no pertenece a su vecindario. En estos casos el
pautas de urbanización se corresponden con los dictados ocultamiento de la identidad va a la par de diversos in-
municipales. El factor urbanístico y, más específicamente, tentos por salir de su condición. Esta búsqueda de movi-
las condiciones de ocupación del suelo y la vivienda ho- lidad social junto al hecho de desenvolverse en medios no
mologan a todos aquellos que comparten este estigma. villeros hace que el estigmatismo encubra aquel factor que
lo diferencia de sus compañeros.
IV El ocultamiento y la vergüenza conducen tanto a los
Como se expuso más arriba, el estigma es aquel atributo niños como a adultos a la fragmentación de su vida social.
que, por su significación social, suministra información Una primera imposición externa, como es ocultar el
acerca de su portador, una información que puede ser ma- origen social, cultural y geográfico del villero, excluir expe-
nipulada en función de la interacción. La utilización del riencias y sucesos barriales de los temas de conversación
estigma (p.e., la ceguera, una deformación física, desco- –organización y participación en tareas vecinales, repara-
nocer el idioma del medio, pertenecer a una raza, credo, ción urbanística, comentarios sobre algún evento parti-
grupo étnico o ideología política perseguidos), interviene cular, una inundación, la erradicación del predio, etc.– se
decididamente en las sucesivas redefiniciones sociales traduce, a la larga, en un desconocimiento deliberado de la
como si fueran constantes negociaciones acerca de cuáles propia historia y necesidades del propio lugar en la estruc-
son las limitaciones y las ventajas que este rasgo peculiar tura social y, en muchos casos, en la desvalorización y el
impone. ocultamiento vergonzante de la propia familia, de los ve-
“Ser villero” es un estigma que el niño aprende cinos y, en definitiva, de la propia persona.
–además de algunos comentarios de sus mayores– desde Hemos observado que esta actitud responde más bien a
los primeros años de la escuela. Aquí, cada alumno ad- quienes están en condición de lograr un ascenso social.
quiere una imagen de sí mismo por contraste con los Aquéllos que se encuentran sumergidos en su pobreza, ca-
demás compañeros, internalizando juntos el código nor- rente de trabajo estable y de ingresos regulares, son bas-
mativo hegemónico de la sociedad. A través de las con- tante menos enfáticos en este aspecto. Su medio habitual
signas lanzadas por las autoridades escolares, el niño recibe es la villa y los empleos donde predominan trabajadores de
una serie de pautas –útiles para llevar, tareas que realizar, esta extracción.
una conducta a observar, un vocabulario “adecuado”, Sin embargo, no todas las circunstancias son ade-
etc.– cuyo incumplimiento no sólo sancionan las autori- cuadas para ocultar “información social”; a veces es conve-

121
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

niente que el villero exprese, de modos diversos, su iden- cuente ante una relación claramente asimétrica. Si el ex-
tidad social. En efecto, su manifestación puede definirlo a traño emite una afirmación que sentencia y desvaloriza la
la par, en posición inferior o superior respecto de su inter- calidad humana y moral del villero, éste ni asiente ni re-
locutor, dependiendo de rasgos personales, de las circuns- futa. En repetidas ocasiones hemos observado cómo el
tancias de la interacción y de los fines de la misma. portador de esta identidad estigmatizada desviaba la mi-
Cuando se define como tal, el villero suele presentarse rada y aguardaba a que su interlocutor cambiara de tema
ante los demás con distintos matices que denotan su infe- de conversación. Esta actitud es particularmente adecuada
rioridad. cuando hay en juego una transacción, ya sea un empleo o
Como carenciado, se muestra necesitado, minusvá- la entrega de un bien al villero. En estos casos, su absten-
lido, incapaz de valerse por sí mismo. La actitud y el dis- ción garantiza la continuidad de la relación y, sobe todo, la
curso adquieren un tono suplicante, de demanda lasti- obtención de ciertos beneficios. Por otra parte, el silencio
mera, de queja y ruego hacia el no villero quien, a partir de que aparenta una falta de respuesta o la pasividad, en rea-
su conmiseración, pasará a hacerse cargo de las desven- lidad encubre una disconformidad no explicitada que, a la
turas del pobre haciendo uso de sus influencias, su poder y vez, no arriesga la fuente de recursos materiales y laborales.
su status económico suponiendo, además, que el villero En una posición contestataria, donde la inferioridad da
está totalmente desprotegido e inerme ante su triste des- lugar a cierta equiparación de los interlocutores, el silencio
tino. En este caso, la manifestación de la identidad villera a es reemplazado por distintas explicitaciones de disconfor-
través de la ostentación de la pobreza, contribuye a la ob- midad. El villero puede increpar al maldiciente y prejui-
tención de beneficios secundarios. Esta actitud ha sido re- cioso, mediante una mirada fija y desafiante, y/o a través
forzada desde la política de diversas instituciones, funda- de la agresión física directa.
mentalmente la Iglesia Católica, las organizaciones de Be- Parecen relativamente pocas las circunstancias en las
neficencia, las gestiones oficiales y los partidos políticos cuales el villero puede detentar una posición de superio-
(especialmente el Partido Justicialista, que ha tenido ma- ridad ante el no villero. Sin embargo, ello ocurre cuando
yor inserción partidaria en los sectores populares). El vi- éste depende de aquél para alguno de sus fines. P.e., el te-
llero se define ante ellos desde el ángulo de clientela perti- rritorio que comprende la villa miseria es una “terra incóg-
nente; ante la Iglesia, el villero aparece como pobre y fiel nita” donde el extraño siente temor a la agresión y a perder
cristiano; ante las organizaciones de beneficencia, como el rumbo en la ininteligible trama de pasillos internos. Los
simple carenciado; ante el Partido Justicialista, como po- funcionarios de distintas reparticiones oficiales –censistas,
bre y peronista. asistentes sociales, celadores, maestros, carteros– y todo
En razón de sus connotaciones inmorales, el villero aquel que deba internarse en la villa –proveedores, cobra-
puede presentarse en una posición de inferioridad defen- dores, vendedores, levantadores de apuestas– requieren de
siva, cuando ante la mera presencia de un extraño no villero, la mediación de un conocedor para ubicar a determinadas
sin responder a acusación explícita alguna, el villero se ex- personas, devolver un niño a la escuela, canalizar ayuda a
cusa por su precaria condición, por la suciedad del hogar, la población, etc. Los villeros se transforman en verda-
por el frío dentro de su vivienda, por las goteras, por las in- deros baquianos, concientes de su saber exclusivo y de su
comodidades, o reprende de manera excesiva a sus hijos rol insustituible. Aún así, la decisión de brindar la ayuda
cuando éstos andan desarrapados, descalzos o emplean un solicitada dependerá de un conjunto de factores circuns-
léxico inoportuno ante el visitante, demostrando así, co- tanciales y personales. El villero se torna un mediador a la
nocer y compartir con éste su código y sus pautas. vez que un protector del extraño en la villa y, eventual-
En relación con esta imagen, el villero puede mostrarse mente, de aquéllos que residen en los barrios aledaños, en
como un aliado del no villero, sabiéndose en una condi- la medida que puede interceder para la búsqueda de ob-
ción desventajosa, se manifiesta conocedor de todos los es- jetos “perdidos” o para prevenir el robo en ciertas vi-
tigmas que pesan sobre su sector social y aprueba las con- viendas pues pertenecen a “amigos”.
clusiones que extrae el no villero. El villero hace gala de su
propia moralidad, se queja de la inconducta de sus vecinos V
y la precariedad general del asentamiento, con el fin de En esta sección intentaremos exponer el papel desempe-
prevenir al visitante que él es diferente al resto, que no ñado por los villeros respecto a la constitución de su iden-
comparte las connotaciones negativas de vivir en una villa. tidad, cuyo significado se encuentra fuertemente condi-
Al ocupar una posición de inferioridad replegada, el si- cionado por el sector hegemónico. Podemos resumir este
lencio y la abstención son, quizás, la respuesta más fre- punto en dos premisas:

122
Constructores de Otredad

—el villero desarrolla un rol activo en la construcción de algunas cuestiones que, aun cuando afecten a la población
su estigmatizada identidad; en general, en la villa son de más difícil solución, debido al
—-una de las manifestaciones de este rol es la resignifica- efecto multiplicador de la pobreza. Las limitaciones exis-
ción del estigma en función de las posibilidades que le ten y muchas son infranqueables, al menos por el mo-
brinda la interacción y según sus intereses concretos. mento. Erróneamente se suele identificar esta infranquea-
bilidad con la indolencia y el abandono.
La identidad villera se funda en dos características –po- Mediante la expresión de su pobreza, el villero reivin-
breza e inmoralidad– ejes de la ubicación que el villero dica constantemente su lugar social: un lugar de provisión
concibe para sí en el sistema social mayor y fundamento de y de derechos, no de carencia y privaciones. Variados testi-
la relación con el extraño. En el proceso social, la relación monios aluden a que el villero es capaz de ocupar una
con el villero ha adoptado dos modalidades articulatorias mejor posición que la actual y de responder a sus obliga-
que consisten, según los términos de J.J. Brunner, en la ciones y responsabilidades. Refiriéndose, p.e., al reparto
“asistencialización” y la “marginalización” del pobre de alimentos en el vecindario por parte de los comités jus-
(Brunner,1978). ticialistas en 1974, una vecina (justicialista también) refle-
La asistencialización, una de las operaciones que la xionaba lo siguiente:
ideología dominante instrumenta respecto de estos sec-
tores para su sujeción, consiste en reducir la relación entre “...ellos (los peronistas) reparten a los necesitados y yo soy
el pobre y la sociedad mayor a la asistencia mediada, en una necesitada, y además, por dos kilos de cualquier cosa
principio, por un aparato organizativo específico. De este que repartan, no me están haciendo un gran favor...!!!
modo, la sociedad “niega el momento positivo de la pro- Además yo pienso que un buen gobierno no tiene porqué
ducción de la pobreza” (Ibid.:47), haciéndose cargo “por andar dando cosas a la gente; tendría que dar trabajo,
propia iniciativa” de la necesidad de este sector. Se ha des- abrir fuentes de trabajo ¿no?”
plazado, pues, la verdadera causa de la miseria.
Según esta operación, los villeros participan del pro- Ello no obsta para que, como vimos, deje de hacer galas
ceso social desde su exclusión de las oportunidades de con- de su pobreza con el fin de obtener ciertos beneficios se-
sumo. El estado y las organizaciones asistenciales se autoe- cundarios; pero esta estrategia, producto además de una
rigen en agentes activos mientras que los pobres son rele- nutrida experiencia en relaciones asistencialistas, suele
gados a un papel pasivo y dependiente; el Estado y sus quedar a un lado cuando el demandante dispone de otros
agentes son los dadores; el pobre es un mero receptor. medios más apropiados a su nueva situación. Tal es el caso
Esta perspectiva que asigna un lugar social y político de una mujer que dejó de retirar leche en polvo, que se ad-
determinado a los villeros presenta algunas variantes, to- ministraba gratuitamente en el puesto sanitario, cuando
das ellas igualmente mecanicistas. Ya sea por considerarlos su marido consiguió un trabajo efectivo.
moral o culturalmente inaptos, ya sea por determinación La segunda modalidad articulatoria es la “marginaliza-
económica, la respuesta villera no suele tenerse en cuenta ción” del pobre, esto es, efectuar el desplazamiento desde
puesto que se supone, p.e., que los villeros están determi- un lugar subordinado a otro exterior al sistema. La po-
nados absolutamente –mucho más que “en última ins- breza, entonces, adquiere connotaciones morales inadmi-
tancia”– por su posición de explotados o bien, de igno- sibles pues el pobre pasa a formar parte de un mundo
rantes e incapaces; se concluye, por lo tanto, que su propio ajeno a este mundo, exterior, incontaminado pero incom-
margen de acción, de relativa autonomía, es inexistente. prensible, y por lo tanto, siempre amenazante.
En la sección anterior señalamos que el villero res- Los villeros hacen su propia conceptualización de la in-
ponde con el esfuerzo a las limitaciones que le impone su moralidad: refutan las generalizaciones que los involucra
pobreza; su vida es sumamente esforzada tanto en lo que en asuntos turbios de sus vecinos o de extraños que usan a
respecta a lo cotidiano (buscar agua, alimentarse, trabajar, personal villero para sus oscuros fines; consideran a los in-
etc.) como para hacer frente a eventos extraordinarios (una morales un mal del barrio que puede resultar nocivo para
muerte, la erradicación del predio, un incendio, etc.). Nu- los demás residentes y, fundamentalmente, para la crianza
merosas tareas de fácil realización en la ciudad, se vuelven y seguridad de sus hijos.
en la villa verdaderas empresas; p.e., la amenaza de las La convergencia entre la posición socioeconómica y el
inundaciones, siempre probables en terrenos tan anega- status jurídico ilegal de la población villera respecto de la
dizos, ponen en peligro numerosos bienes que resultan de- tierra que ocupa, imponen a este sector un estrecho mar-
masiado costosos para este sector. Otro tanto ocurre con gen de acción frente a los controles externos. Por consti-

123
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

tuir un ámbito social que las leyes desconocen como VI. Conclusiones
propio, en la medida que un espacio definido por estar al La identidad villera se funda en dos características –la po-
margen de la ley (ocupación de tierras fiscales) no es legis- breza y la inmoralidad/ilegalidad– en virtud de las cuales el
lable, los controles externos no se abstienen de actuar sino villero se concibe a sí mismo y a sus relaciones con el sis-
que operan de modo diferente; sus vínculos con la pobla- tema social global; por su parte, en función de ambas, el
ción son básicamente informales y recorren una vasta no villero dirige su interacción con el estigmatizado. En la
gama que va desde la asociación ilícita y la extorsión, hasta reproducción de su articulación subordinada con otros
el tratamiento más o menos corriente que se la da a cual- sectores del sistema social, tiene gran relevancia la cons-
quier ciudadano. Los mismos vecinos aseguran que mu- trucción de una identidad basada en estigmas acuñados
chos delincuentes terminan como simples empleados de la por los sectores hegemónicos.
policía, compartiendo con ella sus ganancias. Por su parte, En esta ponencia hemos intentado responder a tres in-
cada villero actúa respecto a los demás con una compli- terrogantes:
cidad tácita; frente al extraño explica no tratarse con los
demás vecinos, ni saber de sus andanzas. El villero res- -¿En qué consiste la identidad villera?
ponde con este “encubrimiento involuntario” a la vigi- -¿A través de qué fenómenos manifiesta esta identidad la
lancia permanente de los controles externos y de los ve- articulación subordinada del villero?
cinos de los barrios aledaños. “Acá todos tienen algo que -¿Qué papel asume el sector estigmatizado en la definición
esconder” se comenta. Asimismo, el supuesto desentendi- de su identidad?
miento (y desconocimiento) de un sujeto respecto de las
dudosas actitudes de sus vecinos aparece, más bien, como La identidad social villera expresa permanentemente la
una pauta ideal autoprotectora, como medio de asegurar articulación subordinada de este sector a través de la incor-
su neutralidad respecto de algunos sucesos en que más poración de diversos atributos cuya estigmatización im-
tarde pueda verse involucrado. ponen los sectores hegemónicos. Pobreza, inmoralidad y
Su condición de “inmoral” (fuera de la moral reque- otros rasgos relacionados con aquellos reciben, en prin-
rida o dominante) y de “ilegal” (fuera de lo legislable) no cipio, un significado que se hace presente en la interacción
sólo segrega algunos campos de actividad sino que integra entre extraños y villeros. Estos, tienen en cuenta que su
otros. La ilegalidad y la inmoralidad se transforman en atribuida inmoralidad puede restarles posibilidades en la
vehículos de la articulación entre los villeros y los restantes obtención de ciertos recursos, vedarles el acceso a determi-
sectores del sistema social. nados ámbitos y, por consiguiente, ocultan su identidad.
Sin instancia a que apelar, y siendo su principal base el Su manipulación obedece a un código normativo y valora-
apoyo material y social del vecindario con el que comparte tivo común a villeros y no villeros que distingue lo moral
su estigma, el villero encubre y oculta. La inmoralidad se de lo inmoral, lo ocultable de lo expresable, lo digno de lo
estructura también en un código que aparece como intra- indigno, etc., según las circunstancias y los requerimientos
ducible y hermético para el observador externo, no sólo de la interacción. Sin embargo, ello no asegura la respuesta
como un termino de la interacción compartido con los ex- en una misma dirección que lo esperado.
traños. Tras la ininteligibilidad de lo no previsto por el Lejos de responder mecánicamente a los roles y las ex-
“buen orden”, la inmoralidad se vuelve un refugio que pectativas reproductivistas que los sectores hegemónicos le
ampara a este sector social. Digamos entonces, que lo “in- deparan, el villero utiliza su estigma para mejorar su con-
moral” no es simplemente una acusación externa, sino dición. El signo negativo de su identidad puede ser em-
también la caracterización defensiva de este vecindario; es pleado como un arma para sus propios fines o ser revertido
el denominador común que protege al villero –a cierto en función de sus intereses, para la obtención de recursos y
precio, es claro– en su significación dual; por una parte, es para asegurar a los suyos la supervivencia en este difícil
un término de transacción con los controles externos y do- contexto.
minantes; por el otro refiere lo incontrolable, lo imprevi- Ni abiertamente impugnador, ni claramente sumiso, el
sible; es su propia arma y el arma esgrimida contra él; es su villero construye y utiliza su identidad a través de la expe-
salvación y su condena, se constituye así en su margen de riencia de su constante lucha por la vida.
acción, en su relativa autonomía. Buenos Aires, abril de 1984.

124
Constructores de Otredad

Bibliografía

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tión, FLACSO, Buenos Aires, 1983. Mimeo.

125
PASOS PARA EL ESTUDIO Y LA EXPOSICIÓN
DE UN TEXTO ANTROPOLÓGICO *

Esteban Krotz

El objetivo de este texto consiste en señalar una serie de elementos necesarios para apropiarse
intelectualmente de un texto antropológico y/ o para prepararlo para una exposición en clase.
Vale para los textos habitualmente breves contenidos en los programas de los cursos de la
licenciatura en antropología social, pero sirve también para el estudio de obras más
voluminosas. Se trata de un esquema entre otros posibles que hay que adecuar al propósito
específico del que se trate (estudio individual, trabajo en grupo, exposición en clase, etc.).

I. Premisas

1. El estudio científico de un texto antropológico no es lo mismo que su lectura,


aunque esta última sea parte de lo primero.

2. El estudio científico de un texto antropológico no puede realizarse adecuadamente sin


hacer anotaciones: tratar de trabajar un texto sistemáticamente sin tomar notas de él y de las
ideas propias, es una especie de pérdida de tiempo. (Naturalmente, estas notas no deben
hacerse en el mismo texto, a no ser que se trate de una copia propia; este caso, sin embargo,
suele ser el menos frecuente en la vida de la/os antropóloga/os).

3. La ciencia antropológica es un proceso de discusión no acabado. Esto significa que


cualquier enunciado suele estar en algún tipo de relación explícita o implícita con otros
enunciados, otras obras, otros autores. Por consiguiente, para una comprensión y explicación
cabal de un enunciado es imprescindible encontrar y explicitar este tipo de relaciones entre el
texto en cuestión y otros textos.
4. Por la misma razón, el estudio y la exposición de un texto antropológico se beneficia
siempre si no se empieza simplemente a leerlo, sino si se le aborda con algún tipo de
pregunta, de interés explícito (que pueden provenir, por ejemplo, de la exposición del
programa por el maestro, de la lectura del mismo, de la lectura de otras obras, de una inquietud
personal, de interrogantes surgidos durante el trabajo de campo, etc.).

II. Procedimientos

Para el estudio científico de un texto antropológico es necesario especialmente si se le quiere


preparar para una exposición realizar al menos dos lecturas completas: la primera, más o
menos rápida, para enterarse a grandes rasgos del contenido, de la problemática, etc. de la
obra en cuestión y, en dado caso, formular la pregunta de la que se habló en el inciso I-4; la
segunda, ya más detenida, será propiamente analítica. Para esta segunda lectura y la toma de
los apuntes correspondientes puede seguirse el siguiente esquema:

1. Ficha precisa del trabajo a que se refieren las notas, la exposición e indicación
rápida - en una o dos oraciones - de la temática o problemática general a que se refiere la obra.
(En el caso frecuente en los cursos de que el texto por estudiar sea un capítulo de un libro, un
artículo de una revista, etc., es conveniente hacer alguna anotación sobre la obra completa de la
que se trabajará una parte).

2. Señalamiento de la intención o el objetivo del/a autor/a: ¿qué es lo que el/a autor/a


se propone demostrar, aclarar, comprobar?
Muchas veces pueden utilizarse para esta parte citas de la introducción o de las conclusiones de
la obra en cuestión. Frecuentemente, un/a autor/a contrasta lo que quiere elaborar con
opiniones a su juicio erróneas, es decir, señala las opiniones con las que no está de acuerdo y
que quiere refutar; puede ser útil anotar este tipo de comentarios aquí (recuérdese el inciso I-3).

3. Esquema general de la obra.


En este inciso, igualmente muy breve como los dos anteriores, se trata de dar en pocas palabras
un resumen muy sintético de los elementos centrales de la obra. Entre estos están:
a) ¿Cuáles son los apartados (capítulos, incisos, etc.) de que consiste la obra?
b) ¿Cuál es el modelo explicativo que utiliza el/a autor/a (en caso de tenerlo, ya
que también hay obras meramente descriptivas)?
c) ¿Cuáles son conceptos o definiciones centrales de la obra cuyo
conocimiento/exposición es necesario para su comprensión?
d) ¿En qué material empírico (en caso de haberlo) se basa (por ejemplo: datos
demográficos, históricos, políticos, económicos, etc. de tal y tal tipo, en tal y tal lugar,
correspondientes a tal y tal época, referentes a tal y tal sector poblacional, etc.) y de qué
fuentes (revisión de tales archivos, trabajo de campo de tal a tal fecha, etc.) provienen?
(Observación: estos tres puntos serán relativamente breves, tanto en las notas como en una
exposición. Constituyen algo así como la introducción, las bases o una visión panorámica
general para poder saber de qué se trata y qué es lo que vendrá después).

4. Desarrollo del argumento de la obra.


Por lo general y menos en una exposición no se trata aquí de una recapitulación detallada de
la obra y de todos los datos y todas las consideraciones contenidas en ella, sino de un resumen
sistemático y coherente.
La selección de los materiales aquí anotados/ expuestos se derivan de lo tratado en los
tres puntos arriba señalados y deben contener todo lo necesario para que uno mismo y el
auditorio pueda entender/ obtener una visión completa de los elementos centrales de la obra
en cuestión y necesarios para comprender y discutir lo que sigue después.
Aquí hay que recordar nuevamente que a menudo uno estudia/ expone un texto no
porque interese en su totalidad, sino porque es relevante con respecto al estudio o la discusión
de un fenómeno determinado, un modelo particular, una discusión conceptual específica, etc.
Es decir recuérdense nuevamente los incisos I-3 y I-4 , uno estudia/ expone el texto de
acuerdo con un interés o una pregunta particular. Cuanto más claro se tenga este interés, esta
pregunta, tanto más fácilmente se podrá distinguir entre los elementos que deben
seleccionarse aquí y los que por el momento no son relevantes.
(En caso de no tenerse tal interés o pregunta, uno puede guiarse por la misma pregunta
del autor de la obra; véase inciso II-2).
5. Conclusiones del/a autor/a: ¿cómo resume el/a autor/a su obra? ¿qué es lo que él/la
mismo/a afirma haber encontrado, aclarado, demostrado? ¿qué valor atribuye él/la mismo/a a
su obra? ¿qué perspectivas se desprenden, según él/la mismo/a, de su obra para estudios
futuros de la problemática en cuestión?
Este punto nuevamente será relativamente breve; puede verse como un resumen del
punto anterior.

6. Primera parte de la evaluación (crítica): evaluación de la obra en sus propios


términos. Es decir: ¿logró la obra lo que se propuso el/a autor/a? ¿hay coherencia entre el
objetivo, el desarrollo de la obra y las conclusiones? ¿existe claridad en cuanto a los conceptos
y el modelo elaborados y su utilización en el análisis? ¿concuerda lo afirmado con el material
empírico presentado?

7. Segunda parte de la evaluación (crítica): confrontación con otras obras. Aquí puede
relacionarse la obra completa con otras obras completas del mismo tipo o bien partes de la
misma con partes de otras (por ejemplo, comparar los modelos, las metodologías, la calidad de
materiales empíricos, la definición y utilización de conceptos, los resultados; es importante
recordar que no es admisible comparar sin mayor análisis, obras escritas en épocas históricas
diversas, comparar un artículo exploratorio con una obra basada en años de investigación, etc.)
En el tratamiento de un texto que forma parte de un curso, es sugerente relacionarlo
con otros textos del mismo curso. También textos estudiados en otros cursos sobre temas
relacionados y obras utilizadas en una investigación constituyen materiales adecuados para tal
confrontación.

8. Tercera parte de la evaluación (crítica): opinión propia. Esta se basará, desde luego,
en los dos puntos anteriores. Sin embargo, es conveniente anotar brevemente tanto su
formulación como su fundamentación, ya que esta opinión será la posición que uno
sostendrá en una discusión sobre autor, obra, problemática tratada.
III. Observaciones adicionales

1. Tomando en cuenta los incisos I-3, I-4 y II-8, es conveniente incluir en las notas de
lectura en la exposición elementos para la contextualización biográfica (datos sobre el/a
autor/a y sus obras en general), que frecuentemente pueden obtenerse de una enciclopedia, de
una historia de la antropología, etc. o del profesor que imparte el curso.
Suele ser provechoso y en algunos casos imprescindible recurrir a textos relevantes
para la discusión en la cual se inserta la obra por tratar; como ya se indicó, esta literatura
secundaria puede identificarse a partir de las referencias del mismo autor o se puede recurrir a
las mismas fuentes que se acaban de mencionar.

2. En vista de que los problemas antropológicos no se resuelven sólo en la discusión, sino


mediante el análisis de realidad social, es siempre conveniente fijarse lo más detenidamente
posible en las cuestiones metodológicas y técnicas de la investigación que dieron origen
al texto por tratar.
Hay que recordar, empero, que una investigación y la exposición de sus resultados
suelen seguir caminos diferentes a menudo cuesta trabajo descubrir el camino seguido en la
investigación. Con frecuencia este trabajo de descubrimiento es importante, ya que puede
proporcionar elementos muy valiosos para la investigación propia.

3. En relación con lo anterior parece pertinente recomendar que se tome nota de manera
sistemática, haciendo las anotaciones correspondientes en fichas y clasificándolas de acuerdo
con la organización del archivo de cada quien de bibliografía que aparece en notas a pie
de página en los textos a tratar; así uno se hace, como producto secundario, con el tiempo, de
un catálogo bibliográfico, hemerográfico y documental propio acerca de las temáticas en las
que uno está interesado, ahorrándose muchísimo tiempo en investigaciones posteriores.

4. Finalmente hay que recordar que notas escritas son para ser consultadas y
exposiciones para ser escuchadas.
Con respecto a lo primero hay que enfatizar que notas que después ya ni entiende
quien las escribió o no las puede encontrar cuando las necesite, carecen de todo sentido. Esto
lleva a consideraciones de otro tipo, por ejemplo, las formas de organizar archivos, etc.
Con respecto a lo segundo hay que recordar que una exposición siempre debe
elaborarse pensando en el auditorio: su conocimiento previo del tema, sus dificultades de
comprender una discusión en la que el expositor lleva ventaja, el tiempo disponible para la
exposición. Entre los elementos para atender estos problemas están:
a) Apuntar en el pizarrón o en hojas distribuidas a todos o en un acetato o
diapositiva, el esquema de la exposición, las fichas bibliográficas pertinentes de la
literatura utilizada en la preparación de la exposición, tal vez alguna definición central
o un croquis o cuadro esclarecedor.
b) Medir antes de la exposición el tiempo (por ejemplo, una hoja
mecanoescrita "cuesta" casi tres minutos para ser leída de manera más o menos
entendible; las peores exposiciones son las que no se terminan bien por mala
planeación del tiempo).
c) Solicitar críticas de compañeros y/ o del maestro con respecto a la exposición
para poder mejorarla la próxima vez.
En este contexto parece pertinente señalar que, por lo general, exposiciones colectivas
pueden ser más interesantes para quienes las preparan que para quienes las escuchan;
en todo caso suelen necesitar más trabajo para ser inteligibles. Exigen un conocimiento
del texto completo en cuestión por parte de todos los integrantes del equipo, una
discusión detallada de todos los puntos señalados en el inciso II y una buena
organización de la exposición (incluyendo un ensayo previo con medición del
tiempo).

Al final de estas notas vale la pena destacar que ni esta parte del trabajo científico de todo
antropólogo ni ninguna otra podrá realizarse con éxito sin una clara y consciente planeación
del tiempo y que, tanto en este caso como en todos los demás, el avance de cada quien
dependerá en buena medida de la autoevaluación sumamente crítica que debe hacerse una y
otra vez.

*Este texto se publicó originalmente en la revista estudiantil Hoja de V iento (Ed. Departamento de Antropología,
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa), año 1, abril de 1987, n. 3, pp. 1-4.
La regulación biomédica de la intersexualidad.
Un abordaje de las representaciones
socioculturales dominantes

Luciana Lavigne

No importa en qué categorías queremos poner a la gente,


siempre hay una gran variabilidad, tanto cultural como biológica
dentro de esas categorías, por qué no admitir
que las cosas son más complicadas.
Anne Fausto-Sterling1

El presente artículo es una propuesta de reflexión acerca de la


regulación biomédica de la intersexualidad de niñas y niños recién
nacidos y durante sus primeros años de vida, en la Ciudad de
Buenos Aires.2 Es también un intento por reconocer las represen-
taciones socioculturales dominantes sobre la intersexualidad que
atraviesan los abordajes e intervenciones socio médicos contempo-
ráneos. Al considerar las representaciones médicas, nos referimos
al conjunto de categorizaciones y prescripciones que definen las
prácticas profesionales, incluyendo formas teóricas y técnicas es-
pecíficas, y formaciones interpretativo-valorativas de carácter so-
ciocultural, que se expresan en los criterios de definición, diagnós-
tico, clasificación, tratamiento y prevención, entre otros.3
En nuestro tratamiento del tema el acento ha sido puesto del
lado de quienes ejercen el poder de decisión, intervienen sobre los
cuerpos intersex y producen conocimiento visible, público y he-
gemónico sobre la temática.

1 http://www.zmag.org/zmag/articles/march2000bronski.htm[0]
2 Este artículo retoma nuestra Tesis de Licenciatura en Antropología,Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires,2006. El trabajo de campo fue realizado fundamentalmente en-
trevistando a profesionales de los hospitales públicos de niños de la Ciudad Autónoma de Bue-
nosAires. Se focalizó en diversos agentes de la salud y otras voces relevantes de la sociedad que
se encuentra vinculados por profesión o activismo a la intersexualidad.
3 Grimberg, Margulies y Wallace (1993),p 109.

51
Es importante señalar que ha sido la ciencia médica –a partir
de procesos históricos de medicalización– la disciplina que ha creado
los discursos hegemónicos sobre intersexualidad, produciendo
un corpus de saberes particulares y de intervenciones específicas
desde su perspectiva disciplinar.4 Problematizamos los discursos
y prácticas médicas hegemónicas sobre los cuerpos intersex y, en
definitiva, sobre sus experiencias, entendiendo por modelo médico
hegemónico al conjunto de prácticas, saberes y teorías generadas
por la medicina científica, que culminaron identificándose como la
única forma de atender la enfermedad, legitimada tanto por crite-
rios científicos como por el propio Estado.5 En este contexto,
consideramos la perspectiva de médicos y médicas en tanto actores
sociales en ejercicio de ese poder hegemónico, que regula los
cuerpos y construye los problemas que deben ser considerados
como tales. Médicos y médicas, sin embargo, no constituyen una
comunidad uniforme y homogénea.
Para comprender este proceso de abordaje contemporáneo de
la intersexualidad retomamos el pensamiento de Foucault, cuyo
método genealógico posibilitó reconocer el modo en el que el
poder fluye socialmente a través de discursos y prácticas, convir-
tiendo cierto conocimiento en hegemónico en un momento histó-
rico dado, pero que también posibilitó reconocer la resistencia a
ese dominio.6 Este poder, que en el abordaje de la intersexualidad
se circunscribió a la institución médica, actualmente está siendo
cuestionado por diferentes grupos sociales y comunidades desde
diversos lugares del mundo, siendo el movimiento intersex uno de
los fundamentales promotores de estos cuestionamientos. Como
consecuencia, se están generando algunas transformaciones, aler-

4 Este proceso de medicalización significó disponer el marco y la perspectiva médica respecto


de un fenómeno como la autoridad y la visión hegemónica (Conrad,1982).”Esto es lo que ocu-
rrió con la medicalización de la intersexualidad:los médicos obtienen el monopolio del cono-
cimiento y tratamiento vinculado con la disfunción del cuerpo físico,en nuestro caso particular
interviniendo sobre los cuerpos de los intersex” (Lavigne,2006).En un trabajo anterior (2006)
profundizamos el análisis de este proceso mencionado.
5 Este proceso se inicia en a fines del siglo XVIII (Menéndez,1996).
6 Según el autor,utilizar los conocimientos subyugados permitiría deconstruir el discurso domi-
nante y de esta manera revelar sus limitaciones y suposiciones ocultas.En este sentido,si algún
conocimiento se torna dominante, como ha ocurrido con el producido por la biomedicina, se
torna”la verdad”,pero será cuestionado,podrá ser desplazado y reemplazado por otros discursos
(Foucault,1985).Este es el proceso que sucede actualmente a partir de las demandas y disputas
promovidas por los movimientos intersex y otros actores sociales referentes críticos del trata-
miento biomédico de la intersexualidad que ocurre en diversos países,incluyendo Argentina.

52
tas, denuncias, replanteos e investigaciones desde diferentes dis-
ciplinas y desde el activismo, que promueven un proceso de
cambio en las prácticas de intervención médica. Estos cambios, sin
embargo, sólo suceden de modo gradual y seguramente repercu-
tirán en los abordajes de diversos procesos de construcción de las
identidades sexuales.7
Como correlato de estos procesos histórico-culturales mencio-
nados se fueron construyendo discursos e impartiendo prácticas
normalizadoras biomédicas sobre esos cuerpos llamados “intersex”,
involucrándose en estos procesos de intervención un entramado de
concepciones y representaciones acerca del cuerpo, el sexo, el gé-
nero y la sexualidad. Estas concepciones y representaciones respon-
den a un marco más amplio que implica el interés del Estado y del
sistema legal por mantener el sistema sexual bipartito que posibilita
determinadas existencias clasificadas y catalogadas como normales,
excluyendo toda existencia ambigua o no clasificable en este modelo
de sexo binario, que exige desde el nacimiento mismo una identidad
genérica masculina o femenina, definida e inmutable.8
Queremos asimismo introducir el concepto de visibilización
como significativo para el análisis que aquí proponemos, en la me-
dida en que la intersexualidad involucra procesos mutuamente in-
terdependientes de visibilidad / invisibilidad.9. En este punto, si-
guiendo a Bourdieu, cabe considerar las representaciones,
individuales o colectivas, que hacen ver y valer ciertas realidades
y el intento de transformar las categorías de percepción y aprecia-
ción del mundo social, que tienen lugar en las luchas simbólicas por
la percepción de ese mundo.10 Así, la invisibilización es producto
de ciertos mecanismos socioculturales que silencian y omiten a de-

7 No se profundiza en el presente artículo en los movimientos y perspectivas específicas que han


cuestionado y disputado,en Argentina,los discursos y prácticas hegemónicas de la biomedicina
de intervención en los casos intersex, pero destaco su importancia en el escenario de luchas,
disputas y demandas en torno al paradigma de atención dominante.
8 Cabral y Maffia (2003) han mostrado cómo intervienen las lecturas ideológicas en la presunta
dicotomía del sexo anatómico,exponiendo con precisión la existencia de una ideología de gé-
nero que culmina disciplinando todos aquellos cuerpos que no se adaptan a las interpretacio-
nes que de ellos se espera realizar.
9 Entiendo que el proceso de mi investigación fue paralelo a un proceso de visibilización de la
problemática de la intersexualidad a nivel sociocultural en nuestro país y,especialmente,en la
Ciudad de Buenos Aires.Este proceso,que tomó ímpetu en los últimos años,se fue colocando
en diferentes agendas políticas y públicas
10 Bourdieu (1984).

53
terminados grupos o cuestiones sociales, en un lugar y momento
histórico en particular. Habitualmente, estos procesos de invisibi-
lización a los que aludimos involucran relaciones de dominación
y subordinación y, por supuesto, luchas políticas por resignificar
las maneras de percibir, apreciar, clasificar e intervenir. Esta ca-
racterización posibilita la comprensión de los mecanismos histó-
ricos que facilitaron el desconocimiento de las experiencias medi-
calizadas de la intersexualidad, a partir de las cuales diversas
instituciones socioculturales gestionan y regulan los cuerpos, la se-
xualidad y las identidades posibles.
En este trabajo nos proponemos visibilizar y problematizar al-
gunas de las estrategias de intervención contemporáneas de nor-
malización de la intersexualidad, producto de determinadas con-
cepciones ideológicas, relaciones sociales y de poder y de la
biotecnología a disposición.11 A continuación, se explicitan y ana-
lizan algunas de las representación socioculturales dominantes que
conforman estos discursos y prácticas biomédicas al momento de
intervenir y regular la intersexualidad. Propondremos, finalmente,
algunas reflexiones acerca de este proceso problematizado respecto
a cómo se ponen en práctica los mecanismos socioculturales que
contribuyen con la invisibilización y, simultáneamente, producen la
regulación de la corporalidad de las y los intersex.

Visibilizando procesos de regulación de los cuerpos intersex


En medicina, al hablar de normalización se alude al reconoci-
miento de una media, considerada como parámetro para predicar
la anormalidad de todo aquello que se distancie de ella12. Es esta
prerrogativa la que define, entre otras, la necesidad de intervenir

11 “Este proceso de normalización implica delimitar,rearmar,producir y en definitiva,empujarlos


cuerpos hacia los parámetros de la normatividad con el fin no sólo de hacer inteligibles cul-
turalmente sus formas corporales y sus correlatos identitarios sexuales,sino de reproducirun
orden social y político,que como afirma Cabral,‘obliga a las personas apagar con sus cuerpos
el acceso a derechos humanos y civiles’“ (Cabral,2004) Lavigne, (2006).
12 Según Canguilhem,la norma“es portadora de una pretensión de poder.No es simplemente,y
ni siquiera, un principio de inteligibilidad; es un elemento a partir del cual puede fundarse y
legitimarse cierto ejercicio del poder. (...) La norma trae aparejados a la vez un principio de-
calificación y un principio de corrección. Su función no es excluir, rechazar. Al contrario,
siempre está ligada a una técnica positiva de intervención y transformación,a una especie de
proyecto normativo”Foucault (citando a Canguilhem), (2001), p 57.

54
en los casos en los cuales existen genitales que son considerados
ambiguos o que por su forma se encuentran alejados de lo que es
considerado normal. Es decir, las intervenciones normalizadotas
no se realizan porque implican un riesgo para la vida, sino que se
considera que conllevan dificultades para el desarrollo de una vida
plena, “normal”. Bajo este supuesto, Money13 sostiene que existen
estigmatizaciones cuando no se normaliza lo que este médico en-
tiende como “defectos de nacimiento”14. Conrad y Schneider re-
fieren a la noción de estigmatización producida por aquellas de-
signaciones de atributos desacreditadores entre actores sociales,
atravesados por relaciones de poder, generadas y elaboradas en un
medio social específico, constituyendo una cuestión política.15 Tal
es lo que ocurre con las representaciones biomédicas sobre la in-
tersexualidad, en tanto que sostienen la anormalidad de la corpo-
reidad de los y las “pacientes intersex”, estos son constituidos
como portadores del estigma.
Las intervenciones quirúrgicas normalizadoras –sustento bio-
tecnológico del proceso de medicalización de la intersexualidad–, se
han convertido en una práctica esencial de su regulación contem-
poránea. Y como tales constituyen una de las prácticas concreta-
sinvolucradas en la concepción de la intersexualidad como “urgen-
cia médica”.
Al respecto, médicos entrevistados se han referido de la si-
guiente manera:
No es una urgencia de vida, ni una urgencia en la cual se
juega el porvenir del paciente, es una urgencia justamente
para evitar todas las implicancias psicológicas que trae
aparejado un intersexo.
Además es una urgencia en sí mismo, por lo que hablába-

13 El médico y psicólogo John Money comienza en la década de los ´50, junto a John y Joan
Hampson,la investigación y estudio exhaustivo de los intersexuales en la Johns Hopkins Me-
dical Centre, de Baltimore, EEUU, convirtiéndose en la primera clínica especializada en el tra-
tamiento de bebés intersexuales.Con anterioridad estos trabajos no existía un protocolo es-
tablecido para atender a los casos de pacientes intersexuales.La introducción de los términos
identidad y rol de género fue obra de Money.La palabra género aparece por primera vez con
los estudios sobre hermafroditismo y transexualidad,llevados a cabo por Money (1969) y Sto-
ller (1968).En 1972,John Money y Anke Ehrhardt popularizan la idea de que el sexo y el género
son categorías separadas.
14 Money (2002).
15 Conrad y Schneider (1985).

55
mos antes, por el tema de la asignación del sexo y para no
perder tiempo y no perder tiempo en el diagnóstico porque
nosotros tenemos detrás una familia y la familia estará pen-
diente de si el chico es varón o mujer. No se puede estar mu-
cho tiempo dando vueltas, a veces puede darse la particu-
laridad que el diagnóstico es difícil y lleva tiempo, hay
veces que lleva más de un mes en algunos casos, eso ya es-
tamos hablando de un tiempo prolongado donde el papá y
la mamá tienen un chico y no se sabe todavía qué sexo ten-
drá, el bebé, hay que ponerle nombre, de modo que esto se
transforma en una urgencia.
Ahora bien, es preciso profundizar en los debates acerca “urgen-
cia médica”. La definición de un sexo u otro es una necesidad cul-
tural designada con mucha a relevancia y, según algunas autoras,
es la que determina el carácter de “urgencia médica” que adquiere
la intersexualidad en algunos casos, sobre todo en aquellas situa-
ciones en las que el/la paciente presenta genitales considerados am-
biguos.16 Autoras como Suzanne Kessler y Anne Fausto Sterling
cuestionan esta representación de la “urgencia médica” indagando
en qué es lo que verdaderamente implica. Este enunciado conlleva
variables culturales que es preciso identificar para comprender los
parámetros involucrados en los procesos de toma de decisiones. La
“urgencia médica” se vincula directamente con el tiempo contem-
plado como tolerable para poder definir la situación, tiempos que,
como reconoce un médico entrevistado, sean “aceptables por la fa-
milia, la sociedad o el registro civil”. Este período es construido por
la fuerza de las representaciones, por las normativas que regulan
los plazos de inscripción de un/a recién nacido/a en el registro civil,
por aquel que nuestra sociedad es capaz de asumir sin demasiado
ruido, si no interpela más de lo tolerable la norma por la cual un/a
bebé se convierte en ciudadano/a: constituirse como un sujeto fe-
menino o masculino. A la institución médica se le otorgan ciertos
plazos para cumplimentar con ello y se suma también la tolerancia
de la familia de aceptar que no hay una definición precisa acerca
de este aspecto de la identidad del o de la bebé.
Actualmente existen algunos cambios en los paradigmas aten-
cionales en los casos intersex, en tanto que esto se expresa en las
16 Kessler (2002), Fausto Sterling (2000).

56
prácticas y las reflexiones de los propios médicos y médicas que ma-
nifiestan dilemas, temores y contradicciones a los que se enfrentan.
Así se manifiestan en el siguiente relato de uno de los médicos
entrevistados:
Entonces la otra postura sería dejarlo tal cual está, no asig-
narle ningún sexo, no anotarlo como nada, ningún sexo, cosa
que es muy difícil, no se puede hacer y que decida el paciente
por sí mismo cuando tenga conciencia de eso. (...) que es lo
que genera muchos problemas de conciencia entre nosotros
porque no sabemos si estamos haciendo realmente lo co-
rrecto, pero tampoco sabemos cuáles son las consecuencias
de indefinir el sexo durante tanto tiempo desde el punto de
vista civil (...) A mi, viste, dejar un chico sin ninguna defi-
nición me cuesta.(...) todas las decisiones están llenas de pre-
juicios, están llenas de presupuestos, tiene que ver con nues-
tras propias ideas acerca de la sexualidad, más que lo que
realmente pase. Pero en realidad nuestra sociedad es igual,
entonces uno no sabe qué es lo que va a pasar con esos pa-
cientes si van a una escuela primaria y no sabemos si son va-
rones o mujeres, ¿te das cuenta lo que digo? Es complicado.
Yo tengo un montón de preguntas como vos.
Necesariamente estas transformaciones visibilizan a otras áreas
de la cultura y de la sociedad que se encuentran directamente im-
plicadas. En definitiva lo que está en cuestión es promover la acep-
tación de un género sin la adaptación anatómica correspondiente,
situación que implicaría la erosión de nuestras representaciones he-
gemónicas que imponen la construcción de cuerpos “normales”, ha-
ciendo visibles y posibles los deseos y experiencias de variaciones
de la corporeidad, como ocurre con algunos y algunas intersex.
Sin embargo, en el marco de la perspectiva normalizadora
que actualmente determina el carácter de intervención sobre los
cuerpos “anormales”, “raros” o “ininteligibles”, surge la cuestión de
la apariencia de los genitales considerados ambiguos. Aquí, tanto
la forma como el tamaño17 del clítoris y del pene18 son considera-
17 Kessler (1998) afirma que esta clasificación define que el tamaño de un pene deber ser de unos
2,5 cm de largo y un clítoris normal es de 0 a 0,9 cm, en consecuencia, un falo mayor es con-
siderado demasiado grande e inaceptable en relación con los estándares occidentales.Por lo
tanto, todo clítoris que exceda estas proporciones deber ser retraído, recortado, mutilado.
18 “centímetro”: ”Como resultado de esta política del centímetro,en ausencia de un pene bien

57
ciones que se realizan en la asignación sexual y las intervenciones
quirúrgicas.19 Un médico entrevistado reconoció la vigencia de es-
tas representaciones en torno de los genitales que operan en estas
intervenciones:
Nosotros pensamos en la asignación del sexo de una per-
sona no pensando en si identidad de género en realidad,
sino en el tamaño de su falo, ¿esto qué es? Estamos presu-
miendo que esa persona va a tener relaciones heterosexua-
les, o sea, va a ser heterosexual, ¿entendés el razonamiento?
Nosotros decimos, bueno, este varón tiene un pito muy chi-
quito, es un pito no funcional, entonces hay que tratar de
hacerlo funcional ¿por qué? Si por ahí la elección de su, de
su objeto sexual el día de mañana es distinta a la heterose-
xual y su falo por ahí no lo precisa para tener relaciones se-
xuales placenteras. Sin embargo, nosotros decidimos basar-
nos muchas veces en ese pensamiento.
La genitalidad considerada “normal”, en cuanto a los criterios
de forma y tamaño, se encabalga con el modo en que se producen
las decisiones. Se trata de la presunción de heterosexualidad de los
niños y niñas intervenidos. Este criterio vigente –de la heterosexua-
lidad obligatoria– es reconocido en el anterior testimonio, como
una de las variables que rigen la manera de orientar la normaliza-
ción corporal, en este caso de los genitales, como una de las repre-
sentaciones que a su vez participa del proceso de construcción so-
ciocultural de la identidad de género. Es decir, la presencia de la
concepción de que todo varón tendrá relaciones sexuales hetero-
sexuales de penetración de una vagina, así como la afirmación com-
plementaria de que toda mujer mantendrá con el hombre una se-
xualidad penetrativa de su vagina. Es esta representación la que
se encuentra presente de algún modo en los objetivos de las inter-
venciones quirúrgicas, esto es: “fabricar” una vagina que pueda ser
penetrada por un pene que tenga un tamaño que permita garan-
tizar esta instancia de penetración de la misma.

formado y del tamaño mínimo exigible,la mayor parte de los bebés intersexuales XX o XY so-
nasignados al género femenino”. Preciado (2002), p 115.
19 La referencia a las mismas en plural responde a la práctica habitual de realizar sucesivas ope-
raciones que forman parte del procedimiento de normalización genital.

58
El imperativo heterosexual orienta las intervenciones quirúr-
gicas, en la medida que las técnicas desarrolladas definen un sen-
tido preciso para el cuerpo en función de las ideas que se tienen
respecto de cómo será utilizado ese cuerpo, concretamente, deter-
minando las relaciones sexuales posibles, que responden a un pa-
trón sociocultural de penetración. Este criterio responde a lo que
Judith Butler llamó “matriz heterosexual”, es decir, “la rejilla de
inteligibilidad cultural a través de la cual se naturalizan cuerpos,
géneros y deseos”.20 Cabe aclarar también que las intervenciones
quirúrgicas que se realizan con el objetivo de normalizar los geni-
tales, habitualmente implican una serie de operaciones, es decir,
que no hablamos de una intervención única, sino de una sucesión
de cirugías llamadas “correctivas” que implican la reiteración de
la intervención sobre el cuerpo a lo largo de la vida de la persona.
Frente a estos criterios que estimulan las prácticas biomédicas
surge un nudo problemático que es preciso analizar: las interven-
ciones normalizadoras se encuentran determinadas por la biotec-
nología a disposición.Esto significa en la práctica concreta, admitir
que “es más sencillo hacer una vagina que un pene” (de acuerdo
al testimonio deun médico entrevistado), y como consecuencia de
ello normalmente los individuos intersex son normalizados como
femeninos. En esta instancia, nuevamente se encuentran operando
representaciones que hacen a las relaciones sexuales consideradas
normales, es decir, básicamente heterosexuales, penetrativas y
vinculadas a la reproducción.
Consideremos ahora algunos de los criterios vigentes que de-
terminan las razones explicitadas para concretar las intervenciones
quirúrgicas. Entre los argumentos analizados, algunos médicos y
médicas generalmente aducen “razones humanitarias”, con la ex-
cepción de aquellos casos específicos –como la hiperplasia supra-
rrenal congénita con pérdida salina– donde existe riesgo de muerte.
Estas intervenciones están orientadas por una concepción de la co-
rrección de lo desviado. Ahora bien, la cuestión de la información,
del conocimiento, es un tema sumamente sensible en los casos de
intersexualidad, dado que existen algunos/as pacientes y sus fami-
lias que no conocen su historia clínica completa. Esta forma de pro-

20 Butler (2001), p 38.

59
ceder por parte de los y las profesionales de la medicina se asocia
con la concepción, también médica, de que sólo es necesario brin-
dar “determinada” información tanto a los familiares, conocidos a
los y las pacientes mismos. Para profundizar sobre esta cuestión
es imprescindible mencionar que existe el ocultamiento de infor-
mación al paciente, sobre todo en determinados casos en los que
se considera que la misma no tiene utilidad.
De acuerdo a dos testimonios médicos:
En algunos casos es conveniente decirle algunas cosas y en
otros no, porque sería peor la información que la solución,
lo que se debe informar se informa.
Cuando hay una asignación de sexo distinta a la del sexo ge-
notípico, en general no se le da ninguna información al/la
paciente. Esto se vincula directamente con la variable pre-
sente en toda intervención médica que implica el consenti-
miento informado.
Cuando los padres o responsables asumen la responsabilidad
por el niño o niña, lo hacen también en función del conocimiento
que tienen, de la confianza depositada socialmente en el saber mé-
dico que predomina en hospitales públicos de la Ciudad. En este
dilema se hallan muchas veces los familiares de los y las pacientes,
que son quienes autorizan en última instancia las intervenciones
médicas cuando se trata de menores de edad.
Si llega a haber alguna cosa que uno pudiera pensar que va
a traer conflictos en el futuro se les..., no se les da esa infor-
mación, consuetudinariamente no se les da. Bueno, hay co-
sas que no son necesarias (testimonio médico).
Queda expresamente admitido el hecho de que existe cierta in-
formación que “consuetudinariamente” no se da, informaciones
acerca de las cuales se predica que no resultan necesarias.
Una vez que se realiza el diagnóstico de ambigüedad genital,
existe una estrategia habitualmente utilizada que consiste en reco-
nocer las implicancias del lenguaje, es decir, cómo se nombra a los
y las pacientes. La estrategia discursiva busca nombrar sin deter-
minar ni fijar identidad y promueve referirse al paciente como “el
bebé”, sin definir si es varón o mujer. Otra de las estrategias ad-
mitidas también vinculada con la capacidad instituyente del len-

60
guaje, y que responde al proceso posterior, una vez diagnosticado
el tipo de intersexualidad, es sugerir el uso de nombres ambiguos.
Estas situaciones fueron explicitadas por médicos y médicas en-
trevistados de las siguientes maneras:
Entonces lo que se hace, cuando viene un chico con una am-
bigüedad genital, es no decirle a la mamá su beba o su bebé,
se les dicen el bebé, qué se yo, pero ni la nena ni el nene, por
más que el aspecto sea casi de nena o casi de nene.
Y va a poder, si es hábil, demorarle la información al padre
sin jugarse, hablando de la criatura, el bebé, sin asignarle
un sexo, o diciendo de que aparentemente, pero que hay un
problemita, que hay que llamar a un genetista.
Y se hablaba mucho que en más de una oportunidad se re-
curría a los nombres ambiguos, como Renée, José María,
María José, era muchas veces motivado por estas cosas.
La participación de los Comités de Bioética, en tanto instancia
de deliberación en estos casos fue estimada de modo diferente por
los diferentes médicos/as entrevistados. En algunos casos les otor-
garon más responsabilidad y poder de participación en la toma de
decisiones acerca del modo de intervención, afirmando que par-
ticipan en situaciones especiales, pero en otros casos reconocieron
que finalmente no es allí donde se toman las decisiones cotidianas,
sino que éstas son definidas, habitualmente, de manera directa por
los y las especialistas que participan del caso. Las lógicas diferentes
que tienen dichos especialistas, así como la ausencia de normativas,
promueven la toma de decisiones discrecionales de los médicos y
médicas, dejando en manos de su perspectiva, junto a un equipo
de profesionales, los modos en que se asume la atención, la inter-
vención misma y en consecuencia, el tipo de resultados buscados
o producidos.
La problemática del conocimiento médico acerca de las conse-
cuencias de sus propias intervenciones tiene una particular impor-
tancia en los casos de intersexualidad. Esto se revela, fundamen-
talmente, a partir de los planteos y reclamos realizados por los y
las activistas del movimiento intersex, como un actor social central
que expresó la disconformidad de las personas intersex con las in-
tervenciones que fueron realizadas sobre sus cuerpos. También

61
identificamos este conflicto a partir de las entrevistas en las que se
afirma que no hay una profunda y seria evaluación acerca de los
resultados que deberían ser considerados a la hora de promover
una modificación de los procedimientos contemporáneos. Es decir,
médicos y médicas asumen que no existe el seguimiento clínico de
estos casos luego de realizadas las intervenciones. Muchas veces
los mismos profesionales pierden a sus pacientes que dejan de asis-
tir al servicio hospitalario por diversas razones. De acuerdo a dos
testimonios,
Y el hospital nuestro es un hospital de gente muy pobre, en-
tonces los seguimientos son muy difíciles, muy difíciles. Te-
nemos pacientes que los tenemos seguidos hasta los 13, 14,
15 años, pero no sabemos qué es lo que pasa después.
La otra es que si el mismo caso le llega al especialista
cuando tiene una semana de vida es una cosa, si le llega
cuando tiene dos meses de vida es otra y si le llega a los
cinco años es otra. El paciente que vive acá en la capital por
lo general tiene todo muy sencillo y resuelve precozmente
y dentro de las mejores posibilidades, pero si uno de estos
chiquitos tiene un parto domiciliario en un ranchito en
Santiago del Estero, quien sabe se dan cuenta después de
que jugó cinco años con muñecas de que es un varoncito,
entonces, es muy variable la manera de enfocar el tema de
acuerdo a la edad del chico y de acuerdo a su entorno y su
inserción en el medio ambiente previo a este. Muchas veces
uno no puede decidir libremente inducido por la influencia
del medioambiente sobre ese paciente al cual se le acreditó
un sexo que no es el correcto. (...) en la capital, en un
parto hecho en un sanatorio, normalmente un neonatólogo
lo va a ver y va a poder equivocarse o no, pero por ahí va
a poder tener la habilidad y la alarma necesaria y va a decir,
¡uy! esto hay algo que no entiendo, llamo a alguien más, an-
tes de definirse.
En los anteriores testimonios se reconocen las siguientes cues-
tiones: diferencias por clases sociales que inciden en la atención mé-
dica, el acceso (o no) a centros de salud y las garantías para el se-
guimiento en cada caso. También son considerados aspectos
vinculados a la atención pública y privada de la salud que deter-

62
minan en parte la continuidad en los tratamientos. El hecho es que
los hospitales públicos de niños de la Ciudad de Buenos Aires, se-
gún han enfatizado las y los entrevistados, reciben a ciudadanos/as
generalmente de bajos recursos económicos.21 Ésta condición so-
cioeconómica los y las convierte en pacientes con otras debilidades
en el proceso de atención médica de la intersexualidad, porque en
la mayoría de los casos discontinúan los tratamientos. Esta situa-
ción mencionada fue explorada en función de las consecuencias de
las intervenciones y considerando hechos tales como la posibilidad
de una experiencia sexual plena, que incluye la capacidad orgás-
mica. En el siguiente testimonio de un médico encontramos estas
diversas dimensiones problematizadas:
Una de las cosas más difíciles de estas operaciones es que vos
prácticamente llegás a buenos resultados en la infancia, vos ten-
drías que tener un seguimiento de muchos años para ver qué es lo
que pasa con estos pacientes a futuro (...). Es decir, nosotros es-
tamos contentos con nuestros resultados cosméticos en la primera
infancia, pero no sabemos qué es lo que pasa después. Digamos,
esto es lo que pasa con la mayoría de los centros y cuando vos leés
los resultados en la genitoplastia feminizante normalmente se ven
con el mismo tipo de problema, los pacientes se pierden el segui-
miento y después es muy difícil de saber cómo son las relaciones
sexuales de estos pacientes (...) Encima los adolescentes son muy
complicados, porque dejan de venir al médico, entonces todo lo
que hacés en el momento de la adolescencia se pone en riesgo. Y
eso afectaría también.
Al mismo tiempo, tampoco existe una organización de la estruc-
tura atencional para garantizar el tránsito por médicos y médicas
especializados en intersexualidad para asesorar y asistir a personas
de todas las edades, a lo que se suma la falta de formación espe-
cializada para garantizar seguimiento en todas las edades.22

21 A diferencia de los sectores con mayores recursos económicos quienes asisten a centros de
medicina privada.
22 Incluso en la misma guía de Money, asumida como una forma de producir asesoramiento, se
reconoce que: ”Hasta los profesionales están mal equipados para enfrentar este dilema. Los
libros de texto de endocrinología y ginecología contienen todos los detalles técnicos.Pero los
médicos no están entrenados para atender a gente con estas condiciones. Por otra parte, los
psicólogos y consejeros carecen casi por completo de la comprensión de los aspectos fisio-
lógicosde esta condición sexual”. Gooren, citado en Money (2002), p 12.

63
Nuevamente debemos considerar la baja estadística –enfatizada
por los y las profesionales de la medicina.
Según un médico entrevistado, este aspecto cuantitativo pro-
duce un conocimiento super-especializado en las y los profesionales
que se forman para atender estos casos, al mismo tiempo que de-
fine que determinados lugares de atención de la salud se constitu-
yan como los centros especializados. Estas condiciones abonan el
hecho de que la intersexualidad constituye una problemática in-
visibilizada socioculturalmente sobre la cual existe poco conoci-
miento y, consecuentemente, poca reflexión. En este punto lo que
se encuentra operando es la “lógica de la representatividad”23 a la
que puede atribuirseun rol importante al momento de determinar
su invisiblización, es decir, la lógica que tiende a promover el cono-
cimiento de los fenómenos que ocurren con cierta frecuencia y a
ocultar existencias que escapan a la media. Es decir que una
razón que podría estar estimulando la ausencia de esta discusión
es la considerada baja ocurrencia explicitada por las y los médicos,
según las estadísticas de este tipo de nacimientos.24
Ante la pregunta por las causas del desconocimiento social de
esta problemática los médicos entrevistados reconocen las si-
guientes razones: “son casos muy infrecuentes”, “es un tema muy
raro, la gente no entiende muy bien qué hacer”, “no creo que sea
un problema de salud pública”, “es un tema muy privado, muy
guardado”. Es interesante considerar que se reconoce que existen
cuestiones que pertenecen al orden de “lo privado” y que, por
tanto, difícilmente se conviertan en cosas públicamente conocidas.
Podemos reflexionar al respecto que una operación de los ge-
nitales constituye un hecho a ser “muy guardado”, situación que
nos permite pensar en el ocultamiento mismo. Estas valoraciones
se encuentran determinadas por las representaciones sociocultu-
rales acerca de determinadas zonas del cuerpo que pueden ser pú-
blicamente más visibles, nombrables.25 Respecto de los genitales
puede notarse que socioculturalmente siempre quedan ubicados

23 Fisher Pfaeffle (2003).


24 De acuerdo a distintos cálculos, oscilarían entre 1:2500 y 1:3.500.
25 Recordemos las imágenes del cuerpo humano presentes en láminas utilizadas en contextos
educativos,en las cuales el cuerpo ilustrado con sus órganos interiores lleva la marca de la cul-
tura, no sólo en el modo de la representación corporal,sino también por la presencia de la ropa
interior que cubre la zona de los genitales.

64
en el orden de lo privado, de lo íntimo, de lo que es necesario cu-
brir, ocultar, guardar para ser mostrado sólo en circunstancias par-
ticulares.26
Pero el desconocimiento tiene que ver con la baja frecuen-
cia, básicamente. Y después es un tema muy raro, la gente
no entiende muy bien qué hacer. (...) Honestamente no creo
que sea un problema de salud pública, pasa que son casos
muy aislados que sí eventualmente requerirían que toda
nuestra sociedad esté más abierta respecto del tema de la se-
xualidad, en esto específicamente. O sea, nosotros acá te-
nemos una sociedad que tanto como es abierta sigue siendo
muy conservadora respecto de esto. (...)Yen general lo que
yo veo cuando estos chicos están operados, también es un
tema tabú para ellos y difícilmente lo comunican fuera de
su familia. (...) si se opera los genitales no se va a decir. Es
un tema muy privado, muy guardado. Entonces no siendo
un tema de salud pública y siendo un tema tan específico no
sé si la población en general debería estar informada de esto,
la verdad es que no sé si es un tema prioritario, hay tantas
otras cosas para resolver antes. Es más anecdótico que
otra cosa. (testimonio de un médico entrevistado).
Sin embargo, al analizar algunos entramados de las lógicas de
intervención contemporáneas, se evidencia que las intervenciones
se vuelven necesarias porque la ambigüedad no tiene representa-
ción identitaria sexual en el marco sociocultural.
Podemos dimensionar así de qué modos esta dificultad desafía
a consideraciones del orden de “lo humanitario” al considerar las
intervenciones –las que, como hemos visto, son fundamentadas con
el fin de evitar el sufrimiento que puede ocasionar la diferencia,
además de ser entendidas como una cuestión terapéutica.

26 Sin embargo, nuestra investigación dio cuenta de que esta máxima de la ausencia de cono-
cimiento social está siendo modificada ya desde hace unos años en nuestra ciudad, en tanto
que está adoptando visibilidad pública en diversos medios de comunicación,así como en otro-
sespacios de formación y divulgación científica.

65
Reflexiones para seguir visibilizando
Aunque existe un modelo hegemónico, existen otras voces
que expresan la “producción, apropiación, reelaboración, impug-
nación, e innovación o transformación”27 de las representaciones
y las prácticas. Existe cierta influencia del actual proceso de cues-
tionamiento, interpelación, denuncia, demandas y propuestas con-
cretas para viabilizar otros modos de abordaje, tanto en el ámbito
de la biomedicina como en otros sectores de la sociedad. Los mo-
vimientos intersex y de derechos humanos han interpelado y res-
quebrajado las concepciones del paradigma dominante.
Algunos médicos y médicas reconocen la existencia de otras es-
trategias de abordaje de la intersexualidad, las conocen y se en-
cuentran analizando sus implicancias, aunque no estén exentos de
resistencias, contradicciones y dilemas. Una cuestión que surge de
este debate consiste en la consideración de las condiciones socio-
culturales existentes, que son las que posibilitarían la incorporación
de otro tipo de prácticas, dado que estas perspectivas necesaria-
mente suponen transformaciones en la sociedad en general. Sos-
tenemos aquí que el dilema pertenece al ámbito de la cultura, más
allá de los médicos y médicas, que conforman la institución que,
hasta el momento, hegemoniza las decisiones y las intervenciones.
Es significativo notar este aspecto al momento de intentar com-
prender los procesos de abordaje de la intersexualidad en la actua-
lidad, es decir, es la sociedad en su conjunto, con sus construcciones
simbólicas –sus representaciones, discursos y prácticas- la que se
encuentra involucrada. No se trata de situar la problemática de la
intersexualidad únicamente en la órbita de la intervención médica,
sino justamente, de producir el deslizamiento que posibilita desna-
turalizar las relaciones sociales de poder existentes en las lógicas de
intervención en estos casos, que responden a los principios funda-
mentales de la medicalización y a su vez, involucran representaciones
sobre el cuerpo, el sexo, el género y la sexualidad.
La reflexión, por lo tanto, implica reconocer críticamente los
discursos y prácticas socioculturales que expresan cómo cada
cultura construye, reproduce, disputa y resignifica las representa-
ciones y los significados posibles.

27 Grimberg (1995), p 45.

66
En este sentido, la intersexualidad permite comprender la
forma en que las representaciones de la corporeidad definen los
abordajes socioculturales posibles en un momento histórico pre-
ciso; cómo las representaciones socioculturales disponen las cons-
trucciones del conocimiento desde la biología y la medicina –dis-
ciplinas socio– culturalmente construidas que se modifican a lo
largo de la historia. Estas producciones de conocimiento se encuen-
tran atravesadas por relaciones de poder, demandas y negociacio-
nes por las representaciones que se sostendrán como las dominan-
tes y los significados que se disputan, discuten y transforman.
Se torna imprescindible la promoción de espacios de discusión
y trabajo interdisciplinarios. Los propios médicos y médicas ins-
talan este debate como una necesidad, pero es preciso sumar a
otros interlocutores e interlocutoras para garantizar las transfor-
maciones al modelo de atención dominante. No sabemos cómo se
sucederán las transformaciones en el campo de la biomedicina que
se están gestando, pero reconocemos la influencia activa de sujetos
históricos, como los y las intersex, que con sus testimonios y
luchas diversas, han generado algunas fracturas necesarias que po-
sibilitan que hoy se desnaturalicen y cuestionen las prácticas que
violan la autonomía decisional de los sujetos, así como amplían las
categorías que precisamos para representar las variaciones de los
estándares y la diversidad.
En el contexto que problematizamos aquí insistimos en que no
es casual la invisibilización de la intersexualidad, sino que se sustenta
en el propio modo de atención médica, en los principios del pro-
tocolo médico, en los ordenamientos y clasificaciones histórico-cul-
turales de las identidades sexuales y de regulación de las identida-
des genéricas. Ahora bien, los procesos de invisibilización a los que
nos hemos referido han mostrado e interpelado las representacio-
nes involucradas que prescriben permanentemente identidades bi-
narias: varón/mujer, masculino/femenino, normal/anormal, respon-
diendo a la impronta de la lógica binaria.28
Por eso reconocemos que adentrarnos en la problemática del
abordaje contemporáneo de la intersexualidad implica una pro-

28 Dice Laqueur: ”En efecto, si el estructuralismo nos ha enseñado algo es que los humanos im-
ponen su sentido de la oposición a un mundo de tonos continuos en la diferencia y similaridad”.
Laqueur (1990).

67
funda reflexión acerca de la concepción de las representaciones he-
gemónicas de los cuerpos en nuestras sociedades occidentales, las
relaciones y ejercicios de poder en las que se traducen, así como
promover la desnaturalización del pensamiento dualista. Es por
ello que asumimos el desafío propuesto por Amalia Fischer Pfaeffle
de involucrarnos con una ardua tarea, la de salirse de esta lógica
binaria en que se basa este tipo de pensamiento que valoriza el O
ó el 1, y que deja afuera cualquier valor que se encuentre en am-
bos.29 Dice la autora: “dentro de esa lógica funciona el mundo oc-
cidental en el que vivimos: si se es hombre no se es mujer. Salir de
la lógica binaria implica dejar de pensar linealmente, y aceptar la
posibilidad de que no existan universales, ni trascendencias, ni
identidades fijas, intentar no pensar dicotómicamente, es un reto
cotidiano”.30
Esto se torna imprescindible en la medida en que es sobre esta
lógica binaria, dicotómica, que la biomedicina produjo su modelo
de verdad y conocimiento respecto del cuerpo humano, determi-
nando en gran medida las formas de tratamiento de los casos de
personas intersex en la actualidad. También es preciso admitir que
involucrarse con la problemática de la regulación biomédica de la
intersexualidad, implica comprometerse con un proceso de decons-
trucción que transforma nuestros propios modos de conocimiento,
buscando la apertura hacia otras formas de significación de los
cuerpos y las identidades sexuales.

29 Fischer Pfaeffle (2003).


30 Fischer Pfaeffle (2003), p 11.

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Lavigne, Luciana (2006) “Cuerpos monstruosos”, en Matoso, Elina
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Menéndez,Eduardo (1996) Morir de alcohol. Ediciones de la Casa Chata,
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Money,John (2002) Errores sexuales del cuerpo y síndromes relacionados.
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Preciado, Beatriz (2002) Manifiesto contra-sexual. Prácticas subversivas
de identidad sexual. Pensamiento Ópera Prima, Madrid.

70
EN T REVISTAS La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

EN T REVISTA AL D R. ALBERTO REX GO N Z ÁLEZ

Sebastián M atera*
Florencia W eber* *
Rosa M aría D i D onato* * *
Soledad López* * * *
D aniel M agnífco* * * * *
Romina Spano* * * * * *

INTRODUCCIÓN puntos tales como sus primeros pasos, sus


puntos de interés, las perspectivas teóricas, su
Como estudiantes avanzados de la carrera visión del presente y el futuro de la arqueología
Arqueología (C iencias Antropológicas con argentina.
orientación en Arqueología en la Universidad
de Buenos Aires) sentíamos la necesidad de La obra incluye entrevistas a Alberto Rex
contar con una obra integradora que refleje González, Myriam Tarragó, Gustavo Politis,
algunos de los aspect os pr incipales del José Pérez Gollán, Luis Borrero, Luis O rquera,
desar r ollo r eciente de la Ar queología en Ana María Lorandi y Carlos Aschero.
Argentina.
La mayor ía de las ent r evist as fuer on
En est e moment o pr esent amos un realizadas en el Museo Etnográfico de Buenos
fragmento de una entrevista realizada al D r. Aires, institución que nos brindó su apoyo, y
Alberto Rex González, que forma parte de un otras en los domicilios particulares de los
proyecto denominado “Charlas, un encuentro con entrevistados, entre los años 2003 y 2005.
la arqueología argentina”. Llevarlas a cabo fue un gran gusto y un gran
honor para nosotros, ya que a la vez que
El proyecto tiene por objetivo acercar a fuer on cor diales char las, fuer on también
los nuevos ingresantes a la carrera y al público ver dader as clases magistr ales en las que
en general aspectos de las vidas e ideas de repasamos no sólo la historia de la arqueología
algunos de los arqueólogos más notables del en la Argentina sino sus vidas, sus sueños, sus
país. Asimismo, generar un documento que proyectos y cómo los llevaron a cabo.
guar de en la memor ia un mom ent o del
desarrollo arqueológico argentino. El trabajo se encuentra en este momento
en sus últimas etapas de producción, y pronto
Est á const it uido pr incipalment e por tendrá divulgación en for mato de libro cuyos
entr evistas, las cuales fuer on gr abadas y autores son Sebastián Matera, Florencia W eber
filmadas. En estos encuentr os se r epasan y María Rosa D i D onato.

* Facult ad de Filosof ía y Let ras (FFyL). Universidad de Buenos Aires (UBA) - sebamat era@ yahoo.com.ar
** FFyL. UBA - f low eb@ hot mail.com
*** FFyL. UBA - valeria@ dacas.com.ar
**** FFyL. UBA - sole26ar@ hot mail.com
***** FFyL. UBA - indianajones@ argent ina.com
****** FFyL. UBA - romina.spano@ gmail.com.

Mat er a, Sebast ián, Florencia W eber, Rosa Mar ía D i D onat o, D aniel Magnífico, Soledad
López, Romina Spano 2005. Entrevista al D r. Alber to Rex González. La Z aranda de Ideas. Revista de
Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:93-97. Buenos Aires 93
S. M at era, M .R. Di Donat o, F. Weber, S. López, D. M agníf ico y R. Spano - Ent revist a al Dr. Albert o Rex González

Para una mayor ilustración y una mejor encuentra entre esas primeras campañas de su
comprensión de los temas tratados, incluimos carrera y las últimas?
en el libro una reseña sobre la historia de la
arqueología en la Argentina y un breve repaso Alberto Rex González (ARG) - Es una diferencia
por las distintas corrientes teóricas de esta fundamental: yo hasta ahí procedía de acuerdo
apasionante disciplina. También serán de ayuda simplemente a lo que había leído, tanto en los
al lector la inclusión de mapas con algunos de libros de arqueología nacional, como en los
los sitios arqueológicos más importantes del país. libros extranjeros en general, pero carecía
t ot alment e de pr áct ica ar queológica de
Aunque creemos que la obra será de interés campaña... En aquella época, en esa primera
para los ingresantes a las carreras de Arqueo- época que yo empiezo... estoy hablando de los
logía y Antropología, también esperamos que años ’30 y ’40, la técnica que se utilizaba acá
sea del interés del público en general, quien a en el país... o mejor dicho: no había técnica
menudo se muestra interesado en esta ciencia, arqueológica de ninguna especie. Era la época
por los sitios arqueológicos en Argentina y los del ant icuar ismo, de acuer do con las
trabajos que se realizan. clasificaciones más comunes: es decir, el
arqueólogo salía al campo –y yo eso se lo he
El trabajo no podría haberse realizado sin oído decir a arqueólogos prominentes de la
el apoyo del director del Museo Etnográfico, gener ación que me pr ecedió– y los que
José Pérez Gollán y el personal no docente del cavaban eran los peones, a pura pala y pico,
mismo, especialmente Fernando Veneroso.Vaya con algún cuchillo, en algunos casos. N o había
además nuestro mayor agradecimiento para una técnica definida, una técnica propiamente
todos los entrevistados, que desde el primer arqueológica depurada como vino después, o
momento nos apoyaron en este proyecto. como se practicaba ya en otros lugares, en los
Estados Unidos. Entonces yo procedía más o
menos en la misma forma: era un autodidacta
FRAGMEN TO DE LA EN T REVISTA A en lo que se refiere a técnicas de campaña.
ALBERTO REX GON ZÁLEZ Probablemente las fui mejorando poco a poco
cuando me di cuenta, pero, por ejemplo, el
Tuvimos el gusto encontrarnos con Alberto incorporar instrumentos tan absolutamente
Rex González en la calidez de su casa en impr escindibles como es la escobilla y el
Buenos Aires. Fue un encuentro cálido y muy palustre o, como se lo quiera llamar, el cucharín
cordial, en el que se tocaron diversos temas. (o trowel en inglés), que son instrumentos
Entre ellos, sus inicios en la carrera, las primeras básicos, y que yo me he referido alguna vez en
campañas, los temas que más le interesaron y algún escrito, que tienen la importancia que
el desarrollo de su evolución teórica. También tienen la pinza kocher y el bisturí en cirugía.
se tocar on aspectos como el sistema de Antes de incorporar estos instrumentos, la
inserción profesional de los estudiantes y de cirugía tenía un instrumental miserable, o no
los recién recibidos de la carrera en la Argentina tenía casi. Entonces la incorporación significó
y, al igual que el resto de los entrevistados, nos una cosa revolucionaria. En Arqueología lo
contó sobre las satisfacciones y frustraciones mismo: ¿cómo se puede limpiar el piso de una
que vivió con la arqueología. Al finalizar, nos habitación, que no sea con cucharín y escobilla?
dejó también un mensaje para los jóvenes que Es imposible.
comienzan la carrera.
A veces algunos de los investigador es
Entrevistadores (E) - H ablando de las campañas llevaban pinceles, per o en r ealidad el
y de los trabajos de campo, ¿qué diferencias inst r ument o básico y fundament al e

94
La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

imprescindible es la escobilla. Entonces todas parte también se debía a una situación de tipo
esas prácticas, respondiendo a la pregunta, de teórico: como toda la interpretación de lo que
esa época, eran totalmente deficientes. Y yo se encontraba se hacía, pura y exclusivamente,
sabía además... la estratigrafía casi no se cuidaba en base a los relatos de las crónicas históricas,
o se hacía muy mal, pero yo sabía que en los y todo se atribuía a los pueblos que encontró
Estados Unidos la técnica estaba muchísimo la conquista, no se sentía la necesidad de
más desarrollada. Sabía ya, en la H istoria, que... emplear métodos arqueológicos, estrictamente
desde 1910 aproximadamente, N elson, en el pertenecientes a la Arqueología y a sus técnicas.
suroeste de los Estados Unidos, había hecho Y este fenómeno del anticuarismo, en el que lo
prácticas de estratigrafía, obteniendo muy importante era la pieza, no cómo se obtenía,
buenos resultados. Y sé que se excavaban las sino la pieza arqueológica en sí, era un handicap
casas pozo con un cuidado extraordinario, muy gr ande par a un buen t r abajo de
empleando una técnica realmente arqueológica. investigación realmente importante.
Ent onces mis pr imer os t r abajos, en la
excavación del Paraná-Pavón, tenían que tener ( E) - En cua nt o a t em a s y problem á t ica s
grandes deficiencias, pero, pese a todo, y arqueológicas concretas, ¿cuáles fueron los temas
simplement e con pinceles, logr amos que más le interesaron a lo largo de su práctica
individualizar algunas estructuras de interés: profesional?
por ejemplo los sacos de cuero que contuvieron
restos... sabemos que había algunos indígenas (ARG) - Lo que me interesó siempre era llenar
que vivían en las islas, que durante el verano los claros que notaba que existían en nuestra
salían a territorio de tierra firme, en lo que es ar queología. Es est o que he r emar cado
hoy la provincia de Buenos Aires, y si algún anteriormente, que estábamos todavía en la
pariente moría lo descarnaban, y los huesos época del anticuarismo, en que el investigador
los ponían en una bolsa de cuero y la llevaban le daba impor tancia a la pieza, y no a la
con ellos. Bueno, en la excavación del montículo excavación, ent onces est e er a un salt o
del Paraná-Pavón, logramos individualizar uno metodológico básico: había que cambiar las
de esos paquetes funerarios que todavía se cosas de interpretar a través de las crónicas.
conservaba como si estuviera dentro de la bolsa N o era posible interpretar con las crónicas los
de cuer o que había desapar ecido como restos arqueológicos, de los cuales un caso bien
material perecible, pero los huesos estaban en típico es el libro de Márquez Miranda de 1948
una posición que no dejaban lugar a dudas de “Los D iaguitas”. Ahí se pone todo el material
que esos fueron parte de un saco, una bolsa que provenía de La Rioja y Catamarca, todo se
que se llevaba... Para excavar eso debí haber lo coloca y se lo llama “diaguita”, es decir, el
utilizado pinceles, o algo por el estilo; pero de pueblo que encontró la conquista, los cacanos:
cualquier manera comprendía que mi técnica todo se interpretaba con las crónicas, no había
er a deficient e, que necesit aba llegar a trabajo sistemático en distintos sitios que nos
perfeccionarla; en una palabra, hacerla más diesen un orden de secuencia, es decir, cómo
profesional, porque eso seguía siendo, un poco, las culturas fueron transcurriendo en el tiempo;
la obra de un aficionado. Lo mismo sucedió no había profundidad histórica ni relativa, ni
con algunas excavaciones que hice en esa absolut a. Todo er a int er pr et ado como
misma época en C órdoba, en el abrigo de perteneciente a los diaguitas.
O ngamira, con el Ing. Montes, que después fue
mi suegro. Excavamos, pero excavamos de una Entonces toda esa secuencia y... el proceso
manera, todavía, muy rudimentaria y elemental: evolutivo, también, porque es una evolución
falt aba el afinamient o de las t écnicas dentro del área local del N oroeste Argentino
propiamente arqueológicas. Creo que esto en (N O A), requería ser investigada y requería ser

95
S. M at era, M .R. Di Donat o, F. Weber, S. López, D. M agníf ico y R. Spano - Ent revist a al Dr. Albert o Rex González

formulada como algo distinto a la práctica a los pueblos que encuentra la C onquista
habitual de llamarle a todo, es decir, mezclar asent ados en esos lugar es. Per o cuando
todos los restos y darles un solo nombre, un hacemos C14, nos encontramos que tienen...
solo contenido y un solo autor en el tiempo: 8.000 años AP2, que de acuerdo con las últimas
los diaguitas. Esta es la cosa básica sobre la correcciones pueden ser 9.000 años AP. Sin
que empecé a trabajar cuando volví de Estados embargo, la interpretación que se le daba era
Unidos: determinar precisamente la secuencia que eran los de los pueblos encontrados por
y la cronología, el introducir una cronología la conquista: una cosa totalmente absurda.
absoluta, que hasta entonces no se había podido
realizar porque era muy difícil –los métodos Y por eso fue que, también, el traer el
son, en general bastante complejos–, se acudía método ponía al descubierto una cantidad de
a diversas formulaciones. Por ejemplo el caso enfoques erróneos de toda la generación que
de Creta: la cronología absoluta se hacía por la nos había precedido.Y entonces ahí surge una
relación que existía entre restos cretenses serie de... en una palabra, a mucha gente le
asociados a r est os egipcios, que t enían disgustó, o no le interesaba, o rechazaba el
cr onología absolut a de acuer do con la método porque no estaba de acuerdo con sus
cronología egipcia, que ya estaba hecha. Pero pr opias deducciones, o lo que se había
aquí en el N O A, y en América del Sur no mantenido hasta ese momento... lo que me creó
teníamos, así que la gran solución para este un problema personal de no poco interés,
problema de la cronología absoluta la dio el porque el que tuvo que pasarlo y sufrirlo en
C141, que yo tuve la suerte de estar en los car ne pr opia, obviament e, t uvo algunas
Estados Unidos cuando se hacen las primeras cuestiones... Pero en fin, de esto mejor olvidarse.
experiencias; entonces puedo leer y puedo Lo importante es que a la larga el método
empaparme del problema, y traer después la terminó por imponerse.Y yo me acuerdo que
inquietud a nuestro medio. Y tratar de, que muchos, o algunos, por lo menos, que en los
después lo hice, durante mucho tiempo, con comienzos me discutían: “N o, no, no. El C14
un gran esfuerzo... de que tuviéramos un no es un método suficientemente seguro. N o
labor at or io en el país, por que eso nos conviene utilizarlo”. Pero que luego que se
solucionaba el problema de la cronología instaló... y me citaban, fíjense, en el artículo de
absoluta, que de otra manera era muy difícil Fulano, de Mengano... había unos artículos,
de realizar. particularmente de un europeo Miloicich,
publicado en una revista en Germania, en que
Entonces, nos encontramos con que, por negaba el interés y el valor del C14. En cambio
ejemplo, en el caso de la Gruta de Intihuasi, para otros, por ejemplo para Glynn D aniels,
los r est os de las cult ur as cazador as- ar queólogo y sint et izador... inglés muy
recolectoras, que forman la mayor cantidad conocido... él decía que había dos etapas
de los sedimentos, en una cronología relativa definidas en la arqueología del siglo X X : la
perfectamente determinable por la estratigrafía anterior al C14 y la posterior, que definía el
del interior de la gruta, todos los restos se problema cronológico.
atribuían a las culturas últimas que encontró
el conquistador español en San Luis y en las Al término de la entrevista, el doctor
Sierras Centrales. Eso está perfectamente claro González nos dejó un mensaje final.
si uno lee los resúmenes. Por ejemplo el
resumen que hizo Vignati de la cultura de San (ARG) - Bueno, como un mensaje final, que
Luis, que se publicó en el primer tomo de la puedo dejar como barrilete que se le acaba el
H istoria de la N ación Argentina, dedicado piolín, es no cesar en ningún momento el
exclusivamente a Arqueología: todo se atribuía trabajo honesto: decir lo que encontramos,

96
La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

realizarlo con la mayor objetividad posible, y


seguir adelante, no desmayar de las desilusiones
y de los problemas que se presentan a todos
en esta carrera... Q ue es muy difícil este
camino. Si hay un camino difícil, es el de la
Arqueología: un tanto por la indiferencia del
medio, como la época que nos toca vivir, sino
también, a menudo, por los problemas que
nosotros mismos nos creamos. * Sebast ián Jorge M at era es Prof esor en Ciencias
Ant ropológicas, Facult ad de Filosof ía y Let ras (FFyL),
Universidad de Buenos Aires (UBA). En la act ualidad se
Es un medio difícil. Yo, por ahí en algún
encuent ra t rabajando en su Tesis de Licenciat ura,
librito lo digo: un medio de mucha competencia, abordando t amát icas ref eridas al Análisis M ort uorio
muy difícil, muy difícil de llevar adelante los y a los indicadores de Diferenciación Social y Aspect os
proyectos y las cosas que uno desearía y que simbólicos asociados a est e cont ext o.
idealiza. ** Florencia W eber Sanguinet t i es avanzada de
la carrera de Ciencias Ant ropológicas Orient ación
Pero lo importante es confiar cada uno en Ar q u eo l o g ía, FFyL, UBA. Su t em a act u al d e
su propia fuerza y seguir adelante con la invest igación se realciona con el Uso del Espacio en
actividad y los hallazgos. Existen problemas, no sociedades complejas.
solamente de la Arqueología, sino problemas *** M aría Rosa Di Donat o es est udi ant e de l a
generales de la Antropología teórica, los que carrera de Ci enci as Ant ropol ógi cas Ori ent aci ón
no se han dilucidado, por ejemplo, el problema Ar q u eo l o g ía, FFyL, UBA. Su act u al t em a d e
del proceso de evolución cultural: ¿cuáles son i n vest i g aci ó n co n t em p l a l a Taf o n o m i a y l a
los mecanismos que rigen el cambio cultural y Bioant ropología.

el proceso evolutivo? En cuanto a esto todavía **** Daniel Ángel Alejo M agníf ico es est udiant e
nos falta mucho, pero el pensar en los mismos, avanzado de la carrera de Ciencias Ant ropológicas
Orient ación Arqueología, FFyL, UBA. Act ualment e es
tener una inquietud constante por tratar de
becario del Fondo Nacional de las Art es y colaborador
resolverlo, por lo menos en mi vida fue un
en el M useo Et nográf ico en el marco del Proyect o
aliciente. Espero que sea también el aliciente
Yocavil, realizando t areas de campo y laborat orio
para los jóvenes que se inician. que involucran mat eriales del período t emprano en
la zona de Andalhuala, Valle de Yocavil, Pcia de
Cat amarca.
Recibido en Abril de 2 0 0 5 ***** M aría Soledad López es est udiant e avanzada
Aceptado en Junio de 2 0 0 5 de la carrera de Ciencias Ant ropológicas Orient ación
Arqueología, FFyL, UBA. Act ualment e es colaboradora
en el M useo Et nográf ico en el marco del Proyect o
NOTAS Yocavil, realizando t areas de campo y laborat orio
que involucran mat eriales del período t emprano en
1 Carbono 14 (C14). la zona de Andalhuala, Valle de Yocavil, Pcia de
Cat amarca.
2 Ant es del Present e
****** Rom i n a Cl ar a Span o es Pr o f eso r a d e
En señ an za M ed i a y Su p er i o r en Ci en c i as
Ant ropológicas (orient ación en Arqueología), FFyL,
UBA. Act ual ment e es col aboradora del Proyect o
Arqueológico Yocavil, realizando t areas de campo y
de laborat orio que involucran mat erial cult ural del
Período Temprano (Valle de Yocavil, provincia de
Cat amarca).

97
El Taller del escritor universitario

Publicación del Taller de Semiología


-sede Drago-
(Material sujeto a revisión )

Coordinadora: Irene Klein


Autores:
Alazraki, Ruth
Muschietti, Marcelo
Natale, Lucía
Rodriguez Bonilla, Cristina
Roich, Paula
Roquepitt, Héctor
Seoane, Carolina
Silva, María Luisa
Toledo, Claudia
Zunino, Carolina
Edición y diagramación: Jimena Dib

“El buen escritor dice sólo lo que piensa. Y eso es lo que importa. Porque el decir no es solo la
expresión sino la realización del pensamiento. De la misma forma el andar no es solo la expresión
del deseo de alcanzar una meta sino su realización. De qué tipo de realización se trata, si responde
con precisión a su objetivo o se pierde exuberante y poco nítida en el deseo, eso dependerá del
entrenamiento de quien se halla en el camino. Cuánto mas disciplinado sea, evitando los
movimientos excesivos y bamboleantes tanto más cada postura de su cuerpo se bastará a sí misma
y tanto más adecuado será el empleo del cuerpo.
(...) Es un don del buen escritor el darle a su pensamiento la forma del espectáculo que ofrece un
cuerpo ingenioso y bien entrenado, mediante su estilo. El buen escritor nunca dice más de lo que
pensó. Así su escritura no redunda en provecho de sí mismo sino exclusivamente de lo que quiere
decir.”
Walter Benajamin, El buen escritor.
La escritura como proceso cognitivo
Por Irene Klein

El taller de escritura propone escribir desde una determinada


concepción de la escritura: la de la escritura como proceso. En este
proceso y, a partir de la práctica y la reflexión sobre la escritura, el
estudiante-escritor construye conocimiento. ¿A qué llamamos
“proceso de escritura”?
En oposición al modelo que describe al proceso de escritura
como modelo por etapas, recientes corrientes de investigación niegan
que la escritura opere como sucesión mecánica de etapas, esto es,
como un proceso constituido por operaciones que se despliegan en
sentido lineal (a la etapa inicial de preescritura y generación de ideas
le seguiría su ordenación, elaboración y reelaboración hasta alcanzar
el resultado final), y sostienen que dichas etapas se alternan en una
actividad dinámica y compleja.
La teoría de los procesos de escritura, reconocida como la de
mayor desarrollo en el campo de las investigaciones sobre la
composición escrita, dio a conocer dos modelos cognitivos de los
procesos de composición: el elaborado por John Hayes y Linda Flower
(1981) y el de Carl Bereiter y Marlene Scardamalia (1987).

El proceso de escritura como proceso cognitivo. El modelo


propuesto por John Hayes y Linda Flower

Hayes y Flower describen el proceso de escritura como un conjunto


múltiple de procesos recursivos que debe orquestar u organizar el
escritor a fin de dirigirlos hacia determinados objetivos. El modelo
que proponen nos permite reconocer de qué modo inciden en el
proceso cognitivo aquellos procesos propios de la escritura, tales como
la planificación, la revisión y la corrección, procesos que en el
discurso oral están ausentes. Una evaluación constante del texto en
relación con los objetivos propuestos y la generación de ideas que, a
menudo, surge del mismo proceso de evaluación permiten revisar,
adaptar o fijar nuevos y más complejos objetivos. De ese modo, la
escritura se convierte en un espacio de exploración, búsqueda y
descubrimiento, es decir, en el camino hacia el conocimiento.
¿Cuáles son los criterios que rigen esa serie de decisiones y
elecciones que el escritor debe realizar cuando escribe? A modo de
respuesta, Linda Flower y John Hayes presentan una teoría sobre los
procesos cognitivos que participan en la composición que ellos
esquematizan en el cuadro que sigue:
ENTORNO DE LA TAREA
Problema retórico Texto que se va produciendo
Tema de escritura
Lectores / Objetivos
PROCESOS DE REDACCIÓN
Memoria de Generación Planificación Puest a en texto Revisión
largo plazo del
escritor Organización de ideas
Conocimiento Evaluación
del tema, del Formulación de objetivos
auditorioy de Corrección
los géneros
discursivos
Monitor
13
Como el cuadro permite observar, en el proceso actúan tres
componentes básicos: los procesos de redacción, la tarea de escritura
y la memoria a largo plazo del escritor. Dentro del proceso de
composición o redacción, tres procesos operacionales generan el
texto escrito: la planificación, la puesta en texto y la revisión, que
están orquestados por el monitor. Por último, en el proceso de
planificación se encuentran tres subcomponentes: la generación de
ideas, la organización de la información y los objetivos. El texto se
produce en función de la planificación de ideas, que se traducen en
lenguaje escrito que es, a su vez, revisado y corregido.
La mayor parte de las investigaciones de Flower y Hayes en
los últimos diez años estuvo centrada en la formulación de
definiciones más explícitas de los variados subcomponentes del
modelo. Por ejemplo, a comienzos de 1980, desarrollaron la noción
de problema retórico como parte del proceso de descubrimiento en
la escritura. Para Hayes y Flowers, el problema retórico se despliega
en dos unidades: la situación retórica (la audiencia, el tema) y los
propios objetivos del escritor (la construcción de un texto con
significado). El concepto de problema (Hayes et al., 1987) está
relacionado con el desarrollo de estrategias que permitan
resolverlos.
Un buen escritor es aquel que tiene en cuenta la situación
comunicativa en la que se inscribe su texto y considera al problema
retórico como parte fundamental del proceso. Este escritor, tal como
fue señalado en la Introducción, se plantea las siguientes elecciones:
para quién escribe; qué representaciones quiere suscitar en el lector;
qué rol enunciativo asume; qué objetivo persigue; y qué efecto
pretende lograr con su texto. Las situaciones retóricas particulares
en el ámbito de la universidad, tales como los parciales, las
monografías, los informes de lectura, le exigen elegir determinado
tipo de registro, organizar la información en función del género
discursivo adecuado tanto a los saberes y necesidades del lector
virtual que construye, como al objetivo textual. Un buen escritor,
finalmente, es aquel que es capaz de re-diseñar o modificar sus
objetivos en función de los problemas retóricos con los que se
enfrenta en el curso de su escritura.

El texto que se va produciendo ejerce gran influencia sobre


el proceso de composición en su totalidad ya que cada decisión
determina sus decisiones futuras. Lo que escriba tendrá que ser
coherente con lo ya escrito, cada oración y cada párrafo regirán los
siguientes. El escritor debe desplegar los malabarismos necesarios
para integrar la información en función del problema retórico, es
decir, de los objetivos, del tema y del auditorio. Para ello, el escritor
deberá recuperar los conocimientos pertinentes en su memoria de
largo plazo, suerte de depósito en el que el escritor almacena
información sobre el tema, los tipos de lectores, los diferentes tipos
de textos, incluso, sobre los modos posibles de buscar la información
que no posee.

14
Antes de escribir, el escritor planifica su texto. Sin embargo,
es importante recordar que, si bien el proceso de planificación es
previo al de la puesta en texto, es un proceso que acompaña el proceso
de escritura en su totalidad porque comparte la recursividad que
caracteriza a todas las operaciones involucradas: en la medida que se
escribe, se vuelve sobre la planificación, se revisa y, tal vez, se
modifica.
La planificación, que es el acto de construir la representación
interna que el escritor utilizará durante la escritura, implica, a su vez,
una cantidad de subprocesos:

-generar o concebir ideas, es decir, recuperar la información


pertinente
-organizar esa información, o sea, adaptarla a la situación retórica
(este proceso permite al escritor identificar categorías, ordenar el
texto, jerarquizar la información, actividades que en el discurso oral
están ausentes)
-fijar objetivos, acto que, en un buen escritor, acompaña cada
momento del proceso de composición. Una red jerárquica de
objetivos (de proceso y de contenido) debe guiar dicho proceso en el
sentido de que los nuevos objetivos que se van planteando operen
como una parte funcional de los objetivos más globales. El objetivo,
por ejemplo, de escribir una introducción para un texto implica
trazarse otros objetivos, como el de elegir términos sencillos,
adecuados al lector virtual, o el de despertar su interés en la lectura,
como también el de evaluar su propio éxito (“no me van a entender”;
“esto no es pertinente”, etc.).

La puesta en texto puede definirse como la operación de


“traducir” las ideas en un lenguaje visible. Este proceso demandará
que el escritor tome decisiones simultáneas de diferentes niveles
(discursivo, sintáctico, léxico y ortográfico) que deben ser coherentes,
a su vez, con los objetivos globales del texto y las restricciones que le
plantea el problema retórico.

Al igual que la planificación, la revisión y la evaluación


interrumpen cualquier otro proceso y pueden, eventualmente, exigir
al escritor la generación de nuevas ideas. Un escritor competente no
atenderá solamente a la revisión de problemas locales (tales como
escribir una palabra con la ortografía correcta) sino, sobre todo, a los
problemas más globales (por ejemplo, la coherencia textual) o a la
adecuación a la situación retórica (exponer y confrontar fuentes en un
informe de lectura).

El escritor, guiado por hábitos o estilos de redacción propios,


controla, monitorea, determina los tiempos de los procesos y verifica
su progreso en la composición. Evitará, de esta forma, la fuerza
centrífuga que siempre amenaza al escritor novato, que el texto o una

15
idea arrase con él.

La escritura como transformación del conocimiento. El modelo


propuesto por Carl Bereiter y Marlene Scardamalia

En otros estudios (Flower et al., 1990), Flower y Hayes analizan, en


particular, la tarea de escritura académica de leer para escribir y
examinan la relación entre la tarea de escritura asignada y el proceso
de escritura de los estudiantes. Concluyen que la escritura es tanto
una actividad cognitiva como una actividad determinada por el
contexto: si el contexto le impone restricciones, es decir, si se le
exige al estudiante una tarea de escritura de mayor complejidad,
deberá desarrollar estrategias para transformar el conocimiento
antes que trasmitirlo o “decirlo”. Según Flower, es este objetivo el
que distingue a la escritura académica de la más limitada
comprensión y respuesta.
Carl Bereiter y Marlene Scardamalia, a su vez, formularon
en 1987 dos modelos. El primero, que representa una interacción
simple entre el campo del contenido y el del discurso, corresponde a
las operaciones que realizan los escritores inexpertos; el segundo,
más complejo, representa una interacción dialéctica y corresponde a
los escritores maduros. El primero es llamado el modelo de decir el
conocimiento, el segundo, el modelo de transformar los
conocimientos.
A lo largo del proceso de escritura, los escritores pueden
acrecentar y transformar su comprensión acerca de lo que están
escribiendo. Esta posibilidad que ofrece la escritura, diferenciaría,
según Scardamalia y Bereiter (1992), a los escritores “maduros“ de
los “inmaduros”, esto es, en “la manera de introducir el
conocimiento y en lo que le sucede a ese conocimiento a lo largo del
proceso de composición”. A diferencia de la escritura inmadura que
tiene su base en los procesos de composición que consisten en “decir
el conocimiento“, la escritura “madura“ tiene su base en los procesos
de composición que consisten en “transformar el conocimiento”.
Este último modelo es más que una elaboración del primero,
ya que lo introduce dentro de un proceso de mayor complejidad que
sería el de solución de problemas. En el proceso “decir el
conocimiento”, el escritor se limita a recuperar el contenido
activado por la memoria, es decir, los conceptos y la información
que se poseen en relación con el tema y el género del texto para
escribir (de este modo, por ejemplo, el tópico “¿debe existir una
educación para todos?” activa determinados conceptos asociados,
tales como el de la exclusión social, la educación pública, y se
identifica, al mismo tiempo, el género requerido como nota de
opinión). En el proceso “transformar el conocimiento”, en cambio,
este espacio del contenido interactúa con el espacio retórico, es
decir, plantea las dificultades que se pueden encontrar en el espacio
retórico. Por ejemplo, para que una afirmación sea convincente

16
deben exponerse argumentos, organizarlos jerárquicamente, citar
ejemplos, etcétera. La información recuperada, entonces, no sólo debe
responder a las necesidades del tópico y del género sino también a las
necesidades retóricas. Estas últimas, en tanto se convierten de este
modo en subobjetivos relacionados con el contenido, producen
cambios en la organización del conocimiento del escritor (modificará
el plan del texto, buscará nuevas relaciones semánticas, etcétera). Es,
en este sentido, que podemos decir que el proceso de escritura es un
proceso de descubrimiento.
En Surpassing ourselves (1993), Scardamalia y Bereiter
argumentan que el desarrollo de las destrezas y la transformación del
conocimiento son posibles si se los expone a los estudiantes a una
variedad de contextos similares en los cuales puedan transferir
destrezas pero en los que deban componer un nuevo esquema
estructural en lugar de recurrir a un esquema de estructuras
establecidas.
De este modo, podemos concluir que la escritura es un
proceso de descubrimiento (“heurístico”, según Bereiter y
Scardamalia, 1987) y una actividad que implica la resolución de
problemas (Flower y Hayes, 1980 a; 1980 b; 1981).

El conocimiento y el desarrollo consciente que el sujeto adquiere del


proceso de escritura, es decir, de las decisiones y estrategias que pone
en práctica, aumentan su capacidad estratégica tanto para responder a
las necesidades del lector (comprender la situación retórica) como
para producir textos en situaciones de escritura similares, es decir,
para controlar o monitorear y organizar tanto su pensamiento como
su escritura. Sólo de este modo, el proceso de escritura puede
convertirse en el proceso que transforma el conocimiento (Bereiter y
Scardamalia, 1987).

La lectura en la escritura

Desde el punto de vista psicológico, el texto escrito supone dos


procesos cognitivos relacionados con la expresión lingüística: el de la
escritura (proceso de producción) y el de la lectura (proceso de
interpretación). Por lo tanto, el desarrollo de una competencia
discursiva exige tanto la capacidad de comprender como la de
producir textos, es decir, de procesar el conocimiento y crear
significado.
El lenguaje no es un mero instrumento sino un escenario
discursivo en el que el sujeto construye su identidad social y cultural.
De ese modo, tanto la producción como la comprensión de un texto se
constituyen siempre como relación dual, es decir, como relación
dialógica, intersubjetiva. Si la producción de textos exige –como fue

17
expuesto anteriormente– inscribir el texto en determinada situación
comunicativa, la comprensión lectora exige, a su vez, comprender la
enunciación del otro, orientarse en relación con ella y reubicarla en
el contexto adecuado.
El proceso de lectura no es automático sino que implica un
proceso estratégico en el que el lector debe, entre otras cosas,
interactuar con la propuesta de organización textual realizada por el
autor del texto; activar el conocimiento que se tiene acerca del tema,
identificar las ideas globales; reconocer el modo en que el escritor
realiza una puesta en relación; comprender los contextos
situacionales (reconocer la situación de comunicación en que se
inscribe el texto, los propósitos del autor en relación con el lector:
informar, persuadir, etc.). Por lo tanto, leer es una actividad
compleja, sobre todo si se intenta reconocer en el texto el sentido
que el autor le ha asignado, esto es, “negociar” con la propuesta
estructural del texto sin anteponer los propios esquemas de lector a
los que propone el texto.
En este sentido, podemos afirmar que todo buen escritor
deber ser, también, un buen lector. Leer como escritor, supone,
entre otras cosas, no sólo procesar la información lectora (integrarla
a la red de conocimientos que ya posee) y controlar la comprensión
lectora (activar las estrategias correspondientes para asegurar los
determinados objetivos de lectura que se propone, tales como leer
para aprender, desarrollar un tema, precisar un dato, etc.) sino
también reconocer en los textos los diversos recursos de la lengua
que aparecen (la forma en que está organizada y jerarquizada la
información, la selección léxica, la elección de los títulos, etc.),
reflexionar sobre su función y eficacia a fin de utilizarlos en su
propio texto.

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

DESDE CUÁNDO SOMOS HUMANOS?

Acreche, Noemí; Caruso, Graciela y Albeza, María Virginia

Según Eco (1997), “la historia de las investigaciones sobre el significado es rica
en hombres (que son animales racionales y mortales), en solteros (que son
varones adultos no casados) e incluso en tigres (aunque no se sepa muy bien si
definirlos como mamíferos felinos o como gatos crecidos con la piel amarilla o a
rayas negras)”.

No ocurre lo mismo con la historia de las investigaciones en Biología, ya que lo


humano en esta disciplina ha jugado un papel lateral. Nos gustaría pensar que
esto es así porque “la historia de un primate sin pelo originario de África que
abundó durante un corto período de tiempo no es más que una nota al pie de
página en la historia de la vida...” (Ridley, 2001).

En el caso particular de la Genética, otras especies han tenido mucho más


protagonismo y notoriedad. Si nos remontamos a sus orígenes como disciplina,
las arvejas de Mendel fueron las primeras en merecer atención desde esta
perspectiva, reemplazadas en gran parte del siglo XX por las moscas de la fruta.
Cualquier especie de importancia agronómica recibió más atención que la
nuestra. Recién a partir de 1990, con la oficialización del proyecto Genoma
Humano, hemos entrado de una manera relevante en el mapa de la investigación
sobre la caracterización genética de las especies biológicas.

A pesar de que en muchos ámbitos es considerado como un manual de


instrucciones para un cuerpo humano, sólo nos ha brindado hasta el momento
una serie de indicadores físicos que aunque muy precisos y detallados
demuestran que somos chimpancés en un 98%. Por su parte, ellos son a su vez
humanos en un 98% y gorilas en un 97%. Estas similitudes ponen de manifiesto
la tensión entre caracteres particulares y compartidos entre especies
consideradas, aún antes de disponer esta información, como parientes muy
cercanos.

No obstante, y si bien desde diferentes disciplinas se ha aspirado a resolver el


problema de la definición inequívoca de lo humano, parece haber quedado a la
Biología la tarea de resolver esta tensión y la aparente contradicción entre la

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

convicción de que somos únicos y las evidencias que nos equiparan al resto de
los seres vivientes.

Entre los primeros en abordar este problema con criterios de algún modo
objetivos, se encuentra Anaximandro. Alrededor del 500 a.C., planteaba que el
hombre, al igual que las demás criaturas vivientes provenían del agua, cuando
ésta se evaporaba; concretamente, era como otro animal, un pez en el principio.
La dificultad del hombre para alimentarse en los primeros períodos de su vida (su
larga dependencia), lo llevó a considerar que nacía de animales de otra especie.
El problema que intentaba resolver era cómo el primer humano, un niño sin
padres, pudo haber sobrevivido (Harris, 1985).

Sin embargo, es necesario considerar que lo “único” es fundamental en la


clasificación, al punto que todas las especies se definen en función de caracteres
“particulares”, vinculados a su vez por el origen, aunque tengan diferentes
niveles de significación.

A pesar de su visión esencialista y fijista de las especies, Linneo en 1758,


generalizó el sistema de clasificación basado en la tradición aristotélica según
“género próximo y diferencia específica”. Sobre esta base, incluyó a Homo
sapiens en el orden de los primates, reconociendo semejanzas entre hombres,
simios y monos. También incluyó al chimpancé en el género Homo.

Cuando fue criticado por ligar al hombre con los brutos, se defendió pidiendo a
cualquier naturalista que le muestre una característica física por medio de la cual
pudiera ser distinguido más claramente. Aunque reconocía la superioridad moral
e intelectual del hombre, insistía en que las clasificaciones debían hacerse sólo
por parecido físico (Bowler, 1984).

Cabe destacar que aunque se observen discontinuidades, la base fundamental de


la evolución radica en la continuidad a través de la herencia y a lo largo del
tiempo. En el caso del Hombre, ambos aspectos han sido abordados mediante
rasgos químicos, genéticos, embriológicos, morfoanatómicos, etológicos y
ecológicos, entre otros. La Paleontología y en particular la Paleoantropología han
contribuido a situar el origen de los diferentes caracteres en la escala temporal.

La relación del hombre con el resto de los seres vivientes no fue encarada en
términos evolucionistas sino hasta el siglo XVIII en el que Lamarck sugirió que
los humanos descendían de primates e incluso propuso una hipótesis que

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

explicaba cómo descendieron de los árboles y se transformaron en bípedos.


Explicó además las modificaciones en el rostro como resultado de la dieta.

A partir de Darwin, el problema central se plantea en torno a la naturaleza de los


atributos mentales y morales del hombre. Si bien en 1859 él dejó claramente
sentado que aún los caracteres que se pueden considerar exclusivamente
humanos son el producto del mismo proceso mecanicista que aquellos
compartidos, tanto en ámbitos científicos como extracientíficos fueron asignados
al mundo espiritual como características del alma que sólo temporariamente se
unen a la carne del cuerpo.

En esta línea, Juan Pablo II, en su mensaje a la Academia Pontificia de Ciencia, el


22 de octubre de 1996 habla de una “discontinuidad ontológica”, refiriéndose al
punto en que dios inyectó un alma humana en una estirpe animal. Dejó
claramente establecido que si bien la evolución es más que una hipótesis, el
espíritu no es un emergente de fuerzas de la materia viviente ni un simple
epifenómeno de esa materia.

Además del espíritu, como caracteres únicos del hombre, se ha incluido la ética,
el juego, el altruismo, la agresión, el lenguaje articulado y la socialización entre
otros. Todos, sin excepción, han sido considerados por algunos investigadores
como saltos filogenéticos y por otros como subproductos de la evolución
biológica, sujetos a las leyes de la herencia y moldeados por los procesos de
selección natural y deriva aleatoria.

Darwin reconoció que el problema principal de la aplicación de los principios


evolutivos a los humanos radica en el comportamiento. En “La expresión de las
emociones en el hombre y los animales” se concentró en la interacción entre
comportamiento y anatomía demostrando el punto central: el comportamiento
puede evolucionar. Por ejemplo, considerando que los músculos de la cara están
tan relacionados con las expresiones y éstas con sentimientos y emociones
situados en un contexto social, pueden estar sujetos a selección natural y por lo
tanto evolucionar (Foley, 1997).

El ensayo de Thomas Huxley “Evolución y Ética”, publicado en 1893, generó


mucha confusión en el tema. Su creencia en las causas finales, lo llevó a
rechazar la selección natural como agente de la evolución del comportamiento
altruista y del sentido de responsabilidad por el bienestar de la comunidad en su

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

conjunto. Si bien Darwin acordaba que en lo referente a la moralidad el hombre


difiere del resto de los animales, estaba convencido que esto podía explicarse en
términos evolutivos.

Hoy sabemos que la selección opera a diferentes niveles y actuando a nivel de


grupo familiar y social puede explicar los comportamientos altruistas que
conducen al bien común (Mayr, 1998).

Julian Huxley en 1942, basándose en lo que considera como carácter único de la


especie humana: su cultura y su dominio del mundo, propuso crear un nuevo
reino Psicozoa sólo para Homo sapiens. Sin embargo si consideramos la cultura
como una base cognitiva sobre la cual toda la estructura del comportamiento
está conformada, entonces podríamos extender la existencia de esta base a otras
especies.

La transmisión cultural está ampliamente vinculada a la integración social. La


socialización está considerablemente más estudiada entre los primates que en
cualquier otro grupo, según Wilson (1980) por dos razones fundamentales: la
afinidad filogenética y el hecho de que la socialización por aprendizaje parece ser
más profunda y elaborada en estos animales.

Desde la Antropología Física tradicional, se ha resaltado la importancia de ciertos


rasgos como la marcha bípeda, el volumen del cerebro, el lenguaje articulado y
la capacidad tecnológica en la evolución humana. Todos estos caracteres, si bien
estudiados desde su soporte físico, tienen consecuencias relevantes a la hora de
considerar el comportamiento.

En función del peso otorgado a cada uno de ellos, el origen de lo humano se


traslada a diferentes momentos: si lo humano se define por la marcha bípeda,
todos los homínidos son humanos y su origen se remonta a hace más de cinco
millones de años, cuando ocurrió la separación entre homínidos y simios
africanos.

Cuvier dividió el orden de los simios creando dos órdenes separados bimana y
cuadrimana ya que el único que tiene un pie adaptado a la postura erecta es el
hombre (Bowler, 1984). Asimismo, para Leroi Gourhan (1984), todo el cuerpo es
solidario en su evolución, pero hay condiciones fundamentales, que en el caso
del hombre es la forma del pie, dada su importancia en la bipedestación.

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

En algún momento, este rasgo fue erróneamente vinculado con el cambio de


dieta, el desarrollo de competencia para la caza y una necesaria conducta
agresiva.

Si es el volumen cerebral el rasgo distintivo, el origen se remonta al del género


Homo, hace alrededor de 2 millones de años mientras que si es el lenguaje
articulado, nos situaríamos en la especie H. erectus, hace 1,8 millones de años.

Muchos consideran una línea distintiva entre el hombre y los demás animales a la
palabra humana. Nadie duda que los parientes más cercanos no poseen lenguaje
articulado como lo tenemos los humanos hoy. Sin embargo, numerosas
experiencias demuestran competencias en los chimpancés para aprender y
manejar símbolos y asociar ideas lo que se traduce en una incipiente destreza
lingüística.

Ya que la capacidad para el lenguaje está fuertemente afirmada en raíces


biológicas como la estructura del cerebro y la anatomía del aparato fonador, la
cuestión de su origen y evolución sólo puede abordarse desde la Paleontología.
Según datos del registro fósil, las área de Broca (involucrada en la construcción y
planificación sintáctica) y Wernicke (involucrada en la codificación y
decodificación de mensajes) ya estaban presentes desde H. habilis aunque se
encuentran esbozadas en los Australopitecinos. Lo mismo ocurre con la anatomía
buco-faríngea vinculada a la emisión y modulación de los sonidos.

Dambricourt-Malassé (1996) propone una reflexión sobre la embriogénesis,


aspecto no muy abordado justificadamente, considerando que los embriones no
se fosilizan. Estudiando los de los humanos y primates actuales y utilizando
información de la ortopedia maxilofacial, se ha demostrado que los trastornos de
su crecimiento, asociados a cuello y rostro, afectan la elocución, audición,
articulación dentaria y expresión facial.

Buscando una estabilidad estructurante, detectaron caracteres de la mandíbula


considerados fundamentales para H. sapiens. Desde esta perspectiva se afirma
que no es la bipedestación lo que posiciona el foramen mágnum debajo del
cerebro sino la amplitud de la rotación espiral de la base craneana embrionaria,
ligada al tubo neural (Dambricourt-Malassé, 1996).

Con respecto a la capacidad tecnológica, la fidelidad de los registros depende en


gran medida de que los materiales utilizados puedan persistir en el tiempo.

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

Tradicionalmente se definió al género Homo en asociación a las evidencias de


fabricación de herramientas (H. habilis). Sin embargo, nuevos hallazgos le
otorgarían una antigüedad de 2,6 millones de años, correspondiendo a otro
homínido (Australopithecus garhi), cuya capacidad craneal lo aproxima a los
chimpancés.

Wilson (1980) advierte que la “utilización de herramientas” considerada como la


manipulación de un objeto inanimado, no elaborado internamente por el
organismo, constituye un fenómeno extraordinariamente difundido y
diversificado entre insectos, aves y mamíferos. El chimpancé presenta un
repertorio excepcionalmente rico y sofisticado en el que el aprendizaje y el juego
son vitales para la adquisición de los hábitos necesarios para la utilización de
herramientas.

Periódicamente se dan a conocer hipótesis intentando dar cuenta de alguna


característica sorprendentemente única de los humanos que se agrega a la ya
impresionante lista.

En esta línea, a partir de la teoría del mono acuático, deben también ser
consideradas la pérdida de pelo corporal, la grasa subcutánea, las lágrimas, las
glándulas sebáceas, la laringe en descenso, las glándulas apocrinas desvanecidas
y la transpiración, entre otras.

Hay acuerdo general respecto a que la ventaja original de las glándulas


sudoríparas fue la señalización olfativa, ya que producen la exudación de
sustancias aceitosas o serosas que en varias especies y sitios corporales son a
menudo olorosas. Varias especies de primates (nosotros entre ellos) han
evolucionado órganos de olor especiales para la comunicación, que tienen el
efecto sea de alejar rivales, sea de atraer compañeros sexuales. En nuestro caso,
se encuentran los “órganos axilares” que se activan en la pubertad,
probablemente con función primaria de atractivo erótico (Morgan, 2000).

Si nuestro sentido del olfato fuera más agudo, o bien si nuestra conciencia lo
abarcara en mayor medida, es posible que encontráramos el olor sutil e
irresistible. En el Modelo Primate se considera una característica muy relevante
del orden, el aumento de la agudeza visual a expensas de la olfativa.

Wederkind y Für encontraron que los hombres y las mujeres prefieren más -o les
desagrada menos- el olor corporal de los miembros del sexo opuesto

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

genéticamente diferentes de ellos. Examinaron los genes MHC del cromosoma 6


implicados en el reconocimiento de intrusos parasitarios por el sistema
inmunológico para verificar esta hipótesis (Ridley, 2001). Esto podría representar
una ventaja selectiva, en el sentido de que elevaría los niveles de variabilidad a
nivel intraespecífico.

Schrödinger (1990) ha afirmado que los procesos que se enfrentan a situaciones


casi constantes o regularmente variables han sido fiablemente practicados y, por
lo tanto, hace mucho tiempo han abandonado la esfera de la conciencia. La
conciencia, desde esta perspectiva, se asocia con aquellas funciones que se
adaptan al entorno cambiante por eso que llamamos experiencia.

Se podría pensar entonces que los rasgos específicos, como podrían ser las
señales olfativas, escapan a la percepción conciente, en cuyo caso estaríamos
lejos de definirlos por estos medios.

Según Balckmore (2000), las conductas e ideas copiadas por imitación de un


individuo a otro podrían haber conducido a la composición de genes que nos
caracterizan como especie.

En este contexto, un meme es una idea, un comportamiento que se propaga de


un individuo a otro en el seno de una cultura. Desde la sicología, S. Blackmore
propone que esta capacidad para imitar y transmitir - los memes - nos distingue
de las demás especies, constituyendo un factor fundamental de nuestra
evolución biológica y cultural.

Para Blackmore (2000), nuestro cerebro y nuestro lenguaje y lo que de ellos


deriva son sin duda lo más característico de nuestra especie.

Richard Dawkins (1985) propuso el uso de los memes, que cumplen con los tres
principios básicos del darwinismo: la replicación de la información, las
variaciones surgidas y la selección de unas variantes frente a otras. La copia de
memes entre personas es imperfecta produciendo variaciones.

Por otra parte, los genes según Wilson (1980), conducen al desarrollo de la
cultura, que no puede desviarse del cauce que conduce a la replicación de los
genes. Sin embargo, si los memes son auténticos replicadores, servirán a sus
propios intereses, sin importar su efecto sobre los genes.

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

Un ejemplo son los llamados memes víricos que incluyen la orden de copia y
amenazas de consecuencias, constituyendo una estructura que garantiza su
difusión. Para Dawkins (1985), las religiones entran en esta categoría. A veces
estos memes podrían impedir la difusión de los genes, por ejemplo en el celibato.

Para Blackmore (2000) la memética explica la singularidad de la especie y la


aparición de culturas y sociedades complejas “somos únicos porque en el pasado
adquirimos la capacidad de una imitación generalizada, que a su vez nos dotó de
un cerebro poderoso y de un lenguaje”. La aparición de la imitación habría sido
hace 2,5 millones de años, antes del descubrimiento de los instrumentos de
piedra y la expansión del cerebro. El cerebro es visto así como un ingenio de
imitación selectiva construido por y para los memes, lo mismo que para los
genes.

La teoría de la guía memética justifica el lenguaje por la ventaja que otorga a la


supervivencia de los memes, que serían replicadores en coevolución con su
máquina copiadora, el cerebro.

Dugatkin (2000), desde la ecología ha cuestionado estas ideas, con el argumento


básico de que los otros animales también imitan, desde los peces hasta los
primates.

El problema de si el hombre tiene una naturaleza, en el sentido de tener una


propiedad que le pertenezca en exclusiva, es el de buscar una característica que
nos permita distinguir en forma discreta y no sólo gradual entre el hombre y los
otros homínidos si nos centramos en la escala temporal y entre el hombre y los
otros primates si nos paramos en el presente.

Darwin explica a través de analogías y homologías nuestro parecido con el resto


de los animales. Las mutaciones, la selección y el azar pueden explicar por qué
nos diferenciamos, aunque no sólo nosotros sino todas las especies entre si, ya
que en la búsqueda de exclusividades, es necesario resaltar que todas las
especies tienen las suyas y que cada una es singular en algún aspecto.

Se puede decir de los caracteres analizados, que hasta el momento se ha podido


encontrar siempre un contraejemplo que defina la característica como
compartida y no exclusiva, siendo lo distintivamente humano sólo una cuestión
de grado. Lo humano queda aún como un término vago. Los homínidos extintos
muestran la continuidad entre humanos y simios en tanto que la brecha aparente

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Temas de Filosofía 9: 33-42. CEFISa. Centro de Estudios Filosóficos de Salta. 2005.

es sólo el producto de la extinción accidental. Si no fuéramos la única especie


viviente de la familia de los homínidos, la discontinuidad sería menos evidente.

Aún si examinamos el comportamiento, encontramos una continuidad


filogenética que nos lleva desde pautas aparentemente programadas en su
totalidad a una casi total flexibilización que da lugar a lo que entendemos como
aprendizaje.

Sin embargo, si consideramos con Hospers (1967) que la vaguedad implica que
no hay límite preciso entre la aplicabilidad y no aplicabilidad de la palabra,
humano no sería un término vago ya que no vacilaríamos en adjudicar un
elemento a la clase, aún careciendo de alguno de los rasgos listados, siempre y
cuando excluyamos la dimensión temporal.

Si entra en juego el tiempo, nos encontramos con que no podemos fragmentar la


flexible historia del linaje en intervalos discretos sin incurrir en algún grado de
imprecisión o arbitrariedad.

BIBLIOGRAFÍA

BLACKMORE, S (2000): “El poder de los memes”. Investigación y Ciencia,


diciembre de 2000: 44-53.

BOWLER, PJ (1984): Evolution. The History of an Idea. University California


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hombre. Cinco macroevoluciones y su relación con las modificaciones climáticas”.
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RIDLEY, M (2001): Genoma. Madrid, Suma de Letras, S.L.

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

“APARIENCIA PECULIAR DE LA GENTE EXÓTICA...”


María Virginia Albeza, Noemí Acreche y Marta Tartusi

Anthropology is often considered a collection of curious facts, telling about


the peculiar appearance of exotic people and describing their strange
customs and beliefs. It is looked upon as an entertaining diversion,
apparently without any bearing upon the conduct of life of civilized
communities.”

Franz Boas (1962)


La característica movilidad de nuestra especie - la migración - es posiblemente
una herencia de las especies ancestrales. Las migraciones han llevado a colonizar
nuevos territorios a Homo erectus hace no menos de 1800000 años aislando
poblaciones que se diferenciaron en especies diversas.
Ya consolidada la especie Homo sapiens, colonizó todo el planeta y el aumento
de su población llevó a un aumento de los contactos evitando la especiación. No
obstante, fenómenos estocásticos y adaptativos posibilitaron el surgimiento de
algunas características físicas diferenciales en algunos aislados. Curiosamente, la
misma característica que evitó la diferenciación es la que indujo, mediante
contactos, a la percepción de las diferencias, su descripción y los intentos de
clasificación que tuvieron lugar en el origen de la antropología como disciplina
científica.
El interés por las diferencias está ampliamente documentado desde hace no
menos de tres milenios y ha tenido continuidad en el tiempo. En el Periplo de
Hannon, navegante cartaginés que hacia el año 1000 a c realizó un viaje por
encargo del gobierno de Cartago, se encuentra la descripción de unos salvajes
que sus intérpretes denominan gorfados o gorilas. “Velludos, huían a través de
los precipicios con asombrosa agilidad y nos arrojaban piedras. Conseguimos, sin
embargo apoderarnos de tres hembras, pero como rompían las ataduras, nos
mordían y atacaban con furia, tuvimos que matarlas” (Comas, 1957).
En el siglo VI a C, Hecateo de Mileto redactó un recorrido por los lugares y sus
características, por los pueblos y sus costumbres (Bonte e Izard, 1996).
Herodoto (484-425 a C) da a conocer datos acerca de los habitantes de Libia,
Egipto, Grecia, Asia Menor, Etiopia y Escitia. Habla del cráneo humano,
diferenciando los de los egipcios por ser más gruesos y los de los persas por
tener paredes más delgadas. Atribuye tal carácter a la influencia del medio, pues
mientras los primeros tienen el hábito de afeitar los niños y exponerlos al sol sin

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

llevar sombrero, los segundos les cubrían la cabeza y no los dejaban salir de sus
habitaciones. También hizo una clasificación de los etíopes del ejército de Jerjes
por el aspecto de la cabellera (Morel, 1977).
Si bien es considerado el héroe fundador de la antropología, se ha puesto de
manifiesto que sus observaciones más sistematizadas obedecían a un modelo
etnocéntrico sin que haya creado una tradición ni en la observación ni en la
reflexión sobre el otro (Bonte e Izard, 1996).
Hipócrates (460-377 a c) sostiene también la teoría de la influencia del medio
sobre los caracteres físicos del hombre y pone de manifiesto las diferencias que
existen entre quienes habitan climas distintos. Hombres altos y vigorosos en las
montañas, tipos nerviosos, delgados y más bien rubios en los países secos sin
arbolado, los pequeños rechonchos con mucha grasa y pelo negro en las llanuras
con abundantes pastos, etc. (Comas, 1957).
Bonte e Izard (1996) sostienen que sería legítimo considerar a Aristóteles como
el fundador de la disciplina antropológica ya que estudió las estructuras
familiares y una clasificación de las sociedades según su tipo de gobierno. Sin
embargo, llamó antropólogos a quienes disertaban sobre la naturaleza moral del
hombre. Hundt (1501), Capella (1533) y Otho (1596) editan obras en las que el
significado de antropología se orienta en el mismo sentido (Comas, 1957).
Galeno ya en el siglo II de nuestra era afirmaba que “el mono es entre todos los
animales, el que tiene mayor semejanza con el hombre en cuanto a sus vísceras,
músculos, arterias, nervios, huesos...” Esta era una idea fuertemente arraigada
en Atenas y Roma antes de que el cristianismo declarara monstruosa tal
afirmación (Comas, 1957).
En este primer período hemos resaltado las referencias a las características
físicas del hombre que era considerado como un animal análogo al mono y del
cual se distinguía por su cerebro, inteligencia, lenguaje y posición vertical. Esta
visión ha prevalecido hasta nuestros días y la relación entre estas especies
continúa como tema central en los estudios antropológicos.
Sin embargo, como se desprende de las citas, lo físico inherente al humano no se
separaba de sus relaciones con el ambiente ni de sus hábitos o costumbres.
Según Vallois (1964), la primera clasificación de los grupos humanos en función
de sus características físicas es la de los antiguos egipcios registrada en pinturas.
Ya en estas primeras clasificaciones, el carácter distintivo era el color de piel, que

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

aparece también en textos antiguos sánscritos. La variación de color se extiende


al cabello y a los ojos, características que no han dejado de utilizarse.
El antiguo testamento dividía a los hombres en hijos de Cam, Sem y Jafet y al
igual que los egipcios, incluía pueblos cuyas diferencias físicas eran mínimas ya
que eran vecinos geográficos.
Existe coincidencia en juzgar importantes los relatos y aportes materiales de los
grandes viajeros y exploradores entre los siglos XII y XVIII, que describían sus
hallazgos de poblaciones humanas con costumbres exóticas y características
físicas peculiares.
El español Benjamín de Tudela, en el siglo XII recorrió el mundo en busca de
comunidades judías dispersas. Con Marco Polo (siglo XIII) se reanuda la tradición
etnográfica, interrumpida desde las invasiones bárbaras y la caída del imperio
romano de occidente. Creó la imagen de Asia para los europeos, imagen que no
fue modificada hasta el siglo XVI, con los viajes de los portugueses a la India y el
establecimiento de los jesuitas en China. Todos sus relatos se refieren a
descripciones de la familia, vestimenta, costumbres en general de la vida
familiar, viviendas, actividades, privilegios de los más destacados en cuanto a
riquezas y trato especial recibido por parte de quienes menos tienen, pero en
ningún momento realiza una descripción física de hombres y/o mujeres (Palerm,
1982).
Estos viajes quedaron por mucho tiempo fuera de las corrientes que estaban
formando la moderna ciencia antropológica a pesar de lo cual merecen un lugar
eminente en la historia de la etnología (Palerm, 1982).
Como consecuencia de ellos, poblaciones de hombres, considerados variedades
anteriormente desconocidas emergieron en esta época. En 1684 apareció el
primer ensayo escrito por Bernier, demandando la clasificación de los nuevos
hombres. Probablemente éste y otros ensayos influyeron en Lineo (1758) para
incluir al hombre en su sistema (Shapiro, 1959).
Linneo clasificó al hombre como cuadrúpedo porque no era planta ni piedra sino
un animal tanto por su género de vida como por su locomoción y porque además
no había podido encontrar un sólo carácter distintivo con el cual diferenciarlo del
mono. No era gusano porque tenía cabeza, no era insecto porque carecía de
antena, no era pez porque no tenía aletas y tampoco era pájaro porque no tenía
alas (Bitlloch, 1996).

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

El Homo sapiens lineano incluía las variedades americanus: colorado, colérico, de


porte derecho, piel morena, cabellos negros lacios y espesos, labios gruesos,
fosas nasales largas, mentón casi sin barba, porfiado, contento con su suerte,
amante de la libertad, pintado su cuerpo con líneas coloradas; europaeus:
blanco, sanguíneo, musculoso, cabellos rubios largos y espesos, inconstante,
ingenioso, inventivo, cubierto totalmente con ropas, gobernado por leyes;
asiaticus: amarillo, melancólico, de fibras rígidas, cabello negro, ojos marrones,
severo, fastuoso, avaro, vestido con largas túnicas, gobernado por la opinión;
afer: negro, flemático, de complexión débil, cabellos crespos, astuto, perezoso,
negligente, con el cuerpo frotado con aceite o grasa, gobernado por la voluntad
arbitraria de sus dueños (Bitlloch, 1996).
Se ha reportado que el emperador Akbar de la India, en el siglo XVI ordenó que
un grupo de niños fuera criado sin aprender ningún idioma con el objeto de
poner a prueba la creencia de que eventualmente conversarían en Hebreo, la
lengua de dios (Dobzhansky, 1969). Esta es una temprana referencia de un
diseño para contrastar una hipótesis experimentalmente, cosa que ha quedado
muy pronto fuera del programa antropológico.
La confluencia de la sistemática lineana con la aparición de nuevos grupos
humanos descubiertos por los viajeros europeos determinó el campo más
temprano de la antropología física, encarado con rigor metodológico, aunque con
herramientas insuficientes: el problema de la diferenciación racial en el hombre.
Se podría decir que como carácter general de las ciencias naturales, la
descripción era no sólo el método sino también el objetivo de los trabajos. La
morfometría fue esbozada en 1625 por Spigel, aunque su inclusión sistemática
en los estudios no se establece sino hasta el siglo XIX.
En este sentido es muy significativo que sólo 15 años después de Bernier,
Edward Tyson, anatomista inglés, publicó su Orang-Outang u Homo silvestris, en
el que compara lo que resultó un chimpancé con el hombre, deduciendo la
relación de Homo sapiens con los monos antropomorfos (Shapiro, 1959).
Con estos trabajos, la antropología física se fortalece unida a la anatomía.
Blumenbach (padre de la antropología según Shapiro) era también un
anatomista (a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX) y su tema era el
problema de la identificación racial y la clasificación con algunos aspectos de
anatomía comparada. El logro de Blumenbach fue la introducción de técnicas
cuantitativas, fundamentalmente morfométricas.

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

Buffon es quien afirma el paso gradual entre las especies. Los géneros, los
órdenes, las clases no existen más que en nuestra imaginación y no hay más que
individuos. Fue el primero en aplicar la palabra raza a la diversidad de los
hombres y en plantear temas de mayor interés en la antropología:
a) el hombre en general considerado como animal desde el punto de vista
morfológico y biológico en todas las edades,
b) las razas, su descripción, origen y cruzamiento,
c) comparación con otros animales desde los puntos de vista físico y
fisiológico, características del hombre, su origen y su lugar en la escala
zoológica (Comas, 1957).
Con Buffon y a partir de las categorías de Linneo, el concepto de clasificación
integra al hombre en el orden zoológico. Esta sistemática parece la consecuencia
lógica del descubrimiento de nuevos territorios y con ellos de plantas y animales
que eran nuevos en las capitales europeas. En este siglo se robustecen los
campos fundamentales de la actual antropología biológica, anatomía y fisiología
comparadas, crecimiento y desarrollo, diversidad, filogenia.
El siglo XVIII puede ser considerado el de un proyecto antropológico explícito
dando al hombre, su sociedad y sus instituciones el status de objetos de estudio.
Rousseau en 1755 se pregunta cómo comprender el origen de la humanidad
entre las otras especies mientras los límites de los pueblos se han diluido en las
migraciones (Bonte e Izard, 1996).
Durante la primera mitad del siglo XIX, continua el interés en las variedades de
la especie humana, y el campo de conocimiento es denominado a veces historia
natural del hombre y a veces antropología.
La conformación disciplinar de la antropología parece deberse a un grupo de
pensadores del Consulado, conocidos como “Ideólogos” que pretenden una
ciencia totalizadora y positiva del hombre. Crearon en 1799 la Société des
Observateurs de l’Homme. Uno de los principales objetos de su reflexión fue
abordar el estudio de las variedades de la especie humana uniendo las
tradiciones naturalista y humanista del pensamiento, aunque el debate tenderá a
centrarse en las razas lo que dará origen a la etnología (Bonte e Izard, 1996).
Las sociedades etnológicas de París (fundada en 1839), Nueva York (1842) y
Londres (1843) impulsan el desarrollo de las discusiones sobre el monogenismo
y el poligenismo junto al problema íntimamente vinculado de la clasificación del
hombre (Bonte e Izard, 1996).

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

Uno de los defensores del poligenismo citado por Gould (1988) fue Charles White
quien en 1799, aludiendo a que los criterios de jerarquización eran de carácter
estético y en favor de los caucásicos, escribía:
...”esa frente de curva tan noble, capaz de contener tanta cantidad de
cerebro?... ¿dónde [si no en ellos podemos encontrar] una fisonomía tan
rica y una expresión tan plena, esos rizos largos, graciosos y abundantes,
esa barba majestuosa, esas mejillas rosadas y esos labios de coral?
¿Dónde ... esa manera tan noble de andar? ¿En qué otra parte del globo
encontraremos el rubor que cubre las suaves facciones de las hermosas
mujeres europeas, ese emblema de modestia, de sensibilidad... dónde
sino en el pecho de la mujer europea [encontraremos] dos hemisferios tan
llenos y tan níveos, coronados de bermellón?...

La antropología física como ciencia organizada y sistemática se consolida en


Europa en la segunda mitad del siglo XIX. En 1863, TH Huxley publicó “Evidences
as to Man’s Place in Nature”. Este libro, basado en la anatomía comparada, la
embriología y estudios de fósiles, concluye que los humanos tienen una cercana
relación evolutiva con los grandes simios.
Con la publicación del libro de Darwin sobre la descendencia del hombre en 1871
comienza el problema de la hominización. Por primera vez se afirmaba que el
hombre deriva de una forma animal.
Por otra parte, si el estudio de las gentes primitivas por parte de los etnólogos
dio a la antropología física una razón de ser y un campo de aplicación de sus
técnicas analíticas en la morfología comparada de las poblaciones cuyas culturas
estaban siendo estudiadas, la teoría de la evolución le dio otro giro. Era el único
campo relacionado con los estudios del hombre en condiciones de incorporar los
nuevos conceptos, sobre todo por su interés fundacional en la variabilidad
(Shapiro, 1959).
El cráneo de Gibraltar descubierto una década antes de Darwin y el de
Neandertal exhumado en 1856 que recibió un tratamiento más sistemático,
fueron tratados como restos patológicos o dejados de lado sin explicación. La
evolución los rescató como fragmentos del pasado homínido.
La expansión de los intereses de la disciplina era ya evidente en estudios de
crecimiento y aspectos funcionales del esqueleto. Las amplias implicancias
biológicas del organismo humano comenzaban a atraer la atención, aún cuando
el progreso era limitado por la falta de técnicas adecuadas.

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

Como la descripción y la clasificación no sólo fueron el instrumento sino también


la meta de los trabajos, resultó de esencial importancia conseguir uniformidad y
exactitud en las técnicas de medir y describir, lo que llevó a complejizar la
sistemática del hombre, surgiendo numerosas propuestas, no siempre
coincidentes.
En el estudio de las razas, durante la primera mitad del siglo XIX había algunas
sencillas clasificaciones y se daban hipotéticas explicaciones causales a base del
medio ambiente, aislamiento, etc. Desde el punto de vista metodológico, la
introducción del método comparativo define un punto de inflexión enriqueciendo
el panorama.
En Francia, la escuela de antropología dirigida por Broca (1860) que define a la
antropología como “historia natural del hombre” y luego con Quatrefage,
Topinard y Manouvrier multiplicó y precisó las medidas y los índices.
En la década de 1860, los descubrimientos arqueológicos y paleontológicos de
Boucher de Perthes y de Lyell determinan un cambio que proviene
fundamentalmente de las pruebas de la antigüedad del hombre. Surgen las
sociedades antropológicas de París (1859), Londres (1863) y Berlín (1869) a
partir de lo cual la problemática se desplaza del interés en las razas al
establecimiento de relaciones entre los caracteres biológicos, sociales y
culturales.
En la actualidad la taxonomía de los grupos humanos ha llegado a ser
cuestionada en su base al desplazarse la visión desde la definición de tipos a los
estudios de variabilidad, por lo cual ha perdido vigencia en la mayoría de los
medios.
A partir del siglo XIX surgió la idea de ciencia de grupos, no del hombre como
entidad abstracta. Con un campo tan vasto, se dividió en antropología cultural
(etnología) y antropología física. Este último término se comenzó a reemplazar
en Francia en las últimas décadas del siglo XX por antropología biológica como
consecuencia de la incorporación de nuevas perspectivas surgidas a partir
fundamentalmente de la genética de poblaciones.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX, la antropología física había alcanzado en
Europa el reconocimiento de un área específica de investigación. Se realizaban
congresos, publicaban su propios journals y ocupaban sitios en las academias.
Muchas de sus actividades se relacionaban con razas y evolución pero su rango

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

zoológico se había extendido por las exigencias de los estudios evolutivos para
incluir a los primates.
En 1855 Gobineau publicó su ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas
en el que afirma que
“la raza aria es la raza “pur sang” de la humanidad. La mejor armada para
la lucha por la existencia, la más bella, la que mayor suma encierra de
genio creador, la más enérgica, sin embargo debido a la mezcla durante
2000 años ya no existe en estado puro por lo que la humanidad está
condenada a una gradual decadencia hasta que se extinga por el
agotamiento de la sangre aria” (Bitlloch, 1996).

Gobineau fue descubierto en 1870 por Richard Wagner y sus discípulos


contribuyendo a la fundamentación del nacional socialismo. Wagner señaló:
“la más noble raza humana, la raza aria, degenera únicamente, pero
infaliblemente, porque al ser menos numerosa que los representantes de
las otras razas se ve obligada a mezclarse con ellas y lo que ella pierde al
adulterarse no es compensado por lo que ganan las demás al
ennoblecerse” (Bitlloch, 1996).

En 1935, los nazis especificaron la función del médico como el protector y


guardián de la pureza racial de la nación. El programa eugenésico nazi ganó
fácilmente apoyo en la comunidad médica. Estas ideas, enraizadas en conceptos
deterministas de jerarquías biológicas, no surgen en esta época sino que pueden
rastrearse hasta 1859, cuando apareció el Origen de las Especies. El darwinismo
social se convirtió rápidamente en un fuerte punto de apoyo con aparentes bases
científicas para la jerárquica sociedad victoriana.
Se podría fijar con Galton el nacimiento de la eugenesia en Inglaterra aunque
esta práctica se extendió rápidamente a otros países, primero Estados Unidos y
después Alemania.
Los resultados de estas interpretaciones en muchos casos convertidos en leyes
cuya aplicación fue garantizada por el poder de los estados, repercutió
negativamente en la práctica de la antropología física que al cargar con este
estigma retrasó su desarrollo durante buena parte del siglo XX quedando
relegada a una posición marginal en instituciones científicas.
Sin embargo, los argumentos eugenistas encontraron sus peores enemigos entre
los investigadores que desarrollaron la teoría de la evolución durante el siglo XX
probando la importancia de la variabilidad, la diversidad característica de nuestra
especie y la falta de elementos que permiten una jerarquización objetiva de los
caracteres observables.

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

Esta historia de Europa tiene poco o nada que ver con lo ocurrido en los EEUU.
En el siglo XVII las colonias eran estériles en cuanto a actividad científica.
Algunos aficionados mostraron interés en los Indios Americanos. No hubo ningún
avance ni en técnicas ni en teoría. En el XIX, el reconocimiento en Europa de la
disciplina llevó en los Estados Unidos a estimular la actividad y comenzaron a
aparecer publicaciones americanas en el tema (Shapiro, 1959).
En 1839 apareció la obra de Morton “Crania Americana”. El interés de la
antropología física en los EEUU fue estimulado por la existencia de la esclavitud
ya que en el período anterior a la Guerra Civil, los defensores de la esclavitud
usaban argumentos de base racial. Aunque la Sociedad Etnológica Americana fue
fundada en 1842, y otras asociaciones antropológicas le siguieron, la
antropología física no tuvo su propio organismo.
Hacia fines del XIX aparecen dos figuras con notable influencia: Boas y Hrdlicka.
Este último fue el primer profesional en EEUU. Educado en medicina, había
tenido la guía de Topinard en París.
En otras disciplinas que se ocupan de los estudios del hombre (anatomía,
fisiología, psicología, etc) el interés primario es establecer la forma y función
típica de las estructuras humanas. Las diferencias menores que se observan en
las series de individuos son obviadas y no se les otorga significación ya que
entorpecen la definición y delimitación clara de los tipos. Para el antropólogo, por
el contrario, el individuo es importante sólo como miembro de un grupo. La
distribución y rango de diferencias entre individuos y las características
determinadas por el grupo al cual pertenece son los fenómenos a ser
investigados (Boas, 1962).
En 1977, Morel afirmaba que la antropología física es el estudio de las
características somáticas que permite clasificar a los hombres en diferentes
razas, pero también sostenía que es evidente que este aspecto de la antropología
estática, verdadera sistemática, no es más que un estadio preparatorio de otra
forma de esta ciencia, que es dinámica. Representa una primera etapa
descriptiva en el estudio de los caracteres fácilmente observables del cuerpo
humano.
Se ha inferido que la relación con la etnología surge del interés de exploradores y
viajeros en el origen de la gente descubierta y cuyas culturas describían. Como el
estudio de la variación racial era un interés no claramente asociado a ninguna

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

disciplina en particular, se vinculó con los estudios etnológicos que compartían el


interés sobre el origen de la gente que estudiaban (Shapiro, 1959).
En la publicación oficial de la American Association of Physical Anthropologists, se
define a la Antropología Física como una ciencia biológica que trata con las
adaptaciones, variabilidad y evolución de los seres humanos y sus parientes
vivientes y fósiles. En razón de que estudia los caracteres biológicos en el
contexto de la cultura y comportamientos humanos, consideran que la
antropología física es también una ciencia social.
Esta doble naturaleza puede llevar a una disputa, que de hecho en algunos
medios se lleva adelante. Sin embargo, definir si opera en el ámbito de las
ciencias biológicas o sociales constituye de hecho un debate estéril. A esta altura
queda claro que los aspectos biológicos y culturales son inseparables en los
estudios del hombre y que ambos son la ocupación de la disciplina que
analizamos.
En cuanto a la biología humana como tal, hay quienes aún en la actualidad, por
ignorancia o intencionalmente confunden ambos campos, que se entrelazan y
alimentan, pero no se superponen. La biología humana se ocupa sólo de un
segmento definido de los estudios del hombre. Ni siquiera en la prehistoria de la
disciplina, unida como se vio a la anatomía era posible confundirlos.
En nuestro país, resulta difícil demarcar el inicio de la antropología física ya que
los primeros autores no se alinean en los límites singulares de las
especializaciones antropológicas. La descripción de elementos anatómicos, casi
siempre realizada por investigadores predominantemente dedicados a otras
perspectivas, ha sido tenido como práctica de la antropología física hasta
avanzado el siglo XX. El acceso al nivel explicativo superador de los planos
morfológico y morfoclasificatorio ha acaecido recién en la década de 1960
(Marcellino, 1985).
A lo largo de esta historia, se ha visto que desde los comienzos, el interés se
centró en el conocimiento de nuevas poblaciones, de la misma manera en que en
la biología los afanes clasificatorios derivaron aparentemente del conocimiento de
nuevas especies de plantas y animales.
La antropología física no se desarrolló a partir de la aplicación de nuevas
técnicas. Tuvo un crecimiento lento y emergió como el resultado de la extensión
de varias ciencias explorando gradualmente nuevos territorios y aplicando
conceptos establecidos a nuevos datos.

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Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

Podríamos delimitar tres etapas en el desarrollo de la disciplina:


1. Etapa descriptiva, desde la antigüedad hasta el siglo XIX, sin separación
entre los caracteres físicos y las costumbres y relaciones con el medio.
2. Desde la segunda mitad del siglo XIX, en que se fortalece el campo de la
antropología física, se incrementa la información y se produce la separación
de ésta como disciplina de la etnología.
3. Etapa actual, a partir de la segunda mitad del siglo XX, con la
incorporación de los estudios genético-poblacionales que la consolidan como
el estudio de nuestra especie en tiempo, espacio y cultura, con énfasis en
los factores que subyacen a la variación intra e interpoblacional.
La separación de campos ha sido un vano intento surgido de la diferenciación
entre ciencias naturales y sociales. Biología y cultura son dimensiones que se
resisten a la separación, son interdependientes no sólo a nivel específico sino
también a nivel genérico.
Desde la antropología biológica, podemos decir que el modelo reticular (Gianella,
2004) puede ofrecer alguna luz a las múltiples relaciones con otras disciplinas
que presenta desde su origen, en su desarrollo histórico y en la ampliación
exponencial de su campo en las últimas décadas.
En este retículo, en que se admiten elementos que a su vez son redes, se
pueden incluir como tales las ciencias sociales (incluidas las ambientales) y
disciplinas de las naturales como la genética. En este contexto y como lo afirmó
Gianella (2004), la filosofía y la historia no serían más que otras redes, en las
que con este trabajo intentamos incursionar.
Bibliografía
BITLLOCH, E (1996): “Ciencia, Raza y Racismo en el siglo XVIII”. En Ciencia Hoy
volumen 3 - Nº 33.
BOAS, F (1962): Anthropology and Modern Life. New York. Dover Publications.
BONTE, P e Izard, M (1996): Diccionario Akal de Etnología y Antropología.
Madrid. Ediciones Akal, SA.
COMAS, J (1957): Manual de Antropología Física. México. Fondo de Cultura
Económica.
DOBZHANSKY, T (1969): Mankind Evolving. The evolution for the Human
Species. New Haven, Connecticut. Yale University Press.
GIANELLA, AE (2004): “Aspectos epistemológicos de las relaciones disciplinares”.
Conferencia, VI Jornadas de Filosofía del CEFISa, Salta.

47
Temas de Filosofía 10. 2006. pp: 37-48. CEFISa.

GOULD, SJ (1988): La Falsa Medida del Hombre. Muy Interesante, Revista de


Divulgación Científica.
MARCELLINO, AJ (1985): “Evolución de las Ciencias en la República Argentina.
1872 – 1972”. En: Sociedad Científica Argentina. Tomo X. Antropología. Buenos
Aires.
MOREL, P (1977): La Antropología Física. Buenos Aires. EUDEBA.
PALERM, A (1982): Historia de la Etnología I. Los precursores. México. Alhambra
Universidad SA.
SHAPIRO, HL (1959): “The History and Development of Physical Anthropology”.
En: American Anthropologist, 61:371-379.
VALLOIS, HV (1964): Las Razas Humanas. Buenos Aires. Ed. Universitaria.

48
Contenidos y Bibliografía. Área Orientación y Tutoría.
Ejes temáticos:
1. La universidad como contexto formativo: Integración al contexto
universitario. Perfil de la Universidad Nacional de Salta y de la Facultad de
Humanidades. Organización y Funcionamiento.
2. Elección de la carrera: Proyecto personal y Profesional de formación.
Propuestas curriculares: información sobre carreras. Representaciones de la
carrera elegida. Imagen de futuro.
3. La relación con el saber en el ingreso universitario: Estrategias y
herramientas de aprendizaje. Organización y planificación del tiempo.
Proyecto de formación.

Materiales y Bibliografía
• Plan de Estudios Abreviado
• Naharro, José Miguel (2014) En torno a la memoria y el olvido. Sobre el
diálogo entre perspectivas teóricas en los primeros años de la antropología
salteña. En: Buliubasich, Catalina (comp.) 1ras Jornadas Regionales de
Antropología del NOA y 3ra Jornadas Internas de la carrera de
Antropología / E. Catalina Buliubasich y Vito Francisco Marquez. - 1a ed.
- Salta : Universidad Nacional de Salta..
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1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014

Buliubasich, E. Catalina
1ras Jornadas regionales de Antropología del NOA y 3ra Jorndas
internas de la carrera de Antropología / E. Catalina Buliubasich
y Vito Francisco Marquez. - 1a ed. - Salta : Universidad Nacional
de Salta, 2014.
795 p. ; 0x0 cm.

ISBN 978-987-633-115-9

1. Antropología. 2. Cultura. 3. Ciencias Sociales. I. Marquez,


Vito Francisco II. Título
CDD 306

Fecha de catalogación: 06/05/2014

Titulo: “I Jornadas Regionales & III Jornadas Internas de Antropología del NOA ”

Coordinador Editorial: Gerardo Daniel Saiquita


Revisión: Gerardo Daniel Saiquita

Diseño: Juan Manuel Giménez


Diagramación y Compaginación: Juan Manuel Giménez

2014: by Universidad Nacional de Salta


Buenos Aires 177 – Salta Capital – CP 4400 – Arg.
Tel.: 0387-4258707 – Fax: 0387-4325745
E-mail: eunsa@unsa.edu.ar; editorialunsa@gmail.com
Web: www.seu.unsa.edu.ar

Edición: 1ra. Edición.

EUNSa – Editorial de la Universidad Nacional de Salta


Dirección: Mgs. Hugo Morales, Secretario de Extensión Universitaria / a cargo.
Registros: Juan Carlos Palavecino

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto de la presente obra en cualquiera
de sus formas, electrónica o mecánica, sin el consentimiento previo y escrito del autor.
1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
PÁG.
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014
17
En torno a la memoria y el olvido. Sobre el diálogo entre perspectivas
CONFORMACIÓN Y teóricas en los primeros años de la antropología salteña.
DESARROLLO DE LA
José Miguel Naharro
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA.
Objetos, problemas y espacios
“Lo más usual es que yo me acuerde de
antropológicos en perspectiva
aquello que los otros me inducen a recordar,
histórica. que su memoria venga en ayuda de la mía,
que la mía se apoya en la de ellos”
(Maurice Halbwachs)

En torno a la memoria y el olvido.


Sobre el diálogo entre perspectivas RESUMEN
teóricas en los primeros años de la
antropología salteña. Basado en la idea de Maurice Halbwachs respecto a que la memoria de ciertos eventos está so-
portada en gran medida sobre las relaciones sociales que en ese momento estuvieron involucradas,
este trabajo describe aspectos de los inicios de la antropología en Salta.

LA MEMORIA Y EL OLVIDO COMO FACTORES DE CONSTRUCCIÓN SOCIAL


José Miguel Naharro
Docente e investigador en la Universidad Aunque en muchos sentidos Halbwachs sea considerado hoy como un teórico tangencial, sus
Nacional de Salta planteos en torno a que la memoria no es algo estrictamente individual sino un producto esencial-
josenaharro@gmail.com mente social ha de servirnos aquí como «raison d’être» para enhebrar la cuestión que deseamos de-
sarrollar a propósito de la etapa más temprana de la antropología salteña.
¿Cuál es el planteo de Halbwachs? O por lo menos, ¿qué nos interesa al respecto de entre toda su
argumentación? Diríamos que básicamente tres cuestiones:
La primera, obviamente, es la que acabamos de mencionar, su consabida insistencia en torno a
que los recuerdos, si bien individuales, necesitan, para operar en cada uno de nosotros, de marcos
sociales que los soporten.
Lo segundo, es que no hay memoria sin olvido. Que no se recuerda todo o cualquier cosa, sino
œ’Ž–™›ŽȱȃŠ•˜ȱŽ—ȱ™Š›’Œž•Š›Ȅǰȱ¢ȱšžŽȱŽœŽȱȃŠ•˜ȱŽ—ȱ™Š›’Œž•Š›ȄȱŠȱœžȱŸŽ£ȱ›ŽęŽ›Žǰȱ‹’Ž—ȱŽ—ȱ˜›–Šȱ’›ŽŒŠǰȱ‹’Ž—ȱ
1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
PÁG.
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014
18
Ž—ȱ˜›–Šȱ’—’›ŽŒŠǰȱŠȱ˜›˜œǯȱœȱŽŒ’›ǰȱ’—ŸŠ›’Š‹•Ž–Ž—Žȱ›Ž–’ŽȱŠȱŒ˜—’Œ’˜—ŽœȱšžŽȱœž™˜—Ž—ȱž—ȱŒ˜•ŽŒ’Ÿ˜ǯ
ȱ•˜ȱŽ›ŒŽ›˜ǰȱꗊ•–Ž—ŽǰȱšžŽȱ•Šȱ–Ž–˜›’Šȱ—˜ȱ’Ž—ŽȱšžŽȱŸŽ›ȱŠ—˜ȱŒ˜—ȱŽ•ȱ™ŠœŠ˜ȱŒ˜–˜ȱŒ˜—ȱŽ•ȱ™›ŽœŽ—-
CONFORMACIÓN Y Žǯȱœȱž—ŠȱŒ˜—œ›žŒŒ’à—ȱ›Ž™›ŽœŽ—ŠŒ’˜—Š•ȱŽ—ȱž—Œ’à—ȱŽ•ȱ‘˜¢ǯ
DESARROLLO DE LA Lo que queremos exponer aquí tiene que ver con esto, con un período casi olvidado de la antro-
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. pología salteña. ¿Por qué casi olvidado? Porque cuando la memoria de una serie de hechos ya no tie-
ne como soporte a su propio grupo, o cuando ese grupo ha quedado reducido a unos pocos nombres,
Objetos, problemas y espacios
Œ˜–˜ȱ˜Œž››ŽȱŽ—ȱ•ŠȱŠŒžŠ•’ŠǰȱŽ•ȱø—’Œ˜ȱ–Ž’˜ȱŽȱœŠ•ŸŠ›•˜œȱŽœȱ꓊›•˜œȱŽ—ȱž—Šȱ—Š››ŠŒ’à—ǰȱŠ˜ȱšžŽȱœ’ȱ•Šœȱ
antropológicos en perspectiva palabras y los pensamientos se desvanecen, los escritos quedan.
histórica. Traer a colación las tres cuestiones que acabamos de mencionar es importante porque debe que-
dar en claro que lo que estamos a punto de rememorar tuvo como marco a un diálogo entre ciertas
ꐞ›ŠœȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱ•˜ŒŠ•ȱ¢ȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱŠ›Ž—’—ŠȱšžŽȱœž™žœ˜ȱŒ˜—’Œ’˜—Žœȱ¢ŠȱŽœŠ™Š›Ž-
cidas. Condiciones que actualmente sólo quedan inscriptas en la memoria de unos pocos que tuvi-
–˜œȱ•Šȱ˜›ž—ŠȱŽȱœŽ›ȱŠ•ž–—˜œȱŽ—ȱŠšžŽ••˜œȱÇŠœǯ
En torno a la memoria y el olvido.
•ȱ™Ž›Ç˜˜ȱžŽȱ–ž¢ȱ‹›ŽŸŽǯȱ‹Š›ŒŠȱ‹¤œ’ŒŠ–Ž—Žȱ•˜œȱŠÛ˜œȱȂŝřǰȱȁŝŚȱ¢ȱȁŝśǰȱ¢ȱ•˜ȱšžŽȱ’—Ž—Šȱ–˜œ›Š›ȱŽœȱ
Sobre el diálogo entre perspectivas
Œà–˜ȱž—ȱ™Ž›ę•ȱ’œŒ’™•’—Š›ȱ™žŽŽȱ™ŠœŠ›ȱŽ•ȱ¤–‹’˜ȱŽȱ•Šȱ–Ž–˜›’ŠȱŠ•ȱ¤–‹’˜ȱŽ•ȱ˜•Ÿ’˜ǯȱȱŽȱŒà–˜ȱ•˜œȱ
teóricas en los primeros años de la
acontecimientos políticos de aquel entonces contribuyeron en ello.
antropología salteña.
Pero poder hablar de esto, sin embargo, requerirá de ciertas precisiones previas.

ALGUNAS REFERENCIAS HISTÓRICAS NECESARIAS

José Miguel Naharro La creación de universidades nacionales en el NOA respondió a un proyecto de desarrollo con-
Docente e investigador en la Universidad cebido durante el gobierno de Juan Carlos Onganía que contemplaba, entre otros aspectos, la regio-
Nacional de Salta —Š•’£ŠŒ’à—ȱŽȱ•ŠȱŽžŒŠŒ’à—ȱœž™Ž›’˜›Dzȱ‹’Ž—ȱžŽ›ŠȱŠȱ›ŠŸ·œȱŽȱ•ŠȱŒ›ŽŠŒ’à—ȱŽȱž—’ŸŽ›œ’ŠŽœȱŠ••Çȱ˜—Žȱ•Šœȱ
josenaharro@gmail.com Œ˜—’Œ’˜—Žœȱ¢ŠȱŽœžŸ’Ž›Š—ȱŠŠœǰȱ‹’Ž—ȱžŽ›ŠȱŠȱ›ŠŸ·œȱŽ•ȱꗊ—Œ’Š–’Ž—˜ȱŽȱ’—œ’ž˜œȱŽȱŽ—œŽÛŠ—£Šȱ
œž™Ž›’˜›ȱ˜—ŽȱŠ•ȱŒ˜œŠȱŠø—ȱ—˜ȱžŽ›Šȱ™˜œ’‹•ŽǯȱŽŒ’œ’à—ȱšžŽȱŽ—Œ˜—›Š›ÇŠȱœžȱŒ˜—œ˜•’ŠŒ’à—ȱ™˜•Ç’ŒŠȱŽ—ȱ
ž—Šȱ›Žž—’à—ȱŽȱ˜‹Ž›—Š˜›Žœȱ›ŽŠ•’£ŠŠȱŽ—ȱ•Šȱ›Ž’à—ȱŽ—ȱŗşŜŝǰȱ¢ȱšžŽȱ™˜œ’‹’•’Š›ÇŠȱšžŽȱŽ—ȱŽ•ȱ•Š™œ˜ȱŽȱ
›ŽœȱŠÛ˜œǰȱŽ—›ŽȱŗşŝŖȱ¢ȱŗşŝŘǰȱœŽȱŽ›’’Ž›Š—ȱž—’ŸŽ›œ’ŠŽœȱ—ŠŒ’˜—Š•ŽœȱŽ—ȱŠ•ŠǰȱŽ—ȱ ž“ž¢ǰȱŽ—ȱŠŠ–Š›ŒŠȱ
¢ȱŽ—ȱŠ—’Š˜ȱŽ•ȱœŽ›˜ǯ
—ȱŽ•ȱŒŠœ˜ȱŽœ™ŽŒÇꌘȱŽȱŠ•Šǰȱ‘Š‹ÇŠȱ¢Šȱž—ŠȱœŽ›’ŽȱŽȱŠŒ˜›ŽœȱšžŽȱœŽ›ŸÇŠ—ȱŒ˜–˜ȱŒ˜Š¢žŸŠ—Žœǰȱ
entre los que cabría mencionar, por ejemplo, la presencia de carreras que se habían venido dictando
bajo el auspicio de la Universidad Nacional de Tucumán, y que ahora pasarían al ejido de la nueva
institución.
La carrera de antropología, sin embargo, no estaba entre ellas. Sí había antecedentes que involu-
1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
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19
Œ›Š‹Š—ȱŠȱŽœŽȱ’™˜ȱŽȱŠŒ’Ÿ’ŠȱŽœŽȱ™›¤Œ’ŒŠ–Ž—Žȱ™›’—Œ’™’˜œȱŽ•ȱœ’•˜ȱǰȱŠ˜ȱšžŽȱŠ•ŠȱžŽȱœ’Ž–-
pre un terreno privilegiado para la investigación empírica con escenarios como la Puna, el Chaco y
CONFORMACIÓN Y los Valles Calchaquíes. Pero la orientación de la mayoría de estos estudios, e incluso la organización
DESARROLLO DE LA •˜ŒŠ•ȱŽȱ–žœŽ˜œȱŽȱ’—œ’ž˜œȱŠȱ™Š›’›ȱŽȱ•˜œȱŚŖȂȱ¢ȱ•˜œȱȂśŖǰȱŽ—ȱŠ•ø—ȱŒŠœ˜ȱŒ˜—ȱžŽ›ŽœȱŸ’—Œž•ŠŒ’˜—ŽœȱŒ˜—ȱŽ•ȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. Instituto de Antropología de la UNT1, tendía más bien a una perspectiva descriptivista que -salvo la
excepción a la que aludiremos enseguida- no necesariamente se comprometía con las problemáticas
Objetos, problemas y espacios
œ˜Œ’Š•ŽœȱŽȱ˜—˜ǯ
antropológicos en perspectiva La carrera de antropología, por lo tanto, en este sentido nacería como una carrera nueva con una
histórica. žŽ›Žȱ’—Œ•’—ŠŒ’à—ȱ‘ŠŒ’ŠȱŠšžŽ••ŠœȱŒžŽœ’˜—ŽœȱšžŽȱŽ—ȱŠšžŽ•ȱŽ—˜—ŒŽœǰȱ¢ȱ™˜›ȱž—Šȱ›Š£à—ȱ˜ȱ™˜›ȱ˜›ŠǰȱŠ•ž-
—ŠœȱŽ—Œž‹’Ž›Š–Ž—Žȱ™˜•Ç’ŒŠœǰȱ˜›Šœȱœ˜œ•Š¢ŠŠ–Ž—ŽȱŒ’Ž—Çꌊœǰȱ™Ž›–Š—ŽŒÇŠ—ȱœ’•Ž—Œ’ŠŠœǯ
Š›Šȱ–žŒ‘˜œǰȱŽȱ‘ŽŒ‘˜ǰȱœžȱŠŒŠȱž—ŠŒ’˜—Š•ȱŽœŠ›¤ȱŠŠȱ™˜›ȱž—ȱŠŒ˜—ŽŒ’–’Ž—˜ȱšžŽȱŠŒŠŽŒŽ›ÇŠȱŠȱ
–Ž’Š˜œȱŽȱŗşŝřǯȱ—›ŽȱŽ•ȱŗşȱ¢ȱŽ•ȱŘŘȱŽȱ“ž•’˜ȱŽȱŽœŽȱŠÛ˜ȱœŽȱŒ˜—Ÿ˜ŒàȱŠȱž—ȱœ’–™˜œ’˜ȱŒ˜—ȱŽ•ȱ™›˜™àœ’˜ȱ
ŽȱŽ•’—ŽŠ›ȱœžȱ˜›’Ž—ŠŒ’à—ȱ¢ȱŽę—’›ȱœžȱ™Ž›ę•ȱŒž››’Œž•Š›ǰȱŽŸŽ—˜ȱšžŽȱœ’ȱ‹’Ž—ȱ‘Š‹ÇŠȱœ’˜ȱ˜›’’—Š•–Ž—Žȱ
En torno a la memoria y el olvido.
previsto para el mes de mayo recién ahora congregaría a nombres destacados no sólo de la argentina
Sobre el diálogo entre perspectivas
sino también de América Latina.
teóricas en los primeros años de la
Visto con la perspectiva que otorgan ya cuatro décadas, podríamos decir que en esa circunstancia
antropología salteña.
ŽœžŸ’Ž›˜—ȱ™›ŽœŽ—Žœȱ’œ’—˜œȱ’—Ž›ŽœŽœǰȱ™Ž›˜ȱ•˜œȱ–¤œȱŒ•Š›Š–Ž—ŽȱŽ—›Ž—Š˜œȱŽœŠ‹Š—ȱŽ—ŒŠ›—Š˜œǰȱ
™˜›ȱž—ȱ•Š˜ǰȱ™˜›ȱšž’Ž—ŽœȱŠœŒ›’‹ÇŠ—ȱ’›ŽŒŠȱ˜ȱ’—’›ŽŒŠ–Ž—ŽȱŠȱ•Šȱ˜Œ’ŽŠȱ’Ž—ÇꌊȱŽ•ȱǰȱ™›˜-
Œ•’ŸŽœȱŠ•ȱŽ—˜šžŽȱšžŽȱ•Šœȱ’—ŸŽœ’ŠŒ’˜—Žœȱ•˜ŒŠ•Žœȱ‘Š‹ÇŠ—ȱŸŽ—’˜ȱœ˜œŽ—’Ž—˜ȱ‘ŠœŠȱŽ•ȱ–˜–Ž—˜ȱ¢ǰȱ™˜›ȱ
otro, por quienes propugnaban, desde la antropología social y no desde la etnología, una renovación
—˜ȱœà•˜ȱŽ—ȱ•˜œȱŽ—˜šžŽœȱ¢ȱŽ—ȱ•˜œȱŽ–Šœǰȱœ’—˜ȱŠ–‹’·—ȱȬ¢ȱšž’£¤œȱž—Š–Ž—Š•–Ž—ŽȬȱŽ—ȱ•Šœȱ˜‹•’ŠŒ’˜—Žœȱ
de los investigadores para con los investigados.
José Miguel Naharro Ž–¤œȱŽœ¤ȱŽŒ’›ȱšžŽȱŽœŠȱø•’–ŠȱžŽǰȱ“žœŠ–Ž—Žǰȱ•Šȱ™˜œž›ŠȱšžŽȱ™›ŽŸŠ•ŽŒŽ›ÇŠȱŽ—ȱ•˜œȱ˜Œž–Ž—-
Docente e investigador en la Universidad tos resultantes. Documentos que, revisados hoy, muestran que quienes supieron imponer su pers-
Nacional de Salta ™ŽŒ’ŸŠǰȱœ’ȱ‹’Ž—ȱŒ˜’—Œ’’Ž—˜ȱŽ—ȱ•˜ȱŽœŽ—Œ’Š•ǰȱ’œŠ‹Š—ȱŽȱŠ›–˜—’£Š›ȱŽ—ȱž—ȱ˜˜ǰȱ¢ŠȱšžŽȱ•˜œȱŽ—˜šžŽœȱ
josenaharro@gmail.com respecto a los problemas que los aunaban mostraban voces que no siempre explicaban la realidad
ŽœŽȱŽ•ȱ–’œ–˜ȱ•žŠ›ǯȱ˜ȱŒžŠ•ȱŽę—’›ÇŠǰȱŠȱ™Š›’›ȱŽȱŽœŽȱ–˜–Ž—˜ǰȱ¢ȱ™˜›ȱž—ȱ‹›ŽŸŽȱ•Š™œ˜ǰȱ•Šȱ›’šžŽ£ŠȱŽȱ
los diálogos que queremos rescatar.

1 Universidad Nacional de Tucumán.


1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014
20
LA ANTROPOLOGÍA EN SALTA A PRINCIPIOS DE LOS ´70: CAMPO, AGENTES
Y DISCURSOS
CONFORMACIÓN Y
DESARROLLO DE LA Si hace un momento nos servíamos de Halbwachs para explicar la dirección de nuestro propósi-
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. ˜ǰȱŠ™Ž•Š–˜œȱŠȱšžŽȱœŽȱ—˜œȱŒ˜—ŒŽŠȱ•’ŒŽ—Œ’ŠȱŠ–‹’·—ȱ™Š›Šȱ›ŽŒž››’›ȱŠȱ˜›Šȱꐞ›ŠȱŽȱ•ŠœȱŒ’Ž—Œ’Šœȱœ˜Œ’Š•Žœȱ
›Š—ŒŽœŠœǰȱŠ•ž’Ž—ȱšžŽȱ—˜ȱ—ŽŒŽœ’Šȱ™›ŽœŽ—ŠŒ’à—ȱ™˜›šžŽȱœžȱ—˜–‹›ŽȱŽœ¤ȱ’—œŒ›’™˜ȱŽ—ȱ•˜œȱŒ˜—ŒŽ™˜œȱ
Objetos, problemas y espacios
que utilizaremos para caracterizar someramente el campo, los agentes y los discursos que hicieron a
antropológicos en perspectiva ŽœŽȱžŠ£ȱ–˜–Ž—˜ȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱœŠ•ŽÛŠǯŘ
histórica. Si lo que nos interesan son las perspectivas teóricas, lo lógico es que comencemos por considerar
•˜œȱ’œŒž›œ˜œǯȱœ˜ȱŽœǰȱ•˜œȱ•žŠ›ŽœȱŽœŽȱ•˜œȱŒžŠ•Žœȱ•˜œȱŠŽ—Žœȱ‘Š‹•Š‹Š—ȱŒ˜—ꐞ›Š—˜ȱž—Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱ
ŽȱžŽ›£Šœǯ
Al hacerlo de este modo, habrá nombres que por supuesto quedarán de lado; pero no porque
no merezcan ser consideradosř, sino porque la aproximación que hemos escogido no se basa en la
En torno a la memoria y el olvido.
›ŽŒ˜—œ›žŒŒ’à—ȱŽȱž—Šȱ—à–’—Šǰȱœ’—˜ȱŽ—ȱ•ŠȱŒ˜—œ’Ž›ŠŒ’à—ȱŽȱšž’Ž—Žœȱ–Š—’ŽœŠ‹Š—ȱ–¤œȱ—˜˜›’Š–Ž—Žȱ
Sobre el diálogo entre perspectivas
ŽŽ›–’—ŠŠœȱ™˜œž›ŠœȱŽ—ȱ˜›—˜ȱŠ•ȱŒà–˜ȱ¢ȱ™˜›ȱšž·ȱŽȱ•Šȱ’œŒ’™•’—Šǯȱ˜œŠȱšžŽȱœŽȱ–Š—’ŽœŠ›ÇŠȱŠ—˜ȱŽ—ȱ
teóricas en los primeros años de la
sus clases como en sus proyectos de investigación.
antropología salteña.
De lo expresado más arriba queda claro que argumentar que la carrera de antropología nació
ŠšžÇȱŒ˜—ȱž—Šȱ˜›’Ž—ŠŒ’à—ȱŽà›’ŒŠȱø—’ŒŠȱ¢ȱŽę—’ŠȱœŽ›ÇŠȱŽ››à—Ž˜ǰȱ™˜›šžŽȱšž’Ž—ŽœȱžŽ›˜—ȱŒ˜—Ÿ˜ŒŠ˜œȱ
en una u otra instancia no necesariamente tenían, pese a reconocerse todos como antropólogos socia-
les, una misma historia.
Comencemos, por mencionar inicialmente un nombre, con lo que no pudo ser pero aun así gravitó.
—ȱž—ŠȱŽ—›ŽŸ’œŠȱšžŽȱ•Žȱ›ŽŠ•’£Š›Š—ȱŽ—ȱŠ‹›’•ȱŽȱŘŖŖşȱ™Š›ŠȱŽ•ȱŒ’Œ•˜ȱȃ›Š¢ŽŒ˜›’ŠœȄȱŽ•ȱ˜•Ž’˜ȱŽȱ
José Miguel Naharro Graduados en Antropología, Leopoldo Bartolomé sorprendía a sus interlocutoras -Mercedes Hirsch,
Docente e investigador en la Universidad Debora Lanzeni y Soledad Torres Agüero- con algo que la mayoría desconocía: una de las primeras
Nacional de Salta ˜Ž›ŠœȱŽȱ›Š‹Š“˜ȱšžŽȱŽœŽȱŠ—›˜™à•˜˜ȱ›ŽŒ’‹’›ÇŠȱœŽ›ÇŠȱ•ŠȱŽȱŽ“Ž›ŒŽ›ȱŽ—ȱŠ•ŠǯŚ
josenaharro@gmail.com Si este dato se ha podido traer de nuevo a la memoria por acción de la palabra del propio intere-
œŠ˜ȱȬ’—Œ•žœ˜ȱŒ˜—ȱŽ•ȱŽŠ••ŽȱŽȱšžŽȱ˜˜ȱœŽȱ›žœ›àȱ™˜›šžŽȱŠ•ȱŸ˜•ŸŽ›ȱŽȱ’œŒ˜—œ’—ȱ•žŽ˜ȱŽȱ˜Œ˜›Š›œŽȱ
’›ŽŒŠ–Ž—ŽȱœŽȱ•Žȱ˜›ŽŒ’àȱŒ›ŽŠ›ȱŽ—ȱ’œ’˜—Žœȱ•ŠȱŒŠ››Ž›ŠȱŽȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱœ˜Œ’Š•Ȭǰȱ•˜ȱ™Š›Šà“’Œ˜ȱœŽ›ÇŠȱšžŽȱ
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aquello que representaba dentro de la disciplina estuvo de todas maneras presente aquí.

Řȱ ˜œȱ›ŽŽ›’–˜œǰȱ˜‹Ÿ’Š–Ž—ŽǰȱŠȱ’Ž››Žȱ˜ž›’Žžǯ
řȱ Š¢Š—ȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ȱ—žŽœ›Šœȱ’œŒž•™ŠœȱŠ•ȱ›˜ǯȱŠ‹•˜ȱ£—Š›Dzȱ˜ȱŠȱŽŽ›’Œ˜ȱž’•àǰȱšžŽȱœž™˜ȱŽœŽ–™ŽÛŠ›œŽȱŒ˜–˜ȱž—˜ȱŽȱ
los primeros responsables de organizar el área académica de la carrera.
Śȱ ‘Ĵ™DZȦȦ   ǯŒŠǯ˜›ǯŠ›Ȧ›Š¢ŽŒ˜›’ŠœȬŗŘȬ•Ž˜™˜•˜Ȭ‹Š›˜•˜–Ž
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
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Š•ȱŒ˜œŠȱœŽȱ™žŽŽȱŽ¡™•’ŒŠ›ȱ™˜›ȱž—ŠȱŒ˜—“ž—Œ’à—ȱŽȱŠŒ˜›ŽœȱšžŽȱœŽȱ›ŽœžŽ•ŸŽ—ǰȱ™˜›ȱž—ȱ•Š˜ǰȱŽ—ȱŽ•ȱ
Ž—›Š–Š˜ȱŽȱž—ŠȱœŽ›’ŽȱŽȱ›Ž•ŠŒ’˜—Žœȱ™›˜Žœ’˜—Š•ŽœȱŒž¢˜ȱ™ž—˜ȱŽȱ’—Ž›œŽŒŒ’à—ȱ•˜ŒŠ•ȱžŽȱ•Šȱꐞ›ŠȱŽȱ
CONFORMACIÓN Y ž’œȱŠ›ÇŠȱ ŠĴ’ś. Y, por otro, en el hecho de que buena parte de los primeros antropólogos sociales
DESARROLLO DE LA šžŽȱ’—ŸŽœ’Š›ÇŠ—ȱ’œ’—Šœȱ™›˜‹•Ž–¤’ŒŠœȱŽȱŽœŽȱŽ—˜›ȱŽ—ȱ’Ž›Ž—ŽœȱŒ˜—Ž¡˜œȱŽ•ȱ’—Ž›’˜›ȱŽ•ȱ™ŠÇœȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. Œ˜–™Š›’Ž›Š—ȱœŽ—Šœȱ˜›–Š’ŸŠœȱŒ˜–™Š›Š‹•Žœǯ
Corriendo el riesgo de disentir demasiado con lo que suele ser un supuesto dominante, diríamos
Objetos, problemas y espacios
šžŽȱŠ•˜ȱšžŽȱŠž—Š‹ŠȱŠȱ‹žŽ—Šȱ™Š›ŽȱŽȱ•˜œȱ™›˜Žœ’˜—Š•ŽœȱŽȱŠšžŽ•ȱ–˜–Ž—˜ȱŽ›Šȱœžȱ˜›–ŠŒ’à—ȱ’œŒ’-
antropológicos en perspectiva plinar en el exterior, y no tanto su relación académica con los grandes centros de la disciplina de ese
histórica. Ž—˜—ŒŽœǯȱ˜œȱ•žŠ›ŽœȱŽ•Ž’˜œȱŽ›Š—ǰȱŽ—Ž›Š•–Ž—Žǰȱ¢ȱŽ—ȱŽœŽȱ˜›Ž—ǰȱœŠ˜œȱ—’˜œǰȱ›Š—Œ’Šǰȱ·¡’Œ˜ȱ
y Brasil.
ŠĴ’ǰȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱ‘Š‹ÇŠȱ˜‹Ž—’˜ȱž—ȱ›Š˜ȱŽ—ȱ‘’œ˜›’Šȱ™˜›ȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŠŒ’˜—Š•ȱŽȱà›˜‹Šǰȱ
™Ž›˜ȱœžȱ–ŠŽœ›ÇŠȱŽ—ȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱ¢ȱœžȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽę—’’ŸŠȱŒ˜–˜ȱŠ—›˜™à•˜˜ȱœŽȱŽ‹’Ž›˜—ȱž—Š-
–Ž—Š•–Ž—ŽȱŠ•ȱ™ŠÇœȱŒŠ›’˜ŒŠǯȱ—ȱà›˜‹Šȱ‘Š‹ÇŠȱ›ŽŠ•’£Š˜ȱ’—ŸŽœ’ŠŒ’˜—ŽœȱŒ˜—ȱ ˜œ·ȱ›ž£ǰȱ™Ž›˜ȱœŽ›ÇŠȱ
En torno a la memoria y el olvido.
œžȱ™˜œ›Š˜ȱŒ˜—ȱ˜ŠŒ’›ȱŠ•–Ž’›ŠȱŽ—ȱŽ•ȱžœŽ˜ȱŠŒ’˜—Š•ȱŽȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŽŽ›Š•ȱŽȱǘȱŽȱ Š—Ž’›˜ȱ
Sobre el diálogo entre perspectivas
•˜ȱšžŽȱ˜›’Ž—Š›ÇŠȱŽę—’’ŸŠ–Ž—Žȱœžœȱ’—Ž›ŽœŽœȱ‘ŠŒ’Šȱ•˜œȱŽœž’˜œȱ›ž›Š•Žœǯ6
teóricas en los primeros años de la
œŠȱŒžŽœ’à—ǰȱ•˜ȱ›ž›Š•ǰȱ¢ȱŽ—ȱ™Š›’Œž•Š›ȱ•Šœȱ˜›–ŠœȱŽȱ›Š‹Š“˜ȱ¢ȱŽ¡™•˜ŠŒ’à—ȱšžŽȱŠ••ÇȱŽ—Œ˜—›Š–˜œǰȱ
antropología salteña.
œž–Š˜ȱŠȱ•Šȱ–Š—Ž›ŠȱŽ—ȱšžŽȱ’œ’—Šœȱ’—œŠ—Œ’Šœȱœ˜Œ’Š•ŽœȱœŽȱŠ›’Œž•Š—ȱŽ—›ŽȱœÇǰȱ••ŽŠ›˜—ȱŠȱŒ˜—ꐞ›Š›ȱŽ—ȱ
ese momento el espacio propio de la antropología social, por oposición a aquella otra versión de la
’œŒ’™•’—ŠǰȱŽ—ȱŽœŽȱŽ—˜—ŒŽœȱ˜–’—Š—ŽǰȱšžŽȱ™›ŽŽ›ÇŠȱ•ŠœȱŽ–¤’ŒŠœȱŽ—˜•à’ŒŠœȱŒ•¤œ’ŒŠœǯ
›žŽ‹ŠȱŽȱŽ••˜ȱžŽȱ•Šȱ›ŽŠ•’£ŠŒ’à—ǰȱŒ˜—ȱ™˜Œ˜œȱ–ŽœŽœȱŽȱ’Ž›Ž—Œ’ŠǰȱŽȱ˜œȱŽŸŽ—˜œȱšžŽȱŽ—›ÇŠ—ȱ
Œ˜–˜ȱŒ˜—Ÿ˜ŒŠ—Žœȱ™›’–Ž›˜ȱŠȱœ‘Ž›ȱ
Ž›–’ĴŽȱŽ—ȱžŽ—˜œȱ’›ŽœȱŒ˜—ȱœžȱGrupo de Trabajo sobre Procesos
de Articulación SocialǰȱŽ—ȱ“ž•’˜ȱŽȱŗşŝŚǰȱ¢ȱŽœ™ž·œǰȱŽ—ȱœŽ™’Ž–‹›ŽȱŽȱŽœŽȱ–’œ–˜ȱŠÛ˜ǰȱŠȱ
Ž‹ŽȱŽœœž›’ȱŽ—ȱ
José Miguel Naharro Tucumán con su Seminario sobre explotación agrícola.
Docente e investigador en la Universidad Cuando se revisa la lista de trabajos y expositores de ambas reuniones salta a la vista un área de
Nacional de Salta ’—Ž›ŽœŽœȱ–ž¢ȱ™›ŽŒ’œŠȱšžŽȱ˜‹•’Š‹ŠȱŠȱ’—Ž›ŒŠ–‹’˜œȱŽ—›Žȱ™Ž›œ˜—ŠœȱšžŽǰȱ™˜›ȱœžȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽ—ȱ’œ’—Šœȱ
josenaharro@gmail.com ›Š’Œ’˜—Žœǰȱ‘Š‹ÇŠ—ȱ••ŽŠ˜ȱŠȱŽœŠœȱŽ–¤’ŒŠœȱŽœŽȱ¤—ž•˜œȱŽȱŠ—¤•’œ’œȱ–ž¢ȱ’œ’—˜œǯȱœ‘Ž›ȱ
Ž›–’-
te y Carlos Herrán se interesaban por los sistemas productivos de los artesanos textiles y de los cam-
™Žœ’—˜œȱ–’—’ž—’œŠœȱŽȱŠŠ–Š›ŒŠDzȱ
Ž‹ŽȱŽœœž›’ȱ¢ȱŠ›•˜œȱ’•‹Š˜ȱ™˜›ȱ•˜œȱ˜‹›Ž›˜œȱ›ž›Š•Žœȱ¢ȱ•ŠœȱŒ˜—-
’Œ’˜—Žœȱœ˜Œ’Š•ŽœȱŽ›’ŸŠŠœȱŽȱ•ŠȱŽ¡™•˜ŠŒ’à—ȱŠ£žŒŠ›Ž›ŠȱŽ—ȱžŒž–¤—DzȱžŠ›˜ȱ›Œ‘ŽĴ’ȱ¢ȱ ›’œ’ȱ——Žȱ
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de la tierra de una generación a la siguiente; y Leopoldo Bartolomé por los plantadores de Misiones.
ž’œȱŠ›ÇŠȱ ŠĴ’ȱŠœ’œ’›ÇŠȱŠȱŠ–‹Šœǰȱ¢ȱŽ—ȱŠšžŽ•ȱŽ—˜—ŒŽœȱœžœȱ™›Ž˜Œž™ŠŒ’˜—Žœȱ’—Ÿ˜•žŒ›Š‹Š—ȱ•˜œȱ™Ž˜-

śȱ ŠŒ’˜ȱŽ—ȱà›˜‹ŠȱŽ—ȱŗşŚŘǰȱ ŠĴ’ȱŒ˜—Š‹ŠȱŒ˜—ȱ™˜Œ˜ȱ–¤œȱŽȱ›Ž’—ŠȱŠÛ˜œȱŒžŠ—˜ȱŠ››’‹àȱŠȱŠ•Šȱ™Š›ŠȱŽ—œŽÛŠ›ȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠǯ
6 Su tesis de maestría consistió en una investigación sobre sindicatos en Pernambuco, en el nordeste brasileño.
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nes y cosecheros de los cañaverales salto-jujeños, lo cual temáticamente lo acercaba más a Vessuri.
Ž›˜ȱŽà›’ŒŠ–Ž—ŽȱŽœŠ‹Šȱ–¤œȱ’—Ž›ŽœŠ˜ȱŽ—ȱŽ™Š›’›ǰȱ™˜›ȱž—ȱ•Š˜ǰȱŒ˜—ȱ›Œ‘ŽĴ’ȱ¢ǰȱ™˜›ȱ˜›˜ǰȱŒ˜—ȱ
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CONFORMACIÓN Y –’ĴŽȱ¢ȱŠ›˜•˜–·DzȱŒ’›Œž—œŠ—Œ’ŠȱŽœŠȱšžŽȱ›Šœ•ŠŠ›ÇŠȱ’—–Ž’ŠŠ–Ž—ŽȱŠȱ•˜œȱŒž›œ˜œȱšžŽȱ™˜›ȱŽœŠȱ–’œ–Šȱ
DESARROLLO DE LA época impartiera en Salta.
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. ’œŒž’›ȱ•˜œȱ›Š‹Š“˜œȱŽȱžŠ›˜ȱ›Œ‘ŽĴ’ǰȱ™˜›ȱŽœŽȱŽ—˜—ŒŽœȱ˜Œ˜›¤—˜œŽȱŽ—ȱŠ›Çœȱ‹Š“˜ȱ•ŠȱžŽ-
•ŠȱŽȱŠž›’ŒŽȱ ˜Ž•’Ž›ǰȱœ’—’ęŒŠ‹ŠȱŠšžÇȱ—˜ȱœà•˜ȱŠŽ—›Š›œŽȱŽ—ȱŽ•ȱ–ž—˜ȱŽȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—Žœȱœ˜Œ’Š•Žœȱ
Objetos, problemas y espacios
’–™Ž›Š—ŽœȱŽ—ȱȃŠ—ŠȱŽŒ’•’ŠȄǰȱ—˜–‹›ŽȱšžŽȱ·•ȱ‘Š‹ÇŠȱŠ˜ȱŠȱ•ŠȱŒ˜•˜—’ŠȱŽȱŠ›’Œž•˜›Žœȱ›’ž•Š—˜œȱšžŽȱ
antropológicos en perspectiva ™›˜žŒÇŠ—ȱŠ•˜à—ȱŽ—ȱŽ•ȱ˜›ŽȱŽȱŠ—ŠȱŽǰȱœ’—˜ȱŠ–‹’·—ȱ™›˜ž—’£Š›ȱŽ—ȱ•˜œȱ›Š—ŽœȱŽ‹ŠŽœȱŽȱ•Šȱ
histórica. Š—›˜™˜•˜ÇŠȱŽŒ˜—à–’ŒŠȱ›Š—ŒŽœŠȱŽȱŽœŠȱ·ŒŠŠǰȱ˜ȱ™›Žž—Š›œŽȱŽ—ȱšž·ȱ–Ž’ŠȱŽ›ŠȱŠ™•’ŒŠ‹•ŽȱȮŽ—ȱ•˜œȱ
’œ’—˜œȱŒ˜—Ž¡˜œȱ›ž›Š•ŽœȱšžŽȱ—žŽœ›Šȱ›ŽŠ•’Šȱ™›ŽœŽ—Š‹ŠȮȱž—ȱ–˜Ž•˜ȱŒ˜–˜ȱŽ•ȱ™›˜™žŽœ˜ȱ™˜›ȱ˜ž›-
dieu en “Les stratégies matrimoniales dans le système de reproduction”.
ŠȱŒ˜—œ’Ž›ŠŒ’à—ȱŽȱ
Ž›–’ĴŽǰȱŽ—ȱŒŠ–‹’˜ǰȱ›Š—œ’Š‹Šȱ™˜›ȱ˜›˜œȱŒŠ››’•ŽœǯȱŽȱ™Ž›–’ÇŠȱ–¤œȱ‹’Ž—ȱŽ-
‹Š’›ȱŒ˜—ȱ•Šȱ›Š’Œ’à—ȱŠ—•˜œŠ“˜—Šǰȱ¢ȱŽ—ȱ™Š›’Œž•Š›ȱŒ˜—ȱ•Šȱ•Ç—ŽŠȱ–Š—’ęŽœŠȱ™˜›ȱšž’Ž—Žœȱ‘Š‹ÇŠ—ȱ™ŠœŠ˜ǰȱ
En torno a la memoria y el olvido.
como ella, por el Departamento de Antropología de la Universidad de Chicago.ŝ
Sobre el diálogo entre perspectivas
œ‘Ž›ȱ
Ž›–’ĴŽȱ‘Š‹ÇŠȱŸžŽ•˜ȱŠ•ȱ™ŠÇœȱŽ—ȱŗşŜśȱŽœ™ž·œȱŽȱ‘Š‹Ž›ȱ‘ŽŒ‘˜ȱœžœȱ™˜œ›Š˜œȱŠ••Çǰȱ™Ž›˜ȱœžȱ
teóricas en los primeros años de la
experiencia de investigación en el Noroeste argentino no comenzaría en Catamarca, sino que podía
antropología salteña.
›Ž›˜›ŠŽ›œŽȱŠȱŗşśŝȱ¢ȱŗşśŞǰȱŠÛ˜œȱŽ—ȱšžŽȱ›ŽŠ•’£Š›Šȱ˜œȱ‹›ŽŸŽœȱ›Š‹Š“˜œȱŽȱŒŠ–™˜ȱ™Š›ŠȱŽœž’Š›ȱ•Šœȱ’-
Ž›Ž—Œ’ŠœȱŽȱ™ŠžŠȱ›Žœ’Ž—Œ’Š•ȱ¢ȱ•Š‹˜›Š•ȱŽ—›Žȱ™ž—ŽÛ˜œǰȱ‘ž–Š‘žŠšžŽÛ˜œȱŽȱ’—–’›Š—Žœȱ‹˜•’Ÿ’Š—˜œȱŽ—ȱ
Mina Aguilar. Lo cual la convertía en una interlocutora más compleja.
ž—˜ȱŠȱŠ›˜•˜–·ǰȱŽ—ȱ•˜œȱȂŝŖȱŒ˜–Ž—£àȱŠȱ’—Ž›ŽœŠ›œŽȱ™˜›ȱ•Šœȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŒ˜—ŽŒ’ŸŠœȱŽ—›ŽȱŒ˜•ŽŒ’Ÿ˜œȱ
de diversa índole y magnitud dentro del marco de nuestra complejidad social, dando lugar así a
una problemática que bajo la denominación de “procesos de articulación social” buscaba describir
José Miguel Naharro ¢ȱŽ¡™•’ŒŠ›ȱ•Šȱ–Š—Ž›ŠȱŽ—ȱšžŽȱœŽȱŒŠ—Š•’£Š‹Š—ȱŒ’Ž›Šœȱ˜›–ŠœȱŽȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŽ—ȱ•Šȱ’—¤–’ŒŠȱŽ—Ž›Š•ȱŽȱž—ȱ
Docente e investigador en la Universidad sistema social.
Nacional de Salta ˜›ȱŠšžŽ•ȱ’Ž–™˜ǰȱ‘Š‹•Š›ȱŽȱœ’œŽ–Šœȱœ˜Œ’Š•ŽœȱŽ›ŠȱŽ—ȱŒ’Ž›Šȱ˜›–ŠȱŠœŒ›’‹’›ǰȱœ’ȱ‹’Ž—ȱ—˜ȱŽȱ–Š—Ž-
josenaharro@gmail.com ra total, al menos en parte, a las herramientas conceptuales dominantes en la sociología americana,
adaptándolas después al estudio de situaciones concretas donde la relación entre grupos étnicos y
œ˜Œ’ŽŠȱ–Š¢˜›’Š›’Šǰȱ’œ’—ŠœȱŒ•ŠœŽœȱœ˜Œ’Š•ŽœǰȱœŽŒ˜›Žœȱ›ž›Š•Žœȱ¢ȱž›‹Š—˜œǰȱ˜ȱŠŒŒ’˜—Žœȱ’—Ž›œŽŒ˜›’Š•Žœȱ
Ž—›Š‹Š—ȱŽ—ȱ™›˜ŒŽœ˜œȱŽȱŒ˜—ŠŒ˜ȱ™›˜•˜—Š˜ȱœ’—ȱšžŽȱŠ•ȱŒ˜œŠȱœž™žœ’Ž›Šȱ™Ž›Ž›ȱœžœȱŠ›’‹ž˜œȱ’Ž›Ž—-
ciales.
ŠĴ’ȱ œŽȱ œŽ—ÇŠȱ Š›ŠÇ˜ȱ –¤œȱ ‹’Ž—ȱ ™˜›ȱ Šž˜›Žœȱ Žȱ ’—œ™’›ŠŒ’à—ȱ –Š›¡’œŠǰȱ •˜ȱ šžŽȱ Š•Ž›—Š‹Šȱ Œ˜—ȱ ž—ȱ
–Š›ŒŠ˜ȱ ’—Ž›·œȱ ™˜›ȱ Š•ž—˜œȱ Š—›˜™à•˜˜œȱ •Š’—˜Š–Ž›’ŒŠ—˜œǰȱ Œ˜–˜ȱ ž’••Ž›–˜ȱ ˜—ę•ǰȱ Žœ™ž·œȱ œžȱ
–Ž—˜›ȱŽ—ȱ·¡’Œ˜ǰȱ™Ž›˜ȱ™Ž—œŠ‹ŠȱšžŽȱ’Š•˜Š›ȱŒ˜—ȱ˜›˜œȱŽ—˜šžŽœȱ’œŠ—Œ’Š˜œȱŽ•ȱœž¢˜ȱŽ—ȱ’œ’—Šȱ

ŝȱ Š›Šȱ™˜Ž›ȱ™˜—Ž›Š›ȱšž·ȱœ’—’ęŒŠ‹Šȱž—Šȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽ—ȱ‘’ŒŠ˜ǰȱ™žŽŽȱŒ˜—œž•Š›œŽȱŒ˜—ȱ™›˜ŸŽŒ‘˜ȱ˜Œ”’—ǰȱŗşŞŖǯ
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–Ž’Šȱ™˜ÇŠȱŒ˜—›’‹ž’›ȱŠȱŠ›ȱ–Ž“˜›ȱŒžŽ—ŠȱŽȱ•Šȱ’—›’—ŒŠŠȱŽ¡ž›ŠȱŽȱ•˜œȱŽ—à–Ž—˜œȱŒ˜—ȱšžŽȱ—˜œȱ
encontrábamos.Ş
CONFORMACIÓN Y œÇǰȱœ’ȱŽ—ȱŠ•ø—ȱœŽ—’˜ȱœŽȱ™žŽŽȱŽŒ’›ȱšžŽȱŽ•ȱ’—Ž›·œȱ™˜›ȱ•˜ȱ›ž›Š•ȱŽę—ÇŠȱŽ•ȱŽœ™ŠŒ’˜ȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜-
DESARROLLO DE LA •˜ÇŠȱœ˜Œ’Š•ȱŠ›Ž—’—ŠȱŽȱ•Šȱ™›’–Ž›Šȱ–’ŠȱŽȱ•˜œȱȂŝŖǰȱœžȱ’—Ž›™›ŽŠŒ’à—ȱŽà›’ŒŠȱŽ—ȱ·›–’—˜œȱŽȱŒà–˜ȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. explicarlo en cuanto realidad merece más bien otra analogía: la de un sistema de posiciones o de
›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱŽ—›Žȱ™˜œ’Œ’˜—Žœȱ˜—Žȱ‘Š‹ÇŠǰȱŽŽŒ’ŸŠ–Ž—ŽǰȱȃŠ•˜ȄȱŽ—ȱ“žŽ˜ǯȱŠȱ™˜œ’‹’•’ŠȱŽȱšžŽȱž—Šȱ
Objetos, problemas y espacios
ŽŽ›–’—ŠŠȱ•ŽŒž›ŠȱŽȱ•˜œȱ‘ŽŒ‘˜œȱ™›Ž˜–’—Š›Šȱ™˜›ȱœ˜‹›Žȱ•ŠœȱŽ–¤œȱ’–™˜—’Ž—˜ȱœžœȱ˜›–ŠœȱŽȱ™›˜-
antropológicos en perspectiva ‹•Ž–Š’£ŠŒ’à—ȱ¢ǰȱŽœŽȱŽœŠȱ‘ŽŽ–˜—ÇŠǰȱŠ•ȱ–’œ–˜ȱ’Ž–™˜ȱ’—Ěž¢Ž›ŠȱŠ–‹’·—ȱœ˜‹›Žȱ•ŠȱŒ˜—œ›žŒŒ’à—ȱŽȱ
histórica. ŽŽ›–’—Š˜œȱŽœŒŽ—Š›’˜œȱŽ—˜›¤ęŒ˜œ
Que en aquel momento, en una institución que recién nacía, alguien presentara a sus alumnos
ŽœŠœȱ’œŒžœ’˜—Žœǰȱ™˜—’Ž—˜ȱŽ—ȱŒŠŠȱŒŠœ˜ȱŽ•ȱ–’œ–˜ȱŽœžŽ›£˜ȱ¢ȱ•Šȱ–’œ–Šȱ˜œ’œȱŽȱŒ›Ç’ŒŠȱŽœǰȱ™Š›ŠȱŽ¡-
presar lo menos, loable; pero lo más importante es que al hacerlo proveyó la red de relaciones sobre
•ŠœȱšžŽȱ’—’Œ’Š•–Ž—ŽȱœŽȱŽ’ęŒàȱ•ŠȱŒŠ››Ž›ŠǯȱŽȱŽȱ›Ž•ŠŒ’˜—ŽœȱšžŽȱ•Šȱ™›ŽŽ¡’œÇŠǰȱ¢ȱšžŽȱœŽȱž—Š‹ŠȱŠ—˜ȱ
En torno a la memoria y el olvido.
Ž—ȱ•Šȱ–Š—Ž›ŠȱŽ—ȱšžŽȱœŽȱ‘Š‹ÇŠ—ȱŸ’—Œž•Š˜ȱŽŽ›–’—ŠŠœȱ›Š¢ŽŒ˜›’Šœȱ™Ž›œ˜—Š•ŽœȱŒ˜–˜ȱŽ—ȱŽ•ȱŽœžŽ›£˜ȱ
Sobre el diálogo entre perspectivas
šžŽȱŒŠŠȱ™Š›Žȱ™˜—ÇŠȱŽ—ȱœžȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŒ˜—ȱ•ŠœȱŽ–¤œȱ™˜›ȱŒŠ™’Š•’£Š›ȱŠȱœžȱŠŸ˜›ǯ
teóricas en los primeros años de la
antropología salteña.

SALTA Y SUS ESCENARIOS ETNOGRÁFICOS

Ž›ȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱœ˜Œ’Š•ȱŽȱ•˜œȱȂŝŖȱŽ—ȱ·›–’—˜œȱŽȱŽœ™ŠŒ’˜ȱ¢ȱŒŠ–™˜ȱŠ¢žŠȱŠȱŽ—Ž—Ž›ǰȱ™˜›ȱ•˜ȱ
Š—˜ǰȱ¢ȱŽ—›Žȱ˜›ŠœȱŒ˜œŠœǰȱ™˜›ȱšž·ȱŽ–Ž›’Ž›˜—ȱŠšžÇȱŒ˜—ȱžŽ›£ŠȱŽŽ›–’—Š˜œȱŽœŒŽ—Š›’˜œȱŽ—˜›¤ęŒ˜œǯȱ
José Miguel Naharro œŒŽ—Š›’˜œȱšžŽǰȱ–¤œȱŠ••¤ȱŽȱ•Šȱ’ŸŽ›œ’ŠȱŒž•ž›Š•ȱšžŽȱŽŽŒ’ŸŠ–Ž—ŽȱŠ•Šȱ™›ŽœŽ—Šǰȱœ˜—ȱ˜‹“Ž˜œȱŒ˜—œ-
Docente e investigador en la Universidad ›ž’˜œȱŽœŽȱž—Šȱ–Š—Ž›ŠȱŽœ™ŽŒÇꌊȱŽȱ™›˜‹•Ž–Š’£Š›ȱ•Šȱ›ŽŠ•’Šǯ
Nacional de Salta Así por ejemplo, si bien puede decirse que la antropología se ha interesado siempre por los pue-
josenaharro@gmail.com blos originarios, la perspectiva desde la cual lo hace ha de variar según el caso.
•ȱŽ—˜šžŽȱ™›ŽŸ’˜ȱŠ•ȱ™Ž›Ç˜˜ȱšžŽȱ—˜œȱ’—Ž›ŽœŠǰȱ¢ȱšžŽȱŽœ™ž·œȱ›Ž˜›—Š›ÇŠǰȱ—˜ȱœà•˜ȱœŽȱŒŠ›ŠŒŽ›’£Š‹Šȱ
™˜›ȱœŽ›ȱ–Š›ŒŠŠ–Ž—ŽȱŽœŒ›’™’Ÿ’œŠȱ¢ȱžŽ›Ž–Ž—ŽȱœŽœŠ˜ȱŽ—ȱ•ŠȱŒ˜—œ’Ž›ŠŒ’à—ȱŽȱ•Šœȱ’Ž›Ž—Œ’Šœǰȱ
œ’—˜ȱšžŽȱ™›ŽŽ—ÇŠȱȮ‹Š“˜ȱŽ•ȱŠ›ž–Ž—˜ȱŽȱšžŽȱ•˜ȱ’–™˜›Š—Žȱ—˜ȱ™˜ÇŠȱœŽ›ȱ–¤œȱšžŽȱŠ›ȱŒžŽ—ŠȱŽȱ•Šœȱ
costumbres en sí- ignorar por completo todo lo que tuviera que ver con el impacto producido por las
relaciones con la sociedad mayoritaria.
Š›Šȱ—’—ž—˜ȱŽȱ•˜œȱŽ—˜šžŽœȱŽà›’Œ˜œȱšžŽȱ‘Ž–˜œȱ–Ž—Œ’˜—Š˜ȱŠ•ȱŒ˜œŠȱŽ›ŠȱŠ‘˜›ŠȱŠŒŽ™Š‹•Žȱ¢ȱŒŠŠȱ
ž—˜ȱ‹žœŒàȱ›ŽŽę—’›•˜ȱŽ—ȱž—Œ’à—ȱŽȱ—žŽŸ˜œȱ’—Ž›ŽœŽœǯȱž’Ž—Žœȱȃ•ŽÇŠ—ȄȱŠ‘˜›ŠȱŽœŠȱ›ŽŠ•’ŠȱŽœŽȱŽ•ȱ
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1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
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materialismo histórico o desde las teorías sobre reproducción social que empezaban a emerger en
›Š—Œ’Šȱ™žœ’Ž›˜—ȱŽ•ȱ·—Šœ’œȱŽ—ȱ•˜œȱ™›˜ŒŽœ˜œȱŽȱ™›˜•ŽŠ›’£ŠŒ’à—ȱ¢ȱ•Šœȱ˜›–ŠœȱŽȱŽ¡™•˜ŠŒ’à—DzȱŒ˜–‹’—¤—-
CONFORMACIÓN Y dolo, a veces, pero no siempre, con preocupaciones provenientes de algunos pensadores latinoame-
DESARROLLO DE LA ›’ŒŠ—˜œǰȱŒ˜–˜ȱ•ŠȱŒžŽœ’à—ȱŽȱ˜˜ȱŠšžŽ••˜ȱšžŽȱŠŽŒŠ‹Šȱ•ŠȱŒŠ™ŠŒ’ŠȱŽȱŽŒ’œ’à—ȱœ˜‹›Žȱ•˜œȱŽ•Ž–Ž—˜œȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. culturales propios9ǯȱ •Š—Ž˜œȱ šžŽǰȱ Ž“Š—˜ȱ Žȱ •Š˜ȱ •Šȱ ŒžŽœ’à—ȱ Žœ™ŽŒÇꌊ–Ž—Žȱ ·—’ŒŠǰȱ œŽȱ Ž¡Ž—ÇŠȱ
también para quienes se interesaban por los grupos campesinos vinculados a procesos productivos
Objetos, problemas y espacios
en pequeña o gran escala.
antropológicos en perspectiva Y por el contrario, quienes veían más bien la cuestión en términos de las preocupaciones mani-
histórica. ꎜŠœȱŽ—ȱ•˜œȱ–Ž’˜œȱŠŒŠ·–’Œ˜œȱŠ–Ž›’ŒŠ—˜œȱŽ›–’—Š›ÇŠ—ȱŸ˜•Œ¤—˜œŽȱ‘ŠŒ’Šȱ•ŠœȱŒžŽœ’˜—ŽœȱŠŠ™Š’-
ŸŠœȱ¢ȱ•ŠœȱŽœ›ŠŽ’ŠœȱŽœŠ››˜••ŠŠœȱ™˜›ȱ•˜œȱ–¤œȱ·‹’•Žœȱ™Š›Šȱ™˜Ž›ȱŒ˜—œŽ›ŸŠ›ȱœžœȱ’Ž›Ž—Œ’ŠœȱŽ—›˜ȱ
de contextos que históricamente les habían sido adversos.
A estos dos grandes temas, el de las poblaciones campesinas y el de los pueblos originarios, se
œž–Š›ÇŠȱꗊ•–Ž—Žȱž—ȱŽ›ŒŽ›˜ȱšžŽȱœŽȱ™›Ž˜Œž™Š›ÇŠȱ™˜›ȱ•ŠȱŒ˜—œ’Ž›ŠŒ’à—ȱŽȱ›Š—ŽœȱŒ˜•ŽŒ’Ÿ’ŠŽœȱŽ—ȱ
En torno a la memoria y el olvido.
procesos de migración rural-urbanos. Cuestión que, con las salvedades del caso, del mismo modo
Sobre el diálogo entre perspectivas
™˜ÇŠȱœŽ›ȱŽ—˜ŒŠŠȱŽœŽȱž—Šȱ™Ž›œ™ŽŒ’ŸŠȱŒ˜–˜ȱŽœŽȱ•Šȱ˜›Šǰȱ¢ȱšžŽȱŽ—ȱŠ•ŠȱŽ—ȱ™Š›’Œž•Š›ȱ˜›ŽŒÇŠȱ
teóricas en los primeros años de la
varias alternativas.
antropología salteña.
ŽȱŽ—›Žȱ˜ŠœȱŽ••Šœǰȱ•Šȱ™›ŽŽ›’Šȱœ’—ȱ•žŠ›ȱŠȱžŠœȱŽ›Šȱ•ŠȱšžŽȱŽ—ÇŠȱšžŽȱŸŽ›ȱŒ˜—ȱ•ŠȱŒ˜–ž—’Šȱ
‹˜•’Ÿ’Š—ŠDzȱ™Ž›˜ȱŠ–‹’·—ȱ‘ž‹˜ȱšž’Ž—ȱœŽȱ’—Ž›Žœàȱ™˜›ȱ˜›˜œȱŒ˜•ŽŒ’Ÿ˜œȱŽȱžŽ›Žȱ™›ŽœŽ—Œ’ŠȱŽ—ȱ•Šȱ™›˜Ÿ’—-
Œ’Šǰȱœ˜‹›Žȱ˜˜ȱ™˜›ȱœžȱ’–™˜›Š—Œ’ŠȱŽ—ȱ•ŠȱŽœŽ›ŠȱŒ˜–Ž›Œ’Š•ǰȱŒ˜–˜ȱŽ•ȱŒŠœ˜ȱŽȱ•˜œȱœ’›’˜Ȭ•’‹Š—ŽœŽœȱ••ŽŠ˜œȱ
al norte argentino tras la diáspora posterior a la Primer Guerra Mundial; o el mucho menos notorio
de los hindúes traídos aquí como personal de servicio para los ingenios azucareros. Pero también, y
Šž—šžŽȱŽ—ȱž—ŠȱŽœŒŠ•ŠȱŠœ’–’œ–˜ȱ›ŽžŒ’Šǰȱ•ŠȱŽȱ•ŠœȱŠ–’•’Šœȱ“Š™˜—ŽœŠœȱŽȱ˜›’Ž—ȱ›ž›Š•ȱŠ››’‹ŠŠœȱ›Šœȱ
José Miguel Naharro Ž•ȱę—ȱŽȱ•ŠȱœŽž—ŠȱŒ˜—ĚŠ›ŠŒ’à—ǰȱ˜ȱŽ•ȱŽȱ•˜œȱpied noirs expulsados de Argelia tras su independencia
Docente e investigador en la Universidad Žȱ›Š—Œ’ŠȱŽ—ȱŗşŜŘǯŗŖ
Nacional de Salta
josenaharro@gmail.com

9 Lo que más tarde se conocería como teorías sobre el control cultural.


ŗŖ Mote que se aplicaba a los ciudadanos de origen europeo que se vieron obligados a salir del país en esa circunstancia.
Šȱ›Š—ȱ–Š¢˜›ÇŠȱœŽȱ›Žž’Š›ÇŠȱŽ—ȱ›Š—Œ’Šȱ¢ȱŽ—ȱ•Šȱ˜–ž—’ŠȱŠ•Ž—Œ’Š—Šǰȱ™Ž›˜ȱ˜›˜œȱ™Ž—œŠ›˜—ȱŽ—ȱŽ—Š›ȱœžŽ›ŽȱŒ˜—ȱ˜›˜œȱŽœ’—˜œǰȱ
Œ˜–˜ȱŽ•ȱ—˜›ŽȱŽȱ•ŠȱŽ™ø‹•’ŒŠȱ›Ž—’—Šǯȱ—ȱŠ•Šȱ•˜œȱšžŽȱ—˜ȱœŽȱ›Š’ŒŠ›˜—ȱŽ—ȱŽ•ȱ’—Ž›’˜›ȱœŽȱŒ˜—›ŽŠ›˜—ȱŽ—ȱ˜›—˜ȱŠȱ•ŠœȱŠŒ’Ÿ’ŠŽœȱ
šžŽȱŽ—ȱ•ŠȱŒŠ™’Š•ȱŽœŠ››˜••Š‹Šȱ•Šȱ••’Š—ŒŽȱ›Š—³Š’œŽǰȱ¢ȱœ’ȱ‹’Ž—ȱ–Ž’Š—˜ȱ•˜œȱȂŜŖȱŽ•ȱ·›–’—˜ȱœŽȱžœŠ‹Šȱ•˜ŒŠ•–Ž—Žȱ™Š›Šȱ›ŽŽ›’›œŽȱŽ—ȱ
general a quienes presentaban esta condición, incluía también a otros que en realidad eran harkis, denominación dada a aque-
••˜œȱ–žœž•–Š—ŽœȱšžŽȱ‘Š‹ÇŠ—ȱŠ™˜¢Š˜ȱ•Šȱ™›ŽœŽ—Œ’Šȱ›Š—ŒŽœŠǯ
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PUNTOS DE QUIEBRE E IRRUPCIONES DEL OLVIDO
CONFORMACIÓN Y ™Š›ŽȱŽȱŽ•ȱŽȱ•’—û’œŠœȱŒ˜–˜ȱŠ››Ž•ȱŽ Š›ȱ˜ȱŽ•ȱŽȱ•Šȱ˜•”•˜›à•˜ŠȱžœŠ—Šȱ‘Ž›ž’ȱŽȱ•Šȱ—’-
DESARROLLO DE LA ŸŽ›œ’ŠȱŽȱžŽ—˜œȱ’›ŽœǰȱŽ—›Žȱ•˜œȱ—˜–‹›ŽœȱŸ’—Œž•Š˜œȱŠ•ȱœ’–™˜œ’˜ȱŽȱŗşŝřȱꐞ›Š‹Š—ȱŠ–‹’·—ȱ•˜œȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. de Manuel Marzal (Perú), Bartolomeu Meliá (Paraguay), Xavier Albó (Bolivia) y Camilo Boasso, que
en aquel entonces representaba a una casa de altos estudios de San Juan.
Objetos, problemas y espacios
’ȱŠŒŠ‹Š–˜œȱŽȱ™•Š—ŽŠ›ȱšžŽȱ•Šȱꐞ›ŠȱŽȱž’œȱŠ›ÇŠȱ ŠĴ’ȱŽœȱ’–™˜›Š—Žȱ™Š›ŠȱŽ—Ž—Ž›ȱŒà–˜ȱœŽȱ
antropológicos en perspectiva ˜›Š—’£àȱ•ŠȱŒŠ››Ž›ŠȱŽ—ȱœžœȱ˜›ÇŽ—Žœȱ¢ȱšž·ȱœŽȱ’œŒžÇŠȱŽ—ȱŽ••Šǰȱ™˜›šžŽȱŽ—ȱŒ’Ž›Šȱ˜›–Šȱ·•ȱ˜‹›Š‹ŠȱŒ˜–˜ȱ
histórica. emergente local de la dinámica y de las preocupaciones que en ese entonces había en la antropología
œ˜Œ’Š•ȱŠ›Ž—’—ŠǰȱŠȱ•Šȱꐞ›ŠȱŽȱ˜Šœœ˜ȱŒŠ‹›ÇŠǰȱ™ŽœŽȱŠȱ—˜ȱ›Ž™›ŽœŽ—Š›ȱŽ—ȱ—’—ž—˜ȱŽȱ•˜œȱ™Ž›Ç˜˜œȱœž‹œ’-
ž’Ž—Žœȱž—ȱ™Š™Ž•ȱŽŽ›–’—Š—Žȱ˜ȱ™˜•Ç’ŒŠ–Ž—ŽȱŒŽ—›Š•ǰȱ•ŠȱŽȱž—’›ȱŒ˜–˜ȱž—˜ȱŽȱ•˜œȱŽ•Š˜œȱ‘’•˜œȱ
que con posterioridad permitiría mantener viva esta posibilidad.
Š–‹’·—ȱŒ˜—ȱž—Šȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱ™˜œ›Š˜ȱŽ—ȱ•˜œȱœŠ˜œȱ—’˜œǰȱ¢ȱŒ˜—ȱŽ¡™Ž›’Ž—Œ’Šȱ•Š‹˜›Š•ȱ™›ŽŸ’Šȱ
En torno a la memoria y el olvido.
ŽȱŒŠœ’ȱž—Šȱ·ŒŠŠȱŠ••Çǰȱ˜Šœœ˜ȱŽ›Šǰȱ“ž—˜ȱŒ˜—ȱŽ•ȱŽȱ ŠĴ’ǰȱŠ‹•˜ȱ£—Š›ȱ¢ȱŽŽ›’Œ˜ȱž’•àǰȱž—˜ȱŽȱ•˜œȱ
Sobre el diálogo entre perspectivas
—˜–‹›ŽœȱŽȱ›ŽŽ›Ž—Œ’Šȱ™Š›Šȱšž’Ž—ŽœȱŒ˜–Ž—£¤‹Š–˜œȱŠȱŽœž’Š›ǰȱœ’ȱ‹’Ž—ȱœžœȱ˜‹•’ŠŒ’˜—Žœȱ˜›’’—Š•–Ž—-
teóricas en los primeros años de la
te se dividían entre la antropología y la atención de una cátedra de sociología que se dictaba en el
antropología salteña.
Ž—˜—ŒŽœȱŽ™Š›Š–Ž—˜ȱŽȱ’Ž—Œ’ŠœȱŒ˜—à–’ŒŠœǯ11
œŠȱœ’žŠŒ’à—ȱ“žàȱŽ—ȱž—ȱ™›’—Œ’™’˜ȱŒ˜–˜ȱž—ȱŠŒ˜›ȱ•’–’Š—Žȱ›Žœ™ŽŒ˜ȱŠ•ȱȃ—øŒ•Ž˜ȱž›˜ȄȱŽȱ˜-
centes de la carrera, que gravitaba mucho más, pero paradójicamente semejante desventaja inicial
œŽȱ›Š—œ˜›–Š›ÇŠȱŽœ™ž·œȱŽ—ȱž—ŠȱŽȱ•Šœȱ›Š£˜—ŽœȱšžŽȱ•Žȱ™Ž›–’’›ÇŠ—ȱ™Ž›–Š—ŽŒŽ›ȱŽ—ȱ•˜œȱ™•Š—Ž•ŽœȱŽȱ
la universidad tras los hechos que se desencadenarían, primero, con la muerte del Presidente Juan
Domingo Perón y, después, con la interrupción del proceso democrático.
José Miguel Naharro Ž›à—ȱ–žŽ›ŽȱŠȱ™›’—Œ’™’˜œȱŽȱ“ž•’˜ȱŽȱŗşŝŚǰȱ¢ȱŠȱ–˜˜ȱŽȱ™›ŽŠ—ž—Œ’˜ȱŽȱ•˜ȱšžŽȱŽœ˜ȱœ’—’ęŒŠ›ÇŠǰȱ
Docente e investigador en la Universidad œžœȱž—Ž›Š•ŽœȱŠŽŒŠ›¤—ȱ¢ŠȱŠ•ȱGrupo de Trabajo sobre Procesos de Articulación Social que había previsto
Nacional de Salta ›Žž—’›œŽȱŽ—ȱŽ•ȱŽ—›˜ȱŽȱ —ŸŽœ’ŠŒ’˜—Žœȱ˜Œ’Š•ŽœȱŽ•ȱ —œ’ž˜ȱ’Ž••Šǯȱ
Ž›–’ĴŽȱ›Ž•ŠŠ›¤ǰȱŠÛ˜œȱŽœ-
josenaharro@gmail.com pués, que pese a lo “azaroso” de las circunstancias y el tener que trasladar el evento a un domicilio
™Š›’Œž•Š›ȱ•Šȱ™›˜žŒ’Ÿ’Šȱ—˜ȱœŽȱŸŽ›ÇŠȱŠŽŒŠŠǰȱ™Ž›˜ȱŠ•ž—ŠœȱŽȱ•Šœȱ™Ž›œ˜—ŠœȱšžŽȱŠ••Çȱ™Š›’Œ’™Š›ÇŠ—ǰȱ
¢ȱšžŽȱŽȱŠ•ø—ȱ–˜˜ȱŠ›’Œž•Š‹Š—ȱŽ•ȱ™Ž›ę•ȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱŽ—ȱŠ•ŠǰȱœŽž’›ÇŠ—ȱŒŠ–’—˜œȱ’œ’—˜œǯ
•ȱ’—’Œ’Š›ȱŗşŝśǰȱ™˜›ȱŽŒ’œ’˜—Žœȱ™˜•Ç’ŒŠœȱŽ—ȱ™Š›Žȱ’—Ž›—Šœȱ¢ȱŽ—ȱ™Š›ŽȱŽ¡Ž›—ŠœǰȱŠ•ŠȱŸŽ›¤ȱ›ŽžŒ’›ȱ
™˜Œ˜ȱŠȱ™˜Œ˜ȱœžœȱŒžŠ›˜œȱ˜ŒŽ—Žœǰȱ¢ȱŒ˜—Ÿ˜ŒŠ›¤ȱŠȱž—ȱ—žŽŸ˜ȱ™•Š—Ž•ȱŽȱ™›˜Žœ’˜—Š•ŽœȱŸ’—Œž•Š˜œȱž—-
Š–Ž—Š•–Ž—ŽȱŠȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŽȱžŽ—˜œȱ’›ŽœȱšžŽȱ›¤™’Š–Ž—Žȱ›Ž˜›Š—’£Š›¤ȱŽ•ȱ•Š—ȱŽȱœž’˜œȱ
local en una dirección distinta de la que hasta ese entonces se había previsto. La carrera ya no se orien-
tará hacia la antropología social, sino que con una visión más etnológica buscará ver en la diversi-
11ȱ —ȱŠ˜ȱšžŽȱ‘˜¢ȱŽœŒŠ™ŠȱŠȱ–žŒ‘˜œȱŽœȱšžŽȱ•ŠȱŒŠ››Ž›ŠȱŽȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱȮŒ˜–˜ȱantropología socialȮȱœŽȱ’—’Œ’Š›ÇŠȱŽ—ȱŗşŝŚȱŽ—ȱŽœŠȱ
ŠŒž•Šǰȱ™Š›Šȱ™ŠœŠ›ȱ›ŽŒ’·—ȱŽ—ȱŗşŝśȱŠȱŽ™Ž—Ž›ȱŽȱ
ž–Š—’ŠŽœȱǻŽ›ȱŠ•ȱ›Žœ™ŽŒ˜ȱ•ŠœȱŽœǯȱřŖşȦŝŚȱ¢ȱřŖȦŝśǼǯ
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Šȱœ˜Œ’Š•ȱ•˜œȱž—Š–Ž—˜œȱŽȱž—ŠȱŒž•ž›Šȱ—Š-
cional. Proyecto que a su vez también tendría
CONFORMACIÓN Y los días contados cuando los acontecimientos
DESARROLLO DE LA šžŽȱ œŽȱ ’—’Œ’Š—ȱ Ž—ȱ –Š›£˜ȱ Ž•ȱ ȁŝŜȱ Œ˜–Ž—£Š›Š—ǰȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. asimismo, aunque no de modo tan inmediato,
a reclamar no sólo su propia versión sobre el
Objetos, problemas y espacios
particular en las aulas, sino también la paula-
antropológicos en perspectiva tina extinción de estos estudios.
histórica. —ȱ Œ˜—œ˜—Š—Œ’Šȱ Œ˜—ȱ •Šȱ Š›ž–Ž—ŠŒ’à—ȱ šžŽȱ
venimos desarrollando, en torno a que parte de
la memoria de una institución se soporta no sólo
Ž—ȱ’—˜›–Žœȱ¢ȱ‘Ž››Š–’Ž—Šœȱ›Žœ˜•ž’ŸŠœȱœ’—˜ȱž—-
damentalmente en las relaciones que las perso-
En torno a la memoria y el olvido.
nas sostienen a partir de su actividad, es obvio
Sobre el diálogo entre perspectivas
que estos dos últimos momentos terminarían
teóricas en los primeros años de la
ŠŽŒŠ—˜ȱ–ž¢ȱœŽ›’Š–Ž—ŽȱŠȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱŽ—ȱ
antropología salteña.
Salta, toda vez que en cada una de ellos buscaría
dar cuenta del anterior negándolo.
Dentro de este contexto, Camilo Boas-
Camilo Boasso.
so representó para algunos la posibilidad de
mantenerse próximo a aquellas discusiones
˜›’’—Š•ŽœȱšžŽȱ™›˜‹•Ž–Š’£Š‹Š—ȱ•ŠȱŒžŽœ’à—ȱœ˜Œ’Š•ȱŽȱž—Šȱ–Š—Ž›Šȱ’Ž›Ž—Žǯ
José Miguel Naharro —ȱœžȱ˜›–ŠŒ’à—ȱ’—Œ’’›ÇŠ—ȱ•Šœȱ™Ž›œ™ŽŒ’ŸŠœȱŽà›’ŒŠœȱšžŽȱŽœŽȱŽ•ȱŽ™Š›Š–Ž—˜ȱŽȱŽ•ŠŒ’˜—Žœȱ
Docente e investigador en la Universidad ˜Œ’Š•ŽœȱŽȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŽȱ
Š›ŸŠ›ȱœŽȱ‘Š‹ÇŠ—ȱ’ž—’˜ȱ™˜›ȱ˜˜ȱœŠ˜œȱ—’˜œǰȱ¢ȱŒ’Ž›Šœȱ•Ç-
Nacional de Salta neas de pensamiento vinculadas a Columbia donde había hecho su posgrado, lo cual matizaba con
josenaharro@gmail.com ž—ȱ™›˜ž—˜ȱ’—Ž›·œȱ™˜›ȱ•Šȱ˜‹›Šȱ Ž‹Ž›’Š—Šǰȱ™˜›ȱ•ŠȱŒžŽœ’à—ȱŽ•ȱœ’—’ęŒŠ˜ȱŽ—ȱ•ŠȱŠŒŒ’à—ȱœ˜Œ’Š•ǰȱ¢ȱ™˜›ȱ
Œ’Ž›˜œȱŽœŠ››˜••˜œȱšžŽȱŽœŽȱŽ•ȱ™›Š–Š’œ–˜ȱ¢ȱ•Šȱꕘœ˜ÇŠȱŠ—Š•Ç’ŒŠȱŒ˜–Ž—£Š‹Š—ȱŠȱ’–™ŠŒŠ›ȱœ˜‹›Žȱ•Šȱ
antropología de esa época. Así, mientras que en algunas clases de vocación bormidiana se nos plan-
ŽŠ‹Šȱ•Šȱ—ŽŒŽœ’ŠȱŽȱŽœŒ›’‹’›ȱȃŒ˜—Ž—’˜œȱŽȱŒ˜—Œ’Ž—Œ’ŠȄǰȱ˜Šœœ˜ȱ™›ŽŽ›ÇŠȱ–¤œȱ‹’Ž—ȱ‘ŠŒŽ›—˜œȱ’Š-
•˜Š›ȱŒ˜—ȱ•’ě˜›ȱ ŽŽ›ĵǰȱ™Š›Šȱ•Šȱ–Š¢˜›ÇŠȱŽȱ•˜œȱŠ—›˜™à•˜˜œȱŸŽ›—¤Œž•˜œȱ˜ŠŸÇŠȱž—ȱŽœŒ˜—˜Œ’˜ŗŘ,

ŗŘȱ ˜ŠŸÇŠȱŒ˜—œŽ›ŸŠ–˜œȱ˜œȱŒ˜™’Šœȱ–’–Ž˜›ŠęŠŠœȱŽȱž—ȱ™Š›ȱŽȱ›ŠžŒŒ’˜—ŽœȱŽȱŒ¤Ž›Šȱ™˜›ȱ·•ȱ›ŽŠ•’£ŠŠœȱŠȱę—ȱŽȱšžŽȱ
™ž’·›Š–˜œȱ’œŒž’›ȱŒ’Ž›˜œȱŽ–Šœǯȱ—ȱž—ȱŒŠœ˜ȱœŽȱ›ŠŠȱŽȱž—ȱŒ˜—˜Œ’˜ȱ›Š‹Š“˜ȱŽȱ•’ě˜›ȱ ŽŽ›ĵȱŠ™Š›ŽŒ’˜ȱ˜›’’—Š•–Ž—ŽȱŽ—ȱ•Šȱ
revista Daedalusǯȱ—ȱŽ•ȱ˜›˜ǰȱŽ•ȱ’—Ěž¢Ž—ŽȱŠ›ÇŒž•˜ȱŽȱŠž•ȱ’Œ˜Žž›ȱ™ž‹•’ŒŠ˜ȱŽ—ȱSocial ResearchȱŽ—ȱŗşŝŗDZȱȃ‘Žȱ–˜Ž•ȱ˜ȱ‘ŽȱŽ¡ǯȱ
ŽŠ—’—ž•ȱŠŒ’˜—ȱŒ˜—œ’Ž›ŽȱŠœȱŠȱŽ¡Ȅǯȱ•ȱ–’œ–˜ȱšžŽȱŽœ™ž·œȱ••ŽŸŠ›ÇŠȱŠ•ȱŠž˜›ȱŽȱThe Interpretation of CulturesȱǻŗşŝřǼȱŠȱŠę›–Š›ȱ
šžŽȱ•ŠȱŠ›ŽŠȱž—Š–Ž—Š•ȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱŽ›Šȱ‘ŠŒŽ›ȱŽ—˜›ŠÇŠȱ’—œŒ›’‹’Ž—˜ȱ’œŒž›œ˜œȱœ˜Œ’Š•Žœǯ
1ºJORNADAS REGIONALES
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
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˜ȱŽ—›Ž—Š›—˜œȱŠȱ•ŠȱŒžŽœ’à—ȱŽȱ•Šœȱ’–™•’ŒŠ—Œ’ŠœȱšžŽȱ™Š›Šȱ•ŠȱŽ˜›ÇŠȱœ˜Œ’Š•ȱŒ˜—Ž–™˜›¤—ŽŠȱ™˜ÇŠȱŽ—Ž›ȱ
ŠŒŽ™Š›ȱŠ•ȱø•’–˜ȱ’ĴŽ—œŽ’—ǯ
CONFORMACIÓN Y ȱ’Ž›Ž—Œ’ŠȱŽȱ ŠĴ’ȱ˜ȱ›Œ‘ŽĴ’ȱ—˜ȱœŽȱœŽ—ÇŠȱŠ›ŠÇ˜ȱ™˜›ȱ•ŠȱŽ—Ž›ŠŒ’à—ȱŽȱ›ŽŒŠ–‹’˜ȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜-
DESARROLLO DE LA ™˜•˜ÇŠȱœ˜Œ’Š•ȱ›Š—ŒŽœŠǰȱŠšžŽ••ŠȱšžŽȱ‘Š‹ÇŠȱ‘ŽŒ‘˜ȱœžœȱŠ›–ŠœȱŽ—ȱ•ŠȱŽ—˜›ŠÇŠȱ›ž›Š•ȱ—˜›Š›’ŒŠ—Šȱ¢ȱšžŽȱ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. ‘Š‹ÇŠȱŽ›–’—Š˜ȱ’—Ž›Žœ¤—˜œŽȱŽ—ȱ•Šȱ›Ž•ŠŒ’à—ȱŠŠȱŽ—›Žȱ˜›–ŠœȱŽȱ˜›Š—’£ŠŒ’à—ȱŠ–’•’Š›ȱŒŠ–™Žœ’—Šœȱ
¢ȱ˜›–ŠœȱŽȱ›Ž™›˜žŒŒ’à—ȱœ˜Œ’Š•ǰȱ™Ž›˜ȱœÇȱ™˜ÇŠȱ‘Š‹•Š›ȱœ’—ȱœ˜œ•Š¢˜œȱŽȱŠ•ž—˜œȱ–’Ž–‹›˜œȱ’–™˜›Š—Žœȱ
Objetos, problemas y espacios
Žȱ•ŠȱœŒžŽ•ŠȱŽȱŠ—Œ‘ŽœŽ›ǯȱȱŽȱšž’Ž—ȱ˜›’Ž—Š›ŠȱŠȱ
Ž›–’ĴŽȱž›Š—ŽȱœžȱŽ¡™Ž›’Ž—Œ’ŠȱŽ—ȱ‘’Š™ŠœDZȱ
antropológicos en perspectiva ž•’Š—ȱ’ĴȬ’ŸŽ›œǯȱ˜ȱŒžŠ•ȱ‘ŠŒÇŠȱŽȱ·•ȱž—ŠȱŽȱ•Šœȱ™˜ŒŠœȱ™˜œ’‹’•’ŠŽœȱŽ—’Ž—ŽœȱŠȱ™˜Ž›ȱŒ˜—’—žŠ›ȱŒ˜—ȱ
histórica. ž—Šȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽ—ŒžŠ›ŠŠȱŽ—›˜ȱŽȱ•˜œȱŸ’Ž“˜œȱ•’—ŽŠ–’Ž—˜œǯ

SOBRE LA FUNCIÓN DE UN MUSEO (O DE CÓMO LA ARQUEOLOGÍA PUEDE SER


TAMBIÉN UNA OPCIÓN PARA PODER PRACTICAR ANTROPOLOGÍA SOCIAL)
En torno a la memoria y el olvido.
Sobre el diálogo entre perspectivas
Otra de las alternativas, aunque parezca paradójico, y hoy resulte hasta extraño en cierto sentido,
teóricas en los primeros años de la
era hacer arqueología.
antropología salteña.
ȱ™Š›’›ȱŽ•ȱŠÛ˜ȱȂŝśȱŽ•ȱ™˜Ž›ȱ‘ŠŒŽ›ȱȃ™›¤Œ’ŒŠœȱœ˜‹›ŽȱŽ››Ž—˜ȄȱŽ—ȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱœ˜Œ’Š•ȱŽ™Ž—’àȱŽ—ȱ
mucho de un ámbito si se quiere inesperado: lo que primero se conoció como el Museo de Arqueología
y Folklore y, con posterioridad, simplemente como Museo de Antropología; medio natural, en aquel
entonces, para hacer las prácticas de ciertas cátedras cuyo cometido más obvio era el estudio y con-
sideración de las culturas precolombinas locales.
Su organización y dirección estaba a cargo, en ese momento, de dos docentes permanentemente
José Miguel Naharro ›ŽŒ˜›Š˜œȱ™˜›ȱšž’Ž—Žœȱž’–˜œȱœžœȱŠ•ž–—˜œDZȱŽ•ȱ™›˜Žœ˜›ȱœŸŠ•˜ȱŠ’Š—Šȱ¢ȱŽ•ȱ™›˜Žœ˜›ȱžŠ›˜ȱ
Docente e investigador en la Universidad Ashur, cuya perspectiva del quehacer dentro de la especialidad resultaría novedosa aún hoy. Ambos
Nacional de Salta Šę›–Š‹Š—ȱšžŽȱ›Š‹Š“Š›ȱŽ—ȱž—ȱ¢ŠŒ’–’Ž—˜ȱ’–™•’ŒŠ‹Šȱ•Šȱ›Žœ™˜—œŠ‹’•’Šȱ—˜ȱœà•˜ȱŽȱ˜Œž™Š›œŽȱŽ•ȱ™ŠœŠ-
josenaharro@gmail.com do, sino también del presente. Concretamente, que antes de comenzar a trabajar en un sitio había que
ocuparse de las personas que podían vivir en las inmediaciones; labor ésta que en la mayoría de los
casos podía insumir casi tanto tiempo, o a veces más, que la propia práctica arqueológica.
Hace poco recordábamos, justamente, que como parte del equipo de un proyecto de investiga-
ción de aquel entonces nos tocaría relevar dos grupos de pinturas rupestres tardías vinculadas a las
localidades de Guachipas y Alemaniaŗř, y que uno de ellos en especial presentaba la peculiaridad de
‘Š‹Ž›ȱœ’˜ȱ›Žœ’—’ęŒŠ˜ȱ™˜›ȱ•ŠȱŽ—ŽȱŽ•ȱ•žŠ›DzȱšžŽȱŽ“Š‹ŠȱŠȱœžȱŸŽ›Šȱ›Žœ˜œȱŽȱŸŽ•ŠœǰȱŒžŽ—Œ˜œȱŒ˜—ȱŠžŠǰȱ
morteros, pellones, cueros de animales, objetos personales, hojas de coca e incluso juguetes de niños.
ŗřȱ —ȱ•˜ȱŠ›šžŽ˜•à’Œ˜ǰȱŽ•ȱŠ—ŽŒŽŽ—Žȱ’—–Ž’Š˜ȱŠȱŽœŠȱ’—ŸŽœ’ŠŒ’à—ȱžŽȱ˜›Šȱ™›ŽŸ’ŠȱŒž¢˜œȱ›Žœž•Š˜œȱœŸŠ•˜ȱŠ’Š—Šȱ
™ž‹•’ŒŠ›ÇŠȱŽ—ȱŗşŜŞȱǽŸŽ›ȱ’‹•’˜›ŠÇŠǾǯ
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014
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•ȱ ›Ž•ŽŸŠ–’Ž—˜ȱ Žȱ Š–‹˜œȱ œ’’˜œǰȱ Œ˜—ȱ •˜œȱ
Œ˜—œŠ‹’˜œȱ ›Ž’œ›˜œȱ ˜˜›¤ęŒ˜œǰȱ Ž–Š—àȱ
CONFORMACIÓN Y poco más de dos meses, pero estudiar por qué
DESARROLLO DE LA se dejaban estos objetos y qué relaciones im-
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. plicaban a nivel social llevaría mucho más. Su
Ž—˜›ŠÇŠȱ ˜ŠŸÇŠȱ ŽœŠ‹Šȱ Ž—ȱ –Š›Œ‘Šȱ ŒžŠ—˜ȱ
Objetos, problemas y espacios
se decidió, merced a los acontecimientos po-
antropológicos en perspectiva líticos que ya hemos aludido, cerrar el museo,
histórica. desmantelar su laboratorio y sala de restau-
ración, disolver sus grupos de trabajo y pasar
a custodia de la provincia buena parte de sus
archivos y colecciones.
¿Qué se llegó a saber? Que para la concep-
En torno a la memoria y el olvido.
ción de los lugareños estos aleros resultaban
Sobre el diálogo entre perspectivas
ser un santuario, y que a partir de una serie
teóricas en los primeros años de la
de acontecimientos no lejanos que los ancia-
antropología salteña.
nos más memoriosos todavía podían relatar
con lujo de detalles, allí se habían organizado
Žœ™˜—¤—ŽŠ–Ž—Žȱ˜›–ŠœȱŽȱȃ™Ž’›Ȅǰȱȃ™›˜–Ž-
Osvaldo Maidana.
sar” y “agradecer” que reuniendo antiguas
creencias con nuevas necesidades involucraba
œžœȱ™›˜™’Šœȱ›Š£˜—Žœǰȱœžœȱ™›˜™’˜œȱ›’žŠ•Žœȱ¢ȱœžœȱ™›˜™’˜œȱ’Ž–™˜œǯȱ˜›–ŠœȱšžŽȱȬ™˜›ȱŽŒ’›•˜ȱŠœÇȬȱȃŒ˜››ÇŠ—ȱ
José Miguel Naharro Žȱ –˜˜ȱ ™Š›Š•Ž•˜Ȅȱ Šȱ •˜œȱ Œž•˜œȱ ˜ęŒ’Š•–Ž—Žȱ ›ŽŒ˜—˜Œ’˜œȱ ™˜›ȱ •Šȱ •Žœ’Šȱ Šà•’ŒŠǰȱ ¢ȱ ›Žœ™ŽŒ˜ȱ Žȱ •˜œȱ
Docente e investigador en la Universidad ŒžŠ•ŽœȱȬ‘Š¢ȱšžŽȱŠ–’’›•˜ȱŠ–‹’·—Ȭȱ—˜ȱŒŠ‹ÇŠȱŽœ™Ž›Š›ȱ–Ž—˜›ȱŽŸ˜Œ’à—ǯȱŠȱø—’ŒŠȱ’Ž›Ž—Œ’Šȱœ’—’ęŒŠ’-
Nacional de Salta ŸŠȱšž’£¤œȱ›Žœ’ÇŠȱŽ—ȱ•Šȱ™Š›’Œž•Š›’ŠȱŽȱšžŽȱŠ™Š›ŽȱŽȱ›Ž–’’›ȱŠȱ›ŽŽ›Ž—Žœȱ’œ’—˜œȱǻ˜ȱŽ—ȱ˜˜ȱŒŠœ˜ȱ
josenaharro@gmail.com debido a eso) aquello que se podía requerir a estas imágenes no era, precisamente, lo mismo que se
™˜ÇŠȱ›ŽšžŽ›’›ȱŠȱ•˜œȱœŠ—˜œǯȱ˜˜ȱ‘Š‹›ÇŠȱŒ˜–Ž—£Š˜ȱŽ—ȱ•Šȱ·ŒŠŠȱŽ•ȱ›Ž’—ŠȱŒ˜—ȱž—ŠȱœŽ›’ŽȱŽȱŒ˜—Ě’Œ-
˜œȱŽ—›Žȱ›Žœ’Ž—Žœȱ¢ȱžŽÛ˜œȱŽȱ’Ž››ŠœȱšžŽȱœà•˜ȱŒŽœŠ›ÇŠ—ȱŒžŠ—˜ȱŸŠ›’ŠœȱŠ–’•’ŠœǰȱŠ—ŽȱŽ•ȱŽ–˜›ȱŽȱœŽ›ȱ
expulsadas del paraje que ocupaban, deciden invocar la protección de las pinturas para poder seguir
viviendo donde siempre lo habían hecho. Cuestión que tendría un impacto directo no sólo sobre el
ŠęŠ—£Š–’Ž—˜ȱŽȱŽœŠœȱ™›¤Œ’ŒŠœǰȱœ’—˜ȱž—Š–Ž—Š•–Ž—Žȱœ˜‹›Žȱ•Šȱ™˜œ’‹’•’ŠȱŽȱŒ˜—œŽ›ŸŠ›ȱ™˜›ȱž—ȱ
’Ž–™˜ȱ –¤œȱ ŽŽ›–’—ŠŠœȱ Žœ›ŠŽ’Šœȱ Žȱ ›Ž™›˜žŒŒ’à—ȱ œ˜Œ’Š•ǯȱ œ›ŠŽ’Šœȱ šžŽȱ ’—Ÿ˜•žŒ›Š‹Š—ȱ ŽœŽȱ
Œ’Ž›˜œȱŽ›ŽŒ‘˜œȱ¢ȱ˜‹•’ŠŒ’˜—ŽœȱžŽ›Ž–Ž—ŽȱŽ—›Š’£Š˜œȱŽ—ȱ•Š£˜œȱŽȱ™Š›Ž—ŽœŒ˜ȱȬŒ˜–˜ȱ•˜ȱ›Ž•Š’Ÿ˜ȱŠȱ
compartir pasturas y vientres- hasta un complejo régimen de intercambios basados en un sistema de
Œ˜–™›˜–’œ˜œȱŒž¢Šȱ–Ž¤˜›Šȱ™Ž›ŽŒŠȱŽ—ȱ·›–’—˜œȱŽȱŒ˜››Žœ™˜—Ž—Œ’Šœȱꗊ•’£Š‹Šȱ™•Šœ–¤—˜œŽȱŽ—ȱ•Šȱ
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relación que estos hombres y mujeres mantenían con lo representado en la roca.ŗŚ
CONFORMACIÓN Y
DESARROLLO DE LA
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. LOS ESPACIOS INSTITUCIONALES Y SUS RELACIONES
Objetos, problemas y espacios
Ž›˜ȱ Ž•ȱ –žœŽ˜ȱ —˜ȱ ˜›ŽŒÇŠȱ œ˜•Š–Ž—Žȱ Žœ˜ǯȱ ›ŠŒ’Šœȱ Šȱ —žŽœ›Šȱ •Š‹˜›ȱ Š••Çȱ ™ž’–˜œȱ Œ˜—˜ŒŽ›ȱ ™Ž›œ˜-
antropológicos en perspectiva —Š•–Ž—ŽȱŠȱꐞ›ŠœȱŽȱ•ŠȱŠ›šžŽ˜•˜ÇŠȱŒ˜–˜ȱ žŠ—ȱŒ‘˜‹’—Ž›ȱ˜ȱ•‹Ž›˜ȱŽ¡ȱ ˜—£¤•Ž£ǰȱ¢ȱŠœ’–’œ–˜ȱŠȱ
histórica. Ž—à›Š˜œȱŒ˜–˜ȱ Ž‘Š—ȱŽ••Š›ǯ
’ȱœŽȱ–Ž—Œ’˜—Šȱœžȱ—˜–‹›Žǰȱ•˜ȱšžŽȱœžŽ•ŽȱœŠ•’›ȱŠȱŒ˜•ŠŒ’à—ȱŽœȱšžŽȱŽ—ȱŠ•ø—ȱ–˜–Ž—˜ȱžŽȱ’›ŽŒ˜›ȱŽ•ȱ
žœŽ˜ȱ—˜›¤ęŒ˜ȱŽȱžŽ—˜œȱ’›Žœǰȱ™›˜Žœ˜›ȱŽȱ—˜•˜ÇŠȱ–Ž›’ŒŠ—Šȱ¢ȱ’Ž–‹›˜ȱŽȱ•ŠȱŒŠŽ–’ŠȱŽȱ
’Ž—Œ’ŠœȱŽȱ›Š—Œ’Šǰȱ™Ž›˜ȱŠšžÇȱœŽȱ•ŽȱŒ˜—œ’Ž›Š›¤ȱ–¤œȱ‹’Ž—ȱ™˜›ȱ˜›Šœȱ›Š£˜—Žœǯ
Sus primeros contactos con la carrera de antropología en Salta estuvieron motivados por su sa-
En torno a la memoria y el olvido.
bido interés en torno a la situación de las poblaciones de origen andino en la región, dado que tenía
Sobre el diálogo entre perspectivas
en ya vistas la publicación de lo que después aparecería bajo el título de El hombre y los AndesȱǻŗşŞŗǼǰȱ
teóricas en los primeros años de la
¢ȱŽœ™ŽŒž•Š‹ŠȱŒ˜—ȱ•Šȱ™˜œ’‹’•’ŠȱŽȱ’—Œ•ž’›ȱž—ȱŠ™·—’ŒŽȱ›ŽŽ›’˜ȱŠȱž—ŠȱœŽ›’ŽȱŽȱà™’Œ˜œȱ•˜ŒŠ•ŽœDzȱ•˜ȱŒžŠ•ȱ
antropología salteña.
ꗊ•–Ž—Žȱ—˜ȱ˜Œž››’àǯ
La segunda oportunidad, ya cerrada la institución de la calle Alvarado, se daría a través una cáte-
dra que lo invitaría a hablar sobre aquellos temas que hicieron a sus viajes por Paraguay, Perú, Brasil
y el altiplano boliviano, y que Vellard en determinado momento decidió concentrar únicamente en
ž—ŠȱŽ¡™Ž›’Ž—Œ’ŠDZȱ•ŠȱšžŽȱŽ—ȱ•Šȱ·ŒŠŠȱŽȱ•˜œȱȂřŖȱ•˜ȱ‘Š‹ÇŠȱ••ŽŸŠ˜ȱŠȱœŽ›ȱŽ•ȱŒ˜–™ŠÛŽ›˜ȱŽȱŸ’Š“ŽœȱŽȱ•ŠžŽȱ
·Ÿ’Ȭ›ŠžœœǰȱŽȱœžȱŽœ™˜œŠȱ’—Šȱ¢ȱŽȱž—˜ȱŽȱ•˜œȱž—Š˜›ŽœȱŽȱ•Šȱœœ˜Œ’Š³¨˜ȱ›Šœ’•Ž’›ŠȱŽȱ—›˜™˜-
José Miguel Naharro •˜’Šǰȱž’£ȱŽȱŠœ›˜ȱŠ›ÇŠǯ
Docente e investigador en la Universidad ž—’˜ȱŠœÇȱŽȱꕖŠŒ’˜—Žœȱ¢ȱ˜˜›ŠÇŠœȱšžŽȱ–¤œȱŠ›ŽȱŽ“Š›ÇŠȱŠšžÇǰȱœŽȱœŽ›Ÿ’›ÇŠȱŽȱ•ŠȱŒž›’˜œ’Šȱ
Nacional de Salta de sus jóvenes escuchas para volver a traer a colación ciertos temas teóricos que no se habían tratado
josenaharro@gmail.com ŽœŽȱ•˜œȱ’—’Œ’˜œȱŽȱ•ŠȱŒŠ››Ž›Šǰȱ¢ȱšžŽȱꗊ•–Ž—Žȱ••ŽŸŠ›ÇŠȱŠȱ•˜œȱŠœ’œŽ—ŽœȱŠȱ’—Ž››˜Š›ȱ–¤œȱœ˜‹›ŽȱŽ•ȱ™Š›-
ticular que sobre cualquier otro asunto; incluidas las contribuciones del propio Vellard.

ŗŚ Si bien las primeras noticias sobre la existencia de grabados y pinturas en esta área se remontan a principios del siglo XX
¢ȱœŽȱŠœ˜Œ’Š—ȱŠȱ—˜–‹›ŽœȱŒ˜–˜ȱ•˜œȱŽȱ›’Œȱ˜–Š—ȱ¢ȱ žŠ—ȱŠž’œŠȱ–‹›˜œŽĴ’ǰȱœžȱ•˜ŒŠ•’£ŠŒ’à—ȱ™›ŽŒ’œŠȱŽ—ȱŠ•ž—ŠœȱŒ’›Œž—œŠ—Œ’Šœȱ
›ŽŒ’·—ȱŽ—›ÇŠȱ•žŠ›ȱŠȱ–Ž’Š˜œȱŽȱ•Šȱ·ŒŠŠȱŽ•ȱœŽœŽ—Šǯȱ—›Žȱ˜›Šœȱ›Š£˜—Žœǰȱ™˜›šžŽȱ•ŠȱŽ—ŽȱŽȱ•Šȱ£˜—Šȱ•ŠœȱŒ˜—œ’Ž›Š‹Šȱ—˜ȱ
solamente “propias” sino además su vínculo más importante con quienes antes que ellos habían habitado esas tierras, y en tal
ŒŠ›¤ŒŽ›ȱ™›ŽŽ›ÇŠȱ™›ŽœŽ›ŸŠ›•ŠœȱŽȱ•Šȱ–’›ŠŠȱŽȱ•˜œȱŽ¡›ŠÛ˜œȱ–Ž’Š—ŽȱŽ•ȱœ’•Ž—Œ’˜ǯȱŽŒŽ•˜ȱ–¤œȱšžŽȱ“žœ’ęŒŠ‹•Žȱœ’ȱœŽȱ’Ž—ŽȱŽ—ȱŒ˜—-
sideración que poco más de dos décadas después de haber sido relevadas para aumentar los activos del patrimonio cultural
provincial, y no mucho tiempo después incluidas también como un recurso turístico, las prácticas a las que acabamos de aludir
ŽœŠ™Š›ŽŒŽ›ÇŠ—ȱŒŠ••ŠŠȱ¢ȱ™Šž•Š’—Š–Ž—Žȱ‘ŠœŠȱŽ¡’—ž’›œŽȱ™˜›ȱŒ˜–™•Ž˜ǰȱŽ“Š—˜ȱŠœÇȱŠ‹’Ž›˜œȱ–žŒ‘˜œȱ’—Ž››˜Š—Žœǯȱ—›ŽȱŽ••˜œǰȱ
•˜œȱŽȱœžœȱ—Ž¡˜œȱ–¤œȱ™›˜ž—˜œȱŒ˜—ȱ˜›ŠœȱŒ›ŽŽ—Œ’Šœǯ
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Considerado en retrospectiva, hoy nos asalta la duda en torno a si su intención no hubiera sido
ésta desde un principio, ya que si bien con tono diplomático de todas maneras era bastante crítico
CONFORMACIÓN Y respecto de las posturas que por aquel entonces pretendían hegemonizar la disciplina dentro de la
DESARROLLO DE LA Ž™ø‹•’ŒŠȱ›Ž—’—Šǯ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. Žȱ‘Š‹Ž›ȱœ’˜ȱŠœÇǰȱšž’£¤œȱ•˜ȱø—’Œ˜ȱšžŽȱ—˜ȱ™›ŽŸ’àȱžŽȱšžŽȱœžȱŠ–ŠȱŽȱ—Šž›Š•’œŠȱ¢ȱŽœ™ŽŒ’Š•’œŠȱŽ—ȱ
ŸŽ—Ž—˜œȱ›˜™’ŒŠ•ŽœȱȮŠ–ŠȱšžŽȱ•˜ȱ™Ž›œŽžÇŠȱŽœŽȱ•Šȱ·™˜ŒŠȱŽ—ȱšžŽȱ‘Š‹ÇŠȱœ’˜ȱŠ•ž–—˜ȱŽȱŠž•ȱ’ŸŽŗśȮȱ
Objetos, problemas y espacios
•˜ȱ™›ŽŒŽŽ›ÇŠ—ǰȱ™˜›ȱ•˜ȱšžŽȱŠ•ȱꗊ•ȱœžȱŠž’Ž—Œ’ŠȱŠ™Ž—ŠœȱŠ•ŒŠ—£Š›ÇŠȱŠȱž—ŠȱŽŒŽ—ŠȱŽȱŠ•ž–—˜œDzȱ•˜œȱ™˜Œ˜œǰȱ
antropológicos en perspectiva en resumen, que o bien habían decidido obviar la aridez de ese dato tan poco prometedor, o bien
histórica. Œ˜—˜ŒÇŠ—ȱŽȱŠ—Ž–Š—˜ȱœžœȱ–˜—˜›ŠÇŠœȱœ˜‹›Žȱ•˜œȱž›žœȱ¢ȱ•˜œȱžŠ¢ŠšžÇœǯ
—ȱŒžŠ•šž’Ž›ȱŒŠœ˜ǰȱ•˜ȱšžŽȱŽȱ˜Šœȱ–Š—Ž›ŠœȱœÇȱ˜‹Ž—›ÇŠȱžŽȱ•Šȱ™˜œ’‹’•’ŠȱŽȱšžŽȱž—ȱ™Š›ȱŽȱœŠ•-
teños le asistieran en sus pesquisas sobre la realidad social vernácula, tanto en el área valliserrana
Œ˜–˜ȱŽ—ȱ•Šȱ›Ž’à—ȱŒ‘ŠšžŽÛŠǰȱž—ŠȱŒ’›Œž—œŠ—Œ’ŠȱšžŽȱ·•ȱœž™˜ȱŒ˜››Žœ™˜—Ž›ȱ˜›ŽŒ’Ž—˜ȱ’›ŽŒŒ’˜—Žœǰȱ˜ȱ
incluso sirviendo personalmente de nexo, para que estas personas pudieran después establecer con-
En torno a la memoria y el olvido.
ŠŒ˜ȱŒ˜—ȱ˜›Šœȱ’—œ’žŒ’˜—Žœȱ¢ȱ›ž™˜œȱŽȱ’—ŸŽœ’ŠŒ’à—ȱŽ—ȱž—Œ’à—ȱŽȱœžœȱ™›˜™’˜œȱ’—Ž›ŽœŽœǯ16
Sobre el diálogo entre perspectivas
•ȱŠ˜ȱ™˜›ÇŠȱ™Š›ŽŒŽ›ȱ™ž—žŠ•ȱ¢ȱŠ—ŽŒà’Œ˜ǰȱ™Ž›˜ȱŒ˜–˜ȱœŽÛŠ•¤‹Š–˜œȱ›ŽŒ’·—ǰȱ™Š›Šȱ•ŠœȱŒ˜—’Œ’˜-
teóricas en los primeros años de la
—ŽœȱšžŽȱŠ›ŠŸŽœ¤‹Š–˜œȱŽ—ȱŽœ˜œȱÇŠœȱ™˜Ž›ȱŸ˜•ŸŽ›ȱŠȱœŠŒŠ›ȱŠȱ•ž£ȱŠȱŽà›’Œ˜œȱŒ˜–˜ȱ·Ÿ’Ȭ›ŠžœœȱȮ˜ȱ‘ŠŒŽ›ȱ
antropología salteña.
‹›ŽŸŽœȱŠ•žœ’˜—ŽœȱšžŽȱ’›ŽŒŠȱ˜ȱ’—’›ŽŒŠ–Ž—ŽȱŒ˜—žŒÇŠ—ȱŠ•ȱ˜ž›’ŽžȱŽȱ›Ž•’ŠȮȱŽ›Šȱœ’—à—’–˜ȱŽȱ
rescatar algunas de las viejas discusiones con las que nos habíamos iniciado en la disciplina. Y muy
Ž—ȱ™Š›’Œž•Š›ǰȱŠšžŽ••ŠœȱšžŽȱŽ—ÇŠ—ȱšžŽȱŸŽ›ȱŒ˜—ȱ•ŠȱŽœŒžŽ•Šȱ›Š—ŒŽœŠǯ
De hecho, la institución dirigida por Osvaldo Maidana, que es la que inicialmente capitalizaría el
ŸÇ—Œž•˜ȱŒ˜—ȱ Ž‘Š—ȱŽ••Š›ǰȱœ’Ž–™›Žȱ‘Š‹ÇŠȱ–Š—’ŽœŠ˜ȱ‹žŽ—Šȱ’œ™˜œ’Œ’à—ȱ‘ŠŒ’ŠȱŽœŠȱŒ˜››’Ž—ŽǰȱŠȱ™ž—-
˜ȱŽȱšžŽȱŽ—›Žȱŗşŝśȱ¢ȱŽ•ȱ–˜–Ž—˜ȱŽȱœžȱ•Š–Ž—Š‹•Žȱ’œ˜•žŒ’à—ȱŽ—ȱ–¤œȱŽȱž—Šȱ˜™˜›ž—’Šȱ••ŽŠ›ÇŠȱŠȱ
José Miguel Naharro ˜›Š—’£Š›ȱŒž›œ˜œȱ‹›ŽŸŽœǰȱ˜ȱŠȱŸŽŒŽœȱœ’–™•Ž–Ž—ŽȱŒ‘Š›•ŠœǰȱŽ—ȱ˜ŒŠœ’˜—Žœȱ‘ŠœŠȱ’—˜›–Š•Žœǰȱ˜—ŽȱŠ•ž—Šȱ
Docente e investigador en la Universidad ŽȱœžœȱŸŽ›’Ž—Žœȱ™ž’Ž›Šȱ™˜—Ž›œŽȱŽȱ–Š—’ęŽœ˜ǯȱ—›ŽȱŽ••Šœǰȱ™˜›ȱŽ“Ž–™•˜ǰȱž—ŠȱšžŽȱ˜›ŽŒ’Ž›ŠȱŽ¡ȱ ˜—-
Nacional de Salta £¤•Ž£ȱŠȱ™›˜™àœ’˜ȱŽȱž—Šȱ˜‹›Šȱ™ž‹•’ŒŠŠȱ™˜›ȱ·•ȱŽ—ȱŗşŝŚDZȱArte, estructura y arqueología, donde aparte
josenaharro@gmail.com ŽȱŸ˜•ŸŽ›ȱŠȱ›ŽŒ˜—˜ŒŽ›ȱ•Šœȱ’—ĚžŽ—Œ’Šœȱ›ŽŒ’‹’ŠœȱŠȱ›ŠŸ·œȱŽȱAnthropologie Structurale se evidenciaban
colateralmente también las debidas a Leroi-Gourhanŗŝ. Gesto con el que González devolvía la opor-
tunidad que se le había dado de tomar algunas instantáneas de piezas albergadas en la Universidad
Nacional de Salta para ilustrar en su libro casos de anatropismo.ŗŞ

ŗśȱ •ȱ›Žœ™ŽŒ˜ȱ™žŽŽȱŒ˜—œž•Š›œŽȱ™ǯŽǯȱŽ›‘˜•ŽǰȱŘŖŖśǰȱ™™ǯȱŗŖŞȱ¢ȱŗŖşǯ
16 Particularmente con el Collège de France y el Museu Nacional da Quinta da Boa Vista en Brasil.
ŗŝȱ —ĚžŽ—Œ’ŠœǰȱŽœŠœȱø•’–ŠœǰȱšžŽȱ·•ȱ•Š–Ž—Š›ÇŠȱ‘Š‹Ž›ȱ–Ž—˜œ™›ŽŒ’Š˜ȱŽ—ȱŽ•ȱŽ¡˜ȱ™›’–’Ž—’˜ǯ
ŗŞȱ Šȱ–¤œȱ’—Ž›ŽœŠ—ŽȱŽȱ˜ŠœȱŠ™Š›ŽŒŽȱ˜˜›ŠęŠŠȱŽ—ȱ•Šȱ™¤’—ŠȱŜřȱŽȱ•ŠȱŽ’Œ’à—ȱ˜›’’—Š•ǰȱ–’œ–ŠȱšžŽȱœŽȱ–Ž—Œ’˜—ŠȱŒ˜–˜ȱ
procedente del Museo de Ciencias Naturales de SaltaǯȱŽȱ›ŠŠȱŽȱž—ȱ‘˜›—’••˜ȱŽȱ™’™Šȱ‘ŽŒ‘˜ȱŽ—ȱŒŽ›¤–’ŒŠȱ™›˜ŒŽŽ—ŽȱŽȱ—˜ŠŠœŠȱ
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014
31
Ž›˜ȱŽŒ’›ȱšžŽȱ‘Š‹ÇŠȱ‹žŽ—Šȱ’œ™˜œ’Œ’à—ȱ—˜ȱœ’—’ęŒŠȱšžŽȱ—˜ȱ‘ž‹’ŽœŽȱ™˜œž›Šœȱ™›˜™’Šœȱ›Žœ™ŽŒ˜ȱ
Šȱ Œà–˜ȱ Œ˜—ŒŽ‹’›ȱ Ž•ȱ ŒŠ–™˜ȱ ¢ȱ •˜œȱ ꗎœȱ Ž—Ž›Š•Žœȱ Žȱ •Šȱ Š—›˜™˜•˜ÇŠǯȱ ’œŒÇ™ž•˜ȱ Ž—ȱ œžȱ –˜–Ž—˜ȱ Žȱ
CONFORMACIÓN Y —˜—’˜ȱ Ž››Š—˜ǰȱ ¢ȱ ‘Ž›ŽŽ›˜ȱ Žȱ ž—Šȱ ›Š’Œ’à—ȱ šžŽȱ •˜ŒŠ•–Ž—Žȱ œŽȱ ™›ŽŒ’Š‹Šȱ ›Ž–˜—Š›ȱ ‘ŠœŠȱ•›Žȱ
DESARROLLO DE LA Metraux19, quienes conocieron a Maidana saben que más allá de cualquier vinculación académica u
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. ˜›’Ž—ŠŒ’à—ȱ›ŽĚŽ¡’ŸŠȱ“Š–¤œȱ›Ž—ž—Œ’àȱŠȱœžœȱ˜›ÇŽ—Žœǰȱ¢ȱšžŽȱœ’ȱŠ•˜ȱ›ŽŠ•–Ž—Žȱœ’—àȱœžȱŸ’Šȱ¢ȱœžœȱ’—Ž-
›ŽœŽœȱžŽȱŽœŽȱŒ˜–™›˜–’œ˜ȱœ’—ŒŽ›˜ȱ¢ȱ™Ž›–Š—Ž—Žȱ™Š›ŠȱŒ˜—ȱŠšžŽ••ŠœȱŽ¡™›Žœ’˜—ŽœȱŒž•ž›Š•ŽœȱŽȱ•ŠœȱšžŽȱ
Objetos, problemas y espacios
·•ȱ–’œ–˜ȱ˜›–Š‹Šȱ™Š›Žǯ
antropológicos en perspectiva
Š‹ÇŠȱŒ˜–Ž—£Š˜ȱŽ—ȱŗşśŞȱŽ—ȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŠŒ’˜—Š•ȱŽȱžŒž–¤—ŘŖ, y bajo su guía recorrimos
histórica. durante un par de años buena parte de las provincias de Salta y Jujuy. Aunque tarde, nuestra casa
›ŽŒ’·—ȱ‹žœŒŠ›ÇŠȱ›Ž’–’›ȱŸ’Ž“˜œȱŽ››˜›ŽœȱȬ˜ȱšž’£¤œȱ‘ŠŒŽ›ȱŽ¡™’›Š›ȱŠ—’žŠœȱŒž•™ŠœȬȱ—˜–‹›¤—˜•˜ȱ›˜Žœ˜›ȱ
Honorario una década atrás.

En torno a la memoria y el olvido.


Sobre el diálogo entre perspectivas
MIRANDO HACIA ATRÁS: CUANDO LA MEMORIA SE DISIPA EN UN NUEVO
teóricas en los primeros años de la
CONTEXTO
antropología salteña.
Š›Šȱ•˜œȱŠÛ˜œȱȁŝŞȱ¢ȱȁŝşǰȱŠȱ–Ž’ŠȱšžŽȱšžŽŠ‹Š—ȱŒŠŠȱŸŽ£ȱ–Ž—˜œȱŠ•ž–—˜œȱŽ—ȱ•ŠȱŒŠ››Ž›Šǰȱ¢ȱŽ‹’˜ȱ
a que determinadas materias ya no se volverían a dictar, la universidad volvió a prescindir de los
servicios de determinados docentes hasta quedar con una planta mínima. Por ese entonces también
algunos de nosotros logramos egresar, a veces habiendo perdido durante la elaboración de nuestra
Žœ’œȱ–¤œȱŽȱž—ȱ’›ŽŒ˜›ǰȱ™Ž›˜ȱŒ˜—ȱ•ŠȱꛖŽȱŒ˜—Ÿ’ŒŒ’à—ȱŽȱšžŽȱŽ—ȱ•Šȱ–Ž’ŠȱŽȱ•˜ȱ™˜œ’‹•Žǰȱ¢ȱ˜–Š—˜ȱ
José Miguel Naharro como ejemplo nuestro propio trabajo en el medio, en algún momento se pudiera convencer a las au-
Docente e investigador en la Universidad toridades académicas respecto a revertir la decisión que había conducido al cierre de la carrera.
Nacional de Salta œ˜ȱ••ŽŸàǰȱŽ—›Žȱ˜›Šœȱ›Š£˜—ŽœǰȱŠȱšžŽȱŠȱ™›’—Œ’™’˜œȱŽȱ•Šȱ·ŒŠŠȱœ’ž’Ž—ŽȱŠ•ž—˜œȱŽȱ—˜œ˜›˜œȱ—˜œȱ
josenaharro@gmail.com organizáramos en la Asociación Salteña de Antropólogos, instancia que desde su nacimiento bogó por
este cometido, mismo que recién se alcanzaría a poco de volver la democracia cuando en septiembre

Žȱ•Šȱ’Ž››Šǯȱȱ™Š›’›ȱŽȱŗşŝřȱ’Œ‘Šȱ™’Ž£Šȱ™ŠœŠ›¤ȱŠȱ˜›–Š›ȱ™Š›ŽȱŽȱ•ŠœȱŒ˜•ŽŒŒ’˜—ŽœȱŽ•ȱMuseo de Arqueología y Folklore (antes De-


partamento de AntropologíaȱŽ•ȱžœŽ˜ȱŽȱ’Ž—Œ’ŠœȱŠž›Š•ŽœǼȱ¢ȱŽœ™ž·œǰȱŽœŽȱŗşŝŜǰȱŽ•ȱMuseo de Antropología. Al respecto, ver
Žœ˜•žŒ’˜—ŽœȱŚŘŜȦŝřȱ¢ȱŘŞŘȬ ȬŝŜǯ
19ȱ ȱ˜›–Š˜ȱŽ—ȱž›˜™ŠȱŽ—›Žȱ˜›˜œȱ™˜›ȱ›•Š—ȱ˜›Ž—œ”’㕍ǰȱŽ›Šž¡ȱžŽȱŒ˜—›ŠŠ˜ȱŽ—ȱŗşŘŞȱ™Š›Šȱ’›’’›ȱŽ•ȱ —œ’ž˜ȱŽȱ
—˜•˜ÇŠȱ¢ȱŽ•ȱžœŽ˜ȱ—˜›¤ęŒ˜ȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŠŒ’˜—Š•ȱŽȱžŒž–¤—ǰȱŽœ™›Ž—’–’Ž—˜ȱŽȱ•˜œȱŒžŠ•ŽœȱœŽ›ÇŠȱŽ•ȱŽ™Š›Š–Ž—˜ȱ
de Antropología en el Museo de Ciencias Naturales de Salta.
ŘŖȱ —ȱ›ŽŠ•’Šȱ›ŽœȱŠÛ˜œȱŠ—Žœǰȱœ’ȱœŽȱŒ˜—œ’Ž›ŠȱšžŽȱŽ—›Žȱŗşśśȱ¢ȱŗşśŝȱ›Š‹Š“àȱŠ–‹’·—ȱŒ˜—ȱŽ•ȱ›ǯȱžŠ›˜ȱŠœŠ—˜ŸŠȱ¢ȱŒ˜—ȱŽ•ȱ
›ǯȱŠ•ŸŠ˜›ȱŠ—Š•œȱ›ŠžȱŒ˜–˜ȱȃŒ˜—œŽ›ŸŠ˜›ȄȱŽ—ȱŽ•ȱžœŽ˜ȱŽ•ȱžŒŠ›¤ȱŽȱ’•ŒŠ›Šǯ
1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
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ANTROPOLOGÍA DEL NOA
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ŽȱŗşŞŚȱœŽȱ˜›Š—’£Šȱž—ŠȱŒ˜–’œ’à—ȱ–’¡Šǰȱ
con representantes tanto de la Asocia-
CONFORMACIÓN Y ción como de la Universidad, destinada
DESARROLLO DE LA a resolver la reapertura.Řŗ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. Poner en marcha nuevamente la ca-
››Ž›Šȱ—˜ȱžŽȱ¤Œ’•ǰȱ™Ž›˜ȱŽ•ȱ™›˜ŒŽœ˜ȱœŽȱŽ—-
Objetos, problemas y espacios
Œ˜—›Š‹Šȱ Ž—ŒŠ–’—Š˜ȱ ¢Šȱ ™Š›Šȱ ꗎœȱ Žȱ
antropológicos en perspectiva esa década, momento en el que algunos
histórica. pudimos volver a las aulas, pero esta
vez como docentes, tras la realización de
concursos regulares destinados a cubrir
distintos cargos.
Para quienes se iniciaban en esta
En torno a la memoria y el olvido.
—žŽŸŠȱŽŠ™Šǰȱ•Šȱ’—˜›–ŠŒ’à—ȱœ˜‹›Žȱ•Šȱ‘’œ-
Sobre el diálogo entre perspectivas
toria de la carrera en los años iniciales era
teóricas en los primeros años de la
œ’Ž–™›Žȱ ’žœŠȱ ¢ȱ ›Š–Ž—Š›’Šȱ ™˜›ȱ ž—Šȱ
antropología salteña.
razón generacional, ya que salvo conta-
das excepciones quienes comenzaban a
’—Ž›Š›ȱ Š‘˜›Šȱ •˜œȱ —žŽŸ˜œȱ œŠěȱ Žȱ Œ¤Ž-
dra habían iniciado sus estudios recién
‘ŠŒ’Šȱŗşŝśȱ˜ȱŽœ™ž·œǰȱŒ˜—ȱŽ•ȱŠ›ŠŸŠ—Žǰȱ
todavía, de que la situación se agudiza-
José Miguel Naharro ›ÇŠȱ˜ŠŸÇŠȱ–¤œȱŒ˜—ȱ•ŠȱŽœŠ™Š›’Œ’à—ȱÇœ’-
Docente e investigador en la Universidad ca de los docentes de aquella época.
Nacional de Salta ž’œȱ Š›ÇŠȱ ŠĴ’ǰȱ ȃŽ•ȱ ž–˜Ȅǰȱ Žœ-
josenaharro@gmail.com pués de emigrar a México tras su paso
por Salta todavía mantendría contactos

Řŗȱ •ȱ ’—œ›ž–Ž—˜ȱ Ž—ȱ Œ˜—Œ›Ž˜ȱ Ž›Šȱ •Šȱ Žœ˜•ž-


Œ’à—ȱǯǯȱŚŘŚȦŞŚǰȱŒž¢˜ȱ›ÇŒž•˜ȱŗǚȱŽœ’—Š‹ŠȱŒ˜–˜ȱ
miembros a las siguientes personas: por el Claus-
›˜ȱ˜ŒŽ—Žǰȱ•˜œȱ™›˜Žœ˜›ŽœȱŠ–’•˜ȱ˜Šœœ˜ȱ¢ȱ•Œ’›Šȱ
Imazio; por la Asociación Salteña de Antropólogos, Žœ˜•žŒ’à—ȱšžŽȱŠȱ•žŠ›ȱŠȱ•ŠȱŒ˜—œ’žŒ’à—ȱŽȱ•Šȱ˜–’œ’à—ȱœ™ŽŒ’Š•ȱ
los licenciados José Miguel Naharro y Nicolás Vis- šžŽȱŽ—ȱŗşŞŚȱŽ—Ž—Ž›¤ȱŽ—ȱŽ•ȱŽœž’˜ȱŽȱŠŒ’‹’•’Šȱ™Š›Šȱ•Šȱ›ŽŠ™Ž›-
ŠœDzȱ ¢ȱ ™˜›ȱ Ž•ȱ Ž—›˜ȱ q—’Œ˜ȱ Žȱ œž’Š—Žœȱ Žȱ
ž-
tura de la carrera de antropología.
–Š—’ŠŽœǰȱ•Šȱ›Šǯȱ —·œȱŽ•ȱ˜›Š•ȱ¢ȱŽ•ȱ›ǯȱ˜‹Ž›˜ȱ
Buman.
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Žœ™˜›¤’Œ˜œȱŒ˜—ȱŠ•ž—˜œȱŽȱœžœȱŸ’Ž“˜œȱŠ•ž–—˜œǰȱ™Ž›˜ȱ›Šœȱž—Šȱ™Ž—˜œŠȱŽ—Ž›–ŽŠȱŠ••ŽŒŽ›ÇŠȱŽ—ȱ Š•Š™Šȱ
Ž—ȱŽ—Ž›˜ȱŽȱŗşşŖǯȱŠ–’•˜ȱ˜Šœœ˜ǰȱšžŽȱ™Ž›–Š—ŽŒÇŠȱŠø—ȱŒ˜–˜ȱ™Š›ŽȱŽ•ȱ™•Š—Ž•ǰȱ–˜›’›ÇŠȱ’—Žœ™Ž›ŠŠ-
CONFORMACIÓN Y mente ocho años después; también durante un mes de eneroŘŘǯȱžŠ›˜ȱœ‘ž›ȱ¢ȱœŸŠ•˜ȱŠ’Š—Šǰȱ
DESARROLLO DE LA que tanto hicieron por mostrar que en arqueología la importancia de un conjunto de restos no sólo
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. ›Ž™›ŽœŽ—Šȱž—ȱ™ŠœŠ˜ȱœ’—˜ȱšžŽȱŠ–‹’·—ȱœ’—’ęŒŠȱž—ȱ™›ŽœŽ—Žǰȱ™Š›’›ÇŠ—ȱŽ—ȱŘŖŖŝȱ¢ȱŘŖŗŚǰȱ›Žœ™ŽŒ’ŸŠ-
mente.
Objetos, problemas y espacios
Con quienes no se desempeñaron directamente como docentes aquí, pero tuvieron que ver con la
antropológicos en perspectiva ‘’œ˜›’ŠȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱœŠ•ŽÛŠȱ˜Œž››’›ÇŠȱ˜›˜ȱŠ—˜ǯȱžŠ›˜ȱ›Œ‘ŽĴ’ǰȱšžŽȱ‘Š‹ÇŠȱŽ–’›Š˜ȱ¢ŠȱŽ—ȱ
histórica. ŗşŝŜǰȱŠ••ŽŒŽ›ÇŠȱŽ—ȱœ•˜ȱŽ—ȱŘŖŖśǯȱœ‘Ž›ȱ
Ž›–’ĴŽǰȱŽ—ȱ–¤œȱŽȱž—ȱœŽ—’˜ȱ•Šȱž—Š˜›ŠȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜-
logía social en la argentina, lo había hecho quince años antesŘř. Y nada más ayer, durante la segunda
–’ŠȱŽ•ȱŘŖŗřǰȱŽœŠ™Š›ŽŒŽ›ÇŠȱŠ–‹’·—ȱŽ˜™˜•˜ȱŠ›˜•˜–·ǯ
La idea basal de Halbwachs respecto a la conservación de la memoria es que a veces esta sólo se
sostiene a través redes de relaciones como la que hemos tratado de reconstruir. A medida que quie-
En torno a la memoria y el olvido.
—Žœȱ˜›–Š—ȱ™Š›ŽȱŽȱŽ••ŠœȱŽ“Š—ȱœžȱ•žŠ›ȱŠȱ˜›˜œȱŽ•ȱŒŠ™’Š•ȱ–—Ž–à—’Œ˜ȱ’Ž—ŽȱŠȱŠŒžŠ•’£Š›œŽȱŠŠ™¤—-
Sobre el diálogo entre perspectivas
˜œŽȱŠȱ•Šȱ—žŽŸŠȱœ’žŠŒ’à—ǰȱ¢ȱŽœŽȱŽœŽȱ–˜–Ž—˜ǰȱ™˜Œ˜ȱŠȱ™˜Œ˜ǰȱ•˜ȱšžŽȱŠ•ž—ŠȱŸŽ£ȱžŽȱŒ˜››ŽȱŽ•ȱ›’Žœ˜ȱŽȱ
teóricas en los primeros años de la
’œ™Ž›œŠ›œŽȱŽ—ȱŽ•ȱ—žŽŸ˜ȱŒ˜—Ž¡˜ȱ™Š›Šȱ™ŠœŠ›ȱŠȱ˜›–Š›ȱ™Š›ŽȱŽ•ȱ˜•Ÿ’˜ǯ
antropología salteña.
Hace tan sólo tres meses atrás, mientras entregábamos en el Departamento de Alumnos de nues-
›ŠȱŠŒž•ŠȱŒ˜™’ŠȱŽȱž—ȱŠŒŠȱŽȱŽ¡¤–Ž—Žœǰȱ–’Ž–‹›˜œȱŽȱ˜›Šœȱ˜œȱ–ŽœŠœȱȮ˜˜œȱŠ•ž–—˜œȱ—žŽœ›˜œȱ
Š••¤ȱ™˜›ȱ•˜œȱȂşŖȮȱœŽȱŠŒŽ›ŒŠ›˜—ȱŠȱœŠ•žŠ›ǰȱ›Žę›’Ž—˜ȱŠȱšžŽȱŽ—ȱ•ŠȱŠŒžŠ•’Šȱœà•˜ȱšžŽ¤‹Š–˜œȱ›Žœȱ™Ž›-
œ˜—ŠœǰȱšžŽȱ‹Š“˜ȱŽ•ȱŒŠ•’ęŒŠ’Ÿ˜ȱŽȱȃ‘’œà›’Œ˜œȄǰȱ™žŽŽ—ȱŠ›ȱŒžŽ—ŠȱŽȱ•˜ȱ˜Œž››’˜ȱŽ—›Žȱŗşŝřȱ¢ȱŗşŝśǯȱ
Pensando en eso, y también en Halbwachs, es que decidimos que quizás haya llegado el momento
Žȱ꓊›ȱŽœ˜œȱ›ŽŒžŽ›˜œȱ™˜›ȱ˜›˜ȱ–Ž’˜DZȱŽ•ȱšžŽȱŒ˜—ŒŽŽȱ•ŠȱŽœŒ›’ž›ŠǰȱŠ˜ȱšžŽȱȮŒ˜–˜ȱŽŒÇŠ–˜œȱŽ—ȱž—ȱ
José Miguel Naharro ™›’—Œ’™’˜Ȯȱœ’ȱ•Šœȱ™Š•Š‹›Šœȱ¢ȱ•˜œȱ™Ž—œŠ–’Ž—˜œȱœŽȱŽœŸŠ—ŽŒŽ—ǰȱ•˜œȱŽœŒ›’˜œȱšžŽŠ—ǯ
Docente e investigador en la Universidad
Nacional de Salta
josenaharro@gmail.com

ŘŘȱ —ȱŘŚȱŽȱŽ—Ž›˜ȱŽȱŗşşŞǯ
Řřȱ ž›’àȱŽ—ȱœžȱŽ™Š›Š–Ž—˜ȱŽ•ȱ‹Š››’˜ȱ™˜›ŽÛ˜ȱŽȱŠ•Ž›–˜ȱŠȱ•ŠȱŽŠȱŽȱŜşȱŠÛ˜œǰȱŽ—ȱ“ž•’˜ȱŽȱŗşşŖǯ
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BIBLIOGRAFÍA
CONFORMACIÓN Y • ȱǻŗşŞŚǼȱEstudio Socio-Económico y Cultural de Salta.ȱřȱŸ˜•œǯǰȱŠ•ŠDZȱ˜—œŽ“˜ȱŽȱ —ŸŽœ’Š-
DESARROLLO DE LA ción, Universidad Nacional de Salta.
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. • ǰȱŠ‹•˜ȱǻŘŖŖŞǼȱȃ
˜–Ž—Š“ŽȱŠȱž—ȱž—Š˜›DZȱžŠ›˜ȱ›Œ‘ŽĴ’Ȅǯȱ—DZȱHorizontes An-
tropológicosǰȱ˜›˜ȱ•Ž›ŽǰȱŠÛ˜ȱŗŚǰȱ—ǚȱřŖǰȱ™™ǯȱŘśśȬŘśŝǯ
Objetos, problemas y espacios
• 
 ǰȱžŠ›˜ȱǯȱǻŗşŝŚǼȱȃ›ŽœŽ—ŠŒ’à—Ȅǯȱ—DZȱChayanov, La organización de la unidad eco-
antropológicos en perspectiva nómica campesina.ȱœǯȱœǯDZȱžŽŸŠȱ’œ’à—ǰȱ™™ǯȱŝȱŠȱŘŗǯ
histórica. • 
 ǰȱ žŠ›˜ȱ ǯȱ ¢ȱ ›’œ’ȱ——Žȱ [ȱ ǻŗşŝśǼȱ Explotación familiar y acumulación de
capital en el campo argentino. Bs. As.: Siglo veintiuno editores.
• 
 ǰȱžŠ›˜ȱǯȱǻŗşŝŝǼȱȃŠȱ‘Ž›Ž—Œ’ŠȱŽ—›Žȱ•˜œȱŒ˜•˜—˜œȱŽ•ȱ—˜›ŽȱŽȱŠ—ŠȱŽȄǯȱ—DZȱ
Ž›-
–’ĴŽǰȱœ‘Ž›ȱ¢ȱŽ˜™˜•˜ȱ ǯȱŠ›˜•˜–·ȱǻŒ˜–™œǯǼǰȱProcesos de articulación social. Bs. As.: Amorrortu
Ž’˜›Žœǰȱ™™ǯȱŗŝŗȱŠȱŗşśǯ
En torno a la memoria y el olvido.
• 
ǰȱžŠ›˜ȱǯȱǭȱŽ››¢ȱ
ȱǻŘŖŖŚǼȱLa crisis del agua en Salta: Entre la sequía y la inun-
Sobre el diálogo entre perspectivas
dación.ȱŽ—Ž›ȱ˜›ȱŠ’—ȱ–Ž›’ŒŠ—ȱŠ—ȱŠ›’‹‹ŽŠ—ȱž’Žœǰȱ’Œ‘’Š—ȱŠŽȱ—’ŸŽ›œ’¢ǯ
teóricas en los primeros años de la
• 1ǰȱŽ˜™˜•˜ȱǻŗşŝŚŠǼȱȃ‘ŽȱŒ˜•˜—˜œȱ˜ȱ™àœ˜•ŽœDZȱŠŠ™’ŸŽȱœ›ŠŽ¢ȱŠ—ȱŽ‘—’Œ’¢ȱ
antropología salteña.
’—ȱŠȱ˜•’œ‘Ȭ”›Š—’Š—ȱœŽĴ•Ž–Ž—ȱ’—ȱ—˜›‘ŽŠœȱ›Ž—’—ŠȄǰȱŽœ’œȱŽȱ˜Œ˜›Š˜ȱŽ—ȱ—›˜™˜•˜ÇŠǰȱ
Š’œ˜—ȱǻ’œǯǼǰȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŽȱ’œŒ˜—œ’—ǯ
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŚ‹ǼȱSistemas de actividad y estrategias adaptativas en la articulación
regional y nacional de colonias agrícolas étnicas: el caso de Apóstoles (Misiones).ȱ˜œŠŠœDZȱŠŒž•Šȱ
de Humanidades y Ciencias Sociales.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŞŝǼȱȃŠ—˜›Š–Šȱ¢ȱ™Ž›œ™ŽŒ’ŸŠœȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱœ˜Œ’Š•ȱŽ—ȱ•Šȱ›-
José Miguel Naharro gentina”. Desarrollo EconómicoǰȱŘŘȱǻŞŝǼǯ
Docente e investigador en la Universidad • 1ǰȱ’žŽ•ȱ•‹Ž›˜ȱǻŘŖŖŝǼȱǻŘŖŖŘǼȱLibrar el camino: Relatos sobre antropología y alteri-
Nacional de Salta dad.ȱœǯȱœǯDZȱ’˜›’Š•ȱ—›˜™˜Š’Šǯ
josenaharro@gmail.com • 
ǰȱŽ—’œȱǻŘŖŖśǼȱǻŘŖŖřǼȱClaude Lévi-Strauss. Publicacions de la Universitat de València.
•  ǰȱŠ—’Š˜ȱǯȱǻŗşŝŘǼȱInvestigación sociocultural en una cooperativa agropecuaria de trabajo.
Š–Š’••¤ȱǻžŒž–¤—ǼDZȱ —œ’ž˜ȱŠŒ’˜—Š•ȱŽȱŽŒ—˜•˜ÇŠȱ›˜™ŽŒžŠ›’Šǯ
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŚǼȱȃ —ŸŽœ’ŠŒ’à—ȱ¢ȱŽ¡Ž—œ’à—ȱŽ—ȱž—ȱ¤›ŽŠȱŽȱ–’—’ž—’˜ȱŽ—ȱŽ•ȱŽ™Š›-
Š–Ž—˜ȱ˜—Ž›˜œǰȱ›˜Ÿ’—Œ’ŠȱŽȱžŒž–¤—ȄǯȱŽŒŠ—˜›ŠęŠ˜ǯ
• ǰȱŠ–’•˜ȱǯȱǻŗşŝşǼȱȃ’Ž—Œ’Šȱœ˜Œ’Š•ȱ¢ȱ’–Ž—œ’à—ȱŽ–™Ç›’ŒŠȱŽ•ȱŒ˜—˜Œ’–’Ž—˜Ȅǯȱ—DZȱSocio-
lógica, Revista Argentina de Ciencias Socialesǰȱ¡ŒŽ›™Šȱ—ķȱŘȬřǯ
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŞŖǼ El estructuralismo funcional de Parsons. žŽ—˜œȱ’›ŽœDZȱŽ›’Žȱœž’˜œȱ
y Discusiones del Instituto de Ciencias Sociales (ICIS).
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱ ǻŗşşŘǼȱ ȃ’–˜•˜ÇŠœȱ š‘ºœ‘ Šœȱ Žȱ ž›Šœ’Šȱ Šȱ •˜œȱ—Žœȱ Ž—›Š•ŽœȄǯȱ —DZȱ
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Cuadernos del GREDESȱ—ǚȱŗřǰȱ ›ž™˜ȱŽȱœž’˜œȱ˜Œ’˜ȬŽ–˜›¤ęŒ˜œǰȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŠŒ’˜—Š•ȱ
de Salta.
CONFORMACIÓN Y •  ȱǰȱ ž’••Ž›–˜ȱǻŗşŞŘǼ México profundo: una civilización negada.ȱ·¡’Œ˜DZȱ’˜-
DESARROLLO DE LA rial Grijalbo.
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. • X ǰȱŠ›ŒŽ•˜ȱǻŗşŝŜǼ Etnología y fenomenología. Ideas acerca de una hermenéutica del extra-
ñamiento.ȱœǯȱœǯDZȱ’Œ’˜—ŽœȱŽ›ŸŠ—Žœǯ
Objetos, problemas y espacios
•  ǰȱ’Ž››ŽȱǻŗşśŞǼ Sociologie de l’Algérie.ȱŠ›’œDZȱ›ŽœœŽœȱž—’ŸŽ›œ’Š’›ŽœȱŽȱ›Š—ŒŽǯ
antropológicos en perspectiva ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŘǼȱȃŽœȱœ›Š·’Žœȱ–Š›’–˜—’Š•ŽœȱŠ—œȱ•Žȱœ¢œ¸–ŽȱŽȱ›Ž™›˜žŒ’˜—ȄǰȱAn-
histórica. nalesǰȱŠÛ˜ȱŘŝǰȱ—ǚȱŚŗśǯ
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŞŖǼȱLe sens pratique.ȱŠ›’œDZȱŽœȱ’’˜—œȱŽȱ’—ž’ǯ
•  ȱŽ•ȱ¢–™˜œ’ž–ȱŽȱ—›˜™˜•˜ÇŠȱ›ŽŠ•’£Š˜ȱŽ—ȱŠ•Šȱ•˜œȱÇŠœȱŗşȱŠȱŘŘȱŽȱ“ž•’˜ȱ
Žȱŗşŝřǯ
• ȱŽȱ•ŠȱŠȱȮȱ˜•ŽÇ—ȱꌒŠ•ȱŽȱ —Ž¡ȱŽȱŽœ˜•žŒ’˜—ŽœȱŽȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŠ-
En torno a la memoria y el olvido.
Œ’˜—Š•ȱŽȱŠ•Šȱǽ‘Ĵ™DZȦȦ‹˜ǯž—œŠǯŽžǯŠ›Ǿǯ
Sobre el diálogo entre perspectivas
• ǰȱ••’Ÿ’Ž›ȱǻŗşşŜǼȱȃ Ž‘Š—ȱ•‹Ž›ȱŽ••Š›Ȅǯȱ—DZȱBull. Inst. fr. études andinesǰȱŘśȱǻŘǼǰȱ™™ǯȱŗŜśȱŠȱŗŜŝǯ
teóricas en los primeros años de la
•  ǰȱŠ›¢ȱǻŗşşŜǼȱǻŗşŞŜǼ Cómo piensan las instituciones.ȱŠ›’DZȱ•’Š—£Šȱ’˜›’Š•ǯ
antropología salteña.
•  ǰȱŠ›˜ȱǻŘŖŖŖǼȱȃ
’œ˜›’ŠȱŽȱ•ŠȱŠ—›˜™˜•˜ÇŠȱŽ—ȱ•Šȱ›Ž—’—ŠȄǯȱ—DZȱŠ‹˜›Šǯȱǯȱ
(comp.), Problemáticas antropológicasǯȱ˜œŠ›’˜DZȱŠ‹˜›ŽȱŽ’˜›ǰȱ™™ǯȱŗŗȱŠȱŚřǯ
•  ǰȱž’œȱŠ›ÇŠȱǻŗşŝŗǼȱȃŠȱ—˜Œ’à—ȱŽȱŽ¡ŒŽŽ—ŽȱŽŒ˜—à–’Œ˜ȄǯȱǘȱŽȱ Š—Ž’›˜ǯȱŽŒŠ—˜›ŠęŠ˜ǯ
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝśǼȱȃ•Š—ŠŒ’à—ǰȱŒŠ–™Žœ’—Š˜ȱ¢ȱ–Š—žŠŒž›ŠDZȱž—ȱŒŠœ˜ȱŽȱŠ—¤•’œ’œȱ’ŠŒ›à-
—’Œ˜ȱŽȱ•ŠȱŠ›’Œž•ŠŒ’à—ȱŽȱŒ•ŠœŽœȱŽ—ȱŽ•ȱ˜›˜ŽœŽȱŠ›Ž—’—˜Ȅǯȱ›Š‹Š“˜ȱ™›Ž™Š›Š˜ȱ™Š›Šȱ•ŠȱŘĶȱŽ-
unión del Grupo de Trabajo sobre Procesos de Articulación Social organizada por el Consejo
José Miguel Naharro Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
Docente e investigador en la Universidad ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŞŜǼ Los pescadores de México: la vida en un lance.ȱ·¡’Œ˜DZȱ ǰȱžŠŽ›-
Nacional de Salta —˜œȱŽȱ•ŠȱŠœŠȱ‘ŠŠǰȱ—ǚȱŗŗŖǯ
josenaharro@gmail.com ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻœȦǼȱȃ˜ŠœȱŽȱŒŠ–™˜ȱŽȱž—ȱŠ—›˜™à•˜˜Ȅǯȱ—DZȱCiudad Virtual de Antropolo-
gía y Arqueologíaȱǽ‘Ĵ™DZȦȦ   ǯ—Š¢Šǯ˜›ǯŠ›ȦŠ›’Œž•˜œȦŠ•ŽŠǯ‘–Ǿǯ
• ǰȱ•‹Ž›˜ȱŽ¡ȱǻŗşŝŚǼ Arte, estructura y arqueología. Bs. As.: Nueva Visión.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŞśǼȱȃ’—ŒžŽ—ŠȱŠÛ˜œȱŽȱŠ›šžŽ˜•˜ÇŠȱŽ•ȱ—˜›˜ŽœŽȱŠ›Ž—’—˜ȱǻŗşřŖȬ
ŗşŞŖǼDZȱŠ™ž—ŽœȱŽȱž—ȱŒŠœ’ȱŽœ’˜ȱ¢ȱŠ•˜ȱŽȱ™›˜Š˜—’œŠȄǯȱAmerican AntiquityǰȱŸ˜•ǯȱśŖǰȱǚȱřǯ
• ǰȱ˜œŠ—ŠȱǻŘŖŖśǼȱȃžŠ›˜ȱǯȱ›Œ‘ŽĴ’ȱǻŗşŚřȬŘŖŖśǼȄǯȱ—DZȱIntersecciones en Antropologíaǰȱ—ǚȱ
ŜǰȱŠŒž•ŠȱŽȱ’Ž—Œ’Šœȱ˜Œ’Š•ŽœȱȮȱǰȱ™™ǯȱřȱŠȱśǯ
•

ǰȱŠž›’ŒŽȱǻŗşŜŝǼȱǻŗşśŖǼȱLa mémoire collective. Paris: Les Presses Universitaires de
›Š—ŒŽǯ
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŘŖŖŚǼȱǻŗşŘśǼȱLos marcos sociales de la memoria.ȱŠ›ŒŽ•˜—ŠDZȱ’˜›’Š•ȱ—‘›˜™˜œǯ
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•
 ǰȱœ‘Ž›ȱǻŗşŜŞǼȱǻŗşŜŘǼȱȃŠȱ–˜Ÿ’•’Šȱœ˜Œ’Š•ȱŽ—ȱž—ŠȱŒ˜–ž—’Šȱ‹’Œž•ž›Š•Ȅǯȱ—DZȱRe-
vista Latinoamericana de SociologíaȱķȱŗǰȱŽ—›˜ȱŽȱ —ŸŽœ’ŠŒ’˜—Žœȱ˜Œ’Š•Žœǰȱ —œ’ž˜ȱ˜›ŒžŠ˜ȱ
CONFORMACIÓN Y ’ȱŽ••ŠȱǽŽ›œ’à—ȱŒŠœŽ••Š—ŠȱŽDZȱ˜Œ’Š•ȱ˜‹’•’¢ȱ’—ȱŠȱ‘’Š™Šœȱ‹’Œž•ž›Š•ȱ˜ —ǰȱǯȱǯȱ’œœŽ›Š-
DESARROLLO DE LA ’˜—ǰȱŽ™Š›–Ž—ȱ˜ȱ—‘›˜™˜•˜¢ǰȱ—’ŸŽ›œ’¢ȱ˜ȱ‘’ŒŠ˜Ǿǯ
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŖǼ Poder sobrenatural y control social en un pueblo maya contemporáneo.
México: Instituto Indigenista Interamericano.
Objetos, problemas y espacios
•
 ǰȱœ‘Ž›ȱ¢ȱŽ˜™˜•˜ȱ ǯȱ1ȱǻŗşŝŝǼȱȃ —›˜žŒŒ’à—Ȅǯȱ—DZȱ˜™ǯȱŒ’ǯȱ™™ǯȱşȱŠȱŘŗǯ
antropológicos en perspectiva •
 ǰȱ œ‘Ž›ȱ ¢ȱ Š›•˜œȱ
ȱ ǻŗşŝŖǼȱ ȃǶŠ›˜—Š£˜ȱ ˜ȱ Œ˜˜™Ž›Š’Ÿ’œ–˜ǵȱ ‹œ¤Œž•˜œȱ
histórica. Šȱ•Šȱ–˜’ęŒŠŒ’à—ȱŽ•ȱœ’œŽ–ŠȱŽȱ’—Ž›ŠŒŒ’à—ȱŽ—ȱž—ŠȱŒ˜–ž—’ŠȱŽ•ȱ—˜›˜ŽœŽȱŠ›Ž—’—˜Ȅǯȱ—DZȱ
Revista Latinoamericana de Sociologíaǰȱœǯȱœǯǰȱ—ǚȱŘǯ
•
 ǰȱœ‘Ž›ȱ¢ȱŠ›•˜œȱ
ȱǻŗşŝŝǼȱȃ’œŽ–Šȱ™›˜žŒ’Ÿ˜ǰȱ’—œ’žŒ’˜—Žœȱ’—Ž›œ’Œ’Š•Žœȱ
¢ȱ˜›–ŠœȱŽȱŠ›’Œž•ŠŒ’à—ȱœ˜Œ’Š•ȱŽ—ȱž—ŠȱŒ˜–ž—’ŠȱŽ•ȱ—˜›˜ŽœŽȱŠ›Ž—’—˜Ȅǯȱ—DZȱ
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En torno a la memoria y el olvido.
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Sobre el diálogo entre perspectivas
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teóricas en los primeros años de la
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Salta: UNSa.
• 1 Ȭǰȱ•ŠžŽȱǻŘŖŗŗǼȱǻŗşśŞǼȱAntropología estructural. Barcelona: Paidós.
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José Miguel Naharro Boletín del Instituto Interdisciplinario de Tilcaraȱǻ¢ȬǼǰȱ™™ǯȱŗřȱŠȱśŜǯ
Docente e investigador en la Universidad •  ǰȱœŸŠ•˜ȱǯȱǻŗşŜŚǼ Música en la prehistoria. Salta: Museo de Ciencias Naturales e
Nacional de Salta –™ǯȱ˜˜™ǯȱ ›¤ęŒŠǯ
josenaharro@gmail.com _____________________ (1966) Papachacra. Un yacimiento arqueológico en Los Valles, Departamen-
to de Tilcara. Jujuy.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŜŞǼ Nacimientos y Alemanía (Dos litogramas en la Quebrada de las Con-
chas, Provincia de Salta). Salta: Dirección de Cultura de la Provincia de Salta.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŗǼ Paycuqui: Informe preliminar. Museo de Ciencias Naturales de
Salta, Departamento de Antropología, Sección Arqueología.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŚǼȱȃ•ȱ™Š™Ž•ȱŽȱž—ŠȱŽœŒžŽ•ŠȱŠ“Ž—ŠȱŽ—ȱ•Šȱ›Ž’à—ȱ™›ŽŒ˜›’••Ž›Š—ŠȱŽ•ȱ
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bamba, Bolivia.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝŜǼ El yacimiento arqueológico de Viñaco. Salta.
1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
PÁG.
IR AL ÍNDICE
ANTROPOLOGÍA DEL NOA
SALTA 2014
37
•  ǰȱœŸŠ•˜ȱǯȱ¢ȱžŠ›˜ȱǯȱ
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lle de Lerma.ȱŠ•ŠDZȱ’Œ’˜—Žœȱž•ž›Š•Žœǯ
CONFORMACIÓN Y • ǰȱ‘˜–ŠœȱǻŘŖŖŖǼ A Social History of Anthropology in the United States. London: Berg.
DESARROLLO DE LA •   ȱȱȱ  ǰȱ•Ž—ŠȱǻœȦǼȱȃ•›ŽȱŽ›Šž¡ȱ¢ȱ•Šȱ—’ŸŽ›œ’ŠȱŠ-
ANTROPOLOGÍA EN EL NOA. Œ’˜—Š•ȱ Žȱ žŒž–¤—Ȅǯȱ ˜Œž–Ž—˜ȱ ȱ Š•˜“Š˜ȱ Ž—ȱ •Šȱ ™¤’—Šȱ Ž•ȱ›Œ‘’Ÿ˜ȱ Žȱ •Šȱ ȱ ǽ‘Ĵ™DZȦȦ
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Objetos, problemas y espacios
•  Ȭ ǰȱ ž•’Š—ȱǻŗşŝŖǼ Spiritual Power in Central America. The Naguals of Chiapas. Illinois:
antropológicos en perspectiva Chicago University Press.
histórica. •  
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ciedad Argentina de Antropología  ǰȱ™™ǯȱŗŝȬŗŞǯ
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adentroǯȱŽŒ›ŽŠ›ÇŠȱŽȱžŒŠŒ’à—ȱŽȱ•Šȱ›˜Ÿ’—Œ’ŠȱŽȱžŽ—˜œȱ’›Žœǯ
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En torno a la memoria y el olvido.
žŒ˜ȱŽȱ•ŠȱŽ–˜Œ›ŠŒ’ŠȄǰȱ—DZȱHorizontes AntropológicosȱřȱǻŝǼǰȱ™™ǯȱŗŖȱŠȱŘřǯ
Sobre el diálogo entre perspectivas
•  ǰȱŠž•ȱǻŘŖŗřǼȱǻŘŖŖŖǼ La memoria, la historia, el olvido.ȱœǯȱœǯDZȱ˜—˜ȱŽȱž•ž›ŠȱŒ˜-
teóricas en los primeros años de la
nómica.
antropología salteña.
•   ǰȱ Ž˜›Žȱǯȱ ›ǯȱǻŗşŞŖǼ Anthropology at Chicago.ȱ‘’ŒŠ˜DZȱ‘Žȱ—’ŸŽ›œ’¢ȱ˜ȱ‘’ŒŠ˜ȱ
Press.
• ǰȱ Ž‘Š—ȱǯȱǻŗşśŚŠǼȱǻŗşřśǼȱ Une civilisation du miel: les indiens Guayakis du Paraguay.
Paris: Gallimard.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşśŚ‹Ǽ Dieux et parias des Andes. Les Ourous, ceux qui ne veulent pas être des
hommes. Š›’œDZȱ–’•ŽȱŠž•ǯ
José Miguel Naharro ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱ ǻŗşŞŗǼ El hombre y los Andes.ȱ œǯȱœǯDZȱ ’Œ’˜—Žœȱ ž•ž›Š•Žœȱ›Ž—’—Šœǰȱ
Docente e investigador en la Universidad ŽŒ›ŽŠ›ÇŠȱŽȱœŠ˜ȱŽȱž•ž›Šǰȱ’—’œŽ›’˜ȱŽȱž•ž›Šȱ¢ȱžŒŠŒ’à—ǯ
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mía y Zootecnia, Universidad Nacional de Tucumán.
ȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȏȱǻŗşŝř‹Ǽ Seminario sobre La explotación agrícola familiar en la Argentina.ȱŽœŽÛŠȱŽȱ
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Argentina.
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Investigaciones en Ciencias Sociales.
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1ºJORNADAS REGIONALES
3º INTERNAS DE
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Objetos, problemas y espacios
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antropológicos en perspectiva
histórica.

En torno a la memoria y el olvido.


Sobre el diálogo entre perspectivas
teóricas en los primeros años de la
antropología salteña.

José Miguel Naharro


Docente e investigador en la Universidad
Nacional de Salta
josenaharro@gmail.com
DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS ALUMNOS
ARTÍCULO 32°.- Son derechos de los alumnos:
a) Solicitar a la autoridad competente se tomen las medidas necesarias para mantener el nivel de
excelencia de la enseñanza teórico –práctica;
b) Recusar, con causa fundada, a los miembros del Tribunal Examinador. La mecánica de dicha
recusación será reglamentada por el Consejo Superior Provisorio;
c) Solicitar al Profesor de la cátedra la implantación de clases coloquiales, para el análisis crítico
y libre discusión de temas específicos de la asignatura;
d) Tener a su disposición en Bibliotecas, textos y publicaciones actualizadas, en cantidad
suficiente, para el correcto y eficiente estudio de las materias;
e) Exigir el estricto cumplimiento de los horarios de clases teóricas y prácticas establecidas por
las autoridades;
f) Exigir la no superposición de horarios de clases teóricas y prácticas correspondientes a las
materias incluidas en el mismo año de la carrera que cursa;
g) Solicitar a las cátedras se fijen días y horas de consulta, a fin de satisfacer dudas y problemas
que pudieran presentárseles;
h) Ser informados amplia y acabadamente sobre temas de su interés, en la distintas
Dependencias de la Universidad;
i) Ser tratados correcta y respetuosamente por las autoridades, docentes, no docentes y
estudiantes de la Universidad;
j) Requerir a las cátedras que se les dé vista de las evaluaciones escritas y recibir las
explicaciones de las causas de las correcciones;
k) Ser informado, previo a la iniciación del curso, de los reglamentos internos de la cátedra;
l) Tener oportunidad de recuperar los trabajos prácticos y parciales de conformidad a los
reglamentos internos de las cátedras, salvo aquellos que por su naturaleza no justifiquen
recuperación;
m) Contar con todos los elementos materiales y humanos que hagan óptimas las condiciones del
proceso enseñanza –aprendizaje y rendimiento académico.
ARTÍCULO 33°.- Son obligaciones de los alumnos:
a) Conocer el Estatuto de la Universidad y los reglamentos vigentes en la misma y en las
Facultades;
b) Cumplir con lo establecido en las normas legales citadas en el inc. a) y en las disposiciones
internas de las cátedras;
c) Observar en el ámbito de la Universidad una conducta digna;
d) Abstenerse de promover y/o participar en actos que atenten contra el patrimonio de la
Universidad;
e) Observar las indicaciones impartidas por los profesores y auxiliares de la docencia, dirigidas
a mantener el orden o evitar actos de indisciplina en las clases teóricas y prácticas, parciales y
exámenes finales;
f) Observar un trato correcto y respetuoso con las autoridades, docentes, no docentes y
estudiantes de la Universidad;
g) Observar estrictamente el cumplimiento de horarios de clases teóricas y prácticas, parciales y
exámenes finales, establecidos por las autoridades.
Extraído de Anexo I de la Resolución Nº 489/84 REGLAMENTO DE ALUMNOS

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